Está en la página 1de 14
DE LA LITERATURA ESPANOLA AL CUIDADO DE FRANCISCO RICO | HISTORIA Y CRITICA | | | | | | ALAN DEYERMOND EDAD MEDIA EDITORIAL CARITICA Grupo editorial Grijalbo BARCELONA Escaneado con CamScanner SamurL M. STERN MOAXAJAS Y JARCHAS La literatura 4rabe debe su poesia estrdfica a la Espafia musul. mana. Than descaminados los intentos de sefialar rasgos semejantes en los poemas del diwan de un poeta oriental como Ibn al-Mv’tazz; de hecho, no cabe ya duda alguna de que la glotia de haber inven. tado tal forma de poesfa corresponde a los poetas andalusfes, de acuetdo con la tradicién undnime de los autores 4rabes, tanto orien. tales como occidentales. Las fuentes mds dignas de crédito coinci- den en apuntar a los comienzos del siglo x como la €poca del pri. mer florecimiento de la moaxaja.1 [...] Sin embargo, ninguna espe- culacién sobre los origenes de la moaxaja puede pasar de mera hipé- tesis, ya que no conocemos poemas estréficos de quienes llevan la teputacién de ser los inventores del género: Muqaddam de Cabra, Tbn ‘Abd Rabbihi, Yasuf al-Ramadi. Por tal raz6n, nos resulta im- posible formarnos una idea de la verdadera naturaleza de esos pri- metros intentos (y muy probablemente siempre ser asf). Si las moa- xajas més antiguas posefan algunos tasgos caracteristicos que reve- Samuel M. Stern, «Les vers finaux en. espagnol dans les muwaSsahs his Pano+hébraiques: Une contribution a Phistoire du mutaséah et a Péude du views dialecte espagnol “‘mozarabe», Al-Andalus, XIII (1948), pp. 299-346; texto inglés en su libro péstumo Hispano-arabic stropbic poetry, ed, L. P. Har vey, Clarendon, Oxford, 1974 ¢ ‘én de Julio ‘odtfguer-Puértolas,) » PP. 123-160 (123-129), (Traduccién je Ptesente capitulo se han regularizado en Jas formas moataja y jarcha las diferentes : Ios is clon dan de 108 drabes muwaisahg y jaar nose, ie os autores Escaneado con CamScanner MOAXAJAS ¥ JARCHAS 59 opulares, la pérdida de los textos nos veda cual- osigenes PO cyndiatlos. , ind de estu i : : i ol ‘enemn0s, ef efecto, son moaxajas pertenecientes ‘a fo 10 Pe jor de su desarrollo. Las moaxajas que conserva- asimiladas la gasida clasica. Por lo que se refiere soe oP an nos dice Ibn Sanial-Mulk (y con el pleno apoyo 90 eid, $4 ‘la moaxaja puede tener como tema cualquiera de is cst shi'r (poesta ‘clésica): el amor, panegiricos, plantos 0S stiras a propdsito de temas indecentes 0 ascéticos». Tl moaxaja, incluso Ja de este petfodo tardfo, con- / asgo totalmente ajeno a la gasida, como vestigio de su gid 0 i Se trata de la estrofa final de la moaxaja, ‘una es- ph, tornada Yamada en drabe jarcha 0 markaz. hr ah exinclo bn San@al-Mulk: [1159-1211], poeta y autor de una tologia de moaxajas, traza en Ja introduccién a ésta un ars poe- iy del género. La docttina que expone en el parrafo dedicado a los aracteristicos de la jarcha esté totalmente de acuerdo con el ¢ noaio de los textos. Con las reglas sefialadas por Ibn Sanaal- Mulk y con semejante testimonio podemos resumir del siguiente odo las leyes que gobiernan la jarcha: La jatcha es el ‘iltimo de los gufls (versos que terminan con la sine rima) de la moaxaja; es una unidad aparte. Su_asunto depende” =~ ‘dl tema del poema: si se trata de un poema de amor, la jatcha com- padia su contenido a modo de expresién quintaesenciada de tal senti- niento, Si se trata de un panegitico, la jarcha elogia incisivamente a la petsona celebrada en el cuerpo del poema. Los versos de la jarcha se _ | pat por 5 genera en boca de un personaje que no es el poeta. En Tehwkn ° los casos reproduce palabras de mujeres (prefetentemente que se aie de mozos, de borrachos, incluso de palomas © deéticos: una re i ramas. A menudo aparecen objetos inanimados iba el poeta ciudad, la gloria, la guerra, etc. La estrofa con que Bresentar al Beas) precede inmediatamente a la jatcha sitve para Cuerpo del poem, A que habla en ésta, a modo de eslabén con el & esctiba en alos a poética de la moaxaja exige ademés que la jarcha 10 65, en la leon dialecto vernéculo, incluso en espafiol coloquial,,.. lengua cotidiana de los personajes que intervienen. ‘Todos 5 Btesis d es detalles pueden explicarse gracias a la hi ; igen popular de la moaxaja. Parece que en principio » — Escaneado con CamScanner a JARCHAS ¥ LERICA TRADICIONAy, de Ja jarcha se tomaban de Ja poesta a reunassncia de que por lo general sea una “muds menta Ja ausencia de su amante la que habla en pensar que tales poemas pueden muy bien h, de las cantigas d’amigo) y que formaban la base sobre la que se construfa la moaxaja. Las dos lenguas que se utilizaban en la jarcha notado, el drabe vulgar y el dialecto hispénico hal Os reste Jos mozérabes como pot la poblacién musulmana, Al at oe tamos con el testimonio explicito de los autores dtabes: tan, como La jarcha es el sltimo qufl de la moaxaja, Entre las seglas gobiernan figura la exigencia ... de que esté compuesta en lens comin y con exptesiones de tipo popular. Si se esctibe en lengua i sica, como las demés estrofas y gufls, la moaxaja ya no es tal avd verdadero sentido de Ja palabra, Solamente hay una excepcién: en ¢ caso de un panegirico en que se mencione el nombre de un peronge famoso, la jarcha puede estar escrita en lengua clésica ... En ocasiones Ja jarcha puede estar escrita en espafiol, pero hay que tener mucho ai- dado pata que también en espafiol la jarcha sea parlera, como la nafta y las pavesas y a la manera de los gitanos. Esas referencias de Ibn San@’al-Mulk estén confirmadas por Ibn Bassam, quien al hablar del inventor de la moaxaja dice que éte «tomé expresiones en verndculo o en espajiol, las Ilamé marke y construyé la moaxaja a partir de ellas». ‘ Entre las moaxajas que han Iegado hasta nosotros aparecet varias con jarchas en rabe vulgar, pero ninguna con jarcha en 1 mance Es fécil comprender el por qué de esta laguna en Ja tradi- cién que ha Iegado hasta nosotros: de los escasos textos que pose mos, la mayor parte se ha conservado en antologfas compiladas ee autores no andalusfes (como Ibn Sandal-Mulk y al-Maqgati), g5¢ bieton prestar escasa atencién a unos versos en espaiiol que ene _,Prendian. Sin embargo, la literatura hispano-hebrea nos pro! vials (‘textos que suplen, hasta cierto punto, la pérdida de los ma! bs ~ ftabes. Los poetas judios de Espafia, que segufan muy de bien PO? 2. moaxajas arabes con jarchas romances se descubriero® °°, psi afirmaci - CLas después de hacerse tal : : en 1949, 9 ® “io Gatcla Gémez, en 1952 Eracas al ropio Stern, Escaneado con CamScanner MOAXATAS Y JARC ELAS 61 jas de la literatura drabe de su época, introdujeron La s vole fiteratura hebrea. Conocemos varias moaxajas hebreas jp OS grandes poetas de la primera mitad del siglo xt, Ja [993-1056], batib (secretario) de los reyes Zi- Selom6 tha Gibirol [1020-h. 1057]. Pocas dudas a autenticidad de esos poemas, En los diwdns - casi todos los poetas menores del siguiente periodo » ‘Ezra y de Yehiidd Halevi) se hallan tam- i aie ales poctas se conservan cierto ntimeto de poe A de segunda fila, conocemos un grupo de moa- os afisdit los poemas anénimos del perfodo clé- os en la Genizd [o ‘cuarto trastero’ de la *, en El Cairo]. En cuanto a los grandes poe evivido de modo completo, se conservan foie ibn ‘Ezra [h. 1057-1139], cuarenta de V135...J, diez de Abraham ibn ‘Ezra coleecidn importante de moaxajas (contie- se) es la de la gran figura de la época crepuscular hebrea, Don Todrds Halevi Abiliifia [1247- de las cortes de Alfonso el Sabio y Sancho IV. on las reglas de la moaxaja drabe con 2 cuenta del pequefio niimero de textos dra- podemos aprovechar los poemas hispano- 0 que sabemos acerca de las leyes de la les mosxajes hispano-hebreas contienen jarchas _ sino también en romance, coincidiendo asf ios de los autores drabes: los poetas hebreos, axajas, sin duda no hacian sino imitar a sus perdidos. Todavia ms: es muy probable que algunas de espafiolas se tomasen directamente de poemas drabes. de imitar (mu‘Greda) las moaxajas de otro autor ¢s- -xtendida entre los poetas drabes. En tales casos se imita- ructura métrica y las rimas del poema tomado como mo- ube bea la es ‘lo, ¥ la mayoria de las veces la jarcha se copiaba lisa y Hanamente. [Site hicieron los poetas judlios, yun mémero considerable de SS Jurchas Srabes que utilizaron procede de la moaxaja que estaban ina: suponer, por tanto, que también algunas de sus Ries SPaiolas corresponden a esos modelos, si bien en asuntos So caben muchas precisiones. Escaneado con CamScanner 62 JARCHAS Y-LIRICA TRADICTIONAL Em11o Garcia GOMEZ DE LA JARCHA A LA MOAXAJA La moaxaja esta fundamentalmente hecha para encua 5 drat en ¢ be una jarcha romance. Todo en ella mira hacia su fp; head jarcha romance. La estructura que precede (de origen rabe of " tico: esto ha vuelto a ser problema y ahora no podemos entrat ello) viene obligada por Ja jarcha. Por consiguiente, el inventory la moaxaja era una especie de folklorista avant Ia lettre, un frabe que se enamoré de Ia cancioncilla romance —simple, fresca, espon. t4nea, generalmente puesta en labios de una mujer (una cancioncilla como tantas otras que él oyé de su madre espafiola o de su mujer espafiola)— y que la engasté como un rubj en una especie de sor- tija drabe, de modo parecido a como los compositores de canciones andalucistas actuales halagan el gusto del ptiblico, adoptando para estribillo de sus tonadas coplas populares que explican y enmarcan, Lo que dice el tinico preceptista de la moaxaja, Ibn Sani? al-Mulk, un egipcio del siglo x11 que nunca estuvo en Espaiia, no invalida, sino que refuerza, nuestras suposiciones. q Vedmoslo con un ejemplo. No podré ser antiguo, porque de Ia primera época no tenemos moaxajas. Voy a elegir una del siglo x compuesta por el Ciego de Tudela (t 1126). Pero podemos muy bien suponer que el mecanismo fue siempre andlogo. Transportémonds con la imaginacién dos siglos atras, [a la época de la invencién o¢ Ja moaxaja por un poeta natural de Ia ciudad de Cabral. 3 Al poeta le ha gustado una coplilla romance en Ja que oe queta doncellica mozérabe da celos a su amigo 0 habib y desea cer sobre ella su moaxaja. La copla dice asi: a = DF ae, MEW L-HABIB ENFERMO DE MEW "AMAR. oe einen éKE NO A D'ESTKR? ENON FES A MBE KE 8’ DE NO LEGAR? * iss a: -pibrcss sineetlio Garcia Gémez, Poesta ardbigoandaluza. Breve sintsi istrict, OF ‘aruk I de Estudios Islimicos, Madrid, 1952, pp. 43-49- seater a re: POS 1. WDamos la mosxaja y Ia jarcha segéin la verstén mds reciente" Escaneado con CamScanner DE LA JARCHA A LA Moaxaya 6 3 ta empieza por componer un c. A ” El poeta ¢ ip: pis i ees n alco drabe de la copla, que se adapta mas © TO Sar’, si:es que no la obligé con algunos retoques a esta adaptacién. El calco drabe de la copla sirve de preludio: Dam‘un safithun wa-dulii‘un hi maun wa-ndr, ma Htama’a ila WPamrin kubar, o sea, calcado a mi vez por mf del arabe: El alma me abrasa, mas me hace Uorar. iFuego, agua! Par de cosas es éste que es raro juntar. puesta por E. Garcfa Gémez [1965], pp. 103-107. Pero adviértase que fue Gta Ja’ primera moaxaja drabe con jarcha romance que Megé a publicarse y que el desciframiento y la interpretacién del texto no se han logrado de una vez ni quiz4 pueden darse por definitivos. «En 1949, Stern, al dar a conocer por vez primera esta jarcha a base de Ja Jectura del [tinico manuscrito enton- ces localizado], identificé: “‘meulhabib enfermo de meu... *... Pestar *... a nib ... de meu atar”. En 1952, Garcfa Gémez, al presentar su serie tabe, svanzé algo més en la interpretaci6n: “Meu I-habib enfermo de meu amar. “KE no Westar? *ZNon ves a mib ke s’a de no legar?”, que, en castellano moderno, daba ‘Mi amigo (esté) enfermo de amatme. *¢Cémo no ha de es- tatlo? *2No ves que a mf no se ha de allegar?? En 1953, Stern proponfa a su vez: “ Meu *Lhabib enfermo de meu amar *quen ad sanar *ven (0: venges) @ mib que sanad (?) meu legar”, con una versién al francés moderno: ‘Mon Trugst malade de mon amour! *Qui le guérira? *Viens chez moi, car cest non avec moi qui guétit!” En el mismo afio, Corominas avanzaba la si- Sige interpretacién del tercer estico: “non ves # mib keia de meu liéar?”, teleclongs = Wes que a mf se queja de mi unién?” (‘de mi unién o-de mis mines y vocalizaba: “my ‘Labibi . *aqué no destar? * zaba: “meu Labibi enfermo de meu ‘amar *equé n TNE A lb quexate de meu ligt?” Finalmente, en 1965, rein ee kP daw i ee «nw Lhabib ‘nfm dy mw ’m’r *k’ n d3t’r “nn ae reproduc : H , Vocalizaba integralmente [la jarcha en la forma ae sy (est4) enferme gee? 42 siguiente] versién al’ castellano maderno: ‘Nit ae 20 se he de geet, tmor. *eCémo no ha de esta(lo)? ¥zNo ves ae 8 i tot, J. M, Saleen? 2 2n08 tesumir asf las diversas opiniones de Tos est Ja jattha que, woos’, [1973], pp. 163-164, presenta a su vez una ler Fanar thenge vlads, dice: «iio al-babib enfermo de mio amar *ke no_sd anigo (exté) ssa mibi ke Sanad mio leéars; y en castellano moderno: ui Mi acercamients n° Ge amatme, *ZNo sanard? *Que se venga a mf que cu nto 8 (es decit: el acercarse o juntarse a mi).] Escaneado con CamScanner rival’). En 1959, Botello segufa esta interpretacién de Coro.” a 64 JARCHAS ¥ Lirica TRADICIONay Este alambicado concepto del fuego y of aaa, gy mente se juntan en el amante en forma de Iante y a Tile de Ja poesia arabe clésica. Lo mismo ocurte en Ig estroge Ja 2.%, donde el poeta Ilega incluso a hablar de |g Reh 2 nuevo el ritmo y las rimas agudas del frabe: : Devoto a esa Ka‘ba brillante he de ir, pues no puedo el grito de amor desoiy Si soy un esclavo, me debo tendir. iAqul estoy! Lo que hablen de ti no he oft. Permite que acuda piadoso a rezar en ese altar y como holocausto mi pecho a inmolar, Todo es drabe. Y otro tanto pasa en las estrofas 3.3 y 43, Petp en la 5.* viene Ia transicién (tambid): Que no podré, no, de su amor Prescindir, por més que en dafiarme no ceje y huir, por mds que me fuerce de pena a gemir, Y aun cuando coqueto persista en decir: (Y aquf viene la copla origen de todo:) NEW L-HABIB ENFERMO DE Mi AMIR, XE NO A v'eSriR? ENON FES A MIBE KE 8A DE NO LEGER? i a moaxaja €s el més estupendo caso de fusién de las his: aes ees. ae we Probablemente se conoce epsol? cia, lla, la . fia merece €D l calificativo de arbigg ante aoe Escaneado con CamScanner POETICA DE LA COPLA ~ rer HEN RECKERT POETICA Mf{NIMA DE LA COPLA Lo que de inmediato nos lama Ja atencién en estos poemas en miniatura —oscilan entre dos y seis versos, entre doce y treinta y dos sflabas— es precisamente su brevedad. [...] He aquf una jarcha con el maximo: treinta y dos sflabas. Fue transcrita a principios del siglo x1 por el més grande de los poetas hebreos medievales, Yehii- da Halevi, quien la puso en boca de una muchacha, simbolizada, a tg manera oriental, en una gacela: Vai-se meu corachén de mib: ya Rab, gsi se me tornarad? Tan mal me déled 1?/-habib; enfermo yed: gquénd’ sanarad? Una vez nos hemos abierto camino por entre la maleza de las palabras 4rabes, [no hay duda de que nos las habemos con un poe- ma cabal, con plena entidad poética]: la mejor indicacién de ello es que no cabe traducirlo, sino apenas parafrasearlo laboriosamente. El sujeto de los cinco verbos, asi como el Jeitmotif del poema, es cora- chén; pero en los dos primeros versos esta palabra representa el delicado eufemismo ‘amigo’ (como en gallego-portugués): habib. Sélo en los dos versos tiltimos, cuando el habib aparece como tal, el sen- tido de corachén se vuelve literal. [...] La forma —un esquema re- duplicado de afirmacién > pregunta/afirmacién > pregunta, donde la interrogacién surge en cada caso de la afirmacién previa— subraya ‘alternancia del paralelismo con causa y efecto en el significado: ae «Vai-se meu corachén de mib» (verso 1) explica el dolor ll corazén (3), el «quénd’ sanatad?» (4) no es sino otro modo de ‘cit «si se me tornarad?» (2). Este movimiento de ida y vuelta Satre la Iégica causal y la pura emocidn de las preguntas retéricas Stephen Reckert, Lyra minima: Structure and symbol in Iberian traditional swcepueints Colle, Londres], 1970, pp. 1-4. (Traduccién de Julio Rodri- Escaneado con CamScanner ~e TARCHAS YY LERICA TRADICION A, m4 . alelas refleja de manera bien eficaz los Sentimientgs de | pati de vn entre el azoro y el dolor. ; " MUcha, ‘En otra de las jarchas transcritas por Yehidii misma «gacela», pero con un cardcter mas decidide Taleyi, CVE, Aare pT NPAece Ig Garid vos, ai yermanelas, ecém’ contenirei meu male? Sin al-habib non vivre indvolarci demandare! Si de la jarcha anterior podfamos decir due tenfa un disefig vi gueante, de ésta dirfamos que tiene forma de Cundrado: trag ell a sus hermanas gacelas que le respondan, la que habla pasa 4 hacer Ja pregunta misma, a explicar lo que ésta significa y por tiltimo biéndola ya formulado con claridad, al modo socriitico, en mente— puede deducir Ia respuesta que buscab: momento. Semejante estructura ‘cuadrada’ aparecerd mds tarde en muchos poemas folkléricos de cuatro versos. En la otra punta del imperio &rabe (donde otra nueva literatura, en el alfabeto de los conquista- dores, ‘habfa comenzado a desarrollarse antes que en Occidente), también, los tedricos de la copla Iamada robd’i —que terminarla siendo una de las formas poéticas predominantes en Persia— soste- nfan que su secreto técnico radicaba en darle al tercer verso un gito conceptual que permitiese al cuarto cerrar el cuadrado, saliendo ast —tome de hecho sucedia— por Ia misma puerta que habfan en- trado, SU propia a desde el primer . aos oe 7 fs Sin embargo, el robd’j tradicionalmente considerado como dl a antiguo poema persa se comporta de distinto modo. Aqui, nos imp ta tanto temética como formalmente: Abuse kubi: dar dasht, cbe-gune davad-g} nadérad yar; bicyip che-gune boyad.4? > jerto Una gacela de la montafia: por ¢l des icémo corre! F No tiene amigo; sin su amigo, ecémo vivird? i6n wine Sharteta evoca el método mas caracterfstico de compari ‘equivalencia simbéligg la poesfa tradicional. Podemos Danner: oats > Tecurso que f ién simbélica’. jnos telmente, consiste en que emplea, ‘ecuaciés Jos. eéenai un paralelismo hipotictico de Escaneado con CamScanner POETICA DE LA COPLA 75 rado real de la comparacién; esta inseparabilidad del con- do simbélico y de la forma patalelistica nos lleva a reconocer atalelismo es en si mismo un recurso tanto comparativo como formal. De hecho, un estudioso ha podido tratarlo, sencillamente, como una forma de imagen comparativa, en la cual la yuxtaposicién de afirmaciones sintécticamente semejantes implica su semejanza o equivalencia en otros aspectos. La copla tipica —sea un robé@’i, una seguidilla andaluza o una qnadra portuguesa— es particularmente apropiada para hacer afirma- cones de dos versos, Jas cuales parecen inocentemente literales hasta que descubren su simbolismo gracias a los dos versos finales, que constituyen el término exacto de la ecuacién y explican el significado ‘seal’ del significado simbélico. Eso es lo que més 0 menos ocurre en el robé’i citado, salvo en la asimetria ingeniosamente creada en ed tercer verso por el patético aparte «no tiene amigo». Sin embargo, una vez que un simbolo se ha hecho suficientemente conocido —como es el caso de Ja gacela para todo aquel familiarizado con la tradicién poética del Islam—, es posible dar un paso més allé de la ecuacién ‘simbélica normal, omitir totalmente, por economfa, el término apro- piado y utilizar sélo el sfmbolo. En efecto, la que se maneja en nues- , tto rob@’i es esa técnica de la «sustitucién simple», cuya compren- sién depende de un conocimiento previo del simbolo en cuestién. Tanto el desierto como la loca carrera de Ja gacela (al igual que el movimiento de ida y vuelta o el vuelo para buscar al amante, en las jarchas) reflejan la angustia de la muchacha ante la pérdida de su amigo; pero como simbolo y realidad se han fundido por completo, Ros sentimos conmovidos por la queja de la joven, sin por ello olvi- datos de nuestra primera y vivida visién mental de una gacela real coun desierto real. que el P Escaneado con CamScanner os 76 JARCHAS Y LERICA TRADICIONAL / ; Evcen1o ASENSIO FOLKLORE Y PARALELISMO EN LA CANTIGA DE AMIGO Ire, ma fontens fria, 2 augus volvian: os amores ¢3; terdei, me dre, na fris fontana: cervos do m i Mentir, mis filbs, mentir por amigo; nunce vi cervo que volveis’o rio: 0s amores ei; mentir, mis filbs, mentir por amado; nunce vi cervo que volvess‘o alto: os amores ci. [...] En el poema de Meogo el didlogo de madre ¢ hija estd formado Por tres elementos: 2) madre que pregunta el motivo de la tardanza de su hija en la fuente; 5) hija que alega una excusa ambigua con un sentido literal y otro simbélico; ¢) Le “i made, ane no ta la seméntica literal y pone al desn referente del objeto Simbilico, Este disedio ha sido seguido con fidelidad en una serie de canciones recogidas en el siglo pasado por folkloristas franceses, en las cuales unas veces aparece el erdtico ruisefior, otras, con prosaica rials, pa ex una masa vatacin caprichoua de . ; i 16 A. F. G. Bell, quien de ella Meogo. De su importancia se perc! ridad en el cancionero peninsular de la Edad ‘i io, Poétics y real . Medi Gedo, Madtid, 1970, pp. 49, 515% 78, 50. Escaneado con CamScanner FOLKLORE Y¥ PARALELISMO 77 fedujo que su autor «era un judfo o, al menos, estaba familiarizado _ n el lenguaje © imaginerfa oriental del Antiguo Testamento» y gelacioné con su condicién de monje, denunciada por el apellido feogo. Livianas bases para tan pesado edificio. El ciervo, simbolo ico, pettenece a la més tipica herencia del paganismo hispAnico. “obispo de Barcelona, Paciano, a fines del siglo 1v menciona la stumbre de «cervulum facere» «hacer el ciervito»; segtin San Je- ynimo, Paciano habfa escrito un libro entero, Cervus, deplorando la umbre de tevestirse de pieles de ciervo para entregarse a practicas jnmorales. El antiguo homiliatio hispénico (British Museum, ma- ‘nuscrito Add. 30845) en el sermo in caput anni censura turpissimam ‘consuetudinem de anniculam vel cervulum exercere y pregunta te- téricamente: «Quis enim sapiens credere poterit inveniri aliquos sa- ‘pientes qui cervulum facientes in ferarum se velint habitus commu- tari? Alii vestientur pellibus pecudum, alii adsumunt capita vestia- rum ...» [«eQué persona inteligente podré creer que se encuentren algunos hombres cuerdos que, haciendo el ciervito, quieran cambiar su aspecto por el de fieras? Unos se visten con pellejos de oveja, otros se ponen cabezas de bestia ...»]. Tentador es el relacionarlo con el ciervo que, figurando al amigo, aparece en Jos versos hebreos que preceden a una jarcha mozdrabe: «Cuando el ciervo ha venido a llamar a su puerta, ella, desde el cuarto, alza la voz y dice a su madre: ‘Que faray mama/meu lhabib est ad yana’». Las cantigas de Meogo revelan, a mi ver, un proceso por el que "Seguramente pasaron otros motivos: fases y estados intermedios de un relato poético en via de asimilacién a la cantiga de amigo. [...] La poesfa de cufio popular maneja pteferentemente formas de pa- talelismo abierto. El micleo simplicfsimo o estrofa de cabeza engen- dra nuevas estrofas empalmadas mediante la anéfora de Ja frase inicial y caracterizadas por la reiteracién de los gitos emocionalmente cat- gados. La repeticién pura y simple no satisface a una estética cada ‘vez més refinada. La eficacia del poema aumenta cuando la repeti- cién sitve de marco a la variacién o cuando al lado del concepto “positive se coloca, a modo de claroscuro, el concepto negativo, o “cuando, manteniendo idéntica la frase, se altera el orden y el rit- mo. [...J - Ordinariamente el distico de base remata en palabras castizas, ‘tituales, que traen de Ja mano Ja rima alternamente. [...] El segun- ‘do distico reproduce el primero, sin més modificacién que el relevo Escaneado con CamScanner 738 JARCHAS y LfRica TRADICIONAL > ] de la palabra rimante por un sinéni imo consag: Je amigo / amado. En las canciones de aire feo / levado, nancias alternantes io-ao, condicionadas por los finales fay las asp. go / amado, rio / alto, navio / barco, pino / ramo, Si di amg. las asonancias ia-aa, acarreadas por los remates amiga 7 am Me pa da / loucana, fremosinha / ben talbada, Las Patejas ‘sinonin ol pando su sitio estratégico al cabo de | veas Oct and los versos desempefian dob. misién: Ja de facilitar la alternancia y la de recordarnos que wos hallamos en los dominios de la cantiga de amigo, dentro de un cetco poético convencional. (No de otro modo que el ay prolongado y vor cablos como serrana, quereres, gitano nos sittan en la cancién anda. luza.) El colorido se convierte en patina cuando las palabras rimantes conservan una fonética arcaica ya superada por la evolucién de la lengua: lougana, vado, fontana, pino, salido. Marerr Frenx ALATORRE IMAGEN Y ESTILO EN EL VILLANCICO 0 Salvo pocas excepciones, las jarchas se_mueven ao soe recinto, el recinto de los sentimientos —de ciertos ena esi Ja mujer. Todo ocurre dentro de ella; no hay, casi, si scion oy Ni una alusidn a la naturaleza, que en las cantigas ape villancicos amorosos es presencia constante; fampone oe siete estrictamente urbano» que vela Spitzer [1955]: 12 Sangible & la tan poco como el campo. Lo, unico werdadese we Sabla 7 ja mayoria de las jarchas son los sentimientos_<: 1 Mel objet? de presencia muda de sus interlocutores; sobre sof S to oucle ejasse su. preocupacién: el armed cuya actitud y conducts St. ae “en j monologo.. es age oe abstraido del mundo exterior os nt, es sona —apatecen en seis textos— estén como fue igo) * iriea pispanica amie Margit Frenk Alatorre, Entre folklore y literatura (lirica bisps El.Colegio de ‘México, México, 1971, pp. 55-63. 4 Escaneado con CamScanner

También podría gustarte