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340 DocumentosGenaroTomo2 Web
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Tomo II
Santo Domingo, D. N.
2018
Cuidado de edición: Genaro Rodríguez Morel
Diagramación: Yahaira Fernández Vásquez
Índices onómastico, temático y geográfico: Genaro Rodríguez Morel
Diseño de cubierta: Engely Fuma Santana
Motivo de cubierta: Modelo a escala 1:20 correspondiente al galeón Nuestra Señora de Guadalupe,
realizado sobre la base de los datos recopilados durante la campaña de 1994, para su exhibición en
la exposición Huracán 1724. Pedro Borrell, Eugenio Pérez Montás y Cruz Apestegui, La Aventura del
Guadalupe. Santo Domingo, 1997, p. 131.
De esta edición
© Archivo General de la Nación (vol. CCCXL)
ISBN: 978-9945-9131-6-3
Impresión: Editora Búho, S. R. L.
El Rey
Por la espalda de dicha cédula hay 6 señales de los ministros del Consejo.
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Genaro Rodríguez Morel
(fol.230) El Rey
Por parte de Andrés Acevedo, boticario, estante en esta tierra, me ha sido hecha
relación que él no está examinado en el dicho oficio, y que por no dejar a su mujer
e hijos solos y desamparados en esa tierra y por otros justos impedimentos que tenía,
no se podía venir (a) examinar a estos reinos y me fue suplicado vos mandase
que hiciese que un doctor en medicina y un boticario le examinasen. Y hallándole
hábil y suficiente le debiera de dar el título para que libremente pudiera usar del
dicho oficio o como la mi merced fuere. Y yo, acatando lo susodicho, él lo haya
habido por bien. Por ende, yo vos mando que lo veáis y proveáis que el dicho Andrés
de Acevedo sea examinado en el dicho oficio de boticario por personas las cuales
convengan para ello. Y siendo examinado y hallándole hábil y suficiente déis orden
que se le deje y consienta usar el dicho oficio sin que en ello se le ponga impedi-
mento alguno.
Fecha en Madrid, a los treinta y un día del mes de agosto del año mil quinientos
sesenta y uno. Yo, el Rey.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
(fol.231) El Rey
Por parte del consejo, justicia y regimiento de esa dicha ciudad me ha sido hecha
relación que una de las mayores faltas y necesidades que en la dicha ciudad hay es no
tener agua, porque no tiene más de solamente una fuente pequeña que está fuera de
la población de ella. Que se ha platicado muchas veces entre ellos que se traiga el agua
de un río que está cuatro leguas de esa ciudad, que se dice Haina, porque aunque se
trajera con alguna costa será mayor la que tenían en proveerse de ella. Y que habiendo
mandado el Emperador, mi Señor, de gloriosa memoria, por una su cédula se hechase
un maravedí de en cada arrelde de vaca que en la dicha ciudad se vendiese y se distribu-
ye y se gasta en traer a ella la dicha agua se había hecho, a cuya causa se había dejado de
traer la dicha agua, y que ahora que la dicha cerca estaba en buenos términos sería bien
que lo que procediera de la dicha sisa, derramadas y sobras que de ella hubiese y otros
propios de esa dicha ciudad se gastase y distribuyese en traer el dicho río a ella o parte
de él, pues haciéndose así entre otros muchos beneficios se seguiría uno importante a
los vecinos de esa tierra, que era que en el camino por donde la dicha agua viniese se po-
drían hacer muchas huertas y molinos y otras granjerías de que al presente hacía falta.
Y me fue suplicado que pues tan notoriamente se conocía el provecho que de
hacerse se seguía lo mandase proveer o como la mi merced fuese. Lo cual, visto por
los del nuestro Consejo de las Indias fue acordado que debía mandar esta mi cédula
para vos. Y yo tomarlo por bien, porque vos mando que luego que esta veáis os
informéis y sepáis si el convenio será útil y provechoso para los vecinos y moradores
de esa dicha ciudad que se traiga a ella el agua de dicho río o si de traerse se seguiría
algún inconveniente o daño.
Y hallando que conviene y es necesario que la dicha agua se traiga, deis orden en
hacerla traer y proveáis que se gaste y se distribuya en la obra y edificio de ello lo que
hubiere sobrado de la dicha derrama y hasta aquí ha habido y que para adelante se
prosiga y heche la dicha derrama en la dicha carne como antes se hacía hasta tanto que
la dicha obra se acabe de hacer y como lo que ello se hubiere se gaste y distribuya en lo
susodicho y no en otra cosa alguna, y de cómo así se hiciere y cumpliere daréis aviso.
Fecha en Madrid, a los treinta día del mes de agosto del año mil quinientos
sesenta y uno. Yo, el Rey.
Refrendada de Eraso y señalada de los dichos. Eraso y licenciado Castro,
licenciado Jarava, Valderrama y Zapata.
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Genaro Rodríguez Morel
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(fol.242v.) El Rey
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El Rey
Original.
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(fol.260) El Rey
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(fol.272) El Rey
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(fol.280) El Rey
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A continuación una lista de precios de los productos de la tierra y lo que solían valer.
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El almirante don Luis Colón, CCCDXXVI mil de su salario y D ducados que aho-
ra nuevamente su majestad le hizo merced de ayuda de costa en cada un año por
una real cédula fecha en Medina del Campo a ocho días de agosto de 1532 años que
se monta CLXXXVII mil D maravedís. 563.000.
El veedor Gaspar de Astudillo, cien mil maravedís, los setenta mil por veedor de
fundiciones y los treinta mil por veedor de la Audiencia..................100.000.
A Juan de Vallejo, guarda, que tiene cargo de contador de las mercaderías que
entran en la contratación, quince pesos de oro que son…...............6.650.
Antonio Ponce, guarda de río, veinte pesos de oro que son nueve mil maravedís
en cada año….......................................................................................9.000.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
A Pedro Hernández, guarda del río de esta ciudad, veinte pesos de oro que son
…...............................................................................9.000.
A García Hernández, vaquero que tiene a cargo los hatos de vacas que su majestad
tiene en los términos del Zoco XLV pesos de oro cada año que son
...................................................................................20.250
A Diego de Torres, vaquero de las dichas vacas del Zoco, 300 pesos de oro en
cada un año que montan ..............................................3500 pesos.
(fol.1v.) Lo que se paga sin labranza del contador por cédula de su majestad
cada año es lo siguiente:
Diego Caballero
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(fol.361) El Rey
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(fol.364) El Rey
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(fol.368v.) El Rey
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(fol.373) El Rey
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(fol.373v.) El Rey
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(fol.379v.) El Rey
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(fol.380v.) El Rey
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Refrendada de Eraso.
Dr. Vázquez,
Licenciado Valderrama,
Dr. Molina,
Licenciado Salado,
Dr. Aguilera.
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(fol.33) El Rey
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(fol.48v.) El Rey
A nos se ha hecho relación que en esa ciudad y tierra hay falta de doctrina y de
quien enseñe gramática y que tenemos en esa ciudad un colegio que está en muy
buen sitio, el cual tiene de renta hasta mil quinientos pesos de la moneda que en esa
tierra corre, el cual convenía que se diese a los de la compañía de Jesús para que
enseñasen gramática y doctrina, de que se seguirá gran fruto. Y porque yo quiero
ser informado qué colegio es el susodicho y quien reside en él y le administra y qué
renta tiene y será cosa conveniente que se de a los de la compañía de Jesús o que
se de en ello a otra Orden, vos mando que nos enviéis relación larga y particular de
todo el conjuntamente con vuestro parecer de lo que en ello de debe hacer para
que visto se provea lo que más convenga.
Fecha en Madrid, a los XVII días del mes de noviembre del año mil quinientos
sesenta y siete. Yo, el Rey.
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(fol.110) El Rey
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Serenísimo muy alto y muy poderoso Rey de Portugal, nuestro muy charo (sic)
y muy caro y muy amado sobrino. Sabed que enviando a estos reinos preso el
nuestro presidente y oidores de la Audiencia Real de la isla Española que es en
las nuestras Indias del mar océano al capitán Rodrigo Troche para que sirviese en
nuestras galeras cierto tiempo por un delito que avía cometido llegando a las Islas
de los Azores procuro de salirse del navío en que venia y se huyó en un barco y se
fue a tierra y no pudo ser habido para traerle como convenía y porque a nuestro
servicio y ejecución de nuestra justicia conviene que sea preso salvo a don Hernan-
do Carrillo nuestro Embajador que de nuestra parte os hable para que mandéis
dar vuestras provisiones y despachos necesarios para que el dicho capitán Rodrigo
Troche sea preso en las dichas Islas de las Azores o en otras cualquiera parte de
esos reinos donde estuviere y traído a la cárcel general de esta Corte o a la de la
casa de la contratación de la ciudad de Sevilla a buen recaudo para que de allí se
haga del lo que por nos fuere ordenado y mandado como más en particular de
nuestra parte os dirá el dicho Embajador.
Mucho os ruego y encargo que dándose entera fe y creencia a lo que sobre ello
de nuestra parte os diere lo mandéis así probéis y dar el despacho necesario.
Serenísimo muy alto y muy poderoso Rey de Portugal, nuestro muy charo (sic) y
muy amado sobrino, nuestro señor sea en nuestra continua guarda.
Del bosque de Segovia a diez y nueve de junio de mil quinientos y sesenta y
nueve años. Vuestro tío de Vuestra Alteza. Yo el Rey.
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(fol.136v.) El Rey
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(fol.155) El Rey
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(fol.156) El Rey
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El Rey
Don Juan de Borja del nuestro Consejo y nuestro Embajador en Portugal. Sabed
que el nuestro Fiscal de la Audiencia Real de la isla Española envía a ese reino a la
ciudad de Lisboa y a las islas de Cabo Verde a hacer ciertas probanzas sobre unos
esclavos negros que las dichas islas de Cabo Verde y de ese reino dizque se han
llevado a aquellas partes sin registrar como más largamente lo escribiría el licenciado
Gamboa nuestro Fiscal en el nuestro Consejo Real de las Indias. Yo vos encargo y
mando que luego que esta recibáis entendáis en que las dichas probanzas se hagan
por la orden que el dicho nuestro Fiscal os escribiere haciendo en ellas las diligen-
cias que convengan como es cosa que toca a nuestro servicio que para este efecto
envía el (fol.63v.) dicho licenciado Gamboa una persona particular que os solicite
sobre ello.
Fecha en el Carpio a veinte y seis de mayo de mil quinientos setenta años.
Yo, el Rey.
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(fol.166v.) El Rey
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(fol.177) El Rey
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(fol.177v.) El Rey
Otra con el mismo fin lugar y fecha a los oficiales Reales de la isla Española para
que de las penas de estrados o de cámara y no habiendo aquí de la Real Hacienda
se den los 2,000 pesos. Para el reparo de las Casas Reales.
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(fol.229) El Rey
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(fol.230) El Rey
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(fol.243v.) El Rey
Por parte del arzobispo, Deán y cabildo de la iglesia catedral de esa (fol.244)
ciudad nos a sido hecha relación que en la fortaleza de esa dicha ciudad estaban
ciertas piezas de bronce pequeñas y quebradas y por no poder seguir se las man-
damos prestar para ellas hacer una campana para la dicha iglesia y a causa de su
pobreza y necesidad no había pagado el valor de las dichas piezas, y los nuestros
oficiales de nuestra Real Hacienda que ahí residen se lo han pedido y piden con
mucha instancia, suplicándonos atento a la pobreza que como dicho es la dicha
iglesia tenía le demandamos hacer merced y limosna de ellos o como la nuestra
merced fuese.
Y visto por los del nuestro Consejo de las Indias porque yo quiero ser informado
de lo que en esta pasa y de cantidad que era el dicho bronce y el valor de ello y de
la necesidad y pobreza que la dicha Iglesia y fábrica de ella ha tenido y tiene, vos
mando que luego que esta nuestra cédula recibáis enviéis ante nos al dicho nuestro
Consejo relación de ello para que vista se provea a lo que más convenga y en el entre
tanto por la presente mandamos a los dichos nuestros Oficiales de esa dicha isla que
no molesten ni hagan vejación alguna a la dicha iglesia por valor del dicho bronce.
Fecha en San Lorenzo el Real, a cuatro de noviembre de mil y quinientos y
setenta y dos años. El Rey.
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El Rey
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(fol.289v.) El Rey
Por parte del cabildo, justicia y regimiento de esa ciudad se han hecho regoci-
jos. Los alcaldes y religiosos de ella han tenido costumbre de ir a las casas donde se
hace cabildo como a casas del dicho regimiento a ver desde ellas los dichos regocijos
y siempre han tenido cuenta de ir a ofreceros lugar de donde en las dichas casas
(fol.290) los pudieses ver haciéndonos aderezar aparte las ventanas necesarias que
dicen que hay muy grandes en una sala de las dichas casas, dejando lugar en las
dichas ventanas adonde también estaban aparte los dichos alcaldes y regidores que
iban a ver los dichos regocijos.
Y que ahora de dos años a esta parte habéis mandado que los dicho alcaldes y
regidores no vayan a las dichas ventanas a ver los dichos regocijos, en lo cual se les
hacía notorio agravio, especialmente por haber en las dichas cuatro ventanas lugar
donde puedan estar, estando vosotros aparte, y nos fue suplicado atento a ello y a
que si pasase adelante sería causa para que no se hiciesen regocijos, os mandásemos
que libremente dejase de estar en dichas ventanas por su parte a los dichos alcaldes
y regidores que fuesen a ver desde ellas los dichos regocijos como se había acostum-
brado o como la nuestra merced fuese.
Y visto por los del nuestro Consejo de las Indias, porque yo quiero ser informado
de lo que en lo susodicho ha pasado y pasa y qué calidad de casas son las del dicho
cabildo y qué aposentos y ventanas tienen que salen a la calle y qué tan grande
cada ventana y qué costumbre ha habido en el estar en ellas esa Audiencia y el
dicho cabildo a ver los dichos regocijos y si de haberse guardado se ha seguido al-
gún inconveniente o qué causa ha habido para hacer novedad en ello y si conviene
mandar que se guarde la dicha costumbre o qué orden se podrá dar de manera que
el dicho cabildo no recibiese agravio. Vos mandamos que luego que esta recibáis
enviéis ante nos al dicho (fol.290v.) nuestro Consejo relación particular del susodi-
cho juramento con vuestro parecer de lo que convendrá proveerse para que, visto,
se provea lo que convenga. Fecha en El Pardo, a XIX de enero de mil y quinientos
y setenta y cuatro años. El Rey.
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(fol.358) El Rey
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Ahora en este punto, lunes 8 de mayo a las 9 horas de la mañana acabo de recibir
con un navío que viene de La Margarita, la carta que va con ésta.
Vino este navío cargado de alguna sal que salió haciendo, sin traer perlas nin-
gunas por que no hubo lugar de tomarlas, aunque aguardaban aquí en el mar, más
de veinte mil ducados de ellas y fue porque hubo aviso de seis navíos franceses que
estaban ya en la isla y los indios de la isla vecina, que fueron los primeros que lo
descubrieron, fueron por sus naos y dicen que vieron que una de ellas era una nao
grande como de ocho hombres presos en cadenas y que la nao parecía la habían
robado y que me parecía que los presos y estos dieron el primer aviso y dice el piloto
que decían los indios que venían de camino de estas costas para aguardar la flota
que esta mañana ha salido a la barrera del puerto de esta ciudad y hará una hora
que van ya a la vela para España, doce navíos cargados con el navío de aviso que lleva
el presente del Rey de la China y luego que les dio un viento en popa que van por
La Habana como Vuestra Majestad lo tiene mandado y para que se pasen de aquí y
fuesen para La Habana se ha pasado hondo trabajo y el licenciado de las Cabezas
ha tenido cuidado para su salida. Vuestra majestad se ha servido de ver el peligro
que estas partes tienen, sus galeras guarde nuestro señor la católica y real persona
de vuestra majestad por largo tiempo de Santo Domingo de la Española, 8 de mayo
de 1581 años.
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(fol.149v.) El Rey
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Don Phelippe
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Ya sabéis como en las nuevas leyes que el Emperador y rey mi señor que está en
gloria mando hacer para el buen gobierno de las Indias. Hay una en que se orde-
na que porque muchas veces acaecía que personas residentes en las dichas Indias
venían a pedir gratificaciones de sus servicios, y por no tener la información de
sus calidades, méritos ni de las cosas que pedían no se podía proveer con la satis-
facción que convenía a las tales personas que manifiestan allá, en la Audiencia sus
pretensiones para que la dicha Audiencia se informase así de las localidades de las
personas como de las cosas que pedían. Y esa dicha información la enviasen cerra-
da y sellada, con su parecer a mi Real Audiencia de las Indias para que con ésta se
pudiese mejor proveer lo que conviniese y asímismo habréis entendido, por haber
después ocurrido, como muchas personas al suplicar se les quisiese dar merced y
gratificación, sin traer las informaciones y parecer conforme a lo convenido en la
dicha ley, ni como convenía a fin de excusas.
Los fraudes y daños que se podían seguir de no hacerse con el recato y ser
esto necesario por cédula fechada en veintitrés de enero del año pasado de mil
quinientos cincuenta ocho, por orden que luego que algunas personas pidiesen
que informasen después de sus servicios y calidad y de las cosas que quisiesen
pedir recibiesen de este oficio información secreta y queja, diesen de esa al pie
de ella vuestro parecer determinada y claramente de la merced que merecía y
cerrada y sellada la dicha información y parecer sin entregar a la persona no que
viese ni entendiese lo que contenía la enviase este oficio por dos vías al dicho mi
Consejo y que si damos de la dicha información del oficio, quisiesen las partes
hacer otros, los recibiese y sin dar parecer en ellas se las entregasen para que
usasen de ellas como les pareciese y como habiéndose visto en dicho mi consejo
algunas de las dichas informaciones y por ellos vi por los pareceres no consta-
sen ni viniesen averiguaciones de los méritos o desméritos de las personas, cuyas
consideraciones eran para poder hacer con más justificación la dicha gratifica-
ción y para proveerse lo que conviniese, será necesario saber y entender lo muy
particularmente.
Sobre lo dicho por otra cédula mía fechada en siete de agosto del mes pasado de
mil quinientos setenta y seis, que os envíe mandar de allí en adelante cuando hubiese
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que hacer o recibir las dichas informaciones se pusiese muy gran cuidado y diligencia
en averiguar y saber la verdad de los méritos y desméritos de los pretensores.
Proveyendo los testigos que declarasen en las dichas informaciones los exami-
nase por su persona uno de los Oidores de la Audiencia que nombrase el mismo
presidente de ella y que no consintiese ni diese lugar a nuestro Consejo que el es-
cribano, ante quien hubiesen pasado cualesquiera de las dichas informaciones de
cómo se hubiesen examinado los testigos personalmente con el dicho oidor y que
al parecer que en cada uno no viniese escrito detrás, por uno de vosotros, los dichos
Oidores, para que el escribano ni otra persona pudiesen entender el parecer que
dabais y que en él se refiriesen los que en la dicha información se aprobaban y los
que estuviesen desentendidos y que hubiesen dicho y si habían de servido en algu-
na cosa que sería bien hacer con ellos, todo con el mismo secreto que de antes los
habían encomendado.
Y por haberse después entendido que el oidor a quien se encargaba en saber
las dichas informaciones algunas veces la sometía a el señor otras que el le apre-
cia y que sabiéndolo la parte, presentaba los testigos que quería y resultaba que
muchas personas sin tener los méritos y calidades que se requieren haciendo las
dichas informaciones con testigos que tenían prevenidos y de aquí otros muchos
inconvenientes por otra cédula mia fechada en diez de noviembre del año así mis-
mo pasado de mil quinientos sesenta y ocho. Os volví de nuevo a mandar que de
allí en adelante de ese desorden como así en las de oficio, como de pedimiento
de parte, se guarde la que faltaba dada y que el oidor a quienes cometiesen en las
dichas informaciones asistiese al examen de los testigos personalmente sin que lo
comentara a persona alguna y con el recato y secreto que conviene y que porque
había entendido que algunas personas de oficios bajos y otros que habían servido
poco tiempo pretendían hacer las dichas informaciones estuviesen de esas adver-
tidos y que solo se había de recibir de aquellas de quien hubiese probabilidad,
generalmente de tener méritos, calidad y servicios para merecer que les pusiese
merced y como quiera que con la orden en esto dada esté bastante proveído lo
que conviene considerando que sólo puede estar en la falta de su cumplimiento
de servicio de remisión en su fiel y puntual ejecución, que por ser las dichas infor-
maciones el medio que justifica cada gratificación de los servicios por alguna vía
o negociación, los beneméritos fuesen defraudados. De ella se les haría agravio
y demás del daño y escrúpulo de la conciencia del fuese culpado en ello, le des a
entender el castigo que merecía. Me ha parecido volveros a mandar y apretada-
mente a encargar, como de nuevo, mucho encargó y mandó, que en todo caso,
las dichas informaciones se hagan de aquí adelante con el rigor que conviene,
guardándose precisa y puntualmente en las dichas cédulas. Sobre ello, dadas y
que en su cumplimiento, el oidor, a quien se cometiere examine por su persona
los testigos que sean presentados inteligentes, desde lo que se le a de preguntar
y honrados y acreditados en la república y temerosos de sus consecuencias y de
quien se sepa y entienda que por ningún respeto dejara de decir verdad y que se le
tomo juramento de guardarse entero y que el dicho oidor no lo pueda encomendar
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a el escribano de cámara no a otra ninguna persona, sino que los haya de hacer
por los suyos ordenando que para ello se cite a mi Fiscal, el cual firme también con
nosotros el parecer secreto que diere de que conforme a lo proveído a de venir
de uno de vosotros los dichos Oidores, con el día, mes y año advirtiendo que en
ninguna manera no haya desoído en cumplimiento, de lo que así mismo esta orde-
nado acerca de que las partes de la en ella lo que pretenden suplicarme en que le
hagan merced, lo cual no se ha guardado como debiera, ni que las dichas informa-
ciones ni los duplicados de ellas no se den a las partes y de ninguna manera se les
diga lo que contienen, con lo cual se termina la misma cuenta para que no cause
inconvenientes y cerca de los que pidiere y de las calidades de las personas diréis
distintamente lo que os ocurrieren con sumo secreto sin que haya examen de los
testigos no otra ninguna cosa venga a noticia de las partes y así mismo habiereis
a los gobernadores y otras justicias de ese distrito que no reciban información de
méritos, sino que la permita y daréis a entender a los pretensores que no habien-
do sus informaciones en esta forma no se recibirán ni admitirán en el dicho mi
consejo. Y para que todos lo entiendan, ordenaréis que esta mi cédula se pregone
públicamente y que de haberse hecho se envíe testimonio al dicho mi consejo.
Fecha en Santo Domingo, a veintiocho de septiembre de mil quinientos ochenta
y siete. Yo el Rey.
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y manda esta para que no le den para este efecto y así mismo advertiréis mucho al
cumplimiento de la cédula mía arriba referida y que con esta se os envía sobre la
forma que se ha de tener al recibir las dichas informaciones, pues veis lo mucho
que en esto va habiéndose de hacer conforme a la que de ella constare la dicha
gratificación y demás oficios y entretenimientos temporales habéis de cumplir pre-
cisamente lo que se contiene en otra cédula mía que así mismo va con esta sobre
que los hayáis de ocupar, proveer y acomodar allá, con que no tendrán a que venir
ni ocasión de inquietarse para que hubiese en ese distrito y de las Universidades
y donde hubieren estudiado y de las demás beneméritas para oficios y temporales
con particulares relación de les estudios y suficiencia de los letrados y de las partes
edad, virtud y de la calidad y servicios de los uno y de los otros y de sus pasados
para que conforme a sus méritos los honre, premie y haga merced.
Fecha en San Lorenzo a veinte y dos de junio de mil y quinientos y ochenta y
ocho años.
Juan de Ibarra.
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(fol.249v.) El Rey
Por mandado del Rey nuestro señor. Joan de Ibarra, señalado del Consejo.
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Señor
Por una Provisión del Real Consejo de las Indias de diez de octubre de este año
nos mando vuestra majestad decir que por parte del cabildo y regimiento de la
ciudad de Santo Domingo de la isla Española y por parte de Diego Pérez de Porras
y Joan Enríquez vecino de esta ciudad, contratadores de la dicha isla se ha hecho
relación convendría que los frutos que en ella se crían se trajesen con brevedad a
estos reinos, porque de la dilación resulta corromperse por ser tan cálida la tierra de
que reciben gran daño los vecinos y las reales rentas y derechos de vuestra majes-
tad. Y atento a esto suplican a vuestra majestad se les de licencia para que cada año
pudiesen ir a la dicha isla seis filibotes de docientas toneladas arriba para llevar de
estos reinos las cosas necesarias para el sustento de aquella isla y traer los dichos
frutos y mercadurías de ella.
Y porque vuestra majestad quiere ser informado si de hacerse lo que piden
puede seguirse algún inconveniente y que daño reciben los frutos en dilatar su
traída a estos reinos nos manda que con intervención de prior y cónsules enviemos
nuestro parecer.
Lo que en esto tenemos que decir es que en cumplimiento de lo que vuestra
majestad manda juntamos a prior y cónsules y habiendo visto la Real Provisión y
juntamente una petición y memorial que Gerónimo de Porras por sí, y en nom-
bre de Diego Pérez de Porras y Joan Enríquez presente ante vuestra majestad que
asimismo nos manda vuestra majestad remitir y conferidas todas las cosas que en
el dicho memorial se contienen nos parece que es muy conveniente lo que la isla
y los hechos en su nombre y de los contratadores piden porque de detenerse los
frutos y pasar el calor del verano sobre ellos se ve por experiencia que vienen el
jengibre que es la principal mercaduría corrompido y es tragado del gorgojo de
que los dicen o reciben notables daños y no menos los derechos reales de vuestra
majestad demás de que por ir pocos navíos no tienen salidas de sus frutos y los que
van, por no ir tan armados como para pólvora solo conviene han sido tomado de
los enemigos estos años de que esta aquella isla y los contratadores de ella muy
afligidos y gastados y conviene favorecerlos y hacerles merced para que se reparen
y conserven.
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(fol.1v.) Y pues los dichos Diego Pérez de Porras y Joan Enríquez ofrecen tres
o cuatro filibotes con veinte piezas de artillería armas y municiones y gente de
guerra y mar nos parece que no solo no es de inconveniente pero de mucho
beneficio para el comercio de aquella isla y no dañoso para otra ninguna parte
y que los demás filibotes deberían ir de la misma forma y juntos, pues lo que se
podría temer que es el sacar de allí las mercadurías que de aquella se llevan y pa-
sarlas a otras provincias. Esto tienen las ordenanzas nuevas prevenid con muchas
penas y si no las temiesen también tendría el mismo inconveniente yendo como
ahora van en conserva de las flotas de Nueva España y en particular se satisface a
todos los capítulos y condiciones que piden en su memoria a las márgenes, como
vuestra majestad le mandara ver y proveer lo que más convenga a su real servicio.
Guarde nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad. De Sevilla
25 de octubre de 1595.
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Genaro Rodríguez Morel
En la ciudad de Santo Domingo, en martes veinte y dos días del mes de septiem-
bre de mil y quinientos y noventa y ocho años. Ante el factor, Juan de Castañeda
y el tesorero Diego de Medrano, Jueces oficiales de la hacienda del Rey nuestro
señor de su juzgado y por ante mí Miguel Ferrufino escribano de su majestad y de
este juzgado, pareció Juan Ortiz de Sandoval, vecino desta dicha ciudad y ante ellos
presentó este título de atrás, de contador de la Real Hacienda desta dicha isla, por
la ausencia de Diego de Ibarra, contador propietario por el Rey nuestro señor de
ella. Y habiendo leído los dichos jueces en su cumplimiento, tomaron y recibieron
juramento en forma de derecho, con la solemnidad acostumbrada de dicho Juan
Ortiz, y habiendo hecho cumplidamente y vistas las fianzas que a su contento de los
dichos jueces dio, le recibieron por contador como por este dicho título se nombra
y le asentaron en una silla de los estrados de su juzgado con ellos hizo Audiencia
con los dichos jueces.
Miguel Ferrufino.
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Señor
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El Rey
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Yo el Rey
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Señor
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
Muy poderoso señor Juan López Melgarejo regidor de esta ciudad de Santo
Domingo. En nombre de don Fernando Melgarejo de Córdoba, vuestro gobernador
y capitán general de la isla de Jamaica y por virtud del poder que de él tengo que
pasó ante Pedro de Ledesma, escribano público de esta ciudad, digo que después
que el dicho vuestro gobernador vino al gobierno de aquella isla se ha ocupado en
las cosas de guerra, por hallarla tan infestada de enemigos de nuestra santa fe, en lo
cual ha servido a vuestra Alteza con su persona y hacienda, haciendo muchas suer-
tes, matando muchos enemigos, tomándoles muchas lanchas y otros navíos, entre
los cuales mató por su persona a un Alvarado de Quenda que andaba alzado del
servicio de vuestra alteza, haciendo mucho daño en la dicha isla y en la de Cuba,
echándose con su persona en el agua hasta los pechos, por ser de los primeros y así
han muerto muchos y quitando muchas lanchas y navíos y poniendo de tal suerte
la tierra que ninguno hay que allí ose parar. Todo la cual ha hecho a su costa,
gastando toda su hacienda, de tal manera que está en suma pobreza y ahora últi-
mamente quitó un navío del cual el enemigo se había apoderado en el puerto de la
dicha isla, como todo consta de los testimonios y demás autos que ante vuestra alteza
están presentados y de nuevo presenta en consideración de la cual y decís grandes
servicios y pobreza y del buen celo que de continuar los tiene.
Cuatro años a que estoy sirviendo a vuestra alteza en este gobierno, el más tiempo
de ellos me he ocupado en gastar mi hacienda y arriesgar mi persona en salida que he
hecho contra piratas por la mar y por la tierra y de ellas han resultado los efectos que
por testimonios que por esta envío consta y últimamente andan tan desordenados los
rescates de Cuba y la banda norte de la Española, que por la vecindad y comunicación
de algunos vecinos de esta partes, se ha intentado introducir esta acera, en esta isla,
como efecto, el mes de agosto pasado me dieron aviso que en la bahía de Moraste que
es a barlovento de este puerto, estaban cuatro bajeles ingleses, que habían partido
de Guanaíbes y que ocultamente habían venido quince leguas por tierra y lomas del
despoblado. Un Gonzalo Mejía, portugués y que había llevado dos vecinos de aquí
consigo y venía con estos ingleses por adalid, un Alvarado de Quenda, criollo, de
Montecristi, que corrió con cantidad de flamencos al doctor Pedro Sanz Morquecho
vuestro oidor, que estaba visitando la tierra y así por prender al este traidor como
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Genaro Rodríguez Morel
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Don Juan de Riva Martín, juez nombrado para lo sobre dicho por el dicho don
Antonio Osorio para pedir a su majestad según lo que constase de la dicha infor-
mación, hiciese merced a la dicha Provincia de proveer de manera que los dichos
daños se les satisficiesen y aunque entonces se hizo la dicha información y aún otra
por donde se pretendía que el dicho convento que se despobló se mudase a la
villa de Higüey respeto de parecer con eso quedaba la imagen milagrosa de Nuestra
Señora de la Altagracia que está en la iglesia de dicho lugar con mayor decencia a
cargo de los religiosos, y que allí fundasen la dicha iglesia y los pocos diezmos que
han quedado en el dicho lugar, más acomodadas de quien les administrasen.
Los asentamientos por faltar como faltaban muchas veces curas en el dicho lugar
por los pocos (fol.2) vecinos que hay y la mucha pobreza que tienen todas las dichas
informaciones se han perdido de manera que habiéndose puesto toda la diligencia
posible en los oficios y papeles donde pudieran hallarse no se hallan de que me
fuese a dar información y por que si, que conste del daño recibido de manera que
su majestad se satisfaga y entere de la verdad de esta dicha Provincia, no podrá pedir
lo que le conviene ni las cosas y obligaciones del dicho convento, que se despobló.
Podrán tener el estado que sea justo y debe tener respeto al que han mucho
de los tributos que el convento tenía de sus rentas, impuestos sobre Haciendas
de algunos vecinos de los lugares despoblados. También se perdieron por quedar
como quedaron las dichas Haciendas, sin ganados y sin dueños no pagan diciendo
no tienen provecho de las dichas Haciendas. Y por que de hacer diligencia con su
majestad, en razón de lo sobre dicho depende el tomar medio en las sobre dichas
cosas fundándose convento que se despobló donde convenga, o reduciéndolo a
otros de los de la provincia, con la hacienda que ha quedado y juntamente con
las obligaciones y capellanías y otras cosas que el otro tenía, para lo cual después
de haber hecho diligencia con su majestad es necesaria la licencia de nuestro
reverendísimo general, que antes no se le puede pedir.
A vuestra señoría, pido y suplico, pues sucedió no solo en el dicho oficio del
presidente y gobernador y capitán general, que el dicho don Antonio Osorio te-
nía, sino también en la comisión de las dichas despoblaciones, para continuar los
nuevos pueblos y los negocios, tocantes y pendientes de ellos. Mandé recibirme
información de todo lo sobre dicho y recibido dar en ella su parecer, para que yo
pueda, en nombre de la Provincia poder, ante su majestad, lo que más convinie-
re hacer en servicio de nuestro señor y al descargo de la real conciencia. (fol.2v.)
Y pido justicia y en lo necesario. Atentamente fray Jacinto de Soria.
Que se reciba la información que ese fiel padre maestro fray Jacinto de Soria y
los testigos se examinen ante su señoría, en Santo Domingo en diez de enero de mil
y seiscientos y diez y seis años, ante su señoría del señor presidente presentó esta
petición. Y leído proveyó el auto de arriba. Luis de Arciniega, escribano.
En la ciudad de Santo Domingo de la Española. En diez y siete días del mes
de enero de mil y seiscientos y diez y siete años. Ante su señoría del señor presi-
dente don Diego Méndez Sandoval, gobernador y capitán general de estas islas.
El padre fray Raimundo de la Orden de Predicadores de esta dicha ciudad, en
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Genaro Rodríguez Morel
nombre del convento del señor Santo Domingo de ella y por el padre maestro
fray Jacinto de Soria, prior provincial de esta Provincia de Santa Cruz de las Indias
de la dicha Orden de Predicadores, para la información que tiene hecha en
razón de los daños que recibió el dicho convento de haberse desmantelado con
las despoblaciones en que tenía en al villa de Puerto de Plata de esta isla.
Presentó por testigo al capitán Francisco Luis Caraballo vecino de la ciudad
de San Antonio de Monte de Plata de esta isla y residente al presente en esta
dicha ciudad, del cual para el dicho efecto, en presencia de su señoría, del cual
señor presidente, fue tomado y recibido juramento según tenor a el pedimento
presentado por el dicho padre maestro fray Jacinto de Soria, dijo que se sabe que
su majestad, por su real cédula sometida a don Antonio (fol.3) Osorio, presidente
que fue de esta Real Audiencia y al arzobispo de esta isla, mandó se despoblasen
los pueblos que en esta isla había en la banda del norte de ella, para remedio de
los rescates que había en esta isla con piratas y extranjeros, con inhibición del
conocimiento de las dichas causas tocantes a la dicha despoblación a esta Real
Audiencia y entre los pueblos que se despoblaron fueran el de la villa de Puerto
de Plata de esta isla, donde esta provenía, tenía un convento de muy costosos y
grandes edificaciones y de los primeros que se fundaron y edificaron en las Indias,
régimen público y notorio, el cual quedó desmantelado y desierto por haberse
despoblado el dicho pueblo de la dicha villa de Puerto de Plata, que por comisión
del dicho don Antonio Osorio, lo desmanteló y despobló para lo susodicho y fue
públicamente que se pidió ante el dicho Antonio Osorio por el presentado Juan
Mejía, provincial que a la sazón era de esta provincia.
Los daños y menoscabos que se habían causado por habérsele desmantelado el
dicho convento y que por haberlo visto este testigo muchas veces que este estuvo
antes que se despoblase y por las rentas que se perdieron con la dicha despoblación,
por tener como tenía capellanías y otros tributos impuestos sobre Haciendas de
ganados que se quedaron perdidas podrían valer todo lo sobre dicho, más de cua-
renta mil ducados. Bueno y así para que su majestad hiciese merced a esta Provincia
en remuneración de estas pérdidas, se hicieron sobre ello informaciones ante el
dicho don Antonio Osorio por el dicho padre provincial fray Juan Mejía, según fue
público y notorio para acudir con ellas a su majestad y (fol.3v.) lo mismo supo este
testigo que se había hecho otra pretendiendo que el dicho convento de Puerto Plata
que se había desmantelado se mudase a la villa de Higüey por ser lugar más a pro-
pósito por tener en él la imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Altagracia que
está en la dicha iglesia del dicho lugar donde estando los dichos religiosos del dicho
convento estarían con mayor decencia estando a cargo de ellos y más bien servido y
los vecinos pocos que en él hay más acomodados por tener con los dichos religiosos
quien le administraría los santos sacramentos por estar de ordinario muchas veces
sin tener curas en el dicho lugar que lo haga por su mucha pobreza y de concederse
lo susodicho por su majestad será de mucha importancia para los pobres vecinos
que están en el dicho pueblo de Higüey por el consuelo que tendrían de tener
quien les administre los santos sacramentos. Y este testigo ha oído decir que aunque
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tendió este testigo que se hiciese otra sobre que el dicho convento se mudase a la
villa de Higüey a la casa de la imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Altagracia.
Y sabe este testigo que es de muy grande importancia que la tengan los religiosos
de esta provincia de Predicadores, porque de tenerla estará la dicha imagen con la
decencia que se debe a uno de los mayores santuarios que hay en las Indias y demás
calificado milagros con lo cual sería un inconveniente (fol.5) tan grande como es
estar aquella santa casa sin sacerdote que en ella diga misa y los pobres vecinos que
están en el dicho lugar sin oírlas ni tener quien se le administre los sacramentos y
por su pobreza no tener con que sustentar un cura en ella. Y este testigo asimismo
ha oído decir que aunque se han hecho diligencias en buscar las dichas informa-
ciones, no se ha podido hallar. Y sabe este testigo que de hallarse diligencia con su
majestad en razón de lo sobredicho dependerá en tomar algún modo o medio en
razón de lo aquí contenido. Y esto que dicho tiene es lo que siento y la verdad para
el juramento que tiene hecho. Y lo firmó y que es de edad de cuarenta años y que
no le tocan las generales y su señoría del dicho señor presidente lo rubricó. El abad
de Riba Martín. Ante mí, Luis de Arciniega, escribano.
En la dicha ciudad de Santo Domingo, en dieciocho días del dicho mes y año
atrás dichos. Para la dicha información el dicho padre fray Raymunclo, por el
dicho padre maestro fray Jacinto de Soria, ante su señoría del señor presidente
presentó por testigo al capitán Diego de Villafañe, vecino de esta ciudad, del cual
fue recibido juramento según derecho. Y habiendo jurado y siendo preguntado al
tenor del dicho pedimento dijo que sabe este testigo que su majestad por su real
cédula cometida a don Antonio Osorio, presidente que fue de esta Real Audiencia
y al arzobispo de esta ciudad, mandó se despoblase los lugares de la banda del
norte de esta isla para remedio de los rescates que en esta isla había con piratas y
enemigos con inhibición a esta Real Audiencia de las causas tocantes a las dichas
despoblaciones y entre los pueblos que se despoblaron sabe este testigo fue uno
de ellos la villa de Puerto Plata donde este testigo residió muchos años y en ella
había un convento de la Orden (fol.5v.) Predicadores el cual era de muy grandes
y suntuosos edificios de cantería y muy bien labrado con sus claustros y aljibes y el
techo de muchos azulejos. Y este testigo ha oído decir que fue uno de los primeros
que en esta isla se fundaron el cual se desmanteló juntamente con el dicho lugar
por don Juan Fernández de Riba Martín Juez de Comisión nombrado para lo su-
sodicho por el dicho don Antonio Osorio y el dicho convento tenía capellanías
y tributos con que se sustentaba situados sobre sitios y Haciendas de ganado que
quedaron despoblados y no sabe este testigo lo que de ello se ha perdido más de
que le parece a este testigo que si hoy se hubiese de hacer el dicho convento como
estaba con los edificios. claustro, iglesia y dormitorio que tenía, no se haría con
cuarenta mil ducados buenos y que en razón de esta cantidad y lo demás tocante
al dicho convento que se desmanteló, éste testigo tiene dicho otro dicho, el cual
y este se entienda ser todo uno y una misma cosa y no se ha visto contradecirse en
cosa alguna. Y sabe este testigo que se hizo otra información en razón del valor
y daño que el dicho convento se le había causado y haberle desmantelado para
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ha oído decir públicamente que el dicho convento fue uno de los primeros que se
fundaron en las Indias. Y sabe este testigo que si hoy se hubiese devolver y hacer el
dicho convento como estaba, no se hiciera haciéndole de nuevo con cuarenta mil
ducados buenos. Y sabe que el dicho convento tenía muchos tributos y capellanías
y los dichos tributos impuestos sobre sitios y ganados y muchos de ellos se han per-
dido y otros han puesto pleitos en razón de pretender obligación de pagarlos por
ha berse despoblado las posesiones en que estaban impuestos. Y este testigo ha oído
decir que sobre este daño se hicieron información es para acudir a su majestad para
que hiciese merced a la dicha provincia de proveer de manera que el dicho daño
se le satisficiese y que se había hecho otra pretendiendo que el dicho convento que
se despobló se mudase a la villa de Higüey respecto de parecer que con esa quedaba
la iglesia e imagen mil agrosa de Nuestra Señora de la Altagracia, que está en la villa
de Higüey con mayor decencia. Y sabe este testigo que estando a cargo de los dichos
religiosos que allí fundaren, dando la dicha iglesia, será muy bien servida y los pocos
vecinos que allí hay tendrán mu y gran consuelo porque tendrán quien les adminis-
tre los sacramentos por estar muchas veces sin tener quien lo haga por su pobreza.
Y aun que se han buscado las dichas informaciones no se han podido hallar. Y sabe
este testigo (fol.7v.) que de hacerse diligencia con su majestad en razón de lo sobre-
dicho depende en tomar medio en las sobre dichas cosas fundando el convento que
se despobló donde convenga, reduciéndose a otros de los de la provincia. Y esto que
dicho tiene dicho dijo ser la verdad para el juramento que tiene hecho. Y lo firmó y
que es de edad de cerca de sesenta años y que no le tocan las generales. Y su señoría
del señor presidente lo rubricó. Miguel Gaso. Ante mí, Luis de Arciniega, escribano.
Y después de lo susodicho, en la dicha ciudad de Santo Domingo en veinticinco
días del mes de enero de mil seiscientos diecisiete años. Para la dich a información,
el dicho padre fray Raymundo en nombre del dicho convento de la Orden de Pre-
dicadores y por el padre maestro fray Jacinto de Soria, vicario provincial, delante
de su señoría del dicho señor presidente presentó por testigo al capitán Álvaro de
Paredes Carreño, vecino de esta ciudad, del cual para el dicho efecto, en presencia
del su señoría del dicho señor presidente fue tomado y recibido juramento según
derecho. Y habiendo jurado y siendo preguntado por el tenor del dicho pedimento
presentado sobre esta causa.
Dijo que sabe que su majestad por su real cédula cometida a don Antonio
Osorio, presidente que fue de esta Real Audiencia y al arzobispo de esta ciudad
mandó despoblar los lugares de la banda del norte de esta isla (fol.8) para reme-
dio de los rescates que en ella había con piratas y extranjeros de sus reinos. Y en
cumplimiento de lo que su majestad mandó al dicho don Antonio Osorio mandó
despoblar los dichos lugares. Y así se despoblaron yendo en persona a hacerlo y
este testigo fue en su compañía por capitán de una compat1ía de gente que con-
sigo llevaba y su majestad en vió por la dicha su real cédula a esta Real Audiencia
del conocimiento de todas las causas tocantes a las dichas despoblaciones y como
parecerá por ella a que se remite. Y entre los dichos lugares que se despoblaron
en esta isla fue una de ellas la villa de Puerto Plata donde este testigo conoció un
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convento nombrado San Pedro Mártir de la Orden de Predicador es el cual era ele
muy buenos edificios de cal y canto. Y tiene por cierto este testigo que fue el segun-
do convento ele los que hubo en estas Indias por haberlo oído decir a los antiguos
que conoció en la dicha villa y que había conocido en él frailes de muy grandes
sujetos de los que les salieron tres para Obispos. Y este testigo conoció uno de
ellos que fue fray Juan de Manzanilla, obispo de Venezuela y entras otras cosas,
que el edificio del dicho convento tenía eran dos aljibes los cuales le dijeron los
dichos antiguos que al tiempo que había doscientos vecinos en aquel lugar eran
bastantes para darles agua todo el año. Y este testigo vio y le enseñaron hechos
edificios que no les faltaban más de (fol.8v.) los techos de arriba para generales
donde se leyesen arte y liturgia. Y asimismo vio este testigo vio un trasladamiento
de un vecino que allí murió que dejó por heredero del dicho convento y en el
mandaba trajesen maestros de las universidades grandes de España para que le-
yesen en el dicho convento y otros edificios muy costosos que tienen. Y el dicho
convento se desmanteló juntamente con el dicho pueblo por don Juan Fernández
de Riba Martín por comisión que para ello tuvo del dicho don Antonio Osorio.
Y a este testigo le parece que si hoy se hubiese de hacer el dicho convento de la
manera que estaba, no se haría con veinte mil ducados buenos. Y sabe este testigo
que en razón del daño y pérdida que el dicho convento había recibido por haberle
desmantelado y juntamente con ello esta provincia, el presentado fray Juan Mejía,
provincial que a la sazón era pidió ante el dicho don Antonio Osorio se le recibies
e información de lo susodicho para acudir a pedir a su majestad hiciese merced a
la dicha provincia de remunerarle el dicho daño y satisfacerle lo que fuese servido
por ello. Y este testigo declaró en la dicha información a lo cual se remite en razón
de lo que en ella dijo. Y este dicho y el que declaró en la primera información se
entienda a todo uno y no encontrase en cosa alguna y de la (fol.9) información
que dicen haberse hecho en razón de mudar el dicho convento desmantelado a la
villa de Higüey, nos se acuerda este testigo de ello más por lo que le parece tiene
por cosa muy decente y de importancia que el dicho convento se mudase a la villa
de Higüey donde está la imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Altagracia, la
cual, estando a cargo de los religiosos del dicho convento están muy bien servidos
y los pobres vecinos que hay en el dicho lugar estarán con más consuelo por tener
quien les suministre los santos sacramentos y les predique la palabra de Dios lo
cual carecen por su pobreza. Y este testigo ha oído decir que aunque se han hecho
diligencias en buscar las dichas informaciones no se ha podido hallar, y sabe este
testigo que de hacer diligencia con su majestad en razón de lo sobredicho, depen-
de el tomar medio en las sobre dichas cosas fundando el convento que se despobló
donde convenga o reduciéndolo a otros de los de la provincia con la hacienda que
ha quedado, porque el que hoy tiene en esta, en parte muy trabajos y estéril que
no han podido hacer edificio alguno sino de paja. Y esto que he dicho y declarado,
dijo ser la verdad para el juramento que tiene hecho. Y lo firmó. Y dijo ser de edad
de cincuenta años y que no l e tocan las generales. Y el dicho señor presidente lo
rubricó. Álvaro de Paredes Carreña. Ante mí, Luis de Arciniega, escribano.
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Luis de Arciniega.
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Señor
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Señor
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Señor
Por cédula de 16 de mayo del año pasado de 1595 hizo merced el Rey nuestro
señor que sea en gloria, a la ciudad de Santo Domingo de la isla Española de prorro-
garle por cinco años más lo que antes había hecho de que de todas las mercaderías
que se llevasen de estos reinos a ella no se pagase en la dicha isla más de dos y medio
por ciento de ducados en lugar de los siete y medio que se debían pagar y por otra
carta de la misma data se prorrogó por seis años la merced que se había hecho de
que se cobrase sobre los dichos dos y medios otro medio más para limpiar y aderezar
el puerto y muelle de la dicha ciudad y por su parte sea representado que el dicho
tiempo se cumple brevemente y suplica a vuestra majestad se le mande prorrogar
por el que fuere servido atento a la necesidad con que los vecinos y moradores de
ella están causada de la pérdida que le han sobrevenido estos años pasados y que
como aderezar el dicho puerto. Y habiéndose visto en la cámara ha parecido que
siendo vuestra majestad servido se podría prorrogar esta merced por otros seis años
más sometiéndose al presidente de la Audiencia que haga tomar cuenta a la ciudad
de lo pasado y de lo que adelante procediere de esto. En Valladolid 30 de mayo de
1602.
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El Rey
Por mandado del Rey nuestro señor Juan de Ibarra. Tomó la razón Marcos de
Plaza. Tomó la Razón Antonio Diaz de Navarrete y la dicha real cédula tenía dos
rúbricas a la espaldas.
Concuerda con la copia de cédula real que está en el libro de cédula real de la
continua a que me refiero. Que es hecho en Santo Domingo a trece de agosto de
mil y seis cientos y ocho años.
Diego de Ibarra.
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El Rey
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El Rey
Joan Fernández.
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Señor
Con ser la isla Española la más fértil de frutos y ganados, rica de minas y de
otros preciosísimos metales y piedras que sabe está al presente la más despoblada y
arruinadas que hay en las Indias y la gente de ella muy pobre y aunque la principal
causa de esto se entiende que ha sido por la falta de los naturales indios que se han
acabado en aquella isla, como en las otras de barlovento, también se entiende que
es por lo poco que la gente de ella se ha dado a la labor y beneficio de las minas
y fructificar la tierra y enviar sus frutos a España, rescatándolo con los enemigos
franceses, flamencos e ingleses a trueque de negros y otras mercaderías que los
enemigos le llevan, tomando la mayor parte de ellos de los vasallos de vuestra
majestad que navegan para diferentes partes y los cogen, de que ha resultado y
resultan grandísimos daños a la hacienda de vuestra majestad y al trato y comercio
de sus reinos, sacando de esto los enemigos mucha sustancia y aprovechamiento.
Y este trato y rescate se ha continuado de muchos años a esta parte, sin que haya
bastado para estorbarlos el haber enviado a aquellas costas gruesas armadas y gale-
ras que estén de asiento en diferentes tiempos, y el haberlo prohibido con grandes
penas y excomuniones de que han usado los prelados y es una de las cosas que más
cuidado ha dado el Consejo deseando remediar este trato y comunicación de los
de los vasallos de vuestra majestad con herejes y personas tan sospechosas en la fe
y por los libros que les llevan, demás de los otros daños que se han considerado.
Y aunque de diversas veces siempre se ha tratado y conferido sobre el remedio
de esto y la población y reparo de aquella isla, que por su grandeza y riqueza y por
estar a barlovento de todas las indias, conviene mucho conservarla y mirar por ella
y se han enviado jueces para castigar e impedir estos rescates y aplicados otros re-
medios todos no han sido parte para excusar tan arraigada y perniciosa contrata-
ción que se ha seguido las noticias de las Salinas de Araya y la continua navegación
de los enemigos a aquellas costas. Y ahora se atraído y visto en el Consejo unos
apuntamientos y advertencias que ha dado Baltasar López de Castro escribano
de la cámara de la Audiencia de aquella isla y ha sido oído en el Consejo y fuera
del, particularmente con la descripción de la isla y es hombre de buen discurso y
práctico de aquella tierra y nacido y criado en ella (fol.1v.) y dice entre otras cosas
que a propuesto para remedio de estos rescates y reparo de la isla que tres lugares
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que son Puerto de la Plata, Bayajá y la Yaguana que están en tres puertos a la
banda del norte de dicha isla a cincuenta leguas a donde los enemigos acuden de
ordinario a rescatar y tienen su almacén y acogida y trato con la gente de aquellos
lugares que conviene mudarlos y poblarlos a cinco o seis leguas de la dicha ciudad
de Santo Domingo donde esta la Audiencia y arzobispo reduciéndolos a dos
pueblos, porque no tenían más que hasta 170 vecinos todos y están apartados más
de 50 leguas uno de otros, poblándolos en partes muy cómodas y a propósito para
salvedad y vivienda de los vecinos y bueno y abundante pasto de sus ganados seña-
lándoles estancias para ellos y tierras para labores, con que demás de la quietud
que tendrán representan grandes beneficios que resultaran porque se excusarán
los rescates y la ida de los enemigos a esto y la fuerza de la isla estará junto para lo
que se ofreciere y crecerá la contratación y los derechos de vuestra majestad por-
que entrará y saldrá por el puerto de Santo Domingo, donde residen los Oficiales
Reales y se beneficiaran las minas que hay muchas y buenas y se asegurarán de
los negros cimarrones que hay en la isla y sierra poblando.
Y que como están sujetos a que cualquier corsario que lo intente los tome, queme
y robe sin que haya resistencia como lo han hecho muchas veces y que no es de
consideración desamparar estos puertos porque otros cuarenta y dos tan buenos y
mejores están en la misma isla sin ninguna población ni defensa, donde entran y
están los enemigos todo el tiempo que quieren y dan carena a sus navíos como en
sus puertos y que por el miedo de ellos las casas que tienen en los tres pueblos se
han de mudar, son de tabla y paja y así se hará poco costosa de mudanza y que en
la parte que se han de poblar hay abundancia de madera y buena comodidad para
labrar casas y las harán buenas porque no habrán los temores que ahora tienen de
ser quemadas con facilidad y que sus ganados se podrán mudar sin daños ni costa
por los buenos hatos que hay por donde han de pasar y que así la ejecución será
fácil y breve.
Y habiéndose considerado atentamente todo, ninguno de los medios que hasta
ahora se han propuesto para excusar estos rescates y los daños que se han referido
se ha tenido por tan eficaz y seguro como éste. Y ha parecido que conviene usar del
y que se haga la reducción de los dichos pueblos en la forma que dice Baltasar López
y se retiren los ganados dentro en la tierra para que no se puedan proveer ni aprove-
char de ellos los enemigos ni para la comida ni para llevar los cueros y que se meta
al presidente de la Audiencia y al arzobispo para que acompañándose de algunos de
los Oidores de la Audiencia y de otras personas desinteresadas y de mucha satisfacción
e inteligencia y celo del beneficio público las que les parecieren den la orden que
más convenga (fol.2) para que se ejecute en la mayor suavidad, comodidad, breve-
dad y seguridad que se pudiere, interponiendo para ello los medios necesarios y fa-
cilitando las dificultades que se ofrecieren y procurando que los vecinos de aquellos
lugares e interesados reciban el menor daño y perjuicio que fuere posible. Y que de
las gentes que se mudaren a las nuevas poblaciones les hagan dar los sitios y como-
didades que fueren más a propósito para la fundación de los lugares y estancias y
tierras de labor que hubieren menester sin perjuicios de terceros, tomando eso muy
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a pecho y con mucho calor y cuidado ayudándose para ello de la inteligencia del
dicho Baltasar López que muestra buen celo en esto, haciéndole honra y favor que
se permitiere y que avisen todo lo que hiciere y que si algunas dificultades de mucha
consideración se le ofrecieren en la ejecución de lo susodicho u otros medios más
útiles convenientes y a propósito para que se pueda conseguir lo que se pretende lo
avisen también con gran brevedad y particularidad.
Porque la mayor parte de la gente de aquellos lugares y otros de la isla están
culpados en los dichos rescates y muchos andan ausentes en los montes por temor
del castigo y la ejecución de las penas y condenaciones que sobre ello se les han
hecho así por la Audiencia como por el Juez que se envió para ello y otros que han
tenido comisión. Y don Diego Osorio, presidente que fue de aquella Audiencia y
arzobispo y otros han escrito que convenía perdonarlos para que se aquieten y se
ocupen en mejores y más útiles efectos que ahora lo hacen, siendo los primeros
rescatadores ha parecido que conviene vuestra majestad se sirva de enviar un per-
dón general sin aceptar a nadie de los que en este delito de rescate está culpado
hasta la publicación de la merced que vuestra majestad les hace y para lo de aquí
adelante se pongan penas a los que reincidieren y hallaren culpados en esto de
perdimiento de las vidas y Haciendas que tengan entendido que han de ejecutar
encargando a la Audiencia el cuidado que de esto debe tener y que también
ayudará esto a que con más gusto reciban la mudanza. En Valladolid a 22 de abril
de 1603.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
El Principe.
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Genaro Rodríguez Morel
(fol.5) Es tan grande el sentimiento que en esta ciudad como tan leal a su Rey
y Señor natural a tenido de la nueva de haberse retirado los moradores de Guaba
y Bayajá en el sitio que llaman de el Penel (sic) que aunque no se puede entender
será por faltar acá verdadera obediencia que deben a su Rey, pero por haber cau-
sado algún escandalo y cumplir este cabildo con la debida obediencia se acordó
enviar a vuestra señoría dos caballeros regidores que son Alonso de Cáceres Car-
vajal y don Álvaro Caballero Pimentel para que en nombre de esta ciudad ofrezcan
a vuestra señoría para cualquiera acontecimiento de el servicio de su majestad las
personas, vidas y Haciendas de todos. Y así suplicamos a vuestra señoría se les de
a los dichos comisarios entero crédito a lo que dijeren en nombre de esta ciudad,
la cual suplica a Dios nuestro señor traiga a vuestra señoría con brevedad, vida y
salud para el remedio de todo. (fol.5v.) De Santo Domingo y de mayo a seis de mil
y seis cientos y cinco años.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Preguntando algunas personas que por aquí han pasado de los que venido
de esa ciudad y término por vuestra majestad y su salud, he sabido que vuestra
majestad la siempre nuestro señor con los demás que vuestra majestad sea y
merece para su sustento, servicio a menester. También me han dicho que estando
vuestra majestad ya alineado y con propósito de se venir a las nuevas poblaciones
al servicio de su curato se determinó de subir al valle de Guaba. Dicen me que lo
hizo vuestra majestad por traer acabados de paz en los diezmos el año pasado de
1604 años los cuales me parece que el señor Pedro Díaz de Peralta cuando fue a
su visita y a hacerlos y por estar indispuesto y por lo demás que por allá pasaba no
los hizo ni entendió en nada y dejó encomendado y aun mando a vuestra majestad
los hiciera y hechos los enviará a este cabildo. Yo vi carta de vuestra majestad que
escribió al señor canónigo tenerlos casi hechos todos y que acabados de hacer
vuestra majestad los imbiaría.
No he sabido después de esto, más de lo que tengo dicho. Han se dicho y aún
se dice por acá tantas cosas de su ida de vuestra majestad y tiene iglesia y adminis-
tra los sacramentos a los que en ese valle están recogido y no han querido hacer y
cumplir lo que le esta mandado por el rey nuestro señor y por el señor presidente
en su nombre que con estar y tener iglesia y misa no quieren hacer lo que les esta
mandado y que los incita y aconseja yo no puedo creer tal de un sacerdote tan
cristiano y ser cura antes y creído y dicho que como queden el seré en favorezca
y aconsejarles lo que les conviene a su quietud y que esto les habrá tenido en ese
valle y el hacer los diezmos.
Y por que se quiten dichos y sospechas y no me culpen a mi como lo hacen.
Ahora pido a vuestra majestad en amor de Dios y siendo necesario se lo requiero
y mandó una carta canónica, municiones y so pena de excomunión mayor incu-
rriendo ipso facto que dentro de un día natural después de haber leído esta mi
carta se parta para esta ciudad de la Concepción de La Vega hace ver conmigo y
traiga ante mí las cédulas y manifestaciones de los diezmos que ante vuestra majes-
tad hubiere des los vecinos de ese término y jurisdicción, donde no cumpliendo
vuestro mandado con lo cual yo aquí (fol.8) mando le habré publicar y por desco-
mulgado envié vuestra majestad cuanto le importa a su honra y a lo que le podrá
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Genaro Rodríguez Morel
suceder hacer al contrario y porque confío que vuestra majestad, como quien es
cumplirá con lo que aquí yo como provisor de este obispado he mandado. No digo
más aquí en nuestro señor con salud para su santo servicio. De La Vega, mayo 23
de 1605 años.
El Canónigo Luis Rama por mandado del señor provisor Francisco Godines de
Escobar, notario . A Diego Méndez de Redondo, cura de la ciudad de San Juan de
Bayajá en el valle de Guaba a donde estuviere.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Muy poderoso señor Juan Ortiz de Sandoval, vecino de esta ciudad dijo que
conforme a vuestra cédula real, yo quiero hacer información de la calidad de mi
persona y servicios que he hecho a vuestra real persona.
Así, siendo alférez de infantería en esta ciudad, como de contador de su majes-
tad, alcalde de la santa hermandad y Alcalde Ordinario de esta ciudad, como todo
consta y parece por estos títulos y recaudos de que hago presentación.
A vuestra alteza, pido y suplico, que conforme a dicha cédula real de la cual vues-
tra alteza mande se saque un traslado y se ponga por cabeza de estos autos de la cual
desde luego hago presentación cometa a uno de vuestros Oidores el hacer la dicha
información, la cual se haga por el tenor de este interrogatorio que presento y
hecha, vuestra alteza mande dar su parecer, para que todo cerrado y sellado, se envíe a
vuestra real persona en vuestro Real Consejo de Indias, y yo acuda a pedir se me haga
merced sea ocupado en vuestro real servicio en cualquier oficio de gobierno o en otro
cualquiera de vuestra real persona, fuese servido de ocuparme y pido justicia.
Otro si pido y suplico a vuestra alteza que por cuanto en esta ciudad no han
quedado personas de las antiguas, que como vieron a mis aquellos y yo tengo hecha
información informando de vuestra alteza de quienes fueron la cual esta en el archi-
vo donde esta el libro del acuerdo de esta Real Audiencia. Y para que vuestra alteza
mayor pueda informar a vuestra real persona, la mande ver junto con la que ahora
se hiciese y si fuere necesario se ponga un traslado de ella con los demás autos para
que se sepa más y se entere de la calidad de mi persona y pido justicia al licenciado
Delgado. Juan Ortiz de Sandoval.
Presentó el contenido para que se presente en el acuerdo, ante los señores
presidente y oidores de esta Real Audiencia. En Santo Domingo diez y siete de julio
de mil seis cientos y seis años.
Somete al señor licenciado Martínez Tenorio para que haga esta información
conforme a las cédulas y órdenes de su majestad y ante el señor Agustín Gutiérrez y
con el secreto que se manda.
Salió proveído del acuerdo ordinario hecho por los dichos presidente y oidores
es a saber don Antonio Osorio presidente y el licenciado Juan Martínez Tenorio y
el doctor Gaspar de Narváez y Baldelomar, Oidores. En diez y siete de julio de mil y
seis cientos y seis años. Agustín Gutiérrez.
Me doy por citado para la dicha información en Santo Domingo, dicho día,
mes y año.
El licenciado Pedro de Arévalo Sedeño.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Con la venida del maestro fray Tomás de Blanes, por visitador de esta provincia
de la Orden de Santo Domingo, se van poniendo las cosas que tocan a su religión,
en el mejor estado del que estaban de que tenían alta necesidad, como lo habían
escrito a vuestra majestad.
El visitador los va asentando con prudencia y cuidado y para que su trabajo y celo
luciese y Dios y vuestra majestad quedasen servidos, convenía mucho se le enviasen
veinticinco o treinta frailes de todas las edades, porque está esta provincia muy falta
de ellos y ahí lo he querido significar a Vuestra Majestad, para que siendo servido,
mande se envíen.
Así mismo hubiera sido de mucha consideración para que de todo punto que-
darán los rescatadores amedrentados, así los de esta isla como dos de las demás
circunvecinas y los de Tierra Firme, Cumaná y demás. Partes a donde a cundido
esta lepra que este padre hubiera traído comisión de la inquisición, para proceder
contra los que rescatasen con estos herejes. De aquí en adelante, como para reme-
diar algunos daños de libros y de malas opiniones que han procurado y procuran
sembrar a vuelta de sus contrataciones, de que edad o cuenta a vuestra majestad,
diversas veces y habiéndose dicho antes que llegase (fol.1v.) el visitador que traía
esta comisión, causó en toda la tierra un gradísimo temor el cual vi yo a vista de
ojo hallándome en la banda del norte cuando vino esta nueva y me la llegaron a
preguntar, como admirados y se la aseguraban así por haber tenido carta de Espa-
ña, en que me lo escribía una persona particular, como por parecerme tan puesto
en razón que se hiciera y que vuestra majestad lo mandara, pues se puede tener
por milagro sin duda de que habiendo habido ocasión de tantos años de amistad
y trato con herejes, como no lo han sido declaradamente de que se deben muchas
gracias a nuestro señor y por esto sería de gran importancia que vuestra majestad
mandase se diesen esta comisión para todas estas islas y las demás partes dichas.
Porque lo que se dice de la dependencia de la inquisición de México es negocio
muy largo y que así lo es a cualquier efecto e los que se hayan de conseguir por
aquel camino. Y teniendo la persona del maestro, fray Tomás de Blanes al presen-
te aquí y siendo tan a propósito para esto parece que se halla lo más hecho y con
ello habrá vuestra majestad echado el sello y asegurado de todo punto el quitar los
malditos rescates de estas tierras.
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El Rey
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y ocho y a hojas sesenta y una de los dichos libros y la primera de las dichas cédulas
no parece estar autorizada por esos de cámara ni de otro alguno.
Hecho en Santo Domingo de la isla Española en catorce días del mes de septiembre
de mil y seis cientos seis años.
Baltasar López.
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Relación de los hatos que habían en la banda norte y hacia donde fueron tras-
ladados con sus dueños.
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Gaspar de Azpichueta.
Relación de los hatos que habían en San Juan de la Maguana y sus propietarios.
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Genaro Rodríguez Morel
demás con el hato (fol.11) los hizo sacar e retirar el dicho Pedro de Villafañe Quirós
en virtud de la dicha Comisión de suplica que a todos los dichos ganados están al
presente en los nuevos sitios que se les señalaron desde la comarca de Baní a esta
dicha ciudad como todo ello consta y parece por los autos que ante mí pasa y están
en mi poder a que me refiero.
Y asimismo di fe que el dicho Juez hizo sacar los ganados del terreno de Azua
que estaban en la ribera de Neiba Costa de la mar los que los dichos hatos son los
siguientes:
Hatos de Azua
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El Rey
El Rey por cuanto por evitar las competencias, encuentros y diferencias que se
pueden ofrecer entre el mi presidente de mi Audiencia Real, que reside en la ciu-
dad de Santo Domingo de la isla Española y el arzobispo de ella, sobre las presiden-
cias en las procesiones y lo que se ha de hacer con el dicho presidente, visto en mi
Consejo Real de las Indias, lo que acerca de esta está proveído para el nuevo reino
de Granada, he tenido por bien declarar lo siguiente:
Que en lo que toca al lugar que cada uno de ellos ha de llevar cuando el arzo-
bispo y presidente concurriesen en las procesiones y todos gastos eclesiásticos, el
presidente vaya con la Audiencia y el arzobispo delante con su clerecía, detrás del
presidente y Audiencia y que al echar el agua bendita antes de la misa mayor, se
eche primero al arzobispo y clérigos que estuviesen con él, y luego al presidente y
Audiencia.
Y en cuanto a si se ha de bajar el evangelio al presidente cuando se acabase de
decir, declaro que no, porque esto se ha de hacer con solo las personas de los Virre-
yes. Y en el dar de la paz ordena que estando en la capilla mayor el arzobispo, se le de
primero a él y después al presidente y estando el arzobispo en el coro, salgan juntas las
dos partes. Una para el dicho arzobispo y otra para el presidente y que en cuanto a la
persona que la ha de llevar, se guarde lo que está dispuesto por el ceremonial.
Y en cuanto si a de llevar el arzobispo la falda alzada, declaro que en los actos
eclesiásticos, al arzobispo le lleven la falda, aunque vaya allí el presidente, más que
no haya allí sino solo el criado que le llevase y cuando fuese a las Casas Reales, se le
lleve hasta la puerta del aposento donde estuviese el presidente y allá la haga soltar y
el arzobispo ha de hacer juramento que debe de no tomar los derechos Reales y de
guardar mi patronazgo y que yendo así, lo divinos oficios el presidente y oidores, en
forma de Audiencia a la iglesia metropolitana han de salir a recibirla por lo menos
dos prebendados de la dicha iglesia, todo lo cual es mi voluntad y mando que así se
conserve, guarde y cumpla y ejecute de aquí en adelante, sin que contra ello se vaya
ni pase en manera alguno por mi ninguna persona. Fecha en Valladolid el 12 de
enero de 1602. Yo el Rey.
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la puerta y al dicho arzobispo se le encarga así mismo que así lo hagan guardar y
cumplir a los unos y los otros, cada uno en lo que le toca, hagan guarden y cum-
plan todo lo convenido en este auto y capítulo de él, pues la voluntad del Rey
nuestro señor, patrón de dicha iglesia, es que inviolablemente (fol.2) se guarde
con apercibimiento que se les hace, que no haciéndose, usará de los remedios del
derecho y así lo proveyeron.
Y ahora, por parte del dicho arzobispo de la dicha iglesia, se me ha hecho
relación de lo sobre dicho, provee, la dicha mi Audiencia a recibir notorio agravio
suplicándome mandase proveer de remedio en ello y habiéndose visto en mi Con-
sejo Real de las Indias, los autos que en la dicha Audiencia se proveyeron y lo que
sobre ello se pidió en ella por el dicho arzobispo y el Deán y cabildo de su iglesia,
he tenido por bien mandar dar esta mi cédula por la cual mando que la prueba
aquí inserta con las declaraciones hechas por mi Audiencia Real de la dicha isla
Española. En 15 de enero de 1604. Se guarde y cumpla como en ella se contiene
y declaro, ruego y encargo al arzobispo de la dicha isla y al Deán y cabildo de
la dicha iglesia, que guarden y cumplan esta mi cédula como en ella se contiene
y que en contra de ello no vayan ni pasen, ni consientan ir ni pasar en manera
alguna. Fecha en Valladolid a 14 de marzo de 1605.
Va por duplicada de la dicha cédula mande sacar la presente de mis libros reales
con acuerdos de los del mi consejo de las Indias. Fecha en Madrid a 3 de octubre
de 1607. Yo, el Rey.
Para que en la cédula en que se declaró la forma que había de tener entre el
presidente de la Audiencia Real de la isla Española y el arzobispo de ella sobre las
presidencias y ceremonias en los actos eclesiásticos y las declaraciones hechas por la
dicha Audiencia en razón de esto, se guarden y cumplan.
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el dicho testigo que el dicho convento a menester haber un cuarto cubierto, alto y
bajo, para una secreta de veinte y cuatro pies de hueco, que así mismo quemó el
inglés, que costará de materiales manufactura mil y quinientos ducados buenos y
eso es la que al testigo le parece tiene necesidad de repararse y reedificarse de nuevo
en la dicha iglesia y monasterio y que costará lo que tiene el dicho y declarado en
este su dicho y declaración, lo cual, si no se sabe y reedifica con tiempo está a mucho
riesgo de venirse al suelo lo que está por caerse y esto es lo que sabe y responde a lo
que le fue preguntado por el dicho señor oidor,(fol.3), lo cual es la verdad para el
juramento que hizo y dijo ser de edad de más de cincuenta y cinco años y lo firmó
de su nombre y el dicho señor oidor lo rubricó y dijo que no le tocan las generales,
Pedro de Carbajal, ante mil Gaspar Páez Maldonado.
Y luego incontinente en el dicho día mes y año, el dicho señor oidor hizo
parecer ante sí al dicho Diego Sánchez de Andújar, maestro de albañilería, el cual
fue recibido de juramento en conformidad de derecho encima de una señal de la
cruz, so cargo del cual prometió decir verdad y siendo preguntado sobre lo conteni-
do en la cédula de su majestad su fecha en San Lorenzo el Real, a catorce de junio
del año pasado de mil y seis cientos y nueve. Dijo que por mandado del dicho señor
oidor y en su presencia, el testigo y Pedro de Carbajal y Bernardo de Silva, vecinos
de esta ciudad, vieron la iglesia y monasterio de Nuestra Señora de las Mercedes de
esta ciudad y los daños que en ella y en su casa están hechos del tiempo que el inglés
tomó a esta ciudad y tasaron lo que podían costar a reparar, que es lo siguiente: El
coro de la dicha iglesia está a riesgo y peligro de caerse y para su reparo y remedio
desenvolver el casco y crucería abatiendo el testero hasta las repisas volantes de la
parte de afuera y saber de nuevo los estribos de la banda de afuera y meter un arco
en lo bajo del coro y volver a formar y hacer de nuevo la crecería y bóveda y socarlo
de ladrillo, de manera que este cuartel quede en punto terciado y echar su suelo
de ladrillo al dicho coro, para lo cual tienen tasado será menester cuatro mil duca-
dos de buena moneda y demás de los susodicho tiene necesidad el dicho convento
(fol.3v.) de levantar las paredes del refectorio y dormitorio, que están caídas que
costará de todo gasto y costa conforme a lo moderación y tasa que tienen hecha dos
mil ducados de buena moneda y así mismo es necesario desenvolver los claustros
del dicho convento que están todos rendidos y a peligro de caerse y volverlos a cu-
brir de nuevo, lo cual costará de todo costa y gasto tres mil ducados bueno según lo
tiene tasado y demás de lo sobre dicho es necesario haber un cuarto cubierto alto y
bajo, para haber una secreta de veinte y cuatro pies de hueco, que también le que-
mó y derribó el dicho inglés, el cual costará de costa y gasto mil quinientos ducados
buenos, lo cual todo es lo que el testigo ha visto justamente con las demás personas,
que tienen declarado tener necesidad de reparo en la dicha iglesia y monasterio
y lo que le parece a todo su saber y entender su gastará en ello y dice que está en
tanto riesgo y peligro, que si no se reedifica y repara con toda brevedad, se vendrá al
suelo muy presto y teme que cayéndose el dicho convento, lo cual todos dijeron ser
verdad. De más de sesenta años y no le tocan las generales y lo firmó de su nombre
y el señor oidor lo rubricó, Diego de Andújar ante mí, Gaspar Páez Maldonado y
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
después de lo susodicho en este dicho día, mes y año de dicho señor Oidor, hizo
parecer ante si a Bernardino (fol.4) de Silva, vecino y mayordomo de esta ciudad,
para averiguación de los reparos de que tiene necesidad la iglesia y convento de
Nuestra Señora de las Mercedes de esta ciudad y de lo que costará reparar y edificar
del cual fue recibido juramento en forma, sobre señal de cruz. Y habiéndolo hecho
y prometido de decir verdad, dijo que aunque no es muy de cantería ni albañilería,
tiene alguna noticia y en sentido del arte de arquitectura y por mandado del dicho
señor Oidor y en su presencia vio la dicha iglesia y monasterio con Diego Sánchez
de Andújar y Pedro de Carvajal, maestros de albañilería y todos juntos estuvieron
mirando las casas que tienen necesidad de repararse en el dicho convento e iglesia
y tasaron y moderaron lo que en cada una de ellas podía gastar conforme a lo que
cuestan los materiales, peones y maestros en esta ciudad y hallaron que el coro de
la dicha iglesia está muy arruinado y a gran riesgo de caerse por estar rendido por
cuatro partes y caídas las llaves de los cruceros y tiene necesidad de desenvolver todo
ese arco y crucería, el canave del coro abatiéndole el testero hasta unas repisas vo-
lantes que tiene de banda de fuera y meter dos estribos en el testero y meter un arco
debajo de dicho coro y volverá a formar su crecería y bóveda y socarlo de ladrillo, de
suerte que quede este cuartel en punto terciado y solar el coro de ladrillo, que todo
esto será menester de gasto de todo costo cuatro mil ducados buenos (fol.4vto),
así mismo tiene necesidad de proseguir las paredes del refectorio y dormitorio que
están caídas y quemadas porque las quemó el inglés cuando tomó esta ciudad, cu-
briendo lo alto y bajo con vigas y alfarxas y ladrillo que costará de todo costo dos
mil ducados buenos y así mismo tiene necesidad el dicho convento de desenvolver
los conventos que tiene por estar rendidos cuando los quemó el inglés y volverlos a
cubrir y será menester de toda consta de mil ducados de buena moneda y así mismo
a menester hacerse en el dicho convento un cuarto alto y bajo para unas secretas de
veinte y cuatro pies que eso costará de madera y manufactura y todo costó, mil y qui-
nientos ducados buenos, porque las que tenía las quemó y derribó el dicho inglés, lo
cual todo es lo que le testigo a visto juntamente con las demás personas que tienen
declarado tener necesidad de reparar en la dicha iglesia y monasterio y lo que le
parece a todo su saber y entender se gastará en ello y dice que está en tanto riesgo y
peligro que si no se reedifica y repara, se caerá y se hará mucho daño porque llevará
detrás de si parte de la iglesia, la cual dijo ser toda la verdad para el juramento que
hizo y dijo ser de edad de cuarenta y cinco años y que no le tocan los generales y lo
firmó de su nombre y el señor oidor lo rubricó.
Y luego incontinente en este dicho día, mes y año, el dicho señor oidor (fol.
5) entregó a mi Gaspar Páez Maldonado, secretario de cámara un libro que dijo
haberle dado y entregado el padre fray Agustín Jiménez de Guevara, Comendador
del dicho Convento de las Mercedes, en el cual están escritas en relación, las rentas
y tributos que tiene y se paga hoy en día al dicho monasterio, para que saque lo que
mando y rubricó, ante mí Gaspar Páez Maldonado. Yo, Gaspar Páez Maldonado,
secretario de cámara del Rey nuestro señor, en esta su Real Audiencia y Chancille-
ría, que por su mandado reside en la ciudad de Santo Domingo de la Española, en
cumplimiento del auto proveído por el señor licenciado Ruiz Gómez, oidor de esta
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Genaro Rodríguez Morel
dicha Real Audiencia, hice sacar y saqué, de un libro que se titula Protocolo, donde
se asientan los tributos que tiene el convento de la Madre de Dios de esta dicha
ciudad y los réditos que de ellos se van cobrando desde cuatro de octubre del año
pasado de mil y seiscientos y nueve, que comenzó a visitar la casa fray Pedro de To-
rres, siendo provincial de esta provincia un testimonio en relación de lo que rentan
los dicho tributos y casas conforme están asentados en el dicho libro que existe de
la forma siguiente:
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16. Ítem, parece que tiene el dicho convento dos solares que están arrendados a
Juan de Pedraza, clérigo, presbítero, por tres o nueve años, los cuales rentan
cada año diez gallinas y ciento y treinta maravedís.
17. Ítem, otro tributo de Andrea de Collanes y por ella Manuel González de Melo
que renta cada año doce ducados de cuartos y seis gallinas.
Según que todo lo susodicho consta y aparece por el dicho libro Protocolo a
que me refiero el cual se volvió a entregar a fray Agustín Jiménez de Guevara,
comendador del dicho convento de Nuestra Señora de las Mercedes y para que de
ello conste por mandado del dicho señor oidor y el presente, que es hecho en la
ciudad de Santo Domingo de la Española en primero día del mes de diciembre de
mil y seis cientos y diez años va enmendado. Parece valga Gaspar Páez Maldonado.
La ciudad de Santo Domingo de la Española, en diez días del mes de diciem-
bre de mil y seis cientos y diez años, el dicho señor oidor, a quien está remitida la
averiguación de lo contenido en la cédula real, tomada a instancia del Procurador
General de la orden de Nuestra Señora de las Mercedes, en nombre del convento de
la orden, que este acometido hizo parecer ante sí a Francisco Jóver de Santa Cruz,
vecino de esta ciudad, del cual fue recibido juramento en forma debida de derecho,
habiéndolo hecho cumplidamente, al cual mando declararse si sabía los hatos de
vacas y llanos y otras Haciendas que tenía el dicho convento en esta dicha ciudad e
isla lo declarase y el valor de todo ello, el cual habiéndose hecho el dicho juramento
y prometido de decir la verdad, dijo que conoce por bienes del dicho convento dos
hatos de vacas, el uno se llama Hato Mayor y el otro hato de Tossa, que el mayor
tendrá setecientas vacas mansas y las monterías que son pequeñas y del de Tossa
tendrá, trescientas reses que no tienen monterías y en los dichos hatos tienen cuatro
esclavos y un hombre blanco, mayoral, que le pagan salario y conforme al gasto que
tienen con dichos esclavos y salario de mayoral, entiende este testigo, que no tiene
el dicho convento ningún provecho de los dicho hatos y que en el convento de esta
ciudad le conocen un esclavo y no les conocen otra cosa ninguna y esto sabe y es la
verdad para el juramento que tiene hecho y dijo ser de edad de veinte y nueve años
poco más o menos y que o le tocan los generales y lo firmó de su nombre y el señor
oidor lo rubricó Francisco Jóver de Santa Cruz, ante mí, Gaspar Páez Maldonado.
Testigo después de lo susodicho en la dicha ciudad de Santo Domingo de la
Española, en catorce días del mes de noviembre del dicho año de mil y seis cientos y
diez años, el dicho señor oidor a quién está remitida la averiguación de lo contenido
en la cédula real tomada a instancia del padre Procurador General de la orden de
nuestra señora de (fol.7v.) las Mercedes. En nombre del convento de la dicha
Orden, que está en esta ciudad, para poder mejor cumplir con lo que le está some-
tido, hizo parecer ante si a Luis Jóver, vecino y regidor de esta dicha ciudad, del cual
fue recibido juramento en forma de derecho. Y habiéndolo hecho cumplidamente,
al cual mando declarase si sabía los hatos de vacas y llanos y otras Haciendas que
tenía el dicho convento en esta ciudad e isla y lo declarase y el valor de todo ello,
el cual habiendo hecho el dicho juramento y prometió de decir la verdad. Dijo que
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Genaro Rodríguez Morel
conoce por bienes del dicho convento dos hatos de vacas, el uno se llama el Hato
Mayor, tendrá novecientas reses poco más o menos, mansas y algunas mal acondi-
cionadas y montería muy poca cosa, que sólo sirve de sustentar el hato. Y el hato
de Tosa tendrá trescientas reses poco más o menos y que no tiene monterías, los
cuales hatos sabe el testigo por haberlos visto, que se van perdiendo y acabando por
falta de no tener esclavos y gente para poderlos vaguear, porque entre ambos hatos
tienen tan solamente tres esclavos y el uno de ellos de más de setenta años y con los
dicho esclavos tienen un hombre blanco que gana salario y en el de Tosa tienen otro
hombre blanco que lo tienen dado a partido por no poderlo sustentar y según lo
susodicho, por cierto tiene este testigo que los dichos dos hatos antes les hacen costa
al dicho convento, que no dar provecho y que los conoce así mismo por bienes, un
esclavo que tienen en el dicho convento y una estancia que han fundado ahora de
nuevo con cinco o seis esclavos, que los más de ellos son muy viejos, los cuales hará
muy pocos días que se los dejo una Leonor de Vargas que murió de limosna y que
este testigo a visto el dicho convento y casa de esta dicha ciudad y sus necesidades y
si se vendiesen todos los bienes que tiene declarados tiene por cierto y sin duda que
no sería bastante para poder aderezar el dicho convento según esta de mal parado y
cayéndose, lo cual es la verdad para el juramento que tiene hecho y dijo ser de edad
de cuarenta y cinco años poco más o menos y que no les tocan las generales y lo
firmó y el dicho señor oidor lo rubricó Luis Jóver, ante mí Gaspar Páez Maldonado.
Testigo después de lo susodicho en la dicha ciudad de Santo Domingo de la
Española en diez y seis días del mes de diciembre de mil y seis cientos y diez años,
el dicho señor oidor a quién está remitida la averiguación de lo contenido en la
cédula real ganada a instancias del Procurador General de la orden de Nuestra
Señora de las Mercedes, en nombre del convento de la dicha Orden que está, en
esta ciudad, para poder mejor cumplir con lo que les es cometido, hizo parecer
ante sí a Fernando Mejías vecino de esta dicha ciudad del cual (fol.8v.) fue recibido
juramento en forma de derecho y habiéndole hecho cumplidamente al cual mando
declarase si sabía los hatos de vacas, esclavos y otras Haciendas que tenía el dicho
convento en esta dicha ciudad y lo declarase y el valor de todo ello, el cual habiendo
hecho el dicho juramento prometió decir verdad, dijo que conoce por bienes del
dicho convento dos hatos de vacas. El uno se llama el Hato Mayor y el otro el hato
de Tosa, que el mayor tenía hasta novecientas reses, poco más o menos mansas y
algunas mal acondicionadas y lagunas monterías de poco ganado, que aún para sus-
tentarse el Hato Mayor no es bastante y el otro hato de Tosa tendrá hasta trescientas
reses poco más o menos y que no tiene monterías, el cual dicho hatillo lo tienen
dado los dichos padres de la madre de Dios a un Pedro Caballos, partido a medias
la crianza para poderlo sustentar por falta de esclavos porque no tiene más de tres
esclavos y estos están en el Hato Mayor y sabe que tiene el dicho Hato Mayor un
mayoral que le pagan salario y que con ello y las demás costas, entiende este testigo,
que no se sustentan las dichas costas con el aprovechamiento de los dichos hatos y
así mismo sabe este testigo, a que en el convento de esta dicha ciudad, tienen un
esclavo para servidumbre de las cosas necesarias en él y sabe este testigo, tienen
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una estancia (fol.9) con seis esclavos, que los demás de ellos son muy viejos, que le
heredaron de Leonor de Vargas difunta y también los tiene dado el partido a un
compañero para poder tener algunos aprovechamientos de ellos y que este testigo
a visto que el convento y casa de la madre de Dios de esta ciudad y sabe que si todos
lo bienes que tiene el dicho convento se vendieran no fuera bastante de todo ello
para aderezar la iglesia que está cayendo, por estar apuntado al coro y las demás ne-
cesarias casas del dicho convento. Lo cual es la verdad para el juramento que tiene
hecho y dijo se de edad de treinta y ocho años poco más o menos y que no les tocan
los generales y lo firmó de su nombre y el dicho señor oidor lo rubricó. Hernando
Mejía, ante mí, Gaspar Páez Maldonado.
La ciudad de Santo Domingo de la Española, en dos días del mes de mayo de
mil y seis cientos y once años. El dicho señor licenciado Ruiz Gómez oidor de esta
dicha Real Audiencia, en virtud de la comisión que tiene de ella para la averigua-
ción contenida en la real cédula que va por causa de estos autos, dijo que para que
conste a su majestad y señores de su real Consejo de las Indias, de lo que montan
los tributos y casa que tiene el dicho convento de la madre de nuestro señor de esta
dicha ciudad.
Mandaba y mandó que yo el presente secretario de cámara de esta dicha Real
Audiencia que suma la moneda y pesos (fol.9v.) de la manda que doblan los dichos
tributos y rentas de casas en cada un año de la dicha buena moneda y lo ponga por
fe y saque en cada una de las informaciones que están sacadas de esta original y lo
rubricó Gaspar Páez Maldonado y yo el dicho Gaspar Páez Maldonado secretario de
cámara, en cumplimiento del dicho auto, doy fe que conforme a las rentas y tributos
que están en estos autos, sacados del libro del dicho convento, hice la cuenta y resu-
men de la mala, moneda y pesos, de moneda en que se pagan los dichos tributos a
buena moneda de Castilla y parece montar la renta del dicho convento en cada año
mil cuatrocientos veinte y tres reales y cinco maravedís de buena moneda.
Hecho en Santo Domingo, dos de mayo de mil y seis cientos y once años.
Gaspar Páez Maldonado, fray Juan Rodríguez comendador del convento de Nuestra
Señora de las Mercedes de esta ciudad, dijo que es así, que por el año pasado de seis
cientos y nueve, se despachó de vuestra real persona, para que vuestra alteza infor-
mase de que podía vuestra real persona hacer merced y limosna al dicho convento
para su reedificación y demás necesidades y que cantidad sería necesario y la que
tenía el dicho convento de renta y habiéndose presentado en vuestro real acuerdo
por fray Agustín Jiménez, de que era en aquel tiempo era Comendador de dicho
convento para el efecto referido se cometió por vuestra alteza al licenciado Ruiz
Gómez (fol.10) vuestro oidor para que lo viese y si viese las demás diligencias ne-
cesarias conforme a lo contenido en la referida cédula de vuestra real persona y al
secretario Gaspar Páez Maldonado para que ante el se hiciesen las informaciones
y demás diligencias y para que el dicho vuestro oidor, habiéndolas hecho informa-
se a vuestro real acuerdo y aunque se hicieron algunas que están y quedaron en
poder del dicho vuestro secretario, hasta ahora no han surtido efecto, no parece
haberse informado vuestra alteza por noticia que ha tenido el dicho convento de
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Genaro Rodríguez Morel
quien acude a la solicitud de los negocios del, para cuyo remedio, pido y suplico
a vuestra alteza mande someterlo de nuevo a uno de vuestros Oidores, para que
vea por vista de ojos las faltas del dicho convento y como está al presente muy peor
de los que estaba cuando se hicieron las dichas diligencias, pues lo uno y otros
es notorio a vuestra alteza se envíe de todo, uno o dos más, tanto en los navíos
que están de próximo, para que vuestra real persona sea servido de hacer merced
y limosna al dicho convento, por ser tan precisa la necesidad que tiene de acudir
con brevedad al remedio antes que sea mayor el daño y pido justicia para fray Joan
Rodríguez.
Que el secretario Maldonado que traiga estos autos y diligencias al acuerdo para
que se provea lo que se pide. Salió proveído el auto de arriba del acuerdo ordinario
hecho por los señores presidente y oidores de esta Real Audiencia del Rey nuestro
señor. En Santo Domingo, en diez y seis de noviembre de mil y seis cientos y quince
años.
Salió proveído el auto de arriba del acuerdo ordinario hecho por los señores
presidente y oidores de esta Real Audiencia del Rey nuestro señor, es a saber, don
Diego Gómez de Sandoval, presidente y el oidor Narváez y Baldelomar (fol.10v.) y
el licenciado don Rodrigo de Balcácer, oidor en Santo Domingo en diez y nueve
de noviembre de mil y seis cientos y quince años. La ciudad de Santo Domingo en
veinte y cuatro días del mes de noviembre de mil y seis cientos y quince años, el
señor doctor Narváez y Baldelomar del Consejo de su majestad su oidor y alcalde de
corte en esta Real Audiencia, habiendo visto estos autos dijo que mandara y mandó
se saquen un traslado dos o más de ellos y se les entreguen para remitirlos al real
Consejo de Indias conforme a la real cédula y así lo proveyó y mandó y la rubricó
entre renglones ante mí Álvaro Páez Maldonado.
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El Rey
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Señor
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El Rey
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El Rey
Por mandado del Rey nuestro señor Juan Ruiz de Contreras, señalada del
Consejo.
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
y será mi bien empleada la que se les hiciere y no dicen en que se les puede hacer
merced porque allí no tiene vuestra majestad hacienda para ello ni hallan arbitrio
de donde se pueda sacar por la pobreza de la tierra y el cabildo eclesiástico de
aquella ciudad dijo lo mismo y el arzobispo y cabildo de la ciudad en cuya conside-
ración en ocho de junio del año pasado de 624 le hizo merced de la cuarta parte
de lo que montaron los frutos de aquel arzobispado de los dos ultimas bacantes
pertenecientes a los prelados y esta merced tan solamente monta setecientos y
sesenta y cinco ducados como consta de la certificación que presenta y estos no se
han cobrado por ser las personas que lo debían muy pobres y deberlo de diezmo
con lo cual es imposible ponerse a reedificar obra de tanta costa y con tan poco
dinero y será para que se venga toda al suelo y no se pueda habitar y después acá
a sido mayor el daño porque con un gran temblor que hubo el año pasado se ha
caído mucha piedra de la bóveda de la dicha iglesia y los religiosos temerosos de
su ruina no entran en el coro a celebrar los divinos oficios sino con gran desco-
modidad suya lo hacen en una capilla particular todo lo cual visto por la dicha Au-
diencia ocularmente informan de nuevo a vuestra majestad que suplica se vea y se
sirva vuestra majestad de hacer merced al dicho convento para que pueda acudir
al repaso de cosa tan forzosa necesaria y inexcusable de hacerle merced de lo que
montaren en los bacantes del obispado de la iglesia de Cuba que al presente esta
vaco y de la de Panamá y de la que ay o hubiere adelante en el Arzobispado del
nuevo reino de Granada hasta en la dicha cantidad de los dichos 10 mil ducados
que declararon los alarifes eran necesarios para la dicha obra en que recibiera
muy particularmente merced y limosna.
(En otra letra) Que se tendrá cuidado cuando haya ocasión se entreguen el
memorial y papeles al señor don Fernando de Contreras para que tenga memoria
de acordarse a su tiempo en merced a 5 de septiembre de 1625.
Duarte Navarra.
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Un frasco de Trementina
otro de aceite rosado
" " " de manzanilla
" " " " Lombrices
" " " " Aparicio
Piedra Alumbre
Dos libras de Solimán
Una de Cardenillo
Media de Diaquilón
Flor de Manzanilla
Antimonio, media libra
Ungüento rosado un frasco
" Sandali mio un frasco
" Blanco un frasco
" Amarillo
" de Plomo
" Aportolorum.
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Señor
En carta de 6 de este nos dice vuestra señoría que en otra que la Real Audiencia
de Santo Domingo de isla Española escribió a vuestra majestad en 13 de septiembre
pasado dice que aquella isla se haya afligida con las pérdidas que ha tenido y que la
mayor es la falta que tiene de gente porque españoles no los hay ni aún para oficios
honrados de la ciudad y que indios de muchos años a esta parte no hay ningunos y
que los que cultivan la tierra y todo género de crianza, labranza, ingenios de azúcar
y las demás cosas son los negros y que si estos faltasen totalmente se despoblaría lo
poco que hay habitado por no haber que comer y que cada año se mueren en aque-
lla tierra más de mil negros y que para remedio de estos inconvenientes suplica se
mande que vayan a la dicha isla mil negros cada año y mandó vuestra majestad que
informemos lo que se nos ofrece en esta razón para que visto se provea lo que más
convenga.
Teniendo por conveniente para la conservación de la dicha isla que se navegasen
cada año a ella las dichas mil piezas de esclavos por las causas que refiere el dicho
presidente y Audiencia la conferimos con Manuel Rodríguez Lamegu asentista de
los que se llevan a las indias y dice que por ningún caso vendrá en que se naveguen
aquella isla así por el poco precio que dan por ellos y hacerse la paga en frutos de la
tierra como por que su obligación no es de llevarlos a otras partes que a los puertos
de Cartagena y la Veracruz donde tienen sus favores y se venden a mejores precios
y a pagar luego en plata y que a estas partes tiene vuestra majestad mandado se
acudan a proveer de esclavos los que los hubieren menester de más que en Santo
Domingo dice que tocan los más de los navíos que los llevan y que proveen aquella
ciudad (fol.1v.) más conviniere a su real servicio Dios la católica y real persona
guarde dios muchos años. Sevilla 16 de diciembre 1627.
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Genaro Rodríguez Morel
(fol.4) El Rey
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Señor
En carta de 22 de enero pasado de este año nos dice vuestra majestad que en un
capítulo de carta que don Gabriel de Chávez, gobernador y capitán general de la
isla Española y presidente de la Real Audiencia que en ella reside escribió a vuestra
majestad en 20 de septiembre de 1618. Refiere que los cuatro navíos que salieron
de aquella isla por junio pasado a juntarse en Cartagena con los galeones iban car-
gados de frutos y por no haber más navíos quedó otra tanta cantidad como se había
embarcado en ellas con lo cual y con lo de aquel año se había cogido se hallaban los
vecinos de aquella isla con treinta mil quintales de jengibre, cuarenta mil queros,
más de quince mil quintales de azúcar, cantidad de cañafístola, tabaco y otras cosas
que para embarcarlo y traerlo a España eran necesarias cuatro mil toneladas de bu-
que y que con la flota que el año pasado fue a la Nueva España solo fue un patache
de 200 toneladas cosa que tiene con gran desconsuelo toda aquella tierra por ver
que se les pudren sus Haciendas dentro de sus casas. Y que habiéndose visto en el
Consejo quiere vuestra majestad saber lo que cerca de esto se nos ofrece nos manda
informemos sobre ello para que visto se provea lo que convenga.
Vuestra majestad hizo merced el año pasado a esta isla que pudiesen ir a traer los
frutos de aquella tierra cuatro urcas o filibotes y por no haber quien pidiese visitar por la
falta de navíos no fue sino uno y sería muy conveniente para el beneficio de los vecinos
de aquella tierra, como para el aumento de la Real Hacienda de vuestra majestad que
hubiere navíos extranjeros que pidiesen visita para ir aquella isla y traer los frutos que
esta carta refiere antes que se pierdan y así (fol.1v) nos parece que será justo hacerles la
merced que piden que de ello no se sigue daño ni perjuicio a tercero y es muy necesario
alentar a los vecinos de aquella tierra que estos años han tenido tantas pérdidas y malos
sucesos, siendo las urcas o filibotes de naturales de estos reinos y yendo en conserva de
la flota de Nueva España como vuestra majestad lo tiene ordenado y mandado porque
si fuesen con los galeones podían henchir las Indias de mercaderías y desazonar la flota
de Tierra Firme del año que viene vuestra majestad lo mandara ver y proveer lo que más
convenga a su Real servicio. La Católica cesárea y Real Persona, guarde nuestro señor
muchos años de servicio. Santo Domingo, 6 de febrero de 1629.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
En otras cartas tengo escrito a vuestra majestad que en unos corrales de las
casas del almirante Cristóbal Colón que están sobre la parte del río donde ha de
surgir la armada enemiga que intentare venir a esta ciudad hice una plataforma
donde están trece piezas de artillería y así mismo he hecho una ronda a orillas del
rio desde donde la gente de esta ciudad vaya tirando continuamente a las lanchas
y navíos que entraren por este río con algunos reductos en que he puesto artillería
y cerrado con esto las entradas que había desde el río a las casas de este lugar por
las cuales no solo podía entrar el enemigo pero entraban de ordinario mercadu-
rías de contrabando, negros y otras cosas defraudando los derechos de vuestra
majestad. Medio cuarto de legua de esta ciudad hay una playuela que se llama Gui-
bia en la cual podían con lanchas desembarcar el enemigo y venir a esta ciudad en
ella he hecho una trinchera que la coge toda de una parte a otra de terraplén de
nueve palmos de grueso con un baluarte en medio y dos reductos a los remates y
en ellas seis piezas de artillería (fol.1v.) han sido obra de mucha importancia para
la seguridad de esta tierra y que han tenido poca costa.
Suplico a vuestra majestad mande se libre en la caja de México lo que los
oficiales Reales de esta ciudad certificaren haberse gastado en ello. Guarde nuestro
señor a vuestra majestad como sus vasallos deseamos y la cristiandad a menester etc.
De Santo Domingo y marzo 3 de 1629 años.
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Señor
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provincia ha hecho en enviar dos religiosos a pedir esta limosna, uno cuando dio
su majestad su real cédula y otro ahora. Y en la misma ciudad de Santo Domingo hay
las vacantes de dos arzobispados pasados que murieron con que se podrá ayudar
con alguna parte a esta santa obra de las Mercedes que su majestad ha de hacer.
Santo Domingo, 13 de marzo de 1629.
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Señor
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majestad le proveyó nos dejó por provisión al dicho Arcediano y aunque nombra-
mos conforme al santo concilio el Audiencia dio auxilio al que nombró al dicho
obispo de Quito y ha (fol.2) hecho oficio de juez eclesiástico estando absuelto de
este el que le nombró tres meses antes que partiese de aquí como hoy parece por
las bulas que presentó del dicho don fray Fernando de Vera fuera de esto nos tiene
preso en la fuerza sin dejarle hablar con nadie al licenciado Blas Álvarez de To-
rres, canónigo, porque quiso embarcarse con nuestro poder y le llevó del cabildo
eclesiástico con veinte soldados que le dio vuestro presidente.
Suplicamos a vuestra majestad ponga todo el remedio que convenga porque
de tratarse así a los eclesiásticos no vengan mayores daños. Guarde Dios y provea
a vuestra majestad como este cabildo le pide para bien de sus reinos. De Santo
Domingo, y noviembre 27 de 1629 años.
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Señor
A esta ciudad llegó don Alonso Hurtado, visitador por su majestad nombrado
y luego que empezó a ejercer su oficio la primera acción que hizo fue desterrar a
los Oidores de esta ciudad con que cesó el expediente de los pleitos no sin daño
de los pleiteantes forasteros y lo que más es mandado a dar Gabriel de Chávez,
presidente, que saliera de la ciudad, acción que dio mucha pena a los vecinos de
ella, así por la falta que en las cosas de la paz hiciera así como en las de guerra
en ocasión que la armada del enemigo estaba en estas partes y tan cerca de esta
ciudad y de su asistencia resulta gran bien al servicio de nos y de vuestra majestad
y bien de esta ciudad. Que desde que a ella llegó tiene conocida mejoras, mayor-
mente en el ejercicio de las armas, ceras y fuertes que para su defensa ha hecho y
hace asistiendo personalmente a ello sin lo cual estaba esta plaza sin defensa y hoy
está con ella y los vasallos de su majestad seguros, principalmente los religiosos
que en otros tiempos con pequeña ocasión llevábamos (fol.1v.) los ornamentos y
plata de la iglesia a los campos y queríamos desamparar los conventos y así en fe de
vasallos y capellanes de vuestra majestad certificamos que don Gabriel de Chávez,
presidente, ha gobernado y gobierna esta isla cristianamente y ajeno de todo inte-
rés y en las cosas de guerra el más vigilante capitán general que esta isla ha tenido
y de que tenía necesidad con cuya asistencia cada día tiene nuevos aumentos y su
falta sería su total destrucción y vuestra majestad debe en conciencia premiar tan
lúcidos e importantes trabajos y nosotros cumplimos con la nuestra en dar cuenta
de esto a vuestra majestad cuya real persona guarde Dios la católica y real persona
de vuestra majestad. Fecha en este convento de Nuestra Señora de las Mercedes
de la ciudad de Santo Domingo a 2 de enero de 1631.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Por cumplir este cabildo con las obligaciones de capellanes daremos cuenta a
vuestra majestad del estado de las cosas sucedidas después que llegó a esta ciudad
el visitador don Alonso Hurtado el cual en su primera entrada proveyó un auto en
que mandaba a salir de esta ciudad y veinte leguas al contorno a don Gabriel de
Chávez Osorio, presidente, gobernador y capitán general. Y pareciéndole al dicho
don Gabriel que respecto de los avisos que tenía de La Habana y de su majestad que
fuera de inconveniente su salida dejó de hacerlo por lo cual el dicho visitador le sus-
pendió el oficio de presidente, acciones a nuestro parecer anticipadas a aseguramos
a vuestra majestad con toda verdad que en la persona vigilancia y cuidado de don
Gabriel de Chávez consiste la mayor parte o el todo de la defensa y seguridad de esta
tierra y porque cerca de esto habrá mucho que informen a vuestra majestad y no ser
de nuestra profesión dejamos lo mucho que pudiéramos (fol.1v.) decir.
En cuanto al gobierno podemos asegurar a su majestad que es con grande ente-
reza sin género de codicia ni interés. Guarde nuestro señor a vuestra majestad como
sus vasallos desean y hemos menester. Santo Domingo, 20 de enero de 1631 años.
El canónigo Velázquez.
Don Francisco Serrano Ibarra.
Don Luis Velázquez de Medrano.
Don Luis de los Olivos. Tesorero.
Don Lorenzo Guerra.
Doctor Juan de Salinas Solis. Comisario de las Cruzadas.
El canónigo Francisco Pimentel de Teja.
Licenciado Francisco de Cisneros Laudin.
El canónigo Mateo Sánchez.
El racionero Manuel González de Melo.
El Deán Antonio Cid.
Por mandado del señor Deán y cabildo Pedro de Bureste y Sangromiz, secretario.
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Señor
El Canonigo Velazquez.
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Señor
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
vuestra majestad de armada porque dicen que esperan la de don López de Aozes,
que fue a echar gente del Brasil y entre tanto me tienen allá aquel capitán y gente
tan largo tiempo fuera de este puerto y haciendo costa a vuestra majestad el navío
fletado para este efecto de que doy cuenta a vuestra majestad robó poco al enemigo
un navío de negros que venía de Angola y echo cantidad de ellos en la isla de la Tor-
tuga que el año pasado quedó destruida y desechas sus poblaciones por las armas
de vuestra majestad avisó me de esto el gobernador de Cuba, despaché el capitán
Antonio Méndez, soldado viejo que ha sido en este presidio y con dos negros suyos
fue a reconocer la dicha isla y en los puertos de esta, quitó dos lanchas a los enemi-
gos de las naos que continuamente la infestan, y mató algunos, pasó en una de ellas
con sus dos negros halló en ella cantidad de más de sesenta o setenta negros con
hasta veinte y cinco o treinta ingleses y holandeses que contó de noche en algunos
bohíos que tienen hechos (fol.2) donde recogen el palo brasil que cortan. Bajo toda
la dicha isla no hallo en ella otra cosa.
Prendió seis negros y bajó se a la marina para tomarse a esta isla y halló que los
enemigos le habían sentido pues le habían hurtado su lancha en que había pasado
y llegando en el mismo tiempo una nao de enemigos a la dicha isla echó su lancha
y saltó el capitán en ella con algunos marineros que la navegaban. Y saliendo en
hombre de uno de ellos a tomar tierra, salió él del bosque con sus dos negros y mató
a lanzada al capitán y a los demás marineros, y les quitó la lancha, y aunque la nao le
disparó se metió en ella con su presa y vino a esta isla y como más particularmente
podrá vuestra majestad mandar ver la declaración que sobre esto le he tomado cuya
copia van con esta.
El mismo capitán Antonio Méndez se me ha ofrecido que irá a la dicha isla de
la Tortuga y prenderá y traerá a esta todos los negros que en ella hubiere y los ex-
tranjeros que con ellos asisten para la corta del palo y labor del tabaco con algunas
condiciones que con el he asentado cuya copia envío a vuestra majestad y así parte
de aquí hoy ocho de mayo, y es sin duda que traerá los dichos negros, pero ningún
extranjero holandés, francés ni de otra ninguna nación, porque le he dado orden
que los deje a todos colgados en los más altos árboles que hallaré, pues por tantos
títulos lo merecen y por ver si puedo acabar de quitarles el cariño que tienen a esta
isla con este castigo y con el mayor que tuvieron el año pasado doy cuenta a vuestra
majestad porque tengo por hecho este negocio por la facilidad que en sí tiene y la
persona del capitán Antonio Méndez que lo asegura con tan buen principio como
tuvo cuando fue a reconocerle que por todo merece merced de vuestra majestad.
Este presidio se comenzó a formar en tiempo del presidente don Antonio Osorio
sólo con título de que algunas escuadras de soldados corriesen las costas de la banda
del norte que el enemigo holandés siempre frecuentado (fol.2v.) por el provecho
que saca de la sal y palo de brasil que halla en abundancia y los rescates de queros
vacunos que en aquel tiempo tenían con los naturales causa que vuestra majestad
mandó despoblarlos y a reconocido después, en el Consejo los inconvenientes que
estas despoblaciones a causado dando licencia para que se pueble en parte lo que se
despobló y lo mayor es quedar por aquella parte los enemigos absolutos señores de
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esta isla, viniendo a dar seguramente a dar sus carenas a los puertos de ella, cargar
de sal y palo de brasil matar toda la cantidad que quieren de ganado vacuno de que
abunda mucho más después de la dicha despoblación sin que haya quien se lo prohí-
ba porque aunque salgan a veces escuadras de soldados a correr la costa, no siempre
están en ellas antes esto sucede una o dos veces al año tan solamente y así convendría
al servicio de vuestra majestad se mandase que hiciesen dos pueblos el uno en puerto
de plata, donde aún permanece un castillo con bastante alojamiento y fortificación,
y el otro en puerto de Bayajá y que mandase que en los dichos dos pueblos asistiesen
cien soldados de los trescientos que vuestra majestad tiene en este presidio y ciudad
de Santo Domingo con que estarían en defensa aquellos puertos y prohibirían al ene-
migo tan gran útil como manualmente sacan de palo de brasil, cuero, sal y carnaje,
que todo es de sumo valor en su tierra y con que se defiende de los etercitos de vuestra
majestad y con la asistencia de los dichos soldados en los dichos puertos se poblarían
formalmente los dos pueblos de otra manera tendrían más dificultad y esta ciudad
que hasta ahora a tenido sólo doscientos infantes de presidio no le harían falta los
ciento más que vuestra majestad le ha concedido ahora de nuevo.
Particularmente si se acabase de cercar de muralla que es lo que más conviene
para su seguridad como tengo escrito a vuestra majestad pues en la última muestra
quejo me pasaron en ella novecientos hombres con sus armas, todos vecinos de esta
ciudad excepto veinte o treinta forasteros que nunca faltan aún en más número.
Vuestra majestad proveerá lo que más fuere servido.
En la compañía que se formó pare el capitán Francisco Turrillo de Ibarra con-
forme a la cédula de vuestra majestad nombró por alférez a don Francisco Antonio
Vela que había asentado la plaza de soldado primero, sobrino de Juan Vela, Fiscal de
vuestra majestad en esta Audiencia y aunque con contradicción de los Oficiales Reales
ordené se le asentase la plaza dispensable los años que había de tener de servicio con-
forme las órdenes militares y en fuerza de ellas por la facultad que vuestra majestad
concede a sus generales dispensar en semejantes casos con caballeros notorios de los
reinos suplico a vuestra majestad lo tenga por bien ordenar lo que más fuere servido.
El mismo capitán Francisco Turrillo, que llevó la gente a Cumaná en el mismo
bajel llevó un copioso socorro al presidio de la isla de San Martín de mantenimien-
tos, pan, cazabe, carnes legumbres y otras muchas cosas que he tenido aviso que
llegó a tiempo que estaban muy necesitados aquellos soldados y es el segundo que
he enviado después que tengo a cargo este gobierno en que he hecho el esfuerzo
posible pues su hubiera faltado en esto no se hubiera podido sustentar aquella fuer-
za pues de ninguna parte de esta isla de barlovento ni Tierra Firme del gobierno de
Caracas se les puede acudir con lo necesario, pues no lo tienen ni aun para sí y esta
isla abunda de este género de mantenimiento que he buscado hasta que de México
con el situado se envíe lo que ha importado a los Oficiales Reales por cuya mano
ha corrido de conformidad de la orden (fol.3v) que vuestra majestad por sus real
cédula tiene dadas. Cuya católica real persona guarde Dios como la cristiandad a
menester. Santo Domingo y mayo 8 de 1636 años.
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Genaro Rodríguez Morel
Yo Luis de Arciniega escribano del Rey nuestro señor y vecino de esta ciudad de
Santo Domingo de la Española. Doy fe y verdadero testimonio como por el libro de
remate que esta en la Real Contaduría de esta ciudad consta y parece que en diez
y siete días del mes de marzo de mil y seiscientos y treinta y tres años, en almoneda
pública que se hizo por el señor don Gabriel de Chávez Osorio, presidente que fue
de esta Real Audiencia, gobernador y capitán general de esta isla y los Oficiales Rea-
les de esta ciudad.
Con la asistencia del Fiscal nombrado en la causa del descamino de los negros
que se hallaron ocultados en el monte de los que trajo Miguel Fernández de Fonse-
ca con los demás negros que vinieron en el navío nombrado San Cristóbal y Santa
Isabel que entró en este puerto para vender y rematar los esclavos que se aplicaron
a vuestra majestad se remataron en el dicho Miguel Fernández de Fonseca, setenta
y ocho cabeza de negros y negras, que se vendieron por de su majestad cada uno
de ellos chicos y grandes de cien ducados de buena moneda a pagar dentro de tres
meses.
Y asimismo parece que en catorce de junio de mil y seiscientos y treinta y tres
años se vendieron en almoneda pública por el dicho señor presidente don Gabriel
de Chávez Osorio y los dichos Oficiales Reales con asistencia del dicho Fiscal nom-
brado los esclavos que trajo el dicho Miguel Fernández y se le remataron al susodi-
cho hizo con grande y de la suerte que estaban a precio cada uno de cien pesos de
plata excepto cría del pecho que había de ir con la madre a pagar dentro de diez
meses y ofreció fianzas para la satisfacción (fol.1v.) y paga del precio de los dichos
esclavos, según todo lo susodicho, cumpla y parece por los dichos remates que están
en el dicho libro donde fue sacado y queda en la real contaduría a que me remito
y refiero y por mandado de su señoría del señor presidente, preside y gobierna esta
ciudad e isla por muerte del señor presidente don Gabriel de Chávez Osorio. Doy el
presente que es hecho en la ciudad de Santo Domingo de la Española en nueve días
del mes de mayo de mil y seiscientos y treinta y seis años.
Luis Arciniega.
Escribano.
Los escribanos públicos y Reales de esta Audiencia de Santo Domingo de la
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Española que aquí firmamos, certificamos y damos fe, que Luis Arciniega de quien
parece va firmado y signado en este testimonio es escribano de su majestad y como
tal usa su oficio y a la escritura de este testimonio por el firmados y signados y demás
autos que ante el han pasado y pasan a todo ello, sea dado y dan entera fe y crédito
así en juicio como fuera del y para que de ello cumple, dimos la presente en la dicha
ciudad de Santo Domingo a nueve de mayo de mil y seiscientos y treinta y seis años.
Diego Méndez.
Escribano.
Enrique Francos.
Escribano Público.
Blas Sánchez.
Escribano Público.
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Genaro Rodríguez Morel
Yo Luis de Arciniega, escribano del Rey nuestro señor y vecino de esta ciudad
de Santo Domingo de la isla Española, doy fe y verdadero testimonio como por
escritura de venta que ante mí otorgo el señor don Gabriel de Chávez Osorio, pre-
sidente que fue de esta Real Audiencia, gobernador y capitán general de esta isla,
parece vendió a Francisco Rodríguez Franco, alguacil mayor de esta ciudad, diez
y seis piezas de esclavos y un cuarto de otra las cinco hembra y los demás varones
de edad unos con otros de diez y ocho a veinte años poco más o menos, todos de
nación Angola las que fueron de los que escupieron el descamino que hizo con los
Oficiales Reales de esta ciudad de los esclavos que se sacaron ocultamente del navío
nombrado San Cristóbal y Santa Isabel en que entró en este puerto el capitán
Miguel Fernández de Fonseca el año de mil y seiscientos y treinta y tres con armazón
de esclavos de Angola yendo a la provincia de Nueva España a Cartagena, los cua-
les le vendió por libres de los reales derechos por precio y cuantía de doscientos y
quince pesos de a ocho reales de plata cada una pieza que montaron las diez y seis y
un cuarto que así le vendió en el dicho precio tres mil cuatrocientos y noventa y tres
pesos y seis reales de plata que le pagó en contado el dicho alguacil mayor Francisco
Rodríguez Franco.
Declaró que los dichos esclavos eran y pertenecían a doña Elena Franco, su
hermana, para quien los había comprado y pagado con sus dineros la (fol.1v.) cual
dicha escritura parece se otorgó en dos días del mes de abril de mil y seis cientos y
treinta y tres años según que lo susodicho y lo demás contenido en la dicha escritura
consta y parece por ella a que me remito y refiero. Y por mandado de su señoría,
del señor presidente, doctor don Alonso del Cereceda que como oidor más antiguo
de esta Real Audiencia preside y gobierna esta ciudad e isla por muerte del señor
presidente don Gabriel de Chávez Osorio. Doy la presente en la ciudad de
Santo Domingo de la Española, en nueve días del mes de mayo de mil y seis cientos
y treinta y seis años.
Luis de Arciniega.
Escribano.
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Señor
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La ciudad de La Vega, que era de mucha vecindad, que con unos temblores de
tierra se arruinó. La villa de Cotuí, la ciudad de Santiago de los Caballeros, y hacia
la banda del norte y en la costa de mar, por aquella banda había dos ciudades en
dos puertos de los más famosos que están descubiertos. El uno, Puerto de Plata,
y el otro el de San Juan de la Bayajá. Y por la banda del Sur, a la entrada por la
isla, en el Cabo de Tiburón, la villa de La Yaguana, y en medio de la isla, en un
ameno y gran valle, la ciudad de San Juan. Y viniendo de allá a Santo Domingo en
la cabeza de la bahía de Ocoa, la villa de Azua. Y hacia la parte que esta isla mira
a la de Puerto Rico, la villa de Higüey y otras poblaciones cortas que después de
despoblada esta isla por la banda del sur de ella, se mudaron a esta parte desde
las cuales los vecinos cuidaban de sus hatos y hacienda que están en lo restante de
la isla viviendo en sus poblaciones en religión y justicia aumentada de cada día y
enriqueciéndose con los frutos de sus Haciendas, aunque después de consumidos
los indios naturales, por los malos tratamientos de los primeros pobladores o ya
oprimiéndolos con el sumo trabajo o por otros modos por quitarles sus Hacien-
das, se olvidó el beneficio de las minas y se redujo toda la granjería a la cosecha de
los cueros de ganado vacuno que es innumerable el de esta isla y a la sementera
del jengibre, que es muy considerable al tabaco y cañafístola y otros frutos consi-
derables que se cogen en ella con menos trabajo y costa con que se conservaban
los españoles en ella con grandes caudales y riqueza.
Hasta que la malicia y codicia de los enemigos hizo en esta isla lo que en las
demás de las de barlovento, que fue convidarles con el rescate trocando con ellas
los frutos de sus Haciendas por otras mercancías de ropas y otras cosas de que nece-
sitaban los habitadores, cosas que ellos abrazaron movidos ya de la codicia y lo que
yo tengo por más curto y estoy informado fue la principal causa de la necesidad de
sustento y vestidos nacida de no cumplirse en las Indias órdenes y cédulas de vuestra
majestad en que tiene mandado que los navíos que salen de España no descarguen
sino es a donde tienen su registro, cosas en todas ellas de gran providencia y mal
guardada por la malicia y codicia de los gobernadores que no las cumplen.
Porque teniendo vuestra majestad permitido por cédula de veinte y tres de
noviembre de 1592 que fuese con cada flota un navío de permisión a la villa de
La Yaguana de ésta isla. Y por otra cédula de 18 de junio de 1594 que (fol.2) fuese
otro a la ciudad de San Juan de Bayahá y otro de menos parte iba a Puerto de Plata
y proveyendo vuestra majestad por su Real Consejo de las Indias, que estas naos
fuesen conque estas plazas y las demás vecinas a ellas se corrían y embarcaban sus
frutos, los navíos no llegaban de ellas y se iban de otros puertos con que los vecinos
quedaban necesitados de sustento y sin ganancias de sus frutos por no tener en qué
embarcarlos y estar de La Yaguana a Santo Domingo, 130 leguas, de San Juan de
Bayahá a Puerto de la Plata cincuenta y de malos caminos con que ni podían soco-
rrerse de la dicha ciudad ni llevar a ella sus frutos, por lo cual avisaron el rescate y
comodidad que el enemigo les llevaba a su casa.
Y esto duro hasta que gobernando don Antonio Osorio esta isla, viendo el daño
que de dicho rescate resultaba a vuestra majestad y el peligro en que estaba la isla
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Genaro Rodríguez Morel
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pues cuando el rescate se hacía compraba el enemigo los frutos de esta tierra muy a
su costa dando por ellos, ropas con que se proveía la mayor parte de las Indias a muy
bajos precios con conocidas ganancias de los vecinos y hoy los cogen y disfrutan por
no haber quien se lo resista con sólo el gasto de cogerlos.
La sexta razón para poblarla son los inconvenientes que resultan de no traerse
el principal es ver la poca religión con que viven los habitadores de estos desiertos
que como testigo de vista los he reconocido pues jamás oyen misa ni hay quien se la
diga, ni confiesan ni comulgan y (fol.3v.) viven escandalosamente sin casarse ni aún
quien les case ni enseñe la doctrina cristiana ni reprehenda sus vicios y predique el
evangelio si no es que la de María de Virtud traiga a alguno a poblarlo para hacerlo
porque aunque cada año va un religioso mercenario de acá estos despoblados a
confesar va de paso y entendí no se remedia nada con que los habitadores olvidan la
religión cristiana y cada día la olvidarán más, pues los hijos no tendrán padres que
se la enseñen y vendrán a ser idálatras a pocos años cosa tan contraria al intento de
vuestra majestad pues su principal fin es que aprehendan los indios idólatras la fe
católica en estas Indias y con ese fin se los concediera los sumos pontífices y claro
está que no querrá que la olviden los criados en ella y a que envió a que la enseñasen
a los indios y gentiles.
Y el inconveniente es que de la mayor parte de los frutos de estos despoblados
se defraudan a la iglesia los diezmos y primicias con que no hay quien enseñe esta
doctrina ni predique el evangelio ni quien para hacerlo trate de estudiar con que va
todo más olvido y los eclesiásticos andan poco de ello por lo poco que estas partes
les sustentan.
El tercero que mucha parte de los frutos que se cogen en estos hatos, particular-
mente los cercanos al puerto de Artibinoco se embarcan por el o por La Yaguana y
los cargadores se van sin registro por no haber quien se le de con que estoy cierto
se defraudan a vuestra majestad los derechos y tampoco lo pagan los que hacen en
dichas fragatas ropas y otras mercadurías para trocar con los frutos de dichos hatos,
que es cosa considerable.
Y el último y no menor inconveniente es la poca seguridad que tiene esta isla
en su despoblación y estado miserable que tiene y que si el enemigo pone el pie en
ella, que le es muy fácil se ha de señorear de todo en poco tiempo y le ha de costar a
vuestra majestad mucha gente y hacienda y recobrarla y desde aquí puede deshacer
las armadas que vienen desde España a lo restante de las Indias y las que vuelven
de ellas para España porque está el desembocadero del canal el puerto de Bayahá
por la boca escapa su entrada de un navío y casi toca los españoles en la peña y en
entrando, puede tener más de trescientas velas segura que quetro piezas que tenga
a la boca infestar lo restante de las Indias porque hasta a barlovento de todas, por
lo cual parece que es necesaria la población de esta isla y el modo de hacerla me ha
parecido muy fácil y de poca costa así para renovar el beneficio de las minas como
para aumentar los frutos de ella y reducirla (fol.4) a que no necesite para su susten-
to y vestidos de el rescate de los enemigos y pueda socorrer las armadas y otras partes
de las Indias que es el siguiente:
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la Yaguana, Bayahá, Puerto de Plata, ciento, y que sean de las aldeas de Castilla la
Vieja, gente trabajadora, sencilla y no de otra tierra, porque en viniendo a las Indias
hacen bellaquería y no trabajan y con esta gente se acabará de destruir esta isla y
la dejaran buscando la haraganería y se irán las Indias adentro que se les darán re-
partimientos suficientes, reduciendo las demás Haciendas que tienen los que hoy
habitan esta tierra a las dos caballerías que esta mandado por cédula se les conceda
o quitándoles lo que tienen sin título, demás de que se le de más valor a las Hacien-
das que les quedaren con este beneficio y todavía les quedará de sobra mucha y muy
rica monterías en que puedan matar y coger el ganado cimarrón, que no hay vecino
que hoy tenga hacienda que no sea de más de siete a ocho legua y a esta medida hay
muchos que tienen a dos y a tres y a otras más y no las benefician y de todos se ha de
hacer, repartimiento a los nuevos pobladores, dejando parte para los propios de los
lugares y pastos concejiles.
Y en conformidad de otra cédula de doce de abril de 1626, año en que vuestra
majestad manda que informen las personas a cuyo cargo (fol.5) esta el gobierno
de esta isla si en ella hay, dispusieron para sembrar cáñamo para las jarcias y velas
de los navíos, me parece que la hay y tanta que se puede coger para proveer a
todas las armadas y vestir de cáñamo y lino a la gente de esta isla, blancos y negros
y mulatos, que es el traje que siempre se ha usado en ella para el campo por el
calor que hace, y para proveer mucha parte de el restante de todas las Indias, por
la comodidad de los ríos y valles que hay a donde beneficiar este fruto con que
no se podrá temer el rescate del enemigo en que consistió la mayor parte del y
así se puede vuestra majestad servir de enviar otros treinta o cuarenta vecinos que
entiendan de este beneficio y cosecha y otros tantos tejedores, dándole a los labra-
dores trigo, cebada y las demás semilas de cáñamo y lino para que los siembren
cobrándolos después de sus cosechas si no es que ellos a su costa quieran traer lo
que después estos industriarán a los negros y mulatos de esta tierra con que abun-
dará todo en ella y no habrá gente ociosa y sobrará para todo y será esta isla la más
abundante de las descubiertas y podrá proveer la mayor parte de lo restante de las
Indias porque ya le tiene experiencia de que es muy capaz de estas sementeras y
la gente que a de venir a poblar, a de ser con condición que hayan de habitar en
sus labores diez años y que hasta esto no puedan disponer de su repartimientos y
encargar a algunos de esta isla y la Audiencia no les de licencia para salir de ella
hasta cumplir dicho tiempo.
Y para estas labores y el beneficio de las minas de oro y plata y las demás que
hay tantas y tan copiosas entre ellas la de Janu (sic) que lo es tanto como el cerro
de Potosí se ha de servir vuestra majestad de mandar que se ponga condición en
los asientos de los que navegan negros de Angola a estas Indias, que cada año
traigan a esta isla mil piezas de esclavos, y que los gobernadores de Venezuela y los
demás de Tierra Firme que de ordinario condenan muchos indios a destierro de
sus sitios, o por haberse alzado después de haber dado la paz o porque inquietan
a los que la tienen dada, o por otra causas los destierren a esta isla, a donde se
les daría sitios para sus habitaciones en parte que puedan acudir por sus jornales
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El Rey
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Señor
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Señor
Mediante hallarse esta ciudad agradecida del buen gobierno con que ha admi-
nistrado la justicia que es a su cargo el capitán don Juan de Vargas Machuca, Alcalde
Mayor por vuestra majestad en esta Tierra Adentro y por los beneficios que esta
ciudad ha recibido por el bien común de ella le a parecido a este cabildo suplicar
a vuestra majestad mande a prorrogarle el oficio por otros cinco años más a lo que
vuestra majestad en otras cosas por lo tenue que es esta alcaldía mayor y su persona
y mucha consideración en ella así para la administración de justicia como para lim-
piar las costas de enemigos y la tierra de vagabundos como parece por la informa-
ción que remite a vuestra majestad este cabildo. Guarde Dios la católica persona de
vuestra majestad. San Juan de la Maguana y marzo 12 de 1640.
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Señor
Mediante lo bien que a servido en esta república el capitán don Juan de Vargas
Machuca a vuestra majestad en la administración de la justicia que es a su cargo,
corriendo toda la tierra, limpiándola de vagabundos, delincuentes, pecados públi-
cos y las costas del enemigos, siendo todo de mucha utilidad a esta ciudad y a los
demás lugares de la Tierra Adentro de Santo Domingo, le ha parecido a este cabil-
do hacer información de ello y suplicar a vuestra majestad mande hacer merced a
esta ciudad de prorrogarle el dicho oficio de Alcalde Mayor y por lo tenue que es
se le haga merced de renta que como tiene referido es de mucha consideración su
persona para el gobierno de esta tierra. Guarde Dios a vuestra majestad como la
cristiandad a menester. De la Concepción de La Vega a 12 de abril de 1640.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Por lo que ha servido a vuestra majestad corriendo las costas, quitando las ladro-
neras de la isla de la Tortuga, el capitán don Juan de Vargas Machuca, Alcalde Mayor
de la Tierra Adentro, de Santo Domingo excusando muchos daños a la república de
su cargo con que están limpias de muchos vicios y esta ciudad bien gobernada y los
pobres de ella y demás vecinos con mucha paz y sosiego a parecido a este cabildo pe-
dir y suplicar a vuestra majestad haga merced a esta república de mandar prorrogar
el oficio de Alcalde Mayor por otros cinco años e lo más que vuestra majestad fuere
servido que como consta de la información que va con esta es merecedor de la mer-
ced que este cabildo suplica. Guarde Dios a vuestra majestad como la cristiandad a
menester. De esta ciudad de Monte Plata, marzo, 9 de marzo de 1640.
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Señor
La pobreza en que están los vasallos y vecinos de esta Tierra Adentro cau-
sadas por las despoblaciones y el aprieto en que se hallan por la que infectan
las costas y puertos de la banda del norte y del oeste de esta isla los enemigos
es muy grande y serán más crecidos e irreparables los daños si hicieses pies en
ellas como se entiende por informes y declaraciones de algunos prisioneros que
lo intentan dichos enemigos para cuyo reparo este cabildo como constará del
decreto que va con esta por duplicado temerosos de dichos daños por la mucha
pobreza en que se hallan.
Suplica a vuestra majestad humildemente se sirva de mandar amparar y socorrer
esta tierra y vasallos que en ella viven sirviendo a vuestra majestad con tan pocas
fuerzas y sin ningún caudal para poder defenderse y resistir los enemigos con cien
mil ducados de préstamo para rehacerse de esclavos y otros efectos cien familias,
doscientos infantes para reedificar las fuerzas, puertos y lugares que se despoblaron
el año de seis ciento y cinco con dos navíos de registro que vengan a ello con me-
radurías para el vestuario necesario y para que vayan los frutos y corambres de esta
tierra de que gozan mucha parte los enemigos por estar como está despoblada y no
haberla podido defender. treinta y cinco años han y gozan de los frutos que en ella
tenían con que se han consumido y acabado los dueños y lugares que quedaron
causas bastantes para dar cuanta a vuestra majestad de cuya benignidad y como de
rey y señor esperamos y que se encarguen las poblaciones al capitán don Juan de
Vargas Machuca (fol.1v.) Alcalde Mayor que está ejerciendo por el selo con que se
sirve a vuestra majestad y ser tan gran soldado y de quien tiene este cabildo mucha
satisfacción y puede vuestra majestad tenerla de cuidado. Guarde Dios la Cesarea y
Católica Real de vuestra majestad como la cristiandad ha menester. De Santiago de
los Caballeros y junio 16 de 1640 años.
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Por la ciudad Juan Cristóbal de Porras Aragonés, escribano público y del cabildo.
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Señor
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Señor
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Señor
Vuestra majestad se sirvió de enviarme una cédula para que informe sobre
el salario que pide el médico. Yo, señor, juzgo no se le deben dar los doce reales
que pretende pues di otros doce cada soldado al hospital el cual porque cure los
enfermos que hubiere le paga cien ducados de plata y la ciudad porque asista con
ella ciento y treinta y tres ducados y siete reales lo que consta por esos papeles y
no será razón se le cargue a la infantería cuatrocientos y cincuenta pesos que son
los que pide siendo otros tantos los que dan los dichos soldados al hospital que
con el mayor número de plazas que hay ahora se le ha aumentado también esta
limosna al dicho hospital, con que se le podría añadir de su parte otros cincuenta
ducados más al médico, dándole la ciudad otros tantos pues cura muchos de bal-
de lo que hace de caridad por la mucha miseria de la pobre gente, y los salarios
que el deja de tener por no pedirlos o no dar celos no se deben recompensar por
el medio que intenta sino que, el presidente que es el primero le de salario y los
demás personajes de quien no lo tiene señalándoloselo o que le paguen sus visitas
que cuando no sean más de cuatro reales. Yo aseguro que dejará de hacer muchas
y no habrá tantos enfermos. Esto es lo que se me ofrece. Vuestra majestad ordenará
lo que fuere servido. Cuya católica persona guarde Dios como la cristiandad a
menester. Santo Domingo 10 de febrero de 1641.
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El Rey
Concuerda este traslado con la cédula original que para este efecto me entrego
su Señoría el señor presidente don Juan Bitrián de Biamonte y Navarra, goberna-
dor y capitán general de esta isla a quien se la volví a entregar a que me remito y
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refiero. Fecha en Santo Domingo en siete de noviembre de mil y seis cientos cua-
renta y un año. Diego Méndez, secretario de cámara.
Concuerda este traslado con el de la dicha real cédula que está en uno de los
libros de cédula de esta Real Audiencia con quien lo corregí y concerté y va cier-
to y verdadero según por el parecer a que me refiero y de mandato a boca de su
señoría, el señor presidente don Luis Fernández de Córdoba, doy el presidente.
En Santo Domingo en primero de septiembre de mil y seis cientos y cincuenta
años.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Por cédula cuya copia va con esta, manda vuestra majestad a esta Real Audiencia
informe de las materias que contiene, cumpliendo con lo que en ella me manda.
Es cierto Señor que son dueño los enemigos de los puertos en la banda del norte y
el oeste de esta isla dando carena en ellos a sus naos, tomando bastimento de carne
llevándolos a la Tortuga y a otras partes y aprovechándose del palo de brasil y Caña-
fístola que sembraron los primeros pobladores con lo que viene vuestra majestad a
estar sustentando sus propios enemigos.
Y si lo que Dios no quisiera se hiciesen dueños y fortificasen en el puerto tan
celebrado por su grandeza y facilidad en su fortificación de Bayajá y otros sería, sino
imposible a las fuerzas de vuestra majestad muy dificultoso y con grandes gastos y
echarles de dichos puestos.
Y asimismo el de Puerto de Plata tiene reliquias de su fortificación y el lugar
parte del en pie y si se tomasen por los enemigos, sería lo mismo, por lo cual nos
parece que vuestra majestad servirá de mandar fortificar dichos puertos y poblar los
dos lugares que en ellos asistían para lo cual será necesario poner en cada uno un
capitán o cabo que tenga dichas fortificaciones que será necesario hacer y no con
grande costa del Real Patrimonio con cada cincuenta soldados de guarnición y para
la población cincuenta familias para cada uno en cuya consecuencia son necesarios
(fol.1v) los navíos que pide la ciudad de Santiago con lo cual quedará esta isla algo
más defendida de lo que se halla y el enemigo más imposibilitado de tomarla.
Y para cualquier acontecimiento que pueda suceder le podían dar la mano unos
lugares a otros, habiendo dispuesto vuestra majestad la armada de barlovento no
tiene parte donde pueda habiendo lucido efectos tomar bastimento ni rehacerse de
lo necesario, más a propósito en los puertos de esta isla.
Aumentaran se mucho y cobrarán algún resuello los vecinos si vuestra majes-
tad les hiciese algún considerable socorro de que necesitan para la población de
dichos lugares, y si el socorro fuese en esclavos sería en mayor utilidad y beneficio
el patrimonio de vuestra majestad de que aumentaran sus derechos reales podrían
con ellos poblar las minas de Anu que están en la dicha banda del norte que son
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Luis de Salazar.
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Señor
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Señor
La cédula del 16 de abril del año pasado de 1645 mandó vuestra majestad
informe a esta Audiencia si de presente subsiste la necesidad que ha representado
esta isla para que no se pague más de dos por ciento del derecho de almojarifazgo
y alcabala de los frutos que se navegan a esos reinos. Y habiéndose conferido aten-
diendo que los vecinos de esta isla están al presente con mucha pobreza causadas
por los derechos y nuevas imposiciones que pagan y pérdidas que han tenido de
los frutos, así por los malos temporales así como por los muchos enemigos que
andan por la mar para cuya resistencia y oposición están de ordinario y al presente
con las armas en las manos y que su conservación y su sustento consiste en el
comercio que por lo referido ha ido a menos con que se hayan necesitados como
lo estaban por el año pasado de seis cientos y cuarenta que se hizo la merced. Nos
parece convendrá que se le prorrogue por el tiempo que vuestra majestad fuere
servido. Cuya católica y real majestad guarde Dios como la cristiandad desea y ha
menester. Santo Domingo, y enero 14 de 1647.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Vuestra majestad por su real cédula de 16 de abril del año pasado de 645
se sirve referir que por cédula de 14 de septiembre de 641 hizo merced de
prorrogar a los vecinos de esta isla por dos años los cuales había hecho de que
las mercadurías y cosas que se traen a ella de la ciudad de Sevilla no pagasen
más de dos y medio por ciento de derechos en lugar de los siete y medio que
de ellos se deben pagar atento a su necesidad. Y que ahora por parte de esta
ciudad se había fecho relación se hallaban sus vecinos con mayor estrechez y
necesidad, que cuando vuestra majestad les hizo merced por haber cogido los
portugueses seis navíos cargados de frutos que el dicho año de 641 salieron de
ella para esos reinos conque han quedado en suma pobreza y que para su ali-
vio y conservación y que no se pierda el comercio suplicaba a vuestra majestad
le prorrogase la dicha merced por el tiempo que fuese servida. Y que avián-
dose visto por el Real Consejo con lo que sobre ello dijo el Fiscal de vuestra
majestad como quiera que por otra real cédula de la misma data se sirvió de
prorrogarle por otros dos años la dicha merced con denegación de otros hasta
que con efecto llevase informe de esta Real Audiencia y de ellos los Oficiales
Reales de las conveniencias o inconvenientes que se nos ofrece y puede haber
de concederle esta gracia y si es cierto la necesidad que representa para que
visto se provea lo que más convenga.
La necesidad señor que representa esta ciudad de sus vecinos a vuestra ma-
jestad es tan cierta que no padece duda a causa de no haber tenido salida de sus
frutos de seis años a esta parte por falta de bajeles en que navegarlos a esos reinos y
de la poca salida y valor que en ellos ha habido de ellos (fol.1v.) y de la perdida de
los que llevaban en seis naos que el año de 641 que los portugueses cogieron y se
apoderaron de ellos y sirviéndose vuestra majestad de hacerles la merced que pre-
tende esta ciudad con ocasión de ella se alentaran muchas personas a comerciar y
navegar sus bajeles a este puerto de que se seguirá tener salida estos frutos y estos
vecinos el remediarse con su procedido por no tener otra cosa de que sustentarse
por no haber minerales como los hubo en los principios, y navegándose resultan
de ellos derechos pertenecientes a vuestra majestad y así tengo por conveniencia
que vuestra majestad se sirva hacer merced a esta ciudad por el tiempo que fuere
servido de quo lo que se encargare a ella de esos reinos se cobre tan solamente
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
dos y medio por ciento en lugar de los que se cobran que son diez por ciento de
las mercadurías y quince por ciento de los vinos con que será comerciada y podrán
restaurar algo de lo mucho que han perdido de sus frutos y sobrellevar el estar
continuamente con las armas en las manos con ocasión de invasiones de enemigos
que la asaltan y amenazan de ordinario.
El año de 1640 que esta ciudad gozó de indulto y merced de no pagar de dere-
chos más de dos y medio por ciento montaron los de una nao que vino con registro
de la de Sevilla 399,115 maravedís y el de 41 que asimismo gozó de ella montaron
los de dos naos que vinieron un millón 28 mil 04 maravedís.
El año de 1640 que se cobraron enteramente los derechos debidos a vuestra
majestad por haberse cumplido la merced montaron los de una nao un millón
79,624 maravedís y el de 646 por no haber venido los de 643,644,645 ningún navío
de registro montaron los derechos de dos naos 165,724 maravedís esto represento
a vuestra majestad para que se vea no tiene inconvenientes el servirse de hacerle
a esta ciudad la merced que pretende. Guarde Dios la Católica y Real Persona de
vuestra majestad tantos años como a menester la cristiandad. Santo Domingo a 20
de enero de 1647 años.
Francisco de Tajagrano.
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Por cédula de 20 de mayo de 1645 que ahora fue hallada con otras dirigidas a
esta Real Audiencia entre los papeles del gobierno que quedaron por muerte de
don Nicolás de Velasco, presidente que fue en ella. Sobre la necesidad que dijo
tener el cabildo de esta ciudad por carta suya escripta a vuestra majestad en primero
de octubre de 637 de que aquí hubiese padres de la compañía de Jesús para la edu-
cación y enseñanza de los hijos de vecinos, y que concediéndoseles licencia podrían
fundar el colegio que aquí dejó Hernando Gorjón, donde se enseña gramática, que
tendrá de renta hasta 400 ducados y que los que viniesen a esta fundación la podrían
enseñar por convenir así al servicio de Dios y de vuestra majestad.
Se sirve de mandar que esta Real Audiencia informe con su parecer de las incon-
veniencias o inconvenientes que esto puede tener y lo que cerca de ello se ofrece en
cuyo cumplimiento considerado, el intento parece muy digna su ejecución y efecto
de la real atención y providencia de vuestra majestad y justa y necesaria la súplica de
esta ciudad sin que se reconozca inconveniente que contradiga la utilidad (fol.1v.)
que seguirá de esta loable fundación por carecerse de los frutos espirituales y tem-
porales que cogerán de su doctrina, letras y costumbres los hijos de esta ciudad isla
de Puerto Rico y sus distritos, pasando el provecho de la enseñanza de la doctrina
cristiana a las almas de negros y mulatos con cuyo servicio y trabajo se mantiene y
cultiva esta tierra.
Y recibirá aumento de la policía de los vecinos y forasteros con la comunicación
y documentos de los hijos de esta sagrada religión, para que los ingenios que este
clima produce son dóciles y aplicados.
Solo pudo entender ahora oponerse la dificultad de la corta renta propuesta
por el cabildo, pero ahora parece que se ha allanado con la fundación que el año
pasado de 648 dispuso por su testamento don Juan de Quesada de que constara a
vuestra majestad por el testimonio incluso cuya hacienda administrada de mano de
la compañía para tan santo fin con los cuatrocientos ducados del colegio de gramá-
tica, quitadas las cargas, pasará de tres mil ducados de renta sin alargar la estimación
congrua, suficiente para el sustento de ocho o diez religiosos por ahora, y adorno de
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el culto divino, y para obviar los inconvenientes que el cabildo eclesiástico llegará a
considerar se podría sentar esta fundación dejando ileso el derecho de diezmar de
la adquisición de bienes a las rentas decimales que aquí son muy tenues pues la cuarta
arzobispal, no llega un año con otro al valor de dos mil y quinientos pesos (fol.2)
con que sin perjuicio de tercero tan digno de ser a tendido y resguardado quedará
promovida la causa pública de estas islas y hecho el servicio de Dios y de vuestra
majestad cuya Católica y Real Persona Guarde nuestro señor como la Cristiandad
ha menester. Santo Domingo y marzo 4 de 1649 años.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Por cédula de 20 de mayo de 1638 que ahora fue hallada con otra dirigida a
esta Real Audiencia entre los papeles del gobierno que quedaron por muerte de
don Nicolás de Velasco, presidente que fue en ella, sobre el deseo que esta ciudad,
por carta suya significó a vuestra majestad de principio de octubre de 1637 de que
en ella hubiese padres de la compañía de Jesús para la educación y enseñanza de
los hijos de vecinos y que concediéndoseles licencia podría fundar el colegio que
aquí dejo Fernando Gorjón donde se enseñaba gramática que tendrá de renta
hasta cuatrocientos ducados, y que los que pasasen a esta fundación la podrían
enseñar.
Y así pedía licencia para esta fundación por convenir al servicio de Dios nuestro
señor y de vuestra majestad sirviéndose de mandar juntamente que esta Audiencia
informaron su parecer las conveniencias o inconvenientes que esto pueda tener
y lo que cerca de ello se le ofrece. En cuyo cumplimiento considerado el intento
parece muy digna su ejecución y el efecto de la real atención de vuestra majestad
y justa y necesaria la súplica de esta ciudad sin que se reconozca inconveniente
que contradiga a la mucha utilidad que se seguirá de esta loable fundación por
carecerse del fruto que cogerán la doctrina, letra y costumbres de los hijos de esta
ciudad, isla de Puerto Rico y sus (fol.1v.) distritos y pasará el provecho de la en-
señanza de la doctrina cristiana a las muchas almas de negros y mulatos con cuyo
trabajo se mantiene esta tierra recibiendo aumento la policía de los ciudadanos
con la comunicación y documentos de los hijos de esta sagrada religión para que
con los ingenios de los naturales harto dóciles y aplicados sólo pudiera oponerse
alguna dificultad antes de ahora en la cortedad de la renta propuesta en la carta
de la ciudad pero ya se ha allanado con la fundación que el año pasado de 48
dispuso por su testamento don Juan de Quesada como mejor constará a vuestra
majestad por el testimonio incluso dejando a la dicha religión con carga de fun-
dar un colegio en esta ciudad, un ingenio de moler azúcar bien aviado con más
de sesenta esclavos y cantidad de ganado vacuno, de cerda y lana y monterías de
todos géneros que todo se reputa en más de sesenta mil pesos de justo valor, que
bien administrados rendirán bastantemente lo necesario para la congrua susten-
tación y adorno del culto divino del colegio que así se fundare añadiendo la renta
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
referida por la ciudad y para obviar a todos los inconvenientes que se podrían por
el cabildo eclesiástico y religiones representar si se asentase la fundación limitada
la adquisición de bienes o por lo menos salvo el derecho de las rentas decimales
que aquí son tenues pues la cuarta Arzobispal no llega a dos mil y quinientos pesos
cesarían todos quedando hecho el servicio de Dios y de vuestra majestad y promo-
vida la causa pública. Cuya Católica y Real Persona Guarde nuestro señor como la
Cristiandad a menester. Santo Domingo marzo 3 de 1649 años.
Señor, este informe y parecer se envió a vuestra majestad (fol.2) con otros
despachos de la ciudad duplicado en dos navíos que salieron de este puerto. El
uno en 4 de marzo y el otro en 2 de junio de 1649, y por haber llegado a esta ciu-
dad en 13 de febrero que ahora, paso los padres Damián de Buitrago y Andrés de
Solís de la compañía de Jesús y un hermano enviado por el Provincial del Nuevo
Reino y comenzándose a experimentar la las conveniencias antes representadas
correspondientes a la expectación y aplauso de esta ciudad en común y particular
abono suficiente del informe de esta Audiencia a parecido necesario volverle a re-
petir porque sirva de nuevo memorial a vuestra majestad para que esta tierra goce
enteramente del provecho que ha empezado a gustar nuestro señor. Nuestro
señor guarde la Católica y Real persona de vuestra majestad. Marzo 17 de 1650
años.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
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Genaro Rodríguez Morel
Nosotros don Pedro Ruiz Díaz de Pineda y Francisco Facundo de Carvajal escri-
banos públicos de esta ciudad de Santo Domingo. Certificamos y damos fe donde
convenga como en virtud de la cédula de su majestad mandó echar bando su nuevo
el señor general don Luis Fernández de Córdoba, capitán de la Orden de Santiago,
gobernador y capitán general de la Isla y presidente de la Audiencia y Chancillería
en ella para que todos los vecinos de esta ciudad, estantes y habitantes en ella, se
quitasen los lutos y celebrasen el felicísimo casamiento del Rey nuestro señor que
se efectuó con la serenísima señora doña Mariana de Austria y se comenzasen las
fiestas desde siete de septiembre de este año en cuyo cumplimiento con general
regocijo de esta ciudad miércoles en la noche se pusieron por todos los balcones
plazas y ventanas luminarias disparando aquella tarde la artillería de los castillos de
esta ciudad y las naos que se hallaron en este puerto los que tenían.
Y hubo regocijo de máscaras de mujeres adornadas lo más airoso que se pudo,
publicando eco por las calles hasta llegar a las casas de su señoría a quien rindieron
en nombre de su majestad obediencia. Continuando las mulatas libres otra máscara
la noche siguiente con libreas diferentes siguiendo las morenas libres y continua-
ron la celebridad, los caballeros de esta ciudad con una máscara de libre, arte con
mucho adorno con una invención de coro y música en cuya noche hubo muchas
luminarias y luces, teniendo su señoría adornada todas las casas de palacio con blan-
dones de cera encendido por todos los balcones, azoteas y cuadras agradeciéndoles
(fol.1v.) con toda firmeza lo que habían mostrado de alegría en el dicho. Asimismo
casamiento de vuestra majestad y para que continúe de mandatos de su señoría
damos el presente. En Santo Domingo en veinte de septiembre de mil y seis cientos
y cincuenta años.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Señor
Sobre las recusaciones del licenciado don Pedro Luis de Alarcón y don Fernando
de Cepeda, Oidores de esta Audiencia de Santo Domingo.
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Genaro Rodríguez Morel
El Rey
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
de la causa pública os mando que habiéndose fundado toda esa Audiencia y discu-
rrido sobre ello, me informéis con vuestro parecer con toda distinción y claridad
en la primera ocasión que se ofrezca para que visto por los del dicho mi Consejo
se provea lo que convenga. Fecha, Madrid, 18 de marzo de 1651, Yo el Rey, por
mandado de mi Rey Vuestro Señor, Juan Bautista Sáenz Navarrete:
Y ahora en un capítulo de carta que me escribió el licenciado Melgarejo, el
1 de agosto de este año, refiere las conveniencias que se siguen de guardarse
la ordenanza del año 1573, que dispone que con dos votos conformes, se haga
sentencia, que de otra fuerte se ha de impedir mucho el despacho por la falta
de jueces y abogados y que en caso de no haberlos, dice se remitan las causas en
discordia a los letrados de Puerto Rico, La Habana o Cartagena, para la brevedad
de su despacho.
Y habiéndose visto en mi Consejo Real de las Indias que se os ha pedido
para tomar resolución en esta materia y conviene hacerlo con toda la gravedad por
su gravedad e importancia, os mando me lo remitáis en la primera ocasión que se
ofrezca, para que visto en el dicho mi consejo, se provea lo que más convenga.
Fecha en Madrid, a 20 de septiembre de 1651. Yo el Rey, por mandato del Rey
nuestro señor, Gregorio de la Guía, señalada de lo de mi consejo.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
De las informaciones que esta Audiencia hizo para el castigo de los peca-
dos públicos, resultaron no pocas mujeres estar amancebadas públicamente con
eclesiásticos y religiosos y aunque se procuró en ellas guardar con todo decoro a
su estado no permitiéndose nombrasen sus personas ni religión, han sido algu-
nos, tan poco atentos, que viendo presas a sus mancebas, se han mostrado, dán-
dose por entendidas con varias quejas, que así en las calles como en los púlpitos
teniendo a los ministros de la Audiencia por incursos la Bula In Cena Domini,
haciendo juntas y pláticas sobre ésta materia y aunque estos procedimientos tan
públicos juzgamos que obligarán al arzobispo superior y prelado a castigar a
sus súbditos así en la parte del desacato como en la de su culpa por lo que con
tales demostraciones habían publicado más su incontinente vida. Fue muy al
contrario, pues más que hasta ahora no se ha visto castigo eclesiástico alguno
por este delito en ocasión que parece era más debida esta satisfacción a vista de
la que estaban dando los jueces seglares a la causa de Dios y de la república han
tomando mayores ánimos de lo que fueran razón así por la omisión (fol.1v.) de
sus superiores, como por la ejecución de ellos fueron y en el efecto se vio, pues
el 17 de febrero, yendo un alguacil, portero de esta Audiencia a prender a una
mujer por amancebamiento público de más de dos años con un eclesiástico se le
opuso éste, impidiéndole su ejecución y poniéndole las manos en el rostro, que
para deshacerse de él y que no saliera fuera con la mujer, deteniéndole el brazo
el dicho eclesiástico, se halló obligado el ministro a defenderse. Dio cuenta el
previsor que se castigase, por lo que de ello resultó, fue hacer información el algua-
cil y con pretexto de sacrilegio, que diera, había sometido el ministro contra el
dicho eclesiástico, porque dijo le mordió en un dedo, proveyendo auto en que
dio por culpados a ambos.
Después de algunos días, prendió al clérigo e imploró al auxilio del Alcalde
Ordinario para prender al dicho alguacil, que le remitió a la Audiencia por ser
su ministro, pidió después el provisor al oidor don Francisco de Montemayor de
Cuenca, el cual juzgó por preciso comunicarlo en la Audiencia por haberse en ella
prevenido la causa, recibiendo información de lo sucedido y resultando de ello ha-
ber procedido bien el dicho alguacil y el clérigo, haberlo recibido como cuenta de
los autos que a vuestra majestad remitimos, respondió se le en esta conformidad
exhortándole a que sobreseyese en la causa y no ocasionase discordias, sino que
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Señor
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información, se los negaron, con que se le hiciera a lo que tenía dicho en ellos y no
satisfaciéndose con esto el dicho juez eclesiástico, les mandó que pena de excomu-
nión mayor y de quinientos ducados, pensando y recorriendo su memoria dijesen
refiriéndose a lo mismo y declaran por excomunión, acudieron a la Audiencia por
vía de fuerza, que declaró hacerla admirando mucho el estilo de proceder por
ponerles en evidente peligro de perjurarse sin ver sus dichos y a lo que parecieron
fue traza para destruir, por este camino la información hecha por esta Audiencia,
pues en lugar de coadjubarla, trataron de hacer otra contraria abonando el sujeto y
queriendo probar que el amancebamiento causa principal de este procedimiento,
no era cierto, siendo así que no hay cosa más pública y notoria en esta ciudad, ni
sujeto más libre e inquieto en tosa la isla como todo cantara de los autos, incluso ha-
biendo llegado el ministro de campo don Andrés Pérez Franco, en 23 de marzo pa-
sado, entre otros muchos delincuentes que estaban retirados en la justicia y salieron
públicamente a pasearse, teniendo por así (fol.2) al dicho presidente en desprecio
y vilipendio de los ministros de esta Audiencia, fue el dicho eclesiástico según se tie-
ne por cierto dado en las informaciones que el arzobispo hizo al dicho presidente,
que los oyó muy bien, dándoles crédito en todo y negándoles a los ministros de esta
Audiencia como si fuéramos enemigos de la república y no ministros de vuestra
majestad, tan atento al seguimiento de Dios y de vuestra majestad como es noticia y
lo asegurarán cuantas personas desapasionadas no hubiesen visto proceder.
En ocho del corriente, se dio noticia la presidente en el acuerdo del estado
del negocio omisión e impedimento que pone el juez eclesiástico en ejecutar el
destierro del dicho clérigo, se le leyó la información hecha en este particular y se
determinó que se enviase a España, al dicho eclesiástico y remitiese a vuestra majes-
tad con dicha confirmación y se le encargó al dicho presidente de hacer ejecución
como a quién lo (roto) y no solo no dio paso en ello, pero antes parece la a es-
torbado causándole mucho reparo, que condenó al dicho clérigo probablemente
por las calles y admitido algunas veces en su casa después de lo he querido el dicho
presidente, no haya hecho demostración alguno en este particular, de que demos
cuenta a vuestra majestad para que en ningún tiempo se nos impute omisión si algo
resultase de la libertad e inquietud de este eclesiástico, solo suplicamos a vuestra ma-
jestad nos ampare en el crédito, autoridad y estimación que por criados de vuestra
majestad merecemos especialmente en esta Audiencia, donde tan desautorizada se
halla y sus ministros, Dios guarde la Católica y Real persona de su majestad, como la
cristiandad, menester susodicho. Santo Domingo, 14 abril de 1652.
Habiendo conferido esta materia con el Fiscal de esta Audiencia y determinado
(fol.2vto) firmar esta carta, se excusó por las razones que en otra referimos a vuestra
majestad.
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Genaro Rodríguez Morel
El Rey
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Señor
Por decreto de 22 de este se sirve vuestra majestad de decir que persona celosa
de su servicio, inteligente en la materia de que trata ha dado a vuestra majestad el
papel que con el vino y siendo las necesidades presentes de calidad que obligan a
no despreciar media alguna de que se puede sacar fruto a resuelto vuestra majestad
remitirle al Consejo para que luego sin perder punto consulte a vuestra majestad
sobre lo que ofreciere y pareciere en la materia, el papel se reduce a representar que
desde el año de 640 que sucedió el levantamiento del reino de Portugal se prohibió
la navegación de esclavos negros para las Indias, de que se ha seguido pérdida muy
crecida a la Real Hacienda y mucho perjuicios a aquellas provincias y apunta la for-
ma en que se navegaran por lo pasado los derechos que de ellos se pagaban en los
puertos de las Indias la necesidad grande que hay en ellas de esclavos para la labor y
beneficios de las minas y de las Haciendas del campo y propone el medio de que se
podría usar para navegarlos y que con esto se restaurará la renta de los derechos que
se pagan de los dichos esclavos que podrá importar cada año más de 100 mil duca-
dos de plata que respecto de estar hoy en pie la prohibición podrá también venderse
la licencia de cada navío como permisión de contrabando y valdrá cada uno dos o
tres mil ducados de plata de contado con que se podrá sacar en pocos días una bue-
na partida como más particularmente se contiene en el papel que vuelve con esta.
De esta materia a mucho tiempo que se trata en el Consejo (fol.1v.) por la ins-
tancia que han hecho algunos ministros de las Indias sobre que se naveguen negros
a ellas por la falta que hay de ellos y diferentes personas y vecinos de Sevilla y otras
partes han propuesto repetidas veces se les de permisiones para poderlo hacer ofre-
ciendo irlos a rescatar a las islas y conquistas que no estén sujetas a la Corona de
Portugal por el levantamiento de aquel reino. Pero considerando el Consejo el daño
grande que se podría causar si a título de estas permisiones introdujesen comercio
los portugueses en las Indias por medio de los que fuesen a rescatar esclavos tuvo
por conveniente que antes de llegar a dispensar la prohibición se supiese la nece-
sidad que de ellos había en aquellas provincias sobre que el Consejo hizo consulta
a vuestra majestad el 26 de septiembre del 1645 y con noticia de lo que en ella se
representó, se sirvió de resolver se pidiesen informes en razón de esto a los Virreyes
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
aceptación y buen celo, aunque siempre con poca salud. Dejase llevar mucho de
el afecto de carne y sangre. Ha tenido poco aliento en reformar lo que ha estado
a su cargo.
El maestre fray Diego Romero de la misma Orden de Santo Domingo es
natural (fol.1v.) de la ciudad de La Habana, estudió en Méjico, ha leído artes y
teología muchas veces en esta provincia hace dado el púlpito y cátedra con buen
natural y servido mucho en pocos años. Fue prior de La Habana y ahora provincial
de esta provincia. Ha entrado en los oficios con poco adobo y en la reformación
es remiso.
El presentado, fray Jacinto Martínez es natural de la ciudad de Puerto Rico y
religioso de Santo Domingo. Estudió en Méjico, fue provincial de esta provincia
el cuatrienio pasado y prior al presente de esta casa. Gobernó pacíficamente. Lo
visitó esta casa que fue necesario a año que falta de esta ciudad con que las noticias
no han podido ser mayores. Parece prudente, predica con buen celo, y es oído con
gusto.
El maestre fray Bartolomé de Benavente, religioso de la Orden de las Mercedes
de esta ciudad y natural de ella a donde estudió arte y teología ase dado por lo posi-
tivo de el púlpito es bien oído, fue comendador de esta casa, reedificó sus claustros
y escalera. Por su apacible natural, estimado y requerido de muchos.
Poco edifica con sus sermones y no a edificado con sus costumbres. El Padre fray
Joseph de Cleregas y Lanusa, religioso de San Francisco. Es natural de Cataluña,
estudió en España, fue lector en Girona y Lérida, vino por lector a esta provincia
obra nueve o diez años a donde a leído siempre artes y teología en la provincia de
Santa Cruz de Caracas, y es lector jubilado por su general. A predicado mucho y con
aceptación, porque es docto en lo escolástico positivo y moral, el ingenio es grande
y es guardián de esta casa de San Francisco.
Vino por visitado nombrado por el comisario de el capítulo, se le ha suspendido
la visita por accidentes de la Orden, poco reposo y constancia en las materias grabes
bueno para una lectura.
Estos sujetos no saben la lengua de los indios ni tienen comprensión de los natu-
rales. No se me ofrecen otros sujetos de que informar a vuestra majestad y como ha
aun no tres años que llegue a este arzobispado he necesitado de buscar y noticiar de
las personas más celosas con el secreto que he podido, deseoso de obedecer y servir
a vuestra majestad. Para que nuestro señor, muchos y felicísimos años, para el mayor
bien de esta monarquía como continuamente pido en mis sacrificios y oraciones.
De Santo Domingo de la isla Española en abril 2 de 1653 años.
Besa los pies de vuestra majestad su humilde capellán don Francisco Pio
arzobispo de Santo Domingo.
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Señor
Por la obligación que tenemos los vasallos de vuestra majestad y hoy en particu-
lar por el puesto que ocupo de guardián de este convento a quien vuestra majestad
hace tantas limosnas no podemos dejar de darle cuenta del desconsuelo común
con que queda esta isla con el nuevo gobierno del presidente, gobernador y capitán
general don Félix de Zúñiga que con su rígido natural y peor expediente que tiene
en el modo con que trata a sus súbditos ha obligado con su desagrado a retirarse los
más vecinos de los campos y los más amedrentados de sus casas huyendo a su terri-
ble condición en tanto extremo que dudamos si el enemigo vuelve a esta isla tenga-
mos buen suceso en ella cuando los ánimos están tan retirados por los montes aún
el más mínimo lancero a la obligación del servicio de vuestra majestad en la ocasión
los pobres y aún los acomodados claman del poco gobierno en el abasto de los man-
tenimientos pues carne ya es continuo el no haberla y el tolerar que los regidores y
ricos la vendan en sus casas por el precio que quieren y lo mismo en todo lo demás y
en nada se pone remedio por vuestro presidente, antes da mano a algunos para que
lo hagan desde que llegó no ha hecho demostración alguna, asó en la disposición
militar como política ni sale de casa a ver siquiera la muralla, fuerza de esta ciudad
por si acaso vuelve el enemigo ni aún mostrando celo de remediar (fol.1v.) nada, an-
tes queda esta ciudad llena de discordia y públicamente se dice la poca estimación
con que trata a los ministros de vuestra majestad que con este ejemplo los súbditos
se atreven a perturbarlo todo, de suerte que reine la malicia y se olvide el servicio de
Dios, la religión y el de vuestra majestad esto nos mueve a escribir estos renglones
para que tenga el remedio que piden tan desiguales principios antes que nos vengan
mayores daños. Dios guarde la católica persona de vuestra majestad para la defensa
de la iglesia. Santo Domingo, isla Española. Julio 25 de 1656 años.
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Señor
Por repetidas veces señor, según el particular como ardiente afecto que nuestra
religión seráfica tiene a la Purísima Inmaculada Concepción de la Virgen Santí-
sima, Nuestra Señora, queriendo este convento de San Francisco en esta ciudad
de Santo Domingo celebrar su fiesta con la solemnidad y festejos debidos en su
propio día. El mayordomo y diputados, personas poderosas de un hospital de esta
ciudad, nombrado San Nicolás, valiéndose de poderosos medios y con pretextos
varios, diciendo unas veces tener breves apostólicos, otras ser fiesta principal de
dicho hospital y con otros diferentes motivos por una fiesta votiva y de devoción
que hacen en el día propio, han conseguido y pretenden llevar adelante en que
en este convento no celebremos en su día propio esta fiesta con la solemnidad
y aplausos debidos, sino que la transfiramos a un día de la octava por lo pobre y
necesitado de nuestro instituto.
Son nuestras fuerzas pocas para resistir al poder que en estas partes hay. Acción
es Señor que a causado y causa en nosotros notables sentimientos y desconsuelos
por impedir el espiritual alborozo que en la celebración de esta festividad tenemos,
como particulares profesores y defensores que somos de este misterio inmaculado
a que tanto blasona la ardiente devoción de nuestra seráfica religión y que tanto
nos manda defendamos. Por lo cual, señor, humildemente postrados en las reales
suplicamos casi todo rendimiento (fol.1v.) sea servido vuestra majestad de mandar
por sus real cédula así a los Presidentes de esta Real Audiencia como arzobispos y
Obispos y cualesquier justicia así eclesiástica como secular, pues en esta parte no
contravenimos a constituciones aplicadas no nos impidan y ni estorben con los
varios pretextos y medios el poder celebrar en su propio día la fiesta de la Purísima
Concepción con la solemnidad y festejos que se acostumbran pues solo es, señor,
pretender dichos mayordomos y diputados tener singularidad de superioridad que
aún parece en esta parte intentar tener.
Recibiremos particular honra y consuelo como tal del servicio de Dios nuestro
señor y de su purísima madre y tan del concedido efecto de vuestra majestad de
quienes singular protector y defensor como devoto y aficionado. Guarde Dios la
Católica y Real Persona de vuestra majestad con aumento de mayores reinos, como
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Ignacio de Juberas.
Christobal Piñero.
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Señor
Entre las calamidades que a esta isla le han sucedido de algunos años a esta
parte que han sido muchas la más sensible, y que la tiene más aniquilada es la gran
falta de esclavos que en ella hay a causa de la mortandad tan grande que de ellos
le sobrevino con la peste y con otras enfermedades que después de ella incesante-
mente la han infestado, con lo cual, y con no haber entrado armazones de negros,
muchos años ha excepto dos cortas en dos navíos de arribada se han minorado en
grande manera y con ellos las Haciendas de toda la isla, porque como estas todas
se reducen a hatos, estancias, ingenios, que se benefician por manos de esclavos
porque en estos reinos no hay otros que trabajen en faltando estos. Falta todo lo
referido como se ha experimentado en esta isla, en la cual se han despoblado del
todo muchas Haciendas y menoscabo todas de tal manera que si no se acude al
remedio se puede temer su total ruina y así recelosos de ella y como ministros de
vuestra majestad se lo representamos para que sea servido de poner el reparo de
que tanto necesita. El (fol.1v.) cual consistirá en que vuestra real persona sea servi-
do de dar permiso para que vengan uno o dos navíos de negros todos los años para
esta ciudad con que se alentaran los vecinos a tener labranzas, se poblará la isla y
crecerá el comercio y de otra suerte será forzoso que a breves días quede desierto
lo poco que a quedado que no lo este. Guarde nuestro señor, la Católica y Real
persona de vuestra majestad muchos años, como la cristiandad ha menester. Santo
Domingo y agosto 3 de 1660.
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Señor
Vuestra majestad por cédula de 25 de junio del año pasado de 1661 se sirve
referir que por parte del convento de Santa Cruz de la Orden de San Francisco de
esta ciudad se representó a vuestra majestad que por otra de 20 de junio de 1654 fue
servido prorrogarle por 8 años la limosna de vino y aceite para celebrar y alumbrar
el Santísimo Sacramento y que respecto de estar ya casi cumplidos y ser muy pobres,
suplico a vuestra majestad fue servido prorrogarle la dicha limosna perpetuamente
o por tiempo largo, mandándome no obstante haberle prorrogado por dos años la
dicha limosna. Informé sobre la pretensión del dicho convento mi parecer para que
con entero conocimiento se tome resolución en ella.
Este convento que es muy pobre, y tanto que sus religiosos se sustentan de limos-
na por no tener renta alguna ni más que la que resulta de los oficios divinos a cuya
causa desde su fundación se ha servido vuestra majestad hacerle merced y limosna
de este vino y aceite prorrogándosela por tiempo respecto de lo cual, siendo vuestra
majestad servido podrá prorrogársela por veinte años o por el tiempo que pareciere
a vuestra majestad. Cuya Católica Real Audiencia persona guarde nuestro señor
como la cristiandad a menester. Santo Domingo 30 de mayo 1662.
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Señor
Lo licencioso con que se hallé los enemigos entraban en las costas y despobladas
de esta isla y el daño que por todas partes hacían, atemorizando y robando a sus
mercaderes me puso en el cuidado de mi obligación y con él di orden a don Juan
Morfo entretenido por vuestra majestad en este presidio, para que fuese como lo
hizo a los valles de Neyba, San Juan y Guaba y despoblados de las partes del sur de
esta isla juntando de la gente que en ellos asiste la más que pudiese, y con ella lim-
piaré aquella costa.
Y habiéndome dado cuenta de haber tenido aviso, que esta tierra nueva, veinte
y cinco leguas la tierra adentro, había dos ranchos de franceses a vista uno del otro.
Le di orden para que luego marchase a ellos y a los capitanes Manuel de Matos,
Gonzalo Fragoso y Miguel Guerra para que le siguiesen. Habiendo oído unos tiros y
llegado a la laguna de Enriquillo donde los enemigos habían hecho una canoa gran-
de con la que navegaban, y teniendo y acercado un rancho habían sido tenidos por
haberse disparado una escopeta a los nuestros, con que los lanceros, teniéndola por
seña para embestir, lo hicieron y los enemigos huyeron por la serranía y los nuestros
mataron a un (fol.1v.) capitán francés llamado Monsiur de Letan, que fue capitán
caudillo de una compañía de las que se hallaron en el Saco (sic) de Santiago y otros
franceses habiéndoles quitado el bagaje y armas que tenían y quemado la canoa en
que navegaban, y tomado prisionero a otro francés que dio muchas noticias de los
que habían en las costas por saber donde tenían las rancherías, a donde ofreció
llevar a los nuestros, de que me dio aviso, pidiéndome le enviase de este presidio. Y
yo le socorrí con treinta soldados del, para ir a esta facción que le remití contadas
las municiones y armas necesarias con orden de que, con las demás gentes de Azua
y aquellos valles lo ejecutase luego como lo hizo.
Y por su carta de 24 de abril me dice que habiendo marchado por la parte de
Guanaibes hasta el mar sin hallar el enemigo que estaba a la vuelta de Jinoguelo
(sic) y yéndole a buscar los centinelas con toda priesa, le habían dado cuenta de que
el venía a lo mismo, y habiéndole tenido puesta una emboscada, en breve tiempo se
entro por ella, dio sele una rociada, saliendo los lanceros por una y otra parte, ma-
tándole los primeros, y habiéndose valido los nuestros de las armas que traían, por
ser muy aventajadas, envistieron a los que avían quedado, que serían más de sesenta
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Por una cédula de vuestra majestad su fecha de 31 de diciembre del año pasado
de 1661 se sirve decirme que por parte del hospital de San Lázaro de esta ciudad se
había hecho relación a vuestra majestad como eran muchos los pobres y enfermos
que de ordinario había en él y las limosnas muy cortas por la necesidad de esta isla
sin tener renta competente para acudir con lo preciso de que necesitaba como era
notorio y que particularmente carecían los pobres de vestuario y ropa blanca para
sus convalecencia.
Suplicando a vuestra majestad fuese servido hacer merced al dicho hospital de
que del situado de este presidio se le acudiese todos los años con lo que importaba
el sueldo de una plaza de soldado y que para este efecto se asentase en los libros
reales para que con este alivio se pudiese acudir a la necesidad referida y vuestra
majestad se sirva de mandarme informe sobre esta pretensión con testimonio de la
renta y carga de este hospital con mi parecer, para poder tomar la resolución que se
tuviere por más conveniente.
Luego señor, que por parte del hospital se me requirió con la real cédula de
vuestra majestad mande que Blas Sánchez, escribano público como mayoral y
mayordomo del dicho hospital diese testimonio de las rentas (fol.1v.) y cargas de
limosnas con que cada año es asistido y los pobres que tiene.
Y habiéndolo hecho parece que este hospital tiene de tributo y renta en cada
un año 799 reales y con las limosnas que se le hacen y el anclaje de los bajeles que
llegan a este puerto de que vuestra majestad le hizo merced en la cuenta que dio el
mayordomo del pasado de 1662, se le hizo cargo de 3,195 reales y en este año gastó
con los pobres del dicho hospital en lo preciso para su sustento de carne y cazabe,
que es el pan de esta tierra 3,972 reales con que alcanzó el dicho mayordomo en ella
777 reales, y porque no alcanza como se ve la renta y limosna el gasto ordinario del
sustento, pasan estos pobres entre más necesidad y no se les puede asistir con la ropa
blanca y demás cosas de que necesitan para su limpieza, ni hacer al altar ornamentos
para que esté con decencia, a que se añade el no haber habido en dicho hospital
más de 16 enfermos, y con la visita que hice en 11 de junio de este año con los médi-
cos y cirujanos en esta ciudad para coger los enfermos que de este mal tuve noticias,
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había por evitar mayor daño y haberse con efecto enviado siete que se hallaron
confirmados en el sin otros que se esperan de diferentes partes como todo contará a
vuestra majestad por el testimonio que remito con esta por donde se reconociera la
necesidad que dicho hospital ha representado tiene, para que siendo servido vuestra
majestad le haga (fol.2) la merced y limosna de la cantidad que importa la plaza que
pide de soldado de este presidio que siendo vuestra majestad servido de mandarlo
así será necesario para que tenga efecto orden de vuestra majestad para que lo que
montare se de en Panamá con el demás situado de esta dicha plaza. Nuestro señor
guarde la Católica y Real Persona de vuestra majestad como la cristiandad ha menes-
ter. Santo Domingo 30 de agosto de 1663.
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Señor
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
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Genaro Rodríguez Morel
Y el gasto que hizo con los pobres en todo el dicho año de mil y seiscientos
sesenta y dos en el sustento de carne, cazabe, verduras, sal y sogas para el pozo montó
de tres mil novecientos y setenta y dos reales de plata. 3,972.
Y parece que el dicho mayordomo alcanza al hospital en setecientos setenta y
dos reales de Pta. 772.
Y asimismo certifico que la venta y limosnas no alcanzan al gasto ordinario,
y pasan los pobres extrema necesidad, y si le dan otros achaques demás del que
padecen de que necesiten de algún regalo o medicinas no se les da, porque no lo
tiene el hospital y de las limosnas refendadas consta por el libro se acude a la fiesta
de San Lázaro pagando vísperas misa y sermones y cera y la limosna a los clerigos
que asisten.
Y asi mismo doy fe de que el altar donde se dice misa está tan pobre y falto de
frontal y casulla como lo estan todos los pobres de ropa blanca para (fol.2) tapar
sus carnes llegada que esto es público y notorio en esta ciudad por la pobreza de la
tierra.
Y asi mismo doy fe que en once de junio de este presente año, su señoría el
Señor presidente don Pedro de Caravajal y Cobos, con la asistencia de los Alcaldes
Ordinarios, médico y cirujano, por ante mí el escribano salió por toda la ciudad a
hacer visitas general de los enfermos del mal de San Lázaro, y este día se llevaron
al hospital siete y otro se notificó lo curasen por estar algo indiciados señalandoles
términos.
Por manera que el presente hay en el dicho hospital veinte y tres enfermos, con
que el gasto será más crecido porque antes no había más de diez y siete y se espera
otros que están por los campos retirados y en las billas y lugares de las tierra adentro,
y su señoría el Señor presidente a despachado Ordenes a las justicias para que los
embíen autorizados de mi el presente escrivano.
Según todo lo referido con esta y parece de los libros del dicho hospital y autos
que para en mi poder y que me remito, y para que conste por mandado de su seño-
ría ilustrísima doy al presente en Santo Domingo en tres días del mes de septiembre
de mil y seis cientos sesenta y tres años.
Concuerda con el auto y testimonio original a que me remito y refiero, y
para que como de mandado de su señoría ilustrísima el señor don Francisco de
la Cueva Maldonado arzobispo de la santa iglesia metropolitana ciudad del Ar-
zobispado de Santo Domingo, primado de las Indias del consejo de su majestad
Doy el presente en Santo Domingo en tres de septiembre de mil y seis cientos y
sesenta y tres años.
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
Manuel Páez.
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
de la demostración que ven con que lo padeciera la causa de dios en esta parte
y por lo que las decisiones del derecho Canónico me enseñan y ser mi oficio
inclinar a la piedad.
Y en esta consideración envían tres a que sirvan perpetuamente en las galeras
de vuestra majestad y dos quedan en cárcel estrechas perpetua en la forma en que
dicen las sentencias que son el homicida y el guardián. Este porque es cierto que
en el orbe no hay hombre más pésimo ni más caviloso ni de más rara malicia
y sagacidad y sabe lo bastante para que si se escapara introduciéndose con los he-
rejes hiciera bastante ruido y aun hoy esta impenitente y al contrario, el que mató
convertido y alabando a Dios de verse con tan áspera prisión pidiendo perdón
de sus pecados. Los demás quedan en las penitencias de sus culpas con bastante
castigo por no haber incurrido en más culpa que engañados del guardián, confe-
derarse con el para resistir (fol.2) al visitador.
Gobernó esta materia fray Francisco de la Torre, vicario provincial de buena
prendas y virtud y juicios y se embarcó al punto que recibió mi carta. Y siendo así
que para matarle tres meses antes en la comida, repetidas veces le dieron veneno y le
comió, no le hizo el menor daño en que parece quiso Dios que no muriese de modo
que se ocultase la causa, y convenía fuese a puñaladas para que esta atrocidad fuese
causa de la reformación en que hoy queda esta provincia y cesase sus relajaciones y
la sodomía que el guardián había introducido en ella y los demás delitos.
Valió me la asistencia del presidente y su buen celo y de don Gaspar Mantilla,
que no solo me asistieron con sus personas y también con sus consejos de que me
valí para todo cuanto obré. Y al mismo tiempo a estado el presidente siendo su
asesor don Gaspar Mantilla castigando sodomitas y ejecutando en cuatro la pena de
la ley, y en otro por ser menor de edad de azotes y galeras, además de otras causas
que por apelación paran en la Audiencia.
El definitorio envía testimonio de todo lo actuado al Comisario General de
Indias de donde se podrá tomar noticia, si en los papeles que yo envío, incluso en
esta carta faltare. Nuestro señor Guarde la Católica y Real Persona de vuestra
majestad como la cristiandad a menester. Santo Domingo de la Española y julio 25
de 1664 años.
Francisco.
Arzobispo de Santo Domingo.
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
tan grave como lo hizo, trayendo consigo la mayor parte del definitivo de esta pro-
vincia. Y habiendo dispuesto cárceles y prisiones en su convento, reconoció todos
los reos a el. Y por último a hecho justicia emparedando al guardián y al fraile
lego que cometió la muerte y tres condenados a galeras y otros otras penitencias
y destierros llevándoselos consigo de forma que no queda ver en este convento
religioso de aquel tiempo como más largamente dará cuenta a vuestra majestad
el arzobispo de todo. Nuestro señor Guarde la Católica y Real Persona de vuestra
majestad, como la cristiandad ha menester. Santo Domingo 26 de julio de 1664.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Señor
Seis años ha que vivo en unas casas que son del duque de Veragua pagando el
alquiler que han pagado otros habitadores muchos años ha y en un navío que a
pocos días que vino a este puerto le vino poder a don Rodrigo de Pimentel para
administrar la hacienda del Duque con que legítimamente me temo que se ha
de intentar echarme de la casa para que entre otro en su arrendamiento y como
quiera que en esta ciudad hay muy pocas casas de alquiler decentes para un mi-
nistro, sería acaso obligarme a vivir en casas donde lo suele hacer la gente de mar
como en otra ocasión ha sucedido. Por lo cual suplico a vuestra majestad se sirva
de mandar despachar su real cédula para que pagando yo el mayor precio que se
hubiere pagado de diez y seis años a esta parte o veinte, no se me quite la dicha
casa. Guarde nuestro señor a vuestra majestad muchos años como la cristiandad a
menester. De Santo Domingo, enero 12 de 1665.
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Genaro Rodríguez Morel
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El Rey
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Damos cuenta a vuestra majestad como Francisco de Ayala vecino de esta ciudad
puso demanda en esta Real Audiencia, pidiendo los bienes de Juana Francisca, su
abuela difunta y que se declarase por nulo el testamento que la dicha había otorga-
do por haberle protegido en el, siendo su nieto y dejando a su alma por heredera
de dichos bienes de lo cual ofrecía información.
Y habiéndose dado traslado al marido de la dicha Juana Francisca, por haber
quedado por albacea y tenedor de sus bienes, alegó no tenía obligación a responder
por causa de que él había entregado los bienes que habían parado en su poder
al arzobispo de esta ciudad el cual los había distribuido en obras pías en conformi-
dad de la voluntad de la testadora en que presentó instrumento, y no obstante se
le mandó por la Audiencia responder derechamente, y prosiguiendo en la causa se
recibió a prueba para la cual se mando citar el promotor eclesiástico, atendiendo
así al dicho tenía que alegar y probar en contrario de la filiación y también en con-
sideración de que si el dicho demandante fuese declarado por heredero de la dicha
su abuela tuviese menos reparo el arzobispo para hacerle entregar los bienes no
obstante que los tuviese despendidos en obras pías.
Y estando en el estado referido este litigio el promotor eclesiástico pidió ante
el dicho arzobispo se despachase inhibitoria contra la Real Audiencia por el co-
nocimiento de esta causa alegando que debía pasar en aquel tribunal por haber
dejado la difunta su alma por heredera. Y con este pedimento sin pedir los autos
donde pasaban y sin citar al Fiscal de vuestra majestad ni a la parte demandante, se
despacho inhibitoria con pena de excomunión, que se intimó a don Gaspar Vélez
Mantilla, como oidor más antiguo quien apeló (fol.1v.) del dicho auto para el sufra-
gáneo obispo de Puerto Rico implorando en caso de degeneración el real auxilio de
la fuerza, y pidió se diese vista al Fiscal de vuestra majestad el cual repitió la misma
diligencia que va dicha.
Y habiendo estado suspenso muchos días, el arzobispo sin insistir en dicha
inhibitoria y sin determinar las apelaciones interpuestas, la Audiencia fue prosi-
guiendo en el conocimiento de la causa principal, hasta el día de la natividad de
Nuestra Señora, mandó declarar a son de campanas por público descomulgado a
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
don Gaspar Vélez Mantilla y en dicho día íntimo otro auto inhibitorio con pena
de excomunión y quinientos ducados al licenciado don Jacinto de Vargas para que
no prosiguiese en el conocimiento de la causa referida.
Y también inhibió en ella con pena de excomunión a don Pedro de Carvajal,
oidor, y en día siguiente recusó para el conocimiento de esta causa y todas las
demás y para toda su familia al licenciado don Jacinto de Vargas y al Fiscal de vues-
tra majestad y a su agente por decir que eran sus enemigos capitales.
Las cuales des acusaciones no se admitieron así por parecer que las causas que
daba para dicha enemistad no lo eran, como también, porque dado que lo fuesen,
no conducían en negocios de jurisdicción, además de quedar la sala sin jueces y la
jurisdicción de vuestra majestad, sin persona que la defendiese. Y así con los refe-
ridos se vio el artículo de la fuerza y se declaró hacerla el dicho arzobispo a quien
antecedentemente se había intimado una Real Provisión para que le absolviese en
el ínterin que se determinaba el artículo referido y el lo había hecho.
Y por haberse reconocido que en los escritos que se habían dado en uno y otro
tribunal se había hablado con alguna indecencia y que de esto podía aumentarse los
escándalos, se acordó que se representase al arzobispo y al Fiscal de vuestra majestad
se moderasen en los autos y escritos, como consta del testimonio que se remite en
esta, y asimismo va otro de las recusaciones arriba referidas y los demás autos los
remite el Fiscal de vuestra majestad para que con vista de todos (fol.2) provea lo que
más convenga a su Real Servicio.
Cuya Católica Real persona de vuestra majestad guarde Dios como la cristiandad
a menester. De Santo Domingo de la Española y septiembre 25 de 1665.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Vuestra majestad por su real cédula de 8 de abril del año pasado de 1664 fue
servido de decirme que el arzobispo de esta santa iglesia, por carta de 30 de agosto
de 1663 dio cuenta a vuestra majestad del embarazo que causaban en esta isla los
esclavos negros de las montañas de el Maniel, y cómo aunque le habían ofrecido
bajar a hablarle no lo había podido conseguir representando a vuestra majestad lo
mucho que importaba que esta gente se redujese sobre lo cual vuestra majestad me
tenía mandado informar con mi parecer para que con vista de él se pudiese tomar
resolución, y asimismo todo lo demás contenido en la dicha cédula sobre la falta
de esclavos de esta isla para el servicio común de la república y hacienda. Que por
esta causa se dejaban de cultivar. Habiendo respondido a esta real cédula en carta
de 31 de diciembre de 1664 di cuenta a vuestra majestad como luego que llegamos
al arzobispo y yo a esta ciudad tratamos de ver si había algún medio o camino como
reducir a esta gente que vive en lo áspero de una sierra y montañas que llaman de
Maniel, no teniendo sitios ciertos en ella por mudarse los pueblos que forman de
una parte a otra.
Informados de que estos negros proceden de los que desde que se ganó esta isla
se han ido alzando y huyendo de sus dueños, o por malos tratos que les han hecho
o sobrada malicia suya.
Buscamos un esclavo negro ladino de esta ciudad deudo de otro que se asistía a
ella y quien los demás tenían algún respeto y a otro práctico que le guiase y le dimos
un papel firmado de entrambos en que le asegurábamos sus libertades y formarles
pueblos en que viniesen según y como viven los vasallos de vuestra majestad en que
no (fol.1v.) tuvimos resuelta ninguna y así por esto como porque los demás de los
Presidentes han tratado de ir con gente a tratar de coger estos negros y algunos han
ido con efecto y haber sido muy poco el fruto que de esto se ha sacado, porque siem-
pre tienen tiempo de huirse y han sido muy pocos los que se han cogido y mucho
el gasto que se ha hecho y sólo a servido de darles avilantez, y así por estas razones
como por hallarme ocupado en los reparos de que necesitaba esta plaza, así de la
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
artillería y armas como en todo lo demás que miraba a seguridad y defensa y haber
poca infantería para ocuparla en otros ejercicios más que en estar prevenidos para
cualquier accidente que se ofreciese de enemigos, reserve para mejor tiempo el
tratar de los negros del Maniel.
Y habiendo tratado mucho tiempo de inquirir y saber por todos los medios y cami-
nos que he podido de la asistencia de estos negros enviando algunos buscadores por
diferentes partes de la serranía del Maniel, que son de tierras muy fragosa y dilatada,
para que aunque fuese con el riesgo evidente de vida a que iban expuestos pudiesen
descubrir algún pueblo de que pudiesen darme aviso y con el yo pudiese si no fuesen
sentidos con conocimiento del sitio y partes donde estaban, dar sobre ellos de forma
que se lograse y tuviese efecto negocio de tanta importancia que por las muchas espías
que estos negros tienen de los demás negros que asisten en las Haciendas de sus amos,
en las partes más cercanas a aquellas sierras, para saber cualquiera movimiento que
haya de gente en esa ciudad tiene mucha dificultad de cogerlos.
Sin embargo, por febrero del año pasado de 1665 tuve noticia cierta del sitio
donde estaba un pueblo de estos negros, nombrado Siete Cabezas, como veinte
leguas de esta ciudad. Y habiendo premeditado la forma que había de tener para co-
gerlos sin hacer ruido ni que se llegase a entender el fin para que disponía la gente,
armas, y matalotajes que son necesarios con ocasión de una embarcación que había
llegado a este puerto. Hice se de ramazón nuevas por toda la isla que había tenido
avisos como venía una armada inglesa a invadir (fol.2) esta plaza de que era nece-
sario defendernos, y lo escribí así a diferentes partes y convoqué y señale días para
una muestra general, y en el ínterin que llegaba hice se hiciese mucha carne salada y
cazabe, que es el pan de esta tierra diciendo era para entrar en los almacenes reales
para la ocasión y todo de noche y sin sentir lo hice ir conduciendo a la parte donde
convenía estuviese.
Y habiendo llegado el día de la muestra general y pasándola en diferentes partes,
se fueron juntando los que tenían señalados para ir al Maniel, y desde allí marcha-
ron sin saber donde iban hasta hallarse con los negros y órdenes que llevaban los
cabos de lo que había de obrar.
Y habiendo llegado al pueblo y dado sobre el, cogieron cuarenta piezas entre ne-
gros y negras, pequeños y grandes y por estar algo tendido se le escaparon algunos
y mataron a otros. Y habiendo cogido a una espía y sabiendo por ella como estaban
nueve de ellos a tomar noticias de lo que pasaba en esta ciudad y otros de los que se
habían huido cerca, hicieron emboscadas por donde los unos y los otros habían de
ir, aunque en diferentes partes, y los cogieron y mataron a uno.
Habiéndose logrado negocio de tanta importancia y tan del servicio de Dios y
de vuestra majestad y bien de esta república por el sumo secreto con que se ejecutó
que fue de forma que no se supo hasta que me dieron el aviso y se me remitieron
todos, que fueron hasta sesenta y de ellos se le fulminó causa a uno de fundador del
pueblo veinte y seis años.
Había otro de gobernador del, y con estas causas y otros indicios de delitos que
se le llegaron en los veinte y seis años que había que se conservaban en aquel sitio,
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Genaro Rodríguez Morel
fueron condenados a muerte estos dos, y otros a azotes que se ejecutó para su
castigo y escarmiento de los demás esclavos que estaban a la mira.
Y habiéndose traído la presa a esta ciudad y entrado los en la cárcel, la ciudad
nombró cuatro regidores, para que en conformidad del acuerdo que en su cabildo
tenía hecho en que señalaron la mitad del valor de los esclavos que se recogiesen a
la gente que fuese nombrada para ir a la conquista de los Manieles los apreciasen
como lo hicieron y hecho se mando a los dueños (fol.2v.) entregasen la mitad de
su valor al depositario que estaba nombrado que habiéndose juntado todo lo que
montó, se saco y pagó de ella los gastos que habían hecho, municiones y demás
pertrechos de guerra que en la ocasión se habían sacado y gastado de los almace-
nes de vuestra majestad y lo que quedó se repartió entre los lanceros y soldados
que habían ido a la facción que a cada uno le vendría a tocar veinte y ocho pesos,
habiéndose hecho todo sin costa ninguna de la Real Hacienda de vuestra majestad
y aunque después por esta ciudad se me pidió se prosiguiese con la conquista del
Maniel y se envió alguna gente más, para que con la que estaba en aquella parte se
buscasen otros pueblos como se hizo.
No tuvo efecto ninguno, ni lo tendrá hasta que habiendo pasado algún tiempo
con alguna nueva traza que no descubra el fin para que se hacen los movimientos
y prevenciones que es bien dificultoso en esta tierra, se pueden coger descuida-
dos. Por ahora lo obrado parece servirá de aquietarse los esclavos que cada día se
iban, y de haberles quitado recursos tan cercanos a esta ciudad para sus fugas y de
haberse remediado algunas personas pobres con las crías trajeron algunas negras
que se le habían ido, y tenían ya por perdidas en que ha habido personas que no
habiéndosele huido más de una negra se ha hallado con cinco esclavos por las
crías con que volvió. Doy cuenta a vuestra majestad de ello para que teniéndolo
entendido me mande lo que sea más del Real Servicio de vuestra majestad. Cuya
Católica y Real Persona guarde nuestro señor como la cristiandad ha menester.
Santo Domingo 6 de marzo de 1666.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Señor
Por una real cédula de veinte y siete de mayo de mil y seiscientos sesenta y
cinco manda vuestra majestad que esta Real Audiencia informe si tendrá incon-
veniente en que se ejecute lo que se acordó por el cabildo de ésta ciudad de
Santo Domingo en orden que en las carnicerías se pesase carne fresca y salada de
novillos y toros por mitad. Y en cumplimiento de este mandato representamos a
vuestra majestad que los motivos que tuvo la ciudad para la resolución referida
fue la imposibilidad que hay para da abasto de carne fresca por haber venido a
gran diminución a todos los hatos de ganado vacuno ocasionada así de la falta de
esclavos que a tantos años que padece, y cada día es mayor, sobre que se han hecho
a vuestra majestad diferentes consultas por esta Real Audiencia, y también por la
continua asistencia de los extranjeros en todas las costas de esta isla a matar carne
y hacer corambre con que de necesidad los vecinos de ella anden amparado todas
las Haciendas que tenían a la costa de la mar y este daño crece tanto al presente
que necesita de breve remedio como se refiere en otra consulta, y por estas causas
no pueden (fol.1v.) los criadores de ganado acudir con los apartamientos que se
les echan aunque trajesen como acontecía muchas veces a las carnicerías las vacas
preñadas y terneras, y así para que tuviesen algún alivio y no se asolasen del todo
los hatos, se ordenó que en un año no se matase vaca y que se pesase carne salada
por mitad que esta se hace del ganado que hay alzado en los montes que es mucho
por lo que va dicho, y aunque el abasto de carne salada sea menos saludable que
el de la fresca la necesidad obliga a valerse de este medio y otros semejantes para
que se pueda mantener esta isla. Guarde nuestro señor a vuestra majestad muchos
años. Santo Domingo y marzo 11 de 1666.
237
Genaro Rodríguez Morel
Señor
Repetidamente con autos tengo dado cuenta a vuestra majestad de las compe-
tencias de jurisdicción que entre don Francisco de la Cueva, arzobispo de esta isla
y la Real Audiencia se han formado y los escándalos que de esto se han originado
y de cómo aguardaba jueces para pedir nulidad de algunas causas en que se ha
entrometido el juez queriéndolo ser en el todo de los que dejan sus almas por
herederas y los motivos que para no dar principio a otros nuevos sin que tuviesen
fin me movían siendo el principal la falta de dichos jueces, y que dos abogados que
hay, el uno es canónigo y el otro su criado, y aunque con la venida de don Pedro
Carvajal con este ánimo pedí testimonios de los de doña Catalina de Tapia y Cobos
y de Ana Ninfa en que consta haber hecho inventario y almonedas y quitándole al
alcalde la última con auto inhibitorio me los han retardado más tiempo de cinco
meses para dar lugar a que se fuese don Diego de la Puerta y don Jacinto de Vargas
a servir sus plazas.
Y después de idos y a la partida de este bajel, me lo dan forzado de las quejas
que por escrito he dado en la Audiencia con y reconociendo que en ella no hay
más de dos Oidores y que con motivos imaginarios inhibe al más antiguo que por
la inhibición no puede ser juez por cédula y pasa con ellos a descomulgarle sin
atender a proceder judicialmente y que con esto pronto acontecerá si pido por-
que lo ha de costumbre con sola petición de su promotor con que se queda en
el conocimiento de dicha causa que tocan a la Real Jurisdicción sin que se pueda
remediar, tengo por mejor medio dar cuenta a vuestra majestad para que con vista
de los dichos autos ponga el remedio que convenga en tan grave daño. Cuya Real
y Católica persona guarde Dios como ha menester la cristiandad, Santo Domingo
y marzo 20 de 1666.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Señor
Con la licencia que vuestra majestad que Dios guarde, fue servido concederme
para ir a socorrer a dos hermanas doncellas que tengo en el reino de Galicia, reti-
rado de su morada por el enemigo y concurso de los ejércitos, pedí en el cabildo
que se me pagase la capellanía que se me concedió por vuestra majestad a los
Canónigos para poder sustentarse con la decencia que procede del arciprestazgo y
curatos que a la presentación de su real patronazgo es anexa y perteneciente la cual
habían donado a don Francisco de la Cueva Maldonado, arzobispo de esta isla, los
demás capitulares sin mi consentimiento y contradicción me tiene despojado que
suman muchos ducados y por solo esta causa el dicho arzobispo siendo sabedor de
mi pedido y propuesta instantáneamente se fue a mi casa con sus criados y me puso
a pescozadas, puñadas, y cabezadas contra una pared de calidad, que me dejó sin
sentido bañándome en sangre por las heridas que me hizo con sus golpes, puñadas
y cabezadas y me sacó ayudado de sus criados arrastrando y metido adentro de su
coche y en medio del pesebrón de espaldas, agarrado y desnudo me llevó por las
calles públicas de esta ciudad hasta su casa a cortinas abiertas, ejecutando los movi-
mientos, primeros tirando ahogarme porque invocaba el real auxilio y en llegando
a su casa me metió en ella arrastrando y empezaron de nuevo las puñadas y bofeta-
das y cabezadas dejándome como muerto metido en una zahurda que servía de
gallinero negándome por mucho tiempo así la comunicación de las gentes como
médico o cirujano que me curasen, y barbero que me sangrase porque me había
venido calentura y esquinencia a la garganta, de los golpes de la cabeza y dormía en
el suelo y el asiento era un ladrillo.
Y para paliar este arrojo y grave escándalo en esta ciudad con un hombre como
yo que procede como cristiano de buena sangre y de edad de más de sesenta y cinco
años, me hace causa de inobediente con los mismos agresores del delito y me tiene
metido en un aposento más tiempo de cinco meses con tres guardas, a preso cada
una y murió una de ella en mi custodia y de pena mil pesos y des comunión mayor si
excederé de ella solo a fin de extenuarme mi renta y teniéndomela todo embargada
y mis pocos bienes, Señor, hasta las camisas y colchones, y me tiene denegados los
alimentos, y aunque por vía de fuerza recurrí a la Audiencia salió este artículo en
discordia cuando a las fieras se alimenta a mi me tratan de (fol.1v.) darme muerte
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Señor
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Aunque esta ciudad da cuenta a vuestra majestad en carta aparte del feliz suceso
con que hoy se halla de la conquista de los negros alzados que tan en perjuicio de esta
isla de tanto tiempo a esta parte se conservan en las sierras del Maniel a que ha dado
fin el desvelo y cuidado con que el maestro de campo don Pedro de Carvajal y Cobos
que gobierna esta plaza tomó a su cuidado este negocio conociendo su mucha impor-
tancia por ser tan del servicio de vuestra majestad y bien de esta república. Y porque
en el ha tenido mucha parte Lucas de Berroa, sargento mayor de este presidio que
habiendo caído malo su capitán general con las órdenes que se le dio fue la segunda
vez que salió a esta conquista llevando a su cuidado el gobierno de las tropas por las
diferentes partes hicieron entrada en la dicha sierra del Maniel en que con grandes
riesgos y descomodidades de su persona ha trabajado y asistido en la campaña con
gran valor más de cinco meses que duró hasta la conclusión de este negocio habiendo
también en los demás que en esta ciudad se han ofrecido en el discurso de doce años
que ha que ejerce este puesto en ella cumplido muy con la obligación de él y en par-
ticular en la ocasión que el enemigo inglés quiso tomar esta plaza de que esta ciudad
se haya obligada y le ha parecido muy de su obligación representándolo así a vuestra
majestad por si fuere servido hacerle alguna merced (fol.1v.) de que le halle merece-
dor vuestra majestad lo mandara dar y en todo lo que sea más de su real servicio.
Nuestro señor guarde la Católica y Real persona de vuestra majestad como la
cristiandad ha menester. Santo Domingo, 1 de agosto de 1667.
Don Álvaro Girón.
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Señor
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Señor
En todas las ocasiones que se han ofrecido después que gobierno de esta isla
he dado cuenta a vuestra majestad del estado de ella y de lo que necesita para su
defensa y juntamente he enviado testimonios de muchas declaraciones que se han
tomado a muchas personas que se han hecho en estas costas y porque todos con-
cuerdan en una misma cosa siempre que es que la isla, así de la parte norte como
de la parte del sur está muy poblada de franceses. El número que siempre dicen es
muy grande porque pasan de siete mil, aunque yo no creo serán tantos porque nos
acosaran a vos más de lo que lo hacen pero no obstante, cualquiera número dentro
de ella da mucho cuidado así por lo que se pueden ir atendiendo como porque con
cualquier socorro que les venga, pueden intentar esta facción, porque los de esta
nación son diferentes enemigos que los ingleses para lo de tierra que es lo más que
se puede temer aquí.
El remedio único para desalojarlos como tengo representado a vuestra majestad
era la armada de barlovento. Esta a un año que llegó a este puerto, y hasta ahora
no a vuelto ni he entendido haya hecho cosa alguna, en lo que me toca, siempre
se tiene particular cuidado, y gracias a Dios, después que gobierno no ha sucedido
mal suceso (fol.1v.) ninguno, antes en todos lo rencuentros que se han tenido loa
ha habido buenos y ahora la tropa que asiste por la parte del sargento ha derrotado
a una de franceses que andaban monteando y cogido cinco prisioneros, los cuales
en la ocasión que ofrecen se van enviando a la casa de la contratación de Sevilla que
es cuanto se me ofrece de que poder dar cuenta a vuestra majestad. Cuya Católica y
real persona guarde nuestro señor como la cristiandad a menester. Santo Domingo
14 de agosto de 1668.
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Señor
Por carta acordada de siete de junio del año pasado de seiscientos y sesenta y
ocho vuestra majestad fue servido de mandarnos borrásemos las Armas del Duque
de Veragua que estaban en quatro escudos pintados en las dos paredes colaterales
de la capilla mayor de la santa iglesia catedral de esta ciudad y que para que tuvie-
semos debido y eficaz cumplimiento diésemos las órdenes que más conviniesen avi-
sando en la primera ocasión de haberlo hecho así damos cuenta a vuestra majestad
de haberlo ejecutado en la misma forma según parece del testimonio, incluso que
remitimos deseando siempre que a nuestro celoso afecto correspondan las ejecu-
ciones más acertadas en cuanto fuere del mayor servicio de vuestra majestad. Cuya
Católica Real persona guarde Dios para el bien de esta monarquía y acrecentamiento
de la cristiandad. Santo Domingo de la isla Española a 26 de septiembre de 1669.
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Certifico yo, don Diego de Plasencia, uno de los Tenientes curas de esta santa
iglesia catedral de la ciudad de Santo Domingo, único capellán del hospital del
Señor San Lázaro. Como a nueve de mayo de este año de mil y seiscientos setenta y
tres antes de las siete de la mañana, hubo un terremoto tan confuso que parecía ser
lo último, en el cual se vieron estas ruinas.
La iglesia catedral tiene hendido el campanario con mucha amenaza de ruina
sobre la bóveda de la capilla mayor y una nave y el cabildo de esta iglesia tiene
considerables daños. La iglesia del Convento de San Francisco esta inhabitable,
con daños irreparables. La iglesia del Convento de Nuestra Señora de las Merce-
des cayó en la torre que le servía de campanario y muchas partes de sus celdas. El
Convento de Santo Domingo tiene muchas celdas inhabitables y caídas. La igle-
sia del Convento de las monjas de Santa Clara, con la mitad de su coro y todo el
dormitorio cayeron y muchas partes de sus celdas. La iglesia del Convento de las
monjas de Regina está con daños muy notables, por estar debajo del dormitorio
del dicho convento que esta inhabitable conocida ruina habiendo caído muchas
Celdas. La iglesia del hospital San Nicolás, con la sala de los pobres que vienen a
estar sobre dicha iglesia amenazan ruina. La iglesia del hospital de San Andrés,
esta inhabilitado por los daños grandes que tiene, así en las paredes como en el
techo, por lo cual, se sacó en procesión la imagen milagrosa del Cristo Crucificado
que estaba en dicha iglesia y se colocó en la Iglesia Mayor. Las casas del palacio
están inhabitables y las demás del lugar en particular las principales altas, con
muchas bajas que se juzga ser más de las dos tercias partes de la caserío del lugar y
todas con notables daños, siendo muy notable la que ha quedado ilesa.
Este día enterró esta parroquia de la iglesia catedral de esta ciudad ocho perso-
nas de las que murieron opresas en el conflicto, y se dio permisión que en todas las
iglesias se enterrasen como pudiesen por eclesiásticos o religiosos todas las personas
que en el murieron, como de hecho se hizo, la cual certificación doy a pedimento
del señor licenciado Andrés Caballero, oidor más antiguo de esta Real Audiencia,
y por ser verdad todo lo que llevo dicho, lo firmo de mi nombre. Fecha en Santo
Domingo de la Española en quince días del mes de mayo de mil seiscientos setenta
y tres años.
247
Genaro Rodríguez Morel
Ítem, certifico que la iglesia del hospital de San Lázaro amenaza (fol.1v.) cono-
cida ruina por lo cual, y esto inhabitable, se sacó de ella el Santo Sacramento y las
demás imágenes se colocaron en la ermita de San Miguel y asimismo del hospital de
San Andrés por sus daños arribas referidos, se saco el Santísimo Sacramento y se co-
locó en otra Capilla de Nuestra Señora de la Angustia que esta en el mismo hospital.
Francisco Hidalgo.
Certifico yo, don Luis Castillo de Noceda, capellán mayor de este santo hospi-
tal del señor San Nicolás donde administro los sacramentos y entierro los que en
él mueren como el martes que se contaron nueve de mayo, como a las siete de la
mañana hubo un terremoto que causó muchas ruinas, así en los templos como en
la nación parte de las casas (fol.2) de esta ciudad de Santo Domingo y enterré en di-
cho hospital, con licencia de la parroquia, dos personas y otra que se trajo lastimado
de una casa que le cayó encima y para que conste de pedimento del señor licenciado
don Andrés Caballero, como oidor más antiguo de esta Real Audiencia. Doy la pre-
sente en veinte de mayo de mil y seiscientos setenta y tres años.
Certifico yo, fray Antonio del Rosario, prior del Convento de Santo Domingo
que el día nueve de mayo de este año de setenta y tres, se enterraron en la iglesia de
dicho convento cuatro personas de las que murieron en esta ciudad del terremoto
que hubo en dicho día, las cuales se enterraron en virtud de la licencia General que
dio la catedral y por ser así verdad lo firmé en veinte y uno del dicho mes del año de
mil y seiscientos y setenta y tres.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Certifico yo, fray Juan Barbosa, vicario de las monjas de Santa Clara que el día
nueve de mayo como a las siete de la mañana de este año sesenta y tres se enterró
en este convento una religiosa por averle caido el coro en simima por el terremoto
grave del temblor de tierra que en dicho día sucedio de que asimismo lo resedio
al caer toda la iglesia y coro con particulares ruinas que dentro del dicho convento
tuvo y en torre en dicha iglesia dos personas seglares con la licencia general que
hubo de la parroquial y por verdad este firmado de mi nombre y de pedimiento del
Señor Lic. don Andrés Caballero en 21 de mayo.
Fray Juan Barbosa.
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Genaro Rodríguez Morel
Exelentísimo Señor:
El estado a que ha llegado la ciudad de Santo Domingo y toda su isla es tal que
el Mariscal de Campo don Ignacio de Zayas Bazán, su presidente y gobernador y
capitán general no lo a querido fiar de escribirlo por la contingencia que tienen las
cartas de llegar a manos de los enemigos saliendo de aquella isla en navíos solos,
sujeto a que los roben y apresen piratas y enemigos de que están todos aquellos
mares muy infestados y así me hizo noticioso de todo lo que se le ofrecía más nece-
sario y que diese a vuestra excelencia la carta de creencia que traigo suya para que
diese crédito a los informes que hiciese.
La falta de los situados a puesto en tal estado la isla y ciudad que esta arriesgada
a perderse siguiéndose de esa las más inconvenientes y daños de toda ella. La infan-
tería por la falta de socorro y pagas, viéndose desnudos y faltó hasta para sustentarse
hacen fuga, no solo por el puesto, aunque se previene cuanto es posible, pero la
tierra adentro no sin sospechas de que algunos se van al enemigo.
(fol.1v.) Los vecinos de la isla hacen lo imposible por desampararla y algunos
han hecho fuga, no solo solteros sino casados, porque con la necesidad de las Cajas
Reales ha obligado precisamente a sacarles empréstitos de sus caudales y llegando a
no tener que prestar a repartirles soldados para que les den el sustento ordinario en
reales o frutos, están todos en suma pobreza y extrema necesidad.
Sin esto es tan grande la falta de vecindad de toda la isla, que cuando no se mande
por su majestad poblar los lugares que lo estuvieron antiguamente en los puestos
que es el único remedio para desalojar los franceses de aquellas costas y de toda la
parte del norte de la isla que la ocupa, habiendo en ella más de siete mil franceses.
Para los lugares que hoy están poblados son necesarios vecinos porque son muy
pocos los que tienen y necesidad de muchas más de la parte que fuese más conve-
niente y allá se fuga que serán buenos los isleños por ser gente trabajadora, y ser
muy útil la isla para los frutos si hay quien la cultive.
La necesidad a obligado a los vecinos a vender los esclavos para pagar sus deu-
das y réditos de los censos que tienen, y como no hay en la isla quien los compra,
porque todos están con menos o más necesidad, los han comprado forasteros que
los han sacado (fol.2) a vender fuera y está la isla exhausta de ellos, haciendo falta
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
para labrar los campos y criar de los ganados y para la fábrica de que se ha de hacer
en la muralla y así mismo para la reedificación de los templos y demás casas que
quedaron arruinadas con el terremoto del año pasado de 673.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Es tan grande la falta que hay en esta isla de todas las cosas necesarias ocasionada
por las tempestades tan continuas que ha padecido, que se ha puesto todo con el
último trance de ruina, por cuya causa no hay embarcación que de con las circunve-
cinas ni de otra parte quiera venir a este puerto con que faltándonos lo necesario, así
para el vestir, así para el sustento nos es preciso recurrir a los reales pies de vuestra
majestad pues para adquirir lo uno y lo otro en lo preciso es menester mucho gasto
y a veces exponernos a indecencias que no es justo la experimenten los ministros de
vuestra majestad y esto lo ocasiona la cortedad de los sueldos de nuestras plazas y
falta de acudirnos con los situados a tiempo, y enteramente como vuestra majestad
lo tiene mandado, razones (fol.1v.) que nos obligan a representar a vuestra majestad
con el sentimiento y veneración que debemos se sirva de acrecentarnos los sueldos
de las plazas para que sirvamos a vuestra majestad con la decencia que como sus
ministros debemos mantener, pues las demás Audiencias que vuestra majestad tiene
en todas sus Indias están en ciudades populosas, y esta que hoy se halla tan pobre, falta
y destruida de todo, es donde los ministros de vuestra majestad tienen menos sueldos
y ninguna conveniencia, y cuando esta isla está casi olvidada del comercio de las cir-
cunvecinas es muy de la clemencia de vuestra majestad tenernos en su memoria para
ampararnos y honrarnos y mandar se nos provea de lo necesario aumentándonos
los sueldos, pues ya que nos vemos como deportados en ella y en el último estado de
miseria tengamos el favor y acrecentamiento que esperamos de la real mano y piedad
de vuestra majestad, Cuya Católica Real Persona guarde Dios como deseamos y la
cristiandad a menester. Santo Domingo de la Isla Española y mayo 30 de 1674 años.
El doctor don Juan de Padilla Guardiola y Guzman a cuyo cargo esta el gobierno
de la isla Española da cuenta a vuestra majestad del estado en que se hayan los
negros que han venido del enemigo francés.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Señor
Queda esta provincia de San Laurencio y los religiosos del Convento que recide
en esta ciudad de Santo Domingo rogando a nuestro señor en sus sacrificios por los
felices sucesos de la monarquía que los asegura la providencia de vuestra majestad
en acudirnos con tanta liberalidad al socorro y ayuda de reedificar nuestro conven-
to en la ruina que padece con la fatalidad del temblor de tierra de nueve de mayo
del año pasado a que rendidos a los reales pies de vuestra majestad le repetimos
agradecimiento que con las memorias tan católicas de vuestra majestad jusgamos se
moverán los fieles a ayudarnos con sus limosnas a la reedificación a nuestro templo
y Convento. Y como sus humildes capellanes continuaremos. Loores a nuestro señor
y de preciaciones por la monarquía cristiana y por la vida y salud de vuestra majestad
que prospere y guarde Dios como todos hemos menester. Santo Domingo y mayo
31 de 1674 años.
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Genaro Rodríguez Morel
Don Carlos, por la gracia de Dios, Rey de Castilla de León, de Aragón, de las dos
Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada de Toledo, de Valencia, de Galicia, de
Mallorca, de Sevilla , de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Jaén de los
Algarbes, de Algeciras de Gibraltar, de Canarias, de las Indias Occidentales y Orien-
tales, Islas y Tierras Firme del mar océano. Archiduque de Austria, de Borgoña, de
Brabante y Milán, Conde de Habsburgo, de Flandes de Tirol y de Barcelona. Señor
de Vizcaya y de Molina etc.
Por cuanto una de las compañías de infantería del presidente de Santo Do-
mingo esta vaca por no saberse de don Juan de Ochoa de Ocampo, su Capitán y
haberla servido en ínterin por nombramiento del gobernador y Capitán Gene-
ral de aquella isla el capitán Juan Muñoz Cordero, el cual a venido a esta corte
y conviniendo proveerla en personas de experiencias y servicios atendiendo a
las que concurren en vos don Juan de Pedrosa he resuelto haceros merced de
ella y es mi voluntad que como tal, Capitán de Infantería del presidio de Santo
Domingo la vengáis y gobernéis y mando a mi gobernador y capitán general de
la isla Española os oiga y tenga por tal Capitán de dicha compañía y os entregue
la parte de ella para que la tengáis a vuestro cargo según y de la manera que lo
han hecho vuestros antecesores y los demás Capitán de dicho presidente y de los
otros de la Infantería.
Y asimismo mando a los oficiales y soldados de la dicha compañía que os res-
pecten y obedezcan como a su capitán y superior y cumplan y ejecuten vuestras
órdenes y mandamientos y vos habéis de cumplir las del dicho mi gobernador y
capitán general y las del sargento mayor del dicho presidio y que todos os guarden
y hagan guardar las honras, gracias, mercedes, franquezas, libertades, preeminen-
cias, prerrogativas e inmunidades y todas las otras cosas y cada una de ellas, que
por razón del dicho puesto debéis haber y gozar y os deben ser guardadas y que
hayáis y llevéis cuarenta escudos de a diez reales de sueldo al mes según y como lo
han percibido y llevado los demás capitanes de ese presidio los cuales mando se os
paguen desde el día que tomara des la posesión, en adelante todo el tiempo que
sirviere des la dicha compañía a los plazos según como le pagare a la demás gente
de guerra del dicho presidio.
Y declaro que de esta merced no debéis el derecho de mediar anata por estar
declarada por guerra viva la de esa plaza y de esta mi provisión tomaran las razón
mis contadores de cuentas que residen en mi Consejo de las Indias y los oficiales de
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Yo, don Joseph de Veitía Linaje, secretario del Rey nuestro señor. Le hice
escribir por su mandado.
Francisco de Salazar.
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Genaro Rodríguez Morel
Excelentísimo Señor:
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
el terreno hasta que todas sus líneas van franqueadas y defendidas se sus puestos,
eso el lo que llego a alcanzar y por lo que tengo reconocido y visto en las Indias,
me parece que está ajustada y conforme a lo mejor que se puede ajustar según
artes militares, ciñendose al terreno sobre que vuestra majestad y los señores de
la Junta de Guerra mandaran lo que fuese serviros. Febrero 4 de 1675.
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Genaro Rodríguez Morel
Señor
Sírvase vuestra majestad de mandar por cédula 22 de agosto del año pasado
le informé la población de franceses tienen en la isla de Matalino. Y habiéndolo
procurado no he hallado en esta ciudad quien sepa dar individuales noticias.
Y habiéndome informado de dos prisioneros franceses me dijeron lo siguiente:
La isla de Matalino podrá tener 30 leguas de longitud y 20 de latitud con
poca diferencia. En la banda del sur una población de hasta 300 casas y un fuerte
de piedra llamado San Pedro donde reside el gobernador. Una legua más arriba
otra población de 400 casas y otro fuerte que llaman el Carbel. El fuerte Real
con un convento de Capuchinos y 10 ó 12 casas. Al norte el fuerte de Predicador
con 20 casas, lo restante de la isla dice ser inaccesible de peñascos y malas playas.
Y en la isla seis mil franceses y más 14 a 15 mil hombres negros y con mujeres y
niños hasta cien mil almas, tienen muchos ingenios de azúcar y tabaco que es el
principal comercio.
Esto es lo que he podido adquirir. Si hallare persona que (fol.1v.) me de mejor
noticias daré cuenta a vuestra majestad a la primera ocasión, aunque estas las tengo
por verdaderas por haber oído a otros franceses cuasi lo mismo. Nuestro señor guar-
de la católica y real persona de vuestra majestad como la cristiandad a menester.
Santo Domingo de la Española y febrero 4 de 1675.
258
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Señor
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Genaro Rodríguez Morel
cuya petición remito con este testimonio para que vuestra majestad por ella reco-
nozca el proceder de este clérigo y descompostura con que a tratado a esta Audien-
cia y sus ministros .
Y ella se refiere que dicha Audiencia vulnera en lo más sensible la jurisdicción
eclesiástica, la desprecia, la ultraja, agravia a la iglesia y sus ministros que sufoca los
delitos y ampara los reos y últimamente que pierde el respeto a la iglesia de que
infiero hemos tratado dicho arzobispo de herejes en tres casos, siendo así que la
Audiencia no ha obrado más que pedir unos autos. Y si hay atrevimiento señor en
este clérigo pueda perder el respeto a un tribunal tan superior y presentar ante la
viva imagen de vuestra real persona estos libelos que desahogos, descomedimientos
voces y proposiciones mal sonantes no habrá desparramado por este pueblo y con
dicho arzobispo su amo que hayan producido tan perniciosos efectos como los su-
cedidos y es así notorio que a no haber tenido dicho arzobispo a su lado este clérigo
no obstante su natural, inclinado a graves daños, en un otro si de mi primer escrito
pedí que la Audiencia encargase a dicho Real Arzobispo le corrigiese y en la respuesta
aplaude sus acciones como consta de los Autos.
(fol.2) Por parecerme de mi obligación pongo estamentos a los reales pies de
vuestra majestad para que se sirva de mandar tomar la resolución más conveniente
a su real servicio quietud y paz pública y autoridad de esta Audiencia y conservación
de estos vasallos de vuestra majestad. Guarde Dios la Católica y Real persona de
vuestra majestad como la cristiandad a menester. ciudad de Santo Domingo de la
isla Española y agosto 13 de 1676 años.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
El cuartel del Capitán y el de la asa pequeña que se juntan uno con otro tienen
un terreno muy llano igual y seco desde la orilla del mar hasta las montañas, las
cuales distan de dichos cuarteles seis leguas lo cual viene a causar que en un espacio
tan dilatado nuestros habitantes puedan ser ofendidos por todas partes.
Los españoles embistieron al dicho cuartel del Capitán el año del 1673 a 18 de
diciembre y aunque su interprecia se hizo de día y aun en punto de medio día, no
dejaron de quemar la mitad de las casas, y asimismo mataron a cuantos hallaron en
ellas, de suerte que desde aquel tiempo nuestros habitantes no vuelven a dormir en
sus casas y hasta hoy día de noche se retiran a lo más fragoso de los montes.
Así los españoles después acá les hubiesen tocado tan solamente un arma falsa
se hubiera desamparado todo el cuartel y aún hubo muchos habitantes que sin esta
diligencia después de aquella invasión quisieron desampararle, y se duda mucho si
después de perdido dicho cuartel no hubiera intentado el enemigo invadir los demás
de las costas, lo cual le hubiera sido tanto más fácil de conseguir por cuanto es notoria
la dificultad que tienen nuestros habitantes para juntarse, ocupados todo el día en sus
labranzas y aun gran parte de la noche en sus casas beneficiando su tabaco, las cuales
están divididas, unas de otras más de trescientos pasos, sin que puedan proveer a la se-
guridad de su persona, porque a lo más nunca llegan a juntarse más de cuatro o cinco.
Cuando este cuartel comenzó a fundarse, teníamos cantidad de gente que
llaman bucaneros, parte de los cuales fueron muertos por los españoles, y parte se
a ido retirando a medida que fue faltando el ganado vacuno que mataban por la
utilidad el pellejo.
No era poca la utilidad que de esta gente se sacaba, pues de ordinario, cazando
entre los españoles y nuestros habitantes, venían a impedir no podernos ofender el
enemigo sin ser antes descubiertos y nunca se hallaban tan apartados de nosotros
que no pudiésemos ser socorridos de ellos.
Teníamos también entonces corsarios, que eran nuestra gente de guerra, pero
casi todos se han retirado a la Jamaica, donde viven a menos costa que en nuestras
costas (fol.1v.) de más que ya no tenemos navíos ni menos habitantes que puedan
contribuir para el gasto de un armazón de corso por razón de su pobreza y de las
condiciones costosas que causan los pertrechos a los armadores.
Hoy pues nos hallamos reducidos a la necesidad de no tener habitantes en quie-
nes se pueda poner entera confianza, porque no tienen conocimiento alguno de la
guerra.
261
Genaro Rodríguez Morel
Como este cuartel del Capitán es el más cercano al enemigo cubre y asegura el
cuartel de los tres ríos que están en frente de la Tortuga y que se hubiera hecho muy
considerable si se hubieran podido hallar en el tierras, a propósito para el tabaco.
Tenemos en el Cul de Sac de Santo Domingo otros cinco cuarteles a saber:
Leogane, Guaba la Grande, a tres leguas de Leogane, Guaba la Chica, a dos Leguas
de Guaba la Grande, Nipe, a cinco leguas de Guaba la Chica y la Grande, hasta a
doce leguas de Nipe, pero Leogane cubriendo dichos cuarteles, sola corre riesgo de
ser ofendida.
Habrá tres años que los españoles teniendo noticias que trescientos de los
mejores de nuestros habitantes, la mayor parte de Leogane, estaban prisioneros
en Puerto Rico, abrieron una senda por unos peñascos que parecían inaccesibles
para acortar con esta diligencia el camino que viene de sus habitaciones a las que
tenemos en Leogane y lograr su interpresa sin ser sentidos más nuestros cazadores,
habiendo felizmente descubierto dicha interpresas y aunque dicha senda no hubiese
sido abierta por los nuestros, el gobierno puso doce hombres de guardia en una
deshilada por donde necesariamente el enemigo había de pasar, con lo cual dio a
entender que no temía ser cogido por interpresa.
Conque para asegurar de todo punto la conquista es necesario no solamente
obviar a las interpresas de afuera, pero también remediar los levantamientos de
adentro para cuyo efecto fuera necesario levantar doscientos o trescientos solda-
dos, y empeñados para dejar una parte en la fortaleza de la Tortuga, poner otra
en la deshilada del camino de Leogane y la mejor parte en el cuartel del Capitán
para ayudar a fortificarle y ponerlos en las cabezas de las habitaciones a las cuales
fuera necesario añadir número considerable de casas fuertes para resistir la prime-
ra embestida del enemigo y tocar alarma en lo restante del cuartel. Con esto fuera
menester armar los empeñados y también como los amos ejercitarlos a los unos y
a los otros, cada semana en el manejo de las armas, hacerles tirar al blanco y cada
seis meses distribuir en cada cuartel unos premios de moderado valor para los que
hubieran tirado mejor, y porque la mayor parte de nuestros habitantes son suma-
mente pobres, fuera muy a propósito para aliviarlos mandarles dar las pólvoras
por 24 placas la libra, que se les vende por 58 placas, y el plomo por 3 placas, que
compran a lo menos por 6 placas.
(fol.2) También fuera necesario conducir a la conquista cada un año 200 negros
y no más, de miedo que siendo mayor la cantidad los habitantes no pusiesen ningún
cuidado en adquirir blancos, en los cuales consiste nuestra seguridad y teniendo un
numero pequeño de negros se aplicarán más a sus habitaciones, y estuvieran menos
dispuestos para las sediciones y levantamientos a que los que respiran el aire de la
América tienen el ánimo propenso.
No fuera de menos importancia que la distribución de dichos negros se hiciese
por manos del gobernador, pues no podría resultar en menoscabo de su autoridad
por lo que aquí se desean los negros por más que estén sujetos a huirse a los
españoles tan vecinos de nosotros y aunque su conservación en una tierra tan grande
sea tan dificultosa.
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Gastos.
Provechos.
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La Costa de Carolina empieza desde veinte y cinco grados de latitud hasta los
treinta y tres y se puede decir con verdad, ser un sitio donde no hay que desear
porque el vino, el trigo y el aceite, el tabaco y el azúcar se conducen en abundancia
y también se cogen en sumo grado de bondad.
Es un país donde se reconoce ser los hombres altos, fuertes y trabajadores, las
mujeres corpulentas y fecundas, de donde se saca por consecuencia ser más fácil
poblarse en diez años que Santo Domingo en cincuenta por criarse los niños que
nacen en las costas con mucho trabajo y dificultad.
Demás de esto esta conquista de la Florida sirviera de un socorro y amparable,
no solamente para las islas circunvecinas que se pueden navegar costa a costa en
doce o quince días, más, también para las conquistas francesas de la Acadia y de
Canadá que no venían a estar más distantes y donde se podía navegar en más breve
tiempo de manera que hallándose en medio de todas estas conquistas hicieran en-
tre si una liga muy necesaria, siendo cosa constante que el mayor ministerio en este
genero de empresas es el poblarse lo más y lo más cerca unos de otros que se pueda,
para en caso de necesidad favorecerse los unos a los otros.
Sobre todo lo que hemos oído decir acerca de lo referido debemos estar persua-
didos que si tuviésemos una población en una parte tan poblada como la Florida
donde el trigo, el vino y los demás frutos de la Europa, se dan en perfección no sola-
mente los franceses que se acogen entre los extranjeros en España, en Holanda, en
Inglaterra y en otras partes pero aún los que hoy día procuran las ocasiones de dejar
el reino pudieran establecerse también en lugar de tomar las armas contra nuestro
legítimo Príncipe tuvieran satisfacción de hacer su fortuna poniéndose en un estado
de servirle (fol. 4) muy útilmente, particularmente cuando su majestad se a servido
de poner el designio en una empresa hermosa.
Podemos también decir que como el Rey de España no tiene tierra más bien
pobladas ni de mejores soldados que las Canarias no debe esperar, menos nuestro
Monarca de una conquista de la Florida, supuesto que tiene un mismo clima y que
todos vivimos del aire que respiramos.
Nota
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Señor
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Señor
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Señor
Doy cuenta a vuestra majestad que por el mes de marzo de este año dispuso el
Mariscal de Campo don Ignacio de Zayas Bazán, gobernador y presidente que fue
de esta isla. Reconociendo los daños que experimentaba esta plaza con la cerca-
nía de una población de franceses que habita en el puerto de Samaná, que dista
de esta ciudad 20 leguas el que se desalojase para cuyo efecto envió gente de este
presidio y de la tierra adentro, la cual, habiendo llegado a dicho sitio y muerto el
capitán que gobernaba y a otros franceses, el capitán Antonio Pichardo, cabo de
esta facción en primero de marzo remitió a esta ciudad once prisioneros y diez y
ocho negros esclavos, que se vendieron en pública almoneda de que tienen razón
los Oficiales Reales y de los efectos en que se convirtió su procedido. Tengo
noticias que este suceso ha sido sensible al gobernador de la Tortuga que también
se nombra de las costas de Santo Domingo y que esta con ánimo de hacer las
hostilidades que les fueren posible, y así para que no las logre tengo prevenido lo
necesario, y quedo con el cuidado que en este punto y en los demás de la defensa
de esta isla toca (fol.1v.) a mi obligación. Dios guarde la católica y real persona de
vuestra majestad. Santo Domingo 23 de agosto de 1677 años.
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Señor
Desde el mes de mayo hasta hoy a sido servido nuestro señor de que esta ciu-
dad padezca una epidemia de disentería que ha muerto mucha gente de to-
das edades con que no ha dejado de tener este achaque alguna cualidad en su
sustancia de peste, ya parece que la majestad divina a mejorado el tiempo por su
misericordia y rogativas que se han hecho a que he asistido como estoy obligado.
La falta de estos vasallos es más considerable que las de otras partes, porque de
Francia cada día vienen pobladores, y de esos reinos apenas hay quien se aliente
a venir de registro a Santo Domingo y así señor represento a vuestra majestad
este punto para que siendo servido se disponga al medio más conveniente sobre
esta población y algunos puestos de la banda del norte, pues así tendrá el francés
quien le resista desde más cerca y vuestra majestad ocupadas las mejores tierras y
convalecerá Santo Domingo que debe ser mirado por joya grande y de las precio-
sas de vuestra monarquía, pues sin tener el Rey cristianísimo su dominio sino de
la usurpación de las partes que ocupa le ofrecen sus vasallos un millón de solo el
tabaco que siembra proponiendo otros medios para su conquista y la de Florida
como dirá ese instrumento que ha llegado a mis manos y envío a vuestra majestad
traducido con su original para tenerlo yo entendido y poderle suplicar a vuestra
majestad con el celo de su más humilde y leal Vasallo. Tenga esta materia la estima-
ción que es justo para que se remedie tanto daño como puede sobrevenir (fol.1v.)
de no aplicarse prontamente el que más convenga a vuestro real servicio. Guarde
Dios la católica y real persona de vuestra majestad. Santo Domingo y agosto 24 de
1677 años.
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Señor
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Señor
En cédula de quince de junio del año de seiscientos y setenta y cinco fue vues-
tra majestad servido mandar al presidente de esta Real Audiencia diese orden a
los Oficiales Reales para que vendieran todos los esclavos que se habían huido del
francés, y que por cuanto dicha venta la habían embargado algunos particulares
de esta ciudad, por servirse de ellos, se cobrase de los referidos los jornales que
podían haber ganado, la cual cédula he visto.
Señor, con ocasión de dar cuenta a vuestra majestad que desde que gobierno
han venido doce negros huidos del enemigo con la noticia de que a los comprehen-
didos en dicho orden se les había dado libertad en contencioso juicio por sentencias
de vista y revista de la Audiencia con su Fiscal.
Lo primero porque se considera no tenía título para que se declarasen por escla-
vos pertenecientes a la Real Hacienda todos aquellos que legítimamente probaron
haberlo sido de los franceses, y que por salir de su dominio se habían venido
voluntariamente a los nuestros, y porque también constó que dichos esclavos no
los adquirió el francés en piratería ni quitó a ningún español, porque los que han
sido de esta calidad siempre se han entregado a sus dueños y los que en guerra
justa manutenido les en la libertad que por su diligencia adquirieron y porque
también se consideró que con el medio de darles libertad se invitaría a (fol.1v)
los demás que pueblan y cultivan la banda del norte para que la desamparasen y
el enemigo experimentase este modo de hostilidad, por lo cual no se a podido
ejecutar la venta de dichos negros, ni cobrar ningunos jornales. Y porque no hay
noticia que ningún vecino haya impedido venta de esta calidad ni se ha ofrecido
hasta hoy.
Después de lo referido considerando Señor que el número de estos negros con
las mujeres llega a cincuenta personas y que andaban perdidos y mendigando los
he recogido y congregado en una tierra baldía que dista aun no una legua de esta
ciudad para que hagan población que ya la han comenzado con el nombre de San
Lorenzo.
Espero que ha de ser de mucha utilidad a esta plaza, así para que no falten los
bastimentos, como porque puede ser que en breve llegue la noticia a más de dos
271
Genaro Rodríguez Morel
mil negros que tiene el francés en excesivo afán que por salir de el y ser libres se
vendrán y se aumentará mucho dicha población, que servirá también para tomar
las armas cuando se ofrezca sin ningún costo de vuestra majestad, y en el ínterin los
que aquí hay he dispuesto se adiestren (fol.2) en las lanzas. Dios guarde la Católica
y Real Persona de vuestra majestad. Santo Domingo isla Española y octubre 25 de
1677 años.
272
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Señor
Reconociendo que la osadía de los franceses que habitan la banda del norte
se fundaba para continuar mayores hostilidades que las que han causado los
años pasados con estos vasallos en que los han dejado en esta posesión tan a su
salvo y que por esta causa de tan leves principios el gobernador de la Tortuga ha
fundado quince poblaciones, le hice dos entradas. La primera con sesenta hom-
bres que le quemaron tres mil queros y mataron veinte franceses con su Capitán
y pusieron en huida más de doscientos que estaban entretenidos en destruir los
ganados del valle de Guaba, el cual suceso dio tanto ánimo a los españoles que
me vi obligado a levantar un pie de ejercito de quinientos y cincuenta hombres
para quitarles cuatro poblaciones de las más principales que tienen en el norte,
y también porque tenía noticias que el gobernador de la Tortuga se hallaba tan
ufano que quería con ejercito formado (fol.1v.) extenderse más por los lugares
que tenemos por aquella parte y que después viniese a este puerto la armada del
cargo del Conde Detree a invadirlo y quedar dueño del porque es la empresa
que más desea su nación.
Fue nuestro señor servido que las compañías que formé en esta ciudad llegasen
tan a tiempo que se hallaron el día nueve de enero con las otras tropas que tenía
dispuestas en la villa de Guaba, para que a diez del mismo marchasen en la forma
y disposición que contiene el instrumento, incluso, y que yo tuviese por tan cierto
en esta prevención el intento de los franceses que este dicho día llegaron más de
ochocientos casi a vista de la dicha villa de Guaba a poner en ejecución el deseo de
su gobernador con cuya noticia salieron al oposito hasta doscientos y setenta de los
españoles, trabando batalla con tan buena orden y esfuerzo que habiendo estado
peleando desde por la mañana hasta ponerse el sol resulto quedar el campo por los
nuestros sin ninguna desgracia sino es de parte del enemigo que murieron algunos,
y otros enemigos como después acá se ha sabido de diferentes prisioneros y que
harán hasta dos mil (fol.2) y asimismo que quedaron tan aterrados como mostro
lo acelerado de su retirada que han desamparado las poblaciones que les enviaba
a quitar y recogidos en la Tortuga de que ha resultado la seguridad, no solo de
los pobres vasallos de vuestra majestad que habitan los lugares de Azua, San Juan,
273
Genaro Rodríguez Morel
y Guaba sino que ha sonado entre los franceses por mayor el poder de esta isla, que
el que en la realidad tiene, de cuyo suceso doy cuenta a vuestra majestad y de que
estando para continuar estas hostilidades por otras poblaciones y en especial en la
de la Yaguana donde se hallan hasta dos mil franceses muy acomodados, fueron cre-
ciendo las noticias de que el Conde Detree estaba para venir sobre este puerto con
que retire la gente a esta ciudad que a tenido en arma cinco meses por esta causa, la
cual, pareciéndome que ya a cesado he vuelto a sus poblaciones, con orden de que
treinta en treinta corran todas las costas de esta isla por su turno porque a conocido
que este es el medio más eficaz para que el enemigo vaya perdiendo la esperanza
que tan arraigada tiene de hacerse señor de esta isla. (fol.2v.) Dios guarde la católica
y real persona de vuestra majestad. De Santo Domingo 12 de junio de 1678 años.
274
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
Muchos desamparan la isla por no poder vivir en ella, los enemigos crecen, los
vasallos de vuestra majestad disminuyen, se desconsuelan, y retiran huyendo por los
campos, por no manifestar en público su desnudez y pobreza. Todos clamamos a
vuestra majestad por el remedio el cual puede ser solamente el que vuestra majestad
conceda como tiene concedido a las islas de Canarias el comercio con las naciones
amigas que tuvieren paz en las Armas Reales de vuestra majestad.
Este es Señor el único remedio el más acelerado y presto, porque así lo pide el
estado calamitoso de esta ciudad que con tanta verdad a vuestra majestad represen-
tamos porque con eso volverá en si el cuerpo muerto de esta república con el útil
de los derechos reales y sin daño alguno del comercio de España, porque en esta
isla no hay oro ni plata, ni perlas ni piedras como lo manifiesta bien la total falta de
comercio así de España como de las indias.
Esto Señor suplicamos a vuestra majestad postrados en sus plantas humildemente
que nos oiga e incline sus piadosos oídos a las voces de sus pobres vasallos que siendo
religiosos nos atraviesa el alma el vernos obligados a desamparar este imperial con-
vento y universidad a donde siempre a florecido el culto divino, el fervor de las
letras y el concurso de los escolares con conocido fruto ha sido continua.
Y faltando la congrua de los trabajos referidos será necesario que uno y otro
venga a mucha dimensión y quiebra y todo tendrá remedio con el comercio que a
vuestra majestad humildemente suplicamos. Cuya vida aumente Dios nuestro señor
por felices siglos para nuestro amparo y remedio de toda la cristiandad. Hecho en
Santo Domingo a 18 del mes de agosto de este año de 1678.
276
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
278
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Que por todos los negros y negras que han llegado a esta ciudad en el referido
tiempo, son trece como consta en las declaraciones que se los tomaron en virtud
del auto de su señoría del dicho señor presidente quedan en mi poder a que me
refiero. Y para que conste de mandado doy el presente. Fecha en la ciudad de Santo
Domingo en ocho de abril de mil y seiscientos y setenta y nueve años. En fe de ello
hago mi signo en testimonio de verdad.
Gerónimo de Quesada.
279
Genaro Rodríguez Morel
280
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Juan Silverio.
Miguel Matamba.
Antonio de Palma (Criollo de Caracas).
Phelipe Carnaval.
Juan García Congo.
Bartolomé Congo.
Francisco Chiquito Mina.
Santiago Mina.
Francisco Grande Mina.
(fol.2) Juan Joseph Mina.
Leonardo Mina.
Francisco Mina.
Andrés Mina.
Antonio Grande Mina.
Manuel Congo.
Manuel del Tablazo.
Esteban del Pulgar.
Joseph Mina.
Lorenzo Mina.
Manuel Mina.
Thomás Mina.
Andrés Grande Mina.
Sebastián Mina.
Miguel Mina.
Antonio Mina.
Francisco de la Tortuga, Mina.
Ignacio Mina.
Lucas Mina.
Nicolás Mina.
Benito Mina.
Luis Mina.
Pedro de la Tortuga.
Juan del Rosario.
Antonio Engola.
Marcos.
Antonio Criollo.
Juan Mina.
(fol.2v.) Gabriel.
Domingo Congo.
Bernardo Mina.
Andrés Mina.
Negras
Agustina, mujer de Pedro Bran.
281
Genaro Rodríguez Morel
Los cuales dichos negros y negras aquí contenidos que han venido fugitivos de
los enemigos franceses que están poblados en la banda del norte de esta isla y otras
partes de ella que están fundando en el pueblo nombrado San Lorenzo de la otra
banda del rio de la ciudad de Santo Domingo pasaron muestra en virtud del
decreto del señor presidente en presencia de mi, el presente escribano, y asistencia
del teniente General Lucas de Berroa, y para que conste le pongo por fe. (fol.3)
En Santo Domingo en veinte y cinco de marzo de mil y seis cientos setenta y nueve
años, Gerónimo de Quesada, según consta de su original que me refiero y en virtud
del decreto del dicho señor presidente doy el presente. Fecho en la ciudad de Santo
Domingo en diez y siete de abril de mil y seis cientos y setenta y nueve años. En fe
de lo cual hago mi signo en testimonio de verdad.
Gerónimo de Quesada.
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Señor
En cédula de seis de mayo del año pasado de setenta y ocho fue servido vues-
tra majestad mandarme envíe a España dirigido a la casa de la contratación un
francés que en el tiempo que goberné esta isla salió a rendirse porque puede se
haber pasado por espía a que responde señor que esta diligencia la ejecute en la
misma forma antes de tener esta orden como parece del testimonio incluso y que
en cuanto a que pudo ser espía, que no lo ha mostrado, porque todo lo que dijo
en su declaración fue cierto y se verificó el dia nueve de enero del año pasado vi-
niendo por tierra el gobernador de la Tortuga, de cuyo suceso tengo dado cuenta a
vuestra majestad con intrumentos. Dios guarde la Católica Real peroana de vuestra
majestad. Santo Domingo 20 de abril del 1679.
283
Genaro Rodríguez Morel
Señor
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285
Genaro Rodríguez Morel
solas las poblaciones y con el riesgo que puede considerar y es tan flaca la fortifica-
ción de la campaña que con artillería de cuatro libres de calibre, en 6 hora estarán
en tierra los parapetos (fol.4) sin que los traveses y murallas tengan capacidad para
hacer defensa alguna y para que la tuviera, era preciso echarle una camisa de piedra
y abrirle foso que no le tiene terraplenarlo y hacerle contra escape y entrada en
cubierta, rebellín y mudar la puerta que no está en la parte que debe, que aunque
en esto es preciso el gasto de la línea que señala don Juan Rugero es de más a la
Real Hacienda teniendo así mismo el inconveniente de quedar muy flaca por lo
que tanto a vuestra majestad referidos de la falta de vecinos y poca infantería, que
aunque tenga cumplido el número de su dotación no es bastante esto es a lo que mi
sentir con parecer del Teniente General Lucas de Berroa, quien se halla con entero
conocimiento de fortificaciones y de esta plaza de no representar a vuestra majestad
y que es grande el inconveniente de la poca gente que hay en esta isla y los pocos
medios para seguir una línea tan dilatada y en un terreno con tantos padrastros y
barrancos y que de muchos años a esta parte y ha ido en disminución, la gente de
esta isla con tantos terremotos con que su divina (fol.4v.) Majestad la ha amenazado
y porque esto tiene ahora remedio son adelantar más gasto y debido representarlo a
vuestra majestad reconociendo que cumplo con mi conciencia, con las obligaciones
de este cargo y con las de vasallo de vuestra majestad y aunque tengo entera satis-
facción de que estos son los medios para tener esta plaza en su mayor defensa con
la seguridad de quedar inexpugnable vuestra majestad mandará reconocerla a las
personas prácticas y científicas en estas materias, que si les asiste el celo de servicio
de vuestra majestad no dudo serán de mi sentir, de que Dios, la católica Real Per-
sona de vuestra majestad como la cristiandad desea. Santo Domingo, y abril 23 de
1679.
Esta es duplicado de la que hice a vuestra majestad el año pasado de 1679 en
ocasión de la flota y por el desconsuelo que me asiste habiéndome faltado el aviso
de haber llegado a la Reales manos de vuestra majestad, la vuelvo a presentar a sus
Reales pies y de nuevo suplico a vuestra majestad reciban de mandar se vean con
cuidado las razones que represento en la plaza que también duplico, movido por mi
conciencia que no la aseguraré hasta saber a llegado a la (fol.5) Real noticia de vues-
tra majestad lleva esta planta de nuevo una fortificación que de ha hecho después
que estoy en esta plaza muy necesaria y parece así para reedificar la brecha que tenía
la parte que mira al río y puerto como para dar traveses para la defensa mirando al
fuerte de San Diego por una parte y por otra a la puerta principal y vuelvo a suplicar
a vuestra majestad mande se me avise de la resolución que fuere servido tomar para
que yo esté cierto ha llegado el cumplimiento de mi obligación, cesárea, Católica
Real persona de que Dios guarde muchos años. Santo Domingo y noviembre 20 de
1680.
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Señor
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Genaro Rodríguez Morel
Nunca la marina, tan inútil a ojos de todos, con excusado sin consulta de la
Audiencia, ni ciudad, sin junta de hacienda ni otra diligencia que la asistencia
de Lucas de Verroa, sargento mayor que fue de esta plaza, a quién por su mucha
edad y falta de salud, jubiló vuestra majestad confirmándole un título de Tenien-
te General de la campaña, que le despacho el presidente don Ignacio de Sayas
con dispensa común de esta isla, por el descrédito que ocasionaron sus acciones
en la invasión de la armada inglesa en al año de 1655, que rechazó esta ciudad
con tanto crédito de las armas de vuestra majestad y siendo así que en la misma
situación que vinieron 4 mil pesos para reparar algunas ruinas del fuerte de San
Diego, defensa muy principal del puerto y muy cercana al nuevo baluarte, se ha
dejada como está, deteriorándose con el tiempo cada día más, lo que dificulta más
su reparo, invirtiéndose en efectos tan diferentes de la situación de la muralla y
fuerte de San Diego, sin más remedio que dar cuenta a vuestra majestad de quién
le espera únicamente esta ciudad. El pretexto que se ha entendido para estos
errores es otro peor, que es decir se da cuenta a vuestra majestad (fol.2) de que
será conveniencia mudar la muralla por diferente línea a título de ceñirla a menos
terreno, dejando fuera un gran pedazo de la ciudad y toda la muralla antigua que
recorre norte-sur, condenada para demolerla.
Este, es error sobre todo porque se imposibilita proseguir la última y más
necesaria defensa de esta plaza contra lo acordado y dispuesto por los ingenie-
ros enviados por vuestra majestad, con asistencia del presidente don Ignacio de
Sayas y resueltos por diferentes juntas que para ello hizo el doctor don Luis de
Padilla en cuya conformidad se dio principio a la fábrica con aplauso general. Y
todos estos fundamentos pretenden desvanecer Lucas de Verroa, para destruir
esta plaza, que clama a vuestra majestad por el remedio y suplica rendidamente
su brevedad, por lo que importa a la defensa de esta ciudad que se prosiga la
muralla por donde esta delineada, aplicando todos los medios necesarios para
que tenga electo, que es a lo que se reduce esta súplica como a cumplir con la
obligación de leales vasallos y tan beneficiados de la grandeza de vuestra majes-
tad, cuya Católica y Real persona goce de Dios como a menester la cristiandad.
Fecha en Santo Domingo, isla Española, diciembre 29 de 1679 años.
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El Rey
Yo el Rey.
Por mandato del Rey nuestro señor, don José de Veitia y Linaje.
289
Genaro Rodríguez Morel
El Rey
Concuerda con la real cédula original que para efecto de sacar esta copia, me la
entregó a mi el escribano su señoría el señor Mariscal de Campo, don Francisco de
Segura Sandoval y Castilla presidente de esta Real Audiencia, gobernador y capitán
general de esta isla a quien volví y firmo aquí su recibo a la cual me refiero y de
mandado de su señoría lo signé y firmé en la ciudad de Santo Domingo de la isla
Española en trece de noviembre de mil y seiscientos y ochenta años.
Los escribanos que aquí firmamos damos fe que don Francisco Lordelo de
quien va signado y firmado este testimonio escribano de su majestad como se
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firma fiel legal y de toda confianza y como tal usa y ejerce su oficio y su escritura
autos y testimonios y otros despachos siempre se les ha dado y da entera fe y crédito
judicial y extra judicialmente y para que conste oímos la presente en la ciudad de
Santo Domingo de la Isla Española, en trece de noviembre de mil y seiscientos
ochenta años.
En testimonio.
Blas Sánchez.
291
Índice onomástico
293
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294
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D E
295
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G H
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297
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298
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301
Índice geográfico
A Caimito 112
Cajay 189
Algeciras 254 Canadá 265
Angola 148, 152, 159 Canarias 254
Aragón 254 Cardo 112
Aranjuez 12, 13 Castilla la Vieja 159
Aruba (isla) 34, Castilla 20, 69, 70, 95, 97, 125, 137, 208,
Austria 254 254
Ávila 81 Cerdeña 254
Azores (islas) 36, 37, 56 Ciudad de los Reyes 200
Concepción de La Vega 68, 79, 105, 106,
112, 113, 154, 167, 188, 189, 230
B Córcega 254
Córdoba 40, 41
Baní 114 Coro (ciudad) 34, 133
Baracoa 83 Cuba 82, 83, 132, 148, 156
Barcelona 75, 254 Cul le Sac 262
Bayaguana 230 Cumaná 108, 147, 149, 225
Bonaire (isla) 34, Curazao (isla) 34, 147
Bonao 189 Cuzco 141
Borgoña 254
Boyá 113
E
303
Genaro Rodríguez Morel
F L
M
H
Madrid 10, 11, 14, 15, 16, 17, 18, 25, 26,
Haina (villa) 11 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 38,
Higüey 77, 85, 86, 88, 89, 90, 91, 109, 44, 45, 49, 50, 55, 57, 65, 68, 69, 73,
128, 154, 230 74, 77, 78, 81, 115, 117, 127, 130, 136,
Holanda 265 161, 164, 172, 174, 176, 191, 192,
Honduras 30 193, 204, 213, 221, 231, 243, 246,
254, 255, 270, 289, 290.
Mallorca 254
I Matalinó (isla) 258
Medina Sidonia 12
Inglaterra 54, 56, 67, 73, 265 México 149, 200, 287
Italia 73 Milán 254
Montecristi 82, 114
Murcia 254
J
Jaén 254 N
Jamaica 56, 82, 83, 261, 263
Jerez de la Frontera 81 Navarra 254
Jerusalén 254 Neiba 114, 158, 211
Nipe 262
Nueva España 30, 49, 58, 71, 75, 137,
139, 152, 153, 160, 200
304
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
O 30, 32, 33, 34, 37, 38, 39, 41, 43, 44, 45,
46, 47, 48, 51, 54, 56, 59, 63, 65, 66, 69,
Ocoa 30, 46, 189 70, 72, 76, 77, 79, 82, 84, 85, 88, 90, 95,
Ojos de Agua 113 93, 94, 96, 98, 99, 101, 1030 104, 110,
112, 115, 116, 118, 119, 121, 123, 124,
125, 126, 127, 129, 131, 136, 141, 143,
P 144, 145, 149, 150, 151, 152, 153, 155,
161, 164, 172, 174, 190, 192, 198, 204,
Panamá 132, 200, 217, 246 205, 206, 207, 208, 213, 214, 221, 223,
Pedregal 112 230, 231, 237, 242, 246, 247, 248, 249,
Petit Guaba 278 250, 153, 255, 256, 260, 275, 278, 279,
Pontezuela 112 280, 282, 287, 289, 290, 291.
Portugal 36, 37, 42, 73, 81, 199, 200 Saona (isla) 112
Puerto Plata 52, 84, 86, 87, 88, 89, 90, 101, Segovia 36, 37
108, 109, 114, 128, 149, 154, 158, 159, Sevilla (ciudad) 9, 15, 18, 27, 29, 34, 36, 37,
160, 176, 52, 55, 57, 58, 66, 67, 68, 69, 70, 71, 75,
94, 99, 130 ,135, 180, 181, 199, 244, 254.
Sicilia 254
S Siete Cabezas (pueblo) 235
305
Índice temático
307
Genaro Rodríguez Morel
Banda norte 82, 83, 84, 86, 87, 88, 89, Carabela (s) 15, 46, 54, 56, 67
90, 100, 101, 108, 112, 148, 154, 155, Carbón 133, 134
169, 176, 182, 267, 269, 271, 273, Carmesí (vara) 20
277, 278, 282 Carne fresca 231, 237,
Barbero 239 Carne salada 139, 231, 235, 237
Barco (s) 36, 37, 67, 77, 139, 226, 227 Carne 11,133, 134, 139, 149, 155, 176,
Bastimentos 15, 83, 134, 188, 271 182, 202, 203, 212, 216, 231, 285
Bienes de difuntos 27, 29, 52 Carnero 20, 134
Bienes raíces 145, 146 Carnicerías 182, 231, 237
Bizcochos 133 Casas de alquiler 20, 229
Borceguíes 20 Casas del cabildo 16
Boticario 10 Castillo de San Jerónimo 178
Botija 133, 134 Cátedra 14, 38, 201, 202
Bronce 48, 178 Catedral 12, 79, 109, 141, 245, 248
Bulas 141, 142, 146, 194 Cazabe 21, 133, 134, 146, 149, 182, 216,
222, 235
Cebada 159
C Cebo 133, 134
Cebolla 133
Caballo 20 Chalupa 67
Cabildo catedralicio 141, 145, Chocolate 224
Cabildo eclesiástico 132, 141, 142, 144, Cimarrón (es) 101
185, 187 Cirujanos 216, 222, 239
Cabo de san Germán 112 Claustro 87, 88, 89, 118, 119, 120, 131,
Cabo de Vela 26 202
Cabo Engaño 112 Clavo de herrar 20
Cabo Tiburón 154, 155 Clérigo (s) 26, 40, 63, 115, 116, 123, 156,
Caleta de Guibia 178 194, 196, 197, 222, 259, 260, 263
Calle pública 219, 239, Colchones 239
Calor 70, 102, 159 Colegio 33, 184, 186, 201
Camisas 239 Comercio 71, 75, 100, 156, 179, 180, 199,
Canónigo 12, 105, 106, 142, 144, 145, 146, 209, 252, 258, 263, 266, 275, 276, 283
201, 238, 239 Compañía de Jesús 33, 184, 186, 187, 259
Canónigos seglares 18 Comunión 239
Canonjía 12, 68, 129 Conquista de los Manieles 236
Cantería 87, 88, 121 Contratador (es) 69, 70,
Cañafístola 68, 94, 137, 154, 155, 176 Convento de la Madre de Dios 122, 125
Cañamazo (vara), 20 Convento de los Capuchinos 258
Cáñamo 158, 159 Convento de Regina Angelorum 247
Cañaverales 189 Convento de San Francisco 191, 206,
Capellanías 85, 86, 87, 88, 90, 128, 275 207, 210, 225, 227, 247, 256
Capilla Nuestra Señora de la Angustia Convento de San Lorenzo 253
248 Convento de Santa Clara 247
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Convento de Santa Cruz (San Francisco) Diezmos 26, 34, 85, 105, 156, 157
210 Difunto 18, 81
Convento de Santo Domingo (Predica-
dores) 29, 86, 87, 88, 90, 108, 128,
203, 248, 275 E
Convento Nuestra Señora de las Mer-
cedes 118, 119, 121, 123, 125, 127, Eclesiástico 63, 65, 76, 110, 115, 117,
131, 143 132, 141, 142, 144, 146, 156, 157, 185,
Convento San Pedro Mártir (Orden de 194, 195, 196, 197, 232, 247, 264, 290
Predicadores) 91 Embarazos 192, 218, 234, 243, 285
Convento, 27, 29, 32, 52, 84, 85, 86, 86, Enfermedad 81, 192, 209, 214, 223
87, 88, 89, 90, 91, 92, 108, 109, 118, Enfermos 79, 147, 173, 216, 219, 222
119, 120, 121, 122, 123, 124, 125, 126, Ermita de San Antonio Abad 248
127, 128, 131, 132, 139, 143, 182, 191, Ermita de San Miguel 248, 256
201, 203, 206, 207, 210, 225, 227, 228, Ermita 61, 248, 256
247, 248, 249, 253, 256, 275, 276 Escapulario 109
Corambre 169, 212, 237, 275 Esclavo (s) 9, 18, 37, 42, 58, 77, 114, 123,
Coro de la iglesia 115, 116, 118, 119, 120, 124, 125, 131, 135, 150, 152, 159,
121, 125, 132, 190, 201, 247, 249 169, 176, 182, 186, 188, 199, 200,
Corrales 138, 158 209, 218, 234, 236, 237, 243, 250,
Corsario inglés 54, 62 268, 271, 275, 277
Corsarios 13, 28, 34, 54, 55, 56, 62, 67, Escolástica 14
101, 261, Escribiente 21
Criado (s) 46, 53, 58, 62, 100, 115, 141, Escritura 18, 151, 152, 291
157, 197, 237, 238, 239, 251, 263 Estancias 24, 101, 188, 209, 218
Criadores de ganado 237 Excomunión 100, 105, 197, 232, 233, 239
Criollos del Maniel 189
Cristo crucificado 247
Cuatro Calles 47 F
Cueros 20, 21, 68, 83, 94, 101, 112, 137,
139, 148, 149, 154, 182, 263, 275 Fiadores 17, 58
Culto divino 12, 52, 182, 185, 186, 276, Fiesta de San Lázaro 222
Cuños 39 Fiesta de Tabla 289
Cura 88, 105, 106, 109, 129, 173, 248 Fiesta votiva 206
Flamencos 82, 100
Flota, 15, 49, 53, 56, 57, 58, 63, 71, 75,
D 137, 154, 160, 286
Forasteros 103, 143, 149, 184, 230, 250,
Delincuentes 167, 169, 197 266
Despoblaciones 84, 85, 86, 88, 89, 90, Fortaleza de la Tortuga 262
114, 148, 155, 158, 169 Fortaleza 13, 22, 28, 48, 262, 264
Despoblado 24, 82, 84, 85, 86, 88, 112, Fortificación 147, 149, 162, 176, 256,
153, 155, 157, 158, 209, 211, 212 284, 285, 286
309
Genaro Rodríguez Morel
Frailes 29, 52 H
Franceses 34, 54, 100, 112, 211, 212, 244,
250, 258, 263, 264, 265, 268, 271, Harina 20, 133
273, 274, 277, 278, 280 282, 283, Hato Buenavista 114
Fraude (s) 24, 59, 208 Hato Celestina 113
Frutos 21, 68, 69, 70, 75, 94, 100, 132, Hato Cristóbal 114
135, 137, 146, 153, 154, 155, 156, Hato de Aminilla 112
157, 158, 169, 179, 180, 181, 182, Hato de Cana 112
184, 250, 265 Hato de Chapuí 112
Fuerte Carbel 258 Hato de Jamimón 113
Fuerte del Predicador 258 Hato de Jimamagao 112
Fuerte Real 258 Hato de la Estrella 114
Fuerte San Diego 286, 288 Hato de la Higuera 113
Fuerte San Gerónimo 284 Hato de La Mata 113
Fuerte San Pedro 258 Hato de las Charcas 113
Hato de Mao 112, 113
Hato de Oveja 113
G Hato del Cerro de la Gorra 113
Hato del Mirable 113
Galeones 137, 141 Hato del Yaque 113
Galera (s) 36, 37, 53, 81, 100, 156, 226, Hato el Gavilán 113
228 Hato La otra Banda 114
Gallina 20, 122, 123, 133, 220 Hato Ojeda 114
Ganado alzado 237 Hato sabaneta 114
Ganado cimarrón 158, 159 Hatos de vaca 23, 112, 113, 123, 124
Ganado de cerda 139 Hatos 101, 113, 114, 124, 153, 154, 155,
Ganado mayor 231 156, 157, 158, 182, 209, 237
Ganado ovejuno, 34 Herejes 100, 108, 226, 260
Ganado vacuno 34, 149, 154, 182, 186, Hierro134, 153
237, 261 Hilo de cocer (libra) 21
Ganado 113, 124, 139, 153, 158, 189 Hoja de escribir 21
Ganado, hacienda 88 Holanda (vara) 20
Gorgojo 70 Holandeses 148
Gorra de lana 20 Hospital de San Andrés 248
Gramática 33, 184, 186 Hospital San Lázaro 216, 219, 221, 224,
Granjerías 11, 25, 68, 147, 154 247, 248, 256
Guarda del río 22 Hospital San Nicolás 201, 206, 248
Hospital 173, 201, 206, 216, 217, 219,
220, 221, 222, 224, 247, 248, 256
Huertas 11, 256
Huevo 20
Huevos 133, 220
Huracán (s) 13, 131
310
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
311
Genaro Rodríguez Morel
Monasterios 27, 29, 31, 32, 40, 43, 52, 209, 218, 231, 234, 235, 242, 243,
120, 121 252, 258, 262, 263, 268, 271, 272,
Moneda 17, 33, 39, 62, 81, 120, 121, 122, 278, 279, 280, 282
125, 150 Negros alzados 172, 188, 218, 234, 241,
Monjas de Santa Clara 247 242
Monjas 27, 32 Negros cimarrones 101
Montañas de El Maniel 234 Negros libres 114
Monte (s) 102, 150, 155, 158, 203, 218, Negros rebeldes 243
237, 261, 284 Nuestra Señora de la Altagracia ( ima-
Monterías 123, 124, 139, 159, 182, 186, gen) 77, 85, 86, 88, 90, 109, 128
218, 231
Montes del Maniel 218
Moradores 11, 26, 68, 94, 96, 104 O
Mortandad 209
Mujer (es) 10, 34, 95, 99, 156, 190, 194, Obispo 22, 91, 141, 142, 232
214, 215, 219, 223, 224, 227, 249, Orden de Calatrava 205
258, 265, 271, 278, 281, 282, 290 Orden de las Mercedes 41, 123, 124, 127,
Mula, 20 131, 139, 202
Mulatas libres, 190 Orden de San Agustín 18
Mulatos 159, 184, 186, 225 Orden de San Francisco 191, 206, 210, 227
Munición (es) 13, 55, 71, 75, 105, 147, Orden de Santiago 95, 97, 98, 190
162, 178, 211, 236, 243 Orden de Santo Domingo (Predicadores),
Muralla 149, 198, 203, 251, 256, 277, 27, 29, 31, 32, 41, 43, 44, 84, 85, 86, 87,
284, 285, 286, 287, 288 89, 90, 91, 92, 108, 109, 128, 131, 141,
Música 190 182, 201, 202, 275
Oro 18, 153, 276
Oro, minas de 153, 159
N Oro, pesos de 22, 23, 27, 29
Nao 15, 46, 53, 55, 66, 67, 73, 148, 154,
176, 180, 181, 189, 190 P
Naos perdidas 73
Navío (s) 13, 15, 18, 30, 34, 36, 37, 46, 53, Padre provincial 41, 86
54, 55, 56, 57, 70, 74, 75, 82, 83, 101, Palo de brasil 148, 149, 155, 176
112, 126, 135, 137, 138, 139, 147, 148, Palo de Campeche 263
150, 152, 154, 155, 156, 156, 157, 159, Pan 25, 149, 216, 235
160, 169, 176, 180, 181, 187, 199, 209, Papel (resma) 20
229, 250, 259, 261, 264, 266, 270, 275, Parroquia Santa Bárbara 248
277 Pecados públicos 167, 194, 290
Negociantes 68 Perlas 53, 66, 276
Negros (as) 30, 40, 42, 46, 77, 78, 100, Personas piadosas 219
101, 135, 138, 148, 150, 155, 159, Pertrechos de guerra 236
172, 184, 186, 188, 189, 199, 200, Pescado 158
312
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
313
Genaro Rodríguez Morel
Santuario 88 U
Seda (tela) 21
Seglares 18, 63, 76, 110, 146, 194, 201, 249 Ungüento 134
Sermones 202, 222 Universidad 14, 38, 64, 91, 201, 276
Sierra del Maniel 188, 242, 243
Solares 123,
Soldado (s) 67, 73, 74, 141, 142, 148, V
149, 160, 162, 169, 173, 176, 178,
198, 204, 211, 212, 216, 217, 219, Vacas 11, 139, 146, 177, 237
227, 236, 243, 250, 254, 262, 263, 265 Vagabundos 165, 166, 167
Valle de Guaba 105, 106, 273
Valle de Magantos 155, 160,
T Valle de San Juan 155, 158, 189,
Vaquero 23, 275
Tabaco 133, 137, 147, 148, 154, 161, 258, Vecindad 82
261, 262, 263, 264, 265, 269, 275 Vecinos 11, 16, 17, 24, 26, 29, 57, 59, 68,
Tabernas 162 69, 70, 77, 78, 82, 83, 85, 86, 87, 88,
Tafetán (vara)20 89, 90, 91, 94, 96, 101, 105, 118, 120,
Techumbre 87 131, 137, 169, 143, 149, 154, 155, 156,
Temblor de tierra 131, 132, 154, 149, 253 157, 159, 168, 169, 176, 177, 179, 180,
Teología escolástica 14 182, 184, 186, 190, 199, 203, 209, 231,
Teología 14, 201, 202, 276 237, 243, 249, 250, 262, 266, 275, 286
Terciopelo (vara), 20 Vicario 18, 26, 41, 90, 92, 207, 226, 249,
Terremoto, 247, 348, 249, 250, 251, 275 276
Tiendas, 162 Vinagre (arroba) 20, 133
Tierra (Repartimiento), 24 Vino (botijas) 133, 134
Tierra Adentro, 73, 114, 165, 166, 167, Vino 20, 31, 127, 210, 265
168, 169, 171, 211, 222, 230, 250, Viudas pobres 171
269, 285
Tratantes, 68
Trementina, 134 Z
Tributos, 87, 121, 125
Trigo 24, 25, 158, 159, 265 Zapatos 20
314
Índice general
Real cédula donde se da licencia a todas las personas que quisieren pasar esclavos
a La Española lo puedan hacer, no sin antes saber de qué manera han pasado . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Real cédula donde refiere, entre otras cosas, la llegada de Lope de Aguirre a Venezuela.
Asimismo dice que se le dé ayuda a Pedro de Menéndez para que pueda zarpar . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Para que el capitán Luis de Angulo tenga voz y voto en el ayuntamiento de Santo Domingo
por el tiempo que fuere alguacil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Memorial en la que los escribanos y relatores de la cancillería se quejan del mal estado
en que viven en la isla y lo mal que se les paga. Igualmente señalan los precios
de los productos de la isla los cuales dicen que valen diez veces más caros que en Castilla. . . . . . . . . 20
Relación de los salarios que vuestra majestad manda a pagar cada año en esta isla Española. . . . . . . 22
315
Genaro Rodríguez Morel
Sobre destino del colegio para ser dirigido por compañía de Jesús. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Real cédula en la que se hace referencia a la prisión del capitán Rodrigo de Troche,
presidente y oidor de la Audiencia de Santo Domingo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
Real cédula dirigida al embajador de Portugal referidas a los esclavos que pasan de aquellos
reinos a La Española sin registro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Real cédula que trata sobre el reparo de las casas reales de la ciudad de Santo Domingo . . . . . . . . . 45
Real cédula ordenando que no se le ejecuten las deudas que tiene el licenciado
Pedro de Ledesma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
316
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
La Audiencia de la isla Española dándole aviso de los corsarios y que notifiquen a los capitanes
y maestres de navíos que de allí salieron para estos reinos que no toquen a la islas de los Azores. . . . . . 56
Sobre la necesidad de llevar mercancías a la isla Española, aunque sea de las costas
de Galicia, sobre todo por los altos precios que tienen los productos que van a aquella isla. . . . . 57
Real cédula sobre las peticiones de méritos y servicios a los vecinos de la isla Española. . . . . . . . . . 59
Real cédula enviada a los miembros de la Audiencia de Santo Domingo sobre la petición
de los privilegios a los eclesiásticos como a los seglares. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Real cédula autorizando a Pedro de Rents, ayudante de cámara para que pueda
traer perlas de las Indias por valor de quinientos ducados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
El racionero Joan de Alfaro presbítero suplica a vuestra majestad le provea una chantría
a la iglesia de La Vega o una canonjía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Real cédula para que los frutos de la isla se puedan llevar a Castilla lo antes posible
para que los mismos no se corrompan. Se autoriza que vayan siete filibotes
de docientas toneladas cada uno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Carta enviada pidiendo que los productos que se producen en la isla se envíen
pronto a Castilla ya que el calor que hace en la isla los pudre. Para ello piden que se dejen
ir a la isla cada año seis filibotes de 200 toneladas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Solicitud de los miembros del consejo en la que piden que se le paguen 250 ducados
de salario al alcalde mayor de la isla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
317
Genaro Rodríguez Morel
Carta que envían los miembros del consejo en la que piden enviar 100 esclavos
para entregarlos a los vecinos de Higüey para que la villa no quede vaca en gran perjuicio
para su iglesia de gran advocación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
Carta que envían los miembros del consejo de su majestad donde informan,
entre otras cosas, sobre la muerte de Diego Osorio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
Carta del prior del convento de Puerto Plata pidiendo explicación por los daños sufridos
en el dicho convento por las despoblaciones de 1605 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Real cédula enviada por el rey a los miembros de la Audiencia de Santo Domingo
en la que delega mayores poderes para el presidente de la Audiencia, don Antonio Osorio . . . . . . 93
Carta en la que se pide prorrogar por seis años más la merced de vuestra majestad
para que los productos de La Española solo pagaran el seis por ciento de alcabala
y almojarifazgo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Carta en la que se dice de los altos precios que cuestan las mercadurías que llegan de Castilla
a dicha isla Española. Por tal razón piden que se puedan llevar dos mil ducados libres
de impuestos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Carta en la que se informa de la merced hecha a La Española para que sólo se pagara
el dos y medio por ciento de impuestos de alcabala y almojarifazgo en vez del siete
y medio que se pagaba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Real cédula en la que se ordena pagar a don Antonio Osorio la suma de cinco mil ducados
hasta que este se embarque para Castilla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Carta donde se habla de los excesos que cometen los franceses en la banda
norte de la isla y lo despoblada que está la misma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Real cédula ordenando prohibir los juegos de azar que hay en aquellas partes. . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Carta del cabildo de Santo Domingo en la que ofrecen dos destacados miembros
de esa entidad edilicia para el servicio de su majestad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
Carta del cabildo de La Vega que se refiere a la situación de los alzados del valle de Guaba
y del cura Diego Méndez de Redondo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
318
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Carta de Juan Ortiz de Sandoval pidiendo mercedes por sus méritos y servicios a la corona. . . . . . 107
Carta de Baltazar López haciendo referencia a una real cédula de vuestra majestad
en la que refiere la forma que hay que tener para enviar al Consejo de Indias
las informaciones de los oficios y beneficos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Real cédula enviada al arzobispo de la iglesia de Santo Domingo en la que dice la renta
que tienen los prebendados de ella. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Relación hecha por fray Gerónimo de Alfaro sobre el convento de Las Mercedes . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Carta enviada por los miembros de la Audiencia de Santo Domingo donde señalan
la falta de pobladores que hay en la isla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
real cédula inserta en un documento sobre las haciendas que tienen los depositarios
de la isla por muerte de sus dueños primitivos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Carta en la que se refiere que por no haber navíos en la isla para llevar productos a Castilla
se han quedado en el puerto de Santo Domingo más de 30.000 quintales de jengibre,
40.000 cueros, más de 15.000 quintales de azúcar, además de cañafístola, tabaco etc. . . . . . . . . . . . 137
Carta escrita por don Gabriel de Chávez donde pide que se libre de las cajas
de México lo que los oficiales reales de Santo Domingo necesitaren para hacerles
frente a los ataques enemigos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Carta enviada por los miembros de la Audiencia de Santo Domingo en la que refieren
que fray Gerónimo de Alfaro, procurador general de Santo Domingo que es de la orden
de Las Mercedes pide a su majestad una limosna para reparar el convento que está en peligro . . . 139
319
Genaro Rodríguez Morel
Carta que envían los miembros del cabildo catedralicio de la ciudad de Santo Domingo
a su majestad. En la misma dicen las diferencias que hay entre ese cabildo y el alguacil
mayor de la ciudad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
Carta enviada por los frailes del convento de Las Mercedes en la que destacan la labor
que estaba desarrollando el presidente Gabriel de Chávez Osorio hasta que fue sustituido
de su cargo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Carta que envían los miembros del cabildo catedralicio de la catedral de Santo Domingo
en la que piden que el licenciado Juan Méndez Caraballo, abogado de la audiencia,
se quede en la isla por la falta que hace. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Carta enviada por fray Facundo, arzobispo de la iglesia catedal de Santo Domingo
en la que refiere la pobreza de esa dignidad arzobispal. Dice que del dinero que le toca
no tiene nada y que lo que tiene son frutos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
Carta del gobernador de La Española don Alonso de Cerezeda en la que trata diversos
asuntos relacionados con la isla. Entre ellos refiere lo relacionado con la granjería
del tabaco, el contrabando y la repoblación de la isla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
carta de Luis de Arciniega, sobre el remate de unos esclavos que llegaron a la isla . . . . . . . . . . . . . 150
Carta escrita por don Pedro Álvarez de Mendoza en la que trata diversos asuntos
relacionados con la repoblación de la isla, así como de los hatos y minería de ella. . . . . . . . . . . . . . 153
Carta enviada a su majestad por Juan Bitrián de Biamonte en la que refiere el estado
de miseria de la isla. Dice que es tal la miseria que todos los días se juntan los cuartos
que hay en las pulperías, tabernas y tiendas para con ese dinero darle un real a la milicia
para que compre municiones para la defensa de la isla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
Real cédula enviada a don Luis Francisco de Alarcón, fiscal de la Audiencia de Santo Domingo
donde le reprende por la forma de llevar su cargo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Carta del cabildo de la villa de San Juan de la Maguana en la que pide prorrogar
en el gobierno a don Juan de Vargas Machuca por haber limpiado de vagabundos la isla. . . . . . . . . . . . 166
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
El cabildo de la villa de Santiago de los Caballeros pide que su majestad haga merced
al capitán don Juan de Vargas Machuca quien ha colaborado a la limpieza de los delincuentes
que merodeaban por la isla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
El cabildo de la Mejorada del Cotuí pide que se quede en su cargo de alcalde mayor
el capitán don Juan de Vargas Machuca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
carta en la que se suplica a vuestra majestad le haga otra merced para que se manden
pagar de la Real Hacienda los gastos que en la dicha ciudad se hacen en pagar guardas
capitanes que andan en busca y quietud de los negros alzados y fiestas de santísimo
sacramento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
Carta enviada por Juan Bitrián de Biamonte en la que solicita pagarle lo que pide
el médico de la ciudad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
Traslado de una real cédula enviada a los oidores de Santo Domingo en la que refiere
las diferencias entre los susodichos y el arzobispo de aquella ciudad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
Carta que envía don Nicolás de Velazco en la que refiere sobre el castillo de San Gerónimo
y de los soldados que están en el mismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
Los abajos firmantes piden a su majestad que dada la pobreza de la isla en la misma
no se pague más del dos y medio por ciento por el derecho de alcabala y almojarifazgo. . . . . . . . . 179
Información sobre haber recibido una real cédula mandando que no se pague más del dos
y medio por ciento de derechos de almojarifazgo en vez del siete y medio que se pagaba. . . . . . . . . . 180
Carta que envían los miembros de la Audiencia de Santo Domingo en la que dan cuenta
de la pobreza de los conventos de la isla y en especial el de los Predicadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
Carta enviada por los miembros de la Audiencia de Santo Domingo en la que refieren
una carta que envió a su majestad don Nicolás de Velazco, presidente que fue de dicha
Audiencia en la que decía la necesidad del cabildo de Santo Domingo de tener padres
de la compañía de Jesús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
carta escrita por los escribanos públicos de Santo Domingo don Pedro Ruiz Díaz
de Pineda y Francisco Facundo de Carvajal donde certifican cómo don Luis Fernández
de Córdoba gobernador y capitan general de la isla y presidente de la Audiencia
ordenó quitarse los lutos para celebrar el casamiento del rey con doña Marina de Austria . . . . . . . 190
321
Genaro Rodríguez Morel
Real cédula enviada a don Andrés Pérez Franco, gobernador y capitán general
de La Española y presidente de la Audiencia. En la misma hace referencia a otra de 1620
para que los soldados sólo pudieran rondar por las murallas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 198
Carta escrita por don Francisco Fernández de Madrigal en la que trata algunos
temas relacionados con la situación de la isla. Entre otras cosas habla de la necesidad
que hay de negros para la isla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
Carta enviada por los frailes del convento de Santo Domingo en la que dan noticias
del desconsuelo común que hay en la ciudad después de la llegada del nuevo gobernador
don Félix de Zúñiga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
Real cédula enviada a don Félix de Zúñiga Avellaneda ordenando examine la capacidad
de don Francisco Pimentel, delegado en Caracas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
Carta enviada por los miembros de la orden de San Francisco de la ciudad de Santo Domingo
en la que dicen cómo el mayordomo del hospital de San Nicolás les impide celebrar
las fiestas de su comunidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
Traslado de una real cédula en la que se manda que no se puedan llevar de los reinos
de Castilla mercaderías sin registrar ni las cosas prohibidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
Carta escrita por los miembros de la Audiencia de Santo Domingo en la que exponen
las necesidades de la isla por falta de esclavos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
Carta que envía el presidente de la Audiencia de Santo Domingo don Pedro Carvajal
y Cobos, en la que refiere la prórroga de las limosnas del vino y el aceite al convento
de San Francisco de la ciudad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210
Carta del presidente de la Audiencia de Santo Domingo don Pedro Carvajal y Cobos
en la que refiere los contrabandos que hay en los lugares de Guaba, San Juan y Neiba. . . . . . . . 211
Carta escrita por Pedro Carvajal y Cobos donde señala las ayudas que ha ofrecido al hospital
de San Lázaro la cual ha salido del situado que llega para el presidio de la ciudad. . . . . . . . . . . . . . 216
Carta enviada por el arzobispo de Santo Domingo en la que informa de los males
que causan a la isla los negros alzados en los montes del Maniel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218
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Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
Carta del arzobispo de Santo Domingo en la que hace referencia a una real cédula
de su majestad donde manda que del situado se de limosna al hospital de San Lázaro . . . . . . . 219
Carta que escribió Manuel Páez en la que dice haber estado casado
con Manuela de Ávila la cual convivía de manera escandalosa con don Antonio Ortiz,
alguacil de aquella ciudad de Santo Domingo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
Carta que envía a su majestad el visitador Gaspar Vélez Mantilla en la que pide que no
se le quite la casa donde vive aunque por ello tenga que pagar más dinero por el alquiler . . . . . . . . . 229
relación de la gente que hay en esta ciudad e isla conforme a la muestra general
que en virtud de bandos del presidente don Pedro Carvajal y Cobos hizo
en 19 de abril de 1665, así en esta ciudad como en los lugares de la tierra adentro . . . . . . . . . . . . . 230
Carta enviada por los miembros de la Audiencia de Santo Domingo en la que dan cuenta
de la demanda hecha por Francisco de Ayala en la cual pide los bienes de su abuela,
ya difunta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
carta por don Pedro Carvajal y Cobos haciendo referencia a la muerte del capitán
Roque Galindo, alcalde mayor de la ciudad de Santiago. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
Don Darío Pizarro Carvajal y Morrón da cuenta de las diferencias existentes entre la Audiencia
y el arzobispo don Francisco de la Cueva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238
Carta en la que don Sebastián Porcero informa de los golpes que le propinó el arzobispo
don Francisco de la Cueva Maldonado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
el presidente de Santo Domingo informa a vuestra majestad por el capitán Juan Muñoz
Cordero que fue uno de los que sirvieron en la conquista de los negros alzados del Maniel. . . . . 241
Carta en la que se refiere la paz que se respira después de terminado con los negros
que estaban en el Maniel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 242
Carta que refiere sobre los negros que andan alzados en la sierra del Maniel. . . . . . . . . . . . . . . . 243
323
Genaro Rodríguez Morel
don Diego de Plasencia uno de los tenientes curas de la iglesia de Santo Domingo
y capellán del hospital de San Lázaro informa sobre el estado en que quedó la isla
después del terremoto que azotó la isla el 9 de mayo de 1673. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
Carta que los frailes del convento de San Lorenzo envían a su majestad dándole las gracias
por las ayudas otorgadas para la reedificación de dicho convento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253
Traslado de una real provisión en la que se manda proveer como capitán general
de aquella isla a Juan Muñoz Cordero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254
Información que hace el gobernador don Ignacio de Zayas Bazán sobre la isla de Matalino. . . . . . . . 258
Carta enviada a su majestad por el licenciado don Juan Garcés, fiscal de la Audiencia
de Santo Domingo en la que denuncia los disturbios que ocasionan dos religiosos
de compañía de Jesús de aquella ciudad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259
el doctor don Juan de Padilla Guardiola y Guzmán a cuyo cargo está el gobierno
de la isla de Santo Domingo da cuenta a vuestra majestad del intento del gobernador
de la Tortuga que se refiere a la declaración que va con esta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
El doctor don Juan de Padilla Guardiola y Guzmán a cuyo cargo está el gobierno
de la isla de Santo Domingo da cuenta de la despoblación del pueblo de Samaná
que ocupaban los franceses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268
El doctor don Juan de Padilla Guardiola y Guzmán, a cuyo cargo está el gobierno
de la isla Española de Santo Domingo. Informa a vuestra majestad de la epidemia
324
Documentos para el estudio de la historia colonial de Santo Domingo (1561-1680)
La Real Audiencia de Santo Domingo avisa a vuestra majestad cómo en aquella ciudad
e isla no ha quedado ningún portugués de los que arribaron a aquel puerto en trece
de julio del año de setenta y uno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270
el doctor don Juan de Padilla Guardiola y Guzmán a cuyo cargo está el gobierno
de la isla Española. Da cuenta a vuestra majestad del estado en que se hallan
los negros que han venido del enemigo francés. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271
Carta enviada a vuestra majestad por el doctor don Juan de Padilla Guardiola
y Guzmán en la que refiere de la cantidad de franceses que hay en la parte norte
de la isla. Que sólo en la Yaguana hay más de dos mil franceses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273
carta que envían los religiosos del convento de Santo Domingo donde informan
a su majestad sobre el estado de la isla y de dicho convento de la orden de predicadores. . . . . . . . 275
testimonio de los negros y negras que se han apartado de los franceses que habitan
las costas de esta isla desde que el señor presidente don Francisco de Segura
Sandobal y Castilla entró a gobernarla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278
traslado de una real cédula enviada a los oidores de la Audiencia de Santo Domingo
en la que refiere los escándalos públicos de los funcionarios en aquella isla. . . . . . . . . . . . . . . . . . 290
325
Publicaciones del
Archivo General de la Nación
Vol. I Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1846. Edición y notas de E.
Rodríguez Demorizi, C. T., 1944.
Vol. II Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez
Demorizi, Vol. I, C. T., 1944.
Vol. III Samaná, pasado y porvenir. E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1945.
Vol. IV Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi,
Vol. II, C. T., 1945.
Vol. V Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez
Demorizi, Vol. II, Santiago, 1947.
Vol. VI San Cristóbal de antaño. E. Rodríguez Demorizi, Vol. II, Santiago, 1946.
Vol. VII Manuel Rodríguez Objío (poeta, restaurador, historiador, mártir).
R. Lugo Lovatón, C. T., 1951.
Vol. VIII Relaciones. Manuel Rodríguez Objío. Introducción, títulos y notas por R. Lugo Lovatón,
C. T., 1951.
Vol. IX Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1846-1850. Vol. II. Edición y notas de
E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1947.
Vol. X Índice general del «Boletín» del 1938 al 1944, C. T., 1949.
Vol. XI Historia de los aventureros, filibusteros y bucaneros de América. Escrita en holandés por
Alexander O. Exquemelin, traducida de una famosa edición francesa de La Sirene-
París, 1920, por C. A. Rodríguez; introducción y bosquejo biográfico del traductor R.
Lugo Lovatón, C. T., 1953.
Vol. XII Obras de Trujillo. Introducción de R. Lugo Lovatón, C. T., 1956.
Vol. XIII Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi,
Vol. III, C. T., 1957.
Vol. XIV Cesión de Santo Domingo a Francia. Correspondencia de Godoy, García Roume, Hedouville,
Louverture, Rigaud y otros. 1795-1802. Edición de E. Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T.,
1959.
Vol. XV Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi,
Vol. III, C. T., 1959.
Vol. XVI Escritos dispersos. (Tomo I: 1896-1908). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2005.
Vol. XVII Escritos dispersos. (Tomo II: 1909-1916). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2005.
Vol. XVIII Escritos dispersos. (Tomo III: 1917-1922). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2005.
327
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. XIX Máximo Gómez a cien años de su fallecimiento, 1905-2005. Edición de E. Cordero Michel,
Santo Domingo, D. N., 2005.
Vol. XX Lilí, el sanguinario machetero dominicano. Juan Vicente Flores, Santo Domingo, D. N.,
2006.
Vol. XXI Escritos selectos. Manuel de Jesús de Peña y Reynoso. Edición conjunta del Archivo General de
la Nación y el Banco de Reservas, Andrés Blanco Díaz (editor), Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXII Obras escogidas 1. Artículos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXIII Obras escogidas 2. Ensayos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXIV Obras escogidas 3. Epistolario. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXV La colonización de la frontera dominicana 1680-1796. Manuel Vicente Hernández González,
Santo Domingo, D. N., 2006.
Vol. XXVI Fabio Fiallo en La Bandera Libre. Compilación de Rafael Darío Herrera, Santo Domingo,
D. N., 2006.
Vol. XXVII Expansión fundacional y crecimiento en el norte dominicano (1680-1795). El Cibao y la bahía de
Samaná. Manuel Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXVIII Documentos inéditos de Fernando A. de Meriño. Compilación de José Luis Sáez, S. J., Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXIX Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXX Iglesia, espacio y poder: Santo Domingo (1498-1521), experiencia fundacional del Nuevo Mundo.
Miguel D. Mena, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXI Cedulario de la isla de Santo Domingo, Vol. I: 1492-1501. Fray Vicente Rubio, O. P. Edición
conjunta del Archivo General de la Nación y el Centro de Altos Estudios Humanísticos
y del Idioma Español, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXII La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo I: Hechos sobresalientes en la provincia).
Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXIII La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo II: Reorganización de la provincia post
Restauración). Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo,
D. N., 2007.
Vol. XXXIV Cartas del Cabildo de Santo Domingo en el siglo xvii. Compilación de Genaro Rodríguez
Morel, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXV Memorias del Primer Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVI Actas de los primeros congresos obreros dominicanos, 1920 y 1922. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVII Documentos para la historia de la educación moderna en la República Dominicana (1879-1894).
Tomo I, Raymundo González, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVIII Documentos para la historia de la educación moderna en la República Dominicana (1879-1894).
Tomo II, Raymundo González, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXIX Una carta a Maritain. Andrés Avelino. Traducción al castellano e introducción del P. Jesús
Hernández, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XL Manual de indización para archivos, en coedición con el Archivo Nacional de
la República de Cuba. Marisol Mesa, Elvira Corbelle Sanjurjo, Alba Gilda
Dreke de Alfonso, Miriam Ruiz Meriño, Jorge Macle Cruz, Santo Domingo,
D. N., 2007.
Vol. XLI Apuntes históricos sobre Santo Domingo. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLII Ensayos y apuntes diversos. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIII La educación científica de la mujer. Eugenio María de Hostos, Santo Domingo, D. N., 2007.
328
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. XLIV Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1530-1546). Compilación de Genaro Rodríguez
Morel, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLV Américo Lugo en Patria. Selección. Compilación de Rafael Darío Herrera, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. XLVI Años imborrables. Rafael Alburquerque Zayas-Bazán, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVII Censos municipales del siglo xix y otras estadísticas de población. Alejandro Paulino Ramos,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVIII Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo I. Compilación de José Luis
Saez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLIX Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo II. Compilación de José Luis
Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. L Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo III. Compilación de José Luis Sáez,
S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LI Prosas polémicas 1. Primeros escritos, textos marginales, Yanquilinarias. Félix Evaristo Mejía.
Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LII Prosas polémicas 2. Textos educativos y Discursos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIII Prosas polémicas 3. Ensayos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIV Autoridad para educar. La historia de la escuela católica dominicana. José Luis Sáez, S. J.,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LV Relatos de Rodrigo de Bastidas. Antonio Sánchez Hernández, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVI Textos reunidos 1. Escritos políticos iniciales. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVII Textos reunidos 2. Ensayos. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVIII Textos reunidos 3. Artículos y Controversia histórica. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIX Textos reunidos 4. Cartas, Ministerios y misiones diplomáticas. Manuel de J. Galván. Edición
de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LX La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (1930-1961). Tomo I,
José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXI La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (1930-1961). Tomo II,
José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXII Legislación archivística dominicana, 1847-2007. Archivo General de la Nación, Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXIII Libro de bautismos de esclavos (1636-1670). Transcripción de José Luis Sáez, S. J., Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXIV Los gavilleros (1904-1916). María Filomena González Canalda, Santo Domingo, D. N.,
2008.
Vol. LXV El sur dominicano (1680-1795). Cambios sociales y transformaciones económicas. Manuel Vicente
Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXVI Cuadros históricos dominicanos. César A. Herrera, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXVII Escritos 1. Cosas, cartas y... otras cosas. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXVIII Escritos 2. Ensayos. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LXIX Memorias, informes y noticias dominicanas. H. Thomasset. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXX Manual de procedimientos para el tratamiento documental. Olga Pedierro, et. al., Santo
Domingo, D. N., 2008.
329
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. LXXI Escritos desde aquí y desde allá. Juan Vicente Flores. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXXII De la calle a los estrados por justicia y libertad. Ramón Antonio Veras (Negro), Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXXIII Escritos y apuntes históricos. Vetilio Alfau Durán, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXIV Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista. Salvador E. Morales Pérez, Santo
Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXV Escritos. 1. Cartas insurgentes y otras misivas. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVI Escritos. 2. Artículos y ensayos. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVII Más que un eco de la opinión. 1. Ensayos, y memorias ministeriales. Francisco Gregorio Billini.
Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVIII Más que un eco de la opinión. 2. Escritos, 1879-1885. Francisco Gregorio Billini. Edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXIX Más que un eco de la opinión. 3. Escritos, 1886-1889. Francisco Gregorio Billini. Edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXX Más que un eco de la opinión. 4. Escritos, 1890-1897. Francisco Gregorio Billini. Edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXI Capitalismo y descampesinización en el Suroeste dominicano. Angel Moreta, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXXIII Perlas de la pluma de los Garrido. Emigdio Osvaldo Garrido, Víctor Garrido y Edna Garrido
de Boggs. Edición de Edgar Valenzuela, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIV Gestión de riesgos para la prevención y mitigación de desastres en el patrimonio documental. Sofía
Borrego, Maritza Dorta, Ana Pérez, Maritza Mirabal, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXV Obras. Tomo I, Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael Hernández,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVI Obras. Tomo II, Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael Hernández,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVII Historia de la Concepción de La Vega. Guido Despradel Batista, Santo Domingo, D. N.,
2009.
Vol. LXXXIX Una pluma en el exilio. Los artículos publicados por Constancio Bernaldo de Quirós en República
Dominicana. Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. XC Ideas y doctrinas políticas contemporáneas. Juan Isidro Jimenes Grullón, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. XCI Metodología de la investigación histórica. Hernán Venegas Delgado, Santo Domingo, D. N.,
2009.
Vol. XCIII Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo I. Compilación de Lusitania F. Martínez,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCIV Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo II. Compilación de Lusitania F. Martínez,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCV Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo III. Compilación de Lusitania F. Martínez,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCVI Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición. Ramón Antonio, (Negro) Veras, Santo
Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCVII Escritos reunidos. 1. Ensayos, 1887-1907. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCVIII Escritos reunidos. 2. Ensayos, 1908-1932. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
330
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. XCIX Escritos reunidos. 3. Artículos, 1888-1931. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. C Escritos históricos. Américo Lugo. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y el
Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. CI Vindicaciones y apologías. Bernardo Correa y Cidrón. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. CII Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas. María Ugarte, Santo
Domingo, D. N., 2009.
Vol. CIII Escritos diversos. Emiliano Tejera. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y el
Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CIV Tierra adentro. José María Pichardo, segunda edición, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CV Cuatro aspectos sobre la literatura de Juan Bosch. Diógenes Valdez, Santo Domingo, D. N.,
2010.
Vol. CVI Javier Malagón Barceló, el Derecho Indiano y su exilio en la República Dominicana. Compilación
de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CVII Cristóbal Colón y la construcción de un mundo nuevo. Estudios, 1983-2008. Consuelo Varela.
Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CVIII República Dominicana. Identidad y herencias etnoculturales indígenas. J. Jesús María Serna
Moreno, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CIX Escritos pedagógicos. Malaquías Gil Arantegui. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2010.
Vol. CX Cuentos y escritos de Vicenç Riera Llorca en La Nación. Compilación de Natalia González,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXI Jesús de Galíndez. Escritos desde Santo Domingo y artículos contra el régimen de Trujillo en el
exterior. Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N.,
2010.
Vol. CXII Ensayos y apuntes pedagógicos. Gregorio B. Palacín Iglesias. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXIII El exilio republicano español en la sociedad dominicana (Ponencias del Seminario Internacional,
4 y 5 de marzo de 2010). Reina C. Rosario Fernández (Coord.) Edición conjunta de la
Academia Dominicana de la Historia, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias y el
Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXIV Pedro Henríquez Ureña. Historia cultural, historiografía y crítica literaria. Odalís G. Pérez,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXV Antología. José Gabriel García. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y el
Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXVI Paisaje y acento. Impresiones de un español en la República Dominicana. José Forné Farreres.
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXVII Historia e ideología. Mujeres dominicanas, 1880-1950. Carmen Durán. Santo Domingo,
D. N., 2010.
Vol. CXVIII Historia dominicana: desde los aborígenes hasta la Guerra de Abril. Augusto Sención (Coord.),
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXIX Historia pendiente: Moca 2 de mayo de 1861. Juan José Ayuso, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXX Raíces de una hermandad. Rafael Báez Pérez e Ysabel A. Paulino, Santo Domingo, D. N.,
2010.
Vol. CXXI Miches: historia y tradición. Ceferino Moní Reyes, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXII Problemas y tópicos técnicos y científicos. Tomo I, Octavio A. Acevedo. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXIII Problemas y tópicos técnicos y científicos. Tomo II, Octavio A. Acevedo. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
331
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CXXIV Apuntes de un normalista. Eugenio María de Hostos. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXV Recuerdos de la Revolución Moyista (Memoria, apuntes y documentos). Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXVI Años imborrables (2da ed.) Rafael Alburquerque Zayas-Bazán. Edición conjunta de la Comisión
Permanente de Efemérides Patrias y el Archivo General de la Nación, Santo Domingo,
D. N., 2010.
Vol. CXXVII El Paladión: de la Ocupación Militar Norteamericana a la dictadura de Trujillo. Tomo I.
Compilación de Alejandro Paulino Ramos. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXVIII El Paladión: de la Ocupación Militar Norteamericana a la dictadura de Trujillo. Tomo
II. Compilación de Alejandro Paulino Ramos. Edición conjunta del Archivo
General de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo,
D. N., 2010.
Vol. CXXIX Memorias del Segundo Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXX Relaciones cubano-dominicanas, su escenario hemisférico (1944-1948). Jorge Renato Ibarra
Guitart, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXXI Obras selectas. Tomo I, Antonio Zaglul. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y el Banco de Reservas. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N.,
2011.
Vol. CXXXII Obras selectas. Tomo II, Antonio Zaglul. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y el Banco de Reservas. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N.,
2011.
Vol. CXXXIII África y el Caribe: Destinos cruzados. Siglos xv-xix, Zakari Dramani-Issifou, Santo Domingo,
D. N., 2011.
Vol. CXXXIV Modernidad e ilustración en Santo Domingo. Rafael Morla, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXV La guerra silenciosa: Las luchas sociales en la ruralía dominicana. Pedro L. San Miguel, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXVI AGN: bibliohemerografía archivística. Un aporte (1867-2011). Luis Alfonso Escolano
Giménez, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXVII La caña da para todo. Un estudio histórico-cuantitativo del desarrollo azucarero dominicano.
(1500-1930). Arturo Martínez Moya, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXVIII El Ecuador en la Historia. Jorge Núñez Sánchez, Santo Domingo,
D. N., 2011.
Vol. CXXXIX La mediación extranjera en las guerras dominicanas de independencia, 1849-1856. Wenceslao
Vega B., Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXL Max Henríquez Ureña. Las rutas de una vida intelectual. Odalís G. Pérez, Santo Domingo,
D. N., 2011.
Vol. CXLI Yo también acuso. Carmita Landestoy, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLIII Más escritos dispersos. Tomo I, José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLIV Más escritos dispersos. Tomo II, José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLV Más escritos dispersos. Tomo III, José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLVI Manuel de Jesús de Peña y Reinoso: Dos patrias y un ideal. Jorge Berenguer Cala, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLVII Rebelión de los Capitanes: Viva el rey y muera el mal gobierno. Roberto Cassá, edición conjunta
del Archivo General de la Nación y la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLVIII De esclavos a campesinos. Vida rural en Santo Domingo colonial. Raymundo González, Santo
Domingo, D. N., 2011.
332
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CXLIX Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1547-1575). Genaro Rodríguez Morel, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CL Ramón –Van Elder– Espinal. Una vida intelectual comprometida. Compilación de Alfredo
Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CLI El alzamiento de Neiba: Los acontecimientos y los documentos (febrero de 1863). José Abreu
Cardet y Elia Sintes Gómez, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CLII Meditaciones de cultura. Laberintos de la dominicanidad. Carlos Andújar Persinal, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CLIII El Ecuador en la Historia (2da ed.) Jorge Núñez Sánchez, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLIV Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe (1789-1854). José Luciano Franco, Santo
Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLV El Salvador: historia mínima. Varios autores, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLVI Didáctica de la geografía para profesores de Sociales. Amparo Chantada, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLVII La telaraña cubana de Trujillo. Tomo I, Eliades Acosta Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLVIII Cedulario de la isla de Santo Domingo, 1501-1509. Vol. II, Fray Vicente Rubio, O. P., edición
conjunta del Archivo General de la Nación y el Centro de Altos Estudios Humanísticos
y del Idioma Español, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLIX Tesoros ocultos del periódico El Cable. Compilación de Edgar Valenzuela, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLX Cuestiones políticas y sociales. Dr. Santiago Ponce de León. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXI La telaraña cubana de Trujillo. Tomo II, Eliades Acosta Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXII El incidente del trasatlántico Cuba. Una historia del exilio republicano español en la sociedad
dominicana, 1938-1944. Juan B. Alfonseca Giner de los Ríos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXIII Historia de la caricatura dominicana. Tomo I, José Mercader, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXIV Valle Nuevo: El Parque Juan B. Pérez Rancier y su altiplano. Constancio Cassá, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLXV Economía, agricultura y producción. José Ramón Abad. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXVI Antología. Eugenio Deschamps. Edición de Roberto Cassá, Betty Almonte y Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXVII Diccionario geográfico-histórico dominicano. Temístocles A. Ravelo.Revisión, anotación y
ensayo introductorio Marcos A. Morales, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLXVIII Drama de Trujillo. Cronología comentada. Alonso Rodríguez Demorizi. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXIX La dictadura de Trujillo: documentos (1930-1939). Tomo I, volumen 1. Eliades Acosta Matos,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXX Drama de Trujillo. Nueva Canosa. Alonso Rodríguez Demorizi. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2012
Vol. CLXXI El Tratado de Ryswick y otros temas. Julio Andrés Montolío. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXII La dictadura de Trujillo: documentos 1930-1939). Tomo I, volumen 2. Eliades Acosta Matos,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXIII La dictadura de Trujillo: documentos (1950-1961). Tomo III, volumen 5. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXIV La dictadura de Trujillo: documentos (1950-1961). Tomo III, volumen 6. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXV Cinco ensayos sobre el Caribe hispano en el siglo xix: República Dominicana, Cuba y Puerto Rico
1861-1898. Luis Álvarez-López, Santo Domingo, D. N., 2012.
333
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CLXXVI Correspondencia consular inglesa sobre la Anexión de Santo Domingo a España. Roberto
Marte, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXVII ¿Por qué lucha el pueblo dominicano? Imperialismo y dictadura en América Latina. Dato Pagán
Perdomo, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXVIII Visión de Hostos sobre Duarte. Eugenio María de Hostos. Com-pilación y edición de Miguel
Collado, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CLXXIX Los campesinos del Cibao: Economía de mercado y transformación agraria en la República
Dominicana, 1880-1960. Pedro L. San Miguel, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXX La dictadura de Trujillo: documentos (1940-1949). Tomo II, volumen 3. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXXI La dictadura de Trujillo: documentos (1940-1949). Tomo II, volumen 4. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXXII De súbditos a ciudadanos (siglos xvii-xix): el proceso de formación de las comunidades criollas del Caribe
hispánico (Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo). Tomo I. Jorge Ibarra Cuesta, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLXXXIII La dictadura de Trujillo (1930-1961). Augusto Sención Villalona, San Salvador-Santo
Domingo, 2012.
Vol. CLXXXIV Anexión-Restauración. Parte 1. César A. Herrera. Edición conjunta entre el Archivo General
de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXXV Anexión-Restauración. Parte 2. César A. Herrera. Edición conjunta entre el Archivo
General de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N.,
2013.
Vol. CLXXXVI Historia de Cuba. José Abreu Cardet y otros, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CLXXXVII Libertad Igualdad: Protocolos notariales de José Troncoso y Antonio Abad Solano, 1822-1840.
María Filomena González Canalda, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CLXXXVIII Biografías sumarias de los diputados de Santo Domingo en las Cortes españolas. Roberto Cassá,
Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CLXXXIX Financial Reform, Monetary Policy and Banking Crisis in Dominican Republic. Ruddy Santana,
Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXC Legislación archivística dominicana (1847-2012). Departamento de Sistema Nacional de
Archivos e Inspectoría, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCI La rivalidad internacional por la República Dominicana y el complejo proceso de su anexión a
España (1858-1865). Luis Escolano Giménez, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCII Escritos históricos de Carlos Larrazábal Blanco. Tomo I. Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCIII Guerra de liberación en el Caribe hispano (1863-1878). José Abreu Cardet y Luis Álvarez-
López, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCIV Historia del municipio de Cevicos. Miguel Ángel Díaz Herrera, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCV La noción de período en la historia dominicana. Volumen I, Pedro Mir, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCVI La noción de período en la historia dominicana. Volumen II, Pedro Mir, Santo Domingo,
D. N., 2013.
Vol. CXCVII La noción de período en la historia dominicana. Volumen III, Pedro Mir, Santo Domingo,
D. N., 2013.
Vol. CXCVIII Literatura y arqueología a través de La mosca soldado de Marcio Veloz Maggiolo. Teresa
Zaldívar Zaldívar, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCIX El Dr. Alcides García Lluberes y sus artículos publicados en 1965 en el periódico Patria.
Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CC El cacoísmo burgués contra Salnave (1867-1870). Roger Gaillard, Santo Domingo, D. N.,
2013.
Vol. CCI «Sociología aldeada» y otros materiales de Manuel de Jesús Rodríguez Varona. Compilación de Angel
Moreta, Santo Domingo, D. N., 2013.
334
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CCII Álbum de un héroe. (A la augusta memoria de José Martí). 3ra edición. Compilación de
Federico Henríquez y Carvajal y edición de Diógenes Céspedes, Santo Domingo, D. N.,
2013.
Vol. CCIII La Hacienda Fundación. Guaroa Ubiñas Renville, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCIV Pedro Mir en Cuba. De la amistad cubano-dominicana. Rolando Álvarez Estévez, Santo
Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCV Correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles. Edición de Bernardo Vega, Santo
Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCVI Pedro Francisco Bonó: vida, obra y pensamiento crítico. Julio Minaya, Santo Domingo, D. N.,
2013.
Vol. CCVII Catálogo de la Biblioteca Arístides Incháustegui (BAI) en el Archivo General de la Nación. Blanca
Delgado Malagón, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCVIII Personajes dominicanos. Tomo I, Roberto Cassá. Edición conjunta del Archivo General
de la Nación y la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Santo Domingo, D. N.,
2014.
Vol. CCIX Personajes dominicanos. Tomo II, Roberto Cassá. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCX Rebelión de los Capitanes: Viva el rey y muera el mal gobierno. 2da edición,
Roberto Cassá. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y la Universidad
Autónoma de Santo Domingo, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXI Una experiencia de política monetaria. Eduardo García Michel, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXII Memorias del III Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXIII El mito de los Padres de la Patria y Debate histórico. Juan Isidro Jimenes Grullón. Santo
Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXIV La República Dominicana [1888]. Territorio. Clima. Agricultura. Industria. Comercio. Inmigración
y anuario estadístico. Francisco Álvarez Leal. Edición conjunta del Archivo General de
la Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXV Los alzamientos de Guayubín, Sabaneta y Montecristi: Documentos. José Abreu Cardet y Elia Sintes
Gómez, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXVI Propuesta de una Corporación Azucarera Dominicana. Informe de Coverdale & Colpitts. Estudio de
Frank Báez Evertsz, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXVII La familia de Máximo Gómez. Fray Cipriano de Utrera, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXVIII Historia de Santo Domingo. La dominación haitiana (1822-1844). Vol. IX. Gustavo Adolfo
Mejía-Ricart, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXIX La expedición de Cayo Confites. Humberto Vázquez García. Edición conjunta del Archivo
General de la Nación, de República Dominicana y la Editorial Oriente, de Santiago de
Cuba, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXX De súbditos a ciudadanos (siglos xvii-xix): El proceso de formación de las comunidades criollas del
Caribe hispánico (Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo). Tomo II, Jorge Ibarra Cuesta, Santo
Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXXII Bromeando. Periodismo patriótico. Eleuterio de León Berroa, Santo Domingo, D. N., 2015.
Vol. CCXXIII Testimonios de un combatiente revolucionario. José Daniel Ariza Cabral, Santo Domingo,
D. N., 2014.
Vol. CCXXIV Crecimiento económico dominicano (1844-1950). Arturo Martínez Moya, Santo Domingo,
D. N., 2014.
Vol. CCXXV Máximo Gómez. Utopía y realidad de una República. Yoel Cordoví Núñez. Edición conjunta
del Archivo General de la Nación, de República Dominicana y la Editora Historia, de
La Habana, Cuba, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXXVI Juan Rodríguez y los comienzos de la ciudad de Nueva York. Anthony Stevens-Acevedo, Tom
Weterings y Leonor Álvarez Francés. Traducción de Ángel L. Estévez. Edición conjunta
del Archivo General de la Nación, de República Dominicana y el Instituto de Estudios
335
Publicaciones del Archivo General de la Nación
336
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CCLV Los comandos. Bonaparte Gautreaux Piñeyro, Santo Domingo, D. N., 2015.
Vol. CCLVI Cuarto Frente Simón Bolívar. Grupos rebeldes y columnas invasoras. Testimonio. Delio Gómez
Ochoa, Santo Domingo, D. N., 2015.
Vol. CCLVII Obras escogidas. Cátedras de Historia Social, Económica y Política. Emilio Cordero Michel,
Santo Domingo, D. N., 2015.
Vol. CCLVIII Ensayos, artículos y crónicas. Francisco Muñoz del Monte. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2015.
Vol. CCLIX Cartas, discursos y poesías. Francisco Muñoz del Monte. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2015.
Vol. CCLX La inmigración española en República Dominicana. Juan Manuel Romero Valiente, Santo
Domingo, D. N., 2015.
Vol. CCLXI En busca de la ciudadanía: los movimientos sociales y la democratización en la República
Dominicana. Emelio Betances, Santo Domingo, D. N., 2015.
Vol. CCLXII Obras completas. Compendio de la historia de Santo Domingo. Volumen 1, tomos I y II.
José Gabriel García, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXIII Obras completas. Compendio de la historia de Santo Domingo. Volumen 1, tomos III y IV.
José Gabriel García, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXIV Ni mártir ni heroína; una mujer decidida. Memorias. Brunilda Amaral, Santo Domingo, D. N.,
2016.
Vol. CCLXV Zarpas y verdugos. Rafael E. Sanabia, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXVI Memorias y testamento de un ecologista. Antonio Thomen, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXVII Obras escogidas. Ensayos 2. Emilio Cordero Michel, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXVIII Cien años de feminismos dominicanos. Una colección de documentos y escrituras clave en la
formación y evolución del pensamiento y el movimiento feminista en la República Dominicana,
1865-1965. Tomo I. El fuego tras las ruinas, 1865-1931. Ginetta E. B. Candelario y April J.
Mayes (compiladoras), Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXIX Cien años de feminismos dominicanos. Una colección de documentos y escrituras clave en la
formación y evolución del pensamiento y el movimiento feminista en la República Dominicana,
1865-1965. Tomo II. Las siempre fervientes devotas 1931-1965. Ginetta E. B. Candelario,
Elizabeth S. Manley y April J. Mayes (compiladoras), Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXX La conspiración trujillista. Una fascinante historia. Andrés Zaldívar Diéguez y Pedro Etcheverry
Vázquez, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXI Memorias del IV Encuentro Nacional de Archivos. Archivos regionales: derechos, memoria e
identidad (Santo Domingo, 19, 20 y 21 de febrero de 2014). Archivo General de la Nación,
Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXII The Events of 1965 in the Dominican Republic (documents from the British National Archives).
Edición facsimilar. Presentada al Archivo General de la Nación por el embajador Steven
Fisher, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXIII Obras casi completas. Tomo 1. Recuerdos, opiniones e impresiones. Federico García Godoy.
Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXIV Obras casi completas. Tomo 2. Cartas. Federico García Godoy. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXV La Vega en la historia dominicana. Tomo I. Alfredo Rafael Hernán-dez Figueroa, Santo
Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXVI La Vega en la historia dominicana. Tomo II. Alfredo Rafael Hernán-dez Figueroa, Santo
Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXVII Archivo General de la Nación. Ayer y hoy. Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXVIII Antes y después del 27 de Febrero. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXIX Las columnas de bronce. Biografía de los hermanos Eusebio, Gabino y José Joaquín Puello. Franz
Miniño Marión-Landais, Santo Domingo, D. N., 2016.
337
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CCLXXX Bibliografía afrodominico-haitiana 1763-2015. Carlos Esteban Deive, Santo Domingo,
D. N., 2016.
Vol. CCLXXXI Notas sobre Haití. Charles Mackenzie, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXXII Crisis de la dominación oligárquica burguesa (1961-1966). Álvaro A. Caamaño y Ramón
E. Paniagua Herrera. Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCLXXXIII Balaguer y yo: la historia. Tomo I, Víctor Gómez Bergés, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXXIVBalaguer y yo: la historia. Tomo II, Víctor Gómez Bergés, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXXV Páginas dominicanas de historia contemporánea. Antonio Hoepelman, Santo Domingo,
D. N., 2016.
Vol. CCLXXXVI Relatos biográficos. Francisco Alberto Henríquez Vásquez (Chito). Investigación de Pastor de la
Rosa Ventura, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXXVII El modelo anticaudillista y desarrollista del presidente Ramón Cáceres (1906-1911). José L.
Vásquez Romero, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXXVIII La Barranquita. Hablan los patriotas y la traición. Manuel Rodríguez Bonilla, Santo
Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCLXXXIX Encuentros. En la República Dominicana. Miguel Sarró, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCXC minería dominicana. Desarrollo irracional. Teódulo Antonio Mercedes, Santo Domingo, D. N.,
2016.
Vol. CCXCI Antes y después del 27 de Febrero. Segunda edición, Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCXCII Los dominicanos. Ángela Peña, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCXCIII Obras completas. Guerra de la separación dominicana. Partes de la guerra domínico-haitiana...
Volumen 3. José Gabriel García, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCXCIV Obras completas. Compendio de la historia de Santo Domingo arreglado para el uso de las escuelas
de la República Dominicana. 1867. Volumen 4, tomos I y II. José Gabriel García, Santo
Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCXCV El proceso restaurador visto desde Cuba. Su impacto político y en la Guerra de Independencia
cubana (1868-1878). Eliades Acosta Matos, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCXCVI La Era II. Eliades Acosta Matos, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCXCVII Cronología: Revolución de Abril de 1965. Del 24 de abril al 25 de mayo. Tomo I, Gerardo
Sepúlveda, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCXCVIII Historia de Santo Domingo. La separación (1844). Vol. X. Gustavo Adolfo Mejía-Ricart,
Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCXCIX Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1578-1587). Compilación de Genaro Rodríguez
Morel, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCC Voces de la Revolución de Abril. Testimonios. Departamento de Investigación y Divulgación,
Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCCI Horacio Vásquez. Mensajes y memorias. Ricardo Hernéndez, Santo Domingo, D. N., 2016.
Vol. CCCII Los intelectuales y la intervención militar norteamericana, 1916-1924. Compilación de
Alejandro Paulino Ramos, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCIII Obras casi completas. Tomo 3. Notas críticas. Federico García Godoy. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCIV Obras casi completas. Tomo 4. En la hora trágica y Días sin sol. Federico García Godoy. Edición
de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCV Descripción topográfica, física, civil, política e histórica de la Parte Francesa de la isla de Santo Domingo.
Tomo I, M. L. E. Moreau de Saint-Méry. Traducción de Victoria Flórez-Estrada Ponce de
León, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCVI Descripción topográfica, física, civil, política e histórica de la Parte Francesa de la isla de Santo Domingo.
Tomo II, M. L. E. Moreau de Saint-Méry. Traducción de Victoria Flórez-Estrada Ponce de
León, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCVII Introducción al estudio de la historia de la cultura dominicana. Ciriaco Landolfi, Santo Domingo,
D. N., 2017.
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Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CCCVIII Los silencios de Juan Pablo Duarte. Luces y sombras de un hombre excepcional. Francisco M. de las
Heras y Borrero, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCIX El gran olvidado. Rafael Andrés Brenes Pérez. Compilación de Mario Emilio Sánchez
Córdova y Margarita Piñeyro de Sánchez, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCX La Comisión Nacionalista y la ocupación americana de 1916. Compi-lación de Alejandro Paulino
Ramos, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCXI VI Conferencia Interamericana de Costa Rica (sanciones contra la República Dominicana).
Intervenciones de la Comisión Interamericana de Paz, 1948-1962. José Antonio Martínez
Rojas, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCXII El cementerio de la avenida Independencia: Memoria urbana, identidad caribeña y modernidad.
Amparo Chantada, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCXIII De súbditos a ciudadanos, siglos XVII-XIX (El proceso de formación de las comunidades criollas del Caribe
hispánico (Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo), tomo IV. Jorge Ibarra Cuesta, Santo Domingo, D. N.,
2017.
Vol. CCCXIV Bibliotecas privadas y vida cotidiana en la colonia de Santo Domingo. Carlos Esteban Deive,
Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCXV Historiografía y literatura de Salcedo, 1865-1965. Emelda Ramos, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCXVI Nacionalismo y resistencia contra la ocupación americana de 1916. Roberto Cassá, Santo
Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXVII Mis dos Eugenio. Giannella Perdomo, Santo Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXVIII Palabra, canto y testimonio. Fernando Casado, Santo Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXIX Crímenes del imperialismo norteamericano. Horacio Blanco Fombona, Santo Domingo, D. N.,
2018.
Vol. CCCXX Obras completas. Memorias para la historia de Quisqueya. Rasgos biográficos de dominicanos
célebres. Diccionario geográfico-histórico. Volumen 5. José Gabriel García, Santo Domingo,
D. N., 2017.
Vol. CCCXXI Obras completas. Epistolario I. Volumen 6. José Gabriel García, Santo Domingo, D. N.,
2017.
Vol. CCCXXII El pasado como historia. La nación dominicana y su representación histórica. Roberto Marte,
Santo Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXXIII Normas editoriales Archivo General de la Nación. Departamento de Investigación, área de
Publicaciones, Santo Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXXIV Tras los pasos de Balaguer. Desde los aprestos para la Vicepresidencia hasta las elecciones de 1966.
Pedro Carreras Aguilera, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCXXV Un leviatán tropical: las redes clientelares de Trujillo en América Latina y el Caribe. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXXVI Vida social y cultural de La Vega en la primera mitad del siglo xx. Según el periódico El Progreso,
tomo I. Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXXVII Vida social y cultural de La Vega en la primera mitad del siglo xx. Según el periódico El Progreso,
tomo II. Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXXVIII Brevísima selección sobre las ideas políticas en los escritos de Francisco Antonio Avelino, Francisco
Antonio Avelino, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. CCCXXIX Redes del Imperio, Laura Náter, Santo Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXXX La telaraña cubana de Trujillo. Tomo I, segunda edición, Eliades Acosta Matos, Santo
Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXXXI La telaraña cubana de Trujillo. Tomo II, segunda edición, Eliades Acosta Matos, Santo
Domingo, D. N., 2018.
Vol. CCCXXXII Sin escudo ni armadura. Orlando Gil, Santo Domingo, D. N., 2018.
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Publicaciones del Archivo General de la Nación
Colección Juvenil
Vol. I Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. II Heroínas nacionales. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. III Vida y obra de Ercilia Pepín. Alejandro Paulino Ramos, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. IV Dictadores dominicanos del siglo xix. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. V Padres de la Patria. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. VI Pensadores criollos. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. VII Héroes restauradores. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. VIII Dominicanos de pensamiento liberal: Espaillat, Bonó, Deschamps
(siglo xix). Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. IX El montero. Pedro Francisco Bonó, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. X Rufinito. Federico García Godoy, Santo Domingo, D. N., 2017.
Vol. 1 La Ideología revolucionaria de Juan Pablo Duarte. Juan Isidro Jimenes Grullón, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. 2 Mujeres de la Independencia. Vetilio Alfau Durán, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. 3 Voces de bohío. Vocabulario de la cultura taína. Rafael García Bidó, Santo Domingo,
D. N., 2010.
Vol. 4 La ocupación de la República Dominicana por los Estados Unidos y el derecho de las pequeñas nacionalidad
de América. Emilio Roig de Leuchsenring, Santo Domingo, D. N., 2017.
Colección Referencias
Vol. 1 Archivo General de la Nación. Guía breve. Ana Féliz Lafontaine y Raymundo González, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. 2 Guía de los fondos del Archivo General de la Nación. Departamentos de Descripción y Referencias,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. 3 Directorio básico de archivos dominicanos. Departamento de Sistema Nacional de Archivos, Santo
Domingo, D. N., 2012.
340
Documentos para el estudio de la historia colonial
de Santo Domingo (1561-1680), de Genaro
Rodríguez Morel, se terminó de imprimir en
los talleres gráficos de Editora Búho, S. R. L.,
en septiembre de 2018, Santo Domingo, R. D.,
con una tirada de 1,000 ejemplares.