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Compuestos de amonio cuaternario: una apuesta segura en la lucha contra COVID-19

La pandemia causada por el SARS-CoV-2 ha provocado a nivel mundial una elevada


demanda de productos desinfectantes eficaces contra el SARS-CoV-2. Sin embargo,
debido a la novedad de este virus, hasta hace muy poco no existían estudios de eficacia
frente al mismo. Numerosas autoridades sanitarias y organismos internacionales como la
ECDC1 (Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades) o la
EPA2 (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) han proporcionado
orientaciones sobre la limpieza y desinfección en instalaciones no sanitarias (industrias,
medios de transporte, centros de trabajo, etc.) y sobre qué tipo de productos se pueden
utilizar.

Entre los listados de productos recomendados por estos organismos para hacer frente a
esta crisis sanitaria, muchos de ellos contienen compuestos de amonio cuaternario (QACs),
debido a su eficacia viricida. De hecho, publicaciones recientes confirman la eficacia de
QACs como el cloruro de benzalconio para eliminar SARS-CoV-2 en superficies, utilizando
concentraciones de 1000 ppm y 5 minutos de tiempo de contacto 3.
Los QACs son sustancias activas biocidas autorizadas en la Unión Europea y en la mayoría
de países del mundo para su uso en la formulación de desinfectantes para distintas
aplicaciones: higiene personal, industria alimentaria, uso veterinario, desinfectantes para el
ámbito hospitalario y doméstico, etc. Los QACs se utilizan en multitud de productos desde
la década de 1940, no solo como desinfectante de superficies, sino también como
conservante en productos domésticos comunes como pastas dentífricas, enjuagues
bucales, gotas para los ojos, champús o limpiadores domésticos. En la industria alimentaria,
los productos desinfectantes que utilizan QACs como ingrediente activo biocida se
encuentran entre los más utilizados, debido a que son una alternativa más segura, estable
y compatible con los materiales que otros desinfectantes como los basados en cloro, por
ejemplo.

En la Unión Europea, se ha establecido recientemente un Límite Máximo de Residuos


(LMR) en alimentos para los dos principales QACs utilizados en desinfección: cloruro de
benzalconio y cloruro de didecildimetilamonio. Así, estos compuestos no pueden estar
presentes en alimentos en concentraciones superiores a 0,1 mg/kg 4, considerándose que
concentraciones inferiores no suponen un peligro para los consumidores. En contraste, en
otros países como en Estados Unidos, la normativa FDA5 permite que los QACs se utilicen
incluso sin necesidad de aclarado, permitiendo residuos en concentraciones máximas que
oscilan entre las 200 y 400 ppm en superficie tras la desinfección, según los QACs
utilizados.

El establecimiento de estos valores de LMR ha supuesto que muchas industrias


alimentarias hayan optado en los últimos años por sustituir sus desinfectantes basados en
QACs por otros con activos diferentes. Adicionalmente, normas reconocidas
internacionalmente como la International Featured Standards (IFS) y la British Retail
Consortium (BRC), obligan a considerar estos límites dentro del plan de control de la
seguridad alimentaria, lo que también ha favorecido el abandono de este tipo de productos
por algunas industrias.

Estos requisitos han supuesto, por otra parte, que se haya generado un mayor conocimiento
sobre los residuos que se generan al utilizar desinfectantes basados en QACs, así como
sobre los procedimientos adecuados para controlar y asegurar la ausencia de residuos en
las superficies y la posibilidad de transferencia a alimentos y los niveles seguros de residuos
en los mismos. La existencia de residuos después de la desinfección y su posible
transferencia a alimentos es algo que afecta a todos los biocidas y que el Reglamento de
Productos Biocidas exige estudiar6, de manera que para los QACs ya se cuenta con
parámetros de referencia.
En los últimos meses se ha observado un incremento de la demanda de productos basados
en QACs, reflejando el hecho de que se vuelven a valorar sus ventajas frente a otros
biocidas. Algunas de estas ventajas son:

 No tienen carácter oxidante o corrosivo frente a los materiales


 Son estables, de manera que la vida útil de los productos llega fácilmente a los 2 años
 No producen residuos peligrosos, como es el caso de los cloratos al utilizar hipoclorito
 Presentan un amplio espectro de eficacia biocida, siendo especialmente eficaces
frente a patógenos alimentarios como Listeria monocytogenes.

Este incremento de demanda se ha visto también impulsado por la pandemia de COVID-


19, ya que existen multitud de publicaciones en la literatura científica que han probado la
eficacia de los QACs frente a virus asimilables al SARS-CoV-2 7, 8. Además, el
desabastecimiento que se ha producido en sustancias biocidas como el etanol y otros
alcoholes ha obligado a buscar desinfectantes alternativos que sean apropiados para la
descontaminación de superficies en entornos menos industrializados, como oficinas,
clínicas, tiendas, etc., en los que el uso de desinfectantes corrosivos o más peligrosos no
está recomendado.

En conclusión, los QACs se utilizan ampliamente como biocidas en multitud de aplicaciones


desde hace 80 años, debido a su idoneidad para conseguir una desinfección efectiva y
segura. Existe abundante información sobre su actividad frente a distintos virus y,
específicamente, frente a SARS-CoV-2, lo que hace que sean activos recomendados para
la desinfección de superficies en la lucha contra la pandemia por COVID-19.

Bibliografia

1 European Centre for Disease Prevention and Control (2020) Interim guidance for
environmental cleaning in nonhealthcare facilities exposed to SARS-CoV-
2. (https://www.ecdc.europa.eu/sites/default/files/documents/coronavirus-SARS-CoV-2-
guidance-environmental-cleaning-non-healthcare-facilities.pdf)

2 EPA,Environmental Protection Agency (2020) List N: Disinfectants for Use Against SARS-
CoV-2 (https://www.epa.gov/pesticide-registration/list-n-disinfectants-use-against-sars-cov-
2)

3Chin, A.W.H. et al. (2020)Stability of SARS-CoV-2 in different environmental conditions .


The Lancet Microbe, 5247(20). doi: 10.1016/s2666-5247(20)30003-3
4 Comisión Europea (2014). Reglamento (UE) n °1119/2014 de la Comisión, de 16 de
octubre de 2014 , que modifica el anexo III del Reglamento (CE) n ° 396/2005 del
Parlamento Europeo y del Consejo en lo relativo a los límites máximos de residuos de
cloruro de benzalconio y cloruro de didecildimetilamonio en determinados productos

5 FDA, Food and Drug Administration (2009) Food Code 2009: Chapter 7. Poisonous or
Toxic Materials – subpart 204.11

6 Comisión Europea (2012) Reglamento (UE) No 528/2012 del Parlamento Europeo y del
Consejo de 22 de mayo de 2012 relativo a la comercialización y el uso de los biocidas.

7Shirai, J. et al.(2000) ‘Effects of Chlorine, Iodine, and Quaternary Ammonium Compound


Disinfectants on Several Exotic Disease Viruses’, Journal of Veterinary Medical Science ,
62(1), pp. 85–92. doi: 10.1292/jvms.62.85.

8 Kampf, G. et al.(2020) ‘Persistence of coronaviruses on inanimate surfaces and their


inactivation with biocidal agents’, Journal of Hospital Infection . Elsevier Ltd, 104(3), pp. 246–
251. doi: 10.1016/j.jhin.2020.01.022

AUTORES

Fernando Lorenzo Director de Innovación y Calidad de BETELGEUX-


CHRISTEYNS. Doctor en Química por la Manchester Metropolitan University (2009),
coordina los proyectos de I+D y el desarrollo de nuevos productos en Betelgeux. Es autor
de varias publicaciones como el Libro: Listeria monocytogenes en industrias cárnicas.

Marisa Catalá Licenciada en Ciencias Químicas por la Universitat de València. Subdirectora


de Innovación y Calidad, responsable de producto y asuntos regulatorios.

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