Las prohibiciones son limitaciones regulados por la ley, las cuales
consisten en determinar algunos casos en los cuales el Notario no puede fraccionar los instrumentos públicos, y al hacerlo recibirá una sanción.
En el ordenamiento jurídico guatemalteco, estas prohibiciones están
contenidas en el Código de Notariado, específicamente en su artículo 77, el cual literalmente dice:
Artículo 77. Al Notario le es prohibido:
1º. Autorizar actos o contratos a favor suyo o de sus parientes. Sin embargo, podrá autorizar con la antefirma: “Por mí y ante mí”, los instrumentos siguientes: a) Su testamento o donación por causa de muerte y las modificaciones y revocaciones de los mismos; b) Los poderes que confiera y sus prórrogas, modificaciones y revocaciones; c) La substitución total o parcial de poderes que le hayan sido conferidos, cuando estuviere autorizado para ello; d) Los actos en que le resulten sólo obligaciones y no derecho alguno; y e) Las escrituras de ampliación o aclaración que tengan por objeto único, enmendar errores u omisiones de forma en que hubiere incurrido, siempre que no sean de los contemplados en el artículo 96; 2º. Si fuere juez de Primera Instancia facultado para cartular, Secretario de los Tribunales de Justicia o Procurador, autorizar actos o contratos relativos a asuntos en que esté interviniendo; 3º. Extender certificación de hechos que presenciare sin haber intervenido en ellos por razón de oficio, solicitud de parte o requerimiento de autoridad competente; 4º. Autorizar o compulsar los instrumentos públicos o sus testimonios antes de que aquéllos hubieren sido firmados por los otorgantes y demás personas que intervinieren; y 5º. Usar firma o sello que no estén previamente registrados en la Corte Suprema de Justicia.
El Notario en el ordenamiento jurídico notarial, tiene determinadas
prohibiciones en su quehacer, estas creadas con el afán de evitar determinados actos de carácter ilícito.
El Notario como bien manifiesta Nery Muñoz, es el profesional del
derecho, encargado de una función pública, que consiste en recibir, interpretar y dar forma legal a la voluntad de las partes, redactando los instrumentos adecuados a ese fin, confiriéndoles autenticidad, conservando los originales de estos y expidiendo copias que den fe de su contenido, para que el Notario pueda realizar todos estas funciones deberá gozar de una facultad indispensable dada por el Estado y esta es la “Fe Publica”, dicha facultad permite que el Notario sea el representante del Estado al momento de autorizar contratos o actos y los dote de autenticidad.
Por lo anteriormente manifestado el Notario investido de Fe Publica,
cuenta con algunas limitaciones en su quehacer como bien se decía anteriormente, impuestas lógicamente por el ordenamiento jurídico notarial, una de ellas es autorizar actos o contratos a favor suyo o de sus parientes, a excepción de: Los testamentos o donaciones por causa de muerte, y las modificaciones y revocaciones de los mismos. Los Mandatos (poderes), prorrogas y modificaciones de los mismos. La sustitución total o parcial de poderes que le hayan sido conferidos cuando estuviere autorizado para ello, en el caso al que el Notario se le confirió mandato judicial. Las escrituras de ampliación o aclaración que tengan por objeto único enmendar errores u omisiones de forma. Todos estos instrumentos indicados el Notario los autorizara “Por mi y ante mi”.
Dicha prohibición es implementada debido a que el Notario, como
representante del Estado debe actuar de forma objetiva y en beneficio de las partes, y si autoriza actos en nombre propio perdería dicha objetividad al igual que lo hiciera a favor de determinado pariente.
Dentro del Código de Notariado se hace mención que si dentro de
determinada población no existen notarios, el Juez de Primera Instancia será el facultado para cartular, pero dentro del articulo 77 se hace mención de que dichos juzgadores tiene prohibición para hacerlo, debido a que estos representan al Estado en el aspecto de impartir justicia y cuya función podría prestarse a que estos realizaran actos inescrupulosos. En la práctica esta es una disposición vigente pero no positiva, ya que los jueces no cartulan.
El Notario como bien lo indica Nery Muñoz, es el profesional del derecho
encargado de una función pública, el cual actúa bajo el principio de rogación, consistente en que su actuar siempre tiene que ser solicitada por la parte interesada, porque este no puede actuar por sí mismo o de oficio, por lo tanto y en base a dicho principio el Notario tiene prohibido extender certificaciones de hechos que presenciare sin haber intervenido en ellos por razón de oficio, solicitud de parte o requerimiento de autoridad competente. Tomando en cuenta que un principio constituye la línea o directriz, que sirve para crear, interpretar o aplicar una norma jurídica. En el quehacer diario del Notario, este autoriza contratos o actos, en los cuales plasma la voluntad de las partes, cumpliendo de esta forma con todos los requisitos indicados por la ley y la forma de demostrar que las partes están de acuerdo con lo establecido en dicho instrumento, es a través de su firma, la cual la plasman dentro del mismo, seguidamente el Notario procede a compulsar los testimonios correspondientes, los cuales no deberá de hacer si las partes no han firmado los instrumentos correspondientes, ya que el Notario, incurriría en delito al momento de dar Fe de un acto que no se ha realizado.
En el artículo dos del Código de Notariado, se hace mención de los
requisitos para que un Notario pueda ejercer como tal, entre ellos en su numeral tercero se indica el registro de su firma y sello ante la Corte Suprema de Justicia, requisito esencial, basado en el principio de autenticación, sin el cual el Notario tendrá la prohibición de ejercer como tal.
Introducción al derecho internacional privado: Tomo III: Conflictos de jurisdicciones, arbitraje internacional y sujetos de las relaciones privadas internacionales