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Antonio Negri-Jhon NEwman
Antonio Negri-Jhon NEwman
Índice
1. Biografía
4.1. Imperio
4.2. Multitud
4.3. Común
4.4. Declaración
1. Biografía
Hijo de padre proveniente de familia obrera comunista y de madre
descendiente de pequeños terratenientes fascistas, Antonio Negri nació en
Padova (Padua en castellano) el 1 de Agosto de 1933, siendo su mentor
político decisivo durante los años de infancia Luciano Dell’Antonio, partisano
comunista casado con su hermana Anna María.
Según Negri, este paso únicamente fue posible gracias a una triple
rechazo sostenido por la resistencia de clase, consistente en
Desde el momento en que «no es el obrero individual, sino cada vez más
una fuerza de trabajo socialmente combinada, lo que se convierte en el
agente real del proceso laboral en su conjunto» [Negri 2004b: 101], el
tiempo de trabajo en su forma inmediata ha cesado de ser la gran fuente de
riqueza, y tiene por tanto que dejar de ser tanto el instrumento de su medida
como el fundamento de legitimación de la política que, en su versión
socialista, se presenta como planificación estatal de la economía. Desde
este punto de vista, el desplome de las instituciones de Bretton Woods y el
patrón-oro como elemento de valorización estatal del dinero y su sustitución
por la simple emisión de deuda como único procedimiento de medida del
valor-dinero durante la década de los setenta, no son más que los primeros
pasos en un nuevo proyecto de re-organización del capital ante la crisis de
la ley del valor producida por la socialización del trabajo inmaterial y el
“rechazo del salario” de las luchas obreras inmediatamente precedentes.
Para Negri, dentro de un mundo sin ningún tipo de medida común entre
producción social de valor y gestión capitalista, el beneficio pasa a ser
entendido como una simple apropiación capitalista ilegítima realizada sobre
el conjunto de la sociedad. O usando una expresión empleada por él mismo,
como “violencia de empresa” en tanto que «forma irracional de permanencia
de un valor de cambio impuesto sobre relaciones sociales en cuyo seno se
han desvanecido las condiciones de la relación de cambio» [Negri 2004b:
55]. Frente a esta violencia ilegítima e irracional, únicamente «la lucha
armada, pues, responde a la demanda obrera» [Negri 2004b: 110].
Según Negri, antes de haber reducido la ley del valor a ley del Plusvalor
del obrero individualizado, los Grundrisse mantienen aún un análisis general
de la organización capitalista en el que «el trabajo obrero industrial es a
partir de cierto momento únicamente un elemento secundario en la
organización del capitalismo; es decir, que cuando el capital subsume a la
sociedad organizándola a su imagen y semejanza, el trabajo productivo
deviene trabajo intelectual, cooperativo, inmaterial [y] únicamente en estas
condiciones la crisis del capitalismo se hace definitiva» [Negri 2012a: 8]. O
lo que es lo mismo, habiendo previsto Marx el horizonte de subsunción real
del trabajo en el capital al que conducía el capitalismo, fue capaz de
predecir cómo los verdaderos incrementos de productividad en la
generación del valor «no están en relación alguna con el tiempo de trabajo
inmediato necesario para su producción, sino que sobre todo depende del
estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología» [Negri 2012b:
55]. En la época de la Tercera Revolución Industrial ocurrida durante la
década de los 70 caracterizada por la terciarización y automatización de la
producción, los Grundrisse han devenido finalmente más actuales aún
que El Capital.
Una vez que Dios es concebido como una cosa extensa absolutamente
infinita constituida por una infinidad de atributos cada uno de los cuales
expresa a su vez una esencia infinita y entendemos por potentia el esfuerzo
realizado por cada cosa para perseverar en su ser, la conclusión jurídica
obligada radica en aceptar que «el derecho de Dios no es otra cosa que la
potencia divina misma considerada como absolutamente libre, [de lo cual]
se sigue que cada cosa natural tiene por naturaleza tanto derecho cuanta
potencia a existir y obrar» [Negri 1993: 321]. O lo que es lo mismo, tantum
potentiae, quantum iuris. A partir del hecho de que la potencia por la que
existen y actúan las cosas naturales es la misma potencia de Dios,
comprendemos con facilidad qué es el derecho natural: cada cosa natural
tiene por naturaleza tanto derecho como potencia de existir y actuar. De
este modo, a través de una lectura materialista, inmanentista y productivista
de una ontología fundada en la espontaneidad de las necesidades y
organizada a través de la imaginación colectiva, afirma Negri que entonces,
«el derecho civil spinozista destruye el Derecho Natural, destruye cualquier
afirmación separada de la ley» [Negri 1993: 325].
Por último, una las principales consecuencias del nuevo orden imperial es
que la violencia empleada por el mismo en la resolución y pacificación de
los conflictos ha dejado de legitimarse principalmente en función de un
marco de referencia a priori de carácter moral y legal, para pasar a
legitimarse únicamente a posteriori en función de la eficiencia lograda en el
restablecimiento del orden global. De este modo, mientras que la primera
Guerra del Golfo Pérsico fundamentó su legitimación en el derecho
internacional clásico del ius publicum europeum (pues su objetivo oficial era
restablecer la soberanía estatal de Kuwait) y la intervención de la OTAN en
Kosovo buscó su legitimación en motivos morales humanitarios postulados
como universales, la Segunda Guerra del Golfo en cambio, se presentó a sí
misma únicamente como una simple “guerra preventiva” autolegitimada en
función de los resultados obtenidos, consistentes únicamente en el
mantenimiento de la seguridad del nuevo orden imperial.
4.2. Multitud
Una vez realizado en Imperio el análisis objetivo de la estructura
socioeconómica dominante en la era de la subsunción real, el siguiente
volumen de la trilogía se dedica principalmente al análisis del proceso de
formación de la subjetividad contra-imperial y la identificación del nuevo
sujeto político hegemónico. Para ello se retomará el concepto spinoziano de
multitudo, contraponiéndolo a los conceptos de masa, pueblo, nación e
incluso clase.
4.3. Común
Dado que «la multitud no surge de manera espontánea como figura
política [sino que] necesita de un proyecto político para empezar a existir»
[Negri – Hardt 2004: 249], una vez examinadas las condiciones que hacen
posible el devenir multitud de los individuos, el último volumen de la trilogía
escrita con Hardt se dedicará a estudiar lo común como proyecto
estratégico capaz de promover el nacimiento de la multitud como sujeto
político contra-imperial.
4.4. Declaración
Una vez analizado el sistema objetivo de funcionamiento del capitalismo
globalizado en Imperio y las características y condiciones necesarias para la
producción de un sujeto político contra-imperial en Multitud, y después de
haber definido los ejes básicos de un proyecto de lucha común
en Commonwealth, Negri y Hardt culminan su trilogía con un pequeño
anexo titulado Declaración que a modo de epílogo, pretende encontrar los
espacios tácticos de acción inmediata a través de un análisis de las cuatro
figuras subjetivas principales a las que dio lugar en Occidente la crisis
financiera de 2008: El endeudado, el mediatizado, el seguritizado y el
representado. Concretamente,
Por último, la figura del representado «reúne las figuras del endeudado, el
mediatizado y el seguritizado [y] resume el resultado final de su
subordinación y su corrupción» [Negri – Hardt 2012: 32]. Antes que como
vehículo de democracia, la representación política sería el principal
obstáculo para su realización. A través de ella se separa a los ciudadanos
del control y supervisión sobre el poder de las finanzas, de la construcción
de la verdad usurpada por los medios de comunicación y de la percepción
directa del espacio público. «Hoy las estructuras de participación son
invisibles (con frecuencia criminales o sencillamente controladas por
lobbies, como decíamos) y el representado actúa en una sociedad privado
de inteligencia y manipulado por la imbecilidad ensordecedora del circo
mediático, sufriendo la opacidad de la información como una ausencia de
virtud y registrando tan solo la transparencia cínica del poder de los ricos
redoblado en su vulgaridad por una falta de responsabilidad» [Negri – Hardt
2012: 33].
Tanto para el Negri leninista de los años setenta como para el Negri
teórico del Imperio y la multitud, «la propuesta hegemónica exige una
definición de la sociedad civil: sin embargo, hoy la sociedad civil ha muerto,
ha sido asumida por el desarrollo capitalista y remodelada por la unidad
social del trabajo productivo. En esta situación, un proceso hegemónico está
completamente subordinado a la contundente insistencia del poder de
mando social del capital en la obtención de beneficios» [Negri 2004a: 368].
Todo ello le lleva a rechazar directamente tanto los análisis objetivos del
capital como la figura del sujeto político descritos por Hardt y Negri.
Respecto al segundo, la popular idea de la “multitud” es considerada por
Žižek completamente insuficiente debido a que incluye dentro del mismo
concepto a la multitud que está dentro del sistema y a la multitud de
excluidos del mismo, lo cual “equivale a la misma obscenidad de igualar
inanición con dieta” [Žižek 2013: 123]. En lo que se refiere al primero, Žižek
establece una diferencia neta entre las “compañías posmodernas” que
ejemplificarían los criterios descriptivos de Hardt y Negri por un lado y el
proceso de producción material por otro. Dentro de este último, «la
automatización está lejos de haber quedado consumada, con lo cual
tenemos —a menudo, literalmente, en la otra punta del mundo— lugares
con una estricta organización “fordista” del trabajo, en los que se explota a
miles de trabajadores que montan ordenadores y juguetes» [Žižek 2011:
368]. En resumidas cuentas: «Negri no es lo bastante leninista» [Žižek
2011: 369]. Ahora bien, la conclusión que deberíamos extraer según Žižek
es que «tal cosa no significa que debamos prescindir de Deleuze; de lo
único que hay que prescindir es de la apropiación unilateral que Negri hace
de él y que deja fuera la radical dualidad del pensamiento de Deleuze»
[Žižek 2011: 376]. Negri y Hardt interpretan esta crítica asumiendo que
6. Bibliografía
6.1. Obras de Antonio Negri en castellano
Dominio y sabotaje, El Viejo Topo, Barcelona 1979.
Alle origini del formalismo giuridico. Studio sul problema della forma in
Kant e nei giuristi kantiani tra il 1789 e il 1802, Cedam, Padova
1962.
Luciano Ferrari Bravo ritratto di un cattivo maestro: con alcuni cenni sulla
sua epoca, Manifestolibri, Roma 2003.
BADIOU, A., Filosofía del presente, Libros del Zorzal, Buenos Aires 2005.
Índice
1. Vida y obras
2. El conocimiento y su certeza
3. La conciencia moral
6. Bibliografía
1. Vida y obras
La vida de John Henry Newman (Londres, 1801 - Birmingham,
1890) está íntimamente ligada a su pensamiento, por eso
conviene describirla con cierto detalle. Estudió inicialmente en una
escuela privada en Ealing, a las afueras de Londres. Allí, a la
edad de 15 años tuvo una “primera conversión” que afianzó en él,
con suma certeza, los dogmas cristianos —por el momento en su
versión anglicana, influido además por el calvinismo— y la
decisión de vivir comprometidamente la fe y moral cristianas. Al
año siguiente, en 1817, se traslada a estudiar a Oxford (Trinity
College), con serias dificultades económicas, hasta que en 1822
es elegido fellow del Oriel College.
2. El conocimiento y su certeza
2.1. La aprehensión y el asentimiento
La propia experiencia intelectual y religiosa de Newman le
exigió reflexionar larga y seriamente sobre el conocimiento y el
grado de seguridad con que éste se podía poseer. Su Ensayo
para contribuir a una gramática del asentimiento es su trabajo
más filosófico y más pacientemente trabajado. Tras aclarar que
hay proposiciones interrogativas (a las que corresponde el acto o
estado mental de la duda), conclusiones (a las que se llega por
inferencia como su condición) y afirmaciones (que son la
expresión de asentimientos), Newman decide centrarse en las
últimas y, por tanto, en los asentimientos implicados
[Ensayo 2010: 23-25]. Ahora bien, todo asentimiento a una
proposición supone una aprehensión del sentido de ésta, y las
aprehensiones pueden ser de dos tipos fundamentales:
aprehensión nocional y aprehensión real [Ensayo 2010: 27]. Esta
distinción es uno de los elementos clave y más originales de la
doctrina gnoseológica de Newman.
3. La conciencia moral
3.1. La naturaleza judicativo-sentimental de sus
pronunciamientos
La verdad se ve, pues, en la propia conciencia; y tratándose
particularmente de verdades morales y religiosas, en la
conciencia moral de cada persona. La biografía intelectual y vital
de Newman explica muy bien que haya dedicado gran atención a
esa capacidad de conocer lo bueno y lo malo, o lo verdadero y lo
falso en el ámbito ético y religioso. Él mismo tuvo que recorrer un
largo y tortuoso camino prácticamente solo, con la única guía de
su conciencia. Experiencia que le llevó a caracterizarla como:
«principio original e innato en el hombre; cualidad o potencia del
espíritu humano; testigo de la existencia y ley
divinas; sentido interior de carácter trascendente;
elemento irreductible y determinante de la
personalidad; imperativo que exige hacer el bien y evitar el mal»,
según la acertada descripción de Morales [Morales 1978: 545-
547], que servirá aquí de hilo conductor del análisis.
6. Bibliografía
6.1. Obras de J. H. Newman
Se enumeran los escritos de Newman por orden cronológico,
añadiendo las traducciones disponibles en español.
British Critic (1836-1842)
Difficulties of Anglicans (1850)