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El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es un retrovirus, cuya infección en los seres humanos provoca un cuadro
clínico sindrómico de evolución prolongada, que, al alcanzar su fase final provoca el síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (SIDA). La infección causada por el VIH se caracteriza por producir una lenta, pero continua destrucción del
sistema inmune mediante múltiples mecanismos, siendo los linfocitos CD4+ la diana más importante.
Desde su aparición, la infección por VIH ha ocasionado importantes impactos negativos en la salud por su elevada
morbimortalidad, siendo la novena causa de mortalidad en el mundo y la segunda por un agente infeccioso único,
después de la tuberculosis.
Antígeno p24: proteína del núcleo viral que se detecta una o dos semanas después de la infección por el VIH en
etapas tempranas
Fracaso inmunológico: situación en la que un paciente mantiene valores de CD4+ por debajo de 250 células/ml
seguido de fallo clínico o persistencia de niveles de CD4+ menores a 100 células/mL
Periodo de eclipse: es el periodo de aproximadamente 10 días después de la infección por VIH, en el cual los
análisis virológicos y serológicos actualmente conocidos pueden no detectar la infección por VIH
Síndrome de inmunodeficiencia humana : es la etapa más avanzada de la infección por VIH, en la que se ha
llegado al agotamiento de las células CD4+, con un recuento
Aunque los linfocitos T CD4+ y los CD4+ de la estirpe de los monocitos son las principales células diana del VIH, todas
las células que expresan las moléculas CD4+ y las moléculas del correceptor tienen el potencial de infectarse por este
virus.
El virus del VIH se une a diferentes correceptores entre los que se encuentran la quimiocina receptora de tipo 5
(CCR5) al inicio de la infección, y posteriormente a la quimiocina receptora de tipo 4 (CXCR4).
En el caso de infección por VIH, esta avanza hasta manifestarse como una enfermedad crónica y progresiva que lleva
al desarrollo de inmunodepresión (SIDA), cuyo desenlace final sin tratamiento es la muerte del individuo por
infecciones oportunistas y/o tumores
La infección por el VIH suele ser adquirida a través de relaciones sexuales, exposición a sangre infectada o
transmisión materno-infantil (perinatal o por la leche materna). Al compartir las vías de transmisión, es común que la
infección por VIH se acompañe del virus de la hepatitis B (VHB), del herpes virus humano 8 o del virus de la hepatitis
C (VHC)
Métodos indirectos
Pruebas de tamizaje/screening
La prueba rápida de cuarta generación, que detecta el antígeno (Ag) p24 y anticuerpos (Ac) para VIH tipo 1 y 2,
reduce el período de ventana y puede diagnosticar infección aguda, con una sensibilidad del 99,6 % y especificidad
del 99,8 %.
La prueba rápida de tercera generación, detecta anticuerpos para VIH tipo 1 y 2, a partir de los 20 días tras una
exposición al virus
La prueba de enzimoinmunoanálisis de adsorción (ELISA), conocida como inmunoanálisis enzimático (EIA), es una
prueba de detección sistemática, cuya sensibilidad es mayor al 99,5%. Esta prueba requiere de equipo y preparación
técnica del personal. Las pruebas de cuarta generación de EIA combinan la determinación de anticuerpos contra VIH
tipo 1- 2 (IgG), y la detección del antígeno p24, teniendo una sensibilidad cercana al 100%, reduciendo así el período
de ventana para el diagnóstico. Los resultados de las pruebas de EIA suelen expresarse como reactivos, no reactivo o
indeterminados
Pruebas confirmatorias
El ensayo inmunológico por quimioluminiscencia (CLIA), es una técnica realizada en laboratorios con equipo y
personal capacitado, que determina anticuerpos (IgM, IgG) anti antígeno p24 del virus, teniendo una sensibilidad del
100% y una especificidad del 99.8%.
La prueba de inmunofluorescencia indirecta (IFI) se utiliza para confirmación de sueros positivos, y en ciertos casos
negativos. Debido a su subjetividad en su lectura, requerimiento de laboratorio, y complejidad, se emplea cada vez
con menor frecuencia.
El western blot es una prueba de inmunotransferencia, donde los múltiples antígenos del VIH, de peso molecular
diferente, provocan la reacción antígenoanticuerpos específica, que se detectan en forma de bandas separadas. Una
inmunotransferencia negativa es aquella en la que no existen bandas, mientras que si ésta demuestra la existencia
de anticuerpos contra los productos de los genes principales de VIH (gag, pol, env), es una prueba concluyente de
infección por VIH, determinándose su positividad de acuerdo a las entidades sanitarias internacionales
Métodos directos
Las pruebas directas que detectan la presencia del virus están basadas en la amplificación de ácidos nucleicos virales,
como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y las técnicas cualitativas que miden ARN del VIH (NAT), mismas
que han 33 permitido detectar muy bajas cantidades de material viral. El punto de corte para denominar la
indetectabilidad es 50 copias/ml, el mismo que puede ser menor dependiendo de la técnica utilizad.
La OMS recomienda realizar el test de resistencia a todo usuario que va a iniciar el tratamiento antirretroviral y todo
aquel con fracaso virológico.
Realizar la prueba de HLA- B*5701 a toda persona diagnosticada de VIH previo inicio de TARV. Iniciar TARV con un
ITIAN diferente a abacavir con una prueba positiva de HLA - B*5701.
Tratamiento
En este sentido al momento existen cuatro familias de medicamentos antirretrovirales, los cuales inhiben enzimas y
estructuras diana durante la replicación viral del VIH.
Se debe iniciar terapia antirretroviral a todo paciente con diagnóstico de infección por VIH, sin importar ni el conteo
de CD4+ ni el estadio clínico.
El estudio INSIGHT START demuestra los beneficios de iniciar de forma inmediata la TARV, sin importar el conteo de
CD4+, entre estos hallazgos se encuentran: disminución de la transmisión de la infección, disminución de eventos
relacionados con 39 SIDA hasta en un 72%; entre ellos tuberculosis, sarcoma de Kaposi y linfomas, así como la
disminución en las reacciones adversas farmacológicas. La mayoría de los eventos relacionados y no relacionados
con el SIDA ocurrieron con recuentos de CD4+ ˃500 células/mL
El estudio SMART pone en evidencia que el inicio de TARV con CD4+ ˃ 350 células/mL reduce tanto las
enfermedades oportunistas como los eventos graves no relacionados, en comparación al inicio con recuentos de
CD4+ ˂ 250 células/mL
La combinación TDF/FTC + efavirenz (EFV) logran una mayor supresión virológica y mejor respuesta inmune, así
como menos efectos adversos comparado con la combinación AZT/3TC (zidovudina/lamivudina) + EFV
1 TDF: utilizar siempre y cuando se excluya la presencia de alteración renal u osteopenia y no exista riesgo de
desarrollarlas.
2 DTG: evitar uso en mujeres en edad fértil, sin un método anticonceptivo efectivo (método hormonal más método
de barrera) o aquellas que se encuentren cursando un embarazo menor de 8 semanas. Riesgo de desarrollo de
anomalías del tubo neural. Para estos casos se prefiere RAL.
3 EFV: evitar en personas con trabajo de riesgo que requiera concentración, turnos laborales cambiantes, o
trastornos psiquiátricos no controlados.
4 DRV/r: inhibidor de la proteasa de preferencia cuando EFV esté contraindicado. Vigilar interacciones
medicamentosas por ser inductores e inhibidores del citocromo P50.
5 ABC: Evitarse como primera línea con carga viral mayor a 100 000 copias /ml. Se recomienda su uso cuando TDF
esté contraindicado.
6 AZT: por alto riesgo de toxicidad, recomendado únicamente cuando TDF y ABC no puedan ser utilizados como
terapia inicia
Considerar parto céfalovaginal en mujeres en TARV con CV indetectable
Administrar 1 mg de cabergolina en dosis única vía oral a toda mujer durante el primer día postparto para supresión
de secreción láctea, a menos que exista una contraindicación obstétrica.
Realizar de manera obligatoria cesárea a gestantes con TARV y CV desconocida o > 1 000 copias/m
Iniciar profilaxis ARV con AZT por vía intravenosa* en mujeres con diagnóstico positivo o indeterminado en el
momento del parto, independientemente del esquema de la TARV usado previamente. Administrar AZT IV 2 a 3
horas antes del parto por cesárea y continuar infusión hasta el corte del cordón umbilical. Asegurar la administración
de la pauta habitual de TARV oral durante el parto o cesárea. Iniciar AZT IV + TDF/FTC + RAL** en mujeres que no
hayan recibido TARV durante el embarazo o que hayan iniciado posterior a la semana 28 de gestación
Iniciar el tratamiento en personas con coinfección TB/VIH de manera habitual: dos meses con
rifampicina/isoniazida/pirazinamida ± etambutol seguidos de cuatro meses con rifampicina/isoniazida
(la elección de los fármacos y la duración del tratamiento depende de la sensibilidad a los fármacos y al foco de
infección)
Preferir en coinfección VIH/ TB, las combinaciones : ABC/3TC o TDF/ FTC, con EFV o RAL El comienzo de TARV
entre las dos y cuatro semanas del tratamiento anti tuberculoso cuando los CD4+ se encuentran entre <50 cel/ mm3
a <200 cel/ mm3; a las 8 -12 semanas cuando el conteo de CD4+ sea mayor a 200 cel/ mm3 o, cuando se trate de TB
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