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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

LICENCIATURA EN HISTORIA Y ESTUDIO EN HUMANIDADES


HISTORIA MEDIEVAL
MTRO. MOISÉS ALBERTO SALDAÑA MARTÍNEZ

PRODUCTO INTEGRADOR DE APRENDIZAJE


“ANÁLISIS DEL PROCESO DE ACTIVIDAD DE LA ORDEN DEL TEMPLE Y SUS
GENERALIDADES”

Segundo Semestre Cuarto Semestre


CEDILLO CERVANTES CARLOS CAMPOS URIBE EMERSON IVAN
ALBERTO
1814181
1621599
LOZANO RAMÓN ERICK EDUARDO

1597445
MENDOZA FLORES ELÍAS JARED

1857789
INTRODUCCION
La temática por abordar en la presente monografía es el desarrollo de los aspectos
diplomáticos, religiosos, económicos y literarios de la orden de los caballeros templarios
durante la época de la Edad Media. El objetivo planteado es el examinar la manera en la
que se efectuó dicho proceso, considerando su relevancia para el desarrollo de la época
medieval y su influencia en etapas históricas posteriores.
Las órdenes caballerescas pueden considerarse como un aspecto icónico de la Edad Media:
al mencionarse este periodo se suele pensar a la inmediatez en grandes proezas bélicas
efectuadas por los integrantes de estas organizaciones. Sin embargo, existe una amplia aura
mitológica en torno a esta temática que dificulta una comprensión objetiva de la época, por
lo que resulta pertinente el realizar una investigación y análisis crítico que aborde la
trascendencia, implicaciones y vigencia actual del proceso del desarrollo de la caballería
templaria en múltiples vertientes, de tal manera que se posea una visión ecuánime sobre los
procesos que se vieron implicados a esta Orden.
Se comenzará señalando brevemente diversos antecedentes al surgimiento de la orden del
temple, de tal manera que se posea una contextualización sobre el periodo a tratar;
posteriormente se abordarán los aspectos religiosos relacionados al tema, los factores
políticos y diplomáticos implicados, las cuestiones económicas ligadas a la orden y la
influencia de las hazañas caballerescas templarias en la literatura de la época. Finalmente se
redactará una conclusión general que recupere las principales ideas producto del desarrollo
de esta investigación.
Las fuentes a utilizar para la consecución del objetivo planteado serán, en su mayoría,
fuentes secundarias, compuestas esencialmente por libros especializados en los aspectos a
abordar. Empero, también se contempla la posibilidad de emplear artículos de investigación
digitalizados, así como sitios web de instituciones académicas que resulten de utilidad para
el tratamiento de las temáticas ya mencionadas.

ANTECEDENTES
La orden de los caballeros templarios tiene su origen en épocas de las primeras cruzadas.
Tras la conquista de Jerusalén por parte de los cruzados en 1099, las hostilidades
musulmanas no cesaron por completo, lo que generó la necesidad de la fundación de una
organización que se responsabilizara por salvaguardar la ruta de peregrinación al Santo
Sepulcro, y también las ricas veredas de las mercancías de las cuáles fluía el comercio. Fue
entonces que dos caballeros, Hugo de Payens y Godofredo de Saint Adhemar fundaron una
orden monástica encargada de custodiar a los peregrinos y los caminos hacia estas tierras.
En un principio, ésta estaba integrada por siete caballeros franceses cuyo cuartel se ubicaba
en mezquitas concedidas por el rey Baldunio III (Barraza, 2000).

Por parte de los aspectos religiosos, encontramos una crisis en la figura del caballero al
inicio de las cruzadas. Cometían fuertes abusos, y al estar en la Tierra Santa se
desocupaban de seguir los lineamientos eclesiásticos que se les imponían a las órdenes
caballerescas. Vaya, era un mero ritualismo que en la práctica se dejaba completamente de
lado. Por lo tanto, Hugo de Paynes se vería incomodado por tales circunstancias, y en la
búsqueda de una caballería consagrada únicamente a Jesucristo y no a los reyes o los
deseos de la riqueza, organizaría la formación tal cual se ha mencionado en el párrafo
anterior, motivado asimismo por San Bernardo, el abad de Claraval.
Braudy (2005) habla de cómo el concepto de la caballería se remonta a el antiguo concepto
del honor, el más antiguo mediador cultural entre el soldado y su grupo social, la violencia
y la civilidad, entre la guerra y la paz. El honor fungía (y lo continúa haciendo) como una
justificación de la violencia e históricamente es el concepto de honor aquel que media entre
el carácter individual y la presión de fuerzas externas. Es el honor el que media entre el
deseo del cuerpo de sobrevivir y el de la mente de buscar otros objetivos, incluido el de la
muerte gloriosa. En términos de masculinidad, el honor personal con sus vínculos a la
familia, tribu y nación da una justificación eterna a cualquier acto de violencia inmediata.
Es este concepto de honor el que posteriormente serviría como base para los conceptos de
la caballería de la edad media y las ordenes caballerescas.

Significaciones y aspectos religiosos


Ya hemos asentado los antecedentes de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del
Templo de Salomón, así que pasaremos a analizar y describir la esencia y el fuerte contexto
cristiano sobre el que se desarrollaron.
Fueron un gran modelo e inspiración para otras órdenes en cuanto a devoción se refiere. Se
fundaron en primera instancia para proteger a los peregrinos cristianos que asistían a Tierra
Santa. Además, posteriormente asumieron grandes empresas durante el siglo XII con el
objetivo de servir a los cristianos y a Dios. (The Editors of Encyclopaedia Britannica,
2020).
Ahora bien, basándonos principalmente en el texto de Vicente Joaquín Bastús “Historia de
los Templarios”, describiremos la fuerte indumentaria, liturgia y devoción puesta en
evidencia a través de sus ceremonias y lemas.
Al ser formada en 1119 d.C. y dirigida por Hugo de Paganis (en castellano), se unió con sus
compañeros impulsados por una acendrada devoción. Se consagraron en Jerusalén.
Hicieron los 3 votos ordinarios de obediencia, pobreza y castidad. Vaya, desde su primer
deseo buscaron poner tal fe, por obras al buscar al patriarca de Jerusalén en primer lugar,
quién se comunicaría con el Papa Honorio II. (Bastús, 1834).
Tal actitud debería sorprendernos a los lectores porque como lo mencionamos
anteriormente, la figura santa del caballero estaba cayendo en determinado paganismo y
vicio dado a la influencia germana, por lo que las demás órdenes encontrarían la
motivación y la consagración hacia la Santa Misión.
Bastús cita a Miguel Zapater de su “Cister militante en la campaña de la Iglesia contra la
sarracena furia: Historia general de las ... Cauallerias del Templo de Salomon, Calatrava,
Alcantara, Avis, Montesa y Christo” lo siguiente: “todos juntos reverentes a Dios y a su
casa santa, determinaron servirle y defender su cruz con oraciones en el monasterio, y
espada invencible en el campo”.
Sobre su formación, tenemos una evidente ordenación católica por completo, siendo
solicitada al papa Honorio II y después llevando esta misma solicitud ante el concilio de
Troyes precedido por el mismo papa en 1127, para ser aprobada oficialmente ese año,
frente a las demás órdenes puramente militares. Sería el mismo San Bernardo quien vendría
a ser encomendado para la nueva escritura de la regla de la orden en sus respectivos
capítulos. (Bastús, 1834).
De hecho, desde ese primer momento en el concilio, muchos de los líderes (abades,
sacerdotes u otros eclesiásticos con cargos) ahí congregados emitirían su apoyo ante la
iniciativa noble de tal grupo.
Bastús habla hasta agotarse de la fascinación de San Bernardo de Claraval y de su regocijo
en medio de esta nueva proclamación. Algunos suponen que era familiar de Hugo (tío o
pariente lejano), sin embargo, no hay evidencia historiográfica al momento sobre ello.
Aunque continuando con el abad, el autor menciona que le sorprendía la virtud de la
creación de una figura que aliaba lo monástico con lo militante, además de dedicar su
santidad.
Aquí comprendemos la sorpresa, ya que recordemos el estigma previamente sobre la
figuración de un separatismo radical entre la ejercer la fe pasivamente (monjes) o
activamente (caballeros cristianos). Unos derramaban sangre para que otros la limpiaran, en
tanto no es de extrañar que se presentara también pequeñas oposiciones. Más Bastús y M.
Cartwright (en su artículo de la Enciclopedia de Historia Antigua) concuerdan en que la
aprobación cristiana fue mayor.
Entonces ahora, que se tenía la regla escrita, hallamos la estipulación referente a la
recepción de nuevos caballeros para la, también llamada, Orden del Temple (claro era el
deseo de no mantenerse en siete u ocho hermanos).
Con fuerte influencia bíblica y apostólica principalmente de las cartas del apóstol Pablo y
del apóstol Juan, mantuvieron gran parte del período inicial de la Orden una actitud de
humildad, servidumbre y rechazo a lo mundano. Para entrar a la milicia del Templo, se
requería que renunciaran al mundo, y se debía probar si su espíritu era de Dios o no
(Primera carta de Juan, capítulo cuatro, versos uno y dos). Al ser justificado se le leía la
regla. Admitido y cumpliendo las pruebas, se señalaba el día de su recepción (Bastús,
1834).
La recepción consistía en una ceremonia nocturna en alguna iglesia de la Orden. El
aspirante, sólo con una capa blanca, esperaba afuera con su padrino. En tanto, el gran
maestre (líder general de la orden) enviaba en tres ocasiones a dos caballeros templarios a
preguntar su razón de estar ahí, su identificación, y la confirmación de lo anterior
contestado, respectivamente. Era introducido con ciertas ceremonias en la Iglesia.
Arrodillado en medio, rogaba tres veces “por el pan, el agua y la sociedad de la Orden”
(Bastús, 1834).
Siguiendo, el maestre proclamaba una advertencia completa de la aflicción venidera, que
pude encontrar similar a la advertencia que les hace Jesús a sus discípulos de como habrían
de ser perseguidos, en el Evangelio según san Mateo, por causa del evangelio y de Jesús
mismo. Evidentemente tal aflicción en los Templarios sería en empatía por la causa de
Cristo o por defender la cruz de Cristo en Tierra Santa.
Posterior a esto se le realizaban unos pocos cuestionamientos personales, para culminar con
la pronunciación de los 3 votos de pobreza, castidad y obediencia, consagrándose a la
defensa de Tierra Santa. Recibía el ósculo de fraternidad de todos los caballeros presentes,
junto con un abrazo y un nuevo manto de la Orden y una espada (Bastús, 1834).
Aunque eso sí, una clara diferencia con los monjes y sacerdotes era la castidad voluntaria.
Vaya podía haber hermanos o caballeros casados, empero no viviendo en la misma
habitación o casa.
Otro aspecto que remarca la piedad y la proclamación de la confianza en Dios en estos
caballeros es que antes de comenzar cada batalla, sonaban fuertemente la bocina y
“entonaban con la mayor devoción aquellas humildes palabras del profeta David” basado
en el Salmo CXIII: “Non nobis, non nobis, Domine Sed nomini tuo da gloriam” o en
español “Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre”
(Bastús, 1834).
Esta clara actitud, hallaría pronta fama y como bien mencionábamos, buen ejemplo delante
no sólo de los demás caballeros, sino también de los propios peregrinos cristianos. Esto
traería fuertes donaciones hacia ellos. Pero como bien comunicó el apóstol Pablo a su
amigo Timoteo en su primera carta, verso X del capítulo VI, “porque raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores”. Se reconoce que toda esa virtud que destacaba de ellos en
los siglos XII y XIII fue decayendo por la aparición de tan grandes riquezas. Y eso no sólo
sucedió con ellos, sino con los opositores que anhelaban sus riquezas.
Escandalosamente serían acusados principalmente por el rey Felipe IV de Francia,
basándose mayormente en un presunto testimonio de un ex templario.
Los críticos dijeron que vivían una vida demasiado suave y desperdiciando
dinero que podría gastarse mejor en el mantenimiento de las tropas para la Guerra
Santa. Fueron acusados de desperdiciar recursos para competir con órdenes rivales,
especialmente con los Hospitalarios. También existía el viejo argumento de que los
monjes y los guerreros no eran una combinación compatible. Algunos incluso
castigaron la orden de no estar interesados en convertir a los musulmanes, sino
simplemente eliminarlos. La mayoría de estas críticas se basaron en la ignorancia de
los asuntos de la orden, una exageración de su riqueza real en términos reales, y un
sentimiento general de celos y sospechas. (Cartwright, 2018).

Y me agrada mucho la conclusión que aborda al final el párrafo anterior de Cartwright,


había una exageración. Si bien la Orden había caído en los errores de los caballeros
anteriores a su creación, no era verdad un gran porcentaje de lo que se les implicaba.
Incluso hubo grandes cantidades de caballeros templarios, que después de haberse
declarados culpables (no descartemos la tortura) se retractaban de lo tal. Además, las
acusaciones considero que se volvieron un tanto bizarras y contradictorias:

Se dijo que negaron a Cristo como Dios, la crucifixión y la cruz. Hubo


rumores de que la iniciación en la hermandad implicaba pisotear, escupir y orinar en
un crucifijo. Estos cargos fueron hechos públicos, particularmente por el gobierno
de Francia. El clero ordinario, también, estaba celoso de los derechos de la orden,
como los del entierro, una línea lateral potencialmente lucrativa para cualquier
iglesia local. El establecimiento político y religioso se unían con el objetivo de
destruir a los templarios. (Cartwright, 2018).

Aunque “inicialmente, el Papa Clemente V (r. 1305-1314 CE) defendió este ataque sin
fundamento contra lo que era, después de todo, una de sus órdenes militares” (Cartwright,
2018). Aún ante tal defensa, se convencería al Papa Clemente V del arresto de los
Templarios en todos los territorios, quién ejecutaría en 1307 la orden para la detención de
todos los caballeros y lo reafirmaría en 1312. “Los caballeros que confesaron y se
reconciliaron con la iglesia fueron enviados a retiro […], pero aquellos que no confesaron o
que recayeron fueron juzgados.” (The Editors of Encyclopaedia Britannica, 2020).

Caballería y aspectos diplomáticos


Se puede observar que el espíritu de caballería del periodo medieval en Europa tiene una
fuerte base en el concepto de Honor personal. Este honor personal esencial para mantener
las relaciones personales en sociedades anárquicas/tribales evolucionó hacia el periodo
medieval en el espíritu de caballería, reforzando las tradiciones de trato digno y honorable
(solamente a sus iguales, es decir aquellos de origen nobiliario).

Como expone Braudi (2005):

‘’What often plays out inside the warrior is the fantasy of acting honorably in front
of an audience, where the possibility of shame must be avoided at all costs. The
display of personal honor that overwhelms one’s enemies, in other words, requires
an audience, even an imagined one. This desire to be seen to act honorably
necessarily highlights those aspects of identity that are the most theatrical while it
also translates other, less overt traits into theatrical terms. In all the tales and
histories of honor, in peace as well as in war, from the heroic period to the present,
the presence of some spectator is crucial, to validate the behavior of the combatants
and to carry their story both to those not present and to future generations. How
would we know of honorable or courageous acts done if there were no one to
observe them?’’

‘’Lo que frecuentemente ocurre dentro del guerrero es la fantasía de actuar


honorablemente en frente de una audiencia, donde la posibilidad de la vergüenza
debe ser evitada a toda costa. La demostración de honor personal que abruma a los
enemigos de uno, en otras palabras, requiere una audiencia, incluso una imaginada.
Este deseo de ser visto actuando de manera honorable necesariamente destaca esos
aspectos de identidad que son los más teatrales mientras que también transmite
otros, menos notables aspectos de la identidad hacia los medios teatrales. En todas
las historias y cuentos de honor, tanto en la paz como la guerra, desde el periodo
heroico hasta el presente, la presencia de algún espectador es crucial, para validar el
comportamiento de los combatientes y para llevar su historia tanto para ellos que no
están presentes y a futuras generaciones. ¿Cómo sabremos nosotros de actos
honorables o valientes si no existe nadie que los observe?’’

En resumen, la caballería no es más que la fantasía del guerrero de actuar de una manera
honorable en frente de otros ya que son estos mismos los que llevaran su historia (del
mismo y sus actos honorables y valientes) a otros a través de la conciencia popular (Braudi,
2005).

Este espíritu de caballería requiere que no sea cualquier audiencia o cualquier enemigo el
que presencie o sea derrotado para probar su honor. En el contexto medieval el caballero
tiene como su audiencia principal a Dios y como su enemigo al infiel; frente al infiel se le
es permitido romper tratados y alianza, ya que no es definido como un enemigo honorable
digno de su respeto y de ser tratado como igual. Frente a sus compañeros cristianos, y en
especial aquellos de origen noble el caballero, se ve incentivado (porque existen casos en
los que no se rinde dicha consideración) a seguir los preceptos de la caballería y la guerra
justa, con Dios como testigo de que sus acciones son honorables y justificadas (Hershey,
1911).

Este pensamiento justifica mucha de la política exterior de las ordenes caballerescas


originadas por la cruzada, en especial el comportamiento de tales ordenes como la de los
caballeros del Temple, rompiendo tratados con infieles (fatimíes/ayyubíes). Incluso
atacaron a otros cristianos denominados como herejes (ortodoxos y de otras
denominaciones) sin ningún peso a su conciencia con la justificación de que, al estar fuera
de la gracia de Dios, no merecían el trato del espíritu de la caballería (Braudi, 2005)

En términos más modernos, Braudi (2005) indica que se puede observar que ciertos
sectores que buscan emular el espíritu caballeresco imitan muchos de los comportamientos
de los caballeros medievales, pero esto solamente lo extienden a aquellos que consideran
como sus iguales; es decir, aquellos que comparten el mismo precepto de valores o
creencias.
En la diplomacia internacional las democracias mundiales muchas veces justifican el
incumplimiento de leyes o decoro común al lidiar con regímenes totalitarios o ajenos a su
manera de gobierno.

Entre grupos más reducidos, como el del narcotráfico y los llamados ‘’Caballeros
Templarios Guardia Michoacana’’ se puede ver una emulación del espíritu de la caballería,
con el establecimiento de reglas de conducta y principios de acción rígidos. Este grupo
específicamente profesa pelear contra la tiranía, la injusticia y el materialismo para proteger
a los ciudadanos de Michoacán. Es obvio que estas consideraciones solamente son
extendidas a aquellos que el mismo grupo considera como ciudadanos de Michoacán y que
siguen las reglas y principios del cartel en la región, condenando a todos los ajenos como
objetivos de justa retaliación violenta fuera de sus supuestos valores establecidos que son
comúnmente ignorados de una manera de lo más arbitraria.

Significaciones y aspectos económicos


La orden templaria se convertiría en una de las fuerzas económicas más poderosas e
influyentes en la edad media debido a los privilegios que la iglesia les otorgó, a su
popularidad e influencia que atraían a toda clase de personas que apoyaban su causa y a las
cruzadas en donde solían adquirir tesoros. En el año 1139, el Papa Inocencio II promulgó
una bula por la cual los templarios no debían obediencia a ningún poder secular o
eclesiástico, sino únicamente al Papa y en donde también se les garantizaban ciertos
privilegios. A partir de este momento, la orden templaria adquiere mayor popularidad y
número de seguidores. Entre los privilegios otorgados se les permitió construir iglesias
propias y no era obligación para ellos pagar diezmo, además, tenían derecho al óbolo,
limosnas anuales para la iglesia (Barraza, 2000). La Orden templaria se enriqueció en
buena medida debido a los botines de guerra que conseguían en las cruzadas.
Aquellos que buscarán entrar a la orden del Temple estaban obligados a cederle todos sus
bienes personales a ésta, lo que contribuyó a acrecentar el poder económico de la
organización (Cartwright, 2018). No se aceptaba a cualquier ciudadano, primero se
estudiaba su estatus financiero ya que no aceptaban en la orden personas que contaran con
deudas.
Las donaciones de seguidores de la orden que apoyaban y reconocían la importancia del rol
de la orden templaria en la protección de los pequeños estados cristianos. Desde los más
ricos a los más humildes, dieron lo que les era posible para asegurar una mejor vida en el
cielo y, debido a que los donadores podían ser mencionados en las oraciones de los
servicios, quizá también una mejor vida en el mundo terrenal. Las donaciones llegaban de
todas formas posibles, pero, el dinero, tierras, caballos, equipo militar y comida eran las
formas más comunes.
Los templarios invirtieron el dinero comprando propiedades de las cuales pudieran
conseguir algún ingreso, de este modo la orden fue propietaria de granjas, viñedos,
molinos, iglesias, asentamientos y cualquier otra cosa que creyeron pudiera servir como
inversión (Cartwright, 2018). De igual manera los reyes y los grandes nobles de España,
Francia e Inglaterra concedieron señoríos, fincas y castillos, posesiones, bienes inmuebles,
parcelas, títulos, derechos, porcentajes en bienes, e incluso pueblos y villas enteras con sus
correspondientes derechos y aranceles. Por último, las campañas de conquista también les
sirvieron para adquirir territorio de modo que a mediados del siglo XII tendrían territorios
en todo el oeste de Europa, el mediterráneo y Tierra Santa. El territorio templario fue
dividido en provincias, las cuales eran gobernadas por jefes provinciales y cada casa
llamada “preceptorio” era liderada por un preceptor (The Editors of Encyclopaedia
Britannica, 2020).
Toda esta prosperidad económica la utilizaron para generar un sistema de transacciones y
prestamos conocido como la banca, un sistema económico que los terminaría de enriquecer
y permitiría un avance económico general en la edad media. La fuerza militar de los
templarios permitió recolectar, guardar y transportar dinero a toda Europa y Tierra Santa.
Su red de transporte organizada los volvió atractivos como banqueros para reyes, así como
para misioneros de Tierra Santa (Cartwright, 2018). Esa misma fuerza es la que les permitió
expandirse a ultramar y así mantener una red de comercio fija y establecida.

Considerados como un lugar seguro por todos, las comunidades templarias y los conventos
se volvieron depósitos de dinero, joyas y documentos importantes. La orden manejo un
sistema de préstamos con intereses en donde además se permitía que las personas
depositaran dinero en uno de sus conventos y, con una carta de crédito, poder transferir y
recoger el equivalente a su dinero depositado desde otro convento. Podría considerarse
como un sistema bancario en donde creabas una cuenta con la orden de los templarios para
poder usar sus servicios, como pagar en depósitos regulares a los templarios un dinero que
ellos pagaban de contado a nombre del titular a quien haya sido designado. La preceptoría
de Paris se convirtió en el centro financiero de Europa. Se considera que el cheque, tal
como lo conocemos y utilizamos hoy día, haya sido un invento de la orden (Barraza, 2000).

Para el siglo XIII, los templarios se habían vuelto tan eficientes y confiables como
banqueros que incluso los reyes de Francia y otros nobles comenzaron a guardar sus
pertenencias con la Orden. Se convirtieron en los banqueros de las monarquías europeas y
de muchos potentados musulmanes. Reyes y nobles también pedían préstamos para poder
embarcarse en cruzadas a Tierra Santa y pagar a sus ejércitos. Esto fue un elemento
importante para el financiamiento estructural en la edad media que permitió avances que de
otro modo no habrían sido posibles, así mismo, fueron los primeros intermediarios
financieros y los aportes como la banca y el cheque servirían de base para servicios
financieros similares que perduran hasta hoy en día.

Significaciones y aspectos literarios

Las hazañas de combate de las diversas órdenes caballerescas comenzaron a cobrar


relevancia para el desarrollo de la literatura medieval alrededor del siglo XII, destacando
principalmente la escritura de poemas y cantares épicos. Si bien existían géneros literarios
como el fabilau considerados como populares, tanto por su audiencia como por los temas
que en ellos se trataban, la poesía de caballería era considerada de origen burgués, pues era
en las cortes aristocráticas de clase alta donde ésta llegó a difundirse inicialmente; sin
embargo, con el paso del tiempo este género comenzó a emanar y llegar a todo tipo de
audiencias (Hauser, 1969).

Fue precisamente este origen de índole aristocrática uno de los aspectos que influyeron las
temáticas que habrían de apreciarse en las obras relacionadas con la caballería, llegando a
abordarse en éstas aspectos relacionados con los principios de conducta y el sistema ético
de la nobleza caballeresca (Hauser, 1969). Es asimismo un hecho destacable el que en el
género épico fuesen las órdenes caballerescas las principales protagonistas de las obras
realizadas durante la época, siendo el término “caballero” mencionado con particular
frecuencia en la mayor parte de los relatos épicos de los siglos XII y XIII (Bumke, 1982).

Para el caso particular de la Orden del Temple, sus acciones en combate comenzaron a
adjudicarles notable fama en el ámbito literario alrededor del siglo XII. Sus gestas fueron
cantadas mediante la poesía medieval, lo que revela un elevado nivel de aprecio hacia esta
orden por parte de diversos sectores de la población de aquél entonces. De acuerdo a
Pascual (2007) de las principales hazañas por las cuales se les distinguió fue la defensa de
la postrera plaza cristiana en Tierra Santa Tolemaida ante el ejército sarraceno, batalla en la
cual murieron en combate numerosos templarios, entre los que destacó el en aquél entonces
gran maestre de la Orden, Guillermo de Beaujeu. Fue precisamente a estos gestos de
heroísmo que el papa Bonifacio III denominó a los templarios como “atletas del Señor” y
“guerreros intrépidos”, siendo estos términos referentes en la literatura de la época.

Si bien, como se ha mencionado, en cierta medida los hechos relatados mediante la poesía
épica medieval estaban inspirados en proezas militares reales, también se desarrollaron
obras que detallaban gestas ficticias en las que la Orden de los templarios se vio
supuestamente involucrada. Entre éstas destaca la búsqueda del Santo Grial en la que se
relata los templarios fueron partícipes. Esta trama se ve detallada en la obra Parzival de
Wolfram von Eschenbach poeta alemán de la época, donde los templarios son descritos
como los guardianes del Grial, siendo además importantes partícipes en la Mesa Redonda
(Robinson, 2009). La existencia de esta obra, junto con otras pertenecientes a esta corriente
tales como Perlesvaus o Perceval ou le Conte du Graal, fue uno de los principales factores
que propiciaron la creencia en la existencia de esta reliquia (Martin, 2004).

El aura mística y literaria que envolvía al Temple permaneció incluso tras la desaparición
de la Orden; en el siglo XVIII varias sociedades secretas y semisecretas elogiaban a los
templarios como precursores e iniciados místicos, considerándolos como antecedentes de la
francomasonería (Baigent, Leigh & Lincoln, 1989). Fue durante la época del renacimiento
que la influencia de la caballería de la edad media se vio ampliamente distribuida en la
literatura de la época, pues durante este periodo la literatura caballeresca medieval cedió su
lugar a libros de caballerías renacentistas (Cuesta, 2002). Tomando en cuenta esta
transición, es posible el afirmar que la literatura relacionada con las órdenes caballerescas
de la edad media, si bien no siguió desarrollándose de la misma manera, sí impuso notable
influencia en el desarrollo de obras literarias de similar estilo en épocas siguientes.

Es así como podemos rescatar que la influencia de los caballeros templarios sobre la
literatura en la edad media es en suma considerable, pues fueron precisamente las obras que
relataron sus hazañas, así como los textos literarios que generaron un aura mística y
mitológica en torno a esta orden, lo que ha generado la inducción de estas temáticas en la
cultura popular occidental, legado que permanece hasta la actualidad. Por tanto, podemos
considerar el desarrollo de estas obras cono un factor esencial para la difusión de las
acciones de los Templarios tanto durante la época en la que se produjeron como en eras
posteriores, apreciándose su influencia en los ámbitos historiográficos y populares.

CONCLUSION
La temática a abordar en la presente monografía fue el desarrollo de los aspectos
diplomáticos, religiosos, económicos y literarios de la orden de los caballeros templarios
durante la época de la Edad Media. El objetivo planteado fue el examinar la manera en la
que se efectuó dicho proceso, considerando su relevancia para el desarrollo de la época
medieval y su influencia en etapas históricas posteriores. Tomando en cuenta los diversos
aspectos abordados, concluimos que las metas de la investigación se han cumplido de
manera satisfactoria, pues se han abordado de manera óptima los diversos aspectos
implicados en la temática.
Basado en lo anteriormente expuesto, podemos concluir el aura heroica que siguió y que
aún sigue como sombra a los Pobres Caballeros como figuras históricas. Porque ese es el
impacto que generaron alrededor de ellos, el ser referentes y figuras (míticas o reales) del
caballero medieval perfecto: guerrero y cristiano. No dudamos que podrían haber destacado
por su piedad y su fidelidad a la regla, sin embargo, hay que evitar la exaltación desmedida.
También concluimos que realmente todo el ambiente que rodea a los caballeros de la Orden
del Temple es de suma atracción para desarrollarlo a más profundidad. Por otra parte, nos
dimos cuenta de que hay un poco de desatención historiográfica en el recuento del proceso
de actividad de los Templarios, con muchos agujeros teóricos que son los que dan lugar a
leyendas y mitos, mientras que no se buscan llenar con la verdad de los hechos.
Por lo tanto, a través del presente ensayo donde tocamos los espectros económicos,
religiosos, diplomáticos y literarios, consideramos que comprendimos de una manera más
amena la esfera del nacimiento, desarrollo y decaimiento de la Orden. Además, a través de
relacionar las fuentes, pudimos rellenar ciertas lagunas de información respecto al tema. Al
llenarlas, afirmamos los pasos que damos y la perspectiva que tenemos sobre un grupo tan
poco estudiado.
BIBLIOGRAFIA
Baigent, M., Leigh, R., Lincoln, H. (1989). El enigma sagrado. Buenos Aires, Argentina:
Ediciones M.R.
Barraza, J. (2000). Breve historia de los caballeros templarios. Entorno, (15), 65-71.
Bastús, V. J. (1834). Historia de los templarios. Barcelona: Imprenta de J. Verdaguer.
Braudy, L. (2005). From chivalry to terrorism war and the changing nature of masculinity.
New York: Vintage Books.
Bumke, J. (1982). The concept of knighthood in the middle ages. Nueva York, E.U.A.:
AMS Press Inc.
Cartwright, M. (2018). Knights Templar. Obtenido de ANCIENT HISTORY
ENCYCLOPEDIA: https://www.ancient.eu/Knights_Templar/
Cuesta, M. (2002). La realidad histórica en la ficción de los libros de caballerías.
Universidad de León, Departamento de Filología Hispánica y Clásica, 87-109.
Hauser, A. (1969). Historia social de la literatura y el arte. Madrid, España: Guadarrama.
Hershey, A. (1911). The History of International Relations During Antiquity and the
Middle Ages. The American Journal of International Law, 5(4), 901-933.
doi:10.2307/2186529
Martin, S. (2004). The Knights Templar. Wales, Gran Bretaña: Pocket Essentials.
Pascual, F. (2007). Los templarios: más allá de la leyenda. Ecclesia, 21(1), 91-106.
Robinson, J. (2009). Dungeon, Fire & Sword. The Knights Templar in the Crusades.
Plymouth, Reino Unido: M. Evans.
The Editors of Encyclopaedia Britannica. (28 de abril de 2020). Templar. RELIGIOUS
MILITARY ORDER. Obtenido de ENCYCLOPAEDIA BRITANNICA:
https://www.britannica.com/topic/Templars

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