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andupelicascaripluma
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EL BOSQUE AZUL
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Laureano Coronel se encargó de transcribir el
texto a formato digital a partir de una copia
original antigua.
Rosario – 2019
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Parece que todos los animales que están en el
mundo entraron por las tres puertas que había
al principio. Por una puerta pasaron los que
andan por el agua; por otra, los que vuelan, y
por otra, los animales que viven en la tierra.
Por esta última puerta pasaron, antes que
todos, el elefante, el león, el tigre y el oso y la
cerraron, para que no entrara nadie sin su
permiso.
Uno de ellos, por turno, era portero. El animal
que llegaba debía explicar cuáles eran los
servicios que prestaría en el mundo. Si no
servía para nada, no lo dejaban entrar.
Al mono fue al que más pronto lo aceptaron,
porque cuando el león le preguntó para que
servía, él dijo: “Para portero”, y les pareció esto
excelente, ya que les resultaba muy molesto
quedar siempre uno de guardia.
Pero el pícaro mono, cuando estuvo dentro,
abandonaba de continuo la portería, porque
según aseguraba se moriría de hambre si no
hallaba cierta frutita que era su alimento. Con el
pretexto de buscar esa frutita se internaba en el
bosque profundo y costaba encontrarlo y
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hacerlo venir a cumplir su obligación. Tanto Inspirados por este cuento de Constancio Vigil es que
costaba, que el elefante prefirió quedarse de hemos bautizado a nuestra banda “Muliñan”.
portero. Somos una banda de la ciudad de Rosario con 2 años de
actividad, y un disco editado:
El tigre, el león y el oso se dispusieron a “Muliñandupelicascaripluma”.
castigar al mono por su informalidad; pero ello
Hacemos temas nuestros presentándonos en bares de la
se les hizo muy difícil, porque el mono, en
cuanto los veía venir, subía a la copa de un ciudad y alrededores, siempre con la canción como eje,
árbol. Desde allá arriba les pedía disculpas y con arreglos emparentados con el folk, rock.
les decía que estaba acostumbrándose poco a
poco a comer hierba como el elefante y que en León Pedrouzo:
cuanto se acostumbrara del todo iría a ocupar teclados
su puesto, sin dejar ni un minuto la portería.
Mientras tanto entraban numerosos animales, Camilo Pistol:
después de explicar cada uno su utilidad.
Batería
Bueno será aclarar que algunos muy
pequeños, como el piojo, la pulga y el
mosquito, se colaron en este mundo de Iván Ortiz: Bajo
contrabando, agarrados a los pelos de algunos
mamíferos, porque si piden permiso para pasar Laureano
o si el elefante los llega a ver, con certeza que Coronel:
no entran. guitarra y voz
Si el postulante no explicaba sus medios de
vida y su utilidad en forma bastante clara, los
animales que ya estaban en el mundo se
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reunían y entre todos resolvían si se le
aceptaba ose le rechazaba.
Cuando fueron muchos los que ya estaban
dentro, las reuniones eran numerosas y hubo
que buscar un sitio donde nadie pudiera
sorprenderlos ni estorbarlos.
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– ¡Basta! –exclamó el león-. Ni las fieras somos – Quienes lo escuchan –chilló el papagayo-
capaces de tanta ferocidad. ¿Qué es lo que supondrán que habla de envidia.
pides? – ¡Envidiar yo ese pico repelente!... ¡No diga
– Lo menos que se puede. ¡Que se condene a usted disparates! –exclamó el erizo.
muerte a los hurones! – Lo eriza a usted de envidia mi plumaje –
– ¡Que hable el hurón! –decidió el presidente replicó el papagayo-. Pero ¡tenga paciencia!...
de la asamblea. ¡Ya florecerán las rosas en medio de sus
Y el hurón dijo: espinas!
– Algo ha dicho la lechuza, pero no todo. – ¡Silencio! –exclamó el león-. Bien saben que
Tenemos igual derecho que ellas a vivir en está prohibido tratar en El Bosque Azul asuntos
aquel sitio; vivimos en casa propia, obra de personales. Tiene la palabra el lagarto.
nuestras uñas, y no en casa robada. El lagarto, en efecto, había pedido la palabra, y
– Robada, no; abandonada –aclaró la lechuza. dijo:
El hurón, sin hacerle caso, prosiguió diciendo: – Yo votaré por la entrada, y la considero
– Las lechuzas nos consideraron desde el conveniente, siempre y cuando el Muliñan se
primer día como enemigos. Paradas en los alimente de avispas; con la condición de que
palos del alambrado, nos espiaban con su cara ha de atacarlas cuando hayan terminado su
de bruja y nos denunciaban con sus chirridos panal. Vendrá, se las comerá a todas, porque
cada vez que salíamos, cada vez que ya son inútiles, y hará el servicio de dejarme la
regresábamos a nuestra casa. En esta forma miel, que me gusta con locura.
buscaban nuestra ruina. Teníamos miedo de – Mucho no había que esperar –observó el
andar. Esos chirridos eran sentencia de zorro- de la cabeza de un lagarto, pero sería
muerte. Si hombre o perro los oían, nos sin duda preferible que pensara con la cola. Si
hubieran buscado y descubierto. Podíamos el Muliñan, como propone, se comiera las
haberlas sorprendido en la cueva juntas o avispas, ya no habría más panales, y siempre y
cuando quisiera él comer miel la iría a buscar a
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– ¡Que calle el pavo! ¡Que calle! –Y era porque separadas, de día o de noche, y librarnos de
sabían lo que les esperaba si se irritaba el tan peligrosos enemigos.
zorrino. – ¡Eso, hay que verlo! –exclamó la lechuza-. Y
Por suerte, no insistió el pavo en su idea, bajó cuando gusten, pueden hacer la prueba.
el zorrino la cola y volvió a imperar la calma. – Preferimos –agregó el hurón- lo menos malo
La cebra hizo notar que el armiño había y les destruimos el nido para infundirles
solicitado la palabra. Concedida que le fue, dijo: respeto. Y ellas, las muy asesinas, nos mataron
– Era para rogar que se fije otra ubicación al a los pequeños. Y nosotros, ante tanta
papagayo, el cual se ha posado en esa rama ferocidad, les destruimos nuevamente el nido.
que está encima de mí, y creo que todos me Y ellas, en vez de arrepentirse, reincidieron en
entienden, y no digo más. A lo que respondió el el horrendo crimen de despedazar nuestra
aludido: cría… ¡Asesinados nuestros pobres hijitos por
– Si algo cae sobre el armiño, debo advertirle unas viles lechuzas! ¡Pena de muerte reclamo
que esté tranquilo, porque no tengo psitacosis. para ellas!
– Que tenga o no esa peste es lo de menos – – Pido la palabra –dijo la cigüeña.
dijo el armiño-, pues lo demás es lo que me – Tiene la palabra –contestó el león.
preocupa. – Quisiera yo saber –preguntó la zancuda-
– Basta de cosas –exclamó la pantera- que hasta cuando piensan los hurones seguir
nada tienen que ver con lo que estamos destruyendo el nido de las lechuzas.
tratando. Noto que el puerco espín ha erizado – ¡Hasta siempre! –gritó el hurón furioso.
las púas. ¿Tiene algo que decir? – ¿Y hasta cuando piensan las lechuzas
– Simplemente me erizo al oír los chillidos del destrozar a los huroncitos?
papagayo –dijo el puerco espín-. Es algo que – ¡Hasta siempre! –gritó la lechuza más furiosa
me hace daño, algo que, francamente, no todavía.
puedo soportar. – Bien –prosiguió la cigüeña-; así es el odio;
tales son sus frutos. Ustedes mismos se han
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condenado a vivir cada día más flacos y más Desde muy lejos escupió el guanaco y le
rabiosos, privados del placer de criar en paz a estampó un salivazo en aquel enorme pico que
los hijos, privados de vivir como los demás le daba el aspecto de enmascarado con
seres en el tranquilo goce de la abundancia y descomunal nariz postiza.
de la paz que la naturaleza les ofrece… ¡Y – ¡Señor presidente! –exclamó el tucán-.
vienen a pedir pena de muerte! ¡Ya la tienen!... ¡Reclamo las debidas consideraciones! –Y al
¡Nada quedará de ustedes en la tierra más que volver a abrir el pico le llegó otro salivazo
los frutos del odio, que son lágrimas y ruinas! lanzado con la misma puntería. En medio de
Después de las palabras de la cigüeña, hubo las risas de la asamblea dijo el león con su
un silencio. Luego, pidió el cuervo la palabra y imponente voz:
dijo: – Hago notar al representante de los guanacos
– Nos habíamos reunido para resolver la su manifiesta falta de respeto a El Bosque Azul.
entrada del Muliñan. Esto es poco, esto es Mando que se sitúe a mayor distancia, y si aun
nada, si se le compara con la vil pasión de los así no guarda la debida compostura, se le
hurones y de las lechuzas; pasión que padecen obligará a colocarse un bozal. El tucán ya no
también otros muchos animales… ¡Millares de habló más. Pidió la nutria la palabra y dijo:
seres mueren diariamente por culpa de los – Declaro que en mi vida oí una pavada más
celos, de las envidias y de las venganzas!... grande que la que acaba de decir el pavo.
¡Millares de seres son asesinados cada hora ¡Bien puesto el nombre! ¡Hasta el lirón se ha
por los malvados!... ¡Vótese ahora mismo una despertado y ríe!
resolución para que la vida sea respetada!... – Pavada o no –gritó el pavo-, es la solución
¡Ordene El Bosque Azul que no se persiga a para el problema. Y voy a demostrarlo…
nadie, que todos los animales busquen y hallen Entonces el zorrino alzó la cola. Al ver esto,
el sustento sin recurrir al crimen! centenares de gritos reclamaron:
– ¡Apoyado!¡Apoyado! –gritaron enérgicamente
muchas voces.
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Cantó el ruiseñor, y todos lo escucharon Al oír esto, se alarmaron los que se alimentan
embelesados, sin acordarse de lo que estaban de seres vivos, temerosos de que el cuervo
discutiendo. consiguiese la aprobación de la mayoría. Y los
Calló y por aclamación le rogaron que cantara más alarmados fueron los carniceros, que
de nuevo. Cantó otra vez y volvieron a rugían y bramaban todos juntos sus protestas.
suplicarle que derramara sus armonías. Trabajo tuvo el león, también indignado por las
Y hubieran continuado escuchándolo palabras del cuervo, para calmar los ánimos.
extasiados hasta el amanecer, si no expresaran Cuando por fin pudo imponer silencio, dijo:
su disconformidad los animales que solamente – La asamblea está reunida nada más que para
de noche consiguen su alimento. Estos no se resolver si entra el Muliñan o no.
resignaban a quedarse en ayunas y reclamaron – ¡Señor presidente! –exclamó el tigre en tono
que continuara la discusión y se terminara con campanudo–. Para eso estamos reunidos y no
el asunto a resolver. para juzgar la vida ajena.
– Pido la palabra –dijo el pavo–. ¡Nadie ignora – ¡Señor presidente! –agregó el lobo con
que nuestra situación es intolerable! Ya se acento compasivo-. ¡El Muliñan se muere de
sabe que tras las copas de vino, las sopitas de hambre en espera de nuestra resolución y ello
leche y las nueces enteras viene la degollatina. me afecta en lo íntimo!
¡Me extraña que a nadie se le haya ocurrido la – ¡Señor presidente! –añadió el leopardo en
sustitución tan sencilla, que se nos presenta tono plañidero-. ¡Me aflige la situación de ese
ahora como llovida del cielo!... ¡Sean los animal que quiere entrar y nada se resuelve!
manjares para el Muliñan, y que engorde, y que Y la pantera lloraba a lágrima viva, mientras
lo metan en el horno y se lo coman en las decía:
Navidades! – ¡Pobrecito Muliñan!… ¡Esperando tanto
Tales manifestaciones provocaron tiempo!... ¡Y no se decide nada!...
estruendosas carcajadas. La verdad es que sólo les importaba que no se
– ¡Pido la palabra! –dijo el tucán. prohibiera la matanza.
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– Queda para mejor oportunidad –dijo el león- búfalo no ha calculado los millares de tábanos
el asunto de los hurones y las lechuzas. Repito que necesitaría el Muliñan por día. Yo
que la asamblea se ha reunido nada más que propongo que se alimente de lo más inútil y
para resolver la suerte del Muliñan, y del molesto, que es el perro.
reglamento y de mi deber no ha de apartarme La ocurrencia del zorro provocó una batahola
nadie. de bufidos, cacareos, soplidos y silbidos. Bien
– ¡Muy bien! ¡Bravo! ¡Bravo! –exclamaron las sabían todos que el perro era de gran utilidad.
fieras. A esta altura del debate llegó y se aproximó al
El benteveo pidió la palabra, y dijo: presidente el elefante portero y le habló al
– Estoy conforme con que el Muliñan entre y se oído. Cuando se hubo retirado, el león dijo:
alimente de lo más inútil del mundo. – El elefante ha venido a anunciarme que el
– Nadie lo es más que tú –gritó el gorrión-, que Muliñan suplica a la asamblea una rápida
devoras a los pichoncitos en el nido. resolución, porque se muere de hambre.
– ¡Cállate! –repuso ásperamente el benteveo-. – ¿Se muere? –dijo la hiena-. Pido permiso
Yo creo que lo más inútil es lo más feo y lo más para ausentarme un momento. Ya sabían todos
feo es el murciélago. a qué iba. El ganso dijo entonces:
– El murciélago, señores –mugió el búfalo–, – Voy a proponer la forma de abreviar las
aunque no sirva para el buche del señor deliberaciones y zanjar dificultades. Que entre
benteveo, es un animal muy útil. Durante las ese animal, que se alimente de los cisnes y
noches de luna no descansa en la tarea de todo quedará en paz.
limpiar la atmósfera de una cantidad inmensa – ¡Calla! –trinó el ruiseñor.
de molestos bichitos que luego mortifican Al oír ese trino, la asamblea aplaudió y pidió
durante el día. Yo propongo que se alimente el entusiasmada al ruiseñor que hiciera oír su
Muliñan de tábanos. opinión.
– En esta forma –dijo sentenciosamente el
zorro– nunca se llegará a una solución. El
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