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TRABAJO DE PSICOLOGÍA SOCIAL

GREYS CAMPO

ADRIANA SILVA SILVA

GRUPO 703

VALLEDUPAR CESAR

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA DEL AREA ANDINA


ROL DEL PSICÓLOGO SOPORTE SOCIAL Y REDES DE APOYO SOCIAL.
DEFINICIÓN DE SOPORTE SOCIAL
Rol o función del psicólogo
En el ejercicio de su actividad profesional, el/la Psicólogo/a de la Intervención Social
ejercerá sus funciones, ateniéndose siempre a los criterios científicos de la Psicología y a la
normativa y especificaciones que establece el Código Deontológico de la profesión.
En toda intervención sobre personas, grupos, instituciones o comunidades, el/la Psicólogo/a
de la Intervención Social ofrecerá la información adecuada sobre las características
esenciales de la relación establecida, los problemas que está abordando, los objetivos que se
propone y el método utilizado.
En caso de menores de edad o legalmente incapacitados, se hará saber a sus padres o
tutores. En cualquier caso, el/la Psicólogo/a de la Intervención Social realizará funciones
de:
Atención Directa
Ya sea individualmente o en grupo, se intervendrá con la población objetivo en la
evaluación, orientación y resolución de sus necesidades.
 Individualmente: Valoración de capacidades, orientación individual, aprendizaje de
competencias, etc.
 Grupalmente: Intervención basada en grupos de autoayuda, escuelas de padres, y
programas de prevención y sensibilización, mediando y negociando, y
proporcionando apoyo de la participación, el consenso, la motivación y los procesos
organizativos.
La atención directa con las personas, familias y grupos, en situación de vulnerabilidad y
dificultad social, se realiza con el fin de:
 Informar y orientar en relación a los aspectos psicológicos que pudieran favorecer
o que sostienen y mantienen las situaciones de desprotección o vulnerabilidad
social, tanto a personas individuales, como a grupos o entidades privadas y públicas.
 Evaluar y diagnosticar los aspectos psicológicos presentes en las diversas
situaciones específicas de vulnerabilidad y dificultad social.
 Prevenir, mediante un trabajo psicoeducativo y de atención psicológica, los
factores psicológicos que pudieran favorecer o mantener las situaciones de
dificultad de integración social.
Se entiende el trabajo psicoeducativo, como el procedimiento o técnica de intervención
psicológica referida a la educación y/o información que se ofrece a las personas afectadas o
con factores de riesgo, para tratar de evitar la aparición o el mantenimiento de los factores
psicológicos asociados a la situación de dificultad, desde un mayor conocimiento de los
mismos.
 Paliar, mediante un trabajo psicoterapéutico, las consecuencias psicológicas
derivadas de dichas situaciones sociales, una vez se han producido.
Asesoramiento y Consultoría Externa
El trabajo se dirigiría a los/las profesionales de los servicios de atención al ciudadano,
respecto a su estructura de funcionamiento, implementación y desarrollo de programas o
resolución de conflictos interpersonales.
 Selección de personal.
 Análisis de profesionales, puestos y estructuras de trabajo, sistemas de relación y/
coordinación entre profesionales.
 Evaluación e intervención en conflictos profesionales en equipos.
 Apoyo a relaciones externas con otros profesionales y entidades.
 Gestión de la calidad del servicio.
Dinamización Comunitaria
Promoción y mejora de las redes formales e informales de apoyo social, incluyendo el
asociacionismo y la creación u optimización de proyectos, planificando e implementando
programas de carácter preventivo de sensibilización y activación de los recursos propios de
la comunidad.
Para ello se utilizarán técnicas y metodología específica de la profesión del psicólogo, tales
como la generación de procesos de participación comunitaria y empoderamiento, para que
sea la misma comunidad quien genere proyectos propios.
REDES DE APOYO SOCIAL
El hecho de contar con redes de apoyo social tiene un impacto significativo en la calidad de
vida de la persona adulta mayor. Existe evidencia de que las relaciones y las transferencias
que se establecen en las redes cumplen un papel protector ante el deterioro de la salud.
También contribuyen a generar un sentimiento de satisfacción puesto que logran un mayor
sentido de control y de competencia personal.
Una parte esencial de las redes son los intercambios entre las personas. Estos pueden ser
materiales, de servicios, emocionales u otros y alcanzan satisfacer sus necesidades de las
personas. En general se distingue entre dos tipos de redes: informales y formales. Las redes
informales se basan predominantemente en las relaciones familiares y las amistades y
reúnen un componente afectivo esencial. Las redes formales en cambio, se han establecido
con el propósito específico de dar apoyo a las personas adultas mayores. En estas sus
miembros cumplen roles concretos y algunas veces requieren contar con la preparación
adecuada. Las redes formales pueden ser parte de un centro de salud, comunitarias, de una
iglesia, o ser parte de programas gubernamentales.
Una encuesta reciente sobre las personas adultas mayores en el país permite describir las
redes informales. Persiste una falta casi total de información sobre las redes formales. Son
pocas y, en general, se carece de información en la cobertura de la oferta de programas
gubernamentales o comunitarios y privados. Además, las familias no siempre pueden
cumplir con todas las necesidades de apoyo requeridas por esta población.
El componente esencial de la red de apoyo de las personas adultas mayores proviene de la
corresidencia con el cónyuge o con otros miembros de la familia inmediata. Entre las
personas adultas mayores aproximadamente un 12% vive solo, un 19% en pareja, y un 69%
en un hogar multigeneracional. Quienes tienen hijos fuera del hogar presentan una alta
frecuencia de contactos con ellos. Igualmente, quienes reciben ayuda económica la
perciben sobre todo de los hijos que viven fuera del hogar.
Las necesidades de apoyo de una parte de la población adulta mayor no están,
completamente satisfechas. Aproximadamente un 10% dice necesitar ayuda con algunas de
las actividades diarias pero no la recibe.
El cuidado que reciben las personas adultas mayores proviene casi en su totalidad de la
familia inmediata y en particular de las hijas corresidentes. Las mujeres son las que más
brindan cuidados a este grupo etario, ya sea que residan o no en el hogar.
La población adulta mayor cumple un papel primordial dentro de la familia y no son solo
receptores pasivos de ayuda. Aproximadamente uno de cada doce adultos mayores declaró
cuidar a otro adulto mayor, y la misma cantidad manifestó cuidar niños en el hogar.
Muchas personas adultas mayores brindan ayuda económica a otros miembros de su
familia.
SOPORTE SOCIAL
Actualmente el soporte social es discutido y estudiado por diversos autores, justamente por
su importancia frente a cuestiones relacionadas con el bienestar y calidad de vida, una vez
que muchas investigaciones destacan su importancia para mantener la salud física y mental
de los individuos. De acuerdo con Cobb (1976), el soporte social está relacionado con
informaciones que hacen que la persona se sienta amada, apreciada, valorizada y
perteneciente a una red social de comunicación.
Para Sarason, Levine, Basham y Sarason (1983), el soporte social puede ser definido como
la existencia o disponibilidad de personas en quienes se puede confiar, personas que se
muestran preocupadas con el individuo, que lo valoran y le demuestran aprecio. En la
visión de Rodríguez y Cohen (1998) y Seeman (1998), existen diferentes tipos de apoyo
que una persona puede recibir de la red social, siendo tres los más ampliamente estudiados:
soporte emocional (percibido como expresión de cariño, cuidados y preocupación), soporte
instrumental (ayudas prácticas que pueden ser dadas a otras personas) y soporte
informacional (nociones indispensables que permitirán que el individuo pueda guiar y
orientar sus acciones en el momento de resolver problemas o tomar decisiones).
Al conceptuar el constructo también cabe destacar la importancia de la percepción sobre la
disponibilidad del mismo, pues así como afirman Goodwin, Cost y Adonu (2004), la simple
presencia de soporte social por si solo ya parece ser bastante relevante. Pese a eso, debe
destacarse que no será suficiente que el soporte exista, si este no es percibido por el
individuo como algo satisfactorio. Segundo Gracia y Herrero (2004), independientemente
de la frecuencia e intensidad, el soporte social ha sido analizado la mayor parte de las veces
como una variable que afecta positivamente el bienestar psicológico. Algunos estudios
relacionaron el soporte social con constructos que pueden afectar el bienestar de los
individuos como, por ejemplo, el stress (Almeida & Sampaio, 2007; Matsukura, Marturano,
Oishi & Borasche, 2007) y la promoción de la salud (Hill & Donatelle, 2005).

REFERENCIAS
Consejo general de colegios oficiales de psicólogos

Psicología desde el caribe issn 0123-417x (impreso) issn 2011-7485 (on line) Vol. 29, n.° 1, enero-
abril 2012

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