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Ser Ciudadano

Ciudadano es aquel o aquello perteneciente o relativo a la ciudad, en pocas palabras, LA


CIUDADANIA ES UNA CONDICION JURIDICA (QUIERE DECIR QUE LO ESTABLECE LA UNA
LEY). El término en la actualidad es utilizado para nombrar al individuo como  sujeto de derecho.
Esto quiere decir que el ciudadano interviene en la vida política de su comunidad al ejercer
dichos derechos. La ciudadanía también implica una serie de deberes y obligaciones.
Entonces el concepto de ciudadano se refiere a esa condición jurídica que permite  a  una
persona ejerce su ciudadanía. Esa condición se caracteriza por tener una categoría cívica y
política; es decir derechos políticos. Y que puede definirse como una serie de reconocimientos
expresados en derechos y obligaciones, tanto individuales como sociales.
Concepto de construcción ciudadana

  La construcción de la ciudadanía alude al proceso por el cual una persona que reviste o va a


revestir la condición de ciudadano cuando obtenga la edad necesaria para ejercer plenamente
sus derechos, va formando su personalidad individual y social en base a los valores que
la comunidad que integra, considera valiosos y positivos para que una sociedad democrática se
desarrolle en orden, en paz y en miras al progreso ético, material, tecnológico y científico.

Las familias y la escuela son los responsables más cercanos, dentro del Estado, de ir
conformando en los niños y jóvenes una conciencia solidaria, reflexiva y crítica, para formar
seres libres, autónomos y responsables.

Los ciudadanos, y en general los habitantes de un Estado democrático, sean nacionales o


extranjeros, necesitan tener una conciencia clara de sus derechos y deberes, de los límites que
tienen sus derechos y de que pertenecen a una comunidad con la que comparten un
sentimiento de patria a la que deben respetar y honrar, especialmente en el cuidado del medio
ambiente , de las posesiones públicas y privadas, y en compartir la pretensión  de desarrollar
su participación  política, de modo responsable, en vistas al bien común.

La construcción de la ciudadanía aspira a construir una dirigencia política honesta, preparada


cognitiva y éticamente para ocuparse de los asuntos públicos y un pueblo responsable capaz de
votar a sus representantes de modo consciente y razonado; de respetar las normas legales que
se dicten válidamente, y manifestarse pacíficamente contra aquellas que sean injustas. Un buen
ciudadano debe involucrarse con los problemas de su comunidad aunque no lo afecten de modo
directo, debe ser solidario, cooperativo, y trabajar y estudiar para su propio bien y para hacer del
Estado que integra, un lugar digno de vivir.

LA CONSTRUIMOS ENTRE TODOS...

Un poco de historia

En el caso de la Antigua Grecia, la definición no los incluía a todos, puesto que se limitaba a los
hombres libres que habían nacido en la ciudad. Las mujeres, los esclavos y los extranjeros, por
lo tanto, estaban fuera de esa categoría. De este modo se reproducía una  aristocracia (“gobierno
de los mejores”), y la ciudadanía a eso se limitaba.

En el caso del Imperio Romano, existían distintos grados de ciudadanía con privilegios, siendo
algo más inclusiva que la griega. Sin embargo, tal vez el momento cumbre en esta evolución fue
la Revolución Francesa de 1789, en la que las ideas de libertad, igualdad y fraternidad incluían a
todos los hombres nacidos en el país, sin importar su condición social (excepto los criminales).
La ‘Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano’, algunos años después, significó la
consolidación de esta ampliación del término.

La cuestión de la ciudadanía de las mujeres y su igualdad con los hombres llegaría mucho
tiempo después, y sería mucho más variable según cada país, con ampliaciones como el
derecho a voto, o la igualdad en las condiciones de trabajo. Sin embargo, cabe destacar que aun
hoy en día en ciertos países no se les reconocen los derechos fundamentales de la ciudadanía a
las mujeres.

En términos jurídicos se habla a menudo de ciudadanos que pertenecen a


una nación específica. Se trata de un vínculo que crea capacidades y obligaciones, y que según
la legislación (o la ley de cada país) de cada país varía. En algunos casos se admite la
ciudadanía para los hijos de ciudadanos, aun sin que hubieran nacido en el país. De ese modo,
hay muchas personas en el mundo que tienen dobles ciudadanías, las que les otorgan las
mismas condiciones que los nacidos en el lugar (ciudadanos nativos).

¿Qué implica ser buen ciudadano?

La escuela es un ámbito importante en el que se aprende a ser un buen ciudadano.

El concepto de ciudadanía, sin embargo, también tiene un costado que sobrepasa el marco legal
y objetivo. En la medida que se cree que la convivencia en sociedad es algo que se construye
diariamente entre todos, la condición de buen o mal ciudadano viene dada por las conductas de
los individuos en su vínculo con sus vecinos.

Veamos algunos ejemplos de lo que se espera que “un buen ciudadano” realice:

 Cumplir con las obligaciones del país (tributarias, legales, democráticas).


 Actuar con educación y respeto por el prójimo, muy especialmente con los ancianos, los
niños y los discapacitados.
 Involucrarse en la toma de decisiones que se deben dar en el seno de la sociedad,
participando en las instancias que tiene a su disposición y organizándose para expresar
los problemas que aparezcan.
 Ayuda a cuidar el ambiente en el que vive, preocupándose así por las próximas
generaciones.

La familia y las relaciones de primera instancia son las que más favorecerán para que el niño
adquiera estos valores, pero también la escuela es un ámbito importante en el que se aprende a
ser un buen ciudadano. Es por esto que existe, en muchos países, una asignatura obligatoria
conocida como formación cívica o formación ética y ciudadana, que ayuda a reforzar estos
conceptos claves para una buena convivencia entre todos.

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