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Yolanda Gómez de Ávila Martín.

Grado en Derecho (Campus de Aranjuez)

ADQUISICIONES “A NON DOMINO”.


1. CONCEPTO Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA.
Por adquisición “a non domino” se puede entender la adquisición hecha por la
persona que no es dueño de la cosa o que no podía transmitirla. Dicha situación
origina una relación jurídica en la que se diferencian los siguientes
intervinientes:

 El verus dominus: es el verdadero dueño o propietario de la cosa


transmitida por otra persona que no tiene la condición de propietario.

 El transmitente: en realidad no ostenta el dominio o derecho dominical


sobre la cosa transmitida. Tiene la condición de poseedor no dueño o
“non dominus”.

 El tercero: o también llamado “accipens” es el que adquiere del que no es


el dueño o propietario de la cosa.

La cuestión que se plantea en determinar quién ha de considerarse como


propietario una vez consumada la transmisión por un poseedor “non dominus”,
si el nuevo adquirente (el tercero o accipens) o por otro lado, el que era el
verdadero dueño de la cosa (verus dominus).

En cuanto a la evolución histórica que ha tenido la construcción jurídica de las


adquisiciones “a non domino”, hay que hacer referencia al tratamiento de las
mismas en el Derecho Romano. Este estableció dos reglas muy claras desde el
punto de vista jurídico.

La primera, que nadie puede transmitir a otro más derechos de los que él tiene,
lo que da lugar a “nemo dat quod non habet”, esto quiere decir nadie puede
transferir un título mejor del que él realmente tiene. Por lo que si un poseedor
“non dominus” transmite una cosa a un tercero, y este lo adquiere de buena fe.
Este último ostenta una posesión que sólo se convertirá en dominio si concurren
todos los requisitos legalmente necesarios para consumar la usucapión.

Por otro lado, la segunda regla es que el verdadero propietario podía ejercitar en
cualquier momento la acción reivindicatoria contra todo poseedor que tuviera en
su poder la cosa.

Esta reglas fueron modificadas en el Derecho Germánico, que distinguía un


régimen jurídico diferenciado en el caso de los bienes muebles, estableciéndose
que el propietario que hubiera perdido voluntariamente la posesión de la cosa
mueble sólo podía exigir su devolución a quien se la entregó, pero no a un
tercero que la hubiese adquirido de éste; en cambio, si el bien mueble hubiere
salido de manos de su dueño por causas ajenas a su voluntad, es decir, si se
hubiera extraviado o robado, podía ser reivindicado por su dueño en cualquier
momento.
2. NATURALEZA JURÍDICA DE ESTAS ADQUISICIONES.
Para precisar cuál es la naturaleza de las adquisiciones “a non domino” cabe
citar las siguientes orientaciones doctrinales más destacadas:

En primer lugar, la teoría de la prescripción instantánea, que sostiene que estas


adquisiciones son una modalidad de usucapión caracterizada por no ser
necesario el transcurso de un plazo para su consumación. Pero, sus detractores
dicen que la expresión “prescripción instantánea” implica una contradictio in
terminis, por cuanto el transcurso del tiempo es un requisito legal imperativo
para que pueda consumarse la prescripción adquisitiva o usucapión.

Otra corriente estaría formada por aquellos autores que defienden la teoría de la
adquisición por disposición de la Ley, aunque dentro de la misma pueden
distinguirse varias posiciones:

 Von Thur y la mayoría de la doctrina considera que estaríamos ante un


modo de adquirir derivativo, al entender que la base de la adquisición es
el aparente poder de disposición del “non dominus” transmitente y la
cosa se adquiere con las cargas y gravámenes que pesaban sobre ella, por
ser derechos reales inherentes a la cosa.

 Windscheis, Ennecerus y Jordano Barea estiman que se trata de un modo


de adquisición originario porque el derecho adquirido encuentra su causa
de ser y su legitimación en una disposición de la Ley, y no en un
inexistente derecho anterior.

 También hay posturas intermedias, como Ferrara, que entienden que las
adquisiciones “a non domino” son derivativas cuando entra en juego la
apariencia legitimadora del transferente no dueño, y que serían
originarias en los demás casos.

3. ADQUISICIONES “A NON DOMINO” DE BIENES MUEBLES.


En nuestro Derecho es el artículo 464 del Código Civil el que ampara las
adquisiciones “a non domino” de los bienes muebles.

El supuesto que contempla este precepto es el de una persona que adquiere la


posesión de un bien mueble de otra que no es propietaria del bien a través de un
título jurídico apto para transmitir el dominio, como por ejemplo, la venta. En
este caso, el adquirente ignora que el transmitente no es el propietario. Por lo
que el adquirente o tercero adquiere el bien con buena fe.

También este mismo precepto se contempla un conflicto de intereses entre el


verdadero titular (verus dominus) y el adquirente o tercero de buena fe, y lo que
hace es proteger al adquirente o tercero de buena fe, de forma que la posesión de
buena fe equivale al título. Pero en los supuestos de pérdida o sustracción
ilegítima no cabe la adquisición a non domino, sino que hay una acción
reivindicatoria.
Por otra parte, el artículo 1955 del Código Civil señala que “El dominio de los
bienes muebles se prescribe por la posesión no interrumpida de 3 años con
buena fe. También se prescribe el dominio de las cosas muebles por la posesión
no interrumpida de 6 años, sin necesidad de ninguna otra condición. En cuanto
al derecho del dueño para reivindicar la cosa mueble perdida o de que hubiese
sido privado ilegalmente, así como respecto a las adquiridas en venta pública,
en Bolsa, feria o mercado, o de comerciante legalmente establecido y dedicado
habitualmente al tráfico de objetos análogos, se estará a lo dispuesto en el
artículo 464 del CC”.

1) LA INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 464.1 CC.


En dicho precepto se establece que “la posesión de bienes muebles,
adquirida de buena fe, equivale al título. Sin embargo, el que hubiese
perdido una cosa mueble o hubiese sido privado de ella ilegalmente,
podrá reivindicarla de quien la posea”.

Los problemas que se dan en este caso son, por un lado, si la posesión
equivale al título y, por otro lado, qué se interpreta por privación ilegal o
ilegitima. Hay varias interpretaciones:

 Tesis romanista: para el Derecho Romano nadie puede transmitir


más derechos de los que tiene, con lo cual, si uno no es
propietario no puede transmitir la propiedad. Para esta tesis es
imposible la adquisición de un no dueño o transmitente. También
el propietario puede ejercitar frente a cualquiera la acción
reivindicatoria.

 Tesis germanista: en este caso sólo cabe la acción reivindicatoria


en caso de pérdida, robo o hurto. De esta forma se protege la
apariencia salvo en los casos de pérdida, robo o hurto.

Siguiendo ambas tesis, la interpretación que da la tesis romanista de este


precepto, la de la tesis germanistas y la de las tesis intermedias:

 Interpretación tradicional o “romanista”: en esta tesis, la posesión


de bienes muebles adquirida de buena fe equivale al título y este
título es un título hábil para usucapir. Con lo cual solo se
adquiere por usucapión. No es un título de propiedad sino título
de posesión. Por eso tenemos que hacer referencia al artículo
1955 del Código Civil que habla de la prescripción adquisitiva o
usucapión y dice que el dominio de los bienes muebles prescribe
en sentido adquisitivo por la posesión con buena fe no
interrumpida de 3 años (usucapión ordinaria). Pero en el otro tipo
de usucapión, que es la usucapión extraordinaria, se amplían los
plazos de prescripción a los 6 años sin necesidad de buena fe.

Por otro lado, la privación ilegal en la tesis romanista entiende


que esta expresión hace referencia a quien posee algo de forma
consentida y la enajena (ejemplo: el precarista). La privación
ilegal se identifica con la enajenación de bienes ajenos, no con
robo, hurto, etc. Tampoco se adquiere la propiedad de los bienes,
solo en el caso de usucapión si se cumplen los requisitos
establecidos en la Ley. Algunas sentencias del TS mantienen que
la posesión de buena fe no supone un título de propiedad, sino un
justo título apto para la usucapión ordinaria.

 La tesis intermedia: el artículo 461.1 del Código Civil no


establece nada sobre si quien compra un bien mueble de buena de
adquiere o no firmeza, sino que distribuye la carga de prueba. Se
presume que el poseedor de buena fe tiene el título de
adquisición. Esta tesis intermedia entiende que si el título procede
del dueño sí se puede adquirir la propiedad, pero en el caso de
que proceda de un no dueño, no se puede adquirir la propiedad,
sino que le sirve para usucapir. En este caso, el dueño podrá
reivindicar ese bien con éxito si destruye la presunción de que el
poseedor de buena fe tiene el título de adquisición.

Hay varias sentencias del TS que mantienen que la equivalencia


entre la posesión de buena fe y el título es una presunción de
legitimidad a favor del poseedor de bienes muebles.

 Interpretación germanista: es la tesis mayoritaria en la actualidad,


seguida por nuestro Ordenamiento Jurídico. Según esta tesis, la
posesión de buena fe se identifica con el título de propiedad, el
cual hace las cosas irreivindicables, excepto en los casos de
pérdida, hurto o robo, que se identifican con los casos de
privación ilegal.

Siguiendo esta tesis, quien adquiere una cosa mueble mediante un


negocio jurídico válido y recibe su posesión del supuesto
propietario, el que adquiere se convierte inmediatamente en
dueño de ella, aunque el transmitente no tuviera en realidad la
titularidad que aparenta y en la que ha creído el adquirente. Se
protege la apariencia y la seguridad del tráfico, prefiriéndose el
interés del adquirente al del verdadero dueño.

En referencia a la privación ilegal, esta tesis entiende que se


identifica con hurto, robo o sustracción del bien. En estos casos
no cabe alegar adquisición a non domino, aunque sí se puede
alegar usucapión ordinaria por parte del tercero que adquirió la
cosa de buena fe al ladrón si ha poseído la cosa
ininterrumpidamente durante 3 años de buena fe. Así, según esta
tesis, la usucapión entraría en juego cuando no opera la
adquisición a non domino en los supuestos de pérdida o privación
ilegal. Hay también numerosas sentencias donde se plasma esta
tesis.

2) PRESUPUESTOS DE APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 464.1 CC.


Para que pueda darse la aplicación del artículo 464.1 del Código Civil,
hay que cumplir unos requisitos:

- Que el adquirente posea efectivamente el bien mueble y lo


haga en concepto de dueño.

- Que el adquirente lo haga de buena fe.

- Que la transmisión se asiente en un negocio valido que pueda


justificar la transmisión derivativa del derecho de propiedad
(ejemplo: compraventa).

Los supuestos que se excluyen de la adquisición a non domino, en la cual


triunfa la acción reivindicatoria del propietario, son:

- La adquisición del ladrón.

- La adquisición del tercero aunque sea de buena fe que


adquiere del ladrón, aunque en este caso sí se puede adquirir
los bienes por usucapión.

3) LA ADQUISICIÓN EN VENTA PÚBLICA (ART. 464.2 CC).


En este precepto lo que se establece es los siguiente: “si el poseedor de
la cosa mueble pérdida o sustraída la hubiese adquirido de buena fe en
venta pública, no podrá el propietario obtener la restitución sin
reembolsar el precio dado por ella”.

Este apartado complementa lo establecido en el artículo 464.1 del


Código Civil, para el caso de venta pública de la cosa.

En caso de pérdida o privación ilegal, no procede la adquisición a non


domino, triunfando la acción reivindicatoria. Pero si el tercero adquirió
la cosa en subasta pública, procede que le sea reembolsado su precio.
Así, se está protegiendo el tráfico.

Cuando se habla de “venta pública” se está haciendo referencia a las


subastas administrativas, notariales o judiciales.
También, en estos casos cabe una acción reivindicatoria por parte del
propietario frente al vendedor por enriquecimiento injusto y el adquirente
de buena fe posee un derecho de retención hasta que el propietario le
pague el precio dado por el bien.

4) LOS CASOS DE EMPEÑO (ART. 464.3 CC).


En este párrafo del artículo se establece que “tampoco podrá el dueño de
las cosas empeñadas en los Montes de Piedad establecidos con
autorización del Gobierno obtener la restitución, cualquier que sea la
persona que la hubiese empeñado, sin reintegrar antes al
Establecimiento la cantidad del empeño y los intereses vencidos”.

De este apartado se deduce que no procede la adquisición a non domino,


triunfando la acción reivindicatoria por parte del dueño de los bienes o de
las cosas empeñadas con la condición de reintegrar la cantidad del
empeño y los intereses vencidos. Se completa en este sentido el primer
apartado del artículo 464 del Código Civil para el caso de empeños.

Por ejemplo hay una sentencia del TS en la cual dicho Tribunal llega a la
conclusión de que acreditando ante el establecimiento la propiedad de los
bienes empeñados, aunque los resguardos estén a nombre de otro, se
puede obtener su restitución, con previo reintegro del capital e intereses.

También por otro lado, se pone de manifiesto que tanto en los casos del
apartado segundo como del apartado tercero del artículo 464 del CC, si
han pasado 3 años desde que ese tercero adquirió en la venta pública o
desde que los bienes se empeñaron sin que el propietario haga uso de
acción reivindicatoria, no prosperaría la misma pues se cumplen los
plazos para la usucapión. No es una adquisición de la propiedad a non
domino pero puede reclamarla por usucapión. Siempre que se den estas
condiciones con el título y la buena fe sería suficiente 3 años en la
posesión para poder alegar la usucapión (usucapión ordinaria) y en caso
de no haber ni título ni buena fe, bastaría con la posesión pública,
pacífica e ininterrumpida durante un período de 6 años para alegar la
prescripción adquisitiva o usucapión (usucapión extraordinaria).

5) ADQUISICIÓN DE MERCADERÍAS (ART. 464.4 CC).


Aquí se establece lo siguiente: “en cuanto a las adquisiciones en Bolsa,
feria o mercado, o de un comerciante legalmente establecido y dedicado
habitualmente al tráfico de objetos análogos, se estará a lo que dispone
el Código de Comercio”.

Lo que establece el Código Civil en relación a este caso, es hacer una


remisión expresa al Código de Comercio. Se protege la apariencia, al
tercer adquirente de buena fe. En este caso, son bienes muebles pero que
tienen una naturaleza mercantil, por eso se sigue lo establecido en el
Código de Comercio.

El Código de Comercio lo que hace es diferenciar entre:

- Títulos a portador: el Código de Comercio en su artículo


establece que son transmisibles por la entrega o traditio del
documento al portador. Los títulos cuya posesión se adquiera
por tercero de buena fe y sin culpa grave no estarán sujetos a
reivindicatoria. Con lo cual, aquí opera la adquisición a non
domino, sin perjuicio de las acciones civiles que correspondan
y la indemnización de daños y perjuicios. Por ello, el dueño
sólo podrá ejercitar con éxito la acción reivindicatoria cuando
la posesión se adquiera por un tercero de mala fe o con culpa
grave.

- Compras en establecimientos mercantiles: el artículo 85.2 del


Código de Comercio señala que: “la compra de mercaderías
en almacenes o tiendas abiertas al público causa
prescripción de derecho a favor del comprador; el
propietario podrá ejercitar las acciones civiles o criminales
que correspondan contra el vendedor”. Por tanto, se sigue el
mismo criterio que en el caso de los títulos al portador: opera
automáticamente la adquisición a non domino por razones
elementales de seguridad de tráfico jurídico.

4. ADQUISICIÓN A NON DOMINO DE BIENES INMUEBLES.


En nuestro ordenamiento jurídico, es el artículo 34 de la Ley Hipotecaria
(principio de fe pública registral) el que ampara las adquisiciones a non domino
de bienes inmuebles.

Este precepto dispone: “el tercero que de buena fe adquiera a título oneroso
algún derecho de persona que en el Registro aparezca con facultades para
transmitirlo, será mantenido en su adquisición, una vez que haya inscrito su
derecho, aunque después se anule o resuelva el del otorgante por virtud de
causas que no consten en el mismo Registro”.

La buena fe del tercero se presume siempre mientras no se demuestre o pruebe


lo contrario de que conocía la inexactitud del Registro.

Los adquirentes a título gratuito no gozarán de más protección registral que la


que tuviere su causante o transferente.

Por tanto, para que se produzca la adquisición a non domino de un bien


inmueble es necesario que concurran conjuntamente los siguientes requisitos
fundamentales: el adquirente tenga la condición de tercero, que haya adquirido
su derecho a título oneroso, con buena fe y de persona que conforme al Registro
de la Propiedad tenga facultades para transmitirlo, y que además haya inscrito su
adquisición.

El adquirente protegido, que adquiere a non domino, ha de ser, por tanto un


tercer adquirente de buena fe, a título oneroso, y que inscribe su adquisición,
verificada en base a un negocio válido, si bien celebrado, sin saberlo, con quien
en realidad no era propietario o no tenía poder suficiente para transferir el
dominio.
¿Existe una derogación de la regla “nadie da lo que no tiene” en el ámbito de los
bienes inmuebles, paralela a lo visto en los bienes muebles? El supuesto que se
está aquí exponiendo es que el adquirente compra a quien figura como dueño en
el Registro de la Propiedad, pero resulta que no lo es.

¿Vale la información del Registro de la Propiedad, aunque sea falsa, para que el
tercero adquirente que confió en ella adquiere la propiedad? Sí vale si es un
adquirente que cumple los requisitos del artículo 34 de la Ley Hipotecaria.

En este caso aparece la figura del tercero hipotecario que recibe una protección
especial, pero no tiene nada que ver con la constitución de una hipoteca, sino
que la denominación viene de la protección que recibe el Registro. También está
la figura del titular inscrito.

La adquisición a non domino de bienes inmuebles se protege por el artículo 34


de la Ley Hipotecaria que establece el principio de fe pública registral. Así, el
Registro de la Propiedad protege a todo aquel que confía en los datos publicados
relativos al dominio y a los derechos reales. Este artículo recoge los siguientes
requisitos cumulativos:

 Adquisición a una persona que aparece en el Registro con


facultades para transmitir el bien: la inscripción no es obligatoria,
da seguridad jurídica, pero no es constitutiva para la transmisión
de los derechos reales salvo en el caso de la hipoteca. Luego el
verdadero dueño es en principio el primero que lo haya inscrito y
si no hay inscripción el primero que posea los bienes de buena fe,
si no hay posesión el que presente el título a fecha más antigua,
siempre de buena fe.

 Adquisición a título oneroso: a título gratuito no surge la figura


del tercero hipotecario porque no hay contraprestación y no hay
desembolso económico, no se produce un enriquecimiento
injusto. Por tanto, para que surja la figura del tercero hipotecario
(que es el tercero que adquiere en las condiciones establecidas en
el artículo 34 de la Ley Hipotecaria) tiene que ser a título
oneroso.
 Adquisición de buena fe: no hay conocimiento de la inexactitud
del Registro.

 Inscripción del derecho del adquirente en el Registro de la


Propiedad.

Con lo cual, aquí cabe hablar de adquisición a non domino en aras de la


protección de la fe pública registral. Es decir, el principio de fe pública registral
salvaría en este caso los defectos de titularidad o de poder de posesión del
transmitente, que no es el verdadero dueño. Así, la finalidad última de la fe
pública registral no es más que proteger al tercer adquirente, comúnmente
conocido como tercero hipotecario.

El art. 34.1 de la Ley Hipotecaria indica que: “El tercero que de buena fe
adquiera a título oneroso algún derecho de persona que en el Registro aparezca
con facultades para transmitirlo, será mantenido en su adquisición, una vez que
haya inscrito su derecho”. Continúa diciendo: “aunque después se anule o
resuelva el derecho del otorgante por virtud de causas que no consten en el
mismo Registro”, porque si constan en el Registro ya no hay protección del
tercer adquirente, ya no es adquirente de buena fe. Esta segunda parte del
artículo 34 de la Ley Hipotecaria viene desarrollada por el artículo 37 de la Ley
Hipotecaria.

Cualquier tercero, incluido el tercer hipotecario (protegido por el artículo 34 de


la Ley Hipotecaria), puede verse afectada su adquisición en los supuestos que el
artículo 37 de la Ley Hipotecaria considera excepcionales (donde prosperaría el
ejercicio de la acción reivindicatoria por el verdadero dueño).

Por tanto, la ineficacia de la adquisición de un tercero puede venir a


consecuencia del ejercicio de acciones rescisorias o resolutorias por causa de
revocación de donaciones, como consecuencia del ejercicio de retractos legales
o de la rescisión por fraude de acreedores.

Las acciones rescisorias o resolutorias afectan a la adquisición por parte de


cualquier tercero cuando deben su origen a causas que consten explícitamente en
el Registro.

Por lo que se refiere a la revocación de donaciones, en estos casos, la Ley sólo


otorga eficacia revocatoria a la originada por el incumplimiento de cargas
cuando esas cargas o condiciones hayan accedido al Registro. En este caso, los
bienes donados volverían al donante y quedarían nulas las enajenaciones que el
donatario hubiera hecho, o las hipotecas que sobre ellas se hubieran constituido.

Por lo que se refiere a los retractos legales, la ineficacia de la adquisición del


tercero puede devenir a consecuencia del ejercicio de cualquier retracto siempre
que este sea de origen legal, los cuales tienen alcance erga omnes pese a no estar
inscritos en el Registro de la Propiedad. Esto pone de manifiesto que la ley tiene
una publicidad mayor que la inscripción registral en algunos casos.

La última de las excepciones a la adquisición inatacable de un tercero


hipotecario es el de la adquisición por fraude de acreedores, que afecta a
cualquier tercero, ya sea tercer hipotecario o no.

Estas son las reglas excepcionales a la regla general que recoge el artículo 34 de
la Ley Hipotecaria.

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