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La primera, que nadie puede transmitir a otro más derechos de los que él tiene,
lo que da lugar a “nemo dat quod non habet”, esto quiere decir nadie puede
transferir un título mejor del que él realmente tiene. Por lo que si un poseedor
“non dominus” transmite una cosa a un tercero, y este lo adquiere de buena fe.
Este último ostenta una posesión que sólo se convertirá en dominio si concurren
todos los requisitos legalmente necesarios para consumar la usucapión.
Por otro lado, la segunda regla es que el verdadero propietario podía ejercitar en
cualquier momento la acción reivindicatoria contra todo poseedor que tuviera en
su poder la cosa.
Otra corriente estaría formada por aquellos autores que defienden la teoría de la
adquisición por disposición de la Ley, aunque dentro de la misma pueden
distinguirse varias posiciones:
También hay posturas intermedias, como Ferrara, que entienden que las
adquisiciones “a non domino” son derivativas cuando entra en juego la
apariencia legitimadora del transferente no dueño, y que serían
originarias en los demás casos.
Los problemas que se dan en este caso son, por un lado, si la posesión
equivale al título y, por otro lado, qué se interpreta por privación ilegal o
ilegitima. Hay varias interpretaciones:
Por ejemplo hay una sentencia del TS en la cual dicho Tribunal llega a la
conclusión de que acreditando ante el establecimiento la propiedad de los
bienes empeñados, aunque los resguardos estén a nombre de otro, se
puede obtener su restitución, con previo reintegro del capital e intereses.
También por otro lado, se pone de manifiesto que tanto en los casos del
apartado segundo como del apartado tercero del artículo 464 del CC, si
han pasado 3 años desde que ese tercero adquirió en la venta pública o
desde que los bienes se empeñaron sin que el propietario haga uso de
acción reivindicatoria, no prosperaría la misma pues se cumplen los
plazos para la usucapión. No es una adquisición de la propiedad a non
domino pero puede reclamarla por usucapión. Siempre que se den estas
condiciones con el título y la buena fe sería suficiente 3 años en la
posesión para poder alegar la usucapión (usucapión ordinaria) y en caso
de no haber ni título ni buena fe, bastaría con la posesión pública,
pacífica e ininterrumpida durante un período de 6 años para alegar la
prescripción adquisitiva o usucapión (usucapión extraordinaria).
Este precepto dispone: “el tercero que de buena fe adquiera a título oneroso
algún derecho de persona que en el Registro aparezca con facultades para
transmitirlo, será mantenido en su adquisición, una vez que haya inscrito su
derecho, aunque después se anule o resuelva el del otorgante por virtud de
causas que no consten en el mismo Registro”.
¿Vale la información del Registro de la Propiedad, aunque sea falsa, para que el
tercero adquirente que confió en ella adquiere la propiedad? Sí vale si es un
adquirente que cumple los requisitos del artículo 34 de la Ley Hipotecaria.
En este caso aparece la figura del tercero hipotecario que recibe una protección
especial, pero no tiene nada que ver con la constitución de una hipoteca, sino
que la denominación viene de la protección que recibe el Registro. También está
la figura del titular inscrito.
El art. 34.1 de la Ley Hipotecaria indica que: “El tercero que de buena fe
adquiera a título oneroso algún derecho de persona que en el Registro aparezca
con facultades para transmitirlo, será mantenido en su adquisición, una vez que
haya inscrito su derecho”. Continúa diciendo: “aunque después se anule o
resuelva el derecho del otorgante por virtud de causas que no consten en el
mismo Registro”, porque si constan en el Registro ya no hay protección del
tercer adquirente, ya no es adquirente de buena fe. Esta segunda parte del
artículo 34 de la Ley Hipotecaria viene desarrollada por el artículo 37 de la Ley
Hipotecaria.
Estas son las reglas excepcionales a la regla general que recoge el artículo 34 de
la Ley Hipotecaria.