Hace aproximadamente un siglo, en la década de 1920 en China, surgió una nueva estructura de trabajador sanitario A diferencia de médicos y enfermeras, estos trabajadores de la salud operaban fuera de las instalaciones sanitarias, visitando a las personas en sus hogares e interactuando con ellas en sus propias comunidades. Compartían sobre todo conocimientos básicos de salud, higiene básica y cuidado de dolencias menores. En la década de 1960 surgieron perfiles similares en países como India y Tanzania, y en la década siguiente, se reconocieron formalmente en la Declaración de Alma Ata de 1978. Esta declaración articuló la necesidad urgente de que los gobiernos, las comunidades y los trabajadores sanitarios y de desarrollo protejan y promuevan la salud y el bienestar de todas las personas, en todos los lugares. Así, se estableció el escenario para las ambiciones modernas de alcanzar la Cobertura Sanitaria Universal y describió el papel de los voluntarios de salud comunitarios, o agentes de salud, en la prestación de atención primaria, la base de la cobertura sanitaria universal. Lecciones Cruciales Ahora, cuando solo queda una década para el objetivo global de alcanzar la Cobertura Sanitaria Universal en 2030, el mundo enfrenta una calamidad sin precedentes: la pandemia de coronavirus que causa la enfermedad de COVID-19. Esto está sucediendo en un momento en que hay una escasez global de 17.4 millones de trabajadores de la salud, según la Organización Mundial de la Salud, lo que obstaculiza los esfuerzos de los países para brindar atención médica a más de 400 millones de personas en todo el mundo que aún no tienen acceso a atención médica básica. Sin embargo, en medio de esta desgracia, hay lecciones importantes por aprender para lograr la Cobertura Sanitaria Universal: el fortalecimiento de los sistemas de salud y de los programas de salud comunitarios que abordan necesidades sanitarias de las poblaciones desatendidas en todo el mundo, especialmente en tiempos de crisis. PREVENCIÓN Una de las lecciones más importantes que estamos aprendiendo de la pandemia de coronavirus es que prevenir es mejor que curar. Si se hace de manera efectiva, la prevención podría ser una de las mayores armas contra el brote de coronavirus. Los profesionales de la salud y los líderes de todo el mundo abogan por medidas preventivas como el lavado de manos adecuado, el distanciamiento social y la cuarentena. Si fortaleciéramos nuestros sistemas de salud a todos los niveles, desde atención primaria hasta grandes hospitales de referencia, estaríamos mejor equipados para compartir información sobre medidas preventivas simples como el mantenimiento de la higiene y el lavado de manos. Los agentes de salud serían los encargados de difundir estos mensajes en las comunidades. AGENTES SANITARIOS Los agentes de salud ofrecen la primera línea de defensa durante los brotes de enfermedades: a menudo son el primer punto de contacto entre las comunidades y los sistemas sanitarios, especialmente en zonas rurales y asentamientos urbanos informales. Estos agentes de salud son clave para garantizar que las familias se mantengan saludables, y son un recurso importante que se puede implementar para monitorizar la salud de las comunidades y transmitir información contrastable al sistema sanitario formal. La capacitación de los agentes de salud en la prevención y el control de COVID-19 les permitiría brindar servicios de calidad y mensajes precisos, incluyendo cómo prevenir la infección, qué hacer cuando entra en contacto con una persona infectada, cómo controlar los síntomas y cuándo buscar tratamiento adicional.
Fuentes de Transmisión de Helicobacter Pylori Como Patogenia de Gastritis en La Población de Pascuales, Relacionado Con El Proceso Salud - Enfermedad y La Teoría General de Los Sistemas.