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EL SECRETO DE LA ALDEANA.

Érase una vez, una joven aldeana de la cual nadie sabía mucho. Desaparecía por todo el día y
volvía al anochecer a su pueblo. Se especulaba que poseía habilidades sobrenaturales, y que su
desaparición por el día se debía a un pacto con el mismo diablo, se decía que ocultaba un tesoro
más precioso que todos los que poseía el gran duque, hombre más adinerado de cuantos se
conocían en el lugar.
Un día, una noble de corta edad, a quien la embargaba la curiosidad sobre esa misteriosa
muchacha y su secreto, decidió seguirla para ver a donde se dirigía.
Caminaron hasta lo más profundo del espeso bosque, en donde se hallaba una pared de piedra
de un tamaño descomunal; en la mitad de ésta, se encontraba una gran puerta de plata con
zafiros y rubíes incrustados alrededor de una cerradura.
La aldeana sacó una llave, que encajó perfectamente y la puerta emitió un chirrido al abrirse. La
noble, una vez que se hubo asegurado de que la otra muchacha se adentrara en el lugar y
perdiese de su vista, entró para ver qué tesoros y secretos estaban allí ocultos.
Cayó por su mejilla una lágrima al ver tanta hermosura. Y es que cómo no emocionarse al ver
jardín tan magnífico y hermoso. 
- ¿Quién sois y qué os trae por aquí? - la sorprendió la aldeana.
Cuando la noble se hubo recuperado del susto, respondió algo avergonzada:
-Lamento haber entrado sin vuestro permiso. Soy hija del duque. Os ruego que no me obliguéis
a marcharme, no he visto paisaje más precioso y sería una pena no poder disfrutarlo un poco
más de tiempo.
La dueña del lugar, contenta por el halago, le dijo entregándole una cálida sonrisa:
-No os debéis preocupar. Soy un hada y es mi obligación cuidar este jardín en el que te
encuentras, no creo que me hagáis complicada la tarea, puesto que, si te gusta tanto este lugar,
podrías ayudarme.
La noble accedió gustosa.
-Podéis venir cuantas veces quieras, pero nunca traigáis a otro mortal a este sagrado jardín, o lo
sellaré para siempre y ni tu ni nadie podrá entrar en él nunca más. Los humanos son muy
codiciosos y querrán quedárselo a penas lo vean. Confió en ti.
Pasaron juntas el resto del día, admirando el jardín, charlando y riendo.  Al anochecer volvieron
a la aldea, y cada una fue a su respectivo hogar.
Al llegar a su casa, la noble comunicó a su padre que había visto el jardín más bello y trató de
describirlo lo más detalladamente posible. El duque, embelesado por las maravillas de las que
hablaba su hija, le pidió que lo llevase al fantástico lugar. La joven, olvidando por completo las
palabras de la aldeana, accedió gustosa.
Al día siguiente se encontraban frente a la puerta. La noble llamó a al hada, y ésta no tardó
mucho en abrirles la puerta, pero su expresión antes amable cambió a una de molestia y
decepción al notar la presencia del duque.
-Os había dicho que no trajeras a nadie. - replicó el hada.
La noble acababa de darse cuenta de su error, sin embargo, no pensaba abandonar el jardín tan
fácilmente.
-No podéis imaginar lo mucho que lamento haberos desobedecido. Pero es tan solo mi padre,
no dirá nada. Por favor dejadnos pasar.
La aldeana, que se había encariñado con la muchacha, dejó pasar el incidente.
-Pero espero que esto no se vuelva a repetir. - dijo con un semblante serio.
Pasaron los tres un rato magnífico en el espléndido lugar y volvieron al pueblo al anochecer. El
duque ordenó a sus sirvientes que fueran a buscar a los cuatro hombres más valientes y fuertes
del poblado. Así lo hicieron los sirvientes y se los presentaron al adinerado señor.
-Vosotros cuatro habéis sido elegidos para acompañarme en una difícil empresa. -les dijo el
duque a los hombres.
Y les explicó su plan para apoderarse del jardín. Los hombres cedieron emocionados, sabían que
tamaño tesoro les traería bastante dinero y demás vienes. Una vez todos sabían lo que debían
de hacer, se encaminaron hacia el bosque.
Llegaron al lugar en donde debía de estar el muro de piedra, pero lo único que había eran
árboles y el grupo de personas empezó a discutir.
-Juro por Dios, padre y señor, que ayer en este mismo lugar había un jardín espléndido, con aves
únicas, flores preciosas, un camino de oro y .................. - el duque fue interrumpido.
- Me da pena este hombre, es una verdadera desgracia que haya perdido la cordura.  - dijo uno
de los hombres.
-Deberíamos llevarlo de vuelta al pueblo. - sugirió otro.
Se llevaron al Duque, el que forcejeaba y lanzaba atroces maldiciones al hada del jardín.
-Nadie nunca volverá a este lugar, quedara sellada para siempre por haber roto su promesa y
nunca se podrá encontrar- la aldeana desde las sombras, donde estaba observando todo,
reclamo esto con voz ronca y en un parpadeo, desapareció, como si nunca hubiera estado allí.

ACTIVIDAD.

1. Subraye, encierre o coloree los verbos en la lectura.


2. ¿Cuál es la enseñanza del cuento?
Que debemos escuchar lo que nos dicen y hacer lo que se debe para no perder beneficios o
pasar por encima de lo que se nos ordenó y tener que aceptar las consecuencias.

3. ¿Cuál es su opinión sobre las acciones del Duque hacia el jardín de la Hada?
En desacuerdo porque tuvo envidia hacia la hada y quiso quitarle algo que era sagrado para ella
y que así mismo cuidaba y conservaba mucho

4. Haga un dibujo que represente la historia.

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