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EL LADO NEGATIVO DEL BAM

Se quiera creer o no, uno de los principales conceptos gerenciales y profesionales,


enseñado implícitamente en nuestras universidades es el BAM. Estas son las siglas de tres
palabras dominicanizadas: “Bulto, Ayante y Movimiento”. Para entender bien el Bam es
bueno definir cada palabra de estas por individual. Según la RADLE (Real Academia
Dominicana de la Lengua) estas palabras significan:

Bulto: Acción de agrandar cosas pequeñas, hacer notorias cosas insignificantes o destacar
cosas que no tienen sentido de una manera colorida y amena para el receptor.

Ayante: Sinónimo de fingir. Se utiliza cuando alguien intenta hacer creer algo a través de
una acción falsa, para persuadir a alguien y conseguir algún beneficio personal. Decir
mentiras para quedar bien con una persona a la que se le ha fallado.

Movimiento: Simulación de avance personal a través del activismo absurdo que no produce
más resultado que aquel de simplemente impresionar a las personas para difundir muestras
de progreso personal mientras se da vueltas en el mismo círculo sin avanzar nada.

En nuestra cultura dominicana la gente está más pendiente de las cosas que se ven:
marcas de vehículos, ropas, casa, títulos académicos, viajes, lujos, etc. Siempre ignorando
aquellas que realmente no se ven pero son las más importantes y nos dan una idea clara de
la realidad que vive una persona. No es raro que nuestro país sea blanco de tantas estafas,
pues nuestro deseo de estar cerca de los mejores y del bienestar nos hacen sucumbir frente
a las artimañas del BAM y de las personas que lo utilizan con el único fin de sacar su propio
beneficio.

No digo que el BAM por completo sea malo, pues siempre se necesitan detalles para hacer
más llamativa nuestra labor o méritos personales. Lo malo viene cuando en vez de un
detalle el BAM se convierte en el fundamento de una persona o de lo que hace, por eso
debemos estar atentos al lado negativo del BAM para evitar sucumbir hacia lo engañoso,
creyendo una cosa que al final termine siendo otra muy contraria a lo que pensábamos.

El BAM se puede comparar a una gran empanada de carne, muy abultada en el centro y
redonda que nos inspira a comprarla. Una vez en nuestras manos nos damos cuenta que
está vacía y con poca carne. También se compara con una funda de snacks de papitas
fritas, cuya envoltura se ve tan llamativa y cuando la compramos vemos que está vacía,
llena de aire, y el contenido que tiene es poco mientras en el dibujo de la envoltura se veía
mucho. La envoltura agradable nos hizo comprarla, pero lamentablemente la envoltura no
se come, sólo nos hizo caer en una trampa.

Al final quiero dejar un mensaje en tu mente: no todo lo que brilla es oro, y por el hecho de
que no brille como tú entiendas deja de ser oro. En el mundo gerencial moderno en que
vivimos es necesario ir al fondo de las cosas para sacarles el mejor provecho. Quedarnos
en la forma nos hará seres superficiales que se pierden de conocer las riquezas que habitan
en la profundidad; pero así como en la profundidad se encuentran riquezas, también existen
peligros; así que nunca se deje confundir del BAM. No se deje engañar de la espuma,
aprenda a buscar la sustancia.
Por Gilmer Martínez

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