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Enfrentando la batalla espiritual

Efesios 6:10-20

Introducción

Toda la epístola a los Efesios nos ha presentado diferentes desafíos para nuestra vida
cristiana. Tanto en nuestra relación personal con Dios, como en nuestras relaciones
interpersonales como comunidad, también en nuestras responsabilidades familiares y
sociales. Es decir, de alguna manera Efesios nos resume cual es el propósito de Dios
para nuestras vidas.

Es precisamente por esta razón por la que debemos estar conscientes también de que
tenemos una batalla espiritual, ya que, nuestro adversario el diablo no estará contento
con que se cumplan los propósitos de Dios para nosotros. Entonces, por un lado, no
debemos desestimar las artimañas engañosas de nuestros enemigos espirituales. Pero,
por otro lado, debemos saber cuál es la manera correcta de enfrentarnos a esta batalla
espiritual.

El apóstol Pablo termina su epístola con un llamado a estar preparados en todo tiempo
para esta lucha espiritual, con el propósito de permanecer firmes en nuestra fe, y que
fortalecidos con el poder de Dios podamos vivir de una manera digna del Evangelio, tal
como se lo ha presentado a lo largo de todos estos mensajes.

I. Debemos ser conscientes de la lucha espiritual

Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este
siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

En este texto Pablo claramente nos advierte que tenemos una lucha, pero que no es en
contra de ningún ser humano, sino es en contra de fuerzas espirituales malignas.

Todos quienes creemos en la existencia de Dios, y creemos que la Biblia es su Palabra,


debemos entonces también creer en la existencia de Satanás, el principal enemigo y
oponente de Dios. Por tal razón también es enemigo de todo aquel que trate de cumplir
con los propósitos de Dios. Es decir, es también nuestro enemigo.

Desde los primeros capítulos de la Biblia podemos ver cómo Satanás en forma de una
serpiente fue el primer tentador del ser humano, y fruto de esa tentación dio origen al
primero de los pecados.

Génesis 3:13 “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y
dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.”

Sabemos también, por la Biblia, que Satanás, a diferencia de Dios, no es un ser


omnipresente, ni omnipotente, él no puede estar en todos lados al mismo tiempo, pero
si tiene todo un ejército de ángeles caídos, o demonios que están obedeciendo su
voluntad.
Apocalipsis 12:9 “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se
llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y
sus ángeles fueron arrojados con él.”

La actividad de los demonios en la Biblia se encuentra con mucha más intensidad en


los Evangelios, cuando la obra de Dios se estaba realizando en el mundo por medio de
Jesús. Ahí encontramos muchos relatos de posesión demoníaca. Pero que al mismo
tiempo nos permiten ver que quien tiene toda la autoridad en contra de cualquier ser
espiritual es Jesús.

Ante el tema de la posesión demoniaca debemos comentar que un verdadero cristiano,


que tiene al Espíritu de Dios morando en él puede estar seguro, ya que no podrían
habitar la luz y las tinieblas en un mismo lugar.

Sin embargo, el diablo y los demonios harán todo lo posible para que nosotros
caigamos en pecado, y para que la obra de Dios no se realice en nuestras vidas. Estos
seres espirituales se pueden valer de nuestras propias tentaciones y debilidades para
ocasionar nuestra perdición. Es por eso por lo que no debemos descuidarnos y
debemos estar siempre preparados para hacer frente a esta lucha espiritual.

2 Corintios 2:11 “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues
no ignoramos sus maquinaciones.”

Entonces surge la pregunta: ¿Cómo podemos enfrentarnos en nuestra lucha espiritual?


Esto me lleva al siguiente punto.

II. Fortalecidos con el poder de Dios

Efesios 6:10 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder


de su fuerza.”

Desde el primer capítulo de esta epístola pudimos ver como Pablo oraba para que los
Efesios comprendan la grandeza del poder de Dios

Efesios 1:19 “dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su


beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,”

Ahora nos muestra la importancia de ser fortalecidos con ese poder, ya que tenemos
esta constante lucha espiritual.

Entonces, podemos decir, que para un cristiano la única, y la mejor manera de


enfrentarnos en contra de cualquier poder espiritual es por medio del Poder de Dios. No
existen otros medios, como rituales, amuletos, producto de diferentes tradiciones
culturales. Dios es el único que tiene todo el poder y toda la autoridad aún en contra de
Satanás y sus demonios.

Notemos la enseñanza de Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo,


y huirá de vosotros.”
Muchas veces hay cristianos que tienen la tendencia de dar más importancia a Satanás
que a Dios mismo, a veces viven en constante temor, reprendiendo con su boca al
diablo y a sus demonios. Pero el apóstol Santiago nos muestra en este versículo que la
manera de resistir al diablo es sometiéndose a Dios. Solo de esa manera podemos ser
llenos del poder de Dios.

La forma más práctica en la que podemos ser llenos de ese poder es no descuidar
nuestros hábitos espirituales. A lo largo de estos mensajes hemos insistido mucho en
esto, ya que nada en la obra de Dios se puede hacer sin su poder. Es por eso por lo
que la oración tiene que ser un hábito imprescindible en nuestras vidas. Por eso Pablo
termina este pasaje en el que nos enseña sobre la lucha espiritual con un llamado a
una constate oración.

Efesios 6:18-20 “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,
y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí,
a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo
el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo
hable de él, como debo hablar.”

En especial Pablo pide que se ore por él, ya que también estaba consiente que su
trabajo en la obra de Dios dependía solamente de Dios.

Todos los cristianos tenemos acceso a ese inmenso poder, pero también debemos
equiparnos con la armadura que Dios mismo nos ha dado para enfrentar esta batalla.
Esto nos lleva al siguiente punto.

III. Equipados con la armadura de Dios

Efesios 6:13 “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir
en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes,
ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y
calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el
escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y
tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios;”

Probablemente Pablo estaba pensando en un soldado romano cuando escribió este


texto. Puede ser incluso que tenía alguno a la vista custodiándolo en prisión. Por eso,
hace una comparación entre la armadura que se llevaba para la guerra, con la
armadura que un cristiano debe llevar para la batalla espiritual.

Cada parte de esta armadura es un símbolo de alguna realidad espiritual con la que
nosotros debemos identificarnos.

A lo largo de toda la epístola Pablo enseñó sobre cada uno de estos aspectos, pero
ahora que está concluyendo su escrito los resume advirtiéndonos que cada parte es
importante para mantenernos firmes en esta batalla. Veamos brevemente el significado
de cada uno.
Ceñidos con el cinturón de la verdad. Esto significa que nuestra confianza debe ser
siempre firme en la verdad revelada en la Palabra de Dios, y en especial a la obra
realizada por Jesús en la cruz.

Protegidos por la coraza de la justicia. Al mismo tiempo que somos justificados por la
muerte de Jesús en la cruz, nuestra vida debe ir reflejando esa justicia en nuestro día a
día.

Calzados con la disposición de proclamar el Evangelio. Recordemos el inmenso


privilegio que Dios nos ha dado de poder ser sus embajadores, y ser portadores de la
mejor noticia que existe en la humanidad, el Evangelio.

Tomen el escudo de la fe. Confiar en Dios y en sus promesas es algo que nos ayuda
en gran manera para mantenernos firmes ante los ataques espirituales.

Tomen el caso de la Salvación. Dios nos ha regalado la salvación y la vida eterna, no


por nuestras obras sino por su gracia y misericordia. Eso deberíamos recordarlo todo el
tiempo, en especial cuando por nuestro pecado, Satanás quiera hacernos sentir que
estamos lejos del amor de Dios. Más bien, es justamente cuando hemos caído que
debemos recurrir a la misericordia de Dios para encontrar su perdón.

Tomen la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. Dentro de las partes de una
armadura que es por lo general defensiva, nos encontramos con la única arma de
ataque que es la espada. Es decir, la única arma con la que podemos atacar en nuestra
lucha espiritual es la Palabra de Dios. Recordemos el ejemplo de Jesús cuando fue
tentado en el desierto por Satanás. Su respuesta siempre fue: “escrito está”

Por ejemplo, Mateo 4:3-4 “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di
que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo
de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

A manera de ilustración: Existe una conocida leyenda griega sobre un hombre que se
llamaba Aquiles, quien era hijo de una diosa inmortal y un hombre mortal. Su madre,
con el fin de que su hijo sea también inmortal lo sumergió en las aguas del rio Estigia,
sin embargo, al sumergirlo lo sujetó de su talón y este no se mojó, por eso esa parte de
su cuerpo no era inmortal. Después de muchos años, cuando Aquiles se convirtió en
uno de los más grandes héroes de la mitología griega murió trágicamente por una
flecha clavada en su talón. Solo una pequeña parte de su cuerpo que no fue cubierta
por las aguas del río fue su gran debilidad.

En nuestra vida cristiana Pablo dice: Efesios 6:13 “Por tanto, tomad toda la
armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado
todo, estar firmes.”

Debemos procurar estar cubiertos con TODA la armadura de Dios. El momento que
dejamos ciertas áreas de nuestra vida sin la cobertura de Dios, estas se vuelven
nuestra gran debilidad. Nuestro Talón de Aquiles.

Conclusión
Todos los cristianos debemos estar conscientes de que tenemos una lucha espiritual.
Nuestro enemigo el diablo no está contento con que exista un pueblo que está tratando
de hacer la voluntad de Dios en el mundo. Pero por eso, la única manera de hacer
frente a esta lucha, no son nuestras fuerzas, sino solamente por medio del poder de
Dios.

El poder de Dios se hace evidente en nuestras vidas cuando procuramos vestirnos con
toda la armadura de Dios. Dejando toda nuestra vida bajo el control de Dios.

Que el Señor les bendiga y les guarde. Amén.

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