Está en la página 1de 13

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 2356/2012

Sucre, 22 de noviembre de 2012

SALA TERCERA
Magistrada Relatora: Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños
Acción de libertad

Expediente: 01933-2012-04-AL
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución 61/2012 de 11 de octubre, cursante de fs. 29 a


30, pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Emiliana
Chura Mollo en representación sin mandato de José Luis Marca Chura
contra Jorge Martín Castillo Muñoz, Juez Noveno de Instrucción en
lo Penal del departamento de La Paz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Mediante memorial presentado el 10 de octubre de 2012, cursante de fs. 10


a 11 vta., la accionante, a nombre de su representado, manifiesta que:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 4 de julio de 2012, se llevó adelante la audiencia cautelar en la cual se


determinó la detención preventiva de su representado, decisión que fue
apelada en el mismo acto, solicitando se imprima el trámite legal
respectivo; así, el 6 de julio del mismo año, se cumplió con la presentación
de la boleta que no es requisito para estos casos; pero, pese a los reclamos
realizados ya transcurrieron tres meses sin que los antecedentes de la
apelación sean remitidos al Tribunal superior, consumándose el acto ilegal.

Este hecho anómalo es de conocimiento del Juez hoy demandado, quien


sabedor de la existencia de actos retardados por responsabilidad del órgano
jurisdiccional, no obstante ser la autoridad llamada a controlar derechos y
garantías constitucionales, se mantiene inmutable respecto a éstos.

I.1.2. Derechos y principio supuestamente vulnerados

La accionante alega que se han vulnerado los derechos de su mandante a la


libertad, a la defensa, el debido proceso y la igualdad procesal y el principio
de seguridad jurídica citando al efecto los arts. 116.I, 117, 118.I, 109 I y II
y 120.I de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicita que la autoridad demandada controladora de derechos y garantías


constitucionales cumpla a cabalidad su labor de resguardo constitucional y
en definitiva se restablezca el derecho a la libertad de su representado,
quien se encuentra recluido sin que exista acusación, sin sentencia y sin
poder asumir defensa.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Efectuada la audiencia pública el 11 de octubre de 2012, según acta de fs.


28, se produjeron los siguientes hechos:

I.2.1. Ratificación de la acción

No se presentaron en audiencia la parte accionante, tampoco el


demandado, pese a su legal notificación.

I.2.2. Informe de la autoridad demandada

La autoridad demandada, Jorge Martín Castillo Muñoz, Juez Noveno de


Instrucción en lo Penal, no se hizo presente en audiencia ni remitió el
informe de ley; sin embargo, el Secretario del referido Juzgado, presentó
informe, sin estar demandado mediante la presente vía constitucional.

I.2.3. Resolución

Mediante Resolución 61/2012 de 11 de octubre, cursante de fs. 29 a 30, la


Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz,
constituida en Tribunal de garantías, concedió la tutela solicitada,
disponiendo que la autoridad demandada, en el día, remita los
antecedentes de apelación ante el Tribunal superior, sin costas por ser
excusable; en base al siguiente argumento: Contra la Resolución que
dispone la detención preventiva, José Luis Marca Chura, el 6 de julio de
2012, presentó recurso de apelación incidental, el cual mereció el decreto
de la misma fecha, donde la autoridad demandada ordena la remisión y
notificación a las partes con dicho recurso; diligencia que se efectuó el 2 de
octubre del mismo año, incurriéndose así en demora injustificada que hace
a la presente acción de libertad en componente traslativo y de pronto
despacho, por lo que se hace viable la otorgación y concesión de la tutela
solicitada.

II. CONCLUSIONES

Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establecen las siguientes conclusiones:

II.1. Dentro del proceso penal seguido a instancia de la Aduana Nacional


de Bolivia-Regional La Paz contra José Luis Marca Chura y otro, por
Auto Interlocutorio de 4 de julio de 2012, el Juez Noveno de
Instrucción en lo Penal Cautelar, dispuso la detención preventiva del
imputado ahora representado de la accionante (fs. 16 a 20).

II.2. Por escrito presentado el 6 de julio de 2012, José Luis Marca Chura,
presentó apelación incidental contra la Resolución de 4 de julio de
2012 que dispuso su detención preventiva; por decreto de la misma
fecha, el Juez demandado, determinó que: “Habiendo interpuesto
apelación incidental contra la Resolución de fecha 04 de julio de
2012, de conformidad al art. 405 del CPP notifíquese a las otras
partes para que dentro de los tres días de su legal notificación
contesten y ofrezcan pruebas, y dentro de las 24 horas remitirse las
actuaciones pertinentes a la R. Corte Superior de Justicia, para que
resuelva la admisibilidad o inadmisibilidad del Recurso y las
cuestiones planteadas, sea con las formalidades de Ley” (sic) (fs. 25
vta.).

II.3. Cursa informe emitido por el Secretario del Juzgado Noveno de


Instrucción en lo Penal Cautelar de 11 de octubre de 2012, quien
manifiesta lo siguiente: “siendo que la apelación se procedió a
notificar en fecha 2 de octubre de 2012 y presentado la contestación
a la apelación en fecha 9 de octubre de 2012 por parte de la aduana
nacional y siendo que no se procedió a notificar la apelación
planteada por encontrarse el juzgado sin auxiliar II, y por descuido
del secretario no se procedió a remitir las diligencias de la
apelación…se está remitiendo dicha apelación” (sic) (fs. 26).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La accionante alega que el 4 de julio de 2012, se llevó adelante la audiencia


cautelar en la que se determinó la detención preventiva de su representado,
misma que fue apelada en audiencia solicitando se imprima el trámite legal
respectivo, presentando el 6 de julio del mismo año la boleta, misma que no es
requisito para estos casos; no obstante, pese a los reclamos realizados ya
transcurrieron tres meses sin que los antecedentes de la apelación sean
remitidos al Tribunal superior. En consecuencia, corresponde en revisión
verificar si tales extremos son evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela
solicitada.

III.1. La acción de libertad y su naturaleza jurídica

Según señaló la SCP 0003/2012 de 13 de marzo, entre otras, la acción


de libertad, “…es un mecanismo de defensa constitucional
extraordinario de carácter preventivo, correctivo y reparador, instituido
para la protección inmediata y efectiva de los derechos fundamentales a
la libertad física como de locomoción en casos de detenciones,
persecuciones, apresamientos o procesamientos ilegales o indebidos por
parte de servidores públicos o de personas particulares; así como a la
vida, cuando ésta se encuentra afectada o amenazada por la restricción
o supresión de la libertad.

Está consagrada por el art. art. 125 de la Constitución Política del


Estado (CPE), cuando dispone que: 'Toda persona que considere que su
vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es
indebidamente procesada o privada de libertad personal, podrá
interponer Acción de Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí
o por cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal ante
cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y solicitará que
se guarde tutela a su vida, cese la persecución indebida, se restablezcan
las formalidades legales o se restituya su derecho a la libertad'.

Norma constitucional concordante con el art. 65 de la Ley del Tribunal


Constitucional Plurinacional (LTCP), la cual establece que el objeto de
esta acción extraordinaria es la garantía, protección o tutela de los
derechos a la vida, a la libertad física y a la locomoción, para el
restablecimiento inmediato y efectivo de estos derechos, en los casos
en que sean restringidos, suprimidos o amenazados de restricción o
supresión.

Teniendo presente la importancia de los derechos primarios protegidos


como son la vida y la libertad física, de manera general no se
encuentra regida por el principio de subsidiariedad; al contrario, se
activa sin el previo agotamiento de las vías legales ordinarias, es de
tramitación especial y sumarísima, reforzada por sus características de
inmediatez en la protección, sumariedad, informalismo, generalidad e
inmediación; procede contra cualquier servidor público o persona
particular y tampoco reconoce fueros ni privilegios, correspondiendo
conocer y resolver dicha acción constitucional, al Juez en materia penal
debido al principio de especialidad reconocido en la Ley Fundamental.

De manera excepcional opera el principio de subsidiariedad ante la


existencia de medios de impugnación específicos e idóneos
para restituir de manera inmediata los derechos objeto de su
protección, o bien cuando se activa de manera paralela un medio de
defensa previsto en el ordenamiento jurídico, es decir, tanto en la vía
constitucional como en la ordinaria” (las negrillas son nuestras).

III.2. El principio de celeridad y su vinculación con el debido proceso

De conformidad a lo establecido en los arts. 178 y 180 de la CPE, la


administración de justicia en el Estado Plurinacional de Bolivia, se
sustenta entre otros principios, en el de celeridad, el que también ha
sido reconocido por los arts. 3. inc. 11) de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional (LTCP); 3.7) de la Ley del Órgano Judicial
(LOJ); y, 3.4 del Código Procesal Constitucional (CPCo); conforme a
dicho principio, la administración de justicia debe ser oportuna y sin
dilaciones, buscando efectivizar los derechos y las garantías reconocidos
por el texto constitucional.

El principio de celeridad, persigue como principal objetivo conseguir que


el proceso se concrete a las etapas esenciales y que cada una de ellas
se cumpla dentro de los plazos perentorios dispuestos por la norma
legal, razonamiento del cual puede inferirse que a partir de su
observancia, no es posible concebir la adición de términos de manera
unilateral a una determinada etapa del proceso, situación que podrá
darse, sin embargo en los casos en los que estos plazos surgen como
resultado de prórrogas o ampliaciones legalmente dispuestas; por lo
que, este principio lleva implícita la obligación de llevar adelante los
actos procesales de la manera más sencilla posible a efectos de evitar
dilaciones innecesarias; es decir, la administración de justicia debe ser
rápida y oportuna en la tramitación de las causas puestas en su
conocimiento; una actuación contraria, conlleva no sólo a la vulneración
de derechos y garantías, sino también al fomento del crecimiento de
uno de los mayores problemas de la administración de justicia cual es la
retardación.

En este contexto, es preciso mencionar que el principio de celeridad se


encuentra relacionado con los principios procesales de eficacia y
eficiencia como componentes de la seguridad jurídica, toda vez que,
conforme razonó el Tribunal Constitucional mediante la SC 0010/2010-R
de 6 de abril, la eficacia supone el cumplimiento de las disposiciones
legales y que los procedimientos logren su finalidad; y la eficiencia,
persigue acortar el tiempo de duración de los procesos y obtener una
mayor certeza en las resoluciones, de manera que las personas
obtengan un oportuno reconocimiento de sus derechos; estos
elementos forman parte del concepto de seguridad jurídica, pues es a
partir de ellos logra alcanzarse la estabilidad de las instituciones y la
vigencia auténtica de la ley, que se materializan en la oportunidad y
prontitud de la administración de justicia, a cuyo efecto deberá ser el
administrador de justicia el encargado de impulsar el proceso y
garantizar la celeridad procesal.

Ahora bien, conforme se ha establecido, la celeridad que debe


caracterizar las actuaciones judiciales, no se constituye en un fin, sino
en el medio o mecanismo necesario para garantizar la efectivización o
materialización de otros dos derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución Política del Estado y que forman parte de su esencia por su
naturaleza social, democrática y de derecho: el debido proceso y el
acceso a la justicia.

En este contexto y al tenor del art. 115.I constitucional, se hace


manifiesto el vínculo de conexitud existente entre el principio de
celeridad y el debido proceso, cuando dicho precepto postula que toda
persona será protegida en el ejercicio de sus derechos e intereses
oportuna y efectivamente por jueces y tribunales; por otra parte, del
contenido del parágrafo segundo del mismo artículo, que sostiene que
el Estado garantiza el debido proceso y el acceso a una justicia pronta y
oportuna “sin dilaciones”, se establece la directa relación que existe
entre el principio de celeridad estudiado y el derecho de acceso a la
justicia; de donde puede inferirse que cuando los administradores de
justicia no cumplen con la tarea que se les ha encomendado dentro de
los plazos previstos en el ordenamiento jurídico, provocando la
extensión indefinida de los procesos sometidos a su conocimiento,
ocasionan, con la falta de decisión sobre el litigio, lesiones a la
seguridad jurídica, toda vez que la administración de justicia no puede
ser entendida en sentido formal, sino que, debe trasuntarse en una
realidad accesible y veraz, garantizada por el Estado a través de la
Constitución Política del Estado, para que quien busca la solución de un
problema jurídico, pueda obtener respuesta oportunamente; dicho de
otra forma, una decisión judicial tardía, aún cuando los conflictos hayan
sido resueltos, resulta una injusticia, toda vez que: “…la justicia que se
demanda a la autoridad judicial a través del derecho público abstracto
de la acción, o de la intervención oficiosa de aquélla, se haya rodeada
de una serie de garantías constitucionales (…), la garantía de la
celeridad en los procesos judiciales (…) la garantía de acceso a la
administración de justicia, que no sólo implica la ejecución de los actos
de postulación propios para poner en movimiento el aparato
jurisdiccional, sino igualmente la seguridad del adelantamiento del
proceso, con la mayor economía de tiempo y sin dilaciones
injustificadas, y la oportunidad de una decisión final que resuelva de
mérito o de fondo la situación controvertida”; en otras palabras, es “…
parte integrante del derecho al debido proceso y de acceder a la
administración de justicia, el 'derecho fundamental de las personas a
tener un proceso ágil y sin retrasos indebidos'”.

Similar entendimiento ha asumido éste Tribunal, cuando en la


SCP 00110/2012 de 27 de abril, manifestó: “En el entendido que el
derecho a un proceso sin dilaciones indebidas constituye una garantía,
el Tribunal Constitucional Plurinacional considera que una demora
injustificada e irrazonable en la tramitación del proceso penal, implica el
desconocimiento de la garantía del debido proceso y la violación del
principio de celeridad procesal, que puede dar lugar incluso, a la
conclusión del proceso cuando los jueces y tribunales de justicia no
dirigen e impulsan su tramitación hacia su conclusión dentro de un
plazo razonable; toda vez que ellos tienen la obligación de dirigir el
proceso y concluir el mismo en tiempo oportuno y conforme a ley, pues
obrar en forma tardía o lenta en contra de las normas estatuidas no es
administrar justicia; por lo que el impulso procesal, entendido como la
acción de llevar adelante el proceso hacia la sentencia definitiva, no es
de responsabilidad exclusiva de las partes litigantes, sino
principalmente de los propios órganos jurisdiccionales, cuyo
incumplimiento da lugar a la retardación de justicia, lo cual amerita se
adopten las medidas necesarias encaminadas a evitar la paralización
del proceso o su dilación indebida a través de la ejecución de actuados
procesales en plazos demasiados prolongados, cuando, por ejemplo, no
están expresamente normados en nuestra economía procesal, tal como
ocurre en los señalamientos de audiencias para considerar el beneficio
de la cesación de la detención preventiva”.

En este orden de ideas, es posible concluir que, si bien es obligación


legítima y constitucional del Estado, a través del Órgano Legislativo,
prever la implementación de mecanismos legales o instrumentos
jurídicos que permitan hacer más ágiles los procesos judiciales, no
menos evidente es que, los administradores de justicia deben acatar el
principio de celeridad en el cumplimiento de sus funciones a fin de
garantizar el ejercicio de los derechos constitucionales, pues la
inobservancia de este principio procesal, deriva ineludiblemente en la
vulneración de los derechos fundamentales al debido proceso y, por
ende, conforme al sustento expuesto anteriormente, al acceso a la
justicia y la seguridad jurídica deben considerarse como los principales
elementos garantes del proceso penal.

III.3. La acción de libertad traslativa o de pronto despacho

La acción de libertad, establecida en el art. 125 CPE, ampliamente


analizada en el Fundamento Jurídico III.1, se halla dotada de un triple
carácter: preventivo, correctivo y reparador: preventivo, por cuanto
persigue frenar una lesión ante una inminente detención indebida o
ilegal, impidiendo que se materialice la privación o restricción de
libertad; correctivo, toda vez que su objetivo es evitar que se agraven
las condiciones de una persona detenida, ya sea en virtud de una
medida cautelar o en cumplimiento de una pena impuesta en su contra;
finalmente, reparador, en el entendido de que pretende reparar una
lesión ya consumada; es decir, opera ante la verificación de una
detención ilegal o indebida, como consecuencia de la inobservancia de
las formalidades legales.

Así, dentro de la tipología desarrollada por la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional a través de la SC 1579/2004-R de 1 de octubre, se
agregó el hábeas corpus restringido, el hábeas corpus instructivo y al
hábeas corpus traslativo o de pronto despacho mediante la SC
0044/2010-R de 20 de abril, que sostuvo que por medio del hábeas
corpus traslativo o de pronto despacho: “…lo que se busca es acelerar
los trámites judiciales o administrativos cuando existen dilaciones
indebidas, para resolver la situación jurídica de la persona que se
encuentra privada de libertad”.

Entendimiento que siendo afianzado, fue complementado por el


razonamiento asumido en la SC 0337/2010-R de 15 de junio, que
analizando la naturaleza jurídica de la acción de libertad, señaló que el
hábeas corpus traslativo o de pronto despacho: “…se constituye en el
mecanismo procesal idóneo para operar en caso de existir vulneración a
la celeridad cuando esté relacionada a la libertad y devenga de
dilaciones indebidas, que retardan o evitan resolver la situación jurídica
de la persona que se encuentra privada de libertad. (…) para el caso
en los cuales las autoridades jurisdiccionales reciban una
petición de la persona detenida o privada de libertad, tienen la
obligación de tramitarla con celeridad, (…). Actuar de manera
distinta a la descrita, provoca dilaciones indebidas y dilatorias
sobre la definición jurídica de las personas privadas de libertad
y corresponde activar el hábeas corpus traslativo o de pronto
despacho…” (las negrillas son agregadas).

Es decir, a partir de la jurisprudencia construida por el Tribunal


Constitucional, se adopta el hábeas corpus traslativo o de pronto
despacho, como mecanismo extraordinario idóneo para reclamar las
dilaciones indebidas ocasionadas por actos u omisiones de las
autoridades jurisdiccionales, que ocasionan dilaciones indebidas que
inciden en lesión al derecho a la libertad de quien activa esta acción
tutelar a efectos de que por intermedio de esta vía, la vulneración sea
reparada de manera efectiva y ágil.

III.4. La apelación incidental prevista en el art. 251 del Código de


Procedimiento Penal (CPP), no puede ser asimilada,
efectivizada y aplicada mediante el procedimiento previsto por
los arts. 403.3, 404 y 405 del mismo cuerpo legal.

La teleología de la apelación incidental diseñada por el legislador contra


Resoluciones que dispongan, modifiquen o rechacen las medidas
cautelares, es garantizar un procedimiento efectivo, rápido y oportuno
para que la situación jurídica del imputado pueda ser revisada y
valorada por un Tribunal colegiado de mayor jerarquía.

En este sentido, la tramitación prevista por el art. 251 del CPP,


modificado por la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana
(LSNSC), se constituye en un procedimiento y tramitación especial que
no reúne los mismos parámetros jurídicos o requisitos procedimentales
establecidos por los arts. 403, 404 y 405 del CPP, pues dicho recurso se
puede interponer inclusive de forma oral al momento de culminar o
escuchar el pronunciamiento en audiencia sobre la procedencia o no de
la detención preventiva o alguna otra medida sustitutiva, además de
que no es necesario que acompañe ninguna otra prueba como así exige
el art. 404 del CPP; en todo caso, el juez cautelar tiene el deber de
remitir los actuados procesales pertinentes que hacen la apelación
dentro de las 24 horas, sin que sea requisito que acompañe nueva
prueba para el efecto, y menos aún, se emplace o corra traslado a
las otras partes para que contesten dentro de los tres días;
aclarando más bien que, el juez no tiene que esperar de ninguna
manera que el apelante presente o ratifique su apelación de forma
escrita, en todo caso como se dijo, tiene la obligación de imprimir
celeridad en sus actos y remitir la documentación ante el Tribunal
superior dentro del plazo previsto en el procedimiento especial
establecido en el art. 251 del referido cuerpo adjetivo.

Consiguientemente, las autoridades que imparten justicia en


materia penal, deben considerar que el legislador ha diseñado
una apelación incidental especial, distinta a la naturaleza y
procedimiento que prevé el art. 403 del CPP, por ello, no deben
confundir la aplicación de la norma, procediendo a dilatar
indebidamente la tramitación rápita, expedita y eficaz
establecida por el art. 251 del citado Código, pues ésta última
norma inclusive le otorga la facultad al Tribunal superior de
corregir omisiones del Juez cautelar y por ello, de manera
fundamentada y motivada, puede aprobar o revocar la decisión
inferior restableciendo en su caso y si corresponde, la libertad
del imputado o procesado.

En este sentido, la jurisprudencia constitucional entre otras, la SC


1703/2004-R de 22 de octubre, señaló que: “ En el caso que se
examina, uno de los extremos denunciados en el recurso está referido
al hecho de que -según la demandante-, la interposición de la apelación
incidental de la medida cautelar no cumplió con lo previsto por el art.
251 con relación a los arts. 403 inc. 3) y del 404 del CPP, que disponen
que las apelaciones incidentales deben ser presentadas por escrito
debidamente fundamentadas; al respecto, es necesario precisar, que si
bien estas dos últimas disposiciones legales, de modo general regulan
las apelaciones incidentales, incluidas las medidas cautelares de
carácter real; empero, las mismas, no son extensivas para el trámite de
los recursos interpuestos respecto a las medidas cautelares de carácter
personal, las que por su naturaleza están sujetas a un trámite especial,
regulado por el art. 251 del CPP, modificado por el art. 15 de la Ley del
Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (LSNSC), que está referido
exclusivamente, al recurso de apelación planteado contra las
resoluciones que dispongan, modifiquen o sustituyan medidas
cautelares de carácter personal, precepto legal que determina que una
vez interpuesto el recurso, 'las actuaciones pertinentes serán remitidas
ante la Corte Superior de Justicia, en el término de veinticuatro horas';
asimismo, señala que el Tribunal de apelación resolverá sin más trámite
dentro de los tres días siguientes de recibidas las actuaciones, sin
recurso ulterior.

Consiguientemente, la interposición del recurso de apelación contra la


Resolución que imponga o modifique, una medida cautelar personal,
puede ser planteada en forma oral en la misma audiencia, no siendo
necesario que posteriormente sea formalizado o fundamentado por
escrito, -conforme señala la recurrente-; con mayor razón, si se tiene
en cuenta, que la audiencia señalada por el Tribunal de Alzada para la
consideración del recurso, está orientada a que las partes, en virtud de
los principios de oralidad e inmediación que caracterizan al actual
sistema procesal, expresen los fundamentos del recurso y exhiban los
elementos probatorios en la audiencia pública señalada al efecto, y por
lo mismo, las previsiones contenidas en los arts. 403 y 404 del citado
Código no son aplicables al caso que se analiza”.

III.5. Análisis del caso concreto

La accionante alega la vulneración de los derechos de su representado,


toda vez que el 4 de julio de 2012, se realizó la audiencia cautelar en la
que se determinó la detención preventiva de su representado, misma
que fue apelada en audiencia, presentando el 6 de julio del mismo año,
la boleta que no es requisito para estos casos; pero, pese de los
reclamos realizados ya transcurrieron tres meses sin que los
antecedentes de la apelación sean remitidos al Tribunal superior.

Según informan los datos del expediente, no se constata que el


representado de la accionante hubiese formulado apelación incidental
de forma oral como así señala en su demanda; sin embargo, se
evidencia que por memorial de 6 de julio de 2012, interpuso apelación
incidental contra la Resolución de 4 del mismo mes y año que dispuso
su detención preventiva, mereciendo al efecto el Decreto de 6 de julio
del referido año, por el cual, el Juez Noveno de Instrucción en lo Penal
Cautelar, dispuso que: “Habiendo interpuesto apelación incidental
contra la Resolución de fecha 04 de julio de 2012, de conformidad al
art. 405 del CPP notifíquese a las otras partes para que dentro de los
tres días de su legal notificación contesten y ofrezcan pruebas, y dentro
de las 24 horas remitirse las actuaciones pertinentes ante la Corte
Superior de Justicia, para que resuelva la admisibilidad o inadmisibilidad
del recurso y las cuestiones planteadas, sea con las formalidades de
ley”.

Consiguientemente, se constata que la autoridad ahora demandada una


vez planteada la apelación incidental contra la Resolución que dispuso
la detención preventiva del imputado, tramitó el mismo conforme a lo
establecido por el art. 405 del CPP, por lo que erróneamente emplazó a
las otras partes para que en el plazo de tres días contesten el recurso y,
en su caso ofrezcan pruebas; en este sentido, el Juez cautelar procedió
aplicando un procedimiento indebidamente, pues como así se establece
en el Fundamento Jurídico III.4 de la presente Sentencia, la apelación
incidental establecida en el art. 251 del CPP, tiene un procedimiento
especial distinto a lo establecido por el referido art. 405 del mismo
cuerpo legal; en todo caso, una vez planteada y conocida la apelación
incidental, la autoridad demandada tenía la obligación de remitir dentro
de las 24 horas, los actuados pertinentes ante la Sala correspondiente
-sin más trámite- lo que significa, sin correr traslado alguno, pues
como se dijo, la apelación puede realizarse inclusive de forma oral sin
que exista la necesidad de formalizar de forma escrita; al haberse
actuado contrariamente, la actuación judicial se ha convertido en
dilatoria, misma que afecta al derecho a la libertad del imputado quien
tenía el derecho de que su apelación se realice dentro de los plazos y
procedimiento especial diseñado por el legislador como así se constituye
el contenido esencial del art. 251 del CPP.

Por otra parte, se evidencia que la autoridad ahora demandada fue


legalmente notificada con la presente acción tutelar; pese a ello, no
remitió informe ni se presentó a la audiencia pública para desvirtuar las
denuncias realizadas por la accionante, pues justamente fue él quien
procedió aplicando una normativa erróneamente, dejando en
incertidumbre la situación jurídica del imputado, por lo que se concluye
que, es esta la autoridad quien tiene legitimación pasiva; sin embargo,
contrariamente el que presenta informe es el Secretario del Juzgado
Noveno de Instrucción en lo Penal Cautelar, quien confirma que la
apelación recién se estaría remitiendo.

Bajo este antecedente y considerando la fecha de presentación de la


apelación incidental, se constata que ya transcurrieron más de tres
meses sin que se haya cumplido los plazos previstos por el art. 251 del
CPP; situación que sin duda afecta el derecho a la libertad y al debido
proceso del representado de la accionante; inclusive, son tres meses en
los cuales no puede hacer una defensa efectiva para desvirtuar su
detención preventiva, porque la audiencia oral y pública que debe
desarrollarse impregnada de los principios que rige el sistema procesal
penal, ni siquiera se ha señalado, justamente por la actitud dilatoria en
la que ha incurrido el juez cautelar; además, debe quedar claramente
establecido que el rol que cumple el Juez cautelar conforme establece el
art. 54.1 del CPP, debe ser cumplido en su mayor dimensión y a la luz
de los principios constitucionales y no con pasividad, pues el legislador
ha establecido que es el guardián y contralor de derechos y garantías
constitucionales en las tres fases de la etapa preparatoria y por lo
mismo, su deber de dirigir y tener control con su personal jurisdiccional
a su cargo es importantísima; más aun tratándose de actuados en los
cuales se encuentra de por medio el derecho a la libertad como sucede
en el presente caso, por lo que corresponde otorgar la tutela.

En consecuencia, el Tribunal de garantías, al conceder la acción de libertad,


ha evaluado en forma correcta los datos del proceso y las normas aplicables al
mismo.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia, y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, en
revisión, resuelve: CONFIRMAR la Resolución 61/2012 de 11 de octubre,
cursante de fs. 29 a 30., dictada por la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz; y en consecuencia, CONCEDER la tutela
solicitada, en los mismos términos del Tribunal de garantías.

Se llama la atención al Juez Noveno de Instrucción en lo Penal cautelar, por la


dilación indebida que ocasionó, recomendándole que en el futuro, aplique el
entendimiento de la presente Sentencia y la jurisprudencia constitucional;
además, cuando se le notifique con una acción tutelar, es él quien debe
presentar sus descargos o informe respectivo, ya sea de forma escrita u oral,
no correspondiendo legalmente que su Secretario sea quien -en su caso-
asuma la responsabilidad como se pretendió en el presente asunto.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez


MAGISTRADA

También podría gustarte