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El Psicodiagnostico como acontecimiento.

Etel Kacero

El psicodiagnostico se concibe como una co-produccion con otro que


participa en ese juego vincular, acotado en el tiempo durante el cual algo se
experimenta como nuevo y se inscribe como marca. Es un hecho singular
y es susceptible de producir otras marcas que cobran un valor instituyentes.
No hay solo resultados en un psicodiagnostico, sino efectos que
emergen. Es lo que se produce, sin que hubiera pasado antes, acontece como
novedad tanto para el sujeto, como para el entrevistador.
El psicodiagnostico se piensa como un acontecimiento que se
desarrolla y emerge precisamente durante su transcurso, esto se debe a que
es una co-produccion con otro que participa en ese juego vincular, acotado en
el tiempo.
Algunos de los efectos que producirá según el modo en el que se
inscriba, puede ser en forma de pensamientos, aparición de recuerdos,
manifiesta con de conductas inesperadas, nuevas emociones, etc.
Un acontecimiento, en tanto es algo no vivido con anterioridad, aquello
que no ha tenido lugar, no es del orden del saber previo, ni de haber sido
experimentado. En el transcurso del psicodiagnostico no hay solamente un
despliegue de lo que ya estaba antes, sino, que hay una emergencia de algo
nuevo, que es posible debido al vínculo que implica la presencia del otro en su
carácter de ajenidad, produciendo un efecto de subjetivación. Esta doble
presencia produce una especie de metabolismo trasformador en ambos
integrantes.
En la situación de psicodiagnostico, la presencia del otro instituye una
huella que se agrega para que se desmantele una organización que parecía
cerrada: se produce así un cambio de significación.
La transformación que se genera, es lo que se produce en cada vinculo
que es nuevo y en tanto no es previsible.
Tomando en cuenta la situación desde la relación de interlocución que el
dialogo psicodiagnostico funda, el sujeto no solo responde a la consigna de la
técnica, sino, que el dialogo instaura un cierto tipo de comunicación entre dos
personas a través de la interlocución.
Los relatos que se narran en la presencia del examinador, que no es
igual a la de cualquier otro, el psicólogo desempeña la función de co-
enunciador y su presencia, produce efectos. Participan activamente del
acontecimiento dialógico, fabricando una red continua de flujos, de palabras
de gestos y de emociones que van determinando nudos que derivan en nuevos
vectores de significación. Estos conceptos están ligados a la noción de
transferencia, la cual concierne dos perspectivas: una reedición
facsimilar mejorada y una creación dependiente de la situación analítica.
El efecto de presencia del psicodiagnosticador hace que algo se
construya allí mismo, esto que pasa debe ser tenido en cuenta, es decir no solo
los resultados de los test, ya que la dimensión vincular, acontecial, actual y
actualizaste puede ser decisiva para el sujeto, tanto como iluminadora para el
psicodiagnosticador al permitírsele observar cuales circunstancias, cuales
modalidades vinculares pueden ser favorecedoras de salud, de libertad, de
inhibición o de una mayor flexibilidad.
El psiquismo es un sistema abierto, por ello los encuentros, las perdidas,
los hechos que se produzcan en ese lapso puedan ser consideradas como
acontecimiento. No hay una linealidad causa-efecto, en tanto lo que ocurre hoy
puede explicarse a partir de lo que ocurrió ayer, algo se anuda en ese
encuentro (gestos, movimientos, palabras). Por ello lo generado a partir de las
distintas herramientas utilizadas y lo producido en lo vincular deberá ser leído
como un texto nunca producido antes.
Otro presupuesto implicado en esta manera de pensar el
psicodiagnostico, es la consideración del lugar y la presencia del psicólogo
como activo-despertador y no meramente receptor de la información, y es
en este sentido que es promotor junto al sujeto de nuevos significados. Es
en el vínculo con ese otro ajeno a la experiencia ya vivida en otros encuentros,
que el paciente puede ubicarse en un lugar distinto, quizás inaugural. Un
lugar que permite un espacio para ser escuchado de otra manera, para ordenar
su historia, nombrar las emociones, palabras, silencios y quiebres, en entre
otros que van a conformar el tejido particular de ese proceso.
Los encuentros en el psicodiagnostico son escasos, ambos lo saben por
ello se constituye un escenario cargado de emociones. El encuentro con las
distintas herramientas también será generador de conductas, despertador de
reacciones, de significaciones y de desafíos nunca experimentados, allí la tarea
del psicólogo es poder generar un contexto simbólico para que se produzca
algún tipo de simbolización, la producción del contexto simbólico va a depender
de si el psicodiagnosticador no sobre impone la técnica y los modos operatorios
que las caracterizan. Si la técnica se aplica de forma mecánica impide que se
dé lugar a que algo aparezca a través de la mediación.
El tercer supuesto, tiene que ver con el vínculo y lo que este genera
en ese entre dos (sujeto-material de prueba; sujeto. - psicólogo), no solo el
despliegue de lo que ya había o la proyección de uno sobre otro como si fueran
dos mundos con límites precisos. Se juega también, el saber del psicólogo, el
objetivo de la prueba, la vida fantasmatica, las circunstancias personales de los
dos participantes; hay un enlace en una dinámica co-evolutiva creativa
particular.
La dicotomía sujeto-psicólogo se disuelve para dar lugar a un bucle
de coproducción de subjetivad. Producción subjetiva que ocurre al
identificarse y/o espejarse con ese otro que ya deja de ser totalmente externo.
A veces ese dos deja de operar y se produce una enajenación del otro, puede
suceder en el paciente, pero también el psicólogo, cuando, por ejemplo, es
invadido por un monto emocional.
Las marcas que puede tener valor inaugural no siempre serán de
crecimiento o de mayor organización también pueden ser de confusión,
desagregación, es entonces cuando el acontecimiento deviene trauma; al no
poder ser capturado por la palabra se hace síntoma.

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