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Departamento de Antropología
Programa de Magíster en Antropologías Latinoamericanas
Santiago, Chile
2019
Con especial cariño, con especial dedicación
A quienes me dieron la vida y a quienes me vieron crecer;
A mis amigos, a los conocidos, con quienes cada palabra compartida
Ha permitido generar un proceso de aprendizaje y crecimiento sincero
2
Resumen
Palabras Clave: Derechos y derechos humanos – Políticas del olvido –Situación de calle
– Población con y sin techo.
3
ÍNDICE DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN ................................................................................................. 9
ANTECEDENTES DEL SITIO DE MEMORIA ................................................... 12
ESTADO DEL ARTE ......................................................................................... 16
Dentro de la frontera nacional ..................................................................... 16
Fuera de la frontera nacional ...................................................................... 21
MARCO TEÓRICO ............................................................................................ 27
Acerca de Derechos Humanos y memorias............................................... 27
Acerca del derecho de vivir en paz............................................................. 31
Acerca del tratamiento de la marginalidad y el domiciliocentrismo ....... 36
De pobreza, su etnologización y el estatocentrismo .............................................. 36
Del domiciliocentrismo como etnocentrismo de la tribu asentada ......................... 38
Acerca de la relación entre domiciliocentrismo y las políticas del olvido
....................................................................................................................... 40
De la situación de contacto: fronteras, violencia y derechos .................. 41
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA .............................................................. 46
Hipótesis ....................................................................................................... 46
Pregunta rectora de investigación .............................................................. 46
Objetivo general ........................................................................................... 47
Objetivos específicos de investigación ..................................................... 47
Objetivo referente a propuesta de acción (metodología IAP) .................. 47
Justificación teórica ..................................................................................... 47
Justificación social ...................................................................................... 48
Justificación ética ........................................................................................ 48
ESTRATEGIA METODOLÓGICA ..................................................................... 50
Carácter del estudio y enfoques metodológicos ...................................... 50
Técnicas y pertinencia ................................................................................. 51
Delimitación muestral .................................................................................. 53
PRIMER CAPÍTULO DE RESULTADOS. EL SITIO DE MEMORIA EN HONOR
A VÍCTOR JARA, LITTRÉ QUIROGA Y OTRAS TRES PERSONAS NO
IDENTIFICADAS ............................................................................................... 54
De la llegada al sitio y el acercamiento a la problemática de
investigación ................................................................................................ 55
Primer acercamiento. La Ruta de la memoria ....................................................... 55
Segundo acercamiento. El carnaval anual por la memoria de Víctor Jara y Littré
Quiroga ....................................................................................................................... 58
4
Detrás del muro: el lugar de la apropiación cotidiana del espacio por
parte de las personas en situación de calle .............................................. 62
De la llegada a los rucos ........................................................................................ 63
Acerca del problema de investigación hasta ese momento .................... 67
SEGUNDO CAPÍTULO DE RESULTADOS. LA INTERVENCIÓN SOBRE EL
SITIO DE MEMORIA ......................................................................................... 68
La hoja de ruta .............................................................................................. 69
Lunes 20 de noviembre de 2017 ........................................................................... 69
Sábado 25 de noviembre de 2017 ......................................................................... 72
Martes 28 de noviembre de 2017 .......................................................................... 74
Miércoles 29 de noviembre de 2017 ...................................................................... 74
Viernes 1 de diciembre de 2017 ............................................................................ 74
Lunes 4 de diciembre de 2017 ............................................................................... 75
Martes 12 de diciembre de 2017 ........................................................................... 76
Jueves 14 de diciembre de 2017 ........................................................................... 77
Domingo 17 de diciembre de 2017 ........................................................................ 77
Miércoles 20 de diciembre de 2017 ....................................................................... 78
Viernes 29 de diciembre de 2017 .......................................................................... 78
Jueves 4 de enero de 2018 ................................................................................... 80
Miércoles 10 de enero de 2018 ............................................................................. 81
Jueves 18 de enero de 2018 ................................................................................. 85
Lunes 22 de enero de 2018 ................................................................................... 87
Sábado 27 de enero de 2018 ................................................................................ 89
Acerca del periodo de tiempo comprendido entre febrero y mayo. ........ 89
Las distintas temporalidades encarnadas en el sitio de memoria .......... 92
Acerca del problema de investigación hasta ese momento .................... 97
TERCER CAPÍTULO DE RESULTADOS. POLÍTICAS DEL OLVIDO Y
DERECHOS HUMANOS ................................................................................... 98
Primer encuentro .......................................................................................... 98
Segundo encuentro .................................................................................... 102
De las políticas del olvido, fronteras y heterogeneidad. Los enfoques de las
organizaciones domiciliadas y las políticas de representación mediática ................ 104
De violencia y domiciliocentrismo. Deslegitimación municipal hacia los derechos
otros .......................................................................................................................... 108
Reflexiones sobre los dos encuentros: fronteras, violencias y derechos
..................................................................................................................... 114
Derechos humanos y derechos humanos otros. La naturaleza y las
personas en situación de calle como sujetos válidos ........................... 117
Sobre la figura de Víctor Jara en el marco de los últimos
acontecimientos......................................................................................... 123
5
Antropologías compartidas: respecto al trabajo etnográfico con
temáticas de derechos humanos ............................................................. 125
6
ÍNDICE DE FIGURAS
7
ÍNDICE DE ANEXOS
8
INTRODUCCIÓN
A partir de aquella base, el punto de vista planteado en esta tesis considera que el
debate sobre la temática de los derechos humanos se ha restringido a una
predominante asociación de ella con la memoria sobre las violaciones realizadas
en contexto de dictadura, en desmedro de su entendimiento como una cuestión
más amplia y referida, por lo tanto, a otras poblaciones y a su diversidad. Esta
situación termina por eclipsar el lugar que debería tener en el debate la existencia
de derechos otros, configurándose a las PSC como una de las principales
poblaciones afectadas en el contexto de la lucha por sociedades más humanas y
democráticas.
9
instituciones de Estado y entes privados que ahí interactúan. Además de ello, y en
el marco del enfoque metodológico de la Investigación-Acción Participativa, el
estudio se propuso generar instancias de encuentro y reflexión que
problematizarán los distintos sentidos y representaciones realizadas por parte de
los diferentes actores involucrados.
2).- Que ello se tradujo en situaciones de violencia simbólica y física hacia quienes
son pensados y practicados como distintos y desiguales.
10
5).- Que aquel diálogo permitió, al menos entre las organizaciones domiciliadas
que trabajan activamente sobre el sitio y las PSC, tensionar los límites de las
políticas del olvido que atraviesan las distintas nociones sobre los derechos
humanos.
6).- Que en base a las experiencias vividas a lo largo del trabajo de campo, se
llega a la conclusión de que el derecho de vivir en paz es la garantía humana que
permite la introducción a, preparación para y legitimación de, las distintas formas
de vida social, no jerarquizando las de ciertos grupos humanos por sobre las de
otros.
11
ANTECEDENTES DEL SITIO DE MEMORIA
El lugar de memoria de acuerdo a esta tesis guarda estrecha relación con los
imaginarios colectivos de la violencia política ejercida en el periodo de la dictadura
cívico-militar chilena, comprendida entre los años 1973 y 1990. En palabras de los
pobladores1 del lugar, el memorial en honor a Víctor Jara, Littré Quiroga y las otras
tres personas no identificadas que ahí se encontraron, se busca configurar como
un sitio de recuerdo y crítica al terror de Estado generado en el periodo dictatorial:
1
Desde la perspectiva de Zenteno, los pobladores son quienes realizan “una apropiación de un
espacio determinado de la ciudad, desde donde se generan diversas dinámicas colectivas que
apuntan a la integración de estos en términos políticos y económicos” (Zenteno, 2016, p. 1). Esta
definición otorga un matiz amplio al concepto de poblador al hablar de apropiación espacial, en vez
de domiciliación, pudiendo estar aquél sujeto situado a ambos lado de la frontera con y sin techo.
2
De acuerdo al Artículo 81 de la nueva Ley General de Urbanismo y Construcciones, la existencia
de sitios eriazos conlleva un “deterioro progresivo de un sector o barrio” (Ley Chile, 2018). Dicha
frase se encuentra en directa relación con el derogado Decreto Ley 959 de 1975, que señalaba que
12
cuenta de poca o nula inversión de recursos fiscales y/o privados en materia de
protección y visibilización del sitio de memoria previo al año 2015.
Sin embargo, esta tutela está lejos de ubicar centralmente al ejercicio de defensa
de una serie de derechos humanos, culturales y sociales que podrían estar
vinculados a la declaración de un Monumento Histórico como tal. Ello es apuntado
por uno de los trabajadores del Consejo de Monumentos Nacionales (en adelante
CMN), encargado de velar por la protección del sitio de memoria que nos convoca
en esta tesis. Él establece un marco de contextualización donde explicita el ligero
peso legal que tiene la Ley de Monumentos Nacionales, en el marco de la
Constitución chilena actual:
aquellos lugares “constituyen normalmente centros de reunión y utilización por delincuentes, son
lugares antihigiénicos y tienen mala presentación que no es consecuente con el deseo de todo
ciudadano de vivir en zonas limpias, seguras y bien presentadas” (Ley Chile, 1975). La lectura
estatal que se realiza sobre las personas que hacen uso de estos lugares es, en consecuencia,
altamente aislacionista.
13
“El CMN tiene una figura de supervigilancia. En ese sentido no tiene la capacidad ni
de expropiar, ni de obligar al propietario de un Monumento Histórico, ni la capacidad
de disponer libremente de ese Patrimonio. Por un tema muy sencillo: la Ley de
Monumentos Nacionales se subordina a la Constitución política, por tanto el Artículo
19 del Derecho a la Propiedad subordina a la acción de la Ley que protege el
Patrimonio. En el fondo: la propiedad privada, el derecho a la propiedad privada está
por sobre el derecho al patrimonio, está por sobre otros derechos que no sean
económicos (…). [Por ende], hay una tensión que no está resuelta en la ley, entre el
patrimonio común y el bien común con la propiedad privada” (PS, comunicación
personal, 26 de marzo de 2018).
A continuación (véase Figura 2), se presenta una fotografía panorámica del área:
a la izquierda, la Placa Conmemorativa que reza “Por el Derecho de Vivir en Paz”
y actividad organizada por la Escuela Artística Comunitaria; a la derecha, un muro
de tierra que da cuenta del inicio del lugar donde viven las PSC del sitio.
3
Como se detallará en capítulos posteriores, se trabajó de manera cercana con aquellas
organizaciones. Ambas estuvieron presentes en el sitio de memoria en cuestión, realizando
trabajos vinculados a la difusión y visibilización del fuerte daño que sufrió el lugar tras el
arrojamiento indiscriminado de escombros, o realizando actividades culturales. Cabe destacar que
la Escuela Artística es la única organización local que ha tenido presencia sistemática en el lugar.
14
Es en este contexto donde la concepción jurídico-estatal del derecho a la
propiedad que la Constitución Política de la República enarbola como principio
rector, entra a complejizar aquel escenario: el sitio de memoria se ha visto
intervenido por empresas privadas desde noviembre de 2017 en adelante4 (El
Ciudadano, 2018; El Mostrador, 2018c; Fundación Víctor Jara, 2018; Radio
UChile, 2018), a través la deposición de toneladas de escombros “que han
terminado por cubrir más del 60% del área declarada como Monumento Histórico”
(Entrevista a PS, encargado de Patrimonio Histórico del CMN, 26 de marzo de
2018).
4
Distintos son los medios que han detallado a través de sus noticias aquél proceso (El Ciudadano,
2018; El Mostrador, 2018c; Fundación Víctor Jara, 2018; Radio UChile, 2018; entre otros).
15
ESTADO DEL ARTE
16
“Estos testimonios ponen a prueba de juicio las declaraciones militares
incluso a través del tiempo puesto que presentan patrones de silencio.
Esta ceguera cognitiva creada por el adiestramiento militar, tanto en
perpetradores como en testigos, no fue mencionada por la Comisión de la
Verdad. Esto merma la capacidad de reflexión y cuestionamiento,
impidiendo de este modo un paso a la reconciliación y la paz” (p. 140).
17
sociedad civil: esta última ha tenido el rol de tensionar y alentar la
intervención del Estado más allá de las políticas de reparación. La postura
de la autora es enfática, a su vez, en señalar que la experiencia colectiva
de la violencia política no debería estar circunscrita solamente a la
visibilización de los ex Centros de Tortura (CDT):
“Es evidente que en los ex CDT se vivieron las experiencias límite más
representativas de la dictadura en su política de terrorismo de Estado, sin
embargo, al pensar en aquellos lugares como eslabones de una cadena
más amplia de acciones de aterrorizamiento social, sería posible intentar
reconstruir una experiencia colectiva de un pasado que hasta hoy parece
estar restringido al cuerpo de víctimas garantizadas por las acciones
oficiales de reconocimiento emprendidas por el Estado y por el propio
habitus de los sectores que sufrieron aquellas experiencias límite” (p. 65).
18
desarraigo territorial forzado– se puede constituir como un símil a la
experiencia del desalojo, situación enfrentada5 por algunas de las PSC que
viven en el sitio de memoria.
5
Véase el último apartado de resultados de investigación.
19
imaginación y memorias, tensionando las disputas por la significación del
pasado reciente entre las generaciones según su acercamiento él. Una de
sus principales conclusiones es que los jóvenes son los constructores de
las memorias biográficas y políticas del pasado reciente, generándose una
interrelación entre la propia trayectoria biográfica y las políticas del recuerdo
en torno a experiencias que no se vivieron directamente, pero que sí tienen
repercusiones en la construcción de sensaciones, identidades y memorias
compartidas.
20
memoria se funda en la construcción de un sistema de lugares y de
imágenes (…). En este sentido, narrar la propia historia es también
inscribirla en un espacio que se ha vuelto un lugar” (2009, pp. 234-235).
Leído en clave de la presente tesis: La trayectoria biográfica de cualquier
persona –al igual que la trayectoria colectiva de cualquier grupo– da cuenta
de los procesos de apropiación material y simbólica inscritos en los lugares
de vida cotidiana, no estando las PSC exentas de la elaboración topofílica
de la memoria.
6
A lo largo del tiempo en que se realizó la presente investigación, el presente tesista no pudo
encontrar estudios que vinculen la temática de la “situación de calle” y la “memoria” en el territorio
chileno, a excepción de secciones presentes en el trabajo ya referenciado de Paulo Álvarez (2010),
en referencia a la participación en su etnografía de personas que él sitúa en condición de calle.
7
Dicha normalidad se entenderá en la presente tesis como paradigma domiciliocéntrico, el cual
será abordado de manera más detallada en el marco teórico.
21
la verdad, justicia, el acceso a la memoria y a los DD.HH. a lo largo de distintos
territorios. Como se verá a continuación, la elaboración de políticas del recuerdo
enfocadas a la creación de sitios/lugares de memoria es un factor común en los
distintos contextos nacionales latinoamericanos:
22
Estado en la Argentina”, de Ana Guglielmucci (2013). En su obra –347
páginas agrupadas en siete capítulos–, la autora analiza el trabajo de
activistas de organizaciones de derechos humanos, académicos y agentes
del Estado local y nacional en Buenos Aires, observando cómo el quehacer
de todos ellos ha permitido que la categoría memoria se vuelva central en la
lucha contra la impunidad, a través de variadas marcadas culturales y
espaciales destinadas a generar un ejercicio del recuerdo de la violencia
política, 30 años después de la última dictadura militar. La autora plantea
distintas entradas reflexivas que tensionan la relación entre memoria y
lugar, como también la existencia de memorias comunes y espacios
públicos:
“Nada nos indica qué es lo que pauta la relación entre “sitio” y “memoria”,
cuáles son los procesos y circunstancias que determinan que un lugar y
no otro sea reconocido públicamente como “espacio para la memoria”, o
cuáles son los factores que dan a una estructura inerte el poder de
construir o evocar representaciones comunes acerca de un pasado e
impartir lecciones hacia el futuro (…). Una cuestión [que ayuda] a
entender la manera en cómo se construye una memoria común, que no
es necesariamente equivalente a compartida, es reflexionar sobre si
existe realmente un espacio público democrático para que cada individuo
descubra o construya su propia memoria” (pp. 344-345).
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Así, la autora desmarca la categoría memoria de un enfoque que la
constriña únicamente a demandas de Verdad y Justicia: “La consigna
“Memoria”, simultáneamente, habilitó la emergencia de nuevos temas en la
agenda pública y la configuración de novedosos espacios de encuentro y
organización entre actores con diferentes perspectivas en torno a la política,
las relaciones con las agencias estatales y el espacio público” (p. 2).
24
“En la arena de la memoria por ejemplo, sociedades, organizaciones y
personas transitan procesos de “temporalidades diversas” de ritmos
“diferentes” que muestran desajustes, y a-sincronías. Con frecuencia, es
posible reconocer que hay “otro ritmo”, y que los tiempos de “la
cooperación”, de “las instituciones”, de “las comunidades” son otros,
distintos. Como la experiencia lo muestra, estas diferencias son una
fuente importante de tensiones que se derivan de las dificultades de
articularlas. La incorporación de una perspectiva espacial abre lecturas
complementarias a estas temporalidades en desencuentro” (p. 30).
25
política a través de procesos dictatoriales, Lucía Escalante plantea que el
derecho a la memoria es también la “prerrogativa de la sociedad y de los
individuos a que el Estado no deforme los hechos constitutivos de graves
violaciones a los Derechos Humanos y haga todo lo posible porque se
conozcan con el mayor grado de veracidad posible” (p. 2). A este respecto,
el olvido constituiría “una agresión más” (p. 3) contra quienes hacen
ejercicio de derecho a recordar.
De este modo, se puede plantear que existe una brecha de conocimiento respecto
a estudios sobre los derechos y las memorias en las personas no domiciliadas a
nivel latinoamericano. La presente tesis plantea generar una pequeña contribución
al ejercicio de fortalecer miradas reflexivas respecto de aquellas temáticas, dado
que si aún no existe variedad de estudios respecto al conculcamiento de derechos
que afecten tanto a poblaciones domiciliadas como no domiciliadas, es debido a
que a estas últimas no les hemos realizado las mismas preguntas que le haríamos
a primeras. En este sentido, el aporte investigativo de este estudio para llenar
aquella brecha radica en la interrelación de las temáticas de derechos humanos,
memorias, situaciones de violencia, personas en situación de calle y poblaciones
domiciliadas.
26
MARCO TEÓRICO
En este apartado se dispone del marco que aborda, en primera instancia, un breve
debate contextualizador acerca de los DD.HH., las memorias y su cruce particular
en América Latina. En segundo lugar, se vincula la noción de derechos humanos,
con la obra y figura de Víctor Jara, a través de quien se elabora la noción central
de ‘derecho de vivir en paz’. Posteriormente se aborda la relación entre el
tratamiento y construcción de la marginalidad y el domiciliocentrismo, en tanto este
último opera como enfoque articulador de distintas jerarquías basadas en la
construcción de la pobreza, su etnologización y su traducción concreta en la visión
estatocéntrica con la que es leído el derecho de vivir en paz de las PSC en el sitio
de memoria. En cuarta instancia, se realiza la vinculación conceptual entre la
perspectiva domiciliocéntrica dominante y las políticas del recuerdo/olvido que se
elaboran en base a aquel enfoque para, posteriormente, profundizar –en quinto
lugar–, en la discusión que gira en torno el estudio de las fronteras, los límites
culturales, la violencia y las estructuras jerárquicas, desde un lente antropológico.
Desde una perspectiva antropológica se reconoce que los DD.HH. han emergido a
consecuencia de las catástrofes de exterminio y negación de la dignidad a otras
personas, principalmente rescatando las experiencias de las dos últimas guerras
mundiales acaecidas en occidente. Como señala el abogado Lizandro Cabrera
(2012), tras aquellos eventos se despliegan intereses por resguardar la vida
humana, así como evitar la impunidad ante violaciones a su dignidad.
27
derechos humanos está en constante evolución en la medida en que logramos
saber más acerca de la condición humana. Por lo tanto, los antropólogos están
obligados a participar en el debate en torno a la ampliación de nuestra comprensión
de los derechos humanos sobre la base del conocimiento antropológico y la
investigación” (AAA, 2014).
En lo que respecta a la primera línea, los seres humanos son reconocidos como
hombres o mujeres, como niños, adultos o en etapa de vejez, con facultades
físicas o psíquicas plenas o disminuidas. El reconocimiento de estas diversidades
trajo consigo conductas discriminatorias asociadas a la desigualdad, trayendo
paradójicamente un menoscabo de los derechos fundamentales que se buscaban
proteger. Para subsanar estas operaciones, se crearon códigos especiales para
las situaciones detectadas: ventas de niños, migrantes, refugiados, solicitantes de
asilo, víctimas de guerra, reclusos, votantes y regulaciones comerciales-
económicas.
8
Como se relatará en los apartados de resultados, la primacía de este tipo de derechos en la
actual constitución de la república chilena termina por decantar en una serie de eclipsamientos
realizados a los ejercicios de otros tipos de derechos, que escapan del alcance de esta generación.
28
En los derechos concernientes a esta línea ya no solo se vigila el resguardo del
ciudadano frente al Estado, sino que ahora se le exige a este último la satisfacción
de las necesidades económicas, sociales y culturales básicas de las personas: el
individuo es enmarcado dentro de su contexto. Si los DD.HH. de primera
generación se relacionaban con la protección de las garantías civiles (individuales)
y políticas, los de segunda generación hacen hincapié en fomentar la igualdad
entre sujetos y colectivos, centrándose en una mejora de las condiciones de vida
de las personas –derecho al trabajo pleno, derecho a la vivienda digna, derecho a
la seguridad social, derecho a la sindicalización–, como también en la suscripción
de mayores obligaciones por parte de los Estados para la protección de los
DD.HH. Estos derechos, al igual que los de primera generación, continúan siendo
de ejercicio eminentemente individual.
De este modo, la alusión más cercana a este tipo de derechos se puede encontrar
en diferentes declaraciones y pactos que atañen a los derechos de primera y
segunda generación. Esteban Krotz (2004) realiza la salvedad de que no se trata
de resguardar que no ocurran genocidios o procesos de pérdidas identitarias, sino
que los estados deben permitir y favorecer el desarrollo particular de las culturas
en sus diferencias. Aquí es donde también emerge la consideración del derecho a
la diferencia, el derecho a las autonomías, al libre ejercicio de la solidaridad, y a la
paz (Fundació Solitaritat, 2016).
29
En primera instancia se encuentra el derecho a la verdad, que se desprende del
derecho de las víctimas y los familiares a conocer los hechos que implicaron la
muerte de sus seres queridos, y se entiende también como un derecho que es
individual a la vez que colectivo, pues es la sociedad en su conjunto la que está
facultada y tiene la necesidad de conocer.
Por otra parte, el segundo pilar postula que no solo basta que sean de público
conocimiento estos acontecimientos, sino que también tiene que haber justicia
restitutiva. Los criterios de ésta son, en primer lugar, buscar que el Estado
restituya el daño provocado y, en la medida en que no existe la restitución del
daño por cuanto estas personas han muerto, se ha instalado el tercer pilar: el
derecho a la reparación. Este aborda básicamente las acciones que el Estado
emprende para reparar económica, moral y simbólicamente a los familiares de
víctimas de violaciones a los derechos humanos, como también hacia la sociedad.
Por lo tanto, todos ellos corresponden a un tipo de derecho que tiene una
dimensión individual y una dimensión colectiva.
Sin embargo, las memorias –al igual que los derechos– son mutables y pueden
estar en constante desencuentro. Como señala la socióloga argentina Elizabeth
Jelin (2002), “las consignas pueden en este punto ser algo tramposas. La
‘memoria contra el olvido’ o contra el silencio esconde lo que en realidad es una
oposición entre distintas memorias rivales (cada una de ellas con sus propios
olvidos)” (2002, p. 6). Así, Jelin abre el debate al entendimiento de que siempre
habrá otros derechos, otras historias, otras memorias e interpretaciones
alternativas de nuestras realidades. Es en base a esta posición teórica que se
justifica la noción de Derechos-Otros, trabajada de manera transversal a lo largo
del cuerpo de resultados de la tesis.
30
La memoria, en tanto construcción, va otorgando nuevas significaciones al pasado
personal con el paso del tiempo y selecciona recuerdos omitiendo algunos de
ellos. Siguiendo a Joël Candau (2008), el olvido9 posibilita “una censura
indispensable de la representación que un individuo o que los miembros de un
grupo se hacen de sí mismos” (p. 61). A su vez, el recuerdo “recoge y omite
nombres y situaciones, unas veces como pérdida, otras como logro y realización”
(Piña, 2013a, p. 434). El olvido –o invisibilización, a este respecto– es una “carta
de triunfo que le permit[e] a la persona o al grupo construir o restaurar una imagen
de ellos mismos globalmente satisfactoria” (Candau citado en Piña, 2013a, p.
434). Toda política del recuerdo, en este sentido, será una política del olvido.
9
Respecto a esta temática, la antropóloga Mariel Bufarini (2015) realiza una interesante
vinculación entre los usos del espacio público urbano, políticas sociales y personas en situación de
calle.
10
Víctimas de asesinato reconocidas de forma oficial, sin considerar a detenidos desaparecidos y a
personas cuyos derechos fueron vejados horrorosamente debido a la violencia política.
31
podría ser vinculado con el ejercicio de “habitar la ciudad” que otros autores como
Henri Lefebvre (1968; 1972) abordan, al defender la idea de que el habitar un
espacio implica vivirlo de forma creativa, simbólica y libre.
Desde la perspectiva del pedagogo René Calderón (2012), la obra de Víctor Jara
como solista12 puede ser separada en dos mitades: una enfocada en ‘la denuncia’
11
Desde su perspectiva, “la pedagogía es una introducción a, preparación para, y legitimación de,
formas de vida social particulares; siempre presupone una visión del futuro (…) que representa
también nuestros sueñas acerca de nosotros mismos (…) y nuestras comunidades” (2013, p. 15).
Además de ello, las formas pedagógicas no tan solo se generan y reproducen en espacios
validados como educativos (escuelas, colegios, universidades): la cultura en sí posee una
naturaleza educativa que se ejerce en los más variados espacios sociales.
12
No es objeto del presente estudio realizar una biografía de la vida de Víctor Jara, ni tampoco
referirnos en profundidad a su producción artística –que involucra, por ejemplo, la teatralidad–. Por
ello, solo algunos breves pasajes de su obra serán abordados a lo largo de las presentes páginas:
principalmente, los referentes a profundizar el entendimiento y densificación del concepto ‘derecho
de vivir en paz’.
32
de las injusticias cometidas en la vida popular y en los elementos de resistencia
que forjan una ‘canción rebelde’ (1965-1970); y otra centrada en ‘la esperanza’
(1971-1973), donde se presentan sentimientos festivos y optimistas por el triunfo
de la Unidad Popular (UP), y un aumento del protagonismo de los sectores
populares como actores fundamentales en las nuevas propuestas de construcción
de la sociedad. El álbum que da el puntapié inicial a esta segunda mitad dentro de
su obra solista es titulado “Por el Derecho de Vivir en Paz”, lanzado en 1971. La
obra contiene las siguientes canciones:
Lado A Lado B
1. El derecho de vivir en paz 7. A Cuba
2. Abre la ventana 8. Las casitas del barrio alto
3. La partida 9. El alma llena de banderas
4. El niño yuntero 10. Ni chicha ni limoná
5. Vamos por ancho camino 11. Plegaria a un labrador
6. A la molina no voy más 12. Brigadas Ramona Parra
“Indochina es el lugar
más allá del ancho mar,
donde revientan la flor
con genocidio y napalm.
La luna es una explosión
que funde todo el clamor.
El derecho de vivir en paz”
(Jara, 1971).
Si bien esta canción es de 1971, fue a partir de la aparición del disco “Por
Vietnam” de Quilapayún (1968) que se instaló en el medio musical chileno un
interés por la solidaridad en las causas revolucionarias no solo de latinoamérica,
sino que también del mundo. Como señala Claudio Rolle,
33
Se individualiza un enemigo común en Estados Unidos y se promueve la idea de un
patrimonio histórico y cultural que es preciso compartir (…). Son numerosas las
creaciones de crítica y denuncia de la injusticia y los abusos en que viven muchos
chileno, pero entre la vasta producción que existió destaca nítidamente la
contribución de Víctor Jara que, como pocos, refleja la evolución del sentido del
cantar en un proceso revolucionario” (Rolle, 2012, p. 6).
Las letras de Víctor Jara se posicionaron en directa tensión con aquella postura
del bando occidental que tendía a defender como legítimos a los derechos de
carácter políticos y civiles, en desmedro de los derechos económicos, sociales y
culturales. En este contexto, y sin perder el foco respecto a la problemática
internacional a gran escala que la Guerra Fría (1947-1991) representaba, Víctor
Jara continúo escribiendo sus canciones con la intención de llegar a los sectores
populares:
“Víctor Jara, no sólo saca al pueblo del estado de omisión y ocultamiento, con que la
sociedad de valores elitistas lo ignoraba, sino que lo sitúa como el actor social
principal, devolviéndoles el habla. Su voz ya no se oirá como un susurro entre
dientes, sino como un grito de libertad. [Como bien él cantara en ‘Vamos por Ancho
Camino’]: ‘llegó la hora del viento, reventando los silencios, ven’” (Calderón, 2012, p.
77).
34
Así, al instalarse la placa conmemorativa en el sitio de memoria durante el año
2015 –como se detalló en los antecedentes del lugar–, se asienta en él, de
manera explícita, todo el sentido de la producción musical del cantautor. Debido a
las desafortunadas y violentas acciones cometidas en dictadura, el sitio de
memoria en cuestión termina constituyéndose en un espacio que condensa
distintas capas de memoria que fueron evocadas o eclipsadas en distintos
momentos: la referente a la producción artística que el mismo Víctor Jara ponía en
relieve mediante su voz, la referente a la memoria sobre la violencia política que
asesinó a 3065 personas en Dictadura, y también la referente a las vidas de los
actores que actualmente se encuentran presentes en el sitio de memoria –ya sea
reivindicándolo como espacio de recuerdos, o como espacio de vida cotidiana–.
Como bien señala la “Mesa de Trabajo por los Sitios de Memoria” convocada por
el Colegio de Arqueólogos de Chile (2017), estos lugares poseen una historia
ocupacional previa y posterior a las acciones de violencia política. Estas diferentes
capas temporales tienen el potencial de expresarse por medio de vestigios de
distintos pasados, los cuales pueden depositarse “estratigráficamente” (2017, p.
16). Ello quiere decir que las capas de memoria sedimentan basadas “en el
principio de sucesión cronológica de las capas (…), en donde las más antiguas se
encuentran en posición inferior a las más recientes” (2017, p. 16). Sin embargo,
“ciertos eventos pueden generar fuertes intervenciones en la estratigrafía de un
sitio, trayendo como consecuencia la inversión de las capas, con lo cual los
eventos más antiguos quedan depositados sobre los más recientes” (2017, p. 13).
Los sitios de memoria son ante todo espacios de reflexión crítica en torno al
ejercicio social de los derechos humanos. Por ello, “éstos pueden ser concebidos
también como un archivo, un documento, y en este sentido, factibles de estudiar
por diversas disciplinas” (2017, p. 16). El derecho de vivir en paz se encuentra
situado, de este modo, en el contexto de aquellas capas memoriales que han
sedimentado en el actual presente histórico del lugar.
35
Acerca del tratamiento de la marginalidad y el domiciliocentrismo
36
carencia sería un valor construido que, por tanto, no es únicamente una realidad
material: es también una serie de representaciones y estigmas que recaen sobre
aquellos que son vistos como marginales (Retamales, 2011). Pobreza, carencia y
desviación se configuran como constituyentes de una retórica de la marginalidad
(Romaní, 1996).
“Se trata de una exotización de los pobres, producida por una culturización de la
pobreza: es decir, no se trata ya de una naturalización de las diferencias; las
diferencias no se sitúan ya en la naturaleza, sino en la cultura, pero no por ello
pasan a comprenderse mejor, no por ello dejan de constituir unas identidades o
unidades esenciales, sustanciales o fijas, no por ello pasan a ser permeables sus
fronteras (…). Por etnologización a la pobreza entendemos distintas formas de
individualizar a grupos sociales afectados por la desigualdad social, en tanto que
culturalmente diferentes, sean llamados “culturas” o “subculturas”: de la pobreza, de
la exclusión, de la intolerancia, de la criminalidad, etc.” (Pintos, 2015, pp. 99-100).
Este recurso es aplicado por los Estados en sus políticas de acción frente a la
pobreza, siendo replicado como un enfoque hegemónico que se adopta por las
diversas instituciones y servicios, pero que por sobre todo, permea el sentido con
el que se construyen y se aplican las leyes a través de los aparatos judiciales
(Franzé, 2013).
13
Ya sea ejercida desde el Estado o desde organizaciones de la sociedad civil: acción pública en
cuanto aborda problemáticas de ‘interés social’.
37
abajo y suprimiendo el punto de vista de los actores que, paradójicamente,
deberían ser el sujeto central en la producción de aquellas decisiones (Franzé,
2013). En distintos tiempos y de distinto modo, tanto la mirada estatocéntrica
como el recurso de etnologización a la pobreza han sido abrazados como marcos
legítimos de acción por parte de las organizaciones sociales, municipio y
empresas privadas vinculadas al sitio de memoria que nos convoca en esta tesis.
“Homeless, sin techo o sin domicilio fijo, o personas en situación de calle más
ampliamente, verán ascender así a categoría nominal y fundante uno de los
componentes que describen su realidad: el techo, o la falta de él. De paso, tal
vaciamiento también los incluirá a ellos, minusvalorados como actores,
invisibilizados societaria y comprehensivamente, otra vez al margen de su propio
fenómeno” (Piña, 2010, p. 323)
Con esto en consideración –y retomando a Romaní–, hay que tener en mente que
en nuestras sociedades occidentales los discursos tendentes “a ofrecernos
certezas, a eliminar la incertidumbre, tenían que aparecer basados en la lógica del
sistema de creencias más prestigioso en dichas sociedades, es decir, el que se ha
ido generando en torno a la ciencia” (1996, p. 303). Los dominios del discurso y
prácticas científicas, replicados en la vida cotidiana, terminan por elaborar y
practicar una serie de teorías sobre aquellos sectores que en nuestras sociedades
se perciben como más peligrosos, abriéndose el camino al desarrollo de diferentes
disciplinas “como la antropología” (1996, p. 304).
Una de las grandes tareas que han tenido que realizar siempre los humanos en
los procesos de formación y reproducción social ha sido la de “definir los límites
que se van imponiendo al caos, y la de gestionar la sociedad de acuerdo con
estas definiciones de la realidad” (1996, p. 303). Aquella tarea es coherente que la
mirada domiciliocéntrica (Piña, 2013a) actual de nuestras sociedades, la que
termina por atribuir un conjunto de discursos, gestos y rituales que etiqueten como
38
construcciones irracionales, desviadas (Romaní, 1996) y fronterizas (Grimson,
2011) a las relacionadas con el habitar en la calle.
Una noción del trabajo asociado a lo sedentario y la ciudad como espacio ideal de la
vida civil y civilizada que hace del nomadismo una otredad peligrosa. Estas son
cargas simbólicas que estructuran un imaginario que opera de manera evidente en
el modo de mirar y escribir sobre los vagabundos hoy en día: ya sea en las políticas
de gobierno entendidas como asistencia, las que intentan normar y “rehabilitar” (…),
como también en la mirada política de la vida nómade y del sujeto trashumante en
tanto ícono de resistencia a la normalización (2010, p. 20).
39
En este sentido, interesante es el presente caso de estudio a efectos de llenar la
brecha de conocimiento planteada en el estado del arte, en cuanto la forma
específica de habitar en la ciudad de las PSC se sitúa en un espacio público
catalogado como “sitio de memoria” por parte de las organizaciones sociales del
sector14 y el Estado, como se pudo detallar en la sección de antecedentes del
lugar. Un espacio de recuerdos también se constituye de olvidos, y del mismo
modo, la apropiación territorial del espacio por parte de las PSC puede ser leída
en esta clave. Desde este punto de vista, y a pesar de que el domiciliocentrismo
actúe como bisagra articuladora, una de las propuestas de esta tesis es que la
apropiación territorial del sitio por parte de las personas no domiciliadas se
practica en una temporalidad distinta a la de las organizaciones domiciliadas y los
aparatos estatales, situación que decanta en una serie de encuentros y des-
encuentros; de visibilizaciones e invisibilizaciones que están detalladas a lo largo
de los capítulos de resultados.
“No existe una memoria, sino memorias en plural; no hay una interpretación del
pasado, sino tantas como grupos constituyen a una sociedad (…). Al estudiar la
memoria de un pasado inmediatamente se percibe que existe una lucha memorial,
14
La solicitud de declaratoria del sitio de memoria que nos convoca como Monumento Histórico al
Consejo de Monumentos Nacionales, emanó directamente de la Asamblea de Organizaciones
Políticas, Sociales y Culturales de Lo Espejo (Cabeza, Paz, Lawner, Seguel & Bustamante, 2017).
40
en la que múltiples memorias están en pugna por lograr la hegemonía en el espacio
público” (Peñaloza, 2015, p. 1024).
Esta situación da cuenta de determinadas políticas del recuerdo que tienen por
objetivo conservar, transmitir y valorizar como positivo el ejercicio de visibilizar
ciertos aspectos del pasado considerados como significativos o importantes para
determinados grupos en desmedro de otros (Groppo, 2002). En este sentido, toda
política del recuerdo es inevitablemente una “política del olvido” (2002, p. 193) y,
por tanto, todo ejercicio de visibilización de un cierto enfoque sobre la realidad
social conllevará un ejercicio de invisibilización de aquello que no permite que la
imagen del grupo hegemónico –a estos efectos, el domiciliado– sea globalmente
satisfactoria.
Es así que trabajar con las memorias y Derechos reivindicados por las
organizaciones domiciliadas vinculadas con el sitio de memoria, al igual que con
aquellas memorias y Derechos que nacen de la experiencia cotidiana de vida en la
calle, permitiría entender a las políticas del recuerdo como unas construcciones
históricas que pueden ser reflexionadas y reconstruidas de forma más
democrática (Groppo, 2002), en el sentido de lo señalado por Peter Burke (2000):
[El estudio de la memoria como fuente histórica] representa una nueva forma de
acceder al pasado y apoyar sus estudios, en especial los dirigidos a indagar
respecto de aquellos grupos populares o subordinados que dejan pocos testimonios
escritos de su experiencia social pasada (…). Es necesario valorar las memorias en
tanto experiencias sociales significativas, pues constituyen un fenómeno propio y
determinante de la vida del conjunto [social]” (pp. 68-69).
41
étnico. El segundo gira en torno a que la estructura de la alteridad no es estática:
más bien es un proceso en constante transformación gracias a los contactos y las
fricciones vividas entre distintos grupos humanos. El tercero apunta a lo que
cataloga como un mito fundante de las distintas escuelas europeas de
Antropología: la definición de Cultura como equivalente a Territorio e Identidad.
Bajo aquellos preceptos, el conflicto se ve integrado de manera despolitizada
dentro de la racionalidad hegemónica, cerrando la posibilidad a que los grupos
disidentes generen historia, memoria y Derechos propios.
Por ello mismo, las teorías del contacto abordadas posteriormente por Roberto
Cardoso buscan replantear la noción de “frontera” (2007a; 2007b). Allí se realiza
un interesante ejercicio de politización del concepto de “cultura”, enfocando la
atención sobre el juego dialéctico de asimetrías en el que se encuentran y des-
encuentran distintas otredades. Aquella situación de contacto estaría basada en el
conflicto, el cual aparece adaptándose a la fricción generada entre los distintos
grupos en interacción. De este modo, desde la perspectiva de Roberto Cardoso
(2007b), la alteridad se construiría en base a la dominación: el concepto de “indio”
no se elabora hasta que se dan los procesos de dominación colonial; “indígena”
tampoco hasta que el Estado, desde una perspectiva estatocéntrica, genera
aquella noción).
16
Otros trabajos, como el de Pedro Pitarch (2003), observa precisamente lo contrario: la
‘volubilidad indígena’ como un aspecto a característico a la vez que desconcertante, existiendo en
su habla una amplia capacidad de negociación.
42
en relación a las organizaciones domiciliadas que son parte de la presente tesis.
Ello referiría a una biopolítica del poder ejercida por parte de los grupos
hegemónicos, basada en una homogeneización, cristalización y eclipsamiento de
la diferencia como fuente de la identidad legitimada: la identidad como la
captamos en un determinado momento es tan solo una cristalización momentánea
de aquél sujeto o del grupo. Creer lo contrario es una ficción de la representación
que realizamos. En este sentido, el silenciamiento de las otredades refiere a la
reproducción de las matrices eurocéntricas que Darcy Ribeiro identificaba. Así, la
relación entre Cultura, Territorio e Identificación es tensionada y ya no es
inequívoca: los grupos en contacto generan una plasticidad identitaria.
43
inicial de las jerarquías en las sociedades humanas: el género como estructura
fundante solo se reproduce si es que hay una violencia que lo mantenga, al igual
que en todo el resto de estructuras de dominación. Así, las relaciones sociales de
jerarquía se cristalizan en la reproducción cotidiana de los distintos órdenes de
estatus: una estructura de dominación puede ser ocupada por las distintas
personas que recurran a ella, en la medida que el mandato de la violencia
continúa intacto en la base del régimen jerárquico.
44
humanos no hegemónicos. A partir de ello es que se comprende que el Estado se
retire “en su función de protección y [reaparezca] en su papel de control y
regulación (…). [Estamos frente] a una sustitución de un modelo de
territorialización por otro” (Grimson, 2005, p. 8). Aquél papel de control y
regulación es ejercido mediante la violencia institucional de los aparatos estatales
frente a los grupos subalternos. A pesar de ello, y tal como Laura Rita Segato
señalase al referirse al Derecho a las Autonomías (Segato, 2016) de aquellos que
son distintos y desiguales, siempre está la posibilidad de subvertir aquellas
limitaciones: “las prácticas cruzan fronteras que las identificaciones reproducen y
refuerzan” (Grimson, 2011, p. 117).
45
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Hipótesis
46
Objetivo general
B).- Describir las representaciones que las PSC realizan sobre el sitio de memoria
en que viven, en relación a los derechos no domiciliados que representan.
C).- Detallar los modos en cómo practicado el sitio de memoria por parte de las
instituciones de Estado y entes privados que actúan en el lugar, en relación al
derecho a la propiedad al que lo supeditan.
Justificación teórica
47
memoria, tanto biográfica como política. Esto último se vuelve especialmente
relevante cuando se producen tensiones o choques entre la visión de las personas
de organizaciones domiciliadas de la comuna de Lo Espejo, en relación a las PSC
que viven alrededor del sitio de memoria en honor Víctor Jara, Littré Quiroga y
otras tres personas no identificadas.
Justificación social
Justificación ética
48
resultados que puedan ser considerados incómodos desde el paradigma
domiciliado.
Se asume, desde el punto de vista del presente tesista, que si alguna organización
social incurre en el eclipsamiento de los derechos humanos de un cierto tipo de
población –la no domiciliada– en el intento de visibilizar los DD.HH. que
consideran legítimos, ello es realizado claramente sin intención. Sin embargo,
dichas situaciones serán documentadas a lo largo de los resultados de
investigación. Tal cual señala el antropólogo Philippe Bourgois, “me niego a omitir
o minimizar la miseria social de la que he sido testigo por temor a que una imagen
desfavorable de los pobres se perciba como injusta o "políticamente incómoda",
pues eso me haría cómplice de la opresión” (Bourgois, 2010, p. 42). Sin ello, no
sería posible abrir un proceso crítico de enriquecimiento de la reflexión disciplinar
y de aporte constructivo para las organizaciones sociales domiciliadas con las que
se trabajó entre los años 2017 y 2018.
49
ESTRATEGIA METODOLÓGICA
50
de una temporalidad de visión extensa sobre los datos levantados: la perspectiva
diacrónica de la etnografía permite analizar los procesos de ajuste psicológicos y
prácticos por parte de la persona con la que se trabaja a lo largo de unidades de
tiempo tales como meses. Bachiller es enfático:
“Hay que poner atención y estar precavidos respecto a considerar los relatos
recogidos como “el resultado de un frágil equilibrio entre los procesos de revelación
y de ocultamiento” [Taylor & Bogdan citados en Bachiller, 2015, p. 142] (…). Sólo
una etnografía prolongada en un mismo espacio social es capaz de detectar
[aquellos] procesos” (2015, p. 142).
Técnicas y pertinencia
51
momentos a la estructura diacrónica de la trayectoria vivencial (Bertaux, 2006) de
las personas con las que se compartió.
“Estado del arte es investigar desde la óptica de ‘ir tras las huellas’ del campo de
conocimiento que se pretende ahondar, permitiendo determinar cómo ha sido
tratado éste y cuáles son las tendencias (Rojas, 2007) pero también hay que
asumirlo como una investigación sobre la producción investigativa, teórica o
metodológica, en donde emerge la posibilidad de articular las conceptualizaciones,
discursos y prácticas, así como indagar por la dinámica y lógica de dicha producción
(Uribe, 2004; Gutiérrez, 2012)” (Barbosa, Barbosa & Rodríguez, 2013).
52
priorizar su contenido y posterior interpretación (García et al., 1999). A su vez,
cabe destacar que resultó de especial conveniencia utilizar este enfoque de
análisis en conjunto con el software de manejo de información cualitativa Atlas.TI,
para simplificar el ordenamiento de los datos.
Delimitación muestral
53
PRIMER CAPÍTULO DE RESULTADOS. EL SITIO DE MEMORIA EN HONOR A
VÍCTOR JARA, LITTRÉ QUIROGA Y OTRAS TRES PERSONAS NO
IDENTIFICADAS
Tres son los actores que serán identificados a lo largo de este primer capítulo:
Por otra parte, se encuentran las personas que son convocadas a las actividades
de la Escuela en el sitio de memoria, pero que no necesariamente son
participantes de esta organización. En el caso de los relatos que vienen a
continuación, son aquellas personas que concurren a la Ruta de la Memoria y al
Carnaval por la Memoria de Víctor Jara y Littré Quiroga, quienes hacen uso del
espacio en las actividades realizadas al frente de la placa conmemorativa
instalada en la pared oeste del Cementerio Metropolitano.
54
Finalmente, el tercer actor clave son las personas en situación de calle que viven
dentro del área declarada como Monumento Histórico, instaladas inmediatamente
al costado sur de la recién citada placa. A diferencia de la utilización
conmemorativa que realizan sobre el sitio de memoria los dos actores
anteriormente mencionados, este último grupo desarrolla sus actividades de vida
cotidiana en el lugar. En un primer momento, mi atención se centró en enmarcar la
presente tesis respecto a aquel grupo, situación que veremos mutar a lo largo del
escrito y decantar en las disputas de derechos que son detalladas a lo largo de
estas páginas.
55
cabían más de 20 personas sentadas. A efectos del relato, me centraré en lo
ocurrido en el cuarto hito de la ruta.
Cuando llegamos al área del Monumento Histórico, hubo que bajar del vehículo-
tren: el camino dejaba de estar asfaltado y pasaba a ser de tierra con ripio. En un
espacio intermedio comprendido entre la pared oeste del cementerio metropolitano
y la reja este del ferrocarril Nos-Alameda, a aproximadamente 50 metros de
distancia al sur de la zona asfaltada, se sitúa el memorial en honor a Víctor Jara y
Littré Quiroga. Algunos pasos más allá del memorial también se observa una
pared formada por acumulación de tierra y escombros, los que dejan entrever un
techo apoyado a la pared del cementerio.
Las 34 personas participantes nos instalamos al frente del memorial17, que reza
“Por el Derecho de Vivir en Paz” (ver figura 3). La placa conmemorativa que tiene
la inscripción se encuentra incrustada en la pared del Cementerio Metropolitano y,
frente a ella, se encuentra una banca de cerámica, además de unas pequeñas
construcciones de cemento que rodean el perímetro del memorial con la finalidad
de depositar en ellas flores, escritos y velas. Dos árboles de mediana altura se
encuentran ubicados al costado del área descrita: debajo de la sombra proyectada
por el que está ubicado a la izquierda se encuentra un sillón de mimbre con
muchas marcas de uso, otorgándole un aspecto desgastado. Desde el poste de
luz ubicado al lado izquierdo del memorial cae un cable de electricidad negro, con
el cual las PSC que viven a la derecha del sitio pueden acceder al servicio.
17
A efectos de clarificar la narración, cabe destacar que por “Memorial” entiendo a la “Placa
Conmemorativa” que está inserta en la pared del Cementerio Metropolitano, conjunto a su espacio
inmediatamente circundante. Por su parte, “Monumento Histórico” y “Sitio de memoria” son usados
de manera equivalente en el texto: ambos comprenden a la totalidad de las 1,6 hectáreas que
configuran al espacio catalogado como tal, según se detalla en los Antecedentes del Lugar.
56
para dar inicio a la ronda de relatos orales. En ese preciso momento, tres perros
pequeños salieron a ladrarnos, a la vez que una persona los persiguió y se los
llevó de vuelta a la zona que está detrás del muro, desapareciendo de nuestro
espectro visual –no así del auditivo, ya que los perros seguían ladrando–.
Todas las personas presentes nos damos cuenta de la situación. Por ello, y
vinculado al punto de vista domiciliado de JM, gran parte de su relato giró sobre el
eje de la exclusión social y del abandono de los sitios de memoria, valiéndose de
la situación para efectuar una crítica al modo no domiciliado de habitar el lugar:
57
Figura 4. Fotografía de cierre de actividad por la memoria
18
18
Se puede observar cómo al frente de las personas presentes en la fotografía hay un cable
negro que provee de electricidad a las PSC que viven a la derecha del memorial.
19
La ruta a través de la cual los grupos carnavaleros transitan.
58
La apropiación territorial generada por parte de la organización configuró al
espacio, desde la semana previa a su realización, de una manera completamente
diferente a cómo es practicado en su cotidianidad20 por parte de las personas en
situación de calle que vivían en el lugar. Al realizar esta afirmación me refiero a
que si bien para la Escuela era cotidiano realizar actividades culturales vinculadas
a fechas en las que se re-memora la violencia política ejercida en el periodo de
dictadura, también lo era para las PSC del lugar el que sus espacios de vida sean
reconfigurados materialmente. Son dos cotidianidades que se mueven en distintas
temporalidades de apropiación territorial. Como bien se detalla en el relato de OR,
una de las PSC que vive en el sitio de memoria:
“Ya estamos acostumbrados. Ponen año a año [una separación hecha con] malla
kiwi… ellos allá y nosotros acá. Pero no es mala la weá, porque durante el año
nosotros estamos aquí y no le hacemos daño a nadie, ellos tampoco nos hacen
daño a nosotros. Es normal ya, no es como que no sepamos que van a estar… y
ellos también saben que estamos acá durante el año. Y es bueno, porque es el
único lugar de donde no me han echado” (OR, persona en situación de calle, 43
años).
20
Como se propone en el capítulo de resultados siguiente, ambas son temporalidades cotidianas:
difieren en la forma en como hacen sistemáticamente uso del espacio del sitio de memoria.
59
Fuente: búsqueda propia en base a Google Earth (2017).
“No es fácil hablar ante tanta gente. Nuestra gente, nuestro pueblo. Víctor, siempre
Víctor. Septiembre maravilloso nace él, el 28. Pero la mano siniestra de la dictadura
fascista le arrebata la vida el 16 del mismo mes. Pero aquí está. Está Víctor a través
de ustedes: en sus bailes, en su cultura, en su sencillez y en la clase de pueblo que
él era. Del campesino, de la cultura nuestra es su mensaje. Hoy día es un día
hermoso, lo veo en los bailes, en los colores, en las canciones. En cada uno y cada
una de ustedes, porque están transmitiendo eso, la sencillez. Víctor ha traspasado
las fronteras nacionales en todas partes del mundo y permanentemente se aplica su
legado. Porque la verdad tiene que ir acompañada de la justicia plena, y ésta tiene
que estar con la memoria nuestra, la memoria de aquellos que se la jugaron pero
que está en cada uno de nosotros y nosotras. Les da miedo a que volvamos a
construir una sociedad como la que queremos, no la que nos quieren dar” (Alicia
Lira, Presidenta AFEP).
60
En este sentido, las PSC que vivían en el sitio cayeron fuera del espectro de lo
que es legitimado como visible para la organización social encargada de la gestión
del evento cultural, como también se sitúa de manera eclipsada a las figuras que
fueron encontradas muertas conjuntamente a Víctor Jara: Littré Quiroga y las tres
personas no identificadas que fueron encontradas en el sitio –las cuales quedan
incluso invisibilizadas en el nombre con el cual se realizó la difusión del Carnaval
por la Memoria–. En este sentido, los actos de apropiación territorial del espacio
configuraron una política del recuerdo domiciliada que dio la espalda a las
personas que –paradójicamente– viven en este lugar y que, por tanto, han logrado
ser suprimidas del espectro del recuerdo de los participantes de la actividad de
memoria. Desde esta lectura, las PSC quedaron exiliadas de la lectura del ‘sí
mismo’ que es realizada por las personas participantes de la instancia.
Sin embargo, las PSC habían continuado viviendo en el lugar “desde hace más de
dos años”, como bien reconocieron RN y HM al ser preguntados por el tiempo que
llevan viendo a las PSC vivir en el lugar. Ello refiere a una disputa por el sentido
de apropiación territorial con el que las organizaciones por que reivindican la
defensa de la memoria sobre la violencia política practican al espacio en cuestión.
La constante pugna de significaciones y usos asociados al lugar dio cuenta de la
existencia de múltiples capas de memorias presentes, como puede ser visible en
el testimonio de OR, una de las PSC que vive en la zona invisibilizada por la
disposición de la malla verde en el Carnaval:
“Pero vivir en la calle es la vida real. Llegaron hasta ahí nomás po’. Ahí hicieron…
habían puesto unos palos con malla de kiwi, para que no se viera pa’ acá po. Y no
hay drama. Yo creo que Víctor Jara está más vivo que nunca (…). Mi perrita, que en
paz descanse, a mí me la mataron, la mamá de las perras. A veces se ponía aquí y
se ponía como a conversar con el Víctor Jara. Yo la recuerdo. Tú te day cuenta
cuando a un perro le haces cariño… Se ponen ahí lindos. A veces por la noche se
escuchan guitarras. Pero no hay nadie. De repente allá en el monolito se veían
como unas sombras, unas siluetas po. Yo creo que es Víctor, que mi perrita también
conversa con él” (OR, persona en situación de calle, 43 años).
61
algo que también conllevó efectos positivos para ellos: una normalización
estratégica, en cuanto no ser vistos implicó una cierta disminución del riesgo de
desalojo forzado de sus rucos, lo que por ende constituyó una otra forma de vivir
en paz.
Detrás del muro: el lugar de la apropiación cotidiana del espacio por parte de
las personas en situación de calle
“Ya po’, yo después de estar en la cárcel por el tema del tráfico intenté volver a mi
casa. Estaba en Puerto Montt preso, pero cuando quise volver… Ya no pude con mi
familia. Entonces empecé a vivir cerca acá, tiradito en la población. Y me vine pa’l
21
A efectos de lo dispuesto a lo largo del escrito, se entenderá por ruco al lugar construido por una
PSC para realizar sus actividades de vida cotidiana: dormir, comer, escuchar música, compartir,
resguardarse del frío o del calor… estar. El concepto puede ser utilizado como símil a hogar.
62
Cementerio, pero me desarmaron todo en un momento22 y así me tiré pa’ acá hace
como dos o tres años, es mucho más tranquilo…” (OR, PSC, 43 años).
De la llegada a los rucos: primer acercamiento
“Sentía que llegar e interrumpir las vidas de quienes estaban viviendo en el sitio era,
cuando menos, violento… ¡Sobre todo después de efectuarse un carnaval de tan
grandes proporciones como lo fue el de septiembre! Pensaba que era
perfectamente lógico que no me quisieran recibir por ello mismo (podían estar
agotados, o haber vivido una mala experiencia) y socavaba automáticamente toda
esperanza de ir al sitio y entablar lazo alguno. Conversando de esto con Katherinne,
gran amiga y compañera, ella decide acompañarme en el primer acercamiento a los
rucos” (Cuaderno de campo Gonzalo Peña, 2018).
Tras gritar ‘aló’ un par de veces más y esperar sin que saliera alguien del ruco
norte, decidimos seguir caminando hacia el sur, alejándonos del memorial y del
primer ruco. A pocos pasos de andar el muro de escombros disminuyó, dejando
ver el segundo ruco ubicado hacia el sur. Este era ligeramente más grande que el
primero y en su puerta de entrada –una lata de color verde– estaba escrito con
tiza blanca “NO ENTRAR”: según me comentaría OR meses más tarde, era
22
Este tema se abarcará en el tercer y último capítulo de resultados.
63
porque de vez en cuando encontraba su puerta abierta y le entraban a robar. A la
derecha de la puerta habían platos con comida para perros. Con mi acompañante
alcanzamos a notar que estaba sonando cumbia dentro del ruco, tras lo cual
decidimos primero recorrer el resto del área declarada como Monumento Histórico,
para luego retornar a gritar ‘aló’ por segunda vez.
Tras caminar a lo largo del sitio llegamos al extremo sur del área declarada como
Monumento Histórico, que empalma con una rotonda vehicular bastante
transitada. Como señalo en anotaciones del cuaderno de campo, con Katherinne
(y posteriormente el mismo día con las PSC que vivían en los rucos) creíamos
erradamente que la ruta que se estaría construyendo en el lugar buscaría conectar
Avenida La Feria con Vespucio Sur, algo que en el futuro temíamos socavaría las
64
dinámicas de vida de las PSC que viven en el sitio, como también las actividades
de las organizaciones sociales y culturales del sector.
La persona llegó y nos saludó afectuosamente: se llama RM. Nos comentó que
venía de fumigar un patio y que una “vecina del lugar” le regaló aquella cadena de
globos. Vestía ropas de color azul, desteñidas y manchadas por el trabajo con los
químicos de fumigación. Además, portaba en su espalda un tanque con la mezcla
de líquidos y una manguera con difusor para rociar su contenido.
““Ya po weón, tráete a la regalona pa’cá”, grita RM. “Ya weón, porfa, que la tengo
llena de garrapatas”, le responde la persona que tenía el palo en la mano, botándolo
al suelo. Resulta ser que la persona en bicicleta era un amigo de las PSC de los
rucos” (Cuaderno de campo Gonzalo Peña, 2018).
En el intertanto en que la persona que vivía en el ruco sur fue a buscar a sus
perros, RM nos comentó que él vivía cerca de allí:
“RM estaba cruzando a su casa ubicada “en los departamentos del otro lado de la
línea, como todos los días”, y que por eso conoce a “los cabros que viven aquí”. Nos
comenta que con ellos hace “algunos pololitos23 por aquí, otros por allá…”, y que
cuando puede, trae “algunas cositas y hacemos un asadito, a veces cuando está
muy sucio también vamos a limpiar el memorial” [mientras lo dice, apunta hacia el
norte con su dedo, en dirección a la placa conmemorativa del memorial]”.
Ello reveló una interesante relación entre el modo de habitar no domiciliado, con la
23
Trabajos esporádicos e informales.
65
memoria domiciliada que es defendida por las organizaciones sociales que
trabajan en el lugar. Básicamente, el que las PSC se vean involucradas en
acciones de cuidado de la placa conmemorativa del memorial rompe aquella
oposición tajante que se señaló en el discurso de JM, enmarcado dentro de la
actividad de la Ruta de la Memoria recientemente expuesta en la discusión de
resultados.
La PSC que vivía en el ruco sur volvió al lugar con sus perros. Tras algunos
segundos de silencio, RM le dijo: “¡Ya po! Dale tú si los querís fumigar, dale tú”.
Así, el ciclista le pasó el tanque de fumigación a la persona que vivía en el ruco
sur. Viéndose algo entrampado en el proceso de colocarse el tanque, este último
pidió ayuda a Katherinne y a mí. Ese fue el momento en el cual nos presentamos:
la persona que vivía en el ruco sur se llama OR.
Acto seguido, RM le enseñó a OR cómo mezclar los líquidos del tanque. La PSC
se encontraba haciendo caso a las instrucciones, hasta que crujió fuertemente una
palanca del tanque que permitía el ingreso de líquidos, rompiéndose una pieza de
ella y estancándose el contenido en la manguera. Esta quedó goteando y con ella
alcanzó a rociar a sólo uno de sus perros, que acudió sin vacilar cuando fue
llamado por OR. Le pregunté cómo se llaman los perros y OR me contestó:
“Se llaman Pelusa uno, dos y tres… el cuarto se llama Bonito, por la cicatriz que
tiene en su rostro. Antes tenía ocho perros, tres se me escaparon y a una me la
mataron por la noche, creo gente Muni24” (Cuaderno de campo Gonzalo Peña,
2018).
A raíz de la pregunta sobre sus perros, OR nos empezó a contar algunas historias,
frente a lo cual nos empezamos a reír por los finales tragicómicos que ellas tenían.
Después de unos diez minutos de conversación, OR solicitó ayuda para quitarse el
tanque de fumigación que aún mantenía en su espalda, para que junto con RM
pudieran hacerle algún arreglo y terminar de rociar líquido a sus perros. RM actúa
rápidamente y le ayuda a sacárselo. Casi inmediatamente este último nos pasó
una pequeña botella a Katherinne y a mí para que leamos la etiqueta. El rótulo
decía que el contenido mata baratas, chinches, pulgas, garrapatas y también
distintos insectos presentes en frutas y verduras. Se la devolvemos y él le echa
aproximadamente ¼ del líquido a la mezcla que tiene en el tanque.
24
Se refiere a la Municipalidad de Lo Espejo. El sentido de la frase se comprenderá tras leer el
último capítulo de resultados de esta tesis.
66
lo mismo con los otros dos perros restantes, dejándolos completamente
empapados. Junto con Katherinne observamos cómo las garrapatas, grandes y
redondas, caían muertas de sus pelajes, a la vez que los perros quedaban
notoriamente adormecidos y se recostaban a un costado del ruco sur de OR. En
aquel momento me cuestioné si los perros lograrían sobrevivir.
67
SEGUNDO CAPÍTULO DE RESULTADOS. LA INTERVENCIÓN SOBRE EL
SITIO DE MEMORIA
Esta disposición cronológica que adopta la forma de una hoja de ruta sigue la
huella de las notas de campo escritas durante un breve periodo del transcurso de
la investigación, a estos efectos el momento comprendido por el inicio de la
intervención del sitio de memoria por parte de las empresas privadas y su fin,
entre noviembre de 2017 y febrero de 2018. Tomadas a mano, ellas fueron
contrastadas y densificadas con reflexiones que surgieron a lo largo del proceso
de escritura de esta tesis a partir, entre otros, de la incorporación de contenidos,
análisis, escucha de grabaciones de voz, reflexiones y toma y observación de
fotografías.
68
La hoja de ruta aquí dispuesta, por consiguiente, se constituyó en la forma de
textualización antropológica elegida para vertebrar el segundo apartado de
discusión de resultados de esta tesis. En este sentido, la estrategia presentada se
configura como dispositivo resultante de la sistematización de los materiales
producidos, sumado a la incorporación de reflexiones teórico-prácticas que
aportan a la ampliación de la discusión. Su cronología, por lo mismo, es clave para
generar una más clara caracterización de las situaciones de conflicto y disputa
entre las distintas partes involucradas, toda vez que posibilita la no supresión del
carácter situado y parcial del proceso de construcción del entendimiento de lo que
fue ocurriendo en el lugar.
La hoja de ruta
“¿Será una autopista?”, preguntó OR en voz baja. “Me tinca que sí”, le respondí,
mientras el ruido incesante de las máquinas nos acompañaba a eso de las diez de
25
A partir de este punto, las citas entre comillas empleadas dentro del párrafo referirán a citas
textuales del diario de campo de Gonzalo Peña (2018) y/o a grabaciones de voz tomadas con
consentimiento expreso de las personas participantes de las situaciones.
69
la mañana. OR comentó que los escombros comenzaron a ser arrojados la
primera semana del mes de noviembre. “Han sido 20 días y ya están aquí al ladito.
¿Pasarán por encima nuestro?”. Sin saber que responder, ambos quedamos en
silencio.
Es en ese momento en que me percaté que los cuatro perros de OR estaban con
vida. Salen junto a JV26 desde el ruco norte. Me alegró saber que los animales
estaban bien y que habían sobrevivido la fumigación: estaban incluso con el pelaje
brillante y moviendo su cola de un lado a otro. Los perros se tiraron encima mío y
les hice cariño. Acto seguido, OR me llevó a la placa conmemorativa del sitio de
memoria. Allí, él se sentó en el sillón de mimbre que está ubicado a un costado de
ella, bajo la sombra de uno de los árboles del lugar.
26
JV es la persona que vive en el ruco norte. Ligeramente más viejo que OR, no aceptó participar
de la presente investigación. Ello no cerró la posibilidad a compartir con él en tiempos venideros,
de manera que solo se hará mención a su presencia-ausencia física en relación a OR.
27
Encarcelamientos.
28
Trabajos informales y esporádicos.
70
vociferado por JV contra las PSC en la Ruta de la Memoria–; en otros momentos,
las mismas son integradas, como se puede observar con el ofrecimiento de trabajo
por parte de vecinos domiciliados del sector.
71
Figura 10. Intervención sobre el sitio de memoria
Cinco días después de la última visita al sitio de memoria, observé que los
trabajos de depósito de materiales habían continuado. A eso de las 15.00 horas
me encontré en bicicleta, cruzando lentamente el sitio sin encontrar persona
alguna, tras lo cual me detuve en las afueras del ruco de OR. Acto seguido,
observé los alrededores: un montículo de tierra invadía el espacio del ruco
tocando la pared y su puerta de entrada que, paradojalmente, decía “NO
ENTRAR”.
72
instalada, me pareció atingente denunciar la situación al Consejo de Monumentos
Nacionales, lo que pude realizar a través de los contactos de correo electrónico de
dos trabajadores de la institución. Ellos fueron proporcionados por JB, una
docente del Departamento de Antropología de la Universidad Alberto Hurtado.
Dentro de la denuncia incluí29 el riesgo al que estaban expuestas las PSC del
lugar: ¡bastaba con una mala maniobra de la persona que conducía el camión
para sepultar el ruco sur y, de paso, atropellarlas a ellas o sepultarlas bajo los
escombros!
Antes de despedirme le pregunté si sabía algo más de las PSC que estaban
viviendo en el sitio. GR contó que sí: que ellas comenzaron a tirar piedras a los
camiones el miércoles 22 de noviembre en más de una ocasión. Al día siguiente,
ellas ya no estaban en sus rucos: según consta en anotaciones de mi diario de
campo, GR los fue a “visitar para obtener más información sobre los daños al sitio”
y nadie había salido. “¿Qué habrá pasado?”: esa fue la pregunta que GR y yo nos
realizamos ese día antes de despedirnos.
29
Véase primer correo en anexo II.
73
Martes 28 de noviembre de 2017
74
violencia política, la actuación de la Escuela hasta aquel momento había puesto
énfasis en la protección de un cierto tipo de derecho domiciliado, relacionado con
la ocupación del sitio de memoria para actividades masivas de conmemoración.
Aquel énfasis, sin embargo, había decantado en una conculcación de los derechos
relacionados a ser y estar de manera otra –aquellos vinculados a lo no
domiciliado–. En este sentido, se empezó a vislumbrar cierto paralelismo en el
modo de actuar del Cementerio Metropolitano y la Escuela Artística Comunitaria.
Por una parte, el impulso de la acción judicial del primero dejó de lado cualquier
referencia a la presencia no domiciliada en el sitio de memoria; por otro lado, la
inacción de la segunda organización posterior a la realización del Carnaval por la
Memoria en septiembre daría cuenta de una preocupación por el sitio de memoria
reducido a una clave domiciliante, donde las PSC no tenían cabida.
Concurrí al sitio de memoria a eso de las seis de la tarde. Estaba casi idéntico al
sábado 25 de noviembre: sólo se habían continuado depositado áridos en el
extremo sur del sitio, lejos de los rucos y del memorial. Estoy durante cuatro horas
sentado frente a la placa conmemorativa: ninguna persona transitó por el lugar.
Únicamente se escucha el Metrotren pasar constantemente, cada quince minutos.
Me retiré a las diez de la noche.
Fui al sitio de memoria faltando dos horas para el mediodía. A la distancia observé
aplanadoras trabajando en el lugar, más no camiones depositando tierra. Me fijé
en que la entrada del ruco de OR estaba libre del polvo y que las piedras que
habían caído por el trabajo de las maquinarias ya no estaban. No obstante, tras
revisar el lugar, me percaté de que no había alguien dentro de él; misma situación
en el ruco norte. Al continuar mirando el suelo noté que había restos de comida
para perros esparcida por los alrededores: era posible que ellos hubiesen
retornado durante el fin de semana.
75
llamadas telefónicas: los distintos funcionarios que contestaban las llamadas
señalaban constantemente que enviarían a un encargado del área de Obras
Públicas a revisar la situación. Por aquél entonces, lo más cercano a una
respuesta concreta provenía de parte del Consejo de Monumentos Nacionales,
institución que acusó recibo del correo con los antecedentes que envié el 24 de
noviembre.
En el ruco nuevo no había nadie. Medía unos 7x7 metros. Tenía una bandera
chilena que se encontraba flameando sobre su techo.
76
Jueves 14 de diciembre de 2017
Aquél día logré conversar con la nueva habitante del ruco ubicado al sur del
memorial: su nombre es JH. Sus facciones y acento no parecían ser locales, de
manera que le pregunté si era de Chile: ella me respondió “soy del mundo”.
Compartimos comida que llevaba en mi mochila y nos sentamos un rato a
conversar frente a la placa conmemorativa. Ella comentó que la han “sacado a la
fuerza” de otros tres lugares antes de llegar a vivir en el sitio de memoria. También
comentó que tiene un pierno (pareja), con quien vivó esporádicamente en un
conjunto de edificios ubicados al otro lado de la línea del tren. Lamentablemente
peleaban en exceso, lo que decantó en un quiebre amoroso tras vivir una
sistemática violencia de género: “salí de una relación tóxica, donde había hasta
golpes”.
Mientras se va levantando pausadamente del banco de piedra, ella dice con voz
visiblemente afectada: “hay veces [que] es mejor olvidar, porque si no una no
puede seguir”. Se despide de mí con un abrazo, comentando que se “irá a dar
unas vuelticas por los blocks del frente”.
30
En referencia a apropiarse del lugar.
77
como también la clara intervención de una máquina aplanadora que eliminó ciertas
irregularidades que estaban presentes en la ya aplanada plataforma de tierra.
78
La actividad convocó cerca de cincuenta personas, haciéndose una breve
mención en el discurso de cierre a “la intervención que ha recibido el sitio de
memoria después del carnaval”, según consta en anotaciones del diario de campo.
A su vez, también mencionaron la incapacidad física que les había dificultado
hacerse presentes en Monumento Histórico: las actividades que realizaban son
completamente voluntarias, no dejándoles tiempo para realizar otras actividades.
En este sentido, la mayoría de los esfuerzos vinculados al sitio de memoria por
parte de la organización domiciliada giraron en torno al Carnaval por la Memoria,
realizado año tras año en el mes de septiembre. Por ello, RN –en su calidad de
fundadora de la Escuela– realizó un llamado colectivo a estar alertas sobre lo que
aconteciese en los próximos meses, tiempo en el cual la organización tomaría un
receso de verano.
Tras su retirada, RN también se despidió. Por ello, decidí emprender rumbo hacia
al sitio de memoria. Llegué al lugar a eso de las ocho y media de la tarde,
confirmando que no había nuevos rastros de JV, OR o alguno de sus perros. A su
vez, era patente el hecho de que se habían depositado más escombros en el área
circundante al lugar donde vive OR. El ruco de JH continuaba desarmado. Un par
de velas consumidas frente al memorial era uno de los pocos cambios
observables aquel día, además de algunas flores que habían sido cortadas
recientemente y que aún conservaban vida en ellas.
79
la posibilidad de realizar en el futuro los Carnavales por la Memoria de la Escuela
Artística Comunitaria, o cualquier otra actividad que se pueda realizar en el lugar
desde el punto de vista de los derechos domiciliados que estaban en juego.
Faltando veinte minutos para las nueve de la noche, aquel día revisé el correo
electrónico y me encuentro con que PS, encargado técnico de Monumentos
Históricos del Consejo, había realizado una visita presencial al sitio de memoria el
día de 03 de enero de 2018, constituyendo a partir de su visita un informe
presentado ante la comisión de Patrimonio Histórico. Aquella comisión decidió
acoger la denuncia electrónica que interpuse el 24 de noviembre de 2017 por
daños al sitio de memoria, a la luz de la Ley de Patrimonio. Me informan también
que el Cementerio Metropolitano está jugando sus cartas legales para frenar la
acción de los privados en el sitio de memoria. ¡Qué alegría! Constancia de ello
también fue una efusiva anotación que realicé en el diario de campo: “¡¡Han
respondido el correo que envié al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN)!!”.
¿Qué significó todo esto? Que las toneladas de escombros vertidos en el lugar
provenían de la construcción de aquel mall. ¿Qué implicancias tuvo esto a efectos
de los derechos que estaban en juego en el sitio de memoria? Demasiadas: en
primera instancia, a nivel de las PSC que vivían en el sitio vinculadas al “derecho
de habitar la ciudad”, como bien mencionaría Lefebvre (1968; 1972); o al “derecho
de vivir en paz”, como cantaría Víctor Jara en su canción homónima (1972).
También tuvo implicancias a nivel del trabajo de las organizaciones domiciliadas
que actuaban reivindicando la memoria sobre la violencia política en dictadura,
como lo son la Escuela Artística Comunitaria y la Fundación Víctor Jara. A su vez,
80
también tuvo relevancia a nivel del ejercicio del derecho a la propiedad por parte
de los consorcios económicos involucrados en la intervención material extrema del
lugar.
Frente a todo ello, nuevas dudas emergieron: ¿qué rol tiene la Municipalidad
dentro de este escenario? Su silencio y nula presencia en el sitio de memoria
generó, personalmente, una sensación de sospecha bastante grande en relación a
las atribuciones y márgenes de la inacción municipal. Además de ello, me pareció
extraño que los trabajos en el sitio se hayan continuado realizando: la ONI se
concedió a principios de diciembre de 2017 y, a pesar de ello, los camiones y las
aplanadoras continuaron con su labor.
Una hora después de haber leído el correo enviado por PS, recibí una breve
llamada telefónica de OR. Tras saludarnos cálidamente, preguntó sobre cuando lo
iría a visitar… ¡Supiera él que había ido bastante seguido a verle! No me
encontraba en Santiago aquella semana, por lo que le comenté que iría a visitarle
pronto. Convenía mantener la cabeza fría: se acababa de presentar muchísima
información nueva, que cambiaba todo el panorama que se venía dibujando desde
el año pasado en el sitio de memoria.
“¿Qué quiere decir esto? Que tanto las experiencias biográficas y políticas de las
personas que viven cotidianamente en el sitio de memoria, como las de aquellas
personas y organizaciones que se apropian del sitio en ocasiones puntuales, van
sedimentando diversas capas de olvidos y recuerdos. Ellas no quedarían dispuestas
únicamente “unas por sobre las otras”; más bien, se depositarían y dispersarían de
manera catastrofista: en distintos ángulos, incluso, atravesándose entre sí (a pesar
de que unas sean más visibles que las otras), constituyendo el presente histórico del
lugar” (Cuaderno de campo Gonzalo Peña, 2018).
81
empresas privadas y municipio–. Por ello, incorporé en el estudio la noción de
frontera (Grimson, 2005; 2011) dibujada entre el domicilio y la falta de él: el tema
de tesis había cambiado. Así, si la perspectiva domiciliocéntrica (Piña, 2013a)
establecía una suerte de frontera que reunía y separaba a las PSC y a las
organizaciones domiciliadas del sector, ya no bastaría con leer el tema en clave de
memorias biográficas y políticas de las PSC y de las organizaciones vinculadas al
sitio de memoria. Más bien, el tema se debía complejizar y apuntar hacia el debate
sobre los derechos humanos: ¿por qué algunos de ellos se pueden defender más
y mejor que otros, a luz de la frontera de lo domiciliado? ¿Qué vinculación existe
entre aquellos derechos (los más legítimos y los ‘otros derechos’) y las prácticas,
representaciones y disputas palpables actualmente en el sitio de memoria?
82
A su vez, aquél sesgo es extensivo al accionar institucional de la Fundación Víctor
Jara, que hasta aquella fecha continuaba ausente respecto a las labores de
visibilización de daños que había sufrido el sitio de memoria y la placa
conmemorativa del lugar, pero presente a nivel mediático en lo que refería a
ejercicios de invalidación de los modos no domiciliados de habitar, tensionando
negativamente aquellos derechos concernientes a las personas en situación de
calle según consta en una de sus notas de prensa (Fundación Víctor Jara, 2018a).
La última vez que vi a alguien de la Fundación fue el día 29 de diciembre de 2017,
en el contexto de la inauguración del mural hecho con técnica de mosaico en las
afueras de la sede de la Escuela Artística Comunitaria.
Por su parte, en lo que decía relación con el contacto establecido con el Consejo
de Monumentos Nacionales, aquella semana hicieron envío de más información
relevante, producto del contacto electrónico entablado con PS, uno de sus
funcionarios. Aquella vez la información entregada eran interesantes fotografías
sobre momentos específicos en que se había realizado intervenciones sobre el
lugar. Efectivamente: la empresa Ecaval continuaba trabajando en el área… ¡De
manera ilegal!
83
Figura 13. Control policial a la empresa interviniente
Leí la causa judicial entera. Por fortuna, ésta se ve muy favorable para los
intereses de la parte acusatoria (Cementerio Metropolitano), quienes alegan que
los trabajos efectuados en el lugar son realizados sobre terrenos de su propiedad
y, por ende, ilegales al no estar autorizados por ellos. En consecuencia, abogan
por la remoción de la totalidad de los escombros presentes en el sitio.
“Suerte que no taparon los rucos con la tierra que tiraban los weones. Era caleta,
igual extraño… pero si tu decís que no es una pista vehicular lo que están haciendo,
te creo. Avísame cualquier cosa, llámame o algo, pero ya no creo que se piteen el
ruco, creo que va a estar más tranquilo todo ahora” (Cuaderno de campo Gonzalo
Peña, 2018).
84
Jueves 18 de enero de 2018
Aquél día concurrí al sitio de memoria, estando entre las 16.00 y las 17.30. No
había presencia de personas en el lugar, a excepción de un par de transeúntes
que cruzaron caminando el área de sur a norte. A su vez, tampoco existían
indicios de que se hayan realizado más trabajos de intervención con áridos por
parte de las empresas asociadas a la construcción del mall en Peñalolén. Sin
embargo, algo distinto había: el ruco de JH que se encontraba en estado de
abandono estaba nuevamente armado, encontrándose compuesto por una
estructura inicial de cuatro puntos de apoyo de madera, una techumbre y una
bandera chilena en el frontis del ruco. Lamentablemente, no hay ninguna persona
dentro de él con la que pudiera conversar.
85
Figuras 14, 15, 16 y 17. Comparación satelital de los trabajos en el sitio: noviembre-diciembre.
Rectángulo azul refiere a área de disposición de escombros; zona circular amarilla a los rucos al sur del memorial
86
Lunes 22 de enero de 2018
Aquél día, después de varios intentos, nos reencontramos con OR. Acompañado
de sus perros y sentado en el sillón de mimbre, conversamos sobre lo que había
sido de él estos meses y, también, sobre cómo ha avanzado la causa judicial por
la defensa del sitio de memoria. Nos reunimos en la Placa Conmemorativa entre
las 08.30am y las 10.30am.
“durante el último tiempo que estuve viviendo aquí en el sitio, no me había pasado
esto, nada de nada, al menos desde hace rato. Por eso decidí volver acá, al lado de
toda esa tierra, al lado de todo… [apunta a los escombros]. Era piola, quieto,
escondido” (Cuaderno de campo Gonzalo Peña, 2018).
En ese instante, OR sinceró su punto de vista respecto al tema: “no creo que a
nosotros nos sirva de protección algo legal… quizás a los que hacen los
carnavales sí, pero a nosotros no”. Ello refirió a un ejercicio de comprensión de la
incompatibilidad existente entre los derechos no domiciliados de quienes vivían en
el sitio de memoria, respecto a las retóricas y canales de acción judiciales que no
incluyen mecanismo alguno de protección de aquel tipo de derechos.
Restando bastantes horas del día, me dirigí a la garita de entrada sur del
Cementerio Metropolitano con la intención de buscar a GR, a quien encontré en el
lugar. Comenzamos a hablar y me comentó que a nivel legal, la situación judicial
del recurso de protección era desfavorable: había visto a las empresas continuar
con la intervención del sitio de memoria de manera intermitente. Desde su
87
perspectiva, la acción judicial no surtía efecto: según les comentó el abogado del
Cementerio, las empresas estaban “golpeándolos por el lado del derecho a la
propiedad”, el cual se encuentra ubicado más arriba en la escala constitucional
que la Ley de Patrimonio que regula y protege a todo Monumento Histórico
Nacional. Por lo que sabe, los privados involucrados en la disposición de
escombros habían puesto en duda la propiedad del Cementerio Metropolitano por
sobre el territorio que comprendía al sitio de memoria, lo que dificultó cualquier
acción legal que intentase detener los trabajos en el lugar. GR también matizó
comentando que la Municipalidad de Lo Espejo estaba jugando sucio, ya que al
decir que los terrenos eran de propiedad municipal y no del Cementerio
Metropolitano, terminaron por otorgar validez a la intervención empresarial. Esta
situación sería desastrosa desde la perspectiva de GR y la mía, en cuanto la
Municipalidad habría entregado autorización para intervenir el sitio de memoria.
“Siento que están sepultando la memoria de todos (…). Yo estoy a favor del
Patrimonio Histórico y en contra de matar por segunda vez a todos quienes ya
fueron muertos cobardemente (…). En mi familia también hubo víctimas de la
dictadura, no es sólo que estén pasando a llevar a las cinco personas del memorial,
sino que a todo lo que representan” (GR, trabajador del Cementerio, 60 años).
Tras conversar más de dos horas, decidí retirarme del lugar a eso de las tres de la
tarde. En este sentido, mucha información relevante se ha incorporado: OR ha
vuelto al sitio de memoria; la Municipalidad, según GR dice, probablemente estaría
involucrada en la autorización de considerar al sitio de memoria como un botadero
municipalmente autorizado y, sobre todo, las contrapartes privadas estarían
ganando las disputas legales en base a enarbolar como legítimo el derecho a la
propiedad.
88
Sábado 27 de enero de 2018
Uno de los temas de conversación recurrentes que tuvimos en durante ese mes
era la ausencia de movimientos en el sitio de memoria. Mientras que las disputas
a un nivel jurídico-legal se han movilizado a un ritmo geológico (extremadamente
lento), las actividades vinculadas al derecho a la memoria sobre la violencia
política realizadas en el sitio fueron nulas. Esta situación no cambió hasta
89
mediados de marzo, fecha en la cual la Escuela Artística Comunitaria terminó su
receso de verano y realiza una visita al Memorial.
90
Así, a partir del mes de abril de 2018 empecé a relacionarme de manera más
directa con aquellas dos organizaciones domiciliadas: la Escuela Artística
Comunitaria y la Fundación Víctor Jara. Bajo el entendido de que el derecho a la
memoria sobre la violencia política es igualmente válido que el derecho de vivir en
paz de las PSC que viven en los rucos del sitio de memoria, decidí entablar un
trabajo sostenido con ambas organizaciones (en otras palabras: no fijé la mirada
únicamente en las PSC que habitaban en el sitio de memoria).
91
el marco de las actividades de visibilización de los daños que había sufrido el sitio
de memoria.
Los encuentros y desencuentros entre las distintas partes involucradas dan cuenta
de una construcción compleja del sentido de cada una de aquellas
temporalidades. Como bien señala la socióloga argentina Elizabeth Jelin (2002):
“[el sentido del pasado se ubica en] un presente y en función de un futuro deseado.
Si agregamos a esto la existencia de múltiples subjetividades y horizontes
temporales, queda bien claro que la complejidad está instalada en el tema. ¿De qué
temporalidades estamos hablando? (…). El presente contiene y construye la
experiencia pasada y las expectativas futuras. La experiencia es [como señala
Koselleck] un pasado presente, cuyos acontecimientos han sido incorporados y
pueden ser recordados [u olvidados]” (p. 12).
31
Las notas de campo que sirvieron como insumo principal para la elaboración de la hoja de ruta
se encuentran disponibles en la siguiente dirección:
https://drive.google.com/drive/folders/1m29SyJpaDlCKUrcOzjST2vi2l-qTJv6-?usp=sharing.
92
93
El punto en común que tenían los actores de la primera línea de la figura anterior
es que, como observamos en la hoja de ruta, compartían un rasgo esencial: su
presencia en el sitio estaba delimitada a temporalidades de corto aliento –pero no
por ello menos profundas en sus efectos–, efímeras en comparación a la práctica
del sitio como espacio de habitabilidad en el día a día por parte de las PSC que allí
vivían. Además, producto de las relaciones de causalidad que se pudieron
establecer entre cada uno de aquellos actores, la temporalidad de la apropiación
material del sitio y/o las decisiones que las distintas partes tomaron sobre él fueron
representadas mediante eventos ubicables dentro de una misma línea temporal.
94
Nacionales (CMN) en la pugna por dirimir la vertiente legal correspondiente a la
intervención realizada por las empresas privadas en el lugar.
32
Toda causa judicial en el sistema es revisable a través de la Oficina Judicial Virtual. A cada caso
se le asigna un par de identificadores (RIT y RUC). El oficio enviado a Fiscalía aún no había sido
procesado al mes de julio de 2018: los identificadores eran inexistentes. A la fecha de la edición
final del escrito íntegro de esta tesis en 2019, ellos continúan en el mismo estado.
95
Es en este momento cuando la Fundación Víctor Jara, previa llamada telefónica a
su director ejecutivo –CG– por parte de RN, HM y el presente tesista, realizó una
visita de fiscalización de la situación del sitio de memoria post-intervención en el
mes de mayo. Esta visita también operó como una reunión de coordinación de
acciones entre las personas recién mencionadas, que contó además con la
presencia de OR como invitado. La descripción de esta situación en profundidad
será parte importante del siguiente capítulo de resultados de esta tesis, referente a
DD.HH. y políticas del olvido en el sitio de memoria.
Posterior a este punto, la Fundación decidió abocarse a la disputa por los espacios
de representación para elevar a la esfera pública la intervención sufrida por el
vertimiento de escombros. Gracias a las redes de contacto que poseían en aquel
momento y a la cantidad de gente que les seguía en redes sociales, la voz de la
Fundación fue de suma importancia para la visibilización de los daños generados
al Monumento Histórico, desde una clave de protección a los derechos
domiciliados que enarbolaban. Hasta aquel momento –como fue mencionado en la
sección de antecedentes del lugar–, sus formas de representación de la
marginalidad situaba a las PSC como unas enemigas de la memoria domiciliada,
en cuanto sus dinámicas de apropiación territorial eran leídas como parte de una
decadencia en la lucha por la defensa del patrimonio histórico y la memoria
legitimada sobre la violencia política33.
33
Posterior a este encuentro, la postura de la Fundación cambiaría drásticamente. Ello será
detallado en profundidad en el siguiente capítulo de resultados.
96
las únicas personas presentes en día a día en el sitio. La voz no domiciliada y
racionalidad práctica de ellas tensionó, de este modo, las propuestas domiciliadas
de reivindicación efímera de la memoria sobre la violencia política en el lugar. Por
ello mismo, el habitar de estas personas en el lugar se representó en la figura
precedente como una línea temporal distinta. En este sentido, las miradas y
acciones domiciliadas y no domiciliadas encarnaban dos cotidianidades que
terminaron por establecer marcadas distinciones respecto al uso del sitio de
memoria, como también respecto al lugar jerárquico que encarnaba cada actor
dentro de los distintos órdenes de estatus social (Segato, 2003; 2016)
97
TERCER CAPÍTULO DE RESULTADOS. POLÍTICAS DEL OLVIDO Y
DERECHOS HUMANOS
Primer encuentro
Fue realizado el día 02 de mayo de 2018. Hace dos semanas habíamos agendado
juntarnos el día de hoy en el sitio de memoria con HM y RN de la Escuela Artística
Comunitaria; y con CG, director ejecutivo de la Fundación Víctor Jara. El primer
contacto para concretar esta instancia lo había establecido el día 10 de abril de
201835, en el contexto de una visita presencial que realicé a la Fundación Víctor
Jara con la finalidad de coordinar encuentros entre la Escuela Artística
Comunitaria y la Fundación.
34
Véase correo de la convocatoria en Anexo III.
35
Véase correo asociado en Anexo IV.
98
Un nuevo ruco se había instalado en el sitio, ubicado al norte de la placa
conmemorativa del Monumento. En el contexto del tipo específico de apropiación
territorial que hasta la fecha habían realizado quienes vivían al sur de la placa
conmemorativa, las nuevas PSC que habitaban en el lugar practicaron un ejercicio
de visibilización explícita de su presencia en el Monumento Histórico: cualquier
persona que transitara hacia el memorial debía atravesar el área cercana al nuevo
ruco. A continuación dispongo de una figura donde se señala en amarillo la
presencia geográfica de este último:
36
Las citas textuales expuestas derivan de grabaciones de audio realizadas los días de los
encuentros, salvo que se señale lo contrario. Las grabaciones de las instancias fueron realizadas
con expreso consentimiento de OR, HM, RN, CG y MF, entre otras personas presentes en el lugar.
99
Acto seguido, saludé de un abrazo a la pareja de la Escuela. Nos quedamos
observando la placa conmemorativa en silencio. “¿Viste que está sucio?”,
preguntó HM de manera abierta. RN respondió, susurrando: “Está hecho un
desastre”. Ambos empezaron a moverse por el lugar y los acompañé, mientras
iban señalando –en voz baja– las numerosas marcas de ocupación y los lugares
que habían sido utilizados para hacer fogatas en las cercanías. En este sentido, la
estrategia de apropiación territorial encarnada por los nuevos habitantes del lugar
era distinta a la que llevaban a cabo quienes viven al sur de la placa
conmemorativa durante el periodo previo al abandono intermitente del lugar,
relatado en el capítulo anterior de resultados.
Sin embargo, una persona en situación de calle proveniente del área de los rucos
ubicados al sur del memorial realizó aparición. Se dirigió en dirección a nosotros y
comenzó, de manera directa y en voz muy alta, a pedir dinero a RN y HM,
diciéndole a este último: “oe’, nosotros somos de la calle, tenís que ayudarnos…
no te hagay el weón”. Ninguna de las dos personas respondieron e intentaron
caminar en dirección al lugar donde las empresas privadas dispusieron los
escombros (véase área marcada en rojo en Figura 18). Tras observar aquello, la
PSC se dirigió directamente a HM, diciéndole: “aaah, erís de población tú… no
sabís hablar”. Acto seguido, comenzó a ofrecerle besos a RN, que recordemos es
pareja de HM. Cuando la situación ya se estaba tornando insostenible debido a un
ligero empujón que le fue propinado a HM, la misma PSC decidió abandonar el
área, caminando hacia el norte del sitio mientras gritaba: “cuando los pillemos
solos los vamo' a cogotear [asaltar]”.
100
Tras la desafortunada y accidentada llegada al sitio, nos encaminamos las cinco
personas (HM, RN, CG, MF y yo) al lugar donde las empresas privadas habían
dispuesto las toneladas de áridos provenientes de la construcción del mall en
Quilín. Posicionados sobre la meseta generada por la disposición de tierras, los
perros, que nos acompañaban desde que les hice cariño, volvieron al ruco de OR
y comenzaron a arañar su puerta. Acto seguido, él salió de su ruco, con el ceño
fruncido en señal de molestia y tapando el sol con su mano izquierda. Desde la
entrada de su ruco, él nos miró sostenidamente. Acto seguido, lo saludé muy
nervioso a la distancia… Tras un par de segundos, rostro se relajó y gritó a la
distancia: “¡Weeeena!”.
Bajé del montículo de tierra para saludarlo de un abrazo. En el acto, miré de reojo
los rostros de HM, RN, CG y MF, los cuales se volvieron visiblemente tensos
cuando se percataron de que estaba retornando acompañado de OR al lugar
donde estaban de pie. Una vez estábamos las seis personas reunidas, OR nos
preguntó directamente: “¿Qué están haciendo?”. Frente a ello, le respondí
sinceramente: “Estamos viendo el tema del depósito de tierras que realizaron las
empresas en este lugar”. Tras unos breves segundos de silencio, el comentó:
“¡Ahhh ya, qué bueno, es lo que me dijiste la semana pasada!”. Tras ello, él
comenzó a hablar sobre la situación que se vivió en el sitio de memoria, haciendo
hincapié en las serias implicancias que conllevaba la utilización del sitio de
memoria como un “lugar de sacrificio para botar escombros por parte de las
empresas”. De los presentes en la conversación, CG fue la persona que se
encontró más sorprendida por el relato entregado por OR. Esto se vio reflejado,
sobre todo, cuando este último compartió a todos los presentes los números
telefónicos de los cuidadores del Cementerio Metropolitano. Incrédulo, CG probó
la veracidad de uno de los números llamándolo, frente a lo cual, efectivamente, le
contestó uno de aquellos trabajadores.
101
Figura 19. Escuela y Fundación presentes en el sitio.
Tras la reunión, las cinco personas domiciliadas hicimos abandono del lugar
acompañados por OR, quien nos dejó en la entrada norte del sitio de memoria. Allí
nos encontramos nuevamente con la PSC que molestó con vehemencia a RN y
HG. Al vernos acompañados de quien habitaba en el ruco sur, él actuó de una
forma completamente opuesta a como se desarrolló el primer contacto: se
despidió a distancia de todos nosotros, realizando además un gesto de amor y paz
con los dedos índice y medio de su mano izquierda. Sin conocer la situación en la
que nos habíamos visto envueltos, OR nos comentó: “Ese loco es el carechiste.
Es pura boca, le decís carechiste y se queda calmadito, tranquilito. Es medio
jugoso37… Está hace como una semana aquí, porque le botaron el ruco en otra
parte”.
Segundo encuentro
37
Modismo que da cuenta de una persona que dice necedades e incoherencias.
102
La Fundación Víctor Jara convocó un punto de prensa por correo electrónico,
invitando a distintas personas y organizaciones a reunirse en el sitio de memoria el
día 25 de mayo de 2018, a las 11am:
“Fundación Víctor Jara realizará una visita al Memorial en honor a Víctor Jara y
Littré Quiroga junto a los parlamentarios Gael Yeomans, Tucapel Jiménez y
Guillermo Teillier y las agrupaciones comunitarias de la comuna, para constatar en
terreno el estado de los graves daños provocados al Sitio Histórico por la empresa
constructora Tecsa S.A. Los terrenos, aledaños al Cementerio Metropolitano, han
sido afectados por la gran cantidad de áridos y escombros que han sido depositados
por la constructora a cargo de las obras de construcción de un centro comercial en
la comuna de Peñalolén” (Extracto correo electrónico de Fundación Víctor Jara.
Véase adjunto en Anexo III).
El punto de prensa, a su vez, fue informado por vía telefónica a OR. Una gran
cantidad de gente se encontraba en el lugar, como se señaló en una anotación
contenida en el diario de campo complementada con la posterior escucha de una
grabación de audio:
“Mi sorpresa es grande al acercarme al sitio, ya que una gran cortina de polvo cubre
el lugar. Hay un camión con un container y una retroexcavadora estacionada a un
costado del ruco [ubicado al norte del memorial]. Atravieso rápidamente el área en
dirección al sur, y logro observar que una gran cantidad de gente está en el área del
ruco sur, arriba de la meseta de tierra generada por la disposición de los escombros.
En el trayecto me encuentro con OR. Me saluda y me pregunta inmediatamente:
“¿Qué weá creís que hagan?”. Le respondo: “No sé qué pasará… No se
mencionaba nada sobre estos camiones. ¿Llegaron dónde están sus rucos?”. OR,
suspirando visiblemente nervioso, me dice: “No sé po weón, me levanté cuando me
llamaron por teléfono de la Fundación y me dijeron: ‘Oye OR, ¿los están sacando
del sitio?’ y yo respondí: ‘No, ¿por qué?’…”. Y ahí llegaron camiones y pacos
[Carabineros] después, aunque se fueron. Está la media zorra”.
103
Figura 20. El punto de prensa y el ruco sur
Como señala Alejandro Grimson (2011), los límites que plantean las fronteras
pueden ser reflexionados críticamente. En este caso, se vieron tensionadas las
políticas del olvido que estaban presentes en la reproducción domiciliocéntrica de
los estigmas sociales hasta el momento de la primera reunión, a partir de generar
una instancia que incluyó a OR reconocido como un sujeto distinto, desde el punto
de vista de lo domiciliado, a la vez que válido, desde el punto de vista del
reconocimiento de la calle como espacio legítimo de vida cotidiana (Segato, 2003).
Esto fue posible gracias a la incorporación de un marco de pensamiento con un
mayor componente reflexivo por parte de las organizaciones domiciliadas respecto
a sus propias maneras de representar al sitio de memoria y a sus habitantes por
parte de la Escuela Artística Comunitaria y la Fundación Víctor Jara. Como se
leerá a continuación, la inclusión de este incipiente marco tuvo repercusiones
prácticas en este segundo encuentro.
104
HM, uno de los fundadores de la Escuela, se posicionó abiertamente en contra de
“pintar a los que viven aquí como causas de algún problema: aquí estamos por los
áridos que dejaron las empresas y el municipio, el problema es de aquí para allá”
[señala con su dedo desde el horizonte, hasta el lugar donde está parado: el lugar
donde termina la meseta de tierra frente a los rucos]. Aquél posicionamiento
respecto a la situación que generó Chilevisión Noticias con sus insistentes
preguntas se tradujo en una acción concreta: HM les solicitó que “grabaran
mostrando los escombros dejados en el lugar, en vez de mostrar con la camarita
el lugar donde vive OR”.
Este momento refiere a la primera vez, en la totalidad del tiempo en que fue
realizado el trabajo de investigación, en que una PSC fue incluida por parte de las
organizaciones domiciliadas dentro de una fotografía de cierre de actividades en el
sitio de memoria. Ello dio cuenta de la incorporación de marcos de acción más
reflexivos por parte de la Fundación Víctor Jara, en cuanto realizaron el ejercicio
de tensionar sus propias formas de representar a las PSC: según recordaremos
de los materiales dispuestos en la sección de antecedentes del lugar, esta
organización había comprendido de manera extremadamente peyorativa a
quienes vivían en las afueras del Estadio Víctor Jara –abogaron incluso por la
expulsión de ellas del lugar sin ofrecer alternativas o rutas de acción frente a sus
desalojos–.
107
En este sentido, el entendimiento de las PSC por parte del noticiero es reducido a
su comprensión como parte constructora de un ambiente indeseable, vinculando la
imagen y voz narrativa presentadas a las ideas de deterioro, tristeza, desolación y,
sobre todo, a la presencia de escombros y basura como causantes de no permitir
al sitio de memoria el “objetivo de ser un espacio cultural”.
El punto de prensa que estuvo convocado una hora antes del mediodía culminó.
Las organizaciones sociales presentes se empezaron a retirar del lugar, no sin
antes percatarse de una seria situación que estaba empezando a acontecer: el
camión de la Municipalidad de Lo Espejo y la retroexcavadora no se habían
retirado. Preocupadas todas las personas presentes debido a que la Fundación
Víctor Jara no había extendido una invitación a la Municipalidad para participar del
punto de prensa, nos acercamos en masa a preguntarles a los trabajadores sobre
el horario en que se marcharían. Ellos no lograron articular una respuesta
coherente, contraviniéndose los unos a los otros: “estaremos una horita más” –
108
“Nos iremos en diez minutos” – “Ya nos vamos” – “Nos quedamos hasta que
anochezca”. Acto seguido, procedieron a remover pequeñas porciones de tierra
que configuraban el muro exterior del área del ruco sur, descrito en el primer
capítulo de resultados de esta tesis.
38
Una vez leído este sub-apartado completo, véase Anexo V.
39
Lamentablemente, no me percaté del momento en que se marcharon los diputados presentes y
el equipo de Chilevisión. El momento en que fui consciente de ello fue cuando se retiraron todas
las organizaciones presentes en el punto de prensa.
109
expulsadas violentamente por parte del personal policial, bajo el argumento de que
“les vamos a desarmar estas weás porque hay que limpiar el sitio”, según consta
en el diario de campo y en grabaciones de audio del momento.
Figura 25. Visión en altura del lugar tras el desalojo del ruco
40
Por petición expresa de quienes vivían en aquel ruco, no puedo disponer de datos referentes a
sus trayectorias biográficas y a las acciones que realizaron desde que Carabineros llega.
110
Tras ello, retorné al área donde se encontraba el ruco desalojado, percatándome
de que Carabineros aún actuaba de manera violenta con las personas que
continuaban presentes. OR se acercó al lado mío y, suspirando
apesadumbradamente, comentó: “los pacos y la muni se van pitear el ruco… y
están sacando mi muro pa’ después pasar pa’ allá y quitarnos todo, como lo
hicieron recién acá”. En la figura 25 se puede apreciar el trabajo del personal
municipal contra el muro de los rucos ubicados al sur del memorial.
111
Figura 26. Municipalidad de Lo Espejo destruyendo ruco en el sitio de memoria
112
La desastrosa acción realizada por la Municipalidad dio cuenta del mandato de la
violencia que Segato (2003) señala: la estructura domiciliocéntrica facultó la
realización de aquella acción, amparada además en un accionar estatocéntrico
(Franzé, 2013) que eclipso y silenció los modos de vida de las personas que se
encontraban viviendo en el sitio de memoria. Las organizaciones sociales
domiciliadas lograron, en última instancia, dar pequeños avances en torno al
reconocimiento del derecho a las autonomías (Segato, 2016) que representó la
presencia del sujeto PSC en el lugar, en cuanto distintas y desiguales –pero no
por ello problemáticas–.
Si bien en este momento no hubo una invalidación activa por parte de las
organizaciones domiciliadas hacia los derechos de tipo no domiciliados, el Estado
es quien terminó, finalmente, reproduciendo el mandato de la violencia de manera
irreflexiva con respecto a este segmento de la población, viéndola como externa al
límite domiciliado de lo validado como legítimo y practicándolas como desechables
al forzar el desalojo y destrucción del ruco norte. Esto también refirió a la
aplicación práctica del recurso a la etnologización de la pobreza que Marina Pintos
(2015) señala, en el sentido de la des-afectación social con aquellos que son
otrificados como “pobres” o “marginados”.
113
anterioridad. Antes de vivir en el sitio de memoria, él había construido un ruco en
la pared norte del Cementerio Metropolitano, área externa a la zona declarada
como Monumento Histórico Nacional –pared oeste–. Él relató la situación en una
entrevista realizada durante el mes de noviembre de 2017, siete meses antes de
que ocurriese el desalojo del ruco norte que acabamos de observar:
“OR: Me echaron de ahí. Me puse atrás del colegio, ahí la ruca que tenía era de 8
metros de largo por 2 metros y medio de ancho, cama de dos plazas, un led de 29
pulgadas, televisor, todo instalado, hasta que en octubre del año pasado me
sacaron de ahí, me tiraron pa otra parte, aquí al ladito del Cementerio pero en otra
cuadra, después nos tiraron pa acá, y ahora de acá nos van a sacar…
GP: ¿Cómo?
OR: Vienen limpiando po’. Yo tenía una tele impeque, estoy sacándole señal, me
acuerdo y aparecen los de la muni, los inspectores. Uno baja y dice: “ya”… y se ríe,
se ríe. “Qué tan así bastardo y la conchetutate” [le respondí] – “chaa hermano, pa
que soy así” [hace gesto de recibir un empujón]… Hasta que nos sacaron. Recuerdo
que le cayó la tele [al inspector] en los pies. La tele, se hizo mierda la tele. Le dije:
“Ríete ahora, ¿no soy choro?, ríete”, y yo con la media cuchilla en la espalda. Se
acerca, se va acercando y voy con la cuchilla: “te tiraste, maricón conchetumadre”.
El paco me pone la mano así [me toca el hombro firmemente con la palma de su
mano]: “no voy a quitártela, pero ándate, anda pa’ allá hueón, anda a volarte, toma,
te regalo la cajetilla de cigarros, pero ándate” – “Ya jefe” [le respondí] y me calmé…
Y el de la muni me grita: “Te salvaste por el puro jefe”. Mejor me fui, y cuando volví,
ya estaba todo desarmado” (OR, comunicación personal, 21 de noviembre de 2017).
Por fortuna para OR, tras la destrucción del ruco ubicado al norte del memorial
Carabineros se fue del lugar, sin mencionar palabra alguna. Por ello mismo, el
personal municipal quedó sin poder continuar ejerciendo sus acciones de
violencia, manteniéndose en espera durante una hora en el sitio sin realizar alguna
acción, tiempo en el cual llamaron repetidas veces a Carabineros para que
enviasen a un “grupo de apoyo para terminar el trabajo”. Los intentos que
emprendieron fueron infructuosos, de manera que hicieron abandono del lugar a
eso de las 15.30, cerca de tres horas después de terminado el punto de prensa
convocado por la Fundación Víctor Jara. “¡Anda moviendo tus weaitas!” gritaron a
OR en voz alta desde arriba de sus vehículos en movimiento, en una clara
amenaza de que volverían en algún momento futuro a botar su ruco.
Según lo señalo por Groppo (2002), las políticas del recuerdo dan cuenta de
determinados ejercicios que tienen por objetivo conservar, transmitir y valorizar
como positivo el ejercicio de visibilizar ciertos aspectos del pasado considerados
como significativos o importantes para determinados grupos en desmedro de otros
114
(Groppo, 2002). El límite establecido entre lo que es establecido como legítimo o
no legítimo de recordar estaría atravesado, en el presente caso de estudio, por lo
que hemos entendido como domiciliocentrismo. En este sentido, toda política del
recuerdo es inevitablemente una “política del olvido” (2002, p. 193) que invisibiliza
todo aquello que no permite que la imagen del grupo hegemónico –el domiciliado–
sea globalmente satisfactoria.
Sin embargo, y como bien señalan distintos autores y autoras en sus respectivas
temáticas (De la Cadena, 2009; Franzé, 2013; Grimson, 2005, 2011; Segato,
2003, 2016; Pintos, 2015), los límites que encuadran a determinados sujetos y
grupos sociales pueden ser atravesados y tensionados mediante la inclusión de
procesos reflexivos y el fomento de formas críticas de entender nuestras
realidades. Por ello es que la inclusión de estos dos eventos de encuentro se
configura como relevante: dan cuenta de situaciones donde las políticas del olvido
se hacen patentes, a la vez que tensionables. Los sujetos de la historia también
están en los bordes, en los límites.
115
conculcado activamente en distintos momentos de la intervención del sitio de
memoria, desde perspectivas domiciliadas y reproductoras de los mandatos de
violencia (Segato, 2003). Ello dio cuenta de un orden de estatus (Segato, 2016)
donde las personas no domiciliadas se encontraban ubicadas en lo más bajo de
aquella escala.
Sin embargo, las prácticas de los sujetos y los grupos pueden cruzar aquellas
fronteras (Grimson, 2011). A pesar de encontrarse eclipsado el derecho de vivir en
paz de las PSC por lo mencionado anteriormente, aquella práctica no se encontró
conculcada completamente, toda vez que continuaron realizando uso y
apropiación material y simbólica del lugar, a pesar de las distintas intervenciones
en las que se habían visto invisibilizadas. Distintos a la vez que desiguales,
quienes vivían en el sitio de memoria no son un problema a ser solucionado
(Segato, 2016) ni mediante su invibilización, ni mediante su expulsión. En este
sentido, los derechos no domiciliados practicados por las PSC en el sitio de
memoria terminaron por tensionar los límites reforzados tanto por las
identificaciones domiciliocéntricas de las organizaciones sociales, como por las
identificaciones estatocéntricas (Franzé, 2013) de la Municipalidad de Lo Espejo y
empresas privadas.
116
domiciliocéntrico de la violencia continúa intacto en la base del régimen jerárquico
(Segato, 2003).
Como se ha relatado hasta ahora, dos habían sido los puntos clave de inflexión en
el desarrollo de esta tesis. En un inicio (agosto de 2017) estaba trabajando
únicamente con las personas en situación de calle que vivían en el sitio, hasta que
ocurrió el primer evento: la realización de un Carnaval por la Memoria en el mes
de septiembre de 2017, el cual llevó a cerca de 3000 personas al lugar que en el
día a día sólo era ocupado por las PSC que ahí viven. En ese contexto es donde
se instaló una tensión fundante, mucho más visible a partir de la revisión de las
notas de campo en los meses posteriores: ¿qué derechos son los involucrados en
cada una de aquellas formas de ocupación del sitio (no domiciliada/día-a-día;
41
Véase anexo VI y VII.
42
A la fecha de entrega y edición final de esta tesis, el Alcalde –o cualquier otro integrante del
Municipio– se ha rehusado a ser parte formal de conversación o entrevista alguna respecto al sitio
de memoria que fue dañado, recordemos, tras la autorización que ellos mismos realizaron para el
depósito de escombros por parte de los privados. Del mismo modo, ha sido imposible conversar
con aquellas contrapartes privadas: la ausencia de cualquier conversación ha sido la única
respuesta tanto de ellos, como del gobierno local.
117
domiciliada/la que se basa en la ocupación del lugar en las fechas de
conmemoración por crímenes cometidos en dictadura)?
El derecho de vivir en paz, como reza la placa conmemorativa del lugar, se vería
afectado por parte de las mismas organizaciones domiciliadas del sector que
buscaban poner en el centro de los debates sobre los derechos humanos sus
reivindicaciones referentes a la memoria sobre la violencia política cometida en
dictadura. Las distintas actividades fueron realizadas desde posicionamientos
domiciliados, asociando la defensa de los derechos que enarbolaban como
legítimos a aquella forma de ver el mundo. Ello repercutió, entonces, en la defensa
de derechos humanos domiciliados, que pasaban por sobre los derechos
humanos de tipo no domiciliados de las PSC.
118
jurídica de derechos hegemónicamente válidos, a pesar de que vivían a metros de
la placa conmemorativa que rezaba “por el derecho de vivir en paz”.
119
Para sustentar una crítica a nuestra Constitución Política, que establece a la
naturaleza como una fuente de recursos y a lo más, como un objeto a cuidar más
que un sujeto de derechos, tomaré como referente a la Constitución de Ecuador.
Esta última declara en su preámbulo la existencia de “una nueva forma de
convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza para alcanzar el
Buen Vivir, el Sumak Kawsay” (Roncal, 2013, p. 124). La naturaleza, a ojos de
aquella constitución, posee un reconocimiento social a partir de la edificación de
otras formas de vida: abre esa posibilidad a aquella otra forma de comprender los
derechos.
Como bien comenta Diana Murcia (citada en Roncal): “[Allí] se encuentra la base
de reconocimiento del sujeto naturaleza, primeramente, con la ruptura del
paradigma antropocéntrico -pues "de ella somos parte"-, y segundo, con el
condicionamiento del logro del buen vivir a la efectividad del pacto [constitucional]”
(2013, p. 125). Aquí se establece una relación dialógica entre cultura y naturaleza,
ya que esta última tiene un reconocimiento social, a la vez que las sociedades son
comprendidas como constituyentes de ella. Así mismo, como señala la misma
autora (2013), el capítulo séptimo de la Constitución ecuatoriana concede cuatro
artículos para "los derechos de la naturaleza". El artículo 71 señala que la
naturaleza o pachamama es el espacio donde se reproduce y realiza la vida,
razones por las cuales tiene derecho a que se respete integralmente su existencia
y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y
procesos.
120
o constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus titulares la propiedad sobre
ellos” (Ley Chile, 1979, p. 1).
“Los territorios no son estáticos, como tampoco lo son los mundos, y nunca lo han
sido. Verlos de esta manera supondría claudicar ante una de las trampas de la
modernidad, cual es la de condenar toda forma de resistencia radical a estar y a
existir en otro espacio, en otro tiempo, diferentes del que todas y todos los seres
compartimos; o sea, como un remanente de lo moderno (Fabián, 1993). Lo
“moderno” de hecho se encuentra más estancado en su pasado que los otros
mundos, pues sigue pensando en “locomotoras del desarrollo” en pleno siglo XXI”
(2014, p. 130)
121
común entre los distintos sujetos involucrados en la disputa por el sitio de
memoria, en clave de derechos y derechos otros que pueden ser elaborados y re-
elaborados. Como bien señala Temple en base a lo propuesto por Yampara:
“Ahora bien, por los usos y costumbres, por el derecho consuetudinario de los
pueblos aymara y qhishwa, aquellos valores [éticos] estaban enfocados, hasta hoy,
como un patrimonio de valores ya constituidos en el pasado y heredados de tiempos
inmemoriales. Pero, si pueden ser engendrados hoy por el ayni, eso significa que la
sociedad puede producirlos a voluntad y, por otra parte, la eficiencia de estos
valores puede ser constantemente aumentada a medida que sus matrices sean
reactualizadas. Lo que está en juego (…) sobrepasa el horizonte de la economía
política occidental” (Yampara y Temple, 2008, p. 16).
Para la situación que se vivió en el sitio de memoria, apostar por aquellas salidas
implicaría realizar el ejercicio de incorporar la lógica de la buena convivencia y de
la preocupación por el bienestar del otro, sea en este caso humano (relación entre
las PSC y las organizaciones domiciliadas) o no humano (comprensión del sitio de
memoria ya no como lugar eriazo, sino como un sujeto-territorio con derechos).
122
en el sentido de lo planteado por Arturo Escobar: aquellas lógicas se pueden
constituir en “plataforma[s] política[s] para la construcción de alternativas al
desarrollo”. Esto tensiona la noción profundamente neoliberal y supresora de otros
mundos posibles por parte del derecho a la propiedad en Chile, basado en una
racionalidad que está plenamente identificada y criticada por Simón Yampara y
Dominique Temple:
“Lo “limitado” de la civilización occidental nos parece que se debe entonces a una
colonización del saber y de la Razón por una lógica que tiene cierta eficacia, pero
sólo una competencia finita. Para descubrir lo que ignora o encubre, la razón misma
–estima Simón Yampara– tiene que ser cuestionada (…). La lógica utilitarista de la
ideología liberal [es puesta en duda] y, también, la razón instrumental de los
occidentales, por lo menos cuando éstos pretenden imponer sus metas a la ética.
Una refundación epistemológica parece necesaria y también un mejoramiento del
aparato lógico utilizado por los occidentales, para que la humanidad pueda
precaverse de los peligros que la amenazan de todas partes” (Yampara y Temple,
2008, p. 18).
El Monumento Histórico que conmemora no tan solo a Víctor Jara, sino que
también a Littré Quiroga y a otras tres personas que fueron encontradas en el
lugar, fue intentado ser borrado, usándose como un botadero de los desperdicios
123
de la construcción de un mall y también como botadero donde se ha eclipsado el
ejercicio de la dignidad humana. Paralelo a ello, culminó un proceso de
investigación en torno a Víctor Jara que aunque tardó 45 años en llegar, en algo
ajusticia los sucesos: su secuestro, la posterior tortura mediante trituración de sus
dedos con los culatazos de los fusiles, y el posterior acribillamiento de su cuerpo
con 44 balas, el que luego fue arrojado a la calle con los cadáveres de otras cuatro
personas que corrieron similar suerte.
“Como sociedad, tenemos mucho que hacer si queremos construir un futuro mejor
para los que vienen. Nosotros con Víctor en la memoria, seguiremos trabajando
para que nunca más en Chile se repitan los hechos que se condenan en este fallo
histórico” (Bio-Bío Chile, 2018).
124
Antropologías compartidas: respecto al trabajo etnográfico con temáticas de
derechos humanos
La pregunta central que involucra este aspecto ético es: ¿cómo establecer una
relación etnográfica tal que tienda a no perpetuar –o, al menos, que “reduzca” su
existencia a un mínimo– la estructura de poder que genera la investigación
etnográfica? Pareciese ser que una de las formas de lograr realizar esto radica en
que la constitución del lazo social etnográfico sea público. Esto significa que las
distintas partes involucradas en el proceso de estudio tengan la oportunidad de
realizar un ejercicio de sinceridad, en el que las personas con las que se trabaja
comprendan el sentido de lo que se ha entendido respecto a sus vidas cotidianas
y que nosotros también seamos lo suficientemente capaces de comprender
nuestras equivocaciones y aciertos. Ello, en pos de la construcción de
conocimientos y lógicas de aprendizajes reconozcan y respeten las racionalidades
otras (Segato, 2016).
Desde esta perspectiva, hay que abogar por un cambio dentro de las relaciones
sociales que establece la etnografía. A pesar de que los diferenciales de poder no
125
desaparecen fácilmente (o derechamente, no puedan desaparecer43), hay que
apostar por pensar en una lógica que apunte a reconocer las posiciones que cada
una de las personas involucradas tiene, con la finalidad de observar cuales son los
aprendizajes que podemos tener del otro al poner en marcha el lazo etnográfico.
43
En el ámbito de la pedagogía planteada por Paulo Freire, Giroux (2013) reconoce que la
direccionalidad educador-educando en los procesos educativos no puede desaparecer, en cuanto
la pedagogía crítica plantea “una forma de autoridad que abre la posibilidad del diálogo,
intercambio, y reconsideración mientras que se rehúsa a caer en la pedagogía de las opiniones, las
articulaciones de la experiencia no crítica y otras formas de intercambio carentes de sentido
crítico”. Este planteamiento puede ser extrapolable a la forma en cómo se establecen los lazos
etnográficos en la investigación antropológica. Esta direccionalidad es existente en el plano de la
etnografía, en cuanto la sola proposición de realizar un estudio es un acto que genera aquél
diferencial de poder al que hace referencia Borofsky (2005).
126
CONCLUSIONES Y REFLEXIONES FINALES
La presente tesis trató sobre los distintos derechos humanos asociados a quienes
se vinculan con el sitio de memoria donde fueron encontrados los cuerpos de
Víctor Jara, Littré Quiroga y otras tres personas no identificadas en la comuna de
Lo Espejo. Como se observó a lo largo de sus páginas, las distintas partes
involucradas en la apropiación material y simbólica del sitio de memoria
encarnaron des-encuentros y encuentros que se leyeron en clave de prácticas,
representaciones y disputas de los distintos derechos humanos que
enarbolaban44.
44
Ello, en términos de responder al objetivo general de la investigación: comprender las formas en
que son practicados, representados y disputados los derechos vinculados al sitio donde fueron
encontrados Víctor Jara, Littré Quiroga y otras tres personas no identificadas, por parte de las
poblaciones no domiciliadas y organizaciones locales, instituciones de Estado y entes privados que
ahí interactúan.
127
Posteriormente, y tras la intervención del sitio de memoria por parte de las
empresas privadas autorizadas por la Municipalidad de Lo Espejo, aquel derecho
a la memoria sobre la violencia política pasó a ser llevado por la irrupción de
toneladas de escombros en el lugar, depositados debido al proceso de
construcción de un mall en Peñalolén. Ello daría cuenta de una situación
desfavorable del ejercicio de aquel derecho, situado en este caso a un nivel similar
al de vivir en paz que representaban las PSC desde un inicio.
Las dos organizaciones domiciliadas con las que se trabajó (Fundación Víctor Jara
y Escuela Artística Comunitaria) dejaron de pugnar por la reivindicación del
derecho que enarbolaban entre los meses de diciembre de 2017 y, prácticamente,
abril de 2018. En el intertanto, las PSC fueron muy afectadas (teniendo que
relocalizarse forzadamente en otros lugares, sobre todo al momento en que la
deposición de escombros se estaba llevando a cabo). En este marco, una nueva
fuerza entró a intervenir de manera silenciosa por sobre las dinámicas
establecidas previamente en el sitio: la de la temporalidad jurídica/institucional.
45
Para profundizar, véase causas judiciales expuestas en la Hoja de Ruta del capítulo dos de
resultados: la ya rechazada del Cementerio Metropolitano y la aún activa a través del Consejo de
Monumentos Nacionales.
46
Dicho diálogo tensiona, de paso, el planteamiento de Oscar Lewis (1975, 1986) respecto a
cultura de la pobreza: las PSC efectivamente son parte constitutiva de la sociedad, no un ápice
sub-cultural de ella que sea incapaz de establecer un diálogo con otros actores sociales.
128
de memoria equivaldría, mediante sus prácticas, a pasar por sobre las vidas de
quienes allí viven.
Figura 29. Una de las dos personas habitantes del ruco destruido por la
Municipalidad
129
sujetos límites (Grimson, 2011): distintos y desiguales, a la vez que problemáticos
(Segato, 2003).
A pesar de la triste acción emprendida en contra de las PSC del sitio de memoria,
se puede también destacar otro aprendizaje derivado de la situación.
Básicamente, ella develó la existencia de una experiencia colectiva de la violencia
dirigida hacia las PSC que viven en el lugar. Esto se pudo reflejar en que OR
relatara –prácticamente un año antes de que botaran el ruco ubicado al norte del
memorial– un desalojo vivido en circunstancias similares, ocurrido en el mismo
espacio. Estas experiencias del desalojo –o del desarraigo forzado– son parte
constitutiva las capas de memorias presentes en el sitio, situando a nuestras
disciplinas frente al compromiso ético de estudiarlas y no hacer caso omiso de
ellas (Colegio de Arqueólogos, 2017). Tal como se planteó en la sección referente
al estado del arte, existe una brecha de conocimiento respecto a estudios sobre
los derechos y las memorias en las personas no domiciliadas. La presente tesis
pretendió contribuir al ejercicio de fortalecer miradas reflexivas respecto de
aquellas temáticas: si aún no existe gran variedad de estudios sobre las memorias
colectivas de la violencia, del desalojo y del desarraigo forzado en las PSC, es en
parte debido a que a ellas no les hemos realizado las mismas preguntas que le
haríamos a las personas y organizaciones domiciliadas47.
Tal como apunta Elizabeth Jelin, las experiencias están moldeadas por el
horizonte de expectativas que hace referencia a una temporalidad futura. “Y en
ese punto de intersección complejo, en ese presente donde el pasado es el
espacio de la experiencia y el futuro es el horizonte de expectativas, es donde se
produce la acción humana, en el <<espacio vivo de la cultura>>” (Jelin, 2002, p.
47
Un ejemplo de este tipo de trabajo, realizado con personas domiciliadas, es la obra de Loreto
Rebolledo (2006) sobre testimonios de personas exiliadas en Chile –referenciada en el estado del
arte–.
130
13). En este sentido, el sitio de memoria se podría configurar como una frontera
que más que separar, tendría el potencial de reunir. Múltiples horizontes de
expectativas y trayectorias biográficas confluyeron en el mismo espacio,
permitiéndose la generación de un diálogo y reflexión que, aunque aún incipiente y
truncado por la intervención del sitio de memoria, daría cuenta de que el derecho
de vivir en paz puede ser ejercido, siempre y cuando se valoren y respeten los
distintos modos de vida sin jerarquizar los derechos de algunos por sobre los de
otros.
En el marco del debate sobre los derechos humanos, uno de los principales
resultados de esta tesis es el relevamiento de un eclipsamiento de un tipo de
derechos humanos –coherentes absolutamente con el modelo económico que nos
gobierna– por sobre los Derechos Otros –incoherentes con aquél modelo–. Sea
que nos interesen o no los DD.HH. de tipo individual, son aquellos los que
enarbolamos como legítimos. Aquellos Otros Derechos terminan olvidados, al
punto de que las organizaciones sociales e incluso familiares de las personas
48
Ejercicio que refiere, a su vez, al objetivo planteado en torno a propuesta de acción: “Generar
instancias de encuentro y reflexión que problematicen y compartan los distintos sentidos y
representaciones sociales realizadas por parte de poblaciones domiciliadas y no domiciliadas
locales, respecto al sitio de memoria de Lo Espejo”.
131
afectadas por las violaciones cometidas en dictadura terminan pasando a llevar
aquellos derechos eclipsados. ¿Por qué el derecho de vivir en paz de las PSC en
el sitio de memoria queda relegado a un segundo plano, frente al derecho a la
memoria sobre la violencia política? ¿Por qué, finalmente, ambos derechos
quedan marginados frente al derecho a la propiedad defendido por la
Municipalidad y los entes privados?
132
siquiera una vez. Lo que se está haciendo es volver a eclipsar un tipo de
ocupación que nos cuesta mucho pensar como sociedad: la de la gente que vive
en ese lugar. Se les está quitando el espacio a los que no son de la ‘ciudad
nuestra’. La situación de violencia institucional con respecto a las PSC encarnada
tras la llegada de los privados no es más que volver a violar un derecho no
domiciliado que ya estaba eclipsado con anterioridad, bajo el lente del paradigma
domiciliocéntrico.
49
Vidas sobre las cuales Víctor Jara se pregunta, por ejemplo, en “Canción de cuna para un niño
vago” (1967): “La ciudad lo encierra / Jaula de metal (…) / Cuántos como tu vagarán / El dinero es
todo para amar / Amargos los días / Si no hay.
133
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144
ANEXOS
145
Anexo I. Declaratoria del lugar como Monumento Histórico
146
Anexo II. Denuncia situación en sitio de memoria al Consejo de Monumentos Nacionales
147
Anexo III. Correo Fundación Víctor Jara convocando punto de prensa en sitio de memoria
148
Anexo IV. Correos dirigidos a Fundación Víctor Jara para articularse con Escuela Artística Comunitaria
149
Anexo V. Correo que informa a Fundación Víctor Jara y Escuela Artística Comunitaria de la situación ocurrida
tras su retirada del sitio de memoria
150
Anexo VI. Extracto de presentación Alcalde de Lo Espejo: disculpas públicas
151
Anexo VII. Extracto presentación Alcalde de Lo Espejo: soluciones ofrecidas
no contemplan las perspectivas de las organizaciones sociales
152
Anexo VIII. Correo [extracto] dirigido a CG con antecedentes para
discusiones en el Congreso y convocatoria de puntos de prensa