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Preguntas y respuestas más frecuentes 1

1º. ¿Qué síntomas o señales me pueden avisar de que un o una menor pueda estar
consumiendo drogas?

Existen varios indicios físicos y psicológicos que te pueden decir que el o la menor a tu cargo
consume drogas. Pero es importante ser prudentes a la hora de interpretarlos ya que algunos de
estos signos pueden presentarse por el consumo de drogas o por los cambios propios de la
adolescencia. Cuando los consumos son experimentales es complicado percibir los signos o
síntomas del consumo en su totalidad. También tienes que tenerlos en cuenta cuando aparecen
varios de estos signos al mismo tiempo:

• Cambios notables en el aspecto físico: cansancio permanente, somnolencia, ojeras,


enrojecimiento de los ojos, palidez permanente.

• Descuido personal de la vestimenta o del aseo.

• Frecuentes salidas de casa e incremento del tiempo que pasa fuera de casa sin motivo
justificado.

• Apatía, falta de motivación, pérdida de interés en actividades domésticas, académicas y


laborales, que normalmente ocupaban su tiempo.

• Aumento de las necesidades económicas sin justificación.

• Aparición de enfermedades físicas leves. Resistencia a ir al centro de salud o interés por no


ir acompañado.

• Cambio en la cantidad y calidad de la comunicación en relación con la familia, tendiendo al


aislamiento.

• Falta de interés hacia aspectos que no estén relacionados con sus salidas, actividades o
relaciones.

• Cambios en los ritmos normalizados de sueño y vigilia.

• Cambios en la forma de alimentarse, comiendo en horas que no son habituales y de forma


desordenada.

• Falsedad. Aumento de la frecuencia e intensidad de las mentiras.

• Cambio de amigos y amigas con comportamientos fuera de lo normal o asociados al


consumo de drogas.
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2º. Sé que los amigos y amigas de mi hijo o hija fuman porros, ¿qué tengo que hacer?

El primer paso será hablar abiertamente con tu hijo o hija para obtener más información. Aclarar
si se trata de un uso puntual, habitual o es una situación de abuso. También es importante que
conozcas la opinión que tiene él o ella sobre esta situación, sobre el consumo en otras personas
cercanas, y aclarar si él o ella también consume este tipo de sustancias. Tienes que sondear la
utilización del tiempo libre con su grupo de amigos y amigas, dónde van, qué suelen hacer, etc.
Para ello es importante que escuches activamente intentando ponerte en su lugar. Es necesario
utilizar preguntas aclaratorias y que inviten a la reflexión. Por último, si se trata de una situación
de riesgo para él o para ella, pídele un compromiso de cambio. En este contexto es muy
importante que dejes clara tu postura en contra del consumo.

3º. Hemos encontrado un trozo de “hachís” en su pantalón. Hemos preguntado y nos ha dicho
que no es suyo.

Es normal que los y las menores se justifiquen diciendo que guardan o esconden cosas que no son
suyas y que pertenecen a sus amigos o amigas. En este tema, solo hay dos opciones: que sea
verdad o mentira.

Si fuera verdad, este momento sería el ideal para preguntar por sus relaciones sociales. Es decir,
con qué personas se relaciona, si consumen, etc. También puede ser un buen momento para
decirle que no os parece adecuado que se relacione con personas que consumen. Podéis
recordarle que en vuestra casa, no está permitido tener drogas.

Si sospecháis que lo que os dice es mentira, es importante que observéis el comportamiento y la


conducta de vuestro hijo/a, poniendo especial cuidado en los signos y síntomas que os pueden
indicar si está o no consumiendo.

4º. Nuestro hijo/a tiene una planta de marihuana en su habitación porque es decorativa.

Puede ocurrir que si consiguen o llevan una planta a casa es porque les hace gracia o por provocar.
No obstante sería interesante que intentéis descubrir cuál es la verdadera motivación para tener
una planta. Es importante saber que siendo menor de edad, no puede consumir ninguna droga, ni
legal ni ilegal.

En el ámbito familiar, uno de los aspectos que puede prevenir el consumo de drogas es el
posicionamiento de la familia. Si las personas adultas de referencia tienen clara vuestra postura en
contra del consumo de sustancias, incluida la no tenencia de drogas en casa, estáis
proporcionando un espacio saludable y controlado a los y las menores.
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5º. He encontrado en la mesilla de su habitación papelillos y filtros de fumar.

El modelo comprensivo
Lo primero delesconsumo
que puedes hacer deestos
descartar que drogas
productos se utilicen para consumir tabaco.
Ya sabes que en la actualidad muchas personas fumadoras utilizan tabaco picado, papelillos de
fumar y filtros para elaborar los cigarros ya que de esta forma, el producto final es más
económico. Para ello, tienes que preguntar abiertamente a tu hijo o hija qué es lo que has
encontrado y para qué lo utiliza.

Si descubres que es para consumir tabaco, tienes que pensar si esta opción se va a permitir o no
en tu casa. Es decir si el menor o la menor va a poder fumar o no en casa o fuera de casa. Para
ello, tienes que tener en cuenta la edad de tu hijo/a y los efectos que el tabaco pueden ocasionar
a su salud.

6º. Dice que fuma tabaco porque le relaja.

Este es un mito muy frecuente entre las personas que fuman y también entre menores como tu
hijo/a. El tabaco es una sustancia estimulante del sistema nervioso central. Cuando una persona
consume regularmente tabaco, proporciona al organismo una cierta cantidad de nicotina. Pasado
un tiempo, después de fumar el último cigarro, los niveles de nicotina al que el cuerpo está
acostumbrado disminuyen. En ese momento, el cuerpo reacciona a la disminución de la nicotina, a
través del nerviosismo, la pérdida de concentración, la irritabilidad, etc. Solo cuando se vuelve a
consumir tabaco, desaparecen los efectos negativos de la ausencia de la nicotina.

Por otra parte, sería interesante que conocieras cuáles son las cosas que le ponen nervioso a tu
hijo/a y proporcionar soluciones para que sea capaz de relajarse de una forma sana. Por ejemplo
deporte, técnicas de respiración o relajación, etc…

7º. Estoy a cargo de un o de una menor de 16 años. Todos los viernes me deja una lista con las
bebidas alcohólicas que le tengo que comprar para hacer botellón con sus amigos.

El consumo de alcohol en adolescentes menores de edad no está permitido por la ley. Por otra
parte, consumir drogas por parte de personas que no han alcanzado el desarrollo total de su
organismo, puede afectar seriamente al desarrollo y el funcionamiento de su sistema nervioso
central, su cerebro.

Las personas adultas de referencia debemos mantener una postura firme en contra del consumo
de drogas en menores, incluyendo el tabaco y el alcohol, ya que éstas perjudican seriamente su
salud y el desarrollo de su organismo.
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8º. Hace una temporada que mi hijo o mi hija llega a casa los fines de semana con síntomas de
haber bebido. Le hemos reñido pero no ha cambiado nada.

No es conveniente que os enfrentéis a vuestro hijo/a si está bajo los efectos del alcohol y otras
drogas. Es importante que esperéis a que esté sobrio/a y analizar con él o ella lo que ha pasado,
con calma, objetividad y sin reproches y teniendo en cuenta los siguientes aspectos:

• En el transcurso de la conversación, transmitirle vuestra opinión sobre el no consumo.

• Hablar con vuestro hijo/a sobre las drogas, mostrando más preocupación que enfado.

• Escuchar y establecer normas familiares en contra del consumo de alcohol y otras drogas.

• Manteneros informados sobre las rutinas diarias y de tiempo libre de vuestro hijo/a, así
como estar en contacto con las figuras de autoridad de sus amigos y amigas determinando
algunas normas comunes.

• Ayudar a vuestro hijo/a a desarrollar valores firmes y adecuados, siendo un buen ejemplo
para él o ella.

9º. Vuestro hijo o hija dice que fuma porros porque es más natural que el tabaco y además es
terapéutico.

Esta idea está muy extendida entre los y las adolescentes, pero es una creencia errónea ya que el
humo del tabaco y del porro comparten muchas sustancias que irritan el sistema nervioso central.
Además el humo del porro produce una considerable mayor carga respiratoria de monóxido de
carbono que fumando una cantidad similar de tabaco. El cannabis, es decir, la planta de la que se
obtiene la marihuana y el hachís, contiene 400 sustancias diferentes y solamente el THC es la
sustancia que en determinados casos se está valorando su efecto en pacientes con cuidados
paliativos. La hierba como tal tiene un montón de sustancias tóxicas. Los usos médicos del
cannabis, suelen corresponder con fármacos obtenidos en laboratorio y no con el hachís o la
marihuana. El consumo de hachís o marihuana con fines recreativos no tiene una utilidad
terapéutica, ni supone ningún beneficio para la salud de los consumidores, antes al contrario.

10º. Mi hijo/a trae a casa ropa de marcas caras. Dice que se lo han dejado sus amigos/as, pero
yo no veo que se lo devuelva.

Puede ocurrir que repentinamente nuestro hijo/a comience a disponer de objetos valiosos, de
abundante dinero o de productos cuya procedencia es desconocida. Este aspecto puede estar
relacionado con la forma de financiarse el consumo, por lo que puede ser un signo o síntoma más
de un posible consumo del menor o de la menor. Para abordar esta situación lo primero que
puedes hacer es analizar y valorar si hay más signos o síntomas de un posible consumo (pregunta
nº 1). Si existen más síntomas o signos de consumo que se dan al mismo tiempo, lo mejor es que
acudas a algún recurso especializado.
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11º. Mi hijo/a sale de casa el viernes y no regresa hasta el domingo. Los lunes por la mañana es
incapaz de levantarse para ir a clase. Además está muy irritable.

En primer lugar, es importante que habléis con vuestro hijo/a una vez que se haya recuperado del
fin de semana. Analizar con él o ella qué está pasando y transmitirle vuestra preocupación por el
tiempo que pasa los fines de semana fuera de casa. En esa conversación es bueno que busquéis
información sobre los siguientes aspectos:

• Qué hace durante el fin de semana. Con quién está o se relaciona y qué sitios o espacios
suele frecuentar.

• Analizad con él o con ella los momentos en los que se muestra más irritable y a qué se
puede deber este aspecto.

Puede ser interesante negociar con él o con ella las salidas, en términos de responsabilidad-
libertad, es decir, en la medida que él o ella demuestre que es responsable, tendrá libertad para
salir. Si no es capaza de asumir su responsabilidad, no dispondrá de tanta libertad.

Otro de los elementos clave es que las personas adultas de referencia observéis en qué
condiciones vuelve el o la menor a casa después del fin de semana. Si detectáis varios indicios o
síntomas de que puede estar consumiendo, sería bueno que os pusierais en contacto con algún
centro especializado que os pueda ayudar.

12º. Si preguntamos a nuestro hijo o nuestra hija si ha consumido porros y contesta


afirmativamente, no sabría qué decirle.

Si nuestro hijo/a nos cuenta que consume o ha consumido porros, ya hemos ganado mucho. Si
preguntamos es para que nos responda. A partir de ese momento fundamental, lo primero que
tenemos que hacer es escuchar, mirarle de frente y con actitud receptiva y próxima. Para que la
escucha sea positiva debemos prepararnos para oír lo que en realidad está sucediendo y no lo que
nos gustaría escuchar. Si la respuesta es afirmativa, le tenéis que pedir al menor o la menor que
deje de consumir. Podéis darle argumentos de lo perjudicial que es el consumo de porros: pérdida
de concentración, de memoria, dificultades en la comunicación, etc... Dejad que os explique cómo
lo ve, qué objeciones pone a vuestra demanda. Manifestad vuestro deseo de que deje de
consumir y apelad a su responsabilidad.

13º. Cada vez que hablamos con nuestros hijos e hijas sobre las drogas, nos dicen que no
tenemos ni idea.

Puede ser que nuestros hijos/as manejen información sobre las drogas. No obstante la información que
manejan proviene, en ocasiones, de fuentes poco fiables, ya que dicha información puede provenir de
amigos y amigas, personas conocidas que han consumido, páginas de Internet de dudosa reputación,
etc... Es bueno que busquéis conjuntamente con ellos información a través de fuentes fiables. Por otra
parte, no sólo es importante tener información adecuada, sino que las personas adultas de referencia
conozcamos además su opinión y su actitud ante el consumo de drogas.
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14º. Yo no tengo que hablar con mis hijos y mis hijas de las drogas porque ya saben lo que
pienso.

Si las personas adultas de referencia no hablamos claramente con los menores de lo que
pensamos sobre las drogas o de cómo esperamos que se comporten con respecto a este tema,
puede ser que nuestros hijos/as no se planteen nunca esta cuestión. Si un o una adolescente no
sabe lo que se espera de él o de ella o no se ha planteado si quiere o no quiere consumir drogas,
puede que cuando se le presente la oportunidad de tomarlas, no tenga una posición claramente
definida. En estas circunstancias puede ser mucho más influenciable.

15º. Nuestro hijo o nuestra hija cada vez nos pide más dinero y llegar más tarde a casa los fines
de semana. Nos da miedo que esta situación le lleve a consumir drogas.

La hora de llegada a casa y el manejo del dinero, son dos aspectos fundamentales que tenemos
que tener en cuenta. En la adolescencia, los horarios son muy importantes y también que nuestros
hijos/as, empiecen a asumir responsabilidades como la hora de llegar a casa. En la adolescencia se
dan situaciones en que no sabemos cuándo debemos mantener el límite y cuándo debemos
aflojar. Este aspecto es bueno hablarlo entre las personas adultas de referencia, ponernos de
acuerdo y decidir entre todos y todas cuál es la hora más adecuada para volver a casa. Debemos
tener en cuenta, para marcar la hora, la edad o el lugar donde vivimos ya que no es lo mismo una
gran ciudad que un municipio pequeño.

Con respecto al dinero, es importante controlar sus gastos, en qué emplean la paga que les
damos. Pero no solo por el riesgo que tiene el que puedan adquirir drogas, sino por el afán
consumista que les invade y que también está conformando su personalidad en un momento
crítico de su vida.

16º. Si yo fumo y bebo, ¿Cómo le digo a mi hijo/a que no lo haga?

La familia tiene un papel primordial en la prevención, por su papel educativo, de apoyo, de espacio
de comunicación, de información, generador de hábitos y comportamientos y por su papel de
modelo de conducta para sus hijos/as. Por esto último es importante que las personas adultas de
referencia analicemos nuestro comportamiento y que seamos conscientes de que somos ejemplo
y modelo para nuestros hijos/as.

A veces es difícil explicar las contradicciones entre el comportamiento que tenemos las personas
adultas de referencia y el que esperamos del menor o de la menor. En el caso del tabaco,
podemos, al menos, intentar explicar a nuestro hijo/a el proceso y los efectos de la dependencia
del tabaco como una buena razón para no empezar a fumar. Podemos explicarles cómo y porqué
hemos empezado a fumar (porque sí, por curiosidad, sin plantearnos ser fumadores) y cómo casi
sin darnos cuenta, quedamos enganchados al tabaco, lo que puede que nos haya hecho fracasar
repetidamente en nuestros intentos por dejar de fumar.
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Si fumamos o bebemos es conveniente que demos muestras a nuestro hijo/a de autocontrol con
estos comportamientos: no beber nunca en exceso, mantenernos abstemios o beber muy poco
cuando tenemos que conducir, no conducir si hemos bebido más de dos copas, no subir a un
vehículo conducido por alguien que ha bebido demasiado, no insistir a las demás personas para
que también beban, ofrecer a las personas invitadas bebidas sin alcohol, no fumar cuando
estamos con síntomas de una enfermedad, no fumar si hay menores o personas a quienes moleste
el humo, respetar las prohibiciones de fumar, etc.

17º. Las personas adultas de referencia le registramos todos los fines de semana la habitación,
por eso sabemos que no consume.

El hecho de que no hayáis encontrado ningún tipo de sustancia no quiere decir que no esté
consumiendo. Cuando un o una menor consume, existen un montón de señales o síntomas físicos
y psicológicos que nos pueden indicar si está o no consumiendo (pregunta 1).

Por otra parte, comentáis que todos los fines de semana, se registra su habitación. En este aspecto
sería bueno que os preguntéis por el nivel de confianza y diálogo que actualmente tenéis en la
familia ya que el fomento de estos dos aspectos (confianza y diálogo) constituyen factores de
protección frente al consumo de sustancias.

18º. Lo mejor para prevenir es que el colegio lleve a una persona que ha tenido problemas con
las drogas para que se den cuenta de las consecuencias.

En los últimos años, han surgido datos que nos indican que quizá, las personas que son ex
consumidoras, a veces no son las personas más adecuadas para prevenir el consumo de
sustancias. Los y las menores suelen quedarse con mensajes o informaciones que quizá no son los
más adecuados. Para hacer una buena prevención, lo primero es la prevención desde la familia.
Que los y las menores sepan que las personas adultas de referencia no estamos a favor del
consumo, que exista una adecuada comunicación, normas en contra del consumo, afecto, etc...

19º. Yo he consumido drogas cuando era joven. Si mi hijo/a me preguntara no sabría qué
decirle.

Este tipo de preguntas pueden resultarnos muy incómodas, sobre todo si la respuesta tiene que
ser afirmativa. Las personas adultas tenemos derecho a nuestra intimidad y no es preciso que lo
expliquemos todo a nuestro hijo/a. Sin embargo, si no tenemos confianza para hablar con nuestro
hijo/a de algún tema en concreto, difícilmente podemos esperar que él o ella confíe.

Una buena respuesta sería decir la verdad, a pesar de tener que admitir estas conductas en
nuestro pasado y apelar a la poca información que disponíamos entonces sobre estos temas y/o a
la falta de habilidades personales para rechazar una invitación, para decir no o para resistir a la
presión de los compañeros y compañeras. De esta forma, podemos demostrar a nuestro o nuestra
menor que puede hablar abiertamente de cualquier tema, teniendo así más posibilidad de incidir
en su conducta.
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20º. Pensamos que el consumo de drogas es un problema social y que los padres y madres
poco podemos hacer.

La problemática de las drogas es un problema complejo, pero en la actualidad sabemos que es


importante prevenir para que ese problema no aparezca. La prevención se puede poner en
marcha desde muchos ámbitos: escuela, medios de comunicación, actividades de ocio y tiempo
libre, etc... Pero el primer ámbito de prevención es la familia ya que esta tiene un papel esencial
como agente socializador, educativo, de apoyo mutuo, espacio de comunicación, de información,
generador de hábitos y comportamientos necesarios para la vida y por supuesto, pos su papel de
modelo de la conducta de nuestros y nuestras menores.

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