La carretera está sola. No se preocupen, no estoy afuera. Yo trato de ser obediente y por eso me quedo en casa, así, aunque esté solo y nadie pueda verme porque eso hacen los niños obedientes: hacer caso. La carretera está sola pero no estoy afuera porque eso hacen los niños buenos: saber que la carretera está sola sin mirarla porque están dentro de sus casas. Escuchando. Los niños buenos saben escuchar pero hay que tener cuidado, porque no debes oír. Tu oyes, pero es mejor escucha. O eso dice Graciela. Graciela es mi mamá. El profesor Nacho también dice que es mejor escuchar que oír, porque es más respetuoso y los niños buenos son respetuosos. Yo no sé por qué, pero es mejor ser niño bueno. Eso lo dice Graciela, Don Jaime y el profesor Nacho. Por eso los niños buenos escuchan la carretera sola y no la oyen. Don Jaime dice que de vez en cuando se me olvida ser un niño bueno y que por eso a veces tiene que hacer lo que hace. Entonces yo lo escucho y trato de no oírlo, porque tengo que ser un niño bueno y los niños buenos son respetuosos. Eso dice Graciela, Don Jaime, el profesor Nacho y mi abuelita. En esos momentos en que se me olvida ser un niño bueno escuchar duele, pero solo si está Don Jaime. Y solo cuando Jaime tiene que hacer lo que hace cuando se me olvida ser un niño bueno. Una vez se me olvidó ser niño bueno pero Jaime no estaba, entonces no tuvo que hacer lo que hace. Esa vez no me dolió escuchar. Don Jaime en realidad se llama Jaime, sin el Don, pero yo le digo Don Jaime, porque si le digo solo Jaime es irrespetuoso y Don Jaime tiene que hacer lo que hace y me duele escuchar. Es mejor ser respetuoso y ser un niño bueno y ser un niño obediente. A Graciela no le digo Don Graciela porque ella es mi mamá y yo a ella la quiero mucho y ella me quiere a mí. Graciela está con Don Jaime, pero Don Jaime no es mi papá. Graciela dice que los que no tienen papá biológico, o sea de verdad, tienen que ser buenos, porque si no se los lleva el Patas. Una vez le pregunté a Graciela cuántas patas tenía el patas. Graciela no contestó. Graciela es mi mamá. Graciela está con Don Jaime, pero Don Jaime no es mi papá. A Graciela también le duele escuchar cuando está Don Jaime. Mi mamá no quiere a Don Jaime porque le duele escucharlo. Yo una vez le dije que eso le pasaba porque se le olvidaba ser un niño bueno. Graciela es mi mamá biológica, entonces mi mamá es de verdad. Graciela quiere irse, pero no como la abuela, no. Graciela quiere irse de sitio. Graciela dice que la abuela se fue de espíritu, al cielo, pero yo no le creo porque a la abuelita la llevamos a la tierra, pero no al piso, sino por abajo, en un hueco, pero después lo llenamos, entonces ya no era hueco. Y abajo del piso no queda el cielo. Una vez le pregunté al profesor Nacho que qué había debajo del piso. El profesor Nacho me dijo que debajo del piso estaba el infierno. Entonces mi abuelita se fue al infierno y no al cielo, como dijo Graciela. Yo creía que era que Graciela no sabía que la abuelita se había ido al infierno y no al cielo, como ella dice, porque debajo del piso está el infierno y la abuela se fue a abajito del piso. Entonces yo le dije eso, que la abuelita no estaba en el cielo, sino que se había ido al infierno porque estaba abajo del piso. Entonces ella se puso a llorar y me dijo que un día de estos nos íbamos a ir lejos, sin Don Jaime, porque si no nos íbamos a ir como la abuelita. Porque fue Don Jaime el que hizo que mi abuelita se fuera, porque uno no puede vivir para siempre. Eso me dijo Graciela. Pero yo le dije que yo también me quería ir al infierno, porque quería ver a mi abuelita. Yo por eso soy un niño bueno y escucho la carretera sola, y espero a Don Jaime, que me dijo que me iba a llevar con mi abuelita pero que sólo si me portaba bien y era un niño bueno, mientras llevaba primero a Graciela, porque para ir al infierno toca de a uno. Él dijo que apenas volviera me llevaba a mí también, con mi abuelita y Graciela mi mamá. Entonces todos iremos al infierno. Yo hice mi maleta mientras llegaba Don Jaime, que nada que llega. Don Jaime me dijo que para ir al infierno no hace falta llevar maleta, pero aun así yo la hice, porque mi abuelita dice que hombre prevenido vale por dos. Y el profesor Nacho dice que es mejor hacerles caso a los mayores porque es más respetuoso y mi abuelita es mayor que Don Jaime, entonces mejor le hago caso a ella. –Camilito ¿Si se estuvo juicioso? –Sí, Don Jaime. Ya estoy listo.