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El espíritu

desde Viktor Frankl


Pablo René Etchebehere

El espíritu
desde Viktor Frankl

Una lectura en perspectiva filosófica

Segunda Edición
Etchebehere, Pablo René Contenidos
El espíritu desde Viktor Frankl : una lectura en pers-
pectiva filosófica . - 1a ed. 1a reimp. - Buenos Aires : Abreviaturas.......................................................................7
Agape Libros, 2011. Presentación........................................................................9
114 p. ; 19x14 cm. - (Episteme; 4) Prólogo...............................................................................11
Introducción......................................................................15
ISBN 978-987-640-067-1

Primera Parte
1. Filosofia Moderna. I. Título
El espíritu subjetivo.........................................................21
CDD 190

I La ontología dimensional.............................................23
© Agape Libros, 2011
I.1. El método dimensional.......................................24
ISBN: 978-987-640-067-1 a. Unidad y diversidad........................................24
Diseño de tapa: María Julia Irulegui b. Reduccionismo y nihilismo.............................28
Diseño y diagramación de interior: Equipo Editorial Agape c. Homogeneidad y diferencia del pensar........32
I.2. La ontología dimensional...................................34
1ª edición: octubre de 2009.
Lo óntico y lo ontológico....................................35
1ª edición, 1ª reimpresión junio de 2011.
II Lo espiritual como tal..................................................41
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723 II.1. Lo espiritual como constitutivo humano........43
II.1.1. El acceso a lo espiritual.............................43
AGAPE LIBROS II.1.2. El estar-junto-a-otro y la reflexión ......... 46
Av. San Martín 6863 II.2.1. La descripción de lo espiritual ............... 50
(1419) Ciudad Autónoma de Buenos Aires a. Lo psicofísico...............................................52
República Argentina b. La facticidad................................................59
ventas@agape-libros.com.ar
www.agape-libros.com.ar c. La persona....................................................61
Impreso en Argentina - Printed in Argentina II.2.2. Consideraciones finales.............................66
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma
de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación III Lo Espiritual como dinamismo.................................71
de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad III.1. La libertad...........................................................76
intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser
constitutiva de delito contra la propiedad intelectual. III.2. La responsabilidad............................................80
III.3. La conciencia......................................................86
III.4. El amor................................................................94
IV El espíritu inconsciente..............................................99 Abreviaturas.
Características de lo inconsciente espiritual.........101
V Una mirada retrospectiva.........................................107

Segunda Parte A. V. E.................................... Ante el vacío existencial


El espíritu objetivo.........................................................111
E. J................................................ Escritos de juventud
VI Introducción..............................................................113
I. Doble Sentido........................................................113 H. D................................................ El hombre doliente
II. El espíritu objetivo como valor..........................117
II.1. Noción de valor...........................................118 H.B.S............................. El hombre en busca de sentido
II.1.1. Lo conflictivo de los valores..............119
H.B.S.U........... El hombre en busca del sentido último
II.2. Valores y sentido.........................................122
II.2.1. La variabilidad de los valores...........123 I. Ps. H.......................... La idea psicológica del hombre
II.3. La división de los valores...........................127
II.3. 1. La actitud y el mal...................................132 L. y A. E.................. Logoterapia y análisis existencial
III. El espíritu objetivo como sentido.....................135
P. I. D............................ La presencia ignorada de Dios
III.1. Los sentidos de sentido.............................135
III.2. Las notas del sentido.................................139 Ps. y Ex........................ Psicoanálisis y existencialismo
III.3. El sentido....................................................142
IV. El espíritu y Dios................................................146 Ps. y H................................ Psicoterapia y humanismo
IV.1. La prueba....................................................147
IV.2. El suprasentido...........................................152 T. T. N.......................... Teoría y terapia de las neurosis
IV.3. Dios como Ordenador y Modelo.............155
V. d. S........................................ La voluntad de sentido
IV.4. Dios como lo último...................................158
7•
V. El Camino recorrido............................................160

Bibliografía......................................................................163
Obras de Viktor Frankl............................................163
Obras consultadas....................................................164
Presentación

El presente trabajo es parte del excelente mate-


rial presentado por Pablo en el seminario organi-
zado por el Centro Viktor Frankl para la difusión de
la Logoterapia.
La noción de espíritu -temática fundamental en
la antropología frankliana- es abordada con una
magistral claridad y profundidad en este pequeño
gran libro por uno de los mas lúcidos estudiosos
del tema de la Republica Argentina.
Desde hace varios años Pablo nos acompaña y
nos prestigia en congresos nacionales e interna-
cionales, su erudición, humor y calidad humana
se integran e interactúan produciendo un material
insustituible para todas aquellas personas que bus-
quen profundizar su mirada en la logoterapia.
La lectura reflexiva de este libro es un “acto
panegírico” que hace referencia a la “energía aki-
nesis” de Aristóteles por el que trasladamos el de-
safió del proceso espiritual al mundo de nuestras
sensaciones, haciendo actuar sobre la inmediatez
de estas nuestra concentradas energías. 9•
Compartir estas reflexiones es una llave que
abre puerta, que produce tensiones, que genera
preguntas, que descubre caminos y nos propone
transitarlos en este gerundio existencial de vivir
viviendo, amar amando, buscar buscando, acom-
pañándonos en la búsqueda de sentido en nues-
tras vidas. Prólogo
Gerónimo Acevedo1
Presidente del Centro Viktor Frankl2

La intención de este trabajo no es otra que mos-


trar lo más fielmente posible el pensamiento de
Viktor E. Frankl en un tema tan vasto como es el
del espíritu.
Para eso nos hemos reducido al solo texto
frankliano y esto es por dos motivos. El primero
porque siempre preferimos, inicialmente, enfren-
tarnos al autor, tratando de entenderlo desde él
mismo puesto que, por muy especialista que se
sea, no existe otro comienzo.
Creemos que no hay otra forma de acceder
a un autor. Cualquier otro intento nos llevará
a una lectura llena de suspicacias y donde nos
perderemos, seguramente, en problemas de eru-
dición. Y lo grave es que el autor principal que-
daría relegado a un segundo plano o, lo que es
peor, sería el que dirima la contienda entre una
interpretación u otra: un mero instrumento de la
voluntad de poder de los intérpretes.
1 
Gerónimo Acevedo nació en Buenos Aires en 1936, es El segundo motivo es que no hemos encontra-
• 10 médico, ha recibido el Gran Premio 2004 de la Fundación do bibliografía que tratara propiamente nuestro 11 •
de Viktor Frankl, de la ciudad de Viena (Otorgado a la
tema; aquí o allá hallábamos valiosísimas pistas,
trayectoria, por logros, destacados en el campo de la psi-
coterapia humanística). pero todas nos conducían al mismo lugar: los tex-
2 
Para más datos del Centro Viktor Frankl se puede visi- tos de Frankl. En nuestro trabajo nos hemos ceñido
tar el siguiente link: www.centroviktorfrankl.com.ar a las obras editadas en castellano y en las edicio-
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

nes más accesibles. Si bien hemos cotejado el texto Nuestro trabajo tendrá, finalmente, sentido si
en idioma original, no hemos considerado modifi- el lector se ve movido a ir a los textos de Frankl
car traducciones en orden a hacer nuestro trabajo en lugar de quedarse en el nuestro. Siguiendo
más comprensible. Nos pareció que de nada sirve los consejos del maestro de Viena, hemos consi-
modificar una traducción donde los términos ya derado sus obras como “un supermercado por
están establecidos y de algún modo constituyen el el que vamos paseando para escoger, sin ser
modo de acceso al pensamiento frankliano. forzados, lo que podemos necesitar y no sólo
Por otra parte, dado que aún no poseemos una lo que nosotros podemos necesitar, sino lo que
edición crítica que abarque toda la obra de Viktor pueden necesitar también las personas enco-
Frankl, no pudimos brindar al lector una visión mendadas a nosotros.”1
histórica, una visión donde aparezca la evolución
–si la hubo o no- de la teoría del espíritu a lo lar-
go de su vida. Tampoco Frankl nos ha dejado una
obra sistemática. Podríamos decir que los textos
fueron escritos, en su mayoría, siguiendo una
“inspiración” y siendo fiel a sí mismo podríamos
decir que son “ad personam et ad situationem”.
Ambos motivos nos han llevado a escribir este
texto. Queremos brindarle al lector de Frankl una
sistematización que, como mapa de ruta, le sirva
para introducirse a uno de los temas centrales del
análisis existencial, como es el del espíritu. Esta
sistematización proviene de una visión filosófica,
esto es, quien leyó a Frankl y escribió esta obra se
dedica a la filosofía y ha intentado aclarar los con-
ceptos desde las categorías filosóficas.
• 12 No creemos haber forzado el pensamiento del 13 •
creador de la logoterapia pero si hacemos esta
aclaración, es para invitar a corregir o ampliar o 1 
L. y A.E., 272. Citaremos las obras de Frankl con la abre-
criticar esta obra desde la disciplina propia del viatura del título seguido del número de página de la edi-
que la lea, si es que tenemos la suerte que se lea. ción citada en la bibliografía.
Introducción

De tres modos podríamos introducirnos al


tema del espíritu. El primer camino podría ser el
estudio de los matices etimológicos de la palabra
espíritu. El segundo, podría ser el del desarrollo
histórico del concepto2; finalmente el tercero, lo
encontraríamos en el uso de la palabra. Dado el ca-
rácter de este trabajo, que busca presentar el tema
del espíritu en el pensamiento frankliano, hemos
considerado oportuno adoptar el tercer camino, el
del uso. Éste tiene la ventaja de acercarnos al len-
guaje del hombre común y por lo tanto alcanzar lo
que Frankl llama “la autocompresión implícita de
la existencia humana.”3
Dejamos de lado toda erudición y considera-
ciones históricas para tomar como punto de par-
tida de nuestra investigación lo que entendemos
vulgarmente sobre lo espiritual.4

2 
Para este modo de introducirnos se puede consultar el
Historisches Wörterbuch der Philosophie como también el
Reallexikon für Antike und Christentum en la voz Geist.
15 •
3 
L. y A.E., 81. El resaltado es nuestro.
4 
También dejamos para otro momento, si los dioses nos
son propicios, enmarcar la teoría de V. Frankl dentro de
las corrientes filosóficas tanto de las que él cita como fuen-
tes o correspondencias (Nicolai Hartmann por ejemplo);
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Cuando escuchamos la palabra espíritu nos revelar más de un secreto…de modo que conozca
asalta un vago temor. Ella nos suena como algo yo lo que el mundo en lo más íntimo encierra”6.
que, por poderoso, supera nuestras fuerzas y por
Encontramos en este texto algo que poco a poco
lo tanto puede convertirnos en sus esclavos. Pa-
iremos precisando. Aquel, quien con sus fuerzas
reciera que el solo pronunciar ese sonido hace
agotadas intenta como último recurso ir más allá
aparecer en nuestros ánimos el del trueno y la tor-
de las mismas, comete lo que ya desde los griegos
menta más feroz: espíritu es, entonces, uno de los
se castiga como “desmesura”.
nombres del mysterium tremendum5. Este sentido
de misterio despierta en nosotros la necesidad de Conectado con este sentido de lo misterioso y
una iniciación a través de un guía, quien mediante lo poderoso encontramos otro uso del término, ge-
gestos y palabras desconocidas para nosotros nos neralmente en plural. Son los espíritus, especie de
introduce en una escuela, en un grupo selecto. genios, ya diabólicos7 o angelicales, que coman-
dan, sin nosotros sospecharlo, nuestro destino.
Dada esta revelación, el iniciado es dueño de
Notemos como aquí también somos esclavos de
poderes que le permiten conocer lo hasta ahora
poderes superiores, de hados que pueden cortar,
oculto para él y gracias a este conocimiento goza
cuando lo deseen, el hilo de nuestra vida.8
de un poder sobre las demás personas. Un ejemplo
de esto lo encontramos en el Fausto de Goethe: Este uso puede tener, sin embargo, dos conno-
taciones: una negativa y la otra positiva. La pri-
“Con ardoroso esfuerzo he estudiado ¡ay!
mera es la que intenta de una u otra manera “ma-
Filosofía, Derecho y Medicina, y desgraciadamen-
te Teología también, y me encuentro, pobre de mí, terializar” a estos espíritus, con lo cual la relación
tan sabio como antes…y veo ¡que nada podemos de poder se invierte y pasa el hombre a ser el señor
saber!...ha huido también de mí toda alegría, me de los espíritus. La connotación positiva es aquella
parece que nada sé con exactitud y me parece que que presenta al genio como el que permite romper
nada podría enseñar para mejorar al hombre. Tam- las limitaciones concretas en la que el hombre se
poco tengo dinero ni bienes, ni honor ni gloria mun-
dana… Por eso me he consagrado a la magia, a ver
si por la fuerza y palabra del espíritu se me pudiera

• 16 6 
Goethe, J. W. Faust, 17.
17 •
como también la tradición filosófica judía, como Martin 7 
La etimología de diablo es “el que divide”, “el que arroja
Buber, Emmanuel Levinas y Hans Jonas. en dos direcciones.” Ángel en cambio etimológicamente
5 
Otto, Rudolf. Lo santo. Madrid, Selecta de Revista de Oc- significa “el que anuncia”, “el mensajero”.
cidente, 1965. Especialmente capítulos IV y V. 8 
Cfr. Platón, República, 617 d 6 y ss.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

ve envuelto. Este sentido se expresa a través de la en la que resplandece la más alta espiritualidad11,
palabra entusiasmo9 o manía.10 capacidad no de actuar sino de padecer.
Otro uso del término espíritu es aquel que re- Habiendo señalado las distintas significaciones
fiere a lo esencial de algo. En este sentido decimos según el uso, pasemos ahora a tratar directamente
que un intérprete ha captado el espíritu de Bee- del significado en nuestro autor. Esta introduc-
thoven o de Chopin, puesto que hemos sentido ción no es, aunque lo parezca, sin sentido. Y esto
una auténtica emoción y pareciera que el mismo por dos razones.
Beethoven o el mismo Chopin hubieran tocado La primera, porque como ya dijimos Frankl se
allí. Esta captación, esta encarnación de lo esencial sitúa siempre, como punto de partida, en “la vi-
de una obra implica una cierta convivencia con la sión del hombre de la calle”, la “visión del hombre
cosa, una simpatía que abre, a otros, lo esencial de común”12, “esa comprensión prereflexiva del hom-
algo. Se dice así tener un mismo espíritu, un mismo bre”. Detrás de todo idioma, detrás de todo uso de
querer, cuando varios comparten algo esencial y un idioma se esconde una forma de ver el mundo.
actúan como si fuera uno porque participan de la
La segunda de las razones es que, como detrás
misma realidad.
de todo idioma se esconde una forma de ver el
Finalmente encontramos un uso muy particu- mundo, el uso de la palabra marca los límites y
lar del término espíritu y es aquél que se refiere a matices con los que se encuentra toda ulterior in-
la fuerza de voluntad. La persona que ya anciana tie- terpretación. Estos límites y matices serán los ejes
ne una actividad tal que sobrepasa lo común o, la explicativos de los siguientes capítulos.
persona enferma que, pese a los dolores y dificul-
tades sigue en sus tareas a pie firme. La expresión
es la misma: ¡qué espíritu tiene! Con esta frase que-
remos señalar la capacidad que tiene el hombre de
oponerse a los más diversos infortunios, capacidad
11 
No podemos dejar de notar la afinidad con el término
9 
Etimológicamente significa “tener a Dios dentro de religioso de mártir. Etimológicamente significa testigo y se
• 18 uno”, “estar poseído por Dios”. aplica a la persona que frente a una persecución donde 19 •
10 
En griego significa “locura” y tiene que ver con lo divi- peligra su vida da testimonio de su fe. En otras palabras,
no, de ahí el término “mancia” que significa adivinación. se mantiene firme frente al mal sin perder su dignidad.
Desde estas etimologías podemos ver como lo espiritual 12 
“Sólo un claro y metódico análisis fenomenológico de la
revela lo que se nos presenta como oscuro, sobretodo lo manera en que el hombre sencillo, el «hombre de la calle»,
que tiene ver con el futuro. se entiende a sí mismo nos llevaría…” P.I.D., 108.
Primera Parte

El espíritu subjetivo

21 •
I
La ontología dimensional

Antes de tratar propiamente lo espiritual en


cuanto tal, hemos creído necesario explicar la no-
ción de dimensionalidad, dado que es ésta una de
las nociones claves de la cosmovisión frankliana.
Con el término dimensionalidad nos referimos
tanto a lo que tiene que ver con la estructura de lo
real, como al modo con el cual nos acercamos cog-
noscitivamente a eso real. Estamos aquí hablando,
ni más ni menos, qué lugar ocupa el método13 en
una doctrina, o para decirlo en otras palabras, qué
relación hay entre el método y la cosa estudiada a
través de ese método.
En el análisis existencial tenemos que decir que
el método refleja o se amolda a lo que la cosa ma-
nifiesta, de modo que la visión de la realidad será
dimensional porque la realidad misma es dimen-
sional. De ahí el título de este apartado: ontología
en cuanto disciplina filosófica que buscar explici-

13 
Método etimológicamente significa “un camino que nos 23 •
lleva más allá”. Si bien toda filosofía supone un método
de acuerdo con el cual esa filosofía se elabora, a partir de
R. Descartes hasta llegar a los filósofos analíticos del siglo
XX este tema ocupó un lugar muy importante en el pen-
samiento.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

tar lo real, la cual no aparece “monocularmente” tas preguntas, que lógicamente brotan al leer el
sino con varias dimensiones. párrafo anterior, no son nuevas al pensar. Podría-
mos decir que dos fueron los problemas iniciales
I.1. El método dimensional de la filosofía, allá en la cercana Grecia: el del mo-
vimiento y la quietud; y el de la multiplicidad y
a. Unidad y diversidad unidad. Heráclito y Parménides podrían ser los
nombres para el primer problema, como los sofis-
Con este título queremos hacer referencia al tas y Platón para el segundo.
modo de acceso a la ontología que por ser dimen- Frankl, en cambio, ha adoptado, para este tema,
sional exige una visión, valga la palabra, en pers- las teorías de Max Scheler y Nicolai Hartmann y, a
pectiva. Este modo de entender lo real como di- partir de ellos, formuló dos leyes:
mensional ha surgido para dar solución al proble-
1. “Si sacamos de su dimensión un objeto y lo
ma de la relación entre multiplicidad y la unidad
proyectamos a diversas dimensiones que sean
en el hombre. El hombre se nos presenta como inferiores a su propia dimensión, toma figuras tales
algo uno pero también como una diversidad de que se contradicen entre sí.”
aspectos y dimensiones que nos pueden llevar a 2. “Si sacamos de su dimensión (no uno sino)
su disgregación y a nuestra dispersión. diversos objetos y los proyectamos (no en diversas
Podemos afirmar que Frankl concibe al hom- dimensiones sino) en una sola dimensión inferior a
bre de dos modos. El primer modo es el tripartito: la dimensión original, se forman figuras que (no se
cuerpo-alma-espíritu forman la totalidad “hombre”. contradicen entre sí, sino que) son ambiguas”.15
El otro, es el bipartito: el hombre es un horizonte
entre el campo de la facticidad y el de la existenciali-
dad. Es por eso que nuestro autor define al hombre
como una “unidad múltiple”14 15 
Ps. y E., 49 y ss. Estas dos leyes son sumamente im-
¿Cómo es posible que lo que se manifiesta como portantes. Como veremos más adelante la aplicación de
diversidad sea, sin embargo, algo uno? ¿Cómo se la primera ley da como resultado un discurso equívoco,
mantiene la unidad a pesar de la diversidad? Es- dado que la misma realidad se vuelve contradictoria para
• 24 la mente que la estudia. La aplicación de la segunda ley 25 •
da como resultado un discurso unívoco, todo se vuelve
Cabe aclarar que esa formulación no pertenece a Santo
14 
lo mismo. La ontología dimensional que vamos a explicar
Tomás de Aquino como afirma Frankl. Sospechamos que tiene un discurso analógico, donde hay unidad -como en
esa fórmula pertenece a Rudolf Allers, psicólogo que tra- el unívoco- y diversidad -como en el equívoco- porque lo
dujo a Santo Tomás. Cfr. Titone, R., 98. real es considerado desde una dimensión superior.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Esta ontología dimensional es la que permite un Existen, para Frankl, tres tipos de reduccionis-
“acceso a la realidad total e íntegra del hombre”16. mos que pueden amenazar a una teoría del hom-
Entendida como acceso o perspectiva permite evi- bre: el psicologismo, el biologicismo y el socio-
tar uno de los riesgos del pensar tan denunciado logismo.19 Cada uno de ellos reduce al hombre a
por Frankl: el reduccionismo. Este reduccionismo “nada más que” una de sus dimensiones, proyec-
o unidimensionalidad surge de nuestro afán de tando las demás sobre esa pantalla. Sin embargo
comprender, de ese afán de apresarlo todo dentro no debemos pensar que estas reducciones son to-
de la seguridad de nuestra morada, ese afán por talmente erróneas. Por nuestro modo de entender
“llevar algo a casa”17. Cuando, instalados ya en la no podemos, en una sola mirada, abarcar el todo
seguridad, volvemos sobre lo real, ya no accede- de lo real. La reducción es un requisito necesario
mos a cambiar nuestras ideas, sino que nos plan- para toda la tarea científica:
tamos como jueces de lo real, dando así origen a “Toda ciencia óntica proyecta […] es una anu-
los diferentes “ismos”. lación obligada de la estructura omnidimensional
Todo “ismo” ve en su óptica unilateral un es- de la realidad; la ciencia debe enmascarar y ex-
trato del ser. Proyecta en el plano de ese estrato cluir, debe fingir y hacer «como sí».”20
toda la realidad, al margen de la dimensionalidad Así entonces, toda ciencia debe excluir o como
global. Este plano pasa a ser el verdadero ser, y se decía antiguamente, abstraer su objeto de la to-
el resto pasa a ser inauténtico, simple apariencia, talidad de la realidad y hacer “como si” ese aspec-
mera tramoya18. Parecen resonar aquí los ecos de to fuera toda la realidad del objeto. Pero en este
Platón y su alegoría de la caverna. hacer “como sí” nace el riesgo de la generalización
En el relato platónico las sombras, las meras por parte de los científicos o especialistas. Para
sombras son, para los encadenados, la verdad ver- Frankl “el peligro no está en que los investigado-
dadera; toda iluminación posterior tiene que ca- res se especialicen, sino en que los especialistas
ber en los moldes de las sombras, de lo contrario,
se corre el riesgo de ser un transnochado, un loco,
como aquél que con una linterna buscaba a Dios
19 
Ps. y Ex., 56
en el mediodía de una plaza pública.
20 
L. y A.E., 77. La misma idea aparece en Ps. y Ex., 53:
• 26 “Pero la ciencia no sólo tiene derecho, sino también el de- 27 •
ber de poner entre paréntesis la multidimensionalidad de
la realidad, de tapar la realidad como con una pantalla,
16 
L. y A.E., 76
de filtrar del espectro de la realidad una sola frecuencia.
17 
Nietzsche, F. La genealogía de la moral, 17. Por lo tanto, la proyección es más que legítima. Es obli-
18 
H.D., 223 gatoria.”
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generalicen”21. De este modo, el especialista con- en su conocer abstrae o anula la estructura omni-
funde su mundo con el mundo, olvida así, rápida- dimensional de la realidad. El hombre encuentra,
mente, que el “diseño mundano no es en realidad en esa abstracción, una forma de tratar con lo in-
sino el diseño subjetivo de un mundo objetivo; es finito de lo real y logra así una cierta autonomía
un escorzo subjetivo de un mundo objetivo”.22 frente a lo real, un cierto poder que le da dominio
sobre el ser. Tenemos aquí el primer momento de
b. Reduccionismo y nihilismo la desrealización: en lugar de tratar con lo real tra-
to con mis ideas, con mis conceptos. Ellos me dan
En este poner entre paréntesis -necesario en la seguridad y poder sobre las cosas, de tal modo
ciencia pero desde donde pueden originarse los di- que termino dándole la espalda a las cosas o sólo
ferentes reduccionismos-, lo real se vuelve igual al prestando atención a lo que se parece a mis ideas.
que lo piensa23, pierde tanto altura como profundi- La otra causa de la desrealización es producto
dad…poco a poco todo es “eterno retorno de lo mis- del cansancio25. Cansancio no entendido solamen-
mo”. Esta nivelación en el ámbito cognoscitivo va a te de un modo fisiológico, corporal, sino en un
determinar luego una nivelación en el orden afecti- sentido espiritual. Como dijimos anteriormente
vo, que se manifiesta en un vivenciar “apático”, o en
un encerrarse en las propias emociones, con lo cual, 25 
“Die Krise des europäischen Daseins hat nur zwei
para Frankl, se completa el circuito del nihilismo: a Auswege: Den Untergang Europas in der Entfremdung
una desrealización le sigue una desjerarquización gegen seinen eigenen rationalen Lebenssinn, den Verfall
que concluye en una desvalorización.24 in Geistfeindschaft und Barbarei, oder die Wiedergeburt
La desrealización tiene varias causas. Ella surge Europas aus dem Geiste der Philosophie durch einen den
Naturalismus endgültig überwindenden Heroismus der
del esfuerzo del hombre por encontrar el sentido
Vernunft. Europas größte Gefahr ist die Müdigkeit. Kämpfen
del ser. Como este sentido es inicialmente infinito wir gegen diese Gefahr der Gefahren als «gute Europäer»
-esto es, la pregunta por el sentido surge conjunta- in jener Tapferkeit, die auch einen unendlichen Kampf
mente al descubrimiento de mi finitud- el hombre nicht scheut, dann wird aus dem Vernichtungsbrand des
Unglaubens, dem schwelenden Feuer der Verzweiflung
21 
Ps. y Ex., 43. an der menschheitlichen Sendung des Abendlandes, aus
der Asche der großen Müdigkeit der Phoenix einer neuen
22 
H.D., 37. Según el Diccionario de la Real Academia es-
• 28 Lebensinnerlichkeit und Vergeistigung auferstehen, als 29 •
corzar es representar, acortándolas, según las reglas de la pers-
Unterpfand einer großen und fernen Menschenzukunft:
pectiva, las cosas que se extienden en sentido perpendicular u
Denn der Geist allein ist unsterblich” Edmund Husserl,
oblicuo al plano del papel o lienzo sobre el que se pinta.
Die Krisis des europäischen Menschentums und die Philoso-
23 
Se confunde lo óntico y lo ontológico. phie. Husserliana VI. Haag, Martinus Nijhoff, 1976, pág.
24 
Ps. y Ex., 293 y ss. 347-348. El resaltado es nuestro.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

al encontrarme seguro en mis pensamientos con- atrás, hacia los lados, hacia delante, hacia todos los
sidero que éstos son la realidad. Pero mis pensa- lados? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vagamos
mientos son frutos de mi persona, si bien refieren como a través de una nada infinita? ¿No sentimos el
alentar del espacio vacío? ¿No se ha vuelto todo más
a algo real, mis ideas son mis conceptos, son míos.
frío? ¿No llega continuamente la oscuridad y más
Esto lleva a que, poco a poco, el hombre de ideas, oscuridad? ¿No tendrán que encenderse lámparas a
el hombre de conceptos no descubra en ellos más mediodía? ¿No escuchamos aún nada del ruido de
que a sí mismo. Ya no encuentra novedad sino, los sepultureros que entierran a Dios? ¿No olemos
como Narciso, una imagen de sí mismo. Poco a aún nada de la putrefacción divina?”26
poco me aburro de mi mismo, poco a poco mis
El segundo momento de la desrealización, di-
ideas se van agotando y así dejo de encontrar ra-
jimos, es fruto del cansancio. Como Sísifo hemos
zones para pensar, como claramente aparecía en
hecho un gran esfuerzo para comprender la reali-
el texto del Fausto citado anteriormente.
dad, hemos llegado a la cima pero allí, al cometer
Si prestamos atención a este doble proceso cau-
la desmesura de confundir las ideas con la reali-
sal vemos en él las razones que originan los otros
dad, la obra de nuestro trabajo se nos escapa y la
elementos del nihilismo. El primer momento de
roca del pensar, por su peso, vuelve a caer. Todo
la desrealización, en el cual yo confudo mis ideas
nuestro esfuerzo no hizo otra cosa que dejarnos va-
con la realidad, lleva a una desjerarquización por-
cíos, y por doquier lanzamos una mirada, todo son
que lo real se vuelve “humano, demasiado huma-
espejos que nos reflejan…nada nos atrae, nada nos
no” como diría Nietzsche. Lo real se vuelve ho-
mueve a conquistarlo porque ya no hay otra cosa
mogéneo, esto es, igual en todas sus partes, donde
que uno mismo: nada, entonces, tiene sentido.
“todo tiene que ver con todo” y, por lo tanto, “nada
Estos dos momentos de la desrealización lo ve-
se diferencia de nada”. Como dice Nietzsche: mos claramente en este texto de Nietzsche: “¿Qué
“El hombre loco saltó en medio de ellos, atra- significa nihilismo? Que los valores supremos han
vesándolos con la mirada. «¿A dónde ha ido Dios?» perdido su crédito. Falta el fin: falta la contesta-
gritó, «¡yo os lo voy a decir!» ¡Nosotros lo hemos ma-
ción al «por qué».”27 El nihilismo crece cuando al
tado –vosotros y yo!» ¡Todos nosotros somos sus
asesinos! ¿Pero cómo hemos hecho esto? ¿Cómo hombre nada lo atrae -los valores supremos han
fuimos capaces de bebernos el mar hasta la última perdido su crédito-; y crece cuando no tiene res-
• 30 31 •
gota? ¿Quién nos dio la esponja para borrar todo el puesta a la pregunta filosófica del por qué.
horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos
esta tierra de su sol? ¿Hacia dónde se mueve ahora?
¿Hacia dónde nos movemos nosotros? ¿Lejos de to-
26 
Nietzsche, Federico. La ciencia jovial, n. 125, 218-219.
dos los soles? ¿No caemos continuamente? ¿Y hacia 27 
Nietzsche, Federico. La voluntad de dominio, n. 5, 27.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

c. Homogeneidad y diferencia del pensar “ismos”.31 Estas contradicciones no se dan en lo


real sino que surge de nuestro modo de concebir.
Pero volvamos al tema de la ciencia y su pers- Estas contradicciones se expresan en la fórmula
pectiva. No debemos creer que lo que hace la cien- “o…o”: una cosa o la otra; o también, “si es esto
cia, esto es, mirar lo real desde una perspectiva, no es lo otro”.
que como vimos implica, de suyo, selectividad, Este pensamiento unidimensional32, o que tam-
es productora de su objeto.28 Lo que sí podemos bién podríamos llamar “mono-ocular”, además de
afirmar es que el sujeto es productor de ciertas engendrar las contradicciones no le permite al su-
formalidades según las cuales considera al objeto. jeto poder pensar que, tal vez, el otro tenga razón.
Dentro de este marco de distinciones convendría Así entonces, el pensamiento, en esta visión, tien-
señalar lo que nos dice Frankl cuando se refiere al de o a encerrarse en sí mismo, de modo que sólo él
error del sociologismo. es la verdad; o tiende a cansarse después de tantas
Hay que evitar el error que “consiste en la con- luchas, lo que genera una cierta ambigüedad del
fusión de objeto y contenido. El contenido de un pensar donde todos tienen razón. Esto nos mues-
conocimiento es inmanente a la conciencia y se tra que, tanto la ausencia del diálogo, como su
halla sometido a la limitación del sujeto; en cam- extrema facilidad son signos de unidimensionali-
bio, el objeto de conocimiento es transcendente a dad, donde uno se pierde en la unidad, mientras
la conciencia y en modo alguno está sometido a la que el otro se pierde, a su vez, en la diversidad.
limitación del sujeto”.29 El pensamiento dimensional, que podríamos
Es por eso que Frankl hace hincapié en la ne- ejemplicar con un “y…y”, tiende a evitar ese afán
cesidad, en el marco teórico -y nosotros creemos excesivo por lograr siempre una síntesis, actitud
que en el marco práctico también-, de la sabiduría, que para Frankl puede ser definidad como “una
concebida ésta como “el saber acompañado de la impureza del espíritu”.33 Esta síntesis pone una
conciencia de los límites de ese saber”.30 especie de media aritmética entre los contrarios,
Retomando lo anterior podemos afirmar que el en lugar de poner “el verdadero medio que estan-
pensamiento dimensional rompe a su vez con las do por encima, asume a ambos” como afirmaba
contradicciones propias de un enfrentamiento de
• 32 33 •
31 
L. y A.E., 73
28 
L. y A.E., 99 32 
Cfr. Cruz Cruz, Juan. Las razones del corazón. Jacobi entre
29 
L. y A.E., 98 romanticismo y el clasicismo. Pamplona, Eunsa, 1993, 45-75.
30 
H.D, 42. 33 
I. Ps. H., 144.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Rudolf Allers.34 Esa media aritmética le quita a los Encontramos en esta cita la idea según la cual
hechos la «especificidad» propia que ellos llevan en cada dimensión tiene su ordenación, encuentra su
sí.35 Todo esto no significa que los contrarios no pue- sentido en relación con las restantes o, para usar
den ser superados, sino que dicha superación debe una expresión frankliana que luego explicare-
realizarse en una dimensión superior a aquella en la mos, cada dimensión encuentra su lugar “junta a
que se planteó la oposición.36 Vemos, así, cuán lejos las otras” dimensiones. Esta ordenación muestra
estamos de un modo “homogéneo” de pensar. que cada dimensión tiene en sí cierta especifici-
dad, pero sólo alcanza su plenitud si se abre a otra
I.2. La ontología dimensional instancia sea superior o inferior. Vemos aquí las
raíces ontológicas del método dimensional. Debe-
Como ya dijimos, esta pluridimensionalidad mos ver a las cosas en perspectiva, en el fondo,
que posee la realidad no nos debe llevar a una des- porque lo real es dimensional.
jerarquización de lo real. Las dimensiones guardan
entre sí un orden, donde la dimensión superior Lo óntico y lo ontológico
“abarca más y engloba e incluye una dimensión
superior”.37 Desde esta dimensión superior las Antes de avanzar conviene aclarar aquí una ex-
otras inferiores adquieren su ubicación y sentido. presión técnica que ha aparecido varios veces en
“Dentro del plano psiquiátrico todo sigue siendo nuestro texto, la distinción entre óntico y lo ontoló-
plurivalente mientras no se vuelve transparente su gico. Esta distinción tiene su origen en Heidegger39
orientación hacia alguna otra cosa que pueda estar y podríamos explicarla, muy suscintamente, del
más atrás, que pueda estar por encima”.38 siguiente modo: lo óntico se refiere al ente, aque-
llo que es estudiado por las ciencias positivas, las
cuales se ocupan de las regiones esenciales de ese
34 
I. Ps. H., 144.
35 
H.D., 41. Al final de esta parte veremos como la verdad
puede ser tratada como “media aritmética” a través de la
noción de adecuación, o como “acuerdo” incorporando
así lo afectivo al conocer.
• 34 36 
Ps. y Ex., 51.
35 •
37 
Ps. y Ex., 51.
38 
Ps. y Ex., 53. Asímismo “Allers demostró en experimen- temente de una intensidad máxima que nunca se realiza
tos rigurosos de fisiología de los sentidos que al enjuiciar empíricamente” H. D., 276.
el grado de intensidad de un color partimos inconscien- 39 
Cfr. Heidegger, Martin. Ser y tiempo, § 3, 4, 10 y 77.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

ente.40 Así entonces, lo óntico es sinónimo de lo el sentido del ser y no ha comprendido esta acla-
esencial y por lo tanto de lo no histórico.41 ración como su tarea fundamental.”44
Lo ontológico, en cambio, se ocupa del ser del Así entonces, puede haber un gran progreso
ente, esto es, de aquello que hace que el ente sea de las ciencias positivas, puede haber un gran de-
ente. Esto implica que lo ontológico trasciende lo sarrollo de las categorías metafísicas, pero si no
óntico en tanto que trata de la existencia y no de existe la pregunta por el ser, todo será en vano.
la esencia. Es por eso que “el preguntar ontológi- Pero además, el problema del ser se plantea más
co es ciertamente más originario que el preguntar agudamente en el hombre, puesto que “la peculia-
óntico de las ciencias positivas.”42 Lo fundamental ridad óntica del Dasein consiste en que el Dasein
y fundante no es el ente ni la esencia del ente -que es ontológico.”45
lo estudian las ciencias positivas de un modo gene- Esto nos encamina a nuestro tema: lo espiri-
ral y universal-, sino el ser del ente tal como lo estu- tual. Hemos recorrido un largo y, a veces, tedio-
dia la metafísica. Es por eso que Heidegger afirma: so camino al tratar el método. Es hora de recapi-
“reservamos el término ontología para el cuestiona- tular y entrar ya en tema. Hemos propuesto a la
miento teorético explícito del ser del ente”.43 ontología dimensional en una doble vertiente. La
Ahora bien, no creamos que la ontología es un primera es como método, como modo de acceso a
modo accesible, a la mano. Como advierte Heidegger. la realidad “hombre”. Allí veíamos que en lo real
“toda ontología, por rico y sólidamente articulado se encuentran diferentes dimensiones, que ahora
que sea el sistema de categorías de que dispone, ya podemos llamar dimensiones ónticas. Cada una
es en el fondo ciega y contraria a su finalidad más de estas dimensiones trata de un aspecto, de una
propia si no ha aclarado primero suficientemente dimensión del hombre o, para decirlo con otras
palabras, trata al hombre en perspectiva.
Pero si esta diversidad de dimensiones sola-
mente se lee desde lo óntico tiende a disgregar al
40 
“La investigación científica realiza ingenuamente y a hombre. Cada una de las dimensiones, ya sea so-
grandes rasgos la demarcación y primera fijación de las re-
mática o psicológica o social o incluso, espiritual,
giones esenciales.” Heidegger, Martin. Ser y tiempo, § 3, 32
• 36 41 
“No es un azar que el Conde de Yorck denomine al ente
37 •
44 
Heidegger, Martin. Ser y tiempo, § 3, 34.
no histórico lo «óntico» a secas.” Heidegger, Martin. Ser y 45 
Heidegger, Martin. Ser y tiempo, § 4, 35. Debemos te-
tiempo, § 77, 418.
ner en cuenta que el término “hombre”pertenece más a lo
42 
Heidegger, Martin. Ser y tiempo, § 3, 34. óntico que a lo ontológico. Usamos el término para hacer
43 
Heidegger, Martin. Ser y tiempo, § 4, 35. más legible el tema.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

tenderán a monopolizar la visión del hombre. Se Creemos que las preguntas que hemos formu-
requiere, como hemos dicho, que veamos a esa di- lado son graves, tal vez, demasiado profundas. Sin
versidad en la unidad “hombre”. Pero esta unidad embargo sería desconfiar en la razón el no formu-
no es óntica sino fundamental, o sea, ontológica. larlas. Y sería también una falta de respeto para con
Es en esta dimensión ontológica, y esta es la Frankl el no buscar en sus textos una respuesta a
segunda vertiente, donde el hombre es humano, estas preguntas. He aquí la razón de proponer para
es en esta dimensión desde de la cual podemos esta obra dos partes. En la primera trataremos del
ordenar las otras dimensiones para que hablen de ser del hombre, esto es, del espíritu subjetivo. En
lo humano del hombre. De este modo el discurso la segunda parte trataremos del espíritu objetivo,
ontológico sobre el hombre se vuelve analógico, esto es, del sentido del hombre.
escapando a la tentación del univocismo propio
de las ciencias, como de la tentación del equivo-
cismo propio del escepticismo.
Ahora bien, para que todo esto sea posible,
para que podamos tener una ontología dimen-
sional, el hombre debe ser estudiado no tanto en
su esencia como en su existencia. Así entonces
la ontología dimensional no dirá su logos has-
ta tanto no busque el sentido del ser humano.
Pero, para buscar el sentido del ser humano, ¿no
debemos preguntarnos al mismo tiempo por el
sentido del ser46? O con otras palabras ¿es posi-
ble develar el sentido del ser humano si no bus-
camos, al mismo tiempo, el sentido de la vida?
¿Podemos desocultar lo implícito en el espíritu
subjetivo si al mismo tiempo no desocultamos lo
implícito del espíritu objetivo?
• 38 39 •
46 
Como leíamos en Heidegger: “la peculiaridad óntica
del Dasein consiste en que el Dasein es ontológico.” Tal
vez podríamos agregar “la pecularidad ontológica del Da-
sein es que el Ser es.”
II
Lo espiritual como tal

Una vez planteado el tema de la perspectiva, el


cual nos va a evitar cometer los errores ya apun-
tados, pasaremos propiamente a nuestro tema. A
tal efecto, mostraremos los diversos matices que
lo espiritual posee dentro del análisis existencial.
Debemos asumir este camino puesto que nuestro
autor no desarrolla explícitamente todo lo que lo
espiritual lleva implícito.
Por otra parte, el mismo tema de lo espiritual
requiere para su tratamiento una forma especial:
“nuestra incógnita no puede enseñarse en el sen-
tido estricto de la palabra; sólo puede suscitarse,
sugerirse, despertarse, como en definitiva ocurre
con cuanto procede del espíritu”.47
Queremos agregar, junto a los cuidados señala-
dos anteriormente, algunos puntos que delimita-
rán nuestro trabajo. En primer lugar y de acuerdo
a lo dicho “la espiritualidad tiene un aspecto ob-
jetivo, el sentido; y un aspecto subjetivo, la exis-
tencia, lo específicamente humano.”48 Vemos en 41 •
este texto que tanto lo objetivo como lo subjetivo

47 
Otto, Rudolf. Lo santo, 18.
48 
H. D., 210.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

coinciden en lo espiritual; tanto el sentido como no. De acuerdo a la segunda perspectiva, estudia-
lo humano del hombre tienen allí su morada. Esta remos lo espiritual en sus manifestaciones u ope-
coincidencia le propone a la filosofía pensar con- raciones, esto es, en cuanto expresión o manifesta-
juntamente el tema del ser del ente, lo más pro- ción de lo humano.
fundo de lo real, junto con nuestra mayor intimi-
dad, el ser del hombre, de manera tal que sentido II.1. Lo espiritual como constitutivo humano
y espíritu se reclaman mutuamente.
La segunda aclaración que queremos hacer es II.1.1. El acceso a lo espiritual
la siguiente. Frankl prefiere hablar de “lo espiri-
tual, siempre con la expresión pseudo sustantiva,
con un adjetivo sustantivado y evitando el sus- Habíamos afirmado anteriormente que “la
tantivo «espíritu»: pues con un auténtico sustan- existencia humana posee como marca característica
tivo sólo se puede designar uan sustancia.”49 Es- la coexistencia entre su unidad antropológica y
capa así Frankl a lo que Wittgenstein ha llamado sus diferencias ontológicas.”52 Es por eso que para
“una de las grandes fuentes de confusión filosó- nuestro autor el hombre es “unidad a pesar de la
fica: un sustantivo nos hace buscar una cosa que diversidad”, donde esta diversidad no es un mero
corresponda.”50 Por lo tanto cuando usemos el tér- agregado de dimensiones sino que se encuentran
mino espíritu se tendrá en cuenta dicha aclaración: integradas: “aunque distingamos entre lo corporal,
lo espiritual, aunque es real, no es una cosa, no es lo psíquico y lo espiritual, no se trata de diversas
un objeto entre los objetos sino lo subjetivo y fun- partes que compongan al ser humano, pues el ser
dante de la cosa hombre51. hombre no es un ser aditivo, sino integral.”53
Con respecto a nuestro objeto aquí de estudio, Siguiendo el hilo de estas citas podemos ver
lo espiritual subjetivo, lo estudiaremos desde dos como, pese a la marcada insistencia en la plura-
perspectivas distintas. De acuerdo a la primera lidad de dimensiones que al sujeto hombre le ca-
perspectiva, lo estudiaremos en su aspecto esen- ben, esto no arriesga su unidad. La historia de la
cial, es decir, en cuanto dimensión humana del antropología es una buena escuela sobre este pun-
hombre y, como tal, en cuanto constitutivo huma- to, puesto que siempre se repite la misma dificul-
• 42 43 •
tad: ¿cómo unificar esa variedad que en el hombre
49 
L. y A.E., 101.
50 
Cuadernos azul y marrón, 27.
51 
No pertenece a la dimensión óntica de la esencia, sino a
52 
Ps. y Ex., 49.
la ontológica de la existencia. 53 
H. D., 142.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

encontramos? ¿cómo diversificar esa unidad que esfera de lo espiritual, tanto en su dimensión obje-
el hombre nos presenta? Frankl no elude la difi- tiva como subjetiva. Es por eso que debemos pre-
cultad y creemos que su solución es válida. Ahora ocuparnos más por la esencia de lo espiritual (el
bien, dentro de esa diversidad, ¿qué papel le toca quid sit) que por su existir (an sit).
al espíritu? Lo espiritual aparece entonces como un factum,
Lo espiritual debe entenderse como “la di- algo evidente que, por lo tanto, goza ya en sí de
mensión de los fenómenos específicamente explicación. Por ser un factum no requiere demos-
humanos”54, dimensión que “nunca puede dedu- tración sino solamente mostración: debemos dejar
cirse desde otras dimensiones, ni se puede reducir ser al ser de lo espiritual. Esto nos exige mante-
a algo que esté detrás de ella.”55 Tenemos, enton- nernos en un “recuerdo del espíritu” evitando
ces, en lo espiritual una dimensión que goza de su caer, tal como le ha pasado a muchas corrientes de
propia autonomía, en el sentido que no depende psicología, en un “olvido del espíritu”. Debemos
en su ser de las otras. Pero esta autonomía no debe aclarar aquí que esta presencia de lo espiritual no
ser entendida como “simplemente añadida, como se desprende solamente de una teoría antropoló-
una dimensión en sí, sino que, sin ser ella la única gica y ontológica, sino también de la expericiencia
es, sin embargo, la verdadera dimensión del exis- clínica y, aún más, de la experiencia del campo de
tir humano.”56 concentración58.
Pero, ¿qué evidencia tienen estas afirmaciones? Si se nos permite el juego de palabras, el Logos
Es interesante comprobar que en Frankl no existe, en Frankl no es solamente theoria, sino también
o al menos no hemos encontrado, una “prueba de praxis y creemos que, ante todo, bios, vida. Así en-
la existencia” de lo espiritual. Para él, lo espiritual tonces, el logos frankliano no es, como veremos
escapa a la pregunta -clásica de la filosofía- del an enseguida, objeto de reflexión, objeto de contem-
sit?57 Es este uno de los rasgos de su cosmovisión, plación, sino que aparece, se devela en la acción. Y
el dar como evidente de suyo la existencia de esta queremos agregar: no cualquier acción, sino aque-
llas acciones que engendran o dan testimonio de
54 
Ps. y Ex., 266. vida. De ahí el sentido de su frase “a pesar de todo
55 
Ps. y Ex., 189.
• 44 45 •
56 
T. T. N., 22. Recordemos aquí lo señalado con respecto a busca saber qué es (quid sit en latín) eso que estamos es-
los discursos equívocos, unívocos y análogos. tudiando.
57 
Dos preguntas se debe formular alguien al iniciar una 58 
Cfr. Titone, Renzo. Ascesis y personalidad, 118. También
investigación. La primera es si existe (an sit en latín) real- Mario Caponetto, La voluntad de sentido en Philosophica, 8,
mente lo que estamos estudiando. La segunda pregunta (1985), 116.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

(¡y vaya si él sabía todo lo que implicaba ese todo!) cunda intentio”, esto es, cuando el hombre pone
sí a la vida”. “reflexión”61 cuando debería existir “intención”:
Debemos señalar que tampoco existe, para “Esta conciencia inmediata corresponde a lo
Frankl, un acceso directo a lo espiritual, dado que que se llamó en otros tiempos, prima intentio, mien-
por ser irreflexionable “no puede ser objeto de tras que el acto de reflexión (secundario) derivado
análisis.”59 Por lo tanto a lo espiritual accedemos del acto (primario) de la intención coincidiría con
a través de un recuerdo o de un esclarecimiento lo que se denominó secunda intentio.”62
pero que no está en el seno de lo óntico, sino en La reflexión deber ser entendida aquí como una
tanto “transcendemos a lo ontológico”.60 Pero ¿en “vuelta hacia el sujeto”, en cuanto que el sujeto
qué consiste este transcender a lo ontológico? deja de referirse al objeto, para pasar a entender-
se con sus estados de ánimo, emociones, es decir,
II.1.2. El estar-junto-a-otro y la reflexión todo lo que constituye una intención secundaria.
La respuesta a esta pregunta gira alrededor de Ahora bien, todo objeto se encuentra en el pla-
la concepción frankliana de objeto, el cual no pue- no óntico y como tal se encuentra en el plano de lo
de ser entendido plenamente sino desde la noción determinado, de lo fáctico. El sujeto al tratar con el
de conocimiento. Para Frankl el conocimiento más objeto lo trata como una cosa, la que no posee, de
perfecto es el del comprender, que se expresa con suyo, identidad y su existir es meramente espacial
la fórmula “estar junto a otro”. En este sentido el y nunca “real”.63 Surge así lo que Gabriel Marcel
comprender sólo adquiere su plenitud en el amor, ha llamado “la actitud del espectador” (l’attitude
puesto que es el amor el encargado de presentar al spectaculaire) que “corresponde a una forma de
otro en su singularidad, “tal como es”.
En el “estar junto a”, propio de la intenciona- 61 
Sería interesante en este tema poner en corresponden-
lidad, no existe la distinción sujeto-objeto. Esta cia a Viktor Frankl con Gabriel Marcel.
distinción recién aparece cuando concibo al otro 62 
H.D., 164. Frankl utiliza aquí una denominación escolás-
como separado de mí, es decir, cuando me ocupo tica que se encuentra en la lógica. Pertenecen a la segunda
de su esencia pero no de su existencia; o bien la intención las propiedades que adquieren las cosas cuando
• 46 distinción sujeto-objeto surge luego de una “se- son pensadas. Estas cualidades no están en las cosas sino 47 •
que son fruto del pensar humano. La intención primera es
la sola referencia de un sujeto a un objeto, la constatación
de que algo, por ejemplo, está frente a mí aunque no sepa
59 
P. I. D., 29 aún, propiamente, qué es.
60 
P. I. D., 30. 63 
Cfr. L. y A.E., 78.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

concupiscencia; aún más, ella corresponde al acto dida de “objetividad”.68 Para concluir citemos a
por el que el sujeto lleva al mundo a sí mismo.”64 nuestro autor:
Esta actitud de espectador pone al hombre “El simple estar ahí se rompe en objeto y su-
separado de la realidad, corta con el mundo los jeto por una actitud reflexiva. Sin embargo, esta
lazos de acción y amor con los cuales es propia- actitud reflexiva como tal ya no es ninguna acti-
mente humano. Esta actitud de puro conocimien- tud ontológica, sino más bien, una actitud óntica,
to deriva en una actitud puramente técnica frente precisamente la actitud psicológica. Entonces el
a las cosas y frente a los demás. ente espiritual se ha convertido en una cosa entre
Por lo tanto podríamos afirmar que, cuando se las cosas (¡res! Cogitans) y su “estar junto a” se ha
reflexiona sin que sea necesario, se abre un abismo convertido en una relación dentro del mundo”.69
que no podrá ser saltado, conviertiendo al otro en Encontramos en el texto recién citado un resu-
mero espectáculo, en puro devenir del mismo su- men de lo dicho hasta ahora. Por un lado desde el
jeto. Con este distanciarse de lo efectivamente otro horizonte de la distinción óntico-ontológico, apa-
se nos abre también las puertas para la apatía, para rece la reflexión como el acto óntico por el cual lo
la irresponsabilidad más grave: la de la indepen- real se abre en objeto y sujeto. La reflexión crea,
dencia absoluta del sujeto.65 Esta independencia por así decir, dos mundos: el mundo objetivo y
o, mejor dicho, esta indiferencia del sujeto se nota el mundo subjetivo. Cada uno de ellos tienes sus
también en la desaparición del tú, quien se convier- propias reglas y sus propios fines.
te en un él, del cual se pasa, a su vez, fácilmente a Así entonces, surgen los saberes ónticos que,
un uno (on en francés o man en alemán66) podríamos dividir en ciencias de la naturaleza y
La cautela que muestra Frankl para no tratar ciencias del espíritu al estilo de Dilthey. Pero en
a lo espiritual como un objeto nace de la nece- ninguna de estas disciplinas hay lugar para lo on-
sidad de mantener a lo espiritual en su propia tólogico, lo cual, para seguir la imagen de Heideg-
dimensión, mantenerlo así protegido en el or- ger, ha caído en el olvido. Todo lo humano, enton-
den del “pudor”67, lo cual no significa una pér- ces, se ha convertido en cosa que entra en relación
como una cosa entre las otras cosas del mundo.
64 
Marcel, Gabriel. Être et avoir, 26.
• 48 65 
Cfr. Être et avoir, 35.
49 •
66 
Sobre el tema del man, cfr. Martin Heidegger. Ser y tiem-
po § 27, 150. 68 
“La objetividad no debe convertirse en objetivización”
67 
“El pudor desempeña […] una marcada función protec- P.I.D., 14.
tora.” P.I.D., 51. 69 
L. y A.E., 80. También H.D., 111.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Creemos que esta forma de ver impera hoy en uno…o lo otro” sino de ver las diversidad en la
nuestros estudios sobre el hombre, en tanto que unidad y viceversa, la unidad en la diversidad.
ofrece una garantía de saber que satisface al hom- Con otras palabras: dado que el hombre tiene la
bre porque satisface tanto su voluntad de poder pecularidad óntica de ser ontológico, en él se dan
como su voluntad de placer. Pero en este estado las dimensiones en la unidad, divesidad óntica y
de satisfacción el hombre ha perdido esa dimen- unidad ontológica. Por eso el texto que citamos a
sión ontológica, ha perdido lo humano, lo cual se continuación:
manifiesta por un lado en el vacío existencial.
“El análisis existencial ha de poner de relieve
Y este vacío no aparece por la pérdida de los la multiplicidad dentro de esta unidad, ha de des-
valores, o por otro tipo de crisis cultural. No. Esta articular dimensionalmente la unidad en la mul-
modalidad de vacío surge porque el hombre, al tiplicidad de existencia y facticidad, de persona
no ser ontológicamente, ha olvidado su volun- y organismo, de espiritual y psicofísico.”70 Utili-
tad de sentido. Por eso está perdido y no puede zaremos este texto como hilo conductor no sola-
orientarse en tanto que no encuentra a nadie jun- mente para responder a las preguntas anteriores
to a él. El hombre ha perdido lo humano en tanto sino también para desocultar todo lo espiritual
que no es junto a nadie: está solo y sin nada ni considerado como constitutivo. Por lo tanto, y si-
nadie que amar. guiendo la cita, el hombre debe ser “explicado”,
“desarticulado” en diversas dimensiones a saber:
II.2.1. La descripción de lo espiritual a- Existencia y facticidad.
Ahora bien, si el acceso a lo espiritual no es des- b- Persona y organismo.
de la caracterización de éste como objeto, ¿cómo c-Lo espiritual y lo psicofísico.
podemos llegar a tener cierta noticia de él? ¿Cómo De acuerdo a esta desarticulación podemos no-
podríamos hablar de conocer algo, si de entrada tar que hay dos “sinónimos” de espíritu, existencia
decimos que no es un objeto? ¿no nos estamos, y persona; como también hay tres antónimos: fac-
acaso, contradiciendo? ticidad, organismo y lo psicofísico. Pasemos ahora a
Viktor Frankl, empero, no nos dice que no po- tratar en conjunto dichas oposiciones para alcan-
• 50 demos conocer lo espiritual, solamente dice que zar un entendimiento más cabal de lo espiritual. 51 •
no lo podemos conocer al modo de las ciencias ón-
ticas. Y como hemos dicho al tratar de la ontología
dimensional, vimos que el método no es de “o lo
70 
T.T.N., 38.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

a. Lo psicofísico. cosas diferentes, dos partes independientes -en


cuanto al ser- una de la otra y que sólo entrarían
Lo corporal es asumido por nuestro autor como
en contacto ya sea por algún accidente o por sim-
un “hecho”, un “factum”, que junto con lo psíqui-
ple armonía preestablecida.
co “son modalidades de un mismo ser”71. Esto nos
lleva a pensar que entre lo somático y lo psíquico Si esto fuera así, la unidad del hombre resultaría
existe un paralelismo72, de modo que forman una un simple equívoco, un mero nombre. En tanto que
cierta unidad al menos en el plano óntico. usamos una palabra para nombrar dos cosas que
están juntas pero no tienen ninguna relación real.
Esta quasi-unidad es una de las causas, cree-
Como si nombráramos a un espejo con el nombre
mos, por las que la psicología ha olvidado lo es-
de la persona reflejada. Entre el espejo y la persona
piritual. Lejos de seguir investigando se queda
que se refleja en él no hay ninguna unidad.
con lo “palpable”, lo que se puede medir y pesar,
sirviendo así de modelo para determinar lo que el También consideramos que se debe descartar
hombre debe ser. Sin embargo, para Frankl exis- una instrumentalización de tipo despótico por par-
te una dimensión más profunda, la cual, además, te del espíritu, o un esclavo servilismo por parte de
gobierna a las inferiores. Es por eso que “las capas lo psicofísico. Si bien “no podemos pasar por alto
exteriores cobran un valor de expresión”73 el elemento espiritual, tampoco debemos suprava-
lorar lo espiritual”.75 Es por eso que no podemos
Tocamos aquí uno de los puntos centrales de
negar ninguna dignidad a todo lo somático, puesto
la antropología frankliana: “el organismo somá-
que es “la condición para el despliegue de lo espiri-
tico guarda una relación instrumental, el espíritu
tual, aunque no lo originen ni lo produzcan.”76
instrumentaliza lo psicofísico […] lo hace suyo ha-
ciéndolo herramienta, órganon, instrumento”.74 Nuestro autor critica también a aquellos que
en el campo clínico ven en el espíritu la causa de
¿Cómo debemos entender esta instrumentali-
toda enfermedad. Si bien existen enfermedades
zación? Debemos descartar el modelo común, se-
noógenas, también existen las que son psicógenas
gún el cual, lo psicofísico y lo espiritual son dos
o somatógenas. Es por eso que lo psicofísico se
presenta como campo para la tarea espiritual, es
71 
T.T.N., 17. decir, como algo que lo espiritual debe conducir,
• 52 72 
H.D., 96.
53 •
debe manejar para poder desplegarse de tal modo
73 
Ps. y Ex., 194.
74 
H.D., 131. Órganon en griego significa instrumento, he-
rramienta y es el nombre que Aristóteles eligió para reunir
75 
A.V.E., 104.
sus diferentes escritos de lógica. 76 
T.T.N., 196.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

que lo psicofísico sea un espejo más fiel de lo es- todo lo que lo condiciona. Lejos de recluirse en las
piritual. Como los caballos del símil del carro de moradas de lo puro, lo espiritual debe enfrentarse
Platón77, al hombre le es impuesto “domesticar” con lo dado por la herencia, y volverlo su aliado.78
Dentro de esta dimensión psicofísica, juegan
77 
“Al principio de esta narración dividimos cada alma en un papel relevante los llamados instintos. Para el
tres partes, dos de ellas que tenían la forma de caballo, y análisis existencial “propiamente hablando los
una tercera que tenía la de auriga. Mantengamos ahora
también esta división. Pues bien, de los caballos, decimos,
instintos no existen en el hombre”79, es decir, “a
uno es bueno y el otro no. Pero cuál es la excelencia del partir de esta espiritualidad los instintos del hom-
bueno y el defecto del malo, es algo que no expusimos y bre, contrariamente a los del animal, desde siem-
que ahora debe decirse. Aquél de los dos que está en el lu- pre han sido dominados y controlados, la instin-
gar de preferencia es erguido de porte, de proporcionados
tividad del hombre desde siempre ha estado en-
miembros, cerviz alta, nariz corva, blanco de aspecto, y de
ojos negros; amante del honor con moderación y respeto, vuelta en esta espiritualidad de modo que no sólo
compañero de la verdadera gloria, sin necesidad de gol- cuando los instintos son reprimidos, sino también
pes se deja conducir con sólo la voz de mando. El otro, en cuando están sueltos, desde siempre el espíritu ha
cambio, es contrahecho, grande, constituido de cualquier estado en acción, desde siempre ha intervenido o
manera, de cuello robusto y corto, chato, de piel negra,
ojos grises y naturaleza sanguínea; compañero del desen- se ha abstenido.”80
freno y de la fanfarronería, con espesas crines en torno de Podríamos decir que este texto ejemplifica la
las orejas, y sordo, a duras penas obedece al látigo y a los distinción de óntico y ontológico. Las formas ón-
aguijones. En consecuencia, siempre que el cochero, al ver
la persona que despierta su amor, siente ante esta percep-
ción un calor por toda su alma, y se llena del cosquilleo belleza, y la ve de nuevo estar con su moderación en un
y las picaduras de la añoranza, aquel corcel obediente al santo pedestal. Al verla se llena de temor, y dominado de
auriga, dominado entonces como siempre por el respeto, un religioso respeto cae de espaldas, quedando a la vez
se contiene para no saltar sobre el amado. Pero el otro, forzado de tirar de las riendas hacia atrás con tanta vio-
que ya no hace caso ni de los aguijones ni del látigo del lencia que hace sentarse a ambos caballos sobre sus gru-
auriga, se lanza saltando impetuosamente; y poniendo a pas, el uno, de buen grado, por no oponer resistencia, y el
su compañero de tiro y al cochero en toda clase de apuros, indómito muy contra su voluntad.” Platón. Fedro. Madrid,
les obliga a ir junto al amado y a hacerle mención de los Instituto de Estudios Políticos, 1970. (253d-254c2)
deleites del amor. Al principio se oponen ambos encole- 78 
“El hombre empieza a comportarse como hombre sólo
• 54 rizados, como si fueran obligados a una acción terrible y 55 •
si puede salir del plano de la facticidad psicofísico-orgá-
criminal. Pero al fin, cuando ya el mal no tiene barrera,
nico y puede ir al encuentro de sí mismo, sin que por ello
se encaminan, dejándose guiar, cediendo, y conviniendo
tener que hacerse frente a sí mismo.” L. y A.E., 78.
hacer aquello a lo que se les invita. Y llegan junto a amado
y ven el radiante espectáculo que ofrece. Al divisarlo el
79 
I.Ps.H., 135.
cochero, su recuerdo se transporta a la naturaleza de la 80 
T.T.N., 194.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

ticas del aparecer del hombre que comparte, por ni la diversidad ni la unidad. El hombre es facul-
ejemplo, con los animales, no existen, propiamen- tativo de ambas dimensiones.
te hablando, en el hombre. Ellas se encuentran El poder de la naturaleza se expresa a través de
ontológicamente presentes en el hombre, en tanto los instintos, a los cuales el hombre debe tenerle
que lo espiritual las anima. Pero creo que debemos confianza. Frankl habla de una “seguridad de los
hacer una aclaración. La presencia de lo espiritual instintos”82, una especie de confianza en que los
en lo instintivo del hombre es al modo de la in- impulsos vitales más bajos son fieles conductores,
consciencia, no está presente como una conciencia y evitan al hombre la tarea de tener que compro-
omnisciente sino, como todo lo ontológico, con una bar a cada momento lo que hace. En este senti-
presencia ignorada por la conciencia: oculto y en do podríamos decir que los instintos le evitan al
silencio ordena, da sentido a la vida del hombre. hombre el exceso de espiritualidad83 que se llama
Así entonces, lo espiritual tiene que hacer- hiperreflexión.
se cargo de lo psicofísico, manteniendo frente a Desde luego que una antropología pseudo-
él una distancia, de modo que sin perderse en él espiritualista considerará esta confianza en los
tampoco se olvide de él. “Poder del espíritu y po- instintos como una locura, dado que estamos po-
der de la naturaleza forman parte del hombre y se niendo el desarrollo de nuestra vida en algo que
complementan el uno al otro mutuamente. Al fin no le parece -a esa antropología- digno de tal des-
y al cabo el hombre es ciudadano de varios reinos tino. Pero más allá de esta visión degradada de
y su vida discurre esencialmente en una tensión, la vida instintiva debemos tener en cuenta que
en un campo de fuerzas bipolares.”81 la confianza significa, etimológicamente, una fe
Este distanciamiento, como veremos luego, no compartida, una fe en que el mundo es un cosmos
tiene que ser de oposición, de guerra entre uno y y no un absurdo. La confianza, esa fe compartida,
otro, sino que muestra la diversidad que hay en la ese sentir común, rompe con todos los excesos de
unidad constitutiva del hombre. Al ser ciudadano la racionalización, la pone en jaque, en tanto que
de varios reinos, al tener el hombre varias nacio-
nalidades, le cabe al hombre una tarea, una mi-
sión frente a la diversidad y a la unidad. En otras 82 
“El neurótico compulsivo adolece de dos defectos ti-
• 56 57 •
palabras, al hombre no le es dada como ya hecha mopsíquicos, a saber: la alteración del sentimiento de evi-
dencia y de la seguridad instintiva.” Ps. y Ex., 255.
83 
“La alteración de la propia seguridad instintiva en el
conocimiento y en las decisiones conduce […] a un control
81 
Ps. y Ex., 136. forzado de sí mismo.” Ps. y Ex., 255.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

muestra otra forma, no racional, no reflexiva, de tencia de la persona. Aunque lo psicofísico haya
estar en el mundo, de vivir la verdad. perdido “su plasticidad”88, no por eso lo espiritual
Pero no debemos pensar aquí que esta confian- ha perdido sus facultades, su valor.
za en el mundo, en los instintos y, en suma, en los Todos estas expresiones llevan entonces a
otros implica cerrar los ojos ante lo grave, lo serio una determinada postura frente a temas euge-
de la vida, como si la confianza siempre fuera in- nésicos o que tienen que ver con la eutanasia,
genua. A lo que apuntamos es a una tranquilidad, temas que deben ser abordados desde una pers-
a un abandono en lo vital, a un optimismo natu- pectiva de bioética.
ral al que, sin embargo, Frankl no duda en llamar “Una vez que lo espiritual entra de algún
“optimismo trágico”.84 modo en lo corpóreo anímico, queda velado: se ocul-
Volviendo a la categoría óntica de lo psicofísi- ta en silencio. Calla y aguarda a que pueda comuni-
co debemos aclarar que, aunque lo hemos defini- carse, a que pueda romper su silencio, irrumpiendo
a través de los «velos» que lo rodean, de los estra-
do como el campo de expresión de lo espiritual, tos envolventes de lo psicofísico…Aguarda hasta el
esto no significa que esta expresión sea siem- día en que pueda hacer «suyo» al organismo hasta
pre posible. Lo corporal nunca es “«espejo fiel apoderarse de él como su campo expresivo.”89
del espíritu», en realidad es un «espejo roto que
Encontramos en este texto la idea final en cuan-
desfigura»”85. Por lo tanto, si bien lo espiritual se
to a la relación de lo espiritual con lo psicofísico.
conoce “en la unión personal con lo psicofísico”86,
El espíritu será verdadero cuando se desoculte,
no debemos pasar rápidamente de lo corporal a lo
cuando se manifieste. Pero su manifestación no
espiritual, sino que debemos acercarnos a él “per
puede ser saltando por sobre lo psicofísico, sino
analogiam”87, por semejanzas.
siendo señor. De este modo, el espíritu será ver-
En cuanto al papel de lo psicofísico, creemos dadero cuando sea libre, cuando gobierne lo que
que esta distinción es muy importante a la hora tiene: el lenguaje de lo espiritual es, entonces, el
de juicios serios sobre la dignidad de la persona. de la libertad.
A pesar de que el cuerpo ya no sea “órgano de
expresión” adecuado, no podemos negar la exis-
b. La facticidad
• 58 Dentro de los “antagonistas” del espíritu queda 59 •
84 
H.D., 63 y ss.
por aclarar qué se entiende por facticidad. En primer
85 
Ps. y Ex., 115.
86 
H.D., 162. 88 
H.D., 145.
87 
T.T.N., 207. 89 
H.D., 144. El resaltado es nuestro.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

lugar podemos decir que la facticidad es “un desti- En este sentido, entonces, “lo tenido” ejerce su
no interior o exterior.”90 La facticidad implica tanto condicionamiento, el cual debe ser asumido y li-
al destino psicológico, como al destino biológico berado por el “ser”: el “ser” debe comunicar su
-ambos interiores-, y también al destino sociológico libertad al “tener”, tarea esta que bien podríamos
-destino exterior-. Como destino que es, el hombre llamar humanización.
debe superarla, superación que “caracteriza a la
vida del hombre…esa eterna lucha entre su liber- c. La persona
tad espiritual y su destino interior y exterior.”91
Pasaremos ahora a tratar acerca de un sinóni-
En segundo lugar podemos decir que la facti-
mo de espiritual: la persona. Frankl define a la per-
cidad constituye el campo del tener, en oposición
sona como “algo cerrado en sí, subsistente por sí,
a la espiritualidad que constituye el campo o di-
no suceptible de suma ni de división.”93 Como lo
mensión del ser. Estas categorías de tener y ser92,
espiritual que es goza o padece el “escapar a toda
muy en boga en la primera mitad del siglo pasado,
captación cosificante.”94 Debemos aquí presentar
tienen diferentes matices, que hay que tenerlos en
algunas aclaraciones.
cuenta a la hora de juicios valorativos.
En primer lugar la persona es algo cerrado en
Si entendemos el tener en su sentido vulgar, evi-
sí en cuanto que no necesita de otro para ser, ella
dentemente romperíamos la unidad que el hom-
misma es. De lo contrario caeríamos en la concep-
bre es; puesto que lo tenido sería una cosa inde-
ción de la persona como “mónada”95, idea que es
pendiente de él. Creemos que en Frankl el tener se
debe entender como “no fundante”, es decir, como 93 
Ps. y Ex., 125.
aquello segundo que exige algo más profundo que
94 
H.D., 208.
lo sustente. De este modo, si bien lo fáctico -por
95 
Término éste acuñado por el filósofo G. W. Leibniz Cfr.
pertener al campo del tener- puede ser objetivado,
su Monadología, en especial los números 1 y 7. Monado-
tratado como una cosa; no así el espíritu y todo lo logía, Madrid, Machado Libros, 2003. En el número 7 lee-
que pertenece al campo del ser, quienes solamente mos: “Tampoco hay modo de explicar cómo puede una
pueden ser considerados como sujetos. mónada ser alterada o cambiada en su interior por alguna
otra criatura; puesto que no se le podría traspasar nada, ni
• 60 concebir en ella movimiento interno alguno que pudiera 61 •
ser excitado, dirigido, aumentado o disminuído dentro de
ella como puede ocurrir en los compuestos, en los que hay
90 
Ps. y Ex., 134 y ss.
cambio entre las partes. Las mónadas no tienen ventanas
91 
Ps. y Ex., 134. por las cuales algo pueda entrar o salir. Los accidentes no
92 
H.D., 177. podrían desprenderse ni pasearse fuera de las sustancias,
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

criticada por Frankl no sólo desde la esfera del persona más que por equívoco, como decía Aris-
conocimiento sino también desde la antropología. tóteles que la mano no es hombre sino equívoca-
En lo antropológico afirma que “el hombre no es mente. La persona, en tanto que es, tiene una dig-
una mónada cerrada, y la psicología degenera en nidad que no se le puede arrebatar ni sumándola
alguna clase de monadología a no ser que reco- a un género, a un grupo o a un partido, ni tampo-
nozca la apertura del hombre al mundo.”96 co se la puede considerar parcialmente ni aún en
En relación a la esfera del conocimiento, Frankl los actos más espirituales como son la intelección
muestra que esta apertura de la existencia es re- (nous) o el amor. Cuando la persona ama no ama
flejada por la autotranscendencia del ser humano. una parte de ella, sea esta física o psíquica: la que
Esta cualidad autotranscendente de la realidad ama es la persona.
humana se refleja, a su vez, en la cualidad “inten- En segundo lugar, la persona es entendida
cional de los fenómenos humanos.”97 Por lo tanto, como “portadora o soporte, pero también como
cuando se afirma que la persona es “cerrada”, se centro de actos espirituales.”98 La persona, enton-
quiere decir que ella que no puede ser dividida, ces, por una parte es una substancia, “lo que está
sumada a otra persona o cosa como parte de ella. por debajo” como pensaban los griegos, lo que
En este sentido, entonces, la persona no puede sostiene a todo el hombre; pero, por otra, es la
ser masificada, no puede perder su rostro adqui- fuente de todos sus actos, allí de donde brota toda
riendo la máscara difusa del impersonal “se”. Pero la actividad humana. Esto nos muestra como la
así como no puede ser masificada tampoco puede persona, para Frankl, tiene algo de fijo, en cuan-
ser dividida en sí misma. Cuando se dice que la to es soporte, y tiene algo de fluído, de dinámico,
persona no es “suceptible de división” significa en cuanto desde ella brota el obrar. Esta forma de
que, pese a la diversidad de dimensiones que ve- entender a la persona permite evitar un riesgo co-
mos en el hombre, lo personal escapa a toda des- mún: el de hacer de la persona algo quieto, algo
membración. fijo, algo que no tiene nada que ver con la praxis.
Aquí en cambio vemos todo lo contrario.
La persona es un todo que no tiene partes, las
partes de una persona ya no se pueden llamar En tercer lugar “ser persona significa ser es-
piritual individualizado e individualizante, en
• 62 63 •
como hacían en otro tiempo las especies sensibles de los cuanto que la persona individualiza al organismo
escolásticos. Desde fuera, pues, no puede entrar en una móna-
da ni una sustancia ni un accidente. (el resaltado es nuestro)
96 
Ps. y Ex., 56-57.
97 
Ps. y H., 56-57. 98 
P.I.D., 26.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

psicofísico.”99 En este texto vemos que la perso- quedaría sumamente comprometida la unidad del
na es, ante todo, espiritual y que es lo que es por hombre, su totalidad como realidad.
sí misma, como habíamos dicho anteriormente. Para concluir con este breve acercamiento a la
Pero aquí agrega o explicita lo que habíamos tra- persona en Frankl retomaremos algunas ideas.
tado con respecto a lo psicofísico: la persona hace Cuando hablamos de la facticidad hicimos refe-
individual, esto es intransferible, la dimensión rencia a la distinción entre ser y tener. Recién di-
psicofísica, con lo cual podríamos pensar que sin jimos que la persona es centro de los actos espi-
la dimensión personal, lo psicofísico no existe, se rituales. Así entonces, la persona en cuanto que
diluye en el mundo de las cosas. es debe dialogar con lo que tiene. En ese diálogo
Por otra parte, cuando dijimos que la persona tiene que adoptar una posición. La persona frente
es centro de los actos espirituales, podríamos pen- al tener “lo configura y se configura ella constan-
sar que la persona se desentiende del resto de los temente y «llega a ser» una personalidad.”100
actos que realiza el hombre, o que todos los actos Encontramos aquí una distinción importante
del hombre son espirituales. Pero como la perso- en lo que incumbe a nuestro tema. La personali-
na individualiza a lo psicofísico podemos enton- dad sólo aparece cuando la persona se ha hecho
ces afirmar que, utilizando como instrumento a cargo de la facticidad. En este sentido la persona-
lo psicofísico, la persona es también centro de los lidad no sería algo dado sino algo por hacer, sería
otros actos del hombre. lo hecho por la persona en diálogo con lo psicofí-
Debemos tener en cuenta aquí, para evitar in- sico. La personalidad es, entonces, la biografía de
terpretaciones incorrectas, que estas expresiones la persona, su identidad lograda o malograda101.
deben ser entendidas siempre teniendo en cuenta Biografía que será, como la etimología lo dice, es-
la unidad del hombre. Frankl generalmente utili- critura de vida, y que se termina de escribir en el
za, como pudimos ver, el término de persona como momento de la muerte.102
parte, entendida ésta como dimensión. Hacemos
esta aclaración porque en filosofía, generalmente
el término persona no se entiende como parte sino
como todo. Por eso, si no reparamos en la variación
• 64 65 •
de sentido que se encuentra en el texto frankliano,
100 
H.D., 250.
101 
El verso tantas veces repetido por Frankl “el que es sa-
luda amargamente al que debió haber sido”.
99 
V.d.S., 106 102 
Cfr. Ps. y H., 124.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

II.2.2. Consideraciones finales Shakespeare en su Macbeth. Esta posible vani-


dad de la vida se muestra en todo lo negativo
En este recordar lo espiritual que es el análi-
“como el hastío, la miseria, que son una especie de
sis existencial y la logoterapia, debemos evitar la
memento.”107 En estos momentos el hombre corre
tentación de hacer del espíritu humano un abso-
el riesgo de abandonarse a la facticidad; olvidán-
luto, creyéndolo “omnifacético, olvidando que es
dose de su capacidad de oposición, sentenciando
siempre unilateral y por lo mismo peculiar.”103 Al
que “las cosas son así” y abandonando, vencido,
mismo tiempo debemos evitar otra tentación, que
la lucha por el sentido de la vida.
consiste en una “disolución de la persona en una
conciencia superior.”104 Es claro que esta caída en la facticidad supone
una previa negación de la transcendencia, enten-
Por el contrario, una de las notas principales de
dida ésta tanto de un modo objetivo -esto es, ya no
lo espiritual es su finitud, por lo cual “el hombre
hay valores, ya no está lo Absoluto-; cuanto de un
nunca es, sino que deviene; el hombre nunca puede
modo subjetivo -esto es, como apertura al mun-
decir «yo soy el que soy», sino «yo soy el que llega
do o intencionalidad-. Esta caída en la facticidad,
a ser»…llega a ser en acto el que es en potencia.”105
esta cerrazón frente a la transcendencia bien pue-
Esta finitud humana nos permite concebir al hom-
de significar el nihilismo.
bre como “un ser en camino”, un “homo viator”,
un ser que no está hecho, sino que tiene una tarea, Si bien dijimos que la persona es algo cerrado en
una misión. “Esta distancia entre la existencia y la sí, ella “está siempre saliendo de sí misma.”108 Este
esencia, que es lo propio del ser humano”106, funda- salir de sí no debe entenderse como una alienación,
menta el drama que es la vida humana. en el sentido de perderse o no estar en el mundo,
o como desarraigo. Este salir de sí es la intenciona-
La vida es dramática porque, en su intento
lidad. Ahora bien, esta apertura, intencionalidad o
de ser, el hombre puede fallar. Al final de la vida
capacidad del espíritu para transcender no puede
podemos descubrir que, en realidad, no hemos
darse sino desde “el-estar-junto-a-otro”.
vivido: “extínguete fugaz antorcha” como dice
Esta categoría del estar junto a otro no se debe
imaginar de manera espacial, sino como un existir
103 
Ps. y Ex., 122. real, “esta realidad no es ninguna realidad ónti-
• 66 104 
H.D., 165.
67 •
105 
H.D., 245. «Yo soy El que soy» es la respuesta de Dios a
Moisés cuando éste le preguntó cuál era Su nombre. Éxo- 107 
Ps. y Ex., 128. Memento, en latín significa recuerda y aquí
do 3, 14. significa recuerda que vas a morir.
106 
H.D., 245. 108 
Ps. y Ex., 266.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

ca sino ontológica.”109 Este modo de existir es una Por otra parte, entendida la intencionalidad
“capacidad primordial, y representa la esencia del como “existenciario”, rompe a su vez con la con-
ser espiritual.”110 cepción substancialista de la persona.
Así entonces, el tema de la intencionalidad es Entendemos aquí por substancialista las defi-
un tema clave para comprender la antropología niciones de la persona que la convierten en algo
frankliana, puesto que este “estar junto a otro” no estático, autosuficiente, negando así todo posible
sólo se da en un plano cognoscitivo sino también cambio, todo estado de viador, toda historicidad
en un plano afectivo. Hacemos esta aclaración y comunicación. Ejemplo de esto lo encontramos
porque comúnmente tiende a entenderse, en la fi- en la célebre definición de substancia de Baruch
losofía actual, la intencionalidad como la referen- Spinoza:
cia de la inteligencia o de la intuición a un objeto,
dejándose de lado su aplicación a la dimensión
afectiva. Y, como veremos en Frankl cuando abor- “Entiendo por substancia aquello que es en
sí, y se concibe por sí; esto es, aquello cuyo concep-
demos la temática dinámica de lo espiritual, lo
to no ha menester del concepto de otra cosa por el
propiamente humano se hace presente en forma que deba formarse.”111
de amor más que en forma de conocimiento.
Lo intencional, como representa la esencia de “Aquello cuyo concepto no ha menester del
lo espiritual, no puede ser deducido desde otras concepto de otra cosa…” que diferente suena ésto
instancias más profundas, lo intencional es, en a lo que afirma Frankl, cuando dice que “todo ser
suma, el modo propio de ser de lo espiritual, el es distinto”. Esta expresión muestra claramen-
modo propio de vivir que lo espiritual tiene. Se te la fragilidad de lo real, lo dramático que yace
nos abren así vastos horizontes de investigación en todo lo real. Nunca en sí mismo, lo espiritual
tanto en lo psicológico como en lo sociológico. siempre está apuntando a lo distinto de sí. De eso
Puesto que si lo que decimos es verdad, entonces distinto es de donde toma su riqueza; en donde, si
los modos individuales de vida, la separación de responde a él, encuentra el sentido.
todo lo otro, serían “segundas intenciones”, puras Y muestra también la fragilidad de todo nues-
“reflexiones” del sujeto. tro pensar y concebir. Porque si “todo ser es distin-
• 68 69 •
to” cerrada queda la puerta a toda absolutización
del concebir, a toda universalización del pensar. Si
109 
L. y A.E., 78. Spinoza, Baruch de. Ética. México, Universidad Nacio-
111 

110 
L. y A.E., 79. nal Autónoma de México, 1977. Definición 3.
todo ser es distinto entonces debemos siempre es-
tar dispuestos a cambiar nuestro pensar cuando la
realidad se vuelve distinta112. Por eso para Frankl
la persona, lo espiritual, “se realiza en la presen-
III
cia, se hace presente a sí mismo al estar presente
en otros.”113 Por eso “la razón y el sentido quedan
Lo Espiritual como dinamismo
excluídos si el hombre es concebido como un sis-
tema cerrado.” 114
En el capítulo anterior hemos señalado como lo
espiritual aguarda en silencio, esperando el mo-
mento para poder manifestarse. Esta manifesta-
ción la encontramos propiamente en la dimensión
del obrar, la cual se puede dar en dos niveles.
Por un lado, el obrar interior. En este nivel lo es-
piritual hace suya la facticidad, esto es, intenta au-
toeducarse, en tanto que “lo fáctico que tenemos”
-al ser dominado e instrumentalizado por el espí-
ritu- se transforma en “la existencia que somos”.
Hay entonces un constante obrar del hombre sobre
sí mismo que le permite ampliar la esfera de la exis-
tencia y reducir la esfera de la facticidad. Lo que
tenemos no será un obstáculo para lo que somos,
sino un instrumento de manifestación. Gracias al
obrar interior que es la autoeducación, empezamos
a contar con lo fáctico, no a oponernos a él.

112 
Ësta intencionalidad es “condición de otras posibilida-
71 •
des: la percepción, el pensamiento y el lenguaje.” Ps. y
Hu., 110.
113 
H. D., 111.
114 
Ps. y Hu., 56.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Por otro lado, nos encontramos con el obrar Esta conformación de lo espiritual se da pro-
exterior. Aquí lo espiritual se manifiesta también piamente en el acto de decisión: “toda decisión es
frente a lo fáctico que son las diferentes situacio- autodecisión y la autodecisión en todos los casos
nes que el hombre debe afrontar.115 Pero también es autoconfiguración. Mientras configuro el des-
lo espiritual se manifiesta respondiendo a las pre- tino, la persona que soy configura el carácter que
guntas que la vida le va planteando y que sola- tengo, se configura la personalidad en la que me
mente cada hombre concreto debe responder. Así convierto.”118
entonces, no debemos ver el obrar exterior mera- De acuerdo con este texto podríamos decir que
mente como una lucha contra la facticidad -que el espiritu no se puede modificar, es decir, no se
se me enfrenta como destino sociológico o como puede modificar sustancialmente –para utilizar un
destino físico- sino también como un diálogo con término aristotélico- puesto que de lo contrario nos
lo espiritual que me reclama, no en el tener, sino convertiríamos en otra persona. Pero, como ya afir-
en el ser. mamos, no podemos entender a lo espiritual como
Ahora bien, entre estos niveles debe existir una una facticidad, como un factum o mónada.119 Así
armonía, tanto en el sentido según el cual el obrar entonces, decimos que hay “un sujeto último de
sigue al ser, como en el sentido según el cual el ser cambio” el cual permanece -identificándose pro-
sigue al obrar.116 Cada acto que realizamos expli- gresivamente- frente a las variaciones de la vida
ca -en el doble sentido de “dar razón” y “desple- que lo van configurando y a las cuales va configu-
gar”- nuestra existencia, esto es, cada acto arraiga rando120. La dificultad de comprensión que estas
lo espiritual en el mundo.117 Las obras que se lle- distinciones nos presentan, creemos que se debe a
van a cabo muestran una determinada espirituali- que las entendemos al modo óntico y no al modo
dad, pero a su vez conforman esa espiritualidad, que les corresponde, que es el ontológico.
de modo que lo espiritual no es algo ya totalmente Desde aquí podemos entender la siguiente
dado. Si fuera así, sería él también facticidad. expresión: “el ser-hombre no significa solamente

115 
“El destino sociológico como situaciones.” Ps. y Ex.,
134. 118 
L. y A.E., 102.
• 72 73 •
116 
L. y A.E., 102. 119 
Recordemos lo que dijimos con respecto a este concep-
117 
“La explicación de la vida concreta se realiza justamen- to al tratar el tema de la persona.
te a través (in medium) de la biografía del sujeto […] la 120 
Podríamos aquí citar la distinción que plantea Paul Ri-
vida misma es una especie de autoexplicación del ser per- coeur entre ipse e idem. Cfr. Sí mismo como otro. Madrid,
sonal”. I. Ps. H., 100. Siglo XXI, 2006.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

ser otro, sino también poder-ser-otro”121, como la cia y a su medio ambiente, por lo menos tantas
capacidad que tiene el hombre de sobreponerse a veces como se afirma a pesar de sus instintos, de
todo lo fáctico, capacidad que muestra la incondi- su herencia y de su medio ambiente.”126 Debemos
cionalidad propia de lo espiritual. confesar que, a primera vista, esta doctrina del
Por lo tanto ya podemos señalar la primera ca- poder de oposición nos pareció errónea, porque
racterística de lo espiritual en cuanto al obrar. El nos daba la impresión de que la realidad era pre-
espíritu se nos muestra como “facultativo, en cuan- sentada como enemiga del hombre y que su única
to que no está completamente hecho, sino que tie- postura era decir, entonces, no!
ne en sí la posibilidad de ser de otra manera”.122 Es así que inicialmente pensamos que, para
Puesto que el hombre es ciudadano de varios rei-
Frankl, toda determinación debería ser negativa,
nos puede “elevarse sobre sí mismo, entrando en
es decir, sólo señalando lo malo, sólo oponiéndo-
la zona espiritual”123 Este autodistanciamiento apa-
nos al mal podríamos obtener lo bueno. Si esta
rece en primer lugar de una forma negativa, deno-
hipótesis de interpretación hubiera sido cierta,
minada por Frankl como “capacidad o poder de
entonces toda la vida del hombre estaría signada
oposición del espíritu” (Trotzmacht des Geistes).
por el pesimismo y, como Schopenhauer, habría
Este poder implica que el hombre puede opo-
que esperar la muerte para liberarnos de esta lu-
nerse al destino, a lo que se le enfrenta. Es esta
cha sin término. No habría para el hombre reposo,
confrontación necesaria, pues gracias a ella el
descanso, abandono en la confianza.
hombre toma distancia y puede tomar, entonces,
una postura124. Como dice E. Spranger, siguiendo Sin embargo el texto anteriormente citado
a Nietzsche, “todo lo poderoso ha de cultivar ne- nos muestra la correcta ubicación de este poder
cesarimente el pathos de la distancia.”125 de oposición, como fuerza secundaria de lo es-
Sin embargo, esta capacidad no necesariamen- piritual. Es por eso que nuestro autor pone a los
te debe aparecer. Muchas veces “el hombre se afir- valores de actitud -es decir, aquellos valores que
ma en virtud de sus instintos, gracias a su heren- se realizan en la “pasión”127- como realizables so-
lamente cuando no queda otra salida más que la
paciencia, otra solución más que la actitud de so-
• 74 121 
Ps. y Ex., 131. 75 •
portar al mal.
122 
L. y A.E., 65.
123 
Ps. y Ex., 100. L. y A.E., 67.
126 

124 
Cfr. L. y A.E., 100. Utilizo el término pasión en su doble acepción de pade-
127 

125 
Spranger, E. Formas de vida, 263. cimiento como también de recepción, acogimiento.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Así entonces, debemos también ver a esta “ca- vo se encuentra «libre de…», en el sentido positivo
pacidad de oposición” desde lo positivo que ella es «libre para…»”131
conlleva. Porque si no existiera este “antagonismo
psicosomático”128, el hombre sería presa de los im- La “libertad de…” muestra el carácter incon-
pulsos, dejaría de ser un ser atraído, para pasar a dicionado de lo espiritual y es un sinónimo del
ser un ser impulsado. Pero para comprender cabal- poder de oposición. La persona es libre de la fac-
mente este poder debemos verlo desde la perspec- ticidad132, es libre de ser impulsado133. Por lo tanto
tiva de la libertad. el hombre se mantiene más allá del destino, pero
contando con él. Es por eso que cuando hablába-
III.1. La libertad mos de los instintos, decíamos que éstos no se dan
en un “estado puro”, sino dentro del “marco y en
“Lo espiritual es ya, por definición, lo libre el nombre de la libertad.”134
del ser humano.”129 Esta afirmación es dada por
Tampoco la libertad “se puede dar sin
Frankl como algo evidente. Para él, la libertad,
instintos”135 o dicho más ampliamente “libertas
como todo lo esencialmente humano, es un dato
supponit necesitatem”136. Volvemos a notar en
primario incuestionable. “Lo que se llama libre al-
este tema como nuestro autor no cae en un sim-
bedrío es algo obvio para el hombre sin prejuicios;
ple y fácil espiritualismo. No dudando de la exis-
tiene experiencia directa de sí mismo como libre.
tencia de la libertad -así como afirma “a priori”
Sólo puede poner seriamente en duda el libre al-
la existencia de la dimensión espiritual- no niega
bedrío, quien se deja captar por una teoría filosó-
rotundamente el valor de lo psicofísico. No afirma
fica determinista.”130
que la dimensión psicofísica sea una cárcel para el
Por lo tanto, si bien la libertad no necesita de- hombre, ésta es, más bien, el sustrato sobre el cual
mostración, dada su evidencia, nos exige en cam- se erige la libertad.
bio una delimitación, una definición.
Por lo tanto, la libertad necesita de los instintos
“La libertad posee también un doble aspecto: como de su fundamento e instrumentos, “siempre
positivo y negativo. Desde un punto de vista negati-
131 
V. d. S., 48
• 76 132 
L. y A.E., 101. 77 •
133 
P.I.D., 57.
128 
T.T.N., 37. 134 
H.D., 173.
129 
H.D., 174. 135 
L. y A.E., 95.
130 
Ps. y Ex., 131. 136 
H.D., 172.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

debe contar con los instintos, lo cual no implica en este texto, y como lo hemos venido haciendo
un sometimiento.”137 En el antagonismo del que reiteradas veces, cómo la antropología frankliana
hacíamos referencia en el capítulo anterior, en esa está atrevasada en todas sus dimensiones por la
tensión de fuerzas bipolares, se abre otro abismo dinámica acción-pasión: nos sometemos para trans-
trágico: la libertad no puede ser una simple inten- cender y, al mismo tiempo, transcendemos para
ción, un simple postulado sino que tiene que en- someternos; al mismo tiempo que conformamos
carnarse de cara a un destino que se le presenta. somos conformados.
En este sentido podemos decir que “libertad Pero volvamos al tema de la libertad. La “libe-
sin destino es imposible; la libertad sólo puede ración de…” a la que hacíamos referencia en el
ser libertad frente a un destino”.138 De no ser así la texto anterior, solamente es posible en tanto que
libertad nos llevaría a la omnipotencia, que es lo recibe la conformación, el poder o la dinámica
más alejado de la finitud humana139, porque pre- de la “libertad para…”. En realidad sólo nos po-
cisamente ser finito no es otra cosa que “tener lí- demos liberar de nuestro destino, no en tanto que
mites”, “tener destinos insalvables”. Se abre aquí, acrecentamos nuestra fuerza de oposición, sino en
para el hombre, el horizonte propio de la tenta- la medida en que nos abrimos a la transcendencia
ción. El “seréis como dioses, conocedores de lo
del sentido, en tanto hospedamos y nos sentimos
bueno y de lo malo” resurge como la serpiente lo
atraídos por la transcendencia del sentido.
pronunció, y nos trae, al mismo tiempo, el sueño
de ser ángeles y la realidad de ser bestias.140 “El hombre es libre de su facticidad y libre para
su propia existencialidad.”142 Aparece aquí, como
Es cierto que el hombre debe liberarse “en cada
habíamos dicho, otra forma de autoconfiguración,
caso de aquello que lo determina como tipo bioló-
otro nivel de configuración. Puesto que mientras
gico-psicológico-sociológico; es decir, como un ser
en la “libertad de…”, la autoconfiguración surge,
que va transcendiendo todas estas determinacio-
nes al superarlas y conformarlas, pero también a podríamos decir, desde abajo; en la “libertad para…”
medida que va sometiéndose a ellas.”141 Notemos la autoconfiguración surge desde arriba. Mientras
que en la “libertad de…” el hombre transciende
su destino interior, en la libertad para… se abre a
• 78 137 
Ps. y Ex., 129. lo dado como un mundo ordenado, a un cosmos. 79 •
138 
Ps. y Ex., 129.
“En el acto de decidir aparece como dado
139 
Cfr. T.T.N., 222.
previamente el «de qué» y el «contra qué» de la
140 
Cfr. Pascal, Blas. Pensamientos. n. 358.
141 
Ps. y Ex., p. 129. 142 
H.D., 177. El resaltado es nuestro.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

decisión: precisamente un mundo objetivo del que la cita anterior es clave para comprender la
sentido y de los valores, lo que significa como un antropología frankliana. Según el texto el hombre
«kosmos».”143 Cobra así carácter el sentido positi- no puede auto-configurarse sacando de sí mismo
vo de la libertad. Ya no se tiene que luchar contra el modelo; no puede, por más que reflexione sobre
la facticidad, sino que se debe ingresar al mundo sí mismo, encontrarse. El modelo configurador del
de la existencialidad, al mundo de la tarea y de hombre debe venir de otro lado, se le presenta al
la misión. Lejos de pensar que esta misión nos es hombre, desde afuera, atractivamente. Es por eso
impuesta, como en el mito de Er de Platón144, la que Frankl insiste en que el “hombre no tiene que
misión se nos ofrece y nos invita a responderle. Es interrogar a la vida, sino responder a la vida.”147
por eso que esta “libertad para…” sólo puede ser Esta respuesta a la vida es la responsabilidad148.
cabalmente concebida desde la responsabilidad y “Preguntado y nunca preguntando”149, el hom-
desde la conciencia.145 bre descubre entonces su carácter de “patiens”, de
Tratemos entonces de presentar qué afirma Viktor ser pasional. Todos sus actos, todas sus respuestas
Frankl de la responsabilidad y de la conciencia. tienen ya una marca, la que han producido, cau-
sado en él las cosas, las situaciones, las personas
III.2. La responsabilidad con las que convive. Por lo tanto podríamos afir-
mar que el hombre es hombre allí donde es pro-
Anteriormente dijimos que la “libertad para…”
tagonista, es decir, como señala la etimología del
arranca de lo alto, arranca desde lo otro como cos-
término, “primer luchador”: el hombre es hombre
mos. Esto es así porque “pertenece a la esencia del
al enfrentar lo que aparece.
hombre el carácter orientado y centrado, sea en
algo, sea en alguien, sea en una obra o en un hom- Pero a partir de lo dicho no pensemos que el
bre, en una idea o en una persona.”146 Considero hombre es un complejo de “estímulos-respuestas”.
No olvidemos que el tema de la responsabilidad
se plantea en el marco de la libertad más humana,
143 
L. y A.E., 106.
144 
Platón. República, 617, e: “No será un genio divino
quien por vosotras [las almas] tire la suerte, sino que vo- 147 
Ps. y Ex., 104.
sotras escogeréis vuestro genio”. Este es tal vez el primer 148 
Es necesario aclarar que en el análisis existencial res-
• 80 texto que, en la historia de la filosofía, habla de libertad.
81 •
ponsabilidad no tiene que ver con lo que en nuestro lengua-
145 
“La libertad de la voluntad humana consiste, pues, je solemos expresar. No es simplemente ser cumplidor y
en una libertad de ser impulsado, para ser responsable y puntual, es algo, como hemos dicho, que pertenece a lo
para tener conciencia” P.I.D., 57. ontológico y no a lo óntico.
146 
L. y A.E., 190. 149 
L. y A.E., 24.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

la “libertad para…”, en la dimensión ontológica. creción. Por eso en el responder qué es el hombre
Sin embargo no podemos dejar de notar el carác- “la respuesta adecuada será siempre una respues-
ter finito que lo espiritual nos vuelve a presentar ta activa y encuadrada dentro de la concreción de
bajo el tema de la responsabilidad. cada día, que es el espacio concreto del humano
Cuando el hombre padece -esto es, cuando ser responsable.”152 Debemos destacar aquí esta
es atraído o iluminado por algo que no es él- se idea de “respuesta activa”. No nos estamos refi-
abre ante él su “ser-en-el-mundo”. Deja de estar o riendo a la acción en el sentido más propio el de
bien encerrado en sí mismo, o bien encerrado en “actuar sobre algo”, o el de “modificar algo”, sino
el mundo, cosificado. Ya no está solo o perdido o en el sentido de no permanecer en la reflexión, de
masificado, sino que, en tanto humano, está abier- no quedarse en la mera intención.
to al mundo, al cosmos. Es necesario hacer esa distinción porque, para
Por lo tanto el hombre es responsable “en la Frankl, es muy importante el papel que juega, lo
situación de tomar posición libremente, no sólo que él llama, valores de actitud. Estos valores apare-
cuando se opone a las condiciones biológicas, psi- cen, como ya hemos dicho, cuando la persona no
cológicas o sociológicas que, en apariencia lo fuer- puede hacer otra cosa que soportar, tener pacien-
zan, sino también con respecto a una posibilidad cia. Solamente en la actitud que tome frente a las
de valor que debe ser realizada.”150 De acuerdo situaciones irrevocables su vida encontrará senti-
con esto podemos ver como la responsabilidad do. De este modo se quiebra cierto reduccionismo
aparece tanto en el orden de la creatividad, de la que hace del hombre, exclusivamente, un homo
realización de valores, como también en el orden faber, poniendo junto a este hombre “dinámico”
de la vivencia y de la actitud. El hombre no pro- la idea de un homo patiens, de un hombre que pa-
duce ni el sentido ni el valor sino que responde a dece. Por lo tanto, cuando se habla de “respuesta
ellos, libre y originalmente. activa”, debemos tomarla no como un puro hacer,
sino como lo contrario a ser impulsado, a ser in-
Esta respuesta que el hombre da no es una res-
diferente.
puesta “en general”, sino que responde a todo lo
que hay de concreto en la situación y en la perso- La indiferencia, el vacío existencial, son las
na151. El hombre debe asumir en sí mismo esta con- marcas, las huellas de una vida irresponsable. En
• 82 83 •
lugar de agregarle a las cosas, al mundo, el ges-
to que ellas nos reclaman, preferimos ser espec-
Ps. y Ex., 106.
150 

Esta expresión Frankl siempre la usa en latín “ad situa-


151 

tionem et ad personam”. 152 


Ps. y Ex., 170.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

tadores de nuestra propia vida, espectadores que le formula. El creerse responsable de lo absoluto
luego protestarán porque su vida no tiene un fi- lleva a paralizar la decisión humana, porque cree
nal feliz. Protestará como un mal actor, porque en que su respuesta debe ser norma para todos los
su vida no estuvo bien caracterizado, protestará demás hombres154. Si al elegir por mí, estuviera
por los errores de la trama, protestará por la esce- eligiendo por toda la humanidad se nos abriría a
nografía e, incluso, por los supuestos errores de nuestros pies el abismo más grande de las deses-
dirección…durante toda la representación de su peraciones.
vida será un eterno insatisfecho y se irá del teatro Este carácter de concreción, de situación, nos
del mundo con un gesto de amargura. lleva a la consideración de la formalidad, de la
Dramática nos suena esta sentencia: “el asumir responsabilidad y con ella a la conciencia. “El
nuestra responsabilidad es el sentido de nuestra concepto de responsabilidad es formal155 desde
existencia humana.”153 Reparemos en esto: la ex- el punto de vista ético; no entraña ninguna cla-
presión “sentido de la vida” no implica algo so- se de determinaciones concretas…nada nos dice
brehumano, imposible de alcanzar como lo son los acerca del «ante quién» o del «por qué» de la
cuentos de hadas…el sentido de la vida es, simple responsabilidad.”156 ¿Quién será la encargada de
y profundamente, ser responsables, dar respues- darle materia a la responsabilidad? ¿Quién le dirá
tas. Nada más pero nada menos. al hombre el “ante quién”y el “por qué” ser res-
Así entonces, la afirmación de la responsabi- ponsable?
lidad implica la afirmación de la individualidad
de la persona. Siendo irresponsable la persona se
despersonaliza, se vuelve uno entre muchos, pura
masa. Pero así como lo individualiza, debemos
cuidarnos de ver en la responsabilidad algo abso- 154 
Aquí habría que poner en diálogo el análisis existencial
luto. Detengámonos a explicar esto. Como la pre- con el existencialismo, o para nombrar a personas y no ab-
gunta que exige nuestra respuesta está dirigida ad solutos, deberíamos poner a dialogar a Frankl con Sartre.
personam et ad situationem, el hombre nunca es res-
155 
La pareja materia-forma se debe entender aquí en el sen-
tido kantiano-schleriano según el cual la materia es lo que
ponsable de lo absoluto. El hombre no está, en su da contenido a la forma. El sentido aristótelico es, en parte
• 84 85 •
respuesta, respondiendo por todo el mundo, sino inverso, dado que la forma es la que da el contenido a la
que, como dijimos, responde a lo que la pregunta materia, “da que pensar”a la materia. En parte es similar,
porque para Aristóteles la materia da la concreción a la
forma, la hace ser aquí y ahora.
153 
V.d.S., 49. 156 
Ps. y Ex., 318.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

III.3. La conciencia las dos perspectivas a las que hicimos referencia


con el texto de Frankl muestran esa tensión que
En primer lugar debemos aclarar que el térmi- siempre presenta su pensamiento. Porque si sólo
no conciencia en castellano refiere tanto al “estado estuviera la presencia del ser, no habría, para el
de despierto”, al estado de claridad -lo cual trata hombre, posibilidad de transcenderla; no habría,
para el hombre, posibilidad alguna de encontrar
a la conciencia en términos de teoría del conoci-
sentido porque no tendría ningún deber, ninguna
miento- como también a la “conciencia moral”.
misión que cumplir.
En alemán en cambio ambas acepciones se refie-
ren con términos distintos aunque tienen, todos Por otra parte si su perspectiva fuera sólo mo-
ellos157, la misma raíz, a saber, saber o conocer; ral, si su vida fuera solamente transcendencia, el
pero pertenecen a perspectivas diferentes, como presente no tendría ninguna densidad y por lo
tanto los valores, las misiones no podrían ser en-
por ejemplo lo atestigua este texto frankliano: “lo
carnadas. Sólo cabría contemplar el deber sin ja-
existente se abre a la conciencia (Bewusstsein), sin
más poder llegar a cumplirlo. En este sentido po-
embargo, a la conciencia moral (Gewissen) no se
dríamos afirmar que una conciencia (Bewusstsein)
abre un existente, sino más bien un no existente:
sin conciencia (Gewissen) es vana; y la conciencia
algo que debe llegar a ser”158, pero todavía no es.
(Gewissen) sin conciencia (Bewusstsein) es ciega.
Así entonces la conciencia, podemos decir, abarca
Así entonces no debemos pensar que existen dos
tanto al ser como al no ser, a ella se abre tanto la conciencias sino la misma aunque referidas a dife-
presencia del ser como el porvenir de lo que ha rentes esferas de lo real.
de ser.
La conciencia es definida, por Frankl, como
Ahora bien, esta distinción no debe ser enten- “la capacidad de percibir totalidades llenas de
dida como una separación, como si ambos térmi- sentido, en situaciones concretas de la vida”159;
nos fueran contradictorios. Si fuera así, la esfera es entonces, el “órgano de sentido”.160 Gracias a
del conocimiento y la esfera moral serían mundos ella, podemos llegar a descubrir lo que para nues-
paralelos y no se iluminarían mutuamente. Pero tra vida es “lo único necesario.”161 Por lo tanto, el
hombre, en virtud de la conciencia, puede inter-
• 86 87 •
157 
En el original alemán encontramos los términos
Bewusstsein, Bewusstheit y Gewusstsein para conciencia
en cuanto facultad o estado cognoscitivo; y Gewissen para
159 
V.d.S., 31.
la conciencia moral. 160 
H.D., 18.
158 
L. y A.E., 82 161 
L. y A.E., 83.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

pretar la situación en cuanto a su valor y, como ya lecto y la intuición. Así entonces, lo intelectual pa-
dijimos, puede verla más allá de su aquí y ahora. saría a referirse a lo que se puede someter a una
Es por eso que lo espiritual puede ejercer su legalidad, esto es, a aquello que es general o uni-
poder de resistencia, puede ser “libre de…”, en versal. Nos animamos a afirmar que, dentro del
tanto que la conciencia es el órgano de la transcen- pensamiento frankliano, el intelecto tendría una
dencia, de modo que puede tomar distancia no so- función más objetivizante que de objetividad, en el
lamente frente a su destino interior sino también sentido que su luz puede desexistencializar lo real.
frente a su destino exterior, seleccionando qué El intelecto me pone frente al objeto, que es lo real
actos debe realizar o qué actitud tomar. Distingo en escorzo. De este modo al transformar lo real en
aquí actos y actitudes porque el destino que enfren- objeto, el intelecto reduce las cosas a una perspecti-
ta al hombre puede ser modificable en función de va y contribuye a crear las clasificaciones propias
su creatividad o vivencia, los cuales son actos; o de las especializaciones.163
bien el destino no es modificable y entonces sólo Distinta, en cambio, es la tarea de la intuición.
cabe la actitud. Ahora bien, ¿cómo se da la capta- A ésta le cabe el des-cubrir, el des-ocultar lo indi-
ción de eso único necesario? vidual, lo concreto que se me hace presente. Pero
Para Frankl la conciencia moral “es una facul- lo real por ser individual, por ser concreto, escapa
tad adivinatoria. La conciencia debe adivinar: su a toda posible generalización, con lo cual se pier-
misión esencial es adaptar la ley general al caso de la seguridad que nos da todo aquello que cae
único y singular que no puede someterse a nin- bajo el discurso de la ciencia. Captar esa indivi-
guna legalidad. Eso no puede hacerlo el saber, el dualidad que se nos hizo presente, implica captar
intelecto, sino sólo la intuición, la adivinación de no sólo su esencia sino también y específicamente,
la conciencia.”162 Tenemos aquí planteado uno de su existencia. Al captar la existencia de algo pode-
los temás más complicados para descifrar, si es mos decir que hemos captado su intimidad, aque-
que cabe ser descifrado. ¿Qué significa aquí adivi- llo que lo hace único: hemos superado el abismo
nación? ¿no nos pone este término lejos de la cien- que hay entre el objeto y el sujeto. Pero esto sólo
cia, lejos del método y muy cerca o en medio de la es posible hacerlo con los ojos de la intuición, que
fábula, del mito?
• 88 89 •
Desde el texto anteriormente citado podemos
notar que existe una contraposición entre el inte- Recordemos que para Frankl el problema en el conoci-
163 

miento no es la especialización sino que los especialistas,


desde su limitada óptica, generalicen. Es esta actitud la
162 
H.D., 265. que da origen a los “reduccionismos”.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

mira a las cosas con una mirada, como diremos cha una voz que no es la suya: “la conciencia debe
más adelante, amorosa. ser «otra cosa», algo distinto de mí mismo; tiene
Es por todo esto que se habla de adivinación. La que ser algo que esté por encima del hombre…
conciencia saca al hombre de su seguridad huma- algo extrahumano.”168 Esto “extrahumano”169 se
na, demasiado humana, para ubicarlo en plano de nos presenta como transcendencia: “la conciencia
la inseguridad, donde ya el hombre no es señor no podría tener voz, ya que ella misma es voz: voz
sino esclavo.164 Esta es una de las razones por las de la transcendencia.”170
que nunca estaremos seguros de haber cumplido Todo esto nos lleva a ver que, si bien la concien-
o no nuestra misión. Con Pascal podríamos decir cia es “instancia objetiva”171, no es la última ins-
que nos encontramos “abismados en la infinita tancia, puesto que “detrás de su conciencia, hay
inmensidad de los espacios que ignoro y que me una entidad sobrehumana, aunque con mucha
ignoran.”165 frecuencia inconsciente para el hombre.”172 Inclu-
Por lo tanto, no debemos entender la adivina- so “la buena conciencia” como decimos a menu-
ción como un actuar “como sí”, escéptico e indi- do, no debe ser entendida como el criterio último,
ferente, sino como un actuar “en enigma”166. No porque la conciencia “nunca puede ser razón de mi
es una claudicación al saber, una claudicación al ser «bueno», sino solamente la consecuencia.”173
poder de la ciencia, sino una ampliación de la con- Es por eso que la persona humana es perso-
ciencia: pasamos, gracias a ella, de la esencia a la na en cuanto que en su “conciencia «per sonat»
existencia. Pero echemos manos a la etimología una instancia extrahumana”.174 Por lo tanto, es a
para encontrar sentidos ocultos en esta palabra.
Adivinar es considerado un “don divino”167, es 168 
P.I.D., 58.
decir, “adivino” es aquél que escucha a los dio- 169 
Recordemos aquí como al inicio de esta obra, al hacer
ses, que puede leer los mandatos divinos. De este referencia al uso del término espíritu, aparecía lo divino,
modo la conciencia sería adivinatoria porque escu- tanto como absoluto como lo demoníaco.
170 
P.I.D., 59.
164 
Recordemos aquí la cita de María von Ebner-Eschenba- 171 
T.T.N., 222.
ch, tantas veces usada por Frankl: “Sé dueño de tu volun- 172 
T.T.N., 200.
• 90 tad y siervo de tu conciencia”. P.I.D., 58. 91 •
173 
“El hombre en la medida que tenga una actitud ética, la
165 
Pascal, Blas. Pensamientos, n. 205. tiene por amor a una persona o en aras de una cosa «bue-
166 
“Ahora vemos en espejo, en enigma. Luego veremos na», pero no precisamente en aras de una «buena concien-
cara a cara” como dice Pablo en su carta a los Corintios. cia».” L. y A.E., 106
167 
Cfr. Diccionario etimológico de la lengua castellana. 174 
P.I.D., 59.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

través de la conciencia por donde el hombre es- Dejemos para la segunda parte el tema de Dios,
cucha su misión, es ella la que lo guía, sin pie ni tratemos, por el momento, “de la transcendenta-
arrimo por las noches del sentido. Evidentemente lidad del ser humano, esto es, de su disposición
esa voz que el hombre escucha, como los textos para la transcendencia”179, dejándo de lado la
citados lo enuncian, debe ser entendida como algo transcendencia misma. Porque no debemos pen-
que siempre “ha de ser forzosamente de carácter sar que la transcendencia se da solamente en el
personal.”175 Toda voz, todo logos, no puede brotar plano, digamos, religioso. La posibilidad de trans-
sino de un espíritu, de un logos. Y no sólo esa voz cendencia se da también, como ya dijimos, en un
tiene que tener un sentido, un logos, sino que tiene plano horizontal, intersubjetivo. No es necesario
que indicar, a su vez, un sentido, una misión. salir del mundo para transcender, sino que “ac-
Esto personal que nos habla ofreciéndonos un tuando dentro del mundo” el hombre realiza esa
sentido puede ser persona como lo es el hombre o posibilidad humana.
puede ser, como lo llama Frankl, la Suma Persona El mundo motiva al hombre, llama al hombre a
Bona. Esto pone a la conciencia abierta a la trans- transcenderse. “De hecho el mundo en dirección al
cendencia tanto entendida de un modo horizontal cual el ser humano se autotransciende es un mun-
como “estar junto a otro hombre”; como también do repleto de significados, los cuales constituyen
abierta a la transcendencia. nuestras razones de obrar y de otros seres huma-
Debemos aquí tener en cuenta que, “para nos, destinados a ser objetos de nuestro amor.”180
el hombre actual toda concreción de Dios es un Es en el mundo donde “el sujeto de la existen-
escándalo”176, porque “ha crecido a la sombra de cia encuentra su objeto, de lo contrario, si lo pier-
una visión naturalista del mundo y del hombre, de, este sujeto se hace a sí mismo objeto propio,
y tiende entonces a avergonzarse de sus senti- objeto de autocontemplación.”181 En otras pala-
mientos religiosos.”177 Sin embargo, para Frankl, bras, el hombre sólo es humano en la medida que
“el hecho de que esta voz nos hable es un hecho su conciencia refiere a otro distinto de sí mismo,
fenoménico innegable.”178 o también en cuanto que su conciencia lo dispone
a hospedar el sentido. Si el hombre no encuentra,
gracias a la intuición, a lo otro, cae en sí mismo y,
• 92 93 •
175 
P.I.D., 59.
176 
H.D., 291. 179 
V.d.S., 123.
177 
I. Ps. H., 149. 180 
V.d.S., 244.
178 
Ps. y Ex., 104 181 
T.T.N., 159.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

al no tener nada ni nadie que lo reclame, comien- De este modo, lo propio del amor es persona-
za a reflexionar sobre sí mismo. lizar al otro, no en el sentido de darle una per-
De este modo, alejándose del mundo y de los sonalidad, una existencia al hombre, sino en el
otros, el hombre pierde esa posibilidad de trans- sentido de dejar que el otro se muestre en su exis-
cendencia que es la capacidad de “estar junto a tencia. No le nombramos una existencia sino que
otro”. La conciencia, como hemos visto, es el lugar escuchamos la voz de su existencia. Gracias a esta
de la apertura, la intencionalidad, la mirada hacia “contemplación espiritual el amor anticipa algo; a
otro. Ahora bien, ¿finaliza con ésto el análisis de lo saber, lo que el tú puede llegar a ser.”185
espiritual como dinamismo? ¿Se resuelve toda la Vemos aquí como el amor goza, junto a la con-
dinámica en responsabilidad y conciencia? ciencia, de esta facultad adivinatoria a la que antes
“El «estar junto a» se plenifica en el «estar hacíamos referencia. El amor ve lo que el otro pue-
junto a otro». Y esto solamente es posible en aquel de llegar a ser y, en este sentido, le permite descu-
«estar entregado uno al otro» enteramente: lo cual brir aquello que, para el tú, será lo uno necesario.
llamamos amor.”182 Supera así el amor el simple encuentro, “ya que
no se limita a acoger al semejante en su condición
III.4. El amor humana, sino además en su unicidad y singulari-
“El amor se nos revela como uno de los dos as- dad o, lo que es lo mismo, como persona.”186
pectos de eso que yo llamo, la autotranscendencia Varias ideas requieren aquí alguna aclara-
de la existencia humana.”183 De acuerdo con esto ción. En primer lugar el amor posee, en la obra
podemos afirmar que el amor funda la totalidad de Frankl, un marcado acento cognoscitivo. En la
dinámica de la persona en cuanto que permite la mayoría de las citas, lo amoroso tiene el carácter
correcta situación del ser en el mundo. Junto con de una inteligencia, en cuanto que él y sólo él pue-
la responsabilidad y la conciencia, el amor apun- de ver lo esencial de las cosas187. Es por eso que
ta a lo singular, apunta a la persona como tal, de nuestro autor no duda en afirmar que el amor no
modo que “el otro es concebido como un tú y aco- es ciego, sino que “abre los ojos y aguza la mirada
gido como tal por otro yo.”184 para percibir los valores.”188 Esto permite superar

• 94 185 
L. y A.E., 83. 95 •
186 
H.D., 59.
182 
L. y A.E., 81. 187 
“Sólo se ve con los ojos del corazón”, la repetida frase
183 
H.D., 58. del Principito de Saint-Exupéry.
184 
Ps. y Ex., 185. 188 
Ps. y Ex., 186.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

la idea excesivamente sentimental del amor, una piritual no estará en lo emocional. Lo que permite
especie de amor puro, en el cual el hombre ve ne- que el hombre salga de su encierro, aquello que
gada su identidad junto con la del objeto amado.189 le permite y da fuerzas para ser verdaderamente
Dentro de esta “función cognoscitiva”190 que homo patiens, aquello que le brinda la posibilidad
desempeña el amor, es él el “que posibilita una de aceptar la misión y que, en suma, le brinda al
compresión plena.”191 Esta comprensión sólo se hombre el sentido ¿no será el amor?
puede dar de humano a humano, en cuanto que Pero, si el amor “no es ningún mérito, sino sen-
considero al otro como un tú, es decir, como un cillamente una gracia”193, ¿no seremos también,
sujeto y no como un objeto. Por lo tanto el amor es como de la conciencia, sus esclavos? Y, pese a su
el encargado, propiamente, de descubrir el logos función cognoscitiva, ¿no es él algo “irracional”?
encerrado en cada hombre y, nos animamos a afir- Rozamos aquí, claramente, la manía platónica,
mar, en la realidad toda. como leemos en su Fedro. ¿Significa esto, justa-
Lejos de una visión de amor como “mero esta- mente en una práctica que se llama logoterapia,
do interior” -la cual llevaría al hombre a una au- que el fondo de lo espiritual es a-logos?
tocontemplación y de ahí, a una autosatisfacción
que impide la irrupción del sentido- el amor le
permite al hombre encontrar su ser-en-el-mundo:
el hombre, gracias al amor, ni se desprecia ni se
presta demasiada atención. El amor, como inten-
cionalidad plena, le permite al hombre “olvidarse
de sí mismo”192, en tanto que es la puerta por don-
de irrumpe el otro.
Así entonces, al mismo tiempo que vemos “des-
sentimentalizar” al amor, podemos plantearnos, a
partir de lo dicho, si el fondo, lo esencial de lo es-

• 96 189 
Para este tema del amor romántico véase la obra clásica 97 •
de Denis de Rougemont El amor y Occidente.
190 
P.I.D., 38.
191 
H.D., 113.
192 
Cfr. T.T.N., 124. 193 
Ps. y Ex., 185.
IV
El espíritu inconsciente

El tema del inconsciente espiritual o el espíritu


inconsciente es, tal vez, el aporte más original de
Viktor Frankl. Esta concepción del espíritu no es
algo añadido en su doctrina, como si fuera un des-
cubrimiento casual, sino la base de su antropología.
“Según el análisis existencial, no existe sola-
mente el carácter instintivo inconsciente, sino
también el carácter espiritual inconsciente.”194 Esta
“espiritualidad inconsciente es la fuente y raíz de
toda espiritualidad consciente.”195 Debemos acla-
rar aquí que espiritualidad no se debe entender
solamente como “espiritualidad subjetiva”, sino
también como “espiritualidad objetiva”; de este
modo, no sólo el fondo de lo humano es incons-
ciente, sino también el fondo de lo real.
Es por eso que también “el logos tiene sus raíces
en el inconsciente.”196 Por lo tanto, el logos al que
aquí nos estamos refiriendo, poco tiene que ver
con el logos de la lógica, con el logos del pensar,
99 •

194 
L. y A.E., 62.
195 
L. y A.E., 82.
196 
L. y A.E., 62.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

con lo racional. El logos, como intuimos al hablar Características de lo inconsciente espiritual


del amor, es también emotivo. Y reparemos que
En primer lugar no debemos pensar que lo in-
decimos también. No debemos pasar rápidamente
consciente es sinónimo de impulsividad, de puro id.
del polo de la razón al polo del corazón como si
Inconsciente quiere decir aquí “nada más que no-
uno anulara al otro. Ambos son lo espiritual del
reflexivo y no-reflexionable.”199 Así entonces, lo
hombre aunque, como dijimos, forman un todo
que viene a negar el in de inconsciente es la “auto-
analógico donde uno es más espíritu que el otro.
conciencia reflexiva”200, lo cual no implica negar-
Esta “emocionalidad no significa aquí afectivi-
dad en el sentido psicológico de una facticidad,
L. y A.E., 84.
199 
sino en el sentido ontológico, por ejemplo, en la
En este tópico Frankl se separa, claramente, de una for-
200 
línea de la «raison du coeur» pascaliana; en este ma cartesiana de mirar al hombre, de hacer antropología.
sentido, el amor, por ejemplo, es explícitamente Cfr. Descartes, René. Meditaciones metafísicas. II. Madrid,
cognoscitivo, y no sólo de un valor o de un sen- Espasa Calpe, 1970, pág. 161 y sig.“Y yo, al menos, ¿no soy
tido, sino también del valor y sentido supremo: algo? Pero ya he negado que tenga yo sentidos ni cuerpo
alguno; vacilo, sin embargo; pues, ¿qué se sigue de aquí?
Dios.”197 Este largo texto nos sirve para retomar, ¿Soy yo tan dependiente del cuerpo y de los sentidos que,
en este tema de lo inconsciente, todo lo dicho so- sin ellos, no pueda ser? Pero ya estoy persuadido de que
bre el amor. Pero también nos lleva a entender el no hay nada en el mundo: ni cielos, ni tierra, ni espíritu,
modo con el cual nos tenemos que acercar a lo in- ni cuerpos; ¿estaré, pues, persuadido también de que no
soy? Ni mucho menos; si he llegado a persuadirme de algo
consciente espiritual para poder, así, comprender- o solamente si he pensado alguna cosa, es sin duda por-
lo: el modo de la lógica del corazón. que yo existía. Pero hay un cierto burlador muy poderoso y
astuto que dedica su industria toda a engañarme siempre.
Ahora bien, no debemos con esto pensar que, No cabe, pues, duda alguna de que yo soy, puesto que me
si la realidad está fundada en lo inconsciente, lo engaña; y por mucho que me engañe, nunca conseguirá
humano pierde su densidad, su peso, es decir, su hacer que yo no sea nada, mientras yo esté pensando que
identidad. Para Frankl “la persona es yoica pero soy algo. De suerte, que habiéndolo pensado bien y habien-
do examinado cuidadosamente todo, hay que concluir por
con todo así mismo inconsciente y precisamente último y tener por constante que la proposición siguiente:
ahí es donde tiene sus raíces lo espiritual.”198 Pa- “yo soy, yo existo”, es necesariamente verdadera, mientras
semos, sin más demora, a caracterizar lo espiritual la estoy pronunciando y concibiendo en mi espíritu. [...]
• 100 Vamos pues a los atributos del alma, y veamos si hay algu- 101 •
inconsciente.
no que esté en mí. Los primeros son alimentarme y andar;
mas si es cierto que no tengo cuerpo, también es verdad
que no puedo ni andar ni alimentarme. Otro es sentir; pero
sin cuerpo no se puede sentir y, además, me ha sucedido
197 
H.D., 172. anteriormente que he pensado que sentía varias cosas, du-
198 
V.d.S., 111.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

le al hombre la posibilidad de autoconocimiento: bio, se comprende.204 Nuevamente aparece la distin-


ésta se conserva en “la autocompresión implícita ción óntico-ontológico. La autoconciencia perte-
de la existencia humana.”201 nece al orden óntico, el conocimiento existencial
Debemos volver así a todo lo dicho en el tema pertenece a lo ontológico.
de la objetivización. Lo espiritual, por ser en el Pero, ¿en qué consiste este conocimiento exis-
fondo inconsciente, escapa a toda racionaliza- tencial? “El conocimiento existencial se distingue
ción, escapa a toda reflexión, anula la posibilidad por ser algo más que el tener la mera esencia: co-
de que lo espiritual sea objeto. “El forzado acto nocer existencialmente significa, no la presencia
reflexivo de la propia observación pierde la co- de lo conocido, sino la presencia del cognoscente.
nexión vivencial con el acto primario y con el yo Por eso podemos decir que la diferencia entre el
activo.”202 Podemos decir entonces que cuando el conocimiento esencial y el conocimiento existen-
hombre quiere conocerse en la autoreflexión, ad- cial consiste en que la esencia, conocida por el ser
quiere de sí un conocimiento objetivo, esencial, espiritual, revela su objetividad a éste, y la existen-
pero no puede llegar a una comprensión plena, cia, conociendo a otro ser, está presente en él.”205
la cual es brindada por el conocimiento subjetivo, Por lo tanto, mientras que el conocimiento
existencial.203 esencial funda la verdad en el sentido de “adecua-
En este sentido cabe decir que el hombre, en la ción entre el intelecto y la cosa”206; el conocimiento
autoconciencia, se explica, como explica cualquier existencial funda la verdad en el acuerdo207 entre
otra cosa; en el conocimiento existencial, en cam-
204 
H.D., 112.
205 
H.D., 111.
rante el sueño, y luego, al despertar, he visto que no las 206 
Definición clásica de verdad. Reparemos en que el tér-
había efectivamente sentido. Otro es pensar, y aquí encuen-
mino adecuación tiene la etimología en ecuación y en igual-
tro que el pensamiento es un atributo que me pertenece; el
dad. La adecuación quita la diferencia, la alteridad y nos
pensamiento es lo único que no puede separarse de mí.”
pone en el campo de lo mismo, de lo idéntico a sí mismo.
201 
L. y A.E., 81. Cfr. para este tema los textos de Heidegger (Identidad y
202 
Ps. y Ex., 304. diferencia), de Levinas (Totalidad e infinito) y Ricoeur (Sí
• 102 203 
Nuevamente aparece aquí la visión particular de objeto mismo como otro). 103 •
que tiene Frankl. El objeto es una limitación de lo real, una 207 
La etimología de acuerdo viene de corazón. Los juegos
consideración donde el sujeto no tiene voz alguna. Nues- etimológicos que esta palabra sugiere son ricos en lecturas
tro autor propone, en cambio, con el término existencial antropológicas. Por ejemplo, la verdad entendida como
una visión más amplia de lo real, donde sujeto y objeto se acuerdo permite que los hombres se entiendan, tengan
descubran mutuamente. sobre lo real un mismo parecer. En alemán existe la expre-
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

el espíritu y la cosa, esto es, conocemos existen- de origen.”209 Pero lo espiritual inconsciente no se
cialmente una cosa cuando tenemos con ella “un reduce sólo a la esfera del conocimiento, “también
mismo sentir” una empatía, “un mismo corazón”. lo ético y lo estético tienen sus bases en el incons-
Asi entonces, es el conocimiento existencial el ciente espiritual.”210 Por todo esto la conciencia ha
que posibilita salvar el abismo entre teoría y vida, de ser “calificada de irracional, es pre-lógica.”211
muestra la coherencia entre una idea y una vida, Así como anteriormente pusimos atención al
de ahí que podríamos llamarlo el conocimiento hablar del valor de los instintos, aquí también lo
propiamente filo-sófico. debemos tener con respecto a la emotividad y sen-
Pero junto a esta limitación del conocer frente timientos. Más arriba hablamos que la “lógica del
a lo espiritual inconsciente, otra perspectiva nos corazón” es algo más que la afectividad entendi-
presenta Viktor Frankl. Para él, lo espiritual, en da como facticidad psicológica. En la inconciencia
tanto que inconsciente, sólo puede ser plenamen- espiritual debemos tener en cuenta que “los senti-
te conocido en la acción208, en la manifestación, mientos son intencionales puesto que los simples
dado que “de suyo es ciego frente a toda auto-ob- estados afectivos o sentimentales tienen tan poco
servación que pretenda aprehenderlo en su punto que ver con el ser hombre espiritual-existencial, o
sea, el propio y auténtico ser hombre, como cual-
quiera de los estados impulsivos.”212 Tratemos de
sión “stimmt” para decir, “es verdad”, “es cierto” toman- aclarar este texto.
do su raíz de Stimme, Voz y de ahí “afinar los instrumen-
tos en la orquesta”.
“El corazón no significa nada más que el nú-
cleo y el centro del hombre, la persona, a saber, la
208 
“Ansias me entran de volver a hojear el texto primitivo
y nuevamente, con un sentir honrado, volver a traducir el persona íntima, la persona espiritual profunda.”213
sacro original a mi alemán querido. Escrito está: Al prin- Evidentemente, todos estos conceptos no mues-
cipio era el Verbo. Aquí me paro ya! ¿Quién me ayudará a tran otra cosa que la necesidad de nuestro autor
seguir adelante? No puedo hacer tan imposiblemente alto de mostrar, en toda su amplitud, la riqueza del
aprecio del Verbo; tendré que traducirlo de otro modo, si
el espíritu me ilumina bien. Escrito está: En el principio
era la mente. Medita bien el primer renglón, de suerte que 209 
T.T.N., 136.
tu pluma no se precipite. ¿Es la mente la que todo lo hace 210 
T.T.N., 132. Y a esta conciencia le corresponde lo que
• 104 y lo crea? Debiera decir: En el principio era la fuerza. Pero, “el artista llama inspiración, la cual radica asímismo en 105 •
no obstante, al escribirlo así algo me advierte que no me una esfera de la espiritualidad inconsciente.” P.I.D., 39.
quede en ello. Viene en mi ayuda el Espíritu! De repente 211 
P.I.D., 34.
veo claro y osadamente escribo: En el principio era la ac-
ción.” Goethe, Johann W., von. Fausto. Buenos Aires, Cen-
212 
P.I.D., 41.
tro Editor de América Latina, 1978, 36. 213 
L. y A.E., 187.
Pablo René Etchebehere

concepto corazón. Pero si esto es así “el hombre no


se presenta ya como un ser exclusivamente racio-
nal, es decir, como un ser que ha de entenderse
exclusivamente a partir de la razón «teórica» o
«práctica».”214 Se nos hace claro, ahora, porque esa
V
negativa a presentar a lo espiritual como objeto,
entendemos ahora porque para Frankl “lo emo-
Una mirada retrospectiva
cional y lo existencial se hacen disputable la con-
dición de ser lo propio del hombre.”215
En esta conclusión queremos hacer un breve
Al hombre, entonces, le cabe aceptar esa “vaga
resumen del camino recorrido. Partiendo del uso
certeza propia de todo ser creado”216, porque “no sa-
de la palabra espíritu nos damos cuenta que bajo
bemos ni podemos saber nunca, como seres huma-
nos, lo que son en realidad estas ultimidades, estos esa palabra se esconden diversos, aunque comple-
extremos debajo o encima de lo humano.”217 Basán- mentarios, significados. Desde lo Absoluto hasta
dose en la emocional “logique du coeur” el hombre la fuerza para oponernos a las dificultades caen
tiende a mantenerse en todo caso anímicamente bajo su semántica.
“activo”; sin caer en la apatía218; debiendo realizar el En el afán de precisar el sentido que le da
“«sacrificium intellectus» que consiste simplemente Viktor Frankl, partimos de lo que él llama onto-
en la inefabilidad del suprasentido.”219 Frente a lo logia dimensional. Esta categoría la dividimos en
cual “donde las palabras son pocas, cualquiera de dos grandes ámbitos. El primero de esos ámbitos
ellas está de más.”220 es el que atañe al método utilizado para la des-
cripción del hombre. El segundo refiere a lo que
fundamenta ese método, esto es, lo metafísico, la
estructura real dimensional. Ambos ámbitos nos
214 
P.I.D., 68.
permitieron ver la polaridad unidad-diversidad que
215 
T.T.N., 129. constituye al hombre.
• 106 216 
Ps. y Ex., 259. A continuación abordamos directamente nues- 107 •
217 
H.D., 113. tro tema: lo espiritual. Lo abordamos desde dos
218 
Cfr. Ps. y Ex., 165. perspectivas. Por una parte, lo constitutivo. Lo es-
219 
H.D., 280. piritual constituye lo fundante humano del hom-
220 
L. y A.E., 149. bre entrando en diálogo con las otras dimensio-
nes como son la somática y la física. Aquí también categoría “estar junto a otro” nos damos cuenta
presentamos los matices de lo espiritual en tanto que patiens no significa solamente sufriente. Patiens
que es personal, existencial frente a lo fáctico y significa “que padece”, pero también significa que
destinal. En este tema de lo fundante pusimos la tiene pasión, que se despierta, que toma conciencia
atención en las categorías de óntico y ontológico. porque algo otro -que está junto a él- lo llama, lo
La segunda perspectiva con la que aborda- requiere, lo enriquece, en suma, le da un sentido.
mos lo espiritual fue la dinámica. Ya en el plano Y este padecer no puede darse sino en cuanto que
de lo constitutivo notamos que lo espiritual se el hombre tiene una dimensión espiritual, una di-
manifiesta en tanto que hace suyo lo psicofísico. mensión libre, una dimensión amorosa.
Aquí desarrollamos los temas que nos parecieron Finalmente, cerrando esta exposición sobre lo es-
claves, como son la libertad, la responsabilidad, piritual no podía estar ausente el gran presente: lo in-
la conciencia y el amor. Es en el amor, en cuanto consciente espiritual. Esta noción, como hemos dicho,
expresión de la categoría “estar junto a otro”, don- es una originalidad en el pensar y creemos que aún
de podemos ver lo que llamaríamos “la propuesta no le hemos dedicado la atención que se merece.
antropológica frankliana”221.
Esta categoría “estar junto a otro” pone un
nuevo fundamento en la antropología. Tomando,
seguramente, la tradición judía -que ve en la re-
lación, en la Alianza, la forma privilegiada para
comprender lo real- nuestro autor muestra como
lo humano no puede desarrollarse, ni ser sino en
cuanto con-vive. Esta convivencia implica no sólo
la relación con otros hombres, como la palabra
convivencia podría hacernos creer, sino también
la convivencia con todo lo que no es él.
Esto nos permite releer la definición que Frankl
propone de hombre como homo patiens. Desde la
109 •
221 
Inicialmente pensamos en llamarla “revolucion antro-
pológica frankliana” pero nos pareció un tanto pedante,
nos pareció que no condecía con la dignidad de Viktor
Frankl.
Segunda Parte

El espíritu objetivo

111 •
VI
Introducción

I. Doble Sentido
De acuerdo con lo tratado en la primera par-
te “lo espiritual aparece en un doble sentido: en
cuanto a que por un lado, [la logoterapia] quiere
ser una psicoterapia que parte de lo espiritual o
si se quiere formular con las palabras de Hegel,
del espíritu objetivo, del logos y por el otro lado
psicoterapia orientada a lo espiritual, es decir, al
espíritu subjetivo, a la existencia.”1 Habiéndonos
ocupado del espíritu subjetivo, del ser del hom-
bre en cuanto espiritual, queda ahora por tratar
el punto de partida, esto es, el punto de dónde
arranca el análisis existencial: el logos o espíritu
objetivo.
Así como en la primera parte intentamos des-
cribir la antropología frankliana, en esta parte
buscaremos desarrollar, lo que podríamos deno- 113 •
minar, la ontología frankliana, la cual da sentido y
razón a lo que explicamos sobre lo humano.
1 
V. d S., 120.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

En la descripción que hicimos de lo humano, Ahora bien, debemos establecer aquí una distin-
vimos como el hombre no se orienta a lograr la ción que es importante y que ronda alrededor de
tranquilidad de los apetitos, no lo guía el princi- la idea de autotranscendencia. Tomada como si-
pio homeostático, sino que lo humano, precisa- nónimo de intencionalidad, la autotranscendencia
mente aparece como un campo de tensión entre es la capacidad del hombre de salir de su encierro,
la existencia -lo subjetivo-, y la transcendencia -lo de abrirse a lo otro, es decir, al logos, al espíritu
objetivo-. Es “en este campo de tensiones donde objetivo.
se funda, en definitiva, toda noodinámica.”2 Esta
Pero el prefijo auto podría llevarnos a confun-
dinámica espiritual, del nous, tampoco debe ser
sión, dado su significado equívoco. En primer
entendida como si fuera reflexión, es decir, como
el monólogo que tiene el espíritu consigo mismo, lugar porque podríamos llegar a entenderlo al
como si lo humano del hombre apareciera en una modo de la reflexión. En este sentido el hombre
vuelta hacia sí mismo. Con palabras de Frankl transciende en cuanto que vuelve sobre “sí mis-
“personalmente pienso que el hombre no centra mo” (autos en griego). El hombre entonces des-
su preocupación en ninguna condición interna, cubriría lo humano en cuanto que se repliega so-
como el equilibrio interno, sino más bien en algo bre sí mismo. Al modo de Agustín de Hipona, el
o alguien, que se encuentra fuera, en el mundo.”3 hombre se encamina de lo exterior a lo interior y
Por eso “cuanto más se olvida de sí mismo –entre- de lo interior a lo superior. Así entendida la auto-
gándose a una causa o a otra persona- más huma- transcendencia sería inmanencia donde lo huma-
no se hace.”4 no sería el sentido del logos, cayendo en un tipo
Así entonces, por ser un campo de tensión, lo de psicología humanista.
humano se manifiesta como intencionalidad, como En segundo lugar la confusión podría surgir
autotranscendencia, como apertura y tensión ha- si entendemos la auto transcendencia como si el
cia otro distinto de sí. Es por eso que “pertenece a hombre saliera de sí en función de sus propios de-
la esencia del hombre el carácter orientado y cen- seos o por la fuerza de su voluntad. De esta ma-
trado, sea en algo, sea en alguien, sea en una obra
nera la autotranscendencia sería en ambos casos
o en un hombre, en una idea o en una persona.”5
• 114 “obra de nuestras manos”, de modo que lo huma- 115 •
2 
H. D., 36. no del hombre no surgiría, como vimos, en el olvi-
3 
H.B.S.U., 104. do de sí, sino en el recuerdo de sí. Como el barón
4 
H.B.S.U., 105. de Munchhausen, el hombre saldría del pozo de
5 
L. y A.E., 190. su intimidad tirándose de sus propios cabellos.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

En síntesis, podemos decir que cuando Frankl En este nivel vamos a tratar dos temas: los valores
habla de autotranscendencia la entiende como y el sentido.
intencionalidad, como apertura y dirección ha-
cia algo distinto de sí mismo: la persona “está II. El espíritu objetivo como valor.
siempre saliendo de sí misma”6. Recordando lo Una postura muy original es la que plantea, al
que dijimos en la primera parte afirmamos que la respecto, Viktor Frankl. Generalmente al tratar el
intencionalidad es definida por Frankl como “la tema de los valores, la mayoría de los autores ha-
posibilidad que tiene el ente espiritual de «estar cen una enumeración de aquellos aspectos de la
junto a» otro ente, y representa una capacidad realidad que más le satisfacen, como la belleza, la
primordial, es más, representa la esencia del ser bondad, la libertad o la igualdad. Si la inspiración
espiritual.”7 Nuestro autor considera, también, es más bien antigua o medieval se inclinarán por
que “el primordial hecho antropológico humano destacar valores más impersonales; mientras que
es estar siempre dirigido o apuntando hacia algo si la inspiración es moderna se inclinarán por re-
o alguien distinto de uno mismo”.8 saltar valores más sociales como encontramos, por
Ahora bien, la intencionalidad o transcendencia ejemplo, en la época de la revolución francesa con
puede ser doble, o se dirige a algo, y encontramos el valor de fraternidad. En ambos grupos se en-
aquí un logos impersonal; o se dirige a alguien, y fatiza la absoluta validez del valor escribiéndolo
tenemos ahí un logos personal9. Así entonces, el con mayúscula, como para hacerlo más valioso…
hombre transciende ya sea cumpliendo un sen- así es el modo de presentar el tema de acuerdo a
tido o también en el encuentro amoroso. De este la tradicional forma de tratarlos.
modo, logos y eros constituyen los polos objetivos Nada de esto encontramos en Frankl, de ahí su
que da sentido al espíritu subjetivo. originalidad en este tema. Para su explicación, en
Una vez aclarado –esperemos- el sentido de primer lugar trataremos la definición frankliana
autotranscendencia e intencionalidad pasemos a de valor. En segundo lugar nos ocuparemos de
tratar a cada uno de los espírtus objetivos. En pri- la división del mismo. Finalmente plantearemos
mer lugar nos ocuparemos del logos impersonal. algunos cuestionamientos que desde esta teoría
• 116 podríamos hacer a la teoría clásica de los valores, 117 •
6 
Ps. y Ex., 266. mostrando así cómo el tema de valores es pensa-
7 
L. y A.E., 79. do por Frankl de acuerdo a la situación cultural
8 
Ps. y H., 36 en la cual nos encontramos. Con otras palabras,
9 
Ps. y H., 74. el tema de los valores en Frankl nos ayuda a en-
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

tender y vivir nuestra cultura más que a criticarla specie aeternitatis”. Pero, a partir de esta nota de
desde una vida utópica y soñada. universalidad que el valor posee, surge una carác-
terística nueva que debemos estudiar.
II.1. Noción de valor
II.1.1. Lo conflictivo de los valores.
En Viktor Frankl encontramos dos definicio-
nes de valor. Primeramente define a los valores Dijimos anteriormente que la definición pro-
diciendo que son “universales en el mundo del puesta por Frankl nos lleva a distinguir, dentro
sentido.”10 Esta definición nos permite distinguir del espíritu objetivo, entre lo universal y lo par-
dos ámbitos dentro del espíritu objetivo: el uni- ticular, entre valor y sentido. En términos kantia-
versal y el particular, correspondiendo el univer- nos podríamos decir que los valores se comportan
sal al valor y el particular al sentido. Pero ¿qué de un modo formal, esto es, son meros esquemas,
significa “universal”? vacíos; mientras que el sentido es material, ple-
Etimológicamente “universal” se dice de “algo no. Pero además por ser los valores universales,
uno enfrentado a muchos”, o que “dice referencia formales, nos llaman, nos reclaman, de un modo
a otros, a varios”. Por lo tanto podemos decir que semejante, tanto un valor como otro. Por eso como
lo universal tiene una unidad pero lo más signifi- los valores son formales se van presentar siempre
cativo de él es que retiene la atención de muchos. de un modo conflictivo11. ¿Qué queremos decir
con esto?
Así entonces, encontramos muchas cosas bellas,
algunas más bellas, otras menos pero todas ellas Lo que queremos afirmar es que, al ser los va-
tienen en común algo: ese algo que sirve de unifi- lores como “abstracciones del sentido”12, ideales
cación y de medida es lo universal. De este modo de sentido, cada uno nos reclama para su propio
lo universal no está condicionado, ni limitado. Es, dominio y por lo tanto nos ponen siempre ante la
también, en sentido etimológico, absoluto, separa- duda, ante la necesidad de elección13. Por ejemplo,
do de todo lo demás. frente a una situación tanto nos puede guiar el va-
lor de justicia como el valor de misericordia, está
Aquí está la razón por la cual el valor, por su
• 118 carácter de universal y separado, nos permite 11 
Cfr. V. d S., 29.
119 •
alcanzar una visión quasi eterna de la realidad, 12 
Cfr. Ps. y Ex., 86.
o como varias veces cita Frankl a Spinoza, “sub 13 
Recordemos aquí cuántas veces Frankl, en su experien-
cia del campo de concentración, se encontraba ante un di-
10 
Ps. y Ex., 85. lema de conciencia.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

en nosotros elegir qué queremos ser, a qué valor Ahora bien, no podemos dejar el tema de lo
responder. Del mismo modo, ¿cuántas veces una conflictivo de los valores sin hacer una última
verdad nos parece mala o algo bueno nos resulta aclaración. Porque frente a los valores debemos
lleno de fealdad? vencer una tentación, que es la de negar este ca-
Como dijimos anteriormente, los valores son rácter conflictivo que le pertenece de suyo al valor
“universales abstractos del mundo del sentido” y poner la causa de esa conflictividad en algo sub-
de ahí su carácter formal -por ser abstractos-, y jetivo, ya sea en la debilidad de la voluntad o en la
su carácter de conflictivos -porque de suyo exigen impureza de la visión.
una respuesta del hombre-. Como dice varias ve- El hecho que los valores sean conflictivos es
ces Frankl “los valores no pueden ser enseñados una prueba más de cuán alta es, para Frankl, la
sino que deben ser vividos”.14 Los valores, para dignidad del hombre. Porque si negamos la con-
nuestro autor, no están para ser contemplados, ni flictividad de los valores esto tendría varias conse-
tampoco para ser declamados…los valores nos cuencias. La primera sería que el lugar del conflic-
exigen, llaman a nuestra responsabilidad para que to estaría en la subjetividad del hombre y no en lo
nosotros los encarnemos. Es así que a través de la objetivo del valor, con lo cual corremos el riesgo
responsabilidad15el valor pasa de ser algo ideal a de caer en una visión del hombre encerrado en sí
ser algo real, pasa de la universalidad abstracta a mismo, en su inmanencia. Estaríamos muy cerca
la particularidad concreta. de esa idea de Protágoras, según el cual “el hom-
A partir entonces del tema de los valores, pode- bre es la medida de todas las cosas”.
mos percibir aún más claramente el papel funda- La segunda consecuencia sería que el hombre
mental que juega la responsabilidad en el análisis no tendría de sí nada que decir, no jugaría nin-
existencial. Ella aparece no como la formalidad del gún papel en la realización del valor, se perdería
hombre que acata las normas, que cumple con su así todo el sentido de la responsabilidad. Enton-
deber mundano. No pertenece al mundo óntico, ces dejaríamos de considerar al nous, al espíritu,
sino que, por hacer real, por hacer vivo lo ideal, como el campo de tensiones volviendo a una vi-
es la encargada de ontologizar los valores y por lo sión homeostática del hombre.
• 120 tanto de ontologizar la moral. En síntesis, la no conflictividad de los valores 121 •
14 
V. d S., 32.
llevaría a negar la intencionalidad y la responsa-
bilidad en el hombre. Por eso “el carácter conflic-
15 
“Es la responsabilidad la que constituye en cierto modo
el lado subjetivo: en el lado objetivo están los valores.” L. tivo es más bien intrínseco a los valores, en con-
y A.E., 45-46. traste con el carácter siempre único e irrepetible
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

del sentido concreto de las situaciones (y el sen- por eso que, para Frankl, los valores no son algo
tido es siempre un sentido no solo ad personam, estático y pese a tener la apariencia de eternos son
sino también ad situationem). Los valores son por mudables. Dada la importancia de esta teoría tra-
definición universales abstractos del reino del taremos de ser más explícitos.
sentido.”16

II.2. Valores y sentido. II.2.1. La variabilidad de los valores.


Al presentar el tema de los valores dijimos que Para Frankl los valores al ser universales, son
Frankl presenta dos definiciones de valores. La también abstractos, esto es formales, de modo
primera, ya la vimos, decía que los valores son que pueden variar de una cultura a otra, pueden
universales abstractos del mundo del sentido. La cambiar según las tradiciones. Por otra parte, re-
segunda definición, más dinámica, nos dice que cordemos que por el hecho de ser conflictivos y
los valores son caminos o vías hacia el sentido17. Si por depender de nuestra responsabilidad para su
prestamos atención vemos que en ambas defini- realización, los valores están sujetos a cambios en
ciones los valores no forman en el análisis existen- la apreciación subjetiva de los mismos. Reunien-
cial un campo independiente, ni tampoco juegan do ambas ideas podemos decir que los valores de-
el papel más importante. penden siempre de la tradición. Pero escuchemos
En ambas definiciones percibimos que los valo- a nuestro autor.
res se resuelven en el sentido y algo que nos llama “Los sentidos se refieren a situaciones únicas,
la atención: mientras los valores son muchos el así como a las igualmente únicas personas que las
sentido siempre es único. Frankl siempre habla de confrontan. A diferencia de los sentidos, que son
“los valores” y del “sentido”, uno en singular y los únicos, los valores son más o menos universales,
otros en plural. Por eso los valores implican siem- en cuanto a que son compartidos por grandes seg-
pre opciones, diversidad; mientras que el sentido, mentos de la población. Yo incluso definiría los
en cambio, “es lo único necesario”18. Como diji- valores como los significados universales. Como
mos, definir a los valores en cuanto camino o vía tales, por ello, están sujetos a cambios y, aún más,
• 122 implica cierta movilidad, cierto dinamismo. Es se ven afectados por el desmoronamiento de las 123 •
tradiciones al que asistimos hoy en día… los valo-
16 
Ps. y Ex., 86.
res, las tradiciones tiemblan, se desmoronan”19
17 
Cfr. entre otros lugares I. Ps. d H., 34-35.
18 
L. A.E., 83. 19 
H.B.S.U., 155.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Vemos aquí como la distinción entre sentido cubrir: los valores son ciertas categorías univer-
y valores, en tanto que pertenecen a ámbitos di- sales sobre el sentido, no inherentes a situaciones
ferentes, se vuelve esencial para escapar de una únicas y peculiares, sino típicos recurrentes que
visión nihilista. Para Frankl, el siglo XX fue testigo caracterizan a la condición humana.”21
de la caída de las tradiciones, de ahí que muchos Encontramos en este último texto una nueva
autores de ese siglo hablaran de decadencia, rebe- definición de valores: “típicos recurrentes que
lión, crisis…y hasta fin de la modernidad20. Frankl caracterizan la condición humana.” Esto nos per-
no niega estos problemas, es más, fue testigo y
mite repensar el tema de la tradición. Ella es la
víctima de la Shoa, pero pudo ver que la más alta
encargada de presentar a la conciencia los valo-
negación de la humanidad no implica la negación
res, esto es, las grandes vías hacia el sentido. A
de lo humano. Jugamos aquí con las palabras,
través de mitos y relatos donde el héroe lleva a
mostrando la universalidad y abstracción con el
cabo una obra, la tradición le brinda a cada hom-
término “humanidad” y resaltando lo concreto y
bre, de acuerdo a su condición, un marco de ac-
singular con el término “humano”.
ción, para decirlo en términos más duros, le brin-
Toda cultura está sujeta a cambiar, es el proceso
da una formalidad de sentido.
propio de la historia. Soñar con una tradición que
no se modifique supondría condenarla a la des- De acuerdo con el relato que la tradición le
aparición. En el fondo, esta visión de la tradición brinda, el hombre se convierte, a su vez, en su
supone una visión homeostática de la realidad, intérprete, en su protagonista como vimos en la
una visión donde el sentido del hombre estaría en primera parte. Ahora bien, en épocas suaves como
la tranquilidad de los instintos, y por que no, nos las que nos tocó vivir, donde los intelectuales ha-
llevaría al conformismo de las masas. Por eso para blan de la caída de los grandes relatos, no debe-
nuestro autor, los valores son hijos de la tradición mos pensar que sólo queda el nihilismo como for-
y como tal sujetos al paso del tiempo. ma de vida. Precisamente lo que nos muestra la
“La desaparición de las tradiciones no afectan logoterapia es que, aún en el caso que ya no haya
al sentido, sino a los valores. El sentido permanece tradiciones que nos brinden un esquema de vida,
intacto en el derrumbe de las tradiciones ya que es nuestra vida sigue valiendo, en tanto que debe
• 124 125 •
algo único y peculiar, algo que siempre cabe des- responder al sentido.22

Resularía sugestivo poner a Frankl en diálogo con otros


20  H. D., 19.
21 

pensadores del siglo XX como es el caso de Ortega y Gas- Recordemos además que los valores deben ser vividos
22 

set y Hannah Arendt. más que enseñados.


Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Recién volvimos sobre el tema del protagonis- alcanzado esa verdad.”23 Así entonces para Frankl
ta. Creemos que la distinción entre valor y sentido hay una verdad y sólo puede haber una, pero, y
permite descubrir, mantener y acrecentar la dig- he aquí lo más importante, no podemos estar se-
nidad de la persona humana. Porque detrás de la guros de haberla alcanzado. La aclaración de esta
teoría de la invariabilidad de los valores, detrás de última afirmación supone aclarar qué entiende
la defensa acrítica de la tradición, se puede escon- nuestro autor por sentido y sobre todo por Supra
der una falta de sentido, o lo que es lo mismo, una sentido, lo que dejamos para más adelante.
desvalorización de la dignidad de la persona. Con
otras palabras, la defensa sin más de la tradición II.3. La división de los valores.
esconde, muchas veces, el conformismo, lo que
Habiendo tratado las definiciones del valor pa-
implica que la persona deja de usar su conciencia
semos ahora a la división, esto es, a los tipos de va-
y su responsabilidad. La supremacía del sentido
lores dentro del análisis existencial. La división que
por sobre el valor, como ya señalamos, le exige al
nos propone Frankl es también muy original y el
hombre ser lo que debe ser y no conformarse con
fundamento divisivo nuevamente lo vamos a en-
lo que es, o peor, con los que los demás le dicen
contrar más en la acción que en la contemplación.
que tiene que ser.
“Un análisis fenomenológico revela que hay
Todas estas consideraciones sobre la fragilidad
tres rutas o caminos principales para llegar al sen-
de los valores nos podrían llevar a pensar en que
tido. El primero es hallarlo mediante la creativi-
Frankl es un típico representante del relativismo
dad en un trabajo o realizando una obra. Además
del siglo XX. La superficialidad con la cual, aún
del sentido potencial inherente a la creatividad y
en medios académicos, se trata el relativismo de
a la acción, disponemos un segundo campo para
los valores realmente asusta porque, en muchos
vivenciar una experiencia de algo o realizar el en-
casos, se lo trata de un modo -si se nos permite-
cuentro con alguien: el sentido puede ser hallado
neurótico, fóbico. La poca distancia, recordemos
no sólo en el trabajo, sino también en el amor. Más
que forma parte de la filosofía, el tomar distan-
importante, sin embargo, es la tercera ruta hacia
cia de las cosas para verlas en su justo lugar, con
el sentido, la de las actitudes. Incluso si somos
• 126 la que se mira el texto frankliano hace necesaria 127 •
víctimas indefensas de una situación desespera-
esta aclaración.
da, enfrentándonos a un destino que no podemos
Pero leamos a nuestro autor: “no es que no haya
cambiar, nos es factible elevarnos, crecer sobre no-
verdad: sí la hay. Y sólo puede haber una verdad.
Pero uno no puede estar nunca seguro de haber 23 
H.B.S.U., 154.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

sotros mismos y con ello cambiarnos a nosotros les dictan la respuesta…ella siempre va a estar a
mismos. Podemos transformar una tragedia per- cargo del hombre, esa respuesta será su sentido.
sonal en un triunfo humano.”24 Pasemos ahora, brevemente, a aclarar cada
Otra formulación la podemos encontrar en este uno de los valores. Recordemos que los valores
texto: “Cumplimos el sentido de la existencia -lle- son vías hacia el sentido de modo que, al recorrer
namos de sentido nuestra existencia- realizando uno o todos, nuestra vida alcanzará al sentido.
los valores. Esta realización de valores puede pro- Por otra parte, debemos aclarar, que reparamos en
ducirse por tres vías: la primera posibilidad de ellos cuando nos formulamos la pregunta por el
realizar valores consiste en crear algo, en configu- sentido, es decir: cuando nos preguntamos ¿tiene
rar un mundo; la segunda posibilidad consiste en sentido nuestra vida? hacemos memoria y en ese
vivir algo, asumir el mundo, asimilar la belleza o acto de rememoración, nos damos cuenta que la
la verdad del ser; la tercera posibilidad de realiza- vida vale la pena ser vivida. Sobre esta idea vol-
ción de valores consiste en padecer, en sufrimien- veremos luego.
to del ser, del destino”25 En primer lugar Frankl nos habla de los valo-
De acuerdo con los textos podemos hablar de res de creatividad. Ellos nos conducen al sentido
tres valores: los de creatividad, los vivenciales y cuando nos permiten percibir que hemos creado
los actitudinales. Cada uno de ellos representa algo, que hemos puesto algo en realidad, que de
una acción, una actividad que puede ejercer cada no mediar nuestra acción, nunca hubiera existido.
persona. Reparemos, por otra parte, que estos va- En ese crear, que no tiene aquí nada que ver con la
lores -como habíamos dicho al pasar- son forma- originalidad sino con “sacar algo de la nada”, apa-
les. ¿Qué queremos decir con esto? Que los valores rece el hombre como agente digno de la realidad.
no tienen un contenido estable, fijo, son esquemas En segundo lugar encontramos los valores vi-
de acción. Por ejemplo, el crear algo es un valor, venciales. Muchas veces pensamos que no hemos
pero por ser formal no nos dice qué hay que crear. hecho nada en la vida, que las obras de nuestras
El contenido del valor, su materialidad, lo pone la manos fueron inútiles. Sin embargo, la logotera-
• 128 persona, es su obra. Por eso los valores llaman a la 129 •
pia apela aquí a otro nivel de valores que no se
conciencia y llaman a la responsabilidad, pero no encuentran en el nivel de la obra, sino en el nivel
24 
I. Ps. d H., 34-35. de la experiencia, de la vivencia.
25 
H. D., 249.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

En este orden, la vida tiene sentido porque he- venciar nada…Sin embargo es ahí, en el momento
mos disfrutado, hemos vivenciado, o hemos valo- del máximo abandono donde nuestra vida puede
rizado lo que otro creó; y, si bien no hemos podido cobrar sentido.
crear algo, no por eso despreciamos la creatividad La expresión en alemán que traducimos por
de los otros, sino por el contrario, la valorizamos. valores de actitud es Einstellungswerte. La pala-
La vida, entonces, tiene sentido por lo que hemos bra Einstellung proviene del verbo einstellen que
recibido, por lo que hemos disfrutado, con lo cual significa “poner”, “ubicar”, “depositar”. Así en-
podemos decir que “prolongamos la creación” en tonces por actitud no queremos decir tanto la acti-
tanto que al disfrutar la obra la hacemos existir vidad que desarrollamos frente al mal, frente a la
en nosotros mismos: la sacamos de su soledad de adversidad, sino la postura que tomamos frente
obra para hacerla existir de una forma espiritual. a estos.
Los valores vivenciales nos llevan al sentido en Es por eso que los valores de actitud son, para
tanto y en cuanto nos hacen conscientes de las di- Frankl, los que mayor valor ético poseen. La vida
ferentes cosas que hemos vivenciado, de las expe- tiene sentido aunque yo no pueda crear, ni pueda
riencias que las obras de otros nos han deparado. vivenciar o valorar lo creado por otros. Mi vida
Aquí Frankl hace mención tanto a las experiencias cobra sentido en razón de la actitud que tomo
de apreciación estética como a los sentimientos frente al mal, frente al sufrimiento, frente a la
amorosos. Cuántas personas, fracasadas a nivel nada. Uno de los ejemplos clásicos es Job. Todo
laboral o profesional han escuchado ¡qué feliz me lo había perdido, todo lo sufría pero él se man-
has hecho!...Su vida, sin duda, ha tenido sentido. tenía aún de pie…pacientemente esperaba poder
Finalmente nos encontramos con el último hablar con Dios.
tipo de valor, formado por los valores de actitud. Al inicio de este trabajo enumeramos los dife-
Nuestra cultura está orientada por los valores de rentes usos del término espíritu. Entre ellos había-
creatividad y sobre todo vivenciales, tanto que mos encontrado uno que hacía mención a la fuerza
muchas veces las obras que producimos no las de voluntad, al espíritu que demostraba alguien al
producimos por sí mismas sino en tanto la expe- hacer frente a la adversidad. Aquí es donde le da-
• 130 riencia placentera que nos brindan. De ahí que no mos fundamento a esa expresión. “Espíritu” no es 131 •
prestemos atención a estos valores de actitud, los sino otra palabra para nombrar a la actitud que te-
cuales encaminan al hombre hacia el sentido, le nemos frente al mal, frente al dolor. Así entonces,
permiten ver que la vida tiene sentido a pesar de los valores de actitud aparecen propiamente en el
que ya no pueda crear nada, o ya no puede vi- ámbito espiritual, es donde, podríamos decir, más
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

resplandece la espiritualidad de una persona. La o hasta el precio a pagar por algo bueno. De ser
actitud que estos valores denotan, aparece tanto cierta esa teoría, entonces, el mal perdería toda
en la paciencia, como en la lucha contra la adver- maldad, caeríamos en lo que K. Jaspers y luego
sidad. H. Arendt han llamado “la banalidad del mal”26.
El mal formaria parte del orden del universo, tan
II.3. 1. La actitud y el mal necesario como el bien y por lo tanto…¿cómo
Aquí conviene detenernos para formular varias distinguiríamos el bien del mal? En todo caso la
aclaraciones. La primera tiene que ver con el con- pregunta sería más trágica ¿para qué distinguir el
cepto de actitud. Porque la interpretación de este mal del bien? Como vemos, la necesidad de on-
término puede ser equívoca y, si confundimos los tologizar la moral, como exige Frankl, no es una
significados, estos valores no nos conducirán al tarea descabellada: es totalmente necesaria.
sentido sino a su contrario, al sin sentido. La postura de Frankl al respecto se distancia de
Creemos percibir, resumidamente, dos formas las dos teorías. El mal tiene un peso ontológico, se
de asumir la adversidad a lo largo de la historia. impone en la experiencia cotidiana, a menos que
La primera es la que podríamos llamar estoica, se- -como vimos recién- pensemos que es un espejis-
gún la cual la actitud que debemos tomar frente a mo, y es nuestra forma de ver las cosas las que las
la adversidad, sea esta el mal, el dolor o la muer- entienden como malas. Por eso nuestro autor en
te, es la indiferencia. El sabio estoico es aquél que uno de los textos citados habla de “transformar
ha alcanzado una sabiduría tal que no se inmuta una tragedia personal en un triunfo humano”, y
frente a los infortunios. Vence al mal en tanto y caracteriza al análisis existencial como un “opti-
en cuanto lo niega. Toda la educación del sabio mismo trágico”. Para él, el mal existe, pero no es
está orientada a esta tarea: no distraerse con las la última palabra. La última palabra la tiene lo hu-
cosas pasajeras del mundo, donde el mal es una
mano del hombre, de ahí la sutil distinción entre
de ellas.
tragedia personal y triunfo humano. Es la actitud
La otra forma es la del que niega la maldad del del hombre la que, sufriendo el mal hasta la muer-
mal -si se nos permite la expresión- o con otras te, esto es, no siendo indiferente, vence al mal al
• 132 palabras, es la que hace del mal un bien. Esta for- no abandonarse al dolor. 133 •
ma, que es muy popular, se puede encontrar en la
expresión “no hay que mal que por bien no ven-
ga”. Así entonces, el mal, la adversidad, no es algo La autora citada usa esta expresión en su obra Eich-
26 

en realidad tan malo; es solo un paso, un camino mann en Jerusalem donde relata el juicio al oficial nazi.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Por otra parte, si el mal tuviera sentido (la- espiritual y hace recordar todo lo que hemos he-
mentablemente esto lo escuchamos a menudo) cho hasta ese momento en nuestra biografía. He-
más allá de estar proponiendo un masoquismo, al mos sido nosotros, los actores de nuestra propia
cual Frankl se opone enérgicamente, estaríamos obra los que hemos realizado los valores, le hemos
negándole valor a la actitud; porque lo mejor, lo dado vida, ya sea poca o mucha, con cada una de
que tendría más sentido, sería abandonarse a la nuestras decisiones. Por eso para comprender
obra del mal. El sí a la vida, tantas veces pronun- totalemente la teoría de los valores en Frankl no
ciado vivencialmente por Frankl ya cuando en su podemos quedarnos solamente en ella, debemos
adolescencia trataba a jóvenes suicidas, ya cuando hablar del sentido.
luchaba en el campo de exterminio, sería una ex-
presión pasajera y en el fondo circunstancial. El “a III. El espíritu objetivo como sentido.
pesar de todo, sí a la vida” no debe ser entendido,
Al iniciar el tema del espíritu objetivo dijimos
de acuerdo a lo explicado, como si el mal tuviera
con Frankl que “sentido y valores son el logos ha-
sentido: es la vida, a pesar del mal, lo que tiene
cia el que la misma psique se autotransciende.”27
sentido.
Ya habiendo tratado de los valores queda ver el
Es por eso que los valores de actitud, por una otro logos que permite al espíritu subjetivo trans-
parte, no implican una actitud estoica, como tam- cenderse, esto es, el sentido. Por otra parte, al tra-
poco una actitud masoquista. Por otra parte, ni tar el tema de los valores, pudimos notar que los
hacen del mal un bien, ni le quitan peso ontológi- valores de suyo apuntan a algo distinto de ellos
co haciéndolo mera ausencia del bien. -incluso ontológicamente más relevante- como
Antes de concluir con el tema de los valores es el sentido. Tanto peso ontológico tiene que,
queremos hacer notar lo siguiente. Anteriormen- mientras los valores pueden verse afectados por
te dijimos que los valores son formales, porque, la caída de las tradiciones, el sentido, en cambio,
como hemos podido ver, cuando hablamos de permanece como tal.
valores no encontramos una receta, un modelo
para armar nuestra vida con sentido. Creemos
• 134 que ellos aparecen en nuestra conciencia cuando, III.1. Los sentidos de sentido 135 •
como hemos dicho, nos hacemos la pregunta por
Así como, para introducirnos al tema del espí-
el sentido de nuestra vida. En los momentos en
ritu, apelamos a los usos de esa palabra, queremos
que creemos que nada tiene sentido, que hemos
fracasado, el logoterapeuta apela al inconsciente 27 
T. T.N., 157.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

ahora utilizar el mismo método y presentar los di- Pero si pensamos en la etimologia de dirección
ferentes usos que la palabra sentido presenta en notamos que, junto al sentido de movilidad, (“me
nuestro lenguaje.28 dirijo a la otra ciudad”) también tiene la direc-
El primer sentido de sentido es el de orienta- ción un sentido de inmovilidad. La “dirección”
ción o dirección. El sentido aparece, así entendido, es donde tenemos el domicilio, donde moramos,
como el camino que toma nuestra vida, la meta donde estamos en casa; como también la dirección
es donde se nos puede encontrar. Así entonces, el
que se propone alcanzar. Si pensamos en la etimo-
sentido es donde el hombre propiamente habita.
logía de ambas palabras, caemos en la cuenta que
orientación, tiene que ver con oriente, con origen: Recapitulando podemos decir que, de acuer-
el sentido es, por un lado, lo que origina; y por do con un uso del término y sus etimologías, el
otro es del oriente de donde nace el sol, esto es, lo sentido me despierta y me hace sentir en casa.
que hace pasar de la noche al día. Así entonces, el Sólo en el sentido el hombre nace y encuentra su
sentido es lo que origina nuestra vida llenándola lugar propio.
de luz y por lo tanto haciéndola visible y vivible. El segundo sentido es el de significado. Aquí la
Por eso, en los momentos de desesperación, ve- orientación es distinta. Nos ocupamos de las pala-
mos nuestra vida como una noche oscura y como bras y sus sentidos. De lo marcadamente objetivo
un eterno retorno de lo mismo que nos hastía… del primer sentido –lo que está ahí alumbrándo-
“nada nuevo bajo el sol”. nos y cobijándonos-, pasamos ahora a un sentido
subjetivo: lo humano del hombre irrumpe, aquí,
28 
El Diccionario de la Lengua Española en su última como logos. En este ámbito lo que nos importa es
edición dice: I1. Que incluye o explica un sentimiento. 2. encontrar a qué realidad nombra cada palabra. Lo
Dícese de la persona que resiente u ofende con facilidad.
3. Cada una de las aptitudes que tiene el alma, de perci-
que nos interesa saber es si ese significado es co-
bir, por medio de determinados órganos corporales, las rrecto o no, es decir, queremos hablar con sentido,
impresiones de los objetos externos. 4. Entendimiento o saber cómo debemos nombrar a las cosas y por lo
razón, en cuanto discierne las cosas. 5. Modo particular tanto vivir de un modo lógico, sin grandes dudas.
de entender una cosa, o juicio que se hace de ella. 6. Inteli-
gencia o conocimiento con que se ejecutan algunas cosas.
Queremos, en suma, evitar el absurdo tanto en el
• 136 7. Razón de ser, finalidad. 8. Significación cabal de uan hablar como en el vivir. 137 •
proposición o cláusula. 9. Significado, o cada una de las Es así que cuando uno desvaría, cuando sus
distintas acepciones de las palabras. 10. Cada una de las
palabras no refieren a la realidad o no las entende-
varias interpretaciones que puede admitir un escrito, cláu-
sula o proposición... II. Facultad que la generalidad de las mos decimos que “perdió el sentido”, que lo que
personas tiene, de juzgar razonablemente las cosas. dice es absurdo. Así entonces el sentido es el sig-
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

nificado de la vida del hombre, porque en él en- y es encarnado. Por eso también decimos que “la
cuentra su razón de ser. Gracias al sentido, nues- vida tiene sentido porque vale la pena ser vivida”.
tra vida tiene significado, esto es, nuestra vida es De acuerdo entonces con los usos del término
una biografía que, por lo tanto, puede ser leída, sentido podemos ver el amplio arco de significa-
intepretada y entendida. ciones que la palabra encierra. Partiendo de la pa-
La tercera acepción de sentido es la relacionada reja movilidad-inmovilidad que encontramos con
con la sensibilidad29. Mientras que “sentido como orientación y dirección, llegamos a lo más íntimo
significado” nos habla de racionalidad, de “espiri- de la persona, su afectividad. En este trayecto que
tualidad”, esta acepción nos habla de “carnalidad”, va de lo objetivo a lo subjetivo, el término sentido
de cercanía física con el mundo. Así entendido el reúne tanto a la lógica, a través del uso de significa-
hombre no es “homo sapiens” solamente porque do, como a la sensibilidad, entendida como forma
sabe, porque conoce intelectualmente; sino que es cognosctiva de acercarnos a la realidad. Esta varie-
“homo sapiens” porque saborea la vida, porque le dad de ámbitos nos permite ver cómo el sentido no
encuentra sabor, gusto a la vida. pertenece a una sola dimensión de lo humano sino
La vida tiene sentido porque merece ser senti- que las toca a todas por igual. Lejos de encerrarnos
da: tocada, olfateada, saboreada, mirada, oída... en una visión unidimensional, como decíamos en la
primera parte, el sentido es analógico, se encuentra
Vemos así como el sentido no puede ser tomado
en todos los ámbitos de lo humano.
en la sola racionalidad, en la sola espiritualidad.
Jugando, o no tanto, con las palabras, podemos
decir que el sentido, el logos, se hace carne en III.2. Las notas del sentido
la vida.
Una vez que hemos visto los diversos usos con
Y junto a este significado más perceptivo del
los que aparece la palabra nos queda tratar del
sentido, aparece el último uso del término senti-
concepto sentido, de la realidad nombrada por
do, entendido como sensibilidad afectiva. De este
el nombre. En primer lugar tenemos que afirmar
modo lo real sólo es real cuando es “sentido”, esto
que la expresión sentido, en Frankl, no es inde-
es, experimentado por nuestro corazón. Algo es
pendiente, sino que forma parte de la expresión
• 138 sentido cuando toca nuestras fibras más íntimas 139 •
sentido de la vida30. Por eso, no debemos entender
29 
Filosóficamente asumen esta significación Fichte y
Feuerbach. Cfr. el artículo escrito por Volker Gerhardt so- Haciendo un poco de historia notamos que si bien el
30 

bre el Sentido de la Vida en el Historisches Wörterbuch tema del sentido de la vida se planteaba anteriormente
der Philosophie. Band 9. Basel: Schwabe & Co., 1995. bajo la búsqueda del fin último, la idea comienza a ges-
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

al sentido de un modo abstracto dado que, de ser lizar, el sentido se nos presenta como una misión
así, lo estaríamos confundiendo con un valor. Así a cumplir32. Si bien, tanto los valores como el sen-
como habíamos dicho que los valores son camino tido nos llaman son el origen de la vocación, cada
hacia el sentido, vías para alcanzar al sentido; así uno nos reclama de modo diferente: los valores
también el sentido es de la vida. nos llaman como a todos los hombres, mientras
Por ser el sentido de la vida posee dos notas que el sentido nos llama de “tú”.
que lo distinguen de los valores. Volvamos a citar Por eso el sentido de una vida no es intercambia-
un texto ya comentado: “el carácter conflictivo es ble con otro sentido, sencillamente porque esa vida
más bien intrínseco a los valores, en contraste con es de otra persona. Cada uno de nosotros estamos
el carácter siempre único e irrepetible del sentido llamados a ser lo que debemos ser, de lo contrario
concreto de las situaciones (y el sentido es siem- caemos en el nada, en el fracaso, en sinsentido del
pre un sentido no solo ad personam, sino también absurdo. Es por eso que el sentido en su carácter
ad situationem). Los valores son por definición de “a ti y ahora” nos exige un crecimiento perso-
universales abstractos del reino del sentido.”31 nal, nos devuelve, trágicamente, nuestra dignidad
espiritual. Y decimos trágicamente porque puede
Mientras que los valores son formas típicas de
ser que no oígamos su llamado y nos refugiemos
la condición humana, nos conducen al sentido por
en lo que la tradición dicta o la masa proclama.
caminos generales que podemos compartir con
Como varias veces afirma Frankl, el conformismo
muchos hombres, el sentido, en cambio, es per-
es una de las caras de la falta de sentido. La digni-
sonal. El sentido nunca puede ser universal sino
dad de la persona no es algo solamente dado, sino
que siempre llama a una persona y en una situa-
también algo a conquistar.
ción. El sentido, dado que apela a lo espiritual del
hombre, tiene las características de lo espiritual, Por eso, para Frankl, “el cumplimiento del sen-
es decir, es único e irrepetible. tido y la realización de valores son los dos pilares
de la plenitud existencial.”33 Si los valores, como
Del mismo modo, así como los valores, por ser
vimos, son presentados a la conciencia por la tra-
universales, se nos presentan como un deber a rea-
dición ¿cómo se nos presenta el sentido? Y nos
tarse con la difusión de la filosofía kantiana, teniendo en formulamos esta pregunta porque el sentido no
• 140 141 •
Schleiermacher uno de sus primeros teóricos pero bajo el puede ser inventado, no puede ser producido por
concepto de “valor de la vida”. Propiamente la expresión
sentido de la vida tiene su origen en Federico Nietzsche 32 
“En la misión se vivencia a quién les ha encomendado
(en un fragmento de marzo de 1875). el deber” T. T.N., 63.
31 
Ps. y Ex., 86. 33 
H. D., 29.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

nosotros: en tanto logos que permite la autotrans- Algo semejante sucede con el espíritu objetivo,
cendencia tiene que venir de afuera. con el sentido: “el sentido que se oculta en la situa-
Si bien esta condición es cierta, no debemos ción concreta que afronta una persona concreta…
se trata de un sentido potencial, es decir, de un
pensar que el sentido irrumpe y nos exige una
sentido que necesita ser actualizado justamente
respuesta automática. De ser así, sería más un ins-
por la persona en cuestión, que se siente invitada
tinto vestido de humanidad que sentido. Esto nos a escuchar la llamada que parte de él.”35
lleva a precisar entonces lo que corresponde a la
De acuerdo, entonces, con las dos citas, tanto lo
captación del sentido. espiritual subjetivo como lo espiritual objetivo se
ocultan, yacen en la inconsciencia hasta que pre-
sentándose uno y respondiendo el otro, se cumple
III.3. El sentido: entre interpretación
el sentido y se plenifica el hombre. De este modo
y cumplimiento la captación plena del sentido presenta dos mo-
mentos. Tratemos ahora del primero, del teórico.
Si el sentido se nos presenta de un modo es- La captación teórica del sentido la llamamos
piritual, esto implica que nos exige una tarea, un “interpretación”, palabra ésta de gran tradición
gesto humano. El sentido, por presentarse de un en la psicología y la filosofía del siglo XX. Por una
modo espiritual exige una respuesta espiritual parte, interpretación nos dice que el sentido no se
que denominaremos “interpretación del sentido”. presenta de un modo “claro y distinto”, sino como
Recordemos que cuando tratamos del espíritu todo lo espiritual, se oculta entre velos. Esto im-
subjetivo leímos este texto “una vez que lo espiri- plica que nos exige una tarea de desocultamiento,
tual entra de algún modo en lo corpóreo anímico, hacerlo pasar de la inconsciencia a la conciencia.
queda velado: se oculta en silencio. Calla y aguar- Por eso interpretación del sentido “no equiva-
da a que pueda comunicarse, a que pueda romper le a dar el sentido sino a encontrarlo”36. Si la lo-
goterapia consistiera en dar sentido, el concepto
su silencio, irrumpiendo a través de los «velos»
de persona del que hablamos en la primera parte
que lo rodean, de los estratos envolventes de lo
desaparecería en segundos. Pero esta cita nos aler-
• 142 psicofísico…Aguarda hasta el día en que pueda 143 •
hacer «suyo» al organismo hasta apoderarse de él H. D., 71.
35 

como su campo expresivo.”34 H. D., 244. En otro texto Frankl afirma “el significado
36 

debe hallarse, no puede darse. Intentar dar significado a


34 
H.D., 144. El resaltado es nuestro. algo puede caer en lo moralizante.” H.B.S.U., 147.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

ta sobre un peligro: el autoritarismo frente al sen- tar a las preguntas que la vida nos hace.”38Aquí
tido que nos hace creer que podemos dictarlo a los nos parece importante volver al tema de la inten-
demás y también dictárnoslo a nosotros mismos. cionalidad y la autotranscendencia para evitar al-
El sentido, como todo lo espiritual, es sutil o, para gunos equívocos. La intencionalidad, sobretodo
decirlo con Pascal, nos exige una finesse d’esprit. en la filosofía del siglo XX, tiene un marcado sello
intelectual, con lo cual corremos el riesgo de en-
Si para captar el sentido no fuera necesaria la
tender esta apertura al sentido como una apertura
interpretación, la vida pasaría a estar en un nivel
cognoscitiva.
óntico, viviríamos movidos por causas y no por
En el análisis existencial la interpretación del
razones. El sentido, como logos, es algo ontológi-
sentido es una condición previa pero sujeta al
co y allí las reglas son distintas. La intepretación
cumplimiento del sentido. De aquí, siguiendo
del sentido implica la razón del hombre, la con- nuevamente a Pascal, esa finesse d’esprit se vuelve
ciencia que decide en cada situación cuál es ese raisons du coeur. De lo teórico pasamos a lo afecti-
sentido oculto. vo y de ahí a la vida, al cumplimiento. El sentido
Pero el cumplimiento del sentido no se redu- no nos llama solo a pensarlo y quedarnos así en
ce a la intepretación. Es necesario también el mo- la tranquilidad del pensar, inmanente. No, el sen-
mento activo, la actuación. Esto es así porque “la tido es algo a cumplir. Potencial lo llama Frankl,
interpretación del sentido supone que el hombre por lo tanto el sentido llama a todo lo humano del
es espiritual, el cumplimento del sentido supone hombre: su razón, su corazón, para que ambos lo
que es libre y responsable.”37 Si el sentido por ser confirmen en la acción. “Cada situación es una lla-
mada, una llamada primero a escuchar y luego a
logos lo redujéramos a lo teórico, a las razones; el
responder.”39
sentido sería algo meramente intelectual; cuando
en realidad el sentido, por ser sentido de la vida, Con esto vemos como el sentido no debe ser
comprendido fuera de la expresión “sentido de
es acción.
la vida”. El riesgo de la intelectualización y por
No habría cumplimiento del sentido si sólo lo lo tanto la especialización del sentido lo llevarían
interpretáramos, el cumplimiento implica nuestra
• 144 libertad para el sentido y la responsabilidad ante 145 •
eso que nos llama de tú. “Ser humano significa
responder ante las situaciones de la vida, contes- 38 
H.B.S.U., 156.
37 
H. D., 45. 39 
H.B.S.U., 166.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

muy lejos de eso que Frankl llama la “autocom- Frankl nos propone varios modos de acercar-
prensión prelógica del sentido.”40 nos a Dios. El primer modo lo podríamos llamar
-como la tradición filosófica- “prueba de la exis-
IV. El espíritu y Dios. tencia de Dios” o “argumentos para probar que
Dios existe” y se plantea a través del amor.
Dios no parece ser un tema fácil de abordar
dentro del pensamiento de Viktor Frankl. Por un
lado, para la logoterapia la religión “es y solo pue- IV.1. La prueba
de ser, un objeto y no un punto de partida.”41Es “Aquello que se ama es anterior a la acción de
decir, dentro de la logoterapia, la religión es un amar. Nuestro amar, sin embargo, no se colma con
ámbito más e incluso “el acento religioso no está todo lo que encuentra en el mundo. Aquello en
necesariamente presente en la logoterapia”42. Pero que nuestra capacidad de amar podría colmarse, a
¿podemos decir que para el análisis existencial eso lo llamamos Dios, y por lo tanto es Dios.”45
Dios es un objeto más? ¿Cómo entender, enton- Analicemos esta argumentación. El punto de
ces, la otra sentencia de Frankl cuando, siguiendo partida lo encontramos en el ámbito del amor,
a Wittgenstein, dice que “creer en Dios es ver que destacándose que el objeto de amor es anterior al
la vida tiene sentido”43? Entonces, ¿no será que “el acto de por el cual se lo ama. Esta anterioridad
hombre es frecuentemente mucho más religioso del objeto está en consonancia con lo que veni-
de lo que se imagina”44? mos afirmando sobre el sentido: el sentido no lo
Para responder a estas preguntas tratemos de crea el hombre sino que él lo encuentra, de modo
saber, en primer lugar, qué entiende nuestro autor que también el sentido es anterior a la búsqueda
por Dios. del sentido. También está en consonancia con lo
que hemos desarrollado sobre la responsabilidad:
el hombre siempre vive “preguntado y nunca
40 
“La autocomprensión prereflexiva ontológica consis- preguntando”46. La forma humana de vivir será
te en realidad en dos cosas: una comprensión prelógica respondiendo a las preguntas que las cosas me
del ser y una comprensión premoral del significado.”
formulan47.
• 146 H.B.S.U., 167. 147 •
41 
Ps. y Ex., 307 45 
V. d S., 68-69.
42 
Ps. y Hu., 17. 46 
L. y A.E., 24.
43 
L. y A.E., 299. 47 
“No es el hombre quien ha de plantearse la pregunta por
44 
I. y A.E., 121. el sentido de la vida, sino que más bien sucede al revés:
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

Por otra parte, al hacerse referencia al objeto o como lo llama Frankl un “personalissimum” o
como distinto del acto, ingresamos al ámbito de la “summa persona bona”.
transcendencia, alejándonos de una posible inter- En segundo lugar, al modo de premisa lógica,
pretación inmanente de Dios. A su vez, el acto que la prueba dice “Nuestro amar, sin embargo, no se
elije Frankl para argumentar, es un acto eminen- colma con todo lo que encuentra en el mundo”.
temente intencional, con lo cual queda cerrado, Esto es un hecho de experiencia que no puede ser
nuevamente, el camino para una posible lectura probado sino simplemente experimentado, con lo
inmanente de esta prueba. Esto lo consideramos cual no hay forma de demostrarlo racionalmente.
muy importante porque podemos hablar de prue- Así entonces, en su argumentación Frankl parte
bas de la existencia de Dios en la inmanencia pero, de la experiencia amorosa según la cual nuestras
en el fondo, a lo que llegamos no es a la realidad ansias de amor sobrepasan la fuente de amor que
Dios sino a la idea Dios48. poseen las cosas e incluso las personas.
Si no apeláramos a la intencionalidad y a la Esta experiencia de finitud hace a la tragedia
transcendencia convertiríamos a Dios en un valor del amor, en tanto que todo objeto de amor deja
-muy importante por cierto- pero que adquiriría en nosotros una cierta insatisfacción. ¿Queremos
las carácterísticas que señalamos para los valores: decir con esto que no hay un amor completo en-
Dios sería algo conflictivo, donde su realización
tre dos amantes? Si el amor no es pleno ¿podemos
dependería de la acción del hombre y donde un
decir que el amor es lo más humano del hombre?
dios podría ser mejor que otro dios. Dios por ser
Para intentar responder a estas cuestiones debe-
un valor sería, además, algo universal y abstracto
mos volver a la distinción entre el nivel óntico y
lo que impediría considerarlo como una persona,
ontológico. Cualquier objeto, cualquier cosa, cual-
el interrogado es el propio hombre; a él mismo toca dar quier persona si es considerada desde un punto
la respuesta; él es quién ha de responder a las preguntas de vista óntico se vuelve finita, unidimensional.
que eventualmente la vaya formulando su propia vida; Incluso Dios sería tratado aquí como un objeto
sólo que dicha respuesta será siempre una respuesta obje-
tivada en los hechos: solamente en la acción, en el actuar,
más y por lo tanto objeto de manipulaciones y su-
pueden encontrar respuestas verdaderas las «preguntas jeto a la voluntad de poder.
• 148 vitales».” P.I.D., 18-19. Pero el amor considerado de un modo ontógi- 149 •
48 
Lo que en filosofía recibe el nombre de “argumenta- co nos “hace ver al otro como lo ve la divinidad”
ción ontólogica”, la cual fue defendida por autores como
como afirma J. L. Borges, de modo que cada cosa,
Spinoza y Leibniz y criticada por Kant. Aquí el término
“ontológico” no tiene que ver con la significación usada cada persona no es tratado en lo que es, sino en lo
por Frankl. que puede llegar a ser: el amor nos hace ver al otro
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

en su carácter de infinito, nos hace ver al otro -en Hay también otro aspecto que debemos enun-
sus limites- pero transcendiéndolos49. ciar y es el siguiente: Frankl, si bien se basa en lo
Pero aún en este nivel ontólogico el amor no que afirman las principales religiones del mundo,
puede hacer que lo finito sea infinito, eso sería da por supuesto que Dios es un objeto infinito
darle al amor un cualidad mágica que poco tiene de amor. Esto no lo sabemos desde lo óntico sino
que ver con la realidad e implicaría, en el fondo, desde lo ontológico: aquí interviene un acto de fe.
negar el nivel de lo finito. Para decirlo de otra ma- Como afirma Frankl “pero que no sea «conocible»
nera, así como corremos el riesgo de verlo todo no tiene por qué significar que deje de ser creí-
en el plano óntico, también corremos el riesgo de ble. De hecho, cuando se acaba el conocimiento, se
verlo todo desde el plano ontólogico, lo cual lleva- pasa la antorcha a la fe.”51Con esto hemos dejado
ría a negar la pluridimensionalidad de lo real. el campo de la razones puras y hemos ingresado,
Ahora bien, si nuestro amor no se colma con de lleno, a las razones del corazón. Por eso “no es
todo lo que encuentra en el mundo, existen –la- posible conocer de forma intelectual si existe un
mentablemente- dos opciones: o bien nuestro sentido último para todas las cosas.”52 No lo po-
amor nunca será completo, siempre dejará un demos conocer, es cierto, pero lo podemos creer,
cierto sabor de insatisfacción, o bien Dios existe50. lo podemos anhelar. Creer y anhelar son también
Si negamos la existencia de Dios, nos queda la otra actos espirituales.
opción: la insatisfacción del amor. Y aquí debemos En conclusión, esta prueba “deduce la existen-
volver al tema del sentido y de los valores. Porque cia de Dios del acto de amor sin límites hacia el
si la insatisfacción es el punto final de todo amor, objeto infinito.”53Así entonces si Dios no existiera
entonces la vida no tiene sentido, con lo cual nos el amor quedaría con una herida de la cual, infini-
estuvimos engañando al leer a Frankl. Si la insa- tamente, sangraríamos. Debemos cuidar aquí de
tisfacción es el punto final del amor, entonces aún no ver a Dios como un medio para un fin, como
podemos apelar a los valores de actitud: pese al una idea que tranquiliza nuestra búsqueda de
sufrimiento, a la tragedia del amor, la vida tiene felicidad. Por eso es necesario, junto a esta prue-
sentido. ba, proponer los otros caminos que nos muestra
• 150 Frankl para acercarnos a Dios. 151 •
49 
“El amor es, en verdad, lo primero y único que está en
condiciones de contemplar a una persona en su singulari-
dad, de verla como el «individuo absoluto». P.I.D., 38.
51 
H.B.S.U., 194.
50 
Así como el amor, el ser también es ambiguo, como ve-
52 
H.B.S.U., 194
remos más adelante. 53 
V. d S., 68-69.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

IV.2. El suprasentido que nuestra vida va logrando varios sentidos de


acuerdo a quiénes vamos siendo y de acuerdo a
El segundo modo que nos propone Frankl para las circunstancias que vamos viviendo. Pero tam-
tratar de lo divino es a través del anhelo de senti- bién hay un sentido que colmaría toda la vida de
do. Así como lo que hemos denominado “prueba”
una persona, un logro final, un logos final que se
se basaba en el anhelo del amor, el anhelo de sen-
cierra en un aplauso final.
tido nos llevará a hablar del suprasentido.
Pero aquí aparece una de las paradojas del su-
“La finitud del espíritu humano hace, sin em-
bargo, que el hombre sólo pueda acceder a un prasentido: el significado, el sentido último “se re-
sentido particular, el sentido de la totalidad supe- vela al final, a las puertas de la muerte.”56 Esto es
ra la capacidad humana, y sólo un concepto límite lo extraño: el suprasentido de la vida no se vive:
como el de suprasentido se ofrece como respuesta -como la muerte- irrumpe y pasa. La otra paradoja
al anhelo de sentido.”54 es que, pese a ser el suprasentido lo que consuma
Cuando hablamos del sentido dijimos que éste la vida de la persona, pese a ser el sentido total,
habla siempre a cada persona en una situación el suprasentido escapa a nuestro conocimiento.
concreta pero, de acuerdo con el texto recién ci- Como dice nuestro autor: “cuanto más amplio es
tado, pareciera que existe junto al concreto otro el significado, menos comprensible es.”57 De ahí
sentido: un sentido universal. ¿Es el suprasentido que la incomprensibilidad del suprasentido le exi-
un sentido universal? La respuesta es negativa. ge al hombre “el sacrificio del intelecto que con-
Si el sentido fuera universal, entonces, le hablaría siste en aceptar simplemente la inefabilidad del
a todo hombre en todo momento, pero eso no es suprasentido.”58
propio del sentido sino de los valores, esos uni-
versales abstractos. Tenemos aquí una sutil diferencia entre ignorar
el sentido último porque su existencia es absurda
El suprasentido nos habla, no de algo univer-
e ignorarlo porque es inefable, esto es porque su-
sal, sino de algo concreto pero último. Y por ser
último es lo que culmina algo55, es lo que finitiza, pera nuestra capacidad de conocimiento. Y algo
esto es, pone un broche final a la carrera que es el aún más importante. El hecho de que no podamos
• 152 conocerlo no significa que no exista. Si bien, ya hi- 153 •
vivir. De ahí que, según Frankl, podríamos decir
54 
H. D., 45.
56 
H.B.S.U., 191.
55 
Esa es la etimología de la palabra perfecto: lo hecho has-
57 
L. y A.E., 285.
ta lo último, lo que no requiere nada más para hacerse. 58 
H. D., 280.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

cimos mención a la fe, queda aún otro tema que paradójico punto de unión en Dios. Por otro lado
está en la base de lo dicho. el texto nos dice cómo es ese Dios: distinto de todo
“Es cierto, no es posible conocer de forma in- lo demás, que no pertenece al plano óntico, sino
telectual si existe un sentido último para todas que se encuentra en el plano ontológico. Pero an-
las cosas. Pero que no podamos responder a esta tes de aclarar en qué consiste esto “último”, pre-
pregunta en términos intelectuales no quiere decir sentaremos previamente otros modos de hablar
que no la podamos responder existencialmente.”59 de Dios dentro del análisis existencial.
La última palabra, entonces, no es algo racional, no
es algo intelectual, porque como vimos en la pri-
mera parte, el espíritu es, en su raíz, inconsciente. IV.3. Dios como Ordenador y Modelo
Para Frankl la respuesta intelectual pertenece al Al introducirnos al tema de Dios citamos una
plano óntico60, mientras la decisión existencial se
frase de Wittgenstein que dice que “creer en Dios
encuentra en el plano ontológico.
es ver que la vida tiene sentido.” Recién vimos
Ahora bien, ¿qué relación hay entre el supra- que esa fe en Dios surge luego de ver que la pura
sentido y Dios? “El ser último –paralelo al sentido
lógica -la razón pura- no puede resolver el dilema
último- o, para hablar con palabras sencillas, Dios,
entre absurdo y sentido. Varias veces hemos he-
no es algo entre los demás, sino que es el ser en sí
cho aquí mención a la expresión pascaliana de las
mismo.”61 En este texto podemos ver un paralelis-
“razones del corazón”62. Esas razones del corazón
mo entre lo que es lo último en el plano del ser –y
que, como vimos, tienen que ver con los anhelos;
es último porque es el ser mismo- y entre lo que
es el sentido último. Paralelismo que encuentra su si bien no se encuentran en lo intelectual no por
eso son contrarias a la razón. Las razones del co-
59 
H.B.S.U., 194. Otro texto dice “Todo ser es ambiguo: las razón son, obviamente, del corazón, afectivas, -e
dos interpretaciones –la del absurdo y la del suprasentido
incluso nos animamos a llamarlas inconscientes
son posibles- este problema es lógicamente indisoluble,
sólo se resuelve por decisión.” H.D., 152. Vemos en este
Pascal, Blas. Pensamientos. Buenos Aires, Fondo Nacio-
62 
texto, la alta dignidad que tiene la persona para Frankl,
nal de las Artes, 1971. n° 277. El texto completo dice: “El
pero al mismo tiempo la altísima responsabilidad que eso
• 154 corazón tiene sus razones, que la razón no conoce; esto se 155 •
implica.
advierte en mil cosas. Digo que el corazón ama natural-
60 
“la religión es un sistema de símbolos que los humanos mente al ser universal, y naturalmente a sí mismo, según
no podemos definir en términos conceptuales.” H.B.S.U., se dedique al uno o al otro; y se endurece contra el uno o
198. contra el otro, según elija. Habéis rechazado el uno y con-
61 
H.B.S.U., 196. servado al otro: ¿acaso por razón amáis?”
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

de acuerdo a lo dicho en la primera parte- pero no no esté terminada sino que, como un gerundio, se
por eso dejan de ser razones. esté haciendo. En consecuencia no debemos ver
Esto nos lleva a ver que lo real para Frankl tie- esta discrepancia como algo negativo sino que
ne el carácter de un cosmos, es decir, un orden. “esta distancia entre la existencia y la esencia, es
Es por eso que “el hombre percibe que tiene que lo propio del ser humano.”67
haber una sabiduría de rango fundamentalmente Conviene detenernos, un momento, sobre es-
superior a la suya que implantaría en él la razón tas ideas de la finitud del hombre. Recién dijimos
y en los animales los instintos.”63Así entonces ese con Frankl que el hombre o se ve como imagen y
orden de la razón y ese orden de los instintos no semejanza de Dios o se vuelve una caricatura de
es casual sino que respondería a una razón, la cual sí mismo. Creemos que hay en todo hombre una
-por ser total- escapa a nuestros conocimientos. tentación: querer ser como los dioses, conocedo-
Sólo se alcanza en el anhelo. res de lo bueno y de lo malo. Ya hemos visto que
Junto con esta idea de sabiduría ordenadora, en el hombre no puede haber un conocimiento de
encontramos la idea de modelo. De ahí que Frankl la totalidad, que ella, por sobreabundancia, se le
llega a afirmar que “o el hombre se concibe como escapa. Ya vimos que no podemos estar seguros
imagen y semejanza de Dios o deriva en una mera de haber logrado el fin último hasta que no alcan-
caricatura de sí mismo.”64Anteriormente dijimos cemos precisamente nuestro último aliento. Todo
que el ser último o Dios es el ser en sí mismo. Frankl esto nos lleva a ver al hombre en sus límites: es
no duda en llamarlo, como la tradición filósofica, algo y puede ser mucho más…puede pero aún no
“el ser en sí mismo” y esto es así porque “en Dios lo es. Aquí, creemos, encontramos una de las tra-
hay una congruencia de existencia y modo de ser, gedias del hombre y que se refleja en esa caricatu-
de existencia y esencia”65. Sin embargo en el hom- ra de sí, en querer ser como los dioses.
bre, como no es Dios sino su imagen, “discrepan ¿Por qué al leer sobre el sentido lo vemos como
entre sí por una parte el ser y por la otra, el poder cierto, como verdadero, pero sin embargo de tan
y el deber ser.”66Esta discrepancia entre el ser y la sencillo y evidente no lo aceptamos? Muchas ve-
esencia en el hombre, es lo que hace que su vida ces nuestra vida encuentra el sentido pero no es-
• 156 tamos satisfechos. Hemos hablado del anhelo de 157 •
63 
Ps y Ex., 68.
sentido último. Pero luego de leer lo que hemos
64 
H.D., 283.
dicho de Dios nos parece, como decían los anti-
65 
H.D., 245.
66 
H.D., 245. 67 
H.D., 245.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

guos, “cuentos de viejas”. Muchas veces nuestra sada hasta sus últimas consecuencias signifique a
vida logra vivirse con sentido porque hemos en- Dios, y toda belleza amada hasta el final contem-
contrado causas, porque hemos encontrado razo- ple a Dios y todo saludo bien entendido, salude a
nes o porque hemos encontrado “corazones” que Dios.”68
nos deberían dar sentido…pero ¿por qué no lo
sentimos al sentido? Vemos entonces como Dios es ese punto de
fuga de la perspectiva desde la cual se tienen, tal
Creemos que una de las razones es no darnos
cuenta de nuestra finitud y querer, en lugar de vez, todas las líneas del dibujo. Y como el punto
vivir con sentido, ser el sentido. Objetivamente de fuga, Dios no se encuentra en el plano, pero es
nuestra vida tiene sentido pero al vivir como ca- el que le da sentido al plano. “Los valores, tam-
ricaturas de nosotros mismos, subjetivamente no bién ellos parece que convergen hacia un punto
sentimos que nuestra vida lo tenga. Es por eso que único. Este punto sería aquel que unifica todos los
hemos creído conveniente tratar el tema de Dios valores.”69
y externos un tanto en estas explicaciones. Como
De este modo Dios aparece como el valor abso-
dijimos anteriormente el autor que con más cru-
luto, pero transcendiendo al valor en cuanto que
deza señaló la muerte de Dios, el mismo autor que
firmaba sus últimas cartas como “el crucificado”, le agrega la nota de persona concreta. “El valor
fue el que usó por primera vez la expresión “sen- absoluto, el summum bonum, sólo se puede con-
tido de la vida”. Nihilismo y sentido fueron, tal cebir en conexión con una persona, con la summa
vez, dos de los ejes de la filosofía del siglo XX. Tal persona bona. Y como tal, es necesariamente más
vez el nihilismo no haya sido solamente un debi- que la persona en sentido tradicional: debe ser ne-
litamiento del logos, sino un dibujo caricaturesco cesariamente una suprapersona.”70
de lo humano al exceso.
De este modo podemos ver como Dios es lo úl-
IV.4. Dios como lo último timo tanto en el orden del ser, como en el orden
del valor. Pero Frankl no concibe estos “últimos”
Queda, por último, hablar de Dios como lo úl- como abstractos sino que, tanto el ser último, como
• 158 timo.Al explicar la prueba basada en el amor, di- el valor último -el sumo bien- se transcienden en 159 •
jimos que Dios no es un valor, dado que, de ser
así, se convertiría en algo abstracto y no concreto. 68 
V. d S., 70.
Sin embargo Dios guarda una relación con los va- 69 
V. d S., 70.
lores y es la siguiente: “Quizás toda verdad pen- 70 
H.D., 275.
Pablo René Etchebehere El Espíritu desde Viktor Frankl

una persona. Percibimos aquí como “el algo se la cual nos referimos principalmente en la prime-
convierte en alguien: un personalissimum”.71 ra parte- hasta Dios. Finalmente vimos como el lo-
En suma, Dios aparece como objeto de nues- gos impersonal apunta, para la persona religiosa,
tro anhelo infinito de amor. Dios también apare- al Logos Personalísimo. Con otras palabras, para
ce como el suprasentido, es decir un sentido que la persona religiosa el sentido y los valores se per-
transciende todo sentido y colma nuestro anhelo ciben más claramente en cuanto que ve en ellos
de sentido. Luego vimos como Dios es el ordena- una referencia a Dios.
dor, la razón o logos, que configura la realidad Lo que en segundo lugar queremos resaltar en
como cosmos. Pero luego, vimos como Dios es a esta conclusión es la prioridad que el espíritu ob-
su vez modelo de lo humano del hombre, modelo jetivo tiene sobre el espíritu subjetivo. Es este es-
que no se encuentra en lo óntico sino que supera píritu objetivo el que orienta, ya sea preguntado,
todo orden. Es por eso que Frank apela a lo que, llamando o motivando al espíritu subjetivo. Pero
en la tradición filosófica, se llama una “teología esta prioridad no nos debe impedir ver la digni-
superlativa”. Dios es el summum bonum. Pero no dad del espíritu subjetivo, el cual deber respon-
es Dios solamente algo superlativo. Dios es emi- der al espíritu objetivo. De este modo, si falta el
nentemente alguien: la summa persona bona. llamado o falta la respuesta lo real queda oculto
en lo oscuro. Nace así el nihilismo. Porque no sólo
V. El Camino recorrido hay nihilismo cuando caen las tradiciones y los
valores se ocultan. También hay nihilismo cuando
En esta segunda parte buscamos aclarar qué
el hombre no responde, no intenta transcender su
entiende Frankl por espíritu objetivo. El camino
realidad hacia un deber ser.
no fue sencillo. Queremos, al igual que hicimos
en la primera parte, presentar un breve esquema, Pero si hemos hablado tanto del espíritu no
que nos permita sintetizar los diferentes matices podemos terminar esta obra sin dar las gracias a
del espíritu objetivo. Al inicio presentamos una los que le dieron origen. Si tanto hemos hablado
del “estar junto a otro”, no podemos ahora de-
primera distinción entre el logos impersonal y el
jarla caer en el olvido. En primer lugar nombro a
logos personal. El logos impersonal lo vimos con-
• 160 Luisa, María Elena y René, sin sus valores de ac- 161 •
formado por los valores, siempre universales y
titud y espíritu nunca hubiera entendido lo que
abstractos y por el sentido, siempre concreto. El
leí en Frankl. También agradezco a los integran-
logos personal abarca desde la persona amada -a
tes de los diferentes grupos de logoterapia que,
71 
L. y A.E., 118. desde hace 25 años, me han enseñado, aceptado
y apoyado en mi trabajo, un tanto extraño, de un
filósofo queriendo entender a un psicólogo. Nom-
brar a cada uno implicaría escribir casi otra obra.
También quiero agradecer a Javier Colabelli y con Bibliografía
él al humano grupo editorial de Agape por su dis-
ponibilidad y eficiencia. Y por último doy gracias
a los que, por estar tan en mi corazón, nombrarlos
sería nombrarme. Obras de Viktor Frankl
Ante el vacío existencial. Hacia una humanización de la
psicoterapia. 4º ed. Barcelona, Herder, 1986-
Ärtzliche Seelsorge. Grundlagen der Logotherapie und
Existenzanalyse. 10. Auflage. Wien, Franz Deutlicke, 1982.
Escritos de juventud. 1923-1942. Gabriele Vesely-
Frankl editora. Barcelona, Herder, 2007.
El hombre doliente. Fundamentos antropológicas de la
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 Colección Episteme


1. Hombre y Poesía
Héctor Délfor Mandrioni
2. Filosofía, Contemplación y Sabiduría
Josef Pieper.

3. Reflexiones filosóficas sobre el Espíritu Humano


Héctor Délfor Mandrioni
4. El Espíritu desde Viktor Frankl
Una lectura en perspectiva filosófica
Pablo René Etchebehere

 Otras obras del autor en AGAPE LIBROS


* Antropología Filosófica
Una Introducción al estudio del hombre
y de lo humano
Pablo René Etchebehere
* Belleza que hiere.
Reflexiones sobre Literatura, Estética y Teología
Cecilia Avenatti de Palumbo
Estrella Koira
Silvia Campana
Pablo René Etchebehere
Juan Quelas
Constancia Mattera

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