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Inmueble en la

Puerta Molitor
Boulogne-Billancourt, Île-deFrance (Francia)
1931-1934
En el IV Congreso Internacional de Arquitectura
Moderna, en Atenas, Le Corbusier afirmó que
los elementos del urbanismo eran el cielo, los
árboles, el acero y el cemento, ello en este
orden y en esa jerarquía. Él supuso que los
habitantes de una ciudad que se ajuste a estas
condiciones estarían destinados a poseer lo
que él llamó «las alegrías esenciales». Este
edificio sirve como testigo. Para aprovechar
los beneficios de la situación excepcional, las
fachadas estaban formadas por dos láminas de
vidrio colocadas frente a las placas de concreto.
Le Corbusier, Œuvre complète 1929-1934, p. 141.
En la declaratoria de la Unesco, dos asuntos fueron fundamentales para la
inclusión de este edificio de vivienda en la periferia de París, en un terreno
entre medianeras. Por un lado, se resalta el uso del vidrio en las dos fachadas
que dan a la calle, como una innovación que logró consolidarse en este proyecto;
por otro, el que Le Corbusier pudiese aplicar los cinco puntos de una
nueva arquitectura (1928) en un edificio residencial. Asimismo, lo que en su
origen fue para Le Corbusier una razón de peso para escoger el terreno,
se convirtió en su gran conflicto. Para el maestro, el sitio para construir el
edificio tenía una ventaja única: pareciera que se encontraba en un espacio
tipo Ville Radieuse, pues al naciente se encontraba el parque de los Príncipes,
y hacia el poniente, el bosque de Bolonia, lo cual permitía vistas magníficas
hacia el centro de París y atardeceres rodeados de verdor. Para Icomos
es de gran preocupación la construcción de un estadio de fútbol frente al
edificio, pues su fachada original en vidrio quedó enfrentada a una inmensa
edificación que bloquea toda la vista, origen de la solución.
Es interesante entender por qué es revolucionario esta edificación. En
las propuestas iniciales, Le Corbusier y Pierre Jeanneret intentan resolver
el edificio con el corte que se plantea por primera vez en los Inmuebles
en Redant, en la ciudad contemporánea para tres millones de habitantes
(1922), punto clave del prototipo de las unidades de habitación. Sin embargo, la
norma no lo permitió. El terreno debía resolverse con dos patios de
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luz interiores, lo que precisamente se pretendía evitar con apartamentos
pasantes, de doble fachada.
La solución final de basa en una estructura portante sobre los costados y una
única fila de columnas sobre el eje central longitudinal del solar, localizadas de
manera irregular para garantizar la mejor disposición de los espacios interiores
sin formar una la grilla homogénea. La planta libre es el gran reto y se logra
de manera magistral al permitir, con la estructura en pilotes, una gran variedad
de tipos de apartamentos, lo que demuestra la versatilidad y flexibilidad con
la que es posible resolver apartamentos de renta para clase media.
La ventana corrida se convierte en el pan de verre, donde la mezcla de
cerramientos de bloque de vidrio, perfiles metálicos para la fenestración
y vidrios traslúcidos, compuestos con entrantes y salientes del plano de
fachada, da una riqueza inesperada a una solución que pareciera demasiado
sencilla, para constituir una fachada que se libera definitivamente de la
dependencia con el sistema tanto portante como de divisiones interiores. La
terraza jardín, que aparece en los balcones, será uno de los elementos más
sobresalientes de las plantas 7 y 8: el apartamento de Le Corbusier, quien,
con este edificio, honra a su maestro Auguste Perret, con su obra icónica en
el 25 bis rue de Franklin, en París. M. C. O’B.

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