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Couture indica que se trata de una situación por virtud de la cual una persona llamada
deudor se halla comprometida a hacer u omitir algo respecto de otra llamada acreedor
(Couture, Vocabulario Jurídico, 1993). Mientras que Larroument dice que la obligación
es el vínculo de derecho que une al acreedor con el deudor y en virtud del cual el segundo
esta obligado al cumplimiento de una prestación con el primero, quien a su vez tiene
derecho de exigir el cumplimiento de dicha prestación (Larroumet, 1993).
Planiol y Ripert en su obra sobre Derecho Civil, ofrecen una versión muy didáctica del
concepto de obligación cuando indican que “consiste en una relación jurídica entre dos
personas, una de las cuales es acreedora y otra deudora; la relación total se llama
obligación; considerada, especialmente, del lado pasivo, recibe el nombre de deuda y el
de crédito, si se considera del lado activo (…) pero la palabra obligación con frecuencia
se toma en su sentido restringido como sinónima de deuda” (Ripert, 1993).
El objeto de las obligaciones se refiere a las cosas que pueden ser exigidas por el
acreedor. Cuando es un hecho positivo, el objeto de la obligación se denomina prestación,
el cual se refiere, por ejemplo, a la ejecución de un trabajo o la entrega de una suma de dinero.
Pero también el objeto puede ser un hecho negativo, es decir una abstención.
A partir de la definición del artículo 1101 del Código Civil podemos indicar que los objetos
posibles de las obligaciones son tres: dar, hacer y no hacer.
Ante la existencia de diversas formas de clasificar las obligaciones, hemos optado por la que
en términos generales, agrupa todas las subclasificaciones existentes y que segrega las
obligaciones según su objeto y según sus fuentes.
Art. 1101.- El contrato es un convenio en cuya virtud una o varias personas se obligan respecto de una o de
varias otras, a dar, hacer o no hacer alguna cosa.
El deudor, en una obligación de dar, debe cumplir con una prestación que consiste en una
dación es decir que se convierta en deudor y asume el compromiso de transmitir el derecho
de propiedad que posee a su acreedor sobre una cosa, al mismo tiempo hacer la entrega de
esa cosa. Ejemplo: la obligación del vendedor es una obligación de dar pues esta obligado a
trasmitir el derecho de propiedad (nuda propiedad) que tiene sobre una cosa y hacer entrega
de la cosa vendida. Se materializa visualmente cuando es la venta de un cuerpo cierto.
Las obligaciones de hacer exigen a un deudor a practicar un hecho a favor del acreedor,
como por ejemplo la obligación de un arquitecto de diseñar una casa. Las obligaciones de
hacer son obligaciones positivas.
Las obligaciones de no hacer se refieren a la abstención del deudor de no hacer algo en favor
del acreedor. Se trata de una obligación negativa. Ejemplo: obligación asumida de no
construir un edificio de varios pisos en un determinado lugar por un tiempo dado.
c) Obligaciones Positivas y Negativas
Esta clasificación tiene la misma base que la clasificación anterior: las obligaciones de
dar y las de hacer se reunen dentro de la clasificaición de las obligaciones positivas y las de
no hacer en las negativas (Subero, 1995).
El deudor de una obligación ordinaria esta obligado con todo su patrimonio y viene
a constituir la prenda común de su acreedor. Por el contrario, el deudor de una obligación
real no compromete su patrimonio más allá de la cosa a la cual esta unida la obligación.
Ejemplo de obligaciones reales son la prenda y la hipoteca.
Las obligaciones se encuentran formadas por elementos esenciales que las constituyen.
Estos componentes constituyen su eje central, es decir, que sin ellos la relación obligacional
en sí misma no existiría, ya que se trata de componentes necesarios que deben concurrir y
estar presente en la misma.
En términos generales son cuatro los elementos constitutivos de la obligación civil: Sujeto
Activo, Sujeto Pasivo, Vinculo Jurídico y Prestación. Enseguida nos referiremos a ellos:
Puede tratarse de una o de varias personas, de personas jurídicas o personas físicas, puede
tratarse de personas con capacidad plena (goce y ejercicio) o personas con solamente
capacidad de goce, entre otras variables que dependerán del hecho que da lugar al nacimiento
de la obligación.
Este sujeto es el que tiene el derecho de “acción” en la obligación, lo que quiere decir que es
el que puede poner en marcha los mecanismos de coacción jurídicos a fin de perseguir el
cumplimiento de la obligación.
2 Cubides Caamaño, Jorge. Obligaciones. Quinta Edición. Pontificia Universidad Javeriana. Colección de Profesores 3. Página 36.
Al igual que los acreedores, los sujetos pasivos o deudores pueden ser una o varias personas,
jurídicas o físicas, con capacidad plena (goce y ejercicio) o personas con solamente capacidad
de goce; pero a diferencia de lo que ocurre con los acreedores que pudieran ser
indeterminados, en el caso de los deudores, estos siempre deben estar individualizados 3,
prueba de esto es que, en las demandas civiles es necesario siempre establecer la persona
llamada a responder judicialmente.
El sujeto pasivo en la obligación responde al acreedor con los bienes que se encuentren en
su patrimonio, en la medida en que este se encuentre comprometido4.
Este vínculo jurídico por una parte tiene una doble naturaleza; por un lado, es de naturaleza
personal, en tanto que implica una conducta para el deudor encaminada hacia el cumplir la
prestación en beneficio del acreedor frente a la posición de exigir reconocida al acreedor; y
por otro lado, es de naturaleza patrimonial, ya que implica la garantía del acreedor en base a
los bienes del deudor.
.2.4 La Prestación
Se trata en términos simples de la conducta que debe seguir el obligado (deudor) a fin de
satisfacer en sus derechos del crédito al acreedor, y de ese modo poder extinguir lo debido
(la obligación).
A partir del estudio de las obligaciones podemos distinguir cuatro fuentes creadoras de
éstas: los contratos, los causi contratos, los delitos, los cuasidelitos y la ley.
Larrument, en su Teoría General del Contrato, dice: “las obligaciones provienen de dos
lugares específicos, en atención a las reglas de nuestro Código Civil: el contrato, que crea
obligaciones convencionales y los compromisos que se forman sin convención”. En otro
sentido Planiol y Ripert afirman que “todas las obligaciones previenen de dos fuentes: el
contrato y la ley”.
A pesar de lo anterior, todos estos autores, y el resto de la doctrina que ha abordado el tema,
coinciden en que el lugar por excelencia en donde se generan las obligaciones es el contrato;
sin embargo, existen algunos tipos de obligaciones que nacen sin necesidad de que se
formalice convención alguna, sea que ésta provenga de un mandato de la ley o sea producto
de hechos del ser humano.
Por lo tanto, conviene estudiar la clasificación clásica de las fuentes de las obligaciones que
las divide en obligaciones contractuales, legales, cuasicontractuales, delictuales y
cuasidelictuales.
Una definición jurídica indica que “existe contrato, cuando dos o más personas se ponen de
acuerdo sobre una declaración de voluntad común, destinada a reglar sus derechos”. Capitant
lo define como “acuerdo de voluntades entre dos o más personas con el objeto de crear entre
ella vínculos de obligaciones” (Ossorio, 1974).
La voluntad es soberana para conducir a la celebración del contrato (Larroumet, 1993) y las
partes son libres de expresarla en la forma que entiendan, con el único límite de las
disposiciones de la ley y el orden público. En nuestro derecho contamos con el principio
de la autonomía de la voluntad, consagrado en las disposiciones del artículo 1134 del Código
Civil:
Art. 1134.- Las convenciones legalmente formadas tienen fuerza de ley para aquellos que las han hecho. No
pueden ser revocadas, sino por su mutuo consentimiento, o por las causas que estén autorizadas por la ley.
La importancia de este principio radica en la fuerza obligatoria que posee la voluntad de las
partes, que es lo que proclama el artículo 1134 en su primera parte, y en el mismo hecho de
la soberanía que tiene la voluntad para crear obligaciones.
5 Disponible en Internet: http://dle.rae.es/?id=AdXPxYJ. Consultado en fecha 20 de abril 2018 a las 10:29 AM.
6 Artículo 1108 del Código Civil
7 Artículo 1109 del Código Civil
Una causa lícita en la obligación: el Código Civil indica que la obligación sin causa
o la que se funda sobre una causa falsa o ilícita no puede tener efecto alguno. Es
ilícita la causa cuando está prohibida por la ley y cuando es contraria al orden público
o a las buenas costumbres8. Un ejemplo de causa lícita se puede sustraer de la misma
obligación de compra y venta acontecida dentro de un contrato. A contrarío una
causa ilicita es una que se encuentra prohibida en la ley como por ejemplo la
comercialización de los órganos del cuerpo humano.
Art. 1109.- No hay consentimiento válido, si ha sido dado por error, arrancado por violencia o sorprendido
por dolo.
El error se trata del falso conocimiento o la concepción no acorde con la realidad. El error
suele equipararse a la ignorancia, que no es ya el conocimiento falso, sino la ausencia de
conocimiento. Este puede llegar a causar la nulidad del acto viciado, cuando no haya mediado
negligencia por parte de quien incurrió en ellos; es decir, cuando se trata de un error excusable,
y sólo cuando recae sobre el motivo principal del acto. Sea o no excusable, el error de derecho
no puede alegarse nunca como excusa (Ossorio, 1974).
Art. 1116.- El dolo es causa de nulidad, cuando los medios puestos en práctica por uno de los contratantes
son tales, que quede evidenciado que sin ellos no hubiese contratado la otra parte. El dolo no se presume: debe
probarse.
La doctrina explica el contenido de este artículo y dice que es necesario que el dolo haya sido
la causa determinante del contrato y que las disposiciones del artículo 1116 del Código Civil
exigen la evidencia de que la parte, víctima del dolo, no habría contratado sin las maniobras
practicadas contra ella (Ripert, 1993).
Art. 1111.- La violencia ejercida contra el que ha contraído una obligación, es causa de nulidad, aunque
haya sido ejecutada por un tercero distinto de aquel en beneficio de quien se hizo el pacto.
Art. 1112.- Hay violencia, cuando esta es de tal naturaleza, que haga impresión en sujeto de sano juicio, y
que pueda inspirarle el temor de exponer su persona o su fortuna, a un mal considerable y presente. En esta
materia hay que tener en cuenta la edad, el sexo y la condición de las personas.
Art. 1113.- La violencia es causa de nulidad del contrato, no sólo cuando haya ejercido en la persona del
contratante, sino cuando han sido objeto de ella el cónyuge, descendientes o ascendientes de aquél.
Art. 1118.- La lesión no vicia las convenciones, sino en ciertos contratos y respecto de determinadas personas
(…)
La lesión es definida como el perjuicio que una parte soporta al celebrar un negocio jurídico
a raíz de la desproporción entre las prestaciones. Si esta resulta del error cometido por una
de las partes, no implica la nulidad del contrato porque hay error sobre el valor de la cosa; si
resulta de la necesidad en que se encontraban las partes, no puede decirse que el
consentimiento esté viciado por violencia, pues proviene de circunstancia fortuita (Ripert,
1993).
En nuestro Código Civil tiene reglas específicas en relación a la lesión, a través de las cuales
puede verificarse si esta puede o no producir nulidad de una convención. Mencionamos
algunas a seguidas:
Por otra parte, existen diversas clasificaciones de contratos; nuestro Código Civil, en sus
artículos 1102 al 1107 enumera algunas, entre las que se distinguen los contratos
sinalagmáticos, los contratos unilaterales, los contratos a título oneroso y gratuito y los
contratos conmutativos y aleatorios.
El contrato es a título oneroso, cuando cada parte recibe alguna cosa de otra ya sea bajo la
forma de una dación inmediata o de una promesa para el futuro. Es a título gratuito cuando
una sola de las partes procura a la otra una ventaja, sin recibir nada a cambio. Un ejemplo
de contrato a título oneroso es el contrato de compra venta; por su lado, un ejemplo de
contrato a título gratuito es la donación.
El contrato conmutativo es aquel en el cual la extensión de las prestaciones que se deben las
partes es inmediatamente cierta y es aleatorio cuando la prestación debida por una de las
partes depende de un acontecimiento incierto, que impide esta valoración hasta su
realización. Un ejemplo de un contrato conmutativo es el contrato para un trabajo u obra
determinada; por otra parte, un ejemplo de contrato aleatorio es el que surge al comprar un
billete de loteria.