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COLEGIO PEDAGÓGICO DULCE MARIA

SEDE MEDIA
TALLER DE APLICACIÓN DE CONOCIMIENTOS
LENGUA CASTELLANA
GRADO 11°

Macbeth
Escena I
Entran MACBETH y BANQUO.
MACBETH.- Jamás vi un día tan hermoso y tan cruel.
BANQUO.- ¿Cuánto queda para llegar al castillo?
(Entre risas aparecen las Brujas.)
BRUJA 1ª.- Salve, Macbeth, señor de Glamis, salve.
BRUJA 2ª.- Salve, Macbeth, señor de Cawdor, salve.
BRUJA 3ª.- Salve, Macbeth, salve a ti que serás rey.
BANQUO.- ¿Y para mí no tenéis nada?
BRUJA 1ª.- Salve.
BRUJA 2ª.- Banquo.
BRUJA 3ª.- Salve.
BRUJA 1ª.- Tú, menos grande que Macbeth, aunque más grande.
BRUJA 2ª.- Tú, menos dichoso, pero más dichoso.
BRUJA 3ª.- Padre de reyes, aunque tú no serás rey.
BRUJAS.- Salve, Macbeth, salve, Banquo. Salve, Banquo, salve,
Macbeth. (Entre risas desaparecen las Brujas.)
MACBETH.- Tus hijos serán reyes.
BANQUO.- Y tú serás rey.
MACBETH.- ¿Quién se acerca?
(Sale un MENSAJERO.)

MENSAJERO.- Salve, Macbeth, el rey ha recibido con gozo las


nuevas de tu victoria en la batalla. Por eso os otorga el título de señor de
Cawdor y os llama a su presencia.
MACBETH.- Gracias por eso. Dile a tu señora que llegaré pronto.
Vayamos hacia el rey.
(Salen MACBETH y BANQUO.)
MENSAJERO.- Lo bello es feo y lo feo es bello. Vuelo entre bruma
y en aire espeso. (Sale.)
Escena II
(Entra LADY MACBETH, con una carta.)
LADY MACBETH.- «Salieron a mi encuentro el día de la victoria,
y comprobé que su saber supera al de los mortales. Cuando aún ardía en
deseos de preguntarles se mudaron en aire hasta desaparecer. Todavía
atónito llegaron mensajeros del rey que me saludaron: «Señor de
Cawdor», título igual al que me dieron las hermanas hechiceras,
anticipándome el futuro: «¡Salve, futuro rey!». Te informo de mis
ambiciones, querida compañera, para que goces de la promesa de tanta
grandeza. Tenla dentro de tu corazón y hasta pronto». Glamis eres y eres
Cawdor, y serás lo que te ha sido prometido. Pero temo tu carácter
demasiado embebido de leche materna para elegir el atajo. Quieres ser
grande, no te falta la ambición, pero te falta la maldad que debe servirla.
Lo que ardiente ansías, lo ansías puro. Vencer con trampa sí, pero sin
ser tramposo. Dentro de ti, gran Cawdor, hay algo que te grita: «Hazlo»,
pero el miedo a hacerlo te lo impide hacer. Ven aquí pronto, para que
viert a mi coraje en tus oídos y azote con el brío de mi lengua todo
cuanto te aparte del círculo dorado con que los hados y el destino
parecen haberte ya coronado.

(Entra un MENSAJERO.)
¿Qué noticias traes?
MENSAJERO.- El rey llega esta noche.
LADY MACBETH.- ¿Qué dices, loco? T u señor está con él y me
hubiera avisado para los preparativos.
MENSAJERO.- Así es, el señor se acerca; uno de los nuest ros se
adelantó pero, faltándole aliento, apenas tuvo voz para darnos el
mensaje.
LADY MACBETH.- Ocúpate de él, trae buenas nuevas.
(Sale el MENSAJERO.)
Está ronco el cuervo que grazna la fatal ent rada de Duncan bajo mis
dominios. ¡Venid, espíritus que servís ideas de muerte, cast radme y
vestidme de pies a corona con negra crueldad! ¡Espesad mi sangre!
¡Cerrad al remordimiento el paso; que ninguna compasión humana turbe
mi cruel propósito. ¡Venid a mis pechos y mudad mi leche en hiel,
vosotros, ministros del crimen, allá donde estéis, invisibles formas al
servicio del mal! ¡Ven, densa noche, y cúbrete del humo lóbrego del
infierno! ¡Que la hoja del puñal no vea la herida que hace, ni el cielo
pueda gritar a través del manto de sombra: «¡Basta, basta!»
(Entra MACBETH.)
¡Noble Glamis! ¡Gran Cawdor! Y más grande que ambos según la
profecía. Tu carta me ha transportado más allá de este presente oscuro;
en este instante siento ya el futuro.
MACBETH.- Amor mío, Duncan llega esta noche.
LADY MACBETH.- ¿Para irse?
MACBETH.- Mañana, piensa hacerlo.

LADY MACBETH.- ¡Nunca verá el sol tal mañana! Mi señor, tu


rostro es un libro abierto donde cualquiera puede leer extrañas cosas.
Para engañar al momento toma la apariencia del momento; imprime
bienvenidas en tus ojos, en tus manos, en tu lengua; finge la inocencia
de la flor, pero sé la serpiente que se oculta dentro. El que viene debe
ser atendido. Pon en mis manos el asunto de esta noche que dará poder
soberano a todos los días y las noches de nuestro futuro.
MACBETH.- Ya hablaremos.
LADY MACBETH.- Calma tu mirada. Un rostro turbado indica
miedo. Y déjame el resto.
(Salen.)
Escenas III
MACBETH.- Si todo quedara hecho una vez hecho, entonces mejor
que fuera hecho pronto. Si el crimen frenara sus consecuencias y donde
termina asegurara el éxito -un golpe que fuera todo y fin de todo-, aquí,
desde este banco de arena del tiempo saltaríamos hacia una vida
venidera. Pero ya sabemos la sentencia: las lecciones sangrientas que
inventamos se revuelven contra su inventor. La justicia imparcial pone
la copa envenenada en nuestros propios labios.

William Shakespeare (Fragmento)


Memnón o la Sabiduría Humana.

Memnón concibió un día la extravagante idea de ser completamente cuerdo, locura que pocos
hombres han dejado de sufrir. Memnón discurría así:
—Para ser muy cuerdo, y, en consecuencia muy feliz, basta con no dejarse arrastrar de las
pasiones, cosa fácil como nadie ignora. Lo primero, nunca he de amar a ninguna mujer.
Cuando contemple a una mujer hermosa me diré a mí mismo: «Llegará un día en que esa
cara se llene de arrugas, esos bellos ojos perderán su brillo, ese busto firme y turgente se
volverá fofo y caído, esa abundancia de pelo se trocará en calvicie.» Me bastará figurarme
entonces cómo será esa linda cabeza para que no me haga perder la mía. Lo segundo, siempre
seré sobrio por más que me tiente la gula, los vinos exquisitos y el placer de las fiestas. Tendré
muy en cuenta las consecuencias de los excesos de la mesa: el estómago estropeado, la cabeza
pesada, la incapacidad para el trabajo. Comeré con sobriedad y con el goce de la salud, mis
ideas serán claras y felices.
Luego —continuaba Memnón—, no descuidaré mi hacienda. Soy hombre moderado. Tengo
un capital que me produce buena renta y otro capital que maneja para acrecentarlo el tesorero
general de Nínive. Con ellos puedo vivir sin depender de nadie, que es la mayor fortuna. No
necesitaré nunca ir a besar manos de palaciegos, ni envidiaré a nadie, ni de nadie seré
envidiado. Amigos tengo —dijo, en fin—, y los conservaré, porque jamás he de serles desleal
y ellos serán buenos conmigo y yo con ellos; tampoco en esto hay dificultad.
Formado así su plan, se puso a pasear por su cuarto y luego se asomó a la ventana. Dos
señoras que iban por la calle llamaron su atención; una era vieja y la otra moza, linda y por
lo mucho que gemía y lloraba debía sufrir una gran pena. Su congoja la favorecía y daba una
gracia especial.
Impresionado nuestro sabio, no por la belleza de la muchacha, pues estaba seguro de no
rendirse a tal debilidad, sino por el desconsuelo de que daba muestra, bajó y acercóse piadoso
a la joven ninivita. Contóle ésta con la más ingenua y tierna expresión las maldades de que
la hacía víctima un tío suyo (que no tenía), las mañas con que la había privado de una fortuna
(que nunca había poseído) y el temor que le causaban su violencia y brutalidad.
—Vos parecéis hombre discreto —le dijo—. Si me hicieseis el favor de venir a mi casa yo
os explicaría mi situación y estoy segura de que me sacaríais del apuro en que me veo.
No tuvo reparo Memnón en acompañarla para examinar despacio sus asuntos y darle buenos
consejos.
Una vez en su casa condújole, la afligida damisela, a una alcoba perfumada, le dijo que se
sentase en un blando sofá que allí había y sentóse ella frente a él. Hablaba la joven bajando
los ojos y enjugándose las lágrimas de vez en cuando. Al levantarlos siempre se cruzaban sus
miradas con las del sensato Memnón. Sus palabras se hacían más afectuosas cuando ambos
se miraban. Memnón se interesaba más y más en lo que oía, aumentando su deseo de servir
a tan hermosa y desdichada criatura. Con el calor de la conversación, se fueron acercando
poco a poco, hasta que los consejos de Memnón hiciéronse tan cariñosos y próximos a la
muchacha, que ni ésta ni aquél sabían ya dónde estaban, ni si realmente hablaban o no.

Fue en este momento preciso cuando, como ya el lector se habrá imaginado, se presentó el
tío, armado de punta en blanco. El hombre empezó a vociferar y a decir que iba a matar a su
sobrina y al sabio Memnón. Luego, ya calmado, manifestó que sólo les perdonaría si el
galante caballero le entregaba una fuerte cantidad.Memnón le dio cuanto dinero tenía. Y
menos mal que su aventura no le trajo consecuencias peores, pues todavía no se había
descubierto América y las bellas afligidas no resultaban tan peligrosas como en nuestros
tiempos.
Confuso e indignado, Memnón volvió a su casa, donde le esperaba la invitación de unos
amigos para comer con ellos.
—Si me quedo solo en casa —dijo— me entristeceré más y puedo caer malo; mejor es ir a
comer en su compañía, que al fin son amigos íntimos; me distraeré y olvidaré el disparate
que he cometido.

Fue a la comida, y sus amigos, viendo que estaba algo triste, le obligaron a que bebiese para
disipar su melancolía. El vino, si se bebe con moderación es medicina para el ánimo y para
el cuerpo; así pensaba el sabio Memnón, pero a pesar de ello se embriagó. Propusiéronle
jugar a los naipes; el juego, cuando no se exponen cantidades importantes, es una diversión
inocente. Pero Memnón perdió cuanto llevaba en el bolsillo, y cuatro veces más sobre su
palabra. Una de las jugadas produjo una disputa, e irritados los ánimos, el más íntimo de
aquellos amigos suyos le tiró a la cabeza un cubilete, con tanta fuerza, que le saltó un ojo.
Total, que llevaron a su casa al sabio Memnón borracho, sin dinero y con un ojo menos.
Después de dormir un rato, Memnón envía a su criado a casa del tesorero general de Nínive
para que le diera dinero y poder pagar a sus amigos las deudas del juego. A poco vuelve su
criado con la noticia de que el tesorero ha suspendido pagos y defraudado una gran cantidad.
Angustiado Memnón corre a Palacio con un parche en el ojo y un memorial en la mano,
pidiendo justicia al rey contra el tesorero. En la antecámara vio a muchas damas, todas como
peonzas al revés, con elegantes tontillos de cinco metros de circunferencia y diez de cola.
Una dama que le conocía, dijo, mirándole a hurtadillas:
—¡Jesús, qué horror!
Y otra, que era muy amiga suya:
—Buenas tardes, señor Memnón —le dijo—, cuánto me alegro de veros señor Memnón.
Créame que me encanta encontraros. Pero decidme, ¿quién os ha dejado tuerto, señor
Memnón?
Dicho esto se fue sin aguardar respuesta.

Voltaire. (Fragmento)

RECORDAR
1. Señala la opción que complete correctamente el enunciado.
La figura literaria de la que hace gala Voltaire en el cuento Memnón o la sabiduría humana
es
a. La hipérbole, por cuanto su recurso es llevar hasta el límite de lo posible la serie de
hechos que le ocurren a su personaje.
b. La metáfora, pues su originalidad radica en que Memnón es un símil de las
inquietudes de un hombre que empieza a considerarse moderno.
c. La ironía, pues frente a una sociedad que está pensando en la razón y la virtud como
fundamental, presenta la incapacidad humana para alcanzar la perfección.
d. La personificación, ya que hace uso de seres no humanos para plantear situaciones
humanas.

COMPRENDER
2. Responde en el cuaderno ¿en qué hechos históricos se inspiró Shakespeare para
escribir su obra de teatro? Consulta en internet la época en que fue escrita y el contexto
social en el que vivió el autor. Responde en tu cuaderno
3. Interpreta el siguiente fragmento de Macbeth y responde las preguntas en tu
cuaderno
“Si todo quedara hecho una vez hecho, entonces mejor que fuera hecho pronto. Si el
crimen frenara sus consecuencias y donde termina asegurara el éxito -un golpe que
fuera todo y fin de todo-, aquí, desde este banco de arena del tiempo saltaríamos
hacia una vida venidera. Pero ya sabemos la sentencia: las lecciones sangrientas que
inventamos se revuelven contra su inventor. La justicia imparcial pone la copa
envenenada en nuestros propios labios”.

 ¿Conoce Macbeth su destino al fraguar el asesinato del rey?


Argumenta tu respuesta.
 ¿Cree Macbeth en una justicia por encima de la humana?
¿Por qué?
 ¿Consideras que hay una lección moral en el texto?
 Justifica tu respuesta

4. Infiere que simboliza la leche materna en el fragmento de Shakespeare. Responde en


tu cuaderno. Considera los dos siguientes apartes.
 Lady Macbeth se dirige a su esposo diciéndole: “Temo tu carácter demasiado
embebido de leche materna para elegir el atajo”.
 Segundo monologo de Lady Macbeth:” ¡Venid a mis pechos y mudad mi leche en
hiel, vosotros ministros del crimen, allá donde estéis, invisibles formas al servicio
del mal!”.
5. Explica los siguientes elementos del relato de Memnón, teniendo en cuenta que hace
parte de los cuentos filosóficos del autor, en los cuales las situaciones se presentan como
ejercicios ensayísticos o casos sobre los cuales reflexionar.
 ¿Qué se necesita, según Memnón, para alcanzar la felicidad?
 ¿Cuáles son los propósitos que se hace Memnón al comienzo del cuento?
 ¿Qué pecados capitales evita Memnón al hacerse esos propósitos?
 ¿Cuáles fueron los errores de Memnón a lo largo del relato?

APLICAR
7. Detalla en tu cuaderno las características principales de los personajes de Macbeth.
Luego, relee el fragmento y responde las siguientes preguntas:
 ¿Qué recursos narrativos utiliza Shakespeare para describir a sus personajes?
 ¿Cómo se relaciona el tipo de descripción con el contexto histórico, filosófico y
religioso?
 ¿A qué pasión humana se acomoda mejor cada uno de los personajes?
 ¿Qué diferencias narrativas se dan al momento de describir a Macbeth y a su esposa,
en comparación con las brujas y Banquo?

EVALUAR
8. Examina nuevamente la escena de Shakespeare y responde.
 ¿Por qué las brujas, al comienzo del fragmento, se presentan “entre risas”?
 ¿Cuál es el papel que juegan en la historia?
 Discute tus respuestas con otra persona.

CREAR
9. Crea un cuento a la manera de Voltaire, provocando la reflexión por medio de la risa.
Utiliza el siguiente argumento. “Una persona contemporánea quiere ser sabia”.
Considera las siguientes preguntas antes de escribir tu propuesta en el cuaderno.
 ¿Dónde o cómo podría ser feliz o sabia?
 ¿Con qué dificultades se encontraría?
 ¿Podría cumplir su fin, o no?, ¿por qué razones?

10. Investiga sobre las ideas volteairianas y su influencia en la Revolución francesa.


Conoce más de su importancia para la literatura francesa y cómo se volvió un clásico
universal. Luego, responde las siguientes preguntas.
 ¿Consideras pertinente la relación entre literatura y política? ¿Por qué razones? Ilustra
tu respuesta mediante un ejemplo.

11. Elabora el siguiente cuadro comparativo entre la obra de Shakespeare y el cuento


de Voltaire:

Características Macbeth Memnón

Movimiento literario al que


pertenecen
Hecho o situación histórica
en el que están basados

Ideas religiosas o filosóficas


imperantes

Género

Figuras literarias más


utilizadas

PRUEBA SABER
12. Seleccione la opción que complemente el enunciado.
 El principal tema ético el que se reflexiona en la obra de Macbeth, es
A. La humanidad fallida y los numerosos errores en que incurren los seres humanos.
B. La trampa maquiavélica de que “el fin justifica los medios”.
C. La falta de compasión y la maldad de las mujeres que dominan a sus maridos.
D. La ambición como causa de la desgracia humana.
Explica tu respuesta.

Nota: favor marcar cada página que resulte de la tarea y tomar una fotografía por página.

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