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Lucan rNcóuooo. PorsÍe y socrEDArl rN Pert¡, [,rtr¡r v M¡nríxrz fimn Luis Alnrtlnez
Algunos comentaristas de quc sc concibiera Inter- natal de Tardieu (6+) y el retrato cle su padre (6;), y por lo tanto,
net, aunque -antes
después de Ia extensión de las bibliotec¿5- 66¡js¡u- a la figura de la casa, la familia y el padre; e incluso a la pléyade de
raron que Jean trdieu era un personaje inventado por Juan Luis escrirores franceses y a las profusas referencias a la Segunda guerra
Martínez8r. Jean Tardieu, sin duda, fue un l¡omrue ¿le lettres francés mundial. Huelga decir que el último capítulo del libro
-"Epígra-
(t9o1-t99) más renombrado por su obra teatral cle tintes absur- fe: para un libro condenado: La política"- está ctedicado a Daniel
dos que por su poesía metafísica y burlcsca, dc firrmas clásicas Theresin, pseudónimo que Tárdieu usó durante la resistencia y
y registros orales. Los dos capítulos inicialcs de La nueua nouela bajo el cual publicó algunos poemas durante la ocupación nazi de
se basan en el libro Un mot pour uru ¿tutre de l95r (revisado y au- Francias3. Etcétera: este es un ejemplo de cómo los elementos y las
mentado como Froeppel, r978)n'.lll scgtrndo capítulo
Le professeur series en La nueua nouela se refieren unos a otros.
comienza con una fotografía del poeta frrrncés a los cuatro Ahora bien, descontando la pirotecnia visual y suspendien-
-que
años- lo interpela a que vaya más allá de los l¡orclcs cspaciales y do la plétora de series, residiendo en el estricto plano del lenguaje,
temporales: "Tardieu, el niño que se observa cn la fl<ltografía no es posible encontrar un denominador común en el estilo de Z¿
es lJsted, sino su pequeño hijo que ha desaperrecicl«¡. A ñn de ave- nueua nouela, una correspondencia entre los hablantes de sus pá-
riguar en qué casa, calle o ciudad volverá a cncontrarlo, continúe ginas: un estilo no lejos de lo que Roland Barthes llamó "el grado
con el pensamiento o la memoria, el jardín que cicrtamente debe cero de la escritura". lJna suerte de tono neutro, de sujeto cero,
prolongarse más allá de los bordes recortaclos clc csta fbtografia" de distancia emocional y retraimiento psicológico. Las hipótesis al
G6).Y enfrentado en la próxima página: "'lardie u, suponga que el inicio de los textos, los problemas Por resolver, las argumentacio-
ESrACIo y el rlrlrlo / son las dos lentes de un par clc gafas. / ¿OuÉ nes abstractas, los cálculos imaginarios e imposibles (sumas, res-
sucEDE sI usrED TArA o cTERRA uN oJo?" Q).T'anto el tono ma- tas, multiplicaciones y divisiones hechas con palabras e imágenes
gro, pedagógico y algo autoritario, como los temas tcóricos, cien- que conforman todo el capítulo ttl, "Tareas de aritmética'), las
tíficos y metafísicos persisten (el tiempo, la rnemoria, la infancia, órdenes o las sugerencias para hacer "participar" al lector (que res-
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la identiclad). Aunque, a pesar del aparente rigor, cl humor tiñe ponda, que dibuje, que revise bibliografía adicional, que se mueva
los fragmentos. Las preguntas y el apóstrofe a un "usted" que ha cle adelante para atrás) son demostración de lo anterior. A veces,
de ser el lector, también continúan más allá de este capítulo, ha- están solo las preguntas y abajo hay un espacio en blanco, como si
I
ciendo una serie con las sugerencias y órdenes de moverse entre las ese espacio debiera ser llenado por el lector. Estas demandas jamás
páginas del libro: el lector, así, se ve persistentementc interpelado. exigen una repuesta unívoca, ya que el mismo libro a veces expone
Por el estilo distanciado estos textos se ligan a los tcxtos argumen- soluciones distintas, y llaman tanto al humor literario como a la
tativos y pseudocientíficos; o también a la fotografía de la casa imaginación científica y metafísica del lector.
Como en los libros pedagógicos, de divulgación, en los ma-
nuales científicos o en los textos donde se exponen "verdades"
FIoy en día, escribir su nomt¡¡e en un buscador de Inrernet es de un perogrullo quc colsigue irrefutables, el estilo es impersonal: e-l hablante es omnisciente
casi 6oo.ooo acierros-
ti
En este último libro se presenta una colección de curiosos y dispares escriros póstumos atribui-
y neutro, descriptivo y demostrativo, teórico y axiomático. De
il dos al 6lólogo Froeppel: el diario de su locura, e[ relato de su muerre, su obra reatral, científica,
histórica, poérica, pedagógica y plástica. Denrro de la sección "Obras pedagógicas" de este
tij
supuesto maestro, se hallan los "Pequeños problemas y trabajos prácticos" que Martínez repro,
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duce y contesra. 83 La antología, editada en 1943, se llamó épicamente L'Honneur des poites.
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ii. menciones a la geometrÍa no euclidian:r, lo infinito, lo ilimitado, con quc este libro no exhibe cualidades realisras, Ia especulativa
ii
.il la abolición del yo, la locura, el silencio y cl blanco de la página, investigación marriniana avisa la problematización de la realidad:
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entre otros, funcionan de manera similar: muestran un límite que es la base, es absurda, es insoportable, es deficiente y necesirada
desean cruzar aunque sea de una falaz y rct(irica forma. de significación. Ya sea porque los elementos de representación
t:t
::, El tema del borde como articulación cntrc el adentro y el se encuentran en déficit (la necesidad de un sujeto; la afirmación
t,
l' afuera es una constante en La nueua noucLt. No es casualidad que en un contexto; la adscripción a un género; el elemento narrarivo
l,
i: en las solapas medio camino entrc lo cxterior c interior, lugar
t: y emotivo; la lógica; el intercambio de significados) o en exceso
l, -a
acostumbrado de información extrarextual sobrc el autor y sus (de códigos significantes; de información redundante; de citas; de
tl
II
ll obras- los textos se titulen "La realidad r" y "L.a realidad u". argumenración lógica, etc.). Como suelen afirmar las vanguardias,
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I
Ambos textos dan la impresión de inquirir analíticamente, aun- la relación entre texro y sociedad no consiste en la nominación
li
! que también con humor. Primero de manera socr:ítica se pide una
II
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directa, sino que se manriene en el nivel de los códigos que son
Iir definición esencial: "¿Qué es la realidad?"; dcspuós sc pide apun- trtilizados para nombrarla. A pesar de que, paradó jicamente, La
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lr tar o especificar dentro de una plétora de posibiliclacles "¿Cuál es nueua nouela parece un juego o un sistema cerrado, las referencias
ltI]ltl la realidad?". La respuesta que se repite cn arnl¡os cir.sos es que "Lo hacia lo que deshace la significación y la serie, hacia lo que está
ill real es solo la base, pero es la base" que puecle rcsonar claramente
ili allende sus fronteras, es continua. Por esto, a través del trabajo
llr
tl marxista ("...sobre la base económica o estrucriu'a se construye con los preceptos científicos, educativos y del lenguaje, hay una
li la superestructura cultural..."); tarnbién pucclc aclquirir matices
I reflexión estrictamente estética y reticente, por cierto- sobre
ll
lu surrealistas y románticos si se advierte que la cita es de \üTallace -
cómo se constituye y se significa el conocimiento. Conocimiento
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ltl Stevens ('Adagid' en Opus Posthumou): lo real cs base, pero la que presume la autoridad sobre la ¡ealidad, la legitimidad sobre su
II
il: imaginación y la poesía, para Stevens, es lo quc la construye y su- representación y la preferencia en rorno a su divulgación.
ll
tf. pera. Más abajo, estas solapas conllevan tintes cle clramatismo psi-
l¡:
ti!
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Juan Luis Martínez alguna vez se quejó: "Soy un poera apo-
lii cológico (el absurdo, soportar la realidad), qr.re sugieren lo ilusorio calíptico. Creo en el fin de una época. Se perdió la imagen sóli-
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lili del mundo; proponen improbables fantasm:rs; aclvie rten sobre la da del mundo. Los conocimientos acumulados solo han servido
llr trascendencia de la representación; copian simpáticas "Pábulas" y para la confusión. Nuesrra confranza en el lenguaje también se
tltll
terminan proponiendo: "Nada es real", "Todo es rca[". ha perdido" (Poemas del otro 6). "8s la siruación de la literatu-
¡,
R. Merino ha sostenido que "La obra manifiesta una vo- ra contemporánea también; esrá esta catástrofe del lenguaje, la
.f,;:
luntad de permanecer al margen de la realidad o de su discusión. desconfianza en los lenguajes incluso" (Poemas del otro 9). Dala
t.
I, No obstante, el resultado es más el efecto de un espejismo que el impresión de que estas afirmaciones son expresión de un ¡esen-
¡
I
l
de una acción efectiva: el margen trazado es una frontera, pero timiento común en contra de eso que los profesores, críticos de
I
I también es brecha, conducto, punto cle intersección..." ("La me- arte y periodistas llaman "la posrmodernidad", siendo aquello la
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li moria secreta" 24. N marginar la realidad, al escribirla de aquella clausura de las ideas voluntariosas de la Ilustración: la legitimidad
!:,
ii'
I manera, no solo se instala una frontera, sino que además, paradóji- de la ciencia y sus verdades; el "progreso" occidental como espíritu
¡
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camente, se la afirma como existiendo más allá. Así como se lleva la único de la historia moderna; la continua perfección de las leyes y
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i,:: significación hacia extremos inabordables, se apunta hacia "el afue- la conquista gradual de la libertad ¡ sobre todo, para un escritor
I
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ra" del texto, hacia "la realidad". Si bien es posible estar de acuerdo tan "literario" como esre, la legislación edificante de la literatura
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178 179
Juan Luis Marr'
PoESíA Y socIEDAD nru P,qnrut, LlnN v M,q.nríNr'z
Lucln lxcóuoDo'
Si se potlc cr-r
y las experimentaciones formales de la vanguardia'
á"¿ "i sujeto y su libertad, el saber y su transmisión' es clifícil
que el autor crea lo hicieron con fervor los románticos y
-como como un discurso tras-
L'" ,"rrg.t".dia histórica- en la literatura
qrte, aunque producido individualmente' es capaz
de
.endeit"l
la vida al arte' Así tocli¡'
suturar 1o, o,"ro, d. l, *titd"d, uniendo
de abogar Por rtna
la literatura para Juan Luis Mardnez' a pesar
constante ,.rto..af.r.arcia excéntrica, insiste
en Permanecer en el
escritores qtte se
nivel del discurso, sus códigos y letras' Para los
y los que asPiraron
definieron alguna vez como "comprometidos"
continente, este es un magro
a develar los mitos y el sentido de un
este es el lugtrr
consuelo. Para Martínez, Lihn y muchos otros,
(aunque' por
indicado que deben tener los libros en la sociedad
supuesto, ."dr rno sostiene sus propios matices)'
No obstante aquellas declaraciones amargas' el autor
cle 1-¿
MM
f ^-lf-*;
ffitP0tfftmal¡red.eTardiel'enr95o,RaymondQrre' tt' Pequeña cos.mogonía puttitil'
rreau publicó el poema largo Petite cowogonie
también en Callimard, París' qto""u dt'lp"ha con
so (la formación planetaria, tnit'"l, "tit"l'
cualqtLier manera, "pequeña tt't"gt""
po'tati"'.-tl'.o
vegeral y
e¡udición excéntrica la historia del univer-
tecnológica) en seis l¡cónicos cantos De
práctifd' esel nmrbre con que Mallarmé designaba a
EOICTONES ARCH¡VO
ls85 ffiffi
(to6\'
los liLro., .o-u ,..,,.,d, Martíncz en Poemns deL o¡ro
181
^ftÉ-
SLtietos sea total. Con certeza, Martínez responde dos veces con'
una narrativa amorosa en torno a una Pérdida amorosa o a un
cluelo, haciendo hincapié en la identificación
("yo = tú") del enig-
ma. Ambas soluciones, a pesar de lo trágico del tema' son cómicas'
. i''l¿i
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Lr!Pnimid¿rdcEqiPro
esquemáticas y concisas; ambos relatos, a pesar de
consistir en el
La
mismo argumento, tienen finales diferentes y contradictorios'
Ln nu'ii!dd Prknór
Uncnútkm d¿¿r¿fánxr
\\u\\ al compenetrarse
la deseo (1á d.seo), luego yo no debo o no puedo estar"- Pasa
Ur¡ l¡'nÍri d¿láryimt '
"*--*-t'
r¡,l..li or$ ;a- i/2
.,-#,.i,_l-\
l01 ]2 dtrÍtrdd !omü $otrar
Á".r.., fundamental "(La nueva novela)"' consiste en una ridícula
el pro-
historieta en cuatro cuadros y de básico dibujo en donde
logra
argo.ri.,* es un calvo que, enfrentado al mismo problema'
envez de llevar a cabo
dí,r, nuevo final al "rg.r-t"to' el sujeto'
el suicidio, en un mom.,,to dt reflexión distanciada'
iluminación
o reconducción del deseo, decide prenderle fuego a la fotografía
a su fantasma'
de la mujer ausente (el objeto libidinoso ausente)'
,. podríá decir, consumando el duelo de manera rápida' cómica
y agota-
y .f..tir". El duelo, en vez de consistir en un deliberado
áo, p"t.tir.no, se vuelve un trámite prematuro' La identificación'
también se deniega' Y
fro..di-i..tto de la lírica por excelencia'
," d.rri.g", además, la rtspon'"bilidad política o más bien se la
re.o.tdui. hacia un problema epistemológico'
a cabo
De Ia misma manera, La nueua nouela' intenta llevar
mediante un libro
e[ remate de las deseadas y ausentes certezas
Si bien el autor
deliberadamente caótico, laberíntico y reticente'
EPIGAAfE PAAA Us lls8O CON0ENAo0: tA P0tlflcA
183
t82
LtnN y Ma«rÍNrz Juan Luis Martínez
Lucan INcóttooo. Possía Y socrEDAD ri't Panna'
leur, sehizo mención al texto penúltimo, "E'1 oficio del poeta" en mundo y entonces se dispersan o enmudecen: dispersan disper-
el territo¡io de lo lingüístico para orientarse en el
el cual el facsímil de una carta de Ezra Pound versaba sobre citas,
sas migas en
regreso (pero no regresan) porque no hay adonde regresar...
la oscuridad de su obra, la carencia de sedición de los ideogramas
chinos, etc. Se conjeturó, además, que aquello no permitía dedu-
(La ntteua nouela nG)
cirle a Martínez simpatías fascistas. Solamente ahora es posible
anotar que se refiere a la melancólica y caótica separación entre
La nueua nouela, además, puede presentar otra moraleja me-
signos impresos y sentidos sociales, entre ética y eitética' Por una
p".t., .l autor declaró: "Desgraciadamente, clesde cierto Punto diante su funcionamiento: que el sentido es siempre performati-
Je virta, soy un poeta manipulador de significantes' Aunque no vo, esto es, que es efecto de autoridad basado en la repetición (la
de las redundancia crea el valor de algo o alguien cuando se lleva a cabo
sé si es p.o, ,rrr.tipular significados poniéndose al servicio
le arguye a Félix en el lugar o la institución acreditada). Por ejemplo, el reconoci-
id"ologls" (Poemis del otro 68)- Por otra Parte,
Guattari en torno a lo mismo: "Ya no se puede ser un poeta' para miento legal de una dictadura 6¡ 6fs6¡6- por los otros
-ilegal,
gobiernos, o bien la canonización de un escritor hermético por
mí, en los términos que lo fue un Eliot, un Rilke [poetas que
lidian responsablemenle con los "significados"l, y tt' ese sentido parte de la academia. Si las palabras y las cosas, la ética y Ia esté-
,.o .rr,r.ho mejor a un Ezra Pound, mucho más irresponsable" tica, el significado y el mundo se han separado, entonces los sen-
tidos sociales son un resultado de articulaciones y repeticiones de I
(Poemas del otro 87). Ambas posibilidades el compromi- i
-tanto
o una ideología como el barajar libremente las significantes, ni transcendentes ni inmanentes, más bien precarios
I
185
/b*"
Luc¡.n rNcór,roDo. PoEsÍA y socrEDAD r:N I\RRA, LrrrN v MenríNez Juan Lrtis Martínez
suspendido entre dos o más elementos, cutrc scries que forman analogía entre la nación y la casa, la patria y los paclres, que com-
redes alusivas y elusivas. Y la manera cle lograr esto consiste en parten raíz etimológica, sino también en la figura de la desapari-
disolver al sujeto y distanciarse de la líric,r, ¡rcro sobre todo, de ción (la persecucióri la fuga, la soledad, el silencio, la muerte)'
hacer el duelo la pregunta sobre su simboliz.ación, racionalizando El lugar ideal para comenzar es "La desaparición de una
y sublimando el cuerpo mismo del problema, clisparando la foto- familia" (ver reproducción), quizás el único texto de La nueua no'
grafia del fantasma. uela que es posible llamar con certeza "poema". Su particulariciad
consiste en ser un insólito poema lírico que deshace la distancia
emocional que caracteriza al libro (Cordua, "Bloqueo lírico y des-
bloqueo" zS), pero así y todo, guarda una estrecha relación con el
resto por Ia reiteración de personajes y temas, por el uso del mis-
I-a casa y LA NACróN, LA DESAtrAR.TcIóN y LA lollTrcA mo estilo distanciado. El poema completo es como sigue:
Entre las múltiples e insondables figuras quc plrcblan La nueua r. Antes que su hija de 5 años
nouela dexacan la casa y la política. I-a casa cs t:rn to cl csccnario de se extraviara entre el comedo¡ y Ia cocina,
las relaciones familiares origen de la icle nticlacl psicológica- él le había advertido: "-[5¡¿ casa no es grande ni pequeña,
como el principio según-el el cual la sociedad se rr:¡rrocluce. I11 paso pero al mcnor descuido se borra¡án las señalcs de ruta
a la vida adulta, la creación de Ia propia familia y h habitación de y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza"'
una nueva casa son entendidos, en La nLt€ult nouela, agónicamente
como una mutación o como una clesaparición. Aclcmás, los mis- z. Antes que su hijo de ro años se extraviara
teriosos habitantes del famoso poema "La desaparicilln de una entre la sala de baño y el cuarto de los iuguetes,
familia" parecen ser emblemáticos de una pérdida cluc pr-rede ser él le había adverticlo: "-p5¡¿, la casa en que vives,
interpretada como política. La política, o más bien las relaciones no es ancha ni delgada: solo delgada como un cabello
entre arte y política, son las relaciones que se clespliegan a partir y ancha tal vez como la aurora,
no solo de Rimbaud y Marx, sino también a partir del último ca- pero al menor descuido olvidarás las señales dc ruta
pítulo del libro: "Epígrafe para un libro condenado: La política". y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanzi''
Ambas figuras consisten en relaciones del sujeto y los otros (el
adentro y el afuera). 3. Antes que "Musch" y "Gurba", los gatos de la casa,
Ambas series pueden ser descompuestas en múltiples ele- desaparecieran en el living
mentos. La casa tiene como figuras a figuras adyacentes: la familia, entre unos almohadones y un Buddha de porcelana,
la nií.ez, las mascotas el perro fox-terrier y el gato de él les había advertido:
-como
Cheshire-, Tardieu y su padre, el adentro y el afuera. La polírica, '-Esta casa que hemos compartido durante tantos años
por su parte, se asocia a Marx y fumbaud, Napoleón y Beethoven, es bajita como el suelo y tan alta o más que el cielo,
Hilter y Tánia Savich, el cuadrado y el círculo, tal vez Alice Lidell y pero, estad vigilantes
Lewis Carroll; además, se ensambla con el objeto poético La poesia porqlte al menor descuido confundiréis las señales de ruta
chilena. El punto de encuentro entre ambos no solo se debe a la y de esta vida ai fin, habréis perdido toda esperanza"'
186 r87
Lucen rNcólrooo. Porsíe y socrEDAD EN Penm, LruN y M,q.nrÍN¡z
Jtmn Luis Martínc-
4. Antes que "Sogol", su pequeño fox-terrie¡ desapareciera se desvanece cuál personaje. Los trayectos son determinados me-
en el séprimo peldaño de la escalera hacia el z" piso,
diante dos puntos de referencia, lo, q.r. dejan saber qué
tipo de
él le había dicho: "-Cuidado viejo camarada mío,
casa es (tiene Llna pieza para los
por las ventanas de esta casa entra el tiempo, ire,r.t.r, ,.r, ."g*rjo piso, un
"living"). El discurso del padre, narrarivamcnte sucede
por las puerras salc el espacio; ".r"r-rq.,.
antes, contrasta con el narrador ya que mediante apóstrofes se
al menor descuido ya no escucharás las señales de ruta
dirige a.cada Personaje o ¡nascora con un conrenido clramatis-
y de esta vida al fin, habrás perdido roda esperanza,,.
mo, utilizando giros elevados, expresiones coloquiales y de cariño.
AI inicio, el padre hace ¡¡x descripción del tamaño de la casa,
5. Ese último día, antes que él mismo se exrraviara
aseverando datos que en cada .r,.of* se hacen más improbables.
entre el desayuno y la hora del té,
Prirnero, Ia casa es más bien de porre razonable, ,,no es grancle ni
advirtió para sus adenrros:
pequeña"; después, la vivienda adquiere un carácrer simbólico,
'Ahora que el tiempo se ha muerto
ya que se asemeja al
y el espacio agoniza en la cama de mi mujcr, .universo .o*o .rp".io abierto ("ancha tal
vez como la aurora", "tan alra o q,r. el cielo,,) o la tierra y lo
dcsearía decir a Ios próximos quc vicnen, -á.
minírsculo ("bqita como ql suelo,,, ,,áelgrda como un cabello,,);
que en esta casa miserable "ql,.
posteriormente, se vuelve fantasmal, y, el espacio y el tiem-
nunca htrbo ruta ni señal alguna ^a
po pasan de ser las coordq¡¿d* f*.i"áentales figurar como
y de esta vida al 6n, he perdido toda esperanza,,.
personajes (que entran I salen por ella furtivamente o circr-rlan
como otro morador)' Y tl tiempá y el espacio, en vez de pasar a la
(La nueua not,ela :37) no-existencia de manera ,úbiti sán los únicos que .o-o
personas: el tiempo se ha rnuerto y el espacio "."b".,la
Es fácil convenir que esre poema narrarivo conlleva elemen_ en cama
"gtrrir"
de la mujer. Mujer gue,^clicho ,." d. prlo, pJrr.
tos policiales: el misterio de qué pasó, quién Io hizo y por qué, los d. esrar men-
cionada no figura en la farnil;". "
cuales, al no ser resueltos, abren una puerta a especulaciorr., q,r. ¿D.r"i"r..ió Ia írnica
antes?, ¿fue
que logró escaPar?
se multiplican hasta la metafísica. El lector arenro, *bicado en la
Las advertencias del paclre, más que advertir (previsión o re-
posición del detective, debe enconrrar e interpretar los signos. Las
cuerdo) de la precariedad esencial clel lugar, vaticinan las disipacio-
pecuiiaridades de este poema no son muchas y r. .r.,r.rtran a la
nes repentinas' como una profecía autJcumplida. Curiosamente,
vista. Su combinación, eso sí, es inusual. Es común ya el métodc
no hay ninguna queja por lo sucedido, ,ro h"y duelo alguno por lo
de numeración de las estrofas, donde cada una presenta una des-
perclido; se van la hija y el hijo, los gatos y el perro d.."parecen y él
aparición similar, inexplicable, fatal. La repetición constante d.e la
solo se limita a repetir consejos 1o1 q,r. ur.r q.red"rdo. su anula-
organización sintáctica, palabras, verbos e incluso versos comple- "
ción final es distintiva
tos (por ejemplo, "antes 9ue..", "él le había adverticlo,,, ..p..L
"l
menor descuido olvidarás..." , "y de esta vida al fin, habrás perdido
ce, des cribien do u n,,"i.'; J::l:J:il ffi .p;il::: ;,Í J:"*ffi
segmenro temporal ("entre el desayuno y la hora del té,,); y envez
;
toda esperanza") subrayan el frío aspecro ritual de l" t."g"dir.
de darse una advertencia a sí misÁo, d.r." p..u..rir a los futuros
Cada estrofa combina, primero, la voz rerrosp.ctirrle un na_
habitantes de ese domicilio ,,miserable,,, insuficiente en señales.
rrador omnisciente que da cuenra con precisió., d. ., qué trayecto
Nuevamente es incierto el significado preciso de "descuidarse" más
188
É-
-
Luc.,rn rNcóuooo. PorsÍ¡r y socrEDAD ¿N prlnn,r, Lr,N v IVinrl.íNsz
fnan lttis Mnrtlnez
allá de sugerir los be,eficios de su conrrario: un crridado persisten- "La casa que construirás mañana, ya está en el pasado y no existe".
te, una atenta y moral preocupación. Asirnis.ro, q.,. 1", "señales
de ruta'se borren, se olviden, se confundan, no se cscuchen o se Anónimo
pierdan, insinúa la improbabilidad de una clirccrriz_ existencial, la
pérdida de "sentidos" que guíen el movimicnr., cl nrorar y el mul-
tiplicarse. Hallar, rener y no descuidar las huell¿rs so. cl requisito "El hombre nace en la casa, pero muere en el desie¡to".
de la esperanza."enlavidi', quizás, en la vida psicológi.", faLiliar
o social. Este poema agónicn, entonces, pu..l. .r". .rr,r"" alegoría de Proverbio del Gran Lama Errante,
cualquier tragedia, catástrofe, pérdida o malversación. Tán solo es oído por S.-J. Perse en el desierto Gobi.
necesario revisar las otras páginas y figuras a la clral csra casa, esta
familia y su desaparición se encadenan.
Una primera posibilidad sería ligar esr¿r. csccna ,r l:rs conclu_ "Cuando la familia está hecha viene la dispersión;
siones de la serie anterior. El extravío sería el fracaso dc la capaci- cuando la casa está construida, llega Ia muerte".
dad literaria de significar la realidad; sería la clecaclencia 6losofica
y la incapacidad del lenguaje de significar e[ mtrncro; cr cresengaño José Lezama Lima
epistemológico de la incapacidacl de orclenar cl ca.s; d.sencan-
to social de la imposibilidad de aunar las diFercnci¿rs. "l
una segunda manera es considerar la casa como cl escenario Véase: Adolf Hilter Vs. Tania Savich
temporal en donde la identidad psicorógica se forma a partir de la (r,I- orsonorN or ros stNrtoos).
familia. El paso de Ia niñez a la vida adulta i'rplica
--.i .orrlleva
la formación de una nueva familia- el desvanecimiento y la mu- (La nueua nouela nr)
tación de los lazos familiares. Así, tanto la primera familia como la
primera casa quedan como e[ origen p"rdido o conclenaclo a des_ La cita atribuida aLezama Lima es parérica: la familia, por
aparecer con el cual el sujeto se compenetraría fantasmalrnente. la ley de la vida, está llamada a desaparecer, la casa a ser deshabita-
En la primera aparición de Tárdieu el texto se dirige a él: da. El envejecimiento se presenta como una destrucción de la se-
guridad y de la intimidad, como un desbaratamienro de Ia familia.
Tardieu' el niño que se observa en ra fotografía no es Usretl, sino Si bien la familia decaimiento y recomposición- puede ser
su pequeño hijo que ha desaparecido. A fin {e averigu:rr en -su
entendida como parte del ciclo de la naturaleza, agtí, al cenrrarse
9ué
casa, calle o ciudad volverá a
encontrarlo, continúe con el pensa_ en un solo sujeto, adquiere las cualidades dramáticas del existen-
miento o la memoria, el jardín que ciertamente debe cialismo. Por esto, la equivalencia entre casa y cuerpo se debe a que
prolongar-
se más allá de los ho¡des recorrados de esta fotografia. ambos contienen la privacidad del sujeto. En una de sus escasas
declaraciones públicas Martínez invierte el lugar común al afir-
(La nueua nouela 16) ma¡ "Me da la impresión de que el hombre es como un caracol,
anda con la casa a cuestas. La casa es algo que lo acompaña perma-
Más adelante aparecen rres citas: nenremente, aunque sea invisible" (Poemas del otro g6). En vez de
190
Lucrn lxcóuoog f9ry1 y socrEDAD ru panne, LrnN y M¡nrÍNEz
Juan Luis Martínt"
que uno se tenga que acomodar ala casa o planear sus movimicn- de escape para cada miembro de su familia,,, como preparándose
tos espaciales a parrir de su residencia en la casa la maner¿r para una evenrual operación de desalojo. (Curiosamente, salir es
románrica- internalizada: la casa es una figura de la privaciclac{, lo que no pudo hacer la familia desaparecida.) Ahora bien, a pesar
y como un recuerdo, un sentimiento o una obsesión, el sujeto la de que se esperaría que los cuadraditos sirvieran p"r, t."r". d.
lleva dentro de sí. Así, la misteriosa desaparición de la familia en manera precisa las líneas que forman el plano de la casa, la frase
la casa podría enrenderse como el oscurecimiento del sujeto en sí de abajo en la página desconcierta, y^ q.rá cambia la escala (,.Cada
mismo, es deci¡ la pérdida de la certeza de la propia identidad. cuadradito equivale a z km"') como si fuera el mapa a escala de
o también, desde otra perspectiva, como er decalmiento de la una ciudad,.una tegión o un país. para poder dibujar una casa
importancia social de la familia (una afirmación que, en orro con- cada cuadrado debiera equivaler a enrre i.S y , m,, áependiendo
texto, puede parecer un lema estrictamente conservador). del porte de la casa, p".oii.r duda no a zkm'.La vaciración en la
En esa misma conversación recién citada, Martínez recor- escala, entonces, es solidaria con las mutaciones ,ufiidas en "La
dó en torno a las casas desbaratadas de la portada y de la página desaparición de la familia". En la contratapa, por su parte (ver
rzo: "Ahí esas casas aluden también a nuesrro paisaje, .*.J,r", reproducción), la leyenda al pie de la página cambia á. .r,.r.r,o,
permanenres catásrrofes chilenas" (poemas del ono " "Cada cuadradito eqr-rivale a z cm,,', .o. lo
97). Si bien el cual también sería
territorio chileno suele ser asolado por temblores y rerremoros, imposible delinear una vivienda, esta vez porque la escala es de-
las catásrrofes también pueden rener connotaciones no solo geo- masiado pequeña. Ambas páginas, .i. .*Lrrgo, se diferencian a
lógicas. La referencia al final de la "Nora r." afirma: "véase Aáolf primera vista por la imagen de una liebre _del grabador Alberto
Hilter Vs. Tánia Savich" (de las págs. rr3 y rr4), reorientando la Durero- con un rectángulo negro cubriéndole la boca que simu-
serie de la casa y la familia desde elementos metafisicos, psicológi- la el gesto clásico de la censura: la liebre se encllenrra enia página
cos y telúricos a históricos, béiicos y políticos. Tania savich, según junto al poema, pero no en la contratapa.
informa la "Nota rr. Adolf Hitler vs. Tánia Savich I,, de la Es posible considerar el poema "La desaparición de la fami-
fág.
r3z, fue una niña que vio morir a sus parientes en el asedio a Es- lia'como el centro secreto de La nueua nouerd, o quizás, al menos,
talingrado llevado a cabo por los nazis durante la segunda guerra como uno de sus cenrros. Su ubicación en la segunda página del
I mundial. La nueua nouela, para lograr desplazamie.rio, y último capítulo del libro para un lib.o .á.rá.rr"do,
las series, asemeja a Thnia savich con el círculo ("El círculo "Ápli",
áe la -"Epígrafe
La política'-85 (ver reproducción) favorece tanro su preponde_
familia') y a Adolf Hiltler con el cuadrado. Esta es la rercera ma- rancia como su interpretación polírica. El capítulo firr"l d.rtr."
nera de interpretar el poema "La desaparición de una familia'. ya desde su presentación (r35), ya que co.rtienl entre sus páginas
Los cuadrados también se repiten en la imagen (ver repro_ una-bandera de papel de Chile misma que se enconrrará con
ducción) que enfrenta el poema "La desaparición de l" f.milia", profusión en La poesía chilena-, -launa dedicatoria a Daniel There-
imagen que, significativamente, se repite con variaciones en la sin (que es el apodo que utilizó Jean Tardieu duranre la ocupación
conrrarapa del libro. En aquel texro se insiste en un procedimien-
to ya conocido: ordenar al lector que ejecute una acción. En este
caso, se le pide hacer el dibujo de la casa a la manera de un plano It Como ¡ecién fue aÉrmado, j[nto a "La desaparición de la familia,,se
reproduce la imagen de Ia
arquitectónico: "Dibuje el conrorno de cada cuarto incluyendo contratapa con algunas va¡iaciones. y.¡unto a la,,Nota r. La desaparición
de un¿ familü,,_co_
lección de citas que propone comenrar esre poema- se duplica,
puertas y ventanas." Asimismo, se conmina a marcar ..dos rutas lámina de la tapa.
también significativamente, la
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