Está en la página 1de 6

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo pretende abordar la apropiación de saberes en cuanto


los postulados del documento titulado ¿Qué es el análisis político? Una propuesta
desde la teoría del discurso y la hegemonía, frente las tendencias que el modelo
de poder político registra actualmente Colombia.

La auscultación del documento en referencia permite clarificar los


elementos necesarios para el entendimiento y enfoque de análisis político, desde
la mirada de estudiosos tan versados y prácticos como Errejón Galván que nutren
la composición del presente ensayo.

Entre las razones que argumentan su importancia está la posibilidad de


comprender tendencias como la postpolítica, el poder político, el orden social, la
gobernabilidad entre otros que resultan de vital importancia para la elaboración de
un análisis político.

Las intenciones reflexivas se orientan más que despejar duda alguna sobre
la cuestión de las ciencias políticas a nutrir las posibilidades constructivistas que
nace desde las posiciones frente a la realidad o utopía como modelo político y
social a seguir.
SOBRE EL ANÁLISIS POLITICO Y SUS TENDENCIAS EN COLOMBIA

La importancia de la política ocupa en la temporalidad histórica y


contemporánea un papel de sin igual importancia, está en todas partes y hace
parte de la cotidianidad real de nuestra vida, pues aunque recién naciendo y aun
no teniendo entendimiento pasa a ser objeto político en tanto el mero
acontecimiento de un registro civil lo incorpora como ciudadano, es decir lo vincula
jurídicamente al Estado.

En este sentido el análisis de lo político no es menester cultural de nuestra


sociedad y se destina a un sector reducido, es decir prevalece una incultura
política que es aprovechado por algunos dirigentes que se adjudican
exclusivamente el conocimiento de la misma. Sólo en momentos coyunturales de
gran impacto y de conflictividad lo político emerge en la figura social de la opinión.

Galván, citando a Slavoj Zizek (2007) o Chantal Mouffe (2007, 2009)


sugiere “la exclusión del análisis político por temas de la mayor importancia y
relegados a meros postulados ideológicos”. En ello se observa como
desapercibidamente obra nuevas tendencias en el quehacer político donde
subrepticiamente emergen nuevas posibilidades de poder y de aprovechamiento
social.

Estas tendencias creadoras denominadas como pos político apuntan con una
clara ventaja frente a unas masas ávidas de cambio, la conformación de nuevos
escenarios, con objetivos diversos en tanto su concepción política, que desde
luego ven la democracia un vehículo conductor de las más garantes posibilidades
para maniobrar en el destino del poder político.

Se comienza entonces a notar un desgaste del ejercicio público en el marco


de la democracia que otros renglones del poder arguyendo fatalidades que con
ocasión de políticas destinadas al mantenimiento del orden ciudadano otrora, del
orden público mejor conocido como del conflicto interno colombiano, impidieron un
mejor desarrollo de orden social, económico, cultural y demás.

Alberga este segmento político naciente la esperanzadora opción de


inclusión en la voz y por no decirlo en el voto de quienes asimismo se han
marginado de las posibilidades que brinda nuestra democracia, aprovechando las
más sutiles, por llamarlo de alguna forma, expresiones consignadas en la carta
magna y que en últimas se erige como columna vertebral de nuestra democracia y
beneficio de la sociedad.

Estas acumulaciones de fuerzas de sectores sociales excluidos contra los


sistemas políticos imperantes no son en absoluto una excepción en la política
latinoamericana, y se puede afirmar que han modificado de forma radical el
escenario político regional, estando en la base de muchos de los gobiernos
actuales del continente (Galván, 2011, p.2)

Un fenómeno de ello es lo que se conoce como gobiernos


emergentes o señalados de pertenecer a la nueva ola del socialismo del
siglo XXI que desde hace más de tres de lustro llegaron al poder en la
región, precisamente dando vocería a quienes en el marco de esa
tendencia globalizadora fueron marginados por el capitalismo voraz y
asfixiador de los menos visibles del contexto social.

En palabras de (Galván, 2011) el análisis político, más que proponer


un sentido, debe ser capaz de interpretarlos y crear unas competencias
constructivas de cara afrontar los desafíos derivados de las dinámicas
políticas entorno del capitalismo y de su contrario, el socialismo, los cuales
son objeto de situaciones generadoras de tensión política y en
consecuencia de conflictos.

Las tensiones y conflictos tienen implicaciones directas en el


ambiente social, los gobiernos deben garantizar ese orden lo que infiere
además del diseño acorde a las realidades cambiantes sobre las políticas
públicas, el exclusivo y por cierto no menor responsabilidad del “control
social”, no entendido este como un panóptico desde donde y como lo
señalaba Jeremy Bentham, “lo óptico era la gran innovación para ejercer
bien y fácilmente el poder” para unos y para otros, para los que
tradicionalmente han estado en la lógica del poder político y para quienes
fungen ser la línea postpolitica, al fin y al cabo en medio de esas disputas
por las hegemonía del poder en algún momento puede suscitarse los
conflictos y desencadenar el caos.

El conflicto, por tanto, no es sólo un resultado posible derivado de la


competencia de diferentes prácticas para atribuir sentido político a hechos
sociales, sino que es su corazón mismo, constituye la lógica de lo político
como esencia ontológica de la política (Laclau y Mouffe, 1985:125).
(Galván, 2011, p.4)

Nuestra sociedad, en particular la colombiana saca a relucir lo fascinante de


la política especialmente en los procesos electorales desconociendo y pese las
herramientas constitucionales de ejercer el control político, ello entendible a los
vicios enquistados dentro del ejercicio político.

Hay vientos de cambios, hay un renacer, un despertar de la conciencia


política evidenciado en el protagonismo de numerosos movimientos sociales y de
la acción colectiva que tiene su mayor expresión de identidad en el surgimiento del
movimiento por la paz y que promete una mayor inclusión de las minorías,
afectada por un conflicto de interés político que ha incentivado la violencia, por
demás, cambiante pero no por ello final, los cambios son por el hegemonía del
poder.

Las identidades políticas, obvia decirlo, son por naturaleza cambiantes, y


se constituyen por prácticas de significación o discursos que compiten por
atribuir uno u otro significado a diferentes hechos sociales (Laclau, 1990;
Fearon y Laitin, 2000; Lustick, 2000). Los motivos en torno a los cuales se
produzcan los agrupamientos determinarán su orientación ideológica, y la
propia correlación de fuerzas. (Galván, 2011, p.7)

CONCLUSIÓN

El análisis político resulta ser la mejor herramienta de la sociedad en


tanto el mismo más allá de registrar una opinión o tomar partido dentro de
las fuerzas en contienda por el poder, se enfoca en las posibilidades de
mejoramiento de las distintas condiciones políticas que el momento registre.
La lectura adecuada de esos momentos marca la diferencia entre la
sociedad y los gobiernos. Una adecuada lectura al momento histórico de
Colombia, puede serlo.
BIBLIOGRAFÍA

Errejón Galván, Í. (2011). ¿Qué es el análisis político?: una propuesta


desde la teoría del discurso y la hegemonía (Artículos).

Bentham, J. (2016). Genealogía del Poder el Panóptico.

También podría gustarte