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Claudia MENDOZA 59
El Evangelio
según San Marcos
El “evangelista Marcos”1
Las noticias más antiguas que recibimos del “Marcos” proceden de PAPÍAS DE HIERÁPOLIS. En
su “Explicación de las Palabras del Señor”–conservada en la “Historia Eclesiástica de EUSEBIO
DE CESAREA” – Papías intenta indagar hasta el círculo más directo de los discípulos de Jesús.
En el Nuevo Testamento repetidas veces se menciona a un tal “Juan Marcos”, que procedía de
la comunidad primitiva de Jerusalén (Hechos 12,12). Se trataría de la persona que acompañó a
Pablo y a Bernabé en el así llamado “primer viaje misional” (es decir, en la “misión
antioquena”; Hechos 12,25; 13,5), pero que muy pronto se separó de ellos (Hechos 13,13;
15,37s). Parece que más tarde volvió a acompañar a Pablo (Filemón 24; Colosenses 4,10; 2
Timoteo 4,11).
En 1 Pedro 5,13 es mencionado entre los que rodean a Pedro en “Babilonia” (es decir, Roma).
El primero en repetir substancialmente las palabras de Papías fue SAN IRENEO, pero
señalando expresamente que el evangelio se compuso en los tiempos que siguieron a la
muerte de Pedro (mientras que en Papías esa fecha era únicamente una suposición):
“Después de la muerte de éstos (se refiere a Pedro y Pablo), Marcos, discípulo y
hermeneuta de Pedro, nos transmitió también por escrito la predicación de Pedro” (HE
V, 8, 3 = Adv. Haer III, I, 1).
También TERTULIANO decía que Marcos fue el «intérprete de Pedro», y afirmaba que su
evangelio podría considerarse como “el evangelio de Pedro” (Adv. Marcionem IV 5).
En ese mismo sentido se expresaba ya SAN JUSTINO, cuando decía que la denominación
“hijos del trueno” –transmitida únicamente en Marcos 3,17– referida a los hijos del
Zebedeo, era una denominación derivada de los “recuerdos de Pedro” (Dialogo con
Trifón 106).
1 Cf. Ph. VIELHAUER, “La tradición de la antigua iglesia sobre los tres primeros evangelios”, en: Id.,
Historia de la Literatura Cristiana Primitiva, Salamanca (Sígueme 1991), 277-279. WIKENHAUSER-
SCHMID, “La tradición de la Iglesia Primitiva acerca del Segundo Evangelio”, en: Id., Introducción al
Nuevo Testamento, Herder (Barcelona 19781973), 326-333.
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA repitió esta misma tradición, pero sin designar expresamente
a Marcos como intérprete de Pedro.
Según Clemente, la obra de Marcos habría aparecido todavía en vida de Pedro.
Recogiendo una tradición que procedía de los antiguos presbíteros, escribe así en sus
Hypotyposeis:
Lo mismo señaló ORÍGENES al afirmar que Marcos escribió su evangelio todavía en vida
de Pedro y por iniciativa de éste (HE VI, 25, 5).
A su vez, EUSEBIO, basándose en CLEMENTE (HE II, 15), afirmó que Pedro refrendó
expresamente la obra de su discípulo, aprobándola para el uso eclesiástico.
El lenguaje y el estilo son sencillos, con un griego bastante trabado, sin construcciones
subordinadas; más bien se encuentran frases breves, simplemente yuxtapuestas.
El léxico contiene abundantes palabras vulgares y muchos “latinismos” (esto es, palabras latinas
escritas con caracteres griegos), por ejemplo, κεντυρίων (Marcos 15,39), término latino –no
griego− para referirse al “centurión”
La mayor parte del evangelio está constituido por relatos, no por “discursos” –es decir, expone
principalmente los hechos de Jesús y le da poca cabida a sus palabras3– y, en general, los relatos
suelen contener más datos, lo que hace más fácil imaginar la escena.
Veamos un ejemplo:
2 Cf. A. RODRÍGUEZ CARMONA, “Evangelio según Marcos”, en: AGUIRRE MONASTERIO – RODRÍGUEZ
CARMONA, Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles, Navarra, 1994, 99-189 (aquí: 104-108).
3 Marcos transmite sólo tres discursos propiamente dichos:
4
El trabajo redaccional
El relato de Marcos presenta una exposición conjunta de la actividad de Jesús desde su bautismo
por Juan hasta su muerte, junto con la historia del sepulcro vacío, y es la primera manifestación
de este tipo que conocemos, con lo que así –por lo que sabemos– aparece el género literario que
se designa como “evangelio” desde mediados del siglo II, y que asume la dificultad del narrar
un fragmento de la vida terrenal de aquel que es el Señor de la comunidad creyente y que vendrá
en la gloria.
5 Se puede decir mucho de alguien sólo indicando dónde va o dónde no va. Cf. RHOADS-DEWEY-MICHIE,
“Los escenarios”, en: Id., Marcos como relato, Salamanca (Sígueme 2002), 91-103.
6 En Jerusalén –según Marcos– sólo obra uno, “la maldición de la higuera”, símbolo de la condenación
de Israel.
7 Para tener una idea del menosprecio que se sentía por Galilea en ambientes citadinos cf. J. GONZÁLEZ
ECHEGARAY, “Opinión sobre los judíos galileos”, en: Id., Jesús en Galilea. Aproximación desde la
arqueología, Navarra (Verbo Divino 2000), 116-119.
8 Al mismo tiempo, corre paralelo el anuncio de la resurrección: 8,31; 9,31; 10,33s; v6. Si las condenas a
muerte señalan el destino trágico de Jesús, los “anuncios” de la pasión quieren indicar claramente que
Jesús conoce el camino que le aguarda, que lo acepta con obediencia, que prepara a los discípulos para
ese momento y que la muerte no es la última palabra (cf. el relato de la transfiguración luego del primer
“anuncio” de la pasión y de los “logia” sobre el seguimiento).
9 Marcos 14,18 (Salmo 41,10); 14, 61 (Isaías 53,7); 15, 23 (Salmo 69,22); 15, 24 (Salmo 22,19); 15, 34
(Salmo 22,2).
10 W. WREDE, Das Messiasgeheimnis in den Evangelien, 19132.
Los investigadores coinciden en que la mayor parte de los mandatos de guardar silencio
son atribuibles a Marcos.
Esto vale de manera especial para el último, el de 9,9, que, en cuanto último, está dotado
de una limitación en el tiempo.
Las “ordenes de silencio” producen una tensión entre la manifestación del poder del “Hijo
de Dios” y la voluntad de mantener oculto el ser y la misión de Jesús, hasta la Pasión: la
identidad mesiánica plena de Jesús no se confiesa públicamente antes de la pasión.
Esto llama más la atención por cuanto ellos son llamados particularmente al seguimiento
de Jesús e incluso a los Doce se les confiere una autoridad peculiar (cf. Mc 3,13-19). Los
discípulos reciben el misterio del Reino de Dios (Mc 4,10s), son enviados por Jesús (Mc
6,7), comparten con él la mesa de la última cena (Mc 14,17s), y, sin embargo, no
comprenden.
Marcos 4,40-41 “Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»
v41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste
que hasta el viento y el mar le obedecen?»“
En Guetsemaní: cf. 14,40.50: “Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos
estaban cargados; ellos no sabían qué contestarle. [...] v43 Todavía estaba hablando,
cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con
espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
v44 El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a quien yo dé un
beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela». v45 [...] Y abandonándole huyeron
todos”.
11 Los demonios en este Evangelio son los únicos –junto con Dios Padre– que saben quien es Jesús.
12 Aunque la confesión mesiánica de Pedro indica un cierto progreso, con ella, solo se desplaza el objeto
de su falta de comprensión. Ésta se concentra ahora en la idea de pasión y de resurrección; cf. 9, 10.
Por ejemplo, en la escena en que Jesús viene caminando sobre las aguas hacia la barca
zarandeada por la tormenta, comparar las reacciones de los discípulos:
MARCOS MATEO
6,51 Subió entonces donde ellos a la 14,32 Subieron a la barca y amainó el
barca, y amainó el viento, y viento. 33 Y los que estaban en la barca
quedaron en su interior se postraron ante él diciendo:
completamente estupefactos, v. 52 «Verdaderamente eres Hijo de Dios».
pues no habían entendido lo de los
panes, sino que su mente estaba
embotada.
Tras la así llamada “segunda multiplicación de los panes” y el pedido por parte de los
fariseos de una señal:
MARCOS MATEO
8,14 Se habían olvidado de tomar 16,5 Los discípulos, al pasar a la otra
panes, y no llevaban consigo en la orilla, se habían olvidado de tomar
barca más que un pan. v15 Él les panes. v6 Jesús les dijo: «Abrid los
hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los
ojos y guardaos de la levadura de fariseos y saduceos». v7 Ellos
los fariseos y de la levadura de hablaban entre sí diciendo: «Es que no
Herodes». v16 Ellos hablaban hemos traído panes». v8 Mas Jesús,
entre sí que no tenían panes. v17 dándose cuenta, dijo:
Dándose cuenta, les dice:
«Hombres de poca fe, ¿por qué estáis
«¿Por qué estáis hablando de que hablando entre vosotros de que no
no tenéis panes? ¿Aún no tenéis panes? v9 ¿Aún no
comprendéis ni entendéis? ¿Es que comprendéis, ni os acordáis de los
tenéis la mente embotada? v18 cinco panes de los 5.000 hombres, y
¿Teniendo ojos no veis y teniendo cuántos canastos recogisteis? v10 ¿Ni
oídos no oís? ¿No os acordáis de de los siete panes de los 4.000, y
v19 cuando partí los cinco panes cuántas espuertas recogisteis?
para los 5.000? ¿Cuántos canastos
llenos de trozos recogisteis?»
«Doce», le dicen. v20 «Y cuando v11 ¿Cómo no entendéis que no me
partí los siete entre los 4.000, refería a los panes? Guardaos, sí, de
¿cuántas espuertas llenas de trozos la levadura de los fariseos y
recogisteis?» Le dicen: «Siete». saduceos». v12 Entonces
comprendieron que no había querido
v21 Y continuó: «¿Aún no decir que se guardasen de la levadura
entendéis?» de los panes, sino de la doctrina de
los fariseos y saduceos.
Para Marcos, Jesús emplea un “doble discurso”: “en parábolas” para los de “afuera”, pero
a sus discípulos (“los que le seguías a una con los Doce”) les explica en privado, porque a
13.
ellos se les ha dado “el misterio del Reino”.
13 Para el empleo del texto de la vocación de Isaías (Isaías 6,9-10), ver también Juan 12,37-43 y Hechos
28,23-28. Algunos autores traducen el texto de Marcos 4,12, inspirándose en el TARGUM, de la siguiente
manera: “...por más que miran, no ven, y por más que oyen, no entienden; a no ser que se conviertan y
Dios les perdone” (Marcos 4,12).
14 Según GNILKA sirven a la finalidad de encubrir la verdad para lanzar el juicio de endurecimiento sobre
el pueblo obstinado. Tiene que ver, pues, con el problema de Israel; sería como el lado negativo del
“secreto”. GNILKA insiste en que Marcos está interesado por el problema de Israel: en repetidas ocasiones
criticó fuertemente la piedad judía (Marcos 7, 3s; 11,12-18; 12,29.33s). La tradición de Isaías utilizada
por él en 4,12 apunta en esta dirección, al igual que la conclusión de los “viñadores homicidas” (J.
GNILKA, Die Verstockung Israels. Isaías 6,9-10 in der Theologie der Synoptiker, München, StANT, 1961;
Id., “Excurso: La teoría de las Parábolas” y “Excurso: El secreto mesiánico”, en: Id., El evangelio según
San Marcos I1978, Salamanca [Sígueme 1986], 199-200 y 195-198). No puede ser casualidad, afirma
GNILKA, que Mc conciba los discursos mayores de Jesús en público –los que ciertamente son contados en
este evangelio– como discursos “en paraboláis” (= en forma de parábolas):
3,23 (a los escribas que habían bajado de Jerusalén) “Él, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas:
¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?”.
4,2 (a la gente que estaba junto a él) “Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas”.
12,1 “Y se puso a hablar en parábolas” (en Jerusalén; parábola de los “viñadores homicidas”).
12,12 “Trataban de detenerle –pero tuvieron miedo a la gente– porque habían comprendido que la
parábola la había dicho por ellos”.
Cuando se dice de los adversarios que tienen un cierto conocimiento del discurso en parábolas (12,12), no
se trata de un conocimiento “del misterio”.
15 Se suele destacar a propósito que Marcos 8,31-10,52 es una gran catequesis sobre la pasión, muerte y
resurrección de Jesús. Marcos ofrece una selección de las actitudes que condicionan el conocimiento del
modo del mesianismo; con ello se sugiere que sólo puede conocer al “Mesías-que-muere-y-resucita” el
que acepta cordialmente estos valores. Pero cabe señalar que, para otros investigadores (por ejemplo, R.
PESCH), si bien reconocen que hay una “teoría marcana de las parábolas”, sugieren interpretarla en sí
misma, independientemente del motivo del “secreto”.
16 Cf. J. DELORME, El Evangelio según San Marcos, Navarra (Cuadernos Bíblicos 15-16 1977), 42-45:
un interesante y breve comentario a Marcos 4-5,43, en el reflexiona acerca de los que él llama “una
teología algo ruda de la libertad y la gracia”, pero que encierra una verdad teológica muy compleja: no es
posible catalogar en nuestras acciones la parte de Dios y la parte del hombre. No se trata de dos fuerzas
que actúan al mismo nivel y que sea posible descomponer. La Biblia dice que “Dios endureció el corazón
del faraón” y también dice que “el faraón endureció su corazón”. El que “el faraón endureciera el
corazón” no quiere decir que lo haya hecho solo, sin que aquello entrara en el plan de Dios; el que “Dios
endureciera el corazón del faraón” tampoco quiere decir que Dios lo haya hecho solo y que el faraón no
fuera libre para ello. En este caso, se estaría buscando integrar en el plan de Dios el problema de la
incredulidad (en particular, de Israel): no fue ineficiente la proclamación - no es un fenómeno que escapa
al poder de Dios.
17 Cf. RHOADS-DEWEY-MICHIE, “La soberanía de Dios inicia los conflictos”, en: Id., Marcos como
relato, 112-117.
Los investigadores posteriores, al menos los del área alemana, si bien aceptaron de forma
bastante generalizada el motivo del “secreto” como producto de la redacción marcana, 18 han
propuesto otras razones para explicar esta construcción redaccional.
LOHSE19 entiende que el “secreto” tiene que ver con la “inteligencia de la cruz”:
“El propio evangelista nos indica por qué escribe un libro de «epifanías ocultas»
(Dibelius) ya que en el último pasaje en el que se expresa el precepto de silencio explica
el sentido del mismo: los discípulos no deben hablar de la gloria de Jesús sino cuando el
Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos (Mc 9,9).
Por consiguiente, de la revelación divina no se puede hablar sino contemplando toda la
actividad de Jesús desde el punto de vista de la cruz y la resurrección.
Por consiguiente, la serie de epifanías secretas está señalando hacia la única revelación
de Dios en la cruz y en la resurrección de Jesús.
Vemos pues que el “secreto mesiánico” excluye una interpretación del Jesús histórico
que no esté orientada por la confesión de fe en el Cristo crucificado y resucitado”.
GNILKA, por su parte y en esta misma línea, lo explica de esta manera:
“La revelación que se dio en Jesús es inconclusa e interpretada equivocadamente antes
de la Pasión y Resurrección. Esta in-conclusión se expresa al final del evangelio, en v8:
el final está redactado de manera que remite al principio, es decir, a Galilea.
El secreto mesiánico se presenta como un medio literario que fue necesario a causa de la
forma del evangelio creada por Marcos. La proclamación que tenía a Jesús por
contenido y que ocupó el lugar de la predicación que él mismo llevó a cabo, sólo fue
posible después de la Pascua.
En el centro teológico de la predicación de Marcos está la cruz y la resurrección. Todo
lo demás conduce a esa meta20”.
Así también SCHWEIZER21
La intención del encubrimiento se entiende desde la cruz. La cruz está plantada en el
centro de la cristología de Marcos. A la teología de la cruz pertenece, igualmente, la
idea de que el camino de Jesús es el camino de su seguidor.
18 Ciertamente que algunos investigadores lo niegan por completo, situando el “secreto” exclusivamente
en la intención del Jesús histórico: por ejemplo, afirman que Jesús no quiso hablar de su dignidad
mesiánica antes de su pasión (TAYLOR); o plantean que Jesús no podía en modo alguno presentarse ante
los judíos con el mensaje de que él era el Mesías, sin provocar una interpretación equivocada de su misión
y persona y sin ocasionar el peligro de un movimiento político y la intervención de los romanos
(CULLMANN; SCHMID).
19 E. LOHSE, Introducción al Nuevo Testamento, Madrid (Cristiandad 1986), 143.
20 Naturalmente esto tendrá consecuencias para la autointerpretación del discípulo, y, por consiguiente,
del cristiano, como subraya el motivo de la incomprensión de los discípulos de manera especial en
relación con la idea de la pasión. El ser cristiano no se agota en el conocimiento de la fórmula justa de fe,
sino en la disposición a seguir el camino de la cruz. Por eso, sólo bajo la cruz se puede hablar
desveladamente de que este hombre es hijo de Dios (15, 39 «hýios theoú ên», en imperfecto).
21 E. SCHWEIZER, “Zur Frage des Messiasgeheimnisses bei Markus”, ZNW 56 (1965) 1-8.
El secreto hace claro que la revelación de Dios en Jesús no puede entenderse sino en el
camino del seguimiento y, por consiguiente, sólo después de la pasión del Hijo del
Hombre.
Extensión original
del Evangelio de Marcos
(2) El final de Marcos 16,9-20 está atestiguado ya en el siglo II –es conocido por el
PASTOR DE HERMAS (102,2), TACIANO (el Diatessaron) e IRENEO (Adv Haer
3,10,6) y aparece en la mayoría de los manuscritos– y presupone el conocimiento
de los relatos pascuales ofrecidos por los otros tres evangelistas.
(3) En lugar del final ordinario, el manuscrito k del s. IV da un final más breve que es
continuación del 16, 8:
«Ellas refirieron brevemente a los compañeros de Pedro lo que se les había
anunciado. Luego, el mismo Jesús hizo que ellos llevaran desde el oriente hasta el
poniente, el mensaje sagrado e incorruptible de la salvación eterna».
(4) Algunos manuscritos ofrecen dos finales, el breve seguido de v9-20: se trata del
099 (s. VII), el 044 (s. VII / IX); el L (s. IX).
(5) Uno de los manuscritos que dan el final largo –el W (del s. V)– intercala entre
16,14 y 16, 15 el fragmento siguiente:
«Y éstos alegaron en su defensa: 'Este siglo de iniquidad y de incredulidad está
bajo el dominio de Satán, que no deja que lo que está bajo el yugo de los espíritus
impuros reciba la verdad y el poder de Dios; manifiesta, pues ya desde ahora tu
justicia.' Esto es lo que decían a Cristo y Cristo les respondió: 'El término de los
años del Poder de Satán se ha cumplido, pero otras cosas terribles se acercan. Y
yo he sido entregado a la muerte por los que pecaron, para que se conviertan a la
verdad, y no pequen más, a fin de que hereden la gloria espiritual e incorruptible
de justicia que está en el cielo...'».
22 Cf. Antonio RODRÍGUEZ CARMONA, “El final del texto”, en: R. AGUIRRE MONASTERIO - A.
RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles, 121-123 (con bibliografía
adicional). Tampoco los vv. 7,16; 9,44.46; 11,26 y 15,28 pertenecerían a la obra original.
Si bien constantemente reaparece la sospecha de la desaparición del final original, se hace muy
difícil fundamentarla. Mateo y Lucas no conocieron el modelo de Marcos sino hasta 16,8: desde
este punto, cada uno de los dos evangelistas sigue su propio camino. ¿Ya antes de que el
Evangelio de Marcos fuera conocido por Mateo y Lucas se habría perdido el final original? Por
eso, muchos investigadores cuentan con que Marcos termine así intencionalmente.
Habría acuerdo en afirmar que el autor se dirigía a gente rechazada y perseguida en su misión de
extender la palabra de Jesús y la soberanía de Dios. El relato parece sugerir que la persecución
vendría tanto de las autoridades judías como de las romanas.
Esquema de la obra27
(Intereses propios / teología).
¿QUIÉN ES JESÚS?
CRISTO Jesús es reconocido como tal una sola vez (8,27) por un
hombre, Pedro, a quien se le impone inmediatamente silencio
(8,29-30); Jesús no aprueba ese título más que en el curso de su
proceso (14, 61-62).
HIJO DE DIOS Título que emplea Dios tanto en el bautismo (1,11) como en la
transfiguración (9,7), es también divulgado por los demonios
(3,11; 5, 7). Jesús lo acepta en su proceso, y un pagano lo
pronuncia al pie de la cruz (15, 39).
26 Cf. RHOADS-DEWEY-MICHIE, “El contexto histórico del evangelio de Marcos”, en: Id., Marcos como
relato, 14-15. Por ejemplo, G. THEISSEN, Colorido local y contexto histórico en los evangelios: una
contribución a la historia de la tradición sinóptica, Salamanca (Sígueme 1997).
27 Ver también Horacio LONA, “El Evangelio de Marcos”, en: Id. Jesús en el anuncio de los cuatro
evangelios, Buenos Aires (Claretiana 2009), 17-61.
28
Sobre la base de estos datos, la exégesis moderna coincide básicamente en
reconocer que este evangelio consta de dos partes:
Guía de lectura para del artículo de L. H. RIVAS, “El Evangelio según San Marcos”, en: Id.,
¿Qué es un Evangelio?, Buenos Aires (Claretiana 2001), 57-69.
Primera parte
¿Quién es Jesús?
“Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco” (1,11)
Jesús proclama el Reino, con muchos milagros y exorcismos, pero no habla de
sí mismo.29 La gente pregunta quién es, asombrada por lo que ve y oye.
Los demonios saben quién es, pero se les ordena callar (1,24; 1,34; 3,11-12;
5,6). Los hombres no saben –incluso los discípulos– y se preguntan (1,27; 4,41;
6,14-15)
Jesús ordena silencio a varias personas curadas (5,43).
Jesús transgrede la ley (2,15-3,6), pero hace milagros.
Los interrogantes crecen También la hostilidad contra él.
Jesús pregunta: 8,27 «¿Quién dicen los hombres que soy yo?»
Segunda parte
Una teología de la cruz: el “Hijo del hombre sufriente”.
8,31-32 “Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y
ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser
matado y resucitar a los tres días. v.32 Hablaba de esto abiertamente”.
29 Sólo en 2,10 y 2,28 habla –en tercera persona– del “Hijo del hombre”, pero de manera enigmática.
30 En 8,27-9,1 es descripta ante todo una escena con los discípulos, que tiene su punto culminante en la
confesión de Pedro (8,29), y con ello, prepara una instrucción acerca de la comprensión correcta de la
“mesianidad” de Jesús (8,31-33). En 8,34-37 se formulan las exigencias del seguimiento.
31 Pero el Hijo del hombre sufriente es también el juez escatológico que habrá de juzgar a esta
generación. Por lo tanto, la decisión frente a la persona y a las palabras del Hijo del hombre tienen un
significado escatológico.