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ARLLEN MENDOZA MATERIA DE VOCACIÓN MINISTERIAL II

Quiero comenzar el ensayo haciendo referencia a un predicador que ya se encuentra con el


Señor. Es el evangelista Billy Graham 1888-1962, (copio textualmente del internet) quien
nació en Carolina del Norte, EE. UU. Según su equipo, más de 3,2 millones de personas han
respondido a la invitación de aceptar a Jesucristo como su salvador personal en las
campañas de Billy Graham. En 2008 la audiencia de Graham durante toda su vida,
incluyendo las emisiones en radio y televisión, superó los 2.200 millones. Por ultimo cuando
“le ofrecieron un contrato de cinco millones de dólares por cinco años en la NBC para
aparecer en televisión frente a Arthur Godfrey, pero lo rechazó para continuar con sus
giras de avivamiento”.
¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE IMPORTA EN EL MINISTERIO?
Esta clase de ministerio la puedo llamar “Extraordinario”. La gente busca ministerio y
liderazgo solo para hacerse famoso y alcanzar popularidad, pero ante la primera tentación,
son arrastrados y seducidos a menospreciar el llamado que el Señor les ha hecho. Son
personas inmaduras y con falta del carácter de Cristo, sin valores espirituales, sin ética
ministerial, ajenos totalmente a los principios que rigen el llamado celestial. A continuación,
analizaremos el llamado a un ministerio cristiano y las implicaciones que tiene en la vida de
un líder.
La vocación ministerial, es necesario entender que todos son llamados a servir a Dios en
alguna área a través de los dones espirituales, pero no todos son llamados a liderar en un
ministerio. La Escrituras dice en efesios 4:11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a
otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros…”.
La idea de Dios es que haya un grupo de sus hijos que estén completamente preparados
para toda buena obra 2 Ti 3:17. Este llamado a servir a Dios en el ministerio es solamente
hecho por el Señor, ningún ser humano tiene la capacidad de llamar a otro e instituirlo como
ministro, solo el Señor puede hacerlo. Si alguien intentare dedicarse a esta profesión celestial
por su cuenta, seguramente fracasaría porque no ha sido llamado. La biblia dice del apóstol
Pablo: “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de
Dios…”. Con esta escritura queda claro que llamado es completamente Divino.
Otro asunto importante para considerar es el tipo de líder que se quiere ser. De acuerdo
con los diferentes criterios, hay liderazgos que puede ser autocrático, burocrático,
carismático, participativo, transformacional, entre otros. Desde mi perspectiva, el que más se
ajusta al liderazgo cristiano, es el liderazgo transformacional, debido a que inspiran a su
equipo continuamente y les transmiten entusiasmo. Más allá de un concepto, lo cierto es que
la iglesia necesita lideres comprometidos con la obra de Dios y que amen apasionadamente
al Señor, de manera que sean agentes de transformación y cambio en este mundo.
Por último, tenemos las implicaciones del ministerio en la vida de un líder. En primer
lugar el carácter. Toda persona que anhele entrar al ministerio como ya lo he dicho, debe ser
llamado, pero también cumplir con ciertas características necesaria que tienen que ver con
ARLLEN MENDOZA MATERIA DE VOCACIÓN MINISTERIAL II

su carácter como cristiano. 1 Tim 3:2-7 dice: “Pero es necesario que el obispo sea
irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto
para enseñar…”. Estas características distintivas son necesarias porque es
contraproducente enseñar la palabra y que dicho ministro tenga doble vida, es antiético
delante Dios y de los hombres tener una doble moral. El mal testimonio que genera para con
sus seguidores y mucho más con los de afuera, es deshonroso un líder con falta de carácter.
En segundo lugar, la ética de un ministro del evangelio debe estar a la altura de su llamado.
No se debe tomar esto de liderar a la ligera, por cuanto lo que administramos son las cosas
santas de la cruz de Cristo.
En tercer lugar, la relación con el equipo de trabajo y el servicio. La relación se debe dar en
el marco del respeto, dentro de los valores espirituales que nos unen en Cristo, como el
amor, el perdón, la obediencia, la unidad, etc. Toda relación encausada en estos principios
bíblicos prosperará. El servicio está basado en el mayor ejemplo que tenemos, Jesucristo.
Ser imitadores de Él es el reto de cualquier ministro. Se debe servir con pasión y amor, no
por obligación. 1 P 5:2 dice: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,
cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta,
sino con ánimo pronto…”. Esta debe ser la actitud por la cual servimos a Dios.
En cuarto lugar, el uso de los Dones espirituales. Un ministro que cuente con todo este
arsenal que he mencionado en los puntos anteriores, es capaz de llevar a cavo de manera
ordenada y correcta el uso de los dones, no solo en su vida, sino también a que otros los
descubran y usen correctamente. Un líder es capacitado con las habilidades que da el
Espíritu Santo y se deben usar con sabiduría. La biblia dice que los dones y los ministerios
son para edificar el cuerpo de Cristo.
Para concluir, puedo decir, que es un honor ser llamado al servicio en la obra de Dios desde
cualquier trinchera, desde barrer un templo, dar de comer a los pobres pasando
desapercibido hasta aparecen en la radio y las pantallas de la televisión. No hay mayor
satisfacción que ser reconciliadores de este mundo en nombre de Cristo Jesús. Lo
importante no es cuantas almas ganamos en la vida, mucho menos la cantidad de miembros
de la iglesia, o cuan usado fui por el Señor, nada de eso cuenta, porque serviríamos con una
motivación egoísta. Considero que lo que realmente importa es lo que dijo el apóstol Pablo
en Hechos 20:24: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí
mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor
Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Como pablo, como Billy
Graham y como muchos otros, acabar la carrera con gozo y presentarnos un día delante del
Señor diciéndole que lo hicimos bien y que hicimos nuestro mayor esfuerzo para su gloria,
eso es lo que realmente importa en el ministerio.

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