Según la teoría hegeliana, el pensamiento va avanzando desde
una afirmación inicial o tesis, a la que se opone una segunda idea o antítesis y con lo cual se llega a una afirmación nueva o síntesis, que es la combinación superadora de las otras dos ideas y así sucesivamente. Así Georg Wilhelm Friedrich Hegel dijo que "el espíritu que se ha arrancado de la naturaleza para volverse hacia sí mismo como espíritu subjetivo (tesis), y que luego ha creado un mundo humano objetivo (antítesis) – especie de segunda naturaleza- en el derecho, la moral y el Estado, tiene que regresar hacia sí en un movimiento que supere a la vez la subjetividad y la objetividad: es el espíritu absoluto (síntesis), el espíritu definitivamente reconciliado consigo mismo". La culminación de este proceso, para Hegel, "está bien representada por el Estado moderno", que sería para él la culminación de dicha dialéctica.
También nosotros en la Argentina de hoy tenemos un Estado que
quiere abarcarlo todo, y que absorbe enormes recursos del sector privado con impuestos altísimos o regulaciones de diferentes tipos, lo que aumentando el tamaño del gasto y las definiciones estatales. En nuestro caso, el progresismo en el poder sería la culminación de lo que es el "ser argentino" y el actual Gobierno, su verdadera esencia.
Esto también exige la reordenación de nuestra historia y la
reestructuración de los "mitos", para que ellos reflejen hoy la culminación de ese proceso dialéctico, y así poder cumplir la hipótesis de Hegel en cuanto a la fuerza del Estado moderno. En la provincia de Buenos Aires puede observarse la reivindicación del general Juan Manuel de Rosas, como un ejemplo más de estos reordenamientos históricos.
Con un gasto público muy alto conformado por una masa de
asalariados cuyo número no quieren reducir, tanto a nivel nacional como provinciales y municipales. Tampoco se ha bajado el número de jubilados y pensionados de los distintos sistemas jubilatorios según jurisdicción, ni se ha reducido el número de planes sociales como la prestación universal por hijo, que sigue en niveles elevados. Este gasto es solventado con mayores impuestos, básicamente para la clase media y alta, lo que conforma un sistema estatal que tiene dominio sobre la vida nacional de una manera importante.
¿Hay empresarios pensando en invertir en nuestro país? Sí, hay;
pero son pocos y con ello no se va a poder cambiar la pobreza, que es muy alta. Sin inversiones no hay ocupación adecuada y sin ocupación adecuada hay pobreza, que es lo que hoy tenemos, por arriba del 30 % de la población actual. Creo que hay que ir logrando un país con perspectivas, que fluya hacia adelante, con inversiones en los sectores claves, donde mucha gente quiera invertir. En lugar de esto quizá tengamos un progresismo que quiere cambiar nuestra historia desde 1810 y nos presenta nuevos héroes nacionales e internacionales, mostrándonos un Estado muy completo, aunque esa perspectiva será insuficiente para reflejar los intereses nacionales del futuro.