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He experimentado admiración por las experiencias que otros han llevado adelante
y un poco de vergüenza al reconocer en mí construcción personal, efectos de la
colonización hegemónica: disminución de la participación en la cosa pública por
desánimo, desgaste, falta de tiempo, descreimiento, aislamiento.
Lo que me llevó a recordar una frase que me acompañaba en mi juventud:
Creo que posteriormente con la apertura de la democracia el miedo ( que nos dejó
la dictadura) volvió a instalar una nueva necesidad de correr el “velo” de despertar
la conciencia, de hacer ver lo que se oculta: las nuevas formas de dominación
habían penetrado en la construcción de un sujeto individualista y desconfiado
La educación popular estuvo presente favoreciendo la reconstrucción de la
memoria colectiva para poder pensar, desnaturalizar el discurso que se imponía
para “escribir” la historia de los hechos recientes. Si pensamos que al narrar
nuestra historia se desentraña nuestra identidad como pueblo y nación, que
importante es que en esa historia estén contenidas nuestras experiencias, las
que pasan por nuestro cuerpo y nuestro sentir…y nos definen. No la historia que
escriben “los que ganan”.
Hoy nuevamente la educación popular se ofrece como el espacio para poder
“construir” y proteger nuestra identidad y nuestro derecho de ser. Una identidad
madura, crítica y autónoma. La amenaza sigue siendo la misma: perder la
autonomía y el derecho en manos de una cultura que propaga valores que
amenazan la “salud” de la comunidad humana. Esta vez la forma es romper los
lazos del tejido social deshumanizándonos, perdiendo la empatía y la
sensibilidad con el otro como semejante.
Una idea que me acompañó en este módulo y que me la llevo para macerarla y
habitarla es la de resistencia creativa.
“El capitalismo es una formación cultural con una raíz tan deshumanizante como
el fascismo o el comunismo, en tanto que se sostiene gracias a una serie de
procesos económicos, que al constituirse como dispositivos represivos y
normalizantes, desembocan en el sostenimiento de una estructura social y
militar con un elevadísimo poder destructivo.”
¿Seremos capaces de gobernar las fuerzas que hemos desatado: el poder del
mercado, progreso material portentoso y explosivo, competencia feroz,
consumismo enajenante, indiferencia, despersonalización?
“La alternativa fundamental para el ser humano es la elección entre vida y muerte,
entre creatividad y violencia destructiva, entre realidad e ilusiones, entre
objetividad e intolerancia, entre hermandad e independencia y dominación y
sumisión” (Erich Fromm)