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La Educación Popular en el contexto

latinoamericano: de Paulo Freire a nuestros días

“El poder de la resistencia


creativa”
En este proceso he ido desarrollando reflexiones, interpelando mi práctica como
docente y como persona inmersa en este contexto latinoamericano.

He experimentado admiración por las experiencias que otros han llevado adelante
y un poco de vergüenza al reconocer en mí construcción personal, efectos de la
colonización hegemónica: disminución de la participación en la cosa pública por
desánimo, desgaste, falta de tiempo, descreimiento, aislamiento.
Lo que me llevó a recordar una frase que me acompañaba en mi juventud:

“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de


los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. Martin
Luther King

Este proceso me ha sacudido, me ha permitido recuperar valores, visiones,


utopías, me permite soñar nuevamente, tener esperanza:

“La esperanza es paradójica. Tener esperanza significa estar listo en todo


momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el
nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida.” (Erich Fromm)

Con respecto al desarrollo de la educación popular en Latinoamérica quiero incluir


una reflexión que compartí en el foro 1:

Tengo la impresión que la educación popular ha estado presente en la historia de


los pueblos latinoamericanos intentando ser el espacio social
que favorezca el despertar de la conciencia, donde se piensa,
se organizan las acciones para encontrar salida al
sufrimiento, al dolor, a la enajenación que sufren sectores de
la sociedad. Sufrimiento que se instala por el abuso que
ejercen aquellos que se atribuyen el derecho de control y
dominación

A la luz de lo que voy leyendo la veo como el espacio para la


construcción de la “salud” psíquica de un pueblo, que sólo
es posible cuando aparece la pregunta, el cuestionamiento y la
desnaturalización del dolor y del destino fatalista. Es un espacio donde el ser
humano deja de ser sujeto- sujetado por Otro

La educación popular con su propuesta dialógica fue favoreciendo un movimiento


de “diálogo” con la realidad, un cuestionamiento, una interpelación de los
acontecimientos históricos y coyunturales; de los efectos que la implantación del
neoliberalismo económico produce: empobrecimiento de los trabajadores,
aumento de la miseria e indigencia, incremento de las diferencias sociales, pérdida
de derechos y libertades

Hubo una primera etapa (en la época de Simón Rodrigues…) en la que la


coyuntura del momento exigía que el pueblo (indios, negros, mulatos, mujeres) ,
los sin derecho, fueran educados, que fueran reconocidos como “seres humanos”.
Que salieran de un modo de opresión.

Una opresión que sigue reinventándose y tomando formatos diferentes.


Pareciera que cuando los más desprotegidos se empoderan y corren el “velo” que
los condena y los ata, nuevamente surgen nuevos modos de asegurarse el
control.

La coyuntura de los años 60 y 70 en todo Latinoamérica


evidencia la urgencia de la recuperación del poder frente
a gobiernos abiertamente autoritarios, abusivos que
respondían al interés del colonialismo del sistema
neoliberal que ya había “desembarcado” arrasando y
apropiándose de los trabajadores como herramienta de
producción del sistema

Creo que posteriormente con la apertura de la democracia el miedo ( que nos dejó
la dictadura) volvió a instalar una nueva necesidad de correr el “velo” de despertar
la conciencia, de hacer ver lo que se oculta: las nuevas formas de dominación
habían penetrado en la construcción de un sujeto individualista y desconfiado
La educación popular estuvo presente favoreciendo la reconstrucción de la
memoria colectiva para poder pensar, desnaturalizar el discurso que se imponía
para “escribir” la historia de los hechos recientes. Si pensamos que al narrar
nuestra historia se desentraña nuestra identidad como pueblo y nación, que
importante es que en esa historia estén contenidas nuestras experiencias, las
que pasan por nuestro cuerpo y nuestro sentir…y nos definen. No la historia que
escriben “los que ganan”.
Hoy nuevamente la educación popular se ofrece como el espacio para poder
“construir” y proteger nuestra identidad y nuestro derecho de ser. Una identidad
madura, crítica y autónoma. La amenaza sigue siendo la misma: perder la
autonomía y el derecho en manos de una cultura que propaga valores que
amenazan la “salud” de la comunidad humana. Esta vez la forma es romper los
lazos del tejido social deshumanizándonos, perdiendo la empatía y la
sensibilidad con el otro como semejante.

En este contexto la metodología de la educación


popular sigue siendo el camino para restaurar,
devolver a la sociedad la conciencia de
“comunidad” de sistema interrelacionado, en el
interior del cual lo que sucede a uno repercute en
todos.

¿Cuáles serían los desafíos que enfrenta la


educación popular?

 Transformar las representaciones sociales que relacionan la educación


popular con educación para los “pobres”
 Lograr que la educación popular sea para todos los sectores
 Ganar espacios en la educación formal , impregnada de concepciones
neoliberales
 Instalar en la formación de los profesorados espacios de reflexión y
construcción
 Democratizar el conocimiento

¿Qué aportes puede hacer la educación popular?

Una idea que me acompañó en este módulo y que me la llevo para macerarla y
habitarla es la de resistencia creativa.

La sentí presente en las experiencias de “Agro- Villa”, las “Madres de Plaza de


Mayo”, la escuela Zapatista, los bachilleratos populares.

Modos diferentes de hacerse escuchar y visibilizar los modos de relación


opresivos y colonizantes.

Modos diferentes de liderar, concebir el poder y el orden social.

Resistir generando proyectos, oponerse construyendo y desarrollando la vida…


“Las condiciones para ser creativo son estar
desconcertado, concentrarse, aceptar el conflicto
y la tensión, nacer cada día, sentir la razón de
uno mismo. La creatividad significa nacer antes
de haber muerto” (Erich Fromm)

Y termino con una reflexión del analista suizo Carl Jung:

“El capitalismo es una formación cultural con una raíz tan deshumanizante como
el fascismo o el comunismo, en tanto que se sostiene gracias a una serie de
procesos económicos, que al constituirse como dispositivos represivos y
normalizantes, desembocan en el sostenimiento de una estructura social y
militar con un elevadísimo poder destructivo.”

Y siguiendo la línea de reflexión de José Mujica me pregunto:

¿Seremos capaces de gobernar las fuerzas que hemos desatado: el poder del
mercado, progreso material portentoso y explosivo, competencia feroz,
consumismo enajenante, indiferencia, despersonalización?

¿Seremos capaces de transformar el modelo de civilización que se ha generado?

¿Gobernamos la globalización o la globalización nos gobierna?

“La alternativa fundamental para el ser humano es la elección entre vida y muerte,
entre creatividad y violencia destructiva, entre realidad e ilusiones, entre
objetividad e intolerancia, entre hermandad e independencia y dominación y
sumisión” (Erich Fromm)

Qué así pueda ser…

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