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46 THOMAS NAC.

EL

ele lo que es incom prensible en térm inos adecuados para lo que


es conocido y bien com prendido, aunque se trate de algo total­
mente distinto. Esto ha llevado a la aceptación de explicaciones
poco verosím iles de lo mental, en gran m edida porqu e perm i­
tirían form as conocidas de reducción. Trataré de explicar poi­
qué los ejem plos usuales no nos ayudan a com pren der la rela­
ción entre la mente y el cuerpo; p o r qué, de hecho, no tenem os
actualm ente una concepción de lo que sería una explicación
de la naturaleza física de un fenóm eno mental. Sin la concien­
¿CÓMO ES SER UN MURCIÉLAGO?* cia, el problem a m ente-cuerpo sería m ucho m enos interesante;
con la conciencia parece no tener solución. C om pren dem os
de una m anera muy pobre el rasgo m ás im portante y carac­
T h o m a s N a c e i.
terístico de los fenóm enos m entales conscientes. L a m avoría de
las teorías reduccionistas ni siquiera intentan explicarlo, y se
puede m ostrar con un exam en cuidadoso que ningún concep­
La conciencia es lo que vuelve el problema mente-cuerpo real­ to de reducción disponible hoy día puede aplicársele. Q uizá se
mente inextricable. Quizá por ello las discusiones actuales del pu eda concebir una form a teórica nueva p ara ese fin; pero tal
problema le prestan poca atención o la entienden de una ma­ solución, si acaso existe, se encuentra en un futuro intelectual
nera claramente equivocada. La reciente ola de euforia reduc­ distante.
cionista ha producido varios análisis de los fenómenos y con­ L a experiencia consciente es un fenóm eno generalizado. Se
ceptos mentales destinados a explicar la posibilidad de alguna encuentra en m uchos niveles de la vida anim al, aunque no po­
variante del materialismo, de la identificación psicofísica o de dam os estar seguros de su presencia en los organism os más
la reducción.1 Pero los problemas que se abordan son los co­ sim ples, y es muy difícil afirm ar en general qué constituiría un
munes a esta y otras clases de reducción, y se desatiende lo que indicio de su existencia. (A lgunos extrem istas están dispuestos
hace único al problema mente-cuerpo y lo distingue del proble­ a n egar su existencia incluso en los m am íferos no hum anos.)
ma agua-H^O, el problema máquina de Turing-máquina IBM, Sin duda se presenta en num erosas form as totalm ente inim agi­
el problema rayo-descarga de electricidad, el problema genes- nables para nosotros, en otros planetas de otros sistem as solares
ADN o el problema roble-hidrocarbón. a lo largo del universo. Pero al m argen de cóm o varíe la form a,
C ada reduccionista tiene su analogía favorita que toma de el hecho de que un organism o lenga experiencias conscientes
la ciencia moderna. Es sumamente improbable que alguno de significa, básicam ente, que hay algo que es cóm o es ser ese or­
estos ejemplos inconexos de reducción exitosa arroje luz sobre ganism o. Puede haber m ás im plicaciones sobre la form a de la
la relación de la mente con el cerebro. Pero los filósofos com­ experiencia; incluso puede haber (aunque lo dudo) im plicacio­
parten la debilidad humana general de formular explicaciones nes sobre la conducta del organism o. Pero, fundam entalm ente,
un organism o tiene estados m entales conscientes si y sólo si hav
* He leído distintas versiones de este artículo ante varios auditorios, y algo que es cóm o es ser ese organism o, algo que es cóm o es ser
estoy en deuda con muchas personas por sus comentarios.
para ese organism o.
1 A lgunos ejemplos son: Sinart 1963; Lewis 1966; Pulnam 1967; Arms-
troug 1968: Dennett 1969. He form ulado dudas respecto a este tipo de posicio­ Podem os llam ar a esto el carácter subjetivo de la experiencia.
nes anteriormente en Nagel 1970; Nagel 1971 y una reseña de Dennett. Journal Se trata de algo que no es captado por n inguno de los análisis
of Philosophy, 69, 1972. Véase, además, Kripke 1972, esp. las pp. 334-342, y reduccionistas recientes más conocidos de los fenóm enos nien-
Thornton Í972.
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tales, porqu e todos ellos son lógicam ente com patibles con su Pero cuando exam inam os su carácter subjetivo, tal resultado
ausencia. No puede analizarse en térm inos de ningún sistem a parece im posible de alcanzar. L a razón es que todo fenóm eno
explicativo de estados funcionales o de estados intencionales, subjetivo está conectado esencialm ente con un solo punto de
pues éstos podrían atribuirse a robots o a autóm atas que se vista, y parece inevitable que una teoría física objetiva abandone
com portaran com o personas, aunque no tuvieran ningún tipo ese punto de vista.
de experien cia.2 D ebido a razones similares, tam poco puede Perm ítasem e en prim er lugar tratar de form ular el problem a
analizarse en térm inos del papel causal de las experiencias en de una m anera m ás com pleta que sim plem ente refiriéndom e a
relación con la conducta hum ana típica.3 N o niego que los es­ la relación entre lo subjetivo y lo objetivo, o entre el pou rsoi y el
tados y los sucesos m entales conscientes causen la conducta, en soi. Esto dista de ser fácil. L os hechos acerca de lo que sería
ni que se les pueda dar una caracterización funcional. Sólo ser un X son muy peculiares, tan peculiares que algunos pueden
niego que ello agote su análisis. Todo program a reduccionista verse inclinados a dudar de su realidad o de la im portancia de
tiene que basarse en un análisis de lo que debe ser reducido. Si las afirm aciones sobre ellos. Para ejem plificar la relación entre
el análisis deja fuera algo, el problem a se planteará de m anera la subjetividad y un punto de vista, y para poner de m an ifies­
equivocada. Es inútil basar la defensa del m aterialism o en un to la im portancia de los rasgos subjetivos, nos será útil explorar
análisis de los fenóm enos m entales que no aborde de una m a­ el asunto en relación con un ejem plo que haga resaltar de m a­
nera explícita su carácter subjetivo. Pues no hay ninguna razón nera clara la divergencia entre los dos tipos de concepción: el
p ara su poner que una reducción que nos parece plausible cuan­ subjetivo y el objetivo.
do no se ha intentado explicar la conciencia pu ed a extenderse Su pon go que todos creem os que los m urciélagos tienen ex­
para que incluya a la conciencia. Por lo tanto, si no tenem os periencias. D espués de todo, son m am íferos, y no dudam os
una idea de qué es el carácter subjetivo de la experiencia, no que tengan experiencias, así com o tam poco dudam os que los
podem os saber qué se le exige a la teoría fisicalista. ratones, las p alom as y las ballenas las tengan. H e elegido a los
Si bien una explicación de la base física de la mente debe m urciélagos y no a las avispas o los lenguados porque, si nos des­
explicar m uchas cosas, el carácter subjetivo de la conciencia plazam os a un nivel dem asiado bajo en el árbol filogenético, las
parece ser la m ás difícil. Es im posible excluir de una reducción person as dejan de creer gradualm ente que haya experiencias.
las características fenom enológicas de la experiencia del m ism o A unque están más relacionados con nosotros que esas esp e­
m odo en que excluim os las características fenom énicas de una cies, los m urciélagos tienen un rango de actividad y un aparato
sustancia ordinaria en una reducción quím ica o física de ella; es sensorial tan diferente del nuestro que el problem a que deseo
decir, explicándolas com o efectos en la mente de observadores plantear resulta muy vivido (aunque ciertam ente podría plan­
hum an os. 1 Si hay que defender el fisicalism o, debem os ofrecer tearse con otras especies). Aun sin las ventajas de la reflexión
una explicación física de las características fenom enológicas. filosófica, cualquiera que haya perm an ecido algún tiem po en
un espacio cerrado con un m urciélago alborotado sabe lo que
- Q uizá en realid ad no p o d rían existir tales rob ots. Q uizá c u a lq u ie r cosa
significa encontrarse con una form a de vida fundam entalm ente
su ficien tem en te co m p leja com o p a ra c o m p o rta rse com o u n a p e rso n a ten d ría
ex p e rie n cia s. Pero ello, si es cierto , es un h ech o qu e no p u ed e ser d esc u b ierto ajena.
m ed ian te el sim ple an álisis del co n cep to de e xp erien cia. H e dicho que lo esencial de la creencia de que los m ur­
N o es eq u ivalen te a aq u ello en relació n con lo cual som os in c o r r e g i­ ciélagos tienen experiencias es que hay algo que es com o es
bles, p o rq u e no som os in c o rreg ib les con resp ecto a la e x p e rie n c ia y p o rq u e la
ser m urciélago. Hoy día sabem os que la mayoría de los m ur­
ex p e rie n c ia es alg o qu e está presen te en an im ales qu e c arecen d e le n g u a je v
pen sam ien to, qu e 110 p o seen cre e n cia a lg u n a sob re sus e xp erien cias. ciélagos (los m icroquirópteros, para ser exactos) perciben el
4 ( f r . R o r t y 19 6 5 , e n e s p e c i a l la s p p . 3 7 - 3 8 . m undo externo básicam ente m ediante un sonar, o m ediante
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la ecolocalización, detectando los reflejos de sus propios chilli­


En la m edida en que sólo puedo parecerm e y com portarm e
dos rápidos, sutilm ente m odulados y de alta frecuencia, reflejos
com o una avispa o un m urciélago sin cam biar mi estructura fun­
que provienen de los objetos a su alcance. Sus cerebros están di­
dam ental, mis experiencias no se parecerán en nada a las de esos
señados para correlacionar los im pulsos em itidos con los ecos
anim ales. Por otra parte, es du doso que podam os darle algún
subsecuentes, y la inform ación así adquirida les perm ite hacer
significado a la suposición de que yo debería tener la consti­
determ inaciones precisas de distancia, tam año, form a, m ovi­
tución neurofisiológica interna de un m urciélago. Aun cuando
miento y textura, com parables a las que hacem os con nuestra
pu d iera transform arm e gradualm en te en m urciélago, nada en
vista. Pero el sonar del m urciélago, aunque es claram ente una
mi constitución actual me perm ite im aginar cóm o serían las ex­
form a de percepción, no op era de m anera sim ilar a n inguno
periencias de esa etapa futura en mi m etam orfosis. L a m ejor
de nuestros sentidos, y no hay ninguna razón p ara su pon er que evidencia nos la darían las experiencias de los m urciélagos, si
se parece, en térm inos subjetivos, a algo que podam os sentir o tan sólo supiéram os cóm o son.
imaginar. Esto aparentem ente crea dificultades para la noción A sí que, si la extrapolación a partir de nuestro prop io caso
de cóm o es ser un m urciélago. D ebem os con siderar si hay algún está im plicada en la idea de cóm o es ser un m urciélago, la extra­
m étodo que nos perm ita proyectarnos hacia la vida interior del polación tiene que ser im posible de com pletar. Sólo p odem os
m urciélago desde nuestro propio caso5 y, si no lo hay, qué otros desarrollar un concepto esquem ático de cómo es ser eso. Por
m étodos podría haber para com prender esta noción. ejem plo, podem os atribuir tipos generales de experiencia sobre
N uestra propia experiencia nos ofrece el m aterial básico para la base de la estructura y el com portam iento del anim al. Así,
nuestra im aginación, cuyo alcance es, por lo tanto, lim itado. describim os el son ar del m urciélago com o una form a de p er­
No nos serviría tratar de im aginar que tenem os m em branas en cepción delantera tridim ensional; creem os que los m urciélagos
nuestros brazos que nos perm iten volar entre el crepúsculo y el sienten algunos tipos de dolor, temor, ham bre y placer, y que
am anecer cazando insectos con la boca; que tenem os una vista poseen otros tipos de percepciones m ás fam iliares adem ás del
muy pobre, que percibim os el m undo que nos rodea m ediante sonar. Pero tam bién creem os que estas experiencias tienen en
un sistem a de señales de sonido reflejadas de alta frecuencia y cada caso un carácter subjetivo específico que no po dem o s con­
que nos pasam os el día en un desván colgando boca abajo sus­ cebir. Y si hay vida consciente en otras partes del universo, es
pen didos de los pies. En la m edida en que puedo im aginar todo probable que algu n as de sus form as no puedan describirse ni
esto (que no es mucho), sólo sé cóm o sería p ara mí com po rtar­ siquiera en los térm inos de experiencia m ás generales a nuestra
me com o se com porta un m urciélago. Pero ésa no es la cuestión. disposición .6 (El problem a, sin em bargo, no se limita a estos ca­
Q uiero saber cóm o es ser m urciélago para un murciélago. Pero sos exóticos, pues se da entre una perso n a y otra. Por ejem plo,
si intento im aginar eso, me veo lim itado a los recursos de mi el carácter subjetivo de la experiencia de una person a ciega y
prop ia mente, y éstos son inadecuados para la tarea. No puedo sorda de nacim iento no es accesible p ara mí, y posiblem ente
llevarla a cabo tam poco im aginando adiciones a mi experien ­ el m ío tam poco lo sea para ella. Esto no im pide que am bos
cia actual, ni im aginando que ciertos segm entos son sustraídos cream os que la experiencia del otro tiene un carácter subjetivo
gradualm en te de ella, ni im aginando algu n a com binación de defin ido.)
adiciones, sustracciones y m odificaciones. Si alguien se inclina a n egar que podem os creer en la exis­
tencia de estos hechos cuya naturaleza exacta no p o d em o s con­
■' C o n la frase "n u estro p ro p io caso " no qu iero d e c ir solam en te "m i p ro p io
ca so ” , sin o m ás bien las id eas m en talistas qu e ap licam o s sin p ro b le m a a lg u n o 6 P o r lo tanto, la fo rm a a n a ló g ica d e la e x p re sió n “ có m o es s e r ” p ro vo ca
tanto a n o so tros m ism os com o a otros seres hu m an os. co n fu sio n es. N o s ig n ific a “ a qu é se parece (en n u estra p ro p ia e x p e rie n c ia )” ,
sin o m ás b ien “ có m o es p a ra el sujeto m ism o ” .
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cebir, debería reflexion ar que al pensar sobre los m urciélagos hechos para cuya representación o com prensión nunca tendrá
estam os en la m ism a posición en que los m urciélagos inteli­ los conceptos necesarios. Ciertam ente sería una tontería dudar
gentes o los m arcianos7 estarían si se trataran de form ar una de esto dad a la finitud de las expectativas de la hum anidad.
idea de cóm o sería ser nosotros. L a estructura de sus propias D espués de todo, habría habido núm eros transfinitos aunque
mentes po dría hacer im posible que tuvieran éxito, pero sabe­ todo el m undo hubiera m uerto de peste n egra antes de que
m os que estarían equivocados si concluyeran que no hay nada Cantor los descubriera. Pero tam bién podem os creer que hay
preciso que sea cóm o es ser nosotros: que sólo podrían atri­ hechos que los seres hum anos no podrían representar o com ­
buírsenos ciertos tipos generales de estados m entales (quizá la prender, aun si la especie d u rara para siem pre, sim plem ente
percepción y el apetito serían conceptos com unes a ellos y n oso­ porque nuestra estructura no nos perm ite m anejar conceptos
tros; aunque quizá ni eso). Sabríam os que están equivocados si del tipo necesario. Podría suceder incluso que otros seres advir­
llegaran a sostener esta conclusión escéptica, porqu e nosotros tieran esta im posibilidad, pero no resulta obvio que la existencia
sabem os cóm o es ser nosotros. Y sabem os que si bien esto in­ de esos seres, o la posibilidad de su existencia, sea una con di­
cluye una enorm e cantidad de variaciones y detalles com plejos ción previa de la im portancia de la hipótesis de que hay hechos
y que no poseem os un vocabulario para describirlo adecu ad a­ hum anam ente inaccesibles. (D espués de todo, la naturaleza de
mente, su carácter subjetivo es, no obstante, muy específico, y los seres que tienen acceso a los hechos hum anam ente inacce­
en algu n os aspectos es descriptible en térm inos que sólo p u e­ sibles es probablem ente un hecho hum anam ente inaccesible.)
den com pren der las criaturas com o nosotros. El hecho de que Por lo tanto, la ref lexión sobre cóm o es ser m urciélago pare­
jam ás podrem os form ular con nuestro lenguaje una descrip­ ce llevarnos a concluir que hay hechos que no consisten en la
ción detallada de la fenom enología de un m arciano o de un verdad de proposiciones expresables en un lenguaje hum ano.
m urciélago no debería llevarnos a desechar com o carente de Podem os vernos obligados a reconocer la existencia de tales
significado la afirm ación de que los m urciélagos y los m arcia­ hechos sin ser capaces de enunciarlos o com prenderlos.
nos tienen experiencias totalm ente com parables, en cuanto a De cualquier m odo, no continuaré analizando este tema. Su
riqueza de detalles, con las nuestras. Sería muy bueno que al­ relación con el tem a que estam os estudiando (esto es, el proble­
guien desarrollara conceptos y una teoría que nos perm itieran m a m ente-cuerpo) es que nos perm ite hacer una observación
pen sar sobre esas cosas; pero quizá tal com prensión se nos nie­ general sobre el carácter subjetivo de la experiencia. C ualquiera
gu e de m an era perm anente debido a las lim itaciones de nuestra que sea el estatus de los hechos acerca de cóm o es ser hum a­
naturaleza. Y n egar la realidad o la im portancia lógica de lo que no, m urciélago o m arciano, parecen ser hechos que plasm an un
nunca podrem os describir o com prender es la form a m ás cruda punto de vista particular.
de disonancia cognoscitiva. N o me refiero aquí a la supuesta p riv ad a de la experiencia
Esto nos lleva al borde de un tem a que requiere una discusión del que la posee. El punto de vista en cuestión no es algo ac­
m ucho m ás am plia que la que pu edo ofrecer aquí, a saber, por cesible sólo a un único individuo. Se trata más bien de un tipo
un lado, la relación entre los hechos y, po r el otro, los esquem as de punto de vista. A m enudo podem os ado ptar un punto de
conceptuales o sistem as de representación. Mi realism o acerca vista que no es el nuestro, por lo que la com prensión de esos
del dom inio subjetivo en todas sus form as im plica una creencia hechos no se lim ita al caso propio. Hay un sentido en el que los
en la existencia de hechos fuera del alcance de los conceptos hu­ hechos fenom enológicos son perfectam ente objetivos: una per­
m anos. Sin du da para un ser hum ano es posible creer que hay sona pu ede saber o decir cuál es la cualidad de la experiencia
de otra. Sin em bargo, estos hechos son subjetivos en el sentido
7 C u a lq u ie r ser extra te rre stre inteligente totalm en te d iferen te d e n o so ­ de que incluso esa atribución objetiva de la experiencia sólo es
tros. posible para alguien que sea suf icientemente sim ilar al objeto
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de la atribución com o p ara po der adoptar su punto de vista; Esto no es p o r sí m ism o un argum ento contra la reducción.
para com pren der la atribución en la p rim era perso n a del sin­ Un científico m arciano que no com pren diera la percepción vi­
gular al igual que en la tercera del singular, p o r decirlo así. sual podría entender el fenóm eno del arco iris, de los rayos o
Entre m ás diferente de uno sea el otro sujeto de experiencias, de las nubes com o fenóm enos físicos, aunque nunca pu diera
m enos éxito puede esperarse en esa tarea. En nuestro propio com pren der los conceptos hum anos de arco iris, rayo o nube, o
caso em pleam os el punto de vista pertinente, pero tendríam os el lugar que ocupan esas cosas en nuestro m undo fenom énico.
la m ism a dificultad para com prender nuestra prop ia experien ­ Podría com prender la naturaleza objetiva de las cosas design a­
cia adecuadam ente si la enfocáram os desde otro punto de vista das po r esos conceptos porque, aunque los conceptos m ism os
que si tratáram os de com prender la experiencia de otra especie están conectados con un punto de vista particular y con una
sin ad o p tar su punto de vista.8 fenom enología visual particular, las cosas apreh endidas desde
Esto se relaciona en form a directa con el problem a mente- ese punto de vista no lo están: son observables desde el punto
cuerpo, pues si los hechos de la experiencia —los hechos acerca de vista pero son externas a éste. Por lo tanto, pueden ser com ­
de cóm o es para el organism o que los experim enta—sólo son ac­ pren didas desde otros puntos de vista, ya sea po r los m ism os
cesibles desde un punto de vista, entonces es un m isterio cóm o organism os o p o r otros. El rayo tiene un carácter objetivo que
podría revelarse el verdadero carácter de las experiencias en el no se agota en su apariencia visual, y este aspecto puede ser
funcionam iento físico de ese organism o. Esto últim o es un d o­ investigado po r un m arciano ciego. En térm inos m ás precisos,
m inio de hechos objetivos p ar excellence, la clase de hechos que el rayo tiene un carácter más objetivo que lo que se revela en
pueden ser observados y com prendidos desde m uchos puntos su apariencia visual. Al hablar del cam bio de una caracteriza­
de vista y p o r individuos que tienen diferentes sistem as percep- ción subjetiva a una objetiva, no deseo com prom eterm e con la
tuales. N o hay obstáculos im aginativos com parables p ara que existencia de un punto final, a saber, la naturaleza intrínseca
los científicos hum anos adquieran conocim ientos sobre la neu- com pletam ente objetiva de la cosa a la que podríam os o no ac­
rofisiología de un m urciélago; y los m urciélagos o los m arcianos ceder. Podría ser m ás preciso pen sar en la objetividad com o
inteligentes podrían apren der m ás de lo que nosotros podrem os en una dirección en la que pu ede m overse el entendim iento. Y
apren der nunca acerca del cerebro hum ano. al com pren der un fenóm eno com o el rayo, es legítim o avanzar
y alejarnos lo m ás que podam os de un punto de vista estricta­
8 P o d ría ser m ás Fácil de lo qu e su p o n go tra sc e n d e r las b a r r e ra s entre m ente hum an o.9
e sp ecies co n la ayu d a d e la im ag in a ció n . P o r ejem p lo , los ciego s son capaces
de d etec tar o b jeto s cercan o s a ellos con u n a e sp ec ie d e sonar, u tilizan d o clics
Por otro lado, en el caso de la experiencia la conexión con
vo cales o los go lp ecito s d e 1111 b astó n . Q uizá si u n o su p iese có m o es eso, p o ­ un punto de vista particular parece m ucho m ás próxim a. Es
d ría im a g in a r toscam ente p o r exten sió n cóm o sería p o s e e r el so n a r m u ch o difícil com prender qué pu ede significar el carácter objetivo de
m ás re fin a d o de u n m u rciélag o. L a d istan cia entre u no m ism o y o tras p e rs o ­ una experiencia adem ás de un punto de vista particular desde el
nas y o tras esp ecies p u ed e e n co n tra rse en cu a lq u ier p a rte a lo largo de 1111
cual un sujeto la aprehende. D espués de todo, ¿qué quedaría de
continuo. In clu so p a ra las o tras p erso n as la co m p re n sió n d e có m o es ser ellos
es só lo p a rcia l, y cu a n d o c o n sid eram o s esp ecies m uy diferen tes de u n o m ism o,
cóm o es ser m urciélago si elim inam os el punto de vista del m ur­
p o d e m o s d is p o n e r de u n a c o m p ren sió n p arcial en m en o r g r a d o aún. L a im a­ ciélago? Pero si la experiencia no tiene, adem ás de su carácter
g in a c ió n es n o tab lem en te fle x ib le . D e cu a lq u ier m o d o , mi id ea no es que 110
p o d a m o s saber cóm o es ser un m u rciélag o. N o estoy p lan tean d o el p ro b le m a J P o r lo tanto, el p ro b le m a qu e voy a p lan tear p u e d e fo rm u la rse in clu so
e p istem o ló g ico ; m ás bien q u iero so sten er qu e in clu so p a ra fo rm a rn o s u na con­ si la d istin ció n en tre d e sc rip c io n e s o pu n tos de v ista m ás su b jetivo s y m ás
cepción d e cóm o es ser m u rciélag o (y a fo rtio ri sab er có m o es ser m u rciélag o) o b jetivo s sólo p u e d e h acerse d esd e un pu n to d e v ista h u m an o m ás am p lio . N o
d eb e m o s a d o p ta r el pu n to d e v ista del m u rciélag o . Si lo p o d e m o s a d o p ta r tos­ acep to este tipo de relativism o co n cep tu al, p e ro n o n e cesita ser refu ta d o p a ra
ca o p a rcia lm en te, en tonces n u estra c o n cep ció n sería tam b ién tosca o parcial. q u e p o d a m o s so sten er q u e la red u cc ió n p sico físic a no p u e d e e n caja r en el
O al m en o s así p arece en nu estro estad o actu al d e en ten d im ien to . m o d elo de-lo-subjetivo-a-lo-objetivo qu e es co m ú n en otros casos.
¿CÓMO ES SER UN MURCIÉLAGO? 55 56 THOM AS NAGE1.

subjetivo, una naturaleza objetiva que pu eda ser apreh endida m os a la naturaleza real de la experiencia hum ana si dejam os
desde m uchos puntos de vista diferentes, entonces, ¿cóm o p o d e­ atrás la particularidad de nuestro propio punto de vista hum a­
m os su poner que un m arciano que investiga mi cerebro podría no y nos esforzam os por lo grar una descripción form ulada en
observar procesos físicos que son mis procesos m entales, sólo térm inos accesibles para seres que no pueden im aginar cóm o
que desde un punto de vista diferente (com o observaría proce­ sería ser nosotros. Si el carácter subjetivo de la experiencia sólo
sos físicos que fueran relám pagos)? En tal caso, ¿cóm o podría se com prende plenam ente desde un punto de vista, entonces
un fisiólogo hum ano observarlos desde otro punto de vista?10 cualquier cam bio en busca de una mayor objetividad —esto es,
Parece que nos enfrentam os a una dificultad general acer­ m enos vinculado con un punto de vista específico—no nos acer­
ca de la reducción psicofísica. En otros cam pos, el proceso de ca a la naturaleza real del fenóm eno; nos aleja de ella.
reducción es un paso hacia una mayor objetividad, hacia un En cierto sentido, las simientes de esta objeción a la reduc-
punto de vista m ás exacto de la naturaleza real de las cosas. tibilidad de la experiencia pueden detectarse ya en los casos
Ello se lo g ra reduciendo nuestra dependencia de puntos de vis­ exitosos de reducción. Al descubrir que el sonido era, en rea­
ta individuales o específicos de la especie hacia el objeto de lidad, un fenóm eno ondulatorio en el aire o en otros m edios,
la investigación. N o lo describim os en térm inos de las im pre­
aban don am os un punto de vista para ado ptar otro, y el punto de
siones que crea en nuestros sentidos, sino en térm inos de sus
vista auditivo, hum ano o anim al, que dejam os atrás, perm anece
efectos m ás generales y de las propiedad es que pu eden detec­
sin reducir. L os individuos de dos especies radicalm ente distin­
tarse p o r m edios distintos de los sentidos hum anos. Cuanto
tas pueden com prender los m ism os sucesos físicos en térm inos
m enos dep en d a de un punto de vista específicam ente hum ano,
objetivos, y esto no requiere cjue com prendan las form as feno-
m ás objetiva será nuestra descripción. Es posible seguir este ca­
m enológicas en que esos sucesos se presentan a los sentidos
m ino porque, aunque los conceptos y las ideas que em pleam os
de los m iem bros de la otra especie. Por lo tanto, es una condi­
al reflexion ar sobre el m undo externo se aplican inicialm ente
ción p ara su referencia a una realidad com ún que sus puntos
desde un punto de vista que incluye nuestro aparato percep-
tual, los em pleam os para referirnos a cosas que están m ás allá de vista m ás particulares no sean parte de la realidad com ún
de ellos —de las cuales tenemos el punto de vista fenom énico. que aprehenden los m iem bros de am bas especies. L a reducción
Por lo tanto, podem os aban don ar este punto de vista en favor sólo puede tener éxito si el punto de vista específico de cada
de otro, y segu ir reflexion ando sobre las m ism as cosas. especie se om ite en lo cjue va a ser reducido.
Sin em bargo, la experiencia m ism a no parece encajar en este Sin em bargo, aunque tengam os razón en hacer a un lado este
patrón. L a idea de ir de la apariencia a la realidad no pare­ punto de vista al buscar una com prensión m ás plena del m undo
ce tener sentido aquí. ¿Q ué an alogía po dem o s usar, en este externo, no podem os ignorarlo perm anentem ente, pues es la
caso, p ara buscar una com prensión m ás objetiva de los m ism os esencia del m undo interno y no sim plem ente un punto de vista
fenóm enos aban don an do el punto de vista subjetivo inicial ha­ sobre éste. En gran parte, el neoconductism o de la reciente psi­
cia ellos, en favor de otro m ás objetivo pero que concierne a la cología filosófica es resultado del esfuerzo p o r sustituir la cosa
m ism a cosa? Ciertam ente parece poco probable que nos acerque­ real p o r un concepto objetivo de la mente, de m anera que no
quede nada que no pueda reducirse. Si reconocem os que una
10 El p ro b le m a no es sólo qu e cu an d o veo la “ M o n a L is a ” m i e x p e rie n c ia teoría física de la mente debe explicar el carácter subjetivo de
v isu al p o se e cierto carácter, y nad ie qu e v ie r a en m i c ereb ro p o d ría en co n tra r la experiencia, debem os adm itir que ninguna concepción ac­
a lg ú n in d ic io d e él. Pues inclu so si el o b se rv a d o r v ie r a en m i c e re b ro u n a p e ­
tual nos ofrece una pista sobre cóm o po dría hacerse eso. Este
q u eñ a im agen de la “ M o n a L is a ” , no ten d ría n in g u n a razó n p a ra id e n tific a rla
co n la exp erien cia. problem a es único. Si los procesos m entales son realm ente pro­
¿CÓM O ES SER UN MURCIÉLAGO? 57
58 THOM AS NAGF.L
cesos físicos, entonces hay algo que es, intrínsecamente,11 cómo
es experimentar ciertos procesos físicos. Cómo podría ser esto presuponen un análisis objetivo defectuoso de la m ente no p ru e­
continúa siendo un misterio. b a nada. Sería m ás verdadero afirm ar que el fisicalism o es una
¿Qué lección debemos sacar de estas reflexiones y qué debe­ tesis que no podem os com prender porqu e no tenem os a la fe­
mos hacer después? Sería un error concluir que el fisicalismo cha una idea de cóm o podría ser verdadero. Q uizá se considere
debe ser falso. Lo inadecuado de las hipótesis fisicalistas que poco razonable exigir que tal concepción sea una condición
de la com prensión. D espués de todo, po dría decirse, el signi­
11 Por lo tanto, la relación no sería contingente com o en el caso de una
ficado del fisicalism o está muy claro: los estados m entales son
causa y su efecto. Sería necesariamente verdadero que cierto estado físico se
sintiera de cierto modo. Kripke (1972) sostiene que el conductism o causal
estados del cuerpo; los sucesos m entales son sucesos físicos. N o
y otros análisis relacionados de lo mental fracasan porque interpretan, por sabem os cuáles son estos estados y sucesos físicos, pero esto no
ejemplo, “dolor”, como un nombre simplemente contingente de los dolores. El debería im pedirnos com prender la hipótesis. ¿Q ué p u ede estar
carácter subjetivo de la experiencia (“su carácter fenomenológico inm ediato”, m ás claro que las palab ras “e s” y “so n ”?
com o Kripke lo llama [p. 340]) es la propiedad esencial que tales análisis dejan
fuera, y aquella en virtud de la cual es, necesariamente, la experiencia que es.
Sin em bargo, creo que es precisam ente la aparente claridad
Mi postura es cercana a la suya. Al igual que Kripke, creo que la hipótesis de de la palab ra “e s” lo que resulta engañoso. Por lo general, cuan­
que cierto estado cerebral debería tener necesariamente cien o carácter subjetivo do nos dicen que X es Y, sabem os cómo se supone que esto es
es incomprensible si no se ofrece una mayor explicación. Esta explicación no verdadero, pero ello depende de antecedentes conceptuales o
aparece en las teorías que consideran contingente la relación mente-cerebro,
pero quizá existan otras alternativas aún p or descubrirse.
teóricos y no se com prende sólo con la p alab ra “es” . Sabem os
Una teoría que explicara cómo la relación mente-cerebro es necesaria nos cóm o refieren “X ” y “ Y ” y el tipo de cosas a las que refieren, y
dejaría aún con el problem a de Kripke de explicar por qué de todos m odos tenem os una idea tosca de cóm o las dos rutas referenciales p o ­
parece contingente. Considero que tal dificultad puede superarse de la si­ drían converger en una sola cosa, ya sea un objeto, una persona,
guiente forma. Podemos imaginar algo representándonoslo ya sea de m anera
un proceso, un suceso o cualquier otra cosa. Pero cuando los
perceptual, empática o simbólica. No intentaré explicar cóm o funciona la ima­
ginación simbólica, pero una parte de lo que sucede en los otros dos casos dos térm inos de la identificación son muy distintos, po dría no
es lo siguiente. Para imaginar algo perceptualmente nos situam os en un es­ estar muy claro cóm o po dría ser verdadera. Podríam os no te­
tado consciente que se parezca al estado en el que nos encontraríam os si lo ner siquiera una idea tosca de cóm o podrían converger las dos
percibiéram os. Al im aginar algo empáticamente, nos colocamos en un estado
ru tas referenciales, o en qué tipo de cosas podrían converger, y
consciente que se parezca a la cosa misma. (Este método sólo puede ser usado
para im aginar sucesos y estados mentales, los nuestros o los de alguien más.) quizá necesitem os un m arco teórico que nos perm ita com pren ­
C uando tratam os de imaginar un estado mental como si tuviera lugar sin su der eso. Sin tal m arco, la identificación queda rod ead a de un
estado cerebral asociado, imaginamos en prim er lugar simpatéticainente que aire de m isticism o.
el estado mental ocurre: es decir, nos colocamos en un estado que se parece
Esto explica el sabor m ágico de las divulgaciones populares
a él mentalmente. Al mismo tiempo, tratamos de imaginar perceptualmente
que no ocurre el estado físico asociado colocándonos en otro estado desconec­ de los descubrim ientos científicos fundam entales, que se nos
tado del prim ero: uno que se parece al estado en el que nos encontraríam os ofrecen com o propuestas que debem os aceptar aun sin com ­
si percibiéram os que no ocurre el estado físico. Cuando la imaginación de pren derlas realm ente. Por ejem plo, hoy día a las p erso n as se les
las características físicas es perceptual y la imaginación de las características
dice a tem prana edad que toda m ateria es en realidad energía.
mentales es simpatética, nos parece que podem os imaginar cualquier expe­
riencia com o si tuviera lugar sin su estado cerebral asociado, y viceversa. La Pero a pesar de que saben lo que significa la p alab ra “es”, la
relación entre ellos parecerá contingente, incluso si fuese necesaria, debido a m ayoría nunca se form a una idea de qué hace verdadero ese
la independencia de los diferentes tipos de imaginación. enunciado, porqu e carecen de los antecedentes teóricos.
(El solipsismo, dicho sea de paso, aparece si malinterpretamos la im agina­
Hoy día, la postura del fisicalism o es sim ilar a la que habría
ción sim patética como si funcionara como la imaginación perceptual: parece
entonces imposible imaginar cualquier experiencia que no sea propia.) tenido la hipótesis de que la m ateria es energía si la hubiera ex­
p resad o un filósofo presocrático. N o tenem os ni el esbozo de
¿CÓMO ES SER UN MURCIÉLAGO? 59
60 THOM AS NAGEL

una concepción sobre cóm o podría ser verdadera. Para com ­


concebir ah ora correspon d e a ella, ni tam poco tenem os idea al­
pren der la hipótesis de que un suceso m ental es un suceso físico
gu n a de cóm o sería una teoría que nos perm itiera con cebirla. 1:5
necesitam os algo m ás que entender la p alab ra “e s”. N os falta la
Se ha trabajado muy poco en la cuestión básica (en la cual se
idea de cóm o un térm ino físico y uno m ental pu eden referirse
puede evitar totalm ente m encionar el cerebro) de si pu ede en­
a la m ism a cosa, y las analogías com unes con identificaciones
tenderse la idea de experiencias que tienen un carácter objetivo.
teóricas en otros cam pos no han lo grad o proporcion árnosla. Y
En otras palabras, ¿tiene sentido pregun tar cóm o son realmente
no lo han lo grad o porque, si interpretam os la referencia de los
mis experiencias a diferencia de cóm o m e parecen? N o p o d e­
térm inos m entales a sucesos físicos con el m odelo usual, enton­
m os com prender realm ente la hipótesis de que su naturaleza
ces reaparecen sucesos subjetivos sep arados com o los efectos
se capta en una desciipción física a m enos que com prendam os
p o r m edio de los cuales se ase gu ra la referencia m ental a los su­
la idea m ás fundam ental de que tienen una naturaleza objeti­
cesos físicos, o bien obtenem os una explicación falsa de cóm o
va (o cjue los procesos objetivos pueden tener una naturaleza
refieren los térm inos m entales (por ejem plo, una explicación subjetiva).14
conductista causal).
Me gustaría term inar con una prop uesta especulativa. Q uizá
A unque resulte extraño, podem os tener p ru eb as de la verdad
sea posible enfocar desde otra dirección el abism o entre lo
de algo que realm ente no podem os com prender. Su pó n gase
subjetivo y lo objetivo. D ejando a un lado tem poralm ente la
que alguien que no conoce la m etam orfosis de los insectos en­
relación entre la mente y el cerebro, podem os buscar una com ­
cierra una o ru ga en una caja fuerte esterilizada y que sem anas
prensión m ás objetiva de lo mental po r sí m ism o. Hoy día
m ás tarde abre la caja y encuentra una m ariposa. Si esa person a
estam os muy mal preparad os para pensar en el carácter sub­
sabe que la caja fuerte estuvo cerrada todo el tiem po, tiene razo­
jetivo de la experiencia sin apoyarnos en la im aginación (sin
nes para creer que la m ariposa es, o fue algu n a vez, la oruga, sin
con siderar el punto de vista del sujeto de la experiencia). Esto
tener la m enor idea de en qué sentido pu do ocu rrir eso. (Una
debiera con siderarse com o un reto para crear nuevos concep­
posible explicación sería que la o ru ga hubiera tenido dentro
tos y concebir un nuevo m étodo: una fenom enología objetiva
un parásito pequeñ o y alado que la hubiera devorado y hubiera
que no dep enda de la em patia o de la im aginación. A unque
crecido hasta convertirse en la m ariposa.)
probablem ente no lo abarcaría todo, su objetivo sería describir,
Es posible que estem os en una situación sim ilar en relación
p o r lo m enos en paite, el carácter subjetivo de las experiencias
con el fisicalism o. D onald D avidson ha argum en tado que si los
en una form a com prensible para los seres incapaces de tener
sucesos m entales tienen causas y efectos físicos, deben tener des­ esas experiencias.
cripciones físicas. Sostiene que tenem os razones p ara creer esto
Tendríam os que desarrollar tal fenom enología p ara descri­
aunque no tengam os, y de hecho no podríamos tener, una teoría
bir las experiencias sonares de los m urciélagos; pero tam bién
psicofísica gen eral.12 Su argum ento se aplica a los sucesos m en­
sería posible com enzar con los seres hum anos. Por ejem plo,
tales intencionales, pero creo que tam bién tenem os ciertas razo­
podríam os intentar desarrollar conceptos que pu dieran usarse
nes p ara creer que las sensaciones son procesos físicos, sin estar
para explicarle a un ciego de nacim iento cóm o es ver. Tarde
en condiciones de com prender tal afirm ación. L a p o stu ra de
D avidson es que ciertos sucesos físicos tienen, irreductiblem en­ u S e p u e d e n h acer o b se rv a cio n e s sim ilares a mi artícu lo “ P h ysic alism ”
te, propiedad es m entales, y quizá algu n a postura que p u ed a ser (N agel 1965 ).
descrita de esta m anera sea correcta. Pero n ada que po dam o s 14 F.sta cu estió n se e n cu en tra tam b ién en el co ra z ó n del p ro b le m a d e las
o tras m entes, cu ya relació n cercan a co n el p ro b le m a m en te-cu erp o a m en u d o
se p asa p o r alto. Si en ten d iéra m o s cóm o la e x p e rie n c ia su b jetiva p u e d e ten er
12 V é a s e D av id so n 1970 ; au n q u e no en tien d o el a rg u m en to en c o n tra de
u n a n atu ra leza ob jetiva, en ten d ería m o s la existen cia d e sujetos distintos de
las leyes psico físicas.
u n o m ism o.
¿CÓM O ES SER UN MURCIÉLAGO? 61 62 THOM AS NAGEL

o tem prano llegaríam os a un callejón sin salida, pero debe ser B IB L IO G R A FÍA
posible idear un m étodo para expresar en térm inos objetivos, y
con mayor precisión, m ucho m ás de lo que podem os expresar
A rm stro n g , D .M ., 1968, A M aterialist Theory o f the M ind, R o u tle d g e a n d
hoy día. L as analogías interm odales vagas, com o p o r ejem plo
K e g a n P au l, L o n d re s.
“el rojo es com o el sonido de una trom peta”, que surgen cuan­
C a p ita n , W .H. y D .D . M errill (c o m p s.), 1967, Art, M ind, a n d Religión,
do se discute este tema, son de poca utilidad. Esto debería ser
U niversity oí' P ittsb u rgh P ress, P ittsb u rgh .
evidente para cualquiera que haya escuchado una trom peta y
D a v id so n , D ., 1970, “M en tal E v en ts” , en F o ste r y S w a n so n 1970,
haya visto el color rojo. Pero las características estructurales de p p . 7 9 - 1 0 1 . [V ersión en ca ste lla n o : “S u c e so s m e n ta le s” , en E n sa ­
la percepción podrían prestarse m ás a una descripción objeti­ yos sobre acciones y sucesos, trad . O . H a n sb e rg , J .A . R o b le s y M .M .
va, aunque algo se deje afuera. Y ciertos conceptos alternativos V ald és, C r ític a /In s titu to d e In v e stig a cio n e s Filosóficas-UNAM, B a r­
distintos de los que aprendem os en prim era person a podrían ce lo n a , 1995, p p . 2 6 3 - 2 8 7 .]
perm itirnos alcanzar cierto tipo de com prensión incluso de ------- y G . H a rm a n (c o m p s.), 1972, Sem antics o f N atu ral L an gu age,
nuestra prop ia experiencia, que se nos niega p o r la m ism a fa­ R eid el, D o rd rech t.
cilidad de la descripción y la falta de perspectiva prop ia de los D en n ett, D .C ., 1969, Contení an d Consciousness, R o u tle d g e a n d K e g a n
conceptos subjetivos. Paul, L o n d re s. [V ersión en ca ste lla n o : Contenido y conciencia, trad .
A dem ás de su interés intrínseco, una fenom enología que sea J.M . L e b ró n , G e d isa , B a rc e lo n a , 1996.]
objetiva en este sentido podría perm itir que las pregun tas acer­ F oster, L . y J.W . S w an so n (c o m p s.), 1970, Experience an d Theory, U n i­
ca de la base física13 de la experiencia adoptaran una form a versity o f M a ssa ch u sse tts P ress, A m h e rst.
K rip k e, S., 1972, “ N a m in g a n d N e c e ssity ” , en D a v id so n y H a rm a n
m ás inteligible. L os aspectos de la experiencia subjetiva que
1972, p p . 2 5 3 - 3 5 5 . (V ersión en libro: N am in g a n d Necessity, H a rv a rd
pudieran ado ptar este tipo de descripción objetiva podrían ser
U n iversity P ress, C a m b rid g e , M ass., 1980. [V ersió n en ca ste lla n o :
m ejores candidatos a explicaciones objetivas m ás conocidas. E l nombrar y la necesidad, 2a. ed ., trad . M .M . V ald és, In stitu to de
Pero, sea correcta o no esta suposición, parece im probable que In v e stig a c io n e s Filosóficas-UNAM, 1995.]
una teoría física de la mente pu eda vislum brarse hasta que no Lew is, D .K ., 1966, “A n A rg u m e n t fo r the Id en tity T h e o r y ", J o u r n a l of
se haya trabajado m ás en el problem a general de lo subjetivo Philosophy, vol. 63, n o. 1, p p . 1 7 -2 5 (re im p re so con u n a a d e n d a en
y lo objetivo. De otra form a, no podem os siquiera plantear el R o se n th a l 1971, p p . 1 6 2 -1 7 1 ).
problem a m ente-cuerpo sin que se nos escape. N age l, T., 1971, “B ra in B ise c tio n a n d the U nity o f C o n s c io u sn e ss” ,
Synthese, vol. 22, p p . 3 9 6 - 4 1 3 .
--------, 1970, “A rm str o n g on the M in d ”, Philosophical Revieiu, vol. 79,
[T ra d u c c ió n de H e d o r I s l a s ]
n o. 3, p p . 3 9 4 - 4 0 3 .
1:) N o lie d e fin id o el lérm in o “ físic o ” . O b viam en te no se ap lica sólo a lo ------- , 1965, “P h y sicalism ” , PhilosophicalReview, vol. 74, n o. 3, p p . 3 3 9 -
qu e p u ed e ser d escrito p o r los con cep to s de la física c o n tem p o rán ea, p u es­ 356 . (R e im p re so co n u n e p ílo g o en O ’C o n n o r 1969, p p . 99-116).
to qu e aú n e sp e ra m o s d esa rro llo s fu tu ro s. A lg u n o s pien san que n a d a im p id e O ’C o n n o r, J . (c o m p .), 1969, M odern M aterialism : Readings on Mind-
qu e los fen ó m en o s m en tales sean reco n o c id o s con el tiem p o co m o fen ó m en o s Body Identity, H a rco u rt, B r a c e a n d W orld, N u ev a York.
físicos p o r d erech o p ro p io . Pero in d ep en d ien tem en te de qu é m ás p u e d a de-
P u tn am , H ., 1967, “P sy ch o lo gical P re d ic a te s” , en C a p ita n y M errill
cirse d e lo físico, d eb e ser ob jetivo. D e m an era que, si alg ú n día n u estra idea
1967, p p . 3 7 - 4 8 . (R e im p re so en R o se n th a l 1971 c o m o “ T h e N atu re
de lo físico se ex p a n d e hasta in clu ir a los fen ó m en o s m en tales, ten d rá que
asig n arles un cará cter ob jetivo, al m argen de si esto se realiza an alizán d o lo s
o f M en tal S ta te s” , p p . 1 5 0 -1 6 1 .)
en térm in o s de otros fe n ó m e n o s co n sid e ra d o s com o físicos. M e p a re c e más R orty, R ., 1965, “ M ind-Body Identity, Privacy, a n d C a te g o r ie s” , The
p ro b ab le, sin em b a rgo , qu e las relacio n es en tre lo m en tal v lo físico se fo r­ Review of Metaphysics, vol. 19, n o. 1, p p . 2 4 - 5 4 .
m u len fin a lm e n te en u n a teo ría d iv o s térm in o s fu n d am en ta les no p u ed en R o se n th a l, D .M . (c o m p .), 1971, M aterialism an d the Mind-Body Problem,
c la sific a rse claram en te en n in g u n a de esas catego rías. P ren tice-H all, E n g lew o o d C liffs.
¿CÓM O ES SER UN M URCIÉLAGO? 63

Sm art, J .J.C ., 1963, Philosophy an d Scientific R ealism , R o u tle d e g e a n d


K e g a n Paul, L o n d re s.
T h o rn to n , M .T., 1972, “O sten sive T e rm s a n d M a te ria lism ”, TheM onist,
vol. 56, n o. 2, p p . 1 9 3 -2 1 4 .
127

EPIPHENOMENAL QUALIA
BY FRANK JACKSON

It is undeniable that the physical, chemical and biological sciences have


provided a great deal of information about the world we live in and about
ourselves. I will use the label 'physical information' for this kind of informa-
Epiphenomenal Qualia
Author(s): Frank Jackson tion, and also for information that automatically comes along with it. For
Reviewed work(s): example, if a medical scientist tells me enough about the processes that go
Source: The Philosophical Quarterly, Vol. 32, No. 127 (Apr., 1982), pp. 127-136 on in my nervous system, and about how they relate to happenings in the
Published by: Wiley for The Philosophical Quarterly world around me, to what has happened in the past and is likely to happen
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/2960077 . in the future, to what happens to other similar and dissimilar organisms,
Accessed: 18/02/2013 07:47 and the like, he or she tells me - if I am clever enough to fit it together
appropriately - about what is often called the functional role of those states
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . in me (and in organisms in general in similar cases). This information, and
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
its kin, I also label 'physical'.
. I do not mean these sketchy remarks to constitute a definition of 'physical
JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of
content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms
information', and of the correlative notions of physical property, process,
of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org. and so on, but to indicate what I have in mind here. It is well known that
there are problems with giving a precise definition of these notions, and so
. of the thesis of Physicalism that all (correct) information is physical informa-
tion.1 But - unlike some - I take the question of definition to cut across
the central problems I want to discuss in this paper.
I am what is sometimes known as a "qualia freak". I think that there
are certain features of the bodily sensations especially, but also of certain
perceptual experiences, which no amount of purely physical information
includes. Tell me everything physical there is to tell about what is going
on in a living brain, the kind of states, their functional role, their relation
to what goes on at other times and in other brains, and so on and so forth,
and be I as clever as can be in fitting it all together, you won't have told me
about the hurtfulness of pains, the itchiness of itches, pangs of jealousy, or
about the characteristic experience of tasting a lemon, smelling a rose,
hearing a loud noise or seeing the sky.
There are many qualia freaks, and some of them say that their rejection
of Physicalism is an unargued intuition.2 I think that they are being unfair
to themselves. They have the following argument. Nothing you could tell
of a physical sort captures the smell of a rose, for instance. Therefore,
Physicalism is false. By our lights this is a perfectly good argument. It is
Wiley and The Philosophical Quarterly are collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to 1See, e.g., D. H. Mellor, "Materialism and Phenomenal Qualities", Aristotelian Society
The Philosophical Quarterly. Supp. Vol. 47 (1973), 107-19; and J. W. Cornman, Materialism and Sensations (New
Haven and London, 1971).
2Particularly in discussion, but see, e.g., Keith Campbell, Metaphysics (Belmont,
1976), p. 67.

http://www.jstor.org

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128 FRANKJACKSON EPIPHENOMENAL QUALIA 129

obviously not to the point to question its validity, and the premise is lengths in the red spectrum as sharply as we are able to sort out yellow from
intuitively obviously true both to them and to me. blue.4
I must, however, admit that it is weak from a polemical point of view. I think that we should admit that Fred can see, really see, at least
There are, unfortunately for us, many who do not find the premise intuitively one more colour than we can; red1 is a different colour from red2. We are to
obvious. The task then is to present an argument whose premises are obvious Fred as a totally red-green colour-blind person is to us. H. G. Wells' story
to all, or at least to as many as possible. This I try to do in ?1 with what I "The Country of the Blind" is about a sighted person in a totally blind
will call "the Knowledge argument". In ?II I contrast the Knowledge argu- community.5 This person never manages to convince them that he can see,
ment with the Modal argument and in ?11 with the "What is it like to be" that he has an extra sense. They ridicule this sense as quite inconceivable,
argument. In ?IV I tackle the question of the causal role of qualia. The and treat his capacity to avoid falling into ditches, to win fights and so on
major factor in stopping people from admitting qualia is the belief that they as precisely that capacity and nothing more. We would be making their
would have to be given a causal role with respect to the physical world and mistake if we refused to allow that Fred can see one more colour than we can.
especially the brain;3and it is hard to do this without sounding like someone What kind of experience does Fred have when he sees red, and red2?
who believes in fairies. I seek in ?IV to turn this objection by arguing that What is the new colour or colours like? We would dearly like to know but
the view that qualia are epiphenomenal is a perfectly possible one. do not; and it seems that no amount of physical information about Fred's
brain and optical system tells us. We find out perhaps that Fred's cones
I. THE KNOWLEDGE ARGUMENT FOR QUALIA respond differentially to certain light waves in the red section of the spectrum
People vary considerably in their ability to discriminate colours. Sup- that make no difference to ours (or perhaps he has an extra cone) and that
pose that in an experiment to catalogue this variation Fred is discovered. this leads in Fred to a wider range of those brain states responsible for
Fred has better colour vision than anyone else on record; he makes every visual discriminatory behaviour. But none of this tells us what we really
discrimination that anyone has ever made, and moreover he makes one that want to know about his colour experience. There is something about it we
we cannot even begin to make. Show him a batch of ripe tomatoes and he don't know. But we know, we may suppose, everything about Fred's body,
sorts them into two roughly equal groups and does so with complete con- his behaviour and dispositions to behaviour and about his internal physi-
sistency. That is, if you blindfold him, shuffle the tomatoes up, and then ology, and everything about his history and relation to others that can be
remove the blindfold and ask him to sort them out again, he sorts them given in physical accounts of persons. We have all the physical information.
into exactly the same two groups. Therefore, knowing all this is not knowing everything about Fred. It follows
We ask Fred how he does it. He explains that all ripe tomatoes do not that Physicalism leaves something out.
look the same colour to him, and in fact that this is true of a great many To reinforce this conclusion, imagine that as a result of our investigations
objects that we classify together as red. He sees two colours where we see into the internal workings of Fred we find out how to make everyone's
one, and he has in consequence developed for his own use two words 'redl' physiology like Fred's in the relevant respects; or perhaps Fred donates his
and 'red2' to mark the difference. Perhaps he tells us that he has often body to science and on his death we are able to transplant his optical system
tried to teach the difference between red, and red2 to his friends but has into someone else - again the fine detail doesn't matter. The important
got nowhere and has concluded that the rest of the world is redl-red2colour- point is that such a happening would create enormous interest. People
blind - or perhaps he has had partial success with his children, it doesn't would say, "At last we will know what it is like to see the extra colour, at
matter. In any case he explains to us that it would be quite wrong to think last we will know how Fred has differed from us in the way he has struggled
that because 'red' appears in both 'redl' and 'red2'that the two colours are to tell us about for so long". Then it cannot be that we knew all along all
shades of the one colour. He only uses the common term 'red' to fit more about Fred. But ex hypothesi we did know all along everything about Fred
easily into our restricted usage. To him red1 and red2 are as different from that features in the physicalist scheme; hence the physicalist scheme leaves
each other and all the other colours as yellow is from blue. And his dis- something out.
criminatory behaviour bears this out: he sorts red1 from red2tomatoes with Put it this way. After the operation, we will know more about Fred and
the greatest of ease in a wide variety of viewing circumstances. Moreover, especially about his colour experiences. But beforehand we had all the
an investigation of the physiological basis of Fred's exceptional ability re- physical information we could desire about his body and brain, and indeed
veals that Fred's optical system is able to separate out two groups of wave- 4Put this, and similar simplifications below, in terms of Land's theory if you prefer.
See, e.g., Edwin H. Land, "Experiments in Color Vision", Scientific American, 200 (5
8See, e.g., D. C. Dennett, "Current Issues in the Philosophy of Mind", American May 1959), 84-99.
Philosophical Quarterly, 15 (1978), 249-61. 5H. G. Wells, The Country of the Blind and Other Stories (London, n.d.).

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130 FRANK JACKSON EPIPHENOMENAL QUALIA 131

everything that has ever featured in physicalist accounts of mind and regards we and they are exactly alike. Consequently there is more to us
consciousness. Hence there is more to know than all that. Hence Physicalism than the purely physical. Thus Physicalism is false.7
is incomplete. It is sometimes objected that the Modal argument misconceives Physical-
Fred and the new colour(s) are of course essentially rhetorical devices. ism on the ground that that doctrine is advanced as a contingent truth.8
The same point can be made with normal people and familiar colours. Mary But to say this is only to say that physicalists restrict their claim to some
is a brilliant scientist who is, for whatever reason, forced to investigate the possible worlds, including especially ours; and the Modal argument is only
world from a black and white room via a black and white television monitor. directed against this lesser claim. If we in our world, let alone beings in any
She specialises in the neurophysiology of vision and acquires, let us suppose, others, have features additional to those of our physical replicas in other
all the physical information there is to obtain about what goes on when we possible worlds, then we have non-physical features or qualia.
see ripe tomatoes, or the sky, and use terms like 'red', 'blue', and so on. She The trouble rather with the Modal argument is that it rests on a disput-
discovers, for example, just which wave-length combinations from the sky able modal intuition. Disputable because it is disputed. Some sincerely
stimulate the retina, and exactly how this produces via the central nervous deny that there can be physical replicas of us in other possible worlds which
system the contraction of the vocal chords and expulsion of air from the nevertheless lack consciousness. Moreover, at least one person who once
lungs that results in the uttering of the sentence 'The sky is blue'. (It can had the intuition now has doubts.9
hardly be denied that it is in principle possible to obtain all this physical Head-counting may seem a poor approach to a discussion of the Modal
information from black and white television, otherwise the Open University argument. But frequently we can do no better when modal intuitions are
would of necessity need to use colour television.) in question, and remember our initial goal was to find the argument with
What will happen when Mary is released from her black and white room the greatest polemical utility.
or is given a colour television monitor? Will she learn anything or not? It Of course, qua protagonists of the Knowledge argument we may well
seems just obvious that she will learn something about the world and our accept the modal intuition in question; but this will be a consequenceof our
visual experience of it. But then it is inescapable that her previous know- already having an argument to the conclusion that qualia are left out of the
ledge was incomplete. But she had all the physical information. Ergo there physicalist story, not our ground for that conclusion. Moreover, the matter
is more to have than that, and Physicalism is false. is complicated by the possibility that the connection between matters
Clearly the same style of Knowledge argument could be deployed for physical and qualia is like that sometimes held to obtain between aesthetic
taste, hearing, the bodily sensations and generally speaking for the various qualities and natural ones. Two possible worlds which agree in all "natural"
mental states which are said to have (as it is variously put) raw feels, phen- respects (including the experiences of sentient creatures) must agree in all
omenal features or qualia. The conclusion in each case is that the qualia aesthetic qualities also, but it is plausibly held that the aesthetic qualities
are left out of the physicalist story. And the polemical strength of the cannot be reduced to the natural.
Knowledge argument is that it is so hard to deny the central claim that one
III. THE "WHAT IS rr LIKE TO BE" ARGUMENT
can have all the physical information without having all the information
there is to have. In "What is it like to be a bat?" Thomas Nagel argues that no amount
of physical information can tell us what it is like to be a bat, and indeed
that we, human beings, cannot imagine what it is like to be a bat.10 His
II. THE MODAL ARGUMENT
By the Modal Argument I mean an argument of the following style.6 7I have presented the argument in an inter-world rather than the more usual intra-
world fashion to avoid inessential complications to do with supervenience, causal
Sceptics about other minds are not making a mistake in deductive logic, anomalies and the like.
whatever else may be wrong with their position. No amount of physical 8See, e.g., W. G. Lycan, "A New Lilliputian Argument Against Machine Functional-
information about another logically entails that he or she is conscious or ism", Philosophical Studies, 35 (1979), 279-87, p. 280; and Don Locke, "Zombies, Schizo-
phrenics and Purely Physical Objects", Mind, 85 (1976), 97-9.
feels anything at all. Consequently there is a possible world with organisms 9See R. Kirk, "From Physical Explicability to Full-Blooded Materialism", The
exactly like us in every physical respect (and remember that includes func- Philosophical Quarterly, 29 (1979), 229-37. See also the arguments against the modal
intuition in, e.g., Sydney Shoemaker, "Functionalism and Qualia", Philosophical Studies,
tional states, physical history, et al.) but which differ from us profoundly 27 (1975), 291-315.
in that they have no conscious mental life at all. But then what is it that 1?The Philosophical Review, 83 (1974), 435-50. Two things need to be said about
we have and they lack? Not anything physical ex hypothesi. In all physical this article. One is that, despite my dissociations to come, I am much indebted to it.
The other is that the emphasis changes through the article, and by the end Nagel is
6See, e.g., Keith Campbell, Body and Mind (New York, 1970); and Robert Kirk, objecting not so much to Physicalism as to all extant theories of mind for ignoring
"Sentience and Behaviour", Mind, 83 (1974), 43-60. points of view, including those that admit (irreducible) qualia.

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132 FRANK JACKSON EPIPHENOMENAL
QUALIA 133

reason is that what this is like can only be understood from a bat's point of IV. THE BOGEY OF EPIPHENOMENALISM
view, which is not our point of view and is not something capturable in Is there any really good reason for refusing to countenance the idea that
physical terms which are essentially terms understandable equally from qualia are causally impotent with respect to the physical world? I will argue
many points of view. for the answer no, but in doing this I will say nothing about two views
It is important to distinguish this argument from the Knowledge argu- associated with the classical epiphenomenalist position. The first is that
ment. When I complained that all the physical knowledge about Fred was mental states are inefficacious with respect to the physical world. All I will
not enough to tell us what his special colour experience was like, I was not be concerned to defend is that it is possible to hold that certain properties
complaining that we weren't finding out what it is like to be Fred. I was of certain mental states, namely those I've called qualia, are such that their
complaining that there is something about his experience, a property of it, possession or absence makes no difference to the physical world. The second
of which we were left ignorant. And if and when we come to know what is that the mental is totally causally inefficacious. For all I will say it may
this property is we still will not know what it is like to be Fred, but we will be that you have to hold that the instantiation of qualia makes a difference
know more about him. No amount of knowledge about Fred, be it physical to other mental states though not to anything physical. Indeed general
or not, amounts to knowledge "from the inside" concerning Fred. We are considerationsto do with how you could come to be aware of the instantiation
not Fred. There is thus a whole set of items of knowledge expressed by of qualia suggest such a position.13
forms of words like 'that it is I myself who is . . .' which Fred has and we Three reasons are standardly given for holding that a quale like the
simply cannot have because we are not him." hurtfulness of a pain must be causally efficacious in the physical world, and
When Fred sees the colour he alone can see, one thing he knows is the so, for instance, that its instantiation must sometimes make a difference to
way his experience of it differs from his experience of seeing red and so on, what happens in the brain. None, I will argue, has any real force. (I am much
another is that he himself is seeing it. Physicalist and qualia freaks alike indebted to Alec Hyslop and John Lucas for convincing me of this.)
should acknowledge that no amount of information of whatever kind that (i) It is supposed to be just obvious that the hurtfulness of pain is partly
others have about Fred amounts to knowledge of the second. My complaint responsible for the subject seeking to avoid pain, saying 'It hurts' and so
though concerned the first and was that the special quality of his experience on. But, to reverse Hume, anything can fail to cause anything. No matter
is certainly a fact about it, and one which Physicalism leaves out because how often B follows A, and no matter how initially obvious the causality
no amount of physical information told us what it is. of the connection seems, the hypothesis that A causes B can be overturned
Nagel speaks as if the problem he is raising is one of extrapolating from by an over-arching theory which shows the two as distinct effects of a com-
knowledge of one experience to another, of imagining what an unfamiliar mon underlying causal process.
experience would be like on the basis of familiar ones. In terms of Hume's To the untutored the image on the screen of Lee Marvin's fist moving
example, from knowledge of some shades of blue we can work out what it from left to right immediately followed by the image of John Wayne's head
would be like to see other shades of blue. Nagel argues that the trouble moving in the same general direction looks as causal as anything.l4 And of
with bats et al. is that they are too unlike us. It is hard to see an objection course throughout countless Westerns images similar to the first are followed
to Physicalism here. Physicalism makes no special claims about the imagin- by images similar to the second. All this counts for precisely nothing when
ative or extrapolative powers of human beings, and it is hard to see why it we know the over-arching theory concerning how the relevant images are
need do so.12 both effects of an underlying causal process involving the projector and the
Anyway, our Knowledge argument makes no assumptions on this point. film. The epiphenomenalist can say exactly the same about the connection
If Physicalism were true, enough physical information about Fred would between, for example, hurtfulness and behaviour. It is simply a consequence
obviate any need to extrapolate or to perform special feats of imagination of the fact that certain happenings in the brain cause both.
or understanding in order to know all about his special colour experience. (ii) The second objection relates to Darwin's Theory of Evolution.
The informationwould already be in our possession. But it clearly isn't. That According to natural selection the traits that evolve over time are those
was the nub of the argument. conducive to physical survival. We may assume that qualia evolved over
time - we have them, the earliest forms of life do not - and so we should
1"Knowledge de se in the terms of David Lewis, "Attitudes De Dicto and De Se",
The Philosophical Review, 88 (1979), 513-43. 1sSee my review of K. Campbell, Body and Mind, in Australasian Journal of Philo-
"lSee Laurence Nemirow's comments on "What is it. . ." in his review of T. Nagel, sophy, 50 (1972), 77-80.
Mortal Questions, in The Philosophical Review, 89 (1980), 473-7. I am indebted here in 14Cf. Jean Piaget, "The Child's Conception of Physical Causality", reprinted in The
particular to a discussion with David Lewis. Essential Piaget (London, 1977).

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134 FRANK JACKSON EPIPHENOMENAL QUALIA 135

expect qualia to be conducive to survival. The objection is that they could the epiphenomenalist can argue from the behaviour of others to the qualia
hardly help us to survive if they do nothing to the physical world. of others by arguing from the behaviour of others back to its causes in the
The appeal of this argument is undeniable, but there is a good reply to brains of others and out again to their qualia.
it. Polar bears have particularly thick, warm coats. The Theory of Evolution You may well feel for one reason or another that this is a more dubious
explains this (we suppose) by pointing out that having a thick, warm coat chain of reasoning than its model in the case of newspaper reports. You
is conducive to survival in the Arctic. But having a thick coat goes along are right. The problem of other minds is a major philosophical problem, the
with having a heavy coat, and having a heavy coat is not conducive to problem of other newspaper reports is not. But there is no special problem
survival. It slows the animal down. of Epiphenomenalism as opposed to, say, Interactionism here.
Does this mean that we have refuted Darwin because we have found an There is a very understandable response to the three replies I have just
evolved trait - having a heavy coat - which is not conducive to survival? made. "All right, there is no knockdown refutation of the existence of epi-
Clearly not. Having a heavy coat is an unavoidable concomitant of having phenomenal qualia. But the fact remains that they are an excrescence.
a warm coat (in the context, modern insulation was not available), and the They do nothing, they explain nothing, they serve merely to soothe the
advantages for survival of having a warm coat outweighed the disadvantages intuitions of dualists, and it is left a total mystery how they fit into the
of having a heavy one. The point is that all we can extract from Darwin's world view of science. In short we do not and cannot understand the how
theory is that we should expect any evolved characteristic to be either and why of them."
conducive to survival or a by-product of one that is so conducive. The This is perfectly true; but is no objection to qualia, for it rests on an
epiphenomenalist holds that qualia fall into the latter category. They are a overly optimistic view of the human animal, and its powers. We are the
by-product of certain brain processes that are highly conducive to survival. products of Evolution. We understand and sense what we need to under-
(iii) The third objection is based on a point about how we come to know stand and sense in order to survive. Epiphenomenal qualia are totally
about other minds. We know about other minds by knowing about other irrelevant to survival. At no stage of our evolution did natural selection
behaviour, at least in part. The nature of the inference is a matter of some favour those who could make sense of how they are caused and the laws
controversy, but it is not a matter of controversy that it proceeds from governing them, or in fact why they exist at all. And that is why we can't.
behaviour. That is why we think that stones do not feel and dogs do feel. It is not sufficiently appreciated that Physicalism is an extremely opti-
But, runs the objection, how can a person's behaviour provide any reason mistic view of our powers. If it is true, we have, in very broad outline
for believing he has qualia like mine, or indeed any qualia at all, unless admittedly, a grasp of our place in the scheme of things. Certain matters
this behaviour can be regarded as the outcomeof the qualia. Man Friday's of sheer complexity defeat us - there are an awful lot of neurons - but in
footprint was evidence of Man Friday because footprints are causal outcomes principle we have it all. But consider the antecedent probability that every-
of feet attached to people. And an epiphenomenalist cannot regard behav- thing in the Universe be of a kind that is relevant in some way or other to
iour, or indeed anything physical, as an outcome of qualia. the survival of homosapiens. It is very low surely. But then one must admit
But consider my reading in The Times that Spurs won. This provides that it is very likely that there is a part of the whole scheme of things, maybe
excellent evidence that The Telegraph has also reported that Spurs won, a big part, which no amount of evolution will ever bring us near to knowledge
despite the fact that (I trust) The Telegraph does not get the results from about or understanding. For the simple reason that such knowledge and
The Times. They each send their own reportersto the game. The Telegraph's understanding is irrelevant to survival.
report is in no sense an outcome of The Times', but the latter provides good Physicalists typically emphasise that we are a part of nature on their
evidence for the former nevertheless. view, which is fair enough. But if we are a part of nature, we are as nature
The reasoning involved can be reconstructed thus. I read in The Times has left us after however many years of evolution it is, and each step in
that Spurs won. This gives me reason to think that Spurs won because I that evolutionary progression has been a matter of chance constrained just
know that Spurs' winning is the most likely candidate to be what caused by the need to preserve or increase survival value. The wonder is that we
the report in The Times. But I also know that Spurs' winning would have understand as much as we do, and there is no wonder that there should be
had many effects, including almost certainly a report in The Telegraph. matters which fall quite outside our comprehension. Perhaps exactly how
I am arguing from one effect back to its cause and out again to another epiphenomenal qualia fit into the scheme of things is one such.
effect. The fact that neither effect causes the other is irrelevant. Now the This may seem an unduly pessimistic view of our capacity to articulate
epiphenomenalist allows that qualia are effects of what goes on in the brain. a truly comprehensive picture of our world and our place in it. But suppose
Qualia cause nothing physical but are caused by something physical. Hence we discovered living on the bottom of the deepest oceans a sort of sea slug

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136 FRANK JACKSON

which manifested intelligence. Perhaps survival in the conditions required


rational powers. Despite their intelligence, these sea slugs have only a very
restricted conception of the world by comparison with ours, the explanation
for this being the nature of their immediate environment. Nevertheless they
have developed sciences which work surprisingly well in these restricted
terms. They also have philosophers, called slugists. Some call themselves
tough-minded slugists, others confess to being soft-minded slugists.
The tough-minded slugists hold that the restricted terms (or ones pretty
like them which may be introduced as their sciences progress) suffice in
principle to describe everything without remainder. These tough-minded
slugists admit in moments of weakness to a feeling that their theory leaves
something out. They resist this feeling and their opponents, the soft-minded
slugists, by pointing out - absolutely correctly - that no slugist has ever
succeeded in spelling out how this mysterious residue fits into the highly
successful view that their sciences have and are developing of how their
world works.
Our sea slugs don't exist, but they might. And there might also exist
super beings which stand to us as we stand to the sea slugs. We cannot
adopt the perspective of these super beings, because we are not them, but
the possibility of such a perspective is, I think, an antidote to excessive
optimism.15
Monash University

15I am indebted to Robert Pargetter for a number of comments and, despite his
dissent, to ?IV of Paul E. Meehl, "The Compleat Autocerebroscopist" in Mind, Matter,
and Method, ed. Paul Feyerabend and Grover Maxwell (Minneapolis, 1966).

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