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Rexurdimento

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Este aviso fue puesto el 25 de junio de 2020.
Se denomina Rexurdimento (en castellano, resurgimiento) a la etapa cultural de la
historia de Galicia que se desarrolló a lo largo del siglo XIX y que tuvo como
característica principal la revitalización de la lengua gallega como vehículo de
expresión social y cultural tras el periodo de "ostracismo" que se conoce como
séculos escuros. Se trata de un periodo simultáneo y similar al de la Renaixença
catalana.

Se reavivó el espíritu regional y la identidad subjetiva de las regiones españolas.


La consideración de las lenguas no oficiales cambia y se revalorizan, contra la
horma universalista de la Ilustración, las tradiciones, lenguas y dialectos
autóctonos. En Galicia, chocan la lengua castellana, urbana y favorecida por la
burguesía, y la lengua gallega, que se consideraba rural y campesina y que se
encontraba sin cultivo literario y sometida a una gran diglosia. Aparece una
conciencia nacional y se reivindica el idioma gallego como distintivo de la
personalidad de Galicia.

Índice
1 El camino hacia el Rexurdimento
2 El Rexurdimento
3 Véase también
4 Referencias
El camino hacia el Rexurdimento
La fase de transición entre los séculos escuros y el rexurdimento suele denominarse
en la historiografía literaria como prerrexurdimento.

Se distinguen en él dos etapas: una primera, más larga y de resultados inciertos,


que abarcaría la primera mitad del siglo XIX (hasta 1846, fecha del levantamiento
de Solís), y una segunda, desarrollada durante los años cincuenta y sesenta del
siglo, en la que el trabajo intelectual de sistematización de las características
diferenciadoras de Galicia es lo suficientmente importante como para que el cultivo
literario del gallego se vea muy estimulado (en 1853 se publica A gaita gallega, de
Juan Manuel Pintos) y en 1861 se celebran los primeros Juegos Florales de Galicia
en La Coruña.

A partir de 1840 hay grupos de intelectuales que ven a Galicia como una región
atrasada que hay que hacer avanzar, y se percibe que ello sólo será posible por
medio de la asunción política de una conciencia nacional. El movimiento
provincialista surgido de este pensamiento fue dirigido en la Universidad de
Santiago de Compostela, sobre todo, por Antolín Faraldo Asorey.

En 1846 se produjo una revuelta contra el poder central, el levantamiento de Solís,


que tuvo como consecuencia el fusilamiento de un grupo de rebeldes conocidos desde
entonces como los mártires de Carral y el despertar de la conciencia lingüística.
Todos comparten la idea de Galicia como patria y publican en periódicos de la época
como El Centinela de Galicia, La Aurora de Galicia, etc. Benito Viceto publica una
Historia de Galicia (1865-1866) en seis volúmenes que narra de forma heroica las
hazañas de Galicia. En este despertar son importantes obras como Proezas de Galicia
de Fernández Neira; La gaita gallega, 1853, de Juan Manuel Pintos y actos como la
fundación de los Juegos Florales de La Coruña (1861) o publicaciones como El álbum
de la caridad o periódicos como O Tío Marcos da Portela, donde se publican
fragmentos de novelas y de teatro en gallego.
Dos son los géneros que se cultivan en gallego en estos primeros momentos.

Están, en primer lugar, los textos de carácter político vinculados con la


resistencia frente a la invasión napoleónica: el romance de 1808 "Un labrador que
foi sarxento" y varios diálogos, de los cuales su primera muestra es uno de 1810
titulado "Proezas de Galicia explicadas baxo la conversación rústica de los dos
compadres Chinto y Mingote", de José Fernández de Neira. Más adelante, publicados
en folletos y en la prensa, aparecen textos que se centran en la polémica entre
absolutistas y liberales, y en la situación administrativa gallega desde un punto
de vista crítico.
En segundo lugar, hay una serie de textos de tipo específicamente literario:
villancicos (destinados al canto), una obra teatral (A casamenteira, de Antonio
Benito Fandiño, publicada en 1849 y centrada en el tema de los casamientos
arreglados), sonetos satíricos, dos textos poéticos de Nicomedes Pastor Díaz, etc.
Respecto del prerrexurdimento se discute si se puede hablar de un periodo romántico
gallego. La profesora Dolores Vilavedra, sin decantarse por una conclusión
definitiva, ha señalado que, al menos, existen varios hechos que demuestran la
impronta de dicho movimiento. Destaca, por ejemplo, los rasgos evidentes que están
presentes en la obra de Nicomedes Pastor Díaz y Rosalía de Castro, el empuje dado a
las llamadas lenguas regionales del que se benefició el gallego y la aparición de
un movimiento político genuinamente romántico como es el provincialismo que, más
tarde, derivaría en el galleguismo.1

Alrededor del provincialismo, se desarrollan foros de participación intelectual


como la Academia Literaria de Santiago y medios impresos como el órgano oficioso de
aquella, El Idólatra de Galicia, y revistas como Revista de Galicia, etc. Tras el
levantamiento de Solís y la represión subsiguiente, el provincialismo se disolvió.

La producción literaria vinculada a este movimiento fue escasa, aunque promovió el


empleo del gallego para la literatura. Destacan, entre los poetas de la época, Juan
Manuel Pintos, autor de A gaita galega (1853), y Francisco Añón.

Herederos intelectuales del provincialismo, fueron un grupo de jóvenes entre los


que se encontraban Manuel Murguía, Eduardo Pondal y Rosalía de Castro, para los que
el conocido como Banquete de Conxo, en 1856, significó un punto oficioso de partida
y el Liceo de la Juventud un lugar de reunión y activismo cultural.

El Rexurdimento
Convencionalmente, se estima que la publicación del primer libro de Rosalía de
Castro, Cantares Gallegos, en 1863, es el punto de partida del Rexurdimento. Sin
embargo, las dificultades del empeño son todavía evidentes, si se tiene en cuenta
que entre esa fecha y 1874, que coincide, en parte, con el llamado sexenio
democrático, apenas se publica nada en gallego.

No obstante, a partir de 1875 la producción en gallego aumenta. Hay, en primer


lugar, un interés creciente por las publicaciones periódicas, entre las que O Tío
Marcos da Portela (1876-1889) es el ejemplo más representativo.

En segundo lugar, se acometen determinados proyectos de carácter cultural, como la


Biblioteca Gallega, que desde 1885 publicaría 52 obras, entre las que se encuentran
títulos esenciales como Aires da miña terra, de Manuel Curros Enríquez, y Queixumes
dos pinos, de Eduardo Pondal.

En tercer lugar, se fomentan los concursos literarios. En 1886 se convocó el primer


certamen en que todas las composiciones presentadas debían estar en gallego. La
importancia de la poesía se observa también en el auge de las antologías poéticas.

El año que, de alguna manera, culmina toda esta larga trayectoria es 1880, pues en
él se publican tres obras importantes de la literatura gallega: Follas Novas, de
Rosalía de Castro; Aires da miña terra, de Curros Enríquez; y Espiñas, follas e
frores. Ramiño primeiro, de Valentín Lamas Carvajal. Con proyección más bien
política, en 1886 se publica Los precursores, de Manuel Murguía.

Durante estos años, se publican también numerosas gramáticas, diccionarios y


estudios de crítica literaria e historia (Historia de Galicia, de Murguía), a lo
que hay que añadir la tarea de recuperar la esplendorosa tradición de poesía
trovadoresca medieval gallega, las Cantigas: el primer cancionero impreso es
Cancionero de la Vaticana, en 1875, al que le siguen Colocci Brancuti, en 1889,
Cantigas de Alfonso X El Sabio, en 1889, Cancionero de Ajuda, en 1904.

En cuanto a la prosa de ficción, es Marcial Valladares Núñez quien la inaugura con


su obra Maxina ou a filla espúrea (aparecida a lo largo de 1880 como folletín de
una revista y cuyo manuscrito data de 1870). Dejando a un lado otras
consideraciones literarias, el aspecto más original de la novela es el tratamiento
diglósico de los personajes.

Además de Valladares Núñez, el canónigo Antonio López Ferreiro está considerado


como el verdadero padre de la novelística gallega, y es el autor de tres novelas
(destacando A tecedeira de Bonabal) publicadas también por entregas en distintos
periódicos gallegos. Situadas en diferentes momentos históricos de Galicia, se
trata de novelas realistas con impregnaciones de la novela histórica típica del
XIX.

Por lo demás, tiene especial vigencia en la época el costumbrismo, entendido como


una exaltación de lo rural y lo folclórico.

Solo a finales del siglo, por ejemplo con la obra de Francisco Álvarez de Novoa, se
empieza a cultivar una narrativa urbana, burguesa y con intereses psicologistas. Se
trata de un novelista que preludia la fórmulas innovadoras de los escritores de las
Irmandades da fala.

Por lo que respecta al teatro, fue un género apenas cultivado durante el


Rexurdimento.

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