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Obedientes hasta la muerte


Pastor Hernández hace 3 semanas Predicas Cristianas Deje un comentario 275 Vistas
En el pasaje cuando los soldados apresan al Señor y uno sale en su defensa con una espada, el Señor le
reprende diciéndole una gran verdad, que legiones de ángeles estarían listos para defenderlo si Él así lo
mandara. Pero Él no se defendió y como cordero fue llevado al matadero por amor a nosotros.
Ese es el ejemplo de humildad que debemos seguir. Su palabra también nos dice que no seamos altivos, que
no pretendamos ser superior a ninguno. Pablo declara que él sabe estar en abundancia, pero que también sabe
vivir en escasez. No importa la situación que estemos viviendo, no somos superiores o inferiores a nadie,
somos hijos de Dios y eso es lo que realmente importa.

Así que hagamos todo con humildad de corazón, como para el Señor. Si hacemos algo lo hacemos lo mejor
que podemos y lo entregamos al Señor. Si hacemos una bondad con alguna persona al Señor estamos
sirviendo. Si la otra persona lo agradece o no lo hace no debe de importarnos, pues al Señor es a quien
estamos sirviendo.

III. Obedientes (Filemón 1:21)


El Señor nos habla y pide nuestra obediencia. El mundo rechaza obedecer al Señor pues el evangelio es locura
para los que se pierden. El mundo nos aborrece porque piensa que obedecer a Dios es una locura. Escribe el
apóstol que si esto es una locura, entonces nuestro manicomio está en el cielo. El mundo no lo entiende pero
sus hijos si saben que obedecer a Dios es lo que debemos hacer.

Porque la desobediencia lleva pecado y la paga del pecado es muerte, pero la obediencia lleva recompensa. El
Señor es fiel y justo para cumplir su palabra y bendecir a aquellos que obedecen sus mandamientos. Dios nos
pide obediencia y debemos obedecer al Señor de señores por todo lo que Él ha hecho, por todo lo que Él es.

a. En todas las cosas (2 Corintios 2:9)


Nuestra entrega a Dios debe ser completa, en todas las cosas. Nuestro corazón no debe tener ninguna reserva.
Debemos rendirnos al Señor por completo y entonces Él nos recibirá con los brazos abiertos.
No podemos pretender servir a Dios si seguimos sirviendo al mundo.
No podemos entrar el reino de Dios en pecado. Dios es santo y requiere que sus hijos lo seamos también. Es
entonces que nos recibe en su reino y nos bendice, cuando nos rendimos completamente ante Él.

b. Hasta la muerte (Filipenses 2:8)


Jesus fue obediente hasta la muerte. Esteban fue el primer mártir que registran las escrituras, fue acusado y
condenado a morir apedreado. Pero estando en esa condición no se arrepintió de servir a Cristo, estando listo
para ser apedreado pudo ver la gloria de Dios. Esteban fue obediente hasta la muerte y recibió su recompensa.

En el mundo existe persecución, existen lugares donde los cristianos son perseguidos solo por predicar a
Cristo, por profesar su fe. Debemos estar listos para defender nuestra fe, para predicar a nuestros detractores
la verdad. Debemos ser obedientes en todo momento, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia. Dios es
superior a todo y debemos darle a Él toda la gloria.

IV. La recompensa divina (Mateo 24:13)


Cuando somos obedientes a Dios en todas las cosas estamos agradando a nuestro Padre. Jesús agradó al Padre
siendo obediente y dice su palabra que Dios le exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo
nombre.

El Señor se sentó a la Diestra del Padre y ahí espera el momento en el que regresará por aquellos que siguen
su ejemplo y son fuertes para ser obedientes hasta la muerte.

Dios no es hombre para mentir, el Señor nos ha prometido la vida eterna y le servimos sabiendo que un día
entraremos a sus fiestas y nos gozaremos con Él para siempre. El Señor tiene cuidado de sus hijos y nos
defiende de todo mal, porque en Él está el poder.

Conclusión
La salvación es demasiado grande como para descuidarla. Se necesita esfuerzo, se necesita determinación, se
necesita un corazón rendido y humillado ante el Señor. Dios busca personas que le obedezcan en todo, no solo
en las cosas fáciles, también en las difíciles.

Debemos seguir el ejemplo del Maestro y ser obedientes como Él. Obedientes hasta la muerte, no aferrarnos a
nada de esta tierra sino despojarnos de todo y entregarnos completamente al Señor en humildad y amor.
Porque el Señor busca adoradores, personas fieles en los que pueda confiar para hacer su obra en el mundo.
Debemos ser esos obedientes que siguen a Dios y le buscan de todo corazón.

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