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El resto del agua es admitida por atracción capilar quedando atrapada en la masa.
Gracias a su naturaleza compleja, esta pasta es capaz de retener los gases que se
producen dentro de ella y por ello aumenta de volumen.
Respecto a la panificación, unas masas pueden tener unas mejores características que
otras, dependiendo de la calidad y cantidad de su gluten que se constituirá en el
armazón de la masa.
Para conseguir un buen pan, se utilice el sistema que se utilice, es necesario que la
harina posea suficiente actividad diastásica.
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harina debe de tener un poder diastásico capaz de proporcionar una buena reserva de
azúcares y un red proteínica lo suficientemente elástica para retener el gas producido
durante la fermentación.
Hay que observar que las masas, aún las realizadas con las mejores harinas, no son
capaces de retener la totalidad del gas producido, ya que siempre hay un pérdida de éste
que se acentúa con el trascurrir de la fermentación. De esto se llega a la conclusión que
no se debe hablar de gas producido, sino de gas retenido.
El gas del que estamos hablando es el dióxido de carbono (CO2) y de alcohol (C2 H3
OH) que se forman a través de los azúcares existentes en la harina por la acción sobre
éstas de ciertas enzimas existentes en la levadura.
La levadura contiene una gran cantidad de enzimas, pero las más importantes en la
panificación son la maltosa, la invertasa y la zimasa.
Por lo tanto, la masa debe fermentar hasta que ésta madure, sean cuales sean los
cambios que se van alternando durante la fermentación. Es evidente que durante la
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cocción tienen lugar otros más acusados: al incrementarse la temperatura se acelera la
producción de gas y al mismo tiempo éste se dilata en el interior de la masa aumentando
de volumen.
Así pues, la tensión que sufre la red de proteínas hidratadas (gluten) como consecuencia
de esta expansión y del contínuo desprendimiento de gas es muy pronunciada. Para
conseguir un buen pan es necesario que la masa sea lo suficientemente resistente para
aguantar dicha tensión sin romperse.
A 50º C, la levadura muere y a los 80º C inhibe la masa de cualquier acción enzimática
posterior. La masa alcanza su tamaño final a los 10-15 minutos de cocción. Una
pequeña parte de almidón se dispersa al gelatinizar,cosa que hace a unos 65º C, el resto
una vez hinchada se coagula presentando las características de un sólido aguantándose.
Entre tanto en la corteza se ha ido formando dextrina por acción del calor y el vapor
sobre el almidón; esta dextrina es la responsable del brillo y de la frescura de la corteza
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A partir de los 20 primeros minutos de cocción y los 10 o 15 restantes sólo son como
acción de secado del pan.