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MI PRIMER AÑO DE PANDEMIA.

A lo largo de mi vida he experimentado una serie de situaciones, momentos y vivencias que


han influido de manera positiva y/o negativa en mi instancia en este mundo, eso en cierto
modo, ha ayudado con mi crecimiento personal e intelectual. En medio de la costumbre a las
idas al parque, reuniones familiares, reuniones amistosas, encuentros, juegos, fiestas, entre
otras cosas, nunca imaginé que todo aquello que solía hacer, en algún momento tenía que
dejarlo.

Para nadie es un secreto que a raíz de la expansión de la más reciente pandemia


(CORONAVIRUS O COVID-19) ha traído consigo aspectos negativos, pero, también sus aspectos
positivos. Al comienzo no fue fácil para mí, dejar de compartir con mis amigos y familiares
abiertamente, para aislarme sin saber cuánto tiempo, fue un reto para mí, sin embargo, lo
asumí con la mayor responsabilidad y en la medida de mis posibilidades traté de acoplarme a
estos nuevos cambios en mi vida.

Pasó un día, una semana, un mes, un año, en medio de la incertidumbre y el miedo, logré
entender muchas cosas, pero hay algo muy importante, que en medio de estos momentos
donde todos somos vulnerables ante algo que no logramos observar (porque seguimos siendo
vulnerables) he aprendido, y es compartir y demostrar amor en familia, autoevaluarme,
explorar nuevas habilidades en mi vida, checar el arte, la cultura, los libros, logré comprender
que el tiempo y los planes de Dios son perfectos, su voluntad está por encima de la nuestra y
no nos queda sino hacerle frente y aceptar las situaciones adversas que la vida nos trae con
mucho compromiso y de esa manera no solo hacemos un bien individual, sino colectivo.

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