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" fJI«ldo y la salvación

Un estudio sobre el pecado y la salvación


ué debo hacer para ser salvo? es la pregunta mas

Q imponamc que uno puede formular.Y sin embargo, las


respuestas que muchos cristianos sinceros dan a esta
preguma panicipan con frecuencia de las más grosera."
formas de fanalismo y contrO\'crsia.
La búsqueda de la impecabilidad, o los inlelltos de "reproducir
perfectamente" el carácter de Crislo, han causado indecibles
sentimientos de culpabilidad, ansiedad y extremismo amibíblico
enlre muchos cristianos,
Guia del fariseo para una samid¡d perfecta examina una \'eZ
más lo que la Biblia (nseña acerca del pecado y la sah<lción y
\1lclvc a poner las buenas nuevas en d marco del ('\~ngelio. Es un
libro cla\'c par.t l:t pr:'ictica de la fe cristiana.

'I.a mejor expollkiún dt c~tc lema que he leído jamás... fGcorgc l


trata honesta y clarJffiCnlc todos los aspectos controversiales
relativos a la doctrina de la sal\~Jción, que son comentes en el
adventismo dc hoy" .. Roben W. Ols()n, P3trimonio de Elena (j. de
While.
"bIt viyoroso documento no sólo merece ser leído, pero las
aCluah:~ u'lIsionc~ que existen entre nosotros los ad\'enti~tas,
hacen imptr.lIiva MI lecturJ".-RaouJ Dedercn,Andrcws Uní\'crsit)'

GEORGE R. KNIGHT
Título de la obra original: 7be Pharisee's Guide to PeJ:fect Holiness.
a study uf sin and salvatian
Dirección editorial: J'.1ario A. Collills
Traducción: Sill/ia González
Redacción: Félix Cortés
Diagramación: Leonardo N[oreno T.
Arte de la portada: Ideya Atam ía

Copyright © 1998, por


Asociación Publicadora Interamericana
Derechos reservados

Asociación Puhlicadora Interamericana


1890 N.W. 95th Avenue
Miami, Florida, 33172
Estados Unidos de 1\'orteamérica

ISBN 1-57554-122-X

Impreso y encuadernado por:


Impreandes Presencia S.A.
Santafé de Bogotá
Colombia

Printcd in Colombia
Dedicado
a
1?Jchie y !J{eatfzer Scu[[
mis e7(traoráinarios nietos
Contenido
PREFACIO
Una palabra al lector 9
CAPITULO 1
Los fariseos son personas buenas 14
Una mosca en el perfume teológico del fariseísmo
El problema de ser bueno
El fariseísmo está vivo y goza de buena salud

CAPITULO 2
Pecado: original y no tan original 34
El pecado original
La universalidad del pecado
La naturaleza del "pecado original"
Los resultados de "el" pecado original
El pecado es amor: el meollo del pecado
A la mayorfa de los cristianos sinceros no
les preocupa el pecado
Algunos aspectos adicionales del pecado
Pecados que no son pecados
Conclusión

CAPITULO 3
Usos ilegales de la ley 67
Propósito de la ley
Por favor, póngase de pie la "verdadera ley"
El cristiano y la ley

CAPITULO 4
La justificación: obra de toda la vida.
La santificación: obra de un momento 86
Obtenemos lo que no merecemos
Nos aferramos a lo que no merecemos
La naturaleza de la fe
El papel de la voluntad
El arrepentimiento
La autocrucifixión
La justificación y temas afines
La justificación
Regeneración y conversión
Adopción en el pacto y la seguridad de la salvación
El tema de la justificación universal
Ahora bien, ¿qué es eso de la justificación como
obra de toda una vida y la santificación como obra
de un momento?
La justificación y la santificación pueden ser
términos relativamente carentes de sentido

CAPITULO 5
Más sobre la santificación 124
El crecimiento en Cristo
Tensión de la vida cristiana entre lo ideal y la realidad
Más allá de la santificación "exhibicionista"
La obra del Espíritu Santo en la santificación
¿ y qué acerca de las obras?
Obras "buenas" y obras "malas"
¿Qué acerca del esfuerzo humano?
Las obras en el juicio
La santificación y los "medios de la gracia"

CAPITULO 6
La santificación, la periección y
el ejemplo de Jesús 158
Pasemos más allá de la interpretación de las
buenas nuevas como "malas nuevas"
Imitar a Jesús: un imperativo del Nuevo Testamento
La esencia de la tentación y la victoria de Cristo
El carácter de Cristo

CAPITULO 7
Periección e impecabilidad en la Biblia 179
Ser perfectos: un mandamiento bíblico
La perfección bíblica
Impecabilidad bíblica
Juan Wes/ey y la restauración de la perfección
CAPITULO 8
La perfección y la impecabilidad según
Elena de White 20!1
Confusión metodológica entre la "luz menor" y la "luz mayor"
El alto concepto de Elena de White en cuanto a
la perfección del carácter
Perfectos como Cristo
La perfección: un proceso dinámico
Impecable, pero todavía pecador
Naturaleza de la perfección del carácter

CAPITULO 9
La perfección y la última generación 224
Lo que la Biblia dice acerca de la perfección
de la última generación
La polarización durante el tiempo del fin y la
purificación del Santuario según Elena de White
Reproducción perfecta del carácter de Cristo
Sin Mediador durante el tiempo de angustia
Poseamos la fe de Enoc y Elías, que los habilitó para la
traslación
Dos clases de perfección y la demostración final de Dios
ante el universo
Dos clases de perfección
La demostración final de Dios

CAPiTULO 10
Perfección progresiva a través de la eternidad 255
La naturaleza de la perfección terrenal
El rol de la resurrección y la traslación en el desarrollo
progresivo de la perfección
Crecimiento dinámico en la perfección durante
la eternidad

Notas y referencias 265


Prefacio

Una palabra al lector


crfección! "Prácticamente no existe ninguna otra
[)
expresión en las Sagradas Escrituras que haya causa-
do más agravios que ésta, Hay muchos que no toleran
1., 1 ):t1abra pe/lecto, Su mismo sonido les parece abomina-
101,''','
~i hien estas palabras fueron escritas por Juan Wesley
1 ),11'1' más de dos siglos, aún están vigentes, La idea de la

1" 'Ill'cción ha dividido a la gente a lo largo de la historia,


'1 ' ,II\'l1temente este concepto atrae o repele a las personas,
1 )(·sgraciadamente. la polarización causada por la idea de
1., perfección también ha afectado muchos otros aspectos
,1,' la obra salvífica de Dios en y a través de, su pueblo, Una
,1,' las mayores tragedias de la historia del cristianismo es
'1'11' el plan de salvación de Dios se haya convertido en un
. ,IIIIpO de batalla entre facciones teológicas opuestas. La
1111.'0111;\ contienda es una indicación de cuán perdidos csta-

""'s en realidad los seres humanos,


(,o/lÍa de/fariseo para una sCl'ntidad pe/fecta: Un estudio
,', ,'rca del pecado y la salvación aborda algunos de los
1"II:lS más profundos e importantes de la existencia cristia-

9
10 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

na. A diferencia de los libros que tratan una u otra parte de


la salvación, éste intenta dar un vistazo a toda la amplia
acción que Dios lleva a cabo en las personas. Por lo tanto,
no trata exaustivamente ningún aspecto en particular.
Además de esta visión panorámica, Guía de/fariseo
desea mostrar la interrelación de los componentes de la sal-
vación. La tesis del libro es que las distintas definiciones de
pecado conducen a enfoques diferentes de cómo "lograr" la
justicia. Se dice que el mayor error del punto de vista pre-
valeciente en los fariseos del tiempo de Cristo era su defi-
nición del pecado. Una definición equivocada llevó a los
fariseos a una infructuosa (destructiva) definición de justicia
y perfección. El problema y la confusión, desgraciadamen-
te, nunca desaparecieron con los fariseos del primer siglo.
Siguen absolutamente vigentes en la actualidad.
Los adventistas del séptimo día no son la excepción en
la lucha por comprender cómo se salvan las personas.
Algunos han enfatizado el esfuerzo humano, la santificación
y alguna que ot1"a clase de perfección impecable; otros han
argüído que la salvación es básicamente una justiÍicación
legal (forense), y que la santificación del hombre se alcan-
za vicariamente a través de la vida perfecta de Cristo; otros
más, minimizando el esfuerzo humano, han supuesto que
"Jesús lo hace todo": nuestra parte consiste en sentarnGS y
disfrutar del viaje una vez que hemos aceptado a Jesús.
Al igual que la mayoría de mis libros, éste es el produc-
to de mi experiencia personal. Durante los últimos treinta
años, he ensei1ado en diferentes momentos dos de los enfo-
ques arriba mencionados y he flirteado con el tercero, sólo
para descubrir que todos son inadecuados. De ahí, este
intento por comprender un tema tan complejo.
Desde mi conversión del agnosticismo en 1961 he lucha-
do con lo que significa ser salvo, con lo que Dios puede
hacer por nosotros y en nosotros. Este libro es. por lo tanto.
en un sentido, el resultado de mi propia experiencia. En
PREFACIO 11

otros. es también el fruto de innumerables encuentros con


personas en medio del tráfago de la vida cristiana, de estu-
dios eruditos y de reminiscencias biográficas sobre el tema.
No hay nada más importante en mi vida que estar bien con
Dios y preparado para gozar de su reino de amor tanto en
esta vida como en la venidera.
En consecuencia, Guía del fariseo para una santidad
¡)eI.feeta es más que un libro sobre teología abstracta. La
teología en su máxima expresión no sólo instruye la mente,
sino también orienta la vida diaria. Una teología que no
ayude a superar las crisis y desafíos de la vida diaria no es
útil. Es mi deseo que las sugerencias presentadas en este
estudio no sólo iluminen las mentes de mis lectores, sino
que también les ayuden a comprender la intensidad y diná-
mica de la lucha diaria que enfrentan las personas que viven
en un mundo de pecado.
Este libro es la culminación de tres obras previas que
fueron sus precursoras: De 1888 a la apostasía: El caso de
A. T Jones (987) y Santos airados: Tensiones y posibilida-
des en la lucha de los adventistas por la justificación por la
fe (989) trataron aspectos del plan divino de salvación en
la historia adventista. Mi lucha con Dios: Estudio de la justi-
cia divina y el problema de la Cruz (1990), por otra parte,
comenzó a considerar el tema teológicamente. Aquel libro
consideró lo que Dios ha hecho por nosotros, mientras que
t~sre enfati7.a la obra de Dios en nosotros.
Por muchos motivos, Gu-Ía del fariseo ha sido el libro
que más me ha costado escribir. A pesar de la tentación de
obviar los aspectos difíciles de este estudio, he procurado
enfrentar cada uno de ellos responsablemente. Ningún
libro, por supuesto, puede hacer justicia a la profundidad y
complejidad del plan de la salvación. Si bien es nuestro pri-
vilegio comenzar este estudio aquí, la comprensión de la
riqueza de la obra de Dios continuará desarrollándose a tra-
vés de la eternidad.
12 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Una cosa que me sorprendió particularmente durante mi


estudio para escribir este libro, fue el grado de concordan-
cia que existe entre los diferentes cristianos sobre los ele-
mentos esenciales de lo que Dios hace por y en los indivi-
duos en su gran obra salvífica. Aun los adventistas cuyas
posturas son aparentemente opuestas, estaban generalmen-
te de acuerdo cuando se les presionaba a ser específicos
con las "preguntas difíciles" relativas a la teoría y la vida. La
mayor parte de la lucha en la comunidad cristiana se ha
producido por no saber dónde trazar las líneas y cómo defi-
nir las etapas y las palabras.
Si bien he encontrado que este problema es desalenta-
dor, por otro lado alienta ver que entre los cristianos hay
mucho terreno en común acerca del tema, más de lo que
percibí al principio. A medida que mi estudio avanzaba,
entendí más ampliamente la sabiduría contenida en las pala-
bras del obispo anglicano J. C. Ryle, quien escribió: "El día
final mostrará quién tiene la verdad y quién está equivoca-
do" en nuestra comprensión de la santidad. "Mientras tanto,
estoy completamente seguro de que mostrar amargura y
frialdad hacia aquellos que no pueden a conciencia trabajar
armónicamente con nosotros, es demostrarnos a nosotros
mismos cuán ignorantes somos respecto de la verdadera
santidad".2
Una palabra sobre el estilo. En este libro he intentado
realizar la difícil combinación de un estilo popular y la pre-
cisión emdita. El resultado es una especie de combinación,
que espero edificará al lector mientras trato en forma res-
ponsable los aspectos profundos del tema.
En general, hc procurado escribir estc libro a manera de
pinceladas claras y amplias, destacando particularmente los
temas del evangelio en forma nítida, y como parte de un
todo integral. También debo agregar que los capítulos 8 y 9
tratan más específicamente los aspectos adventistas que e!
resto de! libro. He dedicado un espacio adicional a la COll-
PREFACIO 13

111, '¡;Idón de estos aspectos, porque han sido el tema ce n-


11 d l'!l la discusión y escatología adventistas.
1:,1 I ¡lulo de este libro fue adaptado de Guía del fariseo
/',lId /lila santidad total, de William L. Coleman.' Si bien los
111111, IS de las dos obras son similares, sus contenidos y enfo-
, 1'11 ", . . <1Il radicalmente diferentes, También algunas percep-
, l' ,II!'S de esta obra son fruto de conversaciones sostenidas
, '''1 A, L I-Iudson, David Duffie, y otros "compañeros de
, 111"" por el reino de la soteriología adventista.
/\w:ldezco también a Joyce Werner, quien pasó este
IIIIIIIIM'I"ito a la computadora; a Tom Shepherd, quien hizo
1" , '1lTccciones finales; a Bonnie Beres, quien mecanogra-
11" 1, lo., índices durante las vacaciones de Navidad; a Marvin
,\1,,, 11\', quien se encargó del proceso editorial; y a la admi-
111 ,1 1. 1l'i(l!l de la Universidad Andrews por suministrarnos su
'1" '\'1 I nnanciero y tiempo para investigar y escribir.
1\11 agradecimiento profundo a Raoul Dederen, Atilio
111I1"'lllIis y Robert Olson por haber leído tocio el manus-
, 111' '. Y ;t Robert Johnston por su lectura del primer capítu-
1" ,"11.'> críticas y sugerencias contribuyeron a hacer más
1" 1,01 igno el manuscrito. El libro ha mejorado gracias a sus
IH:"II'lll"ias, y podría haber sido mucho mejor si hubiera
, .\:llidll lodos sus consejos, Naturalmente, yo soy totalmen-
1, l\"voJlsable por la exactitud de todas las citas y toda la
1111, 11111:lción que aparece en este libro.
I'..·,pero que Guía de/fariseo para una santidad pe/fecta
'1 1111;\ bendición para sus lectores a medida que procuran
\ 1\11 sus vidas "en Cristo".

George R. Knight
Berrien Springs, Míchigan
Capítulo 1

Los fariseos son personas buenas


T odavía me enojo cuando leo la Biblia. l Por ejemplo,
veamos cómo nos muestra el Nuevo Testamento a los
fariseos. No obstante la impresión que nos dejan las
Escrituras, los fariseos eran lo mejor de la gente de ese tiem-
po. La enciclopedia judía sin duda tiene cierto grado de
razón cuando afirma que no se puede obtener una correc-
ta "estimación del carácter de íos fariseos a través de los
escritos del Nuevo Testamento, los cuales toman una acti-
tud polémica hacia ellos".2
De manera similar, hay mucha verdad en la acusación
que hace La enciclopedia judía en el sentido de que "se
interpretan erróneamente las referencias del Nuevo
Testamento acerca de que son 'hipócritas' o 'generación ele
víboras' (Mat. 3:7; Lue. 18:9, cte.), como aplicables a todos".
Los líderes fariseos estaban al tanto de que en su medio
había personas no sinceras y se los describía como 'llagas
dolorosas' y 'plagas del partido farisaico'''.'
La mayoría de los cristianos necesita revisar su imagen de
los fariseos. EUQs..lln..fueron_simplemente hombres buenos~
fueron Jos mejores entre los hombres. No solamente eran

14
lOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 15

moralmente justos, sino~lecididamente sinceros_ en su bús-


queda de Dios y en la preservación de su santo nombre, su
ley y su Palabra.
Ciertamente la iglesia y el mundo serían infinitamente
mejores si la mayoría de nosotros acudiéramos diariamente
a Dios con la pregunta crucial de los fariseos: "¿Qué bien
haré para tener la vida eterna?" (Mat. 19:16; Luc. 10:25). Eran
personas totalmente dedicadas a servir a Dios desde el
momento en que se levantaban por la mañana hasta cuan-
do se retiraban a descansar por la noche.
Los fariseos no solamente estaban dedicados a hacer lo
correcto en el plano intelectual, sino que observaban el más
,JIto nivel de moralidad en su vida diaria. Jesús nunca con-
tradijo al fariseo de Lucas 18, que le agradeció a Dios en
oración porque no era "como los otros hombres, ladrones,
injustos, adúlteros" (vers. 11). Tampoco discutió con el jo-
ven que declaró haber "guardado" los Diez Mandamientos
desde su juventud (véase Mat. 19:18-20). Es imposible con-
cebir a un grupo de personas con más anhelos de obedecer
y vivir una vida moral que los fariseos. Un rápido vistazo a
sus características dignas de alabanza debiera ayudarnos a
ponerlos en la debida perspectiva.
En primer lugar, eran amantes y defensore~De~LBiblia
(,:omo la Palabr~dcJ2iQs. Tenían el propósito de preselvar
el significado relevante de las Escrituras. Esa intención, sin
embargo, entraba en problemas cuando surgían divergen-
das de opinión sobre la interpretación exacta de un pasaje
híblico. En consecuencia, desarrollaron la teoría de que
junto con el texto escrito había, desde los tiempos de
Moisés, una tradición no escrita que suplementaba el texto
y señalaba su verdadero significado." De esta manera, la tra-
dición oral de los fariseos fue realmente un producto de su
reverencia a la santa Palabra de Dios.
Una segunda característica de los fariseos digna de ala-
banza era .su amor y dedicación a la ley de Dios. R. Travcrs
16 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Herford resume este aspecto del fariseísmo concisamente


cuando declara que "la preocupación primaria de los t~uise­
os era hacer de la Torah (la ley) la guía suprema de su vida:
en pensamiento, palabra y hecho, por el estudio de su con-
tenido, la obediencia a sus preceptos, y como el origen de
todo, un servicio concienzudo al Dios de la Torah".'
Los fariseos tenían sumo cuidado de no quebrantar la ley
de Dios. Por consiguiente, elaboraron un sistenu para evi-
tar transgredirla. Con sus tradiciones orales construyeron un
"muro de protección para la Ley", "rodeándola de reglas
preventivas que frenasen a las personas como señales de
peligro antes que se acercaran al punto de quebrantar un
estatuto divino". G
Por ejemplo, desarrollaron 1.521 reglas orales solamente
para el sábado.' En los días de Cristo, los fariseos tenían
incontables barreras o reglas que afectaban cada aspecto de
sus vidas diarias. Los judíos de los tiempos de Cristo podí-
an decir qué tamaño de piedra podían cargar en el día sába-
do, la distancia que podían transportarla y a cuántos codos
podían arrojarla. Su tradición oral cubría cada aspecto de la
vida, y un individuo debía ser realmente sincero en cuanto
a la religión para poder vivir la vida de un fariseo.
Además de una estricta observancia elel sábado, los fari-
seos eran diezmadon:s enérgicos y sacrificados, e iban tan
lejos como el hecho de separar cada décima hoja de sus
plantas de comino y otras hierbas del jardín como pertene-
cientes al Señor (véase Mal. 23:23). Y, por supuesto, nunca
comían o siquiera tocaban los alimentos u otras cosas con-
sideradas inmundas.
Las personas pueden decir lo que quieran sobre Jos fari-
seos, pero una cosa muy cierta es que vivían vidas total-
mente dedicadas a servir a Dios y guardar su ley. Por ello
fueron alabados por ./esús (véase Mal. 23:23). Y Pablo,
mirando hacia atrás a sus aúos de fariseo, podía decir que
"en cuanto a la justicia que es en la Ley". él era "irreprcnsi-
lOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 17

hle" (Fil. 3:6),


Un tercer aspecto digno de reconocimiento del fariseís-
mo era su celo misionero y cvangclístico, Ellos iban por
"niar y tierra para hacer un prosélito" (Mat. 23: 15), Los fari-
scos no solamente procuraban convertir a los no judíos a
sus puntos de vista y opiniones religiosas, sino también a
sus propios connacionales, Tanto es así, que Joaquín
,Il'rcmías escribe que la secta farisaica impuso las reglas de
pureza para la vida cotidiana de los sacerdotes como el
ideal para todo judío, "De esta manera ellos procuraban ele-
v;tr a la santa comunidad de Israel" para que fuera el "ver-
dadero Israel" de Dios (el remanente), Como resultado, si
1 )it'n al judío promedio no le gustaban los aires de superio-
1idad de los fariseos, el común del pueblo "miraba a los [ari-
',1'( )S", como modelos de piedad, y como ejemplos de la

vjda icleal",8
Una cuarta característica positiva de los fariseos es que
1'1':111 "adventistas", Ellos esperaban con intensa ansiedad la
\'( '11 ida del reino mesiánico, Ligaban su adventismo a la fiel
, ,1 )servancia de la ley, Algunos creían que el Mesías (Cristo)
\'('l1dría siempre y cuando la Torah (la ley) se obedeciera a
1.1 perfección durante un día, Sus vidas se consagraban ple-
1I,I111ente a hacer que ese día llegara mediante una santidad
Ill'rl'ecta, "
I.os fariseos eran una élite de hombres dedicados, que
'.I1111aban unos seis mil en los tiempos de Cristo, A los eru-
IIII()S religiosos entre ellos se los llamaba "escribas" en el
NIII'VO Testamento, El noinbrc fariseo significa '''Los separa-
, l'IS''', Por extensión, representa a los "santos, la verdadera
I Illllunidad de Israel",'"
La secta de los fariseos se desarrolló después de la cau-
II"iclad babilónica, Dios había permitido que los judíos fue-
1,111 llevados cautivos porque (1) no habían sido fieles a su
l. 'v, y (2) habían adoptado los caminos de sus vecinos paga-
IIIIS, Después del cautiverio, que duró setenta años, Esdras
18 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

se convÍltió en el personaje clave para volver a los israelitas


hacia los mandamientos de Dios y alejarlos de la cultura
comprometedora de sus días.
Los t~lriseos comenzaron a aparecer primero como grupo
organizado en el segundo siglo a.c., durante la crisis maca-
bea. Los "separados" adoptaron un estilo de vida y un punto
de vista teológico que preselvaría la fidelidad a Dios a fin
de que Israel no tuviera que repetir la triste experiencia de
la cautividad. Por lo tanto, en su búsqueda de santidad, se
separaron de los paganos y de sus prácticas idolátricas, de
las prácticas mundanas y comprometedoras de los sacerdo-
tes saduceos, y de los caminos descuidados de la gente
común. Los fariseos quisieron preparar el camino para la
venida de Cristo a través de una vida santa. Sus motivacio-
nes eran dignas de alabanza en todo sentido.!!
En vista de estas notables características de los fariseos,
una de las enseñanzas más sorprendentes y revolucionarias
de Cristo es que "si vuestra justicia no fuere mayor que la de
los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos"
(Mat. 5:20). ¿Cómo podría alguien esforzarse más duramen-
te o vivir para Dios con mayor dedicación que esta élite de
moralistas, estas tropas de avanzada para el reino de Dios?

Una mosca en el perfume teológico del


fariseísmo

El problema básico en la tradición dominante del juda-


ísmo farisaico con respecto a Dios y la salvación era una
idea impropia del pecado y su efecto en la capacidad huma-
n,!. Desde la perspectiva rabínica , el pecado era percibido
en general como un acto específico y no como una condi-
ción del corazón y la mente. De la misma manera, ni Adán
ni sus descendientes fueron vistos por la tradición t~lrisaica
dominante como moralmente diferentes debido a la caída
del Génesis. En otras palabras, los seres humanos desde la
LOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 19

, ,1 ícla han tenido la misma habilidad para vivir la vida justa


(lile tenía Adán antes de la caída. Por lo tanto G. F. Moore
,";('('ibe: "No hay ninguna prueba de que la constitución ori-
.1:111:11 de Adán sufriera un cambio como consecuencia de la
, ,1 ida, de tal manera que transmitiera a sus descendientes
1111;\ naturaleza viciada y deficiente en la cual los apetitos y
1.1.'. pasiones desordenadas necesariamente prevalecieran
',,,l1re la razón y la virtud". Tampoco estaba "... debilitada la
1II,linación hacia el bien".LI
~i bien es cierto que los rabinos enseñaron que las per-
,\!llas tienen un vese/" ha-ra' (impulso hacia el mal), también

'11~ct1aban que Adán fue creado con ese impulso. La ten-


,1, '1 \Cia hacia el mal puede ser subyugada, puesta al servicio
, l.' 1) ios y controlada humanamente por medio del estudio
\ 1.1 meditación de la Torah (la ley) y la aplicación de la ley
, 11 1:1 vida diaria. "La mente (y la vida) que esté así ocupa-
,1.1 ('on la religión -escribe LVloore-, rechaza las tentaciones
, \ I nllaS y las artimañas malignas internas" ,¡'í
: 1':, P. Sanders escribió, resumiendo la posición rabínica,
'1\11' existe la posibilidad de que uno no peque. A pesar de
,,1.1 tendencia a desobedecer, el hombre es libre de obede-
, "1 ( l desobedecer"." Por lo tanto, las personas podrían, en
1"lIla, vivir vidas sin pecado mediante su propio esfuerzo,
LClS judíos, sin embargo, reconocieron que en la rcalidad

1111.1 estricta obediencia era rara, por lo tanto también ense-


'11I.)J1 el arrepentimiento y el pcrdón, Pero aun el arrcpen-
llllliento fue definido como una clase de salvación por obras
111 I 1lJ.allaS en las cuales el hQ1llbre abandona las malas accio-
IIL::, y practica el bien. De estc modo los pecados se hacen
Id,lllCOS como la nieve" (Isa, 1:18) mediante la reforma
1111 n:tl, Si bien el perdón de Dios es genuino, el clímax de
11', l'nseñanzas rabínicas sobre la gracia, como el favor
11 I1 1!Crecido de Dios, es que él dio a Israel la ley y una reh

, "'11 de pacto donde el punto central es guardar la ley en


" "p"esta a la elección por gracia. "El hombre justo" en la
20 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

práctica real, por lo tamo, "no es el que obedece la ley sin


una falla, sino aquel que procura regular su vida conforme
a ella" y que "se arrepiente cuando fracasa". George Eldon
Ladd señala que la sinceridad y la determinación de propó-
sito de guardar la ley y "el esfuerzo extenua1'lte por lograr-
lo, son las señales de un hombre justo" .16
Es así como la enseñanza judía, si bien reconoce la rea-
lidad y la necesidad de gracia, perdón y arrepentimiento,
considera la obediencia a la ley como el centro de la rela-
ción del hombre con Dios. Eso condujo en la práctica dia-
ria a un enfoque legalista de la obediencia, aun cuando el
judaísmo en sí reconoció y enseñó que el asunto de mayor
importancia era el espíritu de la ley ejemplificado por el
amor a Dios (véase Deut. 6:5; 10:12) y al prójimo (véase
Lev. 19:18).
Durante los siglos de desarrollo del fariseísmo, el papel
de la ley pasó por un cambio significativo en el pensa-
miento judío. Ladd señala que la relevancia de la ley opacó
el concepto del pacto de gracia de Dios y se convirtió en "la
condición para llegar a ser miembro del pueblo de Dios".
Aún más importante, la observancia de la ley se convirtió en
"la base del veredicto divino respecto de la condición del
individuo. La resurrección será la recompensa de aquellos
que se hayan consagrado a la ley". La ley se convirtió así en
la esperanza de los fieles y llegó a ser el meollo de la justi-
ficación, la salvación, la santidad y la vida. 17
No sorprende que ese énfasis condujera eventualmente a
la práctica de un tipo de contabilidad legalista entre los judí-
os. Este enfoque es comparable a una balanza moral en la
cual los santos son aquellos cuyos méritos pesan más que
sus transgresiones, mientras que los impíos son aquellos
cuyas transgresiones pesan más que sus méritos. La
Mishnah judía se refiere a esto cuando dice que "el mundo
es juzgado por gracia, pero todo depende de los excesos de
las obras (sean buenas o malas)" .I~
lOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 21

El Talmud más tarde expresó el mismo pensamiento:


"Aquel que realiza mayormente obras buenas hereda el
1:lrdín del Edén, y aquel que realiza mayormente transgre-
,';iones hereda la Gehen-na (el infierno)". El verdadero pro-
1¡lema para la aplicación del juicio, por supuesto, serían los
"i Illermedios": aquellos cuyos méritos y faltas estuvieran
, ·'!tI ilibrados. Ese problema fue el punto de un entusiasta
"{'hate entre las escuelas félrisaicéls de Hillel y Sharnmai en
,,1 período neotestarnentario. De acuerdo con una de las tra-
"idones, la gracia de Dios inclina la balanza a favor de la
',.1111 idad. l9
HI punto e/ave que debemos subrayar es que el sistema
/I//"¡saico de justicia basado en méritos atomiza el pecado.
:'/,// olras paiabras, define al pecado primariamente como
•./1//(/ serie de acciones, aun cuando el judaísmo en su más
,'I,'vada concepción lo identifica como un estado de rebe-
11' I11 mental y una ofensa contra Dios. Walther Eichrodt
"'11:11:1 que la definición del pecado como una serie de
" ,'¡unes se apoyó indudablemente en el hecho de que
, 1I,lllllo "e! Antiguo Testamento habla de pecado el énfasis
1'/ il/cijwl, sin lugar a dudas, recae en su expresión concreta
,/, //1(11". Fuera de esto, el significado más profundo del
1"" ;Ido como rebelión contra Dios fue relegado al último
1, II~;II mediante el concepto farisaico de la ley. En vista de
'1 "I,foque tipo balanza, la transgresión de cada mandato
, 11 p:' rI icular de la leyera pecado. J('

( ;OIllO observamos anteriormente, el enfoque farisaico de


1, 1I 'Y Y el pecado los llevó a desarrollar un número crc-
, l' '1IIl' de reglas en su intcnto por resguardarse de quebran··

, 11 ¡lIvoluntariamente la letra de la ley. Los judíos aplicaron

11 Il;lLlición oral él toda posible situación de la vida, El resul-

I ,,1,) de esta mentalidad fue la elaboración de un abultado

, ill'1 po de leyes escritas y orales que había que guardar.


\ l' ,lar una de ellas equivalía a rechazar toda la Ley y recha··

11 1-1 yugo divino". 2'


22 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Considerando lo anterior, no debiera sorprendernos que


e! joven rico le preguntara a Jesús, "qué bien haré", qué
necesitaba hacer "para tener la vida eterna" (Mal. 19:16).
Tampoco debería sorprendernos que Jesús le contestara al
joven con los mismos elementos t~lrisaicos enumerándole
una lista detallada de los mandamientos (vers. ]8, 19). Jesús
le hizo frente en su propio terreno, pero la sugerencia final
de Cristo acerca de la senda justa y la forma de llegar a ser
"perfecto" cambió e! enfoque de la letra a la intención espi-
ritual de la ley en relación a amar a Dios y al prójimo. Jesús
rogó por la cancelación de una vida egoísta y centrada en
e! yo, y por una total dedicación a Dios. Tal concepto era
demasiado para el joven, quien se alejó apresuradamente de
un Maestro que tenía ideales inalcanzables (vers. 20-22). Por
supuesto, es infinitamente más fácil guardar la letra de la ley
que el espíritu de la ley.
Una de las mayores tragedias de! fariseísmo era que en
su búsqueda sincera de una vida apegada a la letra de cada
uno de los mandamientos bíblicos y orales, perdieran de
vista la intención de la ley. La esencia del problema farisai-
co jite un concepto erróneo de la naturaleza del pecado,
considerándolo una serie de actos, y no una condición del
corazóll y una actitud de rebeldía bacía Dios.
Lamentablemente, el concepto erróneo de la naturaleza
del pecado los condujo a una comprensión equivocada y
fatal de la justicia. Si el pecado es una serie de acciones,
entonces el siguiente paso lógico será considerar la justicia
como una serie de conductas o acciones.
Con tal mentalidad, los fariseos desarrollaron su enfoque
tipo balanza de la justicia y el juicio final de Dios. Con esa
mentalidad, el joven rico no pudo menos que preguntar qué
otras acciones necesitaba realizar. La respuesta de Jesús C·Si
quieres ser perfecto") refleja el hecho de que los fariseos de
sus días estaban esforzándose por establecer el reino de
Dios al tratar de vivir vidas "perfectas". Si bien su intención
lOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 23

es digna de alabanza, su visión errónea del pecado los llevó


a una comprensión equivocada de la justicia.
Lamentablemente, a pesar de las enseñanzas del Nuevo
Testamento, el esfuerzo de traer el reino de Dios mediante
una visión atomizada del pecado y la justicia, todavía es una
rcalidad en el siglo veinte, aun dentro del adventismo. Dc
hecho, el teólogo más prominente del adventismo de las
cI('cadas del 1930 y 1940 adoptó exactamente la misma posi-
" Ión que los fariseos respecto del pecado y la justicia.
Al hablar de la santificación como la obra de toda la vida,
M. L. Andreasen observó que ésta comienza en la conver-
',i(¡n y continúa durante toda la vida. "Cada victoria -escri-
1 )ió-, acelera el proceso. Son pocos los cristianos que no

Ilayan ganado la victoria sobre algún pecado que antes los ...
"(,!leía". Más de un hombre esclavizado por el hábito de
IIlmar obtuvo la victoria sobre el tabaco, y dejó de ser una
II 'ntación para él. "En ese punto está santificado. Como fue
I 'ic:lorioso sobre una tentación, será sobre cada pecado.
(:II:ll1do la obra culmine, cuando haya ganado la victoria
'" )hre el orgullo, la ambición, el amor al mundo -sobre todo
,,1 l11al-, estará listo para la traslación. El ha sido probado
"11 todos los puntos. El malvado tentador ha venido a él y
11" ha encontrado nada. Satanás no tiene más tentaciones
1,.lra él. Ha vencido lodas. Está sin falta delante del trono
01,' Dios. Cristo coloca su sello sobre él. ..
"Así será con la última generación de hombres que vivan
.' ,1 're la tierra. A través de ellos se demostrará finalmente lo
'1"(' Dios es capaz de hacer con la humanidad ... (La CJltima
I',"ncración) será sujeta a toda tentación, pero no cederá.
1'lIos demostrarán que es posible vivir sin pecar: el mismo
1,".\ imonio que el mundo ha estado esperando ... Será evi-
,1, 'nte para todos que el evangelio puede salvar hasta lo
'.IIIlK)".22

La cita anterior es en extremo importante para la teolo-


':1;1 :tdventista del siglo veinte. Escuelas enteras del pensa-
24 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

miento adventista tienen este mismo enfoque del pecado, la


justicia y la perfección. Si bien no niega la habilidad de Dios
para salvar hasta lo sumo y la necesidad de tener una últi-
ma generación de seres humanos "sin mancha" (Apoc.
14:5), este libro presenta el argumento de que hay dos enfo-
ques diferentes del pecado en la teología adventista que lle-
van a varias (más de dos) posturas claramente diferencia-
bIes acerca de la justicia y la perfección dentro de la deno-
minación.
Esta obra también arguye, en conexión con el punto arri-
ba mencionado, que el error más grande de los fa riscos de
antaño fue su errada definición del pecado. El tema del
pecado será presentado en el capítulo 2. El resto del libro,
los capítulos 4 al 10, presenta un enfoque de la justicia, la
perfección y la "fe de traslación" que emana de un punto de
vista bien delineado de la enseñanza bíblica sobre el peca-
do. Mientras tanto, necesitamos dedicar un poco más de
tiempo a nuestros amigos los fariseos.

El problema de ser bueno

La parábola del fariseo y el publicano (Luc. 18:9-]4) es


probablemente la mejor ilustración que pr~~enta cri'\uevo
Testamento acerca del problema ele la ))onelael humana.
"Dos hombres -dijo Jesüs-, subieron al templo a orar; uno
era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie,
oraba consigo mismo ele esta manera: Dios, (yo) te doy gra-
cias porque (yo) no soy como los otros hombres, ladrones,
injustos, adúlteros, ni aun como este publicano: (vo) ayuno
elos veces a la semana, (yo) doy diezmos de todo lo que
gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun al-
zar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, dicien-
do: Dios, sé propicio a mí, ("el", en el texto griego) peca-
dor! Os digo que éste descendió a su casa justificado antes
que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humi-
LOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 25

111,1.1 " vi que se humilla será enaltecido" (la cursiva es


,,'lO II 1)

V,lriOS detalles que debemos observar en la oración


111\
I En primer lugar, e5_J..m_C'Jl.táIQgQ_(.Le~J.1:Lpmpias
1 1 111',1 '( J,
,," J¡ h '.o" primero las negativas, y luego las positivas, No sólo

l' l' 1 ,1 111) ('s como los otros, sino que inclusive puede hacer

'01 1101,1 liv sus méritos, Cinco veces utiliza (en el inglés) el
1

, ' '''1 "llhre personal yo en relación a su virtud. Por esta

'" \Villiam Barclay señala que "el fariseo realmente esta-


1 ti tI',llIdose a sí mismo delante de Dios",23 Esta lista está
,

1 1 ,,1, I 1,1 wiamente en la atomizaC'ión del pecado. El fariseo

I "1,, 1 II;II1lificar su justicia, podía contar sus méritos.,

1 " ',! '¡..:llIldo lugar, no sólo podía cuantificar su justicia,


"" , , l' 11' podía compararse a sí mismo con el recolector de
,,' 11 " '1 ",1 (,s y salir sintiéndose bien consigo mismo. Más
"'1 ',,'11111(' aún, el fariseo aludía a los fracasos de su próji-
1 ,11,1 J'l'saltar sus logros. Lucas, por lo tanto, agrega que
1

111. ;Imigo fariseo no solamente se tenía confianza, sino

1'" I 11 'S preciaba a otros" que no eran tan buenos como él.

1" .1 ,kma, lamentablemente, ha seguido plagando las


1

, 1, , h' personas del tipo farisaico a través de toda la his-


1

I 1I I

1" '1 'Il'l'r lugar,


la parábola indica que el fariseo, a pesar
l'
1)( Jllclad, estaba totalmente perdido espiritualmente,.
, ,'.!,lIllcnte su oración era "con" o "para" él (vers, 11),
1"" '1"l' no tenía la menor idea de que estaba perdido. En
" ,,11 i:lf1za y celo por ser bueno, arribó a la conclusión de
, 1

"1' Il.d lía tenido éxito. El fariseo puede compararse con el


, .1 '11111 Simeón Ben .Iochai, quien una vez dijo: "Si hubiera
, ,1 Iltll 'lIlc dos hombres justos en el mundo, seríamos mi
1"1' y(); si hubiera uno solo, entonces sería yo",2i
1 \'

1.1\ la parábola el fariseo demuestra que no comprende


,,' 1I 1l:lluraleza ni la profundidad del pecado. Este, según lo
1, 11 illl ',0.;1 ran sus acciones, podría ser desarraigado mediante
"11 ",llIl'rzo más consistente. Un resultado fatal de esa con-
1
26 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

cepción fue una "santificación degenerada" que se introdu-


jo como una cuña entre la fe en Dios y la vida cotidiana. El
resultado fue "devastador para la verdadera religión"!'
De esta manera, la parábola de Lucas 18 presenta la
forma en que la búsqueda de la santidad puede realizarse
por sendas equivocadas. 26 La base del problema era que el
fariseo veía tanto el pecado como la santidad como una
serie de acciones, y no como una condición de la mente y
una relación con Dios. Por otra parte, el fariseo no com-
prendió que los seres humanos son pecadores por natura-
leza, cuya misma bondad -dada la inclinación de la mente
humana- simplemente lleva a las personas a hundirse más
profundamente en el pecado, es decir, en el orgullo y la
suficiencia propia.
Al hablar de este problema, P. T. Forsyth observó que no
hay pecado más sutil que el pecado de la bondad; el peca-
do "de las personas buenas que no saben que no son bue-
nas". En otro sentido, Forsyth identifica al fariseísmo como
el "Anticristo" porque es una religión centrada en el hom-
bre. Elena de White armonizaba con esa declaración cuan-
do dijo que "los principios sostenidos por los fariseos han
caracterizado a la humanidad en todos los siglos. El espíritu
de/fariseísmo es el e.\1)íritu de la naturaleza humana".D
\~)in un. conocimiento de la projimdidad del pecado, la
gente carece de un "ingrediente .Ii,mdamental" en su com-
prensión de ellos mismos> Ese conocimiento nos ayuda él
entender "por qué los seres humanos hacen ciertas cosas,
desde los pecados más triviales, hasta las acciones del cri-
minal más despiadado". Un concepto adecuado del pecado
nos ayuda a darnos cuenta, dice Bernard Ramm, que "so-
mos pecadores en nuestro 'centro de control dc misión"'.
De ese centro emanan las órdenes que llevan a la acción.
La comprensión de la. profundidad y la naturaleza del peca-
do también nos ayuda a comprender el pecado de la bon-
dad y la necesidad humana de apoyarse totalmente en la
• J " ...
lOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 27

. , .",11.1 <Iv Dios para la salvación. 2"


, 1 1"1", 1 I Iv Lucas 18, lament:l b1cmente, no tenía la me-
1. , ,1,' (·,.;Ie l. Como resultado: Cristo nos dice que este
1 ,. , 111" 11:,hía buscado autojustificarse en su oración,
111 11.11)('1' sido justificado. "De todos los pecados",
, 11 I '¡ t!(/hras de vida del 81'(111 Maestro, el del "orgu-
1, IlIit jI' nda propia" "es el más desesperado, el más
,I.t, 1.1 explicación es que quien se siente bueno no
'1 Ilt'l (·.',idad. Es así como el escritor puritano William
1 ., 1" 11,1 pensar en la persona que es sencillamente
It

, , " " l i t 11111:1 "hennosa abominación".29

I 111'.1'( IS ele este mundo no solamente no sienten


1,,1',1111) que aquellos que se enorgullecen de su
1,,1 111' 11,11 Y de sus logros religiosos generalmente se
" .. '1110 I Illc'ces de los demás. Elena de White lo expre-
111"11 ('u:lndo escribió que todo aquel que confía en
1" 1 1" lIlI bd "despreciará a los demás. Así como el
1I1/.g:l comparándose con los demás hombres,
, "1' ", comparándolos consigo. Su justicia es valora-
, 1, ,1,· ('II()s, y cuanto peores sean tanto más justo apa-
, , 1 1" 11 (·ontraste. Su justicia propia lo induce a acusar.
1 ,,' 1 I( 1,0.; otros hombres como transgresores de la ley
t ( 111 semejante actitud se convierte en aliado de

, "1111 I acusador de los hermanos (Apoc. 12:10).'°


'111 le lS frutos del pecado de la bondad. Uno de los
,. , 01111 ()ll1as externos de esta enfermedad, la más
I 1'" 1.1.', 1:1S enfermedades espirituales, es el desarro-
"11 ''''l'lrilu ele crítica.
• '" 1', dl'l espíritu de crítica, otro síntoma del fariseís-
11 I( 'IH !encia a multiplicar reglas y reglamentos. Si
. "111' I l'xplicaremos en los capítulos subsiguientes, las
", '1111.1.', cristianas son importantes, hay formas inco-
" ,1, I (,I:tcionarse con ellas. Las reglas y los rcglamen-
1, '111,111 en algo enfermizo cuando son vistos como
, 11' ,11, I~, 1l1ismos, y no como medios para que una per..
28 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

sona ame al Señor y a su prójimo de manera más real y


completa.
Con toda sinceridad, los fa riscos multiplicaron reglas
para proteger la ley de Dios. Después de todo, según "la
lógica de la pendiente resbaladiza", si una persona comete
la más mínima indiscreción en el sábado, ello podría llevar-
la a quebrantar ese día. Así que, ellos elaboraron, como lo
sei1alamos anteriormente, 1.521 leyes para resguardar y pro-
teger el día sábado. De la misma manera, multiplicaron sus
normas dietéticas. También, su celo por la limpieza cere-
monial en el culto ritual los llevó a la aplicación fanática de
leyes sobre la limpieza en todas las áreas de la vida. Esta
multitud de reglamentos no sólo ponía un cerco alrededor
de la ley y la protegía, sino también proveía más puntos que
podían ser contados por justicia cuando los individuos fue-
ran pesados en la balanza de la salvación. Este enfoque, sin
embargo, dejaba a las personas menos celosas con más y
más "pecados".
Lamentablemente, esta forma de ver la ley, el pecado y
b justicia, si bien tiene el propósito de honrar a Dios y pro-
teger su ley, .tendió a prnducir.. el efecto contrariQ Fue así
como Jesús le recordó al fariseo que sus leyes no eran tan
importantes cuando le dijo que "el día de reposo fue hecho
por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de
reposo" (Mar. 2:27). En su celo por sus reglas se habían olvi-
dado de la ley del amor que hace que esas reglas adquiera11
sign(/i"cado. De hecho, su obsesión los llevó a perseguir a
aquellos que las violaban. Como fue el caso del paralítico
sanado a quien se le encontró cargando su cama en el día
sábado (Juan 5:9-15) y el hombre ciego de nacimiento que
también fue sanado en el sábado (Juan 9:1-34) .
..-rPara los fariseos, la letra de la ley (en este caso. que no
se hiciera ningún trabajo en el sábado) era n1:Ís importante
que su espíritu. Jesús se opuso a este énfasis. El resultado,
para Cristo, fue el ciego odio farisaico y la cruz.
LOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 29

< El papel determinante de los fariseos en la crucifixión


representó el clímax de la confusión espiritual. En su afán
de proteger la ley, crucificaron al Mesías, eLautru de la ley.
Ellos eran ortodoxos rígidos, pero carecían de amor.
Confundían, la bondad, la moral y la ortodoxia con, la reli-
gión. Saulo de Tarso tenía esa mentalidad. William Coleman
lo describe vívidamente como alguien que "había entrado
en el severo círculo de aquellos que asesinarían por amor"Y
Ese amor, sin embargo, estaba fundado en un ideal equi-
vocado. No porque las personas sean sinceras en sus moti-
vos significa que actúen correctamente. Los odres viejos de
los conceptos de Saulo, acerca del pecado y de la justicia,
no se rompieron sino hasta cuando tuvo su experiencia en
el camino a Damasco (Hech. 9:1-9). Desde ese momento en
adelante él predicaría un evangelio diferente.
Un problema íntimamente ligado con la dureza de cora-
zón de los fariseos era la tendencia a hacer un espectáculo
l'xterno de su religión. Después de todo, señala Coleman,
"¿qué sentido tiene vivir una vida justa si nadie se entera de
(,lIo?" Por lo tanto, "la única cosa más importante después
de ser humilde es parecer humilde".32 Dos de las señales
('xternas más obvias de la piedad farisaica fueron su uso
Ilstentoso de las filacterias (pequeñas cajitas que contenían
porciones de la ley, adosadas a la frente y al antebrazo
Il.quierdo) y de las borlas (extensiones de las esquinas de
I.IS prendas de vestir de los judíos que servían como recor-
o laUvos de la ley). Conociendo el uso pretencioso que hací-

.111 los fariseos de esos símbolos, Jesús dijo: "Antes, hacen


IlIdas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensan-
, han sus filacterias, y extienden los tlecos de sus mantos; y
,lIllan los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas
"11 las sinagogas, y las salulaciones en las plazas, y que los
11' llllbres los llamen: Rabí, Rabí" (Mat. 23:5-7).
"¿Cómo nos vemos?", era la pregunta clave de muchos
1.1 riscos. Muchas de sus prácticas religiosas diarias eran cal-
30 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

culadas para que tuvieran su máximo efecto al ser desple-


gadas públicamente. Por tanto, si el momento de la oración
los sorprendía en medio del camino, ellos se postraban,
mientras el tránsito esperaba "hasta que la solemne ocasión
terminara" (véase Mal. 6:5,6). Jesús reprendió repetidamen-
te a los fariseos porque muy a menudo daban énfasis a lo
e>..1:erno en lugar de concentrarse en lo interno. 35
Cristo dirigió sus más duras reprensiones al aspecto
hipócrita del fariseísmo. "Hipócritas, bien profetizó de voso-
tros Isaías como está escrito: Este pueblo de labios me
honra, mas su corazón está lejos de mí" GV!ar. 7:6; véase Isa.
29: 13). En otra ocasión, el "tierno Jesús" los acusó de ser
"guías ciegos" que se esforzaban en colar el mosquito mien-
tras se tragaban "el camello" (Mal. 23:24).
Los antiguos judíos estaban al tanto del problema de la
hipocresía de los fariseos. El Talmud enumera siete clases
de fariseos, de los cuales cinco eran hipócritas o tontos
excéntricos: 1 'el_fariseo del hombro' que lleva, por así
decirlo, sus buenas acciones sobre sus hombros; 2. 'el fari-
seo espera-u n-poco' , que siempre dice: 'Espera un poco
hasta que haya realizado el buen acto que me aguarda'; (3_
'el fariseo lastimado', quien para evitar mirar a una mujer se
da contra una pared para lastimarse y sangrar; (4) 'el fariseo
triturador' que camina con la cabeza hacia abajo como el tri-
turador del mortero; (5) 'el fariseo calculador' que dice
'Déjame saber qué bien puedo hacer para contrarrestar mi
negligencia; (6) 'el fariseo temeroso de Dios' como Job; (7)
'el fariseo que ama a Dios', a la usanza de Abrahán".5 1

Podemos suponer que muchos fariseos de los dos últi-


mos grupos respondieron a Jesús de manera positiva. Ellos
también estaban hartos de los abusos farisaicos. Por eso
algunos de los fariseos le advirtieron a Jesús acerca de uno
de los complots de Herodes (Luc. 13:31), y Nicodemo
valientemente arriesgó su carrera y su vida para cumplir una
parte vital en la sepultura del Señor (Juan 3:1; 19:38-40).
lOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 31

I )cspués del Pentecostés hubo aparentemente un buen


IlIlmero de t~lriseos que se convirtieron al Salvador resucita-
110 (Hech. 15:5). Pero aun como cristianos tenían que luchar
111 )derosamente para cortar los lazos de su antigua religión
\' sus abrumadoras reglas, su enfoque en lo externo, su
"Ilfasis en el mérito humano y su tendencia a criticar y aun
1" '¡,seguir a los cristianos que no alcanzaban la norma que
,·lIos adoptaban e imponían a la iglesia (véase por ejemplo,
1"" 'hos 15, la epístola a los Gálatas y Romanos 13, 14).
I;ue una de las experiencias desafortunadas de la iglesia
1'1 illlitiva permitir que el espíritu de los fariseos se infiltrara
, 11 d cristianismo. Al igual que el caballo de Troya de los
111'lllpOS de Homero, ese espíritu fue una amenaza mortal
1'·11;1 el verdadero cristianismo. Pablo pasó gran parte de su
1I111listerio tratando de combatir el "fariseísmo bautizado",
1" '11) no pudo destruirlo.

El fariseísmo
está vivo y goza de buena salud

1,;1 triste verdad es que el fariseísmo continúa existiendo


, 11 1;1 iglesia, y aun dentro del adventismo. La razón por la
, 11.11 (,1 /ariseísl1w está vivo y goza de cabal salud es que!§.
:/"tI actitud mental y no un grupo bistórico. En esencia, el
111 1',1'0 es lo que la Biblia llama "el hombre natural": la per-
, '11,1 que se siente y piensa bien de sí misma, en parte debi-
,1" ,1 una confusión entre lo que es vivir una vida moral-
''1' 'III\' buena y la verdadera justicia.
1':11 muchos sentidos, el problema real de los fariseos es
.11 )!I..'lluina bondad. Estas personas no sentían la necesidad
,1, (:risto. Desde una perspectiva humana, se enorgullecían
,1, ',liS logros morales. "Usted puede lograr algo con un
1" ',Idor endurecido", escribe P. 1'. Forsyth. "Esa persona
1'"".1(' ser quebrantada. Pero no sé qué se puede hacer con
'111 ',;ll1tO viscoso, con los que están envueltos en la lana,
32 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

inmersos en la comodidad de su religión, y cunidos como


la piel, suave y firme de un guante, por sus bautismos más
amargos ... ¿Hay algo más cómodo, y egoísta, y sin esperan-
za? Cuando la religión se pervierte para llegar a ser un
medio de mero confort e intensa satisfacción, se convierte
en una caparazón tan dura que ni siquiera la gracia de Dios
pu~de penetrar" .55
/JUno de los grandes problemas de una persona mora 1-
. mente respetable es que se olvida de cuán perdida está en
\ su estado natural y cuán totalmente dependiente debe ser)
. de la gracia d~ Di9s.· Ese problema es panicularmente
agudo cuando los individuos son bendecidos con abundan-
tes bienes materiales. Los menos favorecidos sienten su
necesidad, pero aquellos caracterizados como loadicenses
no saben que son "miserables, pobres, ciegos y desnudos".
No sienten la necesidad de ser refinados "en fuego". de ser
vestidos con "vestiduras blancas", ni que sus ojos sean ungi-
dos con "colirio" (Apoe. 3:15-18).
Con esto en mente, no es difícil concordar con Coleman,
quien dice que "los fariseos son nuestros primos no muy
lejanos. Ellos no hicieron nada que nosotros no nos haya-
mos esforzado por igualar en acción o en espíritu. Los he-
mos usado como postes de castigo, cuando en realidad no
son sino espejos" ..%
Si la primera tentación del fariseo moderno es enorgu-
llecerse de sus logros espirituales, la segunda es criticar a
los demás. Como lo dijo Emil Brunn: "¿Dónde hay un hom-
bre que no sería un fariseo? ¿Quién de nosotros no desea un
pequeño trono donde pueda sentarse a juzgar a otros?";;"
Probablemente no haya nada tan destructivo como un
espíritu de crítica. Sin embargo, es interesante notar que
muchos de los así llamados cristianos están llenos de un
espíritu de crítica para su pastor, su iglesia y aquellos que no
concuerdan con ellos. Sólo escúchelos UD rato. Los fariseos
modernos son tan "buenos" criticando como lo fueron sus
LOS FARISEOS SON PERSONAS BUENAS 33

antecesores. Dondequiera baya alguien que sea más criticón


que positivo, dará evidencias de fariseísmo. Un espíritu tal
fue el que aplastó el Congreso de la Asociación General rea-
lizado en Mineápolis en 1888.''>8 Un espíritu tal continúa res-
quebrajando al adventismo él medida que los "miembros que
se sienten superiores" multiplican reglamentos y critican
todo, desde la forma en que la gente adora a Dios hasta lo
que otros comen (o no comen) en el desayuno.
Un problema con los j'ciriseos es que si bien ellos pueden
saber todas las reglas sobre el am01; no han aprendido
¡amás a amar realmente a las personas. Ya en 1888, Elena
de White se refirió a los tales como "témpanos morales,
fríos, sin sol. oscuros y repulsivos".'"
Todos hemos conocido a estos "evangelistas", y algunos
de nosotros (me incluyo) hasta hemos participado de su
espíritu en nuestro celo por obsenTar los detalles del estilo
de vida y la doctrina adventistas. Hemos tenido nuestros
grupos de estudio e interminables discusiones sobre las
minucias de la ley, pero de vez en cuando la realidad nos
golpea y nos damos cuenta que es más fácil pasar una doce-
na de horas discutiendo la letra de la religión que pasar
1I110S pocos minutos obedeciendo su espíritu.
Para ser honesto, personalmente encuentro que es más
fácil multiplicar reglamentos que amar verdaderamente a los
demás. L,1 sorprendente verdad es que hay un fariseo den-
Ira de la piel de cada uno de nosotros tratando de imponer
su espíritu en un mundo desc~justado y desprevenido y en
una iglesia que no lo merece. No solamente nos sentimos
tentados a seguir a los judíos de antai10 recreando una
"Mishnah" de interpretaciones orales para imponer a nues-
Iros prójimos. sino que -y peor aún- algunos de nosotros
procuramos colocar nuestra propia camisa de fuerza teoló-
gica sobre Dios. Los fariseos ele c:1da generación están muy
empeñados en crear al Dios de los cielos él su propia ima-
gen religiosa.
Capítulo 2

Pecado: original
yno tan original
L a cultura secular moderna, no o,?stante toda su rique-
za y conocimiento, se ve atrapada en un vacío para-
dójico cuando se trata de interpretar el problema que
enfrenta. Por un lado, el psiquiatra Karl Mcnninger escribe
que, "aunque lo intentemos es difícil concebir nuestro uni-
verso en términos de concordia; además nos enfrentamos a
evidencias de cont1icto en todas partes. El amor y el odio ...
la creación y la destrucción: la guerra interminable de ten-
dencias opuestas pareciera ser el corazón dinámico del
lTIll!1do" .'
Por otro lado, la cultura moderna en general es impo-
tente para contrarrestar la maldad puesto que ha desechado
la llave que tiene la solución. Treinta y cinco años después
de haber escrito la cita arriba mencionada, Menninger aún
seguía lidiando con ese tema, esta vez en un volumen revo-
lucionario titulado Whateuer Became o/Sin? (¿Qué pasó con
el pecado?) Al discutir los fundamentos de la cultura moder-
na, seüala que "los pecados se han convertido en crímenes
y ahora éstos se han tornado en enfermedades". El punto es
que muy a menudo el concepto enfermedad se ha vuelto una

34
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 35

, \('usa para escapar de la responsabilidad moral. El arguye


,1'''' la sociedad no podrá ser sanada a menos que se vea
, "llfrontada con el concepto de pecado que ha perdido",2
( >Ira psiquiatra, O, Hobart Mowrer, se refirió al mismo
l'II()l11enO suscintamente cuando escribió lo siguiente:
I Ii( '/lIras
negamos la realidad del pecado nos de::,prende-
l/t. ", al parece}~ de la posibilidad de una redención (recu-
""tIldón) radical",'
I':s(os psiquiatras, pettenecientes a un grupo de profesio-
•• 11, '~; que por tradición han sido agresivamente contrarios
I 1I11() al cristianismo como al "pecado", han puesto su dedo

, 11 ,,1 meollo del problema que plantean la Biblia y la exis-

1, 111 i: 1 humana. Los teólogos cristianos han reconocido la

'"II.didad del pecado desde el tiempo del Nuevo


I '.l.Illlcnto. G, C. BerkoU\,ver escribe que "cualquier inten-
1', ,1,' minimizar nuestro pecado se opone de manera radi-

d ,1 lodo el mensaje de las Escrituras". Jamcs Stalkcr agrc-


1 '111l' "todas las herejías tienen su origen en un sentido

'1"1I'()cado del pecado".'


~ 1 1 :lpóstol Pablo nos ayuda a ver que una comprensión
, '11' ','1 a del pecado no es solamente de suma importancia

I 111 (( lmprender el problema humano, sino que también es


I '" II.'ll.l.CilIO. .crucial para entender el principio de la salva-
" ,";"1.<1 carta a los Romanos, por ejemplo, tiene como argu-
," 111, 1 tanto la profundidad como la universalidad del peca-

1 , 11 capítulo 1 demuestra que los gentiles eran pecadores,

'1' 1 ¡j 1;\5 que el segundo señala que los judíos no eran

.. l' ''"s que ellos, ya que practicaban "lo mismo" (Rom,


I 1 1.;1 piedra fundamental de la doctrina paulina de la
, 1'llIit'm es la declaración de que judíos y gentiles, "todos
1111 bajo pecado". "Todos pecaron, y están destituidos de

,,1, llia de Dios" (Rom. 3:9, 23).


I Il1Ic.unente despuéscle haber llevado a sus icetores a
1 , ,'w:lusión puede Pablo comenzar a formular una doc-

, 111 1 'lIxo.piada de la salvación. De hecho, el a pósto!


36 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

comienza esa tarea en el siguiente versículo. Puesto que


todos son pecadores (vers. 23), los que son salvos deben ser
"justificados gratuitamente por su gracia, mediante la reden-
ción que es en Cristo Jesús" (vers. 24).
Los siguientes capítulos amplían la idea de la forma en
que Dios soluciona el problema del pecado en las vidas de
los seres humanos mediante la justificación y la santifica-
ción, términos teológicos a los cuales dedicaremos bastante
espacio en los capítulos 4 y 5. Mientras tanto, el resto de
este capítulo tratará, según la tradición iniciada en la epís-
tola a los Romanos, la naturaleza del pecado.
}.S importante reconocer que una doctrina inadecuada
del pecado necesariamente llevará a una doctrina inade-
cuada de la salvación. Edward Vick con aciel10 declara que
"el primer elemento de la perfección cristiana (o cualquier
otro aspecto de la salvación) es reconocer que somos peca-
dores". Señala que eso no significa meramente que recono-
cemos haber cometido los pecados a, by c. "Significa reco-
nocer que somos el tipo de personas que hace esas cosas ...
Admitir que somos pecadores significa que reconocemos
que hay un poder superior que nos domina y que nos impi-
de ser lo que Dios quiere que seamos. Ese poder es el
poder del pecado". 5
Es imposible sobreestimar la importancia de la projúndi-
dad del pecado. Cuando Pablo escribió que tanto judíos
como gentiles "están bajo [el poder del] pecado" (Rom. 3:9),
estaba convencido de ello.
Los fariseos subestimaron el poder del pecado. De ahí
que pensaran que podían sobreponerse a sus efectos al ven-
cer los pecados a, by c. El problema central de este proce-
der es que una vez que los pecados a, b y e han sido "ven-
cidos", el poder del pecado aún persiste, y seguimos sien-
do pecadores. Nada se ha solucionado con un arreglo exter-
no, a pesar de todo el esfuerzo que podamos haber hecho.
Resumiendo, un punto de vista apropiado del pecado
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 37

determinará un punto de vista correcto de la salvación.


Millard J. Erickson con agudeza observa c¡ue/¡;~i el hombre
es básicamente bueno y sus capacidades intelectuales y
morales en esencia están intactas, entonces cualquier pro-
blema que encuentre respecto de su posición frente a Dios
será relativamente pequeño') Para los tales, el problema
esencial de la vida puede ser ignorancia o privación socio-
económica. En ese caso,}in arreglo del sistema económico
o "una educación resolverá el problema; un buen modelo o
ejemplq>\del camino de justicia puede ser todo lo que se
necesite<:~Por otro lado, si el hombre es corrupto o rebelde,
y por lo tanto no puede o no está dispuesto a hacer lo que
sabe que es correcto, se necesitará una cura más radical"·:,
De esta manera, cuanto más radical sea nuestra compren-
sión del pecado, "más sobrenatural será la salvación que
necesitemos';:·~
Los fariseos de todas las edades han subestimado con-
sistentemente lo que Pablo llama el "poder" del pecado en
las vidas de los hombres. Por lo tanto, han sobreestimado la
capacidad humana para tratar con el problema del pecado.
Elena de White se refiere a esto cuando escribe que "la edu-
cación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo
humano, todos tienen su propia esfera, pero no tienen
poder para salvarnos. Pueden producir una corrección
l'xterna de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón;
110 pueden purificar las fuentes de la vida. Debe haber un
poder que obre desde el interior, una vida nueva de lo alto,
,lIltes de que el hombre pueda convertirse del pecado a la
';:Intidad. Ese poder es Cristo".'

El pecado original

I.a universalidad ~lel pecado


Una de las grandes verdades cle la vida es el problema
lid pecado. Por lodos lacios lo enfrentamos. Una evidencia
38 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

de su poder y extensión es que cada país del mundo debe


tener su ejército, sus policías, sus jueces, sus tribunales, y su
sistema penal. El teólogo John Macquarrie destaca el pro-
blema diciendo que cuando "miramos a los humanos
modernos percibimos un desorden general en su existencia,
una patología que parece dominarlos, ya sea que los consi-
deremos comunitaria o individualmente". Reinhold Niebuhr
fue igualmente conciso cuando escribió que "donde hay
historia ... hay pecado".~
Por lo tanto, {nl.n cuando no hubiera Biblia, habría la
cloctrina del pecado: Está entretejida en toda la tela de la
existencia. Su universalidad está atestiguada por los escrito-
res antiguos, así como los filósofos, literatos, sociólogos,
políticos y otros teóricos de nuestro tiempo. El novelista
John Steinbeck lo definió correctamente cuando escribió:
'''Creo que hay una hisloria en el mundo, y sólo una ... Los
seres humanos están atrapados -en sus vidas, en sus pen-
samientos, en su hambre y en su ambición, en su avaricia y
en su crueldad, y tambi~n en su bondad y gencrosidad- er\.
:la red del bien y el ma)"."
Dadas estas percepciones, James Orr pudo escribir que
"la doctrina cristiana de la redención (y la caída) ciertamen-
te no descansa en el relato de Génesis ), sino más bien en
la dura realidad del pecado y la culpa del mundo, y per-
manecerían como hechos aunque el tercer capítulo del
Génesis nunca se hubiera escrito". 10
Los cristianos, por supuesto, consideran Génesis 3 como
el relato del pecado original del hombre. Pero no solamen-
te Génesis 3, sino también Romanos 5:12, declara que "el
pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado
la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuan-
to todos pecaron".
Romanos 5 no está solo en la declaración bíblica de la
universalidad del pecado. Romanos 3:9-23 repetidamente
seí'lala el hecho de que "todos pecaron", mientras que
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 39

1, 1"lllia::¡_17~9 declara que el corazón humano es "engaño-


111;15 que todas las cosas, y perverso". Además, Efesios
,11, .' '111t' las personas son "por naturaleza hijos de ira" (2:3),
, 11 1<1 lmanos se declara enfáticamente que "Dios sujetó a
".,1"',1'11 desobediencia" (11:32). Según David, poseemos
" ,'sIl/do de pecado desde el nacimiento. "He aquí, -escri-
1"" ,,'11 maldad he sido formado, y en pecado me concibió
",' IIl.ldlr" (Sal. 51:5),
,11 ""11 l{omanos5:12 establece el hecho de que (1) Adán
1 ," \ (7,) rodas las personas pecaron como resultado del

'" , "1,, ,11' Adán, el apóstol "no trató de definir la manera


" I 1 ,11' ('(m10 ocurrió esto", En realidad, sugiere Bernarc!
, """1, "I';lhlo no trata primariamente de la acusación de la
, "'" 1III,I.Id como pecaminosa, Más bien, describe la reden-
" "l. 'llosa en Cristo", La acusación formal ya apareció en
""11"', 1: 17-3:23,1'

''''''1'''' ({omanos 5 no explica el proceso de la transmi-


",l. I.I~, ('ol1secuencias del pecado de Adán a su posteri-
1 11.,\ IIlros textos en los dos testamentos que indican
, 1 1'1' '('I'S() sí se lleva a cabo, El primer texto que clara-
,", l., .',(·na la es Génesis 5:3, donde dice que Adán ...
",1,., "11 hijo él su semejanza, conforme él su imagen".
," ','I¡~il'n' la diferenciación entre un Adán no caído,
1". . 1\':It!O a imagen de Dios, y su hijo que nació con-
'01' 11I1:lgen [de Adán] después de la caída, Este tema
1011 ' ,'11 (;l"nesis 8:21. donde Dios declara al final del
, ., ·,1, 1 ,I""vio que "'el intento del corazón del hombre es
,1, "I,':.i I juventud'''.
l' '" 1I1t'1:1 ~,il1lilar, Jesús le dijo a Nicodemo que "lo que

,,' "l., ,h' 1;1 carne, carne es; y lo que es nacido del
, "Ilililll I'S" (Juan 3:6). Aquí, como en las epístolas
, , " 11

, ,1,1" 11,',1';1' l{ol11. 7:17, 18: 8:5, 8, 9, 13; Gál. 5:2<1), la


, ,,11, '11' :1 1:1 condición moral del hombre y no a su

" '''11 11'01';'.


, ,,' ,1, ".' h' (ll 1':1 perspectiva, el problema del pecado que
40 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

aparece en Génesis 3 no termina allí. Continúa en Génesis


4 con la historia ele Caín y Abel, en Génesis 6 con la gene-
ración de Noé, y en todo el resto de las Escrituras y ele la
historia del mundo.
El concepto del pecado original o inicial nos ayuda a
comprendernos a nosotros mismos y al mundo que nos
rodea, aun cuando no podamos entender completamente el
misterio de su trasmisión. Si no tenemos una idea del peca-
do original -escribió BIas Pascal-, "permanecemos sin
entendernos a nosotros mismos" .12

La naturaleza del "pecado original"


Dado el hecho de que la universalidad del pecado se evi-
dencia tanto en la Biblia como en nuestro mundo cotidiano,
la siguiente pregunta debe relacionarse con su naturaleza.
¿Qué es lo que los hijos de Adán heredan de la caída? Las
dos respuestas más comunes son: la culpa y una naturaleza
pecaminosa.
Hubo muchos que rechazaron la idea de la culpabilidad
hereditaria. Uno de ellos parece ser el profeta Ezequiel, que
escribió: "El alma que pecare, ésa morirá; el hijo no llevará
el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo"
(Eze. 18:20). Moisés parece esgrimir el mismo argumento
cuando dice que "los padres no morirán por los hijos, ni los
hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado" CDeut.
24:16).
La razón de estas declaraciones es que el pecado es de
carácter personal. En la epístola de Santiago leemos que "al
que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Sant.
4: 17). El pecado no es solamente personal, sino también
moral. Como veremos más tarde en este capítulo, el peca-
do es una elección voluntaria de contrariar a Dios. Siendo
que el pecado es tanto moral como personal, Ramm pudo
con acierto declarar que "la culpa de una persona no puede
ser transferida a otra"; y el teólogo del siglo diecinueve,
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 41

Washington Gladden, se refiere a la idea de que Dios casti-


ga a las personas por el pecado de Adán como una "teolo-
,I!,ia inmoral". 1:1

Elena de White también, por lo menos en un lugar, pare-


I! 'ría decir que heredamos la culpa. "Los hijos tienen una
111 'rencia de pecado. El pecado los ha separado de Dios.
1, 'sús dio su vida para unir con Dios los eslabones rotos.
.
I )l~bido a su relación con el primer Adán, los hombres sólo
I! 'ciben de él culpabilidad y sentencia de muerte". Si-
,1~lliendo esta línea de pensamiento está la declaración de
I )jos en los Diez Mandamientos de que él visitará "la rnal-
.\,Id de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
I~l'neración de los que me aborrecen" (Exo. 20:5; véase 34:7;
1\1 II 111, 14:18; Deut. 5:9).
Es necesario leer ambas declaraciones dentro de! con-
I,'xto completo de la revelación de Dios. Si bien no hay
, "lela de que Dios visita la maldad de los padres sobre los
IlIjos de las futuras generaciones, es preciso entender la
1, 1//>11 de esa visita si es que queremos encontrar el sentido
, 1" las declaraciones aparentemente contradictorias de la
I \ll>lia.
I':lena de White nos ayuda a comprender e! problema
, 11,llldo escribe con referencia a Exodo 20:5: "Es inevitable
, (l1!' los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus
" 1< Ires, pero no son castigados por la culpa de sus padres,

1 I\( ,/ser que participen de los pecados de éstos. Sin embar-


",' " generalmente los hijos siguen los pasos de sus padres.
1', 11 la herencia y por el ejemplo, los hijos llegan a ser par-
11' i¡ )ilntes de los pecados de sus progenitores. Las malas
IIIt'linaciones, el aperito pervertido, la moralidad depravada,
l' hnás de las enfermedades y la degeneración física, se

1IIIlsmiten como un legado de padres a hijos, hasta la ter-


"'1,1 Y cualta generación".;'
lames Denney también nos ayuda a comprender la rela-
, 11)1\ que existe entre herencia y culpabilidad. "La herencia,
42 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

-escribe-, no es destino: lo que hemos heredado de nues-


tros padres no entreteje alrededor de nosotros una red de
culpabilidad y miseria de la cual nunca nos podemos librar"
si pertenecemos a Dios. Es una incredulidad inmoral y
cobarde declarar que nuestro destino está determinado por
las acciones de nuestros antepasados. "Los pecados de los
padres solamente son minosos cuando los hijos participan
de ellos. La tendencia heredada puede ser fuerte, pero no
es todo lo que existe en la naturaleza del hombre, y es sola-
mente cuando se ignora o se renuncia a la relación con
Dios, y voluntariamente se participa de la hercncia malva-
da, que se torna en una condenación".16
Si esto es así, surge la pregunta forzosa: "¿Por qué eston-
ces pecan todos? ¿Por qué el pecado es una experiencia
humana universal? ¿Por qué nadie ha podido escapar de sus
garras?"
Albert Knudson nos da la respuesta. El sugiere que nos
enfrentamos a la universalidad tanto del pecado como de la
culpa. Pero entre estos dos hay una aparente contradicción.
La culpabilidad implica libettad, pero la universalidad del
pecado parece indicar una causa anterior a la decisión o
voluntad de las personas de pecar. "Si el pecado es pmduc-
to del libre albedrío, parecería entonces que no bay razón de
que fuera universal. Su universalidad sugiere un elemento
de necesidad, una tendencia innata o disposición
17
bacia el
mal, que precede al ejercicio de la libertad'.
Elena de White comprendió este mismo punto cuando
obsetvó que tencmos no solamente "tendencias cultivadas
hacia el mal", sino tendencias heredadas. Debido a estas
tendencias heredadas hacia el pecado, no es necesario
lB
enseñar a los niños a pecar.
No importa cuán ignorante sea la genre, J C. Ryle seña-
la que "isiempre han sabido cómo pecar!" Esto se debe a
que somos "por naturaleza hijos de ira" CEfe. 2:3). "Porque
de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pen-
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 43

"IIIO'lllos, los adulterios, las fornicaciones", cte. (Mar. 7:21).


1 I 111,1 )l' más hermoso, -escribe Ryle-, no es, como su
"1 H 111' .. , orgullosamente lo llama, un pequeño 'ángel' ... sino

'111 1" "llICño 'pecador"'. J9 No es que conscientemente peque

• '11\1' 1111 bebé, sino que es un pecador en el sentido de que

, I l' o' ('( >11 la tendencia a elegir el pecado tan pronto como

1, 111:,\ (Odad para hacerlo.

l. dlll Faulkner resume correctamente el punto de vista


1 ,d 01\, (, del pecado original cuando escribe que "el pecado
'<111:1\\:\1 significa que los padres de nuestra raza por trans-
lo .l' '11 voluntaria recibieron una tendencia equivocada, la
11 \1 1)( JI' las leyes naturales transmitieron a su descenden-

11' Así Elena de \'{1hite puede hablar de los "canales


20
, 01\\1 plos de la humanidad".
'0\ hien la culpa y el pecado no pueden ser transmitidos
1111:1 generación a otra, la tendencia congénita o propen-
¡, 0\\ .11 pecado sí puede ser transmitida. Esa tendencia con-

, , 1111.1 a pecar (la mente G\rnal de Romanos 8:7) sigue sien-


1, ° 1.1 lendencia primaria en un individuo hasta que se
" o, 11 '1'Il: durante la conversión o la experiencia del naci-
00 111 '1110 espiritual.

ILlhiendo dicho cosas tales como que los niños peque-


0" o', S()J1 pecadores potenciales y que por naturaleza se
IlIollil;ln hacia el mal, quizás es tiempo de obselvar que
, 110 .,', nacen con más de una tendencia a pecar. Ese hecho'
° !tizo evidente en las grandes batallas teológicas que se
Id 'I,II'On en el siglo diecinueve acerca de la naturaleza peca-
""111 )sa de la humanidad.
I,('onard Woods pensó que los niños deben de nacer
IJI,dos debido a que la depravación moral (1) es tan univer-
d ('omo la razón y la memoria, (2) se evidencia tan pron-
lo ¡,omo ellos tienen edad suficiente para revelar sus senti-
1

IJlil'nt'os, (3) no se debe a ningún cambio en la naturaleza


,,,. los tales después del nacimiento, (4) se manifiesta en
lo" lila espontánea y es difícil de erradicar, y (S) permite pre-
44 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

21
decir que todo niño será un pecador.
HeOly \X'are refutó a Woods, sosteniendo que sus cinco
argumentos podían tan prontamente establecer una santi-
dad natural, como una depravación natural. Después de
todo, señaló Ware, si bien es cierto que los niños presentan
rasgos pecaminosos, también es verdad que manifiestan
buenos sentimientos. En segundo lugar, si los sentimientos
depravados se ponen de manifiesto tan temprano, también
sucede lo mismo con los buenos sentimientos. Tercero, si
las tendencias pecaminosas no pueden deberse a cambios
posteriores al nacimiento, tampoco las tendencias vÍI1uosas.
Cuarto, tanto las reacciones pecaminosas como las virtuosas
son espontáneas y difíciles de erradicar. Quinto, si es pre-
decible el hecho de que todos los niños van a pecar, tam-
bién es predecible que van a manifestar algunos rasgos bue-
22
nos.
Ciertos teólogos reconocieron el hecho de que los seres
humanos tienen tanto buenas como malas tendencias desde
que nacen. William New10n Clar1.;:e, por ejemplo, declaró
que cada individuo recibe una doble herencia de bien y de
mal. Por otro lado, él no consideraba que las personas fue-
ran moralmente neutras. Por el contrario, "Dios ciertamente
ha dotado a la humanidad con una tendencia a elevarse: ...
la naturaleza es favorable al bien". De hecho, el bien podría
lograrse mejorando "el tronco común". En otras palabras, la
humanidad podría mejorar su condición a través de cambios
ambientales y sociales.':'
Elena de White concordó con Clarke hasta cierto punto.
Dijo que "en todo corazém existe ... una facultad de discer-
nir lo justo, un deseo de ser bueno. Pero contra estos prin-
cipios lucha un poder antagónico". Sin embargo, para ella
la naturaleza favorece el mal en lugar del bien. "En la natu-
raleza de tocla persona", escribió, hay "una inclinación hacia
el mal, una fuerza que, sin ayuda, no podría resistir". Los
individuos solamente pueden hacer frente a sus malas incli-
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 45

naciones a través del "poder" de Cristo:¡


En contra de lo que decían algunos de sus intérpretes, la
Sra. W/hite no sostenía que los individuos nacen moralmen-
te neutros. Por el contrario, "toda" persona hereda "una
inclinación hacia el mal". Esa "inclinación" es tan fija, como
veremos en el capítulo 4, que solamente el poder transfor-
mador de Cristo puede corregir su empuje hacia abajo. La
ingeniería social y la genética no son suficientes para corre-
gir el a bismal problema del pecado.
Fuera de Cristo, la Biblia no conoce a ningún niño que
haya vivido una vida completamente libre de pecado, y que
haya "nacido de nuevo" en el momento de su nacimiento
natural. No es suficiente haber tenido padres temerosos de
I)ios para lograr que la balanza se incline del lado opuesto
;1 la depravación congénita. 2S Hasta los niños que nacen en
las mejores familias cristianas necesitan sobreponerse al
(lrgullo espiritual y al egoísmo. Y son esos factores, más que
los hechos notoriamente malvados, los que determinan la
condición de pecado. Volveremos a este tema en la siguien-
le sección de este capítulo.
El hecho de que algunos ignoran el momento de su con-
versión no significa que no hayan sido convertidos. Los
('asos más difíciles de pecado en el Nuevo Testamento son
(-1 hijo mayor y las brillantes monedas de Lucas 15. Esos
"héroes morales" son con frecuencia los más desesperados
pecadores, y muy a menudo nunca reaccionan favorable-
mente (Luc. 15:] 7). Su rectitud moral, lamentablemente, los
hace críticos de otros (versículos 25-30); señal de que su
("()razón no es recto, a pesar de que sus acciones ex[crnas
sean ejemplares. Como descubrimos en la experiencia cle
los fariseos, nada es más engañoso que el pecado de la
hondad.
El grupo más difícil de convcltirse durante el ministerio
de Cristo fue el de aquellos que no sentían la nccesidad (h·
1:1 conversión. Este es el peligro de los fariseos, tanto ;lllli
46 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

guos como modernos. Nos guste o no, lo reconozcamos o


no, lo confesemos o no, toda persona tiene una "inclina-
ción" al mal que necesita corrección, aunque esa inclinación
esté camuflada en una herencia cristiana y en la bondad
externa.

Los resultados de "el" pecado origillal


Antes de abandonar el tema del pecado original, necesi-
tamos examinar los resultados de "el" pecado original.
Génesis 3 presenta un panorama vívido de esos resultados.
Lo primero y más importante fueron los resultados religio-
sos del pecado: Adán y Eva quedaron separados de Dios. La
Biblia dice que ellos "se escondieron" de su presencia y que
tuvieron "miedo" CGén. 3:8-10). Al haber destronado a Dios
yel "amor a Dios de su lugar de supremacía en el alma", se
alejaron de él.U,
Desde el punto de vista humano es posible entender una
alienación tal. Por ejemplo, un nii10 que ha violado la volun-
tad de su madre no desea encontrarse con ella ni mirarla a
los ojos. Hay algo en su corazón que el niño desea ocultar.
De igual modo, el pecado no soporta la presencia de Dios.
El pecado rompió la unidad entre las personas y Dios.
La alienación entre Dios y la humanidad, causada por el
pecado, habría sido más que mala si sólo hubiera provoca-
do una separación pasiva de la presencia de Dios; pero el
pecado, por su misma naturaleza, es activo en contra de
Dios. Por eso Santiago declara que el mundo natural está en
"enemistad (hostilidad) con Dios" (Sant. 4:4). Y Pablo nos
dice que Dios decidió salvarnos a pesar de ser sus enemi-
gos CRomo 5:10; Col. 1:21, 22).
"Ahora bien, un enemigo, -escribió León Morris-, no es
simplemente alguien que casi llega a ser un buen y fiel
amigo. El pertenece al bando opuesto". Los pecadores, por
definición, "colocan su esfuerzo en la dirección opuesta a la
de Dios".27
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 47

1 11 ")',llIldo resultado del pecado fueron sus implicacio-


, "Id,··" I':stas implicaciones se manifestaron original-
,01, '11 1.1 pri mera discusión de la primera familia del uni-

, 1 11,llld(J Dios le preguntó a Adán si había comido de


1",11 l'IIIlljhida, éste rápidamente culpó a Eva. "La mujer
"" ,11',11' por compañera me dio del árbol, y yo comí"
" ',1') jI kmasiado para el único matrimonio perfecto
I II¡IIIIIII.I

1 , , , 111 Il.lw'dia de los efectos sociales &~I pecado origi-


, 1", '1'11' 110 se detuvieron en Génesis 3. El mensaje de
1 1 1 constituye uno de los efectos sociales del
1" '11'" ,';1 en constante aumento. Estos parten de la trá-
1" "111 Iratricida de Caín y Abel en Génesis 4 y se C011-
11 , 11 \ ,1 motivo subyacentc de toda la Escritura,

" 1"" '1 l'l'slIll'ado del pecado originaL fue el de las


1, , "'11' ',', 1)l'rsonales. El pecado afecta la relación de
, , '111.1 ,'()nsigo misma. Después de interrogar a Adán.
, , ,"ji) :1 Eva. "¿Qué es lo que has hecho?", le pre-
1 1 ",'1 pjl'nte me engarló, y comí" (Gén. 3:13). Aquí
,,', ,., , ,11':1 :1 cara con el problcma de que la gente no
, , , 11 1:1 mayoría de los casos, no puede enfrentarse
" ",1 \ ,'valuar correctamente sus acciones y motivos
1 1I¡:,1110SO es el corazón más que todas las cosas"

"1

1, , l' 1', rl'ligiosos, sociales y personales del 'pecado

1, " ,1,' 1111:1 alteración ocurrida en la naturaleza huma-


111 111 lit' la caída, Si bien Adán y Eva en su estado
,1 1", l' 111 l'I'l'ac!os a la imagen de Dios CGén. 1:26, 27),
"1' 1"lI'd:lroJl la imagen caída de sus padres CGén,
" "'11.1 l' 'km caída, como ya hemos visto, tenía una
, " , l' '11 ' 1I,Icja el mal.

l:iI ,111 ,", ril'a en imágenes que muestran a los seres


, 11 'di I'ondición caída. Su "mente y su conciencia
"""11'1.1:1:;" (Tito 1:15). Más aún, a través de toda la
1, I 11.11 ,ji 11) hombres "amadores de sí mismos, aV<l-
48 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

ros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a


los padres, ingratos, impíos", cte., etc. (2 Tim. 3:1-5; véase
Gén. 6:5, 6; Rom. 1:18-32). La descripción bíblica del "hom-
bre natural" nunca es agradable, aun cuando algunos indi-
viduos puedan tener pecados que sean más aceptados
socialmente que otros. El énfasis de la acusación bíblica es
que el corazón y la mente no conveltidos no son espiritua-
les (Rom. 8:4-8).
La caída afectó la orientación espiritual de cada indivi-
duo. Por esta razón Elena de \Xihite pudo escribir que "el
coraZÓn del hombre es por naturaleza frío, sombrío y falto
de amor". "Por naturaleza, el corazón es malo", A pesar de
que Adán originalmente tuvo una mente muy equilibrada y
pensamientos puros, "por la desobediencia sus poderes fue-
ron pelvertidos, y el egoísmo ocupó el lugar del amor".2S
Esta triste condición, como vimos anteriormente, ha
caracterizado permanentemente a la descendencia de Adán,
Algunos individuos pueden pretender que no están infecta-
dos con el virus del pecado, pero un razonamiento tal va en
contra tanto de la revelación de Dios como de la observa-
ción humana, El teólogo puritano Thomas Gataker describió
adecuadamente el corazón natural cuando sugirió que ;'es
como un libro echado a perder por los errores y faltas", y
"como un terreno baldío en el cual hierbas de toda clase
surgen naturalmente, y que no produce nada bueno si no
se le presta una cuidadosa atención", Bernard Ramm decla-
ra que el problema con el pecador "no es éste o aquel fra-
caso", sino que "toda la mente es como un J;~arco cuyo
tinlón ha sido fijado en un ángulo equivocado"'-
El "timón" de la vida humana, por supuesto, es la volun-
tad; ese "poder de decisión, o de elección" que "es d poder
controlador de la naturaleza del hombre", Fue esa voluntad
extremadamente importante la que se "inclinó" hacia el mal
en la caída, La esencia de los efectos del pecado original
que ha afectado a todas las generaciones desde Adán es una
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 49

, ,oIlIntad debilitada o mal dirigida que se manifiesta en la


111.1 diaria por la tendencia humana a elegir el mal y no el
101"11. Es por ello que, si bien hubo una caída, también hay
'111.1 caída constante, "Cada pecado cometido, -escribió
I l'l\a de White-, despierta los ecos del pecado original;'. Y
, , 'III() resultado todo ser humano a través de la historia, con
, ,,"pción de Cristo, ha estado destituido de la gloria de
1 '1' ", (Rom, 3:23).":

1.'1 plan de salvación, como lo muestra el Nuevo


I ',l.ll11ento, presupone la universalidad de la condición
1" , ,lll1inosa de la humanidad. Inmediatamente después que
l' d ,lo presenta su punto de vista con respecto a la infesta-

"'11 (otal del pecado en Romanos 3:23, comienza su cxpo-


" ¡, 111 de la salvación a través de Cristo en el versículo 24.

El pecado es amor: el meollo del pecado

',lIIV el pecado sea amor no debiera sorprender al cris-


, , "",, La Biblia usa varias palabras para el amor, pero la más
"',,diGltiva es agape. Agape reneja el tipo de amor que
1'" 1', li\.'ne por los seres humanos, Dios cuida de ellos com-
I ,1'Ulllcnte por su propio bien, aun cuando no lo merezcan.
1",11 JI /O es el verbo que los escritores del Nuevo Testamento
" '1' 11I con frecuencia para hablar ele la relación ele Dios
, ," 1, IS seres humanos. Agape en el Nuevo Testamento tam-
1,,, 11 ';(' refiere a una forma de vida diseflada según el mode-

I , ,1,,1 :\11101' ele Dios para los seres humanos.,l

1,1 l'Speran7.a de Dios para su pueblo es que ellos le


'11'" 11 «((gapao) y se amen unos a otros así como él los ha
,""d!) (véase Mat. 22:36-40). El problema surge cuando el
"'" 11 S~ concentra en algo equivocado. Así fue como Jesús

, ,'" h'I\(l a los j~lriseos porque tenían amor (agapao) por


1" primeras sillas en las sinagogas" (Luc. 11:43). De la
",' ,111.1 forma, Demas dejó el camino cristiano "amando
',¡':,lllrf() este mundo" (2 Tim. 4:10), Por lo mismo, .luan
50 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

amonesta a sus lectores a no amar (agapao) "al mundo, ni


las cosas que están en e! mundo". Los que tal hacen no tie-
nen el amor de! Padre en ellos C1 Juan 2:15),
Estos pasajes no dicen que todas las cosas necesaria-
mente andan mal en el mundo. Lo que nos enseñan es que
reemplazar a Dios por alguna cosa es un error. El pecado es
amor centrado en un objeto equivocado; es amar el objeto
más que al Creador del objeto. No importa si éste es exter-
no o si es la persona misma. Amar algo o a alguien más que
a Dios es pecado. El pecado es amor encauzado hacia un
blanco equivocado, secundado por una forma de vida cuya
dirección apunta a ese blanco.
Esta definición tiene que ver con el mismo fundamento
del pecado de Eva que se registra en Génesis 3. El pecado,
por supuesto, ha existido desde antes de Génesis 3. Se ori-
ginó en el cielo, cuando Lucifer pretendió ser igual a Dios;
cuando se amó a sí mismo n,:1s que a su Hacedor Osa.
14:12-14).3 La rebeldía de Lucifer desembocó en "una gran
1

batalla en el cielo". Como resultado "fue lanzado fuera el


gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y
Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la
tierra" (Apoc. 12:7-9),
Encontramos a la astuta serpiente otra vez seduciendo a
Eva en Génesis 3. Allí esta criatura "sutil" comenzó a minar
la autoridad de Dios. Procuró hacer dudar a Eva de la pala-
bra de Dios (¿Realmente dijo Dios que no comieras del ár-
bol? [verso 1]). Después, Satanás plantó la duda de si Dios
realmente haría lo que había dicho (¡Ciertamente Dios no
mata a las personas por tocar una fruta! [verso 2-41. Por últi-
mo, el tentador arrojó dudas sobre la bondad de Dios, di-
ciendo que él estaba guardándose egoístamente lo mejor
para sí (vers. 5, 6), "Sé como Dios", fue la sugerencia. Pues-
to que no se puede confiar en Dios, ustedes siéntanse libres
de hacer lo que quieran. Confíen en su propio ser. Sean
dueños de su propio destino.
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 51

Siguiendo este tipo de razonamiento, Eva "tomó de su


Iruto, y comió" (vers. 6), Las preguntas que debemos hacer-
1I0S ahora son: "¿Cuándo pecó Eva? ¿En qué consistió su
Ill'cado?"
Me gustaría señalar que el pecado de Eva no consistió en
Ic linar el fruto y comerlo. El tomar y comer fue un resultado
dvl pecado, no el pecado mismo.
Uva pecó cuando l"ecbazó la palabra de Dios y aceptó la
·.II.I~('stión de Satanás. Eva pecó cuando le dUo a Dios que se
II/c'ra para que ella pudiera bacer sus propias cosas. Eva
1,('(6 cuando se rebeló contra Dios y colocó su voluntad en
'.11\ propios intereses, cuando ClInó su propia opinión más
,///1' la de Dios.
IJe su rebeliónjluyemn actos pecaminosos. El acto nojite
,,1 I'('cado sino el resultado del pecado que ya regía en su
, ,'/lIzón. Ella cayó antes de tomar el fruto. Cayó cuando
, tilO su amor en algo (el fruto), o en alguien (en sí misma),

\ 1/1) en Dios. En tal sentido, James Orr puede con propie-

,11' I (Ieclarar que la esencia del pecado es hacer mi volun-


1111 Y no la voluntad de Dios, "la ley suprema de mi vida,,:15

I 1" mayoría de los cristia1l0s sillceros 110 les preo-


'"1''' el pecado
. \ ,'sta altura me gustaría sugerir que la mayoría de los
. ",II;IIIOS, incluyendo los adventistas del séptimo día, no
, ,1 111 realmente interesados en el PECADO. Se preocupan

1" ti ,II"IOS tales como homicidio, robo y deshonestidad, pero


,,,, III)J' el PECADO. Estas prácticas son como verrugas o

11111' ,IS superficiales. Son síntomas del PECADO, pero no


''1, (,1 PECADO mismo.

\llIlfél no se enojen. Yo sé que la Biblia dice que "el


1" , .111< 1 es infracción de la ley" (1 Juan 3:4) y que Elena de
, IJiI" dice que "la única definición del pecado es que es la
" ""'¡',I'vsión de la ley,··3" Pero consideremos toda la pers-
1" . 11\,1 híblica tanto del pecado como de la ley. Trataremos
52 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

el primer asunto en este capítulo, mientras que el segundo


tema será abordado en el capítulo 3. Por el momerto pode-
mos decir que el pecado es, en principio, tres COSa5: (1) un
estado de rebelión, (2) una relación quebrantada) (3) una
acción.
El pecado en su nivel más básico no es un mal mperso-
nal o "residuo de un comportamiento animal" o un mal
rasgo del carácter humano. Por el contrario, es una1- rebelión
contra el Dios del universo (Isa. 1:2,4; Ose. 7:13Y'EI peca-
do es personal en lugar de impersonal. "Contra ti, :ontra ti
solo he pecado", dice el salmista (Sal. 51:4). El pecado es un
ataque personal a la autoridad de Dios. La "carne" tia natu-
raleza humana inconversa), escribe Pablo, es "eremistad
contra Dios" (Rom. 8:7). El pecador está en una rc!:ción de
"enemigo" de Dios (Rom. 5:10). Además de ser per:onal, el
pecado es 1110ral. Es un acto deliberado de la voltntad de
rebelarse contra Dios. El pecado es una elección el contra
de Dios.
En ese sentido, Herbert Douglass puede decir cc., acier-
to que "el pecado es el puño apretado ele un ser creado
puesto frente a la cara de su Creador; el pecado esla cria-
tura elcscontlanelo de Dios, destituyéndolo como S.ñor de
su vida". Asimismo, Emil Brunner declara que el peado "es
como el hijo que golpea la cara ele su padre con eOljo ... es
la atrevida im~osición de la voluntad del hijo por enlima de
la del padre". "
El pecado es desear ser "como Dios", según la hisoria de
Eva (Gen. 3:5). Es la decisión de Caín de "hacer las :osas a
su manera" en lugar de la de Dios (Gén. 4:1-7). "EIlecado,
desde el punto de vista bíblico", escribió Orr, "con.iste en
la rebelión de la voluntad de la criatura contrariandola legí-
tima lealtad que le debe a la voluntad soberana de Dios y
en la disposición de una falsa independencia, elefr vivir
para sí en lugar de vivir para Dios"." El pecaclo es 1 diná-
mica que alentó la rebelión del hijo pródigo (Luc. '1511-32),
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAl ','

y ha sido la chispa que ha originado demasiados SlI(,(','" ",,'


través de los corredores de la historia.
Visto así, es fácil concluir que el pecado es el re,..;¡dl,I,I¡'
de desobedecer el primer gran mandamiento, Sl',I~1111 li'
señaló Jesús, y el primero de los Diez Manc!:tlllil'III"'"
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y {'( >11 Ii , 1,1
tu alma, y con toda tu mente": "No tendrás dioses ,lj('II""
delante de mí" O\lat. 22:37; Exo. 20:3).
Es importante reconocer que el pecado comu I'vll\'1 i"ll
110 es meramente una serie de actos específicos sin(), 1t)II I"
vimos en nuestra consideración del pecado original, \',', 11 11
estado de degradación. Los seres humanos tienen tll];1 11.111'
ralez,l pecaminosa que los impulsa a realizar actos 1)('(,11 111
110Sos. Por esa razón, James Denne)' señala que "Iod() 1\l '11 1
bre sincero no lamenta solamente lo que ha hecho, ,',illt) 1"
que es. El pecado que pesa sobre nosotros, ... vi qll\' "',"
derrota, el que nos hace llorar, 'Oh miserable hOI11/1I"\' dI' 11 11
i.()uién me librará?' es más que hechos aislados ... 1':5 11111",11"
misma naturaleza que necesita ser redimida y 11':11151'1 lll\lol
da".IH
El pecado como rebelión y exaltación de I;¡ VIlIt 1111.1' 1
propia por encima de la voluntad de Dios está rc!:J\'illll.l,I"
('on el egocentrismo. No fue por casualidad que 1·:kll;1 ,1'
\XIhite escribió que "encabezados por el egoísmo \'\'111. 111
lodos los demás pecados". l;na vez más ella cscriJ¡i(l: 'N'
hay nada más ofensivo para Dios que este espíritu l'sll'l'IJ¡"
". ., 3
C
)

yegolsta .
Intimamentc relacionado con el egoísmo, el Cg(l('I'IIII I"
1110 y el amor propio enfermizo, está el problema dcl 111,1: 11
110. Fue por el orgullo rebelde y la suficiencia prllpi:1 '1 11 "
Lucifer se convirtió en Satanás, que Eva se COI1Villi, I ,'1 1
madre de una raza pecadora y que los doce c1iscipul, l,', ,11'
Cristo no pudieron recibir su bendición mientr~ls di~,lllll.lll
continuamente quién sería el mayor (véase [.0.;:1. 1I l.' I "
Eze. 28:13-17; Gén. 3: l\i[at. 18:1). C'. S. Lewis dccl:IICl 1[111' ,1
54 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

orgullo conduce a cualquier otro vicio: es el estado mental


que se opone completamente a Dios".'" De tal naturaleza
rebelde fluirán siempre actos pecaminosos.
El pecado como rebelión está íntimamente ligado al
pecado como relación quebrantada. Lo más obvio de
Génesis 3 es que todas las relaciones humanas fueron que-
brantadas con la caída. El punto focal de esas relaciones
quebrantadas fue la separación del hombre de Dios. Isaías
dijo al Israel antiguo que sus "iniquidades" habían "hecho
división" entre ellos y su Dios; y que sus "pecados" habían
"hecho ocultar su rostro" de ellos (Isa. 59:2). Pablo escribió
que la persona no convertida es "extraüa" para Dios (Ca!.
1:2]).
Siendo que la Biblia define el pecado en referencia a
Dios, éste es un concepto relacional. Hay solamente dos
maneras de relacionarnos con Dios. Podemos decir Sí a su
voluntad o No a esa voluntad. No hay más opciones. Decir
que Sí a Dios es tener una relación de fe. Decir que ¡Va es
rebelarse abiertamente. Ninguna criatura moral puede igno-
rar a Dios, y hay solamente dos posibles formas de relacio-
narnos con él: el pecado y la fe. i1
Si el pecado es una relación quebrantada con Dios,
entonces la justicia y la fe necesariamente se ocuparán de
restablecer esa relación.'2 Si el pecado es rebelde descon-
fianza en Dios, entonces la fe es plena confianza. El peca-
do, por lo tanto, no es ético, es religioso. El pecado no es
quebrantamiento de un código legal, sino una rebelión: una
relación quebrantada con el Seiior de la le..v.
A esta altura, alguien dirá que mi exposición suena peli-
grosamente similar a lo que algunos han definido peyorati-
vamente, como "la nueva teología". Si es así, espero demos-
trar que ésta es la "nueva teología del Sermón del Monte".
El pecado como un estado de rebelión, y el pecado
como relación quebrantada están directamente relacionados
con el pecado como acto. Jesús lo dejó en claro cuando dijo
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 55

que "10 que sale de la boca, del corazón sale; y esto conta-
mina al hombre. Porque del corazón salen los malos pen-
samientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones,
los hurtos, los falsos testimonios y las blasfemias" (Mar.
15:18, 19; véase Mar. 7:20-23), "Porque de la abundancia del
corazón habla la boca. El hombre bueno del buen tesoro
del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal
tesoro saca malas cosas" (Mat. 12:34, 35). Este mismo con-
cepto se encuentra en el dicho de Jesús de que un árbol
malo da frutos malos, y en el pensamiento de Santiago de
que un manantial amargo produce agua amarga (Mat. 7:17,
18; Sant. 3:11).
Brunner capta la idea bíblica cuando señala que la Biblia
ve el corazón como "el órgano de la persona total". El peca-
do tiene su asiento en el corazón deforme de la humanidad.
El corazón "es la sede del comando ... es la cúpula de la per-
sonalidad, el yo, que se rebela contra el Señor" ."5 Por esa
razón la Biblia compara a la conversión con el hecho de
recibir un "nuevo corazón" (Eze. 11:19; 18:31; Efe. 3:17).
Ser pecador no es cometer una serie de hechos no rela-
\ 'ionados, sino tener un corazón malo que da origen a una
vida de malas acciones. )ohn rvIacquarrie lo expresa ade-
('lIadamente cuando escribe que "la actitud pecaminosa se
"xpresa en hechos pecaminosos, y por supuesto, en el uso
popular, j)ecado' generalmente significa un pecado especí-
Iwo o un hecho malo. Teológicamente, sin embargo, el
"llfasis está en la actitud y no en el hecho particular que
1IIIye de él, porque es la actitud la que es fundamentalmcn-
". mala".'"
Esta consideración no significa que los actos pecamino-
.11S individuales no sean importantes. Después de todo, ¿no

,lln.' la Biblia que "el pecado es infracción de b ley" (1 Juan


" ·1 l? Y Elena ele White ciertamente tenía razón cuando
,",nibió que "no hay otra definición dada en el mundo, s~no
I I .1 que dice que [pecadoJ es la transgresión de la ley". lo
56 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Los actos de transgresión individuales son pecados. Más


todavía, son síntomas externos del PECADO; la manifesta-
ción visible de un corazón y una naturaleza pecaminosos.
La idea bíblica puede ser gráficamente representada de esta
manera:

PECADO ---IIi.~ pecados

En otras palabras, el corazón pecaminoso, el corazón en


voluntaria rebelión contra Dios, produce actos pecaminosos
en la vida diaria.
Ranm1 con trazos significativos escribe que "el pecado
puede ser definido somo transgresión de la ley, pero eso no
mide su seriedad". Ese mismo problema, como vimos en
el capítulo 1, enredó a los fariseos y les creó grandes difi-
cultades. Ellos vieron al pecado como una serie de acciones
específicas, de ahí que naturalmente tuvieran la tendencia
de ver la justicia como una serie de actos específicos. Fue
así como su punto de vista equivocado del pecado los llevó
a un punto de vista equivocado de la salvación.
Paul Althaus observa que los teólogos escolásticos del
tiempo de Martín Lutero cometieron el mismo error.
Solamente pensaban "en las transgresiones de la l~y en [tér-
minos del pensamientos, palabras y acciones",,' De esta
manera, una vez más b iglesia medieval percibía la salva-
ción como el modo de sobreponerse a esos actos. Este, por
supuesto, fue el punto que forzó a Lutero a iniciar la
Reforma Prorestante.
La salvación provista por Cristo es mucho más profunda
que meramente la limpieza de los actos externos, por
importante que esto sea. Produce la transformación total del
corazón y la vida. Produce una reconciliación con Dios. De
ese corazón transformado, como veremos en los capítulos 4
y 5, fluirán acciones cambiadas.
El problema con la "teoría atómica", que considera el
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 57

pecado como actos ele transgresión aislados, es que no


toma en cuenta o no admite una naturaleza moral. Un ser
humano no es una serie de acciones buenas y malas, sino
lIna persona con una "inclinación" hacia Dios o en contra
de él. la victoria sobre el pecado no es meramente esfor-
zarse en ser mejor. "El hombre", escribe G. C. Berkouwer,
es visto en la Biblia "en términos de la dirección de su vida
entera: el hombre pecador, el culpable, el rebelde contra su
I)ios. En la perspectiva bíblica no hay posibilidad de esca-
pe y no hay salida de la culpable perdición del hombre". La
IHblia, por lo tanto, describe a los seres humanos en térmi-
nos de cautiverio, esclavitud, servidumbre y un proceso de
degeneración que no puede ser revertido sin la intervención
divina. La humanidad está "muerta en pecado" y "perdida"
(Rom. 6:6; Efe. 2: 1,5; 4:18; Col. 2:13; luc. 19:10). Solamente
,'11 la cruz podemos ver la gravedad del,recado y la magni-
IlId de la acción necesaria para curarlo. Dios está compro-
lI1etido en el negocio de salvar almas, no simplemente en la
Ilhra de pulir su superficie .

.. t/~unos aspectos adicionales del pecado


Antes de concluir la definición de pecado como un esta-
II() de rebelión, una relación quebrantada y una serie de
.1.-tOS, deberíamos examinar brC",'emente ciertos aspectos
.I( Jicionales de él. En primer lugar, la tentación no es peca-

1 J( l. Jesús fue tentado, pero no pecó. Tampoco he pecado


1', 1 cuando he sido tentado, El pecado ocurre cuando acep-
11 I la tentación como tal. cuando decido continuar interesa-

1 J, 1 en ella y/o actuando en función de la misma, yen cfcc-


1 cuando por causa de la tentación de le digo a Dios que
1 ',

,1' "retire" por un tiempo y me deje solo.

En segundo lugar, un acto pecaminoso puede ser de


, 1 'misión o de omisión. Desgraciadamente, la mayoría de
11 ", cristianos conciben el pecado solamente en términos de
, 1 llneter un acto malo, y no logran ver que el pecado es infi-
58 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

nitamente más grave la mera comisión de cosas indebidas.


También comprende la indisposición para realizar obras de
amor en favor del prójimo. "El poder condenador de la ley
de Dios, -escribe Elena de White-. se extiende no sólo a lo
que hacemos, sino a lo que dejamos de hacer... No sólo
hemos de cesar de hacer el mal, sino que debemos apren-
der a hacer el bien"."" En la ilustración de Jesús sobre el jui-
cio final, los "buenos" fariseos fueron sorprendidos total-
mente fuera de base porque veían simplemente los pecados
de comisión y pasaban por alto los pecados de omisión
(Mat. 25:31-46).
Lo que quiero destacar es que podemos dejar de hacer
cosas "malas" mientras en esencia seguimos siendo egoístas
y malvados. La prueba verdadera de una transformación
total y de la internalización de los principios de Dios es una
vida que esté constantemente buscando servir a otros por
amor. Es así como la mayoría de las buenas acciones de los
fariseos no alcanzaban al ideal infinito de Dios. Con esto en
mente, podemos concordar con la evaluación que hace H.
Wheeler Robinson de que tanto nuestra pecaminosidad
como la acción de la gracia de Dios son mucho más pro-
fundas que lo que la mayor parte de las personas alguna
vez se han imaginado. lo
Dado el enfoque distorsionado del pecado como actos
de comisión, la mayoría de las tentativas de perfección enfa-
tizan lo negativo. Es cierto que se puede dejar de hacer
cosas "malas" mediante el ejercicio de la voluntad, pero
para amar "genuinamente" él un enemigo se necesita del
poder transformador del Espíritu Santo. En este sentido, aun
la persona "buena" necesita pasar por la experiencia de la
conversión. La cuestión aquí no es si odiamos a Dios, sino
si lo amamos a él y a sus criaturas más de lo que nos ama-
mos a nosotros mismos.
Un tercer aspecto del pecado que debemos considerar es
que no todos los pecados tienen el mismo peso. Elena de
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 59

1111" dice que "el pecado más incurable es el orgullo y la


,.'lllldón", En El cmnino a Ghsto leemos que "no todos
I "'I';ldos son de igual magnitud delante de Dios; hay
1,1, I'fll'ia de pecados a su juicio", Si bien "ningún pecado
1"" Illeño" a su vista, Dios, contrariamente a los seres hu-
111' "" le da el peso correspondiente, Los seres humanos
" ,1'11 t'nfati7.ar pecados externos tales como la borrache-
1IIII'I1tras que demasiado a menudo el orgullo, el egoís-
, " 1.1 ('odicia no son reprendidos, Sin embargo, son peca-
. l' fl' ofenden en forma especial a Dios, porque contra-
'11 I 1 1l('l1evolencia de su carácter: ese amor abnegado que
1, 111i:illla atmósfera del universo que no ha caído, El que
.. ,. 1,' alguno de los pecados más groseros puede aver-
" 1I ',1' Y sentir su pobreza y necesidad de la gracia de
51
, l", IIL'I'O el orgulloso no siente necesidad alguna",
1" Ir eso que los pecados "vegetarianos" del fariseo son
, 1" 11¡~rosos y más difíciles de curar que los del publica-
l •• , lariseos y "perfeccionistas" de todas las edades a
"',, 1" han caído en pecados de mayor peso, pero que
, 1lll'lsibles",
, " 1 11;1I'l0 aspecto del pecado que debemos considerar

1, 1"IHlcncia a trivializar el mal. Algunas personas se


" 11' 'rviosas cuando escuchan que el pecado se define
, '"IIIIOS de relaciones quebrantadas, y de elementos
" , 1I',IIi;lhles", como el orgullo y el egoísmo, Ellos perci-
1"' 1.1 herejía yel antinomianismo (desobediencia a las
, . ",,,in detrás de esas declaraciones, Estos creyentes
, I I JI '(;Iclo como una "cantidad" que se puede pesar y
,. 11 I 111) como un estilo de vida,

1 1, l'lllllo de vista cuantitativo del pecado casi siempre


11. \ ,1 ;1 enfatizar los actos más mínimos cuando uno
,1'11 ,1(,1 pecado a la justicia, Es así como los fariseos
,1, 1I1 interminables horas debatiendo los detalles del
, 1,. l' 1:1 justicia, como cuánta distancia se podía cami-
I .11.1 s;ihado, El enfoque cuantitativo del pecado fuc
60 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

expresado con propiedad por el "santo" que, en la consi-


deración de posibles lecciones sacadas de los pecados de
David, dijo que "todos nosotros tenemos el mismo proble-
ma. Para algunos el pecado consiste en comer granola entre
comidas".
Se supone que cuando nuestro amigo obtenga la victoria
sobre la granola entre comidas, pasará a realizar conquistas
"mayores" a medida que encuentre fragmentos de pecados
cada vez menores que aún existen en su ser.
Lo bueno del enfoque cuantitativo, desde la perspecti-
va humana, es que el pecado (y por ende la justicia) se
puede fragmentar y manejar, y uno puede tener la sensa-
ción de que está progresando y obteniendo victorias.
Mientras tanto, una vez que el pecado ha sido definido en
términos de cosas como el uso de joyas o la práctica de
ciertos hábitos alimenticios, queda esencialmente "enmar-
cado" en esa definición, y uno puede proseguir su vida sin
preocuparse más por ello. En otras palabras, una vez que
el "pecado" se enmarca bajo el concepto de uso de joyas,
puedo sentirme bien al manejar cualquier tipo de automó-
vil que quiera o de usar los trajes más costosos. No creo
que alguna vez supere al médico que era un fanático opo-
sitor al uso de anillos matrimoniales (porque tenía un texto
que lo respaldaba) aunque manejaba un Cadillac de lujo
color dorado. Ciertamente había enmarcado el pecado y lo
había hecho manejable. Ciertamente tenía un tipo de justi-
cia. Pero tanto el pecado como la justicia habían sido tri-
vializados. Esto nos hace recordar a aquellos fariseos que
colaban el mosquito mientras se tragaban el camello.
El enfoque cualitativo del pecado y de la justicia no es
menos exigente que el cuantitativo. Al contrario, es infinita-
mente más exigente que aquél, porque desde su perspecti-
va ni el pecado ni la justicia pueden ser departamentaliza-
dos o enmarcados. No tiene un concepto más bajo de la ley,
sino uno más elevado. No se preocupa tanto por las accio-
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 61

y el "mejoramiento cristiano" del estilo de vida,


, ,1"III:lS
"" , 01" IIIla transformación total del corazón, la mente y la
, 1, ~oi I lc'>gica no es fragmentar el pecado en secciones
, 1, \',,/. más pequeñas. Por el contrario, esta perspectiva
,,1111:,1 los grandes pecados: aquellos que contienen a los

,,' 1" 'qlldios. Pero por encima de las "unidades de peca-


, Illl' relativamente carecen de significado en términos
1, 1, 'y básica de Dios, considera el pecado y la justicia a
1 , 1" 1 Il' la calidad de la relación de la persona, con su Dios

"I'I"jimo.
1 111 H'lltablemente, el enfoque cualitativo está más allá
1 1 1111'1'0 esfuerzo humano. Depende de la gracia de Dios

" 1, '1I11:lS que no son necesarias en el enfoque de las uni-


1" l •. ('ada vez más pequeñas. Por ejemplo, puedo dejar de
""'1 granola entre comidas por mi propia voluntad.
1 ", ,1, J, posiblemente con un mayor esfuerzo personal, dejar
1" '11.';;11' en los deleites de Betsabé minuto a minuto por
,,', ,1111 de una disciplina mental. Pero está más allá de los
"'''11''', de mi capacidad humana amar siempre a aquellos

l'
J' .I"usan de mí. Para eso se necesita el poder dinámico
" Illsrormador de la gracia ele Dios. Si bien puedo sentir
,. ,1, I "rgullo al obtener la "victoria" sobre "la granola entre
'"II,LIS" o las fantasías lujuriosas con mi Getsabé personal;
,1, , , Irgullo se humilla en el polvo cuando se trata de ven-
, 1, I~, problemas rcales en mi vida.
I 1,· paso, para que ninguno malinterprete mi pensamien-
, "jlll. debo aclarar que cuando las personas aman a Dios
" pn'>jimo, ese amor transformará Jo que comen, 10 que
1" 11',;111 y cómo tratan a sus prójimos. El enfoque cualitati-

,. ,1,,1 pecado y la justicia siempre incluye aspectos cuanti-


, '11\', 1,';; pero lo opuesto no es verdad. Sé de personas que

1, 111 (,htcnido la "victoria" sobre el pecado de la granola

,,11" comidas y que sin embargo desprecian <1 aquellos qUl'


'1' • "'Ilcuerdan con sus puntos de vista teológicos y a quic-

. ,.. Il() han alcanzado "alturas" similares de crecimiento rdi-


62 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

gioso. Los fariseos aún viven. Los puntos de vista triviales


del pecado, lamentablemente, llevan a una idea barata de la
"justicia".

Pecados que no son pecados

Si bien hay pecados que son pecados. hay también peca-


dos que no son pecados. Un buen lugar donde comenzar
una discusión de este tema es el libro de Santiago. El após-
tol escribió que "al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace,
le es pecado" (Sant. 4: 17). Pablo también vinculó el pec::do
con el conocimiento humano cuando escribió que "por
medio de la leyes el conocimiento del pecado" (Rom. 3:20;
véase 4:15; 7:7).
¿Pero qué pasa con la persona que no conoce la ley, y sin
embargo actúa en contra de sus preceptos? ¿Ha "pecado" esa
persona? ¿Y qué de aquella que comete errores pero no se
da cuenta de ello? ¿Ha "pecado" esa persona? En otras pala-
bras, ¿hay pecados de ignorancia o pecados involuntarios?
Pablo aparentemente pensó que los había. Le dijo a Ti-
moteo que antes fue "blasfemo, perseguidor e injuriador" de'
Cristo. Legalmente había pecado, aun cuando no había sido
una acción moralmente consciente. Pablo continúa dicien-
do que él había recibido "misericordia" porque había actua-
do "por ignorancia, en incredulidad" (1 Tim. 1: 13).
¿Necesitaba ese pecado ser perdonado como pecado? L:i
respuesta de Pablo es sí. La gracia de Dios "fue más abun·
dante" en él. "Cristo Jesús -escribió Pablo-, vino al muncl\)
para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el prime
ro". El apóstol había recibido "misericordia" (vers. 14-16),
La diferencia entre pecados conscientes y pecados
inconscientes está implícita en el Antiguo Testamento. Por
eso es que David pudo pedirle a Dios que lo "librara" d('
sus faltas "ocultas" y que lo guardara del pecado de la
"soberbia" (Sal. ]9:12, 13). H. C. Leupold caracteriza las fal-
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 63

" '''lIltas de David como "pecados de debilidad cometidos


"",I,.'nidamente. Estos son los pecados que orclinariamen-
'" , !lOS damos cuenta que cometemos". Por otro lado, los
, " ,,¡. IS de "soberbia" del salmista son los que se cometen
11 oI"sano a Dios".52

1\ 1, ,i.<'l'S también habló de varias clases de pecados. Pecar


'11 "" lh~rbia" (Núm. 15:30) puede ser comparado con los

, • le l. l.', de presunción de David, aunque el concepto a

'" ,,1, 1 repetido de aquel que peca "por yerro" (Lev. 4:2,
'~, .o; Núm. 15:27) sin duda, si uno lee el contexto,
1" \ " 1Incierto grado de desobediencia consciente. Por lo
''''''. ",,1 pecado involuntario" comprende "actos de deso-
1" "'1;1 y ofensas tanto conscientes como inconscientes
"" 11. le iS como resultado de la debilidad y fragilidad
.,,,, '".1';" .'\ Pero aun las acciones pecaminosas que eran
" "'lI'llll' accidentales y que no incluían ningún intento de
. , ,·1 Illal a otra persona también entraron dentro de la
, 1" ,,111 mosaica Ce.g., Exo. 21:12-14).
l'. , le 1I iS específicos conocidos exigían sacrificios perso-
., "'IH'dficos en la legislación levítica. Pero además, las
. . q, l.', t~nían los holocaustos diarios de la mañana y la
,. '1' le' lomaban en cuenta sus pecados de ignorancia. El
.. 1, 1., I':xpiación anual también hacía provisión para "los
, 1, '. de ignorancia del pueblo" (Beb. 9:7). Los únicos
, 1, '. 1)( >1' los que no se podía hacer expiación en el sis-
" Iilkial del Antiguo Testamento eran los pecados
"", • le' soberbia por los que las personas rehusaban
," 11I11.',t' y/o dejar de cometerlos. Tales personas no
.. '" , "1 wl'anza, ni en el Antiguo Testamento (véase Núm.
" ',1 I ('()mo en el Nuevo (Beb. 10:26).
, .1.1 ,1 It LJ ra, es importante reconocer que la definición
, o¡ IIpltola de pecado no es "transgresión de la ley".

1.1 W.llkl1kampf señaló los aspectos más abarcantes


1, , ,IIJ' J que "el apóstol Pablo da la definición definiti-
I 1'" ,1,1,) cuando dice que 'todo lo que no proviene ele
64 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

fe, es pecado" (Rom. 14:23). Por eso Wallenkampf puede


hablar de pecados "morales" (deliberados) y "amorales" (de
ignorancia). Es cuidadoso en subrayar que los pecados de
ignorancia o los pecados conectados con la inmadurez o la
debilidad humanas (pecados amorales) "causarán nuestra
muelte eterna a menos que aceptemos a Jesús como nues-
tro Salvador" .s·¡
La teología wesleyana hace una distinción muy útil entre
los conceptos ético y legal del pecado. El concepto ético
involucra la intención de pecar, mientras que el concepto
legal "incluye cualquier infracción de la perfecta voluntad
de Dios".;;
La división entre el concepto ético y el legal del pecado
está basada en la enseñanza de Juan \'<lesley de que hay
pecados "propiamente llamados así" y pecados "mal llama-
dos así". Los primeros representan la transgresión volunta-
ria de una ley conocida, mientras que los segundos repre-
sentan la "transgresión involuntaria de una ley divina, cono-
cida o desconocida". "Tanto los pecados propiamente
dichos como los mal llamados así -escribe- necesitan de la
sangre vicaria."56
Wesley compara al pecado impropio con "errores" y no
como una "rebelión" intencional. Los pecados involuntarios
proceden de la ignorancia, debilidad del cuerpo, acciones
reflejas, y así sucesivamente. Debe tenerse en cuenta, sin
embargo, que muy a menudo la línea entre pecados propios
e impropios en la vida diaria no es clara. Por ejemplo, cuan-
do me enojo, ¿es mi actitud voluntaria o involuntaria?
"Quizás -escribe J. R. McQuilkin- fue involuntaria al
comienzo, pero si se permanece en un estado de enojo, con
seguridad se torna voluntaria". Es también importante reco-
nocer que un pecado involuntario se convierte en volunta-
rio o propio cuando la persona se percata de él, pero rehú-
sa cambiar de actitud (véase Sant. 4: 17).';7
Si bien Elena de White no usó la terminología de Wesley,
PECADO: ORIGINAL Y NO TAN ORIGINAL 65

"" 1, ,,'; mismos conceptos que él. "Si alguien que diaria-
, ,,1,' "SICl en relación con Dios yerra el camino, -escribió-
'" , ,", porque peca intencionalmente; porque cuando ve el
, ",' ',1' vuelve y fija sus ojos en Jesús, y el hecho de que

, , 11 ,Id<l, no lo hace menos querido al corazón de Dios",

I ",II'I,'n dice en otro lugar: "Ser guiados al pecado por

"," IIlda, sin intención de pecar.. " es muy diferente del


,'" I,I.1I1Ca y deliberadamente entra en tentación y planifi-
, 1 1" '('ado" ,58
\ d, 1,1 pecado intencional para Elena de White es el

"1,, propio de Wesley; mientras que el pecado no


,', ", " Illal (error o pecado de ignorancia) puede ser com-
" 1,1" ,'on el pecado llamado impropiamente así. Tanto
1, \ como Elena de White se refieren a los pecados
'I""I"()S con10 "errores",S9
I 1 111 \lIto que queremos hacer notar en esta sección es
," 1, ,', l'scritores bíblicos, Elena de White y algunos teólo-
, "1110 Wesley, se refieren a los pecados impropios como

1,1, ,', Y no simplemente como maldad,60 Más aún, es


. '1"" 1.IIIIc notar que tanto la muerte vicaria de Cristo como
, 1,' lila sacrificial del Antiguo Testamento cubren tanto
loo' ,Idos voluntarios como los de ignorancia, Esta ense-
," "I( IS será muy útil cuando tratemos de desentraüar el
"di' ,Ido de perfección en la Biblia y los escritos de Elena
,1,"(, en los capítulos 7 al 9,
Conclusión

11, IIIOS dedicado bastante tiempo al problema del peca-


1" ,,( I"C una comprensión incorrecta de éste necesaria-
,",' I\()S llevará a una idea incorrecta de la salvación, J. C.
, 1,,"11;11:\ que "si un hombre no se da cuent~l de la peli-
, I lulllraleza de la enfermedad de su alma, no es extra-

. '1'1" ,'il' satisfaga con remedios falsos o imperfectos" ,(01


1 1II"Il<Il'r la naturaleza del pecado es también un prerre-
66 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

quisito para tener un adecuado concepto de la perfección.


"Dondequiera se deforme, se naturalice o se racionalice el
concepto de pecado -declara Hans LaRondelIe-, la idea de
la perfección consecuentemente sufre el mismo veredicto".62
El problema es que el pecado es engañoso. Elena de
White dice que "muchos están engañados acerca de la con-
dición de su corazón. No comprenden que el corazón natu-
ral es engañoso más que todas las cosas y desesperada-
mente impío" (Ter. 17:9). Este problema es especialmente
difícil para aquellos que sufren del pecado de la bondad
(véase Luc. 15:25-29). Aquellos que se consideran como
seres "razonablemente buenos", no sienten la necesidad de
obtener la gracia de Dios. 63
Anselmo, un elUdito medieval, sostenía que solamente
"el que ha reflexionado seriamente en e! ?eso de la ClUZ",
ha pensado en serio en el peso del pecado".64
Para curar la enfermedad de! pecado se necesita la muer-
te y resurrección, primero en Cristo y luego en cada uno de
sus hijos. Así como Cristo tuvo su ClUZ, así debemos tener
la nuestra. Pero más allá de la cruz, e íntimamente conecta-
do con ella, está la vida que se obtiene a través de la resu-
rrección. Estos temas se tratarán en el resto de este libro.
Pero primero debemos considerar la ley y su función en el
universo de Dios y en nuestras vidas individuales.
Capítulo 3

Usos ilegales de la ley

S
~
.Ihemos -escribe el apóstol Pablo en un pasaje profun-
.10- que la leyes buena, si uno la usa legítimamente"
( I Tim. 1:8, la cursiva es nuestra). La sorprendente ver-
I .' I •. :, que la ley puede ser usada correcta o incorrecta-

,,' 111.', Pablo dedara que la ley puede ser usada ilegalmen-
\ •IlIC la ley perfecta de Dios es mala cuando se la usa
, '" Illles ajenos a su propósito original. Una de las gran-
1"lllaciones de la naturaleza humana es usar ilegalmen-
1 1 I.·y de Dios.

l' ti ,1,) estaba rnuy al tanto del problema, porque había


, 1 , 1111 fariseo que tenía razón "para confiar en la carne";

,1 '1 1 ',ido "irreprensible" "en cuanto a b justicia que es en


I " ' ( I,'il. 3:4,6). En su experiencia previa a su conversión,
1, 11";1 enorgullecido de sus logros morales en favor de
1:11 el mejor sentido del fariseísmo, había sido un atle-
,,', iI.iI que ejercitó cada nelvio para agradar a Dios guar-
" l ' 1, ".IIS mandamientos.

1 11 ,'1 ras palabras, Pablo sostuvo la posición farisaica de


1111 hombre puede lograr una relación correcta con
",ll.lI'tlando cu idadosamentc todo lo que la ley deman-

67
68 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

da. Si cumple todas las obras de la ley, estará bien COIl


Dios".' La manera de ser considerado como recto o justo
delante de Dios era guardando su santa ley. La obediencia
conducía a la justificación. La ley había sido para él un
medio para alcanzar la justicia.
Fue ese mismo concepto que el Pablo convertido llegó a
ver como un uso "ilegal" de la ley de Dios. En otro contex-
to, el apóstol escribió q'Je la ley moral (incluyendo los Diez
Mandamientos) era "santa, justa y buena" (Rom. 7:12).
"¿Buena para qué?", es la pregunta inevitable. Aun lo santo.
jusIO y bueno puede usarse perversa e injustamente si Sl'
emplea con un propósito para el cual no fue creado. La ley
de Dios debe ser usada debidamente (con el propósito par:,
el cual fue creada) si ha de tener un efecto benéfico en la
vida cristiana. Cuando se la usa ilegalmente, se convierte en
un agente mortal.
Ni Cristo ni los escritores del Nuevo Testamento subesti-
maron la importancia de la ley. Antes bien, trataron de
ponerla en su debido lugar. Y en ningún lugar es más claro
que en la obra maestra teológica de Pablo: la epístola a los
Romanos. Notamos en el capítulo anterior que antes que el
apóstol pudiera tratar efectivamente el tema de la salvación
(comenzando con Romanos 3:24), tuvo que demostrar pri-
mero la profundidad y universalidad del pecado humano.
Ese tema fue su principal preocupación en Romanos 1, 2 Y
3:1-23. En Romanos 3:23 el apóstol resume su argumento <11
concluir con vehemencia que los judíos no eran mejores
que los gentiles, "por cuanto todos pecaron, y están desti-
tuidos de la gloria de Dios". Por lo tanto, todos deben ser
"justificados gratuitamente por su gracia" que está disponblc
a través del sacrificio de Cristo "por medio de la fe" (Rom.
3:24,25).
El punto que deseamos destacar aquí es que Pablo no
solamente usó los primeros tres capítulos de Romanos para
probar la universalidad del pecado, sino que también los
USOS ILEGALES DE LA LEY 69

, 1',lra mostrar la debilidad e ineficacia de la ley al tratar


" ,,1 problema del pecado. En Romanos 3:20, por lo tanto,
011'.1 un ataque frontal al enfoque farisaico de la justifica-
.. " , 11 'clarando que "por las obras de la ley ningún ser
",,1110 será justificado [hecho recto o justo] delante de él
I lit IS], porque por medio de la leyes el conocimiento
1 I't'l·ado". El apóstol tenía que exponer y agregar este

10,1', :t sus conclusiones acerca del pecado antes que


, 11' 'Iól comenzar a tratar adecuadamente la solución de
, " ' .. 11 problema del mal.
1 I Illcapacidad de la ley para salvar se convirtió en el
'I! I dI' las epístolas de Pablo. "La ley -escribiér produce

. I He an. 4: 15; véase 6:23). "El hombre no es justificado

, 11', obras de la ley" (Gál. 2:16). "Porque todos los que


1" IIC len de las obras de la ley están bajo maldición, pues
,11" está: Maldito todo aquel que no permaneciere en
1, . LIS cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
1"" 1,m la ley ninguno se justifica para con Dios, es evi-
111, " (Gál. 3:10, 11).

1 Ij, 110 de otro modo, la ley revela que hay un serio pro-
, '" I e'11 nuestras vidas, pero no ofrece ninguna solución .

.. '1 d, 'll1ente deja a la gente bajo el peso de una sentencia


'"lInte pendiendo sobre sus cabezas. Por eso Pablo se
, '1 "'.1 cuando las personas procuraban usar la ley para
., 11 1:1 salvación (Gál. 3:1-3). Martín Lutero, quien una vez

1 11 " que "si alguna vez un hombre podía ser salvado por

, "" '11;lc luismo, ese hombre era yo", arribó a la misma con-
, " '11 que su farisaico antecesor: Pablo. Tanto la oposición
, l' II ,le I como la de Lutero a 'todo método para obtener la
.1 IoIC,I1 por medio de una fórmula lega!", sugiere G. C.
,1 "II\Ver -es obstinadamente intensa- porque tales técni-
.' t'C mvirtieron "en competidoras de Cristo" ..~
1 I It'chazo de Pablo -continúa diciendo Berkouwer- no
, • ,llIigido a la ley sino al hombre pecamisoso que pien-
, . 1'''' \ 's suficientemente bueno como para obtener la jus-
70 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

ticia delante de Dios y que usa la ley como una escalera".3


La importancia de la ley para Pablo está señalada en el
hecho de que inmediatamente después de declarar que no
podía ser usada para justificarse delante de Dios (Rom.
3:20), que todas las personas estaban bajo condenación
debido a la universalidad del pecado (cap. 3:23; véase 4:15;
6:23), y que la salvación viene a través de la gracia de Dios
aceptada por fe (cap. 3:24, 25, 28), rápidamente agrega que
el camino de la fe no "anula la ley". Al contrario, el propó-
sito de la fe es "confirmar la ley" (cap. 3:31). Pablo dedica
gran palte de Romanos 7 al 15 para explicar el significado
de Romanos 3:31 en la vida cristiana, pero antes tuvo que
continuar su exposición de la forma en que una persona se
"salva" de la "ira" de Dios.
La discusión en cuanto a la forma en que una persona se
pone en una relación correcta con Dios (se justifica ante
Dios) es el punto focal de Romanos 4 y 5. Pablo considera
que el rol de la ley en la vida de la persona comienza única-
mente después que ha sido salvada (caps. 7-15). Este libro
seguirá el mismo argumento progresivo que Pablo establece
en Romanos. Sin embargo, necesitamos examinar en primer
lugar el propósito de la ley y su verdadera naturaleza. Des-
pués de todo, "la leyes buena, si uno la usa legítimamente"
(1 Tim. 1:8). ¿Qué significa usar la ley legítimamente?

Propósito de la ley

El primer propósito de la leyes revcIarnos a Dios. "La ley


moral que Dios le dio al hombre en el comienzo -escribió
Loraine Boettner- no fue un pronunciamiento arbitrario o
caprichoso. sino una expresión de su Ser. Le mostraba al
hombre lo que es la naturaleza divina"."
La ley de Dios debe verse como una expresión del carác-
ter y la voluntad de Dios. No es arbitraria. Dios no ordena
amar ni prohíbe matar como una idea antojadiza, sino por-
USOS ILEGALES DE LA LEY 71

'1'1l' en "su misma naturaleza se manifiesta cuando permite


, I( 'Itas acciones y prohibe otras. Dios considera que amar es
I '1 \( 'no porque El mismo es amor. Mentir es malo porque es
1IIIposible que Dios mismo mienta". La ley revelada es un
1"llcjo del carácter de Dios.; No fue por accidente que Pablo
,Io-t'laró que la leyes "santa, justa y buena" y "espiritual"
'¡¡(lIn, 7:12, 14).
l)n segundo propósito de la leyes reflejar el carácter de
I II( )S. Sirve como una norma de juicio para determinar lo
'111(' es el ideal del carácter humano. Dios creó a los seres
1IIIII1anOS a su propia "imagen" y "semejanza" (Gén. 1:26,
, ') El ideal de Dios para cada persona es que refleje per-
1" lamente su carácter. Por eso Elena de \Vhite dice que "las
, "Illliciones para obtener la vida eterna, bajo la gracia, son
, '.. lCtamente las mismas que existían en Edén: una justicia
1" '1 recta, armonía con Dios y completa conformidad con los
1""Icipios de Sll ley".G
La ley de Dios fue la norma no solamente en el Edén,
II)() que seguirá cumpliendo esa misma función en el juicio

1111.11 al fin del tiempo (Rom. 2:12-16; Apoc. 14:6, 7, 9, 12;


1,1,', 12:13, 14).'
1.:1 ley como norma del juicio está Íntimamente relacio-
" 1,1.1 con la tercera función de la ley: señalar y condenar el
1" , ,Ido en el corazón y la vida del hombre. "Porque por
"I,'dio de la ley -escribió Pablo- es el conocimiento del
1" 1;1<-10". "Yo no conocí el pecado sino por la ley" (Rom.
'( " 7 :7} La ira y la muerte son los frutos de una ley que-
I ""llacla (Rom. 4:15: 5:12, 17; 6:23} John \Xlesley resumió
, ti I ()rma muy ilustrativa la función condenatoria de la ley

'(Illdo escribió que uno de los propósitos de la leyes cles-


1" I Llr a "aquellos que están todavía dormidos al borde del
IItll('I'IlO".S
1lila de las graneles realidades de la vida es que las per-
, ti LIS a menudo no se percatan de muchos de sus defectos

1" '('ados más serios. Yo, por ejemplo, soy más consciente
72 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

de los pecados de mis hijos que de los míos propios. Sus


pecados constituyen una constante irritación si elijo enfocar
mi vista en ellos. Por su parte, mis hijos saben bien dónde
no alcanzo yo la norma.
Si bien nuestros juicios acerca de los demás pueden ser
en cielta medida exactos, Dios desea que nosotros reco-
nozcamos nuestras fallas personales. Por lo tanto, Santiago
declara que Dios nos dio su ley para que funcionara como
un "espejo" (Sant. 1:23-25). Antes de salir al trabajo por la
mañana, acudo al espejo para descubrir lo que está bien y
lo que está mal respecto de mi cara y mi cabello. El espejo
me dice que no estoy listo para salir, que hay una mancha
en mi rostro y que mi cabello está a medio peinar.
Ahora bien, la función del espejo es seí1alar las cosas que
deben mejorarse. Sabiendo esto, acudo al jabón, la toalla y
el peine. Será inútil que frote mi cara en el espejo para
sacar la mancha o que pase el espejo por mi cabello en un
intento por peinarlo. El propósito del espejo es mostrar las
mejoras que necesitamos hacer; no es el instrumento que
puede realizar esas mejoras.
Así sucede con la ley de Dios. Cuando me comparo" mí
mismo con la ley, encuentro que tengo problemas en mi
vida. Pero la ley no puede corregir esos problemas. Ella
tiene otra función: decirme que soy un pecador. La ley seüa-
la mis problemas y necesidades, pero no los resuelve.
Un cuarto propósito de la leyes señalar más allá de sí
misma y de la pecaminosidad humana. El problema con la
leyes que, una vez quebrantada, no me ofrece esperanza.
A la luz de la ley quebrantada, soy un pecador que merece
condenación y muerte eterna (Rom. 6:23). Estoy sin espe-
rat1Za delante de una ley que he quebrantado aunque sólo
haya sido una vez en pensamiento, palabra o acción. La ley
no ofrece misericordia o perdón. Fija normas de justicia, pe··
ro no provee ningún remedio una vez que la quebrantamos.
A la luz de la ley quebrantada, el pecador está indefen-
USOS ILEGALES DE LA LEY 73

,e) y sin esperanza. Dios usa la ley, por lo tanto, para llc-
\ ,Irnos más allá de la desesperanza humana: a Jesucristo,
. ell\10 la respuesta a la condición perdida de la humanidad.
I';lhlo asemeja la ley en la experiencia nacional de Israel a
'111 tipo de conductor de ómnibus escolar que transporLa
IIIIIOS de iela y vuelta a la escuela. La ley no es el maestro,
.1110 el que lleva a los alumnos hacia el maestro. En este
"'Iltido, la ley dirigió a Israel a Cristo en términos históricos
l' ;:il, 3:23-25).

A nivel personal, la ley todavía cumple la misma función


'11 la vida del hombre. La condenación de la ley quebran-
1.lda nos lleva a Cristo, a quien podemos confesar nuestros
I"'('ados y de quien podernos recibir tanto perdón como
1IIIIpieza (l Juan 1:9; 2:1, 2). Una vez que la ley ha cumpli-
.Ie) su función de llevarnos a nuestro lVlaestro (Cristo), ya no
IlIlIdona más con ese propósito. Ya no tiene la función de
1I,'var y conducir, hasta que volvernos a alejarnos del
,\ I.tcstro. Entonces entra nuevamente en acción y nos dirige
·Ie· vuelta a nuestra única fuente de esperanza y perdón:
1, ";ucristo.
Los puritanos ele los siglos XVII y XVIII expresaron esta
11\lldón ele la ley, de dirigir hacia Cristo, cuando la caracte-
II/:Iron como "la serpiente ardiente". Ella "golpea, pica y
11 e)rmenta la conciencia", "y por lo tanto nos dirige al Señor
1, ".ús sei1alado en el evangelio, como la serpiente ele bron-
, " levantada en el desierto, para sanamos". Asimismo, "en
, I pensamiento puritano, la aguda aguja de la ley, al picar
I1 qmciencia, está adherida al hilo escarlata del Evangelio".')
I':n vista de ello, Hans LaRondelle dice que "la ley de
I III IS no destruye el evangelio de Cristo, sino que por el
, 'lI11rario revela la necesidad imprescindible del evangelio
,1,· la gracia". Es con este concepto en mente que Pablo
1" )día decir que "por la ley soy muerto para la ley" como
1"III1a de salvación (Gál. 2:19), La ley, scr'lala Herma!)
l'I,lderbos, "había golpeado" a Pablo "hasta la muertl''' y lo
74 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

había condenado en su juicio. Pero él se justificó ante Die ,.


a través de la fe en la muerte de Cristo en la cruz (véase (;.tI
2:16-21).)0
Una quinta función de la leyes aCLuar como guía mOLd
y norma de justicia para una vida cristiana. Si bien la ley IIC'
puede salvar a la persona del pecado, cumple una funcíe >11
impol1ante en la vida del cristiano convertido. El puritall"
John Flavel no podría haberlo expresado mejor cuando di), I

que '''la ley nos envía a Cristo para serjusNlicados, y Cris/"


nos envía a la ley para ser regulados'·'."
Wesley dijo en esencia la misma cosa cuando declalC I

que "por un lado, la ley continuamente gub al, y señala vi.


evangelio; por el otro, el evangelio continuamente nos ¡kv,1
a un cumplimiento más exacto de la ley".12
La declaración de Pablo en Romanos 3:31 donde di<T
que la fe confirma o establece la ley en lugar de invalidar!.1
es fundamental en la argumentación de Plavcl y Wesley. 1·:1
resto de la epístola a los Romanos provee excelente evi
dencia para sus conclusiones. Lo mismo puede decirse clt·1
Nuevo Testamento en general.
. El Nuevo Testamento muestra claramente que si bien 1:1
ley no constituye un método de salvación, sí funciona cn LI
vida dcl cristiano convenido como una definición normall
va del pecado y una guía para la vida cristiana.
Si bien Pablo, como cristiano, ya no está bajo la conde'
nación de la ley (Rom. 8:1), aún está "bajo la ley de Crist()"
(1 Cor. 9:21). El calvinista holandés Berkouwer puede COII
razón escribir que "ahora los mandamientos son para el en'
yente el regalo generoso de! Dios-Salvador"; y e! wesleyane >
NIelvin Dieter puede sugerir que para la persona converl i
da, la ley "llega a ser un evangelio" cuando nos atrae a "U!1;l
vida de amor, que es el propósito de la ley". De mane!':1
similar, Anthony Hoekema puede comparar la observancia
de la ley cristiana con el vivir por e! Espíritu, cuando escri
be que "los creyentes dirigidos por el Espíritu Santo SOII
USOS ILEGALES DE LA LEY 75

1"lllll'nte los que desean vehementemente guardar la


,l. Dios ... La vida cristiana ... debe ser una vida delinea-
1" q J;¡ ley".13
1'1111 Calvino, el gran reformador ginebrino, definió el rol
11 1, 'yen la vida del cristiano y de cualquier otra perso-
1 1 "liSO principal" de la ley, declaró, "encuentra su lugar
"',. 1,1,', creyentes en cuyos corazones el Espíritu de Dios
, 11',' Y reina ... Aquí está el mejor instrumento para que

",.', ,111 cada día en forma más profunda la naturaleza de


, ti 111 liad del Señor a la cual aspiran" .1.j Volveremos al
, , .'" 'ncial" de la ley en el capítulo 5.
1.. lllras tanto, debemos enfatizar una vez más que una
1" "onfusiones más grandes y serias de la historia reH-
1 ,", la incapacidad para hacer una clara distinción entre
1'1" lino debe hacer para ser moral y lo que uno debe
, 1 I ':Ira ser salvo. Este fue el error mortal de los fariseos.
1 ,,,. I I:use cuenta de la profundidad del problema del
"1,,, creyeron que podían ser justos al guardar la ley. Al
, 111, 'lIder ni el propósito de la ley ni el poder del peca-
, lI'oIlS vidas (Rom. 3:9), Berkouwer declara que "la ley

1'" ',', no los aterrorizaba"."


11' 1, )Illar en cuenta los efectos de la caída (el pecado
, "1. d Y sus resultados), pensaban que podían sobrepo-

, , .tI pecado como Adán lo hizo antes de la caída Cy más


1. 1 :risto, el segundo Adán). Para combatir ese error
""111, lJena de White escribió: "Antes que Adán cayese le
, 1" ,·.¡hle desarrollar un carácter justo por la obediencia a
1 ' ,j" Dios. Mas no lo hizo, y por causa de su caída tene-
1111;1 naturaleza pecaminosa y no podemos hacernos
1". ,1 nosotros mismos. Puesto que somos pecadores y
01"" 1101 podemos obedecer perfectamente una ley
'111 l ' III

I 1, Gerstner amplía las percepciones anteriores. "La


" 11'" 'lación errónea de los fariseos en cuanto a la ley y su
, 1\',I1l<'ia -escribió- descansaba sobre un punto de vista
76 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

erróneo de la humanidad. Ellos pensaban que la caída de


Adán era simplemente el primer ejemplo de una persona
que hace una decisión equivocada; las personas pueden
todavía vivir correctamente después de la caída si son guia-
dos por la ley", 1"
Pablo, Martín Lutero, Juan Calvino, .Juan Wesley, Elena
de White y muchos otros siervos de Dios a través de la his-
toria, argumentaron consistentementc en contra de esa teo-
logía. Lamentablemente, el fariseísmo levanta su cabeza con
cada generación, a menudo con una explicación teológica
contemporánea, más o menos actualizada. Estas ideas
siguen vivas entre los adventistas del séptimo día ele la últi-
ma parte del siglo veinte.

Por favor, póngase de pie


la "verdadera ley"

Los Diez Mandamientos son una epresión escrita del


principio eterno del amor, que es la "verdadera ley". De
hecho, en el contexto de la historia universal a través de la
eternidad, podrían considerarse como un desarrollo tardío.
No se necesita pensar mucho ni demasiado intensamen-
te para llegar a la conclusión de que la ley. tal cual se expre-
sa en los diez mandamientos -comprénelase bien- no es ni
eterna ni universaL Tomemos el cuarto mandamiento, por
ejemplo. Expresa claramente que el sábado fue dado en
memoria de la creación del planeta Tierra (véase Exo. 20:8-
11; Gén, 2:1-3), Aun el ciclo de siete días (de veinticuatro
horas cada día) muestra a nuestro planeta y al sistema solar
como factores determinantes de la ley del sábado que se
encuentra en el Decálogo. La ley del sábado en el
Decálogo, sin embargo, representa un principio universal y
eterno que lo abarca. Un análisis similar puede hacerse con
algunos otros mandamientos específicos de Exodo 20.
Elena de \X!hitc armoniza con esa línea de pensamiento.
USOS ILEGALES DE LA LEY 77

"La ley de Dios -escribió- existió antes que se creara al


11' 1mbre. Los ángeles eran gobernados por ella. Satanás cayó
IJI Irque transgredió los principios del gobierno de Dios ...
"Después del pecado y la caída de Adán nada se le quitó
.1 la ley de Dios. Los principios de los diez mandamientos
I'.\'istieron antes de la caída y fueron de una naturaleza tal
'1' I~ se adecuaba a la condición de los seres santos, Después
{t" la caída, los principios de esos preceptos no júeron cam-
I lit/dos, sino que se dieron preceptos adicionales para el
h()mbre en su naturaleza caída". l"
En otra ocasión ella escribió: "La ley de Dios existía antes
'Illé el hombre fuera creado. Fue adaptada a las condicio-
11\ 's de los seres santos; aun los ángeles eran gobernados

IJI Ir ella. Los principios de justicia no cambiaron después de


1.1 caída". Sin embargo, Elena de White escribió en otro
Illgar que después de la transgresión de Adán, los principios
,h' la ley "fueron definida mente ordenados y expresados
I ,ara responder a las necesidades del hombre en su condi-
l'i
, km caída",
Si bien la nueva "expresión" y "arreglo" de la ley después
,1,' la caída indudablemente incluyó los aspectos ce remo-
lIi:tles, también incluyó su presentación en un formato
IIl'gativo. Después de todo, nadie tenía que recordarles a los
.lIlgeles del cielo que no robaran, que no cometieran adul-
1, 'rio ni mataran.
Los ángeles guardaron la ley sin saberlo porque estaba
"'i('I'ita en sus corazones, "El amor -lecmos- es el gran prin-
20
I 11)10 que impulsa a los seres no caídos". A ellos no se les
I('nía que decir ;;No matarás" o "No robarás", porque sus
'Ill':lZOneS estaban positivamente motivados para amarse
IIIIOS él otros. Solamente después de la entrada del pecado
'.(' lUVO que reformular la ley en términos negativos para los
',('res que estaban impulsados por motivos egoístas y nega-
1¡vos.
la correcta identificación de lo que Charles Colson IIcJl//lI
78 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

la "ley detrás de la ley,;l es de vital importancia, porque


cualquier discusión con"ecta de la justicia y/o de la pe¡fec-
ción depende de una comprensión correcta de la ley de Dios.
El Antiguo Testamento tiene por lo menos tres leyes: la
moral, la civil y la ceremonial. Es más, se refiere a los libros
mosaicos e incluso a todo el Antiguo Testamento como "la
ley". Por lo tanto la palabra ley tiene muchos significados
en la Biblia.
En el Nuevo Testamento, sin embargo, Jesús deja claro
como el cristal el significaclo de la naturaleza de la LEY de
donde proceden las leyes. Cuando se le preguntó concer-
niente al gran mandamiento de la ley, Jesús respondió:
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu pró-
jimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depen-
de toda la ley y los profetas" (Mar. 22:37-40; véase Deut. 6:5;
Lev. 19:18).
Pablo y Santiago concuerdan con Jesús, pero señalan
que la ley se reduce todavía más hasta un solo precepto
básico. Así Pablo puede decir que "el cumplimiento de la
leyes el amor" CRomo 13:10) y que "toda la ley en esta sola
palabra se cumple: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'"
(Gál. 5:14). Santiago, por su parte, no solamente está de
acuerdo con Pablo, sino que expresa la unidad fundamen-
tal de la ley. Hizo notar que "cualquiera que guardare toda
la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de
todos" (Sant. 2: 10).
El concepto fundamental en estas consideraciones sobre
la ley en el Nuevo Testamento tiene varias facetas. En pri-
mer lugar, la leyes una unidad. No hay muchos principios
que sustenten la ley, sino uno solo. En su nivel más básico,
22
la ley puede ser resumida en una sola palabra: amO/: Esta
es la misma palabra que Juan utilizó para sintetizar el carác-
ter de Dios. En 1 Juan 4:8 leemos que "Dios es amor". Eso
USOS ILEGALES DE LA LEY 79

sólo tiene sentido si la leyes un reflejo del carácter de Dios.


Pero la Biblia comienza a explicar en forma clara el sig-
nificado del amor de manera que los seres humanos y otros
seres creados empiecen a ver su significado en situaciones
concretas. Para los seres no caídos, se puede pensar que la
ley no necesitaba tener más que dos partes: amor a Dios y
amor al prójimo. Después de la caída, sin embargo, la ley
necesitó mayor explicación debido a la degradación de la
raza humana. Si bien hay evidencia sustancial de que antes
del Sinaí existían las ideas contenidas en los Diez
Mandamientos, Dios decidió formular los dos grandes prin-
dpios de la ley en forma de diez preceptos cuando fundó
la nación de Israel como pueblo especial (Exo. 19; 20).
Los primeros cuatro mandamientos son una explicación
de los diversos aspectos del principio de amar a Dios, mien-
l ras que los últimos seis muestran formas específicas de
:lmar al prójimo.
De esta manera la progresión de la ley de uno, a dos, a
diez, se puede ilustrar de la siguiente manera:

LEY leyes

La idea es que las leyes de Dios proceden de la LEY de


I lioso
Ese concepto nos recuerda lo que descubrimos sobre el
pt'cado en el capítulo 2. Allí notamos que los pecados
(I'omo actos de rebelión) proceden del PECADO (como
Ilaturaleza caída). De esta manera

PECADO pecados

En capítulos posteriores veremos que la unidad del


I'I':CADO y la unidad de la LEY están directamente reJado··
ILlclas con la unidad de la justicia. Veremos que bJUSTIClA,
I1 lino naturaleza convertida, lleva a la justicia corno acl( )s.
80 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

De esta manera,

JUSTICIA --------~.~ justicia

Notamos anteriormente que uno de los problemas fun-


damentales del fariseísmo fue la atomización del pecado en
una serie de acciones. La fragmentación del pecado e~tá
directamente relacionada con la fragmentación de la ley y
de la justicia. Si bien los cristianos debieran comprender la
naturaleza de los pecados, de las leyes y de las acciones jus-
tas, debieran entender con más razón el PECADO Y la JUS-
TICIA, si es que quieren llegar a entender el significado
bíblico de la perfección. Dado que los fariseos de antaño no
comprendieron el PECADO Y la LEY, tampoco pudieron
entender la JUSTICIA. Todo el Nuevo Testamento está en
contra de sus malentendidos.
Más allá de la unidad, un segundo aspecto de la ley bíbli-
ca es que en esencia es positiva y no negativa. Jesús indicó
claramente que la religión negativa no es satisfactoria al
contar la historia de la persona que barrió su vida hasta que
estuvo limpia y ordenada, pero no la llenó con un cristia-
nismo vital y entusiasta. La condición final de una persona
tal, declaró jesús, fue peor que la que tenía al comienzo
(Mal. 12:43-45). "Una religión que consiste en "110 barás
-escribe William I3arclay- está destinada a terminar en el
fracaso"'-"
Esta misma verdad se percibe en el trato de jesús con el
joven rico. Este era sobresaliente en los "no harás", pero se
resistió cuando Jesús le sugirió las infinitas posibilidades
que implica el amar verdaderamente al prójimo. jesús le
indujo a mirar más allá de los diez preceptos negativos, él la
ley positiva del amor. Esto, por supuesto. fue más de lo que
el joven dirigente podía realmente COl11prometerse a cum-
plir. El se sentía relativamente cómodo con la ley negativa
pero no estaba listo para el alcance ilimitado de la ley en
USOS ILEGALES DE LA LEY 81

l. ,das las áreas de su vida (Mat. 19:16- 22).


La misma lección surge en la pregunta de Pedro acerca
,1,· cuántas veces debía perdonar a su hermano. El duplicó
11 It:y rabínica de tres perdones y agregó uno más para estar
.• 'guro. Después de todo, perdonar siete veces ya es bas-
Ullte. La respuesta de Cristo de perdonar 490 veces impli-
, ,Iha perdonar infinitamente. Esa contestación, por supues-
l. " era más de lo que había pensado Pedro. En realidad,
I '('dro (junto con tantos otros seres humanos "naturales")
•111t:ría saber cuándo podía parar de amar a su prójimo.
( ,uándo puedo ser liberado de toda esta "gentileza" y darle
1 la gente lo que se merece?, es la gran pregunta. La res-

I'tlesta de Cristo dada a través de la parábola de los dos


•il'udores es: Nunca (véase Mat. 18:21-35).
Al igual que Pedro, nos sentimos más cómodos con lo
Ilcgativo que con lo positivo. Queremos saber cuándo
Ill'mos cumplido nuestra cuota de bondad para al fin poder
.Il'scansar y mostrar nuestro ser normal. Lo negativo limita
"1 alcance de la justicia y lo hace humanamente manejable
\' alcanzable. De esta manera, los legalistas de toda especie
•k-ben necesariamente centrarse en los no-harás. La alterna-
Ilva cristiana es la justicia infinita que se expresa en amar a
I >jos y a la humanidad y que encontramos resumida en los
,los grandes mandamientos del amor.
Curiosamente, muchos piensan que un énfasis en los dos
grandes manc!<lInientos significa rebajar las demandas
Ill1pUestas en la vida diaria cristiana. Cristo demostró repeti-
,lamente que lo opuesto es verdad. F.n esos dos manda-
mientos, escribió Elena de White, "está condensada la lon-
gitud y la anchura, la profundidad y la altura de la ley de
I)ios". Jesús explicó en el Sermón del Monte Jos principio.';
de la ley y comenzó a demostrar su significado profund() y
de largo alC-ll1CC_ Son los "principios", sugirió la Sr:\. \XIii jlt',
I<)S que "permanecen para siempre como la gran 11()('IJ 1:1 ,1,·
, • • , . .:.·1
lustlCla '.
82 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

El enfoque negativo de la religión procede de un enfo-


que negativo de la ley. El mundo ha visto demasiada reli-
gión negativa. El pastor Kirk Brown me dijo una vez que "la
mayor cualidad de un cristiano en la mente de algunos es
la habilidad de decir 'no hagas'''. Lamentablemente, esto se
aplica a muchas personas que necesitan enfrentarse a una
norma superior. Es algo relativamente sencillo para mí evi-
tar cometer adulterio comparado con el desafío sinfín de
amar a todos mis prójimos como a mí mismo (Mat. 7:12;
22:39).
Los preceptos negativos de los Diez Mandamientos cier-
tamente me hablan de algunos aspectos del amor a Dios y
a mi prójimo; sin embargo, a pesar de su importancia, no
son más que la punta de la LEY misma. Nunca podremos
ser salvos o llegar a ser perfectos por no trabajar en sábado
o por evitar el robo.
Nos guste o no (a los fariseos de antaño ciertamente no
les gustaba), Jesús colocó la norma de justicia más arriba de
lo que la gente "normal" se interesaba en alcanzar. Barclay
resumió este asunto cuando escribió: "El sacerdote podrb
haber dicho que la religión consiste en el sacrificio; el escri-
ba podría haber dicho que la religión consiste en la ley;
pero Jesucristo dijo que la religión consiste en el amor".2S
"En esto -dijo Jesús- conocerán todos que sois mis dis-
cípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan
13:35). Es significativo que Jesús nunca dijo que sus discí-
pulos serían reconocidos por guardar el sábado, devolver el
diezmo, o cuidar su salud. Estos aspectos de la conduc!;1
son importantes en la vida cristiana, pero no son el centro
de ella. Una de las grandes tragedias de la vida es que los
cristianos se tratan unos a otros injustamente por desacuer
dos sobre asuntos de estilo de vida o doctrinales. Si bien
pueden estar técnicamente en lo cierto en su teología, y
esperan que otros capten su punto de vista, su enfoque
demuestra que son más aptos para tragar camellos que par:1
USOS ILEGALES DE LA LEY 83

"'.:guir el ejemplo de Cristo, Su "pureza" de doctrinas y esti-


l.) de vida necesita ser bautizada en el cristianismo práctico,
',ólo entonces tendrá algún significado,

El cristiano y la ley

Cuando Pablo dice que "por la ley soy muerto para la


I,'y, a fin de vivir para Dios", no estaba diciendo que la ley
IIHlrió (Gál. 2:19). La ley aún funciona para los cristianos
, Dmo una norma de justicia y como condenación del peca-
,11), pero nunca/ debe verse como un medio de salvación,
I'ablo -señala Emil Brunncr- nunca lucha en contra de la
I,'y", sino sólo contra los usos indebidos de la ley,2!>
El Obispo Ryle habló con propiedad de la relación del
, Ilstiano hacia la ley cuando escribió que "la santificación
':' '11llina se manifestará en un respeto habitual por la ley de
I ¡ji )s, y un esfuerzo habitual para vivir en obediencia a ella
, • )1110 la regla de vida, No hay error más grande que supo-
'1'" que un cristiano no tiene nada que hacer con la ley y
1, ", I)iez lVlandamientos, porque no pueda ser justificado al
',ILlrdarlos", La libeltad cristiana está enlazada con la obser-
Ilwia de la "ley de libertad" (Sant. 2:12), en contraposición
" Iwcho de estar en la esclavitud del pecado (véase Rom.
, I s, 19) en el Nuevo Tcstamento. 27
llay dos formas básicas en que un cristiano puede rela-
l' 1I1:lrse con la ley, La primera es el legalismo, Este, sugie-

" /:IJl1es Stewart, tiene tres características: (1) "Es una reli-
11111 de redención mediante el e.~fuerzo humano"; (2) repre-
, 111:1 una" tendencia a introducir un e.\píritu mercenario en
'., /(llip,ión" (por ej., esto "es lo que he hecho; ¡ahora dame
,,'1 Il'('ompcnsa!"): y (3) tiene una "preferencia por lo nega-
11\ I I ... .'JI

Hjchard Rice observa que "el legalismo es increíblemcn-


111,¡:cnuo" porquc "subestima drásticamente los efectos del
," , .1<1(1 en los seres humanos", El pecado no solamente eles·
84 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

truye nuestra capacidad para guardar la ley (véase Rom.


3:9), sino que coloca a cada persona bajo condenación
(véase cap. 5:12). "Sin embargo, el legalisrno -declara Rice-
es más que ingenuo; es abiertamente pecaminoso. Surge de
la orgullosa presuposición de que los seres humanos caídos
pueden hacer algo ellos mismos para merecer el favor divi-
no, cuando nada podría estar más lejos de b realidad".z9
La clave para entender las declaraciones de Pablo acerca
de la leyes que un enfoque legalista de la ley nos hace
independientes de Dios. Por lo tanto, una persona que gana
la recompensa salvífica por guardar la ley puede jactarse de
su logro (Rom. 3:27; 2 Cor. 1 :29). Eso lleva al orgullo, que
es la misma antítesis de la fe (Pil. 3:4, 7; Rom. i!:2).~'~
W. L. Walker señala algo obvio cuando dice que "e11ega-
lismo ... es 'natural', y muy pronto encuentra el beneplácito
de los hombres".ol Es agradable pensar que podemos hacer
algo para ganar nuestra salvación (o por lo menos, parte de
ella), pero la verdad es justamente lo opuesto (Efe. 2:8-10\
Pablo fue al mismo corazón del asunto cuando declaró que
"si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió
Cristo" (Gál. 2:21).
La salvación no cambia la ley, pero transforma nuestra
relación con ella. Además ele librarnos de la condenación de
la ley (Rom. fU), la salvación nos suministra un poderoso
incentivo para guardarlaY
Si la enseñanza más clara de Cristo sobre la relación
entre la ley y la gracia respecto de la salvación se encuen-
tra en la parábola elel fariseo y el recolector de impuestos
(Luc. 18:9-14), la historia de Zaqueo (cap. 19:1-10) puede
ser la más ilustrativa de cómo una persona que ha sido salva
obedece la ley espiritual como respuesta ~l la gracia de Dios.
Tan pronto como Zaqueo fue salvo, salió a compartir /;¡
mitad de sus bienes con los pobres y a devolver cuatro
veces tanto a aquellos a quienes había defraudado. Su
nueva vida en relación a la leyera una evidencia de su sal-
USOS ILEGALES DE LA LEY 85

vación. Zaqueo cambió su vida egoísta por una vida de ser-


vicio a otros. Esta es la transformación y la evidencia de un
nuevo nacimiento.
No podría haber mayor contraste que el que se produjo
entre el recolector de impuestos convertido y el joven rico
(Mat. 19: 16-22). Cuando una persona se convierte, el amor
de Dios fluye naturaimente de su corazón, en vez de una
mera observancia rigurosa de la letra de la ley.
La Biblia llama experiencia del nuevo pacto a la relación
del cristiano hacia la ley. Jeremías y e! libro de Hebreos nos
dicen que la experiencia espiritual ideal ocurre cuando Dios
pone sus leyes en nuestras mentes y las escribe en nuestros
corazones (ler. 31:31-34; Heb. 8:10).
Es normal que un cristiano guarde la ley, porque e!
mismo principio del amor a Dios y al prójimo está escrito
en "tablas de carne de! corazón" (2 Coro 3:3). El cristiano
está más cerca de la ley de Dios que e! legalista. Como los
verdaderos cristianos han "nacido de lo alto" (Juan 3:3,7) y
sus corazones y mentes han sido transformados (Rom. 8:4-
7), desean estar en armonía con la ley de Dios como patte
integrante de sus vidas. La nueva actitud hacia la ley de Dios
es sei1al de que la persona ha sido redimida por la gracia de
Dios. Volveremos a este tema en e! capítulo 5, pero prime-
ro queremos examinar un poco más el proceso inicial de la
salvación por gracia.
Capítulo 4

La justificación: obra de toda la vida.


La santificación: obra de un momento
L os monjes y ermitaii.os que vivieron en el desierto al
comienzo de la historia de la iglesia nos dieron el
ejemplo supremo de la forma equivocada de tratar con
el pecado. Aquellos hombres deseaban con vehemencia
librarse de la atracción de las cosas terrenales, particular~
mente de los deseos carnales.
Para lograr su propósito se internaron en el desierto
egipcio con la idca de vivir en la soledad y pensar única-
mente en Dios. El más famoso de estos monjes solitarios fue
San Antonio C251?- 356).
Urgido por su celo, Antonio vivió una vida de ermitaño,
ayunó, se privó del sueño y torturó su cuerpo. Durante
treinta y cinco años vivió en el desierto luchando denoda-
damente contra el diablo.
El biógrafo de Antonio nos dice: "En primer lugar el dia-
blo trató de alejarlo de su austera disciplina, haciéndole
recordar su riqueza, su preocupación por su hermana, los
reclamos de sus parientes. el amor al dinero, el amor a la
fama, los diversos placeres gastronómicos y otros esparci-
mientos de la vida, y finalmente, la dificultad de la virtud y

86
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 87

la lucha por obtenerla".


Al escribir sobre el gran conflicto que constantemente
existía entre las fuerzas del bien y del mal en la imaginación
de Antonio, su biógrafo dice: "Una suger1¡t pensamientos
ruines, y la otra los contrarrestaba con oraciones; una le
asaltaba con la lujuria, y la otra le hacía que se ruborizara,
fortificaba su cuerpo con oraciones, fe y ayuno. Cierta no-
che el diablo se presentó en forma de mujer e imitó toda su
manera de ser simplemente para atrapar a Antonio".
Durante treinta y cinco años Antonio luchó con la tenta-
ción, y al final no estaba más cerca de la victoria que cuan-
do comenzó. 1
Por supuesto, Antonio fue solamente uno de los muchos
ascetas de la iglesia primitiva. Otro creyente ansioso de sal-
vación fue San Simeón Estilita (aproximadamente 390-459),
Tras haber estado sepultado hasta la altura del cuello duran-
te varios meses, pensó que el camino hacia la santidad con-
sistía en sentarse sobre una columna de casi diecisiete me-
tros de altura, donde podría estar libre de toda tentación.
Durante treinta y seis años (hasta su muerte) San Simeón
permaneció arriba de la columna. No solamente su cuerpo
"despedía" piojos, sino que realizaba ejercicios dolorosísi-
mos en la cima de su columna. Por ejemplo, se dice que una
vez tocó con sus pies la frente más de 1,244 veces sucesivas.
Otros ascetas y "atletas" de Dios se autoencarcelaron en
celdas tan pequeñas que no podían recostarse ni estar
erguidos. Muchos de ellos jamás se bañaban y usaban ves-
t iduras de pieles con la parte del pelo sobre su carne. Y se
dice que aun algunos subsistieron comiendo pasto, que cor-
taban con hoces. l
Tales hombres fueron decididamente sinceros en su
anhelo de estar bien con Dios. Seguían un camino que el
fariseo Saulo había transitado anteriormente y que Martín
I.utero, Juan Wesley y el autor de este libro (luego de haber
declarado honestamente, inmediatamente después de su
88 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

"conversión". que iba a ser el primer cristiano perfecto


desde el tiempo de Cristo) posteriormente siguieron.
Hasta el presente, muchos llevan existencias austeras en
su desesperado intento por lograr una vida aceptable delan-
te de Dios. La naturaleza exacta de la austeridad puede variar
con el tiempo y la persona, pero el principio subyacente
sigue siendo el mismo: que los seres humanos pueden hacer
algo para ayudar a Dios a salvarlos; que algo hay que po-
demos hacer para mejorar nuestra condición delante de Dios.
La sinceridad y un profundo fervor, sin embargo, no son
suficientes. En los primeros capítulos de este libro. aprendi-
mos que los seres humanos desde Adán han nacido con una
inclinación hacia el mal y "están bcy'o pecado" (Rom. 3:9,
la cursiva es nuestra). No pueden hacer nada por su propia
cuenta para justificarse y permanecer justos delante de Dios,
no importa cuán sinceros sean o cuán duro o prolongado
sea su esfuerzo.
En segundo lugar, aprendimos que la ley no saca al cris~
tiano de ningún apuro, a pesar del hecho de que el hom-
bre natural desea usarla como escalera para llegar al cielo y
como "motivo de orgullo ... o de justicia propia". Por el con-
trario, "la ley -escribe Carl Braaten- lleva a la persona auto-
suficiente a la desesperación. Ella le quita las bases que sos-
tienen a la persona: y la lleva al pozo de la desesperación,
a la conciencia culpable, a la ansiedad y al suicidio".'
_Y.' Sin embargo, y esto es más importante, "la ley prepara el
camino para escuchar las buenas nuevas de la gracia divina
que se ofrece gratuitamente".' Dados los aspectos persona-
les y legales de la situación del hombre, no sorprende que
Pablo, Agustín, Lutero, \Ves ley e incontables otros cristianos,
se hayan regocijado cuando finalmente descubrieron lo que
Dios ha hecho por la raza caída a través de Cristo ]eslls. Las
buenas nuevas, exclamó Pablo en el texto fundamental del
libro de Romanos, consisten en que el evangelio (las bue-
nas nuevas) "es poder de Dios para salvación a todo aquel
LAJUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA.. 89

que cree" (Rom. 1:16). Nuevamente el apóstol escribió:


"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no
de vosotros, pues es don de Dios" (Efe. 2:8).
Estos pensamientos inspirados nos conducen al momen-
to cuando podemos empezar a entender la solución de los
problemas que hemos examinado en los tres primeros capí-
tulos. Comenzaremos por "desempacar" algunas de los
grandes palabras de la salvación.

Obtenemos lo que no merecemos

A esta altura, una verdad debe quedar establecida: que


los seres humanos no merecen recibir nada de Dios excep-
to la muerte eterna (Rom. 6:23). Ellos se han rebelado con-
tra él, sus vidas giran en torno a su egoísmo, están bajo la
condenación de la ley e incluso han sido engañados de tal
manera que se jactan espiritualmente de aquellas caracterís-
ticas que pudieran ser definidas como "buenas". No sor-
prende por lo tanto, que la Biblia se refiera a los hombres
no solamente como seres confundidos sino también perdi-
dos en el pecado (véase Luc. 19:10; 15:6, 9, 24; Mal. 1:21).
Ahora bien, si las personas a pesar de merecer un casti-
go severo, en su lugar reciben, un hermoso regalo, sin nin-
gún costo, entonces están obteniendo algo que realmente
110 merecen, Esta es la definición común de lo que la Biblia
llama .gracia,
"La gracia gratuita de Dios -escribe Braaten- es un amor
'espontáneo' y 'desinteresado', Dios ama a los seres huma-
nos porqlle su naturaleza tiende a ello. No existe absoluta-
mente nada dentro de nosotros que nos haga merecedores
de ese gran amor. Dios ama al que no es digno de ser
:lmado. Dios ama aún al impío, a los enemigos de la reli-
gión y la moral, a los publicanos y a los pecadores de toelas
las edades".)
El fundamento de la gracia de Dios es el amor {/WI/}(',
90 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Dios nos ama a pesar de nosotros mismos. Este tema es


sobresaliente desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
De esta manera, si bien "la paga (lo que hemos ganado)
del pecado es muerte", "la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro" (Rom. 6:23, la cursiva es nues-
tra). "Dios muestra su amor para con nosotros, en que sien-
do aún pecadores [rebelándonos contra del dominio de
Dios en nuestras vidas], Cristo murió por nosotros" (Rom.
5:8). Cristo no murió por las personas buenas, sino "por los
impíos" (Rom. 5:6).
La gracia de Dios brilla a través de las Escrituras aun en
pasajes donde el término nunca se usó, como se evidencia
en los siguientes textos: "No me elegisteis vosotros a mÍ,
sino que yo os elegí a vosotros" (Juan 15:16). "y nosotros
hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo,
el Salvador del mundo" (1 Juan 4:14). "El Hijo del Hombre
no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vió
en rescate por muchos" (lvlat. 20:28). Estos textos, y muchí-.
simos más, dejan bien claro que el concepto de gracia no
procede de una teoría abstracta sobre la naturaleza de Dios,
sino de la revelación del mismo carácter divino, como St'
evidencia en ambos testamentos.
La gracia siempre comienza con la amante iniciativa C!V
Dios. Es así como lo encontramos, inmediatamente despub.
de la entrada del pecado, buscando a los pecadores indig
nos Adán y Eva en el Edén (véase Gén. 3:8-11); vemos :1
Dios eligiendo a Israel en Egipto, no por su justicia, sino P<)1
su destitución (véase Eze. 16:1-14; Deut. 7:6-11); encontr:1
mos a Dios como pastor buscando a la oveja perdida en (,1
desierto, cumo la mujer que se arrastra por el suelo suc:<)
para buscar la moneda perdida, y como el padre que levan
ta su túnica para correr en busca del hijo que figuraclanK'l1
te le ha "escupidu en el rostro" (véase Luc. 15). Cristo Jl()
vino solamente para morir por prostitutas y recolectores d('
impuestos deshonestos y traidores como Zaqueu. sino ":1
LAJUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 91

1'"SGlf y a salvar lo que se había perdido" (Luc. 19:"10). "Por-


•11'\' de tal manera amó Dios al mundo, que ha ciado a su
II q<) unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
11),'rda, mas tenga viela cterna" (Juan 3:16).
La salvación en la Biblia es siempre una iniciativa divina.
I'~, I nos arrepentimos primero ele nuestros pecados y luego
\ "1 limos a Jesús -escribió James Denney-; debemos nues-
11" :\ rrepentimiento y el resto ele las bendiciones espiritua-
l, " ;\ la visita que Jesús hace a nuestras vidas".6 La parte
1IIIIIIana en el drama de la salvación es responder a la ini-
, 1Illva divina.
1,1 revelación de la gracia de Dios revolucionó la vida de
l' 11,1< 1, Como fariseo él sostenía que Dios justificaba solamen-
" ,1 aquellos que obedecían la ley. La justificación era una
, 1III'It'ación de la bondad humana. Pero como cristiano,
I d ,1< ) reconoció que Cristo extendió su brazo y le tocó mien-
" " ('1 daba muerte a los cristianos (Hech. 7:58; 8:3; 9:1-9).
( ')11 estas ideas en mente, es más fácil comprender por
l' " 1111 ex traficante de esclavos, John Newton, podía escri-
I '11 l' \'a ntar:

Sublime gracia del Sel10r


que a un pecador salvó
fui ciego, mas ahora miro yo
perdido y me halló.

I 111, 'ro, poseído de un espíritu similar, pudo decir de


'1 •• I"C "nos arrebató a nosotros, pobres hombres perdi-
,1,' las fauces del infierno; nos libertó, y nos trajo nue-
.. ", 111\' a la bondad y la gracia del Padre","
I 1 .l!/'fIcia, como cualquier otra palabra relacionada con
I 1" , ,Id() Y la salvación, es en principio un término que

O" '¡.I una relación personal entre Dios y la humanidad.

1'" ,. '111:\ aquel amor de Dios que no dejará que las per-
o ,,' ',(' pierdan sin luchar y realizar un sacrificio personal
92 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

hasta hacer todo lo posible para salvarlas.


La gracia tiene varios aspectos. Dos de los más impor-
tantes en el proceso de la salvación son la gracia perdona-
dora y la gracia preservadora. David ejemplificó estos dos
aspectos esenciales cuando pidió a Dios que lo "librara" y
lo "guardara" de cometer pecados como la "soberbia" (S~l.
19:12, 13).
Reinhold Niebuhr ha expresado estos dos aspectos de la
gracia en términos de '"gracia como poder y gracia como
perdón".8 Estas expresiones renejan claramente que la gn-
cia de Dios no solamente perdona la rebelión de sus súbó-
tos, sino que les provee poder para romper las cuerdas del
pecado en el diario vivir. Poder es una palabra clave en la
dinámica de la salvación. Según Pablo, los individuos en su
estado natural "están bajo el poder del pecado", pero "el
evangelio ... es poder de Dios para salvación" (Rom. 3:9;
1:16, la cursiva es nuestra).
La palabra griega que él usa para poder en Romanos 1 es
dynamis. Esta es la raíz del explosivo que llamamos (Hna-
mita. La gracia de Dios como poder semeja a la dinamita en
la vida del cristiano. Y así como una poderosa explosión de
dinamita puede cambiar la faz de la tierra, la gracia de Di·)s
como poder puede transformar nuestras vidas a través de la
obra del Espíritu Santo. De ahí que E. Glenn Hynson puede
hablar de la gracia de Dios "como el Dios viviente que inva-
de nuestras vidas y nos transfonna".9 Volveremos repetida-
mente a este tema a lo largo de este libro.
Uno de los aspectos más extraordinarios de la gracia es
que es gratuita. Que sea gratuita, sin embargo, no quiere
decir que se la considere barata. Nunca debemos olvidar el
alto precio que se pagó en el Calvario para que el perdón
J.)
y el poder de Dios estén al alcance de los pecadores.
A pesar del alto costo, sin embargo, no hay nada que bs
seres humanos puedan hacer para contribuir a su propi:)
salvación. "Todo lo que el hombre tiene la posibilidad de
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 93

hacer por su propia salvación -escribió Elena de White-, es


aceptar la invitación".11 Noten, por favor, que esa aceptación
es importante. La salvación no es automática ni universal,
como algunos pretenden, sino que debe ser aceptada indi-
vidualmente. Esa idea nos lleva al tema de la fe.

Nos aferramos a lo que no merecemos

La naturaleza de la fe
Si bien Dios a través de su gracia (clan inmerecido) hizo
provisión para la salvación de todos los seres humanos, no
lodos serán salvos. ¿Por qué? Porque, como observa John
Stott, "Dios no impone sus dones sobre nosotros errática-
mente; necesitamos recibirlos por fe". IZ De acuerdo con
lesús, "todo aquel que en él cree' tendrá la "vida eterna"
(.Juan 3:16, la cursiva es nuestra). Y Pablo escribió que
~()mos salvados "por gracia ... por fe" CEfe. 2:8).
Para los escritores bíblicos, la fe es una de las condicio-
lIes esenciales de la salvación. La salvación fue provista en
1.1 cruz para cada persona, pero debe ser aceptada por cada
Individuo antes que esa provisión sea efectiva.
Se ilustra este punto en el libro apócrifo de 2 Macabeos,
Ile lnde leemos que siete hermanos judíos capturados por el
II'Y Antíoco Epífanes (segundo siglo a. C.), uno por uno rue-
l' 111 torturados delante de los otros y de su madre porque

lo 'Ilusaban someterse a probar carne de cerdo. Después que

.1 'is de ellos habían sido muertos, Antíoco llamó al séptimo

\ 1(' prometió "hacerlo rico ... si abandonaba los caminos de


.11.',; antecesores". El rey entonces llamó a la madre de! joven
1',1 ra que lo ayudara a persuadirlo. Después de "tratar... du-
IIllle un largo tiempo", ella convino en cooperar, pero
, 11.1 ndo se acercó a su hijo, lo instó a mantenerse firme, di-
, l. '1ldo: '''No le temas a este carnicero, sino muéstrate digno

,1,' IUS hermanos, y acepta la muelte, para que por la mise-


11' II("dia de Dios yo pueda volver a tenerte junto a tus her-
94 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

manos"'. La historia concluye con la muerte del séptimo


hijo, quien fue torturado "peor que los demás".13
Con esta historia de los Macabeos intento ilustrar que
para que el perdón sea efectivo, debe ser aceptado. Esta
verdad se aplica también al perdón de Dios por los peca-
dores. Es imperativo que la gracia de Dios sea aceptada por
fe. Pero ¿qué es fe?
Fe es varias cosas. Como aspecto central del concepto bí-
blico de fe está la confianza en Dios. Por supuesto, la con-
fianza implica creer que una persona es digna de confian-
za. Morris Venden estaba en lo correcto cuando escribió que
"el cristianismo y la salvación no están basados en lo que
haces sino en quién conoces". 1, Y Jesús nos ha dicho que
"ésta t:s la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo" (luan 17:3).
La fe no es ciega; está basada en el conocimiento del
carácter de Dios. De ese conocimiento fluye la confianza. Es
así como Hebreos 11 muestra a los fieles del Antiguo
Testamento viviendo para Dios porque lo conocían y con-
fiaban en él. Abrahán, Moisés, Rahab, David y Samue\ fue-
ron personas de fe porque confiaron en Dios y vivieron sus
vidas en base a esa confianza.
Venden cuenta la historia del hombre que cnlZÓ las
Cataratas del Niágara sobre la cuerda floja. Después de cruzar,
preguntó a la asombrada multitud: "¿Cuántos de ustedes creen
que yo podría Cnlzar por la cuerda floja nuevamente, pcn I
esta vez empujando una carretilla con alguien sobre ella?"
La muchedumbre aplaudió, convencida de que podi;1
hacerlo. Pero entonces pidió voluntarios para ir en ella.
"Hubo -escribe Venden- un profundo silencio". Y conti
núa diciendo que la historia ilustra la diferencia que exislt·
entre creencia y confianza. 15
Me gustaría sugerir que la fe bíblica incluye tanto Cfl"l" I
como confiar: la confianza que proviene de la crecnci;1
Edward Vick captó la esencia de la fe cuando escribió C]11l·
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 95

"la fe significa confiar totalmente. La fe en Dios significa que


nos ponemos a nosotros mismos de tal manera bajo su cui-
dado que aceptamos su forma de evaluarnos, de juzgarnos
y de relacionarse con nosotros en nuestra condición de
pecadores. La fe significa que en nuestra condición perdida
dejamos que Dios haga lo que le parezca con nosotros. 16
Así como el primer paso hacia el pecado fue desconfiar de
Dios CGén. 3:1-6), así el primerpaso hacia Dios es lafe que
confía. La fe es aceptar el hecho de que debemos confiar
en Dios porque él desea lo mejor para nosotros. 17 La fe es
una expectativa llena de confianza de que Dios va a cum-
plir sus promesas.
Debemos destacar la verdad de que la fe bíblica es siem-
pre absoluta; nunca rebtiva. James Denney puede por lo
lanto escribir que "la fe no es la aceptación de un arreglo
II 'gal; es la entrega del alma -que no tiene esperanza fuera
lid Salvador- al Salvador... E,to incluye la absoluta renun-
( ¡a a todo lo demás, para aferrarse a Cristo ". La fe es una
'/J(lsión en la cual todo el ser se abandona incondicional-
Illente al amor revelado en el Salvador".ls
P. T. Forsyth llega él la misma conclusión cuando dice
, l' 1(' la sabiduría de los griegos y los filósofos hace resaltar
1, 1', valores de la moderación, pero no así el cristianismo.
I'~I) podemos amar demasiado a Dios, ni creer demasiado
• 11 su amor, ni pensar que es demasiado santo. La verdade-

I.//e en El es una c01~flanza absoluta, no a medias. 19


1Jn segundo aspecto de la fe bíblica es que la fe es una
,,'ti Ición con Dios. La fe, como ya hemos visto, es más que
11" -1' en una serie de proposiciones sobre Dios o Jesús. La

1, 1 .... confiar en una Persona. Dado que la fe es confianza

111111<1 Persona, supone una relación con esa Persona. La fe

1111:1 relación de fidelidad entre dos seres. Para Pablo, la

1, 11\) era fe "'en algo' sino fe 'en Alguien''', en Dios, enJe-

'1' II.'do" (Gál. 2:16; Rom. 3:22, 26). Toda la vida de un cris-
, I '11' 1 Sl' vive "por fe" en Dios. 20
96 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

"La fe -escribió Herbert Douglass- es lo opuesto de la


rebelión".21 Si la rebelión está en el corazón de la relación
del pecado hacia Dios, entonces la fe está en el corazón de
la relación de reconciliación con Dios. Debiera notarse que
no hay otras formas de relacionarse con Dios fuera de la
rebelión o la fe.
Un tercer aspecto de la fe bíblica es que la fe es una uido
de entrega total a Dios. Cuando Mateo fue llamado desde su
puesto de recolector de impuestos y Pedro desde su nego-
cio de la pesca, seíi.ala Dietrich Bonhoeffer, "solamente St'
requería una cosa en cada caso: confiar en la palabra de
Cristo" meelianre la entrega total de sus vidas. a
Creencia, confianza, relación y entrega son los cuatro
aspectos de la fe, siendo la entrega la expresión máxima ele
lo que ella significa. En consecuencia, el libro de Hebreos
considera "la fe como algo que uno hace y no algo que un()
tiene. Es una acción y no una posesión". Por lo tanto Abe'l
"ofreció" "un sacrificio más aceptable", Noé "construyó un
arca" y Abrahán "salió" (Heb. 11:4,7,8), Su creencia y con·
fianza en Dios, y su relación con él los llevó a una entreg:1
total. Sin este último paso su fe hubiera sido incompleu.
Jürgen Molmann resumió este punto cuando elijo que "la k,
cristiana puede sólo significar entrega de sí mismo sin reser-
vas al 'Dios crucificaelo"'.¿J
Siendo que la fe es activa en términos de confianza y
compromiso, H. WheeJer Robinson ha sugerido que la fe e.'"
"primordialmente un acto ele la voluntad"."' En otras pah
bras, una persona decide creer, confiar, relacionarse en
forma positiva y entregarse a Dios a través de Cristo.

El papel de la voluntad
Ello no obstante, podríamos preguntar, siendo que la
voluntad humana se ha deteriorado y la persona natural
tiende hacia el mal, ¿cómo es que un individuo puede ele-
gir tener una relación de fe con Dios?
LA JUSTIFICAClON: OBRA DE TODA LA VIDA... 97

Hay dos respuestas. En primer lugar, es importante notar


que aun cuando la imagen de Dios en los seres humanos ha
sido prácticamente borrada y groseramente distorsionada,
ésta no ha sido destruida CGén. 9:6; 2 Coro 11:7; Sant. 3:9).
Un residuo de la imagen continuó existiendo en la humani-
dad después de la caída. Por lo tanto aunque las personas
se desviaron y perdieron como resultado de la caída, son
aún seres humanos. Por lo tanto sus vidas constituyen el
escenario constante de un gran conflicto entre las fuerzas
del bien y del mal a medida que ambas potencias buscan
acercar o alejar a las personas de Dios. 25
En segundo lugar, el Espíritu Santo todavía opera en las
vidas de los seres caídos al inspirarlos a elegir el bien. A la
voluntad, por lo tanto, aunque naturalmente tiende hacia el
mal, se le da la posibilidad de elegir a Dios a través de la
obra del Espíritu Santo. Dios da el primer paso. Nosotros
respondemos. Jesús dijo: "Ninguno puede venir a mí, si el
Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44; véase 12:32).
Juan W'esk~. llamó a esta obra del Espíritu la gracia "pre-
ventiva". La gracia preventiva, declara H. Orton W'iley, "es
esa gracia que 'va delante' o que prepara al alma para la
entrada en el estado inicial de la salvación". Mediante la gra ..
cía preventiva, Dios ofrece la salvación y hace que el que
oye pueda responder; sin embargo, la decisión descansa en
el oyente. No se fuerza la voluntad humana a ejercer fe. A
lo sumo, las demostraciones de amor de Dios la persuaden
a que entre en el marco de la fe. 26
Si bien Elena de W'hite no usa el término "gracia pre·
ventiva", este concepto permea SlJS escritos. Ella escribi(¡:
"El pecador no puede producir por sí mismo el arrepenl i..
miento ni puede prepararse para ir a Cristo ... El primer p:IS<l
hacia Cristo se da gracias a la atracción del Espíritu de Di().';.
Cuando el hombre responde a esa atracción, avanza h:l<'i:1
Cristo a fin de arrepentirse".27
El Espíritu no solamente influye en la voluntad del illlll
98 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

viduo, sino que aun la fe es un don del Espíritu Santo. Dios


da a cada persona una "medida de fe" (Rom. 12:3), pero
cada quien debe decidir qué hacer con ese don. Por lo
tanto, "en ningún momento toma la fe la apariencia de una
obra ... de un logro humano" que "resulta en la justificación".
Más bien, la fe es confianza y entrega a Dios que se basa en
el reconocimiento de la impotencia humana. 28
Escoger la fe es admitir finalmente que la gracia de Dios
es la única esperanza del individuo. Por lo tanto, un compro-
miso tal, es la aceptación de Dios y de la salvación. La fe es
una respuesta al don generoso de Dios, pero es Dios qt:ien
da tanto el don como la respuesta. La única parte que a la
persona le toca hacer es decidir aceptar o rechazar esa dádi-
va. En ese sentido limitado, la fe es un acto de la voluntad.
La fe es tan esencial en el plan de la salvación que Elena
de White dice: "La fe es la única condición por la cual se
puede obtener la justificación". 29 Pero si esto es cierto, ¿qué
pasa entonces con el arrepentimiento y la crucifixión del yo?
Después de todo, ¿no nos dice el Nuevo Testamento
'Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros ... para per-
dón de los pecados'" (Hech. 2:38), y que debemos tomar
nuestra cruz si esperamos encontrar vida en Cristo (Mal.
16:24, 25)? ¿No son éstas también condiciones para la salva-
ción? Aparentemente sí, pero deben ser vistas como aspec-
tos de la fe genuina.

El arrepentimiento
El arrepentimiento puede considerarse como el aspect<)
negativo del acercamiento a Cristo. Si la fe es volverse :\
Cristo, entonces el arrepentimiento es alejarse simulráne:\·
mente del pecado. Las palabras en griego que significan
arrepentimiento pueden ser traducidas como "el cambio dl'
la mente", "lamentarse" o "convertirsc".'O Cuando la gente Sl'
acerca a Dios con fe, se arrepiente o se aleja al mismo t:em
po de su anterior forma de vida.
LA JUSTIFICAClON: OBRA DE TODA LA VIDA... 99

El arrepentimiento ocurre cuando las personas ven dos


cosas: la santidad de Dios y su propio egoísmo. Abarca el
reconocimiento sincero de que hemos quebrantado en
forma rebelde la ley de Dios, pero también admitirnos que
el pecado es una afrenta personal a nuestro Creador. De ahí
que P. T. Forsyth dijera que "la confesión salvadora no es
meramente decir 'hice ésto y aquéllo', sino 'hice ésto en
contra de un Dios santo y Salvador"'.3'
El llanto sincero de David después de su desastroso adul-
terio con Betsabé y del múltiple asesinato de su esposo
Urías el hitita y sus hombres (véase 2 Sam. 11:1-12:23) reve-
laba su tristeza por haber pecado contra Dios; "Contra ti,
contra ti solo he pecado" (Sal. 51:4). Si bien es cierto que el
adulterio y el asesinato atentan contra las personas, en últi-
ma instancia, todos los pecados son rebelión contra Dios, el
Creador de aquellos a quienes ofendemos con nuestros
;lCtoS".·<2

La oración de David es un modelo de arrepentimiento:

Ten piedad de mí, oh Dios,


c01~forme a tu n'lisericordia ...
Porque reconozco mis rebeliones,
y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado ...
Esconde tu rostro de mis pecados,
.v borra todas mis maldades.
Crea en mí. .. UI1 corazón limj)io,
.v renueva un espíritu recIo dentro de mí. ..
Vuélueme el gozo de tu salvación,
y espíritu noble me sustente ..
Líbrame de homicidios, oh Dios,
Dios de mi salvación,
y cantará mi le1lgua tu justicia
(Sal. SI: I 1'1)
100 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

El clamor de David no solamente reconocía la gravedad


de su pecado y la bondad de Dios, sino también suplicaba
que Dios le perdonara y lo restaurara; y más aún, le diera
poder para corregir su vida. En respuesta a la misericordia
de Dios, él alabaría a Dios y enseñaría "a los transgresores
tus caminos" (vers. 15, 13). El arrepentimiento de David fue
verdaderamente el de un "espíritu quebrantado" y el de un
"corazón contrito y humillado" (vers. 17). Brunner acertada-
mente escribió: "Nos arrepentimos realmente sólo cuando
nos damos cuenta de que nunca podremos ser lo suficien-
temente penitentes" .3~
La oración de David reflejó un verdadero arrepentimien-
to. Esa oración reflejó un cambio de mente y un deseo de
cambiar su conducta. Unió fe y arrepentimiento. Al alejarse
de su pecado, David se acercó a su Dios; rechazó su rela-
ción de pecado con Dios por otra de fe en él.
Antes de dejar el tema del arrepentimiento, debemos
observar dos cosas. En primer lugar, el arrepentimiento no es
una "obra" de factura humana. "El arrepentimiento es tanto
un don de Dios como lo son el perdón y la justificación, y no
se lo puede experimentar a menos que sea dado al alma por
Cristo".34 Pablo aclara que "su benignidad te guía al arrepen-
timiento" (Rom. 2:4). Nuestra capacidad de arrepentirnos es
otra evidencia de la gracia preventiva de Dios.
Un segundo aspecto que no debemos pasar por alto es
que el arrepentimiento no es obra de un momento, sino un
estilo de vida. El arrepentimiento no es meramente un cam·
bio de corazón respecto del pasado o del presente, sino que
abarca el futuro. Es el estilo cristiano de vivir. Marvin Moore
captó el ideal cuando observó que "el arrepentimiento sig-
nifica reconocer el camino de Dios y desear que sea el
nuestro" .3;.

La autocrucifixi61l
La crucifixión del yo está íntimamente ligada al arrepen··
LAJUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA.. 101

timiento, tanto al comienzo de la vida cristiana como a lo


largo de ella. Cristo formuló esta enseñanza radical e impo-
pular en Cesarea de Filipo cuando le dijo a sus discípulos:
"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar
su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa
de mí, la hallará" (Mat. ]6:24, 25).
Para entender correctamente este pasaje, necesitamos
colocarnos en el lugar de los discípulos. Con una mentali-
dad del siglo veinte es difícil captar la idea de lo que signi-
fica ser crucificados. Nunca hemos presenciado una crucifi-
xión. Para nosotros es una palabra muerta. Pero no para los
discípulos. Cuando ellos veían a un grupo de soldados
romanos que escoltaban a alguien por el pueblo, cargando
parte de una cruz, sabían que era un viaje sólo de ida.
Sabían que la cruz era la muerte más cruel y humillante.
Para Jesús y sus discípulos, la cruz simbolizaba la muerte.
Preguntamos, ¿qué es lo que necesitamos hacer morir? La
respuesta del Nuevo Testamento es que debe morir la vida
centrada en el yo. Para comprender el significado que le da
(:risto, necesitamos recordar qué es el pecado. El pecado,
\'n su sentido más abarcante, es poner nuestro yo y nuestra
voluntad en el centro de la vida en lugar de Dios y su
voluntad. El pecado es rebelión contra Dios en el sentido en
'llIe elegimos manejar nuestra propia vida. El pecado es
,Iccir 1\'0 a Dios y Sí al yo.
Es la vida centrada en el yo, que nos es tan natural la que
¡i('ne que morir. Bonhoeffcr se refirió al meollo de la vida
,ristiana cuando escribió que "cuando Cristo llama a un
Ilombre, le pide que venga y muera".·'¡;
Jesús señaló el problema humano por excelencia cual1-
,lo declaró que "110 se puede servir a dos seüores" (Mal.
1(24). La pregunta clave es: ¿A quién pondré en el trono tlv
Illi vida? ¿A mi yo o a Dios? ¿A mi voluntad o a la de Di()s?
¡:. ! .J,) puedo servir a ambos al mismo tiempo. Cuando 1111'
102 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

enji-ento cara a cara con las demandas de Cristo, debo cru-


cificarlo a él o dejar que él me cnlc~fique a mí. No hay tér-
mino medio.
En el centro de esta lucha está la voluntad del individuo,
"el poder que gobierna en la naturaleza del hombre". El
pecado se originó en la voluntad centrada en el yo. Por eso
Elena de White escribió que "la guerra contra nosotros mis-
mos es la batalla más grande que jamás hayamos tenido. El
rendirse a sí mismo, entregándolo todo a la voluntad de
Dios, requiere una lucha; mas para que el alma sea renova-
da en santidad, debe someterse antes a Dios". Como
Denney lo explicó: "A pesar de que el pecado haya tenido
un nacimiento natural no muere de muerte natural; en cada
caso tiene que ser moralmente sentenciado y condenado a
muerte" Y Esta sentencia es un acto de la voluntad bajo el
impulso del Espíritu Santo. Cristo lo llamó crucifixión.
Lamentablemente, a mi yo no le agrada la idea de per-
manecer muertO. El fariseo que hay dentro de mí pugna por
levantarse y sugerir que siendo que la crucifixión ya se hizo
y ya pasó, me he convertido en una persona bastante buen;t,
después de todo. l\'Ie encanta promover mi yo. La exaltación
propia, sin embargo (aun cuando se centra en mis buenas
obras), es una seDal de que la crucifixión no es una opera
ción única. Por esta razón, Pablo declaró que tenía que morir
a diario (l COl'. 15:30. 0, como lo expresó el escritor cit'
himnos Frank Belden: "El yo es peor que un gato de nueve
vidas, y debe morir diariamente por la Palabra".Ó><
El cristianismo, por fortuna, es más que la muelte de la.<,
viejas actitudes y los viejos caminos. Como veremos m:is
adelante en este capítulo, es una vida positiva basada ell
una relación de fe con Cristo (véase Gál. 2:20). El arrepen
timiento y la crucifixión del yo son la cuña de entrada par;1
esa relación de fe. Ma¡tín Lurero reveló una gran compren
sión de todo ese proceso cuando escribió: "Está en la natll
raleza de Dios hacer algo de la nada. Es por ello que Diw.
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 103

no puede hacer algo en favor de aquel que aún no es


nada"Y

La justificación y temas afines

la justificación
Hay muchas palabras que ilustran la salvación en el
Nuevo Testamento. Entre ellas están términos tales como
redención, reconciliación y propiciación. El primero nos
IIl'va al lenguaje del mercado, el segundo y tercer términos
,1 la familia y el altar del sacrificio: o
Sin embargo, una de las metáforas más significativas de
1.1 salvación en el Nuevo Testamento es justificación: pala-
lira que nos lleva al lenguaje de la corte y de la ley. Su sig-
llincado esencial es ser declarado justo.
Para Martín Lutero, la justificación era la doctrina central
"11 las Escrituras; era "el amo y dirigente, señor, gobernador
\ juez de todas las otras doctrinas". Es la única doctrina cris-
11.111<1 que "distingue a nuestra religión de todas las demás" .11
1',11 )10 también puso a la justificación por la fe en el centro
01,' su evangelio (Rom. 1:16, 17; 3:24-26; Gál. 2:16-21).
1¡na de las razones por las cuales Lutero y Pablo vieron
I 1 justificación como el centro del plan de la salvación fue
111,llldablemente el tema del juicio que permea todas las
1 "rituras (por ejemplo, Ecl. 12:14; Dan. 7:10, 26; Mat. 25:31-
11" Rom. 2:5; Apoc. 14:7). Pero al margen de las imágenes
,1,,1 juicio estaban las experiencias personales de esos dos
1" Oillhres. Ambos eran fariseos de corazón. Ambos espera-
" 111 ganar el favor de Dios apilando méritos en la balanza
,1, I ¡'Iicio. Pero ambos aprendieron que ese esfuerzo era
"111 larea imposible.
1:1 fracaso de Lutero lo dejó muy atemorizado. El enten-
.1, 1 Illle la frase '''la justicia de Dios' ... significaba esa justi-
11 ,'11 viltud de la cual Dios es Justo y actúa justamente al
, 1,11,1::lr al impío". De esta manera la justicia divina era su
104 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

terrible justicia retributiva y punitiva. Lutero sabía que esta-


ba destinado al fuego eterno del infierno porque, aun cuan-
do era Un "monje impecable" estaba delante de Dios, el juez
inmisericorde, como un pecador perdido.
Con l111a actitud mental semejante no podía entender lo
que Pablo quería decir con la frase "El justo vivirá por la fe"
(Rom. 1:17). Se dedicó a cstudiar este pasaje en busca de su
significado. "Entonces -cscribió- comprendí que la justicia
de Dios es esa justicia por la cual a través de la gracia y la
pura misericordia Dios nos justifica mediante la fe. Desde
ese monWJ1to sentí que renacía y pasaba por las puertas
abiertas del paraíso. Toda la E<;crítura cobró un nueuo sig-
nificado para mí, y si bien antes la 'justicia de Dios' me
había llenado de odio y temor, ahora se me hacía inexpre-
sablemente dulce y llena de un gran amor. Este pasaje de
Pablo me pareció una puerta al cielo". <4
Para Lutero, el Juez cruel se convirtió en un Padre aman-
te. La justificación era para él, como había sido para Pablo,
las buenas nuevas de salvación.
Pablo y Lutero en sus días de fariseos no estuvieron
equivocados totalmente. Después de todo, es cierto que la
justificación demanda la obediencia perfecta a la ley. El cas-
tigo autOmático de la desobediencia es la muerte y la ira de
Dios (véase Rom. 6:23: 4: 15). También estaban en lo correc-
to cuando no pudieron guardar la ley como Dios requería.
Lo qUe no comprendieron por descuido es que Cristo ha
guardado la ley perfectamente para aquellos que creen en
él. "La jUsticia de Dios -por lo tanto- está personificada en
Cristo. Al recibirlo, recibimos la justicia". en lugar de obte-
nerla mediante trabajos agobiantes. Somos "justificados
[contados como si fuéramos justos] por su gracia [la de
Dios]" la cual recibimos por la fe (Rom. 3:22, 24, 25). Por lo
tanto tenemos justicia "aparte ele la ley" (Rom. 3:21). Cristo
es "nuestra justicia" (1 Cor. 1:30). "La única cosa que real-
mente Podemos decir que contribuye a nuestra justifica-
LA JUSTIFICAClON: OBRA DE TODA LA VIDA." 105

t'ión", dice Alister l\kGrath, "es el pecado que Dios perdo-


Ila gratuitamente", ,\3

Lutero se refirió a la transacción mediante la cual Cristo


t~S hecho pecado por nosotros, mientras que nosotros reci-
bimos su justicia (2 COL 5:21) como "un maravilloso inter-
cambio", El puritano John Fla\'el se regocijó en el hecho de
que "Cristo es hecho nuestra justicia .. , En vez de la nuestra,
tenemos la suya, tenemos oro en lugar de desecho",\<
La justificación, como generalmente usa Pablo el térmi-
no, no significa "hacer justo", sino "declarar justo", "La idea
dave en la justificación -escribe George Eldon Ladd- es la
declaración de Dios, el Juez j'Jsto, que el hombre que cree
en Cristo, por más pecador que sea .. , es considerado como
justo, porque en Cristo ha en~rado en una relación de justi-
cia con Dios",
Además de que el hombre es considerado como justo,
Dios lo trata como si fuera justo, La relación, sugiere Ladd,
es el punto clave para comprender la justificación, "El hom-
bre justificado ha entrado, mediante Cristo, en una nueva
relación con Dios", quien ahora lo ve como justo y lo trata
como tal. La nueva relación que conlleva la justificación,
debemos notar, no hace a una persona intrínsecamente
justa, sino que es una "verdadera justificación" porque la
relación de la persona con Dios en Cristo es real. La justifi-
cación es lo opuesto de la condenación; "es el decreto de
perdón de toda culpa y la declaración de libertad de toda
condenación y castigo" ,'>
La justificación bíblica no es una mera transacción legal
de perdón, Peter Toan señala que "si bien el perdón se rela-
ciona primariamente con la cancelación de la culpa, la jus-
tificación tienc que ver en primer lugar con un cambio
externo en nucstra posición personal delante de Dios, UIl:1
relación correcta con él bajo el pacto de la gracia" ,'ír.
Este pumo se ilustra en la parábola del hijo prúdi,l:f',
donde el padre no solamente lo perdona sino que 1\, (1;1 1,1
106 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

bienvenida de nuevo al seno de la familia en el mismo ins-


tante de la confesión. ¡Pronto!, exclamó el padre, "sacad el
mejor vestido" (Luc. 15:22).
El hecho de que la justificación comprende el acto divino
de declarar justos a los pecadores y tratarlos como tales, ha
llevado a que algunos eruditos bíblicos influyentes, tales
como William Sanday y A. C. Headlam, lo vean como una
ficción legal.i7 Esta interpretación de la justificación hace
parecer a Dios como culpable de engaño.

Regeneraci6n y conversi6n
La acusación de engaño podría sostenerse si la justifica-
ción por fe fuera una experiencia cristiana aislada. Sin
embargo, es un hecho que la justificación no es algo aisla-
do en la vida real. Al mismo tiempo que los individuos son
justificados por fe, también tienen que "nacer de nuevo"
(Juan 3:3, 7) o regenerados (véase Tito 3:5). Este nuevo
nacimiento es un cambio real en la ~'~\1)en'encia de la perso-
na convertida. Si en la justificación Dios hace algo por
nosotros, en la regeneración él hace algo en nosotros a tra-
vés del poder del Espíritu Santo. Jesús dijo que la forma
como el Espíritu Santo realiza esta obra en nosotros está
más allá de nuestra comprensión, pero que todos podrán
ver los resultados concretos (Juan 3:8).
Pablo asemejó la experiencia de la conversión, que se
expresa en una regeneración, a un cambio total de la per-
sona. "No os conforméis -escribió- a este siglo, sino trans-
formaos por medio de la renovación de vuestro entendi-
miento" (Rom. 12:2). La palabra que Pablo usó para "trans-
formaos" viene de la palabra griega que utilizamos en espa-
ñol para metam011osis. La metamorfosis es ese proceso mis-
terioso mediante el cual un gusano torpe y horroroso se
transforma en una hermosa y elegante mariposa. Implica un
cambio tan radical que a menos que la gente lo sepa, no se
darán cuenta que se trata del mismo individuo. Esto es lo
LA JUSTIFICAClON: OBRA DE TODA LA VIDA... 107

que Dios quiere hacer por sus hijos. No sorprende que J. C.


Ryle haya dicho que un Cristo que solamente perdonara,
pero no transformara, sería "un Salvador a medias" :18
Los cristianos son nuevas criaturas (2 Coro S: 17; Gál.
6:15); andan "en vida nueva" (Rom. 6:4); sirven en la nove-
dad del Espíritu (Rom. 7:6) y su "interior se renueva de día
en día" (2 Coro 4: 16). Resumiendo, los cristianos no sólo se
han puesto una nueva naturaleza, sino que están siendo
renovados a la imagen de su Creador (véase Col. 3:10).
Mientras que el hombre natural está muerto en pecado, el
cristiano está vivo en Cristo (véase Efe. 2:1-6). Si bien las
personas no convertidas son "hostiles a Dios" y su ley, des-
pués de la regeneración pueden encontrar deleite ·'en la ley
de Dios" en su "interior" (Rom. 8:7; 7:22).49
Uno de los teólogos puritanos ilustró con propiedad el
cambio de actitud del cristiano hacia el pecado y cómo esa
actitud afecta las acciones: "Echa fuera (el pecado) con abo-
rrecimiento, como un hombre echaría a un sapo asqueroso,
el cual en la oscuridad pusiera contra su pecho pensando
que era un pájaro hermoso e indefenso".;o
La conversión, tal como la representa el bautismo, no es
solamente morir a la vieja manera de vivir, sino resucitar a
una vida nueva en Cristo (Rom. 6:1-4; Gál. 2:20; véase Juan
15:4). El nuevo nacimiento representa una nueva orientación
del agape (amor), que va del yo a Dios y a otras personas. S}
Es en el nuevo nacimiento cuando la ley de Dios se escribe
en las "tablas de carne del corazón" (2 Cor. 3:3; Heb. 8:10).
Elena de White enfatizó la importancia crucial de la
experiencia renovadora de la regeneración o del nuevo
nacimiento cuando escribió: "Sin el proceso transformador
que se produce mediante el poder divino, las propensiones
originales hacia el pecado permanecen en el corazón con
toda su fuerza, a fin de fraguar nuevas cadenas, que impon-
gap una esclavitud que nunca pueda ser rota por el esfuer-
zo humano".s2
108 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Algunos escritores y maestros adventistas enseñan actual-


mente que algunas personas '''nacen de nuevo' en el
momento de" su "nacimiento natural así como nació Cristo",
y por lo tanto no están '''alejados, separados de Dios'" como
lo está un pecador no convertido. 53 Pero una enseñanza
semejante no tiene fundamento en las Escrituras. Está basa-
da en un punto de vista incorrecto del poder y la universa-
lidad del pecado y de las propensiones pecaminosas de la
naturaleza humana y una concepción errónea que tiende a
evaluar equivocadamente como "pecados mayores" al adul-
terio y al homicidio, y como "pecados más pequeños" a la
suficiencia propia y al orgullo.
Los que abogan por esta posición, al igual que los fari-
seos de antaño, corren el riesgo de ser dominados por un
orgullo espiritual destructivo (y casi imperceptible). Si bien
es cierto que algunos no pueden seilalar el punto exacto de
su conversión/i eso no prueba que como bebés no fueran
egoístas y exigentes o que no necesitaran convertirse ele la
tendencia a poner su yo en el centro de su vida.
En última instancia, la tesis de que algunas-pel:'iOnaS
nacen-tan-buenas-c01110-Cristo, es que podría haber perso
nas en el cielo que /lO hayan necesitado de un Salvador para
lIegm" hasta allá. Por supuesto, si reducimos el pecado a
unos pocos actos específicos en lugar ele ser una inclinación
o propensión inherente hacia el mal (como sugiere Elena dl'
White), entonces tales personas probablemente sólo necesi-
ten que se les perdone algún pecado aislado por aquí o por
allá, pero ciertamente no necesitarían nacer de nuevo.
Desde la perspectiva bíblica, esta enseñanza es, si mucho,
una teología extraña.
Como observó Gustav Aulén: "Los actos pecaminos()s
individuales o específicos no están aislados o desconecta·
dos entre sí, sino que tienen su raíz en la inclinación de 1:1
voluntad del hombre ... El pecado no se refiere a algo extel'
no o periférico en el hombre ni a algo 'accidental'; tiene Sil
LA JUSTIFICAClON: OBRA DE TODA LA VIDA... 109

'fundamento' en su ser interior".5;


Esta verdad llevó a Cristo a decir que todo lo que conta-
mina a una persona "sale del corazón" (Mal. 15:18). Es el
corazón natural, según enseí'la reiteradamente el Nuevo
Testamento, lo que necesita ser transformado y regenerado.
Fue ese corazón con su "inclinación hacia el mal" natural y
"las propensiones originales hacia el pecado" el que tanto
preocupó a Elena de White. "La vida del cristiano -escribió-
no es una modificación o mejora de la antigua, sino una
Iransformación de la naturaleza. Se produce una muerte al
yo y al pecado, y una vida enteramente nueva. Este cambio
puede ser efectuado únicamente por la obra eficaz del Es-
píritu Santo". 56
Los teólogos y eruditos bíblicos han discutido a lravés de
hs edades si la justificación y el nuevo nacimiento son dos
('xperiencias diferentes. Tanto Lutero como \\/esley sostení-
;[11 que no pueden estar separadas. Lutero, quien usaba el

IlTmino justificación de muchas maneras, escribió: "Porque


nosotros percibimos que un hombre que es justificado no
l'S todavía un hombre justo, sino que está en camino a la

IlIsticia". En otra ocasión escribió: "Nuestra justificación no


I'stá aún terminada ... Todavía está en vías de construcción.
~;l'rá, sin embargo, completada en la resurrección de los
muertos" .57
Fue el brazo derecho de Lutero, Felipe Melanchthon,
"qllien cometió el grave error -escribe Car! Braaten- de
limitar la justificación a la declaración de que los pecadores
',( In justos por causa de los méritos externos de Cristo". La
11I'cmisa de Melanchthon que restringe la justificación a la
I h'c!aración legal de que el pecador es contado como justo
11;1 sido, lamentablemente, aceptada incondicionalmente por
111\ buen número de autores adventistas".'""
Por contraste, Elena de White apoya la postura de Lutero
\ Wesley. "El perdón de Dios", escribió, "no es solamenlv
1III acto judicial por el cual libra de la condenación. No l'S
110 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

sólo el pcrdón por el pecado. Es también una redención del


pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el
corazón". )9
Al final podemos concordar con J. Gresham Machm,
quien observó que los pormenores que marcan la diferen,ja
entre justificación y regeneración no son tan importantes, ya
que "en realidad son dos aspectos de una salvación única'.(>O

Adopción en el pacto y la seguridad de la salvacióll


La adopción, según enseña el Nuevo Testamento, tambén
está inextricablemente ligada a las experiencias de la justifi-
cación y el nuevo nacimiento. Nosotros naturalmente asoda-
mas el nacimiento con el hecho de estar en una familia. Lna
de las grandes ilustraciones bíblicas sobre la salvación es la
reconciliación, la reunificación de Dios con sus hijos.
La necesidad de reconciliación tiene su raíz en la relacón
quebrantada por causa del pecado. El pecado, sugiere
Brunner, "es como el hijo que golpea el rostro de su padre
con enojo ... es la descarada imposición de la voluntad del
hijo por encima de la del padre". 61
Al haberse alejado de Dios, los seres humanos se recon-
cilian con él cuando eligen por fe ponerlo a él y a su vollln-
tad en el centro de sus vielas. En el momento en que se vlel-
ven e1el pecado (arrepentimiento/conversión) y se entrc&an
a Dios (fe) son declarados justos (justificados) y nacidos de
nuevo (regenerados). La reconciliación, como vimos en el
caso del hijo pródigo, se produce completa e inmcdi~ta­
mente, en forma instantánea (Luc. 15:19-24; véase el cap.
18:14). "Amados", escribe Juan, "ahora somos hijos de Di::>s"
C1 Juan 3:2). Dios es "nuestro Padre", y los creyentes son lla-
mados "hijos de Dios" (Mat. 6:9; 1 Juan 3:1). Pero "a toJos
los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les jio
potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12). Aquelos
que aceptan a Cristo llegará el tiempo en que habitarán con
él (Juan 14:23). Aquellos que acepten a Cristo por fe, cice
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... III

Pablo, recibirán "la adopción de hijos" (Gál. 4:5; Efe. 1:'d


Pero, ¿no es cada uno un hijo de Dios, sea o no cristi:IIIII',
pregunta J. 1. Packer, "¡Enfáticamente no!", contesta, "1,,1 1,1,,1
de que todos los hombres son hijos de Dios no se l'1 1<1111 1
Ira en ningún lugar de la Biblia, El Antiguo Tesl:IIIIl'III' I
muestra a Dios como el Padre, no de todos los h()11I1 lit ""
sino de su propio pueblo, la simiente de Abrahán", Y ,,1
Nuevo Testamento claramente enseña que somos Sill¡j('111t
de Abrahán si hemos aceptado a Cristo (Gál. 3:26-2()), ":-;.'1
hijos,de Dios no es, por lo tanto, un estatus universal ;11 .'11.11
lodos ingresan por nacimiento natural, sino que es tlll d. I11
sobrenatural que se recibe al aceptar a Jesús .. , 'A lodus 1m
(fu.e le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio jn 1/' ",
lad de ser /Jechos bijas de Dios, Los cuales no son eng~'IH 11 ,1
dos de sangre. ni de voluntad de carne, ni de voluntad • l.,
varón, sino de Dios' Quan 1:12)" De esta man,era llegar a St'l
hijos o hijas adoptivos es un don de la gracia,62
Toda la vida cristiana necesita ser entendida y vivid:l ('11
il:rminos de adopción, Por un lado, ser restaurado en IHlt",
Ira relación con Dios significa ser restaurado en nuestra :1('( i
tud hacia aquellos a quienes Jesús llamó sus hermano,', \'
hermanas (Mar, 3:35), Así como la entrada del pecado plt 1

dujo la alienación entre los seres humanos (Gén, 3: 12;11


16), así la adopción en la familia de Dios significa el J't'~;1.1
hlecimicnto de esas relaciones, El amor a Dios y el :in\.lI ,1
los demás, por lo tanto, son dos aspectos del gran malld,1
miento divino, mandamiento que los cristianos deben dar ,(
conocer a aquellos que aún están alejados de Dios y d(",1I
lamilia adoptiva (Mat. 22:36-40; Luc, 6:27-36), La adopI'illll
debe afectar toda la vida del cristiano a medida que tr;ll:l d.
imitar al Padre, glorificar su nombre y eí de la familia, y "ivlI
tina vida aceptable delante de é1. 6ó
Muy ligado a la adopción está el concepto bíblico 01"
pacto, "El pacto", escribe Karl Balth, "es el término dl'l
Antiguo Testamento para la relación básica que exislv ('1 \111'
112 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

el Dios de Israel y su pueblo" .6'; El es su Dios, y ellos son su


pueblo a quien ha elegido. Un pacto es un acuerdo entre dos
personas, que los compromete mutuamente en términos de
contrato. En el Antiguo Testamento, Dios se comprometió a
bendecir a Israel a condición de que ellos cumplieran los tér-
minos del acuerdo, que eran fe y obediencia (Deut. 7:6-16;
28:1, 15). Después de la crucifixión, las bendiciones y obli-
gaciones del pacto fueron transferidas de la nación de Israel
al Israel espiritual, esto es, a aquellos que han aceptado por
fe a Cristo (Mat. 21:33-43; 1 Pedo 2:9, 10; Gál. 3:2H, 29).
La relación de pacto es céntrica en todas las Escrituras.
Cuando aceptamos a Cristo, somos justificados, regenerados
y adoptados en una preciosa relación de pacto. En ese
momento, dice Dios, "Pondré mis leyes en la mente de
ellos, y sobre su corazón las escribiré" CHeb. 8: 10; véase 2
COl'. 3:3). De esta manera la obediencia llega a ser el cami-
no del cristiano convertido.
J. A. Ziesler y Alister i'vlcGrath nos aclaran la iclea de que
la justicia era una pabbra del pacto para los judíos. Ser justo
significaba que una persona tenía una relación correcta con
Dios. En el Antiguo Testamento, observa McGrath, la justi-
cia es mucho más que una norma impersonal de jusr.icia; "es
un concepto personal; es esencialmente el cwnplimiento de
las demandas .Ji obligaciones de una relación entre dos per-
sonas... Estar 'bien con Dios"', por 10 tanto, "es confiar en
sus promesas provistas por su gracia y actuar de acuerdo
con ellas"."'
De esta manera Abrahán, al ser llamado a una relación
de pacto con Dios, no solamente creyó en Dios, sino que
respondió en su vida diaria a esa creencia. Por esa razón,
varios escritores bíblicos, en contextos absolutamente dife-
rentes, pueden declarar que el patriarca fue contado como
justo tanto por la fe CGén. 15:6; Rom. 4:3, 5, 9) como por las
obras (Sant. 2:21). El punto que quiero destacar es que, si
bien es posible separar la fe de las obras en términos aC<l-
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 113

démicos, en la vida diaria no puede existir la una sin las


otras, ya que ambas son parte de la misma relación de
pacto. (Hablaremos más acerca de este tema en el capítulo
S.) En virtud de la regeneración, que ocurre cuando una
persona es declarada justa, un cristiano justificado está en
armonía con los principios divinos. La fe puede ser el cami-
no a una relación de justicia, pero los hechos que armoni-
cen con la voluntad de Dios son el resultado de esa rela-
ción. Por lo tanto, ser justificado en el sentido bíblico signi-
fka que una persona no está más en una relación de peca-
do (en rebelión) con Dios, sino en una relación de fe. Tal
persona pertenece a la familia del pacto.
Dada su relación de pacto con Dios, los cristianos pue-
cien tener la seguridad de su salvación. Aquellos que han
aceptado a Cristo son "salvos" por fe (Efe. 2:8; véase Luc.
7:50; 19:9; Juan 3:36: 5:24; 6:47). La salvación, sin embargo,
es un proceso continuo y no un evento único, en el cual se
está una-vez-sa!vo-siempre-sa!vo. Ello significa que para
preservar esa seguridad de la salvación, debemos permane-
cer en una relación de pacto con Dios a través de Cristo.
Si una persona peca, sin embargo, no significa que él o
ella deja de ser hijo o hija del pacto (1 Juan 2:1). Ello sólo
ocurre si la persona rehúsa arrepentirse de su rebelión. La
dección deliberada de una continua actitud rebelde (rela-
ción de pecado) hacia Dios anulará la seguridad del pacto,
pero el individuo no entra y sale de la relación pactual por
causa de pecados individuales. Mientras elijamos mantener-
nos "en Cristo" podremos estar completamente seguros de
nuestra salvación."';
Podemos resumir lo que hemos dicho hasta aquí sobre
la justificación diciendo que ella es la declaración legal de
perdón y la restauración de una relación saludable entre
I)ios y el pecador. El fundamento de la justificación, tal
como lo señala Pablo, es la muerte de Cristo (véase Rom.
";:9; 3:24, 25). El medio por el cual llega a ser efectiva para
1 14 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

el individuo es la fe (véase Rom. 5:1; 3:25; Gál. 2:16, 20; Fil.


3:9). Al mismo tiempo que los individuos son justificados,
también son regenerados (nacidos de lo alto), adoptados en
la familia de Dios; entran en una relación de pacto con Dios
y tienen la seguridad de su salvación mientras elijan per-
manecer en una relación de fe. Debemos destacar la verdad
de que todas esas manifestaciones de gracia ocurren en el
momento en que se acepta a Cristo por fe.

El tema de la justificación universal

Antes de dejar el tema de la justificación, necesitamos


examinar un aspecto más: la justificación universal de cada
persona. Se ha enseñado este tema repetidas veces a lo
largo de la historia cristiana, en ocasiones dentro de la pers-
pectiva bíblica y otras fuera de ella. Por ejemplo, el univer-
salismo adopta la posición de que todos serán salvados por-
que Cristo murió por todas las personas. 67
Esta enseñanza, por supuesto, deja fuera la vital condi-
ción de la fe en Cristo. La Biblia declara enfáticamente que
"todo aquel que cree" en Cristo no perecerá sino que ten-
drá vida eterna (Juan 3:36, 16; véase 1 Juan 1:9; Gál. 2: 16).
Dios no salvará a nadie contra su voluntad. La fe es la con-
dición de la salvación.6!l
Un texto que algunos adventistas del séptimo día69 han
interpretado como una enseñanza de la justificación univer-
sal ("todos nacen legalmente justificados") es Romanos 5: 18:
"Así, que, como por la transgresión de uno (la de Adán)
vino la condenación a todos los hombres, de la misma
manera por la justicia de uno (la de Cristo) vino a todos los
hombres la justificación de vida". Por supuesto, si una per-
sona decide usar el paralelismo en este texto para probar la
justificación universal, entonces debe también utilizar 1
Corintios 15:22 ("Porque así como en Adán todos mueren,
también en Cristo todos serán vivificados") para probar la
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA.. 115

n 'surreCCClon universal para ser salvos (véase el versículo


.~.). y de esa forma se llega al universalismo.
Aparentemente C. E. B. Cranficld está en lo correcto
('lIando sugiere que el don se provee para todos, pero que
({ornarnos 5: 18 "no contesta la pregunta de si al final todos
('n realidad lo tendremos". De manera similar, John Murray
('stablece una diferencia entre justificación potencial y pre-
sente. El versículo 19 contesta la pregunta cuando dice que
"los muchos serán constituidos justos" por medio de Cristo
(véase el versículo 15). Los "muchos", por supuesto, serán
.Iquellos que hayan cumplido con la condición de tener fc. 70
No hay duda de que Cristo murió por los pecados de
"todos" (véase Heb. 2:9), pero esto no quiere decir que la
Justificación sea universal. Otro texto usado a menudo para
(~nseñar la justificación universal es 2 Corintios 5:19, donde
,Iice que "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al
lIlundo. no tomándoles en cuenta a los hombres sus peca-
(los". Pero la intención de esta declaración es señalar que
"el plan de salvación no consiste en reconciliar a Dios con
los hombres, sino a los hombres con Dios". El verdadero
.~ignificado de quién es justificado en 2 Corintios 5 es que
son aquellos que están "en Cristo" (vers. 17-20).71
Algunos adventistas que enset'i.an que las personas
"nacen justificadas" a menudo establecen celosamente la
(liferencia entre ser "legalmente juslificado" y ser "justifica-
,lo por fe" (justificación salvadora); pero los textos usados
110 fundamentan tal enset'i.anza.'2

La razón de toda esta argumentación por parte de Robert


Wieland y otros, al parecer, es descubrir cómo el mensaje
.Idventista de justificación por la fe de 1888 es único entre
I( >$ protestantes, a pesar del hecho de que los principales
('xponentes de la doctrina en Minneapolis (Elena de White
y E.]. Waggoner) declararon que no había nada de especial
('11 ella, que era meramente el mismo evangelio que predi-
7~

,';Iron Pablo, Lutero y Wesley.


116 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

El argumento respecto de la justificación universa l está


en contra de la enseñanza tradicional protestante/adventis-
ta que enseña que la justificación legal es provisional hasta
que se la acepta por fe. En vez de considerarla provisional,
los exponentes adventistas de la justificación legal universal
sostienen que la justificación fue lograda en la cmz para
todos los seres humanos. Es así como Robert Wieland escri-
be: "Se piensa comúnmente que el sacrificio de Cristo es
sólo provisional; en otras palabras, que no hace nada por
nadie a menos que la persona haga algo primero y 'acepte
a Cristo'. Jesús espera", sigue diciendo "con sus brazos divi-
nos cruzados, sin hacer nada por el pecador hasta que éste
decide 'aceptarlo'... Las verdaderas buenas nuevas son
mejores de lo que se nos ha hecho pensar. De acuerdo con
el 'precioso' mensaje de 1888, nuestra salvación no depen-
de de nuestra iniciativa; depende de que creamos que Dios
tomó la iniciativa de salvarnos".74
Si esto es parte del corazón del mensaje de 1888, enton-
ces los wesleyanos con su idea de la gracia preventiva lo
han tenido desde el siglo dieciocho, y Jacobo Armenio
0560-1609) y otros lo han tenido mucho antes. Una de las
claras enseñanzas de la Biblia es que Dios hizo dos cosas
por el culpable Adán. En primer lugar, dejó que continuara
viviendo a fin de que pudiera arrepentirse. A esto se le
podría llamar gracia general: bendición que se extiende
hasta hoy. El tiempo de prueba fue dado a la posteridad de
Adán para que se decida por Cristo. Durante ese tiempo, los
dones de Dios caen sobre los justos e injustos por igual a
fin de que puedan ver su bondad (véase Mat. 5:45; Rom.
1:19, 20; Juan 1:9). La gracia general de Dios también sugie-
re que él no guarda los pecados de las personas hasta que
alcanzan la edad responsable. Así, hay una posibilidad defi-
nida de salvación para aquellos que mueren en la infancia.
En segundo lugar, independientemente de la gracia
general, Dios extendió la gracia preventiva a Adán. En COI1-
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 117

secuencia, Dios buscó al culpable Adán en el jardín, y ha


estado buscando a los pecadores desde entonces. Una de
las funciones primarias del Espíritu Santo es buscarnos y
convencernos de pecado para que podamos ser llevados a
Cristo (Juan 16:7-15). Por lo tanto, escribe Leo Cox, "ningún
hombre será enviado al infierno porque no sea objeto de la
-5
gracia, sino porque no usa esa bendita gracia".' El asunto
más importante que una persona pueda alguna vez enfren-
tar es aceptar o rechazar lo que Dios ha hecho por él o ella
en la persona de Cristo (Juan 3:36).

Ahora bien, ¿qué es eso de la justificación como


obra de toda una vida y la santificación como
obra de un momento?

Debe quedar claro en este capítulo que la justificación


ocurre en el mismo instante en que un pecador se apropia
por fe de la gracia divina. Es así como la justificación es pri-
meramente la obra de un momento.
Todo eso está bien, pero el problema es que los cristia-
nos continúan pecando. Por lo tanto necesitan ser justifica-
dos continuamente, ya que "el hombre no ha guardado nin-
gún tesoro de méritos para ofrecer por el pecado". Hans
LaRondelle sugiere correctamente que estamos en necesi-
dad de "una justificación diaria por fe en Cristo, ya sea que
hayamos transgredido conscientemente o errado incons-
cienteluente".76
La justificación diaria está ligada íntimamente al ministe-
rio de Cristo en el santuario celestial. "Viviendo siempre
para interceder" por "los que por medio ele él se acercan a
Dios" (Heb. 7:25; véase cap. 9:24). Cristo, "está a la diestra
de Dios ... intercede por nosotros" (Rom. 8:34). "Si alguno
hubiere pecado, Abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el Justo" (1 Juan 2: 1).
"Cristo Jesús", escribió Elena ele White, "está representa-
118 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

do como estando continuamente ante el altar, donde ofrece


momento tras momento el sacrificio por los pecados del
mundo ... No tiene que realizarse más una expiación simbó-
lica, diaria y anual. Pero el sacrificio expiatorio efectuado
por un mediador es esencial debido a que se cometen peca-
dos continuamente ... Jesús presenta la oblación ofrecida por
cada ofensa y cada falta del pecador".77
Algunos eruditos prefieren pensar en la justificación con-
tinua como "el perdón continuo"is en vista de que su con-
dición delante de Dios fue rectificada en el momento de su
conversión y su justificación inicial. Pero en esencia la dife-
rencia es en gran parte de carácter semántico. Día a día
Cristo continúa intercediendo por sus hermanos y hermanas
terrenales y los declara justos ante el propiciatorio celestial.
No solamente hay un sentido en el cual la justificación es
la obra de toda una vida, sino que el uso bíblico principal
de la palabra santificación indica que ocurre en un instan-
te. El significado fundamental de la palabra hebrea traduci-
da como "santificar" es "dedicar", "consagrar", "apaltar".79 A
Moisés se le dijo que debía "santificar" ("consagrar") a todo
el pueblo de Israel al Señor (Exo. 19:10). No solamente se
consagraron Jos israelitas o se apartaron para un uso santo
y propósitos sagrados, sino también el tabernáculo y los ins-
tnllnentos utilizados en el servicio del santuario (Exo. 30:25-
29; 40:9- 11; Lev. 8:10-13).
L'l palabra del Nuevo Testamento traducida como "san-
tificar" quiere decir "hacer santo".80 Un santo (aquel que ha
sido santificado) es una persona que ha sido apartada por
Dios para un uso santo.
El Nuevo Testamento a menudo habla de la santificación
como de un hecho consumado. Por eso el libro de Hebreos
dice que "con una sola ofrenda", Cristo "hizo perfectos para
siempre a los santificados" (cap. 10:14; véase el verso 29).
Nuevamente, Pablo puede referirse a los corintios como "los
santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos" (1 COl'.
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA.. 119

1:2; véase Hech. 20:32). Los cristÍ<lnos han sido santificados


"por la fe" en Cristo (Hech. 26:18) mediante la acción del
Espíritu Santo (véase Rom. 15:16; 1 Tes. 5:23).
Pablo incluso indica el momento en la vida de las per-
sonas en que son santificadas. "Habéis sido lavados", escri-
bió a los corintios, "habéis sido santificados, habéis sido jus-
tificados en el nombre del Señor Jesús" (1 Coro 6:11). En sín-
tesis, las personas son santificadas inicialmente en el
momento en que son justificadas, regeneradas y adoptadas
en la familia del pacto de Dios. Las personas se santifican
en el momento de creer en Jesucristo. Por lo tanto la santi-
ficación inicial no significa un concepto moral sino una
nueva relación con Dios. Los conversos a Cristo han sido
apartados para Dios y para que él los utilice de la misma
manera en que los sacerdotes y el tabernáculo fueron sepa-
rados para un uso santo en el Antiguo Testamento. s1
Ser santificado es vivir en un estado de dedicación a
Dios. Esta clase de dedicación en el Nuevo Testamento,
sugiere Anthony Hoekema, ;'significa dos cosas: (1) una
separación de las prácticas pecaminosas de este mundo pre-
sente y (2) consagración al servicio de Qios"Y
Elena de White comparte esta perspectiva cuando decla-
ra: "Se necesita una conversión genuina, no una vez cada
tantos años, sino diariamente. Esta conversión produce en
el hombre una nueva relación con Dios. Las cosas viejas ...
pasaron, y el hombre es renovado y santificado. Pero esta
obra debe ser continua". 83
Esta cita nos muestra que la santificación no es solamen-
te la obra de un momento, sino que es la obra de una vida
al permitir que Dios nos use para sus propósitos. A las per-
sonas que se han santificado en el nuevn nacimiento se las
llama a ser santas en su vida diaria (véase 1 Tes. 4:3-7; Rom.
6:19). Donald Guthrie seilala que aunque la santificación de
los cristianos es un hecho consumado a la vista de Dios,
"aún necesita vivirse en la vida de los creyentes" .8i
120 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Ayuda pensar en la santificación en tres niveles: (1) la


santificación inicial, cuando una persona viene a Cristo y es
justificada y regenerada (nacida de lo alto); (2) la santifica-
ción progresiva, a medida que los individuos viven para
Cristo y crecen en gracia en sus vidas diarias; y (3) la santi-
ficación final o glorificación, que ocurre en la segunda veni-
da de Cristo, cuando los cristianos serán "transformados en
un momento ... a la final trompeta" (1 Coro 15:52). Comen-
taremos más sobre las dos últimas fases de la santificación
en los capítulos 5 y 10.
Quisiera agregar, antes de pasar a otro tema, que estoy
muy consciente de que Elena de White escribió que "no hay
tal cosa como una santificación instantánea". Ella no argu-
mentó en contra de Pablo y de otros escritores bíblicos, sino
contra el exceso de algunos creyentes de sus días que decí-
an que habían sido completamente santificados y perfec-
cionados en un instante por el Espíritu Santo y que por lo
tanto eran incapaces de pecar. Este mismo contexro extre-
mista sirve de marco a su afirmación de que las personas
nunca deben decir que están santificadas."S
Tomar estas declaraciones fuera de su contexto histórico
es ponerlas contra Pablo, quien fue tan lejos como para re-
clamar la santificación para sus creyentes corintios. El triple
punto de vista de la santificación como algo pasado, pre-
sente y futuro nos debiera hacer comprender mejor las
abundantes declaraciones sobre la santificación que leemos
en la Biblia y en los escritos de varios cristianos.

La justificación y la santificación pueden ser


términos relativamente carentes de sentido

G. C. Berkouwer indica que una de las batallas continuas


en la historia de la teología es la concerniente a la impor-
tancia relativa de la justificación y la santificación. "En esta
controversia uno acusa al otro de permitir que la justifica-
LA JUSTIFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 121

dón sea asimilada por la santificación, solamente para que


se le diga que él, por otro lado, al preocuparse por la justi-
Ikación, le resta importancia a la santificación". Esta cues-
tión ha sido ciertamente el centro de las destructivas discu-
siones sobre la justificación por la fe que llegó al clímax en
1888 y que han estado en un estado de constante agitación
desde 1956".86
Berkouwer, después de plantear el asunto, continúa
diciendo que uno realmente no puede hablar de justifica-
ción sin considerar la santificación, y viceversa. James
Denney estaba hablando de ese punto cuando escribió que
"se ha olvidado a veces que el gran asunto no es la distin-
ción entre justificación y santificación, sino su conexión, y
que la just[ficación o la reconciliación es un engaño a
menos que la vida del reconciliado yjust[ficado sea inevita-
ble y naturalmente santa ". Estos dos aspectos de la salvación
son "la respuesta indivisible y abarcante del alma que se
entrega a Cristo" .H-
Los grandes reformadores del siglo dieciséis captaron cla-
ramente esta verdad. Calvino podía por lo tanto escribir que
"Cristo no justifica a nadie sin que al mismo tiempo lo santi-
fique ... No se lo puede poseer [a Cristol sin tener parte de su
santidad, porque él no puede dividirse".AA Lutero también
entendió la salvación como una experiencia unificada. Como
notamos anteriormente, fue su principal discípulo (Felipe
Melanchthon) el que colocó un énfasis desmedido en la jus-
tificación forense (legal). Lamentablemente, mucha de la teo-
logía posterior a la reforma siguió a Melanchton en este
aspecto en lugar de seguir a Lutero. Ello ha causado serias
distorsiones que aún afectan el pensamiento de algunos.
Por otro lado, esta distorsión también puede obrar en
sentido opuesto. WiIliam Hulme señala ese problema cuan-
do obselva que "es tan artificial separar la justificación de la
santificación, como es peligroso confundirlas".89
Debe entenderse que la distinción tiene sus raíces en las
122 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Escrituras. Por ejemplo, Pablo habla de la justificación sin


las obras de la ley (Rom. 4:6), sin embargo en la misma
epístola se refiere obviamente a la santificación progresiva
cuando anima a los creyentes a presentar sus cuerpos "en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios" (Rom 12:1). El libro
de Romanos pasa de la justificación por la fe en los prime-
ros capítulos a vivir una vida de santificación en sus últimos
capítulos.
Teóricamente, la justificación y la santificación pueden
separarse, pero en la vida práctica son inseparables. John
Macquarrie nos ayuda a visualizar una síntesis equilibrada
cuando escribe: "No debemos pensar en una separación
cortante, sino solamente en aspectos distintivos de un pro-
ceso unitario".90
La Biblia no se preocupa tanto en discutir los pormeno-
res de la diferencia que hay entre justificación y santifica-
ción, sino que habla de un cristianismo significativo. El
Nuevo Testamento no argumenta si la santificación es más
impoltante que la justificación, o si una viene antes que la
otra. El verdadero asunto, desde la perspectiva del Nuevo
Testamento, es si una persona está en una relación de fe
con Jesucristo. Pecar es romper la relación con Dios, mien-
tras que la fe es establecer y mantener esa relación.
Pablo deja en claro que una persona está, ya sea "en
Adán" o "en Cristo" (1 Cor. 15:22; Rom. 5:12, 21). Aquellos
que están "en Cristo" son justificados, santificados, y están
siendo progresivamente santificados y perfeccionados. La
expresión "en Cristo" aparece 164 veces en los escritos de
Pablo, incluyendo once veces (contando pronombres y
sinónimos) en una de las grandes frases de apertura de
Efesios (cap. 1:3-14).
James Stewart seüala que "el corazón de la religión de
Pablo es la unión con Cristo. Este, más que ningún otro con-
cepto ... es la llave que abre los secretos de su alma". Tanto
la justificación como la santificación dejan ele ser una reali-
LA JUSTlFICACION: OBRA DE TODA LA VIDA... 123

dad para Pahlo si se las separa del concepto de la unión con


Cristo. La justificación debe ser vista como una unión con
Cristo por medio de la fe. Así es como Pablo puede decir:
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús" (Rom. 8: 1). La santificación es la continua-
ción de la vida de las personas en Cristo y de la vida de él
en ellas (Gál. 2:20). "Solamente cuando se mantiene como
punto central la unión con Cristo", escribe Stewart, "se
puede ver la santificación en su verdadera naturaleza, como
el desarrollo del carácter de Cristo en la vida del creyente;
y sólo entonces se puede entender la relación esencial entre
la religión y la ética".91
La comprensión de la importancia de la unión con Cristo
ayuda a los cristianos a recordar que "los recursos para la
victoria no están en el individuo sino en Cristo. Los cristia-
nos no sirven con su fuerza sino con su sumisión". Dios, a
través del poder del Espíritu que mora en el interior y de la
gracia de Cristo, los capacita para vivir como cristianos
amantes. P.T. Forsyth endosó esta vital verdad del cristianis-
mo cuando escribió que "nosotros no ganamos la victoria;
nos unimos al que es Victorioso".92
Los cristianos producen fmtos naturalmente cuando per-
manecen en Cristo (véase Juan 15:4). Siendo que vivir cris-
tianamente es vivir en unión con Cristo, esa vida nunca será
fría, austera o dura. La unión con Cristo, significa no sola-
mente la comunión con Dios sino también con nuestros
semejantes. 9 ' "Pero el que guarda su palabra, en éste verda-
deramente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto
sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en
él, debe andar como él anduvo" (1 Juan 2:5, 6). Este tema
grandioso será tratado en los dos próximos capítulos. Entre
tanto, los individuos que estén "en Cristo" pueden desean··
sar seguros de su salvación.
Capítulo 5

Más sobre la santificación

P or fin", dice el fariseo, "este libro va llegando al 'meo-


llo' de la salvación. Ya terminamos con la leche de
bebés recién nacidos en Cristo, y estamos listos para
recibir el alimento más sólido de una vida cristiana madura.
Después de haber examinado el sótano relativamente insig-
nificante de la salvación (como la justificación y otros asun-
tos relacionados), estamos listos para construir la mansión
de la santificación, y mejor aún, de la perfección. Dios ha
hecho su parte; ahora es tiempo de que hagamos la nues-
tra".
Muy a menudo pensamientos tales dominan la actitud ele
cristianos sinceros. Gerhard Forde declara: "La santificación
entra en escena ... para rescatar al buen barco Salvación (k
naufragar en las rocas de la Gracia Sola". El pensamiento
farisaico de la santificación puede ser peligroso, sugien'
Forde, porque "confunde y seduce al viejo ser al hacerle
pensar que aún mantiene el control".! La tentación maestr:l
de Satanás, "Seréis como Dios' CGén. 3:5), aún apela al cora
zón humano. Al yo le cuesta mucho permanecer crucifiCt./
do.

124
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 125

Hay grandes peligros en la vida cristiana posterior a la'


justificación. El primero es el antinomianismo: doctrina que
dice que la muerte de Cristo de alguna manera barrió con
la ley y por lo mismo con la estructura moral del universo .•
En el pensamiento antinomianista el cristiano no tiene obli-'
gación de guardar la ley, ya que él o ella no están "bajo la .
ley" (Rom. 6:15).
El peligro opuesto es hacer del evangelio una nueva ley.
Para los que abogan por este tipo de pensamiento, la misma
esencia de la vida cristiana es una cierta forma de guardar
la ley. Para algunos es el ascetismo de los monjes, mientras I
que para otros es el perfeccionismo de la dieta, pero para
!odos la nueva ley se convierte en un fetiche colocado en
el centro de su experiencia religiosa. "La humanidad", escri-
bió León Morris, "tiene una perversa ingeniosidad para des- I
cubrir nuevas formas de esclavizarse a sí misma".2
Una tercera forma de distorsionar el pensamiento acerca
de la santificación es enfatizar una actitud pasiva tata! de.
parte del cristiano: "Jesús lo hace todo". Yo sostenía esa
I)()sición, pero finalmente llegué a la conclusión de que no
podía responder a los muchos imperativos que aparecen
diseminados por las páginas del Nuevo Testamento, tales
,'()mo "lucha", "busca", "trabaja", etc.
Una cuarta forma de malinterpretar la santificación es,
, <mfundirla con la justificación, como si fuera parte de ella.
1.:15 personas que tienen esta forma de pensar por lo gene-
l:tl han confundido los textos bíblicos que hablan de una
'"lntificación instantánea (ser apaltados por Dios para una I
l' ida santa) con el concepto teológico de una santificación

I'rogresiva. Al pensar de esta manera, la santificación <:t1 I


Igual que la justificación) se constituye en una entidad ViCl'
Ila. En vez de ser algo que Dios hace en nosotros, la san! i-
II('ación es algo que Cristo hizo por nosotros. Para Juan'
\V\~sley, la enseñanza de la santidad vicaria era "la ohr:l I
IItaestra de Satanás". El sostenía que la santidad es lalt!<)
126 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

interna como externa.~


El presente capítulo intentará navegar por una ruta segu-
ra a través de los muchos escollos que dificultan la com-
prensión del importante tema de la santificación progresiva.
El capítulo tratará temas como el significado y la esencia de
la santificación en la vida diaria del cristiano; el papel del
Espíritu Santo en la santificación; el lugar del esfuerzo y las
"obras" humanas; la naturaleza de las obras "buenas" y
"malas"; el lugar de las obras en el juicio final, y la relación
de la oración y otros "medios de gracia" en el proceso de la
santificación.
Antes de proceder a una definición, debemos tener en
cuenta algunas aclaraciones. En primer lugar, la santifica-
ción progresiva nunca puede separarse de la justificación en
la vida práctica. En segundo lugar, el corazón de la santifi-
cación es la unión con Cristo. La conducta cristiana fluye de
una relación vital con Cristo. Una conducta "buena" que no
tenga su raíz en una relación de fe puede ser moral, pero
no cristiana. Por último, la experiencia cl"istiana en términos
de estilo de vida y de conduela /lO agrega nada a la salva-
ción de la persona en Cristo. Cuando mucho, una vida tal
es la respuesta de haber sido salvado por Cristo.

El crecimiento en Cristo

Vimos en el capítulo 4 que el comienzo de la vida cris-


tiana está íntimamente asociado con el hecho de nacer de
lo alto (Juan 3:3, 7). Pablo utiliza la misma metáfora en su
consideración de la vida cristiana. Su exposición más com-
pleta de este tema se encuentra en Romanos 6.
Los primeros cinco capítulos de Romanos tratan de la
profundidad del pecado, la inutilid3d de la ley para resolver
el problema del pecado y la necesidad de la justificación
por fe como la única esperanza del pecador frente a la
impotencia humana y a la función condenatoria de la ley.
MAS SOBRE LA SANTIFICAClON 127

En los primeros versículos de Romanos 6, Pablo hace una


pregunta que naturalmente surge de su enseñanza de que
Dios mediante su gracia perdona a las personas cuando aún
son pecadoras. Si la gracia es algo bueno, pregunta él,
entonces ¿no sería bueno que los cristianos continuaran
pecando para que la gracia se multiplicara? (Rom. 6: 1).
La contestación de Pablo es enfáticamente negativa: "¡De
ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado,
¿cómo viviremos aún en él?" El cristianismo, continúa
diciendo, significa más que la simple muerte a una forma de
vida pasada. La misma ordenanza dd bautismo que simbo-
liza la aceptación externa de Cristo tiene dos significados
implícitos: (]) Una persona que ha crucificado al yo, ha
sepultado la vida antigua de egoísmo y pecado, pero (2)
más allá de la muerte y sepultura de la vida antigua, está la
resurrección a una llueva forma de vivir en Cristo Jesús. Por
lo tanto, los cristianos han de andar "en novedad de vida"
(vers. 1-4).
La unión con Cristo significa tener acceso al poder resu-
citador de Cristo. Los cristianos, por lo tanto, no tienen que
ser más "esclavos del pecado" (vers. 5-] 1). Por medio de la
gracia capacitadora de Dios, están libres del dominio del
pecado. Deben rendirse a Dios "como quienes han vuelto de
la muelte a la vida", y deben ofrecer sus "miembros [panes
del cuerpo] a Dios por instrumentos de justicia" (vers. 12-14).
Los cristianos dotados de poder mediante la gracia deben
ser obedientes "de corazón" y "siervos de la justicia" en vez
de ser esclavos del pecado. Así como una vez se entregaron
a la impureza, ahora deben servir a la justicia para "santifi-
cación" (vers. 15-19).
Romanos 6 presenta un punto de vista radical y revolu-
cionario de la vida cristiana que afecta todos los aspectos
del pensamiento y la conducta cristianos. James Stewart, al
comentar sobre este capítulo, dice que "la unión conJesús
significa un fin .Y un comienzo más absoluto, claro.Y radi-
128 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

cal que ninguna otra transformación en el mundo ... Estar


unidos a 01sto significa estar identificados con la actitud de
Cristo bacía el pecado. Significa ver el pecado con los ojos
de Jesús, y oponerse a él con algo de esa misma pasión"
que Cristo manifestó en el Calvario.'
Los cristianos que han nacido de lo alto no solamente tie-
nen una nueva actitud hacia el pecado, sino que también
poseen una nueva perspectiva de la justicia. Lutero explicó
este punto muy claramente cuando escribió que como cris-
tianos debemos "tener un deseo tan grande de castidad
como teníamos por la fornicación".5
Aun cuando la santificación puede comenzar en el cora-
zón, produce cambios en toda la vida diaria de la persona.
Pedro sintetizó esto adecuadamente cuando observó que
Cristo "llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre
el madero, para que nosotros, estando muertos a los peca-
dos, vivamos a la justicia" (1 Pedo 2:24).
La Biblia presenta la santificación progresiva como un
proceso de crecimiento dinámico. "Creced", dice Pedro, "en
la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo" (2 Pedo 3:18). Noten que el texto no sugiere que
debemos crecer dentro de la gracia sino progresar en gra-
cia. En el momento de la santificación inicial la persona
queda inmersa en la gracia que da poder. La santificación
progresiva es una experiencia de continuo desarrollo
mediante la ayuda de la gracia capacitadora de Dios.
Pedro puede, por lo tanto, escribir que "como todas las
cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido
dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de
aquel que nos llamó por su gloria y excelencia ... Vosotros
también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid
a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conoci-
miento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la
paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto
fraternal, amor" (2 Pedo 1:3, 5-7).
MAS SOBRE LA SANTIII( Á' 11 o¡ 1 1',1<)

Pablo presenta el mismo proceso dinámico dI 111 lo 1111,1


ción cuando amonesta a los cristianos a cren'l "111 1",1" ,'11
aquel que es la cabeza" (Efe. 4: 15), Cristianos ',1 o¡ 1 1" '111"
han sido transformados "de gloria en gloria VII 1.1 1101 111.1
imagen. como por el Espíritu del Señor" (2 Coro ,\ I~ : 1 ',¡ 1 1,
"va creciendo" (2 Tes. 1:3) y su amor abunda "111;1'. \ 1111
(Fil. 1:9), El proceso dinámico de la santificHII 011 d·. I 1
todos los aspectos de la vida del cristiano: "espírilll. 1111" .
cuerpo" (1 Tes. 5:23).
Los efectos de la santificación serán evidentes l:11111 , , l ' I 1
mente interior como en la conducta exterior. Uuo .1, I
resultados será una comprensión más clara de nUesl,,\ ' , ,
dadera condición. C. S. Lewis observó con agudcl,:I 'ji l·
"cuando un hombre mejora, comprende más y más ( 1.111
mente el mal que aún hay en él. Cuando un hombre t'IIt¡"
ora, comprende menos y menos su propia maldad"."
La conducta total del cristiano también se ve afectada 1" ,\
la santificación. "Lutero", escribió Dietrich Bonhoeffer, "dil"
que sólo la gracia puede salvar; sus seguidores tomaron eS!;1
doctrina y la repitieron palabra por palabra. Pero dejaron
fuera su corolario invariable: la obligación del discipulado".
Nunca debemos olvidar que la confesión de la iglesia cris-
tiana primitiva no fue de Jesús como Salvador sino de Jesús
como Señor. "Hacer de Cristo el Señor", declara John StOll,
"es colocar cada resquicio de nuestra vida pública y priva-
da bajo su control".' Porque fuimos "comprados por precio",
dice Pablo, debemos glorificar "a Dios" (1 Cor. 6:20).
La santificación progresiva es un paso vital en el proCl'
so de la salvación. Como declara Elena de White: "El pCC:I
dar no se salva en sus pecados, sino de sus pecados". Janll's
Stalker prácticamente repitió el mismo concepto cU:lnd, 1
escribió que "toda la enseñanza de San Pablo se mUVVl'
entre los dos polos de la justificación a traves de la muer!,'
de Cristo por nosotros y de la santidad a través de la vi,1:1
de Cristo en nosotros".8
130 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Gran parte de la teología ha tratado la justificación como


lo que provee "el derecho al cielo" y la santificación como
la "capacitación" de la persona para el cielo. Otro tema pro-
minente es que la justificación salva de la culpa y el castigo
por haber pecado, mientras que la santificación salva del
poder del pecado."
Una pregunta importante con la cual han lidiado los cris-
tianos en los últimos 2000 años es, "Si Cristo ganó la victo-
ria por nosotros en el Calvario, ¿por qué nos sentimos
empujados y arrastrados tanto hacia el pecado como hacia
la justicia en nuestra vida diaria? Si hemos nacido de nuevo,
¿no debieran nuestros pensamientos y acciones ser todos
puros y santos?"

Tensión de la vida cristiana entre


lo ideal y la realidad

Este problema se me reveló unos años atrás mientras


enseñaba un curso de filosofía. En la clase había un alum-
no musulmán del posgrado que estaba becado por el
gobierno de Arabia Saudita. Mi amigo estudiante comenzó
a venir en forma regular a mi oficina para hablar acerca del
cristianismo. Una vez me informó que había asistido por
primera vez a una iglesia cristiana (bautista, en este caso),
pero que había salido confundido de allí.
La causa de su perplejidad era que había visto que el
predicador "sumergía" a alguien debajo del agua y' luego lo
declaraba "nueva persona". Mi amigo musulmán no sola-
mente estaba sorprendido porque alguien era sumergido en
el agua, sino que le preocupaba aún más la proclamación
de que ahora era una "nueva persona". Después de todo,
según él, la persona recién bautizada parecía ser la misma
que antes de ser sumergida.
Esta experiencia me reveló el hecho de que a veces
necesitamos "ojos ajenos" para poder ver las cosas más pro-
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 13 1

fundamente de lo que las personas que nacen en un con-


texto cristiano dan por sentado en sus vidas diarias. La per-
sona bautizada es una nueva criatura en algunos aspectos,
pero en otros sigue siendo la misma de siempre.
La Biblia dice que el nuevo cristiano tiene una nueva
relación con Dios y una nueva mente, un nuevo corazón y
nuevas actitudes hacia el pecado y la justicia. Pero, por otro
lado, la persona recién bautizada todavía continúa existien-
do en el mismo cuerpo; él o ella aún tiene la misma espo-
sa o esposo y aún retiene sus características y su personali-
dad pasadas. ¡El nuevo cristiano es nuevo, y sin embargo no
es nuevo! Y aquí está el problema: tensión entre lo viejo y
lo nuevo.
En consecuencia, el Nuevo Testamento a menudo ve al
cristiano como en una guerra con las fuerzas del mal. Por lo
tanto, Pablo amonesta a Timoteo que pelee "la buena bata-
lla de la fe" (1 Tim. 6:12). Un cristiano debe luchar tanto
contra la tentación de seguir los viejos hábitos como contra
el diablo quien, "como león rugiente, anda alrededor bus-
cando a quien devorar" (1 Pedo 5:8). Los cristianos son lla-
mados a resistir "al diablo" (Sant. 4:7; véase Efe. 4:27).
Pablo describe vÍvidamente la esencia de la guerra del
cristiano en Gálatas 5:16, 17: "Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la
carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la
carne. y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que
quisiereis" .
El simbolismo de una batalla es un motivo recurrente a
través de todo el Nuevo Testamento. Pablo se refiere a
Timoteo como "un buen soldado de Jesucristo" (2 Tim. 2:3),
y sugiere que los cristianos deben estar armados con "armas
de justicia" (2 COl'. 6:7) y vestidos de "toda la armadura de
Dios" (véase Efe. 6:10-17). El apóstolJuan igualmente escri-
be sobre las recompensas de aquellos que "venzan" en la
batalla del cristiano (Apoc. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21).
132 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Si bien sería maravilloso que la vida cristiana fuera una


victoria instantánea y total sobre cada aspecto del pecado
en la vida diaria, ésta no es ciertamente la idea bíblica.
Pablo, a este respecto, pudo escribir que todavía no era
"perfecto" (Fil. 3:12), y Juan declaró que todo cristiano que
dice que está sin pecado hace a Dios "mentiroso" (1 Juan
1:10). En vista de que los cristianos continúan pecando des-
pués del bautismo, se regocijan al saber que tienen un abo-
gado "para con el Padre" que continúa como un mediador
para obtener el perdón en el santuario celestial (1 Juan 2: 1).
Cristo ganó en la cruz la victoria sobre el diablo y el
pecado para cada persona que lo acepta por fe. El derrotó
al diablo a través de su vida, muerte y resurrección. El desa-
fío del cristiano no consiste en ganar la victoria que Cristo
ya ganó, sino en p~rmanecer unido al Vencedor.
John Stott señaló la esencia del problema que estamos
discutiendo cuando dijo que "aunque el diablo ha sido
derrotado, aún no se ha declarado vencido. Aunque ha sido
destronado, no ha sido aún eliminado. De hecho, continúa
desplegando un gran poder. Esta es la explicación de la ten-
sión que sentimos tanto en nuestra teología como en nues-
tra experiencia personal". James M. Gustafson se refirió a
este asunto cuando escribió que "Cristo ha ganado la bata-
lla decisiva". "La victoria final ya no está en duda, pero los
operativos 'de limpieza' deben continuar hasta el fin" .10
Esos operativos 'de limpieza' no solamente ocurren en el
mundo en general, sino en la vida de cada creyente cristia-
no. El primero es la escena del gran con nieto entre Cristo y
Satanás en el macrocosmos, mientras que el segundo es la
misma batalla en el microcosmos. "La guerra contra noso-
tros mismos", la "batalla más grande ... que jarnás se haya
reñido", continuará hasta la segunda venida de Jesús. 11
Afortunadamente, la Biblia aplica la victoria al cristiano
en forma individual. El pecado, dice Pablo, no tiene más
"dominio" sobre los creyentes (Rom. 6:] 4 [Nueva Biblia
MAS SOBRE LA SANTIFICAClON 133

EspañolaD. Ellos ya no tienen por qué permitir que el peca-


do "reine" en sus cuerpos mortales mientras estén someti-
dos a Dios (vers. 12, 13). Para los que están "en Cristo", el
pecado se ha transformado de un monarca reinante en un
extranjero ilegal sin derechos, aunque aun así no es fácil eli-
minarlo. Como sei'iala John Murray: "Hay una diferencia
total entre el pecado sobreviviente y el pecado reinante; el .
regenerado en conflicto con el pecado y el inconverso que·
se complace en el pecado... Una cosa es que el enemigo
ocupe la capital, y otra, que sus huestes den'otadas molesten
a las guarniciones del reino". 12
La justificación, la regeneración y la santificación inicial
proveen a los creyentes de una nueva actitud hacia el peca-
do, pero no alteran los rasgos de carácter o los hábitos esta-
blecidos.
Elena de White refuerza la idea de los escritores bíblicos
cuando dice que como cristianos "quizá cometamos errores,
pero aborreceremos el pecado que causó los sufrimientos
del Hijo de Dios". En otra ocasión ella escribió: "El cristiano
sentirá las tentaciones del pecado. pero luchará continua-
mente contra él". 13
Estas "tentaciones del pecado" están íntimamente reía-
donadas con lo que la escritora inspirada llamó "las pro-
pensiones hacia el mal" o la "inclinación hacia el pecado",
y Pablo se refirió a lo mismo como la atracción de "la
carne". Lo que ocurre en la conversión es un cambio com-
pleto de dirección espiritual, y no un cambio inmediato de
los hábitos. Ese cambio es un proceso gradual. R. N. Flew
nos aclara este punto cuando escribe que "para la mayoría
de los creyentes sus pecados no son visitas momentáneas,
sino expresiones de algún viejo hábito". l.
Maxie Dunnam señala que si bien "los hábitos que por
años han estado latentes pueden ser abandonados merced a
una experiencia transformadora en Cristo"; "estos hábitos
algunas veces [a menudo, es probablemente más acertado]
134 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

tienen un poder residual en nosotros". Cuando somos pro-


bados o cuando las cosas se tornan difíciles, "somos tentados
[a menudo por debajo del nivel de elección conscientel a vol-
ver a las formas antiguas" como respuesta él la situación."
Una de las funciones de la santificación progresiva es
nivelar los hábitos del cristiano con su actitud hacia el peca-
do. Esta es la obra constante de toda la vida. Juan Wesley se
refirió a este proceso como la mortificación gradual de los
caminos antiguos. lo Pablo se refiere a este proceso gradual
cuando escribe que una persona que se reviste de la nueva
naturaleza, "conforme a la imagen del que lo creó se va
renovando hasta el conocimiento pleno" (Col. 3:10).
Como el pecado continúa en la vida de los creyentes,
también deben continuar la confesión, la santificación y la
justificación. La mente y la voluntad cambian por medio de
la gracia de Dios inmediatamente cuando la persona acep-
ta a Cristo, pero los hábitos y el carácter son transformados
en forma progresiva a lo largo de la vida, y la naturaleza
pecaminosa finalmente desaparecerá en la resurrección. (En
el capitulo 10 trataremos este úlrimo tema en forma más
extensa.)

Más allá de la santificación "exhibicionista"

En esta sección examinaremos la esenci:1 de la vida san


tificada: uno de los temas que más confusión crean en Ia~,
personas.
Antes de ir al meollo de la vida santificada, debemo:-,
echar un vistazo a algunas peligrosas interpretaciones en<)
neas. La primera de ellas considera la santificación como d
acto de seguir una lista de lo que se puede y de lo que 1\( I
se debe hacer. Así, para algunos cristianos, la esencia d<
una vida santificada es asunto de no comer entre comidas, I

no usar cierto tipo de vestimentas. La vida cristiana para 1< l',


tales se reduce a seguir rígidamente una serie de regl:!:,
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 1:\.'1

como las de los fariseos de antaño.


Muy relacionado con el enfoque de la lista está otro f:lv()
nto de los fariseos: mirar la vida santificada en forma l1l'g:1
tiva. En otras palabras, las personas se hacen "santas" pOI I( I
que evitan. Edward Heppenstall nos señala este PUIII( I
cuando escribe que "lo más importante no es de lo que n( l.',
salvamos, sino para qué fuimos redimidos. La redenciún ('11
Cristo nunca es una vía de escape de la vida. Nos salv:ulI( l.',
del pecado a fin de vivir para Cristo" .17
Para demasiadas personas, la vida cristiana consisle 1'11
procurar ser "bueno por el hecho de no ser malo", y 1'11
construir muros morales a fin de tener la seguridad ele sabl'l
dónde detenerse ante lo que se podría considerar un pl'el
dO,I" Esta perspectiva de la santificación está más cerca (11'
la mentalidad de los fariseos que del cristianismo del NlIVV( I
Testamento.
En el centro de todas las falsas avenidas para llegar a J:¡
vida santa está la trivialización de la justicia que surge CU:III
do ésta se desmenuza en bloques de conducta que se pUl'
den manipular. Este enfoque está directamente rclacionadu
<'on la atomización del pecado de la cual hablamos al1ll'
riormente. Se presta muy adecuadamente a ¡'la predicaci(lll
'illperficial" y toma algunos asuntos tales como h refol'llI:1
('n la dicta y la vestimenta externa como cJ centro del pI'< I
Illema de la vida cristiana. Este tipo de "santificación" I iVIH'
Iln excelente ascendiente histórico, pues estuvo en el <'l'11
110 del judaísmo farisaico.
El "beneficio" que e.Yiste en la triuia/ización de la sClIII(/i
f oeión Ji de los enfoques negativos de esle terna es que }',,/Jo
11111 de falmanera la norma que es posible concebir la ()hsl'/

I'''/lcía de la ley en forma pellecta. Jesús, sin emb:II',I:( "


fortó de raíz" la trivialización en el Sermón del MOlIlI',
,11 mde destacó la profundidad y la unidad de la ley al n '1.1
, limarla con sus principios subyacentes. Cuando dijo :1 ,'.1 l.',
"\'('ntes que su justicia debía exceder a la de los cscrih:I.', \'
136 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

fariseos (Mal. 5:20), los estaba llevando a una norma más


alta que la que provee la atomización de la justicia y la lista
de lo que se puede y no se puede hacer.
El cristianismo es "volver a crear el alma" y no meramen-
te una forma de vida o un conjunto de nuevos hábitos. El
cristianismo es "salvación del egoísmo", aun del egoísmo de
sentirse orgulloso de nuestras buenas obras y mejoras en
nuestro estilo de vida. 19 El aistianismo representa la salva-
ción del PECADO y no meramente la salvación de los pecados.
De acuerdo con la Biblia, la esencia de la santificación es
una transformación total del corazón que lleva a un cambio
de vida que incluye la forma en que nos tratamos y consi-
deramos a nosotros mismos, a nuestros prójimos y a Dios.
La santificación progresiva es un proceso mediante el cual
el egoísmo y el amor propio son transformados en amor a
Dios y a nuestros semejantes en la vida diaria .
. La santificación no es ni más ni menos que el proceso a
través del cual los cristianos se transforman progresivamen-
te en personas más llenas de amor. No sorprende entonces
que Jesús declare que toda la estructura legal del Antiguo
Testamento está realmente fundamentada en los principios
del amor a Dios y a los semejantes (Mar. 22:34-40). De igual
manera, él los dos únicos hombres que alguna vez le pre-
guntaron a Jesús qué necesitaban hacer para ser salvos les
contestó que amaran a sus semejantes él través de un servi-
cio cristiano sin reselvas (Mar. ]9:21, 22; Luc. ]0:25-37).
Nuestro Señor aún fue más allá y declaró que la única forma
en que la gente podría saber si somos sus discípulos es "si
tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35).
Pablo insistió en el mensaje de Cristo vez tras vez. El
amonestó a los colosenses a que por encima de todo se vis-
tieran "de amor, que es el vínculo perfecto" (Col. 3:14). "To-
da la ley", escribió a los gálatas, "en esta S01<l palabra se
cumple: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'" (Gál. 5:14;
véase Rom. 13:8, 10). Luego prosiguió contrastando las obras
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 137

de la carne y el fnIto del Espíritu. Las primeras tienen su


base en el egoísmo, mientras que las características del
segundo (que está en singular: 'fnIto') fluyen del amor
agape (Gál. 5:22, 23),
Con estos pasajes bíblicos en mente, no sorprende que
Vincent Taylor defina la santificación como "un amor per-
fecto"; que los teólogos wesleyanos sugieran que la santifi-
cación es "amor en acción", o que Elena de White escriba a
sus lectores diciéndoles que "la verdadera santificación sig-
nifica perfecto amor, perfecta obediencia, perfecta confor-
midad a la voluntad de Dios" .20 Al atar el amor perfecto a la
obediencia perfecta, la Sra. White sigue la dirección de
Pablo y de Jesús quienes señalaron que el que ama cumple
la ley en todos sus aspectos.
Mildred Wynkoop parece estar en lo cierto cuando dice
que el amor agape (desinteresado) del cristiano "es una
c;ttalidad de la persona ... Es un principio por el cual la per-
sona ordena su vida n. El cristiano que está siendo santifica-
rlo llega a vivir 111ás y más los dos grandes principios de la
h:v de Dios. El amor a Dios ya los semejantes se convierte en
un manantial del cualfluye el resto de las actividades de la
!'ida. La obediencia que no esté basada en el am01~ sugiere
Iderla de \V!Jite, está fundada en el egoísmo. 2 !
La libertad del cristiano nunca es irresponsable, sino que
l'S libertad para servir "por amor los unos a los otros" (Gál.

·l:l3). John Stott asegura que el discipulado de Cristo no


',olamente pone bajo su control todos los aspectos de la
vida del cristiano, sino que también es un llamamiento al
',('Ivicio. De ese modo, "ningún cristiano puede seguir
\' iviendo para sí mismo" .22
Lamentablemente para la causa de una santificación ver-
t I:lderamente equilibrada, dice Edward Heppenstall, "es más

I.wil sacrificarse a uno mismo en el altar del extremismo reli-


f:ioso, que amar a Dios y amar a los que no son dignos de
',('r an1ados".~·\
138 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

El llamamiento a los que vivimos en la época actual no es


para tener un nivel más bajo de justicia, sino uno más ele-
vado. La justicia detallista y trivializada no es más oportuna
hoy día que cuando Cristo en el Sermón de! Monte amonestó
a los fariseos por tener una norma demasiado baja.
Cuando el amor se convierte en el principio de vida, no
se puede divorciar de "las buenas obras". Por el contrario,
sugiere León Morris, "el amor cristiano se convierte en el
fundamento de las buenas obras."z, AquÍ comenzaremos
este tema. Luego de examinar el rol del Espíritu Santo en su
obra diaria en la vida cristiana, veremos el aspecto humano
y la parte que desempeñan las obras en el desarrollo de la
experiencia cristiana.

La obra del Espíritu Santo


en la santificación

El Nuevo Testamento no deja duda de que la santifica-


ción es la obra del Espíritu Santo. Pedro escribe que los cris-
tianos son santificados por "el Espíritu, para obedecer... [al
Jesucristo" (1 Pedo 1:2), y Pablo nos dice que es Dios quien
santifica (1 Tes. 5:23; véase Rom. 15:16). Fue en el contex-
to de la promesa del don del Espíritu que Jesús dijo:
"Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5). Y los
logros más grandes del ser humano son llamados el "fruto
del Espíritu" (Gál. 5: 22, 23).
Con estas enseñanzas en mente, Cad Henry pudo escri-
bir que "el Espíritu es el principio dinámico de la ética cris-
tiana, el agente personal mediante el cual Dios entra en
forma poderosa en la vida del ser humano y lo libera de la
esclavitud de Satanás, del pecado, de la muerte y la ley. El
Espíritu de Dios no figura en la lista de 'otros' dentro de los
dramatis personae de la redención. El es el personaje prin-
cipal cuyo papel es decisivo para una vida de santidad en
todos los aspectos".2\
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 139

Aquellos que son nacidos del Espíritu también viven sus


vidas de constante desarrollo y crecimiento mediante el
poder de esa misma Persona divina. La mejor apreciación
de la santificación progresiva es considerarla como una con-
tinuación de la obra que el Espíritu Santo ha comenzado en
el proceso de regeneración.
Hablando de personas que no comprenden la obra per-
manente del Espíritu, Elena de White escribió que "muchos
tienen la idea de que deben hacer alguna palte de la obra
solos. Confiaron en Cristo para obtener el perdón de sus
pecados, pero ahora procuran vivir rectamente por sus pro-
pios esfuerzos. Mas todo esfuerzo tal fracasará" .26
El esfuerzo humano está condenado al fracaso. Si los
individuos no tienen éxito, se sentirán espiritualmente desa-
nimados, pero si logran el éxito, se sentirán tentados a
experimentar orgullo espiritual: el más desastroso de todos
los pecados. De este modo es tanto peligroso como impo-
sible que los cristianos forjen su propia santidad.
Pablo formuló un secreto básico de la vida cristiana
cuando aprendió que el poder de Dios "se perfecciona en
la debilidad". El apóstol podía decir que era fuerte cuando
era débil porque en ese momento dejaba que el poder de
Dios actuara en su vida (2 COL 12:9, 10). El mismo escribió
que "ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí" a través del don
del Espíritu Santo (implícito en Gálatas. 2:20). Nuevamente,
cuando el apóstol amonestó a los filipenses a ocuparse "en
vuestra salvación", agregó rápidamente que Dios obraba en
ellos "así el querer como el hacer. por su buena voluntad"
(Fil. 2:12, 13),
G. C. Berkomver, al comentar sobre Filipenses 2:12, 13,
observa que "el progreso en la santificación nunca significó
forjar la propia salvación bajo los auspicios del ser humano;
por el contrario, significa obrar la propia salvación con un
creciente sentido de dependencia de la gracia de Dios".27
El punto que señala Berkouwcr es determinante para los
140 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

cristianos ya que hay dos formas de ver la relación de la


persona con el Espíritu en la santificación progresiva. La pri-
mera lleva a una creciente independencia de la gracia de
Dios a medida que la persona se torna más y más "como
Dios". Este modelo sugiere que los cristianos santificados
algún día podrán ayudarse personalmente sin Cristo, por-
que han llegado a ser "como Dios".
L'l segunda forma de relacionarse con el Espíritu Santo
en la santificación implica una cada vez mayor dependen-
cia de él. Cuanto más cuenta se dan las personas en esta
categoría de su invalidez y debilidad, más oran pidiendo el
poder de Dios en sus vidas. Este segundo modelo es el que
se encuentra en la Biblia. En este sentido, Elena de White
sugiere que "todas nuestras buenas obras dependen de un
poder que está fuera de nosotros ... Unicamente podemos
caminar con seguridad mediante una constante renuncia al
yo y dependencia de Cristo". ,8
El derramamiento continuo del Espíritu retleja una fun-
ción vital del ministerio celestial de Cristo. Una función pri-
mordial suya es el perdón continuo que otorga mediante su
mediación. Una segunda es proveer poder permanente a
través del don del Espíritu de tal manera que los cristianos
que han sido perdonados y nacidos de lo alto puedan vivir
vidas cristianas genuinas. Estos son dos aspectos de la gra-
cia de Dios para nosotros. El. fracaso en la vida cristiana se
debe en gran medida al hecho de que no nos apropiamos
del don del Espíritu Santo.
A esta altura nos preguntamos qué papel desempeüa el
ser humano en el plan de la salvación. ¿Y qué de las "obras"
y del esfuerzo "humano"? A continuación nos referiremos a
estos temas.

¿Y qué acerca de las obras?

¡Se cuenta la historia de un pastor luterano que a la bar;\


MAS SOBRE LA SANTlFICAClON 141

de su muerte estaba seguro de que estaría en el cielo por-


que "no podía recordar haber hecho ninguna buena obra en
su vida"!29
Su idea, por supuesto, era que había sido salvado única-
mente mediante la justificación. Si bien una declaración tal
no extraña que provenga de un pastor luterano, la misma
estaría fuera de lugar en la experiencia de muchos ministros
adventistas, algunos de los cuales han tenido la tendencia a
irse al extremo opuesto.
Volveremos más adelante con nuestro amigo luterano;
ahora necesitamos examinar algunos textos bíblicos sobre el
tema.
Pablo, el gran apóstol de la salvación por gracia median-
te la fe sin obras de la ley, indica claramente que la fe, lejos
de desechar la ley, en realidad la confirma (Rom. 3:31) El
libro de Romanos, de hecho, lleva a sus lectores a través de
lodo el proceso de salvación, desde el momento en que son
justificados forénsicamentc (ser legalmente contados como
justos) hasta la experiencia vivir los principios de la ley en
1;1 vida diaria. Los grandes capítulos éticos de Romanos 12-
14, con todo el consejo sobre la vida cristiana y el cumpli-
Illiento de la ley, son en realidad el clímax del libro. Los
Illdividuos se salvan y son dotados de poder para vivir vidas
vvrdaderamente cristianas en el mundo cotidiano.
De igual manera, el gran pasaje de la salvación de
I'Jcsios 2 destaca el hecho de que somos salvos "por gra-
• ¡a ... por medio de la fe" y no por obras ("para que nadie
,1' gloríe"), y continúa diciendo que los cristianos "somos

IlI'chura suya, creados :eil Cristo Jesús para.'buenas obras ...


1',lra que anduviésemos 'en ellas" (vers. 8-10, la cursiva es
11\ (('stra).

Santiago, por supuesto, es notable por haber dicho que


"1 hombre es justificado por las obras, y no solamente por
1.\ k" (Sant. 2:24). Lutero, quien salió del catolicismo medie-
\ ,11 con su tendencia hacia las obras, no podía ver cómo el
142 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

libro de Santiago formara parte del canon bíblico. El após-


tol no figuraba en la lista de Lutero de los teólogos aproba-
dos.
Sin embargo, los eruditos modernos, generalmente no
ven conflicto entre Santiago y Pablo. Por el contrario, sugie-
ren que los dos apóstoles estaban hablando a diferentes
audiencias y colocaban su énfasis en diferentes aspectos de
un mismo evangelio. Tanto Pablo como Santiago vieron una
conexión completa entre la forma en que un cristiano cree
y la forma en que vive. "La fe sola justifica", escribe Peter
Toon, "pero la fe que justifica no está sola". También J. H.
Ropes nos dice en su importante comentario sobre Santiago
que la fe que no es balanceada por las obras es una "fe
incompleta". Las obras muestran "que la fe ha sido correc-
ta, y así la 'completan"'.30 El apóstol Santiago resumió la
enseñanza del Nuevo Testamento sobre el tema muy acer-
tadamente cuando escribió que si la fe "no tiene obras, está
muerta" (Sant. 2:17, véase el verso 26).
Los reformadores del siglo dieciséis también vieron la
unidad de la fe y las obras: incluso Lutero, cuando no reac-
cionaba exageradamente contra su propia vida monástica
orientada hacia las obras. Así pudo escribir en su prefacio a
los Romanos que "esta fe es algo viviente, activo, ocupado.
poderoso; y por lo tanto es imposible no hacer buenas
obras en forma incesante ... 'Es imposible separar las obras
de la fe, así como es imposible separar el calor y la luz [del
los fuegos".;1
Juan Calvino escribió algo parecido cuando dijo que
"Cristo no justifica a nadie que a la misma vez no santifi-
que ... El confiere ambos dones al mismo tiempo, nunca uno
sin el otro. Por lo tanto ... somos justificados no sin obras y
sin embargo no por obras" .;2
En consecuencia, si bien Calvino y Lutero enseñaron la
justificación solamente por fe, nunca abogaron por una jus-
tificación por la fe que no produjera obras: un imposible.
MAS SOBRE LA SANTIFICAClON 143

De acuerdo con WilIiam Barclay, "una de las tendencias más


peligrosas de todas las religiones es hablar de la fe y las
obras como si fueran cosas enteramente diferentes y sepa-
radas. No hay tal cosa como fe que no resulte en obras",35
Thomas Oden también nos ayuda a entender este tema
cuando señala que "el cristianismo clásico no se ha preocu-
pado solamente de hablar sin sentido del perdón de Dios,
sino de establecer una comunidad y una estructura que fun-
damenten el desarrollo moral mediante el cual ese perdón
pueda volverse apropiado en una vida de amor responsa-
ble".~'
Este pensamiento nos lleva otra vez al pastor luterano
que conocimos al comienzo de esta sección: el que "sabía"
que estaría en el cielo porque "no podía recordar haber
hecho alguna vez una obra buena en su vida". Los lutera-
nos por tradición han tenido dificultades al relacionar las
obras con la fe -santificación con justificación- porque han
seguido las declaraciones de Lutero que fueron una reac-
ción eX::lgerada a la salvación por obras. Así colocaron su
{\nfasis en la suma total de la salvación encapsulada en la
justificación forense o legal. Algunos adventistas, influidos
por la tradición de Desmond Ford, han seguido el mismo
(·amino.
El argumento del erudito luterano Gerhard Forde es por
In tanto muy significativo. Luego de señalar que los lutera-
110S a menudo no han logrado encontrar un puente entre la
Il'dención y la vida cristiana (por ejemplo, justificación y
',:lntificación progresivas), Forde sugiere que el problema
I '5tá en el énfasis excesivo que han puesto en la metáfora

(le la justificación forense (legal). Si bien esa metáfora es de


',llma importancia, Forde declara que nunca se la debe con-
',iderar sin la metáfora complementaria de la muerte y la
vida. Si se define la justificación como "la muerte antes de
1.1 vida", declara él, entonces la santificación es una "vida
111:i5 allá de la muerte". En otras palabras, las obras son el
144 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

resultado natural de nacer de nuevo en Cristo en el momen-


to de la justificación forense. A través de la combinación de
esas metáfor?s salvíficas, Farde logra un equilibrio de los
dos lados de Lutero así como nosotros necesitamos buscar
un equilibrio al leer a Pablo.';;
Es muy fácil reaccionar descomedidamente contra los
fariseos de nuestros días que aún siguen el camino de los
antiguos judíos y de los católicos medievales cuando pro-
curan que las obras sean parte de la "paga" de nuestra sal-
vación. Por otro lado, la mayoría de nosotros probablemen-
te también reacciona en contra de los residuos farisaicos
que subyacen en nuestra propia piel. La respuesta, sin
embargo, no es saltar de un extremo metafórico a otro, sino
encontrar el equilibrio entre ambos. La salvación. es por gra-
cia a través de la fe sin obras, pero la salvación nunca deja
de tener obras.

Obras "buenas" y obras "malas"

Bueno, podrán decir a esta altura, si las obras son tan


buenas, ¿por qué el Nuevo Testamento se opone tanto a
ellas?
La respuesta es que el Nuevo Testamento no considera
todas las obras desde la misma perspectiva. El Nuevo
Testamento está particularmente en contra de por lo menos
tres tipos de obras: (1) las obras de la carne (Rom. 8:3-10),
que son el resultado de la naturaleza pecaminosa; (2) las
obras de la ley (Rom. 3:28; Gál. 2:16; Efc. 2:9), que se rea-
lizan con la esperanza elc obtener la salvación; y (3) "las
obras muertas" (Heb. 6:1), que son las actividades de indi-
viduos "que están fuera de una relación con el Dios vivien-
te" y que por lo tanto "carecen del poder vivificador de la
gracia".)!'
Por encima de esas obras no santificadas, el Nuevo
Testamento coloca las obras de la fe. Pablo aprueba "la fe
MAS SOBRE LA SANTlFICACION 145

que obra por el amor" (Gál. 5:6). También alaba él los tesa-
lonicenses por "la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro
amor" (1 Tes. 1:3; véase 2 Tes. 1:3). Y palte de.su tarea con-
sistía en llevar a los gentiles a "la obediencia de la fe" (Rom.
1:5).
Jesús también aclaró que había obras "buenas" y obras
"malas". Por ejemplo, en Mateo 7, dice que algunos serán
rechazados en el juicio final aunque hicieron "muchas
obras" en su nombre. Pero en ese mismo pasaje el Maestro
también dice que "el que hace la voluntad" de su Padre
estaría en el reino de los cielos (vers. 21, 22, la cursiva es
nuestra).
Pablo aclara la diferencia que hay entre "buenas" y
"malas" obras cuando dice que "todo lo que no proviene de
fe, es pecado" (Rom. 14:23). Recuérdese que fe es estar en
una correcta relación con Dios a través de Jesús.
Una obra legal es aquella que realizarnos con nuestros
propios recursos en un intento por ganar el favor o la sal-
vación de Dios. Por otra parte, las obras de la fe fluyen de
una relación salvífica con Jesús, están llenas de energía por
el Espíritu Santo, y son moldeadas y suavizadas por el amor
del Padre. Las obras de la fe fluyen de la justificación y del
nuevo nacimiento, mientras que las obras de la ley tratan de
poner a la persona en armonía con Dios.
Estos dos tipos de obras son totalmente diferentes. Uno
t:S el esfuerzo propio, consciente, que busca ganar el favor
de Dios, mientras que el otro es una reacción espontánea
de la persona "salvada". Lutero nos ayuda a verlo más cla-
ramente cuando dice que "es imposible que [la fel no reali-
ce obras buenas en forma constante". La fe "no pregunta si
Ilay obras buenas para hacer, sino que antes que surja la
pregunta, ya las ha hecho y está siempre haciéndolas"Y
Es imperativo comprender la relación correcta que exis-
le entre obras y justificación (estar en armonía con Dios), el
lluevo nacimiento, y la santificación inicial. Una persona sal-
144 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

resultado natural de nacer de nuevo en Cristo en el momen-


to de la justificación forense. A través de la combinación de
esas metáfor~ls salvíficas, Forde logra un equilibrio de los
dos lados de Lutero así como nosotros necesitamos buscar
un equilibrio al leer a Pablo."
Es muy fácil reaccionar descomedida mente contra los
fariseos de nuestros días que aún siguen el camino de los
antiguos judíos y de los católicos medievales cuando pro-
curan que las obras sean parte de la "paga" de nuestra sal-
vación. Por otro lado, la mayoría de nosotros probablemen-
te también reacciona en contra de los residuos farisaicos
que subyacen en nuestra propia piel. La respuesta, sin
embargo, no es saltar de un extremo metafórico a otro, sino
encontrar el equilibrio entre ambos. La salvación es por gra-
cia a través de la fe sin obras, pero la salvación nunca deja
de tener obra..'I.

Obras "buenas" y obras "malas"

Bueno, podrán decir a esta altura, si las obras son tan


buenas, ¿por qué el Nuevo Testamento se opone tanto a
ellas?
La respuesta es que el Nuevo Testamento no considera
todas las obras desde la misma perspectiva. El Nuevo
Testamento está particularmente en contra de por lo menos
tres tipos de obras: (1) las obras de la carne (Rom. 8:3-10),
que son el resultado de la naturaleza pecaminosa: (2) las
obras de la ley (Rom. 3:28; Gál. 2:16; Efe. 2:9), que se rea-
lizan con la esperanza de obtener la salvación; y (3) "las
obras muertas" (Heb. 6:1), que son las actividades de indi-
viduos "que están fuera de una relación con el Dios vivien-
te" y que por lo tanto "carecen del poder vivificador de la
gracia".5 ó
Por encima de esas obras no santificadas, el Nuevo
Testamento coloca las obras de la fe. Pablo aprueba "la fe
MAS SOBRE lA SANTIFICACION 145

que obra por el amor" (Gál. 5:6). También alaba a los tesa-
lonicenses por "la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro
amor" (1 Tes. 1:3; véase 2 Tes. 1:3). Y palte de su tarea con-
sistía en llevar a los gentiles a "la obediencia de la fe" (Rom.
1:5).
Jesús también aclaró que había obras "buenas" y obras
"malas". Por ejemplo, en Mateo 7, dice que algunos serán
rechazados en el juicio final aunque hicieron "muchas
obras" en su nombre. Pero en ese mismo pasaje el Maestro
lambién dice que "el que hace la voluntad" de su Padre
estaría en el reino de los cielos (vers. 21, 22, la cursiva es
l1uestra).
Pablo aclara la diferencia que hay entre "buenas" y
"malas" obras cuando dice que "todo lo que no proviene de
re, es pecado" (Rom. 14:23), Recuérdese que fe es estar en
lIna correcta relación con Dios a través de Jesús.
Una obra legal es aquella que realizamos con nuestros
propios recursos en un intento por ganar el favor o la sal-
vación de Dios. Por otra parte, las obras de la fe fluyen de
una relación salvífica con Jesús, están llenas de energía por
d Espíritu Santo, y son moldeadas y suavizadas por el amor
del Padre. Las obras de la fe fluyen de la justificación y del
lluevo nacimiento, mientras que las obras de la ley tratan de
poner a la persona en armonía con Dios.
Estos dos tipos de obras son totalmente diferentes. Uno
l'S el esfuerzo propio, consciente, que busca ganar el favor
de Dios, mientras que el otro es una reacción espontánea
de la persona "salvada". Lutero nos ayuda a verlo más cla-
ramente cuando dice que "es imposible que [la fe] no reali-
('C obras buenas en forma constante". La fe "no pregunta si

hay obras buenas para hacer, sino que antes que surja la
pregunta, ya las ha hecho y está siempre haciéndolas",'7
Es imperativo comprender la relación correcta que exis-
le entre obras y justificación (estar en armonía con Dios), el
lluevo nacimiento, y la santificación inicial. Una persona sa1-
146 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

vada no obra para salvarse, como tampoco "un árbol da fru-


tos para mostrar que está vivo. Un árbol da frutos porque
está vivo, no para probar que está vivo".3H
Las "buenas" obras no buscan el mérito en ellos mismas.
Deben ser "muy naturales y espontáneas", escribe Gerhard
Farde, "como un padre que corre a alzar y consolar a su
hijo... Uno no se detiene a pensar en ello CA ver ahora,
¿debo o no debo hacer esto? ¿Es necesario?'); uno no se pre-
ocupa si es una obra buena o no, simplemente la hace. Y
después que pasó, se olvida por completo de ella". Por otro
lado, los que están involucrados en las obras muertas y en
las obras de la ley están siempre buscando méritos, reco-
nocimiento y recompensa.
Elena de White destaca la importancia de las obras de la
fe cuando escribe que "a fin de que el hombre retenga la
justificación, debe haber una obediencia continua mediante
una fe activa y viviente que obre por el amor y purifique el
alma ... A fin de que el hombre sea justificado por la fe, la
fe debe alcanzar un punto donde domine los afectos e
impulsos del corazón; y mediante la obediencia, la fe misma
es hecha perfecta".1il
La secuencia de gracia y obras es determinante para dis-
tinguir entre obras "buenas" y obras "malas". En los dos tes-
tamentos se muestra a Dios corno supliendo constantemen-
te la gracia antes de esperar una respuesta (Exo. 20:2, 3;
Deut. 7:6-12; 1 Coro 6:20; GáJ. 5:1). Por causa de lo que Dios
ha hecho por ellos, se insta a los cristianos a diseminar el
amor de Dios entre sus semejantes y se los capacita para
ello;i1
La relación de fe es algo dinámico que lleva al cristiano
a servir a otros con el espíritu y la fortaleza de Cristo. La
vida cristiana es servicio que se expresa en "la fe que obw
por el amor" (Gál. 5:6). La vida cristiana no es una reclusión
monástica sino una vida entregada en favor de otros . .lu~m
Wesley declaró para ilustrar que la frase '''los santos solita··
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 147

rios' no concuerda con el evangelio más que 'los santos


adúlteros"'. Las obras de la fe son parte integrante de la vida
diaria del cristiano.
Este tema nos lleva al asunto del esfuerzo humano en las
obras de la fe. ¿Dios hace todo, o los seres humanos tienen
en algún sentido que cooperar con él en la realización de
obras cristianas?

¿Qué acerca del esfuerzo humano?

Algunos autores cristianos parecen concluir que 'Jesús lo


hace todo". Todo lo que tenemos que hacer nosotros es ren-
dir nuestras vidas a Dios, y él hace todo el esfuerzo. Nuestra
lucha consiste en tratar de mantenernos en un estado de
entrega. Esta fue la enseñanza de muchos predicadores de
la santidad del siglo pasado, y uno ciertamente recibe esta
impresión al leer algunos de los escritos de Morris Venden.'3
Yo solía enseñar que la suma total de las obras humanas
consistía en tratar de mantenerse en estado de rendición. Si
bien todavía creo que hay mucha verdad en esta línea de
pensamiento, he llegado a la conclusión de que no hace jus-
ticia a la riqueza del lenguaje bíblico acerca del tema o a la
experiencia diaria.
La Biblia está llena de palabras y relatos que sugieren el
ejercicio del esfuerzo humano más de lo que se necesita
para estar en estado de rendición. Se alaba a Moisés, por
ejemplo, porque (1) "rehusó ser llamado hijo de la hija de
Faraón", (2) eligió compartir la suerte de los israelitas, (3)
"sufrió" por Cristo, (4) "dejó a Egipto", y (5) "soportó" un
problema tras otro (Heb. 11:23-28).
Además, Jesús les dijo a los discípulos que "buscaran" el
reino de Dios (Mat. 6:33) y Pablo nos insta a dar "muerte" a
bs obras de la carne, que presentemos nuestros cuerpos en
,';acrificio vivo, y que vivamos "según el Espíritu", no satis-
faciendo los deseos pecaminosos de la carne (Rom. 8: 13;
148 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

12:1, 2; Gál. 5:16). Juan, por su parte, nos dice que debe-
mos "guardar" los mandamientos (Apoc. 14:12; véase Juan
14:15; 15:10).
El Nuevo Testamento está lleno de palabras que denotan
acción. El cuadro que pinta la Biblia no es de santos que
son llevados al ciclo sobre lechos mullidos. Tampoco ense-
ña la Biblia la eficacia de! esfuerzo humano separado del
poder de Dios. "Separados de mí", dijo Cristo, "nada podéis
hacer" Quan 15:5). El cuadro es, más bien, de cooperación
mutua entre Dios y los seres humanos. De ahí que Pablo
escribe: por eso "también trabajo, luchando según la poten-
cia de él, la cual actúa poderosamente en mí" (Col. 1:29) y
"todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4:13).
/ La idea de cooperación también se encuentra en e!
'Antiguo Testamento. En Levítico 20:7 se le dijo al pueblo de
Israel que debía santificarse, mientras que el siguiente ver-
sículo declara que es e! Señor el que santifica al pueblo
(véase 2 Coro 7:1; 1 Tes. 5:23). De manera similar, cuando
los hijos de Israel estaban listos para cruzar el Mar Rojo,
Moisés les dijo: '''Estad firmes, y ved la salvación, que Jehová
ha¡"á hoy ... El Señor peleará por vosotros, y vosotros estaréis
tranquilo:/". Pero entonces Dios le ordenó al pueblo "que
marchen" (Exo. 14:13-15, la cursiva es nuestra). Dios abrió
e! camino, pero él no llevó en brazos al pueblo. Ellos cru-
zaron el lecho seco con su propio esfuerzo.
;/.,. Por lo tanto hay un elemento pasivo y otro activo el111ues-
tro caminar con Dios. En primer lugar está la rendición,
luego sigue la acción hecha posible por el poder del hSpírilll
que requiere del e,~ruerzo huma·no.
Quizá el texto más claro sobre la interacción de la obra
de Dios y el esfuerzo humano es la amonestación de Pablo
a los filipenses: "Ocupaos en vuestra salvación con temor y
temblor. Porque Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer, por su buena voluntad" (Fil. 2:12, 13).
Ese pasaje muestra el papel activo del cristiano en la reali-
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 149

zación de su esfuerzo, pero coloca el esfuerzo humano den-


tro del contexto de la gracia de Dios. Juan Murray deja claro
este punto cuando escribe que "debido a que Dios obra
nosotros obramos". Nuestro actuar no se suspende porque
Dios obre, ni la obra de Dios se suspende porque nosotros
actuemos, sino que el esfuerzo cristiano puede solamente
funcionar en el contexto de la obra de Dios hecha en nues-
tro corazón y en nuestra mente, yen unión permanente con
el Espíritu Santo. "La santificación", escribe Anthony
Hoekema, "es la obra de Dios en nosotros la cual compro-
mete nuestra participación responsable" .44
Con estos pensamientos en mente, ya no es imposible
(como alguna vez lo fuera) que yo comprenda cómo el
Revelador podía referirse a las vestimentas de lino fino de
los santos en los últimos días como "las acciones justas de
los santos" (Apoc. 19:8). Al comentar sobre este texto,
Robert Mounce declara que "esto no niega la doctrina pau-
lina de la justificación basada en la obediencia santa de
Cristo (Rom. 5:18, 19), sino sugiere más bien que una vida
transformada es la respuesta apropiada a la invitación del
novio celestial". George Eldon Ladd observa que "si bien el
vestido de bodas es un regalo divino", la relación del cris-
tiano con la salvación es dinámica. "Los santos que son invi-
tados a la fiesta del Cordero son aquellos que han sopolta-
do fielmente, que han guardado los mandamientos de Dios
y han perseverado en su fe en Jesús (Apoc. 14:12)":1;
"La conversión", escribe J. C. Ryle, "no es poner a un
hombre en un sillón y llevarlo cómodamente al cielo. Es el
comienzo de un conflicto poderoso, en el cual cuesta
mucho ganar la victoria". La vida cristiana es un desafío y
1111 esfuerzo mientras ella dure. "Pero se chasquearán los
que esperan contemplar un cambio mágico en su carácter
sin que haya un esfuerzo decidido de su parte para vencer
d pecado", dijo Elena de White. Ese esfuerzo, sin embargo,
siempre debe ser el resultado de la cooperación con la gra-
150 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

cia capacitadora de Dios y dentro de la relación de fe para


que sea efectivo. "Todo lo que el hombre pueda hacer sin
Cristo está contaminado con egoísmo y pecado, pero lo que
se efectúa mediante la fe es aceptable ante Dios" . le.
En conclusión, el esfuerzo humano es importante y nece-
sario. Si bien no lleva a la salvación, ciertamente fluye de
ella. Bonhoeffer enfatizó este punto cuando sugirió que "so-
lamente aquellos que obedecen creen". El Obispo Ryle lo
ilustró gráficamente cuando escribió que aquel que dice
que un cristiano no necesita practicar los preceptos de Dios
en la vida diaria "no es realmente mejor que un lunático" ..i7
Hasta aquí hemos dedicado en este capítulo bastante
espacio al tema del esfuerzo humano y las "buenas" obras.
A continuación examinaremos el papel de esas obras y de
los esfuerzos en el juicio final.

Las obras en el juicio

El juicio nunca ha sido un tema popular en la mente de


la gente "normal", pero para bien o para mal, es un hecho
de la existencia como la enfermedad y la muerte. Estos te-
mas, por supuesto, tampoco han sido muy populares, pero
la negación de su realidad nO.elimina la amenaza que supo-
nen.
Ahora bien, no es difícil ver por qué los no creyentes
encuentran tan desagradable el tema del juicio; pero que un
cristiano se moleste por él. muestra falta de entendimiento
con respecto al propósito del juicio de Dios. El propósito de
Dios es vindicarlos al confirmar que están "en Cristo".
"Ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús" (Rom. 8: 1). "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? .. Dios es el que justifica [cuenta como justosl.
¿Quién es el que condenará?" Cristo "est5 a la diestra de
Dios" para interceder "por nosotros". Nada puede separar a
los que "están en Cristo" del amor de Dios (vers. 31-39;
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 151

véase Zae. 3:1-5). El cristbno, por lo tanto, puede esperar


le)5 actos finales del juicio en paz y con gozo.
E) juicio final es una enseñanza bíblica penetrante. Lo
(Iue quiero ahora es hacer notar que el propósito del juicio
linal es determinar quién "está en Cristo". "El que tiene al
I lijo", escribió Juan, "tiene la vida: el que no tiene al Hijo
ele Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:12; véase Juan 5:24).
"(,2ue todo aquel que ve al Hijo, y cree en él", dijo Jesús,
"Ienga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero"
(.luan 6:40).
Estar "en Cristo", como notamos anteriormente, es una
frase bíblica que indica la relación total de una persona con
Dios. Estar "en Cristo" incluye tanto la justificación (ser con-
lado justo y estar en una correcta relación con Dios) como
la santificación (ser apartado para un uso santo y responder
al amor de Dios por medio de un~l vida ética a través del
poder del Espíritu Santo). Todas las personas están o en una
relación ele fe con Dios, o en una relación ele pecado (rebe-
lión) con él.
Por lo tanto. el estar "en Cristo", en el enfoque del juicio,
es una evaluación de relación. L:na persona en Cristo h,l
aceptado tanto su gracia perdonadora como su forma ele
vida. Estos dos aspectos, como vimos en el capítulo 4, son
inseparables.
El Nuevo Testamento deja establecido que la vida diaria
de una persona dice lo que será de ella en el juicio final. El
Revelador nos dice que los muertos serán juzgados "según
sus obras" (Apoc. 20:12). Las acciones son importantes por-
que una persona que está "en Cristo" hará las obras de Dios.
El vestido de lino fino de los salvados, escribió Juan, repre-
senta "las acciones justas de los santos" (Apoe. 19:8, la cur-
siva es nuestra). Para que las obras sean justas, por supues-
to, tienen que ser hechas dentro de una relación de fe con
Cristo. El vestido de bodas de Mateo 22: 1-14 debería consi-
derarse en términos de la salvación total. Aquellos que se
152 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

han vestido de Cristo estarán viviendo la vida de Cristo. En


otras palabras, en la vida real (en oposición a la especula-
ción teológica palticular) la gracia justificadora nunca puede
separarse de la gracia santificadora. La persona que está "en
Cristo" debe tener ambas.' Por eso, como indica William
Johnson, el juicio es esencialmente un pronunciamiento de
que los hombres y las mujeres son justos y que están en una
relación de fe con Dios.'18
Tanto la fe como la obediencia son vitales para el juicio.
De acuerdo con el evangelio según San Juan, "el que cree
en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el
Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él"
(3:36, la cursiva es nuestra).
Creer en forma aislada no indica una relación salvífica,
tampoco 10 indican las obras aisladas. Muchos de los que se
perderán habrán hecho "muchos milagros" en su nombre
(Mat. 7:22). Como señala Donald Bloesch: "Seremos juzga-
dos de acuerdo con nuestras obras", pero no seremos sal-
vados por ellas. Aquellos que estén "en Cristo" tendrán
tanto una relación con su Señor como una vida que refleje
esa relación. "Las obras de fe" son la consecuencia inevita-
ble de la fe. "Una evidencia de que el hombre no está jus-
tificado por la fe", escribió Elena de White, "es que sus
obras no corresponden con su profesión" :19
León Morris observa que una de las grandes paradojas de
la salvación es que ella no depende de algo que hagamos,
sin embargo nadie se salvará sin una respuesta de fe que
comprenda una "vida santa".\()
Aquí es importante destacar el hecho de que el juicio no
se basa en obras evaluadas desde la perspectiva de las defi-
niciones farisaicas de pecado y justicia o del enfoque fun-
damentalista moderno de la santificación. El pecado y la jus-
tificación, como señalamos anteriormente, son formas de
relacionarse con Dios y los principios de su carácter y su
ley. El gran error de los fariseos fue atomizar el pecado de
MAS SOBRE LA SANTIFICAClON 153

tal manera que lo definieron como una acción en lugar de


una actitud y una relación con Dios. Una vez más, enfatiza-
mos que tanto los fariseos como sus herederos modernos
han tenido la tendencia a ver la ley de Dios como un con-
junto de prohibiciones negativas específicas y no como un
principio positivo de amor que debe "impregnar" cada
aspecto del ser y la vida de una persona.
Todo este enfoque ha llevado a pensar que el juicio
separa los pecados de los actos buenos, y ello ha conduci-
do a la confusión. Como resultado de este malentendido,
Elena de Whitc escribió que "muchos pretenden hoy día
obedecer los mandamientos de Dios, pero no tienen en sus
corazones el amor de Dios que fluye hacia otros".>l
- Jesús definida mente mostró que el juicio está relaciona-
do con las obras. El orden de sucesión en f',·1ateo 24 y 25 es
de crucial importancia aquí. Mateo 24 es la presentación
más acabada de la segunda venida, mientras que el capítu-
lo 25 consta de tres parábolas íntegramente relacionadas
con su venida.
La primera parábola es la de las diez vírgenes (Mat. 25: 1-
13). En ella se alerta a todos los cristianos a que deben velar
y estar preparados para el segundo advenimiento. La
siguiente parábola es la de los talentos (vers. 14-30). En ella
se sugiere que los cristianos deben actuar y utilizar sus
talentos mientras velan esperando el retorno de Cristo.
La última parábola (vers. 31-46), la de la separación de
las ovejas y los cabritos, indica la clase de obras que Dios
lomará en cuenta en el juicio final. Para sorpresa, por lo
menos desde la perspectiva de los fariseos y otros de su
:lUdiencia que tenían orientaciones legalistas hacia las obras
y un punto de vista fragmentado del pecado, Jesús no exal-
la la observancia impecable del sábado o una rigidez en la
dieta. Por el contrario, su punto central en el juicio será si
las personas han desarrollado el amor agape en sus corazo-
nes; si en la práctica han cuidado a sus semejantes cuando
154 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

estaban hambrientos, enfermos y en prisión. Este es el pro-


pósito del juicio.
Elena de White aclara este mismo punto cuando, al
comentar la parábola de las ovejas y los cabritos, dice que
Jesús explicó que su decisión del juicio "girará en derredor
de un punto. Cuando las naciones estén reunidas delante de
él, habrá tan sólo dos clases; y su destino eterno quedará
determinado por lo que hayan hecho o dejado de hacer por
él en la persona de los pobres y dolientes".s2
Este juicio no es salvación por obras, sino una evalua-
ción de la respuesta al amor de Dios. Si no hay respuesta
indica que no se ha recibido ese amor, que no ha habido
transformación del carácter por el amor a través del poder
del Espíritu Santo.
La santificación comienza con la transformación del cora-
zón de una persona en el momento de la salvación inicial.
Los aspectos progresivos de la santificación tienen que ver
con el acto de apropiarse del carácter amante, setvicial y
tierno de Cristo, y en la gradual erradicación de las antiguas
características que reflejaban atributos tales como el egoís-
mo, la dureza farisaica del corazón y el juzgar a los demás.
El espíritu de nuestras acciones diarias, por 10 tanto, es
importante, porque "las acciones repetidas forman los hábi-
tos, los hábitos forman el carácter, y por el carácter se deci-
de nuestro destino para el tiempo y la eternidad" Y

La santificación y los "medios de la gracia"

Los medios de gracia son aquellos por los cuales los


seres humanos reciben la gracia de Dios. Algunos han pen-
sado que los medios de gracia son una suerte de evento
"mágico", como cuando se bautiza un bebé e inmediata-
mente se libera de la culpa con la cual supuestamente nació
o cuando el acto de decir una misa confiere bendiciones
especiales sin tomar en cuenta las actitudes o el estilo de
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 155

vida de! receptor.


JL No hay mérito ni magia en la participación de la comu-
nión, en ser bautizado, en leer la Biblia, en orar o en escu-
char la predicación de la Palabra de Dios. Sin embargo,
cuando cada una de estas actividades está unida a la fe se
convierten en medios a través de los cuales Dios imparte su
gracia a su pueblo.
El crecimiento espiritual no es más automático que el
crecimiento físico. Así como en el plano físico debemos
comer, beber y hacer ejercicio para mantenernos saludables
y crecer, así hay actividades en el nivel espiritual que pro-
mueven la vitalidad. "La gracia", señala Elena de White,
"puede prosperar únicamente en el corazón que constante-
mente está preparándose... Las espinas del pecado crecen
en cualquier terreno: no necesitan cultivo; pero la gracia
debe ser cuidadosamente cultivada".'·'
\ La forma primaria en que Dios confiere su gracia es por
medio de la Biblia, de la cual derivamos nuestro conoci-
miento de Cristo. Pedro insta a los receptores de sus cartas
a ~recer "en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo" (2 Pedo 3:18). Nuevamente, Pedro escri-
bió: "Desead... la leche espiritual no adulterada, para que
por ella ::.r~zcáis para salvación" (I Pedo 2:2; véase Col. 1:10;
.luan 17:17). Cuando se lo recibe por fe, el mensaje de la
Biblia "regulará los deseos, purificará los pensamientos, dul-
cificará la disposición. Aviva las facultades de la mente y las
l'nergías del alma. Aumenta la capacidad de sentir, de
amar" .55
Es imposible crecer en Cristo sin llenarse de la Palabra
de Dios a través del estudio personal, de escuchar la predi-
cación de la Palabra y de meditar en ella.
Dios ha elegido la Biblia en relación con la guía ilumi-
nadora del Espíritu Santo: como uno de los medios de gra-
l"ia esenciales. Juan escribió su libro con el fin de que sus
Il'ctores creyeran "que Jesús es e! Cristo, el Hijo de Dios, y
156 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Juan 20:31;


véase 2 Tim. 3:15). Aquellos que tienen la Palabra poseen
"las llaves del reino de los cielos" (Mat. 16:19; véase Luc.
11 :52; Juan 17:3)' La lectura de la Biblia, la predicación y el
evangelismo son por lo tanto medios de gracia.
Otra forma importante de recibir la gracia es la oración,
la cual algunos definen como el aliento del alma. "La ora-
ción", escribió Elena de White, "es la llave en la mano de la
fe para abrir el almacén del cielo".56 Nadie puede estar fuer-
te en Cristo sin una vida de devoción constante. Una vida
tal consiste en dedicar un momento especial cuando no
solamente meditamos en Dios y en su amor, sino también
cuando nos reconsagramos diariamente a él.
.:,. Otro de los medios de la gracia es la participación sin-
cera en la Cena del Señor y en otros eventos simbólicos de
la iglesia y en la confraternización con otros cristianos en el
culto, la obra misionera y ciertas formas de recreación. Dios
comunica su verdad, su conocimiento y su amor de muchas
maneras y quiere que sus hijos reciban todo el beneficio
posible.
Pero nunca debemos olvidar que es posible orar larga-
mente, estudiar diligentemente la Biblia, ser "fanáticos de la
iglesia", y aún estar perdidos. Este fue el caso de los farise-
os de la antigüedad. Ellos estudiaban rigurosamente tanto la
Bilia como el "testimonio veraz" de su tradición oral sin lle-
gar alguna vez a conocer a Dios o su tierno amor. Estas
prácticas no fueron medios de gracia para ellos, porque no
las recibieron en el contexto de una relación de fe humilde
y dispuesta. Este peligro está latente en nuestros días.
Deberíamos decir también que los medios de gracia de
Dios no funcionan cuando sus propósitos son meramente
internos. La lectura de la Biblia y la oración dejan de ser
medios de gracia cuando la razón de dichas actividades es
tal que nos podemos sentir seguros (por no decir orgullo
sos y satisfechos) de que hemos cumplido diariamentt'
MAS SOBRE LA SANTIFICACION 157

nuestra "hora de fidelidad" al meditar en la vida de Cristo o


que hemos mejorado el "registro" del año pasado de nues-
tras metas "espirituales".
Para que sean efectivos Jos medios de la gracia de Dios,
no solamente deben enternecer nuestros corazones y trans-
formar nuestras vidas, sino que también deben llevarnos a
una vida de servicio a otros. Es imposible ser un cristiano
estancado, es una contradicción de términos.
Los medios de gracia sólo se dan dentro de una relación
de fe viva y llena del poder del Espíritu de Dios. Fuera de
este contexto y de esta relación, son meramente la lectura y
repetición de buenas palabras y la realización de actos
morales. Dentro de esa relación dinámica, estas actividades
son los ingredientes necesarios para el crecimiento espiri-
tual en una santificación progresiva.
Capítulo 6

La santificación, la perfección y
el ejemplo de Jesús
L os "atletas fariseos" viven aún y están activos en esta
última década del siglo veinte. Por supuesto, a ellos no
les preocupa más el tamaño de la roca que puedan
legalmente cargar en el día sábado, como lo hicieron los fari-
seos de antaño, ni siguen el ejemplo de San Simeón el estili-
ta, quien evitó la tentación haciéndose enterrar hasta el CUl'
Ilo en la arena durante varios meses o más tarde al sentarse
sobre una columna durante varias décadas. Pero les pued<)
asegurar que ese programa todavía está vigente.
He tenido noticias de varios ejemplares de una modern:1
variedad en las últimas semanas. Uno de ellos ha sido tan fivl
en la reforma pro salud (una buena área para lograr su pro
pósito, ya que tanto los pecados como las acciones justas pUl'
den ser evaluadas en términos fáciles y mensurables, COll1<)
"bocados") que aun cuando mide más de dos metros, pes:1
menos de 70 kilos. En su camino a la perfección esta pers<)
na está encontrando más y más cosas que no debe comel
Aun el viejo "Simeón, que se sentaba encima de la columna"
quedaría impresionado con los logros de este in di vid u< )
Puedo identificarme con él, ya que durante el primer ailo.

158
LA SANTIFICACION, LA PERFECCION y EL EJEMPLO DE JESUS 159

Juego de mi conversión, pasé de 80 kilos a 60 en mi lucha por


ser el primer cristiano perfecto desde la época de Cristo.
La paradoja de la reforma pro salud rígida es que cuan-
to más te perfeccionas en ella, menos saludable te ves.
Muchos de los "atletas espirituales" que he conocido en
todo el país se ven amarillentos de piel y de constitución
débil. Cierta vez escuché a una persona que había sido tan
fiel que el proceso de sanidad de su cuerpo se había retar-
dado en forma significativa debido al rigor de su dieta. Una
herida que podría haber sanado en pocas semanas demoró
meses en curarse. Ella ciertamente debería ser alabada por
su fidelidad a un ideal, aun cuando no podamos entender
qué tiene que ver esto con la reforma pro salud o el cris-
tianismo. He tenido la "extraña" impresión de que la refor-
ma pro salud debería hacernos personas más fuertes a fin
de que podamos servir mejor a Cristo.
Luego están los logros relacionados con el hábito de
comer entre comidas. En algunos sectores este vicio se con-
sidera como uno de los pecados capitales. Por ejemplo, se
cuenta la historia de un pastor laico que fielmente llevaba
la santa cena a los que no podían ir a la iglesia, pero rehu-
saba participar de los emblemas con ellos, porque eso era
comer entre comidas. Este pedacito de "fidelidad" me
impresionó, ya que la definición del diccionario de la Real
Academia Española es que ;'comunión" significa compattir o
participar juntos en un evento.
Si uno pidiera a tales individuos una explicación de su pro-
ceder probablemente dirían que están procurando desarrollar
caracteres como el de Cristo. Algunos podrían hasta señalar
que cuando "el carácter de Cristo sea perfectamente reprodu-
cido", "entonces vendrá él".' Eso les decía yo a las personas
hace algunos <lÚaS cuando me hallaba completamente inmer-
so en ese camino especial para llegar a "ser como Cristo".
En años recientes me he preguntado cómo podría vi
Jesús bíblico, que comía y bebía y tenía amistad con "puhli-
160 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

canos y pecadores" (Luc. 7:34;15:1, 2), en su intento de


"buscar y salvar lo que se había perdido" (tuc. 19:10), ser el
modelo de actitudes y actividades "espirituales" como las
mencionadas. También he estado muy preocupado en
cuanto a cómo hacer concordar este enfoque del cristianis-
mo con el pensamiento del apóstol Pablo, quien claramen-
te dijo que "el reino de Dios no es comida ni bebida, sino
justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo" (Rom. 14:17).
La misma palabra gozo que se utiliza en este texto es nota-
ble, ya que puedo decir a menudo quién en un congreso
campestre está luchando muy duramente por obtener la per-
fección por la expresión seria de su rostro. El mensaje que
me envían es que ser perfectos es un asunto terriblemente
serio. Como el hijo mayor (que representa a los fariseos) en
la parábola del hijo pródigo, ellos no pueden tener mucho
gozo, y generalmente se especializan en criticar como él (Luc.
15:25-32). Para muchas de estas personas, la palabra celebra
ción es la palabra más diabólica que existe en el diccionario"
a pesar de las declaraciones de Pablo en Romanos 14: 17 ante·
riormente citadas y el énfasis repetido de Jesús en el gozo y
la celebración que se registra en Lucas 15 (véase, por eje1l1
plo, Luc. 15:5-7,9, 10,20, 22-25, 27, 30, 32). Si elimináramo:.
todos los textos que expresan gozo y celebración de ese capl
tulo, desaparecería su esencia. Lo mismo parece ser cierto VII
la experiencia de muchas personas. Piensan que pOI'< IlI<'
viven en el día antitípico del juicio, no tienen derecho a feg<)
cijarse. Pero si están "en Cristo" deberían regocijarse en 1.1
seguridad de su salvación: aunque, por supuesto, si no esl;\l1
seguros de estar viviendo en él, se puede comprender su hll.)
de gozo y celebración.

Pasemos más allá de la interpretación


de las buenas nuevas como "malas nuevas"

Una de las tragedias de la historia del cristianislll<) f


LA SANTIFICAC/ON, LA PERFECCION y EL EJEMPLO DE JESUS 161

decir que, ser como Jesús es poseer ciertas características


grotescas de algunos cristianos, y que es una forma de ven-
cer el pecado. Además de las contorsiones espirituales de
los primeros monjes, encontramos a los de la Edad Media.
Aun en el siglo veinte nos tropezamos con "atletas espi-
rituales", como el jesuita William Doyle, quien se inflige a sí
mismo grandes penurias, incluyendo el uso de una camisa
de piel, exponerse a las ortigas, al agua congelada a la
medianoche, y acostarse sobre las piedras frías de la capi-
lla. Por supuesto, él tenía que luchar contra su apetito voraz:
eterno problema que ha preocupado al perfeccionista a tra-
vés de la historia. El diario de Doyle registra en detalle las
muchas tentaciones que tuvo con el azúcar, los pasteles, la
miel, el dulce y otros alimentos: "Violenta tentación de co-
mer pastel, resistida varias veces. Me sobrepuse al deseo de
comer mermelada, miel y azúcar. Fiera tentación de comer
pastel, etc.". "Dios me ha estado instando fuertemente du-
rante todo este retiro a dejar la mantequilla por completo".3
"El monaquismo", observa R. N. Flew, "es el intento
(lrganizado más audaz de toda la larga historia de la Iglesia
por alcanzar la perfección cristiana". La motivación de estas
('mpresas heroicas residía en el deseo de imitar a Cristo.
Mantener los ojos en Cristo fue lo único importante, aun
I liando destruyera los sentimientos humanos. Casiano, por
I 'Icmplo, informa acerca de cómo un monje, con su debida
,( 1'robación, luego de vivir recluido durante quince años,
l' '\'ibió un paquete de cartas de sus padres y amigos, pero

11', tiró al fuego sin abrirlas porque quitarían su atención de


11', cosas celestiales.'
El espíritu de tales ideales en general no se ha circuns-
, (II!) a los antiguos ni a los católicos romanos. Los protes-
( IIlles evangélicos han sido afligidos a menudo con esta
'"I'oIna mentalidad, aun cuando la explican en términos
1" 'lO diferentes. Stan Mooneyham, ex presidente de World
( 01' )11, informa que creció en una iglesia fundamentalista, y
162 GUIA DEl fARISEO PARA UNA SANTIDAD PERfECTA

obselVa que dondequiera que va se encuentra con los que


han tenido "la influencia temprana en su vida de un evan-
gelio legalista y crítico". Mooneyham acertadamente llama a
esta forma de religión "la 'mala' interpretación de las bue-
nas nuevas". La mentalidad de las "malas nuevas" está obse-
sionada con "el temor acosador de que alguien, en algún
lugar, esté pasándola bien".;
Lamentablemente, muchas personas piensan que ésta es
la mentalidad de Dios. C. S. Lewis relata la historia de un
niño ~l quien se le preguntó cómo pensaba que era Dios. "El
respondió que, hasta donde podía saber, Dios era 'la clase
de persona que estaba siempre vigilando para ver si alguien
la pasaba bien para entonces tratar de detenerlo".6
Puedo hablar con autoridad sobre este tema, porque
algunas semanas después de haber sido bautizado me
encontré con unos adventistas estrictos que me ayudaron a
llegar a esta misma conclusión. Me llevó varios años y un
esfuerzo desesperado lograr escapar de la opresión de mi
"cristianismo" antes que viera que mi crítica despiadada y
mi negativismo no estaban relacionados con el jesús de la
Biblia. Yo, por supuesto, había interpretado que mi actitud
y mi perspectiva se debían a mi deseo de ser como jesús.
Desde entonces he llegado a la conclusión de que vivir COII
esa clase de jesús a través de la eternidad sería una mejor
definición del infierno que la perdición en el fuego etenH)
descrita en la Biblia.
, . -\' Cuando Pedro y otros escritores del Nuevo Testamenl()
dijeron que jesús es "nuestro ejemplo", usaron la palabra gril'
ga bypop,rammos, que litera mente signica "escribir debajo"
Hace referencia a un aula de clases, donde el maestro escril)('
las palabras en una línea y le pide al niño que las imil<'
copiándolas en la línea de abajo. Así el Nuevo Testamenl(),
sugiere SincJair Ferguson, "insta a los cristianos a escribir 1:1
biografía de sus propias vidas con un ojo puesto en el eslili I
de vida escrito por Jesús. La imitación del Salvador encarna( 1,I
LA SANTIFICACION, LA PERFECCION y El EJEMPLO DE JESUS 163

es la esencia de una santificación permanente".?


Si bien es delto que Dios quiere que sigamos el ejemplo
de Cristo, es también cierto que desea que busquemos en
la Biblia en qué consiste ese ejemplo. Y al seguir el ejem-
plo de Cristo, el Padre quiere que nos movamos más allá
del negativismo y el espíritu de crítica de los fariseos a la
correcta interpretación de las buenas nuevas.

Imitar a Jesús: un imperativo del Nuevo


Testamento

El Nuevo Testamento es consistente al insistir que el cris-


tiano debe seguir el ejemplo de Cristo viviendo una vida
santa. Pedro escribió que Cristo dejó "ejemplo" a sus segui-
dores a fin de que otros pudieran seguir "sus pisadas" (1
Pedo 2:21). En otra ocasión, el mismo apóstol escribió:
"... sino, como aquel que os llamó es santo, sed también
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. Porque
escrito está: Sed santos, porque yo soy santo" OPed. 1:15,
16). Jesús nos animó a imitarlo cuando se refirió a sí mismo
('omo "el camino" Ouan 14:6). De hecho, el primer nombre
que se le dio a la religión cristiana, fue "el Camino" (véase
llech. 9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:14, 22). Luego de lavar los pies
,1 sus discípulos, Jesús dijo: "Ejemplo os he dado, para que
,()1110 yo os he hecho, vosotros también hagáis" (Juan
U:15). Seguir el ejemplo de Jesús fue una parte importante
.Iv "el Camino". Los cristianos eran aquellos que caminaban
", '01110 él anduvo" Cl.Juan 2:6), De esta manera Pablo podía
Illstar a los corintlos a tener "la mente de Cristo" (J Cor,
~'16) y alabó a los tesalonicenses por ser "imitadores .. , del
',"nor" Cl Tes. 1:6).
G. C. Berkouwer vincula la imitación de Cristo con la
.,llItificación progresiva, "Imitar a Cristo" escribió, "no es
IIH'ramente una forma de santificación -una entre muchas-,
8
.1110 una descripción de su esencia", Si ésto es así, nos con-
164 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

viene explorar ahora este asunto, Sin embargo, en primer


lugar es importante colocar la imitación de Cristo en e! con-
texto más amplio de! plan de salvación.
La imitación nunca debe ser sacada de! contexto de la
gracia justificadora de Dios. Pe!agio (murió cerca del 419>
enseñó que jesús fue primordialmente un ejemplo de per-
fección humana y no un Salvador del pecado. La meta de
este líder cristiano era establecer una iglesia perfecta como
ejemplo para un mundo pecaminoso. La posibilidad ck'
crear esa iglesia perfecta estaba basada en la enseñanza (\(o
que e! pecado original de Adán no había inclinado la natu-
raleza humana hacia el pecado. Por lo tanto, siendo que las
personas nacían sin una tendencia hacia el mal, podría 11
vivir una vida impecable siguiendo el ejemplo de Cristo.
Según Pe!agio, la tarea del cristiano consistía en elegir entn'
el mal ejemplo de Adán y e! buen ejemplo de jesús. Desdv
esta perspectiva, la gracia era que Dios anima y motiva :1
hacer lo correcto. 9 Las ideas fundamentales del pelagianis
mo no solamente tendieron a fomentar el monaquisl1l<',
sino que todavía están vigentes, como sei1alé anteriormrll
te, en algunos sectores de la comunidad adventista.
Aquellos que siguen el razonamiento de Pelagio no s<'>lt,
minimizan la magnitud del pecado y sus efectos, sino qw'
sobrevalúan la habilidad humana por sí sola. El cristianis!ll(),
sei1ala james Orr, es "dcfinidamente una religión de reckll
ción". Seguir el ejemplo de jesús no es lo mismo que seguII
a Buda. El cristianismo no consiste en alcanzar la victoria p< II
medio de una búsqueda prolongada de la santidad, sino ('~,
una religión de salvación, mediante la cual la muelte de Crisll'
libera a los individuos de la culpa y e! castigo del pecado ('11
la justificación y del poder de! pecado en la santificación. \-'
Cristo es un ejemplo para el cristiano, pero es más <¡lit·
eso. Es en primera y última instancia un salvador. Gracias .1
que los cristianos han sido salvados pueden seguir un ejel\\
plo por e! don del Espíritu Santo. Como lo dijo Marllll
LA SANTIFICAClON, LA PERFECCION y EL EJEMPLO DE JESUS 165

Lutero: "La imitación no hace hijos, sino que al ser hijos


somos imitadores". 11
La Biblia es muy clara cuando afirma que los cristianos
han de ser conquistadores así como Cristo lo es (Apoc .
.~:21); que deben alcanzar "la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo" (Efe. 4:13), ya que la fe "es la victoria
que ha vencido al mundo" (1 Juan 5:4).
Elena de White tenía la misma idea. "Dios", escribió ella,
"110S llama a alcanzar una norma de perfección y coloca
(Ielante de nosotros el ejemplo del carácter de Cristo. En su
humanidad, perfeccionada por una vida de constante resis-
Il'nda al mal, el Salvador demostró que a través de la coo-
I)lTación con la divinidad, los seres humanos pueden aIcan-
1;lr en esta vida la perfección del carácter. Esta es la seguri-
dad que Dios nos da, de que nosotros también podemos
, )1 )tener la victoria completa". 12
Esta conocida declaración casi siempre se cita sin la frase
1,lcntificadora de la oración temática que aparece en el enea-
I)t'zado del párrafo, que dice que cada cristiano debe desa-
lI()llar "la perfección del carácter cristiano", "en su esfera".
1'~,IO sugiere que la "esfera" de Cristo podría ser diferente de
1.1 nuestra (volveremos a este concepto en el capítulo 8).
En otro lugar, Elena de White escribió que Cristo vino
, ()11 nuestra herencia "para compartir nuestras penas y ten-

I.lciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado". Estas


,11'( 'Iaraciones pueden fácilmente sobreabundar. 13
Antes de pasar a tratar la naturaleza de la imitación de
I .llstO, es importante notar que si bien otros seres humanos

"n como Cristo en muchos aspectos, en otros son diferen-


1< ", a él. p(JI' ejemplo, la Biblia no se refiere a ningún otro
111110 como al "Santo ... el Hijo de Dios" (Luc. 1:35). Cristo no
1111' una persona común, como cualquier otra. Nació santo.
I 1, 'sde su misma concepción fue "de lo alto". En conse-
, 111 'ncia, nunca tuvo una inclinación hacia el mal como
,,110S niños.
166 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Con este pensamiento en mente, Elena de Wbite escribic')


que "no es correcto decir, como muchos escritores lo han
hecho, que Cristo era como todos los niños ... Su inclinación
hacia el bien era una constante gratificación para sus
padres ... El fue un ejemplo de lo que todos los niños deben
tratar de llegar a ser...
.\.~ "Nadie que se fijara en su rostro infantil, lleno de vivaci-
dad, podría decir que Cristo era como los otros niños".
"Nunca", escribió en otra parte, "de ninguna manera, dejéis
la impresión más mínima en las mentes humanas de que
había en Cristo una mancha o una inclinación hacia la
corrupción". En otra ocasión escribió que Cristo "se mantu-
vo ante el mundo, desde que entró por primera vez en él,
incontaminado por la corrupción". No se puede decir lo
mismo de ningún otro ser humano. l"
Por contraste, ella comentó que otros seres huma~ps
(incluyendo los niños) tienen "inclinación hacia el mal". Y
Pablo destaca que "todos pecaron y están destituidos de I;¡
gloria de Dios" (Rom. 3:23).
Los niños pueden corregir su "inclinación" al venir a
Cristo y "nacer de lo alto" (Juan 3:3, 7) y al aceptar el pock!'
del Espíritu Santo en sus vidas. Entonces son participantes
de la naturaleza divina que Cristo experimentó al nacer.
Aun así, no son exactamente como Cristo en su humani-
dad, porque han traído a su nueva vida sus hábitos peca-
minosos y sus tendencias muy desarrolladas del pasado. Así
que todos los nii'los, en contraste con Cristo, necesitan SL'!'
justificados (contados por justos), regenerados (nacidos cIl-
la alto para que sus inclinaciones apunten en la dirección
correcta) y santificados progresivamente (una nueva direc·
ción de sus malos hábitos enraizados).
Por supuesto, Cristo, no tuvo que pasar por ninguno cl<..'
estos procesos. El no necesitó ser justificado, porque nunca
pecó. No necesitó ser regenerado, porque nació con una
"inclinación hacia el bien". Y no necesitó ser sanlificado,
LA SANTIFICACION, LA PERFECCION y EL EJEMPLO DE JESUS 167

porque nunca tuvo malos hábitos que rectificar.


Por otro lado, Jesús fue como el resto de la humanidad
en muchos aspectos. Elena de White declaró, por ejemplo,
que Cristo "tomó sobre sí nuestra naturaleza pecaminosa".
En vista de que, como notamos anteriormente, ella dice que
Jesús no tenía una naturaleza moral caída, sus declaraciones
con respecto a su "naturaleza pecaminosa" deben referirse
:l su naturaleza física. "J esús aceptó la humanidad", escribió
Elena de White, "cuando la especie se hallaba debilitada por
cuatro mil aüos de pecado. Como cualquier hijo de Adán,
aceptó los efectos de la gran ley de la herencia". 16
Otra forma en que Cristo en su humanidad fue como
nosotros es que no eligió usar su poder divino para favore-
cerse a sí mismo durante su encarnación. Habiéndose des-
pojado "de sí mismo" (Fil. 2:7), Dios el Hijo vivió depen-
diendo absolutamente de Dios el Padre mientras estuvo
sobre la tierra, como deben hacerlo todas las personas que
temen a Dios (Juan 5:19, 39; 8:28; 14:10). El no vino a la tie-
rra para vivir como Dios, sino para vivir en espontánea obe-
diencia a Dios como ser humano y vencer donde Adán y
Eva habían caído (Rom. 5:15-19; Fil. 2:8). Como Elena de
White dice: "El poder del Dios Salvador estaba oculto. El
venció la naturaleza humana dependiendo del poder de
Dios". El no solamente "soportó todas las pruebas que nos
asaltan a nosotros", sino que "no ejerció en favor suyo
poder alguno que no nos sea ofrecido generosamente". 17
Nosotros podernos tener el poder dinámico del Espíritu
Santo para vencer el pecado tal como Cristo lo tuvo.
Así que Cristo fue como cualquiera de nosotros en algu-
nos aspectos y diferente en otros. Cuando Pablo declara que
Dios envió a su Hijo "en semejanza de carne de pecado"
(Rom. 8:3; véase Fil. 2:7), él quería decir similar, no igual.
La misma palahra griega se usa para sugerir que el reino de
Dios es "semejante" a una semilla de mostaza o a un teso-
ro escondido en el campo (Luc. 13:44). La idea es similitud,
168 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

no igualdad absolula. 18
./ Con este concepto en mente, es más fácil ver por qué
Elena de White sugirió que nuestra victoria humana sobre
el pecado no sería exactamente igual a la de Cristo. "Cristo",
escribió ella, "es nuestro modelo, el ejemplo perfecto y
santo que se nos ha dado para que imitemos. Nunca podre-
mos igualar al modelo; pero podemos imitarlo y reflejarlo de
acuerdo con nuestra posibilidad'. 19 Cristo tiene su propia
esfera y nosotros la nuestra.
Otro punto que debemos observar en cuanto a imitar a
Cristo es que es fácil tomar demasiado literalmente el asun-
to del ejemplo. Por ejemplo, algunos abrazan el celibato,
mientras que otros cargan una cruz de madera de lugar en
lugar en su intento por "ser como Jesús".
T.W. Manson parece tener la idea correcta cuando escri-
be que imitar a Cristo no es "copiar como esclavos sus
actos, sino el obrar de su mente y espíritu" en la vida dia-
ria. Los principios fundamentales de su vida deben ser la
norma para cada uno de nosotros?)
Necesitamos examinar los "principios fundamentales" de
la vida de Cristo que fueron determinantes para su victoria
sobre el pecado y que hablan de su carácter. Esas caracte-
rísticas especiales están en el centro de su ser, del cual irra··
diaban sus acciones diarias.
Esas características de fondo son vitales al seguir el
ejemplo de Cristo. Sin ellas, las acciones externas no pue-
den ser cristianas. Al parecer, en el centro de la vida cle
Cristo había dos elementos: (1) una voluntad consagrada y
(2) un corazón amoroso que lo condujo a una vicia de ser-
vicio por amor.

La esencia de la tentación
y la victoria de Cristo

Al oír a algunas personas, podría pensarse que la tenta-


LA SANTIFICACION, LA PERFECClON y El EJEMPLO DE JESUS 169

ción tiene que ver con usar un anillo de matrimonio, o


comer queso, o robar un auto. Estas cosas pueden o no ser
tentaciones, pero no son LA TENTACION.
La vida de Cristo ilustra la naturaleza de la TENTACION
que es madre de todas las tentaciones. Esa TENTACION fue
"hacer lo suyo", vivir su propia vida y evitar la cruz.
La clave para entender la TEN1ACION de Cristo es Fili-
penses 2:5-8: "Haya, pues, en vosotros este sentir", escribió
Pablo a los creyentes, "que hubo también en Cristo Jesús. El
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de sielvo, hecho semejante a los hombres;
y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz'.
Notemos que Cristo, Dios-hombre, "se despojó a sí
mismo" de algo cuando se transformó en ser humano. Si
bien el apóstol no define el significado completo de esas
palabras, parece claro a partir de un estudio del resto del
Nuevo Testamento que parte de lo que Jesús hizo al huma-
narse fue despojarse voluntariamente "de la insignia y pre-
rrogativas de la Deidad". Aparentemente Pablo indica que
Cristo en forma voluntaria se despojó del uso natural de sus
atributos divinos y se sometió a todas las condiciones de la
vida humana con toda su desvcntaja. 21
En otras palabras, como vimos más arriba, Jesús siguió
siendo Dios, aunque voluntariamente eligió no usar sus
poderes divinos en su favor. Al igual que toda persona, per-
maneció dependiendo del poder del Padre y del Espíritu
Santo durante su existencia terrenal. Jesús hizo frente al
desafío de Satanás de que era imposible obedecer la ley.
Viviendo su vida de perfecta obediencia, Jesús obtuvo la
victoria donde Adán falló, pero lo hizo corno humano y no
como Dios. Al depender de su Padre y del poder del
Espíritu Santo para obtener su fortaleza' diaria, recibió la
misma ayuda que podemos recibir en nuestra vida diaria. 22
170 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Como que jesús se había despojado a sí mismo en forma


voluntaria, podía volver a retomar su poder divino en el
momento que así lo decidiese. A diferencia de los seres
humanos, jesús pudo haber usado los increíbles poderes
que tenía como Dios en cualquier momento. Sin embargo, si
lo hubiera hecho, habría hecho fracasar el plan de salvación,
por el cual jesús vino a desmentir a Satanás quien decía que
los seres humanos no podían guardar la ley de Dios.
Es justamente en el asunto del despojamiento voluntario
de Cristo que encontramos el meollo y la fuerza de sus ten-
taciones a través de su vida. Si el enemigo hubiera podido
lograr que jesús renunciara a su "despojamiento", aun por
una sola vez, y que usara su poder "oculto" con ira o para
favorecerse a sí mismo, el conflicto habría terminado.
Lo que debemos observar es que Cristo no fue solamen-
te "tentado en todo según nuestra semejanza" (Heb. 4:15),
sino que fue tentado más allá del punto en que los seres
humanos comunes puedan alguna vez ser tentados, ya que
en realidad tenía el poder divino "en" él (más que a su
alcance). La gran lucha de Cristo consistió en permanecer
despojado. .
Este es el significado de la tentación: "dí que estas pie-
dras se conviertan en pan" (Mal. 4:3). Eso no es una tenta-
ci6n para mí, puesto que no lo puedo realizar. Yo podría ir
a la playa y dar órdenes a las rocas durante todo el día y no
obtener ni un pedazo de pan para comer. Pero Jesús podría
haberlo hecho. Como agente de la creación de todo cuanto
existe, tenía poder para convertir en pan cualquier cosa.
Cristo no había comido durante más de un mes cuando
fue tentado respecto al pan. Ciertamente aquélla debió
haber sido una sugestión atractiva, pero perdemos de vista
el punto crucial si lo vemos meramente como una tentación
a satisfacer el apetito. La verdadera TENTACION consistió en
desechar su propio despojamiento (Fil. 2) usando su poder
divino para satisfacer sus necesidades personales. Eso, por
LA SANTIFICACION, LA PERFECCION y EL EJEMPLO DE JESUS 171

supuesto, podría haber significado que él no enfrentaba al


mundo como las personas comunes. Subyacente a esta TEN-
TACION estaba la sutil insinuación de que, si realmente él
era Dios (Mat. 4:3), entonces podía usar sus poderes espe-
ciales en su favor en lugar de depender del Padre.
Algunos pensadores se espacian demasiado en cuanto a
lo que significó para Jes(¡s ser tentado "en todo según nues-
tra semejanza, pero sin pecado" (Heb. 4:15). Una simple lec-
tura de la Biblia parece indicar que Jesús, sin tomar en
cuenta la constitución de su naturaleza humana, fue tenta-
do más allá del punto en que ninguna otra persona puede
ser tentada. La mayor parte de sus tentaciones no lo son
para nosotros, porque carecemos del poder para responder
en forma satisfactoria.
Yo demostré en mi libro My GriPe Witb God: A 5tudy in
DivineJustice and lbe Problem ollbe Cross (Mi lucha con Dios:
un estudio de la justicia divina y el problema de la cruz) que
"todas las tentaciones de Cristo ... se centraron en la posibili-
dad de que él dejara de depender del Padre; que tomara con-
trol de su propia vida al desechar su despojamiento". 23
Muy relacionado con ese asunto estaba la tentación de
seguir su propia voluntad en lugar de la del Padre, espe-
cialmente cuando la acción de seguir la voluntad de Dios le
llevaría a humillarse y ser "obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz" (Fil. 2:8). Como Raoul Dederen ha escrito,
la verdadera tentación de Cristo a través de toda su vida fue
"separarse de su misión como Redentor y apartarse del
camino de sufrimiento y muerte que su misión mesiánica
requería necesariamente". 24
Esto explica la firmeza con que Jesús rechazó la suges-
tión de Pedro de que no necesitaba "padecer mucho de los
ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y
ser muerto". "Quítate de delante de mí, Satanás" fue la repri-
menda sin paralelo que Cristo le dio a su discípulo (Mat:
16:21, 23).
172 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Jesús había visto clUcifixiones en sus viajes, y como ('u:"


quier otro ser humano normal, no deseaba dejar t':-.Il'
mundo mediante una dolorosa muerte en la cruz, POdll,1
haber sido mucho más fácil convertirse en el Mesías POIIlI
ca que los judíos (incluyendo los discípulos) tanto deseah:1I1
(véase .lVIat. 4:8-10; Isa. 2:2; Jer. 3:17; Juan 6:1-15).2; Adema,'"
Jesús sinceramente no deseaba soportar el juicio del mund()
al llevar el pecado de toda la humanidad sometiéndose :11
gran sacrificio del Calvario (véase Juan 12:31-33; 2 COI,
5:21). La idea de separarse de Dios mientras llevaba t( 1,',
pecados del mundo en la ClUZ era abolTeciblc para él.
La TENTACION de hacer su propia voluntad evadiench)
la ClUZ llegó a un punto clUcial en el Getsemaní cuando SI'
enfrentó con el significado completo de la cruz. En eSI'
momento Cristo "comenzó a entristecerse y a angustiarse" )'
pidió que "si fuere posible, pasase de él aquella hora" (Mar.
14:33, 35).
Al luchar contra la tentación de hacer su propia voluntad
y apartarse de la cruz, Cristo sobrellevó una angustia qut'
solamente podemos captar débilmente. Con gran agonía y
angustia, jesús finalmente tomó su decisión. "Padre mío",
dijo repetidamente, "si no puede pasar de mí esta copa sill
que yo la beba, hágase tu voluntad" (J\1at. 26:42).
En la ClUZ jesús se enfrentó a la fuerza combinada de los
dos aspectos de su TENTI\CION: hacer su propia voluntad
bajándose de la cruz y utilizar su poder en beneficio propio.
Una gran diferencia entre la clUcifixión de Cristo y la de
otras cIUcifixiones romanas fue que Cristo no tenía por qué
permanecer en la ClUZ. Como lo dijo D. 1\'1. Baillie: "Jesús no
murió como una víctima impotente: él pudo haber escapa-
do".26 El hombre que era Dios, podría haber dejado de "des-
pojarse a sí mismo" y acabar con su sufrimiento,
Sin embargo, jesús había elegido morir en la cruz. Su
crucifixión fue un acto voluntario de obediencia él la volun-
tad de Dios. "Yo pongo mi vida ... Nadie me la quita, sino
LA SANTlFICACION, LA PERFECCION y EL EJEMPLO DE JESUS 173

'¡tle yo de mí mismo la pongo". "El buen pastor su vida da


por las ovejas" (Juan 10:17, 18, 11). Jesús podría haber baja-
¡¡() de la cruz, pero no quiso hacerlo.

Durante toda la vida de Jesús Satanás lo tentó a apartarse


,k: la cruz y trató de hacer lo mismo durante el acto de la
crucifixión, tentando a Jesús para que dejara de "despojarse"
;1 sí mismo e hiciera su propia voluntad. Esta vez el tentador
IISÓ a las mismas personas por las cuales Cristo estaba
muriendo. Los que pasaban lo insultaban, diciendo que
había declarado que podía hacer grandes cosas. "Si tú eres
quien dices ser", le desafiaban, "sálvate a ti mismo y des-
ciende de la cruz'. Los principales sacerdotes y escribas tam-
hién participaron, burlándose de él y diciendo: HA otros
salvó, a sí m.ismo no puede salvar. El Cristo, Rey de Israel,
descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos".
Mientras tanto, algunos de los guardias romanos también "le
escarnecían" (Mar. 15:29-32; Luc. 23:36, la cursiva es nuestra).
¿Cómo hubieras respondido tú a este desafío y maltrato
si hubieses tenido acceso al poder de Dios? Yo me hubiera
sentido fuertemente tentado a bajar de la cruz y darle a esta
gente ingrata justamente lo que merecían. Hubiera demos-
trado exactamente quién era yo. Esos ingratos ciertamente
se habrían lamentado de haber agotado mi paciencia cuan-
do trataba tanto de hacerles un favor.
Afortunadamente para el universo, Cristo no cayó en la
trampa de Satanás. El resistió la TENTACION de descender de
la cruz, de poner su propia voluntad y autoridad en el cen-
tro de su vida, y de"pués seguir haciendo "lo suyo". Así obtu-
vo la victoria donde Adán fracasó. Su muerte no sólo can-
celó el castigo del pecado, sino que su vida proveyó un
ejemplo para que lo emularan los cristianos. El grito:
"Consumado es" (Juan 19:30) en parte significó que él hahía
vivido una vida de obediencia sumisa, probando de una vez
.Y para siempre a todo el universo que ello era pelfectamen-
te posible. Permaneció en la cruz hasta el final y así pudo
174 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

pronunciar esas palabras como un grito de victoria."'


La cruz está en el centro de la TENTACION en nuest!":I.'.
vidas como lo estuvo en la de Cristo. Recuerda que Adán y
Eva cayeron cuando se rebelaron contra Dios y se coloca
ron ellos y su voluntad en el centro de sus vidas, en la posi
ción de mando que le peI1enece únicamente a Dios. (,:1
PECADO es una relación rebelde y quebrantada con Dios.
De ella fluye una serie de pecados.
El imperativo del Nuevo Testamento es la crucifixión del
yo (centrarse en sí mismo) para todo discípulo de Cristo.
seguido de una nueva vida que ha de ser vivida con l'1
poder de la resurrección (Rom. 6:1-11). "Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y
sígame" (Mat. 16:24). "Con Cristo estoy juntamente crucifi ..
cado", declaró Pablo, "y ya no vivo yo, mas vive Cristo en J'II í;
Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo dI'
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mt (Gál.
2:20, la cursiva es nuestra).
La crucifixión del yo egoísta y centrado en sí mismo es
el corazón del cristianismo. La imitación de Cristo es mucho
más que desarrollar una serie de hábitos morales. Como lo
han probado los fariseos de todas las edades, una perso11<l
puede ser moralmente sobresaliente y sin embargo, ser ego-
céntrica y orgullosa. Martín Lutero descubrió esto. Cuando
entró al monasterio, observa Bonhoeffer, "dejó atrás todo
menos su piadoso yo". Pero cuando se encontró con Cristo,
"aun eso le fue quitado".z8
El llamamiento del evangelio consiste en crucificar y
transformar, en lugar de desarrollar gradualmente una vida
centrada en el yo (Rom. 12:1, 2). Pasar de un espíritu ego-
céntrico, que es natural en el hombre, al espíritu del Cristo,
señala H. H. Fanner, no es asunto de un crecimiento suave
o evolución natural. Por el contrario, "es arrancar de raíz,
rasgar, desgarrar, partir y romper, algo así como una opera-
ción quirúrgica, una ... crucifixión".z"
1A SANTIFICACION, LA PERFECCION y EL EJEMPLO DE JESUS 175

1·:1 centro de la lucha es la voluntad humana individual,


,,1 poder controlador en la naturaleza del hombre", Elena
.1,' White dice que "la guerra contra nosotros mismos es la
I I,II:lIla más grande que jamás se haya reñido, ta rendición
11('1'50nal, la entrega de todo a la voluntad de Dios, requie-
,,' una lucha; mas para que el alma sea renovada en santi-
Il.ld, debe someterse antes a Dios",,1>
James Denney comenta: "Aunque el pecado puede haber
"'11 ido un nacimiento natural no muere de muelte natural;
,'1\ cada caso ha tenido que ser moralmente sentenciado y
Illuerto",3 1 Dicha sentencia es un acto de la voluntad efec-
'liado bajo el impulso del Espíritu Santo,
Como sucedió con Cristo. la lucha para tomar la cruz se-
,:i la más severa de nuestra vida. Es porque, según lo seña-
l;, p, T. Forsyth, "nuestra voluntad es lo más acariciado, la
,'osa a la cual más nos aferramos y es lo último que entre-
gamos". "Dios solamente", escribió Elena de White, "puede
darnos la victoria" en esta lucha contra nuestro yo precio-
samente obstinado. Pero él no puede ni quiere forzar nues-
tra voluntad. "La fortaleza de Satanás" sólo se rompe cuan-
do "la voluntad" se "coloca del lado de la voluntad de Dios".
Pero el poder para alcanzar la victoria proviene de Dios "si
tú estás 'dispuesto a estar dispuesto', Dios puede obrar en
ti"\2 (véase Fil. 2: 12, 13),
Noten que los cristianos no rinden su voluntad. Por lo
contrario, la entregan al poder transformador del Espíritu de
Dios, La voluntad aún sigue siendo el poder controlador en
sus vidas, pero al estar convertida estará en armonía con los
principios de Dios. Por 10 tanto, los cristianos no son autó-
matas en las manos de Dios, sino agentes responsables que
compalten el punto de vista divino. El corazón y la mente
del cristiano nacido de lo alto estará de tal manera en armo-
nía con la voluntad de Dios que cuando le obedezca", esl :1-
rá "tan sólo ejecutando" sus "propios impulsos" ,;;
Cristo tuvo su cruz y nosotros tenemos la nuestra, El
176 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

murió en su cruz por nuestros pecados, en los cuales no


participó; y nosotros morimos en nuestra ClUZ al orgullo y
la dependencia propia, para que podamos participar de su
vida. En la cruz de Cristo se quebranta toda independencia
intelectual y moral, y abiertamente admitimos nuestra impo-
tencia y dependencia de Dios en todos los aspectos de
nuestras vidas. Desde la perspectiva de la cruz las palabras
de Cristo cobran un nuevo significado: "Porque todo el que
quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su
vida por causa de mí, éste la salvará" (Lue. 9:24).
:;i Si acudir a Jesús para ser justificados y regenerados logr:l
verse como el principio de la crucifixión, entonces la vida
santificada debe considerarse como el hecho de vivir la vicb
de la cruz. Es por eso que Cristo dijo a sus discípulos que
tomaran su ClUZ "cada día" (Lue. 9:23), y Pablo declaró:
"Cada día muero" C1 Cor. 15:31).
Así como la TENTACION en la vida de Cristo fue pri-
mordialmente depender de sí mismo y rechazar la cruz, y
en segundo lugar descender de la ClUZ, así también sucedt'
con sus seguidores. La TENTACION de descender de nues-
tra ClUZ y de dar a la gente lo que "se merecen" está siem-
pre presente, "hacer lo que queremos", convertirnos en dio-
ses de nuestra propia vida, hacer la decisión de Adán antes
que la de Cristo.
Seguir el ejemplo de Cristo signiji'ca no solamente ir a /u
cruz, sino vivir la vida de la cruz. "Haya, pues, en [10.'10(1'< 1,\
este sentir", escribió el apóstol, "que hubo también en Cris/()
jesús, el cual, siendo en forma de Dios ... se de.\pojó de SI
mismo, tomando forma de siervo ... se humilló a sí mis11/u,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz"
(Fil. 2:5-8, la cursiva es nuestra).

El carácter de Cristo

Los cristianos que sigan a Cristo no solamente debcll

o'
LA SANTIFICACION, LA PERFECCION y EL EJEMPLO DE JESUS 177

gustar la muerte que él gustó, sino también deben vivir la


vida que él vivió. La muerte sin resurrección no constituye
el patrón evangélico. El cristianismo es en primer lugar una
fuerza positiva, no una fuerza negativa. La muerte del yo,
como c\ centro de la existencia, abre el camino y prepara e!
escenario para la vida cristiana.
La vida de la cruz es la vida de! amor y del servicio abne-
gado a los demás. Así como "Dios es amor" (1 Juan 4:8) y
"de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo
unigénito" Quan 3: 16), así Cristo "no vino para ser servido,
sino para servir" (Mat. 20:28). El amor y el servicio al próji-
mo son el fundamento del carácter de Cristo y fueron los
atributos del carácter que continuamente se revelaron en su
ministerio terrenal.
Estos mismos elementos son e! fundamento de la vida
que se vive siguiendo el ejemplo de Jesús. Al contrastar los
prinicipios de! mundo con los de la cruz, Jesús dijo a sus
discípulos que en e! mundo no convertido los grandes hom-
bres ejercen autoridad sobre los demás. "Pero", les ordenó
"no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor. .. Porque e! Hijo
del Hombre ... vino ... para selvir, y para dar su vida" (Mar.
10:43-45).
La vida de Cri"sto habría de ser el modelo para sus segui-
dores. "En la vida de! Salvador, fueron perfectamente ejem-
plificados los principios de la ley de Dios: el amor a Dios y
:¡\ hombre. La benevolencia y el amor desinteresado fueron
la vida de su alma". Jesús vivió "para consolar y bendecir".Y'
Lutero también se refirió a la esencia de vivir siguiendo
el ejemplo de Cristo. "Yo debería", dijo, "convertirme en
Cristo ante mi vecino y ser para él lo que Cristo es para mí".
El cristiano, sugiere Anders Nygren, debe ser "el canal por
vi cual fluye el torrente del amor de Dios" .3)
Así taJnbién debe ser en nuestra vida. Si seguimos su
(;iemplo. el amor el Dios y el nuestro prójimo será el princiPio
178 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

activo que norme y guíe nuestras actividades diarias. E<ile


concepto y la vida a la cual conduce son e/meollo tanto de
la sant~ricación como de la pel/ección progresivas.
John Wesley se refirió a este asunto cuando escribió que
"la fe que obra por el amor es la longitud y la anchura, y la
profundidad y la altura de la perfección cristiana ... Yen ver-
dad, todo aquel que ama a sus hermanos, no sólo de pala-
bras sino como Cristo los amó, no puede menos que ser
'celoso de buenas obras'. El siente en su corazón un deseo
abrasador e inquieto de gastarse y ser gastado por ellos ... En
toda oportunidad anda, al igual que su Maestro, 'haciendo
el bien"'.;6
Tener "el mismo sentir" de Cristo no solamente nos lle·
vará a realizar acciones de amor en nuestra vida diaria, sino
que nos ayudará a aborrecer el pecado así como Cristo lo
aborreció, porque el pecado destruye las vidas de los hijos
de Dios. De esta manera el principio del amor a Dios y :1
nuestros semejantes afectará todos los aspectos de nuestr<)
diario vivir. No hay nada en nuestras vidas fuera del alcan·
ce del principio del amor. El que sigue el ejemplo de Crist()
es aquel que vive una vida radicalmente transformada.
En este capítulo hemos examinado el significado de ¡mi
tar a Cristo. En primer lugar, hemos descubierto que, seguir
el ejemplo de Cristo, significa crucificar el yo y el egoísm()
que es central en la "persona natural", y vivir una vida dl'
amante servicio a los que nos rodean.
Ahora pasaremos al asunto de la perfección, un tem:l
importante, ya que Jesús ordenó a sus seguidores que fue ..
ran "perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto" (Mat. 5:48).
Capítulo 7

Perfección e impecabilidad
en la Biblia
A l principio de mi experiencia cristiana viví la "para-
doja farisaica de la perfección". Habiéndome pro-
puesto ser el primer cristiano perfecto y sin pecado,
desde la época de Cristo, con el tiempo pasé por la mayor
frustración de mi vida: cuanto más lo intentaba, peor me
volvía.
Lamentablemente, aquellos que tuvieron que trabajar
cerca de mí o vivir conmigo notaron la paradoja mucho
antes que yo. Al mirar hacia atrás, me avergüenzo al pensar
que mi "superioridad espiritual" me tornó duro, crítico, exi-
gente, condenatorio y negativo. La naturaleza humana no
ha cambiado a través de las edades, y es por eso que el
espíritu del fariseísmo es el mismo hoy que en los tiempos
de Cristo.
D. M. Baillie nos ayuda a desentrañar el secreto de la
paradoja del perfeccionismo farisaico cuando observa que
algunos tipos de perfeccionismo y de desarrollo del carác-
ter nos mantienen "pensando en nosotros mismos. Es una
experiencia centrada en el yo, y el egocentrismo es justa-
mente de lo cual necesitamos ser salvados, porque es la

179
180 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

esencia del pecado ... La peor forma de egoísmo ... [es] la jus-
tificación propia y el orgullo. Así que en vez de convertir-
nos en santos, nos volvemos 'fariseos"'.!
Los falsos enfoques de la perfección fracasan porque se
concentran en la persona misma y en su progreso. En este
capítulo descubriremos que la esencia de la perfección
bíblica está lejos del perfeccionismo farisaico centrado en el
yo.

Ser perfectos: un mandamiento bíblico

"Sed. . . perfectos, como vuestro Padre que está en los


cielos es perfecto" (Mat. 5:48), ordenó Jesús a sus oyentes.
En ese texto Jesús no solamente dio una orden, sino que
colocó a Dios como la norma de la perfección.
"Anda delante de mí y sé perfecto" le ordenó Dios a
Abrahán al reiterarle el pacto CGén. 17:1). El libro de He-
breos nos dice que debemos ir "adelante a la perfección"
(Heb. 6:1), y Pablo escribió a los colosenses que él desea-
ba "presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre" (Col.
1:28). Los dones espirituales fueron dados "a fin de perfec-
cionar a los santos" CEfe. 4:12, 13).
Con éstos y otros textos en mente, Jean Zurcher escribe
que "toda la Biblia es una insistente invitación a la perfec-
ción" y R. Newton Flew llega a la conclusión de que "el cris-
tianismo no es cristianismo a menos que tenga por meta la
pel:fección". "La doctrina de la perfección cristiana ... no se
encuentra solamente en los caminos laterales de la teología
cristiana, sino en el camino principal"."
Lo único que podemos concluir de la Biblia es que el per-
jeccionismo debe ser realmente posible, de otro modo quie-
nes la escribieron no lo habrían jJropuesto a los creyentes.
Por eso el asunto no es si la perfección es posible, sino qué
qUIsIeron decir los escritores bíblicos con "perfección".
¿Sugieren ellos que puede ser alcanzada durante la vida
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA 181

terrenal de un individuo?
Antes de examinar la Biblia para establecer el significado
de dicha palabra, será útil para nosotros ver varios aspectos
preliminares del tema. En primer lugar, es posible evitar
mucha confusión si reconocemos que la perfección tiene
más de un significado en la vida del creyente. Marvin Moore
acertadamente declara que "en un sentido, somos perfectos
en Jesús en el momento en que lo aceptamos como nues-
tro Salvador, porque su justicia cubre nuestros pecados". Sin
embargo, tenemos además que "el perfeccionamiento del
carácter cominúa durante toda la vida".l Por 10 tanto, hay
conceptos bíblicos de perfección que se relacionan tanto
con la justificación como con la santificación progresiva.
Veremos en el capítulo 10 que existe un tercer concepto
bíblico de perfección relacionado con la glorificación, cuan-
do nuestras naturalezas carnales sean transformadas duran-
te la segunda venida de Cristo C1 Cor. 15).
Es vital observar que la perfección, en relación a la justi-
ficación, no es a lo que la Biblia se refiere en textos como
Mateo 5:48, Hebreos 6:1 y Efesios 4:12, 13 (todos citados
anteriormente). Estos hablan de un proceso dinámico de
desarrollo del carácter mediante el cual las personas se tor-
nan más y más semejantes a su "Padre celestial".
Pablo se refiere al aspecto dinámico de la perfección
cuando sugiere a los corintios que perfeccionen "la santidad
en el temor de Dios" (2 Coro 7:1). Se refiere también a esta
dinámica cuando el autor de Hebreos le dice a los creyen-
tes que vayan "adelante a la perfección" (Heb. 6: 1) y a los
corintios se les dice que ellos se van transformando "de glo-
ria en gloria en la misma imagen" (2 Cor. 3:18; véase Gál.
4:19; 2 Pedo 3:18).
Vincent Taylor lamenta el hecho de que muchas veces se
piensa en la perfección en términos ele una norma "fija" y
"estática", "mientras que el ideal cristiano ... debe entender-
se como algo capaz de un enriquecimiento infinito". Moore
182 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

sugiere lo mismo cuando nos insta a pensar en la perfec·


ción como en una línea en vez de un punto a alcanzarse.
"La palabra punto", sugiere perspiC<lzmente, "es demasiado
limitante. La perfección es un estado, una relación con
Jesús, una forma de vida, más que un 'punto' susceptible de
ser medido para saber que lo hemos alcanzado". Mildred
Wynkoop habla de la perfección como de la profundidad
de una relación "a propósito de la capacidad espiritual de la
persona en determinado momento".'
La enseüanza bíblica, por supuesto, indica que la capa-
cidad de la persona aumenta continuamente si es perfecta
(o sea, si está siendo perfeCCionada). Ese crecimiento, como
veremos en el capítulo 10, continuará a través de las edades
sin fin de la eternidad. La 'línea' dinámica del desarrollo del
carácter es infinita. "Los cristianos perfectos" se tornan más
y más semejantes a Dios sin que jamás puedan ser como él.
El cielo será un lugar de crecimiento espiritual eterno.
Es lamentable comprobar que a través de la historia las
enseüanzas no bíblicas relacionadas con la perfección y la
impecabilidad han llevado repetidamente al exceso y al
fanatismo. Es por eso que Juan Wesley, hombre que pasó
toda su vida enseñando la posibilidad de la perfección,
declaró que algunos perfeccionistas "hacen que la misma
palabra perfección huela mal a nuestras narices".'
Las teorías tergiversadas de la perfección han producido
muchas aberraciones entre los cristianos. Una distorsión de
la doctrina elimina la clara distinción entre la voluntad del
creyente y la del Espíritu Santo. Por lo tanto, debido a que
la persona es "perfecta" por definición, cualquier acción que
él o ella realice será correcta y santificada. Esta enseüanza
en la década de 1840 condujo a la idea de tener "esposas
espirituales" y otras perversiones a los adventistas ex mile-
ritas y otros cristianos."
Un segundo enfoque distorsionado de la perfección con-
duce hacia un cauce materialista. En este sentido la década
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA 183

de 1890 fue testigo de cómo algunos adventistas y los así


llamados grupos santificados creían que sus cabellos grises
,o.;crían restaurados a su color natural. Y algunos predicado-
res como E. J. Waggoner enseri.aron que alguien que verda-
deramente tuviera la justicia de Cristo nunca se enfermaría. 7
Una tercera interpretación errónea del perfeccionismo es
un moralismo que exalta la conformidad externa con la ley.
En la perfección moralista todo acto humano es norma do
por leyes que se tornan más y más complejas y cubren to-
dos los aspectos de la dicta, la recreación, la vestimenta, y
así sucesivamente. La santidad a través del celibato, la flage-
lación, el vegetarianismo y otras restricciones, e incluso la
auto castración, no han sido prácticas inusuales entre los
creyentes que sostienen conceptos moralistas de la perfec-
ción. Con un fervor desesperado, estas personas fabrican
largas listas de reglas, y cuanto más las leen, más largas se
tornan. Los fariseos y monjes sustentaron esta clase de per-
feccionismo, y los adventistas y otros cristianos conservado-
res del mundo moderno muy frecuentemente hemos segui-
do sus pasos.
Una cuarta interpretación equivocada de la perfección
del Nuevo Testamento sustituye la perfección legal de la jus-
Lificación por la perfección progresiva del desarrollo del
carácter. Somos perfectos en Cristo, dice esta teoría, yeso
es todo lo que se requiere. Esta teoría ensel1a, escribe
Wynkoop, la mentira de que "el carácter puede ser transfe-
rido de una persona a otra". De este modo Cristo se con-
vütió en nuestra perfección vicaria. De esta forma "la salva-
ción termina con el tiempo de prueba". "Aunque general-
mente se anima a llevar una buena vida moraL no se la con·
sidera necesaria para la salvación". Tal creencia. debemos
subrayar, lleva a un lógico antinomianismo en pensamiento
si no en práctica"." Los adventistas del séptimo día se h:1ll
enredado a veces en esta forma antibíblica de perfecci('lIl:
enseñanza que está directamente relacionada con la (('o(i;1
184 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

de que la justificación puede separarse de la santificación


(considerada en el capítulo 4).

La perfección bíblica

Uno de los problemas más serios que tienen los cristia-


nos en relación con la perfección es que las personas adju-
dican a la Biblia sus propias definiciones de perfección en
lugar de que la Biblia defina lo que es perfección. Este pro-
cedimiento generalmente lleva a la gente a considerar la
perfección en términos absolutos que bien pueden armoni-
zar con la filosofía griega, pero no con el uso bíblico de
dicha palabra.
Introducir en el texto "significados" para la palabra per-
fección ha producido un caos en su concepción y ha limi-
tado su comprensión. Al procurar establecer el significado
bíblico de perfección, necesitamos dejar que el contexto del
pasaje donde se encuentra la palabra sea el comentario de
su propio significado. Al margen de esto, debemos tratar de
descubrir el significado bíblico de las palabras usadas para
aplicarlo a nuestra palabra perfección [en español].
De los escritores de los cuatro Evangelios, solamente
Matco utiliza el término perfecto, y lo usa únicamente tres
veces. Las dos primeras ocasiones se hallan en la frustrante
declaración del capítulo 5:48: "Sed, pues, vosotros perfec-
tos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto".
Si bien este texto ha conducido a las personas a un frenesí
extremista en su estilo de vida y en la práctica de una dis-
ciplina monástica con la esperanza de que la separación del
mundo y de los pecadores los hiciera tan perfectos como
Dios, el contexto sugiere un curso de acción exactamente
opuesto.
-:{ Ser perfecto, así como el Padre es perfecto, de acuerdo
con los versículos 43-47, signica amar (agapao) no sola-
mente a los amigos sino también a Jos enemigos. "Amad a
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA 185

vuestros enemigos ... y orad por los que os ... persiguen; para
que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos' (vers.
44, 45, la cursiva es nuestra). El pasaje paralelo de Lucas
refuerza el mensaje. "Sed, pues, misericordiosos", ordenó
Jesús en el contexto de amar a los enemigos (Luc. 6:27-35),
"como también vuestro Padre es misericordioso" (vers. 36).
De esta manera para los escritores de los evangelios ser
misericordioso, era lo mismo que ser perfecto. Así como
Dios envió a Cristo para morir por sus enemigos (Rom. 5:6,
8, 10), así sus hijos deben emular su corazón amante.
Al comentar sobre Mateo 5:48, William Barclay sintetiza
en forma muy bella su mensaje: "Lo único que nos hace
semejantes a Dios es el amor que nunca cesa de prodigar-
se a los hombres, no importa lo que éstos hagan.
Entramos ... en la perfección cristiana ... cuando aprendemos
a perdonar así como Dios perdona, y a amar así como Dios
ama".9
El otro uso de la palabra perfección en los Evangelios se
encuentra en la conversación de Cristo sostenida con el
joven rico. Recordarán que en su deseo de obtener la vida
eterna, éste había acudido a Cristo con una lista de logros
al guardar los mandamientos. Pero aún sentía que no había
hecho 10 suficiente como para ser merecedor del premio; así
que le preguntó a Jesús qué más necesitaba hacer. La res-
puesta fue: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tie-
nes, y da lo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven
y sígueme" (Mat. 19:16-21).
Cristo no permitió que el joven desmenuzara el principio
de la justificación. Jesús no solamente trató una vez más de
ligar el concepto de perfección con el amor al prójimo, sino
que colocó ese amor en el contexto de cambiar la vida y
seguirle a él. "La verdadera decisión que Cristo requirió del
joven rico", escribe Hans LaRondelle, "no fue primordial-
mente de naturaleza ética (hacer algo), sino de naturaleza
religiosa radical (relación): la entrega completa a Dios".1O
186 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Relacionarse con Cristo supone asimilar y reflejar su carác-


ter amoroso. Otros pasajes bíblicos que tratan del ideal de
Dios para los seres humanos armonizan con las declaracio-
nes de Jesús en los Evangelios (véase, por ejemplo, 1 Juan
2:4-6; Sant. 1:27; Miq. 6:8).
Es vital aquí observar que la perfección bíblica es una
cualidad positiva y no negativa. La esencia de la perfección
no consiste en privarse de ciertas cosas y acciones, sino de
realizar actos de amor dentro de una relación con Cristo. Es
un diario vivir y reflejar el amor de Cristo a otras personas
y a Dios. "La perfección", escribe Zurcher, "es más que sim-
plemente no hacer el mal. Es sobreponerse al mal con el
bien en armonía con el principio básico de la regla de oro
[véase Mat. 7: 121". "La perfección del carácter", sugiere C.
Mervyn Maxwell, "es nada menos que 'vivir el amor"'.ll
El amor, por lo tanto, define tanto al pecado como a la
perfección cristiana. Si, tal como vimos en el capítulo 2, el
pecado es esencialmente concentrar mi amor (agape) en mí
mismo, la perfección bíblica es proyectar ese amor de
nuevo hacia Dios y rru prójimo. Esta transformación, señala
Pablo, cambiará todo aspecto de mi vida diaria (Rom. 13:8-
10; Gál. 5:14).
El amor perfecto, declara Leo Cox, no es "'un desempe-
ño perfecto' o 'una capacidad perfecta' o 'una naturaleza
humana perfecta"'. Más bien, es obedecer en el marco de
una relación tanto al Dios de amor como al gran principio
de su ley.1Z Todo intento de "ser perfecto" divorciado de una
viva relación con Jesús y la naturaleza amorosa de su ley, es
estéril, frío, muerto y a menudo repugnante: una verdad fre-
cuentemente demostrada por los que tienden al fariseísmo.
Ahora volvamos a las palabras bíblicas usadas para
expresar el término perfección. Ninguna de ellas significa
impecabilidad o tiene connotaciones absolutas:. La palabra
clave del Nuevo Testamento traducida como "perfección" es
teleios, la forma adjetiva de telas. La idea subyacente en
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BII.\II/' 1II

lelos ha sido incorporada al idioma inglés en la paLII'I,1


leleología: "Doctrina de las causas finales",
Ese significado corresponde al griego, donde telas signi
fica "un fin", "un propósito", "una meta", o "un blanco",
Algo es teletas si cumple el propósito por el cual fue crca
clo. Las personas son, por lo tanto, perfectas (teleías) si cllm
plen el propósito de Dios para sus vidas, La Biblia no deja
dudas en cuanto al propósito por el cual fueron creados ( IS
seres humanos. "Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza", dice el relato del Génesis
(Gén. 1:26), Era natural que jesús declarara que el ideal cris·
tiano es que los seres humanos fueran teleios (perfectos) {'JI
amor, así como lo es su Padre que está en el cielo (Mal.
5:48; véase 1 Juan 4:8), Fueron hechos para actuar COJl
amor en lugar de comportarse como el diablo, como lo han
hecho desde la caída, según Génesis 3.
El significado de teleias no es "sin pecado" sino "madu"
ro", "entero", o "no dividido",n Cristo por lo tanto pud(l
decirle al joven rico que si él quería ser perfecto (teleios)
debía entregarse totalmente a Dios (Mat. 19:21),
La idea de perfección como madurez es explícitamclllv
clara en Hebreos 5:13-6:1 (Nueva Biblia Española), doml!-
leemos que los cristianos deben ir más allá de la leche nut ri
tiva de su niñez cristiana a la comida sólida de los "madu
ros [de teleias)". Los maduros son "los que por el uso tiClll'!I
los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y l'I
mal. Por eso .. , vamos hacia adulto ["perfección", de lel()sl".
El lector perspicaz debe de haber notado que desde vi
comienzo de mi consideración sobre la perfección bíhlica,
todas las citas corresponden a la versión Reina-Va le ra 11)(,0
de la Biblia. Esto se debe a que otras versiones modcl'll:I.',
siempre traducen la palabra telos como "maduro" en vez (",
"perfecto" ,
De acuerdo con los escritores del Nuevo Testamenlo, d
cristiano "perfecto" es el cristiano ma.duro, completo, ('1111'
188 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

ro. La misma verdad se aplica al Antiguo Testamento, donde


las palabras traducidas por "perfecto" generalmente signifi-
can "completo", "digno", o "sin culpa", en sentido espiri-
tual".H
Por eso Noé, Abrahán y Job podían ser llamados "per-
fectos" (Gén. 6:9; 17:1; Job. 2:2, 8), aun cuando tuvieran fal-
tas obvias. El santo perfecto según el Antiguo Testamento
era la persona de "corazón perfecto" para con Dios, que
"caminaba" en su senda conforme a la voluntad de Dios (1
Rey. 8:61; Isa. 38:3; Gén. 6:9; 17:1). La persona perfecta, es-
cribe P. J. Du Plessis, es aquella que está en "total sumisión
a la voluntad de Dios" y en completa "devoción a su servi-
cio"; aquella que tiene "una relación íntegra con Jehová".!;
Resumiendo el punto de vista bíblico de la perfección, se
puede decir que la perfección bíblica no es la norma abs-
tracta de impecabilidad que encontramos en la filosofía
griega, sino "la relación perfecta del hombre con Dios y su
prójimo".16 La perfección bíblica presupone una conducta
ética, pero es mucho más que el mero comportamiento.
Tiene que ver mayormente con la maduración de las rela-
ciones quebrantadas por la rebelión y la caída según
Génesis.
Las definiciones de Juan \X'esley sobre la perfección
bíblica merecen un estudio más amplio de lo que general-
mente le dan los adventistas. La perfección, concluyó Wes-
ley, es el amor perfecto a Dios y nuestro prójimo expresa-
do en palabra y acción. Y el amor 3. Dios, sugirió, es "delei-
tarse en él, regocijarse en su voluntad, desear continua-
mente agradarle, buscar y encontrar nuestra felicidad en él,
y tener sed día y noche de un gozo más completo en él".!"
Wesley aÚ.ade: la perfección es "la pureza de intención,
es dedicar toda la vida a Dios. Es darle él Dios todo nuestro
corazón; es un deseo y una meta que guían nuestros tem-
peramentos. Es dedicar, no una parte, sino todo, nuestra
alma, cuerpo y espíritu, a Dios. Desde otra perspectiva, es
PERFECClON E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA IB()

tener el sentir de Cristo, que nos permite caminar como él


anduvo. Es la circuncisión del corazón de toda suciedad, de
toda polución interna y externa. Es la renovación del cora-
zón a la imagen total de Dios, a la semejanza completa de
Aquel que lo creó. Desde otra perspectiva, es amar a Dios
con todo nuestro corazón, y a nuestro prójimo como a
nosotros mismos". Casi no es posible mejorar esta defini-
ción. Wesley la veía como una definición de "la perfección
entera y completa".18

Impecabilidad bíblica

La Biblia explícitamente enseña que podemos mantener-


nos sin pecado en esta vida. El apóstol Juan en su primera
epístola deja en claro este punto. "Todo aquel que perma-
nece en él, no peca ... Todo aquel que es nacido de Dios,
no practica el pecado, porque la simiente de Dios perma-
nece en él. Y no puede pecar, porque es nacido de Dios" C1
Juan 3:6, 9, la cursiva es nuestra). "Sabemos que todo aquel
que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel
que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le
toca" (cap. 5:18).
Aisiadamente, estos pasajes parecieran describir y
demandar la perfección e i.mpecabilidad de todos los cris-
tianos. Por otro lado, hay textos en esta misma epístola que
aparentemente indican justamente lo contrario. Por ejemplo,
"si decimos que no tenemos pecado, nos engai1amos :1
nosostros mismos". "Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados". "Si decimos
que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso"; "estas
cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hu])Íl'rl'
pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo {']
Justo" (cap. 1:8-2:1).
A la luz de estos dos grupos de textos, es claro qUl' ()
Juan está terriblemente confundido o está trabajando C()1l
190 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

una definición de pecado que es más compleja de lo «ll!'


generalmente reconocen aquellos que rápidamente lo cita 11
diciendo que "el pecado es infracción de la ley" (cap. ):-11
y le adjudican a ese texto una interpretación basada pur:l
mente en la conducta exterior.
El hecho de que Juan tiene en mente una definicklll
compleja del pecado no es evidente solamente en los pa:-;;I
jes citados anteriormente sino también en el capítulo 5: 1(1,
donde observa que algunos pecados no son "de muer!"l"',
mientras que otros son "de muerte".
La línea que marca la separación entre el pecado que nll
es posible concebir en el creyente ("pecado de muertv",
cap. 3:9; 5:16) y aquellos pecados que están abieltos a 1;1
mediación de Cristo ("pecado que no sea de muelte", cap.
1:9; 2:1) se encuentra en la actitud de la persona. Es impor
tante notar que en todos los pasajes de 1 Juan que demall
dan la impecabilidad, los verbos en griego que describen ;1
las personas que pecan están en tiempo presente, dando :1
entender que éstas viven en un estado de pecado perma
nente o habitual. Por otro lado, en 1 Juan 2:1, donde se nm;
dice que si pecamos tenemos un Mediador, el verbo está VII'
tiempo aoristo, indicando con ello una acción definida re:1
lizada en el pasado que no continúa y que por lo tanto nI)
es habitual.!·
El cuadro en 1 Juan contrasta a los que tienen una acti
tud rebelde hacia Dios y viven en pecado continuo come)
forma de vida y con los que cometen pecados de los cua·
les se arrepienten al buscar al J\tlediador para obtener pero
dón y limpieza. La primera categoría seüala a aquellos qUl'
han pecado "de muerte" mientras que el pecado de los dv
la segunda categoría no es "de muerte".
Aquellos que pecan "de muerte" viven en un estado c!t-
"trangresión de la ley" (cap. 3:4) y de rebelión hacia Dio:-;,
mientras que los que están en armonía con el Mediador son
"nacidos de Dios", permanecen "en él", y forman parte de
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA 191

1:\ familia de Dios mediante la adopción (cap. 3:9, 6, 1).


Siendo que los cristianos han nacido de lo alto y sus
mentes fueron transformadas, no tienen una actitud rebelde
hacia Dios. Por el contrario, ellos andan "en luz, como él
vstá en luz" (cap. 1:7; véase 2:6). Por otro lado, hay quienes
aseguran que están "con él" pero andan "en tinieblas" (cap.
1:6). "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus man<la-
mientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (cap.
2:4).
V Al usar la palabra andar es claro que Juan está refirién-
dose a dos formas de vida que armonizan con el uso que le
da a los tiempos verbales. Una forma de vida es la relación
de PECADO para con Dios que lleva a una vida de conti-
nua transgresión (pecados) y termina en la muerte. La otra
es la relación defe que da lugar a una actitud nacida de lo
alto hacia el pecado y acude con humildad ante el Media-
dor. Juall define a los que están en este segundo grupo como
jJersonas sin pecado, aun cuando todavía cometan actos pe-
caminosos por los cuales necesitan perdón. De esta manera,
la impecabilidad no solamente es una posibilidad en la vida
presente, sino también es una promesa y un requisito bíbli-
cos. El cristiano "no practica el pecado [vivir en un estado
de rebelión] porque es nacido de Dios" (cap. 3:9, la cursiva
es nuestra). Por otro lado, los que no han nacido de Dios
"son los hijos del diablo". Dada su rebelión no pueden
hacer ni la voluntad de Dios ni amar a su prójimo (cap.
5:10).
Este mismo patrón básico se encuentra en la exposición
de Pablo sobre la impecabilidad en Romanos 6. Dicho pasa-
je declara dos veces que los cristianos han "muerto al peca-
do" (vers. 2, 11) Y que han sido "libertados del pecado" (ver.
22). Lo que Pablo dice, sin embargo, no es que los cristia-
nos nunca cometen actos pcclminosos sino que no viven
vidas subyugadas por el pecado. Por lo tanto, ellos no son
"más esclavos del pecado", y el pecado no tiene "dominio"
192 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

sobre ellos (vers. 6, 14).


Todo el pasaje se basa en el argumento de Pablo en Ro-
manos de que una persona o está en una relación de PECA-
DO (rebelión) con Cristo o en una relación de fe. Aquellos
que se encuentran en esta última categoría están "unidos
con él" en la muerte de su antigua manera de pensar y han
resucitado con una nueva actitud respecto de Dios y sus
principios. Por tanto, andan "en novedad de vida" (vers. 1-
11). Ellos no permiten que el pecado "reine" en sus "cuer-
pos mortales" ni tampoco viven vidas entregadas al pecade)
(vers. 12-14). No tienen pecado en el mismo sentido en que
Juan declaró que los cristianos están sin pecado. Es decir,
que aunque tienen pecados, de los cuales se arrepienten,
no viven en un estado de PECADO (rebelión contra Dios y
sus principios).
Es impoltante notar, sin embargo, que Pablo es bastante
claro cuando afirma que tales cristianos viven su relación de
fe en "cuerpos mortales" (vers. 12). Aquí hay un aspecto ele
la vida cristiana en el que Pablo y Juan hacen una diferen-
cia entre impecabilidad y lo que llamaríamos impecabilidad
absoluta.
La diferencia entre impecabilidad e impecabilidad abso-
luta también la encontramos en el concepto de Pablo sobre
la perfección y la perfección absoluta o final. En Filipenses,
se describe a sí mismo y a algunos miembros como ya "per-
fectos" pero en el mismo pasaje declara que aún no han
alcanzado la perfección (Fil. 3:15, 12). El ser ya "perfectos"
se refiere a la dedicación de los filipenses de su cora7.ón y
mente a Cristo, mientras que el estado de "no ser aún per-
fectos" sugiere que Pablo y su iglesia estaban en un proce-
so de crecimiento y desarrollo en su camino hacia la per-
fección. Es decir, eran ya perfectos (maduros en su actitud
para con Cristo) aunque estaban en camino hacia una per-
fección más completa.
Por lo tanto, ser perfecto significa mantenerse en un csta-
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA 193

,lo dinámico que impulsa él los cristianos a continuar avan-


¡;lI1do en la vida cristiana. lO Pablo puede, legítimamente,
,Iccir a los filipenses que él sigue adelante con su perfec-
,ión creciente yen desarrollo (Fi!. 3:12-14). Su corazón, su
Illcnte y su actitud hacia Dios eran perfectos y correctos,
pero aún no había desarrollado la perfección absoluta.
Pablo podía ser perfecto pero no lo era todavía, de la misma
manera como los lectores de Juan podían estar sin pecado
pero no en el sentido absoluto. Los lectores de la Biblia
<kmasiado a menudo pasan por alto estas distinciones bíbli-
,·as.
La impecabilidad absoluta, cuanelo comenzamos a pen-
sar en ella, es un estado del ser que implica muchos facto-
res. Los que muy a la ligera exigen este estaelo, en sí mis-
mos y en otros, generalmente definen el pecido como el
l'vitar actos conscientes de rebelión en contra ele Dios; pero
el pecado también comprende actos inconscientes y actos
de omisión. En otras palabras, la impecabilidad absoluta (o
la perfección· absoluta) no solamente comprende abandona r
por completo todo pecado consciente o inconsciente, sin()
que también implica nunca dejar de hacer el bien.
Esta distinción es particularmente clara cuando vem< ).'.
que los antiguos fariseos no fueron condenados en la ilus
tración de Cristo sobre el juicio final por actos ele comisi()II.
sino por actos ele omisión. En otras palabras, ellos fallaroll
en el juicio, no por haber cometido un acto pecaminoso.
sino porque no alimentaron a sus prójimos y no visitaron :1
los enfermos (j\ilat. 25: 1-46).
El énfasis de Dios en los pecados invisibles de omisi()11
está en marcado contraste con los que definen el jX'cld()
como actos rebeldes y conscientes de comisión. La nmlll;1
ele! carácter de Dios es mucho más elevada de lo que I( .:.
fariseos de ayer y de hoy han pensado. Una buen;¡ r:1 1.( 111
para rebajar la norma al definir el pecado como un;\ 1l'1)('
lión consciente, por supuesto, es que resulta más fácil ;I!< ;111
194 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

zarla. De este modo el enfoque negativo del pensamiento


farisaico resulta comprensible.
La pretensión de estar totalmente libre de pecado en esta
vida tiene su base en una concepción errada del mismo.
Elena de White propone una definición más amplia del
pecado que la que él menudo escuchamos, cuando escribe
que "ninguno de los apóstoles o profetas pretendió jamás
estar sin pecado. Los hombres que han vivido más cerca de
Dios, que han estado dispuestos a sacrificar la vida misma
antes que cometer a sabiendas una acción mala, los hom-
bres a los cuales Dios había honrado con luz y poder divi-
nos, han confesado la pecaminosidad de su propia natura-
leza"."]
Hay por lo menos dos puntos que debiéramos conside-
rar en la cita precedente. En primer lugar, Elena de Whitc
refuerza el concepto bíblico de pecados conscientes e
inconscientes al cual dedicamos considerable espacio en el
capítulo 2. Aquellos que nunca hacen el mal en forma cons-
ciente no están, sin embargo, sin pecado. Un segundo
punto importante es que el pecado inconsciente está en la
misma raíz de la naturaleza humana. Esta, por supuesto,
permanecerá con los seres humanos hasta la segunda veni-
da de Cristo (véase 1 COl'. 15:44, 51-53; Fil. 3:20, 21).
En vista de que el pecado contiene lo que Elena de
White llamó consistentemente sus aspectos consciente e
inconsciente, y Wesley los denominó pecados propios e
impropios, este último pudo declarar que ser perfecto "en
amor" armonizaba con "mil errores".22
Ser "perfecto" para Pablo en Filipenses y estar "sin peca-
do" para Juan en su primera epístola no significaba ni per-
fección absoluta ni impecabilidad absoluta. Lo que sí signi-
ficaba era estar libre de una actitud rebelde hacia el Padre
y sus principios enmarcados en su santa ley de amor.
A causa de sus cuerpos, que distan de ser perfectos, y
sus mentes frágiles, que no conocen ni comprenden todo
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA 195

(véase 1 COL 13: 12), los cristianos aún cometen pecados de


2\
ignorancia y pecados de flaqueza .. Como dijo Wesley, hay
quienes "aman a Dios con todo su corazón ... Pero aún habi-
tan en un cuerpo destrozado, y están tan presionados por
él, que no pueden actuar siempre como quisieran, ni pen-
sar, hablar y actuar en forma correcta. Al no tener órganos
corporales ideales, a veces deben pensar, hablar o actuar
equivocadamente; no, por cierto, por deficiencia de amor,
sino por deficiencia de conocimiento. Y aunque éste sea el
caso, a pesar de ese defecto y sus consecuencias, ellos cum-
plen la ley de amor", pero no en forma perfecta. Dado que
su amor se ve limitado en la acción, aun cuando se funda
en la ignorancia y la fragilidad, aún "necesitan de la sangre
del sacrificio, y pueden decir legítimamente: 'Perdona nues-
tras faltas'''.2.'
De esta manera podemos ser perfectos o sin pecado en
actitud, sin ser necesariamente perfectos o sin pecado en
acción. Juan, Pablo y \X1esley concuerdan en este punto.
También concuerdan, como vimos más arriba y en el capí-
tulo 2, que aun los pecados inconscientes o impropios
necesitan ser confesados y limpiados con la sangre expiato-
ria. Si bien este concepto ético del pecado trata de las inten-
ciones de las personas, e! concepto legal de! mismo involu-
cra todas las infracciones que escapan al ideal de Dios.
Ambos tipos de pecados son cubiertos por la gracia perdo-
nadora de Dios.
La dicotomía de Pablo entre ya ser perfecto pero sin ser
perfecto todavía (Fil. 3:9-15), y la división de Juan y de
Pablo entre ser sin pecado pero no sin pecado aún (Rom.
6; 1 Juan 3:9; 1 :9-2: 1) debe ser vista en términos de perfec-
ción de actitud y no de acción. La primera debería ser la
posesión presente de un cristiano; la segunda, es el ideal al
que apuntamos en esta vida.
Leo Cox expresó la cuestión implícita en el concepto de
los "cuerpos mortales" de Pablo (Rom. 6:12), los "cuerpos
196 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

destrozados" de \\'!esley, y "la pecaminosidad de la natura-


leza humana" de Elena de White, cuando escribió que "al
igual que un músico con una habilidad perfecta fracasaría
con un instrumento defectuoso, así el puro de corazón a
menudo flaquea con su vasija de tierra rota. ¡Pero las 'notas
discordantes' de! instrumento roto no refutan la perfección
del amor que las impulsa!" Edward Heppenstall habló de lo
mismo cuando escribió que e! Espíritu Santo nunca "con-
trola de tal manera las limitaciones de! hombre ocasionadas
por e! pecado como para capacitarlo para llegar a un esta-
do dl: [absoluta] impecabilidad".2;
La perfección según la Biblia, en términos de seres
humanos con cuerpos mortales, se refiere más bien al alma
que a la perfección absoluta en todos los aspectos de la
vida. De ahí la dualidad en la enseñanza de Pablo de ser
perfecto-pero-aún-no-perfccto. El corazón y la mente han
sido transformados de manera tal que el cristiano no siente
más el deseo voluntario o una intención consciente de
seguir pecando. Los cristianos no son más esclavos del
pecado. Más bien, son siervos del amor agape tanto hacia
Dios como a sus semejantes.
A causa de esto, es posible. de acuerdo con la Biblia, que
cada cristiano viv'a libre de rebelión contra Dios y sus prin-
cipios. Por eso Judas dice que Dios es capaz de guardarnos
"sin caída" y de presentarnos "sin mancha delante de su glo-
ria" (Judas 24). Elena de White dice que, merced a la ayuda
de Dios la persona queda capacitada para "sobreponerse a,
toda tentación que le sobreviniere". 26
Wesley sostuvo que "en las tentaciones más grandes, una
sola mirada él Cristo, y el acto de pronunciar apenas su nom-
bre, es suficiente para sobreponerse al maligno, así que
debe hacerse con confianza y espíritu tranquilo".27
Esta forma de vencer la tentación parece ingenua y sim-
plista. Pero pensemos en ella por un momento. Sabido es
que no se puede orar sinceramente y cometer un acto deli-
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA 197

berado de pecado al mismo tiempo. Personalmente lo he


experimentado. La tentación puede tornarse en pecado en
el momento en que soy consciente de ella. En ese instante
puedo elegir hacer dos cosas. O rechazar la tentación
mediante el poder de Dios, o elegir permanecer con la ten-
tación y acariciarla por un rato. En otras palabras, puedo
pedirle a Dios que venga a mi vida para ayudarme a vencer
o le puedo decir que "se retire" por un momento para que
yo pueda disfrutar de mi lujuria privada.
Lo que quiero decir es que he descubierto que todo
deseo pecaminoso voluntario sale de mí cuando vengo a
Dios en oración. Es el Espíritu ele Dios el que viene en mi
ayuda cuando oro no sólo al darle un sabor amargo a mi
deseo pecaminoso, sino también al reavivar el amor cristia-
no en mi alma por otra persona, por mí mismo y por Dios.
de tal manera que no desee realizar acciones que lastimen
o destruyan o inutilicen el sacrificio de Cristo en la cruz.
lVli problema, sin embargo, es semejante al de San
Agustín quien, al sufrir la mayor tentación de su vida, oró:
"Hazme casto, SCr1or, pero todavía no". El problema es que
no estoy demasiado ansioso por obtener la vicroria todavía.
Quiero disponer de tiempo una sola vez más para saborear
mi pensamiento o acto pecaminoso. Demasiado a menudo
no quiero que Dios se entrometa en mis pensamientos
ahora. Puesto que no lo quiero como Señor de mi vicia
ahora, me he, inclinado a favor de mis pensamientos y/o
acciones pecaminosas por encima de él. Por otro lado, be
descubierto que cuando oro. desaparece el placer de pecar.
La tentación pierde poder sobre mí. Es probable que fla-
quee y necesite orar más de una \'ez: pero su poder está dis-
ponible si yo lo deseo.
En conclusión he descubierto a través de la experiencia
en mi vida diaria que no puedo pecar cuando me rindo en
forma consciente y oro a Dios. Pablo recibió un mensaje
lleno de verdad para cada uno de nosotros cuando Dios le
198 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

dijo: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en


la debilidad" (2 Cor. 12:9),
La precedente exposición sobre la tentación debe ser
considerada en el contexto del poder innegable del pecado
que atrae a nuestra "carne mortal". Es un error fatal subes~
timar el poder del pecado en la vida del ser humano. El
punto es que aun cuando el poder del pecado es fuerte y
persistente, el poder de Dios es más que suficiente si una
persona realmente lo utiliza.
Un Cl."pecto importante de la pelfección cristiana (o
madurez) es el deseo perfecto de ser perfecto en amor hacia
otros y hacia Dios. La actitud inmadura (o imperfecta) es
acariciar mi pecado sin impoltarme los resultados en la
forma de una relación rota con Dios y con mi prójimo,
unido a la idea de que voy a orar por ello más tarde, ya que
el Dios que perdona por lo menos "setenta veces siete"
(Mat. 18:22), me perdonará otra vez.
y él perdonará nuevamente si oramos con arrepenti-
miento y fe, aunque su deseo es que vayamos más allá del
fracaso a un modelo de victoria utilizando el poder espiri-
tual que él ha puesto a nuestro alcance. Como Wesley lo
expresó: "Ningún hombre peca porque no tiene gracia, sino
porque no usa la gracia que tiene'?'
Recuerden, por favor, que la perfección cristiana no con-
siste en entrar meramente en una relación de fe consciente,
en virtud de la cual actuar erradamente se torna repulsivo:
aún más importante, es buscar con amor a Dios y a .los
semejantes. La perfección es una vida que se da en amor;
es una demostración de que el Dios de amor ha transfor-
mado nuestros corazones y nuestras acciones externas: dos
aspectos de nuestra vida que no pueden nunca separarse.
Por tanto la perfección cristiana no es meramente negativa
(lo que yo no hago) e interna; es también positiva (lo que
yo hago) y externa. Como resultado, los cristianos hacen la
gran diferencia en la calidad del mundo en que viven.
PERFECClON E IMPECABILIDAD EN LA BIBLIA 199

Juan Wesley y la restauración de la perfección

Tanto las denominaciones wesleyanas como Elena de


White en El conflicto de los siglos muestran a Juan Wesley
como la continuación de la Reforma Protestante. J Kenneth
Grider declara que la contribución de Wesley "es la ense-
ñanza que completa en forma peculiar el intento de Martín
Lutero en el siglo XVI de reformar la doctrina cristiana de
acuerdo al modelo del Nuevo Testamento. Si bien corres-
pondió al hombre de Wittenberg restablecer la doctrina de
la justificación por la fe, fue el hombre de Epworth, el Sr.
WesJey, quien restableció la doctrina de que, una vez justi-
ficados por fe, los creyentes pueden ser santificados [o per-
feccionados] enteramente por fe ... en esta vida'?'
Los reformadores clásicos del siglo dieciséis, al reaccio-
nar contra el catolicismo medieval orientado hacia las obras,
se esforzaron por enfatizar la obra de Dios en favor de los
seres hU111anos en la justificación. En dicho proceso, si bien
no negaron la necesidad de una transformación en la vida
del cristiano, tendieron a subestimar la santificación () la
obra de Dios en las personas. En el tiempo de Wesley, mitad
del siglo dieciocho, el énfasis exagerado en la justificación
forense llevó a muchos a cierta forma de antinomianismo
(rechazo de la ley moral) y fue necesario corregir el curso
hacia la santificación.J(1
Wesley se consideró llamado a hacer esa corrección. Al
notar que "muchos de los mismos reformadores se queja-
ban ... que 'la Reforma no había llegado lo suficientemente
lejos''', Wesley sugirió que el enfoque de la Reforma com-
pleta no debían ser los ritos y ceremonias sino "un cambio
completo del temperamento y la vida de los hombres".;¡
Donald Dayton se refirió a este mismo punto visto desde
otro ángulo cuando escribió que si bien la generación pos-
terior a la Reforma, en su devoción por aclarar la fe, nos
dejó los grandes credos protestantes, "la tradición wesleya-
200 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

na ... nos ha dejado un legado de obras de amor".32


Un énfasis en la santificación y la perfección cristiana en
la vida presente fue la gran contribución de Juan Wesley.
Según él, la perfección cristiana "es el gran depósito que el
Señor ha dado al pueblo llamado metodista; y para propa-
garlo, al parecer, él nos ha levantado a nosotros"."
Para Wesley, cualquier religión que no restaure la verda-
dera santidad perdida en la caída, no era "mejor que una
pobre farsa, una mera burla de Dios, para destrucción de
nuestra propia alma ... Por naturaleza Uds. son totalmente
corruptos. Por gracia ustedes serán totalmente renovados".'>;
. Wesley rehusó definir la perfección como un estado sin
pecado dada la distinción entre pecados deliberados y erro-
res o pecados impropios. Más bien, definió la perfección
como "un amor puro que llena el corazón, y gobierna todas
las palabras y acciones. Si", agregó, "su idea comprende
algo más u otra cosa, no es bíblica". El seiiala con prOPie-
dad que muchos tropiezan porque "alladen a la idea de ser
pelj'ectos tantos ingredientes como les place, sin que éstos
concuerden con las Escrituras, sino sólo en su imaginación;
y entonces son rápidos para llegar que alguien lo sea el
menos que concuerde con su idea imaginaria", Es por ello,
advielte Wesley, que debemos mantenernos cerca de las
definiciones bíblicas. "El amor puro que reina sólo en el
corazón y la uida, éste es el todo de la pe,jección bíblica". Lo
que se perdió en la caída fue la capacidad de amar. 35
Los teólogos calvinistas han rechazado la definición de
Wesley de que la perfección es amor perfecto y han insisti-
do en que ella consiste en una conducta absolutamente
impecable, lo cual, dicen, es imposible mientras las perso-
nas posean cuerpos mortales. Así que, si bien el calvinismo
sostiene la idea de la perfección, también declara que los
seres humanos no serán perfectos hasta la segunda venida
de Cristo.'\('
Por otro lado, Wesley, con su profunda diferenciación'
PERFECCION E IMPECABILIDAD EN LA BIBUA lO I

entre pecados propios y "pecados así llamados impn 11 11< 1,""


sostiene que la perfección en la vida presente es lIll:! ,1(li
tud perfecta hacia Dios y el hombre mientras se m:!lIl('II~:;1
una relación de fe con él. Según Wesley entendía la I)VII('(
ción, ella afecta todos los aspectos de la vida extcri< Ir (1(,
una persona, pero no demanda una actuación a I>:-;() 11 11 ,1
mente perfecta, Los errores o pecados no intenci()lI;d('~,
armonizan con la perfección wesleyana. Wesley, al Ita hl.ll
de perfección, no se refiere a una definición legal del p( 'C'
do que define como tal a toda desviación de la volunlad d('
Dios, ya sea voluntaria o invoiuntaria. Más bien, él se rdiLo
re a un punto de vista ético-relacional del pecado que I() VI'
como un rechazo intencional de la voluntad de Dios. De al1l
que ser perfecto esté en armonía con muchos "errores" y
otras imperfecciones: la perfección. wesleyana no es UII;'
perfección exenta de pecado. 37
La creencia de Wesley, como vimos antes, está en arm()
nía con la posición bíblica acerca del pecado, la perfcccióll
y la impecabilidad. La Biblia no reconoce la definición griv-
ga de la perfección humana absoluta. En la Biblia la per
fección absoluta es un atributo de Dios solamente.
Wesley concuerda con los teólogos calvinistas al sost<:.'I]('1
que la impecabilidad absoluta es una imposibilidad en I:r
vida presente. La perfección que él enseñó, por ejemplo, no
significaba que un cristiano nunca "diera cabida a un pell-
samiento inútil'" o "hablara una palabra ociosa. Yo mismo",
escribió, "creo que una perfección tal es incompatible con
el hecho de vivir en un cuerpo cormptible". Si la perfección
cristiana implica una conducta perfecta, aseveró, "no debe-
mos esperarla hasta después de la muerte". La perfección
del amor a Dios y al prójimo que enseñó Wesley "es con-
sistente con mil desórdenes nerviosos, lo que no ocurre COI1
una perfección absoluta". 38
Wesley tocó un punto vital cuando observó que aqul'ilo:-;
que "exageran" la perfección al definirla en forma "muy alta
202 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

(tan alta que no hemos oído ni leído que alguien la haya


alcanzado)", eventualmente "la anulan", "poniéndola fuera
del alcance del mundo" al hacerla increíble. 39
Este concepto sigue vigente en la actualidad, como Sl'
nota en las actitudes a veces forzadas y frustradas de aqUe--
Hos que buscan imponer conceptos absolutistas no bíblícos
a sus prójimos y a sí mismos. Nunca debemos olvidar que
la muerte de Cristo fue instigada por los perfeccionistas "sin
pecado" de sus días.
Muy a menudo, las demostraciones menos convincentes
de perfección son hechas por aquellos que, en su definición
legalista (y no relacional) del pecado, buscan la perfección
absoluta. Así lo hicieron los "cabritos" farisaicos que fueron
sorprendidos por la verdadera norma de Dios en la escena
del gran juicio de Mateo 25:31-46. Muchos que han realiza-
do "grandes obras" en el nombre de Cristo serán hallados
faltos simplemente porque no se apropiaron ele los princi-
pios de su carácter tal como están expresados en la gran ley
ele amor (véase Mat. 7:21-23; 5:48; 22:34-40; Luc. 6:36).
En el sentido más amplio, ellos no guardaron la ley, aun-
que sus vidas estuvieron dedicadas a guardar los detalles
legalistas de la ley momo 13:8, 10; Gál. 5:13, 14). Los deta-
lles (la letra) de la ley sólo tienen sentido cristiano cuando
se les inye~ta el espíritu de la ley (2 Coro 3:6). y ese espíri-
tu, introducido en e! corazón del creyente a través del poder
de! Espíritu Santo (Heb. 8.10), constituye el centro de la per-
fección bíblica.
A estas alturas es importante notar que Elena de White
fue educada como una wesleyana. Además, las palabms
que ella utiliza y la forma en que lo hace son parte de la
tradición wesleyana. Al estudiar tanto a Elena de White
como a Wesley, me he convencido más y más de que no
podremos realmente comprender la terminología y los con-
ceptos relacionados con la perfección que usa Elena de
White hasta que examinemos el trasfondo wesleyano en el
PERFECClON E IMPECABII.IDAD IN 11\11111111\ '.'():I

, tlal creció, Sus escritos están saturados elt' 11'1111111' o', \ l . ,l.
\':1I10S que armonizan con las enseñanzas lJihli, ,1', ,1, 1'" 1

do, perfección e impecabilidad,olo


Por otro lado, en el área de la perfccciún, LI ,'>1,1 \\ 1111,
h izo una separación cuidadosa (al igual que ('IUII, 1,. l' 1 1
donó conceptos usados por otras personas CI1 011.1', ,11' 1
de sus escritos) entre las ideas bíblicas y las no hil>llI ,1', 1 11
ese sentido ella rechazó abiertamente dos ideas \V(""Io'v,1
Ilas: (1) que un cristiano pudiera ser perfecci()Il~\( 1" '11
forma instantánea en un cierto momento de su eX1X'ri( '111 1,1
terrenal y (2) que éste una vez perfeccionado pudiera \ 'S!;II
consciente de su propia perfección, Independienlefllcllll' d('
estas objeciones suyas, la señora \Vhite por lo general. coill
cide con lo que Wesley entendía como perfección híhl ica, Y
me parece, como dije anteriormente, que \Xlcslcy en gl'lll'
ral está en armonía con la posición bíblica,
A continuación estudiaremos las enseñanzas de Elen:1 (1(,
White sobre el tema de la perfección, En el capítulo och()
nos referiremos a sus ensenanzas en forma general, mil'll
tras que en el capítulo nueve expondremos el tipo de P('I
fección que uno debe tener él fin de ser trasladado en (H ; 1
sión de la segunda venida de Cristo,
Capítulo 8

La perfección yla impecabilidad


según Elena de White
U no de los hechos más obvios del ,ldvcntismo, tanto
en el presente como en el pasado, es que aquellos
que enfatizan la perfección como una suerte de
impecabilidad perfecta en términos absolutos se basan
mayormente en los escritos de Elena de \Vhite, pero son
débiles cuando presentan lo que dicen las Escrituras acerca
del tema. La razón por la cual se apoyan en sus escritos es
que el perfeccionismo sin pecado no se puede probar en ];¡
Biblia.

Confusión metodológica entre


la "luz menor" y la "luz mayor"

Me gustaría sugerir que el perfeccionismo sin pecad()


tampoco se puede demostrar en Jos escritoS de Elena de
White. En primer lugar, ella claramente afirmó que "los tes
timonios escntos no son dados para proporcionar IlueV;1
luz, sino para imprimir vívidamente en el corazón las ver
dades de la inspiración ya reveladas" en la Biblia. "No SOIl
sacadas a relucir verdades adicionales".)

204
LA PERFECClON y LA IMPECABILIDAD SEGUN ELENA DE WHITE 205

Es interesante notar que Elena de White relacionó su


postura de no ser poseedora de una nueva luz con el tema
de la perfección cristiana. En la misma página en la cual
aparecen las citas arriba mencionadas, leemos: "Si os hubie-
seis dedicado a estudiar la Palabra de Dios, con un deseo
de alcanzar la norma de la Biblia y la perfección cristiana,
no habríais necesitado los Testimonios'.'
El propósito de los Testimonios no es proveer nueva luz
sobre la perfección y otros temas, sino simplificar "las gran-
des verdades ya dadas" en la Biblia. De acuerdo con Elena
de White, Dios dio a la Iglesia Adventista "una luz menor
[sus escritos] para conducir a los hombres y las mujeres a la
luz mayor [la Biblia)".' Uno de los problemas más serios del
adventismo es que muy a menudo se ha usado la luz menor
para apartar a la gente de la Biblia en lugar de conducirla a
ella.
Así ha sucedido con las interminables compilaciones
acerca de la perfección. Que yo recuerde, ninguna de ellas
sugiere que el verdadero escenario de la acción teológica es
la Biblb. y que por lo tanto, los adventistas debieran estu-
diar ese tema en las Sagradas Escrituras ya que Elena de
\'/hite no agregó nada a ella. Seguirla significa dejar que sus
escritos los hagan "volver a la Palabra que no han seguido":'
Nli primer punto. por lo tanto, ticne que ver con la meto-
dología teológica. Los adventistas deberían acudir a la Biblia
y no a Elena de Whitc para obtener un conocimiento bási-
co de la perfccción cristiana.
[Vii segundo punto es que siendo que Elena de \X/hite
construye sobre el fundamento bíblico, sus escritos sobrc la
perfección deben ser interpretados dentro e1el marco de las
enseñanzas bíblicas acerca del tema. Este procedimiento
nos demostrará que en realidad ella nunca ha contradicho
la enscñanza bíblica sobre la perfección como amor y
madurez en la vida diaria dentro de una relación de fe COll
Dios a través de Jesús.
206 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Por supüesto, siempre habrá citas suyas que pueden ser


violentamente sacadas del contexto de su mensaje como un
todo para probar puntos de vista extremistas que ella nunca
enseñó. Pero este procedimiento también es apli"cable a los
escritores bíblicos.
Por ejemplo, yo podría alcanzar el extremo de! fanatis-
mo si tomara 1 Juan 3:9 fuera de su contexto: "Todo aquel
que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y no puede pecal)'. Si un
cristiano "no puede pecar", entonces todo lo que yo haga
tendrá el sello aprobatorio de Dios. Muchos perfeccionistas
a través de la historia han esgrimido precisamente este
punto de vista, aunque sus vidas hayan resultado ser no
muy santas.
Sin embargo, cuando leemos 1 Juan 3:9 dentro del con-
texto total de 1 Juan, como hemos visto en el capítulo 7,
encontramos que Juan está hablando del pecado contumaz
y permanente y no de la impecabilidad absoluta. La perso-
na que compila citas en forma irresponsable puede hacerle
una gran injusticia al mensaje de la Biblia al buscar decla-
raciones radicale.s sobre un determinado tema, sin embargo
los escritos de Elena de White son susceptibles de tener ese
mismo problema, pero multiplicado por mil, debido al gran
volumen de su producción literaria. Los coleccionistas de
citas sobre la perfección han estado y siguen estando de
fiesta.
Nuestra única seguridad es leer a Elena de White dentro
del contexto bíblico de la perfección el cual, según ella, no
traspasa. Además, necesitamos ser cuidadosos al interpretar
sus escritos sobre el tema dentro de su mensaje total a fin
de no seleccionar las declaraciones más radicales y luego
presentarlas como una posición equilibrada suya.
Al analizar las enseñanzas de Elena de White acerca de
la perfección en el resto de este capítulo y en el siguiente,
veremos que ella sí concuerda con la Biblia, a la cual siem-
LA PERFECCION y LA IMPECABILIDAD SEGUN ElENA DE WHIII /()!

pre exaltó durante su ministerio. Qué bueno que sea ;ISI,


porque ella no nos autorizó a que halláramos en sus l'sni
tos enseñanzas que estén por encima de la Biblia como
Palabra de Dios.

El alto concepto de Elena de White


en cuanto a la perfección del carácter

De ninguna manera debería sorprender a los lectores de


este libro el hecho de saber que Elena de White tenía un
concepto sumamente elevado de la perfección del carácter.
Algunos podrían aducir que su elevado punto de vista está
relacionado con la justificación forense por la fe; que el cris-
tiano es perfecto porque sus pecados han sido cubiertos por
el Cristo perfecto; que Cristo es su perfección vicaria; que
ellos están "revestidos" de su "perfección".'
Este punto de vista es correcto, pero no abarca tocla la
verdad. Ella también tenía una idea muy explícita de la per"
fección del carácter como algo posible y como un ideal de
todo cristiano. Por tanto, si bien existe una perfección que
se relaciona con lo que Dios hace por nosotros, también hay
una perfección relacionada con lo que Dios hace en noso-
tros a través del poder dinámico del Espíritu Santo. Richard
Lesher resumió con propiedad la posición de Elena de
White cuando escribió que para ella "la perfección" "es sin
lugar a dudas la meta de la santificación" y "la meta de la
vida cristiana".6
Las siguientes citas demuestran que Elena de White se
refirió a la perfección de carácter en los seguidores de Cristo
y no mer;únente a una perfección vicaria para sus seguido-
res. "El Señor exige perfección de su familia redimida.
Demanda perfección en la edificación del carácter'. 'Todo
el que se esfuerza, puede alcanzar la pmj'ección del carác-
ter". "Podemos vencer plena y enteramente. Jesús murió
para hacernos un camino de salida, a fin de que pudiése-
208 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

mos vencer todo mal genio, todo pecado, toda tentad, 111 \
sentarnos al fin con él".'
Una de las declaraciones nüs fueltes de Elena de WIIII,
sobre la perfección del carácter se encuentra en su apn', 1.1
ción de la parábola de los talentos (Mat. 25:14:3()) "11
Palabras de vida del gran kIaestro, escribió: "Debiér:lIll' "
cultivar toda facultad hasta e! más elevado grado de pul,"
ción ... De todos se exige pe¡/ección moral. Nunca debil'l,l
mos rebajar la norma de justicia a fin de contemporizar ("((11
malas tendencias heredadas y cultivadas ... Todos los <JII'
quieran ser obreros juntamente con Dios, deben esforz:ll."(
por alcanzar la perfección de cada órgano del cuerpo y cad.1
cualidad de la mente". "Esa perfección de! carácter. .. alelll
zará la perfección en la acción".>i
La Sra. White no sólo vio la necesidad de la perfecci(lIl
del carácter como la cúspide de la santificación, sino t:1111
bién declaró que Satanás trata "constantemente de engai1:11
a los discípulos de Cristo con su fatal sofisma de que les v,',
imposible vencer" ... Jesús declara: "'Bástate mi gracia'",
Nadie considere, pues, sus defectos como incurables. Dio:-,
concederá fe y gracia para vencerlos". "Satanás se alegr:1
cuando oye a los que profesan seguir a Cristo buscand,)
excusas por su deformidad de carácter". Más aún, ella decl:l-
ró que "aquellos que dicen que no es posible vivir una vkJ:¡
perfecta califican a Dios de injusto y mentiroso"."
Elena de \Vhite nunca vaciló en afirmar que la perfección
del carácter es tanto posible como deseable, Por lo tanto
debemos examinar cuidadosamente este concepto,
A ello nos abocaremos en la mayor parte de este capítu-
lo y el siguiente. Mientras tanto, es importante observar que
ella sostenía que la gracia perdonadora de Dios es insepa-
rable ele su gracia capacitadora. Aquellos que no alcancen
la marca están aún cubiertos por la perfección justificadora
y vicaria de Cristo,
Según ella, el tema de la perfección del carácter tendrá
lA PERFECClON y lA IMPECABILIDAD SEGUN ElENA DE WHITE 209

su máxima expresión antes de la segunda venida de Cristo.


Este aspecto escatológico de la perfección será tratado en el
capítulo 9. En lo que resta de este capítulo exploraremos los
conceptos de Elena de White sobre el desarrollo del carác-
ler y la impecabilidad.

Perfectos como Cristo

Es realmente posible reunir una serie de declaraciones


de Elena de White que indican que los cristianos deben de-
sarrollar caracteres como el de Cristo. Luego de citar Mateo
5:48 ("Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre
que está en los cielos es perfecto"), la Sra. White continúa
observando que esta orden "es una promesa. El plan de
redención contempla nuestro completo rescate del poder de
Satanás ... Un temperamento santo, una vida semejante a la
de Cristo, es accesible para todo hijo de Dios arrepentido y
creyente.
"El ideal del carácter cristiano es la semejanza con Cristo.
Como el Hijo del /Jombre fue pelfecto en su vida, los que le
siguen ban de ser pe1fectos en la su)/a ... Su carácte1' ba de
ser el nuestro". 1',
Después escribió: "Cristo ha dado su espíritu como
poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal,
hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter
en su iglesia ... La misma imagen de Dios se !Ja de reprodu-
cir en la bumanidad. El bonor de Dios, el bonor de Cristo,
están comprometidos en la pe1lección del carácter de su
pueblo".l:
Estas poderosas citas no dejan lugar a dudas de que Dios
quiere reproducir perfectamente su carácter en sus hijos.12
Es un error tratar de disminuir la fuerza radical de tales
declaraciones. Volveremos a lo que implica reproducir per-
fectamente el carácter de Cristo -un tema recurrente de
Elena de White- en el capítulo 9.
210 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Por lo pronto, debemos observar que Herbert Douglass


está en lo correcto cuando sugiere que debemos evitar las
definiciones absolutistas de la perfección que están basadas
en la filosofía griega y no en la Biblia. "La perfección en el
sentido bíblico", escribe Douglass, "es simplemente la seme-
janza a Cristo: una feliz combinación de una relación con
Dios, como la que tuvo Jesús, con las cualidades de carác-
ter manifestadas por él" .1\ Las cualidades del carácter de
Cristo, como veremos, son el punto central para compren-
der lo que significa ser como Dios y/o Cristo.
Uno de los grandes temas de El Deseado de todas las gen-
tes de Elena de White es que podemos ser vencedores así
como Cristo lo fue: a través de! poder del Espíritu Santo. Así
como Jesús resistió la tentación de poner su voluntad en e!
centro de su vida (el mismo punto en el cual Adán y Eva
cayeron), así también podemos hacerlo nosotros. El venció
esa TENTACION de tentaciones. En consecuencia, pudo
decir al final de su vida que Satanás "nada tiene en mí"
(Juan 14:30).
"No había en él", escribió Elena de \\!hite, "nada que res-
ponchera a los sofismas de Satanás. El no consintió en pecar.
Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Así
también podemos hacer nosotros" .1" Como observamos al
exponer la TENTACION de Cristo en el capítulo 6, él rehu-
só descender de la cruz y hacer su propia voluntad en opo-
sición a la voluntad del Padre.
Esa misma oportunidad y ese mismo poder se ofrecen a
aquellos que aceptan a Cristo. A través del poder del
Espíritu Santo, nuestra voluntad puede rendirse a la suya, y
podemos rechazar la TENTACION de retornar a una vida de
pecado centrada en el yo y al servicio del yo. La transfor-
mación a una vida de servicio y dedicación puede ser una
hermosa realidad constante en cada ser humano nacido de
lo alto. Al igual que Cristo, cada uno de nosotros puede
trasponer "el terreno donde tropezó y cayó Adán"; resistir la
LA PERFECCION y LA IMPECABILIDAD SEGUN ELENA DE WHITE 211

TENTACIOl'\ de vivir una vida en rebelión a Dios, y vivir en


forma práctica la gran ley de amor en la vida diaria.1'
Cristo "fue hecho idóneo para el conflicto mediante la
permanencia del Espíritu Santo en él. Y él vino para hacer-
nos participantes de la naturaleza divina. Mientras estemos
unidos con él por la fe ['en él'], el pecado no tendrá domi-
nio sobre nosotros. Dios extiende su mano para alcanzar la
mano de nuestra fe y dirigirla a asirse de la divinidad de
Cristo, a fin de que nuestro carácter pueda alcanzar la per-
fección".16
Es crucial observar que Elena de White sostuvo que aun
cuando los cristianos deberán reproducir el carácter perfec-
to de Cristo, nunca lo lograrán. Por eso escribió: "El es un
ejemplo perfecto y santo, que nos ha sido dado para que le
imitemos. No podemos igualar al modelo; pero no seremos
aprobados por Dios si no lo copiamos y reflejarnos, de
acuerdo con la habilidad que Dios nos ha dado". Es intere-
sante notar que ella hizo esa declar:1ción en el contexto de
amar a otros y rechazar el egoísmo, ya que como veremos,
ese fue el elemento básico del carácter de Cristo. F
Bajo este mismo pensamiento, la Sra. White escribió que
"Cristo es nuestro modelo, el ejemplo perfecto y santo que
nos fue dado para que lo siguiéramos. Nunca podremos
igualar al modelo; pero podemos imitarlo Ji reflejarlo de
acuerdo COJlnuestra habilidad'. En conexión con otro tema
ella abiertamente declaró que "nadie [en última instancia] es
perfecto sino Jesús". IX
Después de leer las últimas páginas, quizás sienta un
poco de tensión intelectual. Después de todo, Elena de
White ha sugerido que debemos reproducir el carácter de
Cristo en forma perfecta, pero que nunca podremos igualar
perfectamente al modelo.
Es interesante notar que los lectores que con frecuencia
reiteran las declaraciones de reproducir-perfectamente-el-
carácter-de-Cristo están muy ansiosos de cjue nadie reduzca
212 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

la fuerza de esos absolutos aparentes. Pero entonces se


vuelven e intentan rebajar las declaraciones que dicen que
no llegamos a igualar al modelo. El procedimiento inverso
es el que practican aquellos que enfatizan las declaraciones
que hablan de ser menos que el modelo. i')

La mejor forma de manejar el aparente conflicto es dejar


que Elena de White formule su propia explicación. La clave
de una comprensión equilibrada parece estar en su comen-
tario, repetido a menudo, sobre Mateo 5:48: "Como Dios es
perfecto en su esfera, puede serlo el hombre en la suya".
Woodrow Whidden con agudeza señala que "el resultado"
de tales declaraciones "es que la perfección es algo diferen-
te en la esfera de Dios de lo que es en la esfera humana".'"
En conexión con otro asunto, Elena de \'X'hite aparente-
mente sugiere que la perfección varía de persona a perso-
na. Por eso escribió que "con nuestras facultades limitadas,
hemos de ser tan santos en nuestra esfera como Dios es
santo en la suya. Hasta donde alcance nuestra capacidad [b
cual aparentemente difiere entre individuos y aun en la pro-
pia persona en diferentes momentos], hemos de manifestar
la verdad, el amor y la excelencia del carácter divino".!!
Por otro lado, el fundamento de toda perfección, inde-
pendientemente de la "capacidad" variable, sigue siendo el
mismo. Unas pocas líneas más abajo, en esa misma página,
vemos que ella declara que "siempre que hay unión con
Cristo hay amor. No valen nada cualesquiera sean los otros
frutos que demos, si falta el amor. El amor a Dios y a nues-
tros prójimos es la misma esencia de nuestra religión".!2 Ese
amor es la hebra dorada que corre por las diferentes esfe-
ras de la perfección divina y humana. Es la llave que abre
el misterio de lo que significa ser perfecto como Cristo.

La perfección: un proceso dinámico

lntimamente relacionada con la idea de relatividad implí-


LA PERFECClON y LA IMPECABILIDAD SEGUN ELENA 1)1 y\'IIII'

cita en el concepto de Elena de White·sobrc la.', 1",1. , ,


perfección está su idea de la perfección como lItl 1'1'''' "
dinámico y continuo: proceso mediante el cual un n 1,',11.111"
que se convierte constantemente crece aproximánd< ISI' .\ I
carácter de Cristo, pero sin alcanzar jamás esa meta,
Por lo menos en tres de las citas antes mencion;td:I~ ..
Elena de White asoció la perfección con la capacidad illdi
vidual. Por lo tanto, hay grados de perfección reJaI iva di'
una persona a otra, ya que no todos tienen la misma c'I ).1
cidad. La Sra. White pudo por lo tanto escribir qUe "el ItI):.1I
definido sei'ialado para nosotros en la vida es determin:llh,
por nuestras aptitudes. No lodos alcanzan el mismo (h'~;;\
ITollo, ni hacen con igual eficiencia el mismo trabajo. 1¡i( 1,'.
no espera que el hisopo adquiera las proporciones 111·1
cedro, ni que el olivo alcance la altura de la majest lIOS: I p;"
mera. Pero todos deberíamos aspirar a la altura él qtll' Lt
unión del poder humano con el divino nos permita :"(":111
zar".Z:I
Noten, sin embargo, que si bien hay grandes variaciulll'.'.
en logms y potencial individuales, hay una constanh· 1'11
todos los niveles de capacidad: una total dedicacióll :1 1, 1,',
propósitos de Dios a fin de que él nos use a nuestro 1ll:1:\ 1
mo potencial. Esa dedicación total o perfecta a la vollllll.lIl
de Dios es un aspecto importante de la perfección crisli;III.1
Es obvio que la dedicación total es el extremo oPUl'SI() 11"
esa rebelión que se llama PECADO.
Quizá más impOltante que la variación del pOlt'lll i.tI
terrenal de los individuos sea el hecho de que las pl'l.'>I )II.I~.
crecen en perfección. Elena de White sei'iala, por lo I;IIII( "
que aun cuando Jesús fue perfecto como niño, cn '1 if I , 11
gracia, según Lucas 2:52. Fue así como llegó a la ('OIll"lll.'.1< '1 \
de que .. aun el cristiano más pel:fecto puede crece/" n 11/1/
l1uamente en el conocimiento y en el amor de J)i( ¡s. , '1,11 I

crecimiento interno, me parece, implica un desarrollo dI' 1.1


perfección en las acciones externas a medida CjlH' l:ts IU'I'., I
214 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

nas ponen en práctica su amor y conocimientos crecientes.


R. N. Flew nos ayuda a ver cómo actúa esa idea cuando
se refiere al carpintero que concentra todo su ser en hacer
mesas y sillas. Si bien ellas no son "perfectas", son 10 mejor
que puede hacer en esa etapa de su vida. El punto real es
que "él ha puesto todas sus capacidades y su trabajo diario
en sacrificio a Dios". Está por lo tanto "cumpliendo el pro-
pósito de Dios".2;
Refiriéndose a otro asunto, Elena de White escribió que
"en cada grado de desarrollo, nuestra vida puede ser per-
fecta; pero, si se cumple el propósito de Dios para con
nosotros, habrá un avance continuo". 2(> Es de crucial impor-
tancia reconocer que el cristiano perfecto es el cristiano en
desarrollo. Este comienza en la conversión, crece a través
de la vida diaria, y continuará progresando, como veremos
en el capítulo 10, por toda la eternidad sin fin.
Por tanto si bien hay un núcleo sólido de la perfección
que consiste en la devoción a la voluntad y el amor a Dios
y al prójimo, hay también un aspecto relativo a medida que
las habilidades y el conocimiento se acrecientan. Pero por
causa de ese núcleo sólido de la perfección, lo nuevo que
va desarrollándose se utiliza para fines santificados.
Elena de \'Jlhite, por lo tanto, concuerda con Pablo en el
sentido de que una persona puede ser perfecta y no serlo
todavía (Fil. 3: 15, 12). Lo mismo se puede decir de su con-
cepto de impecabilidad. Al igual que Pablo (Rom. 6) y Juan
(1 Juan 3:9; 1:9-2:1), para Elena de White una person:\
puede estar simultáneamente sin pecado y sin embargo n<)
haber llegado a ese punto.

Impecable, pero todavía pecador

Elena de White es bastante explícita en su declaración clv


que un cristiano puede vivir una vida sin pecado aquí en la
tierra. Por ejemplo, en 1906 dijo a quienes le escuchaban ell
LA PERFECCION y LA IMPECABILIDAD SEGUN ELENA DE WHITE 215

una asamblea en California que "a todos los que se some-


ten él Dios por completo se les da el privilegio de vivir sin
pecado, en obediencia a la ley del cielo".2'
Asimismo, en un artículo escrito en 1902 sobre "La rebe-
lión de Satanás", ella declaró que "todo aquel que por fe
obedece los mandamientos de Dios, llegará a la condición
de impecabilidad que Adán tenía antes de su transgresión".2H
Por contraste, ella observó que solamente "cuando los
santos de Dios sean glorificados ... se podrá decir con segu-
ridad que son salvos y sin pecado". En otra ocasión escri-
bió: "No podemos decir: 'Estoy sin pecado', hasta que este
cuerpo vil sea cambiado y transformado a semejanza de su
cuerpo glorioso". Repetidas veces declaró que aquellos que
estarán ante "el trono de Dios sin mancha o arruga" serán
"completos en Cristo" porque están "revestidos de su justi-
cia". Esta última declaración es una indicación de que los
santos necesitarán ser cubiertos por la justicia de Cristo
hasta cuando ocurra su segunda venida. 29
Preguntamos, ¿cómo es que Elena de White puede. decir
que podemos vivir sin pecado y estar sin pecado como
Adán antes de la caída, por un lado, mientras que por el
otro indica que no podemos decir que estamos sin pecado
y que necesitamos los méritos de Cristo hasta su segunda
venida?
La respuesta está, al igual que para los escritores bíbli-
cos, en su definición de pecado e impecabilidad. Como
vimos en el capítulo 2, el pecado es un acto de rebelión
contra la persona y la autoridad de Dios. El pecado es una
actitud y un acto consciente y voluntario; según escribi()
Elena de \Vhite, "niega realmente a Dios, y se rebela contra
las leyes de su gobierno". Estos pecados son "voluntarios" y
"conscientes". "Nadie se engañe a sí mismo", escribió, "cre-
yendo que puede volverse santo mientras viole premedita-
damente uno de los preceptos divinos, Un pecado cometi-
do deliberadamente acaBa la voz atestiguadora del Espíritu
216 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

y separa el alma de Dios". Pero, "ser llevado a pecar en


forma inconsciente -no intentando pecar... -es muy dife-
rente del que planea y deliberadamente entra en la tenta-
ción y planea un curso de acción ".30
A partir de la cita mencionada es claro que Elena de
White sostenía que existen tanto pecados conscientes,
conocidos e intencionales, como pecados de ignorancia que
no son intencionales ni conscientes. Es importante destacar,
sin embargo, que ella se refiere a ambos tipos como peca-
dos.
En otras ocasiones se refiere a los pecados no intencio-
nales como "errores". Por 10 tanto escribió que "cuando
estamos revestidos por la justicia de Cristo, no tendremos
ningún gusto por el pecado, pues Cristo obrará dentro de
nosotros. Quizá cometamos errores, pero aborreceremos el
pecado que causó los sufrimientos del HIjo de Dio.'./' .."
Con esto en mente, podemos comenzar a comprender
las declaraciones aparentemente conflictivas de Elena de
White, de que podemos vivir vidas sin pecado, pero que a
la vez no podemos decir que estamos sin pecado. Aquellos
que "viven sin pecado" y quienes "alcanzan la condición de
impecabilidad que tuvo Adán antes de su transgresión", no
estarán viviendo en rebelión o en pecado intencional, como
no lo estuvo Adán antes de la caída. Puesto que su actitud
es correcta delante de Dios, no están en rebelión contra él
y su ley de amor.
Por otro lado, todavía cometerán errores. Incluso come-
terán pecados no intencionales y no conscientes. Por lo
tanto, no están sin pecado. Es con esa tensión en mente que
Arnold Wallenkampf pudo sugerir que es posible tener una
perfecta actitud de amor hacia Dios aun cuando no se lle-
gue a la meta. John Fowler, en su tesis doctoral sobre el
concepto de Elena de White del desarrollo del carácter,
llegó a una conclusión similar. La perfección, escribió
Fowler, "necesita de la ausencia de pecado acariciadd',32
LA PERFECCION y LA IMPECABILIDAD SEGUN ELENA DE WHITE 217

Hasta aquí debe quedar claro que e! punto de vista de


Elena de White sobre la impecabilidad es el mismo que el
de los escritores de! Nuevo Testamento y de Juan Wesley,
como vimos en e! capítulo 7. Por lo tanto, nadie debe sor-
prenderse al descubrir que ella señaló al mismo culpable
por la brecha existente entre la falta de pecado acariciado y
la impecabilidad total. Es el viejo tema de los "cuerpos mor-
tales" con los cuales luchaba Pablo en el libro de Romanos
(véase, por ejemplo, el capítulo 6:12) y en otros lugares.
/~- Elena de White escribió: "Todos pueden ahora obtener
corazones santos, pero no es correcto decir que en esta vida
podemos tener carne santa... Si aquellos que hablan tan
libremente de la perfección en la carne, pudieran ver las
cosas en su luz verdadera, se horrorizarían de sus ideas pre-
suntuosas ... Si bien no podemos reclamar la perfección de
la carne, podemos tener la perfección cristiana del alma. A
través de! sacrificio hecho por nosotros, los pecados pueden
ser perfectamente perdonados. Nuestra dependencia no
está en lo que e! hombre puede hacer; sino en lo que Dios
puede hacer por el hombre a través de Cristo ... Todos pue-
den ser hechos perfectos en Cristo Jesús. Gracias a Dios que
no estamos luchando con imposibilidades. Podemos recla-
mar la santificación... Si bien se perdona el pecado en esta
vida, de momento no se remueven totalmente sus conse-
cuencias". Ello sucederá en la segunda venida Y
En conclusión, al igual que la Biblia, Elena de White sos-
tiene que hay una dualidad en la experiencia de los cristia-
nos que sean sin pecado, pero no absolutamente sin peca-
do. Estos cristianos sin pecado son los mismos cristianos
perfectos. Hay quienes compalten una relación de fe con
Jesús y cuyos corazones, mentes y voluntades están total-
mente entregados a hacer la voluntad de Dios. Por lo tanto,
están tan libres del pecado de la rebelión, como lo estuvo
Adán antes de su caída. Por otro lado, debido a la ignoran-
cia y otras debilidades de la carne, aún cometen errores y
218 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

pecados involuntarios. Por lo tanto les espera un estado más


completo de perfección e impecabilidad en el momento de
la segunda venida de Jesús, cuando él "transformará el cuer-
po de la humillación nuestra, para que sea semejante al
cuerpo de la gloria suya" (Fil. 3:21; véase 1 Cor. 15:44, 50-
54). Examinaremos el efecto de ese cambio en la perfección
y la impecabilidad en el capítulo 10.

Naturaleza de la perfección del carácter

Antes de dejar el punto de vista de Elena de White sobre


la perfección, es importante que comprendamos lo que ella
pensaba sobre la naturaleza de la perfección del carácter.
Hay dos enfoques de· ese tema. El primero enfatiza las
"acciones individuales" (en otras palabras, una vida de actos
exentos de falta) que componen la perfección, mientras que
el segundo enfatiza una idea de perfección del carácter cen-
trada en principios. Aun cuando el enfoque de las "acciones
individuales" pareciera ser el más evidente en la interpreta-
ción popular ele Elena de White, sus escritos nos llevan
hacia la interpretación opuesta.
A ella le preocupó la lealtad de la persona, es decir qtJl'
el corazón y la mente estuvieran en sintonía perfecta con el
corai'.ón y la mente de Dios. Las acciones correctas: -los
actos individualcs- Huirán naturalmente de una correctl
actitud y consecuente lealtad.
Su concepto de perfección del carácter centrado en prin-
cipios por lo menos consta de dos aspectos. Cno de ellos
fue expresado hermosamente cuando escribió que "la esen-
cia de toda justicia es la lealtad a nuestro Redentor. Esto nos
inducirá a hacer lo bueno porque es bueno, porque el bien
hacer agrada a Dios".;·¡
Ella resalta el segundo aspecto de la perfección del
carácter al escribir que fue la misión de Cristo "hacer a los
hombres partícipes de la naturaleza divina, ponerlos en
LA PERFECCION y LA IMPECABILIDAD SEGUN ELENA DE WHITE 219

armonía con los principios de la ley del cielo".» Por supues-


to, como vimos en la Biblia, tanto la "naturaleza divina"
como los "principios de la ley" se centran en el amor agape
(1 Juan 4:8; Mat. 22:36-40).
Elena de White asocia las "acciones individuales" de la
vida cristiana con los principios básicos en un patrón con-
sistente que armoniza con la presentación bíblica. Por ejem-
plo, en Palabras de vida del gran NIaeslro ella dice clara-
mente que "Dios exige que sus h~J'os sean perfectos".
Prosigue diciendo que "su leyes una copia de su propio
carácter, y es la norma de todo carácter. Esta norma infinita
es presentada a todos a fin de que no haya equivocación
respecto de la clase de personas con las cuales Dios ha de
formar su reino. La vida de Cristo sobre la tierra fue una per-
fecta expresión de la ley de Dios, y cuando los que preten-
den ser hijos de Dios llegan a 'ser semejantes a Cristo en
carácter, serán obedientes a los mandamientos de Dios.
Entonces el Señor puede con confianza contarlos entre el
número que compondrá la familia del cielo".J6
Hasta aquí, la perfección orientada hacia la ley mencio-
nada en este pasaje, podría ser interpretada en términos
tanto del modelo de las acciones externas como de la pers-
pectiva del paradigma de principios. Fuera de su contexto,
la mayoría probablemente interpretaría el modelo de los
"actos individuales". Pero siempre debiéramos dejar que sea
la Sra. White la que hable a trflvés de un contexto más
amplio.
:::.! En el siguiente párrafo ella seÍ1ala que muchos "profesan
ser cristianos ... y no obstante no sienten la necesidad de una
transformación del carácter". l.os tales nunca han sentido su
necesidad de fe en Cristo o de un verdadero arrepenti-
miento. "No han vencido sus tendencias heredadas o sus
malos háhitos cultivados [las tendencias son el curso gene-
ral del corazón y de la mentel ... Muchos de los que se lla-
man cristianos, son meros moralistas humanos [aquellos que
220 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

meramente guardan los detalles de la ley sin haber sido


transformados por una relación salvífica con Cristo]" Y
En la siguiente página, la Sra. White se torna más explí-
cita al desarrollar su idea de la clase de perfección que
"Dios requiere ... de sus hijos". "La justicia de Cristo", escri-
bió, "no cubrirá ningún pecado acariciado [con lo cual da
a entender que su justicia sí cubre los pecados que no son
de rebelión]. Puede que un hombre sea un transgresor de la
ley en su corazón; no obstante, si no comete un acto exte-
rior de transgresión [se las ingenia para vivir con los 'actos
individuales' o detalles de la ley], puede ser considerado por
el mundo [y probablemente por la mayoría de los miembros
de la iglesia] como un hombre de gran integridad. Pero la
ley de Dios mira los secretos del corazón. Cada acción es
juzgada por los motivos que la impulsaron. Unicamente lo
que está de acuerdo con los principios de la ley de Dios
soportará la pmeba del juicio". Sus siguientes palabras
expresan que "Dios es amor", trayendo de esta manera al
centro ese principio de extrema importancia.:18
El pasaje arriba mencionado es típico en las declaracio-
nes de Elena de White referentes a la perfección del carác-
ter. A ella le preocupa primordialmente el gran principio
motivador del amor que moldea y transforma las tendencias
de la persona a través de la gracia de Dios. Los detalles de
la ley son importantes para ella, pero solamente dentro del
contexto del gran principio de la ley. Aun así, en el pasaje
citado ella señala cuidadosamente que son los actos "acari-
ciados" de la rebelde conducta los que constituyen el pro-
blema y no las acciones mismas. De modo que su punto de
vista acerca de la perfección del carácter en ese pasaje es
una perspectiva centrada en un principio.
Este mismo concepto sobresale vez tras vez en sus escri-
tos. Al comentar sobre el encuentro del joven rico con
Cristo en su búsqueda de la perfección, ella señala que si
bien él cuidaba los detalles de la ley, había perdido de vista
LA PERFECClON y LA IMPECABILIDAD SEGUN ElENA DE WHITE 221

e! ideal de Cristo. "Cristo leyó el corazón del príncipe. Una


sola cosa le faltaba, pero ésta involucraba un principio vital.
Necesitaba e! amor de Dios en el alma. Esta sola carencia,
si no era suplida, le resultaría fatal; corrompería toda su
naturaleza ... Afín de que pudiese recibir el amor de Dios [el
principio que le faltaba!, debía renunciar a su supremo
am01" a sí mismo". 39
Ella continuó destacando que "Cristo p1"eSentó las únicas
condiciones que pondrían al príncipe en el sitio donde desa-
rrollaría un carácter cristiano". Más adelante en ese mismo
pasaje, señaló que el punto crítico es "la obediencia a su
ley, no sólo una obediencia legal, sino una obediencia que
penetra la vida y se ejemplifica en el carácter" :iO
Así ella sigue su costumbre, repetida a menudo, de rela-
cionar las acciones de la vida justa con el gran principio
central del desarrollo del carácter en su discusión sobre la
perfección del mismo. No deja lugar a dudas en cuanto a su
enfoque. La esencia de la perfección de! carácter es la esen-
cia de un corazón y una mente perfectos y una lealtad indi-
visa hacia Dios. Este punto de vista armoniza con su con-
cepto (y e! de la Biblia) de que la perfección y la impeca-
bilidad son actitudes y' no perfección absoluta de acción.
Examinaremos la brecha entre la actitud perfecta y las
acciones perfectas en el capítulo 10.
Entre tanto, es importante enfatizar que la perfección del
carácter no consiste primariamente en lo que uno evita. Las
personas nunca llegarán a ser perfectas por evitar éste o
aquel pecado, aun cuando fuera posible evitarlos todos. Por
otro lado, la perfección del carácter está íntimamente ligada
al PECADO: la actitud que coloca a mi yo en el centro de
mi vida y enfoca mi agape en mi persona en lugar de hacer-
lo en Dios y en mi prójimo. C. Mervyn Maxwell nos ayuda
a comprender esto cuando señala que "es esencial destacar
los aspectos positivos de la perfección del carácter"." Elena
de White repetidamente recalca este"mismo punto. "La reli-
222 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

gión del evangelio", escribió, "es Cristo en la vida, es tllI


princiPio vivo y activo. Es la gracia de Cristo revelada en \·1
carácter y desarrollada en las buenas obras. Los principi( 1,',
del evangelio no pueden separarse de ninguna fase de LI
vida práctica ... El amor es la base de la piedad. Cualquicr;1
que sea la profesión que se haga, nadie tiene amor pUl'< 1
para con Dios a menos que tenga amor abnegado para con
su hermano... Cuando el yo está sumergido en. Oisto, ('/
amor brota espontáneamente. La plenitud del carácter cris
liana se alcanza cuando el impulso a ayudar y beneficiar ti
otros brota constantemente de adentro, cuando la luz cll'1
cielo llena el corazón y se revela en el semblante" :i2
El "carácter cristiano íntegro" basado en principios es en
esencia la definición de la perfección del carácter. Por lo
tanto Elena de White escribe que "nadie que tenga el ideal
verdadero de lo que constituye un carácter perfecto dejar:i
de manifestar la simpatía y la ternura de Cristo. La influen-
cia de la gracia debe ablandar el corazón, refinar y purificar
los sentimientos, impaltir delicadeza celestial y un sentido
de lo correcto".';
Antes de abandonar el tema de la perfección según Elena
de \XI'hite, debemos destacar dos puntos. En primer lugar,
ella nunca separa la perfección del carácter de la gracia
capacitadora y transformadora de Cristo. Jean Zurcher llegó
a la conclusión de que "un examen honesto de los escritos
de Elena de White revelará que ni una sola vez se refiere
ella a la perfección del carácter sin indicar que Jesucristo es
el único medio para alcanzarla" .'¡"
Un segundo hecho que hay que observar es que los lec-
tores de Elena de White son susceptibles de aplicar inco-
rrectamente sus escritos sobre la perfección debido a facto-
res personales o a ideas preconcebidas. Ann Burke destaca
un punto sobresaliente cuando dice que "es lamentable
que, debido a nuestros temperamentos, los creyentes celo-
sos a menudo destaquen declaraciones fuertes que probla-
LA PERFECCION y LA IMPECABILIDAD SEGUN ELENA DE WHITl: 2/:1

Illemente estaban dirigidas a cristianos descu idados. l.os n'


losos se castigan ellos mismos con estas declaracioIl\ 's,
mientras que los miembros de iglesia más flojos enCUCl1lr:1I1
llna falsa seguridad en otras declaraciones que sin duda s\'
dieron para confortar a los muy sensibles". 4S Por sUpUesl(),
l'S fácil saber en qué lugar encajan los fariseos dentro d('

este esquema.
En este capítulo vimos que las definiciones de Elena dl'
White de impecabilidad y perfección, cuando se Icen ('11 vi
contexto de pasajes específicos y en el tenor general de sus
(~scritos, armonizan con las definiciones bíblicas. Una de LIs
tendencias más lamentables de n'luchos adventistas es citar
sus escritos fuera de contexto de manera que los sacan dcl
marco bíblico el cual, declara ella, nunca ha traspuesto. Es
difícil ver cómo esa práctica puede considerarse como fide-
lidad "al testimonio directo de Elena ele White".
El asunto de las definiciones erróneas de la perfecci('>Il
será particularmente problemático en el área de la perfc('
ción en el tiempo final. Y este tema es el que abordarcm( >s
en seguida.
Capítulo 9

La perfección yla última


."
generaclon
N o es por accidente que los adventistas del séptimo
día han creído consistentemente en la importancia
de tener algún tipo de perfección. Aun una lectura
superficial de Apocalipsis 14 -el capítulo fundamental del
pensamiento adventista- nos deja la idea de que habrá un
pueblo perfecto al final de la historia de esta tierra.

Lo que la Biblia dice acerca de la


perfección de la última generación

Apocalipsis 14 comienza mencionando a los 144.000 que


están sellados con el nombre de su Padre en la frente (Apoc.
14:1; 7:4). Este capítulo al referirse al pueblo del tiempo del
fin dice que "no se contaminaron" con una religión falsa,
que "siguen al Cordero por dondequiera que va", que son
honestos y que "son sin mancha" (cap. 14:4, 5). G. C. Bcr-
kouwer dice que los 111.000 están "radicalmente entrega-
dos" a Cristo. ¡
Es la expresión traducida como "sin mancha" la que nos
hace pens;lI' en la perfección de este pueblo del tiempo del

224
LA PERFECClON y LA ULTIMA GENERAClON 225

fin. La Versión NRV 90 traduce dicha expresión como "son


sin mancha", y la Versión Nueva Biblia Española dice que
"no tienen falta".
Robett Ivlounce puntualiza que "cuando se refiere a los
creyentes del Nuevo Testamento, la palabra griega literal-
mente significa éticamente sin mancha". Y George Eldon
Ladd sugiere que estas personas tienen una "dedicación sin
falta" a Dios. 2 No importa por dónde se los mire, los 144.000
poseen una forma de perfección sobresaliente por ser una
experiencia histórica fuera de lo común.
Los adventistas se vieron retratados desde el principio en
este pasaje. También se vieron representados por los tres
ángeles de los siguientes versículos (Apoc. 14:6-12). Su
mensaje al mundo fue que "la hora del juicio ha venido",
Babilonia ha caído, y que guardar los mandamientos de
Dios es una señal que caracteriza a aquellos que son leales
a Cristo en contraposición a los que dan su lealtad al poder
representado por la bestia y reciben su marca.
El siguiente paso después de predicar esos tres mensajes
es la segunda venida de Cristo y la cosecha de la mies (vers.
14-20). No es difícil entender por qué los que se vieron re-
tratados en Apocalipsis 14 quisieron estar listos para la cose-
cha volviéndose "sin mancha" a través de la observancia de
"los mandamientos de Dios". La idea de la perfección para
la cosecha delliempo del fin se ha entretejido en el telar del
adventismo desde el mismo comienzo de su historia.
Siento que es inútil tralar de pedir excusas por la per-
fección "sin mancha" que se exige al pueblo de Dios en el
tiempo del fin. El asunto que nos interesa es por qué Dios
aparentemente espera más de la última generación de seres
humanos que de cualquier otra ..
La respuesta él esa pregunta no descansa en algún tipo
ele dispcnsacionalismo mediante el cual Dios trata a la últi-
ma generación ele seres humanos en forma diferente que a
los que existieron anteriormente, sino en el efecto de la cri-
226 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

sis del tiempo del fin que se revela en Apocalipsis 12: 17 y


13:11-17. Esa crisis polariza a la humanidad en dos bandos:
uno que es totalmente leal al Dios del universo y el otro,
que es completamente leal al dragón (Apoc. 12:9) repre-
sentado por los poderes de la bestia de Apocalipsis 13.
Apocalipsis 12: 17 da una sinopsis de la crisis sin prece-
dentes cuando dice que el dragón hará guerra contra aque-
llos que demuestren su lealtad a Dios al guardar sus man-
damientos. Esa guerra llega a su clímax en Apocalipsis
13: 16, 17, cuando aquellos que rehúsan ser leales a la bes-
tia son, en efecto, puestos bajo pena de muerte (no pueden
"comprar o vender"). El destino de algunos de ellos se regis-
tra en Apocalipsis 14:13 como quienes "mueren en el
Señor": o sea, entre el comienzo de la predicación del men-
saje del tercer ángel y la gran cosecha de la tierra.
Es en este contexto donde las personas se separan de un
modo sin precedentes ya sea para elegir los principios del
reino de Dios o los del dominio de Satanás. De acuerdo con
Apocalipsis 12:17-14:20, no habrá lugar para la neutralidad
en el tiempo del fin. Aquellos que traten de ser neutrales
recibirán la marca de la bestia en su mano en lugar de la
frente (véase el capítulo 13:16). La marca en la frente indi-
ca aceptación mental o inteligente de los principios de la
bestia, mientras que la marca en la mano representa acep-
tación pasiva del principio del dragón, la rebelión egocén-
trica que es la raíz de todos los pecados.
No habrá término medio. A la clara luz del conflicto final,
aquellos que no acepten la marca de la bestia deberán cons-
cientemente optar por una total lealtad a los principios de
Dios. Se les describe por lo tanto como "sin mancha", no
contaminados con una falsa teología, observadores de los
mandamientos de Dios, y que tienen la fe de Jesús (véase
el capítulo 14:4, 5, 12).
Martín Lutero arroja luz sobre el efecto ele la crisis en la
polarización cuando observa que "Dios tiene muchos aman-
LA PERFECCION y LA UlTIMA GENII.'!" 1, ,1 ,

tes en tiempos de paz". En los buenos tiempo . . t .. , 1 l' ,1 1


sar que realmente amamos a Dios, pero los tiC111\ 11 ,', , ,,',
separan el amor y la lealtad verdaderos de lo <¡lit" 1ot' ,
mente externo.'
Durante la crisis de Apocalipsis 13 y 14, los Il'lll.l ' ,1, 1
gran cont1icto entre Satanás y Cristo se tornan 1)J (',1111' ,
como el cristal por primera vez en la historia. Esta 1111'01111
claridad y las decisiones basadas en principios que OhiJ,l:,1 1
tomar a las personas que viven en ese tiempo, tiene elelt·,
to de purificar la lealtad de los hombres y las mujeres y:1 SI'~1
hacia Dios o en contra de él. Por lo tanto las personas c!t-I
tiempo del fin tendrán una experiencia única en la hjslmi~l
del mundo, Esta, como sugiere mi colega Kenneth Sira lid,
no es única en su clase pero sí en intensidad. Siempn' 11:1
habido problemas a lo largo de la historia, pero no COII I:l
intensidad y la claridad de la crisis predicha en el
Apocalipsis.
Aquellos cristianos que vivan en ese período sin precl'-
dentes de la historia de la tierra habrán terminado con la re
belión (PECADO) en contra de Dios. Su lealtad y su decliC':l
ción a él serán "sin mancha", "sin falta" y perfectas. POd!:lll
ser descritos como quienes tienen "la paciencia de los S:III
tos" al ,-1guardar la cosecha, como aquellos que "guardan 1I ),';
mandamientos de Dios", y que tienen la misma clase de 11'
qucJesús tuvo en su Padre (Apoc. 14:12). En consecuenci:l.
"cuando él se manifieste" en las nubes del cielo par:1 b
cosecha de la tierra, serán "semejantes a él" (I Juan 3:2),
Los primeros adventistas no solamente insistieron en b
perfección a causa de su comprensión del libro de Ap()
calipsis, sino que también, como observa Ladd, "la sanlili-
cación tiene una meta escatológica. Es el propósito ele [)ic) . .
que la iglesia le sea finalmente presentada en esplendor, 'Sill
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese sanl:! y
sin mancha'" (Efe. 5:27; véase Col. 1:22; 1 Tes. 3:13; '5:25)'"
Don~¡Jd Guthrie señala que según el apóstol Pedro "1;1
228 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

disolución final de todas las cosas debe ser motivo de bús-


queda en la actualidad de una vida de santidad".' "Puesto
que todas estas cosas han de ser deshechas", exclama
Pedro, "¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa
manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida
del día de Dios!" (2 Pedo 3:11, 12; véase 1 Pedo 1:13-16).
Parte del ímpetu por mejorar la conducta cristiana a tra-
vés de la histdria de la iglesia ha sido el "temor" (o respe-
to) por el juicio venidero. Después de todo, ¿no escribió
Pablo que todos "compareceremos ante el tribunal de
Cristo"? (Rom. 14:10). En otra ocasión escribió a los Corin-
tios: "Porque es necesario que todos nosotros comparezca-
mos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba
según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea
bueno o sea malo" (2 Cor. 5:10).
Con estos textos en mente, no debiera sorprender a
nadie que una iglesia que cree que ha sido levantada espe-
cialmente para predicar "los mandamientos de Dios" y "la
hora de su juicio es venida" piense seriamente en la per-
fección al aprontarse sus mien.bros para "la cosecha de la
tierra" (Apoc. 14:15). Por el contrario, habría sido extraño
que tales personas no pensaran en estar sin mancha o sin
perfección.
Los adventistas, por supuesto, no se han quedado atrás
en esta tarea, aun cuando algunas de sus ideas sobre la per-
fección no concuerdan enteramente con la enseñanza bíbli-
ca sobre este tema. En el resto de este capítulo examinare-
mos la idea de Elena de White sobre la perfección en el
tiempo del fin. Como dijimos anteriormente, lo que ella
escribió debe entenderse dentro del marco de los concep-
tos bíblicos de perfección, impecabilidad, pecado y reden-
ción. Además, tal comprensión debe ser fiel al conjunto de
las enseñanzas de Elena de White en esos temas y al con-
texto literario inmediato de muchas de sus declaraciones
sobre la perfección en el tiempo final.
LA PERFECCION y LA ULTIMA GENERACION 229

La polarización durante el tiempo del fin y la


purificación del santuario según Elena de White

Una de las grandes contribuciones de los escritos de


Elena de White es el hecho de que ella toma el tema del
conf1icto final de Apocalipsis 12:17-14:20 y lo amplía. De
acuerdo con el capítulo 12:17, ella describe una intensifica-
ción del trabajo de Satanás como acusador a medida que
"nos acercamos al fin de la historia de este mundo". Al ver
que su tiempo se acorta, cJ diablo "trabaja con mayor ardor
para engailar y destruir. Se aíra cuando ve en la tierra un
pueblo que, aun con su debilidad y carácter pecaminoso,
tiene respeto por la ley de Jehová". Esto resulta en una acti-
vidad más intensa como lo explica Apocalipsis 12:17."
También es vital en la teología de Elena de \X/hite la
separación del mundo en dos bandos y la maduración de la
cosecha de la justicia y la del pecado expuestas en Apo-
calipsis 13 y 14. Quizá su dec!3.ración más explícita sobre
este tema es la que se encuentra en El Deseado de todas las
gentes: "La guerra contra la ley de Dios, que empezó en el
cielo. continuará hasta el fin del tiempo". Toda persona ser5
probada, ya que la obediencia versus la desobediencia es 1(/
cuestión que todo el mundo debe resolver. "Todos serán lla-
mados (l elegir entre la le,V de Dios y ICl-'i leyes de los hombres.
En esto se trazará la línea divisoria. Habrá solamente dos
clases. 'l()do carácter quedará plenam(mte definido; Ji todos
demostrarán si han ele8ido el lado de la lealtad o el de la
rebelión.
"Entonces vendrá e/fin "."
La Sra. White asocia vez tras vez el desarrollo del car:.íc
ter con la segunda venida de Cristo. Esa relación es t:111 rclc ..
vante que podría considerarse como el tema de sus escritos.
Ella sefíala claramente que el Scr10r no volvió inmedi:H:I'
mente desput?s del chasco millerista dé lR44 porque "('1
pueblo no estaba aún preparado para ir al encuentro de Sil
230 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Señor. Todavía le quedaba una obra de preparación que


cumplir". A los fmstrados creyentes se les iba a dar una
nueva luz, nuevas responsabilidades y un nuevo mensaie.
Esa nueva luz y ese nuevo mensaje se centrarían en el lugar
santísimo del santuario celestial, donde Cristo vindicaría la
fe de los santos durante el juicio anterior al advenimiento
que se prolongaría desde 1844 hasta justo antes de la
segunda venida. H
Es interesante, o quizá debería decir, característico que
ella asocie este período de espera con la purificación del
carácter de los creyentes. "Mientras se prosigue el juicio
investigador en el cielo", escribió ella, "mientras los pecados
de los creyentes arrepentidos sean quitados del santuario,
debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de
liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra ...
Cuando esta obra haya quedado consumada, los discípulos
de Cristo estarán listos para su venida". Durante el tiempo
de la mediación de Cristo en el lugar santísimo, ellos deben
"perfeccionarse en la santificación en el temor de Dios".9
Elena de White no deja ninguna duda acerca de que los
creyentes del último período de la historia de este mundo
viven en tiempos muy solemnes, aun cuando todavía retie-
nen el gozo y la seguridad porque están en Cristo Jesús.
Antes de la segunda venida, "habrá entre el pueblo del
Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha
visto nunca desde los tiempos apostólicos". Han de "vindi-
car su carácter delante del mundo". Han de alcanzar "una
perfección sin mancha" a medida que avanzan hacia "la
demostración completa y definitiva" de su gracia. J(I

La pregunta obligada es, por supuesto, ,:,qué quiere decir


Elena de White con "piedad primitiva", "su carácter", y "per-
fección sin mancha"? Analizaremos esta pregunta en las
siguientes secciones de este capítulo al estudiar lo que sig-
nifica reproducir perfectamente el carácter de Cristo. pasar
el tiempo de prueba sin un iVlecliador y poseer la fe de UIl
LA PERFECClON y LA ULTIMA GENERACION ni

Elías o un Enoc que fueron trasladados sin gustar la mUl'r


te. Finalmente citaremos algunas conclusiones de l1ucst n)
estudio.

Reproducción perfecta del carácter de Cristo

Sin duda el pasaje de Elena de White citado más I'n'·


cuentemente acerca de reproducir en forma perfecta ("
carácter de Cristo es el siguiente: "Cristo espera con UIl
deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia.
Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducid,)
en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos C()1l \( )
suyoS".11
Este pasaje es particularmente f~lscinante ya que sigue 1;1
secuencia de la ilustración de la cosecha de Apocalipsis ll¡.
El siguiente párrafo prosigue diciendo que si todos los <¡Ul'
creyeron en Cristo glorificaran su nombre, la tierra quedaría
sembrada rápidamente con la semilla del evangelio, "I{(¡pi-
da mente maduraría la gran cosecha final y Cristo vendri;1
para recoger el precioso grano".lZ Dado el paralelismo C()II
Apocalipsis 14, no es improbable, por 10 tanto, que l'st"
pasaje arroje luz sobre la naturaleza de lo que significa :,l'1
"sin mancha" y tener "la fe de Jesús" (Apoc. 14:5, 12),
Ahora bien, la clave de la expresión de Elena de \XIhill'
arriba mencionada obviamente reside en lo que signilic:1
reproducir "perfectamente" el carácter de Cristo. Laml'Jlt:1
blemente, esta frase ha encendido mucho "fuego exlr;¡Jl()"
dentro de la comunidad adventista.
El procedimiento común de interpretación es sacarlo dl'
su contexto y asociarlo con citas "extremistas" sacad:l."> dl'
libros como Consejos sobre el rép.imell alimenticio (aisl:ldc)
también de su contexto histórico y literario). El resultado l'.',
una "teología" que ni Elena de White ni Dios podrían rl'('C)
nocer.
Cuando era más jóven seguí esa línea de pensamicIIt(), \'
232 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

me volví t~n extremista en mi deseo de reproducir perfec-


tamente el carácter de Cristo que algunos temieron que
"muriera por la reforma pro salud".1,
Recientemente mi amigo Martin Weber publicó su reco-
rrido por ese mismo sendero en su libro j~y Tortured
Conscience (Mi conciencia torturada). Luego de conveltirse
en el más estricto de los estrictos en una institución adven-
tista de sostén propio, supo que estaba en el camino correc-
to cuando aún ellos reconocieron que era un fanático.
"¡¡.;stupendo!", pensó, "todos dicen que estas personas son
fanáticas y abora e/las mismas dicen que yo soy un júnáti-
co. ¡Esto me convierte en el fanático de los fanáticos!
Alabado sea el Seiior. ,por causa de Cristo estoy dispuesto a
ser llamado tonto! E,las personas no son /0 suficientemente
maduras espiritualmente como para darse cuenta de lo que
Dios está baciendo en mi vida".
La lucha de Martin llegó a su clímax cuando le pareció
que realmente podía ser como Cristo si oraba toela la noche,
ya que "el secreto de la perfección es no dormir". Su curso
de acción tuvo algunos resultados interesantes, aun cuando
no todos fueron santificados. H
Lo trágico es que Martin estaba haciendo todas estas
cosas para Cristo y en el nombre de Cristo. Más tarde se dio
cuenta de que su vida era la peor clase de legalismo. "Era
un legalismo centrado en Cristo: legalismo por fe". 15
Martín, al igual que yo y tantos otros adventistas del sép-
timo día, pudo haberse ahorrado a sí mismo (y a otros)
mucho dolor si hubiera leído el contexto equilibrado ele tan-
tas declaraciones de Elena de White que nosotros transfor-
mamos en monstruosidades farisaicas. Al no leer esos con-
textos, violamos la intención de Elena ele White y la de
Dios, quien creemos que la inspiró.
"Cristo", escribió Elena ele White en la introducción al
tema de la reproducción "perfecta" ele! carácter de Cristo:
"está tratando de reproducirse a sí mismo en el corazón de
LA PERFECClON y LA ULTIMA GENERACION 233

los hombres ... No puede haber crecimiento o fructificación


en la vida que se centraliza en el yo. Si habéis aceptado a
Cristo como a vuestro Salvador personal, habéis de olvidar
vuestro yo, y tratar de ayudar a otros ... A medida que reci-
báis el espíritu de Cristo -el espíritu de amor desinteresado
y de trabajo por otros-, iréis creciendo y dando frutos ... Se
aumentará vuestra fe, ... vuestro amor se perfeccionará. Re-
tlejaréis más y más la semejanza de Cristo en todo lo que es
puro, noble y bello". 16
Reproducir perfectamente el carácter de Cristo significa
abandonar los planes perfeccionistas farisaicos que se cen-
tran internamente en mi propio bienestar y perder mi "yo"
en el servicio a otros.
Reproducir perfectamente el carácter de Cristo significa
una relación de amor. No es, como vemos en la parábola de
la oveja y los cabritos en Mateo 25:31-46, lo que comemos
(o no comemos) ni aun cómo guardamos el sábado. Los
detalles del estilo de vida SOI1 importantes, pero solamente
dentro del contexto de una vida cristiana totalmente C011..<;a-
grada al amor. Esto es esencialmente lo que Jesús trató de
decirnos en Mateo 5:48, cuando dijo, en el contexto de amar
a los enemigos: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vues-
tro Padre que está en los cielos es perfecto". El pasaje para-
lelo de Lucas 6:36, corno vimos anteriormente, compara la
perfección con el hecho de ser misericordiosos.
Por lo tanto el cristiano perfecto es el cristiano amante.
Esta es la característica que Dios desea para su pueblo "sin
mancha" del tiempo del fin, que tiene "la fe de Jesús" y ha
"reproducido perfectamente" el carácter de Cristo. De un
corazón transformado fluirán acciones transformadas. El
cristiano perfecto está en armonía con el gran principio de
la ley: amar tanto a Dios como al prójimo (Mat. 22:36-40).
"En la medida en que haya amor en el hombre", escribió
Emil Brunner, "éste realmente se as<¡meja a Dios y se mues-
tra como hijo de Dios".17
234 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Mucho de lo que los adventistas denominan perfección


del carácter tiene que ver con estilo de vida y no precisa-
mente con el carácter. Este es un trágico error. Cómo y qué
comemos y otros detalles de nuestro estilo de vida son el
medio para llegar a un fin, pero no es el fin en sí mismo. El
carácter es lo que busca el Señor de la cosecha. El proba-
blemente no "pierde el sueño" si estás comiendo en forma
intemperante, pero no es feliz cuando tu intemperancia en
el comer te torna irritable e injusto con tus hijos. El propó-
sito de una buena salud, etc., es prepararte en forma per-
fecta para expresar el carácter de Dios a los que te rodean.
El problema lamentable de confundir estilo de vida con
carácter es que tiende al legalismo: legalismo que es tan
duro, frío, sin gozo y crítico, como lo fue el de los fariseos de
antaPio. De abí que reproducir en forma pe1fecta el así lla-
mado carácter semejante al de Cristo puede llevar a la antí-
tesis de todo lo que jesús representó.
Elena de White nunca confundió ese concepto. Su trom-
peta dio un sonido fuerte, claro y consistente. "El último
mensaje de clemencia que ha de darse al mundo, es una
revelación de su carácter de amor". 18 De este modo demos-
tró que estaba en armonía con Jesús, quien declaró que el
mundo sabría que somos sus discípulos si "tenemos amor
los unos con los otros" Quan 13:35).
A algunas personas les habría gustado que la Sra. White
y Jesús hubieran determinado alguna forma perfecta de
guardar la ley o el estilo de vida en sus declaraciones, pero
me parece que es tiempo de poner las cosas en su lugar
permitiendo que sea Dios el que hable en vez de procurar
estar 10 más cerca posible de los fariseos que decían que el
Mesías (Cristo) vendría si la Torah (la ley) se guardaba per-
fectamente por un día. '?
Vez tras vez, Elena de White reiteró el mensaje tan nece-
sario de que la perfección de carácter se centra en el prin-
cipio motivador del amor de Dios en todos los aspectos de
LA PERFECClON y LA ULTIMA (,1 f.llliAl 1I '11 '1',

la vida cristiana. "Cuando el yo está sumergidl) 1'11 111 ,1"


escribió, "el amor brota espontáneamente. La p/emlllrl .Id
carácter cristiano se alcanza cuando el impulso a ayudol "
beneficiar a otros brota constantemente de adentro, cuan(./¡)
la luz del cielo llena el corazón .Ji se revela en el semblante" .lO
Estas declaraciones acaban instantáneamente con la per-
fección reflejada en "caras amargas". Los que poseen el
carácter de Cristo no tienen nada que temer de! futuro.
"Dios es amor", escribió el apóstol; "y el que permanece en
amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha per-
feccionado el amor en nosotros, para que tengamos con-
fianza en el día del juicio; pues como él es, así somos noso-
~!os en este mundo" (1 Juan 4:16, 17).

Sin Mediador durante el tiempo de angustia

Otros pasajes que los adventistas tradicionalmente han


relacionado con la perfección del tiempo del fin son aque-
llos que se refieren a pasar por el tiempo de angustia (Dan.
12:1) sin un Mediador; presuponiendo que para poder
hacerlo se debe ser perfecto y sin pecado en el sentido m;Ís
completo de la palabra. La misma idea de una posibilidad
tal ha llevado a muchos adventistas a una agonía espiritual,
lo cual no es espiritualmente saludable.
Los adventistas del séptimo día han sostenido que el
tiempo de angustia de Daniel 12: 1 tiene lugar entre el fin
del tiempo de prueba (momento cuando se sella e! destino
eterno de toda persona, Apoc. 22:11, 12) y la segunda veni-
da de Jesús. De esta manera la expresión "se levantar:í
Miguel" (Cristo) en Daniel 12:1 se ve como una referencia a
Cristo que termina su ministerio en el segundo comparli·
miento del santuario celestial cuando concluye e! juicio prv
vio al advenimiento.
El lenguaje con que se alude a los eventos finales Vil It)S
escritos de Elena de White está lleno de referencias a la IX'I
236 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

fección de los que son "sin mancha" según Apocalipsis 14.


Por ejemplo, al hablar de la lluvia tardía del Espíritu Santo
(Joel 2:23, 28-30) que habrá de caer sobre el pueblo de Dios
antes del tiempo de prueba, ella escibe: "La maduración del .
grano [como resultado del derramamiento de la lluvia tardíaJ
representa la terminación de la obra de la gracia de Dios en
el alma. Mediante el poder del Espíritu Santo se ha de per-
feccionar la imagen moral de Dios en el carácter. Debemos
ser totalmente transformados a la semejanza de Cristo.
"La lluvia tardía, que madura la cosecha de la tierra
representa la gracia espiritual que prepara a la iglesia para
la venida de! Hijo del hombre". El propósito de la lluvia tar-
día es, pues, capacitar al pueblo de Dios en el tiempo del
fin para ser trasladado sin ver la muerte y fortalecerlo para
pasar por e! tiempo de prueba. 21
Otro evento del tiempo del fin que ocurre inmediata-
mente antes del tiempo de prueba es la finalización del
sella miento de los 144.000 (véase Apoc. 7:1-4; 14:1-5). Juan
e! revelador no solamente asocia el sellamiento con la
"impecabilidad" sino que también lo hace Elena de White.
"El sello de Dios", escribe ella, "nunca será puesto en la
frente de un hombre o una mujer impuros. Nunca será
puesto sobre la frente de seres humanos ambiciosos y ama-
dores del mundo. Nunca será puesto sobre la frente de
hombres y mujeres de corazón falso o engañoso. Todos los
que reciban el sello deberán estar sin mancha delante de
Dios". Y vuelve a insistir: "El sello del Dios viviente será
colocado solamente sobre aquellos que sean semejantes a
Cristo en carácter". 22
Al completarse el sella miento, se cierra el tiempo de
prueba y e! pueblo de Dios entra en la experiencia del tiem-
po de angustia. Es en relación con este evento que Elena de
White ha utilizado sus declaraciones más fuertes con res-
pecto al asunto de la perfección en el tiempo del fin.
"Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de
LA PERFECCION y LA ULTIMA GENERACION 237

Cristo en el santuario celestial deberán estar en pie en la


presencia del Dios Santo sin mediador. Sus vestiduras debe-
rán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo
pecado por la sangre de la aspersión. Por la gracia de Dios
y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser venn:dorcs
en la lucha con el mal". Para entonces ya habrán abando-
nado todo pecado a través de la purificación del santuario
de sus almas durante el juicio previo al advenimiento."'
,)/ Sobre ese mismo tema, escribió que "ahora, mi<:ntras
nuestro gran Sumo Sacerdote está haciendo propiciaciún
por nosotros, debemos tratar de llegar a la perfección en
Cristo. Nuestro Salvador no pudo ser inducido a ceder a la
tentación ni siquiera en pensamiento. Satanás encuentra en
los corazones humanos algún asidero en que hacerse firme;
es tal vez algún deseo pecaminoso que se acaricia, por
medio del cual la tentación se fortalece. Pero Cristo declaró
al hablar de sí mismo: 'Viene el príncipe de este mundo; y
él nada tiene en mí' (Juan 14:30). Satanás no pudo encon-
trar nada en el Hijo de Dios que le permitiese ganar la vic-
toria. Cristo guardó los mandamientos de su Padre y no
hubo en él ningún pecado de que Satanás pudiese sacar
ventaja. Esta es la condición en que deben encontrarse los
que han de poder subsistir en el tiempo de angustia".lí
Las declaraciones precedentes y otras similares han teni-
do un profundo efecto entre los adventistas. Si bien parte
de ese efecto ha sido moderado y saludable, hay mucho
que ha estado fuera de foco y lejos de una clara compren-
sión de lo que Elena de White realmente escribió.
Por esto, A. L. Hudson (hombre que por años leyó las
declaraciones en cuanto a la condición de los salvados en
el tiempo de angustia con la idea de que significaban una
impecabilidad absoluta) señala que "esta doctrina [vivir sin
un Mediador en el santuario celeslialJ ha tenido efectos
negativos en el adventismo de modos diferentes. En armo-
nía con otras ideas, ha conducido a la proposición ele que
238 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

la última generación, o los 144.000 serán tan justos, tan lim-


pios, tan santos que no tendrán más necesidad de un
Salvador. Esto ha llevado [en la vida diaria] a una justifica-
ción propia intocable (anticipadamente) o a una desilución
total" .25
Hay muchos, incluyendo al escritor de este libro, que
han experimentado tanto la justificación propia de "llegar a
ser perfectos", como la frustración y desilusión totales men-
cionadas por Hudson cuando finalmente nos convertimos
en personas menos perfectas de lo que nos habíamos ima-
ginado que éramos. Habíamos tomado la ruta de los farise-
os y llegamos a una bancarrota espiritual.
Quisiera sugerir que el verdadero problema no son las
citas de Elena de White antes mencionadas, sino la forma
en que las leemos. Una de las cosas l1'lás difíciles para los
adventistas es leer declaraciones sobre la pelj"ección huma-
na sin cornprometer los sentil1zientos. Hay dos errores que
generalmente se cometen con las declaraciones citadas. En
primer lugar, leemos en esos pasajes significados que no tie-
nen. En segundo, a menudo dejamos de leer sus contextos.
El resultado obvio de tal procedimiento es un fuerte
emocionalismo sobre el tema de la perfección en el tiempo
del fin que tiende a polarizar a las personas entre un fana-
tismo que pretende ser lo suficientemente justo para vivir
sin Cristo, por un lado, y la negación de que haya alguna
esperanza o posibilidad de perfección personal (en oposi-
ción a la vicaria) antes del segundo advenimiento, por el
otro lado. Yo he "pasado" por ambas experiencias.
Ahora comprendo que una lectura cuidadosa de estos
pasajes llevará él una posición moderada y equilibrada en
cuanto a la perfección del carácter cristiano. Pero para
hacerlo se deben (n leer cuidadosamente las palabras que
realmente fueron escritas (en lugar de agregar palabras que
emanan de nuestros temores, antecedentes y/o nuestra
imaginación); (2) tratar prudentemente de comprender lo
LA PERFECClON y LA ULTIMA GENERACION 239

que quiso decir la Sra. White mediante sus p:!I:lhras (en


lugar de agregar nuestras propias definiciol1l's () las de los
extremistas o aun la de los moderados sobre el tt'lll:¡); en
leer todo el contexto de sus declaraciones tal C()1l10 fll('rol1
escritas originalmente (en lugar de trozos citados l'll c()lllpi-
laciones oficiales o no oficiales); y (4) leer las ueclaraciolH's
dentro del marco de toda la Biblia y del espíritu tll' prol;.'
cía en cuanto al pecado y la salvación.
Si se siguieran en forma consistente esos cuatro P:IS()S,
veríamos menos frustración y negación y más cqllilil lri< l
cristiano en la vida de los creyentes. Hay una sola forIlla lIl'
leer una declaración, que es leer lo que el autor en rcalidau
escribió y no lo que otro picnsa (o teme) que él o ella csni-
bió.
Si bien no podemos examinar en este libro cada una ele
las declaraciones de Elena de White respecto al tiempo de-
angustia-sin-un-Mediador considerando los cuatro p:ISOS
mencionados tomaré tiempo para ilustrar lo que (jll ino
decir.
En primer lugar, noten por favor que eIJa no dijo qu(' I:t
gente viviría sin un Salvador durante el tiempo de angustia.
Más bien, ella consistentemente escribió que ellos viviríall
"sin un sumo sacerdote en el santuario", "sin intercesor",
"sin mediador" en el sentido de que la intercesión de Cristo
habría terminado en el santuario cclestial,26
Cristo no abandona a su pueblo durante el tiempo de
anguslb. Al conlrario, declara enfáticamente: "Yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mal. 2R:2.()),
Por otro lado, Elena de White dice que por lo menos UIIO
ji/,nción de Cristo termina cuando él deja el santuario celes-
tial: no funciona más como "Mediador". Explicaremos nl:Í.'-i
adelante las implicaciones de este asunto.
Una razón por la cual Cristo no necesita continuar con vi
trabajo de mediación es que el juicio previo al advenilllil'll
to ha concluido, el tiempo de prueba ha terminado y 1< l. .
240 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

santos de Dios han sido sellados para la eternidad. En otras


palabras, al comenzar el tiempo de angustia, se habrá deci-
dido el caso de cada individuo. Tanto Mateo (en el capítu-
lo 25:31-46) como Apocalipsis (en los capítulos 14 y 22:11)
indican que habrá dos clases de personas que vivirán sobre
la tierra cuando Jesús vuelva.
El cierre del tiempo de pmeba significa que todos los
seres humanos del tiempo del fin, dentro de esa atmósfera
semejante a una olla de presión, habrán elegido como Señor
a Jesús o a Satanás. Un grupo habrá recibido el sello de
Dios; el otro, la marca de la bestia. Cristo dejará el santua-
rio celestial porque su obra allí ha terminado. La lealtad de
todo ser humano habrá sido puesta de manifiesto a través
de los principios que hayan expresado en sus vidas. Habrán
elegido ya sea la ley de amor de Dios o la ley del egoísmo
de Satanás.
Un segundo punto que debemos observar en estas decla-
raciones es que ellas no nos ensdían que los santos alcan-
zarán un estado final de perfección impecable. Elena de
White sugiere que cuando ella sel1ab que el tiempo de
angustia tiene como propósito colocar a los santos "en el
horno de fuego", es porque "debe consumirse su munda-
nalidad, a fin de que la imagen de Cristo se rejleje pe1fecta-
mente".!? Los santos del tiempo del fin todavía tienen que
seguir creciendo durante el tiempo ele angustia.
en tercer, y muy importante aspecto de nuestro estudio
es examinar las palabras que usa Elena de White. A menu-
do en conexión con pasajes referentes al tiempo de angus-
tia ella expresa que los santos necesitan reflejar a Cristo o
ser semejantes en carácter a Cristo. Dijimos anteriormente,
en la sección titulada "Reproducción perfecta del carácter
de Cristo", que ella se refiere a una ~ctitud y vida basadas
en el amor, y no a una conducta absolutamente impecable.
Un mensaje similar subyace sin duda en la perfección de la
"imagen moral" de Cristo.~
LA PERFECClON y LA ULTIMA GENERAClON 241

Ella indica de nuevo, en el poderoso mensaje de El con-


/licto de los siglos (pág. 681) -donde dice que los creyentes
del tiempo del fin necesitan ser como Cristo durante el tiem-
po de angustia-, que el pecado "que se acaricia" es el pro-
blema real en lugar del pecado de omisión o el pecado
inconsciente (o error). Refiriéndose a la tentación de Cristo,
ella escribió que "Satanás no pudo encontrar nada en el
Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria". El había
guardado la ley de Dios. 29
Como vimos en el capítulo 6, el punto focal de la TEN-
TA.CION que abarcó toda la vida de Cristo fue si poner en
el centro de su vida a su yo y hacer su propia voluntad, o
a Dios y su santa voluntad. Cristo obtuvo la victoria porque
eligió a Dios y hacer la voluntad de él. Los seguidores de
Cristo en el tiempo del fin pueden y deben hacer esa misma
elección. Esa "es la condición cn quc deben encontrarse los
que han de poder subsistir en el tiempo de angustia". Ellos
llegan a "la perfección en Cristo. Ni siquiera en pensamien-
to" pecan de rebeldía, puesto que sus pensamientos han
sido transformados por el Espíritu Santo. La gran polariza-
ción de los eventos del tiempo del fin los ha forzado a ele-
gir ya sea vivir por los principios de la LEY de amor de Dios
o por los principios de Satanás, y ellos han elegido lo pri-
mero siguiendo el ejemplo de su Maestro. De esta manera
reflejan el carácter de Cristo en sus pensamientos y vidas.
Son perfectos en el sentido en que no "acarician" el PECA-
DO o los pecados.'\<J
Estos santos del tiempo de angustia no tienen pensa-
mientos o acciones de rebeldía. Por lo tanto no tienen más
necesidad ele un J\'Iediador.
La sesión en la Colte celestial previa al advenimiento ha
concluido, pero eso no significa que los santos sean total-
mente impecables o absolutamente perfectos. Son perfec-
tos, pero no son perfectos aún; son sin pecado, pero no son
impecables aún.
242 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Ellos son perfectos de carácter en el sentido de haber


incorporado el gran principio de la ley de amor a sus vidas,
pero aún están en el proceso que lleva hacia la perfección
total. No tienen pecado en el sentido de que no acarician el
pecado ni la rebelión, pero les espera su impecabilidad
absoluta al toque de la final trompeta de Dios.
Como declara Elena de White: "No podemos decir: 'Estoy
sin pecado', hasta que este cuerpo vil sea cambiado y trans-
formado conforme a su cuerpo glorioso". "Si bien es cierto
que no podemos reclamar la perfección de la carne" hasta
la segunda venida, "podemos tener la perfección cristiana
del alma". 31
La raíz del problema de alcanzar la impecabilidad en esta
tierra, como vimos en los capítulos -; y 8, es que aun cuan-
do nuestras voluntades y actitudes estén completamente en
armonía con Dios, nuestros cuerpos y mentes débiles toda-
vía nos hacen cometer pecados inconscientes (o errores) y
por causa de ello, descuidamos el hacer lo bueno al come-
ter pecados de omisión. La impecabilidad y perfección
absoluta estarían libres de estos problemas.
Por eso los santos del tiempo del fin aún necesitan a
Jesús durante el tiempo de angustia. C. Mervyn Maxwell
acertadamente seí1ala que "la admonición de Cristo, 'sin mí
nada podéis hacer', sigue siendo absolutamente cierta a 10
largo de toda la vida en la tierra y aun en la eternidad" Y
Aun cuando Cristo haya concluido su obra como
Mediador en el santuario celestial, como Salvador todavía
impacta las vidas de los que serán trasladados por lo menos
en dos formas cIUciales. En primer lugar, siendo que ellos
aún están "en él", sus pecados no intencionales y los de omi-
sión todavía están cubiertos por su vida perfecta que es impu-
tada a todo creyente a través de su justificación continua.
Por eso Elena de White escribe que "solamente aquellos
que estén vestidos de las vestiduras de su justicia podrán
soportar la gloria de su presencia cuando él aparezca con
LA PERFECClON y LA ULTIMA GENERACION 243

'poder y gran gloria"'.3~ Los seres humanos nunca serán


como Cristo durante su vida terrenal en el sentido de que
puedan utilizar su propia justicia. Nunca podrán estar sin
pecado como él es sin pecado.
Por otro lado, los santos serán como él en su carácter
amoroso y en la intención de su voluntad. Pero aun así no
pueden salir adelante por su propia cuenta, sino que serán
capacitados por su gracia para vivir como cristianos, tal
como sucedió antes del comienzo del tiempo de angustia.
Lo que ha cambiado es el hecho de que no necesitan
más de un Mediador puesto que habrán terminado con su
historia de pecado consciente, intencional y rebelde.
Habrán hecho su decisión definitiva de vivir su vida en
Cristo Jesús. Su decisión ha sido sellada por la eternidad por
el Dios que hace todo lo posible por salvar a sus hijos.
Los santos del tiempo de angustia son sin pecado en acti-
tud y acción conscientes. Su impecabilidad será absoluta en
la segunda venida, cuando Dios transformará sus cuerpos
mortales y finitos (con debilidades inherentes por causa del
pecado y esa tendencia natural hacia el mal desde el tiem-
po de Adán) en ';cuerpos espirituales" (porque ya no tienen
ni tendencias pecaminosas ni las limitaciones causadas por
el pecado). Los justos serán "transformados" "al sonido de
la finallrompeta". Cristo en su venida "transformará el cuer-
po de la humillación nuestra, para que sea semejante al
cuerpo de la gloria suya" (Rom. 6:12; 1 Cor. 15:44, 51-53; Fi!.
3:20, 21).
En vista de los cambios que se operarán en la segunda
venida, los santos ya no cometerán más ni siquiera pecados
inconscientes. En aquel momento tanto sus voluntades
como sus cuerpos serán glorificados y armonizarán con el
principio de la ley de amor de Dios. En ese sentido, ellos
no tendrán pecado, aun cuando no sean absolutamente per-
fectos. El crecimiento en la perfección después de la segun-
da venida será el tema del capítLllo 10.
244 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Poseamos la fe de Enoc y Ellas,


que los habilitó para la traslación

En el corazón mismo de la definición de perfección del


carácter de Elena de White está el hecho de retlejar perfec-
tamente la imagen de Cristo al amar a otros como a noso-
tros mismos, rechazar el pecado acariciado y rebelde, y cm-
cificar continuamente el yo. Estas características serán deci-
sivas para aquellos que vivan en el tiempo de angustia y
sean trasladados al cielo en la segunda venida.o,
Estas características se cumplieron en los dos únicos per-
sonajes bíblicos que fueron trasladados sin ver la mueltc.
Estos personajes aparentemente habían "caminado" más y
más cerca de Dios en sus vidas de progresiva santificación.
Finalmente llegaron al punto en que Dios podía llevarlos al
cielo sin que pasaran por la muerte (véase Gén. 5:21-24;
Heb. 11 :5; 2 Rey. 2: 11). Si bien la Biblia no dice mucho so-
bre el tema, existe un volumen considerable de literatura en
el judaísmo tardío que hace referencia a la traslación de
Elías y Enoc y el posible estado de impecabilidad absoluta
que implica esa traslación. o;
Elena de White también dijo algo al respecto. "Enoc y
Elías", escribió, "representan con propiedad aquello que la
raza humana podría haber sido mediante la fe en Jesucristo
si hubieran decidido serlo ... Estos hombres nobles y santos
estuvieron sin mancha ... con caracteres perfectos y justos, y
se los consideró dignos de ser trasladados al cielo" .,\6
Generalmente se alude a esta cita sin su necesario con-
texto. Tomada tal como está, podría interpretarse que hay
algún tipo de perfección absoluta. Pero el párrafo que la
considera trata del contraste entre ellos y Moisés.
Específicamente, Satanás triunfó sobre Moisés al tentarlo a
glorificarse a sí mismo, cuando en el caso de Enoc y Elías
no sucedió así. Nosotros también podemos experimentar
esa misma victoria; podemos elegir vivir una vida de com-
LA PERFECClON y LA ULTIMA GENERACION 245

pleta sumisión. Es así como "Enoc y Elías representan con


propiedad aquello que la raza humana podría haber sido
mediante la fe en Jesús".,7
Elena de White observa que al haber vencido la TENTA-
CION de las tentaciones, Enoc y Elías "estuvieron sin man-
cha entre la polución moral que los rodeaba". No solamen-
te no acariciaron el pecado, sino que su camino fue de
constante fe y no de rebelión.
En conexión con otro asunto, Elena de White escribió
que "como la de Enoc, será la santidad de carácter de los
que sean redimidos de entre los hombres en la segunda
venida del Señor". 38
Una vez más, a esta cita se la presenta generalmente
separada de su contexto, y al combinarse con otras da la
impresión de que hay algún tipo de perfección última.
Pero en el contexto la Sra. White es muy explícita cuando
se refiere a los elementos de la santidad de Enoc. Por
ejemplo, el "amor a Dios ... se convirtió en el tema de su
meditación de día y de noche. Con todo el fervor de su
alma trató de revelar aquel amor a la gente entre la cual
vivía". Para él, la oración era "como el aliento del alma", y
por "trescientos años Enoc estuvo buscando la pureza de
cora zón" .39
En otro lugar, Elena de White escribió que "el piadoso
carácter... " de Enoc, "representa el estado de santidad que
deben alcanzar todos los que serán 'comprados de entre los
de la tierra' (Apoc. 14:3) en el tiempo de la segunda venida
de Cristo". Enoc había guardado la ley de amor de Dios y
había rechazado la rebelión. "Así como Enoc, el pueblo de
Dios [del tiempo del fin] buscará la pureza de corazón y la
conformidad con la voluntad de su Seilor, hasta que refleje
la imagen de Cristo".'"
De lo que podemos inferir de estas y otras declaraciones,
la perfección de Enoc y de Elías consistía en vivir la vida de
fe de la cruz, rechazando la rebelión contra Dios y los peca-
246 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

dos contumaces de una época pelVcrsa, y reflejando el ca-


rácter de Cristo. El hecho de que sus vidas no llegaron a una
especie de impecabilidad absoluta se infiere de la declara-
ción de Elena de White que dice que "Cristo fue el único ser
que vivió sin pecar en esta tierra" (véase Rom. 3:23),'íl
En un pasaje ajeno al tema de Enoc y Elías, Elena de
White escribió que "cuando su imagen se reneja perfecta-
mente en ellos [su pueblo], son perfectos y santos, prepara-
dos para la traslación" Y
Ya observamos repetidamente en nuestro estudio que la
perfecta reproducción del carácter de Cristo constituye el
mismo centro de la perfección del carácter de sus seguido-
res. Nunca haremos suficiente hincapié en el hecho de que
ella no define esa perfección en forma legalista refiriéndose
a la dieta, a guardar el sábado o a cualquier otra forma de
conducta o serie de conductas. Por el contrario, ella explí-
citamente la define como un espíritu de "amor desinteresa-
do y de trabajo por otros". Al igual que la Biblia, su defini-
ción de perfección y de lo que significa reflejar la imagen
de Cristo se centra en el amor perfecto.'" Es una expresiól)
de los principios de la LEY Y no el mero cumplimiento (k
la letra de la ley.
Tanto el enfoque de los detalles como el que se basa l'll
los principios conducen a vidas transformadas; pero miel)
tras uno lleva a los cambios que caracterizan a los farisco:,.
el otro lleva a una vida congruente con la de Cristo.

Dos clases de perfección y la demostración final


de Dios ante el universo

Dos clases de peifección


Hemos completado un círculo desde que abordamos .1
terna de los fariseos en el capítulo 1. Allí descubrimos -1110
algunos fariseos tenían la ilusión de alcanzar la perfc('(l' 111
al fragmentar el PECADO en pequeños "trozos" y luq~l' 11
LA PERFECCION y LA UlTIMA GENERAClON 247

venciendo cada "trozo" de pecado en forma separada. De


esta manera se vio tanto al pecado como él la justicia, por lo
menos en la práctica si no en la teoría, como una serie de
acciones en vez de una condición del corazón y la mente.
También vimos en el capítulo 3 cómo incluso la LEY de
Dios había sido fragmentada en la vida diaria en una serie
de leyes para acelerar los propósitos de la justicia farisaica.
Esta forma de ver el pecado, la ley y la justicia, se funda en
un punto de vista impropio sobre la universalidad, la sutile-
za y el poder del pecado en la vida de un pueblo que que-
ría ser bueno pero no podía, dada su inherente "inclinación"
hacia el mal.
También vimos en el capítulo 1 que el enfoque de los
fariseos acerca de la justicia ha tenido muchos seguidores
entre los adventistas del séptimo día. Esto no es cierto sólo
en la justicia orientada hacia las obras del adventismo ante-
rior a 1888. sino también en el siglo veinte a través de los
escritos de M. L. Arldreasen y otros.
Andreasen definida mente vio el pecado como una serie
de acciones específicas. Por lo tanto, podía escribir que la
persona que obtenía la victoria sobre el hábito del tabaco
había alcanzado una victoria hacia la justicia. "En ese deta-
lle [el tabaco]", escribió Andreasen, "está santificado. Al
obtener la victoria sobre un tropiezo, ha de tener la victo-
ria sobre cada pecado. Cuando la obra se termine, habrá
ganado la victoria" sobre todos los pecados específicos,
"está listo para la traslación. .. Ha sido probado en todos
los detalle."". De esta manera, "está sin falta ante el trono
ele Dios. Cristo coloca su sello sobre él. El esl{¡ seguro y
firme. Dios ha terminado su obr;l en él. La demostración
de lo que Dios puede hacer con la humanidad está COffi--
Il/etada"."
El razonamiento de Andrcasen condujo a una corriente
!('ológica adventista contemporánea que subestima el poder
<Id pecado y sobreestima la capacidad de los seres huma-
248 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

nos para vencerlo. El resultado a menudo ha sido buscar


una impecabilidad perfecta a fin de que Cristo pueda volver
otra vez.
En contraste con la teología de Andreasen sobre la
fragmentación del pecado, de la ley, de la tentación y de
la justicia, este libro presenta el argumento de que el
PECADO es en primer lugar una actitud y un estado de
rebelión contra Dios. Esta tiene por lo menos dos resulta-
dos: una relación quebrantada con Dios y una serie de
acciones que fluyen de esa rebelión. Por eso el PECADO
lleva a actos pecaminosos; el PECADO conduce a los
pecados.

PECADO - - - - -••~ pecados

Algunos se refieren a cualquier definición de pecado que


no sea una acción o serie de acciones como a la Nueva
Teología. Realmente la deberían llamar La Nueva Teología
del Sermón del Monte. Uno de los puntos principales de
Jesús en su gran sermón fue echar por tierra la definición
del pecado fragmentado y señalar a sus oyentes sus aspec-
tos internos (véase Mat. 5-7; 15:1-20).
La definición de pecado. de Cristo, también contradijo la
definición farisaica de justicia. Mientras que los fariseos
veían la justicia, la santificación y la perfección como una
serie de acciones, Cristo vio estos elementos en términos de
una transformación total del corazón y la mente. Si el cora-
zón y la mente fuesen convertidos al amor, entonces las
acciones justas de la vida diaria serían el fruto natural. De
esta manera la Jl;STIClA (un asunto del corazón) conduce a
acciones justas en la vicia diaria.

JUSTICIA acciones justas

Por contraste, las acciones justas no llevan a la JUSTICIA.


LA PERFECCION y LA ULTIMA GENERACION 249

Sólo se tiene acceso a la JUSTICIA por el camino de la cmz,


a través de la fe en Cristo, la cmcifixión diaria del yo y una
transformación total del corazón y la mente.
El enfoque transformacionista de la JUSTICIA también
necesita ser visto desde una perspectiva total de la LEY co-
mo lo señalan las Escrituras. La LEYes primeramente un
principio de amor que es la esencia del carácter de Dios. El
cristiano transformado tiene la LEY de amor grabada en su
corazón. Obedecer la LEY de amor es algo natural para
aquellos que están en Cristo porque han incorporado ese
gran principio a su experiencia. Del principio de la LEY flu-
yen leyes específicas.

LEY -----IIIj.~ leyes

Si bien los fariseos estaban preocupados por la letra de


leyes específicas, Cristo se interesó más por el espíritu de la
LEY. Como a él le preocupaba por encima de todo realizar
acciones de amor (como lo demandaba la LEY de amor), a
menudo tuvo que hacer frente a las recetas legalistas de los
fariseos, quienes concluían que la justicia y la perfección
eran una natural consecuencia de ser fieles a las reglas esta-
blecidas en torno a la LEY. Cristo fue en última instancia
cmcificado porque su LEY chocó con las de ellos.
Idealmente por supuesto, la LEY y las leyes deben armo-
nizar. Pero los fariseos están tan dedicados a definir, multi-
plicar y guardar las leyes que a menudo quebrantan la LEY
de amor con su falso celo. Es así como podernos encontrar
a un adherente de la reforma pro salud deSCOl1és o un
observador del sábado que no tiene amor.
El punto en cuestión es este: los fariseos de los tiempos
de Cristo enfatizaban la ley pero no incorporaron la LEY en
su corazón. Lo que enseña el Nuevo Testamento es que la
leyes buena si,. y solamente si, se la observa con el espíri-
tu de amor (de la LEY).
250 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

Cristo rechazó la fragmentación de! PECADO, LA JUSTI-


CIA Y LA LEY. Sus seguidores debían evitar el camino de los
fariseos.
En vista de que Cristo rehusó fragmentar la ley, tuvo un
punto de vista totalmente diferente de la tentación y la per-
fección que e! estipulado por la mentalidad farisaica. Para e!
fariseo la tentación se basaba en la fragmentación del peca-
do y de la ley. Por lo tanto un discípulo moderno de los fari-
seos podría definir la tentación como el ser inducido a robar
un automóvil o comer alguna cosa prohibida. Si bien estas
acciones son tentaciones, no son la TENTACIÓN. La TEN-
TACIÓN es ponerse a sí mismo en e! centro de la vida. es
bajarse de la cmz, es dejar de vivir la vida de constante cru-
cifixión. De la TENTACIÓN fluyen las tentaciones.

TENTACION tentaciones

Cuando Cristo ayuda a las personas a superar la TENTA-


CrON, ellas no tendrán problema con las tentaciones. Yo
deseo a la esposa de mi vecino solamente porque ya he
caído en la TENTACrON de poner mi yo en el centro de mi
vida, en vez de poner allí el amor y la voluntad de Dios y
mi amor tanto por mi vecino como por su esposa. De esta
manera, he quebrantado la LEY y cometido PECADO. Esto
deriva en tentaciones, pecados y quebrantamiento de las
leyes.
Estos dos puntos de vista del pecado. la justicia, la ley y
la tentación se correlacionan con dos puntos de vista dis-
tintivos de la perfección. Si yo veo el pecado como una
serie de acciones negativas, entonces la justicia se convier-
te en una scrie de acciones positivas en las cuales guardo
las leyes y evito muchas tentaciones. Cuando finalmente
dejo de hacer todas las cosas erróncas y comienzo a hacer
LA PERFECCION y LA ULTIMA GENERACION ';'. I

todas las cosas correctas, soy perfecto en el sentido l'll (¡t Il'
Andreasean definió la perfección. Entonces Cristo plIl·t!t·
volver otra vez:';
LA PERFECCION, por otro lado, consiste en esta bk-('(' 1
una relación de fe con Dios en lugar de la relación (It'
PECADO (rebelión) natural, rechazando LA TENTACIcJN :11
vivir la vida de la cruz, e incorporar la LEY de amor a la vid:1
diaria. Los actos de JUSTICIA fluirán de un corazón que eS!:1
en armonía con Dios. Una persona tal puede que no s('a
impecablemente perfecta, como los fariseos definen la pn
fección, pero será moralmente PERFEClA.
Es interesante notar que estos dos puntos de vista opUl'~
tos del pecado, de la justicia y la perfección han tendido ;1
generar dos espíritus inherentes. La paradoja de la ruta farí·
saica hacia la perfección es que a menudo ha inducido a Sll~
seguidores a centrarse en ellos mismos, a ser faltos de gozo,
duros, críticos y vengativos. Por ello Elena de \X/hite se rdi
rió "al espíritu de los fariseos". 46
Por contraste "el espíritu de Cristo" debiera llevarnos :1
centrarnos en otros; a estar llenos de gozo, a preocup:1rI1( )'.
más por las personas que por las reglas; a aceptar a las pr()"
titutas, a los publicanos y aun a los fariseos; y a ser amahl\",
con otras personas, aun cuando difieran de nosotros.
En conclusión, el espíritu de Cristo demanda una tra 11.',
formación total del corazón, de la mente y de la vida, mil '11
tras que el espíritu de los fariseos meramente agrega Ill<)1 i
vaciones religiosas a los rasgos naturales del carácter hU1ll:1
no,

La demostración final de Dios


Lo anterior nos lleva a la demostración final ante el Ulli
verso de lo que Dios puede hacer con la naturaleza Illllll:l
na y cómo se relaciona tal demostración con la venid:1 dt'
Cristo. Los fariseos tenían muy claro este aspecto; Cllalldt 1 1.1
Torah (la ley) se guardara perfectamente por un día. V( '11\ 11 1:1
252 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

el Mesías (Cristo).
Algunos adventistas modernos, al seguir la tradición de
M. L. Andreasen y su versión detallista del pecado y la san-
tificación, aparentemente tienen el mismo punto de vista
que los fariseos. Algunos de los defensores de la perfección
dan la impresión de que la demostración final se centrará
en aquellos que tengan una dieta perfecta y un estilo de
vida inmaculado; pero Elena de White puso fin a todo ese
tipo de especulación cuando escribió que "el último men-
saje de clemencia que ha de darse al mundo, es una reve-
lación de su [de Dios] carácter de amor". El contexto revei:l
que este concepto concuerda con la definición bíblica de
perfección en el sentido de cuidar unos ele otros. Su decla-
ración sobre "la última generación" armoniza con el con·
texto de que "cuando el carácter de Cristo sea perfecta·
mente reproducido en su pueblo. entonces vendrá él par:1
reclamarlos como suyos". ,7

iUn momento!, protestará alguien, ¿qué acerca de 1:1.',


ensei1anzas de Andreasen respecto ele que la terminaci()11
de la obra de Dios en el santuario celestial "depende" (1\·
una generación totalmente perfecta en el tiempo del nll'
Después de todo, ¿no tuvo razón Anelreasen cuando CS('II
bió que "por medio de la última generación ele santos 1)i( l~,
finalmente quedará vindicado; por medio de ellos él V('Ii( I

a Satanás y obtiene la victoria"?'"


Afortunadamente, Andreasen anula su propio argulll\'ll
too En el mismo capítulo donde se encuentran las dccl:11.1
ciones anteriores, él dice que para refutar la acusaci<'>l1 \ 1,
Satanás de que la ley de Dios no podría ser guardad:t ,., .
necesario que Dios produzca por lo menos un hombn' <¡II'
haya guardado la ley. En vista ele que no existe un h( 111 ¡\ 11'
tal, Dios pierde y Satanás gana" .'"
Yo diría que ese hombre fue Cristo. La victoria S(' ::,11",
cuando, tras vivir una viela absoluta mente perfecta COIt\( 1 ." ,

humano e ir a la cruz llevando sobre sí el pecado d\· 1'" I ,


LA PERFECCION y LA UlTIMA GENERAClON 253

la humanidad, Jesús dijo: "Consumado es" (Juan 19:30). "La


muel1e de Cristo", escribió Elena de \X!hite, "probó que la
administración y el gobierno de Dios están exentos de falta".
En contra de lo que dice Andreascn en El santuario y su ser-
vicio, es por medio de Cristo como Dios venció a Satanás. 50
Además, la idea de que Dios depende de la Iglesia
Adventista o de cualquier otro grupo de personas es la
misma idea que descarrió a los fariseos. Ellos habían olvi-
dado que el pacto de Dios es siempre condicional. Su cum-
plimiento depende de la respuesta humana (véase Deut.
28:1, 15). En su egoísmo los fariseos hicieron depender a
Dios de ellos y de cómo guardaban la ley. Este mismo con-
cepto está vigente como la última arrogancia de los farise-
os. Dios quiso usar a los judíos, C01110 le gustaría utilizar a
su pueblo del tiempo elel fin: pero si ellos se niegan a ser
transformados lotalmenrc conforme a su anlante carácter, él
es libre y capaz de abreviar Sll obra en justicia.'!
Después de todo ¡Dios es ])ios~ Nuestro papel no es
decirle a Dios [o que él deQe o no elebe hacer, sino aceplar
la obra terminada de Cristo y permitirle que transforme
toralmente nuestros cora;wnes y vidas a fin ele que podamos
estar listos cuando él vuelva. Dicha transformación de su
pueblo en el tiempo del fin y su adherencia a los jJrincipios
ele su ley en la vida diaria es el blanco que Dios tiene para
los que son "sin mancha". Su demostración de justicia no es
la DEMOSTRACIÓN sino una validación que confirma la
justicia divina.
Algunos objetarán que Dios no puede permitir en el
cielo a un pueblo que sea menos que absolutamente impe-
cable.
Quitemos la palabra "absolutamente" y tendrán razón.
1)ios no contaminará el ciclo con pecadores: aquellos que
.';l' han rebelado contra él. Pero, como se demuestra en la
('ventu81 resurreción de aquellos que vivieron a travc's de
I (ldas las edades, él puede llevar al cielo sin riesgo :el ac¡ue-
258 GUIA DEl FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

como en los que serán trasladados. La diferencia entre


ambos grupos, como vimos en el ca¡>ítulo 9, 110 es de clase,
sino de nivel. Todos los que vayan al cielo deben apreciar el
principio del amor y deben haber interiorizado ese principio
en su vida diaria. Si no aprecian el amor no estarán en
armonía con Dios, quien es amor en lo íntimo de su ser (1
Juan 4:8).
Una actitud "perfecta" hacia Dios y sus principios es el
requisito para la felicidad en el más allá. Esta actitud se
expresa tanto en el deseo de hacer lo correcto en la vida
(amar) como en un sincero arrepentimiento cuando nos
damos cuenta que fueron nuestros actos rebeldes los que
colocaron a Cristo en la cruz. Los cristianos que han nacido
de lo alto pueden cometer actos pecaminosos, pero cuando
se dan cuenta de ello odiarán su pecado en todas sus for-
mas. Ellos también aborrecerán la debilidad que les inclinó
a realizar esos actos pecaminosos.

El rol de la resurrección y la traslación en


el desarrollo progresivo de la perfección

Un aspecto que preocupa en la vida cristiana es la bre-


cha universal existente entre actitudes y práctica, entre
carácter y acción.
El meollo del problema, al parecer, es que la obra de
Dios por y en aquellos quc él salva no tefluina en la vida
terrenal. Por eso Pablo puede escribir que está "persuadido
de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Fil. 1:6). Ese "día",
por supuesto, es la segunda venida de Cristo. 8
Asimismo, leemos en Hebrcos que aquellos que han
muerto en la fe a lo largo de las edades no "recibieron lo
prometido" "aparte de" los que estén vivos CHeb. 11:39,40).
En otras palabras, Dios efectuará un perfeccionamiento en
ocasión de la segunda venida de Cristo, cuando resucite a
PERFECClON PROGRESIVA A TRAVES DE LA ETERNIDAD 259

los mueltos y traslade a los vivos (1 Coro 15:42-56). Pablo


sei1ala la obra inconclusa de Dios cuando declara que aque-
llos que han sido salvados todavía esperan "la redención"
de "su cuerpo" (Rom. 8:23, 24). Jesús sei1aló el origen de la
brecha entre actitudes y práctica cuando dijo que "el espíri-
tu ... está dispuesto, pero la carne es débil" (Mat. 26:41).
La redención completa de Dios abarca la redención del
cuerpo. Un problema con nuestros "cuerpos naturales"
(véase 1 Coro 15:44) -los cuerpos con los que nacimos- es
que tienen una debilidad (tendencia) hacia el mal. Además
de ser frágiles. alojan un cerebro que es bastante defectuo-
so. Por lo tanto, nuestros procesos mentales son limitados y
distorsionados. Dichas limitaciones, a su vez, reducen nues-
tra capacidad para responder y actuar en la vida cotidiana.
y como si fuera poco, los seres humanos viven en un
mundo y una comunidad dominados por principios anti
cristianos. principios que armonizan con las debilidades de
un "cuerpo natura1".
Elena de White percibió este problema cuando escribió
que "no podemos decir 'Estoy sin pecado' hasta que este
cuerpo vil sea cambiado y transformado a semejanza de su
cuerpo glorioso. Pero si constantemente procuramos seguir
a Jesús, tenemos la bendita esperanza de estar delante del
trono de Dios sin mancha ... ; completos en Cristo, vestidos
con su justicia y perfección". Siguiendo esta línea de pen-
samiento, también escribió que en esta vida "podemos tener
perfección cristiana del alma", aunque "no podamos recla-
mar la perfección de la carne" ." La perfección del carácter
es algo posible durante la vida presente, pero una mayor
perfección se verificará en la segunda venida de Cristo.
De ahí que, Alister i'vlcGrath obselva que no "comparti-
mos la plenitud de la vida resucitada aquí y abora". Y Leo
Cox señala que "el amor perfecto" no es "resurrección per-
fecta. Hay mucho más por delante para aquellos cuyo amor
es hecho perfecto". 1')
254 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

llos que aún cometen errores y ticnen pecados de ignoran-


cia y pecados de omisión, esos problemas que estún enrai-
zados en la "inclinación" y las limitaciones de una carne
percaminosa.
Después de todo, el pueblo de Dios en el tiempo del fin
tendrá su corazón en armonía con Dios, odiará el PECADO
Y los pecados, y amará tanto la JUSTICIA como las acciones
justas. Habrán demostrado al universo que el amor propio
y la suficiencia propia pueden ser reemplazados por el
amor a otros y la fe en Dios. Cuando los cuerpos de las per-
sonas que tienen esta perfecta actitud y disposición se trans-
formen en "cuerpos espirituales" sin las debilidades del
pecado, y cuando estas personas sean quitadas de un medio
pecaminoso, podemos estar seguros de que, después de lo
que han sufrido, no querrán "reeditar" el pecado en el cielo.
Se ha demostrado ampliamente que su único deseo es decir
Sí a Dios con todo su corazón y su vida.
Aquellos que tengan corazones y mentes tr;lnsformados
a la semejanza de Cristo, están seguros de ser salvos por la
eternidad. Si agregamos cuerpos puros en un ambiente sin
mancha a corazones puros tendremos un pueblo totalmen-
te redimido, un pueblo sin pecado. 52
Aquellas personas redimidas, sin embargo, no sede
completamente perfectas todavía. Su perfección en desarro-
llo es el tema de nuestro último capítulo.
Capítulo 10

Perfección progresiva através de


la eternidad
L a persona irregenerada esta. ría absolutamente fuera de
lugar en el cielo; "fuera de su elemento", escribió un
teólogo puritano, algo así "como un cerdo en la sala,
o un pez fuera del agua". 1
Parecieran concordar cuantos estudiaron este tema, en
que el propósito de la vida terrenal de los cristianos es pre-
pararlos para vivir en la perfección del cielo. En ocasión de
su nuevo nacimiento, se les da a los "bebés en Cristo" un
nuevo corazón y una mente renovada. En consecuencia, no
están más opuestos por Jo menos intelectualmente a los
principios del reino de Dios. A ese "nacimiento" le sigue el
crecimiento en la santificación progresiva, mediante el
poder del Espíritu Santo, a medida que las personas desa-
rrollan su capacidad para vivir en el cielo.
Si bien la mayoría estará de acuerdo en que la perfección
y la impecabilidad son las metas obvias de Di9s para los
santos, hay una sorprendente unanimidad (incluso entre los
que les preocupa más la perfección) de pensamiento de
que ninguno alcanza la perfección o la impecabilidad abso-
luta y definitiva en esta \ ida presente. Por eso R. N. Flew

255
256 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

con propiedad concluye que "el ideal completo del cristia-


nismo debe abarcar ambos mundos, la vida presente y la
venidera. Sólo puede alcanzarse en la vida más allá de la
tumba"."
Si esto es cierto, nos preguntamos, ¿qué debe suceder
durante la vida terrenal del cristiano, qué queda para el
cielo, y qué hace la diferencia entre el éxito en el creci-
miento hacia la perfección en esta vida y el éxito en la vida
venidera? Estos tres temas serán el estudio de este último
capítulo.

La naturaleza de la perfección terrenal

La perfección que se obtiene a través de la santificación


es la pelfección de carácter o perfección moral, no la per-
fección absoluta. Tiene que ver con la incorporación del
gran principio divino del amor y una reorientación de b
vida de una relación rebelde de PECADO hacia Dios a un:1
relación de fe. Juan Wesley se refirió a este asunto cuand< l
escribió que "podemos morir sin el conocimiento de
muchas verdades", sin embargo seremos salvos en el rcilH 1
de Dios; "pero si morimos sin amor, ¿de qué servirá el COllc 1
cimiento?";
Elena de White lo expresó en forma distinta cuande 1
señaló que "la int1uencia refinadora de la gracia de 1)jc l.'.
cambia la disposición natural del hon,lxe ... Las inclin;l('iCl
nes que controlan el corazón natural deben ser subyugad:I"
por la gracia de Cristo antes que el hombre caído sea el, l.1
citado para entrar en el cielo y gozar de la compañía (Iv le l'.
ángeles puros y santos".'
Expresándolo más positivamente, ella escribió qut' "cl
espíritu del amor desinteresado de Cristo es el espíritu <1111
llena el cielo y es la misma esencia de su bendición. ESI (' e··
el espíritu que poseerán los seguidores de Cristo". "La 'lle
nitud del carácter cristiano se alcanza cuando el impld.··.e 1 .1
PERFECCION PROGRESIVA A TRAVES DE LA ETERNIDAD 257

ayudar y beneficiar a otros brota constantemente de aden-·


tro". Aquellos que hayan permitido que el Espíritu de Dios
trabaje por completo en sus vidas estarán tan en armonía
con su voluntad, "que cuando le" obedezcan, estarán "tan
sólo ejecutando" sus "propios impulsos".> Los tales habrán
alcanzado la norma bíblica de perfección del carácter y
podrán ser salvos para la eternidad. Indudablemente son
como su Padre celestial (véase Mal. 5:48).
Es importante interiorizar el carácter de Cristo en esta tie-
rra porque, como dice J. C. Ryle, no podremos gozar del
cielo si no estamos en armonía con sus principios. "La .'
muerte no realiza cambios. La tumba no produce alteración
alguna. Cada uno se levantará de nuevo con el mismo
carácter que cuando respiró por última vez".6 ¿Qué gozo
podrían encontrar allí aquellos que no están en armonía con
el principio del reino de Dios?
Se sentirían más desgraciados de lo que yo me sentí la
primera vez que cené con un ministro. En ese entonces
vivía en un barco de la marina mercante anclado en la bahía
de San Francisco. Me sentía inconforme porque todo lo que
hacía no armonizaba con lo que yo creía que un ministro
debía ser.
Desde entonces he llegado a la conclusión de que ir al
cielo para pasar la eternidad con el omnisapiente Dios sería
un infierno eterno, si no estoy en armonía con su carácter
de amor. En su misericordia, Dios ha declarado que debe-
mos seguir ala santidad, sin la cual nadie verá al Señor"
(Heb. 12:14).
Si bien es cierto que los rasgos de carácter que "atesora-
mos en la vida no cambiarán con la muerte o la resurrec-
ción", también es cierto, dice Elena de White, que si alguien
no adquiere el carácter celestial en la tierra, "nunca podrá
adquirirlo". -
Es importante observar que estas declaraciones implican
fa pe/lección de carácter en aqueflos que son resucitados así
260 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

La idea de que haya "mucho más por delante" provee un


nexo importante en la enseñanza del Nuevo Testamento
sobre la perfección. En el párrafo donde Pablo discute en
forma reveladora la tensión entre ser perfecto y no serlo
todavía (Pil. 3:12, 15), sigue hablando sobre el efecto de la
segunda venida de Cristo en la perfección. "Esperamos",
escribió, "al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transfor-
mará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea
semejante al cuerpo de la gloria suya" (vers. 20, 21).
La glorificación del cuerpo descrita en Filipenses 3 apa-
rece más detalladamente en 1 Corintios 15. Allí leemos que
los redimidos serán transformados cuando Cristo vuelva
otra vez. Parte de ese cambio será que tendrán cuerpos
"espirituales" (vers. 44). C. K. Barrett señala que un cuerpo
espiritual es "animado por el espíritu de Dios", mientras que
F. W. Grosheide sugiere que es un cuerpo "gobernado por
el Espíritu del Señor".!1
Pablo describe el cuerpo resucitado, en contraste con el
cuerpo natural, como glorioso, poderoso, espiritual, inco-
rruptible e inmortal (1 Coro 15:43, 44, 53). Será un cuerpo
libre de las debilidades causadas por el pecado.
Dentro del cuerpo renovado, por supuesto, habrá un
cerebro que funcione como Dios lo quiso en la creación, un
cerebro sin las limitaciones del "cuerpo natural'·. Por lo
tanto, con la glorificación vendrá la plenitud del conoci-
miento. En 1 Corintios 13: 12 Pablo contrasta el imperfecto
conocimiento de nuestra vida presente con la perfección
venidera: "Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero
entonces conoceré como fui conocido".
Después de la resurrección, tanto nuestro espíritu como
nuestro cuerpo estarán dispuestos y tendrán la capacidad en
el sentido pleno de la palabra. Lejos de ser, según Juan
Wesley, "trabas" para nuestra vida espiritual, nuestros cuer-
pos resucitados "serán instrumentos del alma, obedientes y
PERFECClON PROGRESIVA A TRAVES DE LA ETERNIDAD 261

capaces ... Cuando hayamos resucitado a la vida eterna,


nuestros cuerpos serán espiritualizados, purificados y refi-
nados de sus impurezas terrenales; entonces serán instru-
mentos adecuados del alma para todo uso divino y celes-
tial" .12
Al igual que Elena de White, Leo Cox señala que Wesley
"claramente distinguió entre la perfección presente del alma
que es alcanzable en esta vida y la perfección futura de la
naturaleza humana que es alcanzable en la vida venidera.
La primera libera al creyente del pecado del corazón; la
segunda lo libra de todas las consecuencias malignas del
pecado".13
Una de las grandes verdades de las Escrituras es que
cuando Cristo vuelva otra vez, ·'seremos semejantes a él" (1
Juan 3:2). El presentará para "sí mismo, una iglesia gloriosa,
que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino
que fuese santa y sin mancha" CEfe. 5:27).
Otro cambio importante relacionado con la perfección
que tendrá lugar en la segunda venida de Jesús es la des-
trucción del medio maligno, lleno de tentaciones, que ha
sido el contexto de la vida terrenal. El pueblo de Dios espe-
ra con ansiedad vivir en una eternidad donde ya no exista
el tentador porque haya sido destruido para siempre (Apoc.
20:10) y donde "mora la justicia" (2 Pedo 3:13).
De este modo, si bien en el fin del tiempo presente habrá
personas de carácter perfecto, la segunda venida de Jesús
añadirá cuerpos perfectos y un medio perfecto. Estos indi-
viduos, después de lo que ellos y el universo han experi-
mentado, no desearán re inventar el pecado. La rebelión
habr;í terminado. El aspecto crucial en la terminación de la
rebelión en las vidas de las personas habrá sido la transfor-
mación de sus mentes y corazones, del PECADO a la JUS-
TICIA. Dicha transformación expresada en el diario vivir es
la esencia de la perfección del carácter.
Estas personas no se habrán tornado impecables en el
262 GUIA DEL FARISEO PARA UNA SANTIDAD PERFECTA

sentido pleno de la palabra en el momento de su muerte o


en el momento de la segunda venida, pero siendo que sus
corazones y mentes estaban en lo correcto, estaban listos
para la salvación. Una vez que estas personas "perfectas"
tengan "cuerpos espirituales" y sean colocadas en un
ambiente perfecto, lo que menos pensarán y desearán será
volver a la miseria del pecado. En ese momento ellos pue-
den declarar que son impecables en el sentido más com-
pleto de la palabra. Pero aún no serán perfectos en forma
definitiva.

Crecimiento dinámico en la perfección


durante la eternidad

Las buenas nuevas son que los seres humanos nunca


serán absolutamente pellectos. La perfección absoluta es un
atributo de Dios. Los seres humanos pueden poseerla en
forma aproximada, pero nunca la alcanzarán, durante la
eternidad sin fin. Una de las cosas maravillosas del cielo es
que la vida allí no será aburrida ni insípida. Los salvados se
enfrentarán permanentemente a nuevas oportunidades para
crecer en conocimiento, amor y servicio.
La perfección, como observamos varias veces en este
estudio, es que se puede concebir más como una línea que
como un punto. De hecho, es una línea interminable. "Aun
el cristiano más perfecto puede crecer continuamente en el
conocimiento y el amor a Dios". "Debería ser nuestra obra
de la vida", escribió Elena de White, "el estar constante-
mente buscando la perfección del carácter cristiano, siem-
pre luchando por conformarse a la voluntad de Dios. Los
esfuerzos que comiencen aquí continuarán en la eternidad".
"En el cielo mejoraremos continuamente" en el desarrollo
l.
del carácter.
Mildred Wynkoop pensó lo mismo cuando escribió que
"la perfección no es un 'tener' estático sino un 'avanzar'
PERFECCION PROGRESIVA A TRAVES DE LA ETERNIDAD 263

dinámico. El amor no es 'perfecto' en el sentido de haber


llegado a la cúspide, pero en calidad de relación dinámica
sujeta a un aumento infinito".!;
En vista de que la perfección es una dinámica eterna, la
ruta farisaica hacia la perfección pronto lleva a la bancarro-
ta. Por un lado, la inclinación farisaica a definir el pecado
como un acto o una serie de actos es incapaz de abarcar la
realidad dinámica y completa de una actitud hacia Dios, los
otros seres y e! universo, que alcanza las motivaciones y los
sentimientos más profundos así como las acciones. La per-
fección farisaica, al definir el pecado como un acto o una
serie de actos, apunta muy bajo para poder captar la mag-
nitud de los cambios que Cristo busca en su pueblo. La
única ventaja de la definición de los "actos" de los t~lriseos
es que es más fácil que una persona llegue a lo que define
como perfecto, pero tal perfección no alcanza a lo que
Cristo expuso en la nueva teología de! Sermón del Monte.
Un segundo e igualmente desastroso problema con la
definición farisaica de pecado es su negativismo: el cual
espera con ansiedad el momento de llegar a la meta para
poder finalmente descansar. Una de las más grandes leccio-
nes del Nuevo Testamento es que la justicia, la santificac.ión
y la perfección deben ser definidas por lo que las personas
en la práctica realizan en vez de lo que se abstienen de
hacer; en otras palabras, la perfección es positiva y no nega-
tiva. Los cristianos "perfectos" no miran lo que ellos (o sus
prójimos) hagan o dejen de hacer, sino que buscan nuevas
formas de mostrar su amor a Dios y a las personas.
El problema con la perfección farisaica negativa es que
sus objetivos no son lo suficientemente elevados. Llega un
momento cuando una persona finalmente dejará de hacer
todas las cosas negativas que deben evitarse, pero no hay
un límite para los actos de amor que se pueden realizar en
e! universo. Es por eso que la definición bíblica de perfec-
ción está enmarcada en los términos positivos del amor que
264 GUIA DEL fARISEO PARA UNA SANTIDAD PERfECTA

se da hacia otros. Este amor tiene el potencial para crecer y


desarrollarse infinitamente. Por esa razón, Elena de White
pudo escribir que ~ en el estado futuro , sin los impedimen-
tos de las limitaciones de la humanidad pecadora , encon-
traremos nuestro más grande gozo y nuestra mayor educa-
ción en el servicio". lli
Vincent Taylor hace un comentario significativo cuando
escribe: "Ni siquiera en el amor se llega a una perfección
más allá de la cual no sea posible una más rica manifesta-
ción. Dios es amor; y el amor tiene el caráder infinito de su
Ser. De esto se desprende que el ideal del Amor Perfecto
siempre se alcanza y es alcanzable; pertenece tanto a esta
vida como a la venidera; está aquí y en el más allá, en. es/e
momento y siempre".L1
La gran tragedia del fariseísmo a través de todas las épo-
cas es que ha apuntado muy bajo; y al hacerlo, ha manifes-
tado en forma consistente una actitud crítica hacia aquellos
que no pueden aceptar su idea de pecado y de perfecci6n ,
Una de las confrontaciones más sorprendentes con la jus-
ticia farisaica fue cuando Jesús en su gran sermó n le dijo a
sus oyentes: "si vuestra justicia no fuere mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos ~
( Mal. 520).
y una de las promesas más maravillosas de toda la Biblia
es que Cristo "puede ... sa lvar perperuamente a los que por
él se acercan a Dios" (Heb. 7:25).
SOLl DEO GLORIA

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