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Quaderns de Psicologia | 2014, Vol.

16, No 1, 97-109 ISNN: 0211-3481

 http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1212

Arte, Feminismo y Tecnología. Reflexiones sobre formas


creativas y formas de domesticación
Art, Feminism and Technology. Thingking about creative forms and forms of
domestication

Remedios Zafra
Universidad de Sevilla

Resumen
En este artículo sobre arte, tecnología y feminismo reivindico el papel de las escrituras y
formas de hacer en relación a los discursos, así como la coherencia de dicho posicionamien-
to en todo ejercicio crítico del feminismo frente al logocentrismo. El texto apoyado en la
revisión y modificación de parte del capítulo «Teclear» de mi ensayo (h)adas. Mujeres que
crean, programan, prosumen, teclean (2013), se apoya en el análisis crítico y propositivo de
algunos de los más habituales «modos de hacer» de la práctica artística feminista y argu-
menta el interés de dicha práctica creativa por la tecnología y las redes, enfatizando el po-
der de las elecciones no ya de los medios, sino de las formas creativas frente a las tenden-
cias implícitas, y casi siempre invisibles, a la domesticación; el poder de los ejercicios de
resistencia, infiltración, subversión y apropiación crítica frente a la repetición de mundos.
Palabras clave: Arte; Feminismo; Tecnología; Modos de hacer

Abstract
In this article about art, technology and feminism, I assert the role of writings and modes
of doing in relation to discourses, as well as the coherence of that position in every femi-
nist critical practice against logocentrism. The text, based on a revision and modification
of part of the chapter «Teclear» of my essay (h)adas. Mujeres que crean, programan,
prosumen, teclean (2013), is based on a critical and proposing analysis of some of the most
usual feminist modes of doing of feminist art practice, and argues the interest of that cre-
ative practice in technology and networks, emphasising the power of the choices not only
of media, but of the creative forms against implicit tendencies -although almost always in-
visible- toward domestication; the power of the resistance exercises, infiltration, subver-
sion and critical appropriation against the repetion of worlds.
Keywords: Keywords, Keywords

Lo que puede la práctica artística


La elección no es entre literatura escrita y me-
dios audiovisuales. Es entre fuerzas creativas (…)
Siempre que escribo para una revista acadé-
y fuerzas de domesticación. Gilles Deleuze (cita- mica me asalta la misma duda: si, como suele
do en Guigou, 2001, p. 123). pasar en los trabajos «académicos», el discur-
so terminará sobreponiéndose a la escritura,
si terminaré cediendo yo, y mi escritura será
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domada cumpliendo con el estilo que pide De hecho, lo que como feminista más me in-
normalizar la forma a un patrón, a un mode- teresa de la práctica artística, es justo esto,
lo, homogeneizando las maneras de decir para la potencia que descubro en los «modos de
encajar en un relato vestido de rigor, similar hacer» de la creatividad humana, la escritura
al texto que se sienta al lado y al otro lado; junto al discurso. A veces sólo se trata de una
como niños de domingo, posando uniformes cuestión de contexto y de mirada, pero la
sin los rotos, las manchas, el desgaste y las forma importa. En ocasiones hablamos de si-
expresiones de la escritura cotidiana, sin sus tuar una cosa en otro lugar o campo de senti-
contradicciones y zonas de oscuridad. Me re- do, de amplificarla o de cambiar el enfoque,
sistiré de momento, y lo haré con razones que la manera de reiterar, mirar fuera del marco
son aquí, en este texto, la base de lo que de la imagen por tanto tiempo jerarquizada,
quiero compartir, que en la forma de hacer al fondo, detrás, descubrir la periferia; giros
hay discurso; que el feminismo no puede pa- que quieren crear pensamiento, interruptor
sar por alto el cómo se dice y se hace; que el de conciencia, pregunta, disensión, (hi-
«cómo» es aquí tan importante como el per)visibilizar un problema, un agente, una
«qué». Un cómo que no alude al medio sino al desigualdad; algo que al ser visto logra tener
«sentido», un cómo que tiene que ver con las nombre y existir, o tener voz y reaccionar.
fuerzas creativas y las fuerzas de domestica-
Pero al preguntarme qué puede el contexto
ción. Asunto éste crucial para quienes, femi-
artístico para la práctica política feminista,
nistas, «no queremos repetir el mundo» y
no esconderé que mi respuesta viene precedi-
buscamos por tanto maneras de concienciar
da por un asentimiento y una mueca. El asen-
ante las, a veces explícitas, a veces silencio-
timiento es la contestación convencida a la
sas, formas de domesticación; esas eficaces
potencia de la práctica artística como prácti-
estrategias del poder que no dicen «sí», que
ca social transformadora y subversiva, no
no dicen «no», sino que atraviesan las cosas y
porque asuste sino porque en cuanto poética
culminan haciéndonos repetir mundos.
y crítica puede ser reflexiva. La mueca es la
No se trataría, no solamente, de que gran contestación a la apropiación mercantilista
parte del discurso académico haya sucumbido que el capitalismo patriarcal hace del arte
a la impostura del «parecer», cediendo al fil- contemporáneo, elitizándolo para rentabili-
tro de una forma domesticadora que parece zarlo más y mejor, distanciándolo de la mayo-
vaciar de subjetividad las investigaciones y ría. Y si la pregunta «¿qué puede esta prácti-
relatos con los que queremos promover pre- ca?» tiene respuesta más allá del castrador
guntas y conocimiento, se trata también, en poder del mercado, entonces me interesa. Si
este caso concreto, de enfrentarnos al posible la respuesta trasciende o rodea el aura mer-
efecto de neutralización del propio discurso cantilista que quiere imprimir un valor añadi-
que se pretende desarrollar cuando el tema do impostado (restando eficacia poética o po-
son los métodos y modos de hacer del femi- lítica sin que la obra hable con el mundo), en-
nismo, más concretamente del arte feminista. tonces me interesa. Porque encuentro en es-
Y habría en dicha dialéctica un ejercicio que tas prácticas una reconciliación con la poten-
pretende además ser coherente con la crítica cia crítica de lo creativo que emancipa, que
feminista al pensamiento logocéntrico, ya sa- ayuda a generar pensamiento, distancia criti-
ben, aquél cuya superación implica desvelar ca, conciencia, conflicto interior, valor para
las ausencias frente a las presencias, la falta disentir, autoestima en el descalificado y po-
de significado frente al esfuerzo por signifi- der en el domesticado. Por ello, la práctica
car, las oscuridades frente a las zonas ilumi- artística a la que me referiré aquí no es ex-
nadas, es decir, favorecer un ejercicio de li- clusivamente la legitimada como tal por el es-
beración formal que nos permita generar zo- tablishment artístico, sino, en un sentido más
nas de sombra y de vacío que favorezcan el amplio, se tratará de la práctica creativa
movimiento de piezas, el pensar en su pleno promovida por cualquier sujeto o colectivo
sentido, como ejercicio de quien lee, refle- que surge con intención estética, política o
xiona y se cuestiona cosas, más allá de asumir reflexiva y no siempre inscrita en el marco de
un mero ejercicio divulgativo o de transmi- la institución Arte.
sión.
En este tipo de práctica creativa no pasa
desapercibido el protagonismo que ha tenido

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el debate feminista y, muy especialmente, el mismos ni dolor; pero también favorece tran-
orientado al ámbito tecnológico y digital (ci- sitar por ese otro territorio de la de la ficción
berfeminismo, tecnofeminismo, posfeminis- y del «llegar a ser» de la subjetividad que es
mo, transfeminismo, ciberpunk1, posporno- el futuro, poder imaginarlo.
grafía y activismo riot grrrl2, entre otros).
Por otro lado, así como la creación es un te-
Pienso que la razón principal vendría dada
rritorio de lo artificial, también lo es la tec-
porque son los territorios de lo facticio, de la
nología. Facticidad imponente la que nos
representación y la artificialidad, como el ar-
brinda la confluencia arte-tecnología, y que
te y las pantallas, donde mejor podemos des-
viene dada, entre otras cosas, por las distin-
cubrir y hacer coincidir las contradicciones de
tas formas de interfaces, allí donde el cuerpo
la formulación identitaria, sus fluctuaciones
queda aplazado y siempre mediado (poten-
como proceso dinámico cuando nos rebelamos
cialmente intervenido) por un artefacto que
contra las identidades estereotipadas. Visibi-
nos presenta y nos representa. Y la cuestión
lizar estas contradicciones es posible en el te-
es importante, pues en este territorio y apo-
rritorio de la creación, donde nos encontra-
yados por el contexto de debate cultural re-
mos ante la paradoja de ser símbolo y ser
ciente, distintos feminismos orientados a la
cuerpo simultáneamente, de sostener al suje-
tecnología han coincidido en la reciente arti-
to como fragmento de lo artificial. No es tri-
culación y potencia política de las redes y los
vial, igualmente, teniendo en cuenta que es
interfaces como territorio ciborg (humano-
el ámbito de lo facticio donde también se
máquina), allí donde los géneros y los cuerpos
viabiliza la convivencia de las contradicciones
puedan superarse en un mundo postgénero,
de nuestras formas de vida, el desvelamiento
potencialmente plagado de diferencias pero
de su construcción social y cultural, así como
no necesariamente de desigualdades.
el inicio de una posible toma de conciencia y
acción política con capacidad de contagio y Estas sintonías sugieren cómo la íntima cola-
cambio. boración (y a veces identificación) entre mu-
jer-artista mujer-feminista no sólo ha sido
En esta misma línea, otro argumento para es-
frecuente en el último siglo, sino de manera
ta filia entre el arte y el feminismo podría ser
singular en las últimas décadas de debates
que para la creación todo se muestra suscep-
sobre Internet y tecnología. Habría además
tible de ser maleable, incluso el pasado. Ese
que añadir que las artistas feministas se han
pasado del que las mujeres no tienen nostal-
sentido especialmente atraídas por nuevos
gia pues siempre les ha devuelvo una imagen
medios y formatos, a los que presuponían me-
de ahistoricidad y exclusión. Así, sin nostalgia
nos lastrados patriarcalmente. Pero tengo la
por lo que nos precede, la práctica creativa
sensación de que ha sido en el arte propio de
permite al feminismo transitar y deconstruir
la red donde hemos visto además un interés
el pasado para hacerlo pensativo, sin victi-
activo por la crítica y desmontaje más carac-
terísticos de una reivindicativa acción femini-
1
Expresión constituida por la combinación de los térmi- zadora. Desde el origen del ciberfeminismo
nos cibernética y punk. Entendida aquí como movimiento (Sollfrank, 1997/2003) y el trabajo artístico
cultural influenciado por la estética y filosofía punk y
vinculado con la ciencia ficción y la ficción distópica,
de las VNS Matrix3 (1991/2003), pasando por
particularmente interesado por la tecnología avanzada y las Internacionales Ciberfeministas impulsa-
la imaginación del poder y las máquinas en las sociedades das en contextos creativos desde 1997 (coin-
futuras. cidiendo en su primera edición con La X Do-
2
La expresión Riot grrrl designa a las autodenominadas
Riot Grrrls, quienes proclaman y fomentan una manera
cumenta de Kassel, Alemania), las artistas
de actuar feminista tomada de la filosofía punk, orienta- han sido fundamentales en el ideario ciber y
da al llamado DIY (do it yourself, o hazlo tu mismo/a), tecnofeminista y en su diálogo social.
una forma de subcultura para organizar asociaciones,
grupos de reunión, publicaciones independientes feminis-
tas y a todas las bandas musicales integradas sólo por
mujeres, así como festivales musicales exclusivos o espe-
cializados para mujeres. Riot grrrl es también una desig-
nación de género referida al movimiento feminista cer-
3
cano a la música y filosofía punk y ciberpunk y a todo su Las VNS Matrix fueron un grupo de artistas feministas
arco de influencia a principios de los noventa. La expre- australianas que elaboraron y difundieron sus manifiestos
sión y una definición aparecen en un texto de Mark An- ciberfeministas durante los años noventa. Trabajaban so-
dersen y Mark Jenkins publicado en 1991 en Washington bre la red y la tecnología con clara influencia cultural ci-
D.C. (1991/2009). berpunk.

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Modos de hacer inspirados en Internet y La convicción de que el mundo nos importa


en el arte feminista más allá de nosotros mismos me anima a su-
mar al tono que sigue una intención propositi-
Llegados a este punto, quisiera retomar la va, como quien levanta la mano no para con-
cuestión inicial, como ante una tela rasgada tar lo que piensa o lo que estudia, sino tam-
que hace pensar, preguntarme cómo ha podi- bién para probar a sugerir ideas, a tantear
do y puede el arte operar y ayudarnos a ac- caminos. Así, lo que les propongo es profundi-
tuar para pasar de la copia y la repetición de zar en algunos de esos «modos de hacer» del
mundos a la conciencia y la creación. Mi im- arte feminista que sugiero en la tabla adjunta
presión es que la práctica artística puede (tabla 1) para pasar de la copia a la creación.
ayudarnos a través de la apropiación crítica Porque a veces estamos tan cerca de las co-
de sus «modos de hacer». Es la manera y no lo sas, piel con piel, que pareciéramos las mis-
que se hace en lo que en este artículo quisie- mas cosas. Por eso, se trataría de poner una
ra detenerme; la estrategia de la que se deri- palanca, un punzón, una hoja de papel entre
va una política de la mirada y de la dotación ellas, generar un espacio que desencadene
de sentido; es el «cómo» y no el «qué» lo que desplazamiento. Mover para hacer posible el
permite pasar del tecleado que copia al te- ejercicio de extrañamiento en la mirada.
cleado que comprende, subvierte, transforma
y crea. La manera en la que pienso que estos Así, lo que aquí sugiero es la práctica y la re-
modos de hacer (ver tabla 1) pueden ayudar- flexión sobre estos modos. Esa hoja de papel,
nos tanto en los escenarios relacionados con ese punzón, esa palanca, ese movimiento que
el trabajo tecnológico como en la construc- de pronto generan una tensión interventora
ción identitaria, tendría que ver con la trans- en la vida y, en este caso, comprometida con
formación de imaginarios y modelos de conta- la posibilidad de un mundo mejor, más iguali-
gio que podrían subvertir los clásicos estereo- tario y justo, mejor. Formas comunes en el
tipos de género; y también con la generación arte político que quieren trascender hoy a los
de estrategias colectivas de posibilidad y dife- ejercicios cotidianos de configuración perso-
rencia en la construcción política (subjetiva e nal y colectiva, no para mostrar una determi-
identitaria) con y a través de la tecnología. nada verdad, sino para mostrar los mecanis-
mos de los que se vale el poder, aquéllos que
hacen posible la gestión de nuevas
verdades: saberes, placeres y cer-
Del juego identitario en tezas que atraviesan nuestra vida
Del arte feminista con la tecnología como algo acep-
Internet
tado e irreflexivo.
-parodia e ironía -reversibilidad del juego de la
-crítica al logocentrismo máscara (empatía, sublimación, Pensarán tal vez que en el ejercicio
(mostrar lo que no se ve, multiplicidad,
performatividad…) de extrañamiento que propician es-
mostrar lo abyecto, las zonas de
sombra…) -exploración de las formas y
tas maneras de hacer del arte polí-
-digitalización como nueva fusiones de la tico cabe el victimismo al sernos
feminización presentación y la representación devueltos mensajes que hablan de
-visibilizar / dar voz del cuerpo exclusión, desigualdad o subordina-
-reversibilidad con efectos -gestión de la intimidad en la ción. Cabría, en efecto, pero como
confluencia de lo público- sujetos conscientes de formar parte
-representación afirmativa de la privado
feminidad y la alteridad de aquello que cuestionamos, no
-erosión de la separación entre
-matar al ángel de la casa y práctica amateur y profesional
podemos sino valernos de estrate-
bajar al ángel del cielo gias donde la contradicción sea via-
-infiltración del otro en las
-repetición y duelo por la industrias del imaginario ble y productiva. Advertida, la
representación simbólica práctica creativa se hace también
-nuevas fabulaciones y figuras política y no teme al victimismo
de dicción
pues se sabe entrenada, paródica,
-infiltrar al otro allí donde se
desea un cambio
cambiando la nostalgia, el duelo y
la compasión por ironía, riesgo y
Tabla 1. Selección de estrategias creativas y políticas del arte posibilidad.
feminista y del juego identitario en Internet.
«Parodia», repito, hé aquí un pri-
mer modo de hacer. Rosi Braidotti

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Arte, Feminismo y Tecnología 101

(1996a; 1996b) lo señaló al referirse a ella (la En esta línea de reivindicación de la materia-
parodia artística feminista) como la afirma- lidad de lo tradicionalmente incorpóreo, Rosi
ción de un sujeto que carece de esencia y cu- Braidotti (1996a; 1996b) sugiere en distintos
yo fundamento es su potencial político y no la momentos de su trabajo teórico dos estrate-
idea de «naturaleza humana o femenina». El gias que colocaré juntas sobre la mesa. Por un
enfoque paródico feminista podría en este lado, se trataría de reconciliar la masculini-
sentido subvertir los modos de representación dad abstracta con el cuerpo y «bajar al ángel
y de escritura que implícitamente reproducen del cielo». Esa masculinidad que ha supuesto
las formas dominantes de pensamiento y dis- la igualación de lo masculino con lo universal
curso. De manera que la creatividad paródica neutral y la privación de los cuerpos (y de los
nos permitiría salir de nosotras mismas y en- cuidados del otro como cuerpo) a los hom-
frentarnos a una posible exclusión, no con re- bres. Bajar al ángel del cielo aludiría aquí al
sentimiento, sino con ironía. necesario reencuentro de los hombres con sus
cuerpos, con su materialidad, cambios con las
También la práctica artística alude al sujeto
construcciones del rostro y los cuerpos, ma-
como «construcción», desvelando las condi-
quillajes y vestimentas, pero también con la
ciones de producción y desmontaje colectivo
afectividad, con los hábitos y cosas de los
de las identidades sociales, es decir, el juego
cuerpos de los otros, los que nacen, enferman
donde lo subjetivo pasa a lo identitario y se
y mueren. Es decir aludiría a nuevas formas
hace político; allí donde el arte feminista ha-
de masculinidad que no fagociten la idea de
bla sobre «nosotras» iniciando su narrativa
humanidad como una propiedad exclusiva-
desde la (auto)ficción «yo». La parodia posibi-
mente masculina, y que se reconcilien con la
lita el trazo no melancólico de los vínculos
materialidad de los cuerpos y de sus cuidados
que hacen pasar de lo individual a lo colectivo
y afectos.
y a lo social.
Paralelamente a ese modo de hacer que, co-
A continuación atravesaremos con más detalle
mo en la película de Wim Wenders Der Him-
algunas de estas estrategias, pero ahora piden
mel über Berlin (El Cielo sobre Berlín) (Wen-
subir a la mesa de disección para ser situadas.
ders, 1987), sugiere el descenso de los ánge-
Miren a su derecha, casi al borde de la mesa,
les a la tierra, la contrapartida para las muje-
llamémosla «crítica al logocentrismo» del dis-
res sería la subjetivación, la «no» reducción a
curso y de la visión occidental. Posiblemente
la materialidad y objetualidad de los cuerpos.
éste sería el modo de hacer que más ha ca-
Braidotti (1996a; 1996b) se vale de Virginia
racterizado la práctica artística feminista,
Woolf para situar la metafórica y necesaria
preguntando por lo que no se ve, lo que está
«muerte del ángel de la casa» como trámite
fuera del marco de la mirada, la ausencia, lo
imprescindible para que las mujeres puedan
periférico, lo abyecto. Crítica, como efecto, a
liberarse de la castración de su subjetividad y
las lógicas lineales y excluyentes propias de
crear. Hay que «matar al ángel de la casa»
los discursos hegemónicos que desequilibran
(sobre la mesa: criticar la reducción a lo la
la respuesta a «¿quién crea las historias?». Pa-
estetización y reducción material de lo feme-
ra dicha crítica, las artistas se han valido
nino, subjetivar). Se trataría aquí de empode-
también de las tecnologías con objeto de
rar y rebelarse frente a ese mito angelical de
cuestionar, por un lado, el poder visual que
bondad extrema y sacrificio ejemplar agarra-
las ha caracterizado, por otro, las nuevas
do simbólicamente a los roles de esposa, ma-
formas de colonización a través de la imagen
dre, cuidadora, amante y dadora de afectos,
de quienes tienen el poder tecnológico y de
representada como subjetividad anulada y sa-
las industrias visuales. Sobre esta cuestión,
crificada, reverso y garante del más conser-
nos podría interesar recordar cómo Donna Ha-
vador modelo de lo masculino-universal.
raway (1991/1995) frente a la dimensión lo-
gocéntrica de la visión incorpórea propone la Estas dos estrategias de encarnación y subje-
redefinición de la acción de ver como algo tivación no nos llevarían a una inversión esen-
corpóreo y de lo que, por tanto, se puede cialista de modelos, sino a un ejercicio simbó-
rendir cuentas, conectando con el objeto de lico que devolvería a la figuración a su lugar
la visión a través de una «indiferencia apasio- facticio, visibilizando lo que le ha sido negado
nada». culturalmente a hombres y a mujeres: el

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cuerpo y el cuidado de los otros en un caso, el to, reflexionar. Por ello no deben extrañarse
sujeto en otro, igualando a las personas. si les hablo de modos de hacer creativos que
frente a la representación afirmativa (que
Observando estos primeros modos de hacer
implica una transformación previa), lo que
sobre esa mesa figurada, rectangular y de
pretenden sería agotar la identidad simbólica
madera, pienso que en estos procesos, que de
por exceso (otra forma de transformarla has-
muchas maneras han escenificado artistas
ta, en este caso, agotarla). Es decir, valerse
feministas y queer en las últimas décadas,
de una estrategia de «repetición» para termi-
siempre media una suerte de «espacio vacío».
nar con ella, aniquilarla, experimentar su
Me refiero al espacio ocupado por la hoja de
duelo. Esta manera de hacer es tal vez una de
papel, el punzón, la palanca que les sugería.
las más evidentes en las performances femi-
Ese lugar intermedio al que me refiero es un
nistas en las que se escenifican las tareas do-
hueco que permite el movimiento, el despla-
mésticas y cotidianas por mucho tiempo en la
zamiento, salir de una identidad para poder
vida de las mujeres, representadas aquí con
movernos, vernos con perspectiva. Y a ese
algún giro o modificación en el proceso (cele-
movimiento apuntaría la estrategia que po-
ridad, ralentización, descontextualización,
dríamos denominar «representación afirmati-
etc.). Explícitamente apoyada en formas de
va de la alteridad». Como modo de hacer es-
«reiteración» y «duelo» que pretenden ani-
taría relacionada con lo que llamaremos «re-
quilar lo antiguo por exceso, repitiéndolo has-
versibilidad con efectos» (distanciamiento crí-
ta convertirlo en una suerte de «estrategia
tico), e implicaría, por ejemplo, la elección
fatal», parodiándolo hasta agotarlo. Verán
de la feminidad como uno de los muchos dis-
que pareciendo contradictorias, estas dos úl-
fraces cargados de historia y relaciones de
timas estrategias no hacen sino visibilizar los
poder, pero que ya no se atribuirían a la fuer-
mecanismos de construcción de las identida-
za, sino que serían cargados de un nuevo sig-
des, desvelar su performatividad e incidir en
nificado si son elegidos libremente, tras ese
su facticidad para hacerlos pensativos.
desplazamiento que permite la conciencia. La
base de esta estrategia se encuentra en que He dejado un hueco suficientemente grande
lo feminizado ha sido culturalmente denosta- sobre la mesa para colocar, como un mantel,
do y separado de los ámbitos tradicionalmen- una estrategia inquieta, que me interesa es-
te productivos y de conocimiento. Cargar de pecialmente. Pienso yo que es una de las más
un nuevo significado lo feminizado mediante potentes y productivas formas de hacer del
su revalorización es a lo que apunta este mo- arte feminista y particularmente susceptible
do de hacer, reubicarlo como una opción vo- de ser apropiada para la acción creativa y la
luntaria dentro de las diferentes máscaras po- intervención social en el ámbito de la tecno-
sibles. Hacerlo a través de un doble movi- logía. Me refiero a las «figuraciones» (inven-
miento que implica «salir» de una misma y tos, nuevas ficciones) y a las nuevas «figuras
«volver» de manera intencionada (siendo ya de dicción». Lo creo así porque las figuracio-
distinta). Pero también la representación nes necesitan jugar con lo simbólico que co-
afirmativa contribuiría a una visibilización de pia —y como tal inspira para sostenernos en la
las mujeres y a una revalorización de lo hecho vida— y también con la fantasía que trans-
por las mujeres e invisibilizado o infravalora- forma —y en tanto transformadora puede ser
do por mucho tiempo, incluidas las tecnolo- revolucionaria—. También porque permiten
gías que han manejado; hacerlo desde crite- imaginar el futuro en sus formas utópicas y
rios de valor no ajenos a la solidaridad, la distópicas como manera inaugural de cons-
igualdad y la justicia social. truirlo o de evitarlo. En este modo se inscribi-
ría no sólo la práctica creativa inspirada en la
La contradicción no está excluida de las es-
ciencia ficción y que en el contexto feminista
trategias y puede pasar que en la mesa de di-
tecnológico ha tenido influencia ciberpunk,
sección coincidan modos de hacer que hablan
sino la ideación de nuevas figuras de dicción
de enfoques no coincidentes. La ambigüedad
político poéticas sobre la tecnología como en
está presente en la vida y en las palabras y
su momento fue el ciborg de Donna Haraway
tolerarla es una de las bases más productivas
(1991/1995); figuraciones capaces de ser
de la acción creadora, especialmente cuando
apropiadas en los discursos cotidianos.
la pretensión no es sentenciar ni dogmatizar,
sino mover algo dentro para pensarnos distin-

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Arte, Feminismo y Tecnología 103

Este modo de hacer resumiría el paso de la tado a un tipo de uso de la tecnología sino a
domesticación a la creación que aquí reivindi- todo espacio donde se piensa, idea, educa,
camos para las mujeres que usan y crean tec- produce y utiliza la tecnología; evidenciando
nologías. Mujeres de carne y hueso que tienen además la cada vez más evidente erosión en-
algo de ficción, concretamente, de nuevas tre prácticas artísticas y cultura amateur.
subjetividade, nuevas figuras de dicción. Ha- Erosión en la que encuentro sentido al exilio
raway (1991/1995) las llamó «figuraciones al- de muchas mujeres desde la práctica artística
ternativas» y en ellas basó la ideación del ci- hacia la experimentación bajo la potencia del
borg; Rosi Braidotti las llamó «sujetos nóma- trabajo crítico y creativo no disciplinar y des-
des» (2000). Son en todo caso creaciones que de una mirada políticamente comprometida,
conllevan movimientos hacia la fantasía. a menudo considerada periférica.
Siendo ésta una estrategia político-creativa
Así, lo que sugiero a continuación es un ejer-
vertebrada como potencial apuesta hacia
cicio de profundización por tres de estos
imaginación, como ejercicio de búsqueda de
«modos de hacer» de la creatividad y del fe-
formas alternativas para la subjetividad.
minismo. Un ejercicio que supondrá hablar
Y para terminar este esbozo primero, cual- más de las formas que de las obras y resulta-
quiera de las estrategias sugeridas alcanzaría do o, en todo caso, del resultado o cosa crea-
su mayor potencia política si es capaz de re- da a través de la forma en la que esa cosa se
basar la frontera artística, acotada aún disci- pronuncia.
plinarmente y como tal parcialmente neutra-
lizadora. Problematizar sobre este lastre exi-
ge recalcar la fusión post-aurática de la prác-
tica artística con los contextos de producción
cultural en las contemporáneas industrias del
imaginario y la tecnología. Su «infiltración
crítica» sería clave para poner al descubierto
los imaginarios que castran nuestra relación
con la tecnología, para hacerlos accesibles al
Espacio deliberadamente en blanco
análisis, valorando no sólo su «vida propia»,
sino también su devolución de la mirada en
nuestras aficiones, juegos, tiempos y traba- Crítica al logocentrismo: digitalización como
jos. nueva forma de feminización
Observando esta mesa de modos creativos, Advierto que la crítica al logocentrismo como
como miniarchivo de herramientas de la mi- estrategia artística y política feminista se ha
rada y de la actitud, no olvido que hoy Inter- valido desde los años noventa de una constan-
net es ese escenario central de los imagina- te analogía con la estructura horizontal de In-
rios, donde la acción política creativa es más ternet. Estructura que es también inspiradora
que nunca necesaria. Y creo con convicción de diversas metáforas para pasar de la acción
que en la red los modos de hacer que les he «teclear/copiar» que ha caracterizado tantos
sugerido adquieren nuevos matices y posibili- trabajos de mujeres (secretarias, gestoras,
dades. La pantalla en las tecnotopías del ho- teleoperadoras, maquiladoras, tecleadoras…)
gar opera como laboratorio-quirófano de pro- a la acción «teclear/crear» implícita en este
ducción. La maleabilidad digital, pero tam- juego entre formas creativas y formas de do-
bién la disponibilidad de herramientas de edi- mesticación. Desde la identificación más lite-
ción y emisión de imágenes, nos permiten ral de la periferia histórica de la mujer con la
como algo cotidiano estos juegos de presen- estructura desjerarquizada que por definición
tación y representación del cuerpo y del suje- es una red, hasta su aprovechamiento para la
to. reivindicación de un concepto de feminiza-
Les propongo entonces mirar a esta mesa de ción que se apropiaba del de digitalización,
disección sugerida, como escenario donde tal como proponían las primeras ciberfeminis-
hemos colocado algunos de los modos de ha- tas. Queriendo superar la idea por la que lo
cer propuestos para pasar del tecleado que feminizado era igualado a lo vulnerable, or-
copia al tecleado que crea. La mesa sería namentado y falto de valor; reivindicando en
aquí un lugar sin cartel ni disciplina, no limi- la horizontalización a la que apuntaba la digi-

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talización como modo de «desjerarquiza- mo, el hecho de que los roles definidos por el
ción», la mejor analogía para la feminización, género llegarían en el futuro a ser superfluos
equiparada entonces al «rechazo al principio mediante la tecnología, dando como resulta-
de dominación» y apuntando hacia esa posible do un derrumbamiento de ese estatus quo,
utopía donde las sombras, pero también el todos posthumanos, todos postgénero.
exceso de focos y luz (esa otra forma de oscu-
A lo largo de los noventa, las australianas VNS
ridad) comenzaran a identificarse y a diluirse.
Matrix, si bien coincidían con Plant en cues-
Esta propuesta no-logocéntrica que iguala tiones como la inspiradora relación estableci-
feminización a digitalización surgió de manera da entre feminización y digitalización, se
casi simultánea en el contexto teórico y en el acercaron al ciberfeminismo desde una pers-
artístico en los noventa. Entonces, la británi- pectiva formalmente distinta. En su caso la
ca Sadie Plant, y de otro lado, enfoque y lu- escritura estaba por encima del discurso, la
gar, las australianas VNS Matrix, hablaron de escritura era el mensaje. Y se materializaba
feminización digital y ciberfeminismo con al- en irónicos manifiestos y versos de clara he-
gunas coincidencias. Sadie Plant (1997) aso- rencia ciberpunk, iconográficamente fieles a
ciaba el ciberfeminismo a la íntima y subver- una crítica al logocentrismo desde la visibili-
sivarelación entre mujeres y tecnología, a una zacion de lo abyecto, enfatizando siempre un
insurrección sobre parte de las mercancías y imaginario de lo abyecto y de su materiali-
materiales del mundo logocéntrico y patriar- dad.
cal, una dispersión, una emergencia distribui-
Pasado el momento utópico, se vislumbró que
da hecha de enlaces entre las mujeres, entre
si el ciberfeminismo podía ser útil política-
mujeres y ordenadores, comunicaciones, en-
mente para luchar contra la exclusión propia
laces y más conexiones.
del logocentrismo y empoderar tecnológica-
Sadie Plant (1997) cuya visión sobre el tema mente a las mujeres de distintas culturas y
ha sido considerada con los años como dema- lugares, necesitaría «ir más allá de una filoso-
siado optimista, incluso ella misma ha reco- fía y una creación poética» tal como sugería
nocido que, en gran medida, el discurso libe- Faith Wilding (1998, citado en Hawthorne
rador de la tecnología era una propuesta sólo Klein, 1999, p. 4). De hecho, ésta era la ma-
para privilegiadas. Sin embargo, creo yo que yor dificultad para la eficacia simbólica de es-
ese tono (optimista) testado en tan poco te «modo de hacer» feminista, limitarse al
tiempo no debiera eclipsar focos interesantes ámbito artístico, allí donde su potencia crea-
de la potencia política de su obra. Plant ar- tiva puede ser grande pero su efecto político
gumentaba la íntima relación entre mujer y detenido por ese límite que parece regular
tecnología defendiendo que «el significado que lo que acontece en el arte opera como
femenino va unido al de digitalización de la burbuja que no afecta a nuestra vida cotidia-
sociedad», pero que esta vinculación no se na. La necesaria infiltración en los imagina-
planteaba de manera forzada; defendiendo rios de la tecnología y de la red era, y sigue
que la extensión de las estructuras desjerar- siendo, una cuestión prioritaria para promo-
quizadas, la no-linealidad y la descentraliza- ver la no repetición de modelos, para promo-
ción propias de una red se relacionarían con ver la secuencia teclear/crear.
la idea de feminización en el nivel más básico
«Bajar al ángel del cielo» y «matar al ángel
de su definición. Estableció además sugeren-
de la casa»
tes analogías entre la matriz tecnológica y la
matriz femenina, entre el código binario (ce- Los ángeles, como las hadas con y sin hache a
ros y unos) y la subversión de la lógica binaria las que aludo en mi libro (h)adas. mujeres
de la identidad sexual y el código genético (y que crean, programan, prosumen, teclean
ese posible mundo postgénero); reconociendo (Zafra, 2013) en el que se apoya este texto,
que este proceso de identificación (feminiza- son figuraciones hermanadas en lo simbólico y
ción-digitalización) resulta sin necesidad de en lo imaginario. El ángel del cielo es aquí
que se dé una intervención política, sino que metáfora del hombre descorporeizado, ideali-
acontece automáticamente. Su planteamiento zado y donde la masculinidad quiere igualarse
tenía influencias de Haraway y en conjunto a lo humano, abstracto y desencarnado. El
apuntaba a un asunto que entonces se consi- ángel de la casa es aquí metáfora de la mujer
deró cargado de transgresión para el feminis-

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Arte, Feminismo y Tecnología 105

desubjetivada, subordinada al hogar y a la de cuidado y atención a los cuerpos que su-


familia. fren, crecen, nacen, envejecen y mueren; ta-
reas feminizadas y concentradas en la mate-
El modo de hacer creativo y feminista que en
rialidad del sujeto, en los cuerpos y en los lu-
ellos se sugiere es el que permitiría a hom-
gares domésticos del hogar y la familia.
bres y mujeres reconciliarse con aquello que
les ha sido sustraído culturalmente, el cuerpo Tan familiar y cercano para las mujeres que
a los hombres, la subjetividad a las mujeres: tradicionalmente han gestionado las cosas,
encarnar la masculinidad abstracta, subjeti- vidas y muertes de los cuerpos en la intimi-
var la feminidad corporal. Braidotti (1996a; dad, los cuerpos, sí. Cercano porque las mu-
1996b) inspirándose parcialmente en Simone jeres han sido enfatizadas y reducidas a lo
de Beauvoir y en Virginia Woolf sugiere estas corporal, despojadas hasta hace poco de su
ideas en distintos momentos de su ensayo «Un subjetividad (a través de su libertad y dere-
ciberfeminismo diferente». Convertimos aquí chos como sujeto). La estrategia en este caso,
estas métaforas en estrategias como formas demandaría un proceso de subjetivación, no
de interpelación de las ausencias a las que ya idealizando o desplazando a la mujer a lo
respectivamente apuntan. espiritual (invirtiendo el proceso de encarna-
ción de los hombres y negándole un poder de
Y posiblemente una primera deducción nos
reacción), sino aniquilando el rol patriarcal
llevaría a pensar en el ahora, en la actualidad
impuesto, terminando con la máscara de «án-
de la tecnología y en posibles referentes para
gel de la casa», ese ser entregado, obediente,
estas analogías. Pensemos, por ejemplo, en
sacrificado y servicial hasta la autoanulación.
un sector todavía muy masculinizado como el
Matar (que no esperar la muerte) al ángel de
de la producción e ideación tecnológica. Pen-
la casa, implicaría plantar cara a una subordi-
semos que pasaría si los creadores de Google,
nación estructural que ha negado a las muje-
Facebook, YouTube, Apple o Microsoft hubie-
res su libre constitución subjetiva, relegándo-
ran sido todos ellos mujeres. Con seguridad
las a roles exclusivos de esposas y madres,
llamaría la atención esa seña de identidad
como objetivo vital único o preferente. Virgi-
común. Dejarían de ser los creadores en abs-
nia Woolf lo relata:
tracto para pasar a tener cuerpo y sexo. Si
fueran mujeres alguien se habría ocupado de Me volví hacia el Ángel y le eché las manos al
contar su historia íntima y de describir con cuello. Hice cuanto pude para matarlo. Mi excu-
sa, en el caso de que me llevaran ante los tribu-
detalle sus cuerpos, peinados y vestimentas. nales de justicia, sería la legitima defensa. Si no
Así, este modo de hacer sugeriría en este lo hubiera matado, él me hubiera matado a mí.
ejemplo que hay cosas pendientes: «bajar a Hubiera arrancado el corazón de mis escritos.
los ángeles del cielo», identificar que algo (no (Wolf, 1931/2008, p. 141).
casual) les une. Que todos ellos sean hombres Pero qué pasa si hablamos de «bajar al ángel
y detenten ese poder no puede ser naturali- del cielo» cuando el cuerpo está aplazado. Y
zado como si no importara, que el poder sea me da la impresión de que debo pasar, aun-
desgajado de los cuerpos y de las historias de que sea insinuando procesos y preguntas aún
los cuerpos cuando el poder es masculino im- abiertas sobre este asunto, esbozarlo al me-
porta. De ahí que sea preciso reconciliar a la nos. ¿Cómo el doble proceso que les he suge-
masculinidad con su materialidad y entender rido puede ayudarnos a identificar las condi-
también su trabajo desde la corporeidad del ciones de subjetivación y encarnación que se
sujeto, sus historias y lugares educados. dan hoy en una sociedad conectada? ¿Cómo
Para Braidotti, «bajar al ángel del cielo» su- acontecen estando los sujetos mediados y,
pone para el hombre una reconciliación con por tanto, potencialmente maquillados por
su cuerpo, una forma de encarnación con lo una pantalla? Posiblemente ésta última idea
que su corporalidad implica, materializando y nos de alguna pista. Pues el interfaz como
situando su cuerpo, distanciándose de la aso- maquillaje es un territorio familiar para las
ciación que por mucho tiempo ha identificado mujeres, allí donde se anula el rostro para
e igualado lo masculino a lo humano, abstra- crear un rostro postizo, allí donde podemos
yendo la masculinidad y obviando no sólo dar forma a otra imagen que nos presenta y
piel, vísceras, hormonas, cambios, pelo, san- nos representa. En este sentido, Internet, al
gre, semen, saliva, sudor y fluidos, cuerpo, igual que la cosmética y la moda, opera tam-
sino todas aquellas actividades y experiencias bién como una industria de la construcción de

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identidad y como campo de subjetivación. Infiltración del «otro» allí donde se desea
Más concretamente nos hablaría de una sub- un cambio
jetividad «postcorpórea», en el sentido en
Más allá del arte la gente se mira en los espe-
que se produce imagen de la identidad cerce-
jos. Pero últimamente todo es espejo. Y los
nada de la imagen del cuerpo, aplazado y co-
espejos, ya se sabe, teclean (porque copian y
bijado más allá de la pantalla.
multiplican) el mundo. Para este asunto que
El precio que nos hace pagar la tecnología por les comparto aquí, es necesario infiltrar cam-
esta «suspensión» del cuerpo es lo que auto- bios de voz y de modelos en el imaginario,
res como Žižek (2006) denominan «un descen- modelos de posibilidad allí donde, cada vez
tramiento radical». Para Žižek la ambigüedad más, todo lo que nos rodea nos construye y
del dónde reside el sujeto es vista desde el nos devuelve la mirada como un espejo.
psicoanálisis como algo auspiciado entre «el
Infiltrar al otro donde se desea un cambio su-
vacío del sujeto en relación con su conteni-
pone no sólo (con Kristeva, 1980) «reconocer
do». Tal que «(l)a división del sujeto no es la
al otro interior», ni meramente (con Butler,
división entre un yo y otro yo, entre dos con-
2004/2006) obligar a cada lenguaje a cambiar
tenidos, sino la división entre algo y nada, en-
con el fin de «aprender del otro», sino tam-
tre el rasgo con el que se identifica y el va-
bién poder transformar los espejos del imagi-
cío».(2006, p. 232) La oscilación entre diver-
nario, no limitados a los clásicos espacios de
sas identidades obligaría en esta línea a la
lo simbólico de la palabra y la imagen, sino
existencia de una franja vacía que permitiera
difuminados hoy en mil pantallas.
el paso de una a otra. A esta franja vacía (que
en algo recordaría aquí al espacio vacío que No se trataría de conformarnos con una mera
anteriormente les sugería como necesario pa- acción (estetizada) en los límites de los cen-
ra la eficacia de estas estrategias creativas) tros de arte contemporéno ni de la práctica
se refiere Žižek como «la dimensión constitu- artística, ni de una simple crítica a la idea-
tiva de la subjetividad» (2006, p. 231). De ción de artefactos e imágenes autocompla-
forma que en la simulación como parte del cientes para las economías de consumo y en-
(des)hacer en Internet pasaríamos de la sub- tretenimiento. Este modo de hacer del que
jetividad monológica (época moderna) a la di- les hablo (que implica además a todos los an-
seminación del sujeto y la multiplicidad iden- teriores) reivindica la infiltración de las muje-
titaria posmoderna. En esta tesitura de multi- res en las industrias tecnológicas, en las pre-
plicidad y descentramiento Žižek considera a guntas de una escuela, en los juegos y en las
los sujetos, convencionalmente entendidos, ficciones o en las industrias de la imagen; son
como mediadores «evanescentes» (2006, p. ejemplos, allí donde se reitera la identidad,
218). Pero si seguimos su discurso y retoma- donde se produce imaginario. Su infiltración 4
mos nuestra estrategia, de forma que esta como presencia que vuelva pensativa la es-
evanescencia pudiera ser analogía de lo que tructura, como válvula deconstructiva que
acontece en Internet, una suspensión promo- suscite ejemplos de posibilidad no desde la
vida por la pantalla, ¿cómo podemos recupe- castración de la potencia sino desde la liber-
rar la materialidad para la masculinidad allí tad y el estímulo creativo.
donde el cuerpo está suspendido y el sujeto
Las mujeres que teclean y crean reivindican
más que nunca orbitando en una suerte de
que para la eficacia de las estrategias que
mediación evanescente? En última instancia,
hemos compartido aquí, es preciso romper el
el escenario se complica para esta doble es-
límite que encorseta y disciplina lo artístico y
trategia que les sugiero, en tanto los ángeles
creativo, restándole eficacia política. Es pre-
(la masculinidad abstracta) se funden ahora
ciso «adisciplinarlo» y transgredirlo hacia las
en una nueva abstracción, la digital, donde la
esferas de la vida cotidiana y sus industrias.
materialidad queda casi siempre aplazada o
No olvidemos (con Foucault, 1976/1984) que
representada (idealizada), y de acontecer ha-
el poder opera como control y gestión pero
blaría ya no sólo de cuerpo sino también de
máquina.
4
Este modo de hacer no olvidaría la inclusión de la mas-
culinidad en los territorios de la corporeidad, el cuidado
a los otros y la gestión de las vidas en la intimidad. Sería
por tanto una infiltración de doble sentido (la alteridad
en la hegemonía, la hegemonía en la alteridad).

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Arte, Feminismo y Tecnología 107

también como «disciplina» y que este doble licamente, remitiendo a la posibilidad creati-
dispositivo (gestión/disciplina) es hoy una de va de especulación de nuevos devenires co-
las bases del poder y en él del capitalismo. lectivos emancipadores para todas las perso-
nas.
El arte como esfera aislada o como entrete-
nimiento no nos vale, los pobres imaginarios Claro que todavía hay historias por contar
contemporáneos derivados de los sucedáneos acerca de las diferentes maneras en las que
del espectáculo de un mundo pancapitalista construimos nuestras vidas y gestionamos
no nos valen. Pero cabe sustituir los espacios nuestras pasiones y tiempos (también con las
de queja y de resistencia por los de imagina- que ellos nos construyen y gestionan a través
ción y posibilidad, atravesando los territorios de los imaginarios) cada vez más como parte
de la tecnología y la vida. Y esta crítica que de una sociedad conectada, convirtiéndolos
aquí apunto no quiere operar sino como estí- en un aspecto productivo de los nuevos apara-
mulo de nuestra necesaria implicación e in- tos de poder y creación de valor on/off line,
tervención sobre lo criticado, considerándo- propiciando y reforzando tipos de subjetivi-
nos agentes activos, no resignándonos al con- dades, aspiraciones vitales y espacios sociales
formismo y la homogeneización acrítica de en el mundo conectado. Pero sobre todo, hay
quien vive (muere) sumiso a sus herencias y nuevas relaciones y alianzas por hacer para
contextos simbólicos; pero tampoco confor- impulsar combinaciones de existencia plurales
mándonos con puntuales acciones restringidas de las personas y la tecnología, capaces de
al marco de la institución Arte, sublimando transformar y contagiar.
para volver después, rebotados y resignados,
En este marco, el excedente de tiempo se po-
a nuestras vidas de siempre, neutralizando la
siciona como eje vertebrador de esta última
posibilidad de una crítica realmente trans-
reflexión que les apunto, como núcleo crítico
formadora.
para la domesticación o la emancipación del
Pero no crean que el espíritu de esta estrate- sujeto; un excedente de tiempo que, no po-
gia se caracteriza por algún tipo de dogma- demos olvidar, se construye especialmente en
tismo identitario cuya pretensión fuera ser las pequeñas decisiones, tan invisibles como
bandera revolucionaria movida por hackers, naturalizadas, que van conformando la culpa
ingenieras, amas de casa y riot grrrls que y la inseguridad de muchas mujeres que crean
buscan desgeneizar la tecnología o transver- y teclean con la presión de una prioridad im-
salizar el género (su pregunta) allí donde la plícita, perversa (en tanto desigual) y denos-
tecnología opere (confluyendo en un mismo tada: cuidar a algún otro. Por ello también es
destino). La motivación aquí no es radical a la un eje vertebrador el género como elemento
hora de proponer un posible modelo identita- todavía diferenciador de posibilidades de vi-
rio que reivindique la posibilidad de ser para da. De hecho, se advierte que en un mundo
todos con la tecnología, en la tecnología y a cada vez más mediado y producido por la tec-
pesar de la tecnología; es radical en su volun- nología, donde los logros de igualdad debie-
tad de proponer una «deriva» identitaria ran comenzar a asentarse y las confluencias
abierta y capaz de atravesar, reaccionar y de los espacios de producción y consumo ori-
participar activamente en los imaginarios que ginar escenarios de posibilidad creativa, si-
inspiran nuestras vidas, nuestros tiempos e guen operando enormes prejuicios e hipócri-
identidades; en la voluntad de llevar los de- tas estructuras de desigualdad.
bates y las ideas propuestas a distintos terri-
No cabe simplificar, pues las mujeres que te-
torios de lo social.
clean y crean no coinciden en una visión uni-
Como respuesta, no se trataría de sucumbir a forme y tranquilizadora de nuestra relación
una suerte de utopía difuminada. Esta apertu- con la tecnología. Sin embargo, la no coinci-
ra a la posibilidad es un territorio para despo- dencia plena no es —no quiere ser— trauma
jarse de ropas y miradas, para desnudarse paralizador de una voluntad colectiva social,
temporalmente de símbolos y repensarlos co- sino más bien baza de la pluralidad de visio-
lectivamente, piel con piel, para clausurar nes sobre transformaciones tecnológicas y so-
duelos y desaprender tantos vínculos sutiles ciales que nos incumben y nos obligan.
por tanto tiempo previstos y promovidos. Un
Desde esta mirada, el espacio problema al
territorio para deconstruir tanto artificio va-
que se apuntó deriva hacia los condicionantes
cío, de reiterativo consumismo solícito simbó-

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108 Zafra, Remedios

de diversa índole y con foco común en la tec- Braidotti, Rosi (1994/2000). Sujetos nómades. Bar-
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prácticas cotidianas de configuración y de Butler, Judith (2004/2006). Deshacer el género.
gestión de nuestros tiempos y vidas, tanto en Barcelona: Paidós.
lo que incumbe a la voluntad (poder/querer
Dauman, Anatole (Productor) y Wenders, Wim
ser) como a la mirada (poder/querer ver).
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Deshojar estos condicionantes, advirtiendo si Berlin (Película). Alemania y Francia: Cinematec
las tecnologías contribuyen y en qué medida a Nacional.
perpetuarlos o a transgredirlos nos reclama
infiltrar la diferencia allí donde deseamos un Foucault, Michel (1976/1984). Historia de la sexu-
alidad (Vol. I). Madrid: Siglo XXI.
cambio. Pues para la libertad en el empleo de
nuestros tiempos no se trata, no solamente, Guigou, Nicolás (2001). El ojo, la mirada: Repre-
de poseer instrumentos modernos de cons- sentación e imagen en las trazas de la An-
trucción de vida cotidiana sino también de tropología Visual. Diverso Revista de An-
poder pensar y construir colectivamente di- tropología Social, 4, 123-134.
chos instrumentos, crear las condiciones para Haraway, Donna (1991/1995). Ciencia, Ciborgs y
esa construcción colectiva. mujeres. La reinvención de la naturaleza. Ma-
drid: Cátedra.
(Este artículo se presenta como versión resu-
mida y modificada de algunos de los aparta- Hawthorne, Susan y Klein, Renate (1999). Cyber-
dos trabajados en el capítulo «Teclear» de mi feminism. Melbourne: Spinifex Press.
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Sollfrank, Cornelia (1997/2003) La verdad sobre el
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VNS Matrix (1991/2003) Manifiesto Ciberfeminista
Espacio deliberadamente en blanco
para el siglo XXI. Habitar en (punto) net. Recu-
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diferente. Estudios online sobre arte y mujer. os sobre cine moderno y ciberespacio. Madrid:
Recuperado de: Debate.
http://www.estudiosonline.net/texts/diferente.
html

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Arte, Feminismo y Tecnología 109

REMEDIOS ZAFRA
Escritora y directora de X0y1 plataforma para la investigación y la práctica artística sobre identidad y
cultura de redes y autora, entre otros, de los libros (h)adas. Mujeres que crean, programan, prosu-
men, teclean, Un cuarto propio conectado, Historia de una mujer sin nombre, Lo mejor (no) es que te
vayas y Netianas. N(h)acer mujer en Internet (www.remedioszafra.net).

DIRECCIÓN DE CONTACTO
rzafra@us.es

FORMATO DE CITACIÓN
Zafra, Remedios (2014). Arte, Feminismo y Tecnología. Reflexiones sobre formas creativas y formas de
domesticación. Quaderns de Psicologia, 16(1), 97-109.
http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1212

HISTORIA EDITORIAL
Recibido: 02/04/2014
1ª Revisión: 16/04/2014
Aceptado: 05/05/2014

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