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Elogios para ¡Rebeliones Alimentarias!

En este libro muy oportuno, dos de los críticos más prominentes del sistema mundial
de alimentación, Eric Holt-Giménez y Raj Patel, analizan detalladamente las causas
del hambre y de la crisis del precio de los alimentos. Las ubican en el contexto de la
política económica de la industria capitalista, de la producción dominada por las
corporaciones y dirigida por la ambición de ganancias de unos pocos en lugar de la
búsqueda del bienestar de las mayorías. La imagen que surge es la de una política
económica de producción que está fracasando en términos de alimentar a la
población mundial y que está contribuyendo a expandir las inequidades que
provocan el hambre.

Walden Bello, presidente de Freedom from Debt Coalition y profesor de sociología


en la Universidad de las Filipinas.

Los sistemas agrícolas de pequeña escala distribuidos a lo largo de África son muy
valiosos social y ecológicamente. Como lo demuestra ¡Rebeliones Alimentarias!
Sembrando árboles autóctonos y usando métodos agrícolas ancestrales se mejora
la conservación del ambiente y se preserva la biodiversidad local. En tiempos de
crisis económica, la agricultura sustentable y el empoderamiento económico que
puede generar serán elementos clave para la superviviencia de muchas familias de
África encabezadas por mujeres.

Wangari Maathai, Premio Nóbel de la Paz y escritora de El reto para África


(Heinemann, 2009).

El siglo XX fue el siglo de las revoluciones tecnológicas. Este siglo es el de la


revolución del conocimiento, Eric Holt-Giménez y Raj Patel son parte de su
vanguardia. Finalmente aparece un libro que confronta los problemas reales:
¿Cómo cambiamos nuestro sistema alimentario para evitar un desastre ambiental?
¿Cómo recuperamos el sistema de producción y distribución de los alimentos de la
tiranía de los mercados inescrupulosos y sin restricciones? La lectura de este libro
es vital para todas y todos aquellos interesados en el derecho a la alimentación.

Olivier De Schutter, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la


Alimentación.

El hambre es un escándalo mundial. ¡Podría llamarlo una estructura global de


pecado! Reivindicando que resolverán la crisis del hambre con las soluciones de la
era industrial, las corporaciones mundiales en realidad sólo estructuran el mundo
para que haya más hambre, pobreza y miseria. ¡Rebeliones alimentarias! brinda un
análisis claro, documentado y mordaz que desafía a los poderes existentes. Provee
soluciones apropiadas a nuestra era ecológica y a una nueva era de democracia
alimentaria y soberanía alimentaria. Refleja la visión de las personas más afectadas
por la crisis alimentaria. Respaldo este libro fuertemente y espero que sea leído
ampliamente. Considera aún más importante que este libro reciba apoyo de las
naciones del mundo que sufren del hambre y la pobreza. El libro brinda testimonios
de las personas que sufren el hambre y la pobreza directamente, quienes tienen el
derecho a ser escuchadas.

Miguel d'Escoto Brockmann, Presidente de la Asamblea General de las Naciones


Unidas número 63.

¡¡Rebeliones alimentarias! es toda una hazaña! No describe únicamente el asalto


político, económico, cultural y ambiental de las corporaciones contra el derecho
humano a la alimentación, sino que también documenta las múltiples formas en las
que la población rural y urbana activamente crean sistemas alimentarios alternativos
para defender su tierra, su agua, sus semillas y sus formas de ganarse la vida.
Estos movimientos sociales y este libro inspirador no pudieron haber llegado en un
mejor momento. Ante las múltiples crisis globales, las tantas tendencias locales e
internacionales que están trabajando por la soberanía alimentaria nos brindan la
esperanza que necesitamos para construir un futuro justo y sostenible.

Paul Nicholson, Representante de Ehne, Sindicato Campesino Vasco y de Vía


Campesina.

¡Rebeliones Alimentarias! habla con precisión sobre el verdadero significado, las


causas y las dinámicas de lo que comúnmente se llama la “crisis alimentaria
mundial.” Muestra lo viciado y disfuncional que es el sistema alimentario mundial y
cómo la concentración del poder de mercado en las manos de unas pocas
corporaciones transnacionales se traduce en poder sobre la tierra, el agua, los
alimentos e incluso de la vida misma. En la primera parte, los autores describen
claramente la historia del hambre y la pobreza, la política de dominación Norte-Sur,
y las desigualdades de género y de clase. Nos empujan a enfrentarnos a las
preguntas: ¿Quién pasa hambre y por qué? Pero no todo es oscuridad y tragedia.
En la segunda parte, los autores nos inspiran con ejemplos de resistencia creativa y
constructiva por parte de los productores de alimentos y de trabajadores que
trabajan en contra del sistema alimentario capitalista y proponen estrategias para
transformarlo—estrategias que son prácticas y que están al alcance de cualquier
persona interesada en la justicia social y política. Si ¡Rebeliones Alimentarias! no
convierte a sus lectores en activistas del derecho a la alimentación, no sé qué lo
hará. Este libro es verdaderamente extraordinario.

Shalmali Guttal, socia de Focus on the Global South (Enfoque en el Sur Global),
Bangkok, Tailandia.

Los poderosos y potentes defensores del libre comercio defienden los intereses de
las corporaciones multinacionales cuando tratan de asfixiar las políticas económicas
que otorgan poder a las y los campesinos, a las familias campesinas y a las y los
trabajadores agrícolas para que produzcan alimentos sanos y protejan a la Madre
Tierra. En lugar de continuar en el mismo camino que ha llevado a la catástrofe
económica, ambiental y social actual, el libro ¡Rebeliones Alimentarias! nos insta a
rebelarnos, a unir nuestras voces y a hacer de la agricultura sostenible la base de
nuestro esfuerzo conjunto para recuperarnos.
George Naylor, ex presidente de la Coalición Nacional de Familias Campesinas de
EEUU.

El título es sugestivo REBELIONES ALIMENTARIAS y el contenido interesante


pues, aborda las causas del hambre como problema global de la humanidad, que a
veces ha sido tratado haciéndolo visible y otras veces intencionalmente
invisibilizado. El texto permite compartir elementos de una visión común desde
distintas regiones del mundo. Aprecio y valoro enormemente desde la experiencia
comunitaria del Pueblo Maya, la creatividad de la experiencia colectiva en la
agricultura sustentable del Proyecto Tigray, Etiopía, los huertos organopónicos de la
agricultura sustentable urbana de Cuba, el sistema de intensificación de arroz
desarrollado en Madagascar entre otros ejemplos, que nos llevan a abordar con
mayor seriedad y esperanza los temas de soberanía alimentaria, agricultura
orgánica, los proyectos agroecológicos sustentables y la necesidad de un cambio en
el sistema alimentario, a partir del respeto a quienes trabajan la tierra y el uso más
adecuado de los recursos que nos ofrece la Madre Naturaleza. Comparto y me
sumo a los esfuerzos y al propósito de cambiar radicalmente el sistema de
producción industrial de comida, porque para superar la crisis del hambre debemos
favorecer la agricultura comunitaria, tradicional, ancestral de los pueblos indígenas y
de las comunidades campesinas, convencido de que ellos son capaces de producir
su propia comida, abastecer el mercado y preservar la tierra.

Pablo Ceto, dirigente Maya Ixil de Guatemala, director de la Organización


Fundamaya, militante de la URNG.

¡Rebeliones Alimentarias! demuestra lo necesario que es proteger y fortalecer el


conocimiento, las prácticas y las tierras de los agricultores sostenibles. Al contrario
de lo que algunos creen, los sistemas alimentarios sostenibles ayudan más a los
pobres—especialmente a los pobres del mundo rural—que sufren más por los
efectos sociales y ecológicos dañinos de la agricultura industrial. Sin los subsidios
perversos que reciben las agroindustrias, lo que es bueno para los agricultores
también es bueno para los consumidores y los ciudadanos. Holt-Giménez y Patel
contribuyen a la necesidad urgente y a la posibilidad de transformar los sistemas
alimentarios en base a experimentos prácticos e informes de expertos. Las
soluciones a la crisis mundial de alimentos pueden reconstruir sistemas alimentarios
fuertes en todo el mundo.

Harriet Friedmann, profesora de sociología en la Universidad de Toronto.


¡Rebeliones Alimentarias!

La Crisis y el Hambre
por la Justicia

Eric Holt-Giménez y Raj Patel


con Annie Shattuck

Prólogo por Walden Bello

FOODFIRST
B O O K S
Libro de Food First
Contenido

Prólogo de Walden Bello X

1 Introducción a la Crisis Alimentaria Mundial 1

Primera parte – La Verdadera Historia


detrás de la Crisis Alimentaria Mundial 4

2 El Hambre, las Cosechas y las Ganancias: Los Récords


Trágicos de la Crisis Alimentaria Mundial 5

3 Las Causas Originarias: Cómo el Complejo Agroindustrial


se Devoró a los Países del Sur 23

4 La Sobreproducción del Hambre: La Ley Agrícola y


de Alimentos del 2008 del Tío Sam 57

5 Agrocombustibles: Una Mala Idea en el Peor Momento Posible 65

6 Resumiendo la Crisis 79

Segunda parte – ¿Qué podemos hacer al respecto? 81

7 Superar la Crisis: Transformando el Sistema Alimentario 82

8 África y el Fin del Hambre 126

9 El Reto de la Soberanía Alimentaria en los Países del Norte 156

10 Epílogo 178

Apéndice 1: Declaración de la Sociedad Civil sobre


la Crisis Alimentaria Mundial 184

Apéndice 2: Declaración Final: Foro “Tierra, Territorio y Dignidad”


Porto Alegre, marzo 6-9 de 2006 192

Apéndice 3: ROPPA—Plataforma Pan-Africana de Agricultores 198

Apéndice 4: Declaración de las Organizaciones


Africanas—Diversidad Planetaria,12-16 de mayo, 2008 200

Apéndice 5: África: Conferencia # 25 de la FAO en África—


Declaración de las Mujeres Africanas 202
CONTENIDO VII

Apéndice 6: Reunión de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria:


Madrid, 26 y 27 de enero 2009 206

Apéndice 7: EUA llama a la acción 209

Apéndice 8: Declaraciones a Favor de Alimentos y


Agricultura Saludables 211

Agradecimientos 213

Acrónimos 214

Glosario 220

Bibliografía Comentada 225

Referencias 231

Sobre los autores 246

Cuadros

Cuadro 1 El Hambre a través del Tiempo 16

Cuadro 2 Las Políticas Públicas versus la Práctica:


los CAFOs del Banco Mundial 17

Cuadro 3 Especulación 101: Jugando con la Comida del Mundo 19

Cuadro 4 Los Monopolios Controlando Nuestros


Sistemas Alimentarios 21

Cuadro 5 La Revolución Verde en México 41

Cuadro 6 El Factor Población en África Subsahariana 43

Cuadro 7 Mientras Siembras… Sigue el Suicidio de Campesinos y


la Violencia Estructural en las Plantaciones de la Revolución Verde 44

Cuadro 8 Haití: Escaparate del Libre mercado 48

Cuadro 9 El Aumento Repentino en las Importaciones en Ghana 50

Cuadro 10 Filipinas: la Muerte del Arroz 51

Cuadro 11 El Paquete de Doha de Ginebra: Retroceso del Tercer Mundo 53

Cuadro 12 TLCAN: sus Efectos en la Agricultura 55


CONTENIDO VIII

Cuadro 13 Los Riesgos de un Mercado no Regulado 62

Cuadro 14 EEUU: La Crisis Alimentaria Llega a Casa 63

Cuadro 15 Los Objetivos de los Estándares de Combustibles


Renovables (RFS): El Mercado Obligatorio Dirige el Boom
de los Agrocombustibles 75

Cuadro 16 Sí, No Tenemos Tortillas… 77

Cuadro 17 Biotecnología: Acumulando el Poder de Mercado


de los Agrocombustibles 78

Cuadro 18 Las Políticas de la Ayuda Alimentaria 106

Cuadro 19 ¡Apropiaciones de Tierra! 109

Cuadro 20 El Derecho a la Alimentación 111

Cuadro 21 Agroecología—Algunas Definiciones 113

Cuadro 22 El MST y la Agroecología 114

Cuadro 23 La Agricultura Ecológica 117

Cuadro 24 Campesino a Campesino: el Movimiento


Latinoamericano por una Agricultura Sostenible 120

Cuadro 25 Las Chinampas: Testamento a la Ciencia Indígena 123

Cuadro 26 De Regreso al Futuro: del Frijol Tapado al Abono Verde 124

Cuadro 27 ¿Un regreso a las Raíces?


¿O Fertilizando el Árbol de las Ganancias? 140

Cuadro 28 “Como software vivo”: La Estrategia de AGRA


para el Desarrollo Agrícola 143

Cuadro 29 La Revolución Genética de Gates 146

Cuadro 30 Abriendo África a la Industria Biotecnológica 148

Cuadro 31 La Agricultura Orgánica en África 150

Cuadro 32 El Proyecto Tigray 152

Cuadro 33 La Transformación de la Agricultura Urbana en Cuba 154


CONTENIDO IX

Cuadro 34 Racismo Estructural en el Sistema Alimentario de EEUU 164

Cuadro 35 La Siguiente Generación del Movimiento


por la Justicia Alimentaria 167

Cuadro 36 Soluciones a la Crisis Alimentaria: Agricultura Urbana 170

Cuadro 37 Consejos sobre Políticas Alimentarias 173

Cuadro 38 Luchando por Alimentos Justos: La Coalición


de Trabajadores de Immokalee 176
Prólogo
Por Walden Bello

El mundo está sumergido en una profunda recesión–de hecho, está sumergido en lo


que muchos empiezan a llamar una depresión. En los países del Norte, la crisis
inicialmente se presentó como un colapso financiero que después desplomó a la
economía real. Sin embargo, la crisis financiera en el Norte estuvo precedida por la
crisis de los precios de alimentos que afectó a los países del Sur desde el principio
del 2006.
Entre el 2006 y el 2008, la escasez de alimentos se convirtió en una realidad
internacional, pues los precios de los alimentos subieron tanto que mucha gente no
los podía adquirir. Las agencias internacionales no estaban preparadas y el
Programa Mundial de Alimentos advirtió que sus reservas de comida no serían
suficientes para lidiar con la emergencia.
Gracias al aumento en los precios del arroz, el trigo, y los aceites vegetales, las
cuentas de alimentos importados de los países en vías de desarrollo (PVDs)
subieron 37% en el 2008–de $17.9 millones en el 2007 a $24.6 millones en el 2008–
después de haber subido un 30% en el 2006. Para el final del 2008, la ONU reportó
que, “la canasta anual de importaciones de alimentos de los PVDs cuesta tres veces
más que en el 2000, no por un aumento en el volumen de comida importada, sino
por el aumento en el precio de los alimentos”. Estos aumentos tumultuosos
añadieron a 75 millones de personas a las filas de los hambrientos y empujaron a
aproximadamente 125 millones de personas de PVDs a la pobreza extrema.
Para algunos países, la crisis alimentaria fue la gota que derramó el vaso. Unos
30 países vivieron reacciones populares violentas en contra del aumento en el
precio de los alimentos en 2007 y 2008. Entre estos países están: Bangladesh,
Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Egipto, Guinea, India, Indonesia,
Mauritania, México, Marruecos, Mozambique, Senegal, Somalia, Uzbekistán, y
Yemen. A través de los distintos continentes, miles de personas manifestaron en
contra del aumento descontrolado del precio de alimentos básicos, los cuales sus
países tenían que importar porque no había suficiente producción doméstica.
Decenas de personas murieron en estas protestas de cólera popular.
Los eventos más dramáticos ocurrieron en Haití. Siendo un país en donde el
80% de la población subsiste con menos de dos dólares diarios, la duplicación del
precio del arroz en los primeros cuatro meses del 2008 provocó “un hambre tan
torturante que se sentía como si un blanqueador o un ácido de batería se estuviera
comiendo los estómagos [de la gente]”, según un testimonio. Las protestas
generalizadas terminaron cuando el Senado despidió al Primer Ministro. Por su
intensidad, las protestas de Haití hicieron que los observadores recordaran las
protestas en contra del Fondo Monetario Internacional (FMI) que ocurrieron en
Venezuela casi dos décadas antes-el llamado Caracazo-, las cuales reconfiguraron
el contorno de la política de ese país.
Este libro es muy oportuno, dos de los críticos más prominentes del sistema
alimentario mundial, Eric Holt-Giménez y Raj Patel, diseccionan las causas del
hambre y de la crisis de los precios de los alimentos, ubicándolas en el contexto de
una economía política de producción capitalista industrial dominada por
corporaciones y motivada por la búsqueda de ganancias para unos pocos en vez del
bienestar de la mayoría. Aquí, la avaricia ha jugado un papel tan destructivo como
en el sector financiero.
PRÓLOGO XI

Holt-Giménez y Patel explican el papel de –entre otros factores– la Revolución


Verde, la agricultura orientada a la exportación, el ajuste estructural, las semillas
genéticamente modificadas, la especulación y la producción de bio-combustibles. El
panorama que emerge es el de una política económica de producción mundial que
está fallando seriamente en términos de alimentar al mundo y que está
contribuyendo a la difusión de las desigualdades que llevan al hambre. No es, sin
embargo, simplemente una crítica de la agricultura capitalista industrial. Extrayendo
elementos de las experiencias de pequeños productores, comunidades campesinas,
naciones campesinas y cooperativas, Holt-Giménez y Patel demuestran que
mientras el viejo sistema fracasa, existen modos de producción agrícola alternativos
que ofrecen la posibilidad de producir suficiente comida para la gente con equidad y
sostenibilidad ecológica. Presentan a las masivas organizaciones que están
luchando por maneras más efectivas de organizar la producción y la distribución de
la comida, como la Vía Campesina, el Movimiento de los Sin Tierra (MST) brasileño,
y la agricultura urbana de pequeña escala en el Norte. Una lección importante que
están aprendiendo–y que el libro resalta–es la imposibilidad de separar la
organización económica de la tecnología, la equidad, la sostenibilidad y la
democracia.
Holt-Giménez y Patel nos recuerdan que la meta de la organización de la
producción de alimentos no es solamente posibilitar que la gente exista, sino que
viva y disfrute del florecimiento de su espíritu; que coma para que pueda vivir de la
manera más plena posible. Aquí es donde la organización capitalista de la
producción de alimentos ha fracasado tan miserablemente; ha condenado a cientos
de millones de personas a la mera subsistencia y a millones de otras a no tener lo
suficiente para subsistir. Por esto, la población alrededor del mundo se está
organizando activamente en muchas formas para cambiar este modelo capitalista.

Walden Bello recibió el Premio Right Livelihood (Derecho a la Vida) en 2003, es


presidente de la Freedom from Debt Coalition (Coalición Libertad de Debate),
analista en el Instituto de Investigación Focus on the Global South (Enfocado en el
Sur Global) en Bangkok y profesor de sociología en la Universidad de las Filipinas.
1
Introducción a la crisis alimentaria mundial

¿Un “maremoto silencioso”?


Describir la crisis alimentaria como "un maremoto silencioso" como lo hace el
Programa Mundial de Alimentos sugiere un desastre natural que se levanta sobre
una población inconsciente e impotente ante una destrucción masiva. Considerando
que la mitad de la población mundial está en riesgo de hambruna, la crisis actual es
indudablemente masiva y destructiva. Sin embargo, sus causas no son "naturales",
las razones por las que tantas personas tienen un acceso muy limitado a la comida
no es natural. Décadas de políticas agrícolas viciadas, de comercio injusto y de
desarrollo insostenible han hecho del sistema mundial de alimentos un sistema que
sufre de un malestar crónico, en el cual las crisis son cada vez más severas.
Aunque el hambre aparece en oleadas, no todo el mundo se "ahogará" en la
hambruna. De hecho, las crisis alimentarias están enriqueciendo a un grupo de
inversionistas y corporaciones multinacionales, aún mientras destrozan a los más
pobres y ponen al resto del planeta en una situación de riesgo tanto económica
como ambientalmente. El surgimiento de protestas alimentarias no sólo en países
empobrecidos como Haití, sino en países ricos en recursos como Brasil—e incluso
en países industrializados como naciones de Europa y Estados Unidos, refleja que
la gente no solamente tiene hambre, sino que también se está rebelando contra el
injusto sistema global alimentario.
La crisis no es silenciosa y si estamos conscientes de sus causas reales, no
seremos impotentes.
El Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y el Departamento de
Agricultura de EUA se esmeran en evitar hablar sobre las raíces de la crisis
alimentaria. Aceptan el paradigma dominante del sistema alimentario industrial y
proponen "soluciones" basadas en las mismas iniciativas que inicialmente crearon el
problema: incrementar la ayuda alimentaria, liberalizar el comercio internacional
agrícola e introducir más paquetes tecnológicos y transgénicos. Estas medidas no
cuestionan el status quo de control corporativo del sistema alimentario mundial.
Hasta ahora ha habido poco liderazgo efectivo frente a la crisis. Tampoco ha habido
un debate público informado en torno a las razones reales por las cuales hay un
cantidad creciente de personas con hambre, ni tampoco se ha hablado de qué
podemos hacer al respecto. El futuro de nuestros sistemas alimentarios se están
decidiendo de facto por mercados mundiales no regulados, por especuladores
financieros y por monopolios globales.
Durante décadas, muchas familias agrícolas, mujeres y comunidades
campesinas alrededor del mundo han resistido la destrucción de sus semillas
nativas. Además, han trabajado duro para diversificar sus cultivos, proteger sus
tierras, conservar sus fuentes de agua y sus bosques, y para crear huertos locales,
mercados, negocios y sistemas alimentarios comunitarios. Ha habido muchas
alternativas sustentables altamente productivas y equitativas, muy diferentes a las
prácticas industriales actuales de los monopolios corporativos que controlan los
alimentos. Literalmente, son millones de personas las que actualmente—en tiempos
INTRODUCCION 2

de necesidad—trabajan para avanzar estas alternativas. Lo que falta es la voluntad


política por parte de los gobiernos, la industria y el sistema financiero para apoyar
estas iniciativas.
En 1996 Vía Campesina, una organización internacional de campesinos,
pastores y pescadores, hizo un llamado mundial para la soberanía alimentaria. La
soberanía alimentaria es el derecho de todas las personas a una alimentación
saludable, culturalmente apropiada y producida sustentablemente, además del
derecho de las comunidades de decidir sobre sus propios sistemas agrícolas y
alimentarios. Este llamado amplificó las voces de los movimientos sociales que
están luchando por una reforma agraria, controlar sus recursos locales, establecer
mercados justos, construir sistemas alimentarios comunitarios y por una agricultura
sostenible.
En Europa, algunos movimientos de pequeños productores, de productores
orgánicos y de miembros de movimientos contra organismos genéticamente
modificados (OGMs), contra hipermercados y a favor del comercio justo, han estado
luchando contra la dominación de los monocultivos y los monopolios, produciendo
alimentos con métodos agroecológicos a nivel local y vendiéndolos a través del
comercio justo. En Estados Unidos, muchas familias de granjeros, estudiantes,
activistas, con muchos profesionales y empresarios socialmente conscientes, han
estado abogando por que la gente tenga acceso a alimentos sanos y frescos, así
como sueldos más altos para poder adquirirlos. Mucha gente se está organizando
para crear sistemas alimentarios productivos y equitativos; desde las personas que
forma parte del movimiento por la justicia alimentaria en comunidades pobres del
Norte industrial, hasta aquellos que practican las alternativas tradicionales
agroecológicas que existen en Latinoamérica, Asia y África sub-Sahariana. Estos
movimientos combinan sus luchas por la supervivencia con el activismo en defensa
de la soberanía alimentaria y las prácticas agroecológicas.
La gama de actividades de estos movimientos va desde la participación
comprometida de las y los ciudadanos en consejos de política alimentaria a nivel
local y en instituciones internacionales, hasta la resistencia constructiva de las
personas que practican la agricultura comunitaria, de los territorios libres de OGMs,
y de las invasiones de tierra. La convergencia de una serie de alianzas a veces
sorprendentes entre campesinos, empresas, organizaciones comunitarias, centros
locales de salud, trabajadores del sector de alimentos, trabajadores agrícolas,
agroecologistas, ambientalistas, defensores de los derechos humanos y
movimientos indígenas está gradualmente construyendo prácticas sustentables y
equitativas, así como la voluntad política para democratizar nuestros sistemas
alimentarios.
Están en una carrera contra el tiempo. La agricultura—especialmente la
industrial con gran cantidad de insumos químicos y petróleo—emite entre 13 y 18%
de los gases que contribuyen al efecto invernadero (Steinfeld et al. 2006; FAO
2008ª) y usa entre 60 y 70% del agua dulce del planeta (FAO 2008b; Pacific Institute
2008). Como sector, la agricultura tanto induce como sufre más que otros sectores
por los siniestros relacionados al clima. Una sexta parte de la población mundial
está desesperadamente hambrienta, mientras que otra sexta parte sufre de
obesidad (Patel 2007). La comida mala y barata (altamente procesada y llena de
sal, azúcar, grasa y jarabe de maíz de alta fructosa) se ha convertido en una plaga
contra la salud pública que afecta a la gente pobre y la clase media. El aumento de
la obesidad, la hipertensión, la diabetes tipo dos y de otras enfermedades
relacionadas a la dieta—particularmente en sectores de bajo ingreso—representan
INTRODUCCION 3

el 12% del aumento del gasto en el sector de salud en Estados Unidos (Thorpe et al.
2004). Este patrón también está apareciendo en Europa y en las economías
emergentes del Sur.
Después de aplicar durante décadas políticas diseñadas para reemplazar a los
agricultores pequeños y medianos con agroindustrias, su fuga del mundo rural es
masiva. En Estados Unidos, hay más gente en la cárcel que trabajando la tierra.
Además, varios centros grandes de detención con fines de lucro encarcelan a miles
de inmigrantes indocumentados—muchos de los cuales dejaron comunidades
agrícolas económicamente devastadas de México y Centroamérica en busca de
trabajo. Como resultado de la reciente inflación en los precios de los alimentos,
muchos países productores prohibieron la exportación de granos básicos. Esta
reacción no sorprende ante un mercado global poco fiable, pero es desastrosa para
los países importadores, pues han perdido la capacidad de producir su propia
comida. El sistema industrial de alimentos se ha convertido en la perdición de los
pobres y en la fuente de riqueza de las corporaciones multinacionales. Este sistema
agroindustrial produce una riqueza de más de $6 trillones al año, trágicamente, al
mismo tiempo, también es uno de los principales generadores de la pobreza y de la
destrucción ambiental en el mundo.
La crisis financiera mundial que siguió a la crisis alimentaria, es como su
hermana gemela, pero ésta no es silenciosa. Ambas son hijas de la expansión no
regulada del capital internacional. La crisis financiera profundiza la crisis alimentaria
al restringir el crédito para la producción y al consolidar aún más el poder en las
manos de aquellas pocas corporaciones, que son suficientemente influyentes como
para obtener pagos económicos por sus inversiones desastrosas, pagos hechos con
dinero público producto de impuestos. Las dos crisis, hermanas gemelas, están
reestructurando nuestros sistemas alimentario y financiero. Además, están
provocando la firma de una serie de acuerdos entre gobiernos y entes financieros,
aún mientras los campesinos y los consumidores sufren por la volatilidad del
mercado y la falta de crédito.
Este libro es un recurso analítico para todos aquellos interesados en entender la
crisis alimentaria. También es un manual informativo para quienes desean hacer
algo al respecto. En la primera parte, hacemos un análisis sucinto y claro tanto de
las causas próximas como de las causas originarias de la crisis alimentaria.
Presentamos ejemplos específicos de cómo la gente de los países del Sur y las
comunidades pobres de los países del Norte industrial perdieron el control de sus
sistemas alimentarios y cómo este proceso produjo la vulnerabilidad sistémica que
subyace a la crisis actual. En la segunda parte, analizamos y criticamos las
soluciones propuestas por las principales instituciones financieras, de cooperación y
de desarrollo. Además analizamos las suposiciones no examinadas y revelamos las
agendas encubiertas que están detrás de las iniciativas que proponen las
instituciones mundiales. Seguimos con ejemplos de la “lucha por espacios y
lugares” entre estos proyectos y los varios esfuerzos de base que proponen una
producción y distribución alimentaria equitativa, agroecológica y controlada a nivel
local. La conclusión de ¡Rebeliones Alimentarias! detalla pasos, políticas y acciones
concretas para resolver la crisis alimentaria y para poner al sistema alimentario
mundial en el camino hacia la soberanía alimentaria.
PRIMERA PARTE

LA VERDADERA HISTORIA
DETRÁS DE LA CRISIS
ALIMENTARIA MUNDIAL
2
El hambre, las cosechas y las ganancias: Los récords trágicos de la
crisis alimentaria mundial
En el año 2008 vimos los niveles de hambre más altos de la historia mundial
en la población pobre, al mismo tiempo que vimos una cantidad de cosechas
y ganancias récord para las corporaciones agroalimentarias más grandes. La
contradicción de que haya cada vez más hambre en un contexto de riqueza y
abundancia desató una serie de protestas alimentarias alrededor del mundo.
Las protestas se dispararon por el incremento dramático en el precio de los
alimentos. Según un reporte del Banco Mundial de junio del 2008, el precio
de los alimentos subió 83% en tres años. Por su parte, la Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, siglas en
inglés) aseguró que el índice para los precios de alimentos mundial subió
45% en nueve meses (Wiggins and Levy 2008). Un índice similar que
maneja The Economist's llegó a su punto más alto desde su creación como
índice de precio de alimentación (USDA 2008a). En marzo del 2008, el precio
promedio del trigo a nivel mundial estaba 130% más arriba que el año
anterior; el de la soya 87%, el del arroz 74%, y el del maíz 31% (BBC 2008).
El Departamento de Agricultura de EUA (USDA, siglas en inglés) pronostica
que por lo menos 90% del alza en el precio de los granos persistirá durante la
próxima década (USDA 2008a).
Los más afectados por el alza en el precio de los alimentos fueron y son
los pobres, especialmente las mujeres, quienes gastan entre 70 y 80% de su
ingreso en comida. Por lo tanto, no sorprende que gente de México,
Marruecos, Mauritania, Senegal, Indonesia, Burkina Faso, Camerún, Yemen,
Egipto, Haití y además de otros 20 países, hayan salido a las calles a
protestar. Durante las protestas, mataron a muchas personas y cientos de
ellas fueron heridas o detenidas. En Haití, el país más pobre del hemisferio
occidental, los precios de la comida subieron entre 50 y 100%, lo que llevó a
los más pobres a comer galletas hechas de lodo y aceite vegetal. Los
manifestantes forzaron al Primer Ministro haitiano a retirarse de su cargo.
Las protestas callejeras continuaron en Haití, al mismo tiempo que una serie
de huracanes devastaron la isla y dificultaron aún más el acceso a los
alimentos.
El Banco Mundial advirtió que sin inyecciones masivas e inmediatas de
ayuda alimentaria, 100 millones de personas de los países del Sur se
incorporarían al rango de los hambrientos (World Bank 2008a). Las protestas
que surgieron no fueron meras protestas de masas hambrientas
enloquecidas. Más bien, fueron manifestaciones organizadas en contra de los
altos precios de los alimentos en países que antes tenían excedentes de
comida, y en donde el gobierno y la industria no responden a las necesidades
y demandas de la población. Dolorosamente proféticas, las protestas
señalaron el comienzo de la crisis financiera y la recesión económica que
vive hoy la economía mundial.
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 6

La crisis alimentaria pareció explotar de un día para otro, lo cual reforzaba


el miedo a la sobrepoblación mundial. Sin embargo, según la FAO, hubo
cosechas récord de granos en el 2007 y por lo tanto más que suficiente
comida para todo el mundo–por lo menos 1.5 veces más que la demanda. De
hecho, en los últimos 20 años, la producción de alimentos mundial ha crecido
más de 2% anualmente, mientras que la población mundial está creciendo
1.14% al año (Hansen-Kuhn 2007; Rossi and Lambrou 2008). O sea, la
población mundial no está por encima de la oferta de alimentos. Lo que pasa
es que más del 90% de la gente que pasa hambre es demasiado pobre y no
puede comprar la comida que existe. Jossette Sheeran, el director del
Programa Mundial de Alimentos, dijo: “Estamos viendo más gente con
hambre que antes. Hay comida en los estantes pero la gente no tiene con
qué pagar” (Lean 2008a).
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 7

Los comentarios de Sheeran fueron muy significativos. No sólo confirman que


el hambre surge de la pobreza y no de la escasez de alimentos, sino que
también nos recuerdan que el hambre no es algo nuevo. A pesar de que
muchos reiteran que la Revolución Verde logró aumentar la productividad, y a
pesar de que haya habido tantas campañas de desarrollo en los últimos 50
años–una de las últimas las Metas del Milenio–el número de gente
desesperadamente hambrienta ha subido de 700 millones en 1986, a 800
millones en 1998, hasta 982 millones a mil millones actualmente (Lappé 1998
et al.; Lappé et al. 1986; Matthews 2008).
Antes que la prensa hablara de una crisis alimentaria, ya había 852
millones de personas con hambre (De Schutter 2008). Casi 600 millones de
estas personas eran mujeres o niñas (UNIFEM 2005). Incluso en EUA, el
país más rico del mundo, había 35 millones de personas sin seguridad
alimentaria en el 2006. Irónicamente, la mayoría de la gente de EUA que
pasa hambre vive en regiones agrícolas y trabaja en la “industria alimentaria”
con sueldos bajísimos. Otros viven en los “desiertos alimentarios” urbanos
donde tienen que viajar largas distancias para poder comprar alimentos
frescos.
Esta realidad se consideraba un problema grave; sin embargo, los
gobiernos, las instituciones internacionales y los medios masivos de
comunicación no se referían a ella como una “crisis alimentaria mundial”. No
lo hacían porque los precios de alimentos habían venido bajando durante 30
años gracias a la sobreproducción de los países productores de granos del
Norte. Muchos suponían que cuando llegaran los beneficios prometidos de la
liberalización del comercio internacional, los pobres podrían comprar la
comida que no tenían.
No fue sino hasta el desplazamiento dramático de las cultivos de
alimentos por los agrocombustibles en el 2006 que la FAO comenzó a
advertir sobre la inminente escasez de alimentos. En el inverno del 2007, en
vez de escasez, explotó la inflación de precios de alimentos a nivel
internacional, a pesar de que en este año hubo cosechas récord. En
consecuencia, el número de personas con hambre subió dramáticamente a
982 millones en sólo un año (USDA 2008a). Las protestas que rápidamente
surgieron a lo largo del planeta no ocurrieron en lugares en donde la guerra o
el desalojamiento hayan provocado escasez de los alimentos (ej. Darfur),
sino que ocurrieron en lugares en donde la comida era demasiado cara para
los pobres.
El hecho que terminara la tendencia de precios decrecientes en los
alimentos, como ocurrió durante 30 años, prontamente se llamó la "crisis
alimentaria mundial".
Las causas inmediatas de la inflación de precios en los alimentos se
identificaron fácilmente. Éstas incluyen: las sequías en países productores
de granos en 2005-2006, menos de 54 días en reservas de granos a nivel
mundial, los altos precios del petróleo, el desvío de 5% de la producción de
cereales mundial a la producción de agro-combustibles y del 70% para
alimentar ganado, y la especulación financiera mientras subían los precios de
los alimentos. Aunque los mercados de futuros de granos (granos que se
compran antes de ser producidos) y los precios del petróleo han bajado
recientemente y se proyecta que el sector agrícola va a crecer en el 2009, los
precios de los alimentos continuarán altos. La mayoría de los expertos creen
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 8

que los precios no van a regresar a los valores que tenían antes del 2007. ¿Y
qué tal si bajaran? Aún así, casi mil millones de personas no tendrían
seguridad alimentaria. La recesión económica mundial disminuirá el ingreso
real de millones de personas, si no es que de miles de millones, lo que
probablemente hará irrelevante la baja en el precio del petróleo y de los
granos. La falta de regulación de la oferta de productos y de los mercados,
así como la falta de crédito, continuarán provocando una volatilidad crónica
en los precios de los alimentos. Los mercados caracterizados por “booms”
(prosperidad repentina) y quiebras no hacen nada para estabilizar la
producción de alimentos ni para asegurar la soberanía alimentaria. Si
solamente nos enfocamos en los precios de los alimentos y del petróleo,
estamos muy lejos de resolver la crisis alimentaria.
¿Por qué? Porque las sequías, las reservas raquíticas, los agro-
combustibles, los precios del petróleo y la especulación son tan sólo las
causas próximas de la crisis alimentaria. Estas por sí solas no explican por
qué, en un mundo en donde abundan los alimentos, en el 2010 tres mil
millones de personas no tendrán seguridad alimentaria. La crisis alimentaria
tiene un rostro especialmente femenino: siete de cada diez de las personas
con hambre son mujeres y niñas. De hecho, dos de cada tres mujeres en el
mundo podrían estar en riesgo de sufrir hambre. Para entender cómo
llegamos a esta situación tenemos que abordar las raíces de la crisis
alimentaria. En este libro explicaremos tanto las causas próximas como las
causas originarias de la crisis.

Las causas próximas de la crisis alimentaria: ¿Qué provocó la inflación


de los precios de alimentos?
El alza en el precio de los alimentos se debe a una combinación de cinco
factores: el precio alto del petróleo, la expansión de los agrocombustibles, el
consumo de carne alimentado a los animales con granos, cosechas fallidas
debido al mal clima y la especulación en los precios de los alimentos—
después de que empezaron a subir.

El precio volátil del petróleo

El precio del petróleo, el cual fluctúa entre $60 y $140 el barril, presiona el
precio de los alimentos de manera intermitente pero tendiendo al alza.
Cuando el precio del petróleo está alto, suben los costos de producción y de
distribución de comida, lo cual sube el precio de los alimentos. Cuando el
precio del petróleo está bajo, en vez de que baje el precio de los alimentos,
los ahorros se convierten en ganancias para los comerciantes de granos y los
minoristas. El resultado es que los precios de los alimentos tienden a
mantenerse estables, no a bajar. La comida industrial moderna requiere
muchas más calorías de combustible fósil (derivado del petróleo) para ser
producida que las calorías que la gente consume. Esta energía se necesita
no solamente para transportar los alimentos largas distancias (en promedio,
entre 1,200 y 1,800 millas), sino que también para manufacturar fertilizantes
químicos, pesticidas y maquinaria. El índice de precios para fertilizantes
nitrogenados del USDA era 118 en el 2000, pero llegó a 204 en el 2006
(Wiggins and Levy 2008). EL USDA pronostica que en la próxima década
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 9

costará 15% más producir una tonelada de cereales (USDA 2008b). Los
costos de producción continuarán subiendo.

Mayor consumo de carne

Los medios de comunicación de los países del Norte han acusado a China e
India de subir el precio de los cereales gracias a un mayor consumo—por
parte de las clases medias de esos países—de carne de animales
alimentados con granos. Según esta perspectiva, el progreso económico de
los países en vías de desarrollo ejerce presión en la oferta mundial de
alimentos. La verdad es que tanto China como India son prácticamente
autosuficientes en cuanto a los granos y la carne que consumen. Algunos
analistas insisten que ninguno de los dos países se convertirá en un gran
importador de granos o de carne (Thompson 2007). (De hecho, aunque es
menos significante en cantidades absolutas, el consumo de granos per cápita
en EUA está creciendo dos veces más rápido que el de India.) 1
El impacto de las dietas de carne en el sistema alimentario mundial tiene
que ver tanto con cómo se produce la carne como quién se beneficia
económicamente de su producción. Es cierto que el consumo de carne y de
productos lácteos subió un promedio de 5% anualmente en China y otros
países asiáticos en las últimas dos décadas – cinco veces más rápido que en
los países desarrollados. La llamada “transición nutricional” ha significado
que un número mayor de personas en los países en vías de desarrollo
aspiran tener las dietas no sostenibles de EUA y Europa Occidental, en
donde la gente come tres veces más carne que la gente de países en vías de
desarrollo. 2
Sin embargo, la producción de carne en los países del Sur ha crecido
igualmente rápido. Los países en desarrollo hoy producen más de la mitad de
la carne a nivel mundial. El incremento en el consumo de carne se debe
particularmente a la expansión de instalaciones industriales para el engorde
de ganado, las cuales producen 40% de toda la carne con un costo social y
ambiental enorme (Delgado et al. 1999; Nierenberg 2004). Según Henning
Steinfeld, el oficial superior de la División de Producción y Sanidad Animal de
la FAO, el crecimiento explosivo de instalaciones para el engorde de ganado
se debe a que las políticas públicas, los subsidios y las economías de escala
favorecen la producción de ganado a gran escala (Steinfeld et al. 2006).

Inversiones alimentarias a nivel mundial


Las industrias de producción de carne están creciendo en China gracias a la
expansión de las operaciones de las corporaciones estadounidenses Tyson y
Smithfield en Asia. China ya representa 9% de las ventas internacionales de
Tyson (Tyson Foods Inc. 2008). Larry Pope, el presidente y director ejecutivo
de Smithfield dijo: “En China está creciendo el consumo de cerdo y se
consume más cerdo que en todo el resto del mundo junto. COFCO (la filial
china de Smithfield) nos ha presentado muchas oportunidades en China y
esperamos poder seguir trabajando juntos” (Smithfield Foods 2008). El Banco
Mundial está financiando la expansión de instalaciones para el engorde de
ganado en China a través de su brazo para el sector privado, la Corporación
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 10

Internacional de Finanzas (IFC, siglas en inglés). Estas instalaciones no sólo


contaminan el aire y el agua, sino que también han desplazado a miles de
sistemas agrícolas integrados y mixtos. Además, concentran el control de la
oferta de carne en muy pocas manos corporativas.
Las instalaciones para el engorde de ganado están agotando la oferta de
granos mundial. Se necesitan entre siete y ocho kilos de granos para producir
un kilo de carne. Mientras más recursos se destinan a la producción carne,
hay menos tierra, agua y recursos para producir los granos, tubérculos y
legumbres que mantienen viva a más de la mitad de la población mundial. En
consecuencia, no es que el mayor consumo de carne en China e India esté
presionando al sistema alimentario, sino que el modelo industrial de
producción de carne de los países del Norte se ha expandido al Sur en las
últimas dos décadas. Irónicamente, la expansión de instalaciones para el
engorde de ganado es propiciada por los mismos países e instituciones–
como EUA y el Banco Mundial–que ahora acusan a China e India de comer
demasiada carne.

Clima desfavorable

El mal clima ha ocasionado malas cosechas en varios lugares, por ejemplo,


los múltiples huracanes en Burma, Cuba y Haití. El clima extremo ha sido
responsable de malas cosechas, sobre todo en el sureste de Asia y Australia.
En promedio, ocurren 500 desastres climáticos cada año; en los 1980s sólo
ocurrían 120. La cantidad de inundaciones es ahora seis veces mayor que en
los 80s (Oxfam 2007). Estos cambios tienen que ver tanto con la creciente
vulnerabilidad del medio ambiente y de las poblaciones humanas, como con
los peligros climáticos. Los desastres son provocados tanto por la pobreza
como por el clima (Blaikie et al. 1994; O'Keefe 1976).
Los modelos de clima actuales pronostican que las peores pérdidas
agrícolas ocasionadas por el cambio climático ocurrirán en las latitudes más
bajas y en las zonas tropicales (IPCC 2007). Los pequeños agricultores de
los países en desarrollo probablemente sufrirán mucho más que sus
contrapartes en los países del Norte (Cline 2007). De hecho, algunos
científicos creen que ciertos escenarios de cambio climático podrían
beneficiar a los agricultores del Norte. Este efecto desproporcionado empeora
enormemente la crisis alimentaria. Si la temperatura mundial sube entre 2° y
5°C el agua se volverá mucho más escasa y crecerán los desiertos en
latitudes medias (IPCC 2007). La combinación de eventos climáticos
extremos podrían tener impactos “potencialmente severos” en la agricultura
de los países del Sur (Cline 2007).
Irónicamente, los pequeños agricultores de los países del Sur son los que
están haciendo más por refrescar el planeta. La agricultura emite 13.5% de
los gases que causan el efecto invernadero (IPCC 2007) –especialmente los
fertilizantes sintéticos y las grandes instalaciones para el engorde de ganado.
La emisión de gases que causan el efecto invernadero como el metano, el
óxido nitroso y la pérdida de carbón de los suelos, son todos producto de las
operaciones agrícolas industriales. En sistemas orgánicos y de pequeña
escala, el carbón se almacena en la tierra a razón de cuatro toneladas por
hectárea, aproximadamente. La agricultura orgánica y sustentable que
construye sistemas alimentarios locales tiene el potencial de mitigar hasta
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 11

una tercera parte de la emisión de gases que causan el efecto invernadero y


de ahorrar una sexta parte del uso de la energía utilizada a nivel mundial (Ho
et al. 2007).

Agro-combustibles

El boom (auge) de agrocombustibles provocó un frenesí de inversiones de


capital financiero en agrocombustibles, lo que subió el precio de los granos y
de la comida. Esto atrajo aún más especulación en los alimentos. El uso de
tierra arable para la producción de agrocombustibles se entiende cada vez
más como algo negativo en términos del cambio climático, del uso del agua y
del uso de energía (Fargione et al. 2008). El Banco Mundial considera que la
producción de agrocombustibles ha contribuido de manera significante al alza
en el precio de los alimentos (World Bank 2008a). Los agrocombustibles
también han sido criticados por sus efectos discriminatorios contra las
mujeres, quienes sufren las consecuencias de la crisis alimentaria de manera
desproporcionada (Rossi and Lambrou 2008). Mientras que la Unión
Europea parece estar revirtiendo su antigua política en torno a los
agrocombustibles, EUA continúa apoyando su expansión enérgica. Al
establecer metas obligatorias, aranceles y ofrecer crédito a las compañías
petroleras para mezclar etanol con gasolina, EUA le ofrece a la industria de
agrocombustibles un mercado garantizado para su expansión global. Sin
embargo, como veremos, el impacto a largo plazo de los agrocombustibles
en el sistema alimentario va más allá de la inflación en el precio de los
alimentos y del debate de “alimentos versus combustibles”. Su impacto
también concierne la transformación de los sistemas de alimentación y de
combustibles así como su centralización debajo de un mismo techo industrial
corporativo. Mientras que el boom de agro-combustibles es una causa
inmediata de la crisis alimentaria, la industria energética en sí es una de las
causas estructurales del hambre. Abordaremos el tema de los agro-
combustibles de nuevo más adelante en el libro.

Especulación

Al mismo tiempo que la sequía, los agrocombustibles y los precios del


petróleo aumentaban el precio de los alimentos, los especuladores se
lanzaron al mercado de materias primas, ansiosos por aprovechar el aumento
de precios. Después de la crisis de hipotecas, los inversionistas empezaron a
invertir en mercados de futuros de materias primas—de arroz, trigo, maíz y
soya, pues percibían a estos mercados como seguros. Esta tendencia subió
los precios de la comida aún más, lo que a su vez atrajo más inversiones al
mercado de futuros—con poca o ninguna regulación de los gobiernos. La
desregulación de la banca introducida en los 1980s y 1990s permitió que los
bancos invirtieran en otras áreas de la economía, como en materias primas.
Los comerciantes de materias primas también empezaron a invertir en
mercados financieros. Las compañías agrícolas tradicionales, como Cargill y
ADM, desarrollaron ramas de inversión bancaria, mientras que las compañías
financieras de servicios tradicionales como Goldman Sachs, se convirtieron
en importadoras de materia prima. Todos estos cruces dificultaron el control
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 12

sobre la especulación de alimentos y no permitieron prevenir que, una crisis


en algún sector de la economía (como la quiebra de hipotecas) afecte a los
demás sectores. A pesar de que alzas en los precios y la especulación
financiera con alimentos hayan ocurrido en el pasado, la “cantidad…de dinero
que fluye en los mercados actuales no tiene precedentes en la historia de la
humanidad” (Collins 2008).
La participación total de aquellos que invierten en materias primas en
intercambios regulados en EUA, subió 25 veces en los últimos dos trimestres
del 2008 –de $13 mil millones en 2003 a $317 mil millones. En el mismo
período de tiempo, el precio de las materias primas se triplicó (Masters and
White 2008). Para abril del 2008, los inversionistas eran dueños de
aproximadamente 35% de todos los contratos a futuro regulados de maíz en
EUA, 42% de todos los contratos de soya y 64% de todos los de trigo. En el
2001, tenían una cantidad mínima de los contratos en sus manos. Estas
especulaciones son inmensas: solamente las de trigo suman dos veces el
consumo anual de trigo en EUA (Collins 2008). Los especuladores se han
convertido en la fuerza dominante en los mercados de futuros de materias
primas, aunque la compra y la venta no tengan nada que ver con la oferta y la
demanda de cada materia prima.

Detrás de las causas próximas: sistemas alimentarios en crisis


Las causas próximas de la crisis alimentaria son tan sólo las razones
inmediatas por las cuales han surgido tantas protestas alimentarias alrededor
del mundo. Los altos precios de los alimentos son un problema grave porque
casi 3 mil millones de personas–la mitad de la población mundial–son pobres
o casi pobres. La mitad de estas personas–1.4 mil millones–ganan menos de
$2 al día (de estas, las “extremadamente pobres” ganan menos de $1 al día).
Mucha de la gente clasificada oficialmente como pobre practica la agricultura
de subsistencia. Estas personas tienen un acceso limitado a la tierra y al
agua, y por lo tanto no están en condiciones de competir en el mercado
internacional. Algo debe ser profundamente disfuncional si la mayoría de las
y los agricultores del mundo pasan hambre. En este sentido, los altos precios
de los alimentos no constituyen una crisis por sí mismos. Los altos precios
combinados con tanta pobreza son los síntomas de un sistema alimentario
mundial en crisis.
Las causas originarias de la crisis alimentaria se encuentran en un
sistema alimentario mundial viciado que ha hecho que los países del Sur y
los pobres en general sean especialmente vulnerables ante las crisis
económicas y ambientales. Esta vulnerabilidad viene de los riesgos, las
consecuencias y las desigualdades inherentes en los sistemas alimentarios
dominados por el complejo agroindustrial globalizado y altamente
centralizado. Este complejo se ha venido construyendo durante medio siglo,
mayoritariamente con fondos públicos para subsidios a granos, con
cooperación internacional y a través de la investigación agrícola internacional
hecha con fondos públicos. El complejo está compuesto por corporaciones
multinacionales de granos, semillas, químicos y fertilizantes, y por
procesadores globales y cadenas de supermercados. Estas compañías
dominan los mercados locales y poco a poco se están adueñando de los
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 13

recursos necesarios para la producción de alimentos: tierra, agua, genes,


mano de obra, insumos e inversiones.
Aunque muchos activistas aseguran que el sistema alimentario mundial
está “quebrado”, para las compañías transnacionales el sistema funciona
perfectamente bien. Actualmente, dos compañías–Archer Daniels Midland y
Cargill–controlan tres cuartas partes del comercio internacional de granos
(Vorley 2003). El gigante de químicos Monsanto controla 41% de la
producción de semillas. La monopolización de los alimentos le otorga a estas
compañías un poder económico sin antecedentes. Este poder se traduce en
ganancias monetarias—aún durante la crisis. En el último trimestre del 2007,
justo cuando la crisis alimentaria mundial estaba estallando, las ganancias de
Archer Daniels Midland’s subieron 42%, las de Monsanto 45%, y las de
Cargill 86%. Las ganancias de Mosaic Fertilizer, un subsidiario de Cargill,
subieron un 1,200% (Lean 2008b). Incluso el sector de ganado de EUA–
supuestamente afectado por el alza en el precio de los granos–incrementó
sus ganancias en el primer y segundo trimestre del 2008 un 429% con
respecto al año anterior.
La tendencia hacia el control monopólico de nuestros sistemas
alimentarios es particularmente visible en EUA, en donde unas pocas
corporaciones transnacionales del complejo agro-industrial intermedian la
relación entre tres millones de operadores de granjas y 300 millones de
consumidores, quedándose con la mayoría de las ganancias. En los últimos
60 años, las compañías que compran, venden y procesan productos
agrícolas, así como las cadenas que distribuyen y venden los alimentos, han
disminuido las ganancias de los agricultores. En los 1950s, los agricultores
estadounidenses recibían entre 40 y 50% de las ganancias de sus productos;
hoy reciben alrededor del 20% (National Farmers Union 2008 Unión Nacional
de Agricultores; University of Georgia College of Agriculture and
Environmental Sciences 2008). Además, tienen que pagar por insumos y
mano de obra. La disminución de sus ganancias ha sido acompañada por la
desaparición de muchos granjeros. En 1935 había siete millones de granjas
en EUA; hoy hay menos de dos millones. Sin embargo, la cantidad de tierra
agrícola utilizada–alrededor de mil millones de acres–ha cambiado poco. Por
lo tanto, el control de la tierra se ha concentrado en las manos de pocas
personas. Durante los últimos 70 años, el tamaño promedio de una granja se
duplicó. La cantidad de subsidios directos para la agricultura suman miles de
millones de dólares al año. Hasta el USDA reconoce que los subsidios
directos han concentrado aún más la propiedad de tierra agrícola (Roberts
and Key 2008), porque quien más tiene más recibe.
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 14

Las ganancias y la concentración del poder comercial en los países del Norte
industrial reflejan la dependencia a las importaciones, el déficit alimentario y
la pérdida de control de los sistemas alimentarios en los países del Sur. 3
Hace cincuenta años, los países en vías de desarrollo tenían excedentes
agrícolas anuales de US $1 mil millones. Actualmente, después de décadas
de desarrollo y de la expansión internacional del complejo agroindustrial, el
déficit alimentario de los países del Sur llegó a $11 mil millones al año (FAO
2004). El gasto en importaciones de cereales de los Países de Bajos
Ingresos y con Déficit de Alimentos llegó a más de $38 mil millones en
2007/2008 (De Schutter 2008). La FAO calcula que llegará a $50 mil millones
en el 2030.
La intensificación de la dependencia alimentaria y del hambre en los
países del Sur no son consecuencias de la sobrepoblación, de una
conspiración, ni de la “mano invisible” del mercado. Como veremos, son el
resultado de la destrucción sistemática de los sistemas alimentarios del Sur a
través de una serie de proyectos de desarrollo económico impuestos por
instituciones del Norte.
1
La FAO estima que mientras el consumo de cereales en India subirá 2.17% este año a
197.3 millones de toneladas, en EUA el consumo de cereales aumentará cinco veces más
(11.8%), de 277.6 millones de toneladas a 310.4 millones de toneladas, provocando un
récord mundial de casi 15% (Financial Express 2008). Con respecto al ganado alimentado
con granos, China usa el 17% de sus granos para alimentar animales, mientras que EUA
usa un 70% de sus granos para la alimentación de animales (Delgado et al. 1999).
2
El consumo de carne per capita en India y China en 1993 era de 4 y 33 Kg./año
respectivamente. En EUA era 118 Kg./año—comparado con 76 Kg./año en el mundo
desarrollado y 11 Kg./año en el mundo en vías de desarrollo. El índice de consumo de
carne, sin embargo, era mayor en los países del Sur, pues se duplicó en diez años,
mientras que en el Norte creció menos. La producción de carne per capita se duplicó en
China, aumentó 25% en India y aumentó más de 30% en el mundo en desarrollo en
conjunto. El aumento de la producción de carne en el mundo en desarrollo fue sólo de
1.1%. El ganado alimentado con granos aumentó 4% al año en los países en desarrollo y
solo 0.7% en los países desarrollados (Delgado et al. 1999).
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 15

3
Según la FAO, “se prevé que el costo mundial de alimentos importados en el 2008 será
$1,035 mil millones—26% más que el punto más alto del 2007. Esta cifra todavía es
provisional porque los pronósticos de la FAO dependen de los cambios en los precios
internacionales y los precios de transporte, aún inciertos. Los países más vulnerables
serán los más afectados por los precios de importación de alimentos, los gastos totales de
los países menos desarrollados y de bajos ingresos dependientes de alimentos aumentará
entre 37 y 40% del 2007, después de haber subido 30 y 37% respectivamente en el 2007.
El aumento sostenido en los gastos de alimentos importados para ambos grupos de países
vulnerables es preocupante porque para el final del 2008, su canasta anual de alimentos
importados podría costar cuatro veces más que en el 2000. Este es un fuerte contraste al
patrón prevaleciente en los países desarrollados, donde los gastos anuales de
importaciones han aumentado bastante menos” (FAO 2008d).
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 16

Cuadro 1

El Hambre a través del Tiempo

1974—500 millones de gente con hambre en los países en desarrollo.


La Conferencia Mundial de Alimentos promete erradicar en 10 años el hambre en
los niños.

1996—830 millones de personas con hambre. La Cumbre Mundial de


Alimentos promete reducir a la mitad la cantidad de personas con hambre
para el año 2015.

12% de la población de EEUU pasa hambre. Un proyecto de ley incrementa la


cantidad de programas de nutrición (Cupones para Alimentos, Mujeres
y Niños necesitados) y los bancos de alimentos aumentan la cantidad
de donaciones de excedentes gubernamentales con la ayuda de
alimentos producidos localmente y con comida donada por varias
industrias.

2000 La Cumbre del Milenio—Los líderes del mundo prometen reducir la


pobreza extrema y el hambre a la mitad para el 2015.

2002—850 millones de personas con hambre. La Cumbre Mundial de


Alimentos admite un raquítico progreso hacia los Objetivos de Desarrollo del
Milenio

2008—¿1,000 millones de personas con hambre? La Conferencia Mundial de


Seguridad Alimentaria de la FAO anuncia que en lugar de reducir la cantidad
de hambrientos a 400 millones, el hambre ha aumentado. El Banco Mundial
aumenta sus proyecciones de pobreza extrema, de 1,000 millones a 1,400
millones. Más de tres mil millones de personas viven con menos de US$2 al
día. (Estos cálculos se hicieron antes de la crisis financiera que ha reducido
los ingresos de la gente y producido una recesión mundial.)

12% de la población de EEUU todavía tiene hambre. A pesar de que se


gastan $60 mil millones anualmente en programas gubernamentales de
alimentación y que han surgido más de 70,000 bancos de alimentos y
programas de alimentación de emergencia por todo el país, uno de cada seis
niños en EUA pasa a la categoría de hambriento cada mes y 35 millones de
personas no consumen el requisito mínimo de calorías/día.
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 17

Cuadro 2

Las Políticas Públicas versus la Práctica: los CAFOs del Banco Mundial
Varias publicaciones del Banco Mundial señalan los dañinos efectos que las
operaciones para el engorde de ganado en espacios reducidos (CAFOs, siglas en
inglés) provocan en los animales, las personas y el ambiente. Hasta la Corporación
Internacional de Finanzas (IFC), la institución de préstamos del sector privado del
Banco Mundial, publicó una nota afirmando que “el bienestar de los animales es
importante para los humanos (y para los animales) por razones de seguridad
alimentaria y nutrición. Un mejor manejo y cuidado del ganado podría… resolver
deficiencias nutricionales y la escasez de alimentos, así como asegurar la seguridad
alimentaria” (IFC 2006). Además, un libro escrito para el Banco Mundial llamado Las
Implicaciones de la Cría de Ganado en la Pobreza Rural, el Ambiente y la Seguridad
Alimentaria Mundial, ofrece una perspectiva crítica de la producción industrial actual
de ganado vacuno, porcino y aviar. Según el documento, “se necesitará de un gran
cambio para que la comunidad ganadera internacional haga de la gente el aspecto
principal de la cría de ganado. Hay que considerar más las múltiples funciones del
ganado y convertir a gente pobre que no tiene ganado en posibles beneficiarios de
la cría de ganado, en vez de sólo enfocarse en aumentar la producción de leche y
carne para consumidores urbanos” (de Haan 1999).
Sin embargo, los proyectos de ganado financiados por el Banco Mundial y por
otros bancos (e.g., el Banco Asiático de Desarrollo ADB y el Banco Interamericano
de Desarrollo BID) contradicen totalmente las políticas antes recomendadas.
Muchos casos, pasados y presentes, demuestran que las corporaciones
transnacionales violan flagrantemente sus propias y declaradas prácticas
mejoradas. Camerún, China, Croacia, México, Rusia, Turquía y Uruguay tienen
proyectos del Banco Mundial para desarrollar CAFOs. Una de las violaciones es el
caso en el que a China se le dio un préstamo de $93.45 millones en 1999 para
financiar el “Proyecto de Cría de Ganado para Pequeños Propietarios” durante seis
años. Según el Banco Mundial, “el proyecto ha acelerado la industrialización de la
producción de ganado y ha integrado eficazmente las unidades dispersas de cría
(cebaderos y casas en las que se engorda/cría ganado) con el mercado y la cadena
industrial a gran escala…ha sido creada” (World Bank 2006). El proyecto
efectivamente superó su meta de construir 130 instalaciones para el engorde de
ganado al construir 144. Otros ejemplos similares con carne de res, cerdo y pollo
incluyen:
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 18

Nombre del $
Donante País Año Producto
proyecto* millones
Banco Forraje,
Proyecto de Forraje China 1996 150
Mundial cerdo, pollo

Mironovsky Khleboprodukt
IFC, BM Ucrania 2003 110 pollo
CJSC I y II
Procesadora Nacional de
Alimentos C.A. - IFC, BM Ecuador 2004, 2008 50 pollo
PRONACA I y II
Support New Livestock
IADB Uruguay 2005 15.8 carne de res
Products in Uruguay

Wadi Holdings I y II IFC, BM Egipto 2005,2007 40 pollo

carne res,
Proyecto Agrokor I y II IFC, BM Croacia 2006,2008 112
pollo

Bertin Ltd. IFC, BM Brasil 2006 90 carne res

Proyecto Integrado Weishi


de Cebaderos y ABD China 2006 64.3 Carne res
Procesamiento de Carne

*Todos los proyectos se pueden encontrar en las páginas de Internet del Banco
Mundial, IFC, IDB, y ADB. Estos casos representan sólo una parte de los proyectos
que violan las políticas recomendadas y reconocidas por el Banco Mundial para
evitar efectos negativos en la producción industrial de ganado. Es enorme la
distancia entre lo que el Banco Mundial dice y los proyectos que financia.

de Haan, Cornelius. 1999. Livestock Development: Implications for Rural Poverty,


the Environment, and Global Food Security. Washington DC: The World Bank.
IFC. 2006. Animal Welfare in Livestock Operations. In Good Practice Note 6. World
Bank Group.
World Bank. 2006. Implementation completion report on a loan in the amount of
U.S.$ 93.5 million to the People's Republic of China for a smallholder cattle
development project. En Report 35962. World Bank.
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 19

Cuadro 3

Especulación 101: Jugando con la Comida del Mundo


Los mercados de futuros de materias primas han existido en EUA desde 1865. Los
mercados de futuros son acuerdos legales estandarizados para hacer transacciones
de algún producto físico en algún momento futuro. Los contratos a futuro de
materias primas han ofrecido a los productores y a los consumidores un mecanismo
para compensar el riesgo de que algún activo cambie de precio, conocido como de
riesgo (“hedging” en inglés). Un agricultor que logra vender contratos de futuros para
su siguiente cosecha asegura un precio para su producto. La cobertura permite que
aquellos que sí están vendiendo bienes materiales tengan alguna protección frente
a las fluctuaciones de precios y les permite planear sus negocios de manera más
efectiva (Masters y White 2008).
A diferencia de los riesgos-cobertores (“hedgers” en inglés), los especuladores le
apuestan a la probabilidad de que el precio de una materia prima suba o baje para
ganar dinero del cambio de precios. Normalmente, invierten en los mercados de
deudas, bienes raíces y de valores. Sin embargo, después de que las crisis de
tecnología y vivienda reventaron en EUA, los inversionistas pusieron su dinero en
mercados de futuros de materias primas. Mientras que un especulador tradicional
busca cambios en precios a corto plazo de los que se pueda beneficiar, otro tipo de
especulador llamado un inversor índice (“index investor” en inglés) busca
inversiones a largo plazo atesorando contratos de futuros de mercancías por largos
períodos de tiempo y apostándole al constante alza del precio de las mismas.
Llega un momento cuando los inversores índices tienen que “cambiar” su
posición en el mercado de futuros de materias primas para evitar que se entreguen
las mercancías físicas (en realidad ellos no quieren el producto—sólo quieren
obtener el cambio de valor). “Cambiar” (“rolling” en inglés) significa que un operador
compra un contrato a futuro distante al mismo tiempo que vende los que están a
punto de expirar. “Al estar cambiando periódicamente los contratos de futuros de
materias primas, los fondos le permiten a los inversionistas ganar retornos
equivalentes al cambio en precio de una sola materia prima, o un ‘índice’ de varias
materias primas” (Collins 2008). La inundación del mercado de futuros de materias
primas por los inversores índice ha desequilibrado a los cobertores y a los
especuladores, conduciendo a precios más altos y a una mayor volatilidad de
precios.
“Cuando los cobertores dominan el mercado de futuros de materias primas, los
precios reflejan la oferta y demanda adecuada que los consumidores y productores
físicos están viviendo en sus negocios” (Masters y White 2008, 12). Pero en un
mercado dominado por especuladores, las operaciones no están necesariamente
reguladas por consideraciones tradicionales de oferta y demanda. Hay que recordar
que los especuladores no están interesados en el comercio físico, sino en ganar
dinero. Cuando todos los especuladores índice cambian sus posiciones de manera
conjunta, impactan los mercados de manera significativa al crear una “demanda
artificial”. Mientras el dinero fluye en mercados de futuros de materias primas, el
precio de mercado sube. Cuando se trata del impacto en los precios de mercado, es
irrelevante quién o por qué se inicia una orden de compra. Dado que casi todas las
operaciones son anónimas, una orden de un cobertor tiene el mismo impacto en los
precios que la de un inversor índice “Actualmente, el precio de las mercancías ha
subido de manera dramática a pesar de que no hay escasez…” Son los precios, no
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 20

la oferta, lo que ha ocasionado las protestas alimentarias alrededor del mundo


(Masters y White 2008, 15).

Collins, B. 2008. Hot commodities, stuffed markets, and empty bellies. Dollars &
Sense 9:70.
Masters, M. W., y A.K. White. 2008. Accidental Hunt Brothers Special Report.
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 21

Cuadro 4

Los Monopolios Controlando Nuestros Sistemas Alimentarios


En las últimas dos décadas, se ha concentrando cada vez más la industria de
alimentos en las manos de unas pocas corporaciones. Ningún área ni sector ha
estado inmune a esta tendencia. Los economistas miden la tasa de concentración
de una industria considerando: el tamaño total de un mercado determinado y
dividiéndolo entre la participación en el mercado de las cuatro empresas más
grandes en ese mercado—medida comúnmente conocida como CR4. En el sistema
alimentario mundial, cada eslabón en la cadena industrial de alimentos, desde
factores de producción hasta su venta al pormenor, están en las manos de unos
pocos actores:

• 83.5% de todo el empaque de carne en EUA está en las manos de cuatro


compañías (Tyson, Cargill, Swift & Co. y Nacional Beef Parking Co.)
(Hendrickson 2007).

• Cinco compañías (WalMart, Kroger, Albertson's, Safeway, y Ahold) controlan


48% de la venta al pormenor de comida en EUA (Hendrickson 2007).

• Smithfield, Tyson, Swift & Co. y Cargill empacan 66% de la carne de cerdo en
EUA (Hendrickson 2007).
• Tres compañías—ADM, Bunge y Cargill—controlan 71% del procesamiento
de semillas de soya (Hendrickson 2007).
• Tres compañías controlan casi el 90% del comercio internacional de granos
(ADM, Bunge y Cargill). i
• ADM, U.S. Biofuels, VeraSun Energy y Hawkeye Renewables producen 31%
de todo el etanol (Hendrickson 2007).
• Dos empresas, DuPont y Monstanto, controlan casi 60% del mercado de
semillas de maíz en EUA (Hendrickson 2007).
• Monsanto y DuPont controlan 65% del mercado de semillas de maíz y 44%
del mercado de soya (Action Aid International 2005).
• Una mirada rápida a esta lista nos dice quiénes son los titanes del complejo
agroindustrial: Bunge, ADM, Monsanto, DuPont, Cargill, Walmart y otros
pocos. No es coincidencia que las grandes empresas de la industria
alimentaria han tenido ganancias altísimas (De La Torre Ugarte 2008). Que
unas pocas corporaciones poderosas controlen el sistema alimentario global
es extremadamente peligroso. El dogma del libre mercado dice que la
competencia en el mercado nos lleva a la eficiencia generalizada y por lo
tanto a que, haya precios bajos para los consumidores. En realidad, lo que
los números nos indican es que la creciente concentración del mercado
alimentario, el monopolio, ha producido una volatilidad extrema. Como no
queremos que el sistema alimentario mundial termine como el sistema
financiero, estos monopolios se tienen que desmantelar.
EL HAMBRE, LAS COSECHAS Y LAS GANANCIAS 22

i Discurso del Dr. Bill Heffernan en la junta de AAI de investigadores de la agroindustria, Paris. Enero
15, 2005. Citado en O'Driscoll 2005.

Action Aid International. 2005. 'Power Hungry: Six reasons to regulate global food
corporations'; Johannesburgo. Enero 2005. p13;
www.actionaid.org.uk/_content/documents/power_hungry.pdf (consultado el 9 de
abril, 2009)
De La Torre Ugarte, Daniel G., y Sophia Murphy. 2008. The global food crisis:
Creating an opportunity for fairer and more sustainable food and agriculture
systems worldwide. In Eco-Fair Trade Dialogue. No. 11. Heinrich Boell Foundation
y MISEREOR. http://www.ecofair-
trade.org/pics/de/EcoFair_Trade_Paper_No11_Ugarte__Murphy_1.pdf (consultado
el 9 de abril, 2009)
Hendrickson, Mary y William Heffernan. 2007. Concentration of Agricultural Markets.
National Farmers' Union. www.nfu.org/wp-content/2007-heffernanreport.pdf
(consultado el 9 de abril, 2009)
O'Driscoll, Peter. 2005. Part of the Problem: Trade, Transnational Corporations and
Hunger. En Center Focus. Washington DC: Center of Concern.
3
Las causas originarias: Cómo el complejo agroindustrial
se devoró a los países del Sur
La destrucción de los sistemas alimentarios de los países del Sur ocurrió de
diversas formas a lo largo del tiempo, con cortes y arranques, a través de distintas
geografías y sectores sociales. Hubo momentos de abrumante productividad en
partes de Asia y América, mientras decaía en otras partes de los mismos
continentes (incluso dentro de las mismas regiones), seguido por largos periodos de
estancamiento. El desarrollo de las agroindustrias estuvo acompañado por el
empobrecimiento de muchas comunidades campesinas. El declive de la importancia
de materias primas de “postre” (plátanos, azúcar, cacao, café) estuvo acompañado
con un aumento en las exportaciones de productos no tradicionales (flores, verduras
de invierno). La expansión de la frontera agrícola significó la destrucción de
bosques, praderas y pantanos. La existencia de comida abundante y barata estuvo
acompañada de hambre, de enfermedades relacionadas a la alimentación y de una
epidemia de obesidad. En el proceso, las formas industriales de producción,
procesamiento y distribución fueron desplazando a los sistemas alimentarios
locales, nacionales y regionales.
El sistema alimentario mundial surgió al mismo tiempo que surgió el complejo
agroindustrial que lo controla y se beneficia de él. Su historia es complicada y a
veces violenta; entrelaza las vidas, las dietas, el ambiente y las economías de los
productores y los consumidores del Norte industrial con aquellos del Sur—
frecuentemente afectando negativamente a los dos. El sistema no fue producto del
azar ni de alguna progresión “natural” de hechos. Hay cuatro elementos de la
historia que nos ayudarán a comprender cómo surgió el sistema alimentario
mundial, cómo el complejo agroindustrial lo llegó a dominar y por qué ambos le
están fallando a la humanidad y al planeta:

Desarrollo y la Revolución Verde (1960-90)


La agricultura era un componente clave para el “desarrollo”—la extensión del
modelo económico industrial de los países del Norte a los “países menos
desarrollados” del Sur. A la modernización de la agricultura, basada en la
industrialización de los insumos agrícolas, le llamaron la “Revolución Verde”. 4 A
pesar de que muchos dicen que la Revolución Verde salvó al mundo del hambre,
ésta permitió que las compañías del Norte monopolizaran las semillas y los insumos
agrícolas. Además, significó la pérdida del 90% de la agro-biodiversidad de los
países del Sur, el cambio a una economía agrícola mundial basada en el petróleo, el
desplazamiento de millones de campesinos a laderas frágiles, la tala de los bosques
y al crecimiento de barrios urbanos pobres. Contrariamente a lo que muchos creen,
la Revolución Verde produjo la misma cantidad de hambrientos que los que salvó
del hambre (Lappé et al., 1986).
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 24

La sobreproducción y la asistencia alimentaria


Después de la Gran Depresión de los 1930s, EUA creó un sistema de apoyo para
los productores estadounidenses para controlar la oferta de productos agrícolas y
asegurarse de que sus costos de producción fueran más o menos proporcionales a
los precios que recibían por sus granos. Los excedentes se guardaban en reservas
para años de mala cosecha y que se mandaban a los aliados durante la Segunda
Guerra Mundial. Después de la guerra, EUA aumentó su producción agrícola,
llenando sus reservas y mandando excedentes a Europa durante la reconstrucción
del continente. La agricultura europea se recuperó porque los gobiernos les
compraban a buenos precios todos los granos a los productores, estimulando la
oferta. Con la expansión de nuevas tecnologías como fertilizantes, pesticidas y
mecanización, Europa y EUA comenzaron a producir continuamente más de lo que
podían consumir. En lugar de reducir su producción, los gobiernos del Norte
combinaron el uso de subsidios, tarifas, cuotas y medidas para el mantenimiento de
precios para asegurar la sobreproducción. ¿Por qué? Porque por un lado esto les
bajaba el precio de los granos a las agroindustrias y a los comerciantes de los
países del Norte. Por otro lado, estos excedentes baratos se podían utilizar como
asistencia alimentaria y además servían para “dumping”, el invadir otros mercados
con productos subsidiados cuyo precio es inferior al costo de producción. La
sobreproducción en el Norte se utilizó como demoledora para abrir mercados en el
Sur en beneficio de las agroindustrias y en detrimento de los campesinos del Sur
que no podían competir. En EUA, anualmente se disminuían las medidas de
estabilización de precios, la sobreproducción aumentó año tras año y cada vez más
productores se vieron forzados a dejar sus tierras.
Dado que el sistema está diseñado para garantizar la sobreproducción, los más
beneficiados por el apoyo estatal a la agricultura son las grandes corporaciones,
quienes se benefician con los granos baratos. Aunque el concepto de apoyo público
para el sistema alimentario es vital, la manera en la que los subsidios y las medidas
para mantener ciertos precios se han usado en EUA y en Europa simplemente
exacerban la sobreproducción, desplazan a los agricultores de la tierra, llevan al
dumping y a la concentración del control del sistema alimentario en manos de unas
pocas corporaciones.

Programas de ajuste estructural


Los programas de ajuste estructural impuestos por el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional en los 1980s-90s eliminaron las garantías de precios,
cerraron muchos centros de investigación en los países del Sur, eliminaron
aranceles y desmantelaron los consejos nacionales de mercadotecnia. Al liberalizar
los mercados agrícolas, los programas de ajuste estructural (PAEs) permitieron que
los países del Sur se inundaran de granos subsidiados de EUA y de Europa
vendidos por corporaciones multinacionales a precios notablemente más bajos que
sus costos de producción. En vez de promover la autosuficiencia de los países en
vías de desarrollo a través de la producción agrícola local, este proceso ató la
seguridad alimentaria del Sur a los mercados globales dominados por las
agroindustrias multinacionales de los países ricos.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 25

Tratados Regionales de Libre Comercio y la Organización Mundial de


Comercio (OMC)

Las reglas de los tratados de libre comercio (TLCs) y de la Organización Mundial del
Comercio cementaron las políticas de los PAEs en tratados internacionales que
invalidaron las leyes laborales y ambientales nacionales, lo cual dificultó que cada
país pudiera proteger de manera legal sus sistemas alimentarios ante el dominio
extranjero. A pesar de que estas políticas se vendieron bajo la bandera del “libre
comercio”—según las reglas de la OMC— EUA y la Unión Europea sí pueden
subsidiar sus agroindustrias, mientras que a los demás países se les prohíbe.
Las historias entrecruzadas del desarrollo, de la Revolución Verde, de los
subsidios en el Norte, del ajuste estructural y de los tratados de libre comercio,
constituyen una saga agraria de proporciones mundiales y ayudan a explicar por
qué la pobreza y la sobreproducción—no la escasez y la sobrepoblación—son las
causas originarias del hambre en el planeta. La historia trágica de la crisis
alimentaria global comienza con la introducción del “desarrollo”: el proyecto del
Norte para la modernización de los países del Sur.

Desarrollo y la Revolución Verde


Durante la Guerra Fría (1950-90) los países occidentales argumentaban que podían
sacar a los países subdesarrollados de la pobreza si estos seguían el camino de
crecimiento económico que había seguido el mundo industrializado. Los decisores
en EUA y Europa Occidental estaban ansiosos por incorporar al “tercer mundo” al
bloque occidental y así alejarlo de China y la Unión Soviética. El problema del
subdesarrollo se presentaba como falta de tecnología, inversión y cultura
empresarial. El libro, Las etapas del crecimiento económico: Un Manifiesto no
comunista fue el recetario tecnócrata utilizado por los planificadores del desarrollo
(Rostow 1960). El Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional para la
Reconstrucción y el Desarrollo (Banco Mundial)—originalmente diseñados para
crear un ambiente comercial estable y para ayudar en la reconstrucción de Europa
Occidental—fueron reclutados para desarrollar el capitalismo occidental en el tercer
mundo (Preston 1996; Rapley 1996). Para estimular el crecimiento industrial, la
agricultura movilizaría dos excedentes importantes del campo a la ciudad: la mano
de obra barata y a la comida barata.
En ese tiempo, las políticas de desarrollo dirigidas por el Estado crearon un clima
financiero e institucional favorable para la Revolución Verde—el espacio para la
modernización agrícola (Jennings 1988). Pero también existía una realidad
macroeconómica que ayudó a que la Revolución Verde triunfara. A lo largo de los
1960s, la asistencia alimentaria para países en vías de desarrollo se estaba
volviendo más y más cara. En los 1970s la OPEP (Organización de Países
Exportadores de Petróleo) subió el precio del petróleo, ocasionando su escasez. La
respuesta de EUA fue intercambiar su trigo por petróleo con la Unión Soviética. Para
hacer esto, la asistencia alimentaria estadounidense que antes se mandaban a
distintos gobiernos para que no establecieran relaciones económicas con la Unión
Soviética, se envió a… ¡la Unión Soviética! El programa de comida-por-petróleo
entre EUA y la Unión Soviética significó que había menos comida disponible para la
asistencia alimentaria a otros países. Se necesitaba un programa de alimentos
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 26

nuevo para los países del Sur que ayudara a mantener al comunismo alejado. La
Revolución Verde era perfecta para la ocasión.
Desde los 1960s, la Revolución Verde fue dirigida por el científico Norman
Borlaug (quien recibió el Premio Nóbel de la Paz por su trabajo) e inicialmente
financiada por las Fundaciones Rockefeller y Ford. Fue apoyada por los gobiernos
occidentales a través de una campaña bien financiada que creó un sistema masivo
internacional de investigación y de extensión. Algunos científicos del Centro
Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en México y del Instituto
Internacional de Investigación del Arroz (IRRI, siglas en inglés) en las Filipinas
desarrollaron variedades híbridas de alto rendimiento de granos (HYV, siglas en
inglés). Estos híbridos después fueron adaptados a condiciones locales en centros
nacionales de investigación agrícola y fueron diseminados a través de programas
nacionales de extensión agrícola. Los bancos rurales ofrecieron crédito con
financiamiento gubernamental. Las cosechas de HYVs dependían de “paquetes” de
crédito, fertilizantes e irrigación adecuada. Además, favorecían el uso de maquinaria
agrícola moderna. En México, Asia e India, la Revolución Verde aumentó la
productividad agrícola en las grandes y medianas granjas mecanizadas que
contaban con acceso a la extensión agrícola, la irrigación y al crédito necesario para
comprar los paquetes tecnológicos.
El aumento en la productividad fue dramático. Entre 1970 y 1990—las dos
décadas principales de la expansión de la Revolución Verde—la comida disponible
por persona a nivel mundial subió 11%, mientras que el número estimado de gente
hambrienta bajó de 942 millones a 786 millones, una disminución de 16%. Sin
embargo, en América del Sur, en donde la oferta de alimentos per cápita subió casi
8%, la cantidad de gente con hambre subió 19%. En el Sur de Asia la comida per
cápita subió 9% para 1990, aunque entonces también había 9% más personas con
hambre. Si eliminamos a China de la ecuación—en donde el número de gente
hambrienta bajó de 406 millones a 189 millones—el número de gente con hambre
en el resto del mundo subió más de 11%—el 536 a 597 millones (Lappé et al. 1986).
Cuando la Revolución Verde se estancó en los 1990s, el aumento en la
productividad de los cereales se había reducido a la mitad y el número de gente con
hambre había subido a 800 millones (Banco Mundial 2003).
El problema principal era que la gente pobre no podía comprar la comida
producida y por lo tanto pasaba hambre, a pesar de que hubiera excedentes. Los
millones de campesinos forzados a dejar sus tierras para que se crearan empresas
productoras más grandes y eficientes, se sumaron a la fila de los hambrientos.
Los daños ambientales y sociales de la Revolución Verde fueron ampliamente
documentados. Estos incluyen: mayor desigualdad en ingresos rurales, la
concentración de la tierra y de los recursos (Frankel 1973; Hewitt de Alcántara 1976;
Rosegrant y Pingali 1994), el aumento en el número de plagas, la pérdida de agro—
biodiversidad, un número masivo de trabajadores agrícolas intoxicados, salinización,
acuíferos contaminados y agotados, y la erosión de suelos tropicales frágiles. (Altieri
2000; Gliessman 1998; Pearse 1980; Pimentel y Pimentel 1990; Shiva 1991; Singh
2000; The Ecologist 1996).
Inicialmente la Revolución Verde no logró incorporar a los campesinos pobres ni
a la mujer rural. Esto acentuó las desigualdades socioeconómicas y de género que
ya existían en el campo. El alto costo de sus insumos profundizó la división entre los
grandes agricultores y los de pequeña escala, porque los segundos no podían
comprar la tecnología. Además, las mujeres tenían menos acceso al crédito, a los
insumos y a los servicios de extensión que los hombres, por lo que las economías
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 27

de gran escala de la Revolución Verde estaban fuera del alcance de las mujeres
(IFPRI 2000).
Tanto en México como en India, varios estudios revelaron que los caros
“paquetes” de la Revolución Verde favorecieron a una minoría de agricultores
económicamente privilegiados, pusieron a los campesinos en desventaja,
provocaron la concentración de la tierra y de los recursos. (Alcántara 1976; Frankel
1973; Jennings 1988; Pearse 1980). Además, un estudió que revisó todos los
informes acerca la Revolución Verde a lo largo de 30 años (más de 300 en total),
mostró que 80% de los estudios que abordan el tema de la desigualdad,
encontraron que la desigualdad había aumentado (Freebairn 1995).
Algunos gobiernos con la ayuda de instituciones de desarrollo implementaron
proyectos integrados de desarrollo rural (IRDPs, siglas en inglés) para intentar
resolver estos problemas sociales. Los IRDPs son sorprendentemente similares a
las famosas “Aldeas del Milenio” de Jeffrey Sachs para África. Estos proyectos
intentan mejorar la agricultura considerando todos los aspectos del desarrollo rural
en las aldeas. Los IRDPs fracasaron como estrategia de desarrollo porque eran
muy caros, logísticamente complicados e institucionalmente tediosos. Por estas
razones, en los lugares donde no fracasaron, fue difícil identificar los factores de
éxito. Por lo mismo, fue imposible reproducir los resultados positivos en mayor
escala. Sin embargo, fueron buenos vehículos para introducir lo que después se
llamó la “segunda” Revolución Verde, en la que se les ofreció crédito y extensión
agrícola a los pequeños propietarios para facilitar la adopción generalizada de
semillas híbridas comerciales. Se suponía que aquellos que adoptaran las
variedades híbridas tempranamente, lograrían convertirse en agricultores modernos
exitosos. Los que no las adoptaran o las adoptaran tarde, se verían forzados a
dejar la agricultura a formar parte del mercado laboral. El aumento en la eficiencia
bajaría el precio de los granos básicos así como los precios de la comida urbana, lo
que permitiría la expansión industrial.
Una meta implícita de la Revolución Verde era evitar la implementación de la
reforma agraria. En este sentido, la Revolución Verde era más una estrategia para
prevenir que los pobres del campo tomaran tierras para alimentarse a sí mismos
que una campaña para alimentar a los pobres de las ciudades. En vez de aumentar
la producción a través de la redistribución de tierras a pequeños propietarios, la
Revolución Verde favoreció el aumento de la producción a través de la
intensificación tecnológica.
Esta estrategia, un intento escasamente disimulado para eliminar a los
campesinos “excedentes”, forzó a millones de pequeños propietarios a emigrar a las
periferias miserables de las grandes ciudades en dónde formaron parte de una
oferta interminable de mano de obra barata y de medio tiempo para el sector
industrial, de construcción y manufacturero. Cuando la oferta de trabajo resultó
mayor que la demanda, los ex campesinos no regresaron al campo sino que se
incorporaron al “sector informal” de los subempleados. Otra parte del campesinado
se trasladó a las laderas frágiles y a la frontera agrícola del bosque tropical,
abriendo nuevas zonas de agricultura de subsistencia altamente vulnerables. En
estas zonas, las semillas y fertilizantes de la Revolución Verde ofrecían sólo unos
años de buena cosecha, pues degradaba el suelo, erosionándolo y por fin
eliminándolo del todo. Los pesticidas mataron a insectos benéficos, lo que llevó a
severos brotes de pestes cuyo control era demasiado caro. Los defensores de la
Revolución Verde argumentan que el aumento inicial en la producción de comida
(debido en parte al aumento en la cantidad de tierra cultivada) comprobaba su éxito.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 28

Sin embargo, dijeron muy poco cuando las cosechas empezaron a fallar y la
producción se estancó.
Al mismo tiempo que se implementó la Revolución Verde, varios eventos
geopolíticos claves sucedían. Al inicio de la crisis petrolera, países del Medio
Oriente tenían abundante efectivo. Al no tener capacidad de gastarlo todo lo
invirtieron en bancos del Norte. Con estos nuevos llamados ‘petrodólares’ los
bancos del Norte se sintieron felices de hacer préstamos a los nuevos solicitantes,
incluyendo los agricultores del Norte y los gobiernos del Sur. En EUA los
agricultores fueron bañados con créditos baratos dirigidos a salvar al mundo del
hambre ampliando su área de producción. El Banco Mundial ayudó a preparar el
terreno de inversión en los países del Sur, distribuyendo billones de dólares en
fondos públicos para masivos proyectos de infraestructura con esquemas de
colonización.
El cambio en los precios del petróleo al final de los 1970s y la recesión económica
de los países del Norte provocó una severa crisis económica en los países del Sur
en los 1980s. Los bancos del Norte incrementaron sus tasas de interés y empezaron
a exigir el pago de los préstamos. Tristemente, a los países deudores se les exige
pagar justamente cuando sus productos tienen el precio más bajo en el mercado,
provocando así una profunda crisis económica en el Sur que produjo un crecimiento
económico negativo y una deuda externa sin precedente—e impagable (Sonntag et
al. 2000). En este contexto, con los bancos comerciales sin la voluntad ni la
capacidad de brindar más crédito, instituciones como el Banco Mundial aparecen
para llenar el vacío. Pero el BM aprovechó esta oportunidad para imponer las
políticas de ajuste estructural (PAEs) en todos los países del Sur y sin tener otra
alternativa los gobiernos del Sur fueron obligados a acceder.
La economía neoliberal pasó a primer plano en este momento, representando un
dramático retroceso estratégico en relación a lo planeado, de desarrollo dirigido por
el estado al “espontáneo” orden del mercado. Esta ideología abrazaba al modelo
económico neoclásico que tiene un sistema de mercado puro como el centro del
desarrollo humano, con mínima participación del estado (Balassa 1971; Bauer 1981;
Friedman 1968). Los neoliberales se enfocan en el comercio como el motor de
crecimiento y prescriben la liberalización del comercio, la privatización, la
devaluación monetaria, la desregulación y la reducción fiscal. El Nuevo paradigma
neoliberal de desarrollo pronto fue consagrado en lo que se convirtió el “Consenso
de Washington”, implementado a través de las políticas de ajuste estructural
aplicadas en los 1980s a los países del Sur por el Banco Mundial y el FMI. Bajo la
apariencia de estabilidad macroeconómica, el FMI y el Banco Mundial obligaron a
países del Sur a abrir sus economías a la inversión extranjera y sus mercados a
productos externos. Presionan a través de ofrecer alivio en la deuda y contingentes
de ayuda internacional para liberalizar los mercados, desregular los controles a los
capitales financieros internacionales, privatizar las industrias y servicios estatales, y
la desregulación laboral (Gore 2000; Pieterse 1998).

El ajuste estructural y los pecados del Banco Mundial


En Banco Mundial comenzó su vida institucional prácticamente ignorando la
agricultura. Necesitaba comprobar su solvencia a un mercado de bonos escéptico y
lo hizo invirtiendo en proyectos que garantizaban altas tasas de rendimiento. En
consecuencia, inicialmente le dio preferencia a proyectos industriales sobre los
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 29

agrícolas. En 1961 sólo había 12 personas encargadas de la programación agrícola


en el banco. El financiamiento para la agricultura subió durante la presidencia de
Robert McNamara, quien juró apoyar la agricultura, a la cual denominó “la hijastra
del desarrollo” (Kapur et al. 2007). Bajo su liderazgo, el BM apoyó e invirtió en la
creación de consejos de mercadotecnia de granos, servicios de extensión agrícola,
y servicios de almacenamiento y distribución de alimentos, particularmente en
África.
La crisis de la deuda externa de principios de los 1980s provocó una
transformación política en las políticas económicas del Banco Mundial.
Anteriormente, el banco había contado con el estado para impulsar el desarrollo.
Después de la crisis de la deuda, el banco impulsaría el desarrollo liberando las
fuerzas del mercado y “consiguiendo los precios correctos”. La nueva doctrina de
libre mercado demandaba un cambio político radical. En vez de construir industrias
domésticas, los países en vías de desarrollo se vieron forzados a abrir sus
mercados al mundo. La posición del BM ignoraba el verdadero trayecto económico
del primer mundo (en donde se desarrolló la agricultura y la industria con aranceles
protectores) y sumergió a los países en vías de desarrollo en la competencia
internacional (Chang 2007).
Este cambio tuvo consecuencias muy particulares en la agricultura. Para que este
sistema alimentario funcionara, hubo que desmantelar los consejos de mercadeo
existentes y las estructuras de apoyo que había en los países del Sur. A lo largo del
mundo, el Banco Mundial apoyó la destrucción de las estructuras estatales que
antes había apoyado (McMichael 2004). Estas nuevas políticas se sustentaban en
el supuesto—no comprobado—que el sector privado sería más eficiente y menos
despilfarrador que el sector público. Esta suposición no sólo terminó siendo errónea,
sino que además, con la privatización masiva de la agricultura, el sector sufrió
serios retrocesos. Según un informe: “Los campesinos sufrieron consecuencias
negativas porque los precios de productos clave, como los de mercadeo, de
fertilizantes y de transporte, subieron rápidamente, mientras que los costos
laborales bajaron. [Por ejemplo] los precios de producción en Camerún, Costa de
Marfil y Nigeria–todos países que desmantelaron sus consejos de mercadeo–
mostraron mayor volatilidad que los de Ghana, un país que mantuvo sus consejos
de mercadeo” (Alexander 2005).
Incluso el Grupo de Evaluación Independiente del Banco Mundial señaló dos
fracasos clave de las operaciones del BM en la agricultura. Primero, el banco ignoró
la agricultura en detrimento de muchos países en vía de desarrollo: "La baja
productividad agrícola ha sido uno de los principales limitantes del desarrollo
africano. Durante la mayor parte de las dos décadas pasadas, tanto los gobiernos
como los donantes, incluyendo el Banco Mundial, han ignorado al sector. El apoyo
limitado y–hasta hace poco–en descenso del banco a la agricultura, no se ha usado
estratégicamente para satisfacer las diversas necesidades de un sector que
requiere intervenciones coordinadas” (World Bank 2007). Segundo, la idea era que
el desmantelamiento de la agricultura crearía oportunidades para el sector privado,
pero invariablemente, “la mano invisible del mercado” brillaba por su ausencia. La
Comisión Blair para África está de acuerdo con la evaluación del Grupo de
Evaluación Independiente. En su informe la comisión manifiesta: “Se han
desmantelado los planes de estabilización doméstica e instituciones asociadas bajo
la bandera de la eficiencia del mercado, lo que ha generado un vacío institucional
con consecuencias adversas para la vida de millones de campesinos de África”
(Alexander 2005).
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 30

Con los años, la combinación de la negligencia estratégica y del


desmantelamiento de los sistemas de apoyo para la agricultura por parte del BM,
fue de la mano con otros esfuerzos por liberalizar las economías–un prerrequisito
para recibir préstamos del banco. Por ejemplo, el Banco Mundial forzó a la
asamblea legislativa nicaragüense a aprobar el Tratado de Libre Comercio entre
EUA, Centroamérica y República Dominicana como parte de su programa de
Crédito de Apoyo para la Reducción de la Pobreza (IDA 2006a). Tras aceptar estas
condiciones de ajuste estructural, los países del Sur se vieron obligados a
abandonar las políticas e instituciones nacionales que podían haber sido
herramientas de negociación favorables para la agricultura y la población rural pobre
(Paasch et al. 2007).
Como resultado de estas intervenciones y condiciones, aceleradamente declinó
la agricultura en los países del Sur. Una de las consecuencias más destacadas de la
liberalización ha sido el fenómeno de los aumentos repentinos de las importaciones
(FAO 2003). Estos ocurren cuando los aranceles de productos agrícolas baratos
(frecuentemente subsidiados) son disminuidos y el país importador es inundado con
estos bienes. Por lo general hay un declive correspondiente en la producción
doméstica. Por ejemplo, en Senegal, la reducción de aranceles condujo a un
aumento repentino en las importaciones de extracto de tomate. Las importaciones
se multiplicaron por quince y la producción doméstica bajó a la mitad. Similar en
Chile, se triplicó la importación de aceite vegetal y se redujo a la mitad la producción
domestica.
Nunca se ha responsabilizado al Banco Mundial por esta decisión política. Al
condicionar sus préstamos a la reestructuración económica, ejerce un control
enorme sobre los sistemas alimentarios de los países en desarrollo. Todavía se
están cumpliendo las condiciones del banco. En los programas de Crédito de
Apoyo para la Reducción de la Pobreza del Banco Mundial por ejemplo, los
préstamos están condicionados a ciertas políticas públicas. Hay docenas de
ejemplos que reflejan la manera como las políticas del Banco Mundial han
provocado transformaciones económicas en diversos sectores. En Tanzania, se
organizaron cuatro consejos agrícolas para la venta, el sector de algodón de Benin
está siendo privatizado, todos los programas de apoyo a la agricultura en Moldavia
se están liberalizando y Yemen está siendo forzado a implementar una reforma
agraria de mercado, tipo de reforma que ha fracasado en todos los demás lugares
donde se ha intentando implementar. El Banco Mundial ha afectado la política de
agua, de vivienda, de adquisición de bienes y servicios por entes estatales, y las
leyes laborales de distintos países (IDA 2006b, 2007a, 2007b). Si estas políticas
eliminaran la pobreza y el hambre, el BM podría defender sus infames
“condiciones”. Pero estos préstamos están fracasando. En una evaluación de la
Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OECD, siglas en inglés),
ninguno de estos préstamos obtuvo una calificación de “A” y la mayoría obtuvieron
calificaciones de “C” o “D”; “A” significa aprobado, “C” o “D” mal o reprobado (OECD
2007).
Una de las principales consecuencias de la liberalización del mercado, de los
programas de subsidios gubernamentales en países en vías de desarrollo y de las
ventajas que goza el capital de la agroindustria multinacional, ha sido el aumento
dramático del dumping de mercancías: la venta de bienes a precios por debajo del
su costo de producción. Los aumentos repentinos en las importaciones, con los que
productores locales se ven inundados por importaciones baratas, han destruido la
capacidad de producción local en países como Haití y México. Como resultado, para
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 31

el 2005, 72% de los países del Sur se habían convertido en importadores netos de
comida (Ng 2008).
El aumento constante del hambre en los países en vías de desarrollo refleja la
pérdida de sus capacidades de producción local, al mismo tiempo que las
instituciones financieras internacionales los siguen presionando para que compren
comida en el mercado internacional en vez de producirla ellos mismos (World Bank
2008a).
En su Informe sobre el Desarrollo Mundial 2008: Agricultura para el Desarrollo (el
primero de los informes del BM en décadas en tratar el tema de la agricultura) el
banco reconoce que se necesitan políticas más amplias. Pero en vez de abogar por
la implementación de una reforma agraria dirigida por el estado–un camino que se
ha tomado antes, que ha sido exitoso, y que incluso el banco reconoce como clave
para el éxito económico de Corea del Sur, Taiwán y Japón–el banco insiste en
ignorar las lecciones de la historia y en: dejar intactos los mercados no regulados,
distorsionar la información relacionada al éxito de sus experimentos y ofrecer
remediar el problema removiendo al “exceso” de personas rurales del sector
agrícola.
La recomendación más controversial del informe del 2008 es quizá la opinión del
BM: la agricultura de pequeña escala no es una actividad económicamente viable.
Según ellos, esto está demostrado por la tendencia del mercado a que la tierra de
los campesinos pobres pase a manos de los más ricos, llevando a la situación
actual, en la que la mayoría de la agricultura para la exportación la realizan pocos
grandes terratenientes, mientras la mayoría de los campesinos pobres viven en
parcelas relativamente pequeñas. El banco sugiere que esta concentración de tierra
es una señal de que la tierra está siendo transferida a agricultores “más
eficientes”—y por lo tanto recomienda que se debe ayudar a los pobres del mundo
rural a dejar la agricultura y trabajar en otro sector. Que por primera vez en la
historia de la humanidad la agricultura de pequeña escala esté dejando de ser una
actividad económicamente viable tiene mucho que ver con las políticas impuestas
por el BM.
El abandono del campo es la única opción que el Banco Mundial ve para arreglar el
problema de la agricultura y el desarrollo. En realidad, esta política encubre la
expropiación política de los pobres rurales. Esto es especialmente claro en el caso
de Colombia—en donde el campo se ha vaciado como consecuencia de la violencia
política, de la expropiación de los pequeños propietarios y por la habilidad de los
grandes terratenientes de tomar posesión de la tierra a través de un proceso que el
investigador Héctor Mondragón ha llamado una “falsa reforma agraria”. Decir que
los procesos en juego tienen que ver con la eficiencia es, en el mejor de los casos,
falsamente ingenuo. Aunque Colombia representa un ejemplo extremo, la política
del banco apunta explícitamente a expulsar a los más pobres de la agricultura. A
esta política se le ha llamado “descampesinización”. Como consecuencia de esta
política, los trabajadores rurales desposeídos de propiedad, quedan abandonados a
su suerte y se ven forzados a enfrentar futuros inciertos en el mercado laboral rural
no agrícola o en los barrios pobres de las ciudades. Es una política de mano dura
que niega la evidencia de que una reforma agraria integral, como la demandan los
campesinos más pobres, puede ofrecer alternativas dentro del sector agrícola.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 32

El Desmantelamiento de la Agricultura Africana 5


La descampesinización se encuentra en un estado muy avanzado en América
Latina y en Asia. Si las cosas se hacen como el Banco Mundial quiere, África
caminará en la misma dirección. El Informe sobre el Desarrollo Mundial del Banco
Mundial del 2008 aborda extensamente la agricultura en África y es básicamente un
programa para la transformación del continente de un agricultura campesina de
pequeña escala a una agricultura comercial de gran escala (Havnevik et al. 2007).
En el tiempo de la descolonización de África en los 1960s, el continente no era
solamente autosuficiente en cuanto a comida, sino que era un exportador de
alimentos, exportando un promedio de 1.3 millones de toneladas de alimentos al
año entre 1966 y 1970 (BBC 2006). Actualmente, África importa el 25% de su
comida y casi todos sus países son importadores de alimentos (Green Revolution
2008). El hambre y la hambruna se han convertido en fenómenos recurrentes. En
los últimos tres años ha habido emergencias alimentarias en África: el Sáhel, África
del Sur y África Central.
A pesar de que el trabajo agrícola era tradicionalmente un trabajo de mujeres, la
pobreza, los conflictos y las migraciones han dejado a las mujeres con una carga
aún mayor de trabajo agrícola, pues los hombres migran a la ciudad o buscan
trabajos temporales. A nivel global, las mujeres producen el 50% de la comida. En
África subsahariana, las mujeres representan entre el 60 y el 80% de la fuerza
laboral del campo y aún así, son afectadas de manera desproporcionada por el
hambre y la malnutrición (FAO 2008c). Nuestro quebrado sistema alimentario deja a
las mujeres rurales y a sus hijas e hijos doblemente vulnerables: primero como
consumidores, pues tienen menos recursos para comprar comida y segundo como
productores vulnerables a la volatilidad de precios.
La agricultura está en una grave crisis. Algunas de las causas de esta crisis son:
las guerras, el mal gobierno, la falta de tecnología agrícola que aumente la
productividad y la diseminación del SIDA. Hay que resaltar que las políticas de
ajuste estructural promovidas por el Banco Mundial son una de las contribuciones
importantes a la crisis. En lugar de provocar una espiral de crecimiento y
prosperidad, el ajuste estructural ha encarcelado a África en una trampa en la que la
baja inversión, el mayor desempleo, el menor gasto público, el menor consumo y la
baja productividad, interactúan para crear un ciclo vicioso de estancamiento y
declive económico.
Levantar el control de precios de los fertilizantes y simultáneamente reducir los
sistemas de crédito para la agricultura significa reducir el uso de fertilizantes, bajar
la productividad y reducir las inversiones. Además, la realidad se rehúsa a cumplir la
divulgada doctrina de que al retirarse del estado le abriría el camino al mercado y al
sector privado para dinamizar la agricultura. Al contrario de las expectativas, el
sector privado consideró que la reducción del gasto estatal generó más riesgos para
el sector privado y por lo tanto, no se ha responsabilizado por el trabajo que antes
hacía el gobierno. País tras país, ha ocurrido lo opuesto a lo predicho por la doctrina
neoliberal: la salida del estado expulsó en lugar de incorporar la inversión privada en
la agricultura. En los casos en los que el sector privado sí reemplazó al estado, un
informe de Oxfam señaló que “en ocasiones lo han hecho de manera sumamente
desfavorable para los campesinos pobres, [dejándolos] con menos seguridad
alimentaria y dejando a los gobiernos dependientes de flujos de ayuda
impredecibles” (Oxfam 2006). The Economist, una publicación que tiende a
favorecer al sector privado, estuvo de acuerdo y admitió que “muchas de las
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 33

empresas privadas que reemplazaron a los inversionistas estatales resultaron ser


monopolistas que sólo buscaban lucrar” (The Economist 2008).
El apoyo que el gobierno sí logró conseguir, fue canalizado a la agricultura para
la exportación para generar las ganancias de divisas que el estado necesitaba para
pagar sus deudas al Banco Mundial y al FMI. Sin embargo—como en Etiopía
durante la hambruna de los 1980s–esto llevó a la utilización de tierra buena para
producir para la exportación, mientras que el cultivo de alimentos se vio empujado
hacia suelos de menor calidad, exacerbando la inseguridad alimentaria. Además, el
BM alentó a varios países que habían introducido ajustes estructurales a enfocarse
en la producción para la exportación de los mismos productos de manera
simultánea, lo que frecuentemente llevó a la sobreproducción de ese producto y al
colapso de su precio en el mercado internacional. Por ejemplo, el éxito del programa
de Ghana para expandir la producción de cacao provocó una caída de 48% en el
precio internacional del cacao entre 1986 y 1989, amenazando “incrementar la
vulnerabilidad de toda la economía a los caprichos del mercado de cacao” (Abugre
1993). En el 2002—03, el colapso en el precio del café contribuyó a otra emergencia
alimentaria en Etiopía (Oxfam 2006, 20).
Como en México y en las Filipinas, el ajuste estructural en África no significó
simplemente baja inversión estatal sino también desinversión. Pero hubo una
diferencia importante. En las Filipinas y en México, el Banco Mundial y el FMI se
confinaron a la macrogestión, o a supervisar el desmantelamiento del rol económico
del estado desde arriba, dejándole los detalles sucios de implementación a la
burocracia. En África, en donde lidiaron con gobiernos mucho más débiles, el BM y
el FMI microgestionaron, tomando decisiones sobre la rapidez para eliminar los
subsidios, cuántos funcionarios se debían despedir o incluso—como en el caso de
Malawi—qué parte de la reserva de granos del país se debía vender y a quién. En
otras palabras, en África los procónsules residentes del BM y del FMI se
involucraron en las decisiones más profundas y detalladas de la participación del
estado en la economía agrícola para destruirla.
Además, hubo prácticas de comercio injustas por parte de la Unión Europea
(UE) y EUA que agravaron el impacto negativo de las políticas de ajuste estructural.
La liberalización del comercio permitió que la carne barata subsidiada por la UE
penetrara los mercados y llevara a los criadores de ganado de África occidental y
África del sur a la ruina. Con sus subsidios legitimados por el Acuerdo sobre la
Agricultura de la OMC, los productores de algodón de EUA vendieron su algodón en
el mercado internacional a un precio artificialmente bajo de entre 20 y 55% de su
costo de producción, llevando a la quiebra a los productores de algodón de África
occidental y África central (Business World 2003, p.15).
Según Oxfam, el número de personas viviendo con menos de un dólar al día se
duplicó a 313 millones entre 1981 y 2001, lo que equivale al 46% de las personas de
todo el continente (Oxfam 2006). Es difícil de negar el papel de las políticas de
ajuste estructural en la creación de la pobreza, además de debilitar la base agrícola
del continente y consolidar su dependencia en las importaciones. El economista
principal del Banco Mundial reconoció lo siguiente: “No pensamos que los costos
humanos de estos programas serían tan grandes ni que las ganancias económicas
tardarían tanto en llegar” (Millar 1991).
Ese comentario fue, sin embargo, un momento inusual de franqueza. Lo que era
especialmente fastidioso, como lo señaló el economista político Ngaire Woods de la
Universidad de Oxford, era que la “aparente ceguera del FMI y del BM en torno al
fracaso de sus políticas en África subsahariana persistió aunque los estudios
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 34

internos del FMI y del BM no lograban reflejar cifras positivas de inversión” (Woods
2006).
Por falta de evidencia sobre algún caso exitoso, los programas de ajuste
estructural han sido ampliamente desacreditados a lo largo de África. Incluso
algunos países donantes que solían suscribirse a dichas políticas se distanciaron
del BM. El caso más prominente es el de la agencia oficial de asistencia británica
DFID, la cual fue cofundadora del último programa de fertilizantes subsidiados en
Malawi (DFID 2007).
Como el banco no podía negar algo tan obvio, finalmente aceptó que los
programas de ajuste estructural fueron un error. Incluyó este reconocimiento a la
mitad del Informe sobre el Desarrollo Mundial del Banco Mundial del 2008, tal vez
con la esperanza de que no atrajera mucha atención. Sin embargo, fue un
reconocimiento condenatorio que dice:

El ajuste estructural de la década de 1980s, desmanteló el elaborado sistema


de agencias públicas que proporcionaba a los agricultores acceso a la tierra,
crédito, seguros, insumos y organización cooperativa. La expectativa era que
remover el estado liberaría al mercado para que los actores privados tomaran
a su cargo estas funciones—reduciendo sus costos, mejorando su calidad y
eliminando su sesgo regresivo. Con mucha frecuencia esto no sucedió. En
algunos lugares el retiro del estado fue, posiblemente en el mejor de los casos,
limitar la entrada del sector privado. En otras partes, el sector privado surgió
sólo lenta y parcialmente—principalmente sirviendo a los agricultores
comerciales, pero dejando a muchos pequeños agricultores expuestos a las
extendidas fallas del mercado, a los altos costos de transacción y riesgos, y a
la carencia de servicios. La existencia de mercados incompletos y de brechas
institucionales, impusieron elevados costos en crecimiento perdido y en
disminuciones de bienestar para los pequeños agricultores, amenazando su
competitividad y en muchos casos su supervivencia.
(World Bank 2008b)

Si el Banco Mundial hubiera escuchado a las tantas voces de las organizaciones de


la sociedad civil, de los institutos privados de investigación progresistas y de
centenas de organizaciones campesinas y agrícolas (incluso de sus propios
informes) que criticaron las políticas del BM desde hace dos décadas, este
reconocimiento—que está lejos de ser una disculpa—no sonaría tan falso.

Comercio internacional: una camisa de fuerza gratis para los


pobres
El libre comercio ha sido acreditado de proporcionar todo tipo de cosas, desde la
abundancia hasta la democracia. En realidad, a lo que actualmente se le llama
“libre” comercio, no es “libre” sino forzado, y todavía no demuestra alguna
correlación positiva en términos de la reducción del hambre ni en construir la
democracia. Por el contrario, la ideología y el discurso del libre comercio se ha
utilizado para establecer instituciones internacionales, acuerdos regionales y reglas
que favorecen a los países fuertes sobre los débiles. A pesar de que algunos
sectores e intereses de negocios dentro de países específicos se han beneficiado
de estas políticas y aunque el PIB suba como resultado de más comercio, hasta en
los “mercados emergentes” de países como India, México y Brasil, el aumento en la
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 35

riqueza ha estado acompañado de un aumento aún mayor en la pobreza y el


hambre. La investigadora y activista Vandana Shiva señala que aunque la
economía de India ha crecido a una velocidad impresionante de 9% en los últimos
17 años, la disponibilidad de comida per cápita ha bajado 14% (Shiva 2008). El
régimen de comercio internacional actual funciona sobre los pilares institucionales
de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y los tratados de libre comercio
(TLCs) entre países del Norte y del Sur.

La Organización Mundial del Comercio


"La idea de que los países en vías de desarrollo se deben alimentar a ellos mismos
es un anacronismo. Podrían asegurar su seguridad alimentaria de mejor manera
contando con productos agrícolas de EUA, que están disponibles a costos mucho
más bajos.”
- John Block, Secretario de Agricultura de EUA en la Ronda de Uruguay,
1986, Acuerdo General Sobre Comercio y Aranceles.
Mientras que el Banco Mundial y el FMI actúan como los esbirros financieros de los
países del Norte, la OMC, creada en 1995, ha tratado de hacer que se cumplan
ciertas reglas de comercio internacional. Basada en los principios del
fundamentalismo del libre mercado y dominada por los países ricos, la OMC es un
foro permanente de negociación de las políticas del comercio internacional.
Mientras que la organización es una creación valiosa de los países del Norte, los
países del Sur participan porque sienten que no pueden darse el lujo de quedar
fuera de las negociaciones.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las potencias occidentales formaron el Acuerdo
General Sobre Comercio y Aranceles (GATT, siglas en inglés) en 1948 para facilitar
el comercio internacional entre los países no socialistas. En ese tiempo, no se
incluyó a la agricultura en el acuerdo por preocupaciones de seguridad alimentaria.
En 1995, después del la Ronda de Uruguay de negociaciones del GATT (1986-94),
se formó la OMC y se añadieron oficialmente la agricultura, los servicios y los
derechos de propiedad intelectual a la agenda del comercio internacional. El
propósito declarado de la OMC era reducir las barreras comerciales y establecer
mecanismos no discriminatorios para poner en práctica las reglas del comercio.
Esta estrategia de desarrollo dirigida por el mercado supuestamente “beneficiaría a
todos”. En sus 13 años de existencia, la OMC no ha creado las condiciones de
igualdad y beneficio que ofreció para todos sus miembros. Además, ha favorecido
las ganancias de las corporaciones del Norte mucho más que las economías del
Sur. Los defensores de la OMC argumentan que la organización existe para
eliminar estos problemas. Sus críticos aseguran que el propósito no expreso de la
OMC siempre ha sido favorecer a las corporaciones del Norte. Durante las juntas
ministeriales bianuales de la OMC, los secretarios de comercio y de finanzas del
mundo negocian las políticas del comercio internacional. Estas reuniones han
producido pocos acuerdos nuevos. Los constantes fracasos de las reuniones
ministeriales se deben generalmente a desacuerdos entre países desarrollados y
países en desarrollo, en combinación con protestas públicas masivas de activistas
laborales, agrícolas, ambientalistas, de justicia alimentaria y de comercio justo que
se oponen a la globalización corporativa. Algunos de los temas que han roto las
negociaciones en el pasado son: el acceso a los mercados, los subsidios
domésticos, el dumping y las salvaguardas especiales.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 36

La OMC tiene un Acuerdo sobre la Agricultura (AoA, siglas en inglés) exhaustivo—


escrito casi completo por EUA y Europa. (La Ronda de Uruguay, en donde se fundó
la OMC, parecía que iba a fracasar hasta que Europa y EUA lograron mantener
protegidos sus intereses agrícolas. En una negociación aparte llamada el Acuerdo
de la Casa Blair, la UE y EUA acordaron continuar subsidiando sus respectivos
sectores agrícolas, mientras que dicha protección se les negaría a los países en
vías de desarrollo). Aunque los países en vías de desarrollo se vieron forzados a
firmar el AoA en 1995, rápidamente quedó claro que estaban recibiendo un trato
injusto. Las charlas de la OMC colapsaron en 1999 en Seattle, en parte porque los
países del tercer mundo se rebelaron y en parte porque hubo enormes protestas
civiles (la “Batalla de Seattle”) de agricultores, sindicatos, ambientalistas y activistas
alimentarios.

Doha: la ronda de muerte


Para evitar cualquier protesta civil, la siguiente ronda de charlas del 2001 se llevó a
cabo en un lugar aislado en Doha, Qatar—un lugar caro que puso a la OMC fuera
del alcance de la mayoría de las protestas públicas internacionales. El título de la
junta ministerial—bautizada la “Ronda de Desarrollo”—refleja la preocupación que
tenía el mundo industrializado de convencer a los países del Sur de los beneficios
del libre comercio, pues si no la OMC tal vez nunca avanzaría. En Qatar, los países
del Norte estuvieron de acuerdo en discutir la posibilidad de un tratamiento especial
para los países del Sur, si ellos acordaban abordar temas nuevos menos
relacionados al comercio como parte de la agenda de la OMC (Rosset 2007).
Sin embargo, durante la siguiente junta ministerial llevada a cabo en el 2003 en
Cancún, México, hubo grandes protestas públicas. Además, los gobiernos del Sur
manifestaron una profunda desilusión de la OMC. La junta terminó con un débil
acuerdo de “seguir negociando”. La sexta junta ministerial llevada a cabo en el 2005
en Hong Kong también dejó a la OMC en el limbo. En julio del 2008 hubo una junta
de emergencia mini-ministerial en Ginebra, como camino para concluir la Ronda de
Doha en el 2008. Después de una semana de negociaciones intensivas, el director
general de la OMC, Pascal Lamy, informó que la junta no había alcanzado un
acuerdo en torno a las “modalidades” a ser utilizadas para recortar los aranceles del
Sur y los subsidios agrícolas del Norte. A pesar de la imposibilidad de llegar a un
acuerdo, el director general insistió que “nadie estaba tirando la toalla” (Lamy 2008).
Fiel a su palabra, Lamy intentó revivir la Ronda de Doha en la Cumbre del G8 en
Hokkaido, Japón en agosto del 2008. En la Cumbre, varios líderes asociaron la
agenda de Doha con la crisis alimentaria mundial. En su Declaración sobre la
Seguridad Alimentaria insistieron:

La seguridad alimentaria también requiere un mercado internacional robusto


y un sistema de comercio sólido para los alimentos y la agricultura. El
aumento en el precio de los alimentos está ocasionando presiones
inflacionarias y generando desequilibrios macroeconómicos, especialmente
en algunos países de bajos ingresos. Con respecto a esto, trabajaremos por
un cierre urgente y exitoso de una Ronda de Doha ambiciosa, exhaustiva y
balanceada.
(G8 2008)

Los ministros no dijeron en voz alta lo que todo el mundo en Hokkaido ya sabía: que
el “libre” mercado de la OMC en realidad estaba socavando la seguridad alimentaria
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 37

al hacer que los países pobres dependieran del mercado internacional para su
comida.
Los acuerdos no estaban próximos. Los países en vías de desarrollo trataron que
EUA y la UE frenaran sus aranceles y subsidios, y que permitieran que los países
del Sur se protegieran contra el aumento repentino de importaciones del Norte. Los
dos países líderes de los lados opuestos de la negociación—EUA e India—estaban
a punto de tener elecciones y ninguno estaba dispuesto a perder el apoyo político
del sector agrícola haciendo concesiones. (Los países del Sur tenían poco que
conceder.) Una vez más, las negociaciones de la OMC se detuvieron.
Los países del Sur no son los únicos fastidiados con la OMC. Los pequeños
productores de los países del Norte tampoco se han beneficiado de la globalización
corporativa. Dena Hoff, una agricultora de Montana, EUA y co-Presidenta de La Vía
Campesina de Norteamérica, asegura:

A pesar de que tenemos una crisis alimentaria, una crisis de agua y una crisis
climática, la OMC continúa promoviendo la agricultura para la exportación que
sólo lleva a la deforestación, a la concentración de la tierra, a la erosión de los
suelos, a la destrucción de la biodiversidad y a la contaminación del agua. Los
agricultores que producen alimentos para los mercados locales han sido
reemplazados por agro—industrias de exportación como las de flores baratas de
Kenya y Colombia, y las plantaciones devastadoras de agrocombustibles de
Brasil e Indonesia que producen azúcar, soya y aceite de palma en lugar de
comida para alimentar a sus ciudadanos. Aquí en EUA, esto ha conducido a la
producción de maíz y soya en monocultivos y granjas de producción masiva, en
vez de crear granjas diversificadas que produzcan comida saludable para los
mercados locales.
(NFFC 2008)

Algunos observadores piensan que los fracasos de las Rondas de Doha significan
el fin de la OMC. Su cierre exitoso, sin embargo, podría ser la última gota que
rebalse el vaso para los agricultores de pequeña escala de todo el mundo. Durante
la junta ministerial de Cancún, México—llevada a cabo el 16 de septiembre del
2003—Lee Kyung Hae, un líder agrícola coreano, se suicidó en la reja que
separaba a los miles de agricultores y manifestantes de los negociadores
gubernamentales. Sus últimas palabras desesperadas fueron escalofriantes y
proféticas:

Mi advertencia para todos los ciudadanos es que los seres humanos están en
peligro de extinción. Debemos detener inmediatamente el hecho de que las
corporaciones multinacionales no reguladas y un pequeño número de miembros
de la OMC estén conduciendo una globalización indeseable que es inhumana,
que degrada el ambiente, que mata a los campesinos y que no es democrática.
Debe ser frenada de inmediato. De otra manera, la falsa lógica del
neoliberalismo destrozará la diversidad de la agricultura mundial y será
desastrosa para todos los seres humanos. ¡La OMC mata a los campesinos!

¿Qué sigue?
Proteger a las familias agrícolas del Goliat del comercio internacional es literalmente
una cuestión de vida o muerte para miles de millones de pequeños propietarios que
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 38

están tratando de competir con la agricultura industrial subsidiada. En un mundo


ideal, la función de la OMC sería prevenir prácticas de comercio injustas como el
dumping y como el control monopólico de los mercados. En vez de eso, los
acuerdos de la OMC han consolidado el control corporativo de los sistemas
alimentarios del planeta.
George Naylor, un productor de Churdan, Iowa, EUA que cultiva maíz y soya
asegura:

La liberalización de la agricultura, como la promueve la OMC, ha despedazado a


las granjas familiares tanto aquí como en el exterior. Los grupos de grandes
agricultores de materias primas de EUA, apoyados por la agroindustria, han
hecho propaganda durante años diciendo que los mercados de exportación
ayudarían a las granjas familiares, cuando en realidad, simplemente aumentan
las ganancias de las agroindustrias. Los granjeros, los productores pequeños no
exportan; Archer Daniels Midland y Cargill sí… La OMC promueve un mercado
globalizado que sólo beneficia a las agroindustrias que tienen acceso a las
materias primas más baratas. Necesitamos políticas agrícolas y alimentarias
domésticas que respondan a las necesidades de las comunidades locales.
(NFFC 2008)

La evidencia de 30 años de estas políticas es que: los pequeños agricultores,


campesinos, pescadores, trabajadores migrantes, pobres de las ciudades, las
mujeres y los pueblos indígenas del mundo están en peores condiciones que hace
40 años, y los países del Sur en conjunto tienen menos seguridad alimentaria.
Aunque para los líderes del G8 la crisis alimentaria parece ser una oportunidad para
empujar la agenda de la OMC, La Vía Campesina la ve como una oportunidad para
sacar a la agricultura de la OMC:

En Ginebra las charlas colapsaron por un tema enorme y fundamental: la


protección de la vida de miles de millones de campesinos alrededor del mundo
de las presiones agresivas de EUA y la Unión Europea para abrir mercados para
más dumping de alimentos de sus multinacionales. ¡La OMC debe de dejar de
entrometerse en la agricultura! Pedimos a los gobiernos que ya no pierdan
tiempo ni recursos tratando de llegar a compromisos para finalizar la Ronda de
Doha.
(La Vía Campesina 2008)

La inflexibilidad de los países del Norte en la Ronda de Doha logró unificar a los
países en desarrollo en contra de la OMC, con el extenso apoyo de pequeños
agricultores alrededor del mundo. En este sentido, la crisis alimentaria y el fracaso
de las charlas de la OMC podrían tener un efecto positivo al estimular la
determinación de realizar un cambio real en la forma como se trata la agricultura en
el mercado internacional y podrían demostrar que los países del Sur pueden hablar
con una sola voz.
Pero la OMC no es el único instrumento con el cual los gobiernos del Norte
controlan el comercio a favor de la agroindustria. Cuando la OMC ha estado cerca
de crear condiciones de igualdad entre los países del Norte y los del Sur, los países
del Norte han utilizado acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio para
asegurar su dominio en el mercado.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 39

La tiranía de los Tratados de Libre Comercio (TLCs)


En 1994, justo antes de la creación de la OMC, entró en vigencia el TLCAN, el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, siglas en inglés)—un
tratado entre México, Canadá y EUA. Este fue el primer TLC impuesto por la OMC y
se convirtió en el modelo a seguir para los siguientes TLCs.
El TLCAN evolucionó de la Comisión para el Estudio de la Migración
Internacional y el Desarrollo Económico Cooperativo, diseñada por la Ley de
Reforma y Control de Inmigración de 1986 para investigar las causas de la
migración a los EUA. En 1990, se mandó un informe al Presidente George Bush
padre y al Congreso estadounidense diciendo que el incentivo principal para la
migración era la necesidad económica. El informe recetó mayor integración
económica a través del libre comercio para detener el flujo migratorio y sugirió de
manera específica que EUA promoviera la creación de un área de libre comercio
para toda Norte América (Bacon 2008). Lo que en realidad hizo el TLCAN fue forzar
a los campesinos mexicanos, especialmente a los productores de maíz, a competir
contra los productos baratos y subsidiados de EUA que se instalaron en México.
Gracias al TLCAN, al final de los 1990s, México había pasado de ser
autosuficiente en maíz a ser un importador de maíz. El TLCAN prohibió las medidas
para mantener los precios que protegían a los campesinos mexicanos, lo que les
hizo imposible vender sus productos a precios que cubrieran los costos de
producción. Según el gobierno mexicano, un millón de mexicanos perdieron sus
empleos solamente en el primer año del TLCAN, lo que creó mayores—no
menores—olas de inmigración a los EUA (Bacon 2008).
El TLCAN aborda tanto temas relacionados al comercio, como a los aranceles y
las cuotas, así como temas no relacionados directamente al comercio, como las
inversiones y la competencia entre compañías locales y extranjeras. La reducción
de aranceles, los cortes de los subsidios agrícolas, las medidas para mantener los
precios, la privatización de los mecanismos de mercadeo promovidos por el
gobierno y la desaparición del crédito accesible para los pequeños agricultores bajo
las reglas del TLCAN, han creado más pobreza y desnutrición, y han llevado a la
separación de familias por la migración (Rosset 2006).
El TLCAN también ha permitido que muchas empresas estadounidenses y de
otros países se muevan a México, en donde regularmente violan las leyes laborales
y amenazan con abandonar el país si los trabajadores demandan mejores
condiciones de trabajo (Scott 2003). Además, las corporaciones pueden ponerle
una demanda a un gobierno si sus leyes o políticas limitan sus ganancias, según las
disposiciones de “protección al inversionista” del TLCAN (Brown 2004). Esto incluye
situaciones en las que el gobierno implementa programas de salud pública, leyes
que protegen a los trabajadores y protecciones al ambiente que demandan los
ciudadanos votantes.
En el 2004, entró en efecto el Tratado de Libre Comercio entre República
Dominicana, Centroamérica y EUA (CAFTA—DR, siglas en inglés). Este tratado
estuvo modelado en el TLCAN. Incluye a Costa Rica, Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua, la República Dominicana y EUA. La firma del tratado provocó
protestas masivas a lo largo de Centroamérica, pues afecta a los pobres aún más
que el TLCAN porque Centroamérica está menos industrializada, su gente tiene
menos formación técnica y/o académica, y hay menos compañías nacionales
grandes que en México (Moore 2005).
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 40

EUA tiene tratados de libre comercio con 14 países. Además, está negociando
intensamente con Colombia, Corea, Omán, Panamá y Perú para firmar más
tratados. Los tratados con países latinoamericanos forman parte de una estrategia
de crear un tratado de libre comercio que abarque todo el continente. Según la
página oficial de Internet para los tratados de libre comercio del Departamento de
Comercio de EUA, “los tratados de libre comercio (TLCs) han demostrado ser una
de las mejores herramientas para abrir mercados extranjeros para los exportadores
de EUA”. Los TLCs hoy representan más del 42% de las exportaciones de EUA
(InternationalTradeAdministration 2008).

4
El término “Revolución Verde” proviene de una reunión de la Sociedad para el Desarrollo
Internacional realizada en Washington DC en 1968. En referencia a niveles de producción récord
en Pakistán, India, Filipinas, y Turquía, William Gaud—el director de USAID—anunció, “Estos y
otros desarrollos en la agricultura contienen los ingredientes de una nueva revolución. No es una
Revolución Roja violenta como la de los soviéticos, ni tampoco una Revolución Blanca como la del
Shah de Irán. La llamo la Revolución Verde.” Una frase perfecta en el contexto de la Guerra Fría,
“la Revolución Verde” se difundió rápidamente alrededor del mundo (ver
http://www.agbioworld.org/biotech-info/topics/borlaug/borlaug-green.html).
5
Globalization, Development, and Democracy: Lessons from the Global Food Crisis, by Walden
Bello, (discurso inaugural en la Conferencia Annual CASID 2008, Vancouver, 6 de junio 2008).
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 41

Cuadro 5

La Revolución Verde en México


Las raíces de la Revolución Verde se encuentran en México de los 1940s con
las políticas del Presidente Ávila Camacho y el patrocinio de la Fundación
Rockefeller, una organización “filantrópica” estadounidense fundada con las
ganancias de la empresa Standard Oil Company de John D. Rockefeller.
Rockefeller ya había manejado un proyecto de salud pública en México
durante varias décadas, cuando en 1941 EUA envió un equipo de tres
científicos para investigar el potencial de un proyecto agrícola. Estos
científicos recomendaron un programa para entrenar agrónomos mexicanos
en: mejorar el control de malezas y plagas, y desarrollar variedades más
productivas de maíz, trigo y frijol. Sugirieron trabajar inicialmente con los
grandes agricultores comerciales y después trabajar con la agricultura
campesina de pequeña escala. (Merrill y Miró 1996).
Estas recomendaciones contradecían las de Carl Sauer, un geógrafo y
profesor muy respetado de la Universidad de California, Berkeley. Sauer
sabía mucho del campo mexicano y también fue enviado por la fundación
para evaluar la agricultura mexicana (Hewitt de Alcántara 1976). Él
recomendó que el proyecto debiera sustentarse en las necesidades de los
campesinos. Comentó que sus prácticas agrícolas y nutricionales eran
“excelentes” y que sus problemas principales eran económicos (e.g.
aislamiento de mercados y falta de acceso a crédito) y no técnicos. Las
sugerencias de Sauer generaron poca discusión y poco entusiasmo dentro de
la fundación (Merrill and Miró 1996; Jennings 1988).
En 1941, dos oficiales de la fundación se reunieron con el vicepresidente
de EUA, Henry A. Wallace, quienes le informaron que uno de los mayores
problemas de México era su necesidad de mayor producción agrícola.
Wallace también expresó su preocupación por la baja productividad ante un
índice de natalidad alto e impulsó la creación del Programa Mexicano de
Agricultura (MAP, siglas en inglés) como un esfuerzo conjunto entre la
Fundación Rockefeller y el gobierno mexicano (Merrill y Miró 1996). El MAP
estableció centros de investigación de cultivos a lo largo de México, en donde
los científicos empezaron a recolectar las variedades de maíz y trigo más
productivas (de México y el extranjero) y las cruzaron para crear variedades
nuevas, más resistentes a enfermedades y más productivas. A lo largo del
tiempo, los científicos desarrollaron nuevas variedades, capaces de
responder a altas dosis de fertilizantes, que al cultivarse en tierras irrigadas
bajo condiciones favorables son mucho más productivas que las variedades
tradicionales. (Merrill y Miró 1996; Hewitt de Alcántara 1976).
Durante las dos décadas siguientes, la producción agrícola mexicana
creció notablemente y el país se volvió autosuficiente en su abastecimiento
de granos. (Hewitt de Alcántara 1976.; Wright 2005). Sin embargo, este éxito
no se debió solamente a los químicos y a las variedades de cultivos más
productivas, sino que a las políticas gubernamentales que apoyaron a la
agricultura doméstica y aseguraron que hubiera comida a un precio accesible
para toda la población (Berry 1995). La autosuficiencia no fue sólo el
resultado de que se produjera más comida, sino de la intervención
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 42

gubernamental y de la implementación de programas que garantizaban que


todos tuvieran comida (Barry 1995).
Ante este cambio ocurrido durante los 1970s, como respuesta a la
creciente demanda de carne por parte de las clases medias y altas urbanas,
el gobierno priorizó la producción de forraje por encima de la producción de
granos para consumo humano. Por lo tanto, la oferta de granos básicos
comenzó a declinar. Aunque el crecimiento agrícola había logrado que cada
persona consumiera 2,623 calorías y 80 gramos de proteína cada día,
aproximadamente un tercio de los mexicanos en 1970 (especialmente en el
campo o en los asentamientos en las periferias urbanas) no gozaban de una
dieta adecuada y sufrían malnutrición. Esto ilustra el fracaso del proyecto, ya
que independientemente de aumentar la productividad agrícola, los sectores
más pobres de la sociedad no tenían suficiente comida (Barry 1995; Jennings
1988).
Actualmente, algunos críticos de la Revolución Verde argumentan que la
escasez de alimentos a principios de los 1940s también fue producto de
políticas viciadas y de una mala distribución, no de una baja productividad.
Está claro que, la demanda de comida en los espacios urbanos a principios
de los 1940s crecía más rápido que la oferta, los precios iban en aumento y
una mala cosecha de maíz en 1943 produjo protestas públicas en todo el
país (Barry 1995; Merrill y Miró 1996). Según Cynthia Hewitt de Alcántara del
Instituto de Investigación de las Naciones Unidos para el Desarrollo Social,
esto no fue producto de una falta de capacidades agrícolas sino de un
“cambio repentino en las prioridades de consumo al final de la década de los
1930s”. Alcántara asegura que la producción rural había venido creciendo y
que había suficiente comida, pero que hubiera requerido tiempo e inversión
construir la infraestructura necesaria para que esa producción le llegara a los
consumidores urbanos. Sin embargo, quienes proponían la industrialización
no estaban dispuestos a ofrecer tal inversión a los pequeños agricultores.
Como resultado, la mayoría de la comida que entró al mercado nacional
durante los 1940s venía de las grandes granjas comerciales, mientras que un
gran número de pequeños productores permanecían aislados de los
mercados sin poder abastecerlos (Barry 1995).
Adaptado de Dori Stone, Beyond the Fence: Journey to the Roots of the
Immigration Crisis, Food First Books, 2008
Barry, Tom. 1995. Zapata's Revenge: Free Trade and the Farm Crisis in
Mexico. Boston: Interhemispheric Resource Center.
Hewitt de Alcántara, Cynthia. 1976. Modernizing Mexican Agriculture:
Socioeconomic Implications of Technological Change 1940–1970. Ginebra:
Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social.
Jennings, Bruce H. 1988. Foundations of International Agricultural Research:
Sciences and Politics in Mexican Agriculture. Boulder: Westview Press, Inc.
Merrill, Tim y Ramón Miró. 1996. Government Agricultural Policy. In Mexico: A
Country Study. Federal Research Division, Library of Congress. Washington,
D.C.
Wright, Angus. 2005. The Death of Ramón González: The Modern
Agricultural Dilemma. 2nd edn. Austin: University of Texas Press.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 43

Cuadro 6

El Factor Población en África Subsahariana


La población de África Subsahariana subió de 230 millones en 1961 a 673 millones
en el 2000—un aumento de 292% en 39 años (WRI 2007). La producción de
alimentos en la zona no creció a la misma velocidad. ¿Por qué? La típica respuesta
es que África tiene suelos pobres, semillas pobres y gente pobre. Este tipo de
respuestas no explican por qué las familias africanas tienen que sembrar en suelos
pobres, por qué tienen un acceso limitado a las semillas, ni por qué hay tanta gente
pobre en un continente tan rico en recursos.
A través de sus políticas de ajuste estructural, el Banco Mundial y el FMI
presionaron a los países africanos para que abandonaran la agricultura de pequeña
escala por considerarla poco productiva. Las políticas de desarrollo estaban
diseñadas para empujar a la gente a las ciudades, en donde se convertirían en
trabajadores y trabajadoras del sector manufacturero y de las industrias. La
agricultura industrial produciría cultivos para la exportación (e.g., café, cacao,
algodón) para pagar la deuda externa, mientras que los africanos utilizarían las
ganancias de las industrias para importar sus alimentos. El Banco Mundial insistió
que esta estrategia de desarrollo resultaría en mayores ingresos para las familias y
en seguridad económica, y por lo tanto, bajaría la tasa de crecimiento poblacional.
Esta estrategia fracasó rotundamente. La población urbana se multiplicó, subiendo
de 18% a 33% de la población. Millones de personas pobres y desempleadas se
aglomeraron en las ciudades, con dos terceras partes de ellas viviendo en barrios
pobres (WRI 2007). El sector manufacturero y el industrial no “despegaron” en los
países de África; en 1961 la industria representaba 30% del PIB y en el 2000
representaba 32% (WRI 2007).
En el campo, mientras las plantaciones para producir cultivos para la exportación
se expandieron, la producción de alimentos para el consumo local se desplomó y la
pobreza aumentó. Dentro de la población rural, la densidad subió 180% porque
muchos campesinos se vieron empujados a parcelas más pequeñas. Mientras el
resto de los países en vías de desarrollo disminuyeron la cantidad de ganancias de
la exportación que gastaban para importar comida de 42% a 24%, la de los países
africanos subió de 42% a 54% (Azarnert 2004). La transición industrial no detuvo el
crecimiento poblacional, porque aumentó la pobreza y la inseguridad tanto en el
mundo urbano como en el rural. El aumento de la población no fue la causa del
hambre en sí, sino que fue el resultado de la pobreza ocasionada por la destrucción
programada de los sistemas alimentarios africanos.

Azarnert, L. 2004. Foreign Aid and Population Growth: Evidence from Africa.
http://www.commerce.uct.ac.za/Research_Units/DPRU/DPRU-
Conference2004/Papers/Foreign_Aid_and_Population_Growth_Leonid_Azarnert.pd
f (consultado el 3 de enero, 2009).
WRI. 2007. World Resource Institute. Earthtrends 2007.
http://earthtrends.wri.org/searchable_db/index.php?theme=8 (consultado el 1 de
octubre, 2008).
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 44

Cuadro 7

Mientras siembras…Sigue el Suicidio de Campesinos y la Violencia


Estructural en las Plantaciones de la Revolución Verde

No hay mayor infortunio que pudiera haber vivido la gente de India que el
envenenamiento de su tierra con fertilizantes artificiales.
M.K. Gandhi, 1947

Nunca antes en la historia de la agricultura había ocurrido de manera


simultánea la creación de variedades de alto rendimiento, el desarrollo de
una tecnología y una estrategia completamente nuevas en una escala tan
masiva, en un periodo de tiempo tan corto y con tanto éxito.
N. Borlaug, discurso de investidura del Premio Nóbel, 1970

Un campesino, supuestamente, se suicidó el domingo en la noche después


de no haber podido vender su arroz en Nadala Mandi en el distrito de
Kapurthala. Sumamente endeudado, Kuljit Singh mató a su esposa y a su
hijo adolescente con un machete. Después se suicidio consumiendo un
fumigante venenoso. Kuljit Singh… no pudo soportar la humillación, la
tensión y la presión del prestamista y su única salida fue el suicidio.
(Newman 2007)

Junto al gran crecimiento de la clase media en India y el celebrado boom del sector
tecnológico de información y comunicación, ha surgido una emergencia silenciosa
en el campo, suicidios de campesinos endeudados. Desde 1993, 150,000
campesinos endeudados se han quitado la vida (Mishra 2006). Muchos de ellos
murieron consumiendo los mismos pesticidas que habían comprado para aplicar en
sus tierras. El gobierno de Punjab reconoce que 2,116 campesinos Punjabis se
suicidaron entre 1988 y 2004 (Aditi 2006). Muchos activistas de los derechos de los
campesinos argumentan que esta cifra subestima la realidad.
Los suicidios están destrozando el campo y provocando el hambre y la pobreza.
En el 2001, había tantos excedentes de granos en India que las autoridades
propusieron tirarlos al mar. Ese mismo año se reportaron muertes por hambre en 12
estados de India, algo que no había ocurrido desde los 1960s. En el 2008, India
ocupaba el lugar 66 de 88 países en el índice de hambre del Instituto Internacional
de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI 2008). Hay mucho desempleo
en el país, especialmente de jóvenes educados (Singh et al. 2003). Una vez
acreditado de transformar a India de “un país limosnero en un gran productor de
granos”, (Agarwal 1979) la supuesta abundancia interminable de Punjab era el
ejemplo estelar de la Revolución Verde. Pero entonces, ¿qué falló en el milagroso
estado de India?
La introducción de tecnologías de la Revolución Verde en Punjab—la región de
la India que históricamente se ha caracterizado por su alta producción de granos—
logró producir bastante más comida para el resto de India; sin embargo, también
provocó desastres económicos, ambientales y sociales para los campesinos
Punjáis. La crisis agraria de Punjab está compuesta de tres factores
interrelacionados:
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 45

• Agricultores con deudas desenfrenadas y generalizadas debido a mercados


reducidos, el mantenimiento de precios fijos, la productividad estancada y los
costos de producción en aumento.
• Las desigualdades sociales se exacerbaron con las políticas de exclusión de
la Revolución Verde y sus repercusiones.
• El colapso ecológico de sistemas de suelos y de agua.

La mayoría de los agricultores de Punjab son campesinos marginales endeudados.


No logran mantenerse a flote ante las reformas económicas de liberalización,
orientadas para beneficiar a las agroindustrias transnacionales y a los grandes
agricultores. Sin embargo, ni siquiera los agricultores más grandes de Punjab han
estado completamente inmunes a los daños ambientales y económicos causados
por 40 años de agricultura industrial impuesta. Toda la agricultura de Punjab parece
estar en crisis.
En 1961 las Fundaciones Ford y Rockefeller lanzaron un Programa Intensivo de
Desarrollo Agrícola en India, trayendo al estado de Punjab, en el norte de India, las
tecnologías de la Revolución Verde que ya se habían utilizado en México y en
Filipinas. El programa se proponía alimentar a las masas disgustadas de India a
través de una agricultura químicamente intensiva, pretendiendo así prevenir la
posibilidad de una “India Roja” (comunista).
En 1969, casi 70% del trigo y 20% del arroz de Punjab eran producidos con
semillas de la Revolución Verde. Tres años después, más del 75% del arroz y casi
80% del trigo lo eran. Entre 1960 y 1979, el rendimiento total de trigo en el estado
subió 124%, mientras que el del arroz subió 175% (McGuirk y Mundlak 1991).
No obstante, el rendimiento total del estado nos dice muy poco sobre la
productividad de la mayoría de los campesinos Punjáis. Para aquellos con parcelas
pequeñas, medianas o marginales, los caros insumos nuevos—fertilizantes,
pesticidas, sistemas de irrigación, etc.—pusieron a la Revolución Verde fuera de su
alcance. Aunque la mayoría de los campesinos Punjáis trabajaban diez acres o
menos, la economía de la Revolución Verde funcionaba de tal manera que, sólo los
agricultores que contaban con al menos 20 acres podían comprar los insumos
nuevos (Frankel 1973).
Con el avance la Revolución Verde entre 1970 y 1990, las posesiones de tierra
de los pequeños agricultores disminuyeron casi 40%, mientras que las posesiones
de los agricultores grandes o “extra-grandes” crecieron más de 50% (UNDP 2004).
Actualmente, un número significante de agricultores aún trabaja pequeñas y
marginales parcelas en Punjab; casi 400,000 parcelas de dos hectáreas o menos se
registraron en un censo agrícola estatal de 1996 (UNDP 2004). Estos campesinos
generalmente no tienen la habilidad de asegurar un crédito a través de bancos
convencionales y por lo tanto tienen que lidiar con prestamistas. El alto interés que
cobran, en combinación con el bajo ingreso anual del campesino, ha generado una
“trampa de deuda”. Según un estudio reciente, 70% de dichos campesinos de
Punjab no pudieron pagar siquiera los préstamos de corto plazo. Cautivo en la
trampa de deuda, el campesino sólo puede vender o hipotecar su tierra—un paso
que ha dado alrededor del 14% de los campesinos, así como algunas aldeas
enteras.
Las semillas nuevas introducidas a Punjab desde los 1960s son completamente
dependientes de la irrigación intensiva. La fuerza combinada de un millón de pozos
con tubos que permitieron el despunte de los cultivos de la Revolución Verde, han
devastado al frágil ecosistema de Punjab. 61% de Punjab es oficialmente una “zona
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 46

negra”, una zona en donde la irrigación—que ha crecido 200 veces en las últimas
tres décadas—es mayor que su velocidad de recarga (Agnihotri 2004). Según R.S.
Narang y M.S. Gill de la Universidad Agrícola de Punjab (generalmente
conservadora) han estimado que el nivel freático de Punjab está bajando dos metros
al año en dos terceras partes del estado. Concluyeron que “esta [situación] ha
alcanzado proporciones tan alarmantes que ahora la gente se está preguntando
cuánto arroz se debería permitir cultivar en las llanuras del Ganges" (Agnihotri
2004).
Si la Revolución Verde fue un éxito, entonces ¿qué debemos pensar de los
suelos moribundos, de los niveles freáticos en disminución, del aumento en la
desigualdad y del alza desmedida del endeudamiento que caracteriza el legado de
la Revolución Verde en Punjab rural? ¿Se puede decir que un programa es
económicamente “exitoso” si destruye la riqueza y la vida del lugar en donde se
implementa?
En 1986 en la Convención Sikh se pasó una resolución condenando las
desigualdades de la Revolución Verde. El documento dice:

Si el ingreso ganado con el sudor de la gente o si los recursos naturales de


un país o una región son saqueados a la fuerza; si los bienes que los
campesinos producen los venden otros a precios más altos de lo que pagan a
los campesinos, y si, para llevar este proceso de explotación económica a su
conclusión lógica, los derechos humanos de un país, de una región o de un
pueblo se pierden, entonces la gente estará como están los Sikhs
actualmente—personas atadas por las cadenas de la esclavitud.
(Shiva 1992).

Vandana Shiva, una académica de India, piensa que la creciente desigualdad en


Punjab no es solamente una injusticia, sino que también es un tipo de violencia. En
un libro escrito en 1992 dice que la Revolución Verde en Punjab:

Cambió la estructura de las relaciones sociales y políticas. Antes se


sustentaban en obligaciones mutuas (aunque asimétricas) dentro de la aldea,
y ahora son relaciones directas entre cada agricultor y los bancos, las
agencias de semillas y fertilizantes, agencias de obtención de alimentos y
organizaciones de electricidad e irrigación. Además, como todos los insumos
surtidos por personas del exterior escasearon, surgieron conflictos por el
control de escasos recursos, entre clases y entre regiones… Por un lado,
esto generó la erosión de normas y prácticas culturales y por otro, sembró
semillas de violencia y conflicto.
(Shiva 1992)

Shiva culpa a la Revolución Verde por el estallido de violencia entre los Sikhs a
finales de los 1980s, que dejó a 550 personas muertas en cuatro meses (Weismann
1987), por el desastre en Unión Carbide—una planta de pesticidas—que mató a
más de 30,000 personas en Bhopal en 1984 y más recientemente, por la serie de
suicidios campesinos. Además de estas manifestaciones de violencia física, el
legado de la Revolución Verde en Punjab incluye una destrucción silenciosa: una
violencia estructural que provoca hambre en tiempos de abundancia, que extrae
agua y tierra de una base de recursos decreciente, que priva a familias de
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 47

campesinos y que forja una costosa dependencia de compañías multinacionales


que incluso ha llevado a muchos campesinos a quitarse la vida.
Adaptación parcial de Bryan Newman, A Bitter Harvest: Farmer Suicide in India,
Food First Development Report 15, enero 2007.

Aditi, Tandon. 2006. The Kin of Indebted Farmers Finally Get to Speak. The Tribune,
2 de abril.
Agarwal, Anil. 1979. From Begging Bowl to Bread Basket. Nature 281:250–51.
Agnihotri, Peeyush. 2004. Tubewells, Drilling for Deep Trouble. The Tribune, 16 de
febrero.
Frankel, Francine R. 1973. Politics of the Green Revolution: Shifting Peasant
Participation in India and Pakistan. In Food, Population, Employment: The Impact of
the Green Revolution. Editado por Thomas T. Poleman y Donald K. Freebairn.
Nueva York: Praeger Publishers.
IFPRI. 2008. India Faces Urgent Hunger Situation. Comunicado de prensa. Delhi:
International Food Policy Research Institute.
McGuirk, Anya y Yair Mundlak. 1991. Incentives and Constraints in the
Transformation of Punjab Agriculture. Research Report 87. International Food
Policy Research Institute.
Mishra, Pankaj. 2006. The Myth of the New India. The New York Times. 6 de julio.
Newman, Bryan. 2007. A Bitter Harvest: Farmer Suicide in India. Food First
Development Report 15. Citado en Gruesome Tale of Sikh Farmer Who Could Not
Pay the Interest on His Loan to the Bania (Moneylender). Washington DC: Khalistan
Affairs Center. 26 de agosto, 1998. www.khalistan-affairs.org.
Ver Vandanya.org, Shiva, Vandana. En The Practice of Earth Democracy. Research
Center for Science, Technology, and Ecology [consultado el 30 de enero, 2009.
Disponible en http://www.navdanya.org/about/practice_earth_dem.htm.
Shiva, Vandana. 1992. The Violence of the Green Revolution: Third World
Agriculture, Ecology, and Politics. Londres: Zed Books.
Singh, Baldev, Sukhwinder Singh, y Jaswinder Singh Brar. 2003. Extent of
Unemployment in the Border Districts of Punjab: A Case Study of Rural Ferozepur
District. Patiala: Center for Research of Economic Change, Punjabi University.
UNDP. 2004. Human Development Report: Punjab: United Nations Development
Program con el Gobierno de Punjab.
Weismann, Steven. 1987. Sikh Violence in Punjab a Threat to Indian Unity. The New
York Times. 5 de octubre.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 48

Cuadro 8

Haití: Escaparate del Libre Mercado


“Caso Perdido” es el más utilizado que la palabra “escaparate” para describir a
esa media isla, país Caribeño de Haití, el país más pobre del Hemisferio Occidental.
76% de la población haitiana vive con menos de US$2 al día, la mayoría por debajo
del nivel de pobreza extrema con menos de $1 por persona al día (IMF 2008). Haití
depende fuertemente de la importación de granos como arroz, trigo y maíz por lo
que la FAO colocó a Haití en la lista de los 22 países más vulnerables al aumento
en los precios de los alimentos y combustible del mundo.
Haití no siempre ha sido tan dependiente de las importaciones. Su integración a
la economía mundial empezó en 1986, después de la caída del dictador Jean-Claud
“Baby Doc” Duvalier (quien heredó el poder de su padre, el despiadado Francois
“Papa Doc” Duvalier). Bajo tutela estadounidense, la junta militar que reemplazo a
Baby Doc—el Consejo Nacional de Gobierno o CNG—implementó un programa
neoliberal radical que incluyó: la eliminación de aranceles, el cierre de industrias
estatales, la apertura del mercado agrícola a productores de EUA y la reducción de
30% de gastos en el sector agrícola en el fértil Valle de Artibonito, una zona en la
que se produce arroz. Las políticas fueron diseñadas para cumplir con las
condiciones del FMI, indispensables para obtener un préstamo de $24.6 millones,
necesitados desesperadamente, pues la dinastía Duvalier había hundido al país en
deudas.
El arroz y otros productos importados, especialmente los productos agrícolas
altamente subsidiados de EUA, inundaron el mercado haitiano inmediatamente. En
1987, Haití satisfizo tres cuartas partes de sus necesidades de arroz con la
producción nacional (Haiti Info 1995). Hoy, de las 400,000 toneladas de arroz
consumidas en Haití anualmente, tres cuartas partes son “Arroz de Miami”—apodo
que los haitianos pusieron al arroz de EUA vendido a la mitad del precio del arroz
local (Williams 2008). Según el actual presidente, René Préval, la raíz de la crisis
actual es la siguiente: “En 1987, cuando permitimos que el arroz barato entrara a
nuestro país, mucha gente aplaudió ‘Bravo’… Pero el arroz importado barato
destruyó el arroz de Artibonito. Ahora el arroz importado se ha vuelto caro y nuestra
producción nacional está en ruinas” (Lindsay 2008).
La segunda fase de la liberalización económica en Haití ocurrió a mediados de
los 1990s. Jean-Bertrand Aristide, el primer presidente electo democráticamente del
país, fue depuesto por un golpe militar en 1991. Como condición para que regresara
a la presidencia, EUA, el Banco Mundial y el FMI pidieron que se abriera más la
economía haitiana. Si el sacerdote radical quería ayuda, tenía que seguir las reglas
neoliberales.
En 1995, bajo el gobierno de Aristide, se redujeron los aranceles del arroz de
35% a 3%, el nivel más bajo del Caribe. Además, los fondos gubernamentales que
supuestamente servirían para desarrollar la agricultura, se utilizaron para pagar la
deuda externa. Los campesinos haitianos no podían competir con los productos
subsidiados de EUA, especialmente porque no tenían ningún tipo de apoyo ni
protección del gobierno. Según un documento de Oxfam publicado en el 2004, los
subsidios para los productores de arroz en EUA sumaron $1.3 mil millones sólo en
el 2003, una cantidad que duplica todo el presupuesto de Haití para ese año (Oxfam
International 2004).
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 49

De hecho, nunca se buscó que los agricultores haitianos compitieran con los
estadounidenses. La idea era que el crecimiento económico de Haití surgiera del
desarrollo del sector manufacturero. Desde los 1980s, la estrategia económica de
USAID y de las instituciones financieras internacionales ha sido sacarle provecho a
la principal ventaja competitiva de Haití—mano de obra barata—para aumentar las
exportaciones al Norte de bienes manufacturados y de productos agrícolas como
mango y café. Lo que sucedió fue una emigración masiva del campo a las ciudades,
provocando más pobreza, más desempleo y más crimen en los barrios pobres
urbanos.
Las protestas alimentarias en Haití son rebeliones alimentarias que cuestionan la
lógica del libre comercio. Franz Thelusma, un organizador comunitario, articula las
demandas de los manifestantes: “Primero, demandamos que el gobierno se
deshaga de su plan neoliberal. No aceptaremos este plan de muerte. Segundo, el
gobierno tiene que regular el mercado y bajar los precios de los bienes básicos”
(Carlsen 2008). A pesar de que el Presidente Préval—agrónomo por
entrenamiento—anunció que habría subsidios para bajar el precio del arroz 15%, en
un intento de tranquilizar a los manifestantes, el gobierno no ha revertido la ola de
liberalización que ha dejado a los haitianos sumamente vulnerables ante la crisis
alimentaria mundial. Haití, el país más pobre del Hemisferio Occidental, es una de
las economías más abiertas del mundo.

Carlsen, Laura. 2008. Behind Latin America's Food Crisis. Hungry for Justice: How
the World Food System Failed the Poor 11. Americas Policy Program, Center for
International Policy.
Haiti Info. 1995. Neoliberalism in Haiti: the Case of Rice. Haiti Info 3 (24).
IMF. 2008. Haiti: Joint Staff Advisory Note of the Poverty Reduction Strategy Paper.
In IMF Country Report 08/114. Washington DC: International Monetary Fund.
Lindsay, Reed. 2008. Haiti on the Death Plan. The Nation.
http://www.thenation.com/doc/20080602/lindsay (consultado el 14 de octubre,
2008).
Oxfam International. 2004. Kicking Down the Door: How Upcoming WTO Talks
Threaten Farmers in Poor Countries. Oxfam Briefing Paper 72. Oxfam International.
Williams, Carol J. 2008. Haiti's Food Crisis Rooted in Rice. Seattle Times, 15 de
mayo.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 50

Cuadro 9

El aumento repentino en las importaciones en Ghana

En 1998, la producción local de arroz en Ghana cubría 80% del consumo


doméstico. Para el 2003, esta cifra era menor, descendió a 20% (ActionAid
International Ghana 2006). Este no es el único producto en el que Ghana
ha sufrido un deterioro significativo de su producción. Según un informe:
“Hasta el inicio de los 1990s, la industria local proveía todo el pollo y todos
los huevos consumidos en Ghana. En 1992, 95% de la demanda de pollo
se cubría con producción local… Esta tendencia no continuó a lo largo de
los 1990s, cuando la importación de piezas de pollo como piernas, alas y
muslos de Europa atrajo a los consumidores. El patrón de consumo de la
población de Ghana cambió gradualmente de pollo entero a piezas de
pollo, especialmente de muslos. Entonces, a partir del 2000 el consumo
del pollo local había bajado 11%” (Monsalve et al. 2007). La sociedad civil
y los miembros del Departamento de Agricultura de Ghana ya habían
pronosticado este resultado, pero lo habían considerado una consecuencia
aceptable de las políticas de liberalización en las que los productores de
tomate, arroz y pollo debían competir sin protección contra los miles de
millones de dólares invertidos en subsidios en Europa y Norteamérica
anualmente. Los monopolios públicos se han transformado en monopolios
privados, sin ninguno de los beneficios de la competencia, y ahora, sin el
beneficio de poder recurrir a los funcionarios electos.

ActionAid International Ghana. 2006. Agro-Import Surge Study: The Case of


Rice in Ghana. Johannesburgo: ActionAid International.
Monsalve, Sofia, M. Issah, B. Ilge, A. Paasch, K. Lanje y Patrick Mulvany.
2007. Right to Food of Tomato and Poultry Farmers: Report of an
Investigative Mission to Ghana. Heidelberg: Foodfirst Information Action
Network FIAN.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 51

Cuadro 10

Filipinas: la muerte del arroz

Filipinas, el mayor importador de arroz en el mundo, ha sido duramente golpeado


por el tremendo aumento del precio del arroz en el mercado mundial; subió 76%
entre diciembre del 2007 y abril del 2008 (FAO 2008). De los factores culpables los
dos más mencionados son: el alza en los precios del petróleo y de los insumos
agrícolas, y los desastres climáticos que devastaron la producción de arroz, el
Ciclón Nargis en Myanmar y la sequía de Australia. Como resultado, los países que
exportan arroz, incluyendo India y Vietnam, impusieron restricciones de exportación
para asegurar su consumo doméstico, mientras que los países que importan arroz
(incluyendo las Filipinas) intentaron satisfacer sus necesidades de importación a
precios inflados. La prisa de Filipinas por asegurar 500,000 toneladas de arroz en
mayo fue acusada de subir los precios aún más.
Los filipinos salieron a las calles a protestar contra el aumento del precio del
arroz, el alimento básico más importante del país. El gobierno de Gloria Macapagal-
Arroyo respondió con medidas que variaron desde hacer llamamientos a cadenas
de comida rápida para que redujeran sus porciones de arroz hasta hacer promesas
de apoyo para la biotecnología.
Pero ¿cómo fue que las Filipinas, el centro del tazón de arroz mundial, hayan
perdido su habilidad para producir lo suficiente para alimentarse?
La Revolución Verde, lanzada en Asia en los 1960s, logró aumentar la
productividad del arroz en las Filipinas. Sin embargo, este aumento fue producto del
enorme uso de insumos químicos y de semillas híbridas. Entre 1976 y 1988, el
consumo total de fertilizantes subió de 668 toneladas a 1,222 toneladas—aumento
de más de 80% (Dolan 1991). Estas prácticas agrícolas intensivas en recursos
químicos generaron la degradación del suelo a largo plazo y mucha contaminación,
amenazando la producción futura (Rosegrant and Pingali 1994). Lo que es peor, es
que la agro-biodiversidad filipina se redujo de 1,400 variedades de arroz a cuatro
variedades, porque el crédito agrícola estaba condicionado solamente al cultivo de
híbridos de la Revolución Verde.
Para los 1980s, la tasa de aumento del uso de insumos fue mayor que la tasa de
aumento de rendimiento. En Luzón Central, por ejemplo, se logró un aumento de
13% en la productividad entre 1980 y 1989 usando 21% más fertilizantes y 34%
más semillas (Rosegrant and Pingali 1994). Mientras el precio de estos insumos
subía y el precio que recibían los campesinos bajaba, los pequeños agricultores se
endeudaron. Muchos abandonaron el campo. En consecuencia, Filipinas alcanzó
uno de los niveles más altos de crecimiento poblacional urbano del mundo en
desarrollo: un nivel anual de 5.1% entre 1960 y 1995 (World Bank 2009). Mientras
tanto, la cantidad de tierra dedicada a la producción de arroz bajó un promedio de
2.4% al año en la primera mitad de los 1980s (Dolan 1991).
Los campesinos no fueron los únicos que enfrentaron la presión económica. En
los 1980s, el gobierno filipino se enfrentaba a una deuda en aumento, a la inflación
creciente y a unos términos de intercambio en deterioro. En 1982, el régimen de
Ferdinand Marcos pidió prestado $200 millones bajo la condición de implementar un
programa de ajuste estructural del FMI que eliminó las restricciones en las
importaciones, disminuyó el financiamiento del gobierno a la agricultura y abolió los
mecanismos para la estabilización de precios. En los años que siguieron, el pago
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 52

de la deuda continuó siendo una prioridad nacional y la inversión en la agricultura


cayó drásticamente.
La entrada del país a la OMC en 1995 significó otro golpe para la agricultura.
Bajo el Acuerdo sobre la Agricultura, Filipinas tenía que eliminar todas las cuotas en
las importaciones agrícolas excepto las del arroz. La producción nacional de arroz
ya estaba tan debilitada que el grano era importado masivamente para satisfacer la
demanda, lo cual desmotivó aún más la producción doméstica. Entre 1996 y 1998 la
producción de arroz bajó 24% (Bernardino-Yabut 2000). De igual manera, una
inundación de importaciones baratas de maíz que costaba una tercera parte de los
granos producidos localmente, devastó la producción de maíz, la cual bajó 20% de
1993 a 1998 (Bernardino-Yabut 2000). Mientras tanto, de 1993 al 2003, la cuenta de
importaciones alimentarias nacional subió de $714 millones a $2.38 miles de
millones (Chavez et al. 2004).

Bernardino-Yabut, Natividad 2000. An Impact Study of Agricultural Trade


Liberalization in the Philippines. Quezon City: ISGN.
Chavez, Jenina Joy, Mary Ann Manahan, y Joseph Purugganan. 2004. Hunger on
the Rise in the Philippines. Bangkok: Focus on the Global South.
Dolan, Ronald E. 1991. Philippines: A Country Study. Washington DC: GPO for the
Library of Congress.
FAO. 2008. FAO Rice Market Monitor 11 (1).
Rosegrant, M. W., y Prabhu L. Pingali. 1994. Confronting the Environmental
Consequences of the Green Revolution in Asia "Urban Development in the
Philippines". Washington DC: World Bank Philippines. I. F. P. R. Institute.
World Bank. 2009. Urban Development and the Philippines.
http://go.worldbank.org/GLZOIMN160 (consultado el 30 de enero, 2009).
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 53

Cuadro 11

El Paquete de Doha de Ginebra: Retroceso del Tercer Mundo

La primera serie de historias sobre el colapso de las negociaciones de Doha tenían


que ver con las demandas poco razonables de China e India. El periódico
estadounidense The Washington Post pintó un cuadro de estos “advenedizos
intransigentes” de la siguiente forma:

Las delegaciones de alto nivel de EUA y de la Unión Europea mostraron una


buena disposición durante las conversaciones de la OMC de hacer
concesiones que hubieran revertido de manera gradual los subsidios y los
aranceles que habían utilizado por mucho tiempo para proteger a los
agricultores del primer mundo. Pero India y China insistieron en que tenían el
derecho de seguir protegiendo a sus agricultores y acusaron a EUA y a otros
países ricos de exagerar la generosidad de sus concesiones.
(Faiola 2008)

India y China sostuvieron que a las economías frágiles se les debe permitir proteger
su agricultura con un mecanismo de salvaguarda especial (SSM siglas en inglés).
En líneas generales, el SSM permite que los países impongan impuestos mayores
al valor acordado en las importaciones agrícolas, si el volumen de importaciones
supera su promedio de tres años en un porcentaje previamente definido. La meta es
proteger a los campesinos pobres de los aumentos repentinos en las importaciones.
Susan Schwab, la Representante de Comercio de EUA, propuso un aumento
monumental de 150% en el volumen de importaciones antes de que se pudieran
imponer dichos impuestos. Pascal Lamy, el director general de la OMC, propuso un
140%. Según modelos históricos, la cifra de 140% significa que la SSM sólo se
utilizaría en la mitad de los casos de aumentos repentinos en las importaciones
(ICTSD 2008a). Esto causaría daños tremendos a los agricultores de los países del
Sur. Ambas cifras permitirían mucho dumping i de materias primas de países
industriales ricos sin ningún remedio legal. Hablando en nombre de los G33 ii y de
otros países en vías de desarrollo, India propuso un valor de 110%. La
representante de EUA llegó a un “acuerdo” y apoyó la propuesta de Lamy (ICTSD
2008b). Cuando India propuso llegar a un compromiso, EUA se rehusó a bajar de la
cifra de 140%. EUA trató a China e India como los chivos expiatorios, aunque en
realidad representaban una coalición de casi 100 países.
Ben Burkett, el presidente de la Coalición Nacional de Familias Campesinas
(NFFC siglas en inglés) de EUA, rechazó la posición de su país. Dijo: “La OMC es
en gran parte la responsable de desmantelar las protecciones y los aranceles
domésticos y de dejar a muchos países a merced de los mercados volátiles y
especulativos su seguridad alimentaria. Siendo un granjero estadounidense, apoyo
de manera absoluta el derecho de India y de los países del G33 de implementar un
SSM para proteger a sus campesinos y a sus consumidores de las importaciones
ficticiamente baratas que están inundando sus mercados” (NFFC 2008).

Adaptado de Rick Jonasse, The Doha Collapse: Time to Get Agriculture out of
the WTO, Food First Policy Brief 15, agosto 2008,
http://www.foodfirst.org/en/node/2224.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 54

Faiola, Anthony y Rama Lakshmi. 2008. Bitter Rift Halts Free-Trade Talks: Emerging
Nations India, China Insist on Right to Tariffs. The Washington Post, 30 de julio.
ICTSD. 2008a. Agricultural Safeguard Controversy Triggers Breakdown in Doha
Round Talks. International Centre for Trade and Sustainable Development.
http://ictsd.net/i/news/bridgesweekly/18034/ (consultado el 7 de agosto, 2008).
ICTSD. 2008b. G7 Talks on Special Safeguard Mechanism Inconclusive as Blame
Game Heats Up. International Centre for Trade and Sustainable Development.
http://ictsd.net/i/wto/englishupdates/15018/ (consultado el 15 de agosto, 2008).
NFFC. 2008. Press Release: U.S. Family Farmers Applaud Demise of Doha
Negotiations. National Family Farm Coalition. http://www.foodfirst.org/en/node/2208
(consultado el 14 de agosto, 2008).

i
Acto de exportar productos manufacturados de un país a otro con un precio menor al precio del
mercado donde fue producido o inferior al costo de producción. Es una práctica que daña la
economía del país receptor.
ii
G33 Grupo de 33 países cuyas economías son las más grandes del mundo, integrado en 1999
sustituyendo al Grupo de 22.
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 55

Cuadro 12

TLCAN: Sus Efectos en la Agricultura

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) requirió la eliminación


inmediata de todas las barreras que no fueran aranceles para los bienes agrícolas y
la eliminación gradual, en un período de cinco años, de aranceles para productos
“sensibles” como el maíz, el frijol y la leche. Sin embargo, el gobierno mexicano
eliminó los aranceles antes de lo requerido y el comercio agrícola—particularmente
las exportaciones de granos estadounidenses y de frutas y verduras mexicana—
creció muy rápido (Carlsen 2007; de Ita 2008; Henriques 2004). El Servicio Exterior
Agrario del Departamento de Estado de EUA describió al TLCAN como “uno de los
tratados de comercio más exitosos de la historia” (Carlsen 2007). Sus oponentes
mantienen que el TLCAN sólo ha beneficiado a unos pocos grandes productores y a
las corporaciones que procesan comida, mientras que ha devastado a los pequeños
productores. En México, los pequeños productores (quienes antes del TLCAN aún
representaban 25% de la población) habían cultivado maíz históricamente como un
alimento básico para el consumo doméstico y para los mercados locales. Estos
pequeños productores generalmente producían hasta una cuarta parte de la
producción total a nivel nacional. Con la entrada de importaciones de maíz de EUA
vendido más barato en el mercado, estos pequeños productores ya no encontraron
compradores para sus productos (de Ita 2008; Scott 2006).
Los arquitectos del TLCAN supusieron que las señales del mercado empujarían
a los agricultores a producir otras cosas, como frutas y verduras, productos en los
que México—por su mano de obra barata y su temporada de cosecha de invierno—
tiene una ventaja comparativa sobre EUA (de Ita 2008). Pero sólo los grandes
productores del norte del país—ubicados en tierras planas, fértiles e irrigadas con
acceso a crédito, tecnología y mecanismos de comercialización establecidos,
pudieron hacer ese cambio. Típicamente, estas tierras son subcontratadas por
compañías estadounidenses que prefieren lidiar con los grandes productores
comerciales que con campesinos. Mientras tanto, la gran mayoría de los
campesinos vive en el centro y el sur de México, y cuenta con pequeñas parcelas
que dependen de la lluvia y que generalmente no sirven para la horticultura, debido
a que están en laderas empinadas, en suelos pobres y no tienen lluvia
regularmente. Estos campesinos tampoco tienen los recursos para cubrir los altos
costos de arranque, que implica empezar a producir para la exportación y por lo
tanto están excluidos del nuevo mercado de exportaciones. Además, aquellos que
supusieron que los campesinos dejarían de producir granos básicos fácilmente, no
consideraron el valor dietético y cultural que tiene el maíz en México rural. El éxito
de unos poco grandes productores encubre la difícil situación que viven los
campesinos en todo el país, de la misma manera como un PIB alto encubre el
hecho que los ingresos de los pobres están bajando (de Ita 2008; Scott 2006).
Desde que se aprobó el TLCAN, México rural ha enfrentado más pobreza, mayor
degradación ambiental, disturbios sociales y migración (de Ita 2008). Más de dos
millones de campesinos han dejado el campo (Stiglitz and Charlton 2005) y cada
año cientos de miles más arriesgan sus vidas cruzando la frontera en busca de
trabajo (Barry 1995). En lugar de estar ganando dinero en los nuevos mercados,
estos campesinos desplazados se han convertido en la mano de obra de las
grandes agroindustrias, recogiendo tomates y pimientos para los mercados
estadounidenses, sufriendo de las peores condiciones laborales y de vida en
LAS CAUSAS ORIGINARIAS 56

América del Norte (Wright 2005). Aunque sus ingresos tal vez hayan aumentado (lo
que ha contribuido a un PIB más alto), estos trabajadores enfrentan una nutrición en
deterioro, la separación de sus familias, trabajos inestables y mayores costos de
vida, debido a la pérdida de la auto-suficiencia (de Ita 2008).
Los defensores del TLCAN dicen que el aumento en el PIB de México es un
indicador del éxito del tratado, argumentando que la pobreza y la distribución
desigual de la riqueza son el resultado de políticas domésticas fracasadas y no del
libre comercio. Aquellos que se oponen al tratado responden que el TLCAN no ha
dejado que los gobiernos introduzcan mejores políticas y que ha aumentado la
influencia de las corporaciones en la política nacional (Meléndez Salinas 2007).
Muchos también señalan que los impactos del TLCAN han sido desiguales en los
diferentes países, porque EUA principalmente importa productos no esenciales
como café y frutas, mientras que México importa grandes cantidades de alimentos
básicos. Este tipo de comercio tiene un mayor impacto en la seguridad alimentaria
de México, en donde un gran porcentaje de la población practica la agricultura y
depende de ella, tanto para su ingreso como para su sostenimiento diario (de Ita
2008).

Barry, Tom. 1995. Zapata's Revenge: Free Trade and the Farm Crisis in Mexico.
Boston: Interhemispheric Resource Center.
Carlsen, Laura. 2007. NAFTA Inequality and Immigration. Americas Policy Program,
Interhemispheric Resources Center. México D.F.
de Ita, Ana. 2008. Fourteen Years of NAFTA and the Tortilla Crisis. Americas Policy
Program, Interhemispheric Resources Center. México D.F..
Henriques, Gisele, y Raj Patel. 2004. NAFTA, Corn, and Mexico's Agricultural Trade
Liberalization. IRC Americas Program Special Report, Interhemispheric Resources
Center. México D.F..
Meléndez Salinas, Claudia. 2007. Mexican Farmers Struggle to Survive: NAFTA,
Farm Bill, Lack of Other Economic Opportunities Force Subsistence Producers to
Find Work Elsewhere. Monterey County Herald, 5 de diciembre.
Scott, Robert E. et al. 2006. Revisiting NAFTA: Still Not Working for North America's
Workers. Economic Policy Institute. http://www.epi.org/content.cfm/bp173
(consultado el 23 de julio, 2008).
Stiglitz, Joseph E., y Andrew Charlton. 2005. Fair Trade for All: How Trade Can
Promote Development. Nueva York: Oxford University Press.
Wright, Angus. 2005. The Death of Ramón González: The Modern Agricultural
Dilemma. 2 edn. Austin: University of Texas Press.
4
La Sobreproducción del Hambre: La Ley Agrícola y de
Alimentos del 2008 del Tío Sam
La Ley Agrícola de EUA (Farm Bill) es una ley gigantesca aprobada por el Congreso
cada cinco a siete años. Financia una variedad de programas de gobierno,
incluyendo programas de cupones de alimentos (los cupones son entregados a
personas de escaso ingreso o desempleados para obtener ayuda alimentaria, el
Programa de Asistencia Alimentaria actualmente cubre a 36 millones de
estadounidenses con comida no saludable por el alto contenido de carbohidratos,
sal y azúcar) y nutrición, investigación agrícola, bienestar de los animales, ingeniería
forestal, electricidad rural y oferta de agua, asistencia alimentaria extranjera y el
pago de subsidios para productores comerciales de materias primas.
La fluctuación anual de los precios y los niveles de producción agrícola, hace
que el sector agrícola sea financieramente riesgoso. Además, los agricultores se
están atrapados por el costo de producción, pues tienen que utilizar insumos
industriales caros para producir materias primas baratas. Los agricultores tienen
que invertir bastante en insumos y en trabajo, luego esperar que el clima no les
arruine la cosecha. Cuando llevan sus productos al mercado meses después,
frecuentemente encuentran que los precios de sus productos han bajado. El pago
de subsidios, las garantías de precios, los seguros de cultivos, las reservas de
granos y otras medidas, se han utilizado históricamente para darle más estabilidad a
los agricultores dadas las condiciones inherentes adversas de la agricultura.
Las crisis alimentarias y las crisis agrícolas nunca están distantes. En los 1970s,
el gobierno de EUA había estado controlando la oferta de granos y las fluctuaciones
del mercado conservando las reservas nacionales y pagándole a los agricultores
para mantener sus tierras ociosas. Pero cuando la crisis petrolera y la inflación
subieron los precios de los alimentos—provocando mucha hambre alrededor del
mundo—el Secretario de Agricultura de Estados Unidos Earl Butz les dijo a los
agricultores que: salvaran al mundo del hambre trabajando todas sus tierras y
poniendo sus cosechas enteras en el mercado. Se reemplazaron las políticas que
controlaban la sobre-producción y que protegían a los agricultores de las
fluctuaciones de los precios por políticas que promovían la mayor producción
posible y los precios bajos.
Cuando se evidenció que los pobres eran demasiado pobres para poder comprar
toda la comida producida en EUA, los precios cayeron. Entonces el Secretario Butz
les dijo a los agricultores que para salir de la crisis tenían dos alternativas; o ampliar
sus operaciones o salirse del negocio. Esto provocó la bancarrota y obligó a más de
la mitad de las familias agricultoras estadounidense a abandonar la agricultura. El
tamaño promedio de las granjas se duplicó de 200 a 400 acres, lo que refleja el
cambio hacia las mega-producciones. Las granjas grandes y corporativas ahora
controlan 75% de la producción agrícola en EUA (Rosegrant 1994; Banker et al.
2007).
Bajo una nueva política agrícola, se garantizó a los agricultores un precio mínimo
por sus granos. Fiel a su palabra, el gobierno pagó miles de millones de dólares
para mantener excedentes de granos baratos durante las dos décadas siguientes.
Los granos baratos se convirtieron no solamente en el baluarte de la explosión de
LA SOBREPRODUCCIÓN DEL HAMBRE 58

productoras de carne industrial, sino que también de la política exterior de EUA.


Esta estrategia después se incorporó a las reglas de la OMC, impidiendo que los
países en vías desarrollo aumentaran sus aranceles para proteger su agricultura de
las importaciones baratas estadounidenses.
Pero la membresía en la OMC también requería que Estados Unidos
abandonara sus subsidios agrícolas. La Ley Agrícola de 1996 le daba hasta el 2001
para eliminarlos. La también llamada "Ley de Libertad de Cultivar", terminó con las
reservas de granos y eliminó los aspectos positivos de la Ley Agrícola (los precios
mínimos y los programas de conservación y de diversificación, por ejemplo).
Contando en poder exportar sin límites, los agricultores estadounidenses
comenzaron a prestar mucho dinero demasiado rápido. Cuando el precio mundial de
los granos cayó, el gobierno de EUA rescató a sus agricultores con miles de
millones de dólares en "pagos de emergencia", que según ellos, "técnicamente no
eran subsidios". En el 2002, el precio del maíz y del trigo exportado por EUA estaba
entre 13 y 43% por debajo del precio de producción. No sorprende que estos pagos
de emergencia que "no eran subsidios" establecieran la base de la Ley Agrícola del
2002.
Los mayores beneficiarios de estas políticas fueron los grandes productores, las
multinacionales de granos como Cargill y Archer Daniels Midlands y las industrias
productoras de carne industrial (como Tyson y Smithfield), las cuales tuvieron
acceso a grandes cantidades de granos baratos para sus comidas procesadas y
alimento de sus animales.

La Ley de Alimentos, Conservación y Energía del 2008


La Ley de Alimentos, Conservación y Energía, también conocida como la Ley
Agrícola, tiene un presupuesto de $307 mil millones para usar en un periodo de
cinco años. En lo que a alimentos se refiere, 68% del dinero está destinado a apoyar
el Programa de Asistencia Alimentaria (Mitchell 2008). Gracias al activismo
incansable de mucha gente en EUA, también hay $100 millones al año para
dividirse entre programas nuevos de sistemas locales de alimentación, para
incrementar el acceso a alimentos nutritivos en comunidades marginadas y para
apoyar la producción orgánica, a los nuevos agricultores y que pertenecen a
minorías (Banker et al. 2007).
Desafortunadamente, la ley también incluye $74 mil millones para programas
que benefician a las mega-producciones y las agroindustrias corporativas, y que
perjudican la salud pública, al ambiente y a las comunidades agrícolas en todo del
mundo:
$12.6 mil millones en programas que apoyan a los productores de mercancías
con $8.7 mil millones en pagos directos sin importar las necesidades del productor
(CCC 2008);
$300 millones al año para programas de agrocombustibles, los cuales
continuarán subiendo el precio de los granos (Posey 2008).
LA SOBREPRODUCCIÓN DEL HAMBRE 59

El boom/el auge: ¿Se están beneficiando los agricultores?

Aunque con la crisis alimentaria los precios de los granos aumentaron


desmesuradamente, los agricultores no se beneficiaron por mucho tiempo. El
incremento espectacular del precio del maíz (de $2 a $8 el canasto) fue rápidamente
seguido por la triplicación de los costos de producción y después por una caída en
el precio de las materias primas cuando pegó la crisis financiera internacional.
Por cada dólar que se vende de comida, los agricultores reciben menos de 20
centavos, con los que tienen que pagar los costos de producción que han subido
45% en los últimos seis años. La mayoría de los precios de fertilizantes se han
triplicado en 18 meses. El precio de urea, el fertilizante de nitrógeno más común, ha
incrementado de $281 la tonelada en enero del 2007, a $412 en enero del 2008, a
$815 en agosto—un incremento total de 300% (IFDC 2008). Además, los precios
del diesel para los agricultores han aumentado 40% en los últimos dos años
(Energy Information Administration 2008).
Los agricultores orgánicos reportan que el costo de los insumos como
fertilizantes orgánicos, semillas y plásticos utilizados para la irrigación ha subido, así
como otros gastos generales como los de electricidad y agua. Muchos productores
de leche orgánica ya no encuentran forraje orgánico. A pesar de que en algunos
casos ha aumentado el número de compradores en los mercados locales y que a
corto plazo los pequeños productores pertenecientes a la agricultura apoyada por la
comunidad (CSA, siglas en inglés) parecen ser los más beneficiados (porque sus
consumidores ayudan a cubrir los costos de producción), éstos pueden ser
desplazados fácilmente por la incertidumbre de las cosechas del próximo año o por
la situación económica en general. En la región sureña y nor-central de EUA, la
crisis ha estado acompañada de inundaciones y huracanes, lo que ha forzado a
LA SOBREPRODUCCIÓN DEL HAMBRE 60

muchos agricultores a volver a sembrar y ha significado la pérdida de productos


para vender a distribuidores o en mercados locales.

El desplome económico
Debido a la crisis financiera mundial, hay granos guardados en cargueros alrededor
del mundo porque los compradores no consiguen el crédito necesario para
adquirirlos. Los agricultores también están teniendo dificultades encontrando
suficiente crédito para cubrir sus costos de producción (Weitzman 2008). Los
precios de los granos después de dos años de boom ahora están cayendo entre 47
y 62% (CBOT 2008; Cha and McCrummen 2008). El precio del maíz llegó a diez
dólares el canasto, lo cual fue devastador para los consumidores pobres. Que el
precio del canasto baje ahora a tres dólares devastará a los productores.
La volatilidad del mercado internacional de granos es la perdición de los
sistemas alimentarios globalizados del presente. Por los altibajos de la economía
en los 1970s, EUA perdió la mitad de su población agricultora. ¿Qué perderá si la
agricultura se desploma nuevamente?

La Política Agrícola Común de la Unión Europea 6


En Europa, desaparecen más de mil granjas cada día (Coordinadora Europea de la
Vía Campesina 2008). La principal causa de esta tendencia es la falta de voluntad
política de los gobiernos y las instituciones internacionales para apoyar la agricultura
local, familiar y de pequeña escala. Al igual que la Ley Agrícola de EUA, la Política
Agrícola Común de la Unión Europea (y las reglas agrícolas de la OMC) protegen
los intereses de la agroindustria, no los de las familias agricultoras. Estas políticas
ponen a las ganancias de las corporaciones por encima de las necesidades
alimentarias de la gente y de la producción local y sustentable.
La actual Política Agrícola Común (CAP, siglas en inglés) es una combinación de
malas políticas y de malas reformas que se han venido aplicando desde 1992. El
CAP, con su enfoque a favor de la agricultura industrial y los subsidios, generó un
boom en la producción agrícola, lo cual provocó que los precios descendieran y tuvo
impactos ecológicos y sociales muy negativos (Soler 2007). El CAP destina la
mayoría de su asistencia a grandes productores, en detrimento de las pequeñas
granjas familiares. Como dice el informe Goliat contra David: Quién gana y quién
pierde con el CAP en España y en países pobres (Intermón Oxfam 2005), “el CAP
sostiene un modelo de producción intensivo que premia a aquellos que tienen más y
provoca distorsiones importantes en los mercados internacionales, generalmente en
detrimento de los países en vías de desarrollo”. Ese informe añade que “detrás del
laberinto legal y técnico que acompaña al sistema funcional está escondido un
principio sencillo: entre más produces y más tierra tienes—que es otra forma de
decir, entre más rico eres—más asistencia pública recibes”.
Según información de la Comisión Europea, en el 2000 unos 2.3 millones de
agricultores europeos recibieron solo 4% de los subsidios agrícolas de la Unión
Europea, mientras 5% de los más grandes productores recibieron más de la mitad
de los subsidios. En Gran Bretaña, las familias más ricas recibieron enormes
subsidios de la Unión Europea: al Duque de Westminster, €470,000; Sir Adrian
Swire, €300,000 por su granja en Oxfordshire; y el Duque de Marlborough, €535,000
por su producción de cereales, entre otros. La misma lógica se repite en Francia,
Alemania y España. Según los datos del gobierno francés, una cuarta parte de sus
agricultores no reciben ningún tipo de asistencia, mientras que el 15% de las granjas
más grandes reciben seis de cada diez euros de los subsidios que da el gobierno
LA SOBREPRODUCCIÓN DEL HAMBRE 61

francés (Watkins 2003). En España, 17% de los grandes terratenientes reciben


ingresos mucho mayores a los ingresos promedio, mientras que 60% de los
pequeños propietarios reciben cantidades menores al ingreso promedio (Intermón
Oxfam 2005).
La batalla por la comida en Europa también se está manifestando como una
lucha contra los organismos genéticamente modificados (OGMs). España es el
único país en Europa que cultiva OGMs a gran escala, y como consecuencia, se ha
convertido en la puerta trasera de la entrada de OGMs al continente. España
importa aproximadamente nueve millones de toneladas de soya y de maíz
anualmente de países que producen OGMs masivamente, como EUA, Argentina y
Brasil. Cargill, Bunge, Simsa y ADM no separan los granos genéticamente
modificados de los convencionales, lo que ha causado una gran contaminación
genética (Greenpeace España 2004). En Europa no hay una protección sistemática
de las semillas convencionales y orgánicas. Además, un umbral impreciso de
contaminación accidental es legalmente aceptable. Esto pone en riesgo la libertad
de elección de los agricultores y de los consumidores, además pone en peligro a la
producción convencional y orgánica.
El modelo de agricultura industrial de la Unión Europea ha tenido impactos
sociales y ambientales muy profundos en la región. En España 147,000 granjas
familiares desparecieron entre 1999 y 2003, lo que resultó en la despoblación de las
áreas rurales, su empobrecimiento y la retirada de servicios públicos básicos
(Intermón Oxfam 2005). La degradación del medio ambiente ha ocurrido
rápidamente como consecuencia del CAP: los suelos se han erosionado por el uso
excesivo de pesticidas y fertilizantes, los suelos se han empobrecido por la falta de
rotación de cultivos y la falta períodos de descanso para la tierra; se ha perdido
biodiversidad por la expansión de los monocultivos; ha habido desertificación, se
han agotado y contaminado las fuentes de agua por la irrigación excesiva.

6
Adaptado de Esther Vivas "CAP, Alternativas y Resistencia: Algo se está moviendo en Europa",
correo electrónico, 27 de enero, 2009.
LA SOBREPRODUCCIÓN DEL HAMBRE 62

Cuadro 13

Los Riesgos de un Mercado no Regulado

Escrito por George Naylor, de la Coalición Nacional de Familias Campesinas de


EUA (NFFC siglas en inglés)

Los agricultores producen materias primas (especialmente granos) porque no


son perecederos, se pueden guardar y funcionan prácticamente como dinero a lo
largo del año. El ciclo de altas y bajas es inherente en una economía agrícola no
regulada. En años de abundancia y bajos precios, los agricultores individuales
aumentan su producción en el intento de mantener su ingreso. Esto disminuye aún
más el precio en el mercado, llevando al consumo despilfarrador—como por ejemplo
alimentando animales o en las plantas de etanol. En años de escasez, la demanda
que creció en los años de abundancia empuja el alza de los precios. Tanto los
agricultores como los consumidores pobres sufren bajo este mercado no regulado.
La solución es reconocer primero que, el mercado tiene una tendencia natural de
descontar los costos ambientales y sociales que son inevitables en la producción no
regulada de materias primas. Se tiene que establecer un precio mínimo para
interiorizar estos costos y ajustarlo a la inflación (este precio mayor desalentaría el
uso de los granos como forraje y como insumo para la producción de etanol).
Después, el gobierno necesita implementar programas de conservación y de control
de la producción, para limitar la sobreproducción que desperdicia y promover la
biodiversidad. Finalmente, tenemos que estipular una reserva gubernamental que
mantenga los excedentes fuera del mercado en años de abundancia para no violar
el precio mínimo y sacarlos en tiempos de escasez, de esta manera asegurar la
seguridad alimentaria. Esto se necesita hacer a nivel internacional entre los países
que pueden producir excedentes de materias primas. Todos los países deberían
tener el derecho de eliminar las importaciones que dañan sus políticas agrícolas que
han elegido, las cuales les permiten respetar sus tradiciones, su ambiente, su
seguridad alimentaria y la necesidad de asegurar oportunidades económicas en sus
zonas rurales.
LA SOBREPRODUCCIÓN DEL HAMBRE 63

Cuadro 14

EUA: La Crisis Alimentaria Llega a Casa

Pocas personas piensan en EUA cuando se considera la crisis alimentaria. Sin


embargo, a espaldas de la atención internacional está el hecho que, aún antes de la
crisis alimentaria mundial, más de 35 millones de personas en EUA—12% de la
población—sufría hambre. Con la crisis, se les unieron las personas viviendo
ligeramente arriba de la línea de pobreza, provocando que 50 millones de personas
no tengan seguridad alimentaria en el país más rico del mundo. En una tierra
moderadamente poblada, de grandes riquezas, suelos ricos, agua abundante y la
tecnología más moderna, estos números contradicen los argumentos de que el
hambre se debe a la “sobrepoblación”, al “subdesarrollo”, o a una “escasez de
recursos”. La crisis alimentaria está afectando a EUA y con la crisis económica, el
tema pronto se convertirá en un tema político nacional.
Los precios de la comida al detalle en EUA subieron 4% en el 2007. Según la
USDA, los precios subirán entre 3% y 4% en el 2008, el más rápido aumento en 17
años (Leibtag 2008). Muchas personas que no tienen seguridad alimentaria en EUA
viven en “desiertos alimentarios” y tienen que viajar largas distancias para comprar
comida fresca. La triple presión: una economía débil, la inflación de los precios de
los alimentos y la inflación de los precios de la energía, está afectando tanto a los
pobres como a la clase media. El año pasado más de 28 millones de personas—un
récord nacional—se vieron empujados a buscar asistencia del programa nacional de
cupones de alimentos i (Winne 2008). Una docena de huevos costaba 50 centavos
más en el 2008 que en el 2007 y una barra de pan costaba 20 centavos más. La
mayoría de los pequeños minoristas, que operan con un pequeño margen de 1%-
3%, no pueden absorber estos aumentos en los precios, así que se los pasan a los
consumidores. Sin embargo, como ellos ganan dinero al vender grandes volúmenes
con bajos márgenes—y como no pueden surtirse directamente de los
productores—las grandes cadenas y tiendas se aprovechan, teniendo grandes
ganancias en tiempos de crisis. Safeway registró un aumento de 15.7% en su
ingreso entre el 2006 y el 2007. Las ganancias de Tesco, una compañía inglesa,
aumentaron 11.8% el año pasado (una cifra récord). Otras grandes compañías,
como por ejemplo WalMart, también dicen que la venta de alimentos está
provocando el aumento de sus ganancias.

Bancos de Comida: La Advertencia

Las actuales tendencias de los bancos de comida ii son un buen indicador de la


dimensión de la crisis: hay menos comida disponible, los alimentos están más caros
y la cantidad de personas no abastecida por los bancos alimentarios está creciendo.
En el 2008, una encuesta hecha por Feeding America (Alimentando América, la
agencia coordinadora de bancos de comida de EUA que distribuye dos mil millones
de libras de comida anualmente) revelo que 99% de los bancos de comida han
aumentado de manera significativa la cantidad de personas a las que ayudan
(America's Second Harvest 2008). Aunque la demanda de alimentos ha crecido, el
valor de las acciones alimentarias en la bolsa de valores está bajo. Los excedentes
de la Secretaria de Agricultura de EUA (USDA siglas en inglés) han disminuido $200
millones (Leibtag 2008) y las donaciones locales de alimentos han disminuido 9% a
nivel nacional (Fraser 2008). (La USDA distribuye los excedentes cuando las
LA SOBREPRODUCCIÓN DEL HAMBRE 64

acciones están altas o cuando los precios de las materias primas están por debajo
de cierto nivel. Al igual que la asistencia alimentaria internacional, responden
primero a las necesidades del mercado de granos, lo que tiende a disminuir la
distribución cuando los alimentos son más necesitados y a aumentar cuando son
menos necesitados.) Como muchos bancos de comida dependen fuertemente de la
sobre producción de la USDA, se han visto forzados a buscar fuentes y proveedores
de alimentos alternativos. Los bancos de comida también están sufriendo por la
disminución de donaciones monetarias de parte de la clase media y por la
disminución de donaciones de alimentos de corporaciones alimentarias, a causa del
surgimiento de "mercados secundarios" lucrativos (como por ejemplo Big Lots,
Dollar Tree, y Grocery Outlet). En California—el estado agrícola más rico de EUA—
la Asociación de Bancos de Comida de California aseguró en el verano del 2008
que los bancos de comida están en el “principio de una crisis” (California Association
of Food Banks 2008).
Adaptado de Conner et al., The Food Crisis Comes Home: Empty Food Banks,
Rising Costs—Symptoms of a Hungrier Nation, Food First Backgrounder, vol.14, no.
3, 2008.

America's Second Harvest. 2008. New Survey Underscores Urgent Need for Farm
Bill as Demands Are Up, Food Down: More Hungry Americans Turn to Nation's
Food Banks for Help. America’s Second Harvest. Chicago.
California Association of Food Banks. 2008. International Food Crisis: Food Bank
Clients in Peril. California Association of Food Banks. Oakland, California.
Fraser, R. 2008. Media Relations Manger, Telephone interview with H. Conner. in
The Food Crisis Comes Home: Empty Food Banks, Rising Costs—Symptoms of a
Hungrier Nation, Food First Backgrounder, vol.14, no. 3, 2008. 30 de junio. Food
First, Oakland, California
Leibtag, Ephraim. 2008. Summary of Recent Retail Food Price Research and
Trends. Arlington VA: Food Marketing Institute.
Winne, Mark. 2008. Leading the Charge, Leading the Change. Keynote address
given to the Northwest Harvest Food Bank Annual Meeting, Seattle WA.

i
Los cupones de alimentos son un programa del Departamento de Agricultura de EUA que brinda
cupones canjeables por comida para personas y familias pobres. Se creó en los años 1930 durante
la depresión económica, posteriormente fue reactivado en 1961. En 1964 se emitió una ley dándole
continuidad al programa.
ii
Los bancos de comida son parte de la red Alimentando América, institución caritativa para aliviar el
problema de hambre en EUA. La red depende de donaciones y fondos del estado.
5
Los agrocombustibles: Una mala idea en el peor momento
En el 2007, Lester Brown, del Earth Policy Institute (Instituto de Políticas de la
Tierra) horrorizó al mundo al afirmar: “La cantidad de granos que se necesita para
llenar un tanque de 25 galones con etanol una sola vez, alimenta a una persona por
todo un año” (Brown 2007). Jean Ziegler, el relator especial de las Naciones Unidas
sobre el derecho a la comida, fue igualmente crítico. Él describió a los
agrocombustibles como un “crimen contra la humanidad” y exigió que los gobiernos
implementaran una moratoria de cinco años en su producción (Ziegler 2007). Estos
pronunciamientos fueron las primeras fracturas del supuesto “consenso de
agrocombustibles”—una creencia ampliamente aceptada que los agrocombustibles
representan la transición a una economía de combustibles renovables, a una
economía que reducirá la emisión de gases con efecto invernadero y que traerá una
nueva era de prosperidad rural.
La fe en los agrocombustibles ayudó a desatar un boom de inversiones para su
investigación, para plantas de procesamiento y para la conversión de millones de
acres de tierra en plantaciones de azúcar, maíz, palma africana y jatrofa alrededor
del mundo. El deseo de tener un combustible alternativo que confronte al “cenit
petrolero” forjó un acuerdo social silencioso en torno a la necesidad de los
agrocombustibles, aún mientras la evidencia científica contradecía los argumentos
promovidos de manera entusiasta por la industria. Mentiras: con los
agrocombustibles se ahorraría energía y se beneficiaría el medio ambiente (Crutzen
2007; Searchinger et al. 2008). Las protestas de campesinos pobres por haber
perdido sus tierras ante la expansión de la palma africana en Colombia, de los
ganaderos tras perder sus tierras ante la expansión de plantaciones de jatrofa en
África e India, de los trabajadores azucareros viviendo y muriendo en condiciones
esclavistas en Brasil, o de los conservacionistas de Malasia luchando por preservar
los bosques en donde viven los orangutanes en peligro de extinción, fueron
ahogadas por la “Fiebre de Oro Verde”. Políticos de todo tipo apoyaron la expansión
de los agrocombustibles, votando por miles de millones de dólares en subsidios,
aranceles y estímulos fiscales.
No fue sino hasta que estalló la crisis alimentaria mundial que los gobiernos se
vieron forzados a cuestionar el uso de recursos alimentarios para la producción de
combustible.
LOS AGROCOMBUSTIBLES 66

Aunque la inflación en los precios de comida no fue causada solamente por los
agrocombustibles, la expansión explosiva del mercado de etanol tuvo un efecto
directo en el aumento del precio de los granos (De La Torre Ugarte and Murphy
2008). Entre el 2001 y el 2006, la cantidad de maíz utilizado en destilerías de etanol
estadounidenses se triplicó de 18 millones de toneladas a un promedio de 55
millones de toneladas. Entre el 2006 y el 2007, el aumento en EUA fue de 54 a 81
millones de toneladas, lo que equivale a dos veces el aumento mundial en la
demanda de granos ese año. Para el 2008, una cuarta parte del maíz cultivado en
EUA se estaba destinando a la producción de etanol (Financial Times 2008).
Aunque las industrias lo nieguen, los agrocombustibles sí aumentan el precio de
los alimentos. De hecho, su propósito original era añadirle valor al grano barato y
excedente. (En este sentido, funcionaron demasiado bien…) Como el maíz de EUA
representa el 40% de la producción mundial de maíz, aumentar el valor del maíz
estadounidense como combustible impacta los mercados internacionales del maíz
como comida. Cuando sube la demanda de maíz para combustible, no solamente
sube el precio del maíz en general, sino que también se siembra más maíz, lo que
reduce la producción de otros granos como trigo y soya. Con menos tierra
disponible para su cultivo, el precio de estos productos también sube.
El Instituto Internacional de Investigación sobre Política Alimentaria (IFPRI,
siglas en inglés) predice que dependiendo de la velocidad de la expansión de los
agrocombustibles, para el 2020 el precio internacional del maíz subirá entre 26% y
72% y el de semillas oleaginosas entre 18% y 44% (von Braun 2007). Al subir 1% el
precio de la comida, 16 millones de personas pierden su seguridad alimentaria
(Runge and Senauer 2007).
Sin embargo, los agrocombustibles no solamente aumentan el precio de los
alimentos, sino también consolidan un monopolio corporativo y ponen a nuestro
sistema alimentario y a nuestro sistema de combustibles debajo de un mismo techo
industrial.
LOS AGROCOMBUSTIBLES 67

¿Cómo? La sobreproducción de granos provocó un declive constante en el


precio de los alimentos y en los márgenes de ganancia en los últimos 30 años. En el
pasado, las corporaciones compensaban esta disminución en la tasa de ganancia
aumentando la productividad por medio de mejoras tecnológicas (e.g., la Revolución
Verde), o añadiéndole valor a materias primas al transformarlas (e.g., maíz
transformado en carne), e integrándose de manera vertical—expandiendo sus
operaciones para incluir: producción, procesamiento y venta al pormenor,
capturando una mayor parte de la cadena del valor de los alimentos. Las compañías
de granos simplemente vendían y transportaban cada vez mayores cantidades de
granos.
Los agrocombustibles logran todas estas cosas en una sola operación.
De esta manera, los agrocombustibles son como una “tienda industrial única”
para resolver el problema del la disminución de la tasa de ganancias de la
agroindustria. La transformación de la comida en combustible: (a) abre nuevos
espacios en el mercado para materias primas sobre-producidas, como el maíz y la
caña de azúcar, (b) aumenta el valor de esos productos tanto en el mercado de
alimentos como en el mercado de combustibles, (c) crea más pasos de
procesamiento que permiten que actores corporativos añadan y capturen más valor,
y (d) aumenta la cantidad total de granos comercializada. Con esto en mente, no
sorprende que la producción de agrocombustibles esté creciendo rápidamente, a
pesar de sus negativas consecuencias sociales y ambientales.

Quienes apoyan la producción de agrocombustibles argumentan que si se


siembran los vegetales en tierras ecológicamente degradas, se ayudará—no se
dañará—al ambiente. Tal vez el gobierno de Brasil haya tenido esta idea en mente
cuando reclasificó unos 200 millones de hectáreas de pantanos secos, selvas
tropicales y praderas como “degradas” y aptas para el cultivo. En realidad, esas
LOS AGROCOMBUSTIBLES 68

tierras son ecosistemas biológicamente diversos de la Mata Atlántica, del Cerrado y


del Pantanal, habitadas por comunidades indígenas, agricultores de subsistencia y
extensos ranchos ganaderos. La introducción de plantaciones para
agrocombustibles simplemente empujará a estas comunidades a la “frontera
agrícola” del Amazonas, en dónde ya se conoce bien la deforestación devastadora.
La soya provee el 40% de biodiesel brasileño. La NASA ha correlacionado el
incremento de precio de la soya en el mercado con la destrucción de la selva
Amazónica, que actualmente es casi 325,000 hectáreas destruidas al año.
Llamadas “El Diesel de la Deforestación”, las plantaciones palma africana para el
biodiesel son la causa principal de la pérdida de bosques en Indonesia, un país con
uno de los índices más altos de deforestación en el mundo. Para el 2020, las
plantaciones de palma africana en Indonesia se triplicarán en tamaño a 16.5
millones de hectáreas—un área equivalente a la extensión de Inglaterra y Gales—
resultando en la pérdida de 98% del bosque. Malasia, un país vecino – el mayor
productor de aceite de palma en el mundo – ya ha perdió 87% de sus selvas
tropicales y continúa su deforestación a una velocidad de 7% al año.
Los promotores de los agrocombustibles ya no son los medio ambientalistas ni
los agricultores familiares, sino las corporaciones multinacionales y los
inversionistas, quienes han aumentado sus inversiones en la industria siete veces
sólo en tres años (CNBC 2007). Esta inversión está creando nuevas alianzas
corporativas entre agroindustrias y compañías de biotecnología, petróleo y de autos:
ADM con Monsanto y Conoco-Phillips; BP con DuPont y Toyota, así como con
Monsanto y Mendel Biotechnology; Royal Dutch Shell con Cargill, Syngenta, y
Goldman-Sachs; y DuPont con British Petroleum y Weyerhauser. En junio del 2007,
BP, Associated British Foods y el gigante en químicos DuPont Co., anunciaron que
invertirían $400 millones para construir una planta de agrocombustibles en Inglaterra
(Holt-Giménez and Kenfield 2008).
A pesar de algunas dificultades dentro de la industria, los objetivos, los
subsidios, los aranceles y los beneficios fiscales garantizan el éxito de la industria
de agrocombustibles. En gran medida esta seguridad se debe a los subsidios de
EUA para el etanol, que son de hasta $1.38 por galón. Para la primavera del 2009
esto equivalía a más de la mitad de su precio al por mayor en el mercado. En el
2006, el apoyo estatal y federal de EUA para la industria de etanol estaba entre los
$5.1 y $6.8 miles de millones (IISD 2006).

¿Se benefician los agricultores?


En los trópicos de los países del Sur, 100 hectáreas dedicadas a la agricultura
familiar generan 35 empleos. Por cada 100 hectáreas, las plantaciones de palma
africana y de caña de azúcar ofrecen diez empleos, las de eucalipto dos empleos y
las de soya un empleo medio tiempo, todos pobremente pagados. La creación de
plantaciones de palma africana en comunidades afro-colombianas han desplazado a
punta de pistola a muchos campesinos de miles de hectáreas de su propia tierra
(Zimbalist 2007). La “Explosión de Jatrofa” en India y África, lejos de ocupar tierra
ociosa o no productiva, o de ser un cultivo comercial de setos que beneficie a los
campesinos, se ha convertido en una plantación de monocultivo, empujando a los
pastores fuera de tierras de pastoreo y ha obligado a los campesinos a convertirse
en trabajadores agrícolas que trabajan bajo contrato y son muy mal pagados.
Hace poco tiempo, los agrocombustibles se vendían principalmente en mercados
locales y sub-regionales. Incluso en EUA, la mayoría de las plantas de etanol eran
relativamente pequeñas y estaban controladas por granjeros. Con el boom de
LOS AGROCOMBUSTIBLES 69

agrocombustibles, las grandes industrias rápidamente están tomando el control,


centralizando las operaciones y creando economías de escala. Rápidamente las
grandes compañías de petróleo, de granos y de ingeniería genética están
consolidando su control sobre toda la cadena de valores de agrocombustibles. El
poder que tienen estas corporaciones en el mercado es alucinante: Cargill y ADM
controlan 65% del comercio internacional de granos, mientras que Monsanto y
Syngenta controlan 25% de la industria de tecnología de ingeniería genética,
valorada en unos $60 mil millones. Este poder les permite extraer ganancias de los
segmentos menos riesgosos y más lucrativos de la cadena de valores, e.g.,
insumos, procesamiento y distribución. Los agricultores que siembran vegetales
para producir combustible serán cada vez más dependientes de un grupo pequeño
de compañías bien organizadas porque ellas poseen las semillas, insumos,
servicios, procesamiento y la venta de sus productos. Probablemente los
productores agrícolas no recibirán muchos beneficios. Lo más probable es que los
pequeños propietarios serán forzados a dejar el mercado y a dejar su tierra, de la
misma manera que cientos de miles de personas ya han sido desplazadas por las
plantaciones de soya controladas por las corporaciones en la “República de la
Soya”—un área de más de 50 millones de hectáreas que cubre el sur de Brasil, el
norte de Argentina, Paraguay y el este de Bolivia.
Hay un apoyo enorme para los agrocombustibles en las regiones productoras de
maíz de Norte América. La Asociación de Productores de Maíz de EUA, la
Asociación Americana de Productores de Maíz y la Asociación de Semillas
Oleaginosas de Canadá promueven los agrocombustibles. Esto ocurre porque tras
décadas de bajos precios, muchas comunidades rurales de América del Norte se
convirtieron en pueblos fantasmas económicamente deprimidos, con pocos
empleos, negocios fracasados, una infraestructura en ruinas y un doloroso déficit en
servicios humanos básicos, como hospitales, escuelas, bomberos, bancos y
mercados. El hambre en EUA es peor en las áreas rurales que en las urbanas,
siendo el medio oeste rural el “desierto alimentario” más grande del mundo.
Cuando la industria de agrocombustibles subió el precio del maíz a niveles no
conocidos por varias décadas, los agricultores finalmente recibieron un pago por sus
granos que no sólo cubría el costo de producción, sino que generaba ganancias.
Las plantas de etanol en vías de expansión crearon nuevos empleos y nuevas
inversiones en hoteles, restaurantes y otros servicios. No sorprende que los
agricultores que no conseguían vender sus granos a un precio justo vendiéndolos
como comida hayan estado felices cuando lograron vender sus granos para
combustible a un precio 300% mayor.
Con la recesión económica internacional, los precios del petróleo y de los granos
se están desplomando, las plantas de agrocombustibles están cerrando y la
industria de agrocombustibles (ahora consolidada en manos corporativas bien
conocidas) está operando con menos ganancias, a pesar del apoyo que tiene de
subsidios y aranceles. Como los altos precios de los insumos agrícolas no están
bajando, los agricultores del Norte pueden sentirán la presión del aumento en los
costos de producción sin poder subir sus precios de venta.
Muchos grupos de agricultores familiares están cansados estar en situación de
riesgo de supervivencia por estar en manos de un mercado volátil y no regulado.
Además están en contra de los subsidios, pues creen que benefician a las granes
industrias más que a los agricultores. Están haciendo un llamado por algo muy
sencillo: un precio justo. Si los agricultores recibieran un precio justo por sus
productos, no necesitarían subsidios. Tampoco tendrían que recurrir a los
LOS AGROCOMBUSTIBLES 70

agrocombustibles. El gobierno tiene muchas maneras de asegurarles un precio justo


a los agricultores en el mercado, incluyendo la garantía de precios mínimos y
controles de oferta para prevenir la sobreproducción y la volatilidad de precios. Las
compañías de granos están fervientemente en contra de estos mecanismos.
Prefieren comprar barato, a pesar de que sea a costa de los contribuyentes y
perjudique a los agricultores.
En la industria de agrocombustibles la concentración corporativa ha expulsado
rápidamente a los pequeños agricultores propietarios de cooperativas de etanol.
Según la Asociación de Combustibles Renovables (RFA, siglas en inglés), del total
de 176 plantas procesadoras de etanol en los EUA, 49 son propiedad de pequeños
productores locales y representan el 16% de la capacidad nacional total. Aunque
existen 42 plantas más que las que existían hace un año, los pequeños productores
ahora sólo poseen 40 plantas y su producción ha caído 12 puntos de 28%.
Actualmente se están construyendo 28 plantas y sólo cuatro pertenecen a pequeños
productores. Cuando todas las plantas estén terminadas, el porcentaje de propiedad
de los pequeños productores respecto a la capacidad total de las plantas caerá al
17.6% (RFA 2008). Cinco corporaciones controlan casi el 47% de la producción de
etanol en EUA. ADM y POET, las dos mayores corporaciones productoras de
etanol, controlan el 33.7% de la producción de etanol. (La RFA y USDA fueron
acusados de reportar una cantidad inferior de plantas de etanol en construcción, de
manera que el grado de control corporativo podría ser mayor). Juntos, los diez
mayores productores de etanol controlan aproximadamente el 70% de la producción
(Hasan 2007). ADM—una compañía que controla el 25% del etanol en el mercado—
es el actor dominante, debido a las economías de escala de sus plantas y porque
puede dominar el mercado de granos para alimentos y combustibles. Mientras el
ciclo de alzas y bajas en los mercados de alimentos y combustibles se desarrolla, la
industria se sigue consolidando. Las opciones bursátiles de ADM ahora
empequeñecen a los principales competidores en una proporción de 3:1
(FinancialTimes 2008).

Los Agrocombustibles: Renovables … pero no Verdes


Antes de la llegada de la electricidad y la hidroelectricidad, la mayor parte del
mundo occidental encendía sus lámparas con aceite obtenido de la grasa de las
ballenas, una fuente “renovable” que la industria ballenera casi llevó a la extinción.
(Incluso después de la comercialización del petróleo, la industria continuó cazando
ballenas, vendiendo perfumes y corsés de huesos de ballena en un intento de salvar
a esa industria). Confundir el término “renovable” con la noción de sostenibilidad
esconde una verdad inconveniente: las metas de agrocombustibles en los países
industrializados del Norte están provocando una destrucción ambiental masiva en el
Sur. Millones de hectáreas de bosques tropicales, tierras de pasto y pantanos
alrededor del planeta se están limpiando y quemando rápidamente para sembrar
vegetales productores de combustible para la exportación.
Pero cuando se considera el “ciclo de vida” de los agrocombustibles—desde la
limpieza de la tierra hasta su consumo en el transporte—el moderado ahorro en la
emisión de carbono no existe, porque la deforestación, la quema, el drenaje de los
pantanos, los cultivos y la pérdida de carbono de la tierra es mucho mayor
(Searchinger et al 2008). Cada tonelada de palma africana producida genera 33
toneladas de dióxido de carbono—diez veces más que el petróleo (Monbiot 2007).
Los bosques tropicales han sido eliminados para producir etanol de caña de azúcar,
LOS AGROCOMBUSTIBLES 71

que emite 50% más gases con efecto invernadero que la producción y el uso de la
misma cantidad de gasolina (Tillman and Hill 2007). Al comentar sobre el balance
global del carbono, Doug Parr, director científico de Greenpeace Inglaterra, afirma
que, "si sólo el 5% de los biocombustibles se obtienen limpiando los antiguos
bosques, nuevamente se pierde todo el carbono" (Holt-Giménez 2007).
También existen otros problemas ambientales. Para producir un litro de etanol se
necesitan entre tres y cinco litros de agua de riego y se producen hasta 13 litros de
agua contaminada (Aslow 2007). Se requiere la energía equivalente a 113 litros de
gas natural para tratar esta contaminación, incrementando la posibilidad de liberarlo
en el ambiente y contaminar arroyos, ríos y otros cuerpos de agua. La siembra
intensiva de vegetales destinados a la producción de agrocombustibles también
provoca altos grados de erosión, en particular la producción de soya—6.5 toneladas
por hectárea en los EUA hasta 12 toneladas por hectárea en Brasil y Argentina
(Altieri and Bravo 2007).
No obstante, el boom de los agrocombustibles ofrece a las empresas de
biotecnología, incluyendo a Monsanto y Syngenta, la oportunidad de transformar la
agricultura mundial de manera irreversible en una agricultura productora de cultivos
transgénicos. En el 2008 el 80% del maíz, el 92% de la soya y el 86% del algodón
en los Estados Unidos eran transgénicos (GM) (USDA 2008c). En la Unión Europea,
la resistencia de los consumidores ha mantenido a los productos transgénicos fuera
del mercado en gran medida. Pero con los agrocombustibles, la industria
biotecnológica tiene la posibilidad de colarse por la puerta de atrás presentando a
los transgénicos como productores de energía y no como productos comestibles.
Como el caballo de Troya, la expansión de los granos transgénicos de maíz y soya
para plantas especiales de procesamiento de etanol eliminará las barreras
geográficas para la contaminación de los granos no transgénicos.

La Segunda Generación de cultivos para agrocombustibles:


¿enverdeciendo algo que no existe?

Los defensores de los agrocombustibles argumentan que los agrocombustibles


hoy producidos con granos básicos alimenticios serán muy pronto reemplazados por
agrocombustibles producidos con cultivos más amigables con el ambiente como por
ejemplo árboles de rápido crecimiento y malezas. Este mito nos invita a aceptar la
actual ineficiencia y la polución asociada a los agrocombustibles, haciéndonos creer
que llegará una alternativa mejor, verde y sostenible. Esto es cuestionable; es como
pedirle a alguien que salte de un avión porque los paracaídas serán inventados
antes de que se estrelle contra el suelo…
Los agrocombustibles de segunda generación nada harán para disminuir el
poder monopólico de las industrias alimentarias y de combustibles. No evitarán los
problemas ecológicos que provocan los monocultivos industriales de vegetales para
producir agrocombustibles, ni resolverán el problema de la competencia de
recursos—tierra y agua—entre los productores de alimentos y de combustibles. Esto
se debe a que no es relevante qué vegetales se convierten en agrocombustibles
(sean o no alimentos). Cuando la maleza y los árboles de eucalipto sean
mercancías viables para agrocombustibles, abandonarán terrenos secundarios para
invadir las principales áreas donde se producen alimentos. Entonces habrá
competencia por la tierra, el agua y los recursos, lo que desplazará la producción de
LOS AGROCOMBUSTIBLES 72

alimentos. Además, los agrocombustibles de segunda generación estarán


disponibles en el mercado dentro de una década (o tal vez nunca), ya que requieren
descubrimientos científicos sobre la fisiología de las plantas para poder
descomponer la lignina, la celulosa y la hemicelulosa—no simplemente refinar la
tecnología existente.
Un estudio reciente de la Universidad del Estado de Iowa señala que con las
metas del RFS, la expansión de cultivos con celulosa para la producción de etanol
aumentará—no disminuirá—la competencia por la tierra y los recursos naturales
entre los productores de alimentos y de combustibles, lo que producirá unas alzas
desmesuradas en los precios. Más aún, "para que el etanol obtenido de maleza sea
comercialmente viable, debe recibir un subsidio mayor al que recibe el etanol
producido con maíz". En otras palabras, los subsidios para los agrocombustibles de
segunda generación deben ser incluso mayores que los que actual y artificialmente
apoyan la producción del etanol de maíz. El mismo estudio estima que un
incremento de 3–4% en la economía de los combustibles ahorraría la misma
cantidad de combustible que se espera reemplazar con agrocombustibles—sin los
subsidios masivos del contribuyente (Baker et al. 2008).

¿Podemos salir del sobre-consumo consumiendo más?

La necesidad de los países desarrollados de reducir su dependencia del


combustible extranjero ha llevado a mucha gente a aceptar los agrocombustibles
como un sustituto de los combustibles derivados del petróleo, considerando que es
una alternativa de "independencia energética". Si damos una mirada rápida a dónde
se consume mayor cantidad de energía en el mundo y dónde hay tierra disponible
para producir los agrocombustibles, disipamos el mito (ver Gráficas 5 y 6). Lo cierto
es que aproximadamente la mitad de la energía del planeta es consumida por los
países industrializados del Norte, mientras que casi la totalidad de la tierra
disponible para la producción de agrocombustibles (incluyendo los bosques,
pantanos y las tierras de pastoreo) se encuentran en África y América Latina. La
tragedia de los agrocombustibles es que la globalidad de los países del Sur
sacrificará sus bosques, sabanas, pantanos y tierras productivas para saciar el
apetito energético de los países industrializados del Norte.
LOS AGROCOMBUSTIBLES 73
LOS AGROCOMBUSTIBLES 74

No hay razones para sacrificar la posibilidad real de construir sistemas de


alimentación y combustibles equitativos y sostenibles por una estrategia corporativa
que compromete a ambos. Muchas alternativas exitosas locales, eficientes
energéticamente y centradas en las personas, actualmente producen alimentos y
combustibles de maneras que no dañan a los sistemas alimentarios, el ambiente, ni
los medios de vida. La pregunta no es si los agrocombustibles por sí mismos tienen
un lugar en nuestro futuro, sino si permitiremos o no que menos de cinco
corporaciones determinen nuestro futuro, arrastrándonos hacia un final devastador
que destruye el ambiente. Para evitar esta trampa, tenemos que abandonar los
mitos de la abundancia que datan de la época del auge del petróleo. Debemos
atrevernos a visualizar una transformación agraria diferente que construya sistemas
locales alimentarios, diversificados y resistentes.
LOS AGROCOMBUSTIBLES 75

Cuadro 15

Los Objetivos de los Estándares de Combustibles Renovables (RFS): El


Mercado Obligatorio Dirige el Boom i de los Agrocombustibles

Las metas de los estándares de combustibles renovables (RFS siglas en


inglés) establecidas en la Ley de Energía y Seguridad del 2007 en Estados
Unidos—36 mil millones de galones al año para el 2022—exceden por mucho
la capacidad actual estadounidense de producir cultivos destinados a la
producción de agrocombustibles. Del mandato, menos de la mitad—15 mil
millones de galones—deben proceder de etanol de maíz. Alcanzar este
volumen requeriría 45 millones de acres—aproximadamente el 50% del área
sembrada de maíz actualmente en EUA. Incluso si los 90 millones de acres de
maíz cosechados en los Estados Unidos fueran todos convertidos en etanol,
sólo el 12 a 16% de nuestra gasolina se reemplazaría—escasamente lo
suficiente para producir mezclas de etanol de 10% (E-10), mucho menos las
mezclas de 98% sugeridas en la Ley de Energía (Hill et al. 2006).
Los 21 mil millones de galones restantes en el RFS se definen como
“agrocombustibles avanzados”. Este término futurístico en realidad incluye
todos aquellos cultivos destinados a la producción de agrocombustibles que no
sean maíz, incluyendo la soya, el aceite de palma, la caña de azúcar y la
jatrofa. Mientras los políticos han puesto sus esperanzas en la producción de
etanol celuloso, hecho con pastos nativos o árboles genéticamente modificados
para crecer rápido, según varios pronósticos estos combustibles requerirán
años y miles de millones de dólares en investigación y desarrollo de
infraestructuras para ser comercialmente viables.
El mandato de 36 mil millones de galones, solamente sustituye un 7% del
uso actual de combustibles en EUA—alrededor de 1.5 millones de barriles de
petróleo al día (Goodell 2007). Independientemente de la tecnología, la verdad
inconveniente que amenaza a la Ley de Energía del 2007 de EUA es que, el
país es geográficamente incapaz de producir suficientes agrocombustibles para
cumplir el mandato del RFS.
Esta es la razón por la cual en el 2006, EUA importó el 13.5% del etanol
consumido. Los países que exportan etanol a los EUA incluyen Costa Rica, El
Salvador, Jamaica, Trinidad y Tobago, y Brasil. En el 2005, EUA importaba 31
millones de galones de etanol de Brasil. En el 2006, las importaciones
brasileñas llegaron a los 434 millones de galones (Renewable Fuel Association
2008). En vez de asegurar la independencia energética, el mandato RFS
refleja un acuerdo entre el sector industrial y los políticos para legislar la
dependencia de EUA en los agrocombustibles importados.
Las metas del combustible líquido del RFS son la base del boom de los
agrocombustibles. Estos enmarcan el contexto económico que legalmente
obliga a los consumidores estadounidenses a comprar agrocombustibles. Sin
las metas legisladas, ni los grandes subsidios que reciben, ni sus barreras
proteccionistas pueden sostener la industria de agrocombustibles. Si se elimina
la meta de consumir 36 mil millones de galones anualmente, la producción de
agrocombustibles se interrumpiría. Esta es la razón por la cual muchos
ciudadanos organizados para proteger a los ciudadanos de EUA están
demandando la suspensión de las metas de consumo de agrocombustibles.
Junto a una coalición de grupos progresistas que lucha por defender el
LOS AGROCOMBUSTIBLES 76

ambiente y promueve la justicia social en EUA, Food First lanzó una petición
mundial en el 2008 para un moratorio en EUA. ii
La petición de esta moratoria en Europa ha obligado a los directivos de la
Comisión Europea a reconocer los peligros de la expansión de los
agrocombustibles, llevando a una disminución de los mandatos de
agrocombustibles europeos de un 10 a un 4%.

Adaptado de Eric Holt-Giménez e Isabella Kenfield, When Renewable Isn't


Sustainable: Agrofuels and the Inconvenient Truths Behind the 2007 U.S.
Energy Independence and Security Act, Food First Policy Brief 13, 2008.

Goodell, Jeff. 2007. The Ethanol Scam: One of America's Biggest Political
Boondoggles. Rolling Stone 1032.
Hill, Jason, Erik Nelson, David Tilman, Stephen Polasky, and Douglas Tiffany.
2006. Environmental, Economic and Energetic Costs of Biodiesel and
Ethanol Biofuels. Paper read at National Academy of Sciences, Julio 12.
Renewable Fuel Association. 2008. Industry Statistics. Renewable Fuel
Association. http://www.ethanolrfa.org/industry/statistics/ (consultado el
14 de octubre, 2008).

i
Boom, enorme subida de precio de una mercancía en particular.
ii
Ver http://ga3.org/campaign/agrofuelsmoratorium
LOS AGROCOMBUSTIBLES 77

Cuadro 16

Sí, No Tenemos Tortillas…

Aunque las grandes compañías productoras de granos estén sufriendo en el


contexto de la actual crisis financiera debido a la especulación, no fueron
golpeadas por la inflación en los precios de los alimentos. Las corporaciones
como ADM y Cargill venden y compran granos, por lo que obtienen ganancias
tanto si los precios son altos como si son bajos. Cuando los precios de los
granos caen, ellos compran. Debido a su poder de mercado ellos pueden
retener granos—acumulando reservas hasta que el precio vuelva a subir.
Cuando los precios de los granos aumentan, ellos venden. Esta especulación
fue la razón del la “Crisis de la Tortilla” en México del 2007. No importó que el
maíz blanco se use para hacer tortillas y el amarillo para alimentar ganado.
Cuando los agrocombustibles ocuparon territorio sembrado con maíz
amarillo, el maíz blanco se usó para alimentar ganado, retirándolo del
mercado de la tortilla e inflando su precio. Los comerciantes de granos—
como ADM y Cargill—y los procesadores de maíz—como la binacional
mexicana Maseca—aumentaron sus precios. Cuando el gobierno mexicano
trató de intervenir con un tope de precios, estas empresas respondieron
reteniendo el grano del mercado (acaparación), lo que empeoró todavía más
el problema. Este incidente demuestra cómo el boom de los
agrocombustibles aumenta el poder de mercado de estas empresas—un
poder no vigilado por los gobiernos.
78

Cuadro 17

Biotecnología: Acumulando el Poder de Mercado de los Agrocombustibles

Monsanto y la enorme compañía agroindustrial, Cargill, recientemente lanzaron una


empresa llamada Renessen—una corporación agroindustrial completamente nueva
con una inversión inicial de cerca de 500 millones de dólares. Renessen es el único
proveedor del grano de maíz “Mavera Maíz de Alto Valor”, el primer grano
transgénico dedicado a la producción de energía, disponible en el mercado. El grano
Mavera se hizo con material transgénico para aumentar su contenido de aceite, la
producción de aminoácidos, contiene el pesticida estándar Bt de Monsanto y su gen
Roundup Ready. La perversa genialidad de esta operación y su peligro para los
campesinos es que, los agricultores tienen que vender su maíz Mavera a una planta
procesadora perteneciente a Renessen, sólo así pueden recuperar el mayor valor
del grano (por el que ellos ya pagaron un plus en la semilla). La sección de
procesamiento de Cargill ha creado una planta que sólo procesa su marca de maíz.
Más aún, debido a la presencia de lisina transgénica—un aminoácido que escasea
en la dieta común de los cebaderos—ellos pueden vender el desperdicio como
alimento para ganado a un precio alto. Renessen ha conseguido para Monsanto y
Cargill una integración vertical casi perfecta. Renessen establece el precio de las
semillas, Monsanto vende los insumos químicos, Renessen pone el precio de
compra de la cosecha terminada, Renessen vende el combustible y los agricultores
tienen que absorber todos los riesgos. Este sistema les quita opciones y poder de
mercado a los pequeños campesinos, mientras les asegura a Renessen/Monsanto y
a Cargill ganancias máximas monopolistas.

De Annie Shattuck, The Agrofuels Trojan Horse, Food First Policy Brief 14,
Institute for Food and Development Policy, Oakland, California, 2008.
6
Resumiendo la crisis
Los monopolios globales de los complejos industriales de agroalimentación, con la
ayuda de las instituciones financieras internacionales y la complicidad de los
gobiernos, han provocado una gran crisis planetaria. Más aún, las instituciones
globales responsables del monitoreo y la protección de la alimentación mundial y los
sistemas financieros han fracasado completamente en anticipar las crisis de los
sistemas financieros y alimentarios.
La crisis alimentaria tiene su origen en un sistema alimentario global vulnerable
que se ha vuelto disfuncional en términos sociales, ambientales y financieros. Los
alimentos se han convertido en una mercancía más, que como todas, está sujeta a
la especulación financiera. El régimen comercial actual sirve a los mercados
depredadores en lugar de satisfacer las necesidades humanas. La agricultura se ha
convertido en un modo industrial de acumulación corporativa en vez de ser el medio
a través del cual se aseguran vidas productivas, una oferta sostenible de
mercancías y alimentos sanos. Los sistemas locales y nacionales de alimentos han
sido eliminados, sin consideración alguna, por los intereses de las corporaciones
multinacionales. La tierra, el trabajo, el agua y el patrimonio genético de nuestro
planeta han sido privatizados y convertidos en mercancías. Incluso la dieta ha sido
colonizada por las corporaciones que producen alimentos y su deseo insaciable de
aumentar sus ganancias. Como el sistema alimentario y el sistema financiero han
evolucionado de manera paralela, sus crisis están intrínsicamente unidas; en este
sentido, podríamos decir que son gemelas.
Las dimensiones humanas de estas crisis a menudo se pierden entre tantas
cifras grandes: hay mil millones de personas con hambre, las ganancias han
aumentado 1600%, se otorgan $306 mil millones en subsidios, hay muchos billones
de dólares regalados…Pero a medida que se juntan y se profundizan, las realidades
concretas de las dos crisis gemelas se vuelven inevitablemente evidentes. Un
sistema alimentario en crisis no sólo daña a “los pobres” en abstracto, sino que
afecta directamente a nuestras familias, a nuestros vecinos, nuestras dietas, nuestra
salud, la tierra, el agua, los bosques y el aire. Afecta nuestro propio futuro así como
el de nuestros hijos y daña nuestro planeta Tierra.
El conocido escritor y periodista estadounidense Michael Pollan señala que los
desafíos agobiantes del cambio climático, la crisis energética y la crisis de atención
de salud en EUA son imposibles de solucionar sin una reforma del sistema
alimentario. Incluso nos atreveríamos a decir que resolver las crisis financiera y
alimentaria es imposible sin transformar el sistema alimentario global.
Si las crisis pueden globalizarse, también se pueden globalizar las
oportunidades. De hecho, el momento actual puede ser el mejor momento para
transformar positivamente el sistema alimentario mundial. Tenemos una oportunidad
para abordar las causas originarias de la pobreza y el hambre, para construir
justicia, sostenibilidad y resiliencia local para la producción, el procesamiento, el
transporte y el consumo de alimentos. Al hacerlo, podemos construir resiliencia en
nuestras economías y en nuestras comunidades reconstruyendo los sistemas
alimentarios.
RESUMIENDO LA CRISIS 80

La crisis alimentaria también nos presenta un gran abanico de oportunidades. La


pregunta es: ¿Quién se beneficia? Si las oportunidades las aprovechan las
instituciones internacionales existentes y las corporaciones multinacionales para
implementar las mismos estrategias políticas y tecnológicas neoliberales que nos
han dañado, entonces no sólo nunca conseguiremos superar los problemas
originarios del hambre, sino que seremos completamente incapaces de avanzar
hacia alternativas equitativas, sostenibles y duraderas. Distinguir entre las causas
próximas y las causas originarias de la crisis es el primer paso para ser capaces de
elegir y diseñar soluciones auténticas.
La segunda parte del libro ¡Rebeliones Alimentarias! analiza diferentes
estrategias para solucionar la crisis alimentaria a través de una descripción del
terreno socioeconómico y político de la lucha en la que los diferentes actores tratan
de aprovechar activamente las oportunidades y avanzar sus propias soluciones.
Algunos buscan solucionar la crisis reafirmando los mandatos de las instituciones
actuales, reformando los programas existentes o desarrollando nuevas tecnologías.
Otros tienen perspectivas más transformadoras. Todos ellos juegan y jugarán un rol
decisivo en la definición de la naturaleza de nuestros sistemas alimentarios.
SEGUNDA PARTE

¿QUÉ PODEMOS HACER AL


RESPECTO?
7
Superar la crisis: Transformando el sistema alimentario
Para superar la crisis alimentaria, necesitamos transformar el sistema alimentario.
¿Parece ambicioso? Sí, pero nunca ha existido un mejor momento para terminar
con el hambre. A pesar de décadas de globalización, muchas personas alrededor
del mundo continúan guardando semillas locales, todavía tienen sus parcelas
familiares, construyen economías locales, establecen mercados justos y con
perseverancia mantienen sus organizaciones cívicas vivas.
Al mismo tiempo, cientos de miles de activistas de todo el mundo trabajan sin
descanso para asegurar la transparencia y la responsabilidad de las instituciones
públicas e internacionales, para hacer retroceder el poder monopólico de las
corporaciones agroindustriales y para defender la sostenibilidad social, económica y
ambiental. Aunque los cambios sistémicos son difíciles de ver, estos esfuerzos no
sólo han ejercido una presión constante sobre los gobiernos, las instituciones
financieras internacionales y las empresas multinacionales, sino que también han
creado infraestructuras sociales y políticas importantes para la práctica creciente de
la soberanía alimentaria: el control democrático de nuestros sistemas alimentarios.
Juntos, estos movimientos y organizaciones suman varias decenas de miles.
Formadas por activistas y profesionales, a lo largo de los años han desarrollado
una gran riqueza de habilidades políticas, técnicas y empresariales que se
complementan para priorizar la buena alimentación—antes que las enormes
ganancias de los monopolios. Como islotes de sabiduría en un mar disfuncional
global, estas experiencias están construyendo puentes entre las organizaciones y
las comunidades, uniendo prácticas de producción sostenible, relaciones
comerciales equitativas y nuevos negocios locales a lo largo y ancho del planeta.
A pesar de su crecimiento incesante, las estrategias de agricultura sostenible y
los sistemas comunitarios de alimentos han tenido dificultades para convertirse en la
regla y dejar de ser la excepción. Las grandes agroindustrias, las procesadoras
internacionales y las cadenas multinacionales de supermercados insisten en que
sólo ellos cuentan con la eficiencia de escala requerida para alimentar a la población
mundial. Según sus planteamientos, un mundo sin Yara, Cargill, ADM, Monsanto,
Tyson, Tesco y WalMart es un mundo condenado a pasar hambre.
Sin embargo, estos argumentos no mencionan (convenientemente) que el
dominio de la agroindustria proviene no precisamente de su mayor productividad,
sino más bien de su acceso a inmensas extensiones de tierra, un poder de mercado
gigante, petróleo barato, subsidios, aranceles proteccionistas, reducciones de
impuestos y mano de obra explotada y mal pagada. Más aún, las corporaciones
agroindustriales casi nunca pagan los costos asociados con los enormes daños
sociales y medioambientales que provocan con el uso excesivo de agroquímicos,
por abusos laborales, por el dumping y por producir alimentos no saludables. Dado
este campo de “juego” viciado, es admirable que aún existan alternativas viables al
complejo agroindustrial. Pero sí existen las alternativas, están creciendo, y
necesitamos ayudarlas a dar el salto sistémico para dejar de ser meras alternativas
esperanzadoras y convertirse en la norma de producción. La tarea no es sólo hacer
que los pequeños proyectos crezcan, ni simplemente crear más y más pequeños
proyectos—aunque ambas acciones deben ocurrir y ocurrirán. El reto es eliminar las
barreras estructurales que están impidiendo el avance de estas alternativas tan
SUPERAR LA CRISIS 83

prometedoras. Ya existe la mayoría de la tecnología necesaria, los modelos de


negocios y la experiencia organizativa. El siguiente paso es cambiar las reglas
obsoletas de nuestros sistemas alimentarios para que en vez de favorecer el control
de los monopolios sobre nuestros alimentos, aseguren la diversidad, resistencia,
sostenibilidad y control democrático de nuestros sistemas alimentarios.
El resquicio de esperanza de las crisis alimentaria y financiera actuales es que
juntas pueden impulsar un cambio en cómo producimos y consumimos nuestros
alimentos. Los pilares institucionales de nuestros sistemas alimentarios globales
están siendo presionados por el peso de décadas de producción y consumo
insostenibles y su cambio es inevitable. Pero, como veremos, más que cambiar el
sistema, nuestros gobiernos e instituciones internacionales están apoyando al
sistema existente con rescates económicos para las mayores empresas, subsidios y
arreglos técnicos prometidos que llegan “justo a tiempo”. Esto pone a todo el mundo
en riesgo. Podemos, y debemos, actuar mejor.
Aunque los titanes del complejo agroindustrial son ahora más fuertes que nunca,
las instituciones públicas que los sirven no lo son y la crisis actual es una fuerte
crítica en contra del modelo agroindustrial. La crisis ha debilitado la fe pública en las
instituciones internacionales que gobiernan nuestros sistemas alimentario y
financiero. El Banco Mundial, el FMI, la OMC y los gobiernos de los países
desarrollados del Norte, no sólo fueron incapaces de prevenir las crisis alimentaria y
financiera, sino que los agarró completamente desprevenidos. Después de muchos
años de promover el libre comercio de manera entusiasta, la OMC ahora es incapaz
de lograr un consenso en la ronda de Doha. El Banco Mundial y el FMI—detestados
mundialmente incluso antes de las crisis—están luchando para reinventarse. Estas
instituciones no sólo han fracasado en los países subdesarrollados, sino que
también le han fallado al sistema que supuestamente debían servir.
La crisis actual de inseguridad ha hundido a estas instituciones en una crisis
política provocada por ellas mismas. Debilitadas a nivel internacional y fracturadas
internamente, las soluciones que proponen para resolver las crisis alimentaria y
financiera, están comprometidas por las maniobras políticas que buscan asegurar la
supervivencia de cada institución. (No es nada sorprendente que uno de los pocos
resultados de la decepcionante Cumbre del G-20 en Londres en 2009 haya sido la
triplicación del presupuesto del FMI a $750 mil millones. Esta gran inyección de
dinero es parte de un intento desesperado de reestablecer el dominio financiero del
FMI sobre las economías en vías de desarrollo.)
Es alentador que los movimientos por la seguridad alimentaria existen en
muchas partes del mundo y están creciendo rápidamente. Estos movimientos
luchan por el autogobierno de las comunidades sobre sus sistemas alimentarios. La
soberanía alimentaria la definió originalmente la organización internacional de
campesinos Vía Campesina como “el derecho de todas las personas a tener
alimentos saludables y culturalmente apropiados producidos de manera ecológica y
sostenible, es además el derecho a definir sus propios sistemas alimentarios y
agrícolas”. La soberanía alimentaria propone que las comunidades, no los
monopolios corporativos, tomen las decisiones relacionadas a su alimentación. Es
un concepto mucho más profundo que la seguridad alimentaria—el término
usualmente utilizado por los gobiernos, por la FAO y por el Programa Mundial de
Alimentos—porque propone no sólo el acceso garantizado a los alimentos, sino que
también su control democrático: desde la producción hasta el procesamiento, la
distribución, la venta y el consumo. Se aplica en muchas acciones realizadas en
algunos países del Sur que están trabajando por reestablecer su producción
SUPERAR LA CRISIS 84

nacional de alimentos, los agricultores que protegen sus sistemas de semillas de los
organismos genéticamente modificados (OGMs), las comunidades rurales y urbanas
crean sus propios sistemas de comercialización, la soberanía alimentaria busca
democratizar nuestros sistemas alimentarios.
¡Rebeliones Alimentarias! aborda tanto las soluciones oficiales como las
soluciones propuestas desde las bases a la crisis alimentaria. Si entendemos los
intereses detrás de cada propuesta, podemos visualizar las oportunidades y actuar
de mejor manera. Aunque la gama de soluciones propuestas para resolver la crisis
alimentaria es diversa y a veces confusa, nuestra participación informada y
democrática es la clave para identificar y avanzar soluciones sostenibles que
restauren la resiliencia y la equidad de nuestros sistemas alimentarios en crisis.

Reviviendo la ayuda para la Agricultura: los pirómanos intentan


apagar el fuego

El síndrome de respuestas débiles y de más de lo mismo

Las respuestas oficiales a la crisis alimentaria global se han convertido en un


conjunto de parches de políticas que promueven esfuerzos miopes para mitigar sus
consecuencias desde el Norte e introducen medidas desesperadas de emergencia
en los países del Sur.
Cuando golpeó la inflación de los precios, los países que podían hacerlo
ofrecieron subsidios de dinero en efectivo, vales, comida por trabajo, salud y
nutrición, y comedores escolares para aquellos sectores más fuertemente
golpeados por los precios altos. Algunos gobiernos intentaron reducir los precios
reduciendo su importación de alimentos. Otros impusieron restricciones en las
exportaciones para mantener sus granos dentro del país. La primera medida dañó a
agricultores locales y redujo ingresos esenciales del estado. La segunda removió
alimentos del mercado internacional y afectó a los países en los que los agricultores
dependen de la exportación de sus productos. Muy pocos países reestablecieron
sus reservas nacionales de granos.
Las instituciones internacionales rápidamente ofrecieron alguna ayuda
alimentaria, pero fueron lentas cuando se trató de ver las causas de la crisis.
Desafortunadamente, sus esfuerzos de mitigación se quedaron muy cortos ante la
magnitud del problema:
En diciembre del 2007, la FAO introdujo la “Iniciativa sobre la subida de los
precios de alimentos”. Dicha iniciativa ha supuesto un gasto de $24 millones en 54
países para mejorar el acceso de los pequeños productores a los insumos químicos
y orgánicos, y a la irrigación. El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD,
siglas en inglés) aportó $100 millones en el 2008 y dispuso de $200 millones más
para mejorar el acceso de los agricultores pobres a las semillas y a los fertilizantes
en 37 países (IFAD 2008). Todo esto aún es un granito de arena. La FAO estima
que la reconstrucción de la agricultura en estos países requerirá más de $30 mil
millones al año.
En abril del 2008—tras más de un año de estar sumidos en la crisis alimentaria
mundial—el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, hizo un llamado por un
"Nuevo Pacto para una Política Alimentaria Global". El BM prometió duplicar a $800
millones sus préstamos de bajos intereses para la agricultura en África, ofreció $200
millones en subsidios, instó a la conclusión de la ronda de Doha e hizo un llamado a
la industria de $3 billones en fondos soberanos de inversión para crear una
SUPERAR LA CRISIS 85

“solución de uno por ciento” para inversiones equitativas en África (Zoellick 2008). A
finales de mayo, el BM anunció su millonario “Nuevo Pacto frente a la Crisis Mundial
de Alimentos”. Este es un mecanismo de financiamiento rápido (préstamos) para
que los gobiernos establezcan programas de comida por trabajo, transferencias
condicionales de dinero y programas de comedores escolares. El BM también
prestaría dinero para semillas, fertilizantes, mejoramiento en los sistemas de riego,
ofrecería un apoyo presupuestario para compensar las reducciones arancelarias en
los alimentos y otras reducciones inesperadas en los ingresos. El banco prometió
aumentar su apoyo total para la agricultura y la alimentación global de $4 mil
millones a $6 mil millones en el 2009 (WorldBank 2008c). Por su parte, el Fondo
Monetario Internacional proporcionó un apoyo adicional a la balanza de pagos de 12
países bajo el “Servicio para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza” a inicios
del 2008. Sin embargo, con la crisis financiera global y la recesión, la crisis
alimentaria dejó de ser parte de la agenda. El FMI está ofreciendo hasta $250 mil
millones en préstamos condicionales para déficits en las balanzas de pagos de
economías en desarrollo—aproximadamente la tercera parte de la cantidad que el
Congreso de los Estados Unidos dio a sus cuerpos financieros en el paquete de
rescate económico del 2008.
En junio del 2008, la FAO organizó una Conferencia de Alto Nivel sobre la
seguridad alimentaria en Roma. En vez de producir el prometido itinerario hacia la
seguridad alimentaria, la Conferencia produjo desacuerdos y fondos insignificantes.
A ésta le siguió otra “Cumbre Alimentaria” en Madrid en enero del 2009, que
básicamente reiteró los acuerdos (o la falta de ellos) de la Conferencia de Roma. La
débil respuesta de las instituciones financieras llevó al Comité Internacional de
Planificación sobre Soberanía Alimentaria (una coalición de organizaciones
campesinas, ONGs y grupos de la sociedad civil que trabajan en temas de
soberanía alimentaria) a declarar un "Estado de Emergencia de la Población" e hizo
un llamado a las Naciones Unidas para la creación de una Comisión de
Alimentación conformada por agricultores, pequeños propietarios y productores
marginados. (Ver Declaración IPC en el Apéndice 6.)
En base a la declaración de estado de emergencia, a finales del 2008 el
Programa Mundial de Alimentos (PMA) juntó $1.2 mil millones—casi la mitad de su
presupuesto anual—y distribuyó ayuda alimentaria a un récord de 80 millones de
beneficiarios. Sin embargo, el PMA estima que el precio de alimentar a los 93.3
millones de personas en el 2009 será de $6.2 miles de millones. Esto requerirá un
incrementó de 80% en la cantidad de recursos donados (WFP 2008). De cualquier
forma, este incremento masivo en la ayuda alimentaria sólo llegará a menos de una
décima parte de la gente hambrienta del planeta.
Considerando que los precios de los alimentos comenzaron a aumentar en el
2005 y llegaron a su máximo nivel al inicio del 2008, la respuesta de las instituciones
internacionales fue demasiado lenta. No fue lo suficientemente rápida como para
impedir las prohibiciones de exportación de países con déficits de alimentos (esto en
muchos sentidos empeoró la situación global), y fue lo suficientemente lenta como
para permitir que los especuladores de materias primas y los grandes acumuladores
de granos (como ADM y Maseca) tuvieran la perversa oportunidad de enriquecerse
aumentando los precios, agravando la situación y acelerando la crisis alimentaria.
A pesar de que el PMA rápidamente recibió los fondos necesarios para cubrir los
$700 millones equivalentes a la reducción de su poder adquisitivo (en gran parte
gracias a la donación de Arabia Saudita de $500 millones), los planes
internacionales para controlar la crisis se ejecutaron tarde, hasta que los líderes de
SUPERAR LA CRISIS 86

la ONU, el BM, el FMI y la OMC se reunieron en Berna, Suiza, a finales de abril del
2008. El “Nuevo Pacto para una Política Alimentaria Mundial” recientemente
formulado por el Banco Mundial, estableció el tono de los Acuerdos de Alto Nivel
para fortalecer al Programa Mundial de Alimentos y establecer redes de seguridad
inmediatas e introducir medidas a largo plazo de incremento de la producción,
especialmente en África.
Durante julio y agosto del 2008, mientras la estructura existente del sistema
mundial alimentario era sustentada artificialmente, emanaron declaraciones públicas
esperanzadoras en referencia a la “Asociación Mundial para la Alimentación” y al
“Nuevo Pacto para una Política Alimentaria Mundial” desde los salones de poder en
Roma, Nueva York, y Washington DC.
A finales de septiembre de 2008, la crisis financiera global golpeó a Wall Street—
y entonces explotó en el resto del mundo.
De inmediato, se olvidó la crisis alimentaria. Los gigantes financieros como
Lehman Brothers, Merrill Lynch, American International Group (AIG) y Bear
Stearns—sus reservas abrumadas por bonos tóxicos—se declararon en bancarrota.
Entre uno y $3 billones de activos financieros desaparecieron. El crédito se redujo
porque los bancos se rehusaban a prestarse dinero entre ellos. El comercio y los
mercados se paralizaron, y los mercados de materias primas y de petróleo
colapsaron. Después de permitir que fracasara Lehman Brothers, el Departamento
del Tesoro de EUA solicitó un rescate financiero inmediato de $700 mil millones
para los bancos y las aseguradoras más favorecidas del país. Después, el Congreso
de EUA le dio al entonces Secretario del Tesoro Henry Paulson—ex Director
Ejecutivo de Goldman Sachs, uno de los dos principales bancos de inversión que
quedan en Wall Street—un poder discrecional sin precedentes sobre estos fondos.
Poco después, los bancos estadounidenses recibieron otros $2 billones en
préstamos de emergencia de la Reserva Federal de EUA. No se pusieron
condiciones en el rescate financiero del Departamento del Tesoro ni se hizo público
qué aval (si hubo alguno) tuvieron que proporcionar los bancos estadounidenses
para calificar para estos préstamos. Sólo en el 2008, el gobierno de EUA
comprometió $243.7 miles de millones provenientes de los impuestos, para salvar a
las instituciones financieras internacionales (Economist 2009). Mientras la crisis
financiera repercutía en todo el mundo, Inglaterra, Francia y Alemania siguieron el
mismo camino con rescates financieros similares, aunque más modestos.
La diferencia de billónes de dólares que hubo entre la respuesta a la crisis
alimentaria y la respuesta a la crisis financiera es reveladora. Seis meses después
de la Cumbre de la Alimentación en Roma de junio del 2008, sólo $2 mil millones de
los $20 mil millones prometidos para la ayuda alimentaria y agrícola habían sido
recibidos. Mientras tanto, los bancos estadounidenses y las compañías de seguros
recibieron la mitad de su rescate financiero de $700 mil millones en pocas semanas.
El gigante de seguros AIG recibió $85 mil millones inmediatamente. Cuando
después admitieron que no podían contabilizar $24 mil millones del dinero que
recibieron, de todos modos recibieron otros $37.8 mil millones (Williams-Walsh
2008). Wells Fargo y JP Morgan recibieron $25 mil millones y Citigroup obtuvo $40
mil millones (Economist 2009).
Cuando el agricultor de Kenya Stephen Muchiri—dirigente de la Federación de
Agricultores de África del Este—se enteró de los rescates financieros de EUA y
Europa, exclamó: "¡Aquí la gente está diciendo que el dinero del rescate es
suficiente para alimentar a los pobres de África durante los próximos tres años!"
(Eunjung Cha y McCrummen 2008). En realidad, los rescates financieros equivalen
SUPERAR LA CRISIS 87

a más de 30 veces de lo que se necesita para reconstruir los sistemas alimentarios


de los pequeños agricultores alrededor del mundo.
Preocupado porque hasta las limitadas promesas hechas en las Cumbres
Alimentarias ahora no se cumplirán en absoluto, el director de la FAO Jacques Diouf
justamente suplicó a los líderes mundiales: "la crisis financiera mundial no debe
hacernos olvidar la crisis alimentaria".
La crisis financiera ha arrojado a 119 millones de personas a la pobreza extrema,
lo que señala que su impacto en los sistemas alimentarios mundiales será extensivo
y severo. Cuando la crisis empiece a repercutir en la "economía real", la
centralización de la agricultura será cada vez más evidente. La mayoría de la
población mundial que padece la crisis económica dependerá en gran medida de la
fortaleza de la agricultura de pequeña escala y de la resistencia de los sistemas
alimentarios locales, no de los sistemas mundiales. A largo plazo, la buena
recuperación de nuestras economías también dependerá de la naturaleza de las
transformaciones que se den en la agricultura. Si estas transformaciones se
sustentan en la recuperación equitativa y sostenible de los sistemas alimentarios
locales mundiales, serán efectivas para asegurar la recuperación económica, el fin
del hambre y el bienestar de las mayorías del planeta—sin las cuales la
recuperación real de la economía mundial es altamente dudosa.

El marco integral para la acción: no todas las oportunidades son


soluciones
La situación actual crea oportunidades. Pero las oportunidades no se deben
confundir con las soluciones… Si de la crisis actual va a surgir una nueva
alianza internacional para la agricultura y la alimentación, es fundamental
asegurar que esta alianza no busque simplemente aumentar la oferta (de
alimentos) a través de la promoción de recetas tecnológicas, sino que también
le otorgue poder a quienes padecen hambre y desnutrición, y cuyos medios
de vida pueden ser amenazados precisamente por este interés renovado de
promover la producción agrícola.
-Olivier De Schutter (2008, p. 25), Relator Especial sobre el Derecho a los
Alimentos de las Naciones Unidas

En su Informe para el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el


Dr. De Schutter, un experto en derechos humanos y profesor en el Centro para la
Filosofía de la Ley en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, estaba
respondiendo a las propuestas oficiales que ven en la crisis alimentaria
oportunidades de inversión entre “alianzas del sector público y el sector privado”. No
todo lo que brilla es oro, dijo. Refiriéndose a los controversiales proyectos de
desarrollo agrícola promovidos en África, De Schutter advierte: "La dificultad de
identificar las mejores opciones está bien ilustrada por las continuas discusiones en
torno a los impactos esperados del trabajo de la Alianza por una Revolución Verde
en África (AGRA, siglas en inglés)”. Al relator especial le preocupa “[cómo] serán
canalizadas estas inversiones, hacia quién y con qué propósito” (De Schutter 2008).
Mientras el sistema alimentario está cambiando por la crisis, se mantiene la
discusión: si las inversiones del estado, de las grandes agencias filantrópicas y del
sector privado, beneficiarán a los pobres y a los marginados, o si éstas revertirán el
impacto destructivo de la agricultura industrial. Desafortunadamente, estas
discusiones no han sido públicas pues han ocurrido a puertas cerradas. El Marco de
SUPERAR LA CRISIS 88

Acción Integral (CFA—Comprehensive Framework for Action en inglés)—el


principal documento internacional que resume la respuesta oficial a la crisis
alimentaria—es un ejemplo de esto.
En abril del 2008, la ONU estableció las Fuerzas de Tareas de Alto Nivel (HLTF
–High Level Task Force en inglés), encabezadas por el BM, el FMI y la FAO, para
tratar la crisis alimentaria global. 7 En la Conferencia de Alto Nivel de la FAO sobre la
Seguridad Alimentaria Mundial realizada en Roma en junio del 2008, el HLTF hizo
público el borrador del Marco de Acción Integral, proponiendo acciones conjuntas
para superar la crisis alimentaria. El documento final, publicado en julio, es un
consenso de las instituciones internacionales de las Fuerzas de Tarea de Alto Nivel.
Proponen acciones y resultados para satisfacer las necesidades inmediatas de las
poblaciones más vulnerables, así como la construcción de una resiliencia a largo
plazo dentro del sistema alimentario mundial para la seguridad alimentaria.
La CFA fue un elemento decisivo de la respuesta internacional. Por un lado,
juntó los esfuerzos de las naciones preocupadas por mitigar el problema debajo de
un mismo techo. Por otro lado, reafirmó los roles dominantes del BM, del FMI y la
OMC en la definición de las reglas del sistema alimentario mundial. El acuerdo fue
apoyado por los líderes mundiales de la Cumbre del G8 en Hokkaido-Toyako en
julio del 2008.
CFA insta a los gobiernos, a las asociaciones filantrópicas, al sector privado y a
las instituciones internacionales a fortalecer la ayuda alimentaria de emergencia, las
intervenciones nutricionales y las redes de seguridad, y a incrementar la capacidad
productiva de los pequeños propietarios a corto plazo. Se espera que los gobiernos
ajusten sus políticas comerciales y fiscales para proteger la seguridad alimentaria.
CFA prevé continuar estas políticas en el futuro para asegurar la disponibilidad de
alimentos locales y mejorar los mercados internacionales de alimentos. Aunque CFA
no asume una posición en el asunto, llama a los gobiernos a que lleguen a un
“consenso internacional en torno a los agrocombustibles”.
HLTF solicita entre $25 y $40 mil millones al año para reactivar el lento progreso
hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (de los cuales un
tercio se usaría para necesidades inmediatas y dos tercios para acciones a largo
plazo). Esto requeriría que los países desarrollados realmente mantengan sus
promesas de aumentar su asistencia para el desarrollo extranjero (ODA, siglas en
inglés) a 0.7% de su producto interno bruto. También piden a los países
desarrollados que dupliquen la ayuda alimentaria e incrementen la ayuda al
desarrollo agrícola de 3 a 10% de toda la ODA en los próximos cinco años. El
documento afirma que "la clave para lograr los resultados establecidos por CFA
serán las alianzas cercanas entre los gobiernos nacionales, los miembros de HLTF,
la sociedad civil y las organizaciones del sector privado, los donantes y otros actores
vitales".
CFA generalmente refleja el cambio de pensamiento del Banco Mundial en torno
al desarrollo agrícola, como lo establece el Informe sobre el Desarrollo Mundial
2008: La Agricultura para el Desarrollo (World Bank 2008b). Por un lado, después
de décadas de ignorar la agricultura, el BM finalmente reconoce que ni la pobreza ni
el hambre pueden ser superados sin apoyar a los pequeños agricultores. El BM
ahora afirma que las políticas agrícolas deben favorecer a los pobres y al ambiente,
y que deben asegurar el derecho de las mujeres a poseer y tener acceso a recursos
productivos. De alguna manera, CFA va más allá al pedir una sistema comercial
internacional equitativo y al reconocer el derecho humano a la alimentación. De
SUPERAR LA CRISIS 89

esta forma, da a entender—pero no especifica—que los gobiernos tienen una


obligación legal de asegurar la seguridad alimentaria de sus ciudadanos.
Sin embargo, tanto el informe del 2008 del Banco Mundial como de CFA, evitan
abordar las causas originarias de las crisis y respaldan sus argumentos con
suposiciones que han demostrado ser falsas tras la crisis alimentaria. Ambos
renuevan sus llamamientos para la liberalización del comercio—una conclusión de
la Ronda de Doha de la OMC—y suponen que integrar a los agricultores a las
cadenas de mercado de materias primas globales beneficiará a los pequeños
propietarios (cuando en los últimos 20 años la privatización y los mercados globales
de materias primas han demostrado exactamente lo contrario). La pérdida de la
agrobiodiversidad y la peligrosa dependencia de los agricultores en unas pocas
variedades comerciales de semillas (con unos precios cada vez más caros) están
siendo ignoradas. En un golpe maestro de reduccionismo, ambos documentos
suponen que “crear iguales condiciones entre grandes y pequeños productores” sólo
significa mejorar la infraestructura rural y ofrecer a los pequeños productores acceso
a fertilizantes y semillas mejoradas. No existen estrategias concretas para asegurar
ese acceso en el contexto del ascenso vertiginoso en los precios de los insumos y la
restricción del crédito agrícola que actualmente está presionando a la pequeña
agricultura mundial. Los documentos en ningún momento consideran seriamente las
maneras cómo el comercio internacional y los regimenes financieros discriminan a
los pequeños productores, tampoco abordan las dañinas distorsiones del mercado
causadas por los oligopolios corporativos. Se abstienen de proponer cualquier
regulación al poder monopólico de la agroindustria como medio de disminuir la
volatilidad y construir resiliencia en el sistema alimentario. No se sugiere que la
manera de asegurar precios justos a los agricultores y precios asequibles a los
consumidores puede ser reduciendo el 80% de cada dólar del sector alimentario que
reciben los intermediarios del complejo agroindustrial. Ni el Informe sobre Desarrollo
Mundial ni CFA le dan importancia a una Reforma Agraria redistributiva y no
mencionan las, cada vez más frecuentes, “apropiaciones de tierra” que realizan los
grandes inversionistas en todo el mundo (por ejemplos, para plantaciones de
agrocombustibles). Es de rechazar que, ni el Informe sobre Desarrollo Mundial ni
CFA reconocen el inherente potencial que tiene la rápida y productiva expansión de
la agricultura campesina en todo el mundo, que usa pocos insumos, es
agroecológica y orgánica.
Todas estas omisiones surgen de la ideología de desarrollo promovida por el
Banco Mundial. Para el BM, el desarrollo económico sigue siendo un proceso que
eventualmente eliminará a la mayoría de las y los campesinos del planeta. En el
mejor de los casos, el BM ve las estrategias de producción de pequeña escala como
algo que contribuye al “alivio de la pobreza”, mientras que las estrategias para el
desarrollo económico “serio” se centran en la agroindustria, los agrocombustibles, el
sector manufacturero y las industrias extractivas (Havnevik et al. 2007). El
paradigma del Banco Mundial y el marco de trabajo de CFA corren el riesgo de
condenar a las y los campesinos al rol de proveedores baratos de comida de
emergencia a corto plazo, y de ser una reserva rural para la pobreza y mano de
obra barata a largo plazo. CFA no ve en la crisis alimentaria una oportunidad para
reformar el sistema alimentario, sino la ve como una ocasión para mitigar los
impactos negativos de sistema existente.
Un estudio desarrollado por la Red Internacional de Acción Alimentos Primero
(FIAN, siglas en inglés) (FIAN 2008) denuncia que el enfoque de CFA contribuirá “a
consolidar las estructuras de poder existentes, que son el origen de las violaciones
SUPERAR LA CRISIS 90

de los derechos humanos a la alimentación en todo el mundo…" Señalando la


manera no democrática cómo ha sido formulada la plataforma de CFA, FIAN
observa que, "[La] decisión de CFA no ha sido tomada por los gobiernos—mucho
menos por los parlamentos—además importantes [Organizaciones Comunitarias de
Servicios] nunca han sido consultadas de manera significativa".
La decepcionante respuesta de los gobiernos y de las instituciones
internacionales a las crisis es en sí misma un reflejo del carácter disfuncional del
sistema alimentario y del sistema financiero global. Como lo señala el activista de
derechos humanos Shalmali Guttal de Focus on a Global South (Enfoque en el Sur
Global):

Las cuatro caras de la crisis— alimentaria, financiera, energética y climática—


son dimensiones interrelacionadas de una meta-crisis…una crisis sistémica
mucho mayor. Son crisis recurrentes, han ocurrido antes y volverán a ocurrir.
El impacto de la crisis ahora es malo. Pero la respuesta de los gobiernos, las
industrias y las agencies internacionales…son igualmente malos y van a
hacer que la situación actual sea mucho, mucho peor.
(Guttal 2009)

¿Que se puede hacer si las instituciones que deberían guiar nuestras economías y
nuestros sistemas alimentarios son parte del problema y no parte de la solución?
Por suerte, aunque han sido malas sus respuestas, al menos han llevado a los
gobiernos e instituciones a un mayor escrutinio social. La gente está comenzando a
cuestionar el liderazgo, las políticas y las estructuras del sistema alimentario global.
Las crisis múltiples están golpeando fuertemente a las personas de los dos lados de
las fronteras entre los países del Norte y del Sur—fronteras que con la globalización
se han vuelto cada vez más permeables. Se están abriendo espacios políticos y
sociales importantes para la participación informada y para el debate público sobre
estos temas gracias al trabajo de personas que actúan a nivel local y a nivel
transnacional.

Transformando nuestros sistemas alimentarios: Militancia y


Práctica
Para resolver la crisis alimentaria, necesitamos transformar el sistema alimentario.
En vez de simplemente incrementar la asistencia, imponer más “libre comercio”,
aplicar arreglos técnicos, o impulsar un sistema alimentario disfuncional de otras
maneras, terminar con el hambre requerirá la reestructuración de las formas cómo
producimos, procesamos, distribuimos y consumimos nuestros alimentos.
Estas transformaciones están avanzando. Como la hierba que abre su camino a
través del asfalto, las alternativas locales, equitativas y sostenibles están
prosperando en las grietas del sistema alimentario global. Apoyar sistemas
alimentarios alternativos para que crezcan y den frutos requiere crear condiciones
estructurales favorables para desatar su potencial transformador. La siguiente
sección se centra en los principios y las prácticas que forman la base de estas
transformaciones emergentes.
SUPERAR LA CRISIS 91

La Ciencia y la Práctica de la Agroecología


La agronomía, la genética y la biología molecular son las ciencias elegidas por la
agroindustria por su capacidad de generar un flujo continuo de productos
comercializables para la industria. En el mundo en desarrollo, estos productos—
como los cultivos transgénicos—aún no han aumentado la producción
durablemente, ni han demostrado ser más resistentes a las sequías, ni más
efectivos en el control de plagas que lo logrado anteriormente por los agricultores
ecológicos. Las promesas de alta productividad futura de las “súper-semillas”
transgénicas se basan en suposiciones heroicas y proyecciones muy optimistas—no
en su desempeño real. Irónicamente, es la fe de la industria en la ciencia y no la
ciencia per se, lo que sustenta sus proyecciones.

A pesar de que los centros de investigación agrícola internacionales desprecian


a la agricultura sostenible afirmando que “carece de ciencia”, es un hecho que
desde hace bastante tiempo las prácticas de muchos agricultores ecológicos
manejan mucho mejor la sostenibilidad que la industria. La ciencia de la
agroecología, desarrollada a través de la observación ecológica cuidadosa de los
sistemas agrícolas tradicionales, se ha convertido en la ciencia para la agricultura
sostenible. Los agroecólogos han documentado prácticas ejemplares de gestión de
recursos en todo el mundo, mediante las cuales los agricultores restauran y mejoran
las funciones de sus ecosistemas agrícolas. Estas prácticas han dado lugar a una
producción de alimentos estable y de alto rendimiento, a la conservación de la tierra
y el agua, y al enriquecimiento de la biodiversidad agrícola. Con el estudio de los
principios ecológicos de trabajo detrás de estas practicas, los agroecólogos han
podido aprender y contribuir al mejoramiento de las prácticas de la agricultura
sostenible en todo el mundo.
La superioridad social, económica y ambiental de las alternativas agroecológicas
en comparación con la agricultura convencional o “semi-técnica” (en parte
SUPERAR LA CRISIS 92

tradicional, en parte química) es dramática. La mayor resiliencia de la agricultura


sostenible ante peligros climáticos extremos (como sequías y huracanes); su alta
capacidad de capturar carbono (y enfriar el planeta); su producción de dietas
equilibradas; y además su capacidad de producir más comida por hectárea que los
sistemas tradicionales, han sido cuantificadas en una gran variedad de ecosistemas
de todo el mundo—especialmente en los países del Sur, en donde las necesidades
son mucho mayores. Como veremos en las siguientes partes del libro, a diferencia
de las caras promesas de la agroindustria de desarrollar en el futuro semillas “listas
para el clima”, las alternativas dirigidas por las y los campesinos existen
actualmente, son más baratas, muy efectivas y fáciles de transmitir de campesino a
campesino.

¿Puede la agricultura ecológica alimentar al mundo? Destruyendo el


mito de la baja productividad 8
Durante años, muchos críticos argumentaron que la agricultura ecológica podría
resolver problemas ambientales, pero no podría producir suficiente comida para
sostener a una población mundial en aumento. Dicho escepticismo era
comprensible—la Revolución Verde había sido ampliamente acreditada de “salvar a
miles de millones de personas” del hambre. La agitación social y los daños
ambientales que provocó fueron generalmente ignorados o poco reconocidos.
Cuestionar la Revolución Verde parecía casi herético… ¿Cómo podíamos criticar las
tecnologías que producían más comida?
Ahora, años después, con la información disponible en obras como la de Rachel
Carson Primavera Silenciosa y la de Frances Moore-Lappé Doce Mitos sobre el
Hambre, así como las críticas más recientes como El Dilema del Omnívoro de
Michael Pollan, El Hambre que Viene de Paul Roberts, y Obesos y Famélicos de Raj
Patel, los ineludibles costos sociales y medio ambientales del sistema industrial
alimentario han llevado a muchos a cuestionar las estrategias de la Revolución
Verde para terminar con el hambre. Las alternativas sostenibles están recibiendo
más atención. La agricultura orgánica está aumentando, así como las demandas
para comprar productos locales, de temporada y de comercio justo. Pero algunos
críticos, como por ejemplo el geógrafo Vaclav Smil, y Dennis y Alex Avery del
conservador Instituto Hudson, ven la agricultura sostenible como un “fetiche liberal”
que traerá hambre y ruina a millones de personas.
Estas preocupaciones serían válidas si los métodos agroecológicos fueran tan
poco productivos como frecuentemente se les describe. Sin embargo, aparte de los
miles de años de agricultura familiar y de pequeña escala que desarrollaron y
probaron los antecedentes de muchas prácticas sustentables modernas, en los
últimos 40 años se ha producido una cantidad importante de literatura científica que
ha comparado la agricultura “convencional” con la agricultura “sostenible.” Las
dudas válidas e importantes que tenían algunos científicos hace cuatro décadas se
han convertido en un “Nuevo Mito” que ignora el acumulado conocimiento científico
y considera “conocimiento común” los argumentos de que la productividad de la
agricultura sostenible es insuficiente para alimentar a la población humana. Ese
escepticismo es una parte sana y vital de la ciencia y del debate público, pero se
debe moderar con evaluaciones imparciales de la información disponible.
¿Qué dice la información disponible sobre la agricultura orgánica? ¿Es
suficiente la productividad orgánica para alimentarnos?
SUPERAR LA CRISIS 93

La agricultura ecológica y la oferta mundial de alimentos

Un estudio publicado en junio del 2007 en la Revista de Agricultura Renovable y


Sistemas Alimentarios analizó 293 ejemplos de 91 estudios que comparaban la
agricultura alternativa y la convencional (Badgley et al. 2007). Los investigadores de
la Universidad de Míchigan que realizaron el estudio, pudieron demostrar que el
conocimiento científico actual apoya la idea que: se puede cultivar de manera
orgánica y sostenible sin baja la producción de alimentos drásticamente y sin
producir hambre. Encontraron que el conocimiento existente implica que, aún con
aproximaciones bajas, la agricultura orgánica puede producir casi la misma cantidad
de comida producida a nivel mundial actualmente (2,641 en vez de 2,786
kilocalorías por persona por día tras las pérdidas). Según una aproximación que los
investigadores consideraron más realista, la agricultura ecológica aumentaría la
producción mundial de alimentos hasta un 50%—a 4,381 kilocalorías por persona
por día.
El estudio de la Universidad de Míchigan sintetizó la mayor cantidad posible de
literatura científica actual del tema, analizando 160 casos comparando la producción
sostenible/orgánica con la producción convencional, y 133 casos comparando la
producción sostenible/orgánica con métodos de producción locales de baja
intensidad (e.g., la agricultura de subsistencia u otras prácticas no industrializadas).
El equipo de investigación comparó el rendimiento promedio de la agricultura
orgánica con el rendimiento de la agricultura convencional o de baja intensidad.
Después tomaron datos de la FAO y calcularon la cantidad de comida disponible
que habría en teoría calculada en términos de calorías si toda la agricultura fuera
producida de manera orgánica.
El estudio encontró grandes diferencias entre las tasas de rendimiento de países
desarrollados y países en vías de desarrollo. Según la producción aproximada de
160 casos en países desarrollados, teóricamente la producción orgánica podría
generar 92% de las calorías actualmente disponibles (o una proporción con tasa de
rendimiento 0.92). Esta proporción es cercana a la encontrada en el estudio previo.
Sin embargo, analizando los 133 ejemplos de los países en vías de desarrollo, el
equipo de la Universidad de Míchigan estimó la producción de alimentos total a una
tasa de rendimiento de 1.80—o 180% de la producción actual en los países en vías
de desarrollo.
En el “caso conservador” descrito por los investigadores, la tasa de rendimiento
de los países desarrollados se utilizó para desarrollar un panorama de los
rendimientos potenciales de un sistema alimentario mundial completamente
orgánico. En este escenario, la producción bajaría un poco, de 2,786 Kcal. por
persona por día a 2,641 Kcal.—un nivel que sigue por encima de las calorías
recomendadas para adultos sanos. Con suposiciones más realistas—en donde un
cambio hacia la agricultura orgánica significaría que las tasas de rendimiento
relativamente más bajas del mundo desarrollado se aplicarían a la producción en el
mundo desarrollado y las tasas de rendimiento relativamente más altas del mundo
en vías de desarrollo se aplicarían a la producción en el mundo en vías de
desarrollo—el resultado sería asombroso, 4,381 Kcal. por persona por día, una
disponibilidad calórica que es más que suficiente para la población actual. De
hecho, sería más que suficiente para sostener a una población de entre 10 y 11 mil
millones de personas que podrían existir en el año 2100.
Otra recurrente condena que hacen los críticos de la agricultura orgánica es que
la agricultura orgánica necesita más tierra. Dicen que necesita más tierra porque es
SUPERAR LA CRISIS 94

menos productiva y utiliza abono verde—nutrientes de cultivos protectores


sembrados entre rotaciones de cultivos de alimentos—en vez de nitrógeno sintético.
Este asunto también fue investigado en el estudio de Míchigan, el cual calculó la
cantidad de nitrógeno (N) generado por el abono verde así como el N generado por
fuentes sintéticas. En base a 77 estudios, encontraron que si asumimos que los
abonos verdes pueden producirse en la tierra agrícola utilizada, sembrados entre
cultivos de alimentos o durante el invierno cuando se deja descansar la tierra, 140
millones de toneladas métricas (Tm) de N podrían ser generados por los abonos
verdes cada año. En contraste, el uso mundial de fertilizantes de N sintéticos en el
2001 fue de 82 millones de Tm, o sea 58 millones Tm menos que la producción
teórica de abonos verdes.
En principio, estos resultados indican que no se necesita más tierra para obtener
suficiente N para reemplazar el uso actual de fertilizantes sintéticos de N. Otras
fuentes orgánicas de N, incluyendo siembras intercaladas, siembras de árboles
leguminosos, reintegración de ganado y cultivos anuales, e inoculación de la tierra
con fijadores de N libres, no fueron incluidas en el análisis. En otras palabras, su
estimación es conservadora—al igual que la de los hallazgos sobre la productividad
de la agricultura orgánica. Podría haber un potencial significante en fuentes
alternativas de N que podrían utilizarse si se destinaran tantos recursos para su
investigación como los que se utilizados para la Revolución Verde.
El estudio de Míchigan muestra que (sin tener en cuenta futuras investigaciones)
la respuesta a la pregunta ¿puede la agricultura orgánica producir suficiente comida
para el mundo? es un sí rotundo.

Los pequeños propietarios: dirigiendo la práctica de la agricultura


sostenible
Sabemos que los sistemas agrícolas manejados ecológicamente pueden ser tan
productivos como los convencionales, pero ¿pueden evitar los daños sociales y
ambientales de la Revolución Verde? Las funciones de los pequeños sistemas
agroecológicos dispersos en África, Asía y América son de gran valor social y
ecológico para la humanidad. En esta era, cuando los precios del combustible, los
insumos y los alimentos son cada vez más altos y volátiles; con cambio climático
impredecible, con la creciente degradación del ambiente, la expansión de la
contaminación de OGMs, y la concentración del control sobre los sistemas
alimentarios por pocas corporaciones, los sistemas agrícolas de pequeña y mediana
escala con biodiversidad, manejados ecológicamente representan el tipo de
agricultura más viable capaz de alimentar al mundo mientras reduce presiones
ecológicas y económicas.

Hay cinco razones principales: 9

1. Los agricultores de pequeña escala son esenciales para la seguridad


alimentaria mundial

Mientras que el 91% de los 1.5 mil millones de hectáreas de tierra agrícola del
mundo están siendo utilizadas para cultivar productos de exportación,
agrocombustibles y soya transgénica para agrocombustibles y alimentar ganado;
450 millones de granjas (85%) de menos de dos hectáreas aún producen la mayoría
de los alimentos básicos necesarios para alimentar a las poblaciones rurales y
SUPERAR LA CRISIS 95

urbanas del mundo. En Latinoamérica, aproximadamente 17 millones de granjas


campesinas que trabajan más de 60 millones de hectáreas (más de una tercera
parte de toda la tierra cultivada), en parcelas que en promedio miden 1.8 hectáreas,
producen 51% del maíz, 77% de los frijoles y 61% de las papas destinadas al
consumo doméstico (Ortega 1986; Altieri 1999). África tiene aproximadamente 33
millones de pequeñas propiedades, las cuales representan 80% de todas las
parcelas del continente (Nagayets 2005). A pesar de que África ahora importa
enormes cantidades de cereales, la mayoría de los agricultores africanos
(mayoritariamente mujeres) siembran menos de dos hectáreas (Nagayets 2005) y
son responsables del 90% de toda la producción agrícola del continente (Spencer
2002). En Asia, unos 200 millones de agricultores de arroz cultivan dos hectáreas de
arroz, produciendo la mayoría del arroz producido por agricultores asiáticos. Un
pequeño aumento en la productividad de los pequeños productores que producen la
mayoría de los alimentos básicos del mundo tendría un mayor impacto en la
disponibilidad de comida a nivel local y regional, que el dudoso aumento
pronosticado para los grandes monocultivos genéticamente modificados.

2. La agricultura de pequeña escala es mucho más productiva y


conserva más recursos que los grandes monocultivos.

A pesar de que el conocimiento convencional considera que las pequeñas


parcelas familiares son atrasadas y poco productivas, la investigación demuestra
que bajo las mismas condiciones—si se considera la productividad total y no sólo la
productividad de un producto—la agricultura de pequeña escala es mucho más
productiva que la de grande escala. En términos de libras por acre, los sistemas
agrícolas integrados/agroecológicos—en los cuales la o el agricultor de pequeña
escala produce al mismo tiempo granos, frutas, verduras, forraje y productos
animales—su producción puede ser de cuatro y diez veces mayor que la de los
monocultivos de grande escala (Rosset 1999). La productividad de la agricultura de
pequeña escala en la que se siembran policultivos de frijoles, calabaza, papas y
forraje es mayor en términos de productos cultivables por área unitaria, que las
tierras en las que con el mismo nivel de administración se cultiva sólo un producto.
Las ventajas de rendimiento de los policultivos (llamado “sobre-rendimiento”) van de
un rango de 20 a 60%, porque los policultivos disminuyen pérdidas provocadas por
malezas, insectos y enfermedades, y usan el espacio, el agua, la luz y los nutrientes
de manera más eficiente (Beets 1982; Gliessman 1998). En rendimiento total, la
parcela pequeña y diversificada produce mucho más comida, incluso en términos de
dólares. Según datos de EUA, las parcelas de menos de dos hectáreas produjeron
$15,104 por hectárea y ganaron como $2,902 por acre. Las granjas más grandes,
con un promedio de 15,581 hectáreas, produjeron $249 por hectárea y ganaron $52
por hectárea (USDA 2002). La agricultura de pequeña y mediana escala no
solamente tiene mayor productividad que la convencional, sino que cuando son
cultivadas agroecológicamente, reducen el impacto negativo en el ambiente y lo
restablecen. Las parcelas pequeñas son multifuncionales, más productivas, más
eficientes y contribuyen más al desarrollo económico que la agricultura de grande
escala. Las comunidades rodeadas de muchas pequeñas parcelas tienen
economías más sanas y mayor seguridad alimentaria que las comunidades
rodeadas por grandes propiedades, mecanizadas y despobladas (Goldschmidt
1978). Como sus vidas dependen de las funciones sanas de los ecosistemas
agrícolas, los agricultores ecológicos de pequeña escala también cuidan más los
SUPERAR LA CRISIS 96

recursos naturales, reducen la erosión del suelo y conservan la biodiversidad (Holt-


Giménez 2001; Rosset 1999).
La relación inversa entre el tamaño de una parcela y su rendimiento puede ser
atribuido al uso más eficiente de la tierra, el agua, la biodiversidad, la mano de obra,
y otros recursos agrícolas por parte de los pequeños agricultores. En términos de
convertir insumos en producción, la sociedad estaría en mejores condiciones si
hubiera más agricultores de pequeña escala. Construir economías rurales fuertes en
los países del Sur, basados en la agricultura productiva de pequeña escala,
ofrecería empleos y permitiría que la gente quedarse con sus familias, deteniendo la
dolorosa ola de migración. Mientras la población mundial continúe creciendo y la
cantidad de tierra destinada a la agricultura y el agua disponible para cada persona
sigan disminuyendo, una estructura de agricultura de pequeña escala será esencial
para alimentar al planeta.

3. Las parcelas pequeñas, tradicionales y con biodiversidad son


modelos de sostenibilidad.

A pesar del crecimiento de la agricultura industrial, la persistencia de más de tres


millones de hectáreas agrícolas en donde todavía se cultiva con métodos antiguos y
tradicionales como: tierras elevadas, terrazas, policultivos y sistemas diversos de
agroforestería, comprueba que existen estrategias agrícolas indígenas exitosas y
que además los agricultores tradicionales son muy creativos. Estos microcosmos de
agricultura tradicional que han perdurado en el tiempo y siguen casi intactos
después de 4,000 años de cultivos en los Andes, Mesoamérica, el sureste de Asia y
partes de África, nos ofrecen lecciones de sostenibilidad porque mantienen la
biodiversidad, funcionan sin agroquímicos y son productivos todo el año, aún bajo
SUPERAR LA CRISIS 97

condiciones ambientales marginales. La sabiduría y los conocimientos locales


acumulados durante siglos de agricultura conforman un legado esencial de valor
fundamental para el futuro de la humanidad.
Según investigaciones recientes, muchos pequeños agricultores afrontan el
cambio climático e incluso se preparan para él, minimizando las pérdidas de
cosechas a través de un mayor uso de variedades locales que toleran las sequías,
manejando el agua de lluvia, sembrando cultivos mixtos, quitando la maleza de
maneras oportuna, practicando la agroforestería y otras técnicas tradicionales.
Evaluaciones realizadas en zonas agrícolas de laderas después del Huracán Mitch
en Centroamérica mostraron que los agricultores que usaban prácticas sostenibles
como plantas leguminosas de cobertura “frijol terciopelo”, siembras intercaladas y
agroforestería sufrieron menos daños que los vecinos que cultivaban de manera
convencional. El estudio—que incluyó a 360 comunidades de 24 departamentos de
Nicaragua, Honduras, y Guatemala—reveló que los cultivos diversificados tenían
entre 20% y 40% más suelo, mayor humedad del suelo, menos erosión y sufrieron
menos pérdidas económicas que sus vecinos convencionales (Holt-Giménez 2002).
Sin duda, la variedad de prácticas tradicionales de manejo de cultivos usados
por muchos campesinos con pocos recursos representan un instrumento valiosísimo
para quienes buscan crear sistemas agroecológicos bien adaptados a las
circunstancias socioeconómicas y agroecológicas locales de los campesinos. Los
campesinos usan una variedad de técnicas, muchas de las cuales funcionan bien en
sus realidades. Las técnicas tienden a ser intensivas en términos de conocimientos
y no de insumos, aunque no todas son efectivas o aplicables; por lo tanto,
constantemente realizan modificaciones, adaptaciones e innovaciones
agroecológicas. El reto consiste en que los campesinos conozcan esos cambios y
se apropien del conocimiento agroecológico.

4. La agricultura de pequeña escala representa un santuario de


agrobiodiversidad.

En general, los campesinos tradicionales y de pequeña escala siembran


múltiples variedades de vegetales. Muchos de ellos son variedades autóctonas de
semillas heredadas de generación en generación, y son más heterogéneas
genéticamente que las variedades modernas. Éstas reducen la vulnerabilidad del
cultivo y lo fortalecen ante enfermedades, plagas y sequías, entre otros riesgos. En
un sondeo mundial sobre la diversidad de variedades de 27 cultivos en sistemas
agrícolas, los científicos encontraron que aún se mantiene una diversidad genética
considerable de los mismos en la forma de variedades tradicionales, especialmente
de los principales alimentos básicos (Jarvis et al. 2008). En la mayoría de los casos,
los campesinos mantienen la diversidad para asegurar la productividad ante lo
impredecible en la situación social, económica y ambiental. Muchos investigadores
han concluido que esta riqueza de variedades mejora la productividad y reduce la
variabilidad total de la producción. Por ejemplo, estudios hechos por patólogos de
plantas evidencian que la mezcla de especies de cultivos y/o de variedades puede
retrasar la aparición de enfermedades, porque reduce la expansión de esporas que
transmiten enfermedades y modifica las condiciones ambientales siendo entonces
menos favorables para la expansión de ciertos patógenos (Altieri 2004). Recientes
investigaciones en China encontraron que, cuatro mezclas distintas de variedades
de arroz cultivadas por agricultores de 15 lugares diferentes sobre más de 3,000
hectáreas sufrieron 44% menos incidencia de añublo del arroz y fueron 89% más
SUPERAR LA CRISIS 98

productivas que los cultivos homogéneos—sin necesidad de usar químicos (Zhu et


al. 2000).
Los cultivos transgénicos ya están contaminando los centros de diversidad
genética del planeta, creando un tremendo peligro ecológico para el planeta (Quist y
Chapela 2001). Es crucial mantener las zonas de agricultura campesina libres de
contaminación de cultivos con organismos genéticamente modificados (OGMs),
porque algunos rasgos importantes para los campesinos indígenas (resistencia a la
sequía, calidad de comida o forraje, madurez, capacidad de competir, rendimiento
de cultivos intercalados, calidad de almacenamiento, sabor o propiedades de
cocina, compatibilidad con condiciones de trabajo doméstico, etc.) podrían ser
eliminados por los OGMs cuyas cualidades transgénicas (e.g. resistencia a
herbicidas) no son importantes para los agricultores que no usan agroquímicos. En
este escenario, el riesgo aumentará y los campesinos perderán su habilidad de
producir cantidades relativamente estables con el uso mínimo de insumos externos
bajo condiciones biofísicas cambiantes. Los déficits de cultivos locales en los países
del Sur, que ocurren como consecuencia de cambios en la integridad genética de
variedades locales debido a la contaminación genética, ya están provocando
impactos sociales.
Mantener reservas de diversidad genética geográficamente aisladas de cualquier
posibilidad de fertilización cruzada o contaminación genética de cultivos
transgénicos uniformes creará “islas” de plasma germinal intacto que funcionará
como salvaguarda ante fracasos ecológicos futuros ocasionados por la expansión
de OGMs. Estas islas, santuarios genéticos, serán la fuente de semillas no
modificadas que se necesitarán para volver a poblar las tierras agrícolas ecológicas
en el Norte inevitablemente contaminadas por el avance de la agricultura
transgénica. Los pequeños campesinos y las comunidades indígenas del Sur, con la
ayuda de científicos y ONGs, pueden continuar creando y salvaguardando la
diversidad biológica y genética que fortalece y enriquece la agricultura del planeta.

5. La agricultura de pequeña escala enfría el clima.

La agricultura industrial es directamente responsable de 13.5% de la emisión de


gases con efecto invernadero a través de la emisión de dióxido de carbono (CO2),
metano (CH4) y óxido nitroso (N2O—un gas que tiene un poder de calentamiento
296 veces mayor que el CO2) (IPCC 2007; Crutzen 2007). La emisión de estos
gases ocurre por cultivos extensos, grandes operaciones de ganado, y la producción
y aplicación de fertilizantes sintéticos. El 50% de todos los fertilizantes aplicados
terminan en la atmósfera o en cuerpos de agua locales. La deforestación,
generalmente para la agricultura industrial, constituye otro 18% de la emisión
mundial de gases con efecto invernadero (Stern Review 2006).
El cambio climático representa una fuerte amenaza para la producción de
alimentos. El aumento de uno a dos grados centígrados en la temperatura mundial
probablemente causará menor productividad en muchas zonas subdesarrolladas del
Sur. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, siglas en
inglés) de la ONU, grandes áreas de África podrían sufrir pérdidas de productividad
de más de 50% para el año 2020 como resultado de un clima cada vez más caliente
y seco. Las montañas de pequeños glaciares desaparecerán, amenazando las
fuentes de agua y los arrecifes de coral sufrirán grandes daños. Cuando las
temperaturas promedio mundiales suban tres, cuatro o cinco grados centígrados,
podemos esperar declives notables en la productividad en las regiones del Norte,
SUPERAR LA CRISIS 99

pérdidas severas de cosechas, una escasez generalizada de agua en el


Mediterráneo y el sur de África, la extinción de varias especies y un aumento
devastador en el nivel del mar.
SUPERAR LA CRISIS 100

Vulnerabilidad: El Factor Humano en los Desastres Naturales

A los eventos climáticos severos inducidos por el clima se les llama desastres.
Incluso pequeños aumentos de la temperatura mundial pueden provocar desastres
en la forma de tormentas y sequías intensas, olas de calor, heladas e incendios
forestales. Entre más suba la temperatura promedio del planeta, es más probable
que el cambio climático sea irreversible, lo que pondrá a la agricultura en tanto
riesgo que se podría volver imposible seguir cultivando en muchas partes del
planeta.
El clima inestable y los desastres climáticos extremos están aumentando a nivel
mundial y son especialmente peligrosos para la agricultura que depende de la lluvia,
para campesinos que siembran en frágiles y empinadas laderas, en parcelas con
suelos poco profundos y para la agricultura en las regiones bajas de los deltas. En
otras palabras, son especialmente peligrosos para los pequeños productores que
conforman la mayoría de los agricultores del mundo. Que un desastre climático
extremo sea devastador o no depende no sólo de su intensidad, sino también del
nivel de vulnerabilidad de la gente que lo vive. Si el nivel de vulnerabilidad es alto,
hasta un desastre de baja intensidad puede resultar ser una catástrofe climática.
Cuando los campesinos son pobres y tienen hambre, tienen muy poca tierra,
cultivan tierras desprotegidas con baja agro-biodiversidad y tienen un acceso difícil
al agua, un desastre de baja intensidad—como una ola de calor o de frío, o un
retraso de tres semanas en la temporada de lluvias—puede tener consecuencias
devastadoras.

Es importante reconocer que la vulnerabilidad de la gente a los desastres climáticos


es producida socialmente: es decir, empujar a los agricultores del mundo a cultivar
en condiciones precarias es el resultado de decisiones tomadas en el mercado, en
el gobierno y en instituciones internacionales. Es trágico el hecho que estas
decisiones hayan puesto a casi la mitad de la producción mundial de alimentos y a
tres quintas partes de los pobres del mundo en riesgo de desastre, esta situación
tiene que ser revertida inmediatamente. La buena noticia es que, al igual que la
vulnerabilidad es producida socialmente, la sostenibilidad también es resultado de
decisiones humanas. Nosotros podemos escoger construir resiliencia, equidad y
sostenibilidad en nuestros sistemas agrícolas.
¿Nos salvará la ingeniería genética? Desafortunadamente, la alta probabilidad
de que hayan múltiples desastres, simultáneos e impredecibles descarta la
posibilidad de que un cultivo transgénico y resistente a las sequías o a un virus
tenga la capacidad de proteger a la agricultura de los destructivos impactos del
cambio climático. Una variedad resistente a la sequía podría salvar un cultivo en
algún año inusual en el que solamente la sequía limite la producción. Pero cuando la
sequía se ve acompañada de una combinación de inundaciones, olas de calor, olas
de frío o del brote de nuevas plagas, estas semillas “listas para el clima” no podrán
estabilizar la producción. Estudios hechos por el gobierno australiano indican que
incluso las semillas nuevas “resistentes a las sequías" del Centro Internacional de
Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) son menos productivas que las variedades
locales en años buenos. 10
A largo plazo, las tecnologías llamadas “un problema—un gen” son una mala
opción de mitigación porque será imposible encontrar, aislar e insertar todos los
genes requeridos para afrontar múltiples desastres que ocurren por el cambio
climático. También será imposible insertar “genes preparados para cambios
SUPERAR LA CRISIS 101

climáticos” en todos los cultivos existentes. Si una o dos semillas “listas para el
clima” empiezan a dominar la producción, reducirán la agrobiodiversidad y
socavaran la resistencia agroecológica a los desastres climáticos, que tenían los
agricultores anteriormente. Lo que se necesita con urgencia no son unas cuantas
semillas genéticamente modificadas, sino un manejo integrado de sistemas
agroecológicos que construyan resiliencia ambiental ante desastres climáticos
complejos e impredecibles.

Afrontando con el cambio climático

Ayudar a los agricultores a afrontar el cambio climático requerirá acciones en tres


áreas principales: remediación, mitigación y adaptación. La remediación aborda las
causas del cambio climático reduciendo los impactos de la agricultura en el clima.
Las medidas de mitigación deben reducir los impactos del cambio climático en la
agricultura. Las estrategias de adaptación están diseñadas para mejorar la habilidad
de los agricultores para responder al cambio climático. Al formula estrategias sobre
cómo manejar la agricultura y afrontar el cambio climático, necesitamos hacer
algunas preguntas básicas:

¿Cómo remediará el problema la estrategia o la tecnología? ¿Reduce


activamente la contribución de la agricultura al calentamiento global al reducir las
emisiones de carbono y óxido nitroso (ej. construyendo reservas de tierra y
biomasa y manteniendo bajos niveles de consumo de petróleo)?
¿Mitigará el impacto de eventos climáticos en la agricultura? ¿Reduce la
vulnerabilidad de los campesinos en términos sociales, económicos y
ambientales? ¿Aumentará su resistencia ambiental a los impactos de eventos
climáticos? ¿Protege y fortalece su agrobiodiversidad, asegura sus derechos a
las semillas y protege su acceso a la tierra y al agua? ¿Aumentará su poder en
el mercado?
¿De qué manera la asesoría a las y los campesinos reforzará su capacidad
para adaptarse rápida y constantemente a los cambios impredecibles del clima y
de las funciones de los sistemas agroecológicos? ¿Desarrolla una dependencia
de insumos caros, difíciles de conseguir o lentos de producir? ¿O fortalece las
respuestas rápidas, flexibles e independientes? ¿Fortalece prácticas locales de
manejo para la agrobiodiversidad y la estabilización de ecosistemas?

La agricultura de pequeña escala, ecológica y con biodiversidad tiene un efecto


positivo en restablecer el clima, porque los pequeños productores usualmente
trabajan sus tierras con materiales orgánicos que absorben y separan el carbón de
mejor manera que las tierras cultivadas con fertilizantes convencionales. En tierras
cultivadas orgánicamente se almacenan alrededor de cuatro toneladas de carbón
por hectárea (LaSalle and Hepperly 2008). Algunos investigadores han señalado
que convertir 10,000 parcelas de pequeña o mediana escala en sistemas de
producción orgánica almacenaría una cantidad de carbón en el suelo equivalente a
remover 1,174,400 autos de las calles (Sayre 2003).
Además, las y los pequeños productores contribuyen porque la mayoría de ellos
usan mucho menos combustible fósil que la agricultura convencional. Esto se debe
principalmente a un menor uso de fertilizantes químicos y pesticidas, y un mayor
uso de abonos orgánicos, rotaciones basadas en legumbres y prácticas de
diversidad del hábitat diseñadas para fortalecer a las poblaciones de insectos
SUPERAR LA CRISIS 102

benéficos. Las y los agricultores que viven en comunidades rurales cercanas a las
ciudades y pueblos, y están vinculados a un mercado local, evitan el gasto de
energía y las emisiones de gases relacionados con transportar alimentos cientos o
miles de millas.
Hay mucho que aprender sobre la mitigación de los modos de producción
indígenas. Estos sistemas tienen una fuerte base ecológica, mantienen una
diversidad genética muy valiosa, y conducen a la regeneración y a la preservación
de la biodiversidad y de los recursos naturales. Los métodos tradicionales son
especialmente instructivos porque ofrecen una perspectiva a largo plazo de un
manejo agrícola exitoso bajo condiciones de clima variables.
La gran ventaja de los sistemas agrícolas de pequeña escala es su alto nivel de
agrobiodiversidad, porque mezclan variedades vegetales, tienen policultivos,
combinan cultivos con ganado y practican la agroforestería. Modelar nuevos
sistemas agroecológicos usando este tipo de diseños diversificados es
extremadamente valioso para las y los agricultores que tienen sistemas que están
colapsando por deudas, por el uso de pesticidas y transgénicos, por la volatilidad de
los precios o por el cambio climático. Estos sistemas diversos son altamente
adaptables y sirven como colchón ante peligros naturales o desastres producidos el
hombre.
Al comparar la estrategia de “un problema—un gen” que está siendo empujada
por la industria biotecnológica y los defensores de la Revolución Verde con la
estrategia agroecológica de los pequeños productores, se evidencia que la primera
sólo aborda de manera potencial la mitigación (los OGMs resistentes a la sequía
aparecerán hasta dentro de 5 a 10 años). Sin embargo, los métodos agroecológicos
ya están ayudando a los pequeños productores a remediar, mitigar y adaptarse al
cambio climático:

Los pequeños productores agroecológicos son los salvaguardas contra el


colapso agrícola provocado por los sistemas agrícolas industriales. Las instituciones
del Norte pueden jugar un importante papel apoyando la pequeña producción y la
biodiversidad como la base para crear economías rurales fuertes en los países del
Sur. Dichas economías no sólo ofrecerán una producción sostenible de alimentos
sanos, accesibles para todos y producidos agroecológicamente, sino que también
ayudarán a afrontar con el cambio climático y a revertirlo. Además, asegurarán que
las comunidades indígenas, las y los campesinos continúen su trabajo milenario de
construir y conservar la biodiversidad natural y agrícola de la cual todos
dependemos, ahora y en el futuro.

Evaluación Internacional del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología


para el Desarrollo (IAASTD siglas en ingles) 11

La manera cómo el mundo produce sus alimentos tendrá que cambiar


radicalmente para servir mejor a los pobres y a los hambrientos, para que el
mundo pueda satisfacer a una población en aumento y el cambio climático
evitando un colapso social y ambiental.
(IAASTD 2008)

La importancia de la agricultura de pequeña escala y agroecológica finalmente


comenzó a adquirir reconocimiento oficial cuando empezó la crisis alimentaria
mundial. Mientras Equipos de Tarea de Alto Nivel estaban diseñando “respuestas
SUPERAR LA CRISIS 103

de emergencia” como el Marco Amplio para la Acción, 61 países se reunieron en


Johannesburgo, Sudáfrica en abril del 2008 para adoptar un novedoso informe de
las Naciones Unidas sobre la Agricultura (IAASTD 2008). La Evaluación
Internacional del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología para el Desarrollo
(IAASTD) fue una iniciativa conjunta del Banco Mundial, el Programa de las
Naciones Unidas par el Desarrollo (PNUD), la FAO y otras instituciones; diseñado
como un modelo de consultoría híbrido basado en el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático y la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio.
El informe se realizó en cuatro años tras consultar a más de 400 científicos.
Considerando que la IASSTD surgió de discusiones comenzadas por
corporaciones agroindustriales con el entonces presidente del Banco Mundial James
Wolfenson, los hallazgos del informe son sorprendentemente radicales; piden una
profunda transformación del sistema alimentario mundial que surja desde las bases.
Aclamado por organizaciones campesinas y grupos de la sociedad civil,
rechazado por los monopolios agroindustriales, archivado en los estantes del Banco
Mundial, pero discretamente aprobado por 61 gobiernos (menos EUA, Canadá y
Australia), el IAASTD pide reducir la vulnerabilidad del sistema alimentario mundial a
través de innovaciones locales. Hace un llamado a redistribuir la tierra productiva a
los pobres del mundo rural y a reestructurar el sistema alimentario mundial a favor
de los pequeños propietarios. En resumen, el IAASTD encontró que:

La agricultura tiene que ver con muchas cosas más que con la producción:
tiene múltiples impactos sociales, políticos, culturales, institucionales y
ambientales, además puede tanto dañar como ayudar a las funciones de los
ecosistemas del planeta de los que depende la vida humana.
El futuro de la agricultura depende de sistemas agroecológicos con
biodiversidad y puede ser apoyada por prácticas de negocios que cumplan
metas sociales, ambientales y económicas.
Es insostenible depender de la agricultura industrial sustentada en la
industria extractiva, particularmente ante un clima que se deteriora y ante las
crisis de energía y de agua; los arreglos técnicos cortoplacistas—incluyendo
los cultivos transgénicos—no abordan adecuadamente los complejos retos
que enfrenta el sector agrícola y frecuentemente exacerban los daños
sociales y ambientales.
Lograr la seguridad alimentaria y asegurar estilos de vida sostenibles para
las personas que viven en pobreza crónica, requiere asegurar que los
agricultores de pequeña escala tengan acceso a y control de los recursos
necesarios.
Los regimenes comerciales justos locales, regionales e internacionales
pueden reducir la pobreza y mejorar las formas cómo la gente se gana la
vida.
Fortalecer la resiliencia humana y ecológica de los sistemas agrícolas
mejora nuestra capacidad para responder a cambiantes presiones
ambientales y sociales. Los conocimientos indígenas y las innovaciones
comunitarias son una parte fundamental de la solución.
Tomar buenas decisiones requiere construir mejores mecanismos de
gobierno y asegurar la participación democrática de todas las partes
involucradas.
(IAASTD 2008)
SUPERAR LA CRISIS 104

El ejercicio analítico del IAASTD de cuatro años, empezó con la elaboración


colectiva de un marco de los problemas centrales del hambre y de la destrucción
ambiental. Después, los científicos identificaron y evaluaron las acciones y
soluciones más apropiadas a estos problemas a nivel local, nacional e internacional.
El equipo del IAASTD encontró que los factores limitantes de la producción, la
distribución equitativa y la sostenibilidad ambiental eran sobre todo de naturaleza
sociales, más que tecnológicos. Además, muchas prácticas agroecológicas que
comprobadas para aumentar la producción sostenible ya existían en varios países
del Sur, pero no han podido extenderse por falta de un ambiente comercial,
institucional y político que las apoye. Por esto, IAASTD recomienda mejorar las
condiciones para la agricultura sostenible, en vez de sólo diseñar arreglos
tecnológicos.
No sorprende que, aunque la idea de una evaluación agrícola internacional
surgió inicialmente de la industria biotecnológica, cuando fue evidente que las
semillas genéticamente modificadas no fueron reconocidas como la solución a la
crisis alimentaria, tanto Syngenta como Monsanto abandonaran el proceso de
IAASTD y se rehusaron a aprobar el informe final “por su incapacidad de reconocer
el papel que las ciencias de plantas modernas, incluyendo la biotecnología de
plantas y la protección de cultivos, pueden tener en el aumento de la productividad
agrícola” (CropLife 2008). Mientras que IAASTD encontró múltiples respuestas
flexibles para los complejos problemas agrícolas, las corporaciones agroindustriales
interesadas en promover la biotecnología sólo pudieron considerar la agricultura de
los países del Sur como un gran espacio en donde introducir la biotecnología.
La ira industrial podría ser una de las razones por las cuales la FAO y el Banco
Mundial escogieron no referirse al IAASTD en las Cumbres sobre la Crisis
Alimentaria en Roma y Madrid. Ninguna de las respuestas institucionales a la crisis
alimentaria (el Equipo de Tareas de Alto Nivel, el Marco Amplio para la Acción, el
Banco Mundial, la FAO, el Programa Mundial de Alimentos) se atrevieron a abordar
el llamado de IAASTD por una reforma comercial, una reforma agraria y por mayor
inversión en tecnologías de manejo agrícola sostenibles y de pocos insumos. Sin
embargo, como las conclusiones de IAASTD son muy compatibles con las
demandas de grupos de base y de campesinos por la soberanía alimentaria, el
informe creó una apertura política poco usual para las alternativas promovidas por
diversos movimientos sociales. Mientras que las soluciones “oficiales” a la crisis
alimentaria cuentan con poco apoyo, los movimientos sociales que están trabajando
por avanzar las alternativas agroecológicas están utilizando al IAASTD como una
herramienta política nacional e internacional para abrir el debate público en torno al
futuro de la agricultura.

7
HLTF incluyó la participación de: Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura (FAO);
Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD); Fondo Monetario Internacional (FMI); Oficina
del Alto Representante de Naciones Unidas para los Países menos desarrollados, Países en
desarrollo sin mar y pequeñas islas (OHRLLS); Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Comercio y Desarrollo (UNCTAD); Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD);
Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); Fondo de Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF); Programa Mundial de Alimentos (PMA); Organización Mundial de Salud (OMS);
Organización Mundial de Comercio (OMC); Departamento de Asuntos Económicos y Sociales
(DESA); Departamento de Asuntos Políticos (DPA); Departamento de Información Pública (DPI);
Departamento de Mantenimiento de la Paz (DPKO); el Asesor Especial para los Objetivos de
SUPERAR LA CRISIS 105

Desarrollo del Milenio (MDGs); y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico


(OCDE).
8
Adaptado de M. Jahi Chappell, Shattering Myths: Can Sustainable Agriculture Feed the World?,
Food First Backgrounder, 2008.
9
Adaptado de Miguel Altieri, "Small farms as a planetary ecological asset: Five key reasons why we
should support the revitalization of small farms in the Global South",
http://www.foodfirst.org/en/node/2115
10
“El (efecto) más notable y problemático es que las semillas genéticamente modificadas tolerantes a
la sequía tienden a no funcionar bien en condiciones favorables. Este parece ser el caso del trigo
genéticamente modificado de CIMMYT y el maíz modificado de Monsanto. Este defecto es muy
serio, pues implica que la pérdida de producción de la temporada seca se traslada a los buenos
años”. De la Corporación de Investigación de Granos y Desarrollo del gobierno australiano (GRDC
2008).
11
Adaptado de Marcia Ishii-Iteman, Ivette Perfecto, y Molly Anderson con Phana Nakkharach, New
Era for Agriculture?, Food First Backgrounder, vol. 14, no. 2, verano, 2008.
SUPERAR LA CRISIS 106

Cuadro 18

Las Políticas de Ayuda Alimentaria

En 2007, a pesar del incremento del hambre en el mundo, la ayuda


alimentaria decreció mundialmente un 15% a 5.9 millones de toneladas
anuales—la menor cantidad desde 1961. Esto refleja la tendencia de la
ayuda alimentaria, que responde a los precios internacionales de los
granos—y no a las necesidades alimentarias de los pobres. Cuando el precio
de los cereales es bajo, los países desarrollados y las empresas
transnacionales de granos venden sus mercancías a través de los programas
de ayuda alimentaria. Cunado los precios de los granos son altos, los venden
en el mercado internacional. De esta manera cuando hay más personas sin
capacidad de comprar comida, menos ayuda alimentaria les llega (WFP
2007).
El Programa Mundial de la Alimentación (PMA, WFP siglas en inglés) se
propuso alimentar a 70 millones de personas en 2008 (WFP 2008). A
mediados de año, con la explosión inflacionaria de los precios de los
alimentos, estimó que serían 80 millones. A finales de año dijeron que
alimentarían a 90 millones de personas—una de cada diez de las personas
hambrientas en el mundo—a un coste de 6 mil millones de dólares, el doble
de lo que ellos había presupuestado (De La Torre Ugarte and Murphy 2008).
La mayoría del presupuesto del PMA y la mayoría de sus alimentos
proviene de los gobiernos. La ayuda alimentaria oficial está dominada por el
modelo estadounidense, iniciado en 1954 con la aprobación de la Ley Pública
480. El objetivo de los Estados Unidos con la LP 480 fue "sentar las bases
para una expansión permanente de nuestras exportaciones de productos
agrarios con beneficios duraderos para nosotros mismos y la población de
otros lugares" (USAID 2008). Las modalidades de ayuda alimentaria de los
EUA reflejan sus intereses comerciales en la provisión de alimentos:

• Por ley, el 75% de la ayuda alimentaria de los Estados Unidos debe ser
comprada, procesada, transportada y distribuida por empresas
estadounidenses (Melito 2007).
• En 2002, sólo dos compañías estadounidenses—ADM y Cargill—
controlan el 75% del comercio mundial de granos, con contratos del
gobierno estadounidenses para administrar y distribuir el 30% de la ayuda
alimentaria de granos. Sólo cuatro compañías controlan el 84% del
transporte y reparto de la ayuda alimentaria internacional (Barret 2006).
• Los acuerdos bilaterales de comercio controlan entre el 50% y el 90% de
la ayuda alimentaria global. Por ejemplo, la ayuda estadounidense
requiere que los países receptores aceptan los granos transgénicos (FAO
2006).
• En 2007, el 99.3% de la ayuda alimentaria estadounidense fue en
especie, es decir alimentos producidos en los EUA y enviados a los
países receptores en barcos comerciales, en lugar de comprar los
alimentos en efectivo o con cupones en lugares cercanos a los receptores
(Food Aid Flows 2007).
SUPERAR LA CRISIS 107

Los defensores de este tipo de ayuda alimentaria insisten en que el sector


privado es el más eficiente para distribuir los alimentos. Esta afirmación ignora
no solamente los enormes subsidios estatales, sino también las grandes
ineficiencias y manipulaciones inherentes a la ayuda alimentaria dominada por
los monopolios corporativos:

• En general, la distribución de la ayuda alimentaria desde el vendedor


hasta los pueblos tarda entre 4 y 6 meses (Melito 2007).
• Los costes de transacción ascienden al 60% del presupuesto total de la
ayuda alimentaria de emergencia (Melito 2007).
• Esta ayuda alimentaria frecuentemente tiene 30% de pérdida de eficiencia
debido a las compras “arregladas—con favoritismo” de las empresas
estadounidenses (Melito 2007).
• La ayuda alimentaria llega a menos de un cuarto (200 millones de
personas al año) de los 850 millones de personas que padecen hambre
en el mundo. Si fuera equitativamente distribuida, cada “beneficiado”
recibirían sólo 50 kilogramos. Si la ayuda alimentaria se dividiera entre los
850 millones de personas hambrientas en el mundo, sería menos de 12
kilogramos por persona anualmente—muy por debajo de las urgentes
necesidades (FAO 2006).

Existen tres tipos de ayuda alimentaria: programa de ayuda, proyecto de


ayuda y ayuda de emergencia. El programa de ayuda no es realmente ayuda
alimentaria, sino ventas baratas de comida para ayudar a los donantes a
deshacerse de sus excedentes de mercancías. El proyecto de ayuda se
emplea en los proyectos como: comida por trabajo y programas de
comedores escolares, casi siempre distribuidos por el Programa Mundial de
Alimentos y organizaciones sin fines de lucro. El tercer tipo de ayuda, la
ayuda de emergencia, originariamente se empleó para mitigar el hambre que
acompaña los desastres naturales y las guerras. Esta ayuda de emergencia
la distribuye principalmente el Programa Mundial de Alimentos y tres ONGs
estadounidenses: CARE, Visión Mundial, y Catholic Relief Services.
Desde 1996, la ayuda de emergencia ha ido sustituyendo el programa y
al proyecto de ayuda, convirtiéndose en un factor permanente en la economía
de muchos países (por ejemplo en África). Hace diez años, el programa de
ayuda contaba con el 70% de la ayuda y el de emergencia sólo con el 10%
de la ayuda alimentaria total. Ahora la relación es completamente la inversa—
los donantes distribuyen el 10% de la ayuda alimentaria como un programa
de ayuda y el 70% como ayuda de emergencia.

Barret, Christopher B. 2006. Food Aid's Intended and Unitended


Consequences. Rome: Agriculture and Development Economics Division
(ESA) of the Food and Agriculture Organization of the United Nations.
De La Torre Ugarte, Daniel G. and Sophia Murphy. 2008. The Global Food
Crisis: Creating an Opportunity for Fairer and More Sustainable Food and
Agriculture Systems Worldwide. In Eco-Fair Trade Dialogue.No. 11
Heinrich Boell Foundation and MISEREOR. http://www.ecofair-
trade.org/pics/de/EcoFair_Trade_Paper_No11_Ugarte__Murphy_1.pdf
(Consultada Abril 9, 2009)
SUPERAR LA CRISIS 108

FAO. 2006. The State of Food and Agriculture: Food Aid for Food Security?
Rome: Food and Agriculture Organization of the United Nations.
Food Aid Flows. 2007. Food Aid Monitor, International Food Aid Information
System Policy, Planning and Strategy Division. Rome: Office of the
Executive Director, World Food Program.
Melito, Thomas. 2007. Various Challenges Impede the Efficiency and
Effectiveness of U.S. Food Aid. United States Government Accountability
Office. Washington D.C.
USAID. 2008. The History of America's Food Aid. USAID.
http://www.usaid.gov/our_work/humanitarian_assistance/ffp/50th/history.h
tml (consultada Octubre 14, 2008).
WFP. 2007. Food Aid Flows, 2007, Food Aid Monitor. In International Food
Aid Information System. Office of the Executive Director. Rome: World
Food Program.
WFP. 2008. Overview of Operations 2008. World Food Program.
http://www.wfp.org/appeals/projected_needs/documents/2008/Overview.p
df (consultada Octubre 29, 2008).
SUPERAR LA CRISIS 109

Cuadro 19

¡Apropiaciones de Tierra!

Las crisis alimentaria y financiera han desatado una oleada de apropiaciones de


tierra. Muchas empresas y gobiernos están adquiriendo tierras agrícolas en países
extranjeros. Estas adquisiciones son al mismo tiempo una estrategia de seguridad
alimentaria para las naciones ricas en capital y pobres en tierras agrícolas—como
Arabia Saudita—como también una inversión de bajo riesgo en tiempos de
problemas financieros.
En el contexto de una crisis alimentaria global, ¿dónde se puede encontrar tierra
agrícola libre? Puede encontrarse en países como Sudán, un país que ahora es
sinónimo de sufrimiento, violencia y hambre, y en donde el Programa Mundial de
Alimentos alimentó a 5.6 millones de personas este año (World Food Program
2008); en Camboya, donde el 19% de la población vive con menos de US$1 al día
(World Bank 2009); y Pakistán, en donde la pobreza endémica es una causa directa
de la violencia y la inestabilidad política. Bajo la lógica del Banco Mundial y de la
Corporación Financiera Internacional, que consideran que “todas las inversiones son
buenas”, las naciones hambrientas de capital, sin apoyo adecuado para su propia
agricultura, están abriendo sus tierras al control extranjero.
Para los países del Golfo—incluyendo a Omán, Qatar, Arabia Saudita y los
Emiratos Árabes—que son altamente dependientes de las importaciones de
alimentos, la necesidad de proteger a sus poblaciones de las explosiones de precios
se ha vuelto dolorosamente claro. Cuando los precios de los alimentos subieron de
manera vertiginosa en el 2007 y 2008, la factura de importaciones de alimentos de
los países del Golfo se duplicó (GRAIN 2008). Los gobiernos actuaron casi de
manera inmediata. De marzo a agosto del 2008 los gobiernos del Consorcio de la
Costa del Golfo comenzaron a arrendar millones de hectáreas de tierras de cultivo
para la producción de alimentos en el extranjero y a asegurar de esta manera
comida para sus habitantes (GRAIN 2008).
El gobierno de Kuwait por ejemplo, rentó tierra en Camboya, Tailandia, Burma y
Sudán, fundamentalmente para proteger a los trabajadores filipinos, mal pagados
del país, de los incrementos vertiginosos de los precios del arroz en el mercado
internacional. La subcontratación de la producción de alimentos no está limitada a
los países desérticos. También las compañías japonesas, coreanas y egipcias
están asegurando tierras para producir alimentos en países extranjeros (GRAIN
2008).
El capital privado participa en este boom. Deutuch Bank y Goldman Sachs están
comprando operaciones ganaderas en China. BlackRock de la ciudad de Nueva
York recientemente creó un fondo de cobertura agrícola de 200 millones (GRAIN
2008). En un ejemplo particularmente representativo es, Jarch Capital y una firma
de inversión privada establecida en Estados Unidos recientemente arrendó 400,000
hectáreas en el sur de Sudán—no a través de canales oficiales, sino a través de un
caudillo, cuyo hijo se había apropiado del territorio (Blas and Walls 2009). Con más
de tres millones de personas dependientes de la ayuda alimentaria internacional,
Sudán—un país con tanta miseria—parece un lugar insólito para las apropiaciones
de tierra.
Los gobiernos y algunas empresas privadas en Bahrein, Egipto, Kuwait, Qatar,
Jordania, Arabia Saudita, Corea del Sur y los Emiratos Árabes están apropiándose
de tierras en zonas de Sudán relativamente ricas en agua, con la bendición del
SUPERAR LA CRISIS 110

gobierno de Khartoum (Blas y Walls 2009). Hadco de Arabia Sauidta arrendó 25,000
hectáreas de tierras cultivables, Abu Dhabi lanzó un proyecto para desarrollar
28,000 hectáreas en el norte y la empresa Qatari Zad Holding está buscando hacer
algo similar (Blas and Walls 2009).
Todo esto representa una nueva oleada de colonialismo en África. Suscitada por
los altos precios de los alimentos y por mercados financieros de alto riesgo, esta
nueva ronda de cercamientos—de hecho una reforma agraria a favor de las
empresas agroindustriales—está dejando sin tierra a los pequeños productores y
erosionando las bases sobre las cuales se pueden construir sistemas de soberanía
alimentaria.

Blas, Javier y William Walls. 2009. U.S. Investor Buys Sudanese Warlord's Land.
Financial Times. 9 de enero.
GRAIN. 2008.Siezed! The 2008 Land Grab for Food and Financial Security.
http://www.grain.org/go/landgrab (consultado el 1 de noviembre, 2008).
World Bank. 2009. Frequently Asked Questions about Poverty in Cambodia.
http://go.worldbank.org/T2890U8730 (consultado el 31 de enero, 2009).
World Food Program. 2008. Where We Work: Sudan.
http://www.wfp.org/country_brief/indexcountry.asp?country=736 (consultado
el 30 de diciembre, 2008).
SUPERAR LA CRISIS 111

Cuadro 20

El Derecho a la Alimentación

El derecho a la alimentación es el derecho humano fundamental, el más reconocido;


sin embargo, el más violado. De la alimentación depende el derecho a la vida, a la
salud y el derecho a vivir dignamente. Se puede afirmar que de este derecho
dependen todos los otros derechos humanos. Por ser un derecho “positivo” no
puede ser garantizado a través de una serie de prohibiciones (como la tortura o la
detención legal), los mecanismos para garantizarlos están siendo discutidos con
vehemencia.
El derecho a la alimentación está consagrado en la ley internacional. La
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, Artículo 11 del Convenio
Internacional para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención
de los Derechos de los Niños, entre otros, sostienen el derecho a la alimentación. El
derecho se definió legalmente en el Comité de la ONU sobre Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (CESCR siglas en inglés) como: “el derecho de todo hombre,
mujer y niño viviendo solo o en comunidad a tener acceso físico y económico en
todo momento a una alimentación adecuada o los medios para su procuración de
maneras que no violen la dignidad humana” (1999). El CESCR estableció tres
responsabilidades del estado: respetar, proteger y satisfacer el derecho a la
alimentación de la población nacional. Los dos primeros implican que los gobiernos
deben garantizar que, ni el estado ni individuos realicen cualquier actividad que
prive a la población de los medios para auto—alimentarse. La obligación de
preservar el derecho a la alimentación significa que los gobiernos deben facilitar el
acceso a la comida y a las fuentes de producción de la misma, y donde éstos no
fueran posibles, el gobierno tiene la responsabilidad de abastecer directamente. En
el 2004 el Consejo General de la FAO estableció directrices para garantizar el
derecho a la alimentación. En ellas se señala de manera específica: la reforma
agraria, el acceso al manejo sostenible de los recursos y el desarrollo agrícola
sustentable (FAO 2004).
Aunque lo han aceptado 155 países, el derecho a la alimentación no ha sido
universalmente aceptado. En lo que el ex relator de la ONU Jean Ziegler denominó
“esquizofrenia en el sistema de las Naciones Unidas” (Zeigler 2008), las
instituciones financieras internacionales desconocen el derecho a la alimentación y
promueven políticas económicas que violan de manera sistemática este derecho,
mientras que instituciones como el PMA, FAO y UNICEF trabajan para terminar con
el hambre en el mundo.
A pesar de la fuerte resistencia del Banco Mundial y otros, el derecho a la
alimentación está avanzando en términos legales. Algunos grupos activistas y
ONGs están trabajando para que legalmente el derecho a la alimentación no sea
únicamente contar con comida mínima que evite morir de hambre, sino que sea un
derecho para la soberanía alimentaria. Actualmente 22 países han incluido el
derecho a la alimentación en sus constituciones, y en 2008 Ecuador fue el primer
país en proclamar en su constitución el derecho a la soberanía alimentaria. En un
reconocimiento fundamental al derecho a la alimentación, Miguel d’Escoto,
Presidente de la Asamblea General de ONU, afirmó nosotros “defenderemos la
democracia alimentaria. Nosotros podemos lograr que nuestros alimentos no sean
dominados por pocas y enormes corporaciones, sino que por el contrario, sean
SUPERAR LA CRISIS 112

controlados por sistemas alimentarios orientados por la población, que respete a las
comunidades, su cultura y su soberanía alimentaria” (d’Escoto 2008).

d’Escoto, Miguel. 2008. The Politics of Food: Food Bio-Diversity and Democracy.
http://www.un.org/ga/president/63/statements/foodpolitics191108.shtml (accessed
April 8, 2009).
FAO. 2004. Voluntary Guidelines to Support the Progressive Realization of the Right
to Adequate Food in the Context of National Food Security. Rome: Food and
Agriculture Organization of the United Nations..
UN Committee on Economic Social and Cultural Rights. 1999. General Comment 12:
The Right to Adequate Food. Geneva: Economic and Social Council of the United
Nations.
Zeigler, Jean. 2008. Promotion and Protection of all Human Rights, Civil, Political,
Economic, Social, and Cultural Rights, Including the Right to Development. In Report
of the Special Rapporteur on the Right to Food, Jean Ziegler. Geneva: United
Nations General Assembly.
SUPERAR LA CRISIS 113

Cuadro 21

Agroecología—Algunas Definiciones

En su sentido más básico, la agroecología es "la aplicación de conceptos y


principios ecológicos para diseñar y administrar agroecosistemas sostenibles"
(Altieri 1995).
La agricultura agroecológica puede cubrir una amplia gama de enfoques,
incluyendo la agricultura sustentable, la agricultura ecológica, la eco-agricultura, la
agricultura de bajos insumos externos, la agricultura orgánica, la permacultura y la
agricultura biodinámica.
En general, todos estos términos se refieren a lo mismo. Todos tratan de usar los
procesos naturales y eliminar o reducir de manera significativa el uso de insumos
externos, especialmente los más tóxicos y contaminantes (por ejemplo, venenos y
semillas transgénicas). La agricultura orgánica por lo tanto puede ser entendida
como un ejemplo específico de agricultura ecológica en la que los químicos se
eliminan por completo. La permacultura y la agricultura biodinámica son tipos
específicos de agricultura orgánica. El término agricultura sostenible/sustentable
frecuentemente se emplea como sinónimo de agricultura ecológica, pero también se
usa por gente que practica una agricultura química convencional para referirse a
sistemas que usan químicos, los cuales según ellos durarán mucho tiempo sin
dañar el ambiente.
En este libro intercambiaremos los términos agricultura ecológica y
agroecológica para referirnos a los sistemas de cultivo que:

• Hacen el mejor uso de los recursos y servicios naturales como insumos


funcionales.
• Integran procesos naturales y regenerativos, como el reciclaje de nutrientes, la
fijación de nitrógeno, la regeneración de la tierra y el uso de enemigos naturales
contra las plagas en los sistemas de producción de alimentos.
• Minimizan el uso de insumos no—renovables (pesticidas y fertilizantes) que
dañan el ambiente o la salud de los productores y/o consumidores.
• Hacen un mejor uso del conocimiento y habilidades de los agricultores,
mejorando su autosuficiencia.
• Utilizan productivamente las capacidades de las personas para trabajar en
grupos y solucionar problemas de administración comunes, como son las plagas,
las inundaciones, la irrigación, el manejo del bosque y el manejo del crédito.

De Pretty, Jules y Richard Hine (2001). "Reducing food poverty with sustainable
agriculture: a summary of new evidence." Centre for Environment and Society,
Essex University.
Altieri, Miguel. 1995. Agroecology: the Science of Sustainable Agriculture. Boulder:
Westview Press.
SUPERAR LA CRISIS 114

Cuadro 22

El MST y la Agroecología

Por José María Tardin y Isabella Kenfield

Brasil ha emergido como una superpotencia agroindustrial. Es también un


epicentro global para los movimientos sociales rurales bien organizados. De
hecho, ambos fenómenos están intrínsicamente unidos. A medida que más
cantidades de tierra se dedican al monocultivo y la producción destinada a la
exportación, la expulsión de familias campesinas de sus tierras ha
aumentado, junto a la pobreza y el hambre en zonas rurales, llevando a los
campesinos y trabajadores a organizarse y resistir. El movimiento social rural
más importante que ha surgido en Brasil es el Movimiento de los
Trabajadores sin Tierra (MST).
El MST se fundó en el estado del sur llamado Paraná en 1984, donde
organizó a familias sin tierra y trabajadores rurales. La táctica primaria del
MST es la ocupación pacífica de tierras ociosas pertenecientes a grandes
propietarios absentistas. Estas ocupaciones se sustentan en una cláusula de
la Constitución Brasileña la cual establece que: las propiedades privadas,
incluyendo tierras, deben servir a un fin social. La tierra que no genera
suficiente trabajo o no cubre unos rendimientos definidos de producción
agraria, puede ser legalmente expropiada por el gobierno a sus propietarios
para los propósitos de la reforma agraria.
Hoy el MST está organizado en 23 de los 27 estados brasileños. En la
reciente celebración del 25 aniversario del MST, el co-fundador y coordinador
nacional del movimiento João Pedro Stédile, afirmo que el movimiento ha
conseguido la expropiación de 35 millones de acres de tierra (mayor que el
propio Uruguay) y ha ayudado a 370,000 familias a conseguir sus títulos de
tierra. El MST ha construido miles de escuelas públicas, enseñado a decenas
de miles de sus miembros a leer y escribir, y ha fundado 400 cooperativas. El
MST se ha convertido en un símbolo global de la resistencia, ha jugado un
papel principal en la organización de la Vía Campesina y ha sido pionero en
el desarrollo teórico y práctico de la soberanía alimentaría.
Estos logros llevan grandes lecciones implícitas. El enfoque inicial de
producción del MST fue la agricultura industrializada. Este camino provocó un
colapso económico fundamental para las familias de los asentamientos del la
reforma agraria del MST. Muchas familias vendieron sus lotes y volvieron a
las barriadas de las ciudades. El MST se dio cuenta de que, tenía que
proporcionar a las familias un modelo agrario alternativo.
A mediados de los años 1990, la participación del MST en La Vía
Campesina puso a sus líderes en contacto con movimientos indígenas y
campesinos de otras regiones de América Latina, quienes ya estaban
practicando la agroecología. La agroecología esta alineada con la misión y
visión del MST, porque desarrolla sistemas agrícolas de pequeña escala,
sostenibles, orientados a los alimentos y a los sistemas alimentarios
regionales, recupera la tradición, el conocimiento indígena sostenible de la
agricultura e incorpora una ideología política que, promueve la liberalización
de las familias campesinas de la destrucción y la opresión de las
corporaciones agrocomerciales—todo esencial para forjar la soberanía
SUPERAR LA CRISIS 115

alimentaria. En su cuarto Congreso Nacional en 2000, el MST decidió adoptar


la agroecologia como una política nacional para orientar la producción en sus
asentamientos.
La Vía Campesina en Brasil se compone de ocho organizaciones: El
Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST), El Movimiento de los
Pequeños Campesinos (MPA), El Movimiento de los Afectados por las
Presas (MAB), el Movimiento de las Mujeres Campesinas (MMC), el
Movimiento de la Juventud Pastoral (PRJ), la Comisión Pastoral para la
Tierra (CPT), la Federación de los Estudiantes de Agronomía de Brasil
(FEAB) y el Consejo Misionero Indígena (CIMI, todas las siglas en brasileiro).
En la actualidad, las 7 organizaciones que participantes en La Vía
Campesina–Brasil han adoptado la agroecolgía como una política oficial.
Para extender el uso de la agroecología y hacer frente al poder de la
agricultura industrial, el MST y La Vía Campesina–Brasil han fundado 11
escuelas secundarias e introducido cursos universitarios de agroecología.
Estas escuelas tienen la misión de incentivar y formar a los movimientos
juveniles en agroecología para que brinden asistencia técnica a las familias
campesinas en las zonas rurales. La formación de estas escuelas coloca a la
La Vía Campesina–Brasil a la vanguardia de la política de desarrollo rural en
Brasil y es el aporte de la capacidad de los movimientos para desarrollar
políticas agroecológicas a nivel estatal y federal.
La Escuela Latinoamericana de Agroecología (ELAA) se concibió durante
el Foro Social Mundial en el 2005 en Porto Alegre, cuando los
representantes de La Vía Campesina–Internacional, los gobiernos federales
de Brasil y Venezuela, el gobierno del estado de Paraná y la Universidad
Federal de Paraná (UFPR siglas en brasileiro) firmaron un protocolo de
cooperación para el agro latinoamericano. El protocolo propone acciones
para el fortalecimiento de la resistencia campesina a la agricultura industrial,
incluyendo la promoción de la agroecología a través de la formación de
técnicos en escuelas como la ELAA. El primer curso universitario de
agroecología en Brasil, ELAA está acreditado por la UFPR, que organiza el
curso en colaboración con el Instituto Latinoamericano de Agroecología,
Educación e Investigación para la Agricultura Campesina (ICA), formado por
miembros de La Vía Campesina–Brasil. ELAA se inauguró el 27 de agosto de
2005, en el asentamiento campesino del MST Contestado, en la
municipalidad de Lapa, Paraná.
En 2008, 88 estudiantes de 18 estados de Brasil y dos de Paraguay se
matricularon en la ELAA, dos de ellos planean graduarse en 2009. Todos los
estudiantes de ELAA's son “militantes” o activistas, de los movimientos
sociales de La Vía Campesina. Las mujeres representan un 40% del cuerpo
estudiantil. La edad media de los estudiantes es de 20 años, y el abanico de
edades va desde los 18 a los 54.
Cada clase se estudia durante dos semestres al año durante tres años y
medio. Durante cada semestre los estudiantes se alternan, 3 meses en
‘tiempo de escuela’ y 3 meses en ‘tiempo comunitario’ cuando los estudiantes
ponen en práctica en sus comunidades lo que han aprendido en la ELAA. El
tiempo de escuela de los semestres dura 65 días, durante los cuales los
estudiantes viven en la ELAA. Tienen un horario diario de 6 horas de clases
teóricas, trabajo en la producción agraria, administración, experimentos
agrarios, conferencias, trabajo domestico (preparación de alimentos,
SUPERAR LA CRISIS 116

limpieza), intercambios de experiencias, deportes y una noche cultural cada


sábado. Al iniciar el curso, los estudiantes se organizan en 20 grupos durante
el tiempo de escuela. Estos desarrollan trabajo y formación en asistencia
técnica agroecológica con 20 de las 108 familias del asentamiento de
Contestado. Durante el tiempo comunitario, cada estudiante desarrolla el
mismo trabajo con cinco familias en su comunidad de origen.
Los profesores y profesionales de la ELAA poseen altas calificaciones
académicas (normalmente con un doctorado o maestría), muchos de ellos
son de universidades públicas y otras instituciones de investigación de Brasil.
Estos profesores trabajan fundamentalmente como voluntarios.
A pesar de sus avances, tres años después de su creación, la ELAA
continúa funcionando de manera precaria debido a la falta de fondos y apoyo
de las agencias del gobierno federal y estatal. Un semestre se canceló
debido a la falta de fondos y la infraestructura de la escuela sigue siendo
poco adecuada. La única aula permanente es el casarão, la próspera casona
original de la granja, construida por esclavos en la década de 1880. Ahí
funciona una precaria biblioteca, con sólo 160 libros y 30 títulos; un centro de
telecomunicaciones con 6 computadoras conectadas a Internet. Aunque el
casarão sirve como recuerdo simbólico de la contribución del MST a la lucha
contra la desigualdad histórica de la tierra y el ingreso, no es un edificio
adecuado para el laboratorio científico de trabajo, necesario para el
aprendizaje de los estudiantes.
La renuencia de los gobiernos federales de proporcionar apoyo financiero
a las escuelas de agroecología es producto del fuerte rechazo político contra
la formación y organización agroecológica—respondiendo a las poderosas
empresas y a los grandes propietarios favorecidos por el boom agroindustrial
de Brasil. En el contexto actual, cuando aumentan los precios de los
alimentos y la demanda global del etanol brasileño—incrementando la
demanda principalmente de los Estados Unidos—es casi imposible que el
gobierno aumente su apoyo a las Escuelas de Agroecología de la Via
Campesina.
SUPERAR LA CRISIS 117

Cuadro 23

La Agricultura Ecológica

Roland Bunch

La agricultura convencional, que requiere muchos insumos externos, la cual ha


dominado el desarrollo agrícola en los últimos 50 años, claramente ha demostrado
ser incapaz de satisfacer las necesidades de los pequeños productores con pocos
recursos. Esto sucede porque a los campesinos no pueden comprar los productos
químicos y porque no tienen acceso a la infraestructura necesaria (irrigación,
caminos, insumos, crédito, mercados, etc.) indispensables para que este tipo de
agricultura funcione. Además, muchos pequeños productores que han estado
usando reducidas cantidades de fertilizantes y pesticidas químicos, han dejado que
sus tierras se deterioren al punto que el uso de esos fertilizantes se ha vuelto, en el
mejor de los casos, ligeramente rentable. Los recientes aumentos en los precios de
los fertilizantes fácilmente podrían forzar a muchos pequeños productores a
suspender totalmente su uso, por lo tanto, de nuevo decrecerá su productividad.
Al mismo tiempo, la agricultura ecológica rápidamente se está convirtiendo en
una alternativa importante en los países en vías de desarrollo, tanto para la
agricultura convencional que requiere muchos insumos, como para la agricultura
tradicional de baja productividad. Muy frecuentemente, al usar cantidades pequeñas
de insumos externos, además de grandes cantidades de insumos internos y tener
un mejor manejo del cultivo, los pequeños productores pueden lograr una
productividad hasta tres a cinco veces mayor que los niveles tradicionales (Uphoff
2000; Bunch 1999). Aproximadamente el 3% de todos los campesinos del mundo
en desarrollo ya están usando tecnologías de agricultura ecológica introducidas por
diferentes programas. En casi todos los casos, estas tecnologías se han introducido
en la última década (Pretty et al. 2006). La cantidad de campesinos que han
adoptado estas tecnologías de manera independiente, es decir sin haber sido
influenciados por programas que las promueven, es levemente mayor en algunos
países y extensivamente mayor en otros, que la cantidad de campesinos que las
han introducido influenciados por programas. La inversión que se ha utilizado para
difundir estas tecnologías ha sido mínima en comparación con la inversión hecha
por programas de gobierno y por las industrias, para imponer la agricultura que
requiere muchos insumos.
Durante más de 25 años, el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola
Internacional (CGIAR siglas en inglés) se ha enfocado en la agricultura química, alta
en insumos y en la genética de las plantas. En lugar de servir como una red para
intercambiar ideas generadas por campesinos, ONGs y otros, trata de desarrollar
toda la tecnología, porque su obsoleto paradigma considera que los científicos
saben más y que las decisiones deben ser tomadas por las cúpulas. Además, el
sistema de CGIAR está casi completamente organizado en torno a las distintas
mercancías químicas, una orientación que no es favorable para los sistemas
complejos y diversos de los pequeños productores. Otros problemas del sistema
CGIAR son: su incapacidad de responder rápidamente a las necesidades de los
agricultores, su acercamiento casi sólo tecnológico a los problemas de los
campesinos y su constante subestimación de los impactos ecológicos negativos de
la tecnología química en la productividad futura. Estos factores hacen improbable
que el sistema CGIAR responda de manera efectiva a las necesidades de los
SUPERAR LA CRISIS 118

campesinos en cuanto a la agricultura ecológica. Además, el limitado potencial que


tiene una estrategia sustentada en la Revolución Verde y en el uso extensivo de
insumos químicos, fue demostrado en el casi absoluto fracaso de
Sasakawa/Borlaug tratando de introducir la Revolución Verde en África occidental
en los 1990s. El programa le echó la culpa de este fracaso a las reacciones de los
agricultores ante un problema temporal del mercado. Pero, suponer que los
agricultores de subsistencia no adoptarían una tecnología, que ya habían aprendido,
cuando los precios del mercado se hubieran reajustado es suponer que los
agricultores tradicionales son increíblemente tontos, lo que no son. Además, varias
entrevistas hechas a campesinos han confirmado que el problema temporal del
mercado no fue la razón por la cual fracasó ese programa.
Tecnológicamente y en términos de su credibilidad, la agricultura ecológica
finalmente ha llegado a su pleno desarrollo. Más de 4.4 millones de agricultores han
adoptado estas prácticas en 3.5 millones de hectáreas. Como resultado, sus
cosechas han aumentado un promedio de 73% (Pretty y Hine 2000).
Los extensionistas y los investigadores están encontrando que existe un
potencial enorme, insólito, para lograr una agricultura productiva y sostenible,
incluso en suelos considerados de “bajo potencial”. Resulta que el crecimiento de un
cultivo no depende especialmente de la cantidad total de nutrientes en el suelo, sino
que de la disponibilidad constante de estos nutrientes, aun si están presentes en
muy pequeñas cantidades (Primavesi 1980; Bunch 1999). Además, se pueden
alimentar los cultivos a través de mantillos (o hasta una solución de nutrientes de
agua, como en la hidroponía) igual de bien que a través de la tierra. Por lo tanto, la
fertilidad natural del suelo, o su “capacidad de intercambio catiónico”, aunque sea
muy baja, no tiene porqué afectar demasiado la productividad de la tierra. La tierra
bien manejada, incluso la tierra de la más pobre calidad, puede ser muy productiva.
Esto puede hacerse a precios muy bajos, lo que es igualmente importante para
las y los campesinos. Con una inversión de tan sólo $0.25 para comprar un poco de
semillas de frijol terciopelo o canavalia, con un poco de paciencia y con la voluntad
de aprender una manera distinta de manejar la tierra, en la mayoría de los casos un
agricultor puede aumentar su productividad entre 200% y 300%.
Estos suelos se mantienen cubiertos todo el tiempo y nunca o raras veces son
arados. Los cultivos son alimentados especialmente a través del mantillo o la
pequeña capa de materia vegetal que se descompone (Primavesi 1980; Bunch and
Lopez 1995). De hecho, este tipo de manejo del suelo imita a la selva tropical, pues
esta sigue cada una de las reglas anteriores (Bunch 1999). Como las selvas
tropicales han producido enormes cantidades de biomasa durante miles de años,
tenemos razón de creer que los campesinos podrán mantener altos niveles de
productividad a largo plazo.
Este potencial ha sido comprobado en caso tras caso (Pretty et al. 2006). El
caso más espectacular es probablemente el del Sistema de Intensificación del Arroz
desarrollado en Madagascar. Los científicos del Instituto Internacional de
Investigación del Arroz—el centro de CGIAR que desarrolló el arroz milagroso—han
sostenido durante años que la planta tradicional de arroz es genéticamente capaz
de producir como máximo 10 toneladas o menos de grano por hectárea. Un ejemplo
típico es que “la productividad de varias variedades alcanza su punto máximo
alrededor de 8 t/ha, aún con altas aplicaciones de nitrógeno, hasta 200 Kg./ha”
(Ladha et al. 1998). Sin embargo, los agricultores de Madagascar que trabajan
algunas de las tierras más desgastadas y ácidas del mundo, han logrado una
SUPERAR LA CRISIS 119

productividad de 5-10 t/ha y ocasionalmente hasta 15 t/ha (Uphoff 2000). Están


logrando estos niveles de productividad sin la utilización de fertilizantes químicos.
Están surgiendo una serie de tecnologías interesantes y potencialmente
revolucionarias alrededor del mundo en organizaciones no gubernamentales e
incluso desde los propios agricultores.
Estas tecnologías a veces son similares a las tecnologías convencionales y en
otras ocasiones parecen ser tanto extrañas como maravillosas. Tienen nombres
como: “cosecha de agua”, “árboles dispersos”, “abono verde/cultivos de cobertura”,
“rociadores foliares hechos en casa”, “mejores maneras de dejar descansar la
tierra”, “barreras vegetales de contorno”, “control natural de plagas”, “siembras de
precisión con la mano y el azadón”, etc.
En la mayoría de los casos, el aumento de productividad logrado por algunas de
estas tecnologías supera la lograda por otras tecnologías. Por ejemplo, un estudio
hecho en 1994 sobre un programa en San Martín Jilotepeque, Guatemala, que
existió entre 1972 y 1979, encontró que el campesino promedio (entre todos los que
participaron en el programa de cuatro comunidades dentro del estudio) había
aumentado su producción de maíz de 400 kilogramos por hectárea en 1971 a 4,500
kilogramos por hectárea en 1994. Este aumento se logró casi completamente con
tecnología de agricultura ecológica, a pesar de que muchas de las mejores
tecnologías que existen actualmente eran desconocidas en 1979 (Bunch 1995).

Bunch, Roland. 1999. More Productivity with Fewer External Inputs: Central
American Case Studies of Agroecological Development and their Broader
Implications. Environment, Development and Sustainability 1 (3/4):219–33.
Bunch, Roland y Gabino Lopez. 1995. Soil Recuperation in Central America:
Sustaining Innovation after Intervention. Londres: Sustainable Agriculture
Programme, International Institute for Environment and Development.
Ladha, J.K., G.J.D. Kirk, J. Bennett, S. Peng, C.K. Reddy, y U. Singh. 1998.
Opportunities for Increased Nitrogen-use Effciency from Improved Lowland Rice
Germplasm. Field Crops Research 56:41–71.
Pretty, J, A.D. Noble, D. Bossio, J. Dixon, R.E. Hine, F.W.T. Penning de Vries y J.I.L.
Morison. 2006. Resource-conserving Agriculture Increases Yields in Developing
Countries. Environmental Science & Technology 40 (4):1114-1119.
Pretty, J., and R. Hine. 2000. Feeding the World with Sustainable Agriculture: a
Summary of New Evidence. Informe final del SAFE-World Research Project.
Colchester, Inglaterra: University of Essex.
Primavesi, Ana. 1980. O manejo ecológico do solo: a agricultura em regiões
tropicais. Sao Paulo: Nobel.
Uphoff, Norman. 2000. Agroecological Implications of the System of Rice
Intensification (SRI) in Madagascar. Environment, Development and Sustainability
1 (3/4).
SUPERAR LA CRISIS 120

Cuadro 24

Campesino a Campesino: El Movimiento Campesino Latinoamericano por una


Agricultura Sustentable

Campesinos ayudando a sus hermanos para poderse ayudar a ellos mismos… a


encontrar soluciones y no depender de los técnicos o de los bancos. Eso es
Campesino a Campesino.
Argelio González, Santa Lucía, Nicaragua, 1991

Esta es la definición de un campesino del movimiento latinoamericano por la


agricultura sustentable dirigido por campesinos, el Movimiento fue creado hace
30 años. El Movimiento Campesino a Campesino es una de las experiencias más
exitosas, extensivas y admirables del continente en términos de agricultura
sostenible.
Campesino a Campesino empezó a forjarse entre los pequeños productores de
las laderas ecológicamente frágiles y de los perímetros de los bosques de los
trópicos mesoamericanos. Usando métodos relativamente simples de
experimentación a pequeña escala, combinados con talleres dirigidos por
campesinos sobre agroecología, conservación del agua y de la tierra, selección
de semillas, diversificación de cultivos, manejo integrado de plagas y control
biológico de plagas; estos campesinos encontraron maneras de aumentar su
producción, conservar el ambiente y mejorar sus vidas, de campesino a
campesino. Con el trabajo voluntario y a medio tiempo de miles de promotores y
con el apoyo de cientos de técnicos y profesionales de organizaciones locales
para el desarrollo, los promotores de Campesino a Campesino han expandido su
movimiento a cientos de miles de pequeños productores en toda América.
Los promotores dirigían con el ejemplo, inspirando a sus vecinos y a otros a
experimentar, innovar y probar nuevas alternativas. El Movimiento Campesino a
Campesino puede ser reconocido no sólo por expandir la agroecología, sino
también por ser el pionero en la experimentación dirigida por campesinos y por el
desarrollo de Metodologías Campesino a Campesino a través de Latinoamérica
(Brot_fur_die_Welt 2006). Uno de los ejemplos más dramáticos de esto ha sido
Cuba, en donde—gracias al apoyo gubernamental al desarrollo dirigido por
campesinos—el movimiento llegó a involucrar a 100,000 pequeños productores
en sólo ocho años (Holt-Giménez 2006).
Roland Bunch, entonces parte de World Neighbors (Bunch 1982), originalmente
describió los principios básicos de lo que se convirtió en desarrollo dirigido por
campesinos de la siguiente forma:

• Motivar a los campesinos y enseñarles a experimentar.


• Lograr y utilizar el éxito rápido y reconocible.
• Usar tecnologías apropiadas.
• Empezar con pocas tecnologías bien elegidas.
• Entrenar a personas de las comunidades como promotores extensionistas.

Bunch veía el desarrollo de capacidades locales como una pirámide invertida, en


la que los promotores campesinos—extensionistas experimentaban con una o
dos nuevas tecnologías cada año. Si resultaban ser exitosas, motivaban a otros
campesinos a experimentar con las mismas tecnologías y enseñárselas a otros.
SUPERAR LA CRISIS 121

De esta forma, las capacidades humanas y la base tecnológica crecieron a


velocidades compatibles, fortaleciéndose mutuamente. El enfoque estaba en la
innovación campesina y en el compartir tecnologías.
El Movimiento Campesino a Campesino es una respuesta de la base a los
fracasos técnicos, agrícolas e institucionales de la Revolución Verde en
Latinoamérica. Muchos programas de la Revolución Verde que esperan lograr
mayores índices de participación campesina en sus programas han adoptado la
Metodología de Campesino a Campesino. El mejoramiento participativo de
cultivos, ahora tan popular en los centros de investigación agrícola, es un ejemplo
de esto. Pero Campesino a Campesino se trata más del control de los pequeños
productores sobre sus propios agroecosistemas, que de las metodologías para
expandir el uso de semillas nuevas. El hecho, que Campesino a Campesino sea
dirigido por campesinos plantea profundamente la pregunta en torno a la
participación. En vez de preguntar “¿Cómo hacemos para que los campesinos
participen en proyectos de desarrollo agrícola?”, el movimiento reta a los
profesionales a preguntarse ¿cómo pueden ellos participar en un proceso de
desarrollo agrícola dirigido por campesinos?
El Movimiento Campesino a Campesino actualmente es un Movimiento que lucha
por el cambio social. Sustentado en principios de agroecología, solidaridad e
innovación, el movimiento se resiste a la modificación ecológicamente
degradante y socialmente destructiva del suelo, el agua y la diversidad genética;
reivindica los derechos de los pequeños productores a determinar un proceso
sostenible y equitativo de desarrollo agrícola. El entusiasmo y el compromiso de
los hombres y las mujeres del Movimiento Campesino a Campesino se ven
reflejados en las palabras del promotor José Jesús Mendoza:

Si hay algo que verdaderamente satisface a una persona es ayudar a otros;


colaborar para que otros mejoren; colaborar para que otros superen
obstáculos; colaborar para que otros puedan vivir de manera diferente todas
las cosas que uno sufre en el campo. He sentido cosas tan bellas gracias a
estas experiencias, a pesar de que no fui a la escuela. Cuando alguien me
quería enseñar algo, sentía vergüenza porque pensaba que no podría
entenderlo. Pero con Campesino a Campesino, los mexicanos vinieron a
darnos un taller aquí en Santa Lucía, Nicaragua y todo cambió. Antes, cuando
los técnicos venían a dar talleres, yo nunca entendía lo que estaban diciendo.
Pero cuando vinieron los mexicanos, entendí todo porque entendí su
experiencia. Esto me llenó de entusiasmo para seguir aprendiendo sobre la
agricultura orgánica, la alternativa para aquellos que aman la tierra y la
naturaleza. Para mi fue como abrir un libro, un libro sin letras, un libro que
dice cosas muy profundas; ¡los sueños inmensos, grandes, gloriosos y
maravillosos se vuelven realidad! Este es el libro de mi vida. Me ha enseñado
muchas cosas y me ha dado cosas que nunca pensé que iba a tener. Los
campesinos vinieron y nos dieron talleres y a mí me gustaba lo que nos
enseñaban porque enseñaban lo que practicaban. Esa era la cosa principal:
hacer para poder enseñar. Mi misión ha sido hacer cosas para poder
enseñárselas a otros, pues es la mejor manera de mejorar la vida en el
campo. Eso fue en 1987. Han pasado 17 años y puedo ver el fruto de los
sueños que tenía cuando fui a mi primer taller. Nunca imaginé los percances
que iba a tener, pero he podido asimilar sus lecciones. Cada día la escuela de
la vida nos enseña cosas nuevas, cosas bellas, cosas preciosas. Ante todo,
SUPERAR LA CRISIS 122

cuando un soñador tiene cosas positivas y concretas que lo elevan, la crítica


no es importante. Campesino a Campesino es una de las experiencias más
gloriosas de mi vida. Algunos pueden preguntar, “¿Qué haz hecho?”. No
quieren ver estas cosas maravillosas ni que uno puede vivir mejor con todo lo
que la naturaleza nos da. Pero me siento satisfecho porque he podido ayudar
a muchas personas de manera sana, pura y sin prejuicio.
(Holt-Giménez, 2006)

Brot_fur_die_Welt. 2006. Campesino a Campesino: Construyendo procesos.


Stuttgart: Brot fur die Welt.
Bunch, R. 1982. Two Ears of Corn. Ciudad de Oklahoma: World Neighbors.
Holt-Giménez, E. 2006. Campesino a Campesino: Voices from Latin America's
Farmer to Farmer Movement for Sustainable Agriculture. Oakland: Food First
Books.
SUPERAR LA CRISIS 123

Cuadro 25

Las Chinampas: Testamento a la Ciencia Indígena

Las chinampas, los jardines flotantes tradicionales de México, producían


entre 3.5 y 6.3 toneladas de maíz por hectárea en los 1950s (Sanders 1957).
En ese tiempo, ese era el nivel de productividad más alto de todo México y
era casi el doble que la productividad promedio de EUA. Cada hectárea de
chinampa podía producir suficiente comida para entre 15 y 20 personas al
año, según los niveles modernos de subsistencia. Una investigación reciente
indicó que cada chinampero puede trabajar aproximadamente tres cuartas
partes de una hectárea de chinampa al año (Jimenez-Osornio 1986), lo que
significa que cada agricultor puede sostener entre 12 y 15 personas de
manera sustentable y sin utilizar insumos caros.

Jimenez-Osornio, J. y S. del Amo. 1986. An Intensive Mexican Traditional


Agroecosystem: The Chinampa. Ensayo leído en la 6ta Conferencia
Científica Internacional IFOAM, en Santa Cruz, California.
Sanders, W.T. 1957. Tierra y agua: A Study of the Ecological Factors in the
Development of Meso-American Civilizations. Tésis de doctorado,
Universidad de Harvard.
SUPERAR LA CRISIS 124

Cuadro 26

De Regreso al Futuro: del Frijol Tapado al Abono Verde

El frijol tapado es un sistema antiguo usado para producir frijoles en zonas de


elevación media de Centroamérica en pendientes pronunciadas con grandes
cantidades de lluvia, en donde crece la mayoría de los frijoles de la región. Para
empezar el proceso, los campesinos eligen un pedazo de tierra que haya
descansado dos o tres años para que la vegetación leñosa domine los pastos. Si la
tierra se dejó descansar menos de dos años, entonces los pastos podrían ganarle a
las plantas de frijol nacientes y la fertilidad del suelo puede que no se haya
recuperado del todo de la cosecha anterior. Después, se hacen senderos con
machete a través del campo. En seguida se siembran las semillas de frijol en el
barbecho. Finalmente, la vegetación con semilla de frijol se hace mantillo, el cual se
deja que se descomponga y que proporcione nutrientes a las semillas de frijol en
maduración. Aproximadamente 12 semanas después se hace una cosecha. En
Costa Rica, se estima que entre 60 y 70% de los frijoles se producen con el sistema
de frijol tapado. Comparado con otros métodos más intensivos de producción de
frijol, el sistema tapado tiene una mayor tasa de rentabilidad porque cuesta menos.
Además minimiza la erosión del suelo, no se necesitan químicos caros y tóxicos, y
requiere relativamente poco trabajo (Buckles et al. 1998).
Entendiendo el fundamento del frijol tapado, el uso de “abonos verdes”—un
descubrimiento contemporáneo—ha proporcionado un camino ecológico hacia la
intensificación del maíz en zonas donde ya no se puede dejar descansar la tierra por
mucho tiempo por el aumento en la población o porque el bosque ha sido convertido
en pastizales. Después de que se cultiva el maíz, se introduce a la tierra Mucura
pruriens o “frijol terciopelo”, dejando una capa gruesa de mantillo todo el año.
Algunos de los efectos principales de la capa de mantillo—frijol terciopelo es una
mejoría en la nutrición mineral del maíz, fertilidad acumulada de los suelos y menor
erosión del suelo (Altieri 2004).
Las experiencias centroamericanas demuestran que los sistemas de maíz
basados en Mucuna son estables y tienen niveles de productividad respetables cada
año. En particular, el sistema parece disminuir significativamente el efecto de la
sequía, porque la capa de mantillo ayuda a conservar el agua en el suelo. Si hay
suficiente agua disponible, los nutrientes están disponibles en buena sincronización
con la absorción de los cultivos. Además, el Mucuna detiene las malezas, ya sea
porque el frijol terciopelo físicamente les impide germinar, emerger o sobrevivir
mucho tiempo durante el ciclo del frijol terciopelo, o porque la poca profundidad de
las raíces de las malezas en el lecho superficial las hace más fáciles de controlar.
Lo que es más importante para los trópicos, es que Mucuna ayuda a neutralizar el
pH en el punto de contacto entre el mantillo y la tierra, y por lo tanto ayuda que las
plantas eviten la toxicidad de aluminio que plaga muchos suelos ácidos en los
trópicos. Los datos demuestran que este sistema, basado en el conocimiento de los
propios agricultores y que conlleva la rotación anual continua del frijol terciopelo y
del maíz, puede ser sostenido por al menos 15 años con niveles de productividad
razonablemente altos, sin ninguna disminución aparente en la base de recursos
naturales (Flores 1989). Como se puede ver con el sistema Mucuna, una mejor
comprensión de la agroecología y de la etnoecología de los sistemas agrícolas
tradicionales es necesaria para seguir desarrollando sistemas contemporáneos.
Esto sólo puede resultar de estudios integrales que determinen los múltiples
SUPERAR LA CRISIS 125

factores que afectan la manera cómo los agricultores perciben su ambiente y


subsecuentemente cómo lo modifican, para después traducir esta información a un
lenguaje científico moderno.

Altieri, Miguel. 2004. Linking Ecologists and Traditional Farmers in the Search for
Sustainable Agriculture. Frontiers in Ecology and Environment 2:35–42.
Buckles, D., B. Triomphe y G. Sain. 1998. Cover Crops in Hillside Agriculture:
Farmer Innovation with Mucuna. Ottawa, Canada: International Development
Research Center.
Flores, M. 1989. Velvetbeans: an Alternative to Improve Small Farmers' Agriculture.
ILEIA Newsletter 5:8–9.
8
África y el fin del hambre

África es fundamental para cualquier solución duradera del hambre en el planeta.


Cuando la pobreza y el hambre se eliminen en África, los pobres de todo el mundo
estarán en mejores condiciones. Lo que sea que pase en África—o lo que no
pase—tendrá un efecto profundo en los sistemas alimentarios mundiales.
Lo que están haciendo en África para solucionar la crisis alimentaria son hechos
emblemáticos mundiales en muchos sentidos. Los éxitos o los fracasos que ocurren
en África reflejan el potencial o las limitaciones de los sistemas alimentarios
mundiales para satisfacer los intereses de las mayorías pobres del mundo. Si el
sistema no funciona en África, entonces no funcionará para el resto del planeta. En
este sentido, terminar con el hambre en África no es simplemente un “reto mundial”
para todos los gobiernos. Así como la persistencia de la pobreza en África es un
reto para el sistema económico internacional, la crisis alimentaria es un reto para el
disfuncional sistema alimentario mundial. Están en juego muchas cosas en el
continente en términos humanos, ambientales y geopolíticos.
En muchos sentidos, la historia reciente de África es una historia de conquista y
resistencia a intereses económicos y geopolíticos extranjeros. La división territorial
del continente que ocurrió en la Conferencia de Berlín de 1884 marcó el primer
“Reparto de África”. Los países que perdieron la oportunidad de beneficiarse de
África en el siglo XIX tuvieron nuevas oportunidades en el siglo XX y aún más en el
siglo XXI. África fue el continente más presionado a introducir políticas extremas de
ajuste estructural. Walden Bello observó que el continente era un exportador neto de
alimentos en los 1960s “promediando 1.3 millones de toneladas al año entre 1966-
70. Hoy, el continente importa 25% de su comida y casi todos los países son
importadores netos de alimentos” (Bello 2008).
Un corolario de esta dependencia en las importaciones ha sido la apertura de los
recursos del continente al postor más alto, o en algunos casos, al más
inescrupuloso. Philippe Heilberg, un hombre de negocios estadounidense, ha
reclamado 4,000 kilómetros cuadrados de tierra fértil junto al Río Nilo en un trato
con un caudillo de Sudán (Blas y Walls 2009), y la corporación coreana Daewoo
intentó alquilar 1.3 millones de hectáreas de tierra en Madagascar gratis (Jung-a y
Oliver 2008). Otros actores extranjeros han logrado apropiaciones de tierra
espectaculares en África—especialmente gente de Europa, Norteamérica, India y
China. En algunas partes de África, las desigualdades en términos de la distribución
de la tierra se han exacerbado por las políticas agrícolas neoliberales. Bajo el
modelo de reforma agraria “comprador dispuesto, vendedor dispuesto” promovido
por el Banco Mundial en Sudáfrica, menos de 5% de la tierra ha sido redistribuida de
dueños blancos a dueños negros desde el fin del apartheid (Zigomo 2008). Sin
embargo, los movimientos sociales en África están activamente trabajando en
soluciones concretas y cambios de políticas estatales concretos para construir la
soberanía alimentaria. El trabajo de las mujeres y de las organizaciones de mujeres
ha sido fundamental en estos esfuerzos. Las mujeres producen la mayoría de la
comida del continente, pero tienen la triple carga de trabajar por un salario, construir
comunidad, y alimentar a su familia. Por lo tanto no sorprende que en la 5ª
Conferencia Internacional de la Vía Campesina que se realizó en Maputo,
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 127

Mozambique en el 2008, uno de los llamamientos más fuertes fue que se


reconociera la soberanía alimentaria como una manera de terminar con la violencia
en contra de las mujeres.
Es importante darse cuenta de que así como hay una diversidad de sistemas
alimentarios dirigidos por mucha gente que está luchando por contrarrestar el poder
de los monopolios agroindustriales alrededor del mundo, también hay una
diversidad de iniciativas de base que están luchando por terminar con el hambre a lo
largo del continente africano. En su conjunto, estas iniciativas que reivindican la
vida, abarcan una mayor extensión territorial y alcanzan a más personas que las
iniciativas oficiales y centralizadas. Sus metodologías organizativas y tecnológicas
tienden a tener una perspectiva no-corporativa y a priorizar a las personas. Sus
estrategias para terminar con el hambre a través del mejoramiento de la agricultura
de los pequeños propietarios son más agroecológicas y democráticas. Estas
alternativas africanas no se discutieron en el Marco Amplio para la Acción, ni
tampoco se consideraron en la planeación de la nueva Revolución Verde en África.
Sin embargo, como el hambre extrema es tan generalizada, es difícil imaginarse que
algún esfuerzo para terminar con el hambre en África podría ser exitoso sin tomar
en cuenta a la agricultura de pequeña escala. La duda que enfrenta no sólo África
sino el mundo entero es: ¿Podrán trabajar juntos los esfuerzos oficiales y los
esfuerzos de base para terminar con el hambre?

La cuestión agraria en África

Como la mayoría de las personas que sufren hambre en África subsahariana


pertenecen a familias campesinas pobres que cultivan dos o menos hectáreas y
como más del 80% del continente sigue siendo rural, el reto de terminar con el
hambre y la pobreza en África es necesariamente una cuestión agraria. La cuestión
agraria en África concierne la tierra, la mano de obra, los mercados, la tecnología, y
la política a nivel local, regional, nacional e internacional. La preocupación no tiene
que ver solamente con alimentar a la gente, sino con cambiar las condiciones de
producción existentes que impiden que los pobres rurales se alimenten a sí mismos.
La cuestión agraria africana no se puede tratar simplemente preguntando, “¿Cuál es
el papel de los pequeños propietarios africanos?” Dada la gran diversidad de los
agro-ecosistemas de los pequeños propietarios en África, también tenemos que
preguntar qué tipos de tecnologías, mercados, recursos y derechos de propiedad
serían los adecuados para las diversas transformaciones agrícolas de África.
Además tenemos que preguntar ¿quién dirigirá estas transformaciones? Esta última
pregunta es especialmente importante porque como resultado de las decisiones
tomadas en torno a las crisis de alimentos, de combustible y económica, los
pequeños propietarios de África están siendo víctimas de nuevas apropiaciones de
tierra, agua, mercados y recursos genéticos. ¿Traerá la crisis alimentaria una nueva
era de endeudamiento rural, agricultura por contrato y exportaciones agrícolas para
poder obtener comida extranjera y cubrir las necesidades energéticas? O bien,
¿Ofrecerá una oportunidad para construir nuevos modelos agrícolas de desarrollo y
soberanía alimentaria? En África, la lucha por terminar con el hambre es la lucha
por el futuro de la agricultura.
Hay muchos paralelos entre los movimientos independentistas históricos del
continente y las luchas actuales por la soberanía alimentaria. Aunque África
subsahariana es una región rica en minerales y recursos naturales, más de 450
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 128

millones de personas viven con menos de dos dólares al día y más de una tercera
parte de la población sufre de malnutrición (Faurès y Santini 2008). Las propuestas
para terminar con el hambre y la pobreza en África tienen que considerar que desde
la época colonial, los sistemas alimentarios y los recursos naturales de África han
sido apropiados persistentemente por el capital extranjero, muchas veces en
complicidad con las élites nacionales. Incluso hoy, en medio de la crisis alimentaria,
algunos gobiernos africanos están negociando la venta y la renta a largo plazo de
tierra agrícola a corporaciones y gobiernos extranjeros. Otros están ofreciendo sus
bosques y sus tierras de pastoreo a corporaciones de agrocombustibles extranjeras.
Las luchas por la soberanía alimentaria en África son extensas y son
especialmente difíciles porque el continente no sólo sigue siendo una fuente de
recursos naturales fundamental para el Norte industrial, sino también porque en un
momento en el que los mercados globales se están encogiendo, la crisis alimentaria
hace que los agricultores pobres de África sean un blanco para las compañías de
semillas, biotecnología y fertilizantes que están desesperadas por encontrar nuevos
consumidores. Aunque cada agricultor pobre no tenga mucho dinero para gastar, en
su conjunto estos agricultores constituyen un mercado grande y lucrativo, sobre todo
si la asistencia internacional y los gobiernos africanos crean las condiciones para la
expansión del mercado con infraestructura, investigación e incentivos para la
inversión.

Claro que los gobiernos africanos tienen que aumentar su asistencia a la agricultura.
Alentadoramente, en la cumbre de la Unión Africana realizada en Maputo,
Mozambique en el 2003, los líderes africanos aprobaron el Programa Integral para
el Desarrollo de la Agricultura Africana (CAADP, siglas en inglés) en el que
prometieron aumentar el apoyo gubernamental a la agricultura a 10% para el 2015. i
El sector privado tiene un rol importante en la lucha contra el hambre y en estos
tiempos de crisis tiene la responsabilidad social de servir al bien público. Sin
embargo—especialmente en África—se tiene que asegurar que los beneficios de la
mejoría de la agricultura los reciban los agricultores pobres, no las granjas estatales,
las granjas agroindustriales para la exportación, los fondos soberanos de inversión,
ni las corporaciones transnacionales.
Quién mejore la agricultura africana, cómo, bajo qué acuerdos, y a través de qué
medios, determinará si los esfuerzos para terminar con el hambre en África
funcionen o fracasen. Una falta de atención a estos temas nos pone en riesgo de
que el apoyo a la agricultura africana se use como accesorio de un sistema
alimentario mundial viciado cuando lo que se necesita es una transformación
profunda de la agricultura.
Las tensiones entre las estrategias que surgen de las bases y las que surgen
desde círculos oficiales o poderosos para resolver la crisis alimentaria en África se
dan en un “espacio de desarrollo” transnacional, en donde los discursos oficiales de
“las asociaciones privado-públicos” frecuentemente están acompañados de agendas
políticas y comerciales poco altruistas, las cuales generalmente enmascaran la
verdadera exclusión que sufren los agricultores: no les permiten participar en la
toma de decisiones que afectan sus vidas. El futuro de los sistemas alimentarios de
África y el destino de millones de pequeños propietarios y gente hambrienta
dependen de los resultados que surjan de este espacio transnacional. El debate
público informado, la responsabilidad y transparencia institucional, y la amplificación
de las voces diversas de las organizaciones campesinas y sus propuestas son
esenciales para encontrar un camino sustentable y equitativo para salir de la crisis
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 129

alimentaria. El reto es diversificar y democratizar las iniciativas para el desarrollo


agrícola y al mismo tiempo, responder a la crisis rápidamente y de manera efectiva
en la práctica. Responder a esta necesidad es muy difícil por evidente distancia que
existe entre las posiciones oficiales promoviendo una nueva Revolución Verde en
África y las posiciones de los movimientos de base del continente, quienes
promueven alternativas agroecológicas africanas.

El regreso de la Revolución Verde ii


Durante dos décadas y media el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola
Internacional (CGIAR siglas en inglés) invirtió entre 40 y 45% de su presupuesto
anual de $350 millones en propagar la Revolución Verde a lo largo de África, lo cual
fue un fracaso (The World Bank 2004). Las personas que defienden la Revolución
Verde ofrecen múltiples explicaciones de por qué fracasó este intento de aumentar
la productividad del continente. Entre las explicaciones están: los suelos
desgastados de África, su infraestructura inadecuada, sus malos gobiernos y el
poco apoyo que existe para la agricultura africana (Evanson y Gollin 2003).
Argumentan que la Revolución Verde “sobrevoló” África y que el fracaso de CGIAR
de eliminar el hambre en el continente, se debe a la mala implementación del
modelo de la Revolución Verde (Rockefeller Foundation 2007). Los críticos de la
Revolución Verde dicen que no se puede culpar a África por sus condiciones
actuales y que el fracaso se debe al modelo de la Revolución Verde en sí (vea Food
First www.foodfirst.org; ETC Group http://www.etcgroup.org; y GRAIN
http://www.grain.org).

Existen algunos fundamentos para los argumentos de que África fue ignorada
por la primera Revolución Verde. En un intento de aumentar la producción
alimentaria—antes de la crisis petrolera de los 1970s—muchos gobiernos africanos
introdujeron reformas agrarias, proyectos de desarrollo rural, aumentaron los
subsidios para productores, crearon consejos de comercialización, establecieron
garantías de precios e invirtieron en infraestructura rural. Se crearon sistemas
nacionales de investigación agrícola para probar y distribuir paquetes de semillas y
fertilizantes. Bajo estas condiciones, la Revolución Verde sí comenzó a aumentar la
producción de granos básicos en algunos lugares, lo que llevó a muchos a pensar
que el “milagro asiático” se podría replicar en África (Havnevik et al. 2007).

Sin embargo, después de la crisis alimentaria y la crisis de la deuda externa de


los 1970s, y de los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y del FMI de
los 1980s, los gobiernos africanos se vieron forzados a reducir los servicios
estatales, a desmantelar los consejos de comercialización, a cerrar proyectos de
desarrollo, y a terminar con los subsidios y las garantías de precios. La investigación
y la extensión gubernamental desaparecieron. Cuando el mercado pasó a
reemplazar al estado como actor central en la estrategia de desarrollo económico, la
agricultura dejó de formar parte de la agenda de desarrollo y por lo tanto la
Revolución Verde se detuvo (Havnevik et al. 2007).

En los 1990s, hubo varios intentos fracasados de hacer que la Revolución Verde
funcionara en África. Algunas personas que intentaron fueron: los ex-presidentes
estadounidenses Jimmy Carter y Bill Clinton, y el filántropo Ryoicho Sasakawa junto
con Norman Borlaug, el “padre” de la Revolución Verde. Los múltiples fracasos de la
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 130

Revolución Verde en África coincidieron con el estancamiento de la Revolución


Verde a nivel mundial (ver el cuadro 27 "¿Un regreso a las raíces?"). No obstante,
en la cumbre de la Unión Africana del 2004, el entonces secretario general de las
Naciones Unidas, Kofi Annan, hizo un llamado por una “Revolución Verde Africana”.

Alianzas renovadas por la Revolución Verde

En 1997, Gordon Conway—el recién nombrado presidente de la Fundación


Rockefeller—publicó La Revolución Doblemente Verde: Comida para Todos en el
Siglo XXI, donde hace un llamado por una nueva Revolución Verde productiva
basada en la equidad y en la sostenibilidad. El intento de Rockefeller de relanzar la
Revolución Verde en África en 1999 avanzó muy poco hasta junio del 2006, cuando
co-patrocinó la Cumbre de Fertilizantes de África con la Nueva Asociación por el
Desarrollo Económico de África (NEPAD, siglas en inglés) en Abuja, Nigeria.
Representantes de 40 gobiernos africanos, bancos africanos y bancos multilaterales
de desarrollo, la CGIAR, y ejecutivos de la agroindustria discutieron estrategias para
modernizar la agricultura africana. Un mes después, la fundación hizo pública su
estrategia en un documento llamado El Turno de África: La Nueva Revolución Verde
para el Siglo XXI. Incluyó:

• La promoción de semillas híbridas y genéticamente modificadas y fertilizantes


químicos
• El entrenamiento de científicos agrícolas africanos para el mejoramiento de
cultivos
• El desarrollo de mercados
• La creación de redes de distribuidores locales
• Inversiones en infraestructura
• Una reforma de la política agrícola.

Dos meses después, la Fundación Rockefeller se asoció con la Fundación Bill y


Melinda Gates para lanzar la Alianza por una Revolución Verde en África (AGRA,
siglas en inglés)—la organización no gubernamental diseñada para implementar las
ideas de la Revolución Doblemente Verde y las estrategias de El turno de África. La
Fundación Bill y Melinda Gates, la cual cuenta con $38.7 billones en fondos
“filantrópicos”, puso $100 millones de los $150 millones que tuvo AGRA como
presupuesto inicial.

La alianza rápidamente formó el Programa por la Revolución Verde en África


(ProAGRA siglas en inglés) para implementar AGRA. La mayoría de los miembros
de las mesas directivas de AGRA y de ProAGRA han sido empleados de las
Fundaciones Gates y Rockefeller (Daño 2007).

AGRA: ¿reciclando la Revolución Verde?

Mientras que AGRA adoptó el paradigma tecnológico de la Revolución Verde—


priorizando el mejoramiento genético de cultivos y la aplicación de fertilizantes
químicos como el pilar central de su estrategia para el mejoramiento agrícola—
también añadió variaciones que reflejan los cambios por los que han pasado
CGIAR, las industrias de semillas y de químicos, y el sector financiero internacional.
Esta vez se incluirán una variedad más amplia de cultivos africanos tradicionales en
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 131

el paquete tecnológico. Las microfinanzas y los préstamos garantizados a bancos


comerciales y estatales ofrecerán crédito. El proyecto también está creando un
brazo de apoyo poderoso para influenciar las políticas de los gobiernos africanos.
AGRA se está esforzando en incorporar a las mujeres tanto como agricultoras como
investigadoras. Su “programa integrado de fertilidad del suelo” usará “subsidios
inteligentes” para aumentar a 30 kilogramos por hectárea por año, o sea 400% la
cantidad de fertilizantes químicos que usan cuatro millones de agricultores (Gates
Foundation 2008). Esto estará acompañado de entrenamientos para conservar la
materia orgánica de la tierra. Aunque el Programa para los Sistemas de Semillas de
África (PASS, siglas en inglés) de AGRA no está distribuyendo semillas
genéticamente modificadas actualmente, AGRA ha dicho que considerará su
introducción en el futuro cuando se hayan creado los marcos regulatorios
necesarios. Mientras tanto, los programas de capacitación de AGRA están
preparando a los científicos africanos en biotecnología (Agra-Alliance 2008).
Además, el benefactor principal de AGRA—la Fundación Bill y Melinda Gates—junto
con las Fundaciones Yara, Monstanto y Syngenta, apoyan a instituciones africanas
de biotecnología como la Fundación de Biotecnología de Cultivos Africanos, la
Fundación Africana de Tecnología Agrícola (AATF, siglas en inglés) y el Servicio
Internacional para la Adquisición de Aplicaciones de Biotecnología Agrícola, como
parte de un empujón coordinado para la investigación y promoción de OGMs (Daño
2007). Este trabajo está enfocado en cultivos que se han modificado genéticamente
para tener un contenido alto en vitaminas, para ser resistentes a las plagas y las
sequías, y para ser tolerantes a las malezas. Dentro del esquema más grande de la
Revolución Verde, estos proyectos y AGRA se refuerzan entre ellos: mientras uno
prepara científicos, el otro prepara biotecnología; mientras uno crea redes de
distribución de semillas, el otro lanza OGMs.

Estratégicamente, AGRA es un cambio sustancial para la Revolución Verde. Con


la ausencia del “estado desarrollista” africano de los 1960s, que ofrecía
financiamiento para crédito, investigación, infraestructura y servicios de
comercialización, los propulsores de la nueva Revolución Verde esperan que esta
vez las asociaciones filantrópicas del sector público y del privado asumirán esta
responsabilidad. Aunque podría ser que al principio no se obtengan grandes
ganancias, “el reconocimiento es un sustituto para la ganancia” hasta que se pueda
obtener ganancias (Gates 2008). Dada la renuencia del sector privado de invertir en
infraestructura y servicios para los pobres, esto es claramente un gran riesgo. África
necesita alrededor de $15 mil millones al año en inversiones agrícolas. Si los
gobiernos del Norte no cumplen su promesa de aumentar la asistencia financiera,
¿cómo podemos estar seguros de que el sector privado va a compensar la
diferencia? La Revolución Verde necesita grandes inversiones sociales para
funcionar (incluso en sus propios términos).

No obstante, en términos estructurales, AGRA parece reproducir el mismo


prejuicio comercial que las otras Revoluciones Verde y refuerza la posición
antagónica del Banco Mundial en contra de la agricultura de pequeña escala. A
pesar de que se dice independiente, AGRA es considerada por la Fundación Bill y
Melinda Gates como la “voz y la cara africana de nuestro trabajo”. El benefactor de
AGRA expresa la función de AGRA claramente en su teoría del cambio:
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 132

Para poder transformar la agricultura de su actual situación de baja inversión,


baja productividad y bajas ganancias, en un sistema orientado hacia el mercado
y altamente productivo, es fundamental que la oferta (la productividad) y la
demanda (el acceso a mercados) crezcan juntas y que los sistemas de
producción utilicen los recursos naturales eficientemente y que ayuden a los
agricultores a afrontar los riesgos… Esto requiere agricultores orientados hacia
el mercado y operando sistemas agrícolas lucrativos, que generen suficientes
ingresos como para sacarlos de la pobreza. Con el tiempo, esto requerirá algún
grado de movilidad de la tierra y un porcentaje menor de empleos relacionados
directamente a la producción agrícola…Estamos enfocados
específicamente…en 150 [millones] de pequeños propietarios en África
subsahariana…que tienen el potencial de transformar la agricultura a escala.
Consideramos a estos agricultores, en su mayoría mujeres, como nuestros
clientes y sus necesidades y realidades guían nuestro trabajo.
(Gates Foundation 2008)

AGRA continuará promoviendo las estrategias de desarrollo conducidas por el


mercado que apoya el Banco Mundial para abrir el sector de pequeños propietarios
africanos al volátil mercado internacional y empujar a los agricultores africanos
“menos eficientes” fuera de la agricultura. En combinación con el mismo paradigma
social y tecnológico que ha caracterizado a la Revolución Verde durante cuatro
décadas, y dadas las limitaciones económicas y políticas actuales de muchos
estados africanos debilitados, hay un potencial enorme para una violencia
estructural renovada en contra de las comunidades rurales pobres.

¿Funcionará?

AGRA parece estar teniendo algún éxito en revivir a la Revolución Verde. Los
ministerios de agricultura gubernamentales de siete países y varios centros de
investigación agrícola nacionales como el Instituto de Investigación Agrícola de
Kenya, la Organización Nacional de Investigación Agrícola de Uganda, la
Universidad de Ghana, y la Universidad de KwaZulu Natal—todas con problemas de
dinero—han acudido a AGRA con la esperanza de resucitar sus programas
agrícolas abandonados. Más de 550 científicos africanos están siendo entrenados
en biotecnología y mejoramiento de cultivos. Organizaciones no gubernamentales
nacionales e internacionales están teniendo acceso a los recursos directa e
indirectamente al participar en proyectos de AGRA. Hasta los centros de
investigación agrícola internacionales, incluyendo el Centro Internacional de la
Papa, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, y el Instituto
Internacional de Investigación del Arroz, se están beneficiando del nuevo
financiamiento para la investigación biotecnológica. Las corporaciones
agroindustriales internacionales, aunque no están llegando en estampida al
continente, están haciendo inversiones de exploración en los mercados de semillas
y fertilizantes, posicionándose para aprovechar oportunidades futuras. (Por ejemplo,
Yara, el gigante noruego de fertilizantes, está dispuesto a recibir tasas de
rendimiento menores por sus inversiones para poder establecer su dominio en el
mercado africano). Para aquellos convencidos de que una nueva Revolución Verde
es la respuesta al problema del hambre en África, AGRA parece ser el milagro tan
esperado.
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 133

Si AGRA podrá o no podrá revivir y rediseñar la Revolución Verde y si esto


resolverá o no el problema del hambre en África es otra historia. Este esfuerzo—el
más grande en más de tres décadas—provoca una serie de preguntas:

¿Por qué la Revolución Verde no consideró las alternativas exitosas y


agroecológicas que ya existían en África cuando formuló su estrategia?
¿Por qué nunca fueron consultadas las organizaciones de agricultores? ¿Por qué
se está consultando a agricultores individuales después de que el programa ya está
diseñado?
¿Cómo protegerá la Revolución Verde la biodiversidad agroecológica de los
pequeños propietarios? ¿Cómo evitará la “trampa de monocultivos” de la vieja
Revolución Verde?
¿Cómo protegerá la Revolución Verde el derecho de los agricultores a sus semillas
nativas? ¿Cómo asegurará la conservación robusta in situ de estas semillas y de los
conocimientos de cómo cultivarlas?
Si sólo hay crédito disponible para semillas y fertilizantes comerciales—que se
venden y compran como mercaderías—¿cómo asegurará la Revolución Verde la
restauración sostenible de los aspectos de los agroecosistemas sanos que no son
mercaderías, como la materia orgánica del suelo, la agrobiodiversidad, los cultivos
no comerciales y no comestibles, y los refugios para insectos benéficos?
¿Cómo asegurará la Revolución Verde la representación democrática de las
organizaciones de agricultores en el desarrollo agrícola, especialmente en proyectos
clave como AGRA?
¿Cómo le otorgará poder la Revolución Verde a los agricultores y a sus
organizaciones para avanzar sus propias agendas de reforma agraria y desarrollo
agrícola?
Más allá de la autosuficiencia nacional en granos, ¿cómo fortalecerá la Revolución
Verde la soberanía alimentaria de los agricultores, i.e., cómo asegurará la
democratización del sistema alimentario a favor de los pobres?
¿Cuáles son los principios y los mecanismos de salvaguardas sociales y
ambientales de la Revolución Verde? ¿Qué papel jugarán los agricultores en la
formulación de esos principios y en el uso de esos mecanismos?
¿Cómo abordará la Revolución Verde el tema de la justicia climática y la
remediación, mitigación y adaptación al cambio climático? ¿Cómo ayudará a los
agricultores a detener la apropiación de tierras destinadas a la producción de
agrocombustibles y a la exportación de alimentos?

Éstas son sólo algunas de las complejas preocupaciones que no pueden ser
respondidas en una página de Internet en la sección de “preguntas frecuentes”.
Tienen que responderse socialmente, a través de diálogos abiertos y en debates
públicos locales, nacionales y regionales. Abordar estar preguntas—abriendo el
debate sobre las alternativas agroecológicas a la Revolución Verde—es un paso
necesario para un proceso social mayor, democrático y de resolución de problemas,
que permita el ensayo y el error, los cambios y los ajustes en base a un amplio
consenso.

El hecho de que AGRA tenga las mismas suposiciones sociales y tecnológicas, e


incorpore a las mismas instituciones de investigación y los mismos intereses
corporativos que la primera Revolución Verde para lanzar una nueva Revolución
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 134

Verde en África, no es una buena noticia. A pesar de que dicen que la nueva
Revolución Verde ahora beneficiará a las mujeres y conservará la tierra, si los
mismos paradigmas y estructuras de la Revolución Verde siguen intactos, la
pregunta más grande que no se ha respondido es: ¿Cómo evitará AGRA reproducir
la misma violencia estructural devastadora de la primera Revolución Verde?

Alternativas Agroecológicas Africanas

Las alternativas agroecológicas para evitar la Revolución Verde en África son


abundantes (Asenso-Okyere 1997; Mortimore y Adams 2001; Reij et al. 1996). El
sistema de intensificación de arroz desarrollado en Madagascar ha elevado la
producción hasta ocho toneladas por hectárea y se ha expandido a un millón de
campesinos en más de doce países (Uphoff 1999). Un estudio realizado a 45
proyectos agrícolas sustentables en 17 países africanos, abarcando 730,000
granjas, reveló que los proyectos agroecológicos sustentables mejoran la
producción y la seguridad alimentaria de las familias que los realizan. En el 95% de
estos proyectos las cosechas de cereales aumentaron entre 50 y 100% (Pretty et al.
2003). Un estudio sobre agricultura orgánica en el continente (ver Cuadro 31
Agricultura Orgánica en África) mostró que la agricultura orgánica moderna de
pequeña escala se ha extendido ampliamente en África subsahariana, lo que ha
contribuido significativamente a mejorar las cosechas, el ingreso familiar y los
servicios ambientales (Pretty et al. 2008).
Más de 170 organizaciones africanas de nueve países del este y el sur de África
pertenecen a la red Administración Participativa en el Uso de la Tierra (PELUM,
siglas en inglés), que ha compartido conocimientos agroecológicos durante 13 años
en el oeste de África. iii Durante 20 años el Centro para la Agricultura Sustentable
con Bajos Insumos Externos (LEISA, siglas en inglés) ha documentado cientos de
alternativas agroecológicas que han superado con éxito muchos de los factores
limitantes de la agricultura en África. iv En otros lugares, se ha comprobado que
estas prácticas aumentan la resistencia agroecológica y la resiliencia ante riesgos
climáticos de los campesinos (Holt-Giménez 2002).
Aumenta la cantidad de personas africanas con una idea diferente sobre el futuro
de su sistema alimentario. En repetidas ocasiones, en el Foro Social Mundial en
Nairobi (2006), el Foro sobre Soberanía Alimentaria (febrero 2007) y en la
Conferencia sobre Alternativas Agroecológicas en África (noviembre 2007) en
Selingue, Malí, investigadores, técnicos, organizaciones de la sociedad civil y
organizaciones campesinas africanas han rechazado la nueva Revolución Verde y
han exigido transparencia y cuentas claras (accountability) de AGRA. También
exigen un debate público, el compromiso público y soluciones democráticas a la
crisis alimentaria en África (Food First 2007).

Sustentando la sostenibilidad

Para ser exitosos, los esfuerzos para mejorar la agricultura y terminar con el hambre
en África tienen que inspirar y movilizar a millones de campesinos. Para ser
sostenibles, estos esfuerzos tienen que sustentarse en la capacidad de los
minifundistas de innovar y ser solidarios. De esta manera, un flujo continuo de
innovaciones agroecológicas se puede esparcir por el continente rápida y
efectivamente. Esto es posible si el proceso de mejoramiento agrícola cultiva el
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 135

entusiasmo de los campesinos. Roland Bunch, autor del libro clásico Las Dos
Mazorcas de Maíz dice:

Las tecnologías que no logran despertar el entusiasmo de la gente solamente


llegan hasta los extensionistas pagados, mientras que aquellas que provocan
entusiasmo “se divulgarán a una velocidad espectacular de una persona a otra
con muy poco estímulo externo”. En términos de la eficacia del programa, la
situación anterior es insostenible. Si una tecnología no se expande más lejos de
los contactos del personal pagado por el programa, sean o no agrónomos, el
programa debe encontrar una tecnología más apropiada. Simplemente no
tenemos los recursos financieros para pagar al personal encargado de
diseminar la nueva tecnología por el mundo. (Bunch 1982)

Los últimos 20 años de los exitosos movimientos dirigidos por campesinos para la
agricultura sustentable indican que, la semilla del entusiasmo fue sembrada al inicio
del proceso de innovación tecnológica. Cuando los campesinos identifican los
problemas y seleccionan, experimentan y crean soluciones posibles, posteriormente
comparten con pasión sus innovaciones. Los campesinos que dirigen este proceso
de innovación son capaces de divulgar los métodos para el mejoramiento de la
agricultura de campesino a campesino, a lo largo y ancho de amplias áreas
geográficas. Con un apoyo mínimo, ellos han compartido de manera efectiva sus
conocimientos con campesinos en otros países (Holt-Giménez 2006). Las
numerosas alternativas agroecológicas africanas que se están expandiendo por
todo la región subsahariana son un ejemplo de esto. Para que las nuevas técnicas
de la Revolución Verde tengan éxito en donde otros intentos han fracasado, sus
promotores tendrán que reunirse con las organizaciones agroecológicas dirigidas
por campesinos, las cuales actualmente están transformando la agricultura en
África. De otra manera, a pesar de las inauditas inyecciones de dinero “filantrópico”,
la nueva Revolución Verde en África no será capaz de extender las mejoras
agrícolas, ni de mantener su esfuerzo por mucho tiempo. v

Más allá del impasse: transparencia, responsabilidad financiera y debate


público

Es importante reconocer las formas en las cuales AGRA y los movimientos a favor
de las alternativas agroecológicas en África concuerdan, coinciden o son
complementarios. En los mejores escenarios, estas áreas representan un potencial
terreno en común e idealmente podrían generar las sinergias necesarias para
superar la crisis alimentaria. En el peor de los casos, pueden cooptar y diluir las
experiencias exitosas existentes y los esfuerzos independientes de desarrollo
agroecológico.
Es igualmente importante reconocer en dónde y cuándo las diferencias entre
AGRA y las alternativas agroecológicas africanas son irreconciliables. Si estas
diferencias son muy grandes, incluso pueden evitar la convergencia en temas sobre
los cuales la Revolución Verde y los movimientos sociales africanos están de
acuerdo. Estos conflictos pueden terminar debilitando los aspectos positivos de
ambos enfoques y llevar al fracaso la lucha contra el hambre y la pobreza—una
opción que nadie aspira.
Existe mayor convergencia entre ambas visiones en el tema de los pequeños
productores, que según algunos gobiernos e instituciones se ha descuidado desde
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 136

hace mucho tiempo. El compromiso de AGRA con la producción de alimentos en


África y su deseo manifiesto de ayudar a los pequeños propietarios para que
obtengan más del valor de la cadena alimentaria son también temas importantes del
terreno en común. Así mismo, hay convergencia en abordar la necesidad de
transformar la agricultura africana respondiendo a las necesidades de las mujeres
campesinas.
Sin embargo, existe una gran área gris en el discurso de AGRA donde sus
interpretaciones y sus planes de implementación son poco claros, generando
muchas dudas entre los campesinos agroecológicos y los movimientos sociales. La
manera como AGRA comprende y actúa en relación a términos esenciales como:
“agroecología”, “derechos a la tierra”, “biodiversidad” y “mercados justos”,
determinará si sus programas complementarán o destruirán las prácticas
agroecológicas y las demandas campesinas. vi

Existen dos temas importantes e interrelacionadas en torno a los cuales AGRA y


los movimientos agroecológicos africanos difieren por completo. El primero es
técnico y el segundo es sociopolítico.

Técnicamente, AGRA ha adoptado el paradigma convencional del Norte sobre la


Revolución Verde, que considera las semillas genéticamente transformadas como el
camino principal para mejorar la agricultura. La hermandad institucional y política
que existe entre el trabajo de AGRA a favor de las semillas y el apoyo de la
Fundación Gates a las semillas transgénicas puede ser un motivo para “rompe-
acuerdos” para los pequeños productores ecológicos, muchas ONGs,
organizaciones campesinas y movimientos campesinos en África. Mientras la
Fundación Gates continúe viendo la “ciencia” agrícola desde la estrecha visión de la
manipulación genética, es improbable que AGRA gane la confianza necesaria para
lograr una colaboración significativa con los movimientos campesinos africanos.
A pesar de que la gente de AGRA afirma que empleará metodologías
participativas de producción de semillas, el paradigma técnico de AGRA centra las
innovaciones agrícolas en el laboratorio bajo la dirección de científicos especialistas
en semillas, en lugar de centrarlo en el campo bajo la dirección de campesinos. En
efecto, se prioriza la ciencia de las semillas sobre la agroecología. También se
destruye el potencial para las innovaciones agroecológicas y se mantiene el control
del desarrollo en las manos de los científicos, cuando debería ser de los
campesinos. Para responder a las condiciones locales constantemente cambiantes,
la agricultura ecológica necesita un fuerte apoyo para las frecuentes, generalizadas
y descentralizadas innovaciones agroecológicas. Este tipo de apoyo tiene la ventaja
adicional de fomentar la capacidad para la innovación agroecológica de los
campesinos en lugar de depender de nuevas semillas producidas por un conjunto
relativamente pequeño de expertos. El tremendo potencial para la amplia
diseminación de las innovaciones agroecológicas dirigida por campesinos no es
respaldada adecuadamente por el modelo de semillas transgénicas dirigido por
expertos de AGRA, y es muy improbable que el conocimiento de los expertos llegue
o tenga seguimiento con los 150 millones de campesinos que considera tener como
clientes potenciales.

Socialmente, AGRA proclama que es una iniciativa africana dirigida por


campesinos. Sin embargo, el diseño de AGRA proviene de la Fundación Rockefeller
de EUA. Durante su primer año, antes de que Kofi Annan fuera el presidente de la
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 137

mesa directiva, Gary Toenneissen—el director del programa de Rockefeller—dirigió


AGRA. Aunque actualmente la mayor parte de la junta directiva de AGRA y 90% del
personal son africanos, la dirección científica la realiza Joseph De Vries, el director
del Programa para el Sistema de Semillas Africanas.
Desde el principio, AGRA le ha otorgado mayor poder de decisión a los expertos
que trabajan en las estructuras institucionales de la Revolución Verde sobre el
planteamiento de problemas y los diseños estratégicos, i.e., qué se debe hacer.
Estos expertos también toman en cuenta la opinión de los líderes corporativos
transnacionales de semillas, de productos químicos y de fertilizantes. El poder de
decisión secundario, i.e., el que concierne cómo implementar AGRA, está siendo
otorgado a los expertos de AGRA y a los funcionarios de gobierno. Un grupo selecto
de ONGs han sido invitadas a participar en consultas a la sociedad civil sobre
AGRA.
Afectados por tantas críticas a su estrategia de Revolución Verde, algunos
representantes de AGRA han comenzado a participar en consultas públicas con
ONGs y líderes campesinos africanos. Aunque este diálogo es un paso muy
importante en la dirección correcta, los líderes campesinos africanos están
descontentos (lo cual es comprensible) por ser los últimos en ser consultados. En un
diálogo reciente de AGRA convocado por el relator especial de la ONU sobre el
derecho a la alimentación, Simon Mwamba de la Federación de Campesinos de
Pequeña Escala de África del Este expresó su frustración de manera coherente:

Ustedes vienen. Ustedes compran la tierra. Ustedes hacen el plan. Ustedes


construyen una casa. Ahora ustedes me preguntan ¿de qué color pintamos la
cocina? ¡Esto no es participación!

Tomar las principales decisiones del programa y establecer todas las relaciones
institucionales determinantes, y posteriormente consultar a las organizaciones
campesinas africanas es más que un desafortunado descuido—es un grave
problema. La falta de consulta desde el inicio con las organizaciones campesinas
africanas excluye un cuestionamiento sustantivo sobre la forma cómo se definieron
los problemas del hambre y de la agricultura de pequeña escala. Esto ha limitado la
conciencia de AGRA y su selección de posibles soluciones. La falta de consulta
oportuna también ha influenciado las ideas de AGRA en relación a la participación
campesina. Actualmente, se permitirá a los campesinos brindar información a los
científicos de AGRA sobre sus preferencias en torno a la variedad de cultivos a
través de metodologías participativas. Sin embargo, las estrategias y posiciones de
AGRA sobre asuntos esenciales que involucran a los campesinos—como reforma
agraria, agroecología, mercados globales y productos genéticamente modificados—
se han formulado sin la participación de los campesinos africanos ni de sus
organizaciones. Esta omisión refleja una comprensión limitada de las luchas
agrarias en África y una falta de reconocimiento o estima del dinamismo de los
movimientos campesinos africanos y de sus esfuerzos agroecológicos. Tristemente,
los arquitectos de AGRA parece que fallaron, subestimaron o simplemente
ignoraron el tremendo potencial de las experiencias verdaderamente africanas de
agricultura ecológica ya existentes, que durante los últimos 20 años—el tiempo del
primer fracaso de la Revolución Verde—han seguido creciendo consistentemente en
África.
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 138

No incluir a los principales beneficiarios desde el inicio de un esfuerzo tan grande


es un grave error estratégico que, dado el momento institucional de AGRA, será
difícil rectificar. La falta de mecanismos para garantizar la transparencia, la falta de
“cuentas claras” en las principales decisiones estratégicas, dificultará la posibilidad
de que AGRA se alíe con movimientos sociales. Esto significa desaprovechar una
oportunidad para desencadenar el tremendo poder transformador de las bases.
Distribuir dinero y subsidios a gobiernos y ONGs puede mejorar las condiciones
mientras haya flujo de dinero, pero esto es incapaz de provocar una transformación
social amplia como la que se requiere para salvar la agricultura africana.

¿Se puede cambiar ésto? Por supuesto que sí se puede. La pregunta es si los
directivos de la nueva Revolución Verde en África tienen la voluntad política para
hacer estos cambios. El primer paso positivo sería que todas las instituciones de la
Revolución Verde se abran a un debate público informado sobre el problema, los
medios y los fines de erradicar el hambre en el continente.

Lecciones de África

África tiene mucho que enseñarnos sobre cómo terminar con el hambre. Por
ejemplo: la importancia de crear condiciones favorables para la sostenibilidad de los
pequeños agricultores y los peligros potenciales de depender de “mega-arreglos”
tecnológicos o filantrópicos. También nos muestra que, incluso en las circunstancias
más desesperantes, existe el potencial de convertir la crisis alimentaria en un
momento de transformación. Ante la crisis alimentaria, las alternativas
agroecológicas se están expandiendo en África, aunque no cuentan con apoyo
oficial. Las organizaciones campesinas africanas y los grupos de la sociedad civil,
con sus demandas compartidas de soberanía alimentaria, están creciendo—ante la
oposición de las agroindustrias multinacionales. La posibilidad de dar un salto
cuantitativo y cualitativo en la capacidad de África de auto alimentarse depende de
la capacidad del continente de transformarse socialmente. Para terminar con el
hambre necesitamos un cambio social.

En muchos países desarrollados también existen grandes áreas donde el


hambre es provocada por la pobreza invisible, la degradación ambiental, y la
explotación de las personas y de los recursos. En estos países se dan luchas
similares por la justicia, la soberanía alimentaria y la supervivencia. También son
espacios que requieren gran ayuda y esfuerzos para el desarrollo. Para superar la
crisis alimentaria, las experiencias, las necesidades y las demandas de los
campesinos, así como los recursos de ayuda oficiales, necesitan unirse para
terminar con la violencia estructural, el racismo y las injusticias que provocan el
hambre.

El éxito impresionante del programa de agricultura urbana en La Habana,


Cuba—que actualmente produce más de cuatro millones de toneladas anuales de
comida para la ciudad—ha transformado el sistema alimentario urbano de Cuba
(Ver Cuadro 33, Transformación de la agricultura urbana de Cuba). Los arquitectos
de esta transformación afirman que los elementos claves para el éxito fueron “la
necesidad, la posibilidad y la voluntad” (Koont 2009). Aquellos que sufren las
injusticias que provocan el hambre y la pobreza tienen mucha necesidad y
posibilidad. El tercer ingrediente—la voluntad—es fundamentalmente político.
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 139

Desafortunadamente, no está claro que los gobiernos, los responsables de


programas de desarrollo, el sector privado y los grandes filántropos tengan la
voluntad política para transformar (en lugar de sostener) el actual sistema
alimentario global disfuncional y no equitativo. La buena noticia es que “la voluntad
de transformación” está arraigada en los campesinos y en los movimientos por la
justicia social en todo el mundo—y está creciendo. Si la voluntad social de los
campesinos, de las comunidades y de sus movimientos entusiasma a sus
gobiernos, a los programas de desarrollo y a los negocios para que expresen su
voluntad política, podrá entonces desatar las tremendas fuerzas de transformación
de los campesinos y de las comunidades en todo el mundo. El poder de la gente
exigiendo cambios políticos no es el único recurso necesario para resolver la crisis
alimentaria, pero el hambre no puede superarse sin el poder popular.

i
Desafortunadamente, hasta ahora sólo 6 de los 53 países están invirtiendo el 10% de su
presupuesto nacional en la agricultura. Como resultado de la crisis financiera mundial esto podría
disminuir en vez de aumentar.
ii
Secciones adaptadas de Holt-Giménez, de AGRA: The Green Revolution Returns to Africa,
Development 51(4): 464–71, 2008.
iii
Ver http://www.pelum.net/
iv
Ver http://www.leisa.info/
v
La Fundación Bill y Melinda Gates tiene planes para que AGRA funcione por sí misma después de
un período de incubación promovida por la Fundación. Mientras tanto, por la crisis financiera
mundial, la pronosticada expansión del financiamiento de Gates está en espera—la Fundación
aumentará su aporte levemente (de $3.3 a $3.8 mil millones) y probablemente no aumentará más
en el futuro cercano (Gates 2009).
vi
Las diferentes interpretaciones de los términos “agroecología” y “biodiversidad” son buenos
ejemplos de este problema. Para AGRA el primero significa producir semillas híbridas aptas para
sistemas agroecológicos locales y el segundo significa diversidad de variedades de un mismo
cultivo. Estas interpretaciones probablemente no van a satisfacer las necesidades ni las demandas
de los agricultores ecológicos que dependen de una mezcla rica de flora y fauna, en y alrededor de
la tierra cultivada para asegurar que el sistema agroecológico funcione de manera sana. En el
programa de “manejo integrado del suelo” de AGRA, los fertilizantes adquiridos con “subsidios
inteligentes” tienen prioridad. El cultivo de cobertura, el abono y otras prácticas de mejoramiento de
suelos supuestamente le seguirán a los fertilizantes, pero no está claro qué medios se utilizarán
(como crédito subsidiado para fertilizantes) para que los agricultores lleven a cabo este difícil
trabajo. Para los agricultores ecológicos, el cuidado de la tierra es la prioridad—frecuentemente
volviendo los fertilizantes químicos innecesarios. Varias experiencias pasadas en todo el mundo
indican que mientras estén disponibles los subsidios para los fertilizantes, la mayoría de los
agricultores evitan el difícil trabajo de cuidar la tierra. Esto frecuentemente conduce a la destrucción
total del suelo—incluso al punto que hasta los fertilizantes dejan de funcionar (Gliessman 1998).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 140

Cuadro 27

¿Un Regreso a las Raíces? ¿O Fertilizando el Árbol de Ganancias?

“Aumentando la Producción de Alimentos en las Zonas Caracterizadas por su


Cosecha de Granos en África” es una alianza sin precedentes entre los actores
principales del desarrollo agrícola que busca aumentar de manera significante la
producción de comida en África, vincular la producción local de alimentos con
las necesidades alimentarias y trabajar a lo largo de las zonas agrícolas más
importantes de Áfricas—o zonas agroecológicas—para crear oportunidades para
los pequeños productores.

Este comentario optimista anunció el nuevo “Memorándum de Entendimiento”


firmado por la Alianza por una Revolución Verde en África (AGRA siglas en inglés),
la FAO de las Naciones Unidas, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el
Programa Mundial de Alimentos en la Conferencia sobre la Seguridad Alimentaria
de la FAO en Roma, Junio1–4, 2008 (AGRA 2008).
El memorándum no sólo señaló la renovación de la Revolución Verde como una
solución para la crisis alimentaria, sino que además marcó el regreso de la
Revolución Verde a sus raíces estratégicas. Hace más de 50 años, cuando la
Fundación Rockefeller empezó a financiar la investigación para la transformación
industrial de la agricultura (Jennings 1988; Rockefeller Foundation 2007), los
investigadores introdujeron variedades de alto rendimiento (HYVs siglas en inglés)
de trigo, maíz y arroz en tierras de primera irrigadas en Filipinas, México e India,
produciendo aumentos de productividad impresionantes entre los campesinos que
podían comprar los insumos necesarios para que los HYVs demostraran sus rasgos
de alto rendimiento (Toenniessen 2008). La Revolución Verde coincidió con las
“décadas de desarrollo” de los 1960s a los 1980s (Rapley 1996), y fue instrumental
para establecer el dominio de las agroindustrias del Norte en América Latina y Asia
(Burbach y Flynn 1980; Patel 2007; Janvry 1981). Durante ese periodo, los países
en vías de desarrollo se vieron inundados de asistencia internacional y
experimentaron índices de crecimiento económico impresionantes. Construyeron
calles, ampliaron los subsidios, establecieron medidas para mantener los precios,
ofrecieron crédito barato y construyeron sistemas nacionales de investigación
agrícola para difundir los HYVs producidos por compañías extranjeras. Esto llevó a
una explosión mundial en la producción de granos (Evanson and Gollin 2003).
El germoplasma agrícola de los campesinos recolectado por los científicos de la
Revolución Verde contribuyó con $10.2 mil millones al año a la producción de maíz
y soya de EUA en los 1970s-1980s. Los grandes subsidios del gobierno
estadounidense condujeron a un excedente de granos baratos que inundaron los
países del Sur con precio inferior al coste de producción (dumping), destruyendo los
mercados locales y ayudando a las corporaciones más grandes—Cargill y Archer
Daniels Midland (ADM)—a capturar tres cuartas partes del comercio mundial de
granos (Vorley 2003). Algunas compañías privadas del Norte, incluyendo Pioneer
HyBrid y Cargill, se apropiaron de 33% de las semillas producidas por el Centro
Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) (Ecologist 1996). La
expansión de la biotecnología en los 1990s ayudó a que estos monopolios se
consolidaran: Monsanto ahora controla 20% del mercado internacional de semillas,
mientras que Bayer Crop Science, Syngenta, y BASF controlan 50% de todo el
mercado de agroquímicos (UNCTAD 2006).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 141

En los 1990s, la degradación ambiental ocasionada por la Revolución Verde, así


como el increíblemente mal desempeño de sus variedades de alto rendimiento,
condujo a una disminución de 21% en el apoyo de los donantes, provocando una
“crisis silenciosa” en el sistema de investigación de CGIAR. Bajo un rescate
económico condicional del Banco Mundial, CGIAR diversificó sus operaciones con
una revolución “tres veces verde” en un intento de controlar los problemas de la
Revolución Verde, aumentar la productividad y atraer más fondos (CGIAR 1996,
120).
Durante cinco décadas, la Revolución Verde ha tratado de eliminar el hambre
aumentando la productividad a través del mejoramiento genético de los cultivos.
Ahora enfocado en la biotecnología, el mejoramiento genético sigue eclipsando el
resto de la investigación agrícola y las otras actividades de desarrollo (CGIAR 1996;
WorldBank 2008).

AGRA. 2008. Boosting Food Production in Africa's "Breadbasket Areas": New


Collaboration Among Rome-based UN Agencies and AGRA. Alliance for a Green
Revolution in Africa. http://www.agra-alliance.org/content/news/detail/633/
(consultado el 2 de abril, 2009).
Burbach, Roger y Flynn, Patrcia. 1980. Agribusiness in the Americas. Nueva York:
Monthly Review.
CGIAR. 1996. CGIAR Annual Report: CGIAR 25 Years, 1971–1996. Washington
DC: Consultative Group on International Agricultural Research.
Ecologist, The. 1996. CGIAR Agricultural Research for Whom? Nov/Dec, 259–70.
Evanson, R.E. y D. Gollin. 2003. Assessing the Impact of the Green Revolution,
1960 to 2000. Science 300 (5620):78–82.
Janvry, Alain de. 1981. The Agrarian Question and Reformism in Latin America.
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Rapley, J. 1996. Understanding Development: Theory and Practice in the Third
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http://www.rockfound.org/library/africas_turn.pdf (consultado el 15 de agosto,
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http://www.aworldofpossibilities.com/details.cfm?id=336 (consultado el 10 de
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el 14 de octubre, 2008).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 142

Vorley, Billy. 2003. Food Inc.: Corporate Concentration From Farm to Consumer.
United Kingdom Food Group. http://www.ukfg.org.uk/docs/UKFG-Foodinc-
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Crisis. WorldBank.
http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/NEWS/0,,contentMDK:21783685~
pagePK:64257043~piPK:437376~theSitePK:4607,00.html (consultado el 11 de
noviembre, 2008).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 143

Cuadro 28

“Como software vivo”: La estrategia de AGRA para el desarrollo agrícola

La Fundación Bill y Melinda Gates está gastando miles de millones de dólares en su


Alianza por una Revolución Verde en África. La gran mayoría de esos dólares están
siendo invertidos en la creación de nuevas tecnologías para la agricultura africana.
Comparando las plantas con el software i , la fundación está tratando de construir
una nueva infraestructura tecnológica.
Las subvenciones de AGRA tienden a enfocarse en cuatro áreas: desarrollo e
investigación tecnológica; fertilidad de los suelos (especialmente aumentando el uso
de fertilizantes químicos); aumento del acceso a semillas mejoradas e insumos
externos; y creación de ambientes políticos favorables a la agricultura orientada a la
exportación y dirigida por el mercado.
Programa para Sistemas de Semillas de África (PASS siglas en inglés)
Para superar la deficiencia existente en las semillas mejoradas, AGRA planea sacar
1,000 variedades nuevas en los próximos diez años a través de alianzas con
CGIAR, compañías privadas de semillas y la extensión pública. El programa de
desarrollo tecnológico utiliza la ingeniería genética y también el mejoramiento
tradicional, y se enfoca en fortalecer la tolerancia a las presiones climáticas,
aumentar el rendimiento y el contenido de nutrientes de los vegetales. El programa
también financiará la educación de científicos y cultivadores de plantas a nivel de
maestrías y doctorados, además de programas de entrenamiento para miles de
estudiantes y graduados técnicos en liderazgo agroindustrial. Además, bajo este
programa, está el Programa de Desarrollo de Comerciantes de Productos Agrícolas
de AGRA, que busca crear una red de distribuidores de insumos agrícolas. Red que
aspiran convertir en el conducto principal a través del cual las semillas y los
fertilizantes lleguen a comunidades rurales (y por medio de la cual se extraigan
excedentes). Un monto de $13.2 millones de este programa se utilizan para
establecer distribuidores de insumos agrícolas en Tanzania, Kenya y Malawi,
inversión que llega justo cuando el gobierno de Malawi está utilizando un préstamo
del FMI para subsidiar el precio de los fertilizantes hasta un 90% (Gates Foundation
2008).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 144

Resumen de los proyectos implementados bajo PASS


Sub-programa de
Montos totales US $ Países participantes
AGRA

Desarrollo de
Comerciantes de $24,824,032 Kenia, Malawi, Tanzania, Malí, Nigeria, Zambia
Productos Agrícolas

Educación para el
Ghana, Uganda, Sudáfrica, África
Mejoramiento de Cultivos $15,685,943
Subsahariana
Africanos

Fondo para el
Ghana, Kenya, Malawi, Malí, Nigeria, Etiopía,
Mejoramiento y la
$5,516,366 Sudáfrica, Tanzania, Uganda, África
Adopción de Cultivos
Subsahariana
Africanos

Ghana, Nigeria, Burkina Faso, Kenia, Malawi,


Producción de Semillas
$3,754,003 Malí, Mozambique, Rwanda, Tanzania,
para África
Uganda, Sudáfrica, África Subsahariana

Total $49,780,344

Fuente: Moyo, Chambati y Murisa. 2008.

Programa de salud del suelo de AGRA


La meta de la fundación es mejorar la fertilidad del suelo, sobre todo aumentando el
uso de fertilizantes en África 400% a 30 kilogramos por hectárea (Gates Foundation
2008). AGRA está negociando con la compañía Yara Fertilizer en torno a precios
concesionarios y con el Banco Africano de Desarrollo y el Banco Mundial en torno a
un Mecanismo de Financiamiento para Fertilizantes potenciales.
Promoción de las políticas
AGRA parece creer en la teoría de desarrollo en la cual el desarrollo depende del
mercado y funciona mejor con un estado minimalista (Moyo et al. 2008), y está
abogando activamente por políticas que favorezcan a las industrias en África. En un
foro reciente del sector privado, AGRA pidió que se hiciera marcos reguladores para
aprobar el uso de tecnologías de semillas nuevas (e.g., cultivos genéticamente
modificados), para facilitar la privatización de industrias de semillas nacionales y
reducir las barreras para el comercio nacional e internacional (AGRA 2008).
Gates y AGRA están financiando generosamente a las instituciones que empezaron
la primera Revolución Verde—al sistema CGIAR, al Instituto Internacional de
Investigación del Arroz y al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo
(CIMMYT)—y a ministerios agrícolas gubernamentales, además de a centros
nacionales de investigación y a universidades públicas de África. Sin embargo, una
diferencia importante del modelo de la primera Revolución Verde es la fuerte
participación de la industria privada. Los socios del sector privado incluyen:
Monsanto, Syngenta, DuPont, Yara Fertilizer y varias compañías privadas de
semillas nacionales. A pesar de que AGRA dice que no está financiando el
desarrollo de cultivos genéticamente modificados actualmente, la Fundación Gates
sí lo está haciendo, y los socios de AGRA, como por ejemplo la Fundación Africana
de Tecnología Agrícola promueve activamente su legalización.
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 145

AGRA. 2008. Private Sector Forum on African Agricultural Development. Alliance for
a Green Revolution in Africa. http://www.agra-
alliance.org/content/news/detail/823 (consultado el 3 de enero, 2009).
Gates Foundation. 2008. Agricultural Development Strategy 2008–2011. Bill and
Melinda Gates Foundation. Seattle, Washington
Moyo, S., W. Chambati y T. Murisa. 2008. An Audit of the Alliance for a Green
Revolution in Africa. Nairobi, Kenia: Action Aid International.

i
Software, término utilizado para describir una función en un programa de computación,
procedimientos y habilitación de documentación en un sistema de informática. Son las instrucciones,
la información, los datos que la computadora almacena.
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 146

Cuadro 29

La Revolución Genética de Gates

La Fundación Gates está utilizando la mayoría de sus fondos destinados al


desarrollo agrícola para desarrollar nuevas semillas para la agricultura africana.
Aunque parte de este desarrollo se realiza a través del cultivo tradicional, los
programas de Gates invierten mucho en biotecnología.
Un ejemplo es la alianza de la Fundación Gates con la Fundación Africana de
Tecnología Agrícola (AATF siglas en inglés). AATF ha recibido $43 millones de
Gates para desarrollar genéticamente un “maíz eficiente para el agua de África”. Se
prevé que estarán listos nuevos tipos de maíz genéticamente modificado en el 2010
y hay pruebas de campo programadas para el 2013. La AATF manejará los fondos
en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo
(CIMMYT) y la Corporación Monsanto. Monsanto le está proporcionando al
proyecto: material genético patentado, experiencia y sus nuevos transgenes
tolerantes a la sequía. CIMMYT está proporcionando variedades de maíz de alto
rendimiento adaptadas a “condiciones africanas” y la AATF va a distribuir las
semillas a los comerciantes locales.
La Fundación Gates también está financiando un proyecto de la AATF en
colaboración con la Universidad de California en Berkeley, el Instituto Internacional
de Investigación de las Zonas Tropicales Semi-áridas y DuPont, para desarrollar
una variedad de sorgo con más lisina y vitamina A (ISSAA 2008). El Centro
Internacional de la Papa está trabajando en una papa dulce enriquecida con
vitamina A con financiamiento de la Fundación Gates, mientras que Harvest Plus, un
programa de CGIAR (también con dinero de Gates), está trabajando en la bio-
fortificación de varios cultivos como el maíz, la casava, el arroz, el trigo y la papa
dulce.
La sequía, el cambio climático y la bio-fortificación le ofrecen un “Caballo de
Troya” de relaciones públicas a la industria biotecnológica, especialmente en África.
Los nuevos transgénicos “listos para el clima” (tolerantes a la sequía), según la
mayoría de los cálculos, están a muchos años de estar listos, pero la industria no
está esperando. Syngenta, BASF y Monsanto ya llenaron en oficinas de patentes
alrededor del mundo solicitudes de patentes para casi el 66% de los genes
relacionados al clima (ETC Group 2008). A pesar de que AATF promete lanzar sus
nuevos cultivos eficientes en términos de uso de agua libres de regalías,
exactamente quién se adueñará de las semillas, quién las venderá y cuánto tiempo
durará la “magnanimidad” de los socios corporativos de la fundación, está por verse.
Aún si los cultivos bio-fortificados y eficientes en términos de uso del agua son
distribuidos libres de regalías para siempre, la industria de todos modos se
beneficiará enormemente. Los cultivos bio-fortificados y eficientes en términos de
uso del agua presentados como una estrategia de desarrollo, abrirán los mercados
africanos a la biotecnología en general. La apertura de este mercado masivo, nuevo
a los productos biotecnológicos explica la “donación” de la propiedad intelectual de
la industria.

ETC Group. 2008. Patenting the Climate Genes and Capturing the Climate Agenda.
ETC Group. http://www.etcgroup.org/upload/publication/pdf_file/687 (consultado
el 25 de septiembre, 2008).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 147

ISSAA. 2008. South Africa Approves Biofortified Sorghum Trials. International


Association for the Acquisition of Agri-Biotech Applications, 19 de septiembre.
http://www.isaaa.org/kc/cropbiotechupdate/online/default.asp?Date=9/19/2008#3
141 (consultado el 5 de enero, 2009).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 148

Cuadro 30

Abriendo África a la Industria Biotecnológica

Hasta el 2008, Sudáfrica era la única nación africana sembrando comercialmente


cultivos genéticamente modificados (OGMs), pero el panorama para los
transgénicos está cambiando rápidamente. La industria biotecnológica está
promocionando sus productos ferozmente como la “estrategia de desarrollo” para
África. Con un astuto doble discurso, la Fundación Syngenta ha estado
promocionando la legalización de maíz Bt en Kenia, bajo la bandera de un “proyecto
de desarrollo” llamado “Maíz Resistente a Insectos para África”. La Fundación
Africana de Tecnología Agrícola, una alianza pública-privada entre las Fundaciones
Gates y Rockefeller, AGRA, el sistema CGIAR y las compañías de biotecnología
Monsanto, Syngenta y DuPont, está desarrollando nuevos cultivos genéticamente
modificados para África y apoyando políticas que favorecen la biotecnología. Con el
apoyo de Gates y AGRA, la biotecnología está siendo vendida como el único
camino por medio del cual se puede terminar con el hambre, la sequía y la pobreza
africana, así como para afrontar los impactos de cambio climático.
2008 fue un año clave para el proyecto de “desarrollo” de la industria en África.
Egipto y Burkina Faso se convirtieron en el segundo y tercer país africano en
comercializar productos genéticamente modificados (GM). Egipto aprobó una
variedad de maíz Bt de Monsanto (MON810) y Burkina Faso permitió el cultivo de
maíz Bt. Kenia, Uganda, Mali y Malawi inicialmente aprobaron leyes de bio-
seguridad que probablemente abrirán el camino a la comercialización de cultivos
genéticamente modificados en esos países. Mientras tanto, están planeadas o en
proceso varias pruebas de campo de cultivos genéticamente modificados en
Zimbabwe, Tanzania, Ghana, Nigeria, Túnez, Marruecos, Mali y Mauritania.
La cantidad de cultivos biotecnológicos que están siendo creados
específicamente para África es grande, y como ya se mencionó, están siendo
creados en nombre del “desarrollo”.
A continuación un vistazo al futuro transgénico de África:

• Plátanos GM—Investigadores del II Proyecto de Apoyo para la Biotecnología


Agrícola (financiado por USAID) de la Universidad de Cornell están
desarrollando una variedad transgénica de un plátano del este de África
resistente tanto a nematodos como al hongo negro Sigatoca. Hay pruebas de
campo en proceso en Uganda (Shotkoski 2006a).
• Tomates GM—También a través de USAID y Cornell, un nuevo tomate GM
resistente al virus del rizado amarillo está siendo probado en Mali (Shotkoski
2006b).
• Papa GM—Se le ha preguntado a Sudáfrica si aprueba cultivar una papa GM
desarrollada en la Universidad del Estado de Míchigan que es resistente a la
palomilla de tubérculos. La palomilla es una plaga que aparece después de
la cosecha y que ataca las papas almacenadas y en transporte. La papa está
siendo vendida a agricultores de pequeña escala (Swanby 2008; Matloga
2008).
• "Maíz eficiente para el agua de África” es un proyecto de la Fundación Gates,
AGRA, Monsanto y el sistema CGIAR. Están desarrollando variedades
transgénicas de maíz que supuestamente son resistentes a la sequía y
podrían ser lanzadas en el 2013.
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 149

• Arroz eficiente alto en uso de hidrógeno—Arcadia Biosciences de EUA se


está asociando con AATF para llevar arroz con mejor eficiencia en el uso de
nitrógeno a África (Arcadia Biosciences 2008a). Arcadia recibió fondos de
USAID y está asociado con afiliados de DuPont y Monsanto para
comercializar su tecnología (Reuters 2008; Arcadia Biosciences 2008b).
• “Arroz Nuevo para África”—La Asociación África Occidental para el Desarrollo
del Arroz ha combinado material genético de variedades de arroz africanas y
asiáticas. El Banco Africano de Desarrollo ya lanzó un proyecto de $35
millones para comercializar este nuevo arroz.

Arcadia Biosciences. 2008a. Arcadia Biosciences and the African Agricultural


Technology Foundation Enter into Agreement for Development of Improved
African Rice. Nota de prensa, 2 de diciembre.
http://www.arcadiabio.com/pr_0032.php (consultado el 8 de diciembre, 2008).
Arcadia Biosciences. 2008b. Arcadia Biosciences Receives $3.6 Million USAID
Grant to Develop Improved Crops in India. Nota de prensa, 2 de diciembre.
http://www.arcadiabio.com/pr_0031.php (consultado el 8 de diciembre, 2008).
Matloga, Polelo. 2008. New GM Potato Book: Executive Summary. African Center
for Biosafety.
http://www.biosafetyafrica.net/portal/index.php?option=com_content&task=view&i
d=174&Itemid=35 (consultado el 8 de diciembre, 2008).
Reuters. 2008. DuPont and Arcadia Biosciences Collaborate to Improve Nitrogen
Use Efficiency in Corn. 12 de marzo.
http://www.reuters.com/article/pressRelease/idUS165580+12-Mar-
2008+PRN20080312 (consultado el 8 de diciembre, 2008).
Shotkoski, Frank. 2006a. East African Highland Banana Resistant to Black Sigatoka
and Nematodes. Single-Project Report. Cornell Univeristy.
http://www.absp2.cornell.edu/projects/project.cfm?productid=23 (consultado el 8
de diciembre, 2008).
Shotkoski, Frank. 2006b. Tomato Virus Resistance for West Africa. Single-Project
Report. Cornell University
http://www.absp2.cornell.edu/projects/project.cfm?productid=26 (consultado el 8
de diciembre, 2008).
Swanby, Haidee. 2008. GMO's in South Africa: Overview of Current Status 2008.
African Centre for Biosafety.
http://www.biosafetyafrica.net/portal/index.php?option=com_content&task=view&i
d=246&Itemid=63 (consultado el 8 de diciembre, 2008).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 150

Cuadro 31

Agricultura Orgánica en África

En el año 2008 la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y


Desarrollo conjuntamente con el Programa de Naciones Unidas sobre
Ambiente (UNEP-UNCTAD Fuerza de Tarea para Crear Capacidad
Comercial, Ambiental y de Desarrollo) publicaron un estudio denominado
Agricultura Orgánica y Seguridad Alimentaria en África. El estudio, elaborado
por Rachel Hine y Jules Pretty (Universidad de Essex) y Sophia Twarog
(UNCTAD), inicia reconociendo que “a pesar de las promesas globales…la
cantidad de personas que sufren de hambre ha aumentado anualmente a
partir de 1996”. A través del análisis de 15 programas que promueven e
implementan la transición hacia la producción orgánica y sustentable en
África del Este. El estudio muestra en las palabras de Supachai Panitchpakdi,
Secretario General de UNCTAD y de Achim Steiner, Director Ejecutivo de
UNEP que, “la agricultura orgánica podría conducir a la seguridad alimentaria
en África de mejor manera, en comparación con la mayoría de los sistemas
productivos convencionales, además es la agricultura que puede ser
sostenible a largo plazo” (Pretty et al. 2008).
En todos los casos estudiados, el acceso a comida fue elevado a través de
la transición a agricultura orgánica. Aunque las fincas orgánicas con una
producción baja están dispersas, el estudio encontró que la conversión de
agricultura con pocos insumos químicos a agricultura con prácticas orgánicas,
no representó pérdida en la productividad. De hecho, cuando las fincas
llegaron a estar mejor establecidas, la productividad sobrepasó la tenida en
las fincas tradicionales e incluso se igualó a la de las fincas modernas que
consumen gran cantidad de insumos. La seguridad alimentaria en las familias
campesinas mejoró no sólo por el aumento de la cantidad y variedad de
alimentos disponibles, sino también por el ingreso generado a través de la
venta del excedente producido al convertirse a producción orgánica. Las
comunidades locales se beneficiaron directamente al aumentar la oferta de
productos orgánicos frescos.
No sorprende que, la transición a prácticas agrícolas orgánicas tenga un
efecto positivo abrumador en el ambiente natural. Los programas estudiados
promovían un modelo integrado de agricultura sustentable y ecológica, ya
que no se limitó a la sustitución de insumos químicos con fertilizantes
orgánicos. Al aplicar procesos biológicos naturales y ecológicos para
aumentar la producción, 93% de los estudios de caso mostraron “beneficios
en la fertilidad de la tierra, el abastecimiento de agua, el control de
inundaciones y en la biodiversidad”. Las prácticas utilizadas para la
conservación orgánica de la fertilidad del suelo minimizaron o eliminaron el
uso de fertilizantes y pesticidas químicos no renovables, redujeron la erosión
del suelo, aumentaron la retención del agua en el suelo y acercaron los
mantos de agua a la superficie de la tierra. Esto permite a los campesinos un
período de cultivo más prolongado y mayor resiliencia a los cambios
climáticos. Las fincas orgánicas se benefician con el aumento de la
biodiversidad, porque les provee un hábitat para insectos predadores y
polinizadores, así como la asociación de plantas nutricionalmente
complementarias. El aumento en la salud y la diversidad de la finca ecológica
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 151

crea un sistema más seguro en general, el cual promueve la estabilidad en el


abastecimiento de alimentos en la región.
Los factores que contribuyen al éxito de la agricultura orgánica al abordar
los problemas de inseguridad alimentaria, están complicadamente
entretejidos con el mismo proceso de producción en una finca adaptada
regionalmente. Mientras que la agricultura convencional con gran cantidad de
insumos externos depende de tecnologías y productos químicos caros y
contaminantes, el cambio a agricultura orgánica exitosa depende
principalmente en aumentar los recursos ambientales y sociales locales. Por
ejemplo, el campesino orgánico está obligado a desarrollar relaciones más
estrechas y alianzas con sus vecinos, para poder efectivamente proteger sus
recursos compartidos de agua y de tierra. Estos lazos comunitarios más
fuertes producen una variedad de resultados positivos como: la formación de
grupos de defensa de los campesinos, cooperativas de crédito colectivo,
arreglos de apoyo mutuo en el trabajo para disminuir los gastos y compartir
habilidades e innovaciones.
La mayoría de los 200 millones de personas que se calcula sufren de
inseguridad alimentaria en África Sub-Sahara son campesinos, pequeños
productores. El reto es entonces, mejorar la habilidad de los campesinos
marginados para que sean capaces de alimentarse a sí mismos. La
agricultura orgánica ofrece una solución viable, debido a que depende de
recursos orgánicos disponibles localmente y no en fertilizantes y pesticidas
químicos caros. El estudio de caso realizado por el Centro Agrícola Manor
House en Kitale, Kenya, citado en el reporte de NU, describe la experiencia
de 3,000 campesinos, quienes han aprendido e implementan los métodos
bio-intensivos enseñados y promovidos por el Centro. Adoptar la práctica de
cavar dos veces la profanidad y el manejo integrado de pestes aumentó
(algunas veces duplicó) las cosechas de vegetales de los campesinos. Los
campesinos participantes además de producir más alimentos para sí mismos
pudieron ahorrar dinero al abandonar la compra de insumos químicos. La
finca orgánica es un sistema que depende menos de la energía y por ello es
resiliente, incluso ante el aumento del precio del combustible, que puede ser
agobiante para las fincas que dependen de gran cantidad de insumos
químicos.

Pretty, Jules, and Rachel Hine, and Sophia Twarog. 2008. Organic Agriculture
and Food Security in Africa, Agricultura Orgánica y Seguridad Alimentaria
en África, UNEP–UNCTAD Fuerza de Tarea para Crear Capacidad
Comercial Ambiental y de Desarrollo. Nueva York y Ginebra: Conferencia
de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo/ Programa de Naciones
Unidas sobre Ambiente.
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 152

Cuadro 32
 
El Proyecto Tigray

En el norte de Etiopía, una región severamente afectada por sequías,


hambruna, erosión del suelo y pobreza, un pequeño proyecto de agricultura
sustentable ha ayudado a los campesinos a casi duplicar su cosecha, al
mismo tiempo que han reducido casi un tercio el uso de los fertilizantes
químicos (Edwards et al. 2007). El Proyecto Tigray inició en 1996 únicamente
en cuatro comunidades. Desde entonces se ha extendido a 65 distritos.
Según un informe de la Sociedad Sueca para la Conservación de la
Naturaleza (SSNC 2008) el sistema agrícola “se sustenta principalmente en la
diversidad biológica—en el conocimiento extremadamente rico y la
agrodiversidad de los campesinos—y en los servicios del ecosistema, no en
los derivados del petróleo”.
Desde 1996 la Red del Tercer Mundo junto con el Instituto para le
Desarrollo Sustentable, la Oficina de Agricultura y Desarrollo Rural de Tigray,
la Universidad Mekelle, la Autoridad de Etiopía para la Protección del
Ambiente, el Programa de Desarrollo de ONU y la Sociedad Sueca para la
Conservación de la Naturaleza (SSNC siglas en inglés) han trabajado con
comunidades locales para mejorar los productos y la resiliencia de las fincas,
a través del mejoramiento del ambiente natural circundante. Muchas de las
soluciones promovidas por el proyecto son adaptaciones de técnicas
tradicionales agrícolas que han sido empleadas en la región durante miles de
años. Preparar abono orgánico, combinar cultivos y rotación de cultivos, son
prácticas fundamentales para mejorar la fertilidad de la tierra. Una variedad
de técnicas que incluyen control de presas, zanjas de contorno, pasto
selectivo y la repropagación de hierbas autóctonas, son usadas para
disminuir la erosión de la tierra y retener el agua. En algunos casos la forma
creativa de manejar las fuentes de agua, a través de recogerla y desviarla,
está permitiendo a los campesinos producir dos cosechas anuales, una
durante la época de lluvia y la otra con irrigación. En lugar de sembrar uno o
dos productos principales, los campesinos disminuyen el riesgo y aumentan
la resiliencia global de la parcela al utilizar diversas variedades de productos
tradicionales y semillas regionalmente adaptadas (SSNC 2008).
El proyecto Tigray no sólo ha estado exitosamente aumentando las
cosechas de los campesinos, sino también ha creado nuevas oportunidades,
como resultado de mejores servicios al ecosistema provistos por un bien
administrado grupo comunitario. Gebre Mikael, un campesino de la región
quien también tiene más de 30 colmenas de abejas, ha observado que la
producción regional de miel ha aumentado año con año, gracias a la
reforestación y el cultivo de otras plantas que brindan alimento a las abejas
(SSNC 2008). Un vivero creado en el 2004 ha brindado más de 50,000
árboles jóvenes a las comunidades en el norte de Etiopía. Las variedades son
cuidadosamente seleccionadas para que tengan múltiples funciones—
estabilicen el suelo, fijen nitrógeno, brinden sombra y provean forraje para los
animales. Los árboles frutales que provienen del vivero se han convertido en
una importante fuente de ingreso para muchas mujeres, quienes
tradicionalmente son excluidas de arar la tierra o de utilizar animales para
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 153

trabajar. El proyecto también ha creado oportunidades para las mujeres. Las


mujeres campesinas son estimuladas a hacer semilleros y viveros para
plantas que requieren más tiempo de crecimiento (SSNC 2008).
El Dr. Tewolde Berhan Gebre Egziabher, el “padrino del Proyecto Tigray” y
la fuerza detrás de su creación, cree que la agricultura sostenible es el futuro
no sólo en Etiopía, sino en todo el mundo. “La agricultura orgánica, estoy
seguro, alimentará el mundo. También estoy seguro de que sólo si se re-
expande la agricultura orgánica, el componente humano del mundo se va a
reducir” (Moberg and Lundberg 2007).

Edwards, Sue, Arefayne Asmelash, Hailu Araya, and Tewolde Berhan Gebre
Egziabher. 2007. Impact of Compost Use on Crop Yields in Tigray, Ethiopia.
El Impacto del Uso del Compost en las Cosechas en Tigray, Etiopía. Rome:
Natural Resources Management and Environment Department, Food and
Agriculture Organization of the United Nations.
Moberg, Fredrik and Jakob Lundberg. 2007. Ecosystem Services-Based
Farming in Ethiopia Increases Crop Yields and Empowers Women.
Sustainable Development Update 7 (6). Actualización de Desarrollo
Sustentable 7.
SSNC. 2008. Ecological in Ethiopia—Farming with Nature Increases
Profitability and Reduces Vulnerability. Produciendo con la Naturaleza—
Agricultura Ecológica en Etiopía Aumenta las Ganancias y Reduce la
Vulnerabilidad. Stockholm: Swedish Society for Nature Conservation.,
www.naturskyddsforeningen.se/upload/Foreningsdokument/Rapporter/enge
lska/Report_international_Ethiopia.pdf (consultado 2 de febrero, 2009).
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 154

Cuadro 33

La Transformación de la Agricultura Urbana en Cuba

En 1997 Miguel Salcines, un agrónomo intermedio, obtuvo permiso para usar


3.7 hectáreas de un “predio baldío” en las afueras de la Habana, para crear
un huerto organopónico e intensivo de vegetales. Salcines y cuatro personas
más, incluyendo un carpintero y un químico, iniciaron el proceso de creación
del Vivero Organopónico Alamar. Lo que sucedió en los años de cultivo
sobrepasó todas las expectativas. El Vivero Alamar ha visto que su
producción salte de 20 a 240 toneladas de vegetales y la cooperativa creció
de 5 a 147 miembros, en poco más de 11 hectáreas de tierra.
Lechuga, acelga suiza, pepino, tomate, repollo, remolacha-betabel,
zanahoria, ejotes, apio, okra, berenjena, pimiento y hierbas en masetas son
producidas para mercados locales y escuelas. El Vivero Alamar está
comprometido en divulgar su realidad: el trabajo de las cooperativas se
sustenta en la ciencia y la tecnología. Unos cincuenta miembros tienen
grados académicos como ingenieros o técnicos de nivel medio—y el grupo
realiza la mayor parte de su investigación y desarrollo. El grupo está
experimentando con diferente plantación combinada, biocontrol y pesticidas
de base biológica, todo lo cual no sólo ayuda a desarrollar valiosas
tecnologías, sino también un sentido de dignidad y orgullo por el trabajo
agrícola. Según un autor, “lejos están los días cuando la agricultura era vista
como un trabajo agotador asumido por campesinos atrasados esforzándose
desde que sale hasta que se pone el sol” (Koont 2009).
Al otro lado de la ciudad, el patio jardín del Dr. Raúl Gil está con árboles
frutales, vegetales y hierbas medicinales exuberantes. El Dr. Gil solicitó
permiso al gobierno para convertir un vertedero de basura adyacente a su
patio trasero en un huerto en 1995. Actualmente cada sábado por la mañana
allí se reúnen niños para recibir clases sobre jardinería y temas ambientales.
El abundante huerto—uno de unos 60,000 en La Habana—produce sólo para
la familia y los vecinos, pero siempre recibe gratis material orgánico, semillas
y asistencia técnica del gobierno.
La experiencia de huertos individuales como el del Dr. Gil y las
cooperativas como Vivero Alamar son la espina dorsal de la agricultura
urbana en Cuba, una historia exitosa. Las razones por las cuales Cuba llegó
a ser uno de los líderes mundiales en agricultura sustentable y urbana son
bien conocidas. Después del colapso de la Unión Soviética, diesel, gasolina,
repuestos, maquinaria agrícola, fertilizantes y pesticidas sintéticos
desaparecieron virtualmente de la isla. Este “Período Especial” obligó al
gobierno a asumir un masivo y rápido cambio hacia la producción ecológica y
urbana. Sin embargo, lo que se conoce poco es que, Cuba hasta cierto grado
se estaba preparando para el potencial bloqueo total de la isla.
Organopónicos se empezó a enseñar en los complejos militares al final de los
años 1980 y el Departamento de Defensa había financiado investigación
sobre autosuficiencia en agricultura desde los 1970s, con “voluntad” para
hacer un profundo cambio en el sistema alimentario.
Los programas resultantes fueron rápidos y exitosos. En 1994, el gobierno
estableció una organización para supervisar la introducción de organopónicos
ÁFRICA Y EL FIN DEL HAMBRE 155

como el Vivero Alamar. En vez de los modelos de propiedad del estado o


colectivos, la tierra fue distribuída parcialmente en parcelas a campesinos
individuales, frecuentemente organizados en cooperativas de crédito y
servicios. Tres años después esa organización se convirtió en el Movimiento
Nacional de Agricultura Urbana. Desde entonces, la economía cubana ha
aumentado 350,000 nuevos empleos en agricultura y su producción de
vegetales y hierbas aumentó en 1000%. Pero el contundente éxito de Cuba
en este aspecto no representa únicamente el incremento de empleos y el
aumento de la producción. El programa también ha jugado un papel
fundamental en el desarrollo comunitario, mejorar la calidad del ambiente y
en construir una ciudad saludable.

Adaptado de Sinan Koont, The Urban Agriculture of Havana, La


Agricultura Urbana de La Hababa. Monthly Review, Revista Mensual 60,
Enero 8, 2009.
9
El desafío de la soberanía alimentaria en los países del
Norte
Arreglando el Sistema Alimentario de EUA

Como en el resto del mundo, en EUA la crisis alimentaria global afectó más a los 50
millones de personas pobres y menos pudientes. Las comunidades de bajos
recursos e históricamente marginadas ya sufrían de enfermedades relacionadas a la
dieta y la inseguridad alimentaria de manera desproporcionada. Estas comunidades
han tomado la vanguardia en la lucha por la justicia alimentaria en el ámbito
nacional.

La justicia alimentaria afirma que nadie debe vivir sin suficiente comida por
restricciones económicas o por inequidades sociales. La justicia alimentaria
considera la escasez de alimentos saludables en comunidades pobres como una
violación de los derechos humanos. La justicia alimentaria también valora a los
movimientos de base históricos y de tradiciones organizativas como los creados
por el movimiento de derechos civiles y el movimiento de justicia ambiental. El
movimiento de justicia alimentaria es una estrategia diferente para satisfacer las
necesidades de las comunidades, que buscan realmente alcanzar su
autosuficiencia y la justicia social, reconoce a las comunidades como líderes
para solucionar sus propios problemas y les brinda herramientas para hacerle
frente a las desigualdades dentro de nuestro sistema alimentario y en la
sociedad general.
Brahm Ahmadi, People’s Grocery, Oakland, California

Mientras que la Ley agrícola y alimentaria del Tío Sam continúa subsidiando la
producción de mala comida industrializada, así como la sobreproducción y el
dumping de productos básicos en los sistemas alimentarios de los países del Sur,
surgen alternativas positivas. Se consolidan movimientos amplios que producen sus
alimentos, dirigidos por jóvenes, por comunidades marginadas, por grupos
comunitarios, por familias agrícolas y por organizaciones laborales. Ellos están
tomando mayor control sobre el sistema alimentario. Los diversos actores que
conforman el movimiento alimentario de EUA incluyen: defensores de la justicia
alimentaria en comunidades urbanas, bancos alimentarios trabajando en los
“desiertos alimentarios” del país; organizaciones de familias agrícolas presionando
por precios mínimos, por reservas de granos, por reglamentos de comercio justo y
por apoyo para los agricultores jóvenes y marginados; aficionados a la comida
(“foodies” en inglés, término divulgado en 1981 por Paul Levy y Ann Barr)
concientes de sus dietas y del ambiente y miembros del movimiento gourmet Slow
Food (Comida lenta), organización ecogastronómica que busca unir el placer y la
responsabilidad social en la comida, creada en 1989, quienes proponen que todos
debemos disfrutar el placer de la comida fresca, saludable, cultivada localmente.

Las realidades socioeconómicas y estrategias políticas de estos actores y


organizaciones son diversas, y a veces crean tensiones y trabajan de manera
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 157

contradictoria. Sin embargo, con la crisis alimentaria y financiera, sus demandas


están convergiendo y han llegado a un consenso poderoso: la gente quiere un
sistema alimentario que provea alimentos realmente sanos, quiere buenos trabajos
verdes y quiere un sistema alimentario justo y sostenible. Los miembros del
movimiento alimentario abogan por una globalización “desde abajo” y están
haciendo un llamado a sus contrapartes internacionales, mostrando las conexiones
entre la justicia alimentaria, la sostenibilidad, la equidad, la soberanía alimentaria y
el derecho a la alimentación a nivel local y en el extranjero. Estas similitudes
internacionales son amplias (Halweil 2004).

En EUA, donde sólo 2% de las personas son agricultoras y la mayoría de la


gente dejó el campo hace dos o tres generaciones, el movimiento alimentario
nacional lo forman principalmente organizaciones de consumidores y de derechos
humanos. El activismo juvenil—una fuerza cada vez más fuerte a nivel nacional—
inyecta nuevas energías, ideas, visiones y diversidad al movimiento.

Las iniciativas que no sólo hacen alimentos, sino que hacen alimentos
saludables, culturalmente apropiados y accesibles para todos, que crean tiendas
pequeñas en las ciudades, que usan los sistemas alimentarios para darle trabajo a
la juventud y revitalizar economías locales, y que promueven la justicia social, están
emergiendo de los escombros provocados por el complejo agroindustrial en EUA. La
mayoría de estas iniciativas son de escala local, pero juntas revelan una ola de
cambio. En los últimos diez años la cantidad de huertas y jardines comunitarios se
han más que duplicado. En los programas de agricultura apoyada por la comunidad
(CAS, siglas en inglés) los consumidores compran una parte de la producción de la
granja cada temporada y reciben productos regularmente y directamente de las y los
agricultores. En 2008, el Departamento de Agricultura de EUA contabilizó 4,865
mercados campesinos “oficiales”—casi el doble e los que existían hace una década
(USDA 2008d). Miles de mercados más informales no son contados. Muchas CAS
han adoptado una escala móvil para hacer que los productos frescos sean más
accesibles para los residentes de bajos ingresos. Muchos agricultores ahora
aceptan food stamps (los cupones de comida dados por el Departamento de
Agricultura de EUA de asistencia alimentaria para población pobre) y están
expandiéndose a los “desiertos alimentarios”—barrios por lo general en el interior de
la ciudad, sin supermercados ni otros lugares para comprar alimentos saludables.

La agricultura urbana también está creciendo. Programas como el Food Project


(Proyecto de la Alimentación) en Boston, el programa Grub en Olympia,
Washington; Growing Youth Project (Proyecto de Crecimiento de Jóvenes) en
Alameda, California y muchos otros proyectos, están empleando jóvenes en la
agricultura sostenible y en la distribución de alimentos, dándoles trabajo significativo
a los adolescentes y llevando comida saludable a las comunidades locales.
Disminuir la distancia entre los consumidores y los lugares de producción a pocos
metros, ha hecho que crezcan negocios de agricultura cultivada en los patios de la
gente en Portland y San Francisco. Además, en una nación donde sólo el 5% de
agricultores es menor de 35 años, un silencioso renacimiento de jóvenes
agricultores de pequeña escala está regresando al campo.
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 158

Los programas de granja-a-escuela, de granja-a-universidad y las políticas


institucionales de compra que priorizan a los agricultores locales, son cada vez más
fáciles de implementar. Los Food Banks (bancos de alimentos—iniciativa caritativa
promovida por el Departamento de Agricultura de EUA) se están asociando con
agricultores para la recolecta de la producción sobrante que normalmente se queda
en el campo. Los consejos de políticas alimentarias dirigidos por las y los
ciudadanos están ayudando a los gobiernos locales a apoyar a los sistemas
alimentarios locales. En este tiempo de crisis global financiera y alimentaria,
consideran el sistema local de alimentos como un mecanismo potencial para el
crecimiento económico local.

Tomadas en conjunto, este torrente de iniciativas prácticas reflejan una de las


condiciones necesarias para transformar el sistema alimentario: alternativas que
funcionan. Sin embargo, ésta no es una condición suficiente. Nunca acabaremos
con la hambruna ni los problemas estructurales que son las causas originarias de la
crisis alimentaria con un aumento linear en el número de proyectos e iniciativas.
Darles una oportunidad justa a estas alternativas también requiere cambiar las leyes
y reglamentos que actualmente las están limitando.

La industria está muy conciente del lado político del sistema alimentario y trabaja
incansablemente para evitar los cambios que podrían beneficiar a los pequeños
agricultores y a las comunidades locales. Además de dar contribuciones para
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 159

campañas políticas (y otras medidas menos éticas), las corporaciones operan por
tres vías, (directivos—comisiones legislativas del congreso—grupos contratados de
presión) para mantener sus redes de privilegio y construir una voluntad política que
favorezca la desregulación, los subsidios, las desgravaciones fiscales y los rescates
financieros; hacen lo que sea necesario para garantizar sus ganancias
empresariales y fortalecer su poder de mercado.

La voluntad política no se construye sólo con dinero y redes de información


privilegiadas. En las democracias, la voluntad política también requiere la creación
de un amplio consenso social. Cambiar el consenso social con respecto a nuestro
sistema alimentario ocurrirá cuando la gente cambie su manera de pensar sobre la
comida y demande cambios en el sistema alimentario. Después, la voluntad política
puede ser construida mediante una amplia presión social, demasiado fuerte para ser
ignorada por los políticos. Este tipo de presión viene de los movimientos sociales
fuertes cuyas exigencias políticas resuenan con la mayoría y activan a la minoría.

En el 2008 una coalición de más que 50 activistas trabajadores, religiosos,


agrícolas y en contra del hambre presentaron un informe político sobre la crisis
alimentaria en EUA y lanzaron un llamado de acción para eliminar el hambre en el
día mundial de la alimentación. Esta demanda fue seguida por una declaración del
Grupo de Trabajo de la Crisis Alimentaria de EUA, que refleja las perspectivas de
miles de organizaciones de base que trabajan para transformar el sistema
alimentario y acabar con el hambre mundial (ver Apéndice 7: Estados Unidos llama
a la acción).

Estas demandas exigen al gobierno de EUA que deje de favorecer los intereses
de las empresas y que acabe con el hambre, apoyando un sistema alimentario que
proteja el ambiente y provea alimentos saludables. Al igual que la IAASTD, estos
grupos buscan apoyo para los sistemas alimentarios sostenibles controlados
localmente, como una estrategia para terminar con el hambre mundial y la pobreza.

Encabezando la lista están las demandas para eliminar la volatilidad de los


precios de alimentos. Volver a regular las inversiones del sector internacional
financiero en productos básicos alimentarios, además derrocar la Ley de
Modernización de Futuros de Materias Primas del 2000 ayudaría a que los precios
de alimentos ya no estén en las manos de especuladores. Resucitar las reservas
públicas y estratégicas de granos así como garantizar una tasa mínima de
préstamos para productos agrícolas, mantendría un precio mínimo para los
productos agrícolas básicos mediante la regulación de la oferta y crearía un precio
máximo para proteger a los consumidores de la inflación de los precios de
alimentos.

Las políticas agrícolas y alimentarias de EUA –especialmente el Farm Bill (la Ley
Agrícola)—son, en gran medida, políticas alimentarias mundiales. Muchos
defensores del los países del Sur están exigiendo cambios en la política exterior de
asistencia alimentaria de EUA para que el Programa Mundial de Alimentos pueda
comprar comida local y regional de pequeños productores a precios justos para
poder distribuirla a la gente necesitada, en lugar de llevar a estos productores a la
quiebra al inundarlos con productos excedentes estadounidenses subsidiados.
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 160

Actualmente, el sector de agrocombustibles de EUA recibe más del 75% de


todos los créditos fiscales y 66% de los subsidios para la energía renovable—
limitando drásticamente el dinero invertido en energía solar y eólica (EWG 2009).
Para el 2010, el etanol le costará más de $5 mil millones al año a los
contribuyentes—más de lo que se gasta en todos los programas del Departamento
de Agricultura de EUA: de protección del suelo, agua y hábitat de la fauna silvestre
(EWG, 2009). Esto sucede a pesar de que el etanol de maíz produce más gases de
efecto invernadero de los que captura y nunca ofrecerá más que una fracción de
nuestras necesidades nacionales de combustible. Por no tener un precio justo
garantizado para su maíz, muchos grupos de productores agrícolas han apoyado la
agenda del agrocombustible ya que ven a estos cultivos como una manera de
terminar con los precios bajos. Establecer un precio justo para los agricultores haría
que tanto los agrocombustibles como los subsidios masivos para la producción
granos en EUA sean irrelevantes y superfluos. Las demandas por una congelación o
una derogación inmediata de los mandatos de agrocombustibles en EUA y una
suspensión de las inversiones y comercio internacional de agrocombustibles, deben
ser complementados con demandas por un precio justo de mercado para los
agricultores y una demanda para que los incentivos fiscales y los subsidios para
cultivos destinados a la producción de agrocombustibles sean sólo para refinerías
de pequeña escala, descentralizadas, y de agricultores.
Es el momento de cerrar las tres vías de maniobra de las corporaciones: la
agroindustria, los grupos de presión contratados y el gobierno, mediante la reforma
del financiamiento de las campañas políticas y grupos de presión capaces de
comprar las leyes. De la misma forma como el sector financiero tiene que volver a
ser regulado, los monopolios agroalimentarios tienen que ser desmantelados y
regulados con la aplicación de las leyes antimonopolio para poder garantizar la
competencia justa en el sistema alimentario. Estas demandas van de la mano con
las que aseguran el control local y el acceso a la tierra, el agua y las semillas a
precios justos alrededor del mundo, y que aseguran que los agricultores mantengan
su derecho a guardar semillas.

Ninguna razón social, biológica o económica impide que la agricultura


agroecológica se convierta en el estándar mundial de producción. EUA debería
aprobar y respaldar las conclusiones de la Evaluación Internacional Agrícola del
Conocimiento, La Ciencia y la Tecnología para el Desarrollo (IAASTD) e
implementar las opciones para el desarrollo agroecológico a nivel nacional e
internacional a través de la Ley Agrícola de EUA y USAID. El gobierno debería
apoyar la biodiversidad, la pequeña y mediana producción, y la agricultura urbana, a
través de familias de agricultores y de pequeñas y medianas cooperativas
empresariales. Esto requerirá una reorientación a nivel estatal, nacional e
internacional de las políticas agrícolas, de investigación, educación e inversión hacia
la agricultura sostenible y hacia los negocios alimentarios comunitarios
independientes.

Los sistemas alimentarios tienen que sustentarse tanto en la justicia social y


económica, como en el derecho a tener alimentos sanos. Esto requiere garantizar
los derechos laborales de los trabajadores agrícolas y de todos los trabajadores del
sistema alimentario estadounidense—sin ninguna exención a la Ley Nacional de
Relaciones Laborales y con un aumento del salario mínimo para garantizar un
salario digno para que todos (incluyendo a los trabajadores agrícolas, los
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 161

trabajadores que procesan alimentos, los trabajadores de servicio y los


consumidores) puedan comprar comida buena y sana.

EUA tiene que cambiar su voto en las Naciones Unidas para defender el derecho
humano a la alimentación. Cuando se reconoce ese derecho fundamental, los
gobiernos están obligados a proteger a su población nacional de leyes, reglamentos
y proyectos empresariales que socaven el derecho a la comida—como los acuerdos
de libre comercio y la propagación de productos transgénicos sin regulación alguna.
También requeriría que EUA fortalezca la red nacional de protección social para
personas de bajos ingresos, mediante un aumento de beneficios suficientemente
alto que les permita comprar comida fresca y saludable.

Los movimientos alimentarios en EUA están trabajando para construir una


economía que priorice el respeto y el cuidado de las personas antes que las
ganancias empresariales a corto plazo. No están esperado que los grandes
problemas se resuelvan para comenzar a mejorar el sistema alimentario. Varias
comunidades y organizaciones ya están trabajando fuertemente para sentar la base
para un mundo donde el sistema alimentario sea fuente de abundancia, salud y
justicia para todas las personas.

“Algo se mueve”—Algo se mueve en Europa 18

La creciente imposibilidad de llevar una vida digna en el campo europeo ha


provocado una respuesta social amplia y activa de parte de los europeos que no
están dispuestos a sacrificar su sociedad y ambiente ante la avaricia corporativa.
Los sindicatos de agricultores, las organizaciones ambientalistas, los grupos de
consumidores, las organizaciones de comercio justo, las redes de economía
solidaria, entre muchos otros, han comenzado a trabajar en toda Europa para
denunciar el impacto de las políticas de la Unión Europea y abogar por alternativas
dignas.

Las reacciones han variado dependiendo del país y del carácter de las
organizaciones locales, pero todas están creando y fortaleciendo alianzas entre los
diferentes sectores sociales afectados negativamente por las políticas
agroalimentarias de la Política Agrícola Común. Juntos, están creando una serie de
prácticas y políticas alternativas para la producción, distribución y consumo
sostenibles.

Por ejemplo, en Francia se están forjando redes solidarias entre los productores
y consumidores a través de Asociaciones por el Mantenimiento de la Agricultura de
Pequeña Escala (AMAPs siglas en francés). Al igual que la agricultura apoyada por
comunidades, las AMAPs establecen contratos solidarios entre grupos de
consumidores y agricultores agroecológicos locales. El grupo paga por adelantado
por el producto que recibirá semanalmente. La primera AMAP fue fundada en 2001
entre un grupo de consumidores de Aubagne y una granja en la región Olivades de
Provenza. Actualmente existen 750 AMAPs que sirven a 30,000 familias en toda
Francia.

En Europa estas experiencias se remontan a los años 1960s, cuando Alemania,


Austria y Suiza comenzaron a desarrollar iniciativas similares en respuesta a la
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 162

creciente industrialización agrícola. En Ginebra, Les Jardins de Cocagne, una


cooperativa de productores y consumidores de vegetales orgánicos, ahora provee a
unos 400 hogares. En Gran Bretaña, los CSAs o “plan de vegetales en caja”
comenzaron en los años 90s. A principios del 2007, habían unas 600 iniciativas de
CSA, 53% más que en el 2006. Existen igual número de mercados campesinos en
el país (Soil Association 2005). En Bélgica, donde estas alternativas han aparecido
más recientemente, unos 200 hogares reciben frutas y vegetales frescos
periódicamente a través de un sistema solidario de compras de los Grupos de
Compra Solidarios de la Agricultura Campesina, GASAP (siglas en francés). En
España, una iniciativa tipo AMAP de cooperativas agroecológicas llamada Bajo el
Asfalto está la Huerta, opera en Madrid y sus alrededores. Ecoconsum Coordination
(Coordinadora para el Consumo Ecológico) informa que existen más de 70
cooperativas similares en Cataluña. Han existido iniciativas similares en Andalucía
desde los años 90s.
Todas estas experiencias muestran que es posible producir, distribuir y consumir
productos a través de prácticas ecológicas y principios de justicia social,
manteniendo una relación directa entre consumidores y agricultores. Algunas
iniciativas similares que se están propagando rápidamente por toda Europa en los
últimos años incluyen los mercados campesinos o de agricultores, la distribución
directa, los modelos de certificación participativa y los jardines urbanos.

Estas redes de alimentación están uniendo sus fuerzas para hacer retroceder las
políticas neoliberales de la Unión Europea. En Francia, Minga—una agrupación de
800 asociaciones que trabajan en comercio justo local e internacional—actualmente
se coordina con la Confédération Paysanne (Confederación de Campesinos), y
otros consumidores, agricultores y organizaciones agroecológicas.

En España, la Plataforma Rural, una coalición variada y amplia que reúne a


agricultores, consumidores, grupos ambientales y ONGs, trabaja para crear vínculos
más sólidos entre la población rural y la urbana, para mejorar la vida rural, y para
promover la agricultura local, socialmente responsable y ecológica. La Plataforma
Rural lleva a cabo campañas contra los productos transgénicos, las grandes
cadenas de supermercados, CAP (Política Agrícola Común de la Unión Europea,
siglas en inglés) y agrocombustibles, así como campañas a favor de la soberanía
alimentaria, el turismo responsable y los servicios públicos de calidad en áreas
rurales.

En Europa, una de las principales redes de referencia es el coordinador de la Vía


Campesina que unifica organizaciones y sindicatos campesinos de Dinamarca,
Suiza, Francia, Italia, Holanda, España, Grecia, Malta y Turquía. Su objetivo es
luchar contra las políticas agrícolas actuales promovidas por la Unión Europea
dentro del marco de CAP, para avanzar hacia una agricultura diversa, sostenible y
de pequeños productores sustentada en la tierra y en un mundo rural más dinámico.
El coordinador europeo de La Vía Campesina trabaja con otros movimientos
sociales en el Foro Social Europeo, y con otras campañas unificadas contra la CAP
y los transgénicos.

Un desafío importante para Europa es aumentar las conexiones y la


coordinación entre las distintas redes que son parte del movimiento de globalización
alternativa (“Otro mundo es posible”) y aquellos grupos trabajando por la soberanía
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 163

alimentaria. Un buen ejemplo es el Foro Internacional de Soberanía Alimentaria,


celebrado en Malí en 2007, donde participaron redes de mujeres, campesinos,
pescadores, consumidores y organizaciones de pastores. Algunos países,
incluyendo a Hungría y España, se están moviendo en esta dirección organizando
foros nacionales.

Algunos activistas y profesionales en Europa están comenzando a coordinar


estrategias de acción a favor de la soberanía alimentaria a nivel local, nacional y
continental. Mientras estas redes van incorporando a nuevos participantes, van
ganando fuerza. La tarea no es fácil, pero los movimientos por la soberanía
alimentaria y los movimientos en contra de la globalización están construyendo un
frente común con el lema popular de la Vía Campesina: “Globalicemos la lucha,
globalicemos la esperanza”.

18
Adaptado de Esther Vivas "The CAP, Alternatives and Resistance: Something is Moving in
Europe". Correo electrónico, 27 de enero, 2009.
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 164

Cuadro 34

Racismo Estructural en el Sistema Alimentario de EUA

por Brahm Ahmadi, Tienda Popular

El sistema moderno de producción industrial de alimentos ha dejado a


millones de personas pobres sin acceso a alimentos básicos saludables. Esta
es una de las principales causas de los desproporcionados altos niveles de
enfermedades crónicas relacionadas a la alimentación en las comunidades
de gente pobre de color: Afro-Americanos, Latinos y demás inmigrantes. Los
estudios demuestran que en estas comunidades no hay supermercados
cerca, como sí los hay en los barrios de clase media y alta. El Centro de
Políticas de Mercadeo de Alimentos de la Universidad de Connecticut
investigó los censos y la información de las tiendas de alimentos de 21 áreas
metropolitanas importantes en todos los Estados Unidos de América.
Encontrando que en las áreas pobres existe 30% menos supermercados, que
en las áreas medias y ricas. Así mismo, descubrió que en los barrios pobres
existe 55% menos tiendas pequeñas accesibles a pie, que en las áreas
medias y ricas. El estudio también encontró que en las comunidades pobres
la insatisfacción en la demanda de alimentos se eleva a 70% (Cotterill and
Franklin 1995).
El sistema alimentario moderno empezó a fallar en los barrios centrales de
la ciudad con la explosión del crecimiento suburbano en los años 1940 y
1950, cuando gran parte de la clase media y alta, familias blancas, se
mudaron a los nuevos barrios suburbanos. Este “vuelo de los blancos”,
combinado con la pobreza creciente de los abandonados, debilitó la
capacidad adquisitiva en los barrios pobres del centro de la ciudad. El
deterioro económico fue agravado por la práctica de “línea roja—situación de
emergencia” en la cual los bancos se rehúsan a invertir en los barrios donde
habita gente pobre de color. Los supermercados dejaron de invertir en
mejoras o expansiones y las ventas disminuyeron. El mayor poder de compra
en los barrios suburbanos y la tendencia hacia tiendas gigantescas que se da
en todo el país, son de los factores principales que “jalan” a que las
inversiones sean en los suburbios. Con la aparición de la “caja grande” de
venta al por menor—dirigida a compradores con automóvil—las tiendas de
cadena crearon tiendas cada vez más grandes para capturar al creciente
mercado de los suburbios. Al mismo tiempo, las tiendas del centro de la
ciudad con reducida área de venta fueron relativamente menos importantes
para el éxito de las cadenas. En última instancia, los barrios de la ciudad
están virtualmente abandonados por las principales cadenas de
supermercados.
Hoy, en muchas comunidades urbanas donde habita gente de color, es
más fácil comprar un arma de fuego que un tomate fresco. Debido a la falta
de acceso a alimentos saludables, así como al desconocimiento sobre
opciones de comida saludable, la dieta de muchas personas de color
habitualmente contiene más azúcar, sal, grasa y carbohidratos refinados. El
sistema moderno alimentario ha convertido a comunidades enteras de color
en “desiertos alimentarios” lo que se puede acusar como racismo y como
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 165

“apartheid alimentario”. Actualmente en los Estados Unidos, la prevalencia de


todas las enfermedades relacionadas con la mala dieta alimentaria es más
alta en gente de color. Las mujeres de color tienen 50% más probabilidad de
ser obesas que las blancas del mismo grupo etáreo. En Oakland Oeste,
California, una comunidad predominantemente Afro-Americana, la tasa de
diabetes es cuatro veces más alta que la de Alameda County, barrio blanco y
rico circundante.
Dada la magnitud de los problemas en el sistema alimentario industrial
moderno, muchas personas participan en el movimiento de producción de
alimentos de los Estados Unidos. Este movimiento surgió de los movimientos
Volvamos a la Tierra de los años 1960 y 1970, y ha alcanzado notables éxitos
en la proliferación de mercados campesinos, agricultura apoyada por la
comunidad (CSA siglas en inglés) e industrias de comida orgánica de alta
calidad y precio accesible. Sin embargo, estos avances no han mejorado
significativamente el acceso a los alimentos para las comunidades urbanas
de color y de bajos ingresos, como tampoco han abordado las necesidades
de la población desatendida y vulnerable de la nación.
Debido a que la agricultura orgánica y los movimientos de comida
orgánica no confrontan los problemas de racismo y clasismo inherentes en el
sistema industrial de alimentos, mantienen algunas de las fallas sociales del
sistema que se proponen cambiar. Sus alternativas no atienden las urgentes
necesidades de alimentos, de salud ni familiar de las comunidades de color,
de bajos ingresos y desatendida; por ello muchas veces terminan
reproduciendo la misma situación política y económica que doblega,
inherente al sistema industrial de alimentos. Esto no ayuda a sanar la
profunda desconexión física y psicológica que tienen muchas personas de
color hacia el sistema de alimentos saludables, como tampoco ayuda a
romper el peligroso ciclo de dependencia que existe entre estas comunidades
vulnerables y el sistema alimentario industrial que actualmente controla su
salud.
Para poder desmontar el racismo estructural en el sistema alimentario
tenemos que realizar un esfuerzo dirigido para desarrollar y aumentar el
liderazgo, la opinión, las perspectivas y las demandas de las comunidades de
color pobres dentro del movimiento alimentario. Estas comunidades juegan
un papel central en la construcción de un nuevo sistema alimentario que
responda a sus necesidades específicas. De hecho, un sistema alimentario
saludable puede y debe ser un poderoso motor para el desarrollo de la
economía local y el empoderamiento político en las comunidades de bajos
ingresos y desatendidas.
Los enormes cambios demográficos que ocurren en Estados Unidos
indican que en muchos estados la población de color pronto será la
mayoritaria. Sin la fuerte participación de la mayoría el movimiento
alimentario no será capaz de construir la voluntad social, económica, ni
política para transformar nuestro inequitativo e insostenible sistema
alimentario. La participación debe sustentarse en un fuerte liderazgo que
provenga de las comunidades de color. Priorizar la participación y el liderazgo
de la gente de color en el movimiento alimentario no es simplemente un
ejercicio humanista—es un prerrequisito para la democratización y liberación
del sistema alimentario.
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 166

Cotterill, R.W. and A.W. Franklin. 1995. The Urban Grocery Store Gap. El
Vacío en las Tiendas Urganas. Food Marketing Policy 8. Política de Mercadeo
de Alimentos 8. Food Marketing Policy Center, University of Connecticut.
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 167

Cuadro 35

La Siguiente Generación del Movimiento por la Justicia Alimentaria

Anim Steel, Proyecto Alimentario, Boston, Massachusetts

Algo inusual sucede los martes en la tarde en la esquina de la Calle Dudley y la


Avenida Blue Hill en uno de los barrios más pobres de Boston, Estados Unidos. Un
grupo de adolescentes instala puestos de venta y señales. Descargan una
camioneta llena de vegetales traídos de una granja cercana y rápidamente se pone
en marcha un mercado.
Estas personas jóvenes que trabajan con el Proyecto Alimentario, son parte del
movimiento creciente que hace que los alimentos sean locales, saludables, a un
precio justo y sustentables, sea la norma de alimentos en sus comunidades—en
lugar de ser esto la excepción. Esta es una aspiración muy ambiciosa dados los
obstáculos conceptuales y políticos. Para la mayoría de las personas es difícil
cambiar su sistema alimentario. Nuestro sistema alimentario, controlado por uno de
los negociadores más poderosos y ambiciosos en el mundo, no se puede cambiar
fácilmente.
Pero lo que sucede en esta esquina de Boston, también es muy poderoso. De
hecho, que logremos o no cambiar nuestro sistema alimentario puede depender de
personas como estas, como nosotros, como estos jóvenes y sus compañeros en
todo EUA.
Al inicio de los años 1990s con el Proyecto Alimentario de Boston y el creciente
poder del Proyecto de Milwaukee, cientos de programas han introducido a miles de
jóvenes en cada región del país a ejercer un poder tan simple como: producir sus
propios alimentos. Actualmente, estos proyectos se extienden desde Hawai hasta
Filadelfia; producen mangos, col y mucho más; desarrollan programas de Asistencia
Social Comunitaria y clases de nutrición. Mientras fue creciendo, el movimiento se
arraigó en las universidades y ahora aborda las políticas alimentarias escolares.
Este programa podría preparar el camino para cambios aún más grandes
durante las próximas décadas. Mientras entramos en una nueva fase del
movimiento por la justicia alimentaria—pautada por la nueva administración del
2009 y un nuevo Presupuesto Agrícola hasta el 2012—las cosas importantes
confluyen cada vez más con las fortalezas y aspiraciones de la generación que
actualmente es adolescente, o está en sus veinte o treinta años.
En esta nueva fase del movimiento, por ejemplo, la presión dirigida sobre
legisladores claves será importante, principalmente en el período preparatorio del
nuevo Presupuesto Agrícola. Para alcanzar más victorias políticas que en el período
anterior, el movimiento necesitará su propia “oleada de personas” de ciudadanas y
ciudadanos que llamen, escriban y negocien con sus legisladores. Un grupo
movilizado de estudiantes de la preparatoria y universitarios—aunque sea sólo una
fracción de los 34 millones de jóvenes estadounidenses—podría provocar una
diferencia crucial.
En los próximos años, la opinión pública también será importante—mucho más
que cuando el movimiento era joven y sus metas más modestas. Para aumentar la
presión que se ejerce, el movimiento necesita construir mucho apoyo público. Como
conductores de la cultura popular y como personas que manejan los nuevos medios
de comunicación (como MySpace y Facebook), los jóvenes pueden ser esenciales
para la amplia diseminación del mensaje.
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 168

Otra cosa que va a ser importante en la próxima fase del movimiento es la


acción colectiva y la habilidad para trabajar juntos a pesar de las diferencias,
manejándolas inteligentemente. Frecuentemente he observado que la gente joven
está más dispuesta a correr riesgos, a pensar de manera diferente y a asumir una
visión más amplia del movimiento que sus contrapartes mayores—esto no es
universal ni exclusivo. Los jóvenes tienen suficiente fuerza como para consolidar
conexiones cruciales entre alimentos locales y comercio justo, agricultura urbana y
empleos ecológicos, alimentos y trabajadores agrícolas. Mientras más
comprendamos cuáles son los ingredientes esenciales para el cambio, más
valoramos cuán importantes son las y los jóvenes.
No es únicamente teoría. La historia nos muestra que frecuentemente las
personas jóvenes juegan un papel crucial en los movimientos sociales,
especialmente en la última etapa. En abril de 1960, 300 estudiantes universitarios se
reunieron en Raleigh, Carolina del Norte, para definir cómo podían avanzar en base
a sus éxitos de resistencia. La organización que crearon, El Comité Coordinador de
Estudiantes No Violentos (SNCC siglas en inglés) fue instrumental para crear un
clima de crisis, que permitió formular el Acta sobre Derechos Civiles de 1964. De
hecho, es casi imposible imaginar el movimiento de derechos civiles—desde SNCC
a las Jornadas por la Libertad, hasta “Little Rock Nine” i —sin la energía organizada
de la juventud. (El mismo Martin Luther King tenía sólo 26 años cuando fue
reclutado en el movimiento al inicio de los años 1950.)
Además, las personas jóvenes ya están ejercitando sus músculos políticos y
económicos. La Alianza entre Estudiantes y Trabajadores Agrícolas, trabajando en
solidaridad con la Coalición de Trabajadores de Immokalee, obligó a la industria de
comida rápida a negociar por primera vez en 30 años. El movimiento, Reto por
Alimentos Reales, promueve que las universidades gasten su presupuesto de
alimentos que asciende a US$4 mil millones de otra forma; que deje de invertirlo en
productos de agricultura industrial y que lo invierta en una economía alimentaria
justa y verde. Y una nueva generación de líderes—estimulada por la Red Arraigados
en la Comunidad, los internos del Instituto Agrícola Michael Fields, Estudiantes
Unidos por el Comercio Justo, la Coalición “Black Water Mesa” y otras
organizaciones—está lista incluso para plantearse objetivos más grandes.
Si aprovechan la oportunidad, un grupo organizado de personas jóvenes podría
inyectarle a este movimiento energía vital. Si se unen y superan las limitaciones de
raza, clase y geografía, ellas y ellos pueden ser la fuerza que nos lleve a un punto
crucial. Además, si están suficientemente organizados, ellos pueden ser los mejores
guardianes ante uno de los principales obstáculos: las mentiras de las
corporaciones al presentar como “verdes o agroecológicas” las comidas industriales
y procesadas. Las corporaciones engañan utilizando afirmaciones injustificadas y
confusas sobre la nutrición, el ambiente y la responsabilidad social.
Los jóvenes no sólo pueden jugar un papel clave, sino que ellos deben hacerlo.
Ellos van a ser los más afectados por lo que pase en el futuro. Como Josh Vietel dijo
en el Congreso Internacional de Comida Lenta en 2007: “Existe una mala noticia y
una buena noticia sobre los jóvenes de EUA. La primera mala noticia es que esta es
la primera generación en EUA que tendrá una esperanza de vida más corta que la
de sus padres. La buena noticia es que existe un grupo de personas jóvenes
determinadas a cambiar esta situación”.
El Mercado de la Calle Dudley se cierra como a las siete de la noche. Todos los
productos que no se venden se los llevan los adolescentes o son donados a
organizaciones que ayudan a mitigar el hambre. El día inició temprano en la mañana
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 169

al recoger la cosecha, por lo que ha sido un largo día. Pero la satisfacción que
brinda el trabajo duro y bien hecho es palpable. Considero que este es el punto
clave. El Proyecto Alimentario y los programas similares en todo el país son
poderosos, no sólo por su potencial y porque abordan necesidades inmediatas
vitales, sino porque satisfacen un profundo deseo de cada persona: ser útil,
producir—no ser sólo consumidora—y estar en armonía y conectada con la tierra.
Tocan algo muy profundo que se perdió cuando la mayoría de las personas
abandonaron la tierra, y cuando las y los adolescentes se convirtieron sólo en un
segmento del mercado.
Esta es una razón de esperanza. Es posible que el movimiento sea
relativamente joven y pequeño, pero sus raíces son muy antiguas—se sostiene
desde las verdades más profundas de la naturaleza y los mejores aspectos de la
humanidad. Por eso, crecerá.
i
“Little Rock Nine” se llama a un grupo de nueve estudiantes Afro-Americanos admitidos en el
Instituto Little Rock en 1957. Cuando los estudiantes se presentaron se les impidió que entraran a las
instalaciones, porque era un Institutos para blancos. Esta segregación racial fue apoyada por el
gobernador de Arkansas, Orval Faubus. La movilización de los jóvenes rechazando la discriminación
y exigiendo la admisión de los estudiantes fue tan grande que, obligó al presidente Eisenhower a
intervenir directamente y reafirmar el derecho de los estudiantes.
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 170

Cuadro 36

Soluciones a la Crisis Alimentaria: Agricultura Urbana

La creciente toma de conciencia sobre los negativos impactos social,


ambiental y en la salud del sistema industrial de comida, está obligando a que
se haga una reforma desde la base. En los años recientes, se ha observado
el masivo resurgimiento del interés en la producción de alimentos a pequeña
escala en las ciudades, como una forma directa de empoderamiento personal
reafirmando el control sobre el derecho básico de alimentos saludables y
accesibles. En algunos lugares ha mejorado la posibilidad de comprar
alimentos orgánicos y localmente producidos en vez de comida rápida y
procesada; sin embargo, es difícil evitar por completo ser parte del injusto y
ecológicamente devastador sistema de comida industrial que actualmente
nos alimenta. Producir nuestros propios alimentos es probablemente la forma
más directa y transparente de crear un sistema de distribución sustentado en
las necesidades humanas y no en las ganancias de las corporaciones.
Incluso cultivar unos tomates en maseta en el balcón, representa un acto de
resistencia a los complejos de comida industrial.
Los jardines comunales y los programas de agricultura urbana también
unen a los vecinos, proveen áreas verdes y ofrecen oportunidades prácticas
de educación. La agricultura urbana no sólo ha iniciado a dar una
contribución real al acceso local de los alimentos, sino también se ha
convertido en un área de justicia social, revitalizando a las comunidades y
moviendo la conciencia hacia una conexión más profunda con la tierra y los
procesos naturales de los cuales dependemos. Aunque la cantidad de
alimentos producidos en las ciudades representa un porcentaje bajo de las
calorías consumidas, los efectos positivos de estos esfuerzos pueden llevar a
cambios exponenciales a nivel personal y social.
La organización sin fines de lucro, Poder Creciente es un ejemplo en la
utilización de la agricultura urbana para lograr mayor justicia social. La
organización mejora la seguridad alimentaria local vinculando un colectivo
(Colectivo de Agricultores Arcoiris) de más de 300 familias de agricultores con
los habitantes de Milwaukee, Madison y Chicago a través del “Programa
Canasta de Compras de la Granja a la Ciudad”. Ellos también crean
oportunidades de empleo y entrenamiento profesional para jóvenes de bajos
ingresos en sus lugares de plantación, los cuales producen cajas con
vegetales para Agricultura Apoyada por la Comunidad (CAS siglas en inglés).
Las visitas de aprendizaje que la organización Poder Creciente ofrece son
una inspiración para más de 3,500 personas anualmente. Talleres y
entrenamientos profesionales brindan aprendizaje práctico de jardinería y
agricultura en una diversidad de tecnologías de punta en el proceso de
producción de alimentos como: agricultura orgánica, cultivo de abejas,
cultivos acuáticos y cría de animales; que se pueden adaptar a especies
pequeñas manejables en la ciudad. i
La “Tienda de la Gente” en Oakland, California, es otra organización de
base que entreteje programas para la soberanía alimentaria con justicia
social. En Oakland del Oeste, el área pobre de la ciudad con “30,000
habitantes, 53 ventas de licor, 17 restaurantes de comida rápida y sin una
sola tienda de alimentos”, existe una tasa de hospitalización por diabetes
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 171

cuatro veces mayor que el promedio nacional. La “Tienda de la Gente” centra


su trabajo en mejorar la salud de las comunidades locales sin servicios,
proveyéndoles mejor acceso a educación alimentaria, así como
abasteciendola con productos orgánicos frescos. Tres terrenos urbanos y un
predio de dos acres, ubicados a media hora de distancia de la ciudad
producen la comida para su programa de CSA, que distribuye productos de
alta calidad y bajo costo a habitantes de Oakland Oeste, cuenta con un
sistema de precio escalonado. Los huertos urbanos y los invernaderos
generan empleos y entrenamiento al mismo tiempo que, ayudan a una
variedad de organizaciones que producen alimentos localmente. Un
ambicioso proyecto se está desarrollando, el cual consiste en una tienda de
alimentos que almacene productos locales y productos alimenticios con valor
agregado, además de proveer una gama de servicios comunitarios. Al
mantener en una misma cadena comunitaria la producción, el procesamiento
y la distribución de alimentos, los empleos y las ganancias pueden re-circular
en la economía local. Una de las organizaciones socias, Listo de la Ciudad,
maneja un innovador programa de huerto en el patio trasero de tu casa, que
provee instalaciones y monitoreo a los habitantes de Oakland Oeste
interesados en producir su propia comida. El éxito alcanzado por este
programa y por otros similares, depende del respeto a la diversidad racial y
culturar que mantienen al trabajar con un modelo que involucra en todos los
niveles a la comunidad. ii
En España el colectivo Bajo el Asfalto Esta la Huerta (BAH), representa
una poderosa movilización social en contra del sistema agroindustrial
establecido. BAH exige el uso de parcelas abandonadas alrededor de Madrid
para instalar huertos orgánicos diversificados en la producción de alimentos.
El grupo hace importante énfasis en mantener una estructura totalmente
horizontal, la cual directamente vincula a más de 250 familias a siete “socios”
productores. Las decisiones se toman democráticamente por medio de un
sistema de subgrupos de consumidores, quienes envían a las reuniones
mensuales a un representante, también participan directamente en las
asambleas generales que realizan cada tres meses. El colectivo sirve como
un foro de educación ecológica y cataliza la organización políticas en relación
a diversos temas de alimentación y justicia. iii
Producir alimentos adentro de los límites de la ciudad es un fenómeno que
ocurre no solamente en los países del Norte. Complementar las fuentes de
alimentos con la producción en pequeñas parcelas urbanas por mucho
tiempo ha sido una necesidad económica para las y los residentes pobres en
las ciudades superpobladas también en los países del Sur. Aumentar la
seguridad alimentaria a través de mejorar el potencial de producción de
alimentos en las urbes, se empieza a promover más seriamente. En el 2007
la FAO lanzó el programa de agricultura urbana “Alimento para las Ciudades”,
que tiene numerosos programas en países de África y Sudamérica,
incluyendo la República Democrática del Congo, Senegal, Gabón,
Mozambique, Botswana, Sudáfrica, Namibia, Egipto, Mali y Colombia. El
programa aboga en favor de gran cantidad de pequeños huertos adaptados a
las limitaciones especiales de cada situación urbana particular. En la
República Democrática del Congo, la FAO trabaja con planificadores de la
ciudad en una ambiciosa meta: proveer alimentos y un ingreso adicional a
16,000 familias, convirtiendo 800 hectáreas de tierra urbana en parcelas
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 172

alquiladas. El programa en Bogotá y Medellín, Colombia, trabaja


específicamente con población desplazada internamente que vive en barrios
marginales. Ellos producen alimentos en cualquier tierra disponible, utilizando
macetas hechas con recipientes rescatados como llantas viejas. De acuerdo
con la FAO: “Mensualmente cada ‘huerto’ produce unos 25 Kg. de alimentos
como lechuga, frijoles, tomates y cebollas. Todo el producto extra es vendido
para obtener efectivo, se vende a los vecinos o a través de cooperativas
creadas como parte del proyecto” (FAO 2007).

i
Ver http://www.growingpower.org/.
ii
Ver http://www.peoplesgrocery.org/ and http://www.cityslickerfarms.org/.
iii
Ver http://bah.ourproject.org/article.php3?id_article=57.
FAO. 2007. Urban Farming Against Hunger. FAO Newsroom, 1 February
http://www.fao.org/newsroom/en/news/2007/1000484/index.html (accessed January
3, 2009).
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 173

Cuadro 37

Consejos sobre Políticas Alimentarias

En Estados Unidos la población no está esperando que los cambios políticos


vengan de los dirigentes. Los Consejos sobre Políticas Alimentarias
empiezan a abordar los componentes del sistema alimentario a nivel local.
Los Consejos sobre Políticas Alimentarias (CPAs) estudian cómo funcionan
sus sistemas locales de alimentación y recomiendan políticas para que el
sistema sea más equitativo y sustentable. Los CPAs son muy diferentes entre
sí, algunos trabajan a nivel de estado, otros de ciudad e incluso algunos a
nivel de vecindario.
El primer CPAs fue creado en Knoxville estado de Tennesee, EUA, en
1982. Emergió como respuesta a un estudio sobre el acceso a los alimentos,
en el cual se argumentaba a favor de una planificación integral sobre las
políticas alimentarias en la ciudad (Wilson et al. 2004). El modelo de Consejo
propuesto brindaba formas seguras y saludables cómo las comunidades
podrían abordar las políticas de la ciudad para coordinarse y garantizar mejor
acceso a la comida saludable para las y los vecinos de la ciudad. Se
incrementaron los cambios en Knoxville abordando desde el transporte
público de los alimentos hasta los programas escolares de alimentación. El
potencial para resolver problemas de manera innovadora y creativa atrajo de
inmediato a una enorme cantidad de activistas políticos y sociales. Desde que
se hizo el experimento práctico de Knoxville, el apoyo a los Consejos sobre
Políticas Alimentarias ha crecido exponencialmente.
En la década de 1980, se consolidó el activismo local sobre políticas
alimentarias: el Sistema Alimentario Hartfor—sin fines de lucro, el Proyecto
Rodale’s Cornucopia y el Centro Cornell para Alimentación y Agricultura Local
fueron creados; un Consejo del Sistema Alimentario surgió en Onondaga
County NY; en Filadelfia la Fuerza de Tarea por la Alimentación se puso en
servicio y el Congreso de Alcaldes inició un proyecto en cinco ciudades para
implementar CAPs (Clancy 1997). En la década de 1990, USDA inició a
formar CAPs a través de Subsidios a Proyectos Cooperativos Comunitarios
de Alimentación, y en el 2007 la Asociación de Planificación de EUA escribió
la primera guía política sobre planificación alimentaria comunal y regional.
Actualmente existen aproximadamente cincuenta Consejos oficiales en EUA
(Coalición de Seguridad Alimentaria 2009), y los productores dentro del
sistema alimentario están aumentando su colaboración recíproca, hacen
confluir los recursos alimentarios para crear soluciones en las cuales todos
sean ganadores, siendo aliados los productores y los consumidores locales.
Los Consejos sobre Políticas Alimentarias han tenido algunos éxitos
grandes. Son ejemplos de estos éxitos las siguientes historias:

• Nuevo México: Gracias al Consejo sobre Políticas Alimentarias de


Nuevo México, el estado se comprometió a proveer semanalmente dos
porciones extras de frutas frescas y vegetales en las comidas
escolares, teniendo la primera preferencia de adquisición, cuando
estén disponibles, los productos producidos en Nuevo México
(NMFAPC 2009).
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 174

• Toronto: El Consejo ayudó a crear un programa nutricional hermano,


que realiza programas educativos en más de 32 idiomas en la ciudad.
Dieciséis facilitadores del programa, llamados asistentes de nutrición,
son formados por profesionales en nutrición y posteriormente
comparten sus conocimientos con su comunidad (Moscovitch 2006). El
Consejo inició también una campaña local para aumentar la cantidad
de alimentos frescos en los hospitales, comprados de los agricultores
locales, amplió los huertos comunitarios y creó el primer programa que
brinda subsidios para ayudar a las escuelas y organizaciones sociales
a comprar equipo de cocina.
• Connecticut: Los Consejos también pueden ayudar a que sus ciudades
y estados sean responsables. La meta estatal en Connecticut era
preservar 130,000 acres de tierra cultivable, meta que dejó de ser
importante durante varios años, culminando en 1999 cuando ninguna
tierra fue preservada. Entonces en el 2000, el Consejo sobre Políticas
Alimentarias asociado con la Alianza de Tierras Trabajadas y el
Congreso Salvar la Tierra, trabajaron para garantizar los derechos de
doce campesinos, logrando un total de 1,350 acres—más del total
preservado durante los seis años anteriores (CFPC 2007).

Teniendo como base este éxito, los Consejos sobre Políticas Alimentarias
están ampliando su alcance. El recién creado CAP de Oakland, California
desea fortalecer el sistema local de alimentación y atraer para la economía
local más de US$50 millones invertidos anualmente en alimentos en la
ciudad, para crear empleos y estimular negocios alimentarios de propietarios
locales. En última instancia, el Consejo sobre Políticas Alimentarias de
Oakland espera: garantizar acceso a alimentos sanos, accesibles, a una
distancia que se puede caminar a pie, para todas las y los residentes de
Oakland, donde al menos 30% de los alimentos necesarios sean producidos
en la ciudad o alrededores.

CFPC. 2007. Farmland. Granja. Connecticut Food Policy Council.


http://www.foodpc.state.ct.us/farmland_preservation.htm (consultado 31
de enero, 2009).
Clancy, Kate. 1997. A Timeline of Local Food Systems Planning. Línea de
Tiempo sobre Planificación de Sistemas Alimentarios Locales. In
Strategies, Policy Approaches, and Resources for Local Food System
Planning and Organizing, Estrategias, Enfoques Políticos para la
Planificación y Organización del Sistema Alimentario Local, editado por K.
C. Kenneth A. Dahlberg, Robert L. Wilson, Jan O’Donnell.
http://homepages.wmich.edu/~dahlberg/ResourceGuide.html.
Community Food Security Coalition. 2009. Council List. Lista de Consejos.
http://www.foodsecurity.org/FPC/council.html (consultado 31 de enero,
2009).
Moscovitch, Arlene. 2006. Peer Nutrition Program: Developing a Model for
Peer-Based Programs Aimed at Diverse Communities Prepared for
Toronto Public Health and Health Canada. Programa Alimentario
Hermano: Desarrollando un Modelo de Programas Hermanos Dirigidos a
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 175

Diversas Comunidades Preparado para el Sistema de Salud Pública de


Toronto y de Canadá.
http://www.toronto.ca/health/pn/pdf/pn_evaluation_report.pdf (consultado
31 de enero, 2009).
NMFAPC. 2009. History and Outcomes. Historia y Resultados. New Mexico
Food and Agriculture Policy Council.
http://www.farmtotablenm.org/policy/history-and-outcomes/ consultado 31
de enero, 2009).
Wilson, L.C., A. Alexander and M. Lumbers. 2004. Food Access and Dietary
Variety Among Older People. Acceso y Variedad Dietética entre la Gente
Mayor. International Journal of Retail & Distribution Management 32 (2).
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 176

Cuadro 38
 
Luchando por Alimentos Justos: La Coalición de Trabajadores de
Immokalee

Como lo saben los campesinos de la Coalición de Trabajadores de


Immokalee (CIW siglas en inglés) para la comida rápida “la imagen es todo”.
Detrás de McDonald existe un presupuesto de millones de dólares de
publicidad y el alegre anuncio de TV de Taco Bell es una plantación de
tomate en Florida, en donde siete casos de esclavitud moderna que
involucran a 1,000 víctimas han sido procesados en los últimos 11 años
(Heuvel 2008). Además del descarado trabajo forzado, la industria de tomate
de Florida tiene de las peores condiciones de trabajo y peores pagos en toda
la nación. Los trabajadores reciben únicamente US$50 por cada dos
toneladas de tomate que cortan cada día (CIW 2009).
La organización de CIW inició en 1993 con el objeto de alcanzar mejores
condiciones laborales. En el 2001 la Coalición se propuso realizar una
Campaña por Alimentos Justos y seleccionó a Yum Brands, compañía socia
de Taco Bell, Pollo Frito Kentucky y Pizza Hut, compradores de las
plantaciones de tomate donde ellos trabajan. Después de cuatro años de
boicot permanente en el que participaron cientos de estudiantes y grupos de
iglesia, “Patear la Campana” nombre de las campañas realizadas en 350
campus de universidades e institutos y promoviendo el “Viaje a la Verdad”
actividad informativa de los trabajadores en todo el país sobre sus
condiciones laborales; Yum Brands fue la primera corporación que negoció
directamente con los trabajadores—comprometiéndose a pagar a cada
trabajador un centavo de dólar más por cada libra de tomate cortado. De esa
forma lograron implementar estándares laborales aceptables. Un centavo por
libra puede parecer poco, pero un centavo más representó un aumento del
75%—de US$ 10,000 a $17,000 anualmente (Heuvel 2008).
Posteriormente CIW se propuso como objetivo McDonalds y en 2007,
pocos días antes que el “Viaje a la Verdad” visitara la oficina central en
Chicago, McDonalds había aceptado pagar el aumento de un centavo por
libra, así como colaborar como tercero en el sistema de investigación sobre
los abusos en el campo. En 2008 Burger King aceptó no sólo pagar un
centavo más por libra, sino también compensar a los productores pagando un
impuesto incrementado al aumentar el pago, así como una política de cero
tolerancias, que obliga a la compañía a terminar de inmediato los contratos
con productores involucrados en actividades ilegales como trabajo forzado.
Subway, el restaurante de comida rápida más grande que compra tomates
de Florida, firmó el aumento en Diciembre 2008, y Whole Foods aceptó los
estándares solicitados por CIW antes de que la campaña los señalara.
La CIW continúa su lucha por alcanzar mejores condiciones laborales.
Poco antes de alcanzar la victoria con Subway, cuatro miembros de una
familia de contratistas de Immokalee fueron condenados por ejercer formas
de esclavitud moderna al golpear a sus antiguos trabajadores, encadenarlos
de las piernas, encerrarlos en camiones y obligarlos a trabajar en los campos.
Ante este caso, el vocero de agricultura de Florida, Terrence McElroy,
subestimó lo sucedido, descartó que hubiera casos sistemáticos de esclavitud
moderna en Florida diciendo “pero Uds. están hablando talvez de un caso por
EL DESAFÍO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 177

año”. CIW organizó inmediatamente una campaña de respuesta, diciendo


abiertamente en una carta al gobernador de Florida lo siguiente:

Tolerar pequeños casos de esclavitud moderna es como tolerar un


pequeño asesinato o tolerar el abuso contra un niño pequeño; en términos
morales el Sr. McElroy, defiende uno de los crímenes reconocido como de
los más atroces. De la misma forma al trivializar la gravedad y frecuencia
de la esclavitud moderna, el Sr. McElroy rápidamente defiende a los
productores de Florida, quienes durante mucho tiempo se han enriquecido
manteniendo intencionadamente malas condiciones de trabajo en sus
campos.
(CIW 2008)

Al comprobar que “los restaurantes de comida rápida han respondido”, CIW


mueve su objetivo hacia los supermercados y servicios de comida industrial.
En 2009 la Campaña por Alimentos Justos se centrará en compañías como
Publix, Safeway, WalMart, Sodexo y Aramark, para exigir los mismos
estándares (CIW 2009).

CIW. 2008. Carta Abierta a Charlie Crist. Coalición de Trabajadores de


Immokalee. http://ciw-online.org/Open_letter_to_Crist.html (accessed
December 17, 2008).
CIW. 2009. Oficina Central de la Coalición de Trabajadores de Immokalee en
línea. http://ciw-online.org/ (accessed February 1, 2009).
Heuvel, Katrina Vanden. 2008. In the Trenches and Fighting Slavery. En las
Trincheras y luchando contra la Esclavitud. The Nation, December 28.
http://www.thenation.com/blogs/edcut/391546/in_the_trenches_and_fightin
g_slavery?rel=hp_blogs_box (accessed January 31, 2009).
10
Epílogo
La crisis alimentaria parece haber desaparecido de los titulares, sólo aparece
brevemente en las declaraciones finales de reuniones de alto nivel, o cuando las
sequías, la falta de crédito, o la volatilidad del mercado renuevan el temor a la
escasez de alimentos. Peor aún, estos temores son profecías que se cumplen,
porque mientras los esfuerzos parar acabar con el hambre se enfoquen sólo en sus
efectos superficiales en lugar de en sus causas originarias, nuestros sistemas
alimentarios seguirán siendo volátiles, vulnerables y propensos a crisis. La pobreza
y la injusticia—no la escasez de comida—todavía son las principales causas del
hambre. Si no transformamos nuestros sistemas alimentarios para que sean más
equitativos, democráticos y sostenibles, no podrán aguantar las olas de desastres
ambientales y financieros que están golpeando al planeta. Nuestros sistemas
alimentarios se desmoronarán y la comida será cara y escasa permanentemente, y
estará cada vez más lejos del alcance de la gente pobre del mundo, produciendo
protestas alimentarias, inestabilidad política y ambiental, además de sufrimiento.
Podemos evitar este escenario de eminente desastre. A pesar de la crisis
financiera global, el mundo tiene más que suficientes recursos, infraestructura,
conocimientos y capacidades institucionales para eliminar el hambre
completamente. Sin embargo, décadas de cumbres fracasadas y declaraciones
portentosas demuestran que toda la tecnología, financiamiento y buenas intenciones
del mundo no son suficientes para solucionar la crisis alimentaria, si no transforman
el sistema alimentario.
Lamentablemente, la Reunión Ministerial de Alto Nivel sobre La Seguridad
Alimentaria para Todos, celebrada en Madrid, España, el 26 y 27 de enero de
2009—un seguimiento de la Cumbre Alimentaria en Roma llevada a cabo cuatro
meses antes —no produjo nuevas ideas ni nuevas fuentes de financiamiento. A
pesar de que hubo fuertes intervenciones de grupos como La Vía Campesina, el
Grupo ETC, FIAN y otros que participaron en las discusiones en Madrid, los
expertos que dirigieron la reunión se enfocaron en los síntomas y no en las causas
de la crisis alimentaria. El muy pregonado “Nuevo Acuerdo Mundial para la
Agricultura, Seguridad Alimentaria y Nutrición”—una mal disimulada medida del
sector agroindustrial y del G8 para trasladar el control de las políticas internaciones
sobre alimentos y agricultura de la FAO hacia el Banco Mundial—no se lanzó
porque los gobiernos del Sur se negaron a aprobar un acuerdo sobre el cual ellos no
habían sido consultados. Esto es una bendición. Es significativo que el derecho
humano a la alimentación fue reconocido en la reunión ministerial. Sin embargo, el
derecho humano a la alimentación aún no es considerado como un medio para
tratar la crisis alimentaria. Como resultado, el derecho a la alimentación aún no
cuenta con un mecanismo responsable de control para proteger el derecho a la
tierra de los pequeños propietarios de la expropiación y de la expansión de los
agrocombustibles; para proteger a los 500 millones de trabajadores agrícolas del
mundo—incluyendo a mujeres y niños—del abuso cometido por el trabajo industrial;
ni para proteger a los productores y a los consumidores de la especulación
financiera en el mercado mundial de mercancías—los “commodities”.
EPÍLOGO 179

El fracaso de las cumbres alimentarias y las débiles respuestas multilaterales de


parte de los gobiernos han provocado una falta de coordinación ínter-gubernamental
y en una falta de liderazgo global en torno a la crisis alimentaria.
Los defensores de la Nueva Revolución Verde se mueven rápidamente para
llenar el vacío multilateral a través de financiar documentos políticos de alto nivel
para contrarrestar las incisivas conclusiones y propuestas de transformación hechas
por la Evaluación Internacional del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología
Agrícolas para el Desarrollo (IAASTD, siglas en inglés). La Fundación Bill y Melinda
Gates financió al Consejo de Chicago de Asuntos Internacionales para producir en
seis meses un informe político, titulado Renovando el Liderazgo Americano en la
Lucha Contra el Hambre y la Pobreza: Iniciativa Global de Desarrollo Agrícola de
Chicago (diseñado para influenciar a la nueva administración de Obama en sus
primeros 100 días). El informe fue escrito principalmente por Robert Paarlberg,
profesor de ciencias políticas y el autor de Hambrientos de Ciencia: Cómo se está
manteniendo la biotecnología fuera de África. Paarlberg es un defensor incansable
de la industria biotecnológica y un feroz oponente de las técnicas agroecológicas
para la producción de alimentos. El informe de la Iniciativa de Chicago fue elaborado
por unos pocos expertos en políticas públicas en apenas seis meses (comparado
con los cuatro años y 600 científicos que produjeron IAASTD). El informe es una
plataforma para reorientar la ayuda externa de Estados Unidos para que apoye la
investigación y la expansión de cultivos genéticamente modificados en Asia y África.
El informe ya ha sido utilizado como una guía política para la Ley de Seguridad
Alimentaria Mundial Lugar-Casey—una propuesta política para el Congreso de EUA
para “mejorar la efectividad de la asistencia agrícola estadounidense y ampliar su
alcance en los países en vías de desarrollo”. El nuevo proyecto de ley podría
cambiar completamente la manera en la que EUA ofrece asistencia alimentaria y
desarrollo agrícola al mundo en desarrollo. Aunque la ley permite algunas compras
locales, también exige financiamiento para la investigación de cultivos
genéticamente modificados como una base importante de su estrategia de
seguridad alimentaria mundial.
La estrategia política para promover la nueva Revolución Verde en África y en
Asia contrasta no sólo con las ideas del IAASTD, sino también con las nuevas
iniciativas que proponen los países del Sur, como por ejemplo la Ley de Soberanía
Alimentaria ecuatoriana que garantiza “auto-suficiencia permanente en alimentos
saludables, nutritivos y culturalmente apropiados para todas las personas,
comunidades y pueblos”. La Ley de Soberanía Alimentaria de Ecuador fue discutida
y debatida durante meses por representantes del gobierno, académicos, miembros
de las industrias, organizaciones de campesinos y grupos de la sociedad civil.
Específicamente privilegia a los pequeños productores, la agroecología, y las
prácticas de redistribución de la producción. Además, declara a Ecuador como una
nación libre de productos transgénicos (la futura introducción de semillas
transgénicas se evaluará caso por caso y requerirá la aprobación tanto de la
Presidencia como del Congreso en su conjunto). Para supervisar su
implementación, la ley establece un órgano consultivo permanente para la
soberanía alimentaria, compuesto por seis representantes de organizaciones
campesinas, organizaciones indígenas, organizaciones de pequeños y medianos
productores, y seis representantes del poder ejecutivo. Con el fin de garantizar el
debate y la discusión permanentes, la ley también establece una Conferencia
Nacional sobre la Soberanía Alimentaria y Nutricional, compuesta por
EPÍLOGO 180

organizaciones de la sociedad civil, grupos de consumidores, universidades y


escuelas politécnicas, centros de investigación y organizaciones de productores.
El contraste entre la estrategia transgénica impulsada por las corporaciones para
acabar con el hambre y la pobreza, y la de aquellos que abogan por la soberanía
alimentaria que asegure comida saludable y estilos de vida sostenibles para todos,
no podría ser más extremo. Lamentablemente, que la industria y las grandes
organizaciones filantrópicas usen al gobierno para promover sus soluciones a la
crisis alimentaria no es algo nuevo. Que organizaciones campesinas, indígenas y de
la sociedad civil hayan llegado a un consenso social con su gobierno
democráticamente elegido para asegurar que los ciudadanos controlen sus propios
alimentos, es algo que no tiene precedentes y es una señal de que la
transformación global de nuestros sistemas alimentarios está comenzando.
La transformación de nuestros sistemas alimentarios es un reflejo de los
profundos cambios sociales por los que atraviesan nuestras sociedades. Nuestro
desafío es realizar estos cambios de tal manera y a tiempo, para que logremos
evitar una catástrofe y estemos firmemente en el camino hacia la erradicación del
hambre. Esto sólo será posible si utilizamos la tremenda capacidad transformadora
de las personas, sus movimientos, innovaciones, solidaridad, compasión,
creatividad y su capacidad para trabajar, organizarse y movilizase para lograr el
cambio.
La transformación de nuestro sistema alimentario no está limitada por la falta de
dinero, tecnología o incluso de buena voluntad, sino por la falta de voluntad política
de parte de los gobiernos. Mientras los líderes globales tomen en cuenta sólo las
causas inmediatas de la crisis en lugar de las causas originarias y mientras
dependan solamente de soluciones técnicas para evitar cambios estructurales y
agachen la cabeza ante el poder de los monopolios, sin respetar el poder del
pueblo, nos distanciaremos cada vez más en nuestros objetivos de terminar con el
hambre. Por lo tanto, ante cada acción, declaración, anuncio, proyecto e inversión,
nos tenemos que preguntar: ¿Ayuda esto a construir el movimiento que
necesitamos para forzar a los políticos a que aborden las causas originarias de la
crisis alimentaria? ¿Esto ayudará o perjudicará las profundas transformaciones que
necesitamos generar en nuestros sistemas alimentarios? ¿Esto ayuda a liberar el
extenso potencial humano para manejar nuestros recursos alimentarios de una
manera equitativa y sostenible, o concentra el poder en manos de élites
corporativas irresponsables?
La transformación de nuestros sistemas alimentarios se producirá cuando el
deseo del cambio se vuelva irresistible. A medida que más y más gente vea
alternativas funcionando en la práctica y que más gente escuche las voces de otros
exigiendo y obteniendo transparencia, responsabilidad, equidad y sostenibilidad, la
esperanza y la acción superarán el miedo—la causa fundamental del fatalismo, el
cinismo y la apatía. Ellos se unirán al movimiento por la soberanía alimentaria y
arrastrarán junto a ellos a sus funcionarios electos, por el camino que saque a la
gente de la pobreza y del hambre.
EPÍLOGO 181

Otros sistemas alimentarios son posibles

Transformar el sistema global alimentario significa cambiar la manera como


producimos y consumimos. También significa cambiar la forma como tomamos
decisiones. Esto requiere un cambio fundamental en el equilibrio de fuerzas dentro
del sistema global alimentario para que los diversos intereses de las mayorías del
planeta sean atendidos primero. Este cambio ya se está dando, es evidente en los
espacios políticos donde se toman decisiones sobre los alimentos y en los lugares
físicos en donde se producen, procesan, distribuyen y consumen los alimentos. La
soberanía alimentaria representa un cambio sustancial que aleja a la violencia
estructural de la Revolución Verde, la injusticia social y el racismo estructural del
complejo agroindustrial, y acerca a la democratización de nuestros sistemas
alimentarios. Este movimiento es horizontal, pues descentraliza el poder de decisión
y de acción, conviertiéndolo en un poder local que favorece a los pobres y
marginados. También es vertical, pues está cambiando nuestra comprensión de los
sistemas alimentarios de una lógica exclusiva de las mesas directivas de las
corporaciones, instituciones expertas y cumbres de alto nivel, hacia una lógica
socialmente construida de las mayorías, activamente forjada desde las bases hacia
arriba.
Aunque la lógica de las mayorías es evidente en la creciente práctica de la
soberanía alimentaria, la diversidad de culturas, contextos sociales, entornos físicos
y de condiciones económicas, hacen que estén en desventaja los esfuerzos locales
para la soberanía alimentaria cuando intentan construir la voluntad política de las
mayorías. Sin voluntad política, las demandas por una agricultura sostenible, por un
comercio justo y por sistemas alimentarios localmente gestionados—aunque sean
generalizadas—siempre estarán dominadas por corporaciones agroindustriales que
pueden comprar la voluntad política en los centros de poder en Washington DC,
Chicago, Nueva York, Tokio, Londres, Roma, Davos y en las ciudades capitales de
los países del Sur.
La voluntad política de las mayorías puede ser construida de varias maneras y
en diferentes espacios: en la comunidad y en el mercado, así como dentro del
gobierno e instituciones multilaterales. Las estrategias para la construcción de
voluntad política pueden variar desde el cabildeo y la participación informada, hasta
la resistencia constructiva y la protesta. Históricamente, la voluntad política de las
mayorías siempre se ha construido en base al poder de movimientos sociales
fuertes. El movimiento obrero, la lucha contra la esclavitud, los movimientos
independentistas, los movimientos por los derechos civiles, la liberación y el sufragio
de la mujer, y los movimientos contra la globalización son ejemplos notables.
Los movimientos sociales fuertes pueden persuadir a los empresarios para que
inviertan de manera responsable en comunidades marginadas; pueden convencer a
políticos a que escuchen a los grupos progresistas de presión; pueden forzar a las
instituciones financieras internacionales a que suspendan malos proyectos y pueden
detener los abusos de poder. Los movimientos a favor de la soberanía alimentaria
pueden abrir espacios políticos a muchos niveles para crear instituciones de apoyo,
políticas públicas y proyectos para construir sistemas alimentarios sostenibles y
equitativos.
La creciente convergencia de diversos movimientos por la soberanía alimentaria
refleja la creciente fortaleza de los movimientos de justicia social alrededor del
mundo. 19 Aunque algunas personas que pertenecen a movimientos por la seguridad
alimentaria talvez no opten por usar el término “soberanía alimentaria”, sus
EPÍLOGO 182

demandas son sorprendentemente similares a las de los de movimientos por la


soberanía alimentaria en otros lugares. Las demandas de democracia política y
económica que subyacen estos movimientos son muy similares a las exigencias de
muchos movimientos de justicia social alrededor del planeta. Los derechos de los
indígenas, las mujeres, los trabajadores, los inmigrantes e incluso de los sin techo,
son reforzados por la soberanía alimentaria, porque el control sobre la alimentación
es esencial para el control de uno mismo. En este sentido, la fuerza y la
propagación de la soberanía alimentaria dependerá de su capacidad de aprovechar
el momento actual de crisis tanto para construir alternativas a nivel local, como para
converger socialmente con otros movimientos, cruzando fronteras y sectores.

Las mujeres y hombres del Movimiento Campesino a Campesino de


Latinoamérica describen su movimiento como una persona, como un campesino.
Este campesino en movimiento camina sobre dos piernas: una de innovación, la
otra de solidaridad. Él y ella trabajan con dos manos: una para producir alimentos, la
otra para proteger el ambiente. El movimiento tiene un corazón que palpita con vida
y ama a la familia, la comunidad, la agricultura y la naturaleza. Dos ojos que
proporcionan una visión clara para un futuro justo y sostenible en el cual los
campesinos no tienen que escoger entre morirse de hambre o vivir explotados, ni
EPÍLOGO 183

son forzados a desaparecer debajo de las ruedas de la modernización. Con esta


visión son una parte respetada e íntegra de un mundo en el que el progreso es
medido por el valor de todas las cosas que uno ama. Y ellos tienen una voz para
hablar, para hacer que sus demandas sean escuchadas y para compartir su
sabiduría, sus opiniones, dudas, temores y sueños a los próximos capítulos en la
continua saga de la agricultura y la sociedad.
Esta es una metáfora de la soberanía alimentaria como una forma de vida.
Nos dice que la sostenibilidad depende del equilibrio entre el trabajo de la
producción alimentaría y la protección ambiental. Reconoce que los procesos
innovadores agroecológicos, esenciales para la adaptación, necesitan evolucionar
en conjunto con las innovaciones sociales que conectan a productores y
consumidores de una manera equitativa. Esto es una fuente de gran entusiasmo y
necesita ser ampliamente compartido en el nombre de la solidaridad y la buena
voluntad.
Amplificar las voces de los pequeños productores y de las comunidades
marginadas del mundo es fundamental para crear la fuerza social necesaria para
inclinar la voluntad política de nuestras sociedades e instituciones a favor de la
transformación sostenible que buscamos.
Finalmente, la motivación y la visión de estas transformaciones, que surgen del
corazón y buscan nuevas posibilidades para un futuro mejor, son fundamentales
para mantener la esperanza en nuestros movimientos. La esperanza y el
entusiasmo son literalmente invaluables. No pueden ser comprados, subsidiados,
programados o substituidos. No se puede lograr un cambio real y duradero sin ellos.
Los sistemas alimentarios del mundo están siendo transformados desde las bases
por personas, comunidades y organizaciones para quienes perder la esperanza no
es una opción.
La crisis alimentaria nos ha unido. Podemos acabar con las injusticias que
causan el hambre. Nunca ha existido un mejor momento.

19
“…La convergencia con la diversidad [reconoce] la diversidad, no sólo de los movimientos
fragmentados sino de las fuerzas políticas que operan a su interior, de ideologías e incluso visiones
del futuro de esas fuerzas políticas; y que esto tiene que ser aceptado y respetado.” (Kothari y
Kuruvilla 2008).
Apéndice 1

Declaración de la Sociedad Civil sobre la Crisis Alimentaria Mundial

¡Que no se repitan “los errores de siempre”!

Los gobiernos e instituciones internacionales son los responsables de los


errores históricos y sistémicos.
Los gobiernos que se reunirán en la Cumbre de la FAO sobre la Crisis
Alimentaria en Roma deben empezar aceptando su responsabilidad en la
actual emergencia.
En la Cumbre sobre Alimentación de 1996, cuando había
aproximadamente 830 millones de personas con hambre, los gobiernos
prometieron que en 2005 la cantidad se reduciría a la mitad. Ahora muchas
autoridades predicen que, por el contrario, la cantidad aumentará en 50% a
1.2 billones, amenazados por el impredecible caos climático y las presiones
adicionales de la producción de agrocombustibles.
Ante el colapso de las reservas productivas y de pescado, el alza en los
precios de los alimentos y el combustible, se requieren nuevas políticas,
prácticas y estructuras para resolver la crisis alimentaria actual y para
prevenir futuras—así como mayores—tragedias. Los gobiernos, incluso los
del Sur y las organizaciones intergubernamentales deben reconocer su
responsabilidad al implementar las políticas que han socavado la
productividad agrícola y destruido la seguridad alimentaria nacional. Por estas
razones, los gobiernos han perdido la legitimidad y la confianza de la
población mundial en su capacidad de realizar los cambios reales,
sostenibles y necesarios para terminar con la presente crisis alimentaria; para
proteger el acceso de la gente a alimentos y condiciones de vida dignas y
para abordar el cambio climático.
La emergencia actual tiene sus raíces en la crisis de los años 1970
cuando algunos gobiernos oportunistas de la Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económico (OECD siglas en inglés) aplicando
políticas neoliberales, desmantelaron la estructura institucional internacional
para la alimentación y la agricultura. Esta crisis es el resultado de un rechazo
a largo plazo de respetar, proteger y cumplir con el derecho a la alimentación
por parte de los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales, así
como de la total impunidad ante la violación sistemática de este y otros
derechos. Ellos adoptaron estrategias políticas de corto plazo que manipulan
los abandonados componentes de alimentación y agricultura, creando así la
presente emergencia alimentaria.
Como consecuencia, las agencias y programas de la OUN y de otras
instituciones internacionales, dominadas por un pequeño grupo de países
donantes, son mal gobernadas, altamente ineficientes, competitivas—en
lugar de cooperativas—e incapaces de cumplir con sus mandatos (muchas
veces contradictorios). Las políticas de ajuste estructural impuestas por el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, FMI, el Acuerdo sobre
Agricultura y el paradigma sobre Libre Comercio de la Organización Mundial
del Comercio, OMC, han destruido las economías local y nacional, han
erosionado el ambiente y dañado los sistemas locales de alimentación,
conduciendo a la actual crisis alimentaria. Favorecen la consolidación de
APENDICES 185

oligopolios corporativos y la atropellada concentración corporativa en toda la


cadena alimentaria, permitiendo una especulación rapaz con los bienes y el
mercado financiero aventurero, y permiten a instituciones financieras
internacionales y bilaterales, así como a programas, que aplasten sistemas
sostenibles de alimentación y subsistencia.
Los movimientos sociales y otras organizaciones de la sociedad civil se
han unido para determinar un nuevo abordaje del disfuncional sistema global
de alimentación. Nosotros estamos formulando el siguiente plan de acción
global sobre alimentación y agricultura, y estamos interesados en discutirlo
con los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales que participen
en la Cumbre Alimentaria de Roma—la “Conferencia de Alto Nivel sobre la
Seguridad Alimentaria Mundial: Los Retos del Cambio Climático y
Bioenergía”.
Estamos preparados para trabajar con los gobiernos que se
comprometan y con las organizaciones de Naciones Unidas que
compartan nuestro interés y que tengan el mandato de superar la
emergencia alimentaria e implementar la soberanía alimentaria.
Declaramos que la actual crisis alimentaria es un Estado de
Emergencia de los Pueblos. En un Estado de Emergencia, las personas y
los gobiernos pueden suspender cualquier medida legislativa o regulatoria
que pueda arriesgar el Derecho a la Alimentación, también pueden abolir
cualquier arreglo privado que se considere perjudicial a la Soberanía
Alimentaria. Puede ser cancelada cualquier medida pública o privada que
impida la capacidad de los campesinos y pequeños productores de llevar sus
productos al mercado. Es indispensable la inmediata cancelación de la
deuda, porque los países del Sur deben atender la actual emergencia
alimentaria. Consideramos que la emergencia alimentaria actual y la
amenaza de cambio climático que vivimos son motivos suficientes para
declarar un Estado de Emergencia.

• Solicitamos al Consejo de Derechos Humanos y a la Corte


Internacional de Justicia que investigue la participación de los
negocios alimentarios, incluyendo comerciantes de granos y
especuladores de productos, en la violación del derecho a la
alimentación y generación de la emergencia alimentaria. En la actual
emergencia alimentaria los altos precios de los insumos y de los
alimentos, en gran medida, son producto de las ganancias históricas que
tienen los negocios agroindustriales, así como de la acción de los
especuladores del mercado. Los oligopolios y los especuladores, quienes
operan a lo largo de toda la cadena alimentaria, deben ser investigados y
quienes sean considerados sospechosos de comportamiento criminal
deben ser consignados jurídicamente. El Consejo de Derechos Humanos
de la ONU debe asumir esta indispensable investigación. Los gobiernos
nacionales no deben dudar en demandar ante la Corte Internacional de
Justicia, cuando otros gobiernos han fallado en el cumplimiento de
obligaciones internacionales. A nivel nacional, las leyes en contra de los
carteles y los monopolios deben ser reforzadas. El Consejo de Derechos
Humanos debe apoyar a los gobiernos para que garanticen que sus
políticas públicas respeten, protejan y promuevan el derecho a una
alimentación adecuada, en el contexto de la integridad de los derechos.
APENDICES 186

• Exigimos un alto inmediato en la adjudicación de tierra para la


producción industrial de agrocombustibles para vehículos, aviones y
producción de energía en plantas eléctricas, incluyendo los
producidos con la llamada biomasa “de deshecho”. De pronto, el alto
incremento en la producción a gran escala de agrocombustibles
industriales amenaza la seguridad alimentaria local y global, destruye el
sustento, daña el ambiente y es un factor significativo en el alza excesiva
de los precios de los alimentos. Este nuevo movimiento de acaparación—
que convierte la tierra agrícola productiva, apta para el pastoreo y los
bosques en tierra para producir agrocombustibles—debe ser rechazado.
La Cumbre Alimentaria de Roma debe apoyar la propuesta del Relator
Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación con una moratoria
de cinco años en la expansión de la producción industrial a gran escala de
agrocombustibles para resolver los conflictos que existen con la
producción de alimentos, definir reglas para la producción de
agrocombustibles y para evaluar las tecnologías propuestas.
• Solicitamos una nueva iniciativa global que sea verdaderamente
cooperativa en la cual participemos directamente en el proceso de
cambio para corregir lo político e institucional. No nos quedaremos
fuera para mirar cómo los ricos e incompetentes destruyen nuestras vidas
y nuestra tierra. Lucharemos por el derecho a la soberanía alimentaria que
incluye el derecho a los alimentos, la producción sustentable de los
mismos y un ambiente sano y biológicamente diverso. Para alcanzarlo:

1. Solicitamos que se establezca una Comisión de la ONU sobre


Producción, Consumo y Comercio de Alimentos. Esta Comisión debe
tener una significativa y sustantiva representación de pequeños productores y
consumidores marginados. El Secretario General recientemente convocó a la
Fuerza de Tarea para brindar una señal política clara y anuente que
evidencie que la emergencia alimentaria trasciende a las instituciones
individuales y exigir una acción global urgente. Sin embargo, la Fuerza de
Tarea es dominada por las instituciones que han fracasado, cuya negligencia
y políticas neoliberales crearon la crisis. Nuestras organizaciones dañadas
por los sistemas gubernamental e intergubernamental—aquellas a las que
tenemos que alimentar y que deben alimentarnos—son nuevamente
excluidas. Debería terminar el trabajo de la Fuerza de Tarea al concluir la
Cumbre Alimentaria de Roma y una nueva Comisión inclusiva, debe
inmediatamente empezar a trabajar.
Miembros: La Comisión debe ampliarse según la forma establecida por la
Comisión Brundtland hace 20 años, la cual hizo posible la cumbre sobre el
ambiente realizada posteriormente. Al formar la Comisión, el Secretario
General debe valorar los hallazgos de la Evaluación Internacional del
Conocimiento, Ciencia y Tecnología Agrícolas para el Desarrollo (IAASTD
siglas en inglés) cuyo informe recientemente presentado fue aprobado por
unos 60 gobiernos, así como en las conclusiones de la conferencia y proceso
sobre reforma agraria de la FAO (ICARRD).
Mandato: El mandato de la nueva Comisión debe incluir todas las formas
de—y restricciones a—la producción de alimentos; todos los aspectos de—y
barreras a—la producción segura, adecuada, accesible y culturalmente
apropiada de los alimentos; y un análisis detallado de la cadena alimentaria
APENDICES 187

completa de acuerdo con las condiciones que provocan el cambio climático.


La Comisión debe presentar un informe intermedio a la Asamblea General de
ONU y a los cuerpos directivos de FAO, IFAD y WFP al concluir el 2008 y
presentar un informe final, con recomendaciones a estas organizaciones tres
meses antes de concluir el 2009.

2. Debemos reestructurar fundamentalmente las organizaciones


multilaterales involucradas en alimentación y agricultura. Varias
instituciones multilaterales relacionadas con alimentación han sido criticadas
por su falta de gobernabilidad y fracaso programático. Hay que hacer notar
que, la Evaluación Externa Independiente (IEE siglas en inglés) de FAO y de
IFAD han evidenciado serios defectos sistemáticos. En particular, la IEE de
FAO muestra que el administrador superior de FAO—al mismo tiempo que
reconoce la urgente necesidad de cambio—no cree que los gobiernos ni las
instituciones sean capaces de realizar cambios sustantivos. La evaluación de
CGIAR se está realizando y está mostrando grandes fracasos de dirección,
los cuales no se pueden resolver dentro del marco de trabajo de CGIAR. El
año anterior, el Banco Mundial emprendió una evaluación interna de su
trabajo sobre agricultura en África, el cual acertadamente fue autocrítico. Es
por ello que la sociedad civil está convencida que la Fuerza de Tarea del
Secretario General debe transformarse como una amplia Comisión, como se
señala anteriormente. Para facilitar el trabajo de la Comisión, la sociedad civil
recomienda tres decisiones inmediatas:
• La Cumbre Alimentaria de Roma debe acordar asumir una meta-
evaluación de las principales instituciones alimentarias y agrícolas (FAO,
IFAD, WFP y CGIAR) al final del 2008.
• En base a la meta-evaluación, el presupuesto bianual de FAO para la
conferencia regional debe ser ajustado para permitir la reunión de las
conferencias regionales de alimentación y agricultura, involucrando de
igual manera a las mayores instituciones en la primera mitad del 2009.
Estas reuniones deben garantizar la participación total y activa de
representantes campesinos y pequeños productores, pastores y
pescadores.
• Construyendo a partir de la meta-evaluación y de las conferencias
regionales, la Comisión—al final del 2009—debe presentar un informe que
incluya la nueva estructura del trabajo de la ONU en alimentación y
agricultura. Debe hacer una propuesta íntegra del proceso antes descrito,
en el cual la responsabilidad de las políticas y prácticas internacionales en
relación a alimentación y agricultura estén dentro de una sola agencia en
el conjunto de agencias de Naciones Unidas, donde prevalezca el
principio “una nación—un voto”.

3. Abogamos por un cambio local y global del paradigma para alcanzar la


Soberanía Alimentaria. La producción y consumo de los alimentos se
sustentan fundamentalmente en consideraciones locales. La respuesta a la
actual y a futuras crisis alimentarias sólo se encuentra si se cambia de
paradigma hacia uno integral de soberanía alimentaria. Los agricultores en
pequeña escala, pastores, pescadores, pueblos indígenas y otros han
definido un sistema alimentario en base al derecho humano a alimentos
adecuados y políticas de producción de alimentos que amplíen la democracia
APENDICES 188

en los sistemas alimentarios particulares y garantice el máximo uso


sustentable de los recursos naturales. La Soberanía Alimentaria aborda todos
los siguientes aspectos identificados en la Conferencia Mundial de Alimentos
1974: Atiende la alimentación para el pueblo; valora a los proveedores de
alimentos; identifica los sistemas alimentarios; garantiza el control
comunitario y colectivo de la tierra, el agua y la diversidad genética; valora y
desarrolla el conocimiento y habilidades locales; y trabaja con la naturaleza.
La soberanía alimentaria es sustancialmente diferente de las políticas
existentes neoliberales de comercio y ayuda, las cuales aparentan abordar
mundialmente la ‘seguridad alimentaria’. Estas políticas son excluyentes;
insensibles a quienes producen alimentos; mudas sobre dónde, cómo se
producen y son consumidos los alimentos; y han—desde los años 1970—
demostrado que son un fracaso. Los gobiernos y las instituciones
internacionales deben respetar y adoptar la soberanía alimentaria.

4. Creemos que el Derecho a la Alimentación está por encima de los


acuerdos comerciales y otras políticas internacionales. En la
emergencia alimentaria actual, las negociaciones mercantiles
relacionadas con la alimentación y la agricultura deben detenerse, y
debe empezar el trabajo para un nuevo diálogo sobre comercio bajo el
auspicio de la ONU. Las políticas de ajuste estructural impuestas por el
Banco Mundial y el FMI, el Acuerdo sobre Agricultura de la OMC, y el
paradigma del libre comercio han socavado las economías locales y
nacionales, han erosionado el ambiente y han perjudicado los sistemas
locales de alimentación, provocando la actual crisis alimentaria. Las políticas
neoliberales de comercio también han reforzado los agro-negocios
multinacionales y han facilitado ganancias injustas. La competencia desleal y
las exportaciones a precios artificialmente bajos de los alimentos industriales
también han destruido los sistemas locales, y deben terminar. Las
instituciones financieras internacionales y la OMC han forzado a los países
del Sur abrir sus fronteras al mercado internacional y a suspender los
mecanismos para la estabilización del mercado y las garantías de precios
para los productores locales de alimentos. Los gobiernos han sido forzados a
abolir las reservas de alimentos y a eliminar los controles a la importación.
Por ello, es necesaria la intervención del Estado en el mercado, para
garantizar el derecho a la alimentación y asegurar la producción local de
alimentos y la economía de los pequeños productores. Por lo tanto, deben
terminar las negociaciones del TLC, EPA (Agencia de Protección Ambiental)
y la OMC sobre el Acuerdo de Agricultura. Estas negociaciones están
dañando a la gran mayoría de los productores de alimentos. Necesitamos
urgentemente un nuevo abordaje del comercio internacional de alimentos y
agricultura. Este abordaje debe sustentarse en el derecho de los países a
decidir su nivel de auto-suficiencia y el apoyo a la producción sostenible para
consumo doméstico. Las discusiones para lograr este nuevo régimen
comercial, basado en las diversas necesidades de los pueblos y las
sociedades, y en la preservación del ambiente, deberían realizarse dentro del
sistema de la ONU.
APENDICES 189

5. Insistimos, debe reinstalarse el derecho de los gobiernos de intervenir y


de regular para alcanzar la soberanía alimentaria. Los gobiernos
nacionales deben asumir su responsabilidad, controlar y hacer retroceder a
las élites, priorizando la producción de comida para el consumo doméstico.
Los países deben aumentar su nivel de auto-suficiencia alimentaria tanto
como puedan, para alcanzarlo deben tomarse las siguientes medidas:
respetar, proteger y cumplir con el derecho a la alimentación adecuada, entre
otros derechos.
• Aumentar el presupuesto de ayuda a la producción alimentaria de las y los
campesinos;
• Realizar una genuina reforma agraria para dar acceso a la tierra y a otros
recursos productivos a las y los campesinos sin tierra y otros grupos
vulnerables;
• Garantizar el acceso a créditos a las y los campesinos y otros pequeños
productores;
• Eliminar todas las barreras que impiden guardar e intercambiar semillas a
las y los campesinos y pequeños agricultores entre comunidades, países
y continentes;
• Reforzar la investigación dirigida por las y los campesinos y apoyar el
desarrollo autónomo de sus capacidades;
• Mejorar las infraestructuras para que las y los campesinos y pequeños
agricultores puedan acceder a los mercados locales;
• Desarrollar estrategias con las y los campesinos y otras organizaciones
apropiadas para manejar situaciones de peligro o emergencias
específicos;
• Garantizar a las y los consumidores marginados acceso a alimentos
domésticos y—si no hay disponibles—a alimentos excedentes de regiones
vecinas.

6. Rechazamos los modelos de la Revolución Verde. Los tecnicismos


tecnocráticos no son la respuesta para la producción sostenible de
alimentos, ni para el desarrollo rural. La agricultura y la pesca
industrializadas no son sostenibles. La Evaluación Internacional del
Conocimiento, Ciencia y Tecnología Agrícolas para el Desarrollo (IAASTD
siglas en inglés) muestra claramente la necesidad de un gran cambio en el
modelo actual de investigación y desarrollo. Este informe evidencia que los
gobiernos (Sur y Norte) consciente y trágicamente han abandonado la
agricultura y el desarrollo rural, especialmente la agricultura de pequeña
escala y la pesca artesanal desde la última crisis alimentaria global. Esta
actitud parece estar cambiando al desarrollarse la emergencia actual. Sin
embargo, el nuevo interés en la agricultura sigue siendo en lo fundamental
erróneo, pues fundaciones privadas de los EEUU, junto con agronegocios
globales, están presionando a los gobiernos nacionales y a los sistemas de
investigación internacional para que ejecuten la llamada “revolución verde” en
África y en todos los lugares; utilizan medidas tecnológicas rápidas y políticas
de mercado fracasadas, en lugar de decisiones políticas sociales. Los
gobiernos, las instituciones de investigación y otros donantes deben aprender
de este estudio; cambiar su dirección y apoyar las producciones de cultivos
sostenibles, la ganadería y la pesca a pequeña escala, de acuerdo con las
necesidades expresadas por las comunidades locales. Los programas
APENDICES 190

dirigidos por campesinos/pescadores conducirán a una auto-suficiencia local


y nacional. Específicamente, los gobiernos que asisten al Tercer Forum de
Alto Nivel sobre la Efectividad de la Ayuda en Ghana, en septiembre 2008,
deben rechazar los modelos filantro-capitalistas de la nueva revolución verde;
y deben reafirmar el papel central de los pueblos y gobiernos en establecer la
política y el sistema práctico para su desarrollo.

7. Apoyamos una estrategia inclusiva para la conservación y el uso


sustentable de la biodiversidad agrícola, que priorice la participación de
las y los pequeños agricultores, ganaderos y pescadores. La diversidad
biológica en la agricultura es un prerrequisito para garantizar el
abastecimiento alimentario. La enorme pérdida de diversidad, el uso de
organismos genéticamente modificados (OGM) y las patentes de semillas y
genes, hacen que la producción de alimentos sea vulnerable. Para apoyar a
las y los pequeños agricultores que desarrollan sistemas de producción
resilientes con biodiversidad, debemos trabajar juntos para salvaguardar los
agro-ecosistemas, las especies y la diversidad genética, que puede
adaptarse a nuevos desafíos como el cambio climático. La Cumbre sobre la
Alimentación de Roma debería exigir a los gobiernos, a la FAO, a la
Convención sobre Biodiversidad y a la Fundación para la Diversidad Global
de Cultivos, a proporcionar un apoyo financiero masivo e inmediato, in-situ,
en el lugar de producción, para la conservación y mejora de cultivos y
ganado, dirigido por las y los campesinos.

8. Participaremos en el desarrollo de una estrategia integral local/global


para responder al cambio climático. El cambio climático está provocando
grandes pérdidas en la producción alimentaria y está devastando las vidas de
millones de personas incluyendo inmigrantes. El futuro es incierto, pero la
mayoría de estudios indica que el cambio climático será más perjudicial en
los pueblos y sistemas alimentarios de los países tropicales y subtropicales
que en los países de clima templado. Urgentemente se debe suspender la
emisión de gases con efecto invernadero al menos en 80% para el 2030. Esto
es principalmente responsabilidad de los países industrializados. El Sur
también debe adoptar diferentes políticas y prácticas para la producción de
energía. En agricultura, el modelo industrial la producción con gran cantidad
insumos producidos con combustible y el transporte son las principales
causas de emisiones de CO2. El desarrollo de la producción alimentaria
campesina sostenible basada en los recursos locales es una solución clave
para reducir esas emisiones. Además, en todo caso, los países industriales
contaminantes deben aceptar responsabilidades por la destrucción de
nuestro ambiente y de los sistemas alimentarios, y deben compensarlo a un
nivel—no menor del 1% de su PIB anual—que permitirá ayudar a aliviar el
daño y promover el desarrollo más a fondo de sistemas sostenibles y
adaptables de producción de alimentos y energía.

Invitamos a firmar esta Declaración a los movimientos sociales y otras


organizaciones de la sociedad civil que están activamente preparados
para seguir la agenda que hemos presentado, a niveles local, nacional y
global.
APENDICES 191

Para más información y para firmar vean:


www.nyeleni.eu/foodemergency

Esta Declaración la prepararon los miembros del Comité Internacional de


Planificación para la Soberanía Alimentaria (IPC siglas en inglés). El IPC es
una red de trabajo facilitadora en la cual colaboran los movimientos sociales
internacionales y las organizaciones que trabajan el tema de la soberanía
alimentaria; incluye a las organizaciones ROPPA, WFFP, WFF, La Vía
Campesina, muchos movimientos y ONGs en todas las regiones (ver:
www.foodsovereignty.org/new/focalpoints.php). El IPC coordina el Foro
paralelo a la Cumbre Alimentaria de la FAO en Roma.

Más Información
Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria
(IPC) incluye a organizaciones y representa a pequeños productores,
pescadores, pueblos indígenas, pastores, mujeres, juventud, trabajadores
agrícolas y ONGs. www.foodsovereignty.org/new (inglés, francés, español,
italiano)

La Vía Campesina es el movimiento internacional de campesinos, pequeños


y medianos productores, sin tierra, mujeres rurales, pueblos indígenas,
juventud rural y trabajadores agrícolas participando activamente en 56 países
de Asia, África, Europa y América. www.viacampesina.org (inglés, francés,
español)

ROPPA Red de organizaciones campesinas y de productores de África Oeste


(ROPPA) www.ropa.info (francés)
Apéndice 2

Declaración Final: Foro “Tierra, Territorio y Dignidad”


Porto Alegre, marzo 6-9 de 2006

¡Por una Nueva Reforma Agraria basada en la Soberanía Alimentaria!


Nosotros/as, representantes de organizaciones de campesinos/as, pueblos
indígenas, pescadores/as artesanales, trabajadores/as rurales, migrantes,
pastores/as, defensoras de derechos humanos, desarrollo rural, medio
ambiente, y otros, provenientes del mundo entero, participamos en el Foro
“Tierra, Territorio y Dignidad” para defender nuestra tierra, nuestro territorio y
nuestra dignidad.
Los Estados y el sistema internacional han sido incapaces de derrotar la
pobreza y el hambre en el mundo. Reiteramos nuestro llamado a nuestros
gobiernos, a la FAO y su mandato fundador, las demás instituciones de las
Naciones Unidas, a otros actores que están presentes en la Conferencia
Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR) y a nuestras
sociedades, a comprometerse decisivamente con una Nueva Reforma
Agraria basada en la Soberanía Alimentaria, el Territorio y la dignidad de los
Pueblos, que nos garantice a campesinas/os, pueblos indígenas,
comunidades de pescadores artesanales, pastores/as, trabajadoras/es
rurales, comunidades afrodescientes, trabajadores/as desocupados/as,
comunidades Dalit (casta discriminada en Sur Asia) y demás comunidades
acceso y control efectivo de los recursos naturales y productivos para el
ejercicio de nuestros derechos humanos.
Instamos a la Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo
Rural (CIRADR), a los Estados y a la FAO para que asuman una voluntad
política real que permita derrotar el hambre y la pobreza que sufren millones
de hombres y mujeres del mundo. Si esta conferencia no reconoce los
planteamientos del Foro Paralelo no podrá considerarse exitosa.

Soberanía Alimentaria y Reforma Agraria


La nueva reforma agraria debe reconocer la función socio-ambiental de la
tierra, el mar y los recursos naturales en el contexto de la soberanía
alimentaria, lo que debe comprometer la más alta voluntad de los Estados.
Comprendemos que la soberanía alimentaria implica políticas de
redistribución, acceso y control justo y equitativo a los recursos naturales y
productivos (crédito, tecnología apropiada, etc.) por parte de campesinas/os,
pueblos indígenas, comunidades de pescadores artesanales, pastores/as,
trabajadores/as desocupados/as, comunidades Dalit, comunidades
afrodescendientes y demás comunidades rurales; políticas de desarrollo rural
basadas en estrategias agroecológicas centradas en la agricultura campesina
y familiar y de pesca artesanal; políticas de comercio en contra del dumping y
a favor de la producción campesina e indígena para mercados locales,
nacionales e internacionales; y políticas públicas complementarias como de
salud, educación e infraestructura para el campo.
El uso de los recursos naturales debe estar primeramente al servicio de la
producción de alimentos. La nueva reforma agraria debe ser prioritaria en la
agenda pública. En el contexto de la soberanía alimentaria, la reforma agraria
beneficia a la sociedad en su conjunto, dotándola de alimentos sanos,
APENDICES 193

accesibles y culturalmente apropiados, y de justicia social. La reforma agraria


pondría fin al éxodo masivo y forzado del campo a la ciudad que ha hecho
que las ciudades crezcan en condiciones deshumanizantes e insostenibles;
daría una vida con dignidad para todos los miembros de nuestras sociedades;
abriría las posibilidades de un desarrollo económico local, regional y nacional
que sea incluyente y en beneficio de la mayoría de la población; y terminaría
con una agricultura intensiva de monocultivos que acapara agua, que
envenena la tierra y los ríos. Es necesario una nueva política de pesca que
reconozca el derecho de las comunidades de pescadores y detenga la pesca
industrial que agota la vida en el mar. La nueva reforma agraria es válida
tanto para los países del sur llamados “en vías de desarrollo” como para los
del norte, llamados “desarrollados”.
La soberanía alimentaria se basa en el derecho humano a la alimentación,
a la libre determinación, en los derechos indígenas al territorio, y en los
derechos de los pueblos a producir alimentos para su subsistencia y para
mercados locales y nacionales. La soberanía alimentaria defiende una
agricultura con campesinos y campesinas, una pesca con familias
pescadoras artesanales, unos bosques con comunidades forestales, unas
estepas con familias pastoras nómadas…
Además, la reforma agraria debe garantizar los derechos a la educación, a
la salud, a la vivienda, al trabajo, a la seguridad social y a la recreación. La
reforma agraria debe asegurar la creación de espacios de vida para mantener
nuestras culturas, para darle una hogar a nuestras/os niñas/os y jóvenes,
para que nuestras comunidades pueden desarrollarse en toda su diversidad y
construir una ciudadanía a partir de la relación con la tierra, el mar, los
bosques…
El sofisticado conocimiento que los pueblos indígenas, campesinos,
pescadores han adquirido a través de siglos de interactuar con la naturaleza
proveen soluciones a la actual crisis ecológica y social. Es por eso que
estamos convencidos que los sistemas alimentarios indígenas deben tener
una alta prioridad en la reforma agraria y que los principios y los
conocimientos indígenas deben ser aplicados para el beneficio de las
comunidades.

Rol del Estado


El Estado tiene que jugar un papel fuerte en las políticas de reforma agraria y
producción de alimentos. El Estado tiene que aplicar políticas de
reconocimiento de derechos y democratización del acceso a tierra, a zonas
costeras, bosques y otros en casos donde haya concentración de estos
recursos en pocas manos. Además, el Estado tiene que garantizar el control
de los recursos naturales a las comunidades campesinas, pescadoras,
pastoras, forestales y a los pueblos indígenas de modo que ellas puedan
seguir viviendo y trabajando en el campo y en los litorales, a través de los
derechos colectivos y comunitarios. La reforma agraria debe crear
ocupaciones productivas, empleos dignos y fortalecer los derechos laborales
de los/as trabajadores/as rurales. Los Estados tienen el derecho y la
obligación de definir soberanamente y sin condicionamientos externos sus
propias políticas agrarias, agrícolas, pesqueras y alimentarias de manera que
ellas garanticen el derecho a la alimentación y los demás derechos
económicos, sociales y culturales de toda su población. Los/as pequeños/as
APENDICES 194

productores/as tienen que tener acceso a créditos a bajos intereses y


adaptados a condiciones locales, precios y condiciones de comercio justas.
La investigación, y los sistemas de acopio y distribución en los mercados
locales y regionales deben tener fuerte apoyo del Estado y garantizar el bien
común.

Reconocimiento la concepción de Territorio


La concepción del territorio históricamente ha faltado dentro los procesos de
reforma agraria. Ninguna reforma agraria es aceptable si solo se piensa en
distribución de la tierra. Consideramos que la nueva Reforma Agraria debe
incluir las cosmovisiones de territorio de las comunidades campesinas, sin
tierra, pueblos indígenas, de trabajadores rurales, de pescadores, pastores
nómadas, tribus, afrodescendientes, minorías étnicas y personas
desplazadas, que basan su trabajo en la producción de alimentos y que
sostienen una relación de respeto y armonía con la Madre Tierra y con los
océanos.
Todos los pueblos originarios, pueblos indígenas, minorías étnicas, tribus,
pescadores, trabajadores rurales, campesinos, sin tierra, pastores nómadas y
personas desplazadas tienen derecho a mantener su propia relación
espiritual y material; y a poseer, desarrollar, controlar, utilizar y reconstituir
sus estructuras sociales; administrar política y socialmente sus tierras y
territorios comprendido el medio ambiente total, el aire, las aguas, los ríos, los
lagos, los mares, los hielos marinos, la flora, la fauna y otros recursos que
tradicionalmente han poseído, ocupado, o utilizado de otra forma. Ello implica
el reconocimiento de sus leyes, tradiciones, costumbres y sistemas de
tenencia e instituciones; así como el reconocimiento de las fronteras
territoriales y culturales de los pueblos. Todo lo anterior constituye el
reconocimiento de la libre-determinación y autonomía de los pueblos.

La expresión de género y juventud en la lucha por la reforma agraria


Reconocemos el papel fundamental de las mujeres en la agricultura, en la
pesca y en el uso y gestión de los recursos. No hay reforma agraria genuina
sin equidad de género, por eso exigimos y nos comprometemos a que la
nueva reforma agraria asegure a las mujeres plena igualdad de
oportunidades y de derechos a la tierra y a los recursos naturales, reconozca
su diversidad y repare la discriminación y las desventajas sociales a las que
las mujeres han sido sometidas en el campo. Reconocemos también que sin
juventud en el campo, no hay futuro para nuestras sociedades. La nueva
reforma agraria debe dar prioridad a los derechos de la mujer y garantizar un
futuro digno para la juventud rural.
Las mujeres y los jóvenes del campo estamos reclamando condiciones de
vida igualitarias y políticas ecológica, económica y culturalmente sostenibles.
Debemos ser involucrados en procesos de toma de decisión que atiendan
integralmente nuestras necesidades. Por tanto, exigimos que los gobiernos
honren sus compromisos y obligaciones asumidas en diversas conferencias
internacionales como la Conferencia de Beijing y la Conferencia Mundial
contra el Racismo. Particularmente sus compromisos con la igualdad de
genero y la diversidad racial contemplados en la Convención para la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres y la
Carta Campesina adoptada en la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria
APENDICES 195

y Desarrollo Rural. Exigimos la implementación de una reforma agraria


redistributiva que permita a las mujeres y a los jóvenes acceso y jurisdicción
sobre la tierra y los recursos naturales, garantizando la representación de las
mujeres y los jóvenes en las estructuras de toma de decisión y gestión en
todos los niveles, local, nacional e internacional. Resulta imprescindible
contar con recursos financieros adecuados para la formación, capacitación y
educación en salud sexual y reproductiva para la juventud.

No a la Privatización del Mar y de la Tierra, la Contra-Reforma Agraria, las


Políticas Neoliberales del Banco Mundial sobre la Tierra y el Acceso a
Recursos, y el Modelo Dominante de Producción y Desarrollo
Junto a la privatización de la tierra y de las zonas costeras avanza la
privatización de la biodiversidad del planeta. La vida no es una mercancía.
Seguiremos resistiendo con toda nuestra capacidad a las políticas
neoliberales implementadas por nuestros gobiernos e impuestas por el Banco
Mundial, la OMC y otros actores. Rechazamos este enfoque privatizador de la
reforma agraria. Consideramos que es ilegitimo. Son los pueblos y no el
Banco Mundial quienes deben decidir las políticas agrícolas, pesqueras y
alimentarias. Privatizar significa despojar a las comunidades de sus derechos
formales y consuetudinarios sobre sus tierras, territorios, zonas costeras y
recursos naturales. Por eso nos oponemos a políticas de o administración de
tierras , con fines de privatización;, a las políticas de descolectivización, a los
mercados de compra-venta y renta de tierras,; a la privatización del agua, del
mar, de las semillas, los bosques, las áreas de pesca y otros recursos, así
como a la privatización de los servicios de extensión y apoyo público a la
producción y a la comercialización de la agricultura campesina. Objetamos
rotundamente la introducción de semillas transgénicas y la tecnología de
semillas suicidas o “terminator” que despojarán a nuestras comunidades
rurales del control de las semillas transfiriéndoselo a un par de empresas
transnacionales.
La privatización de los recursos naturales y tecnologías ha aumentado las
inequidades sociales entre hombres y mujeres, etnias, castas, clases y
generaciones. Estas políticas de estado están perpetuando el
desplazamiento, persecución y criminalizacion de estos grupos ya
marginados.
Así mismo, seguiremos oponiendo resistencia al modelo dominante de
producción y desarrollo y sus procesos de globalización neoliberal y
recolonización , transformación e inserción en las cadenas de las
corporaciones transnacionales de la agricultura, la explotación forestal y la
pesca actual (producción por contrato, monocultivos de agroexportación,
plantaciones, pesca, explotación de bosques y agricultura industrial,
combustibles vegetales, biotecnología y transgénicos, nanotecnología, ).
Inversiones en minería, agro-exportación, megaproyectos, biopirateria,
neoliberalismo verde destruyen nuestros territorios, nuestra agricultura y
pesca y causan el desplazamiento de poblaciones locales y el desarraigo del
campo y los litorales. . La "reconstrucción" después de desastres naturales y
guerras, y las políticas de comercio que promuevan el éxodo y el desarraigo
del campo y (OMC, TLC, PAC, APE, Ley Agrícola, Flujos Financieros, etc.).
APENDICES 196

Políticas agrarias que financian la exportación agrícola y pesquera a través


del dumping deben ser sustituidas por otras que realicen la soberanía
alimentaria y que respeten el desarrollo endógeno de los pueblos.
Reconocemos y valoramos iniciativas como el ALBA para la integración
regional y el ejercicio de soberanía alimentaria en cuyo contexto la reforma
agraria y el desarrollo rural son y deben ser parte integrante.

Criminalización y represión de los movimientos sociales


Repudiamos y condenamos a represión que enfrenta, en casi todos los
países del mundo, en las Américas como en Asia, en Europa o en África,
cualquier luchador o luchadora por la reforma agraria. Rechazamos así
mismo la militarización y la ocupación militar en Irak, Corea del sur, Palestina
y otros países que desplaza a nuestros pueblos y les roba sus tierras y
territorios, la "guerra contra el terrorismo" que sirve de pretexto para
reprimirnos, y la criminalización de nuestros movimientos. Luchar por nuestra
dignidad es una obligación, y es un derecho humano poder hacerlo.
Exigimos que los Estados establezcan mecanismos de protección a la vida
y a la seguridad de las personas amenazadas por los procesos de lucha por
la tierra, el agua, los mares y los recursos naturales. Deben garantizarse
mecanismos legales efectivos que permitan castigar a los culpables de estos
crímenes.

Ocupaciones, Recuperaciones y Defensa de Territorios. Movilización social


una estrategia de lucha y construcción de propuestas
Reivindicamos nuestras acciones de ocupaciones, recuperaciones y/o
defensa de nuestras tierras, territorios, semillas, bosques, áreas de pesca,
vivienda, como necesarias y legítimas para la defensa y conquista de
nuestros derechos. Nuestra experiencia cotidiana nos muestra que en la
lucha por una vida con dignidad para todos/as, acciones de defensa propia
como las de ocupación de tierra y de recuperación y de defensa activa de
territorios son necesarias para mover a los gobiernos a cumplir con sus
obligaciones e implementar políticas y programas efectivos de reforma
agraria. Seguiremos usando estas acciones no violentas por el tiempo que
sea necesario para lograr un mundo con justicia social que dé a cada uno y
una la posibilidad real de tener una vida digna. Sin la movilización y
participación plena de los movimientos sociales, no habrá reforma agraria
genuina.
La soberanía alimentaria no solo es una visión sino también una plataforma
común de lucha que nos permite seguir construyendo unidad en la diversidad.
Consideramos que el acceso y control de los recursos naturales, la
producción de alimentos y el aumento del poder de decisión son los tres ejes
principales que nos unifican.
La reforma agraria y la soberanía alimentaria comprometen una lucha
mayor por el cambio del modelo neoliberal dominante. Necesitamos construir
alianzas con otros sectores de la sociedad, un poder ciudadano que garantice
reformas profundas. Nos comprometemos a impulsar acciones comunes,
articulaciones, intercambios y todas las formas de presión que están en
curso, especialmente a través de las campañas internacionales que nuestros
sectores y redes tienen en marcha o están concretando. Estamos
convencidos de que solo el poder de los pueblos organizados y la
APENDICES 197

movilización pueden lograr los cambios necesarios, por esto nuestra tarea
principal es informar, concienciar, debatir, organizar, y movilizar con la gente.
Convocamos a todos los sectores y fuerzas sociales aquí representados para
que sigamos construyendo nuestra unidad, y llevaremos éstas conclusiones
para debatir con nuestras bases y para usar estas ideas para las políticas de
los organismos internacionales como la FAO, y los gobiernos. Pedimos al
mecanismo del comité Internacional de Planificación por la Soberanía
Alimentaria (CIP) asumir como trabajo prioritario el seguimiento a estas
conclusiones.
Tierra, mar y territorio para vivir,
tierra, mar y territorio para soñar,
tierra, mar y territorio para afirmar nuestra dignidad ¡ya!

http://alainet.org/active/10809&lang=es
Apéndice 3

ROPPA—Plataforma Pan-Africana de Agricultores

DECLARACIÓN FINAL

Las Redes de Organizaciones Campesinas y Productores Agrícolas de África


del Sur (SACAU siglas en inglés), Redes de África Central (PROPAC siglas
en inglés), Redes de África del Este (EAFF siglas en inglés) y de África Oeste
(ROPPA siglas en francés) alarmadas por la situación que golpea a la
población de África nos reunimos en Addis-Abeba, Etiopía, del 21 al 23 de
mayo de 2008, para compartir información e intercambiar ideas sobre la
situación actual de la agricultura en África y definir posibles soluciones.
Considerando que las redes de organizaciones de agricultores de África
tienen todas la misma misión, defender y promover los intereses de los
productores agrícolas;
Atendiendo que los productores agrícolas africanos comparten los mismos
espacios geográficos y recursos naturales: tierra, agua y bosques;
Reconociendo que, aunque ellos representan la mayoría demográfica de la
población africana, las familias y los productores agrícolas continúan
sufriendo las consecuencias de las políticas agrícolas y rurales que no
reflejan la realidad en la que viven, ni sus demandas continuamente
expresadas;
Valorando su arduo trabajo, el cual es mal remunerado debido a la baja
constante de los precios agrícolas; el Estado—por el contrario—ha obtenido
significativas ganancias que han sido invertidas en actividades ajenas a las
áreas rurales;
Finalmente señalando que, hoy—como ayer—estos productores agrícolas
son las principales víctimas de los conflictos, los desastres y las crisis, tales
como la actual crisis alimentaria;
Las redes de campesinos y productores agrícolas de África organizados
analizaron los diferentes factores que han producido la crisis alimentaria y
agrícola en África. Se debe reconocer que a pesar de los esfuerzos para
promover la integración regional, la mayoría de las acciones e iniciativas
están seriamente atrasadas. Sin embargo, a pesar de las aspiraciones de la
Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD, siglas en inglés),
África continua dirigida para satisfacer las demandas exteriores, no las
propias.
La agricultura africana ha encontrado una falla en la cual todos hemos
participado: los ciudadanos africanos en primera instancia, los líderes
políticos africanos y las organizaciones de agricultores, así como nuestros
socios y los programas de cooperación bilateral y multilateral. La falla es no
responder a nuestros propios intereses y necesidades.
Las redes de organizaciones campesinas y de productores agrícolas
consideran que la situación actual de la agricultura africana es mala. Sin
embargo, las redes consideran que esto no es una fatalidad y que el aumento
en los precio de los alimentos no tiene que ser necesariamente un factor
desfavorable.
Aprovechar la oportunidad actual para que las y los agricultores africanos
obtengan una mejor remuneración por sus productos, requiere que nuestros
APENDICES 199

Estados, nuestras Comunidades Económicas Regionales y las Uniones


Africanas (AU, siglas en inglés) urgentemente establezcan un diálogo que
nos incluya a todas y todos los campesinos y productores agrícolas de aquí,
de África.
Las redes de organizaciones campesinas y de productores agrícolas
también consideran que, durante más de cinco años han fortalecido el
conocimiento mutuo y han creado un verdadero espíritu de solidaridad a
través de acciones concretas, especialmente trabajando juntos para mejorar
la factibilidad de NEPAD y para advertir al mundo sobre las amenazas que la
Agencia de Protección Ambiental (EPA, siglas en inglés) puede señalar más
adelante en la agricultura africana.
Estos retos convencieron a los participantes de que el progreso de la
agricultura africana sólo puede ser duradero si las organizaciones
campesinas y de productores agrícolas pueden actuar a nivel continental. Las
cuatro redes de organizaciones campesinas y de productores agrícolas
afirman, a través de esta declaración, su total compromiso de asumir esta
responsabilidad histórica al decidir, aquí en Addis Abeba, establecer la
“Plataforma Pan-Africana de Agricultores”.
Las redes de organizaciones campesinas y de productores agrícolas han
establecido un comité de dirección integrado por los 4 presidentes de las 4
subregiones de las redes y designaron al Sr. Mamadou Cissokho como
facilitador. En nuestra opinión, este nuevo instrumento aporta gran fortaleza
en la búsqueda de los mandatos y las actividades de nuestras organizaciones
locales, nacionales y sub-regionales. También constituye un poderoso
mecanismo para promover el resurgimiento de la agricultura africana, para
que sea capaz de satisfacer las funciones de cualquier agricultura
merecedora de este nombre.

Conclusión
Convencidos de que no existen otras alternativas en la movilización de
nuestros propios recursos humanos y financieros, aunque ellos sean
modestos, y conscientes del hecho que nuestro continente—a pesar de la
imagen negativa de limosneros, de sufrimiento, de miseria que se nos
proyecta cada día—poseemos recursos naturales y humanos de gran calidad,
así como valores positivos pertinentes para toda la humanidad, nos
comprometemos, en el contexto de la Plataforma Pan-Africana de
Agricultores, a salvar nuestras vidas, nuestras familias, nuestras naciones y a
África, nuestro continente.

Nos comprometemos y firmamos:


Mrs Fanny Makina Vice President SACAU
Mr Philip Kiriro President EAFF
Mrs Elizabeth Atangana President PROPAC
Mr Ndiogou Fall President ROPPA
El 23 de mayo, 2008, Addis Ababa, Etiopía
Apéndice 4

Declaración de las Organizaciones Africanas—Diversidad Planetaria, 12-


16 de mayo, 2008

Nosotras, las organizaciones de la sociedad civil africana reunidas bajo el


interés común de Diversidad Planetaria y la Reunión de Partidos (MOP 4) en
Bonn, Alemania del 12 al 16 de mayo de 2009, unidas en el ideal de la
Soberanía Alimentaria en África, hemos compartido e intercambiado
experiencias y visiones con otros grupos de sociedad civil de América Latina
y Norteamérica, Europa y Asia,
Habiendo analizado la situación de la agricultura africana ante diversos
retos: fuerte presión de los productores de semilla para introducir organismos
genéticamente modificados (OGM) en la agricultura africana con el disfraz de
biotecnología moderna, los efectos del cambio climático, los
agrocombustibles, junto con otras iniciativas como la Alianza para la
Revolución Verde en África (AGRA, siglas en inglés), todas los cuales buscan
promover la comercialización de la agricultura a costa del desarrollo
sustentable.
Reafirmando que la soberanía alimentaria es un derecho inalienable, como
se establece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU,
1969). Nosotros por ello llamamos a nuestros gobiernos a recuperar su
soberanía y su responsabilidad de establecer políticas y salvaguardas para
proteger la herencia genética del continente y los derechos de los
campesinos y agricultores africanos,
Por lo tanto declaramos:

1. Que los OGM representan un riesgo ambiental, para la salud, para los
recursos genéticos y los sistemas agrarios que los producen, así mismo
amenazan los sistemas social y cultural que los administran. Por ello,
Nosotros nos oponemos totalmente a cualquier experimentación y al
uso de OGM en nuestro continente.

2. Que los métodos convencionales modernos de agricultura han sido


incapaces tanto de alimentar a toda la población, así como de preservar el
balance ecológico. Hemos sido testigos de la introducción de tecnologías
ineficientes, destructivas e inmorales en el intento de mitigar el fracaso de
la agricultura moderna. Sustentados en nuestra convicción que la
agricultura ecológica y biológica con todo su potencial no se ha logrado,
Nosotros rogamos a nuestros gobiernos y a quienes toman las
decisiones: promover sistemas de agricultura sustentable, basados
en métodos agroecológicos, en la protección del derecho de los
campesinos y agricultores, y en la producción tradicional de semillas.

3. Que los OGM no son capaces de alimentar al mundo. Esa es una mentira,
una respuesta comercial que resta importancia al problema de la agricultura
en el continente. Más aún, África no debería usarse como un lugar donde
se experimente la privatización y sus contaminantes e irreversibles efectos
que condenan el ambiente. África es pobre y no tiene medios para mitigar
APENDICES 201

ese daño. Nosotros exigimos una moratoria general en el uso de OGM


a favor de todo el continente.

4. Que nosotros nos oponemos a la idea de crear un banco general de


semillas y genes. Este tipo de centralización permitirá únicamente la
piratería genética y el robo de los recursos genéticos del continente.
Nosotros defendemos la administración comunitaria y nacional de los
bancos de semillas y genes.

5. Que nosotros enérgicamente condenamos el establecimiento de AGRA en


África, como la fuerza conductora para la revolución verde y exigimos que
esta alianza se dedique a la promoción de la agricultura sustentable y
a la soberanía alimentaria para el continente.

Nosotras, las organizaciones de la sociedad civil de África celebramos


con nuestros socios de todo el mundo nuestra diversidad, y nos
comprometemos a trabajar juntos para proteger la diversidad agrícola y
cultural. Nosotros desarrollaremos las sinergias necesarias para
construir redes de trabajo fuertes y duraderas que protejan nuestra
diversidad. Cuando sea necesario, aprovecharemos de forma
balanceada la información, propondremos alternativas viables y
continuaremos presionando a quienes son responsables de la
protección del futuro de nuestro planeta y en proteger nuestro
patrimonio para las futuras generaciones.

Por las Redes de Organizaciones de Sociedad Civil:


COPAGEN
AREA-ED
Centro Africano de Bioseguridad (ABC, siglas en inglés)
ABN
PELUM
Amigos de la Tierra
Firmado el 15 de mayo, 2008
Apéndice 5

África: 25ª. Conferencia de la FAO en África—Declaración de las Mujeres


Africanas, 19 de junio de 2008

Sr. Presidente, Honorables Delegados;


Nosotras las mujeres representantes de diferentes organizaciones africanas
que incluyen Campesinas, Productoras Agrícolas, Organizaciones
Comunitarias de Base, Movimientos de Personas sin Tierra, Pastoras,
Pescadoras y Jóvenes de África Oeste, Sur y Este, reunidas en Nairobi,
Kenya, del 16 al 18 de junio de 2008, para compartir diversas experiencias
sobre el acceso, el control y la propiedad de las mujeres de la
tierra/naturaleza y de los recursos productivos en África y para solicitar que,
la implementación gubernamental de los resultados de la Conferencia
Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (ICARD, siglas en
inglés) se extienda a África, que actualmente sufre una crisis alimentaria.
Ampliamente se reconoce que mejorar el acceso, control y propiedad de
las mujeres a la tierra/naturaleza y recursos productivos es un factor clave
para erradicar el hambre y la pobreza. Esto ha sido repetido en el marco de
trabajo de los comités internacionales en la Cubre sobre Alimentación
Mundial 1996 y en su Plan de Acción; en las Directrices de Implementación
del Derecho a la Alimentación unánimemente adoptados por el Consejo de la
FAO; y más recientemente en el Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO
en octubre 2006. Sin embargo, hasta el momento no ha habido acciones
concretas internacionales para abordar la situación de las mujeres, su
acceso, control y propiedad de la tierra/naturaleza y de los recursos
productivos en África.
“La situación general evidencia que ante el aumento de la competencia y
conflicto por el derecho a la tierra con la minería, el desarrollo, la producción
de madera y otras actividades productivas tendientes a una reforma agraria
que responda al mercado, así como golpeadas por los desastres ambiental y
de salud, las mujeres africanas rápidamente están perdiendo su precario
acceso a la tierra y a los recursos. Las mujeres HIV-positivo, las viudas, los
niños huérfanos a causa del SIDA corren el riesgo de fracasar en sus
demandas por la tierra familiar y los recursos naturales”, señala Annette
Mukiga de la Red de Mujeres de Ruanda.
Hemos observado que el mundo padece una crisis alimentaria, la cual
está ligada al aumento récord en los precios del 83%—lo que no ha sucedido
en los últimos cincuenta años. Los gobiernos africanos asesorados por las
instituciones financieras internacionales y por los donantes, durante años han
disminuido el apoyo público a la agricultura y han abandonado a los
pequeños productores, principalmente a las mujeres campesinas, quienes
alimentan a sus familias.
Isabella Wandati del Centro de Desarrollo de Mujeres de Butere,
Kenya, señala: Los objetivos y las metas para erradicar el hambre y
alcanzar la seguridad alimentaria no se podrán alcanzar a menos que los
gobiernos y las organizaciones internacionales realicen acciones
específicas para acabar con la persistente discriminación contra la mujer,
la cual limita su acceso, propiedad y control de la tierra y de los recursos
APENDICES 203

naturales en África. Las mujeres producen hasta el 80% de los alimentos


en los países en desarrollo, incluso actualmente producen el 60% en los
países que padecen hambre.

Nosotras conocemos que las Declaraciones de ICARD en África serán


implementadas a través de las Uniones Africanas (AU, siglas en ingles),
UNECA la Comisión Económica de Naciones Unidas para África y el Banco
de Desarrollo de África (ADB, siglas en inglés)—dirigiendo el Marco de
Trabajo y Líneas de Acción de la Política de Tierra y Reforma Agraria en
África que actualmente se desarrolla para: asegurar derechos seguros a la
tierra; aumentar la productividad; mejorar la calidad de vida; mejorar la
administración de recursos naturales y contribuir al crecimiento económico
desde la base.
Fatou Bah de la Asociación Nacional de Jóvenes para la Seguridad
Alimentaria en Gambia señala:

Mejorar el acceso de las mujeres a la tierra/naturaleza y a los recursos


naturales, su control y propiedad son la clave para alcanzar nuestras
aspiraciones. El proceso y contenido del Marco de Trabajo y Líneas de
Acción para África deben ser totalmente respetados por los gobiernos
africanos y deben comprometerse con las Declaraciones de ICARD de
2006, sobre los derechos de las mujeres a la tierra y a los recursos
naturales.

Recomendaciones

1. A la FAO y a los Gobiernos Africanos para que implementen ICARD


Implementar a nivel continental, regional y nacional a través de medidas
concretas los compromisos existentes como parte del seguimiento a la
Declaración de la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y
Desarrollo Rural (ICARD) de marzo 2006:
• Establecer igualdad de derechos ciudadanos entre mujeres y hombres
eliminando todos los elementos culturales, religiosos y tradiciones
discriminatorios sobre sucesión y herencia, presentes en las leyes
establecidas a nivel nacional, que excluyen a la mujer africana de la
ciudadanía en iguales condiciones a las del hombre, esto como primera
medida para garantizar el acceso, control y propiedad de la
tierra/naturaleza y recursos naturales de la mujer en África;
• Respaldar el establecimiento de mecanismos de información, monitoreo y
evaluación de los miembros de estado, manejados en colaboración con la
FAO, la Unión Africana y las comunidades económicas regionales sobre el
seguimiento en la implementación de ICARD;
• Financiar la reforma y el desarrollo agrario a través de estrategias de largo
plazo que unan a todas las instituciones gubernamentales y ministerios
relacionados con Agricultura, Tierra, Ambiente, Ganado y Recursos
Naturales a nivel nacional;
• Crear una base de datos desagregando el componente género a nivel
nacional, regional y continental, para medir el avance en la
implementación de las Declaraciones de ICARD en relación al proceso,
para establecer políticas, programas y procesos a favor del acceso,
APENDICES 204

control y propiedad de la tierra/naturaleza y recursos productivos de las


mujeres.
2. A la FAO y a los gobiernos de África, que implementen las siguientes
medidas de ICARD a través del Marco de Trabajo y las Líneas de Acción
sobre Tierra y Reforma Agraria en África:
• Establecer una mesa redonda continental sobre el acceso, control y
propiedad de la tierra/naturaleza y recursos productivos de la mujer en
África en 2008, para fijar indicadores y establecer puntos de referencia
para el Marco de Trabajo y Líneas de Acción de las Uniones Africanas
(AU) antes de que sean adoptados por los directivos de AU y los jefes de
estado en la Cumbre del 2009. Los problemas sobre el acceso, control y
propiedad de la tierra/naturaleza y recursos productivos de la mujer en
África son hechos complejos y delicados en muchos países. Es necesario
que de manera conjunta los gobiernos y quienes definen las políticas (en
especial organizaciones de mujeres rurales agrarias) en África se reúnan
para evaluar la magnitud del reto y para que compartan las posibilidades
de trabajo a nivel subregional y determinen una acción colectiva;
• Dar prioridad a los derechos de las mujeres en la propuesta del Marco de
Trabajo y Líneas de Acción de las AU. El acceso, control y propiedad de
la tierra/naturaleza y recursos productivos de la mujer debe ser tratado de
manera inclusiva en cada uno de los aspectos de la situación agraria y de
la tierra, de acuerdo con los compromisos de gobierno en relación a los
derechos de la mujer incluyendo la Declaración de ICARD de 2006 y el
Protocolo de las Uniones Africanas sobre los Derechos de la Mujer en
África de 2003.
Conclusión
El acceso, control y propiedad de la tierra/naturaleza y recursos productivos
de la mujer en África se cruza con otros problemas como son: los patrones
discriminatorios heredados, la inseguridad agrícola y alimentaria, la violencia
contra la mujer, la apropiación y privatización de tierras comunales e
indígenas y de otros recursos naturales, así como el control en base al
género de los recursos económicos y el derecho al trabajo. Esta congruencia
de hechos resalta la necesidad de que los gobiernos garanticen el derecho al
acceso, control y propiedad de la tierra/naturaleza y recursos productivos de
la mujer en África, para aminorar la amenaza de discriminación, diferentes
formas de violencia y VIH/SIDA, falta de participación política y otras
violaciones de sus derechos económicos y humanos. También se requieren
leyes de tierra y ambientales que valoren género, para garantizar el acceso
de las mujeres a los recursos. Las medidas antes señaladas serán la clave
para garantizar sus derechos.

Derechos de las Mujeres en el Litoral (COWER, siglas en inglés), Kenya


Red de Mujeres de Ruanda (RWN, siglas en inglés), Ruanda
Plataforma Sub Regional de Organizaciones Campesinas de África Central
(PROPAC, siglas en francés), Camerún
Asociación Nacional de Jóvenes por la Seguridad Alimentaria (NYAFS)/IFSN
siglas en inglés, Gambia
Red de Seguridad Alimentaria de Kenya (KEFOSPAN, siglas en inglés),
Kenya
APENDICES 205

Alianza de la Tierra de Kenya (KLA, siglas en inglés)


Federación de Agricultores de África del Este (EAFF, siglas en inglés),
Tanzania
Asociación de Mujeres Agricultoras (NAWFA, siglas en inglés), Gambia
Red de Asociaciones de Mujeres de Etiopía (NEWA, siglas en inglés), Etiopía
Alianza de la Tierra de Uganda (ULA, siglas en inglés), Uganda
Fundación de Tierra y Desarrollo Comunitario (COLANDEF, siglas en inglés),
Ghana
La Vía Campesina, South Africa
Red de Organizaciones trabajando por la Soberanía Alimentaria (ROSA,
siglas en portugués), Mozambique
Foro de Agricultores de Pequeña Escala del Este y Sur de África (ESAFF,
siglas en inglés), Zambia
Foro sobre el Refugio, Kenya
Alianza de Derechos Alimentarios-Uganda
Esfuerzos Coordinados para Desarrollar el Consenso, Uganda
ACORD Internacional
ActionAid Internacional
Apéndice 6

Reunión de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria: Madrid, 26 y 27 de


enero 2009

Declaración final de agricultores y organizaciones de la sociedad civil

¡SORPRENDENTE FINAL TUVO LA REUNIÓN EN MADRID!

POR AHORA… G8 NO LLEGÓ A CONSENSO COMPARTIDO CONTRA EL


HAMBRE

Como representantes de las y los campesinos y otros productores de


pequeña escala, juntos con organizaciones que nos respaldan, * deseamos
expresar lo siguiente:
Nos reunimos en Madrid con pocas expectativas. Estábamos
extremadamente descontentos con el proceso y el contenido de la
conferencia. Aunque somos NOSOTRAS y NOSOTROS quienes producimos
la mayor cantidad de alimentos del mundo, no se nos ofreció seriamente
espacio para expresar nuestra opinión sobre lo que se debe hacer, ni en el
proceso de preparación como tampoco en el programa de la conferencia.
Como consecuencia, la reunión no se centró en la pregunta crucial de
cómo resolver la dramática crisis alimentaria que afrontamos, sino que se
focalizó en la decisión de cómo los donantes gastarán su dinero. Sin
cuestionarse seriamente las causas estructurales reales que provocan la
crisis alimentaria y sin abordar hechos reales, ellos discutieron sobre sus
objetivos con la ayuda económica.
Esto evidencia una receta simplista ‘más de lo mismo’ para resolver la
crisis: más fertilizantes, más semillas híbridas y más agroquímicos para los
pequeños productores. Esta forma de abordar el problema ha sido un fracaso
total en el pasado, y ha provocado el sufrimiento y la eliminación de millones
de pequeños productores, así como la destrucción del ambiente y el cambio
climático.
También está claro que, ninguno de los participantes estaba preparado
para tratar el crucial y conflictivo asunto de cómo a los productores de
alimentos se les niega el acceso a la tierra y a los territorios, lo cual
constituye la principal amenaza a la producción local de alimentos. Muchas
de las tierras comunales y de los territorios nativos actualmente son
amenazados con la privatización y la apropiación de tierras por las
corporaciones transnacionales, para producir agrocombustibles y otras
mercancías para el mercado internacional. Nosotros necesitamos una
reforma agraria y del agua, que permita mantener en manos de las
comunidades locales la producción de alimentos.
Varios factores se combinaron para impedir la aspiración de los
organizadores: concluir la conferencia con una triunfante proclama,
anunciando una vaga Alianza Global para la Agricultura y Seguridad
Alimentaria, armada por el G8 con las corporaciones de agrocombustibles.
Uno de los factores fue que muchos gobiernos de países en vías de
desarrollo rechazaron una propuesta que nadie se molestó en consultar con
APENDICES 207

ellos. Otra fue la fuerte posición de la FAO de mantener el gobierno global de


la alimentación y la agricultura centrada en Roma en la agencia de la ONU. Y
nuestra participación—tanto en la conferencia como en acciones afuera—
ayudó a recordar a los delegados que no puede haber un abordaje exitoso de
la crisis alimentaria si no se sustenta en las alternativas que las y los
pequeños productores desarrollamos cada día.
Existe una solución a la crisis alimentaria y la lucha se está librando en
muchas comunidades. Se llama Soberanía Alimentaria. Propuesta orientada
a la producción agrícola campesina, pastoreo y pesca artesanal, priorizando
los mercados locales y los métodos de producción sostenibles, sustentados
en el derecho a la alimentación y el derecho de las personas de definir sus
propias políticas agrícolas. Para lograr alcanzarlo necesitamos:
Restablecer el derecho de los gobiernos a intervenir y regular los sectores
agrícola y alimentario con el objetivo de alcanzar la soberanía alimentaria. El
derecho a la alimentación, reconocido por ONU, debe ser el cimiento para
construir la solución a la crisis alimentaria.
Controlar la desastrosa volatilidad de los precios de los alimentos en los
mercados domésticos. Los gobiernos deben tener control total de la
importación y exportación de alimentos para estabilizar los mercados locales.
Rechazar los modelos de Revolución Verde. La solución no pasa por la
agricultura ni la pesca industrializadas.
Formular políticas sobre producción, mercado y la implementación de
reforma agraria y del agua con la participación de campesinas y campesinos
pequeños y medianos, pastores y pescadores.
Impedir que las corporaciones acaparen la tierra para la producción
industrial de agrocombustibles y mercancías. Necesitamos un espacio único
en el sistema de la ONU, que actúe con total independencia del
financiamiento internacional y de las instituciones de comercio; que tenga un
claro mandato de los gobiernos; una participación decisiva de las campesinas
y campesinos, pequeños productores, pastores, pescadores; que tenga un
proceso transparente y democrático en la toma de decisiones. Este debe ser
el único espacio en el cual se aborden los asuntos de alimentación y
agricultura, donde se establecen las políticas y las reglas.
Consideramos que la Alianza Global propuesta por los organizadores es
sólo un movimiento más para dar a las grandes corporaciones y a sus
fundaciones un espacio formal en la mesa de negociación, a pesar de toda la
retórica sobre ‘inclusión’ de esta iniciativa. Más aún legitima la participación
de la OMC, el Banco Mundial y el FMI y otras instituciones neoliberales que
promueven las mismas soluciones que provocaron el problema. Esto limita
toda posibilidad de la sociedad civil o de los gobiernos de los países del Sur
para que jueguen un papel significativo. Nosotros no necesitamos esta
Alianza Global ni otra estructura fuera del sistema de la ONU.
Se ganó la batalla en Madrid, pero no tenemos ilusiones de que los
promotores de la Alianza Global se hayan dado por vencidos, por lo que
nosotros tenemos que seguir luchando.
APENDICES 208

*
Incluye Vía Campesina, COAG y muchas ONGs. Las organizaciones que
participaron en la reunión de Madrid presentaron una amplia declaración con
nuestras evaluaciones y propuestas “El Desastre se acelera—cuando los bancos
manejan la crisis alimentaria”. Se puede bajar en inglés de la página web de IPC,
quien facilitó nuestra participación: www.foodsovereignity.org
Apéndice 7

Estados Unidos llama a la Acción

Como resultado de políticas erradas a lo largo de décadas y ante la reciente


alza desmesurada en los precios de los alimentos, un billón de personas en el
mundo tiene hambre y padece inseguridad alimentaria. La peligrosa
volatilidad del sistema financiero provoca un riesgo aún mayor para estas
personas. Nosotras y nosotros los firmantes, llamamos a la población de los
Estados Unidos de América (EUA) a utilizar nuestro poder y acciones
políticas para luchar por cambios en el sistema alimentario que:

• Estabilicen los precios para los agricultores y los consumidores


globalmente.
• Regulen las inversiones del sector financiero en mercancías de alimentos
y energía.
• Establezcan y refuercen la propiedad pública doméstica, regional e
internacional de reservas alimentarias estratégicas.
• Suspendan la inversión y el comercio a escala industrial de
agrocombustibles.
• Reformen la ayuda alimentaria a nivel internacional.
• Expandan el comercio justo, no lo que llaman libre comercio.
• Adjudiquen el poder que le corresponde al sistema alimentario.
• Reduzcan el poder político de las corporaciones agroindustriales en las
políticas públicas.
• Refuercen la política en contra de los monopolios en la agroindustria.
• Acuerden que las reservas sean manejadas multilateralmente,
participando representantes de los consejos de políticas alimentarias a
nivel estatal y local.
• Garanticen que el estándar de producción sea la agricultura sustentable.
• Apoyen la inversión y la compra a las familias agrícolas que promueven la
biodiversidad en su producción.
• Impidan el apoyo gubernamental a través de mandatos, incentivos y
subsidios, a menos que los programas promuevan la producción
sustentable y doméstica.
• Desarrollen una política estatal y nacional para la investigación y
educación, y para la inversión a favor de la biodiversidad, la agroecología
y negocios de producción sustentable de alimentos.
• Garanticen el derecho a la comida saludable construyendo sistemas
alimentarios locales y regionales, y promuevan la justicia social, ecológica
y económica.
• Exijan que EUA se una al conjunto de naciones que demanda el derecho
a la alimentación.
• Apoyen la producción doméstica de alimentos y la independencia
comunitaria—en relación a los negocios de alimentos en EUA como en
todo el mundo.
• Establezcan salarios dignos, que permitan a todas las personas una vida
digna con acceso a alimentos saludables.
APENDICES 210

• Implementen lo requerido para que los trabajadores agrícolas y todos los


trabajadores del sistema alimentario gocen de los mismos derechos que
todos los trabajadores.
• Fortalezcan la seguridad social en EUA de toda la población con bajos
ingresos.
• Creen una economía solidaria en la cual las personas sean más
importantes que la ganancia de las corporaciones en EUA y en todo el
mundo.

Cada una y cada uno de nosotros podemos actuar en muchas formas, en


nuestra comunidad y en nuestro país:
• Comunícate con tus autoridades electas para exigir políticas que apoyen
un sistema alimentario justo. Los primeros 100 días de la nueva
administración de Obama será un tiempo especialmente importante para
iniciar una nueva dirección.
• Escribe artículos y cartas a los periódicos de tu comunidad, ciudad y
estado.
• Organiza y realiza actividades educativas y de movilización comunitaria el
día de Agradecimiento de la Alimentación (16 de octubre) y en toda
conmemoración.
• Une organizaciones locales y nacionales que trabajan en favor de un
sistema alimentario justo.

Organizaciones del Comité de Dirección:

Misiones Agrícolas, Coalición de Seguridad Alimentaria, Alimentación


Primero/Instituto sobre Políticas de Alimentación y Desarrollo, Vigilante de los
Alimentos y el Agua, Movimiento de Base Internacional, Instituto de Políticas
de Agricultura y Comercio, Socios Internacionales para la Agricultura
Sustentable, Oficina Maryknoll para Asuntos Globales, Coalición de
Productores Agrícolas Familiares, Red de Base contra los Pesticidas en EUA,
Iglesia Presbiteriana de EUA, Red de Base por la Selva Húmeda, Año del
Hambre en el Mundo.

http://www.usfoodcrisisgroup.org/
Apéndice 8

Declaraciones a favor de Alimentos y Agricultura Sanos y Saludables

Nosotros, los firmantes, creemos que es necesario un sistema alimentario


saludable para responder a las urgentes demandas de nuestro tiempo. Nos
respalda el fracaso de medio siglo de producción de comida industrial,
financiada por baratos combustibles derivados del petróleo, abundantes
recursos de tierra y agua, y una determinación de maximizar la producción
global de calorías baratas. Como producto de este sistema observamos el
aumento en el precio de la energía y los alimentos, el cambio climático, la
disminución del abastecimiento de agua, la creciente población y la paradoja
de la extensión del hambre y la obesidad.
Estas realidades exigen un abordaje radicalmente diferente de la
alimentación y la agricultura. Nosotros creemos que el sistema alimentario
tiene que ser reorganizado en base a la salud: de nuestras comunidades, de
la población en general, de los animales y del mundo natural. La calidad de
los alimentos y no sólo la cantidad, es lo que debe guiar nuestra agricultura.
Las formas cómo nosotros producimos, distribuimos y preparamos los
alimentos, debe ser una celebración a nuestra diversidad cultural y al
compartir humanitariamente, proveyendo no sólo sustento, sino también
justicia, belleza y placer.
Los gobiernos tienen la obligación de proteger a la población contra la
desnutrición, la comida peligrosa y la explotación, así como de proteger de la
degradación a la tierra y el agua de las cuales dependemos. Las personas,
los productores y las organizaciones tienen la responsabilidad de crear
sistemas regionales que puedan proveer alimentos saludables para sus
comunidades. Todas y todos tenemos la obligación de respetar y honrar a las
y los trabajadores de la tierra, sin quienes no podríamos sobrevivir. Los
cambios que ahora pedimos han empezado, pero ha llegado el monento de
acelerar la transformación de nuestra alimentación y agricultura, para que
beneficie a todas y todos.
Creemos que los siguientes doce principios deben ser el marco de la
política de alimentación y agricultura, para garantizar que contribuya a la
salud y al bienestar de la nación y del mundo. Una política de alimentación y
agricultura saludables:

1. Crea los cimientos de sociedades seguras y prósperas, comunidades


saludables y población sana.
2. Permite a todas las personas obtener alimentos accesibles y nutritivos.
3. Previene la explotación de los campesinos, trabajadores y de los recursos
naturales; la dominación de genomas y mercados; y el trato cruel contra
los animales, por ningún país, corporación o individuo.
4. Conserva la dignidad, la seguridad y la calidad de vida de quienes con su
trabajo nos alimentan.
5. Adjudica recursos para enseñar a los niños las habilidades y el
conocimiento esenciales para la producción de alimentos, su preparación,
la nutrición y el disfrute de los mismos.
APENDICES 212

6. Protege los recursos finitos de tierra productiva, agua limpia y diversidad


biológica.
7. Se esfuerza por omitir los combustibles derivados del petróleo de todas las
conexiones de la cadena alimentaria y reemplazarlos con recursos y
energía renovables.
8. Se origina de un marco de trabajo biológico, no de uno industrial.
9. Respalda la diversidad en todas sus formas relevantes: diversidad de
especies domésticas y salvajes; diversidad de alimentos, sabores y
tradiciones; diversidad de propiedad.
10. Requiere un diálogo nacional en relación a las tecnologías de producción
y permite que cada región adopte sus propias líneas de trabajo al
respecto.
11. Respeta la transparencia para que las y los ciudadanos sepan cómo se
producen, de dónde vienen y qué contienen sus alimentos.
12. Promueve las estructuras económicas y apoya programas que estimulan
el desarrollo de redes regionales de producción alimentaria justa y
sostenible.

Nuestra búsqueda de alimentos y de una agricultura saludables nos unen


como personas y como comunidades, a través de fronteras geográficas, así
como superando posiciones sociales y económicas. Prometemos nuestros
votos, nuestros logros, nuestra creatividad y nuestras energías en esta
urgente causa.

Raíces para el Cambio ha unido a 27 líderes de varios sectores del sistema


alimentario para trabajar juntos definiendo y priorizando las estrategias para
organizar una campaña de 25 años, que busca construir un sistema de
alimentación sustentable en California. Participan en esta iniciativa las
siguientes organizaciones: Tienda del Pueblo, Conservación Sustentable,
Comida desde el Parque, Alianza de la Granja Salvaje, Asociación de
Formación Agrícola Sustentada en la Tierra, Instituto de Ley Pública y
Políticas de Salud y Salud Pública, Centro de Defensa Ambiental, Servicio de
Educación Comunitaria sobre Nutrición, Alianza Comunitaria con Agricultores
Familiares, Asistencia Legal Rural en California, Instituto para el Desarrollo
Educativo y de Liderazgo, Mesa Directiva de Almond California, Alimentación
Primero/Instituto sobre Políticas de Alimentación y Desarrollo, Consejo de
Defensa de Recursos Naturales, Centro del Gran Valle, Centro de Liderazgo
Eco Villa e Instituto de Alimentación y Desarrollo, Granjas Dixon Ridge,
Verdaderos Vegetales, Fundación y Granja Tierra Miguel, Departamento de
Planificación y Desarrollo de la Ciudad de Fresno, Campaña de Sistemas
Sustentables de Alimentación en la Educación Superior de California, Adubon
California, Metro Ministerio de Fresno, Granja Sayer, Realidad Petty,
Fundación RS, Departamento de Alimentación y Agricultura de California,
Oficina de Agricultura y Administración Ambiental de California, Fondo Estatal
para Trabajo Familiar y Granja de Trabajo LLC.

http://fooddeclaration.org/
213

Agradecimientos

Este libro ha sido posible gracias a las contribuciones y el trabajo de muchos


amigos y colegas. Algunas partes específicas fueron escritas por Miguel
Altieri, Walden Bello, Roland Bunch, George Naylor, Dori Stone, Marcia Ishii-
Eiteman, Molly Anderson, Ivette Perfecto, Brahm Ahmadi, Anim Steel, Esther
Vivas, Priscilla Claeys, José Maria Tardin, Isabella Kenfield, Alex Perrotti y
Tanya Kerssen. Los asociados de Food First Rick Jonasse, Karla Peña,
Ellen Parry Tyler, Amanda El-Khoury, Jasmine Tilly, Mihir Mankad, Tamara
Wattnem, Kurt Eulau, Ashley Elles, Ingrid Budrovich, Heidi Conner, Juliana
Mandell, Meera Velu y Alethea Harper, todos contribuyeron a la investigación
preliminar y a la escritura. Muchas gracias a Marilyn Borchardt, William
Wroblewski y Martha Katigbak, quienes hicieron un trabajo de revisión y
edición fundamental.
Acrónimos
AATF African Agricultural Technology Foundation/ Fundación Africana
de Tecnología Agrícola

ACNUR Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados

AGRA Alliance for a New Green Revolution in Africa/ Alianza para la


Nueva Revolución Verde en África

AIG American International Group/ Grupo Internacional


Estadounidense

AMAPs Associations for the Maintenance of Smallholders Agriculture/


Asociaciones por el Mantenimiento de la Agricultura de
Pequeña Escala

AoA Agreement on Agriculture/ Acuerdo sobre Agricultura

BDA Banco de Desarrollo de Asia/ ADB Asian Development Bank

BID Banco Interamericano de Desarrollo/ IADB Inter-American


Development Bank

BM Banco Mundial

BP British Petroleum/ Petróleo Británico

CAFOs Confined animal feedlot operations/ operaciones para el


engorde de ganado en espacios reducidos

CAFTA–DR Central American Free Trade Agreement (including the


Dominican Republic)/ Acuerdo de Libre Comercio para Centro
América (incluye República Dominicana)

CAADP Comprehensive African Agriculture Development Program/


Programa Integral para el Desarrollo de la Agricultura Africana

CAP Common Agricultural Policy (European Union)/ Política Agrícola


Común (Unión Europea)

CAS community supported agriculture/ agricultura apoyada por la


ACRÓNIMOS 215

comunidad

CESCR UN Committee on Economic, Social and Cultural Rights/ Comité


de la ONU sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales

CFA Comprehensive Framework for Action/ Marco de Acción Integral

CGIAR Consultative Group for International Agricultural Research/


Grupo Consultivo para Investigación Agrícola Internacional

CIMMYT Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y Trigo

CIW Coalition of Immokalee Workers/ Coalición de Trabajadores de


Immokalee

CPA Consejos sobre Políticas Alimentarias/ Food Policy Councils


FPCs

CSA community supported agriculture/ agricultura apoyada por la


comunidad

DESA Department of Economic and Social Affairs/ Departamento de


Asuntos Económicos y Sociales de ONU
 
DFID British Department for International Development/ Departamento
Inglés para el Desarrollo Internacional

DPA Department of Political Affairs/ Departamento de Asuntos


Políticos de ONU

DPI Department of Public Information/ Departamento de Información


Pública de ONU

DPKO Department of Peacekeeping Operations /Departamento de


Mantenimiento de la Paz de ONU

EUA Estados Unidos de América/ United States of America USA

FAO Food and Agriculture Organization of the United Nations/


Organización de Alimentación y Agricultura de Naciones Unidas

FIAN Food First International Action Network/ Red Internacional de


Acción Alimentos Primero
ACRÓNIMOS 216

FMI Fondo Monetario Internacional

GASAP Groupes d’Achat Solidaires de l’Agriculture Paysanne/ Grupos


de Compra Solidarios de la Agricultura Campesina

GATT General Agreement on Trade and Tariffs/ Acuerdo General


sobre Comercio y Aranceles

HLTF High-Level Task Force/ Fuerza de Tarea de Alto Nivel

HYV high-yielding hybrid varieties/ variedades híbridas de alto


rendimiento

IAASTD International Assessment of Agricultural Knowledge, Science


and Technology for Development/ Evaluación Internacional
Agrícola del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología para el
Desarrollo

IFAD International Fund for Agricultural Development/ Fondo


Internacional de Desarrollo Agrícola

IFC International Finance Corporation/ Corporación Financiera


Internacional

IFPRI International Food Policy Research Institute/ Instituto


Internacional para la Investigación de Política Alimentaria

IISD International Institute for Sustainable Development/ Instituto


Internacional para el Desarrollo Sostenible

IPCC United Nations Intergovernmental Panel on Climate Change/


Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones
Unidas

IRDP integrated rural development projects/ proyectos integrados


para el desarrollo rural

IRRI International Rice Research Institute/ Instituto Internacional de


Investigación sobre el Arroz

LDCs less developed countries/ países menos desarrollados o en vías


ACRÓNIMOS 217

de desarrollo

MAP Mexican Agriculture Program/ Programa Mexicano de


Agricultura

MDGs Millennium Development Goals / Metas de Desarrollo del


Milenio de ONU

MST Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra

NAFTA North American Free Trade Agreement/ Tratado de Libre


Comercio para América del Norte (TLCAN)

NASA National Association of Space and Aeronautics/ Asociación


Nacional sobre el Espacio y Aeronáutica

NEPAD New Partnership for Africa’s Development/ Nueva Asociación


por el Desarrollo Económico de África

NFFC National Family Farm Coalition/ Coalición Nacional de Familias


Campesinas

ODA overseas development asistance/ asistencia para el desarrollo


extranjero

OECD Organization for Economic Cooperation and Development/


Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico de
ONU

OGMs organismos genéticamente modificados

OMC Organización Mundial de Comercio

OMS Organización Mundial de la Salud

ONGs organizaciones no gubernamentales

OPEP Organización de los Países Exportadores de Petróleo

OHRLLS United Nations Office of the High Representative for the Least
Developed Countries, Landlocked Developing Countries and
Small Island Developing States / Oficina del Alto Representante
de Naciones Unidas para los Países menos desarrollados,
Países en desarrollo sin mar y pequeñas islas
ACRÓNIMOS 218

PAE programa de ajuste estructural/ PAEs plural

PASS Program for Africa’s Seeds/ Programa para Sistemas de


Semillas de África

PELUM Participatory Land Use Management/ Administración


Participativa en el Uso de la Tierra

PIB producto interno bruto

PMA Programa Mundial de Alimentos/ World Food Program (WFP)


 
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo/
United Nations Development Program (UNDP)

ProAGRA Program for the Green Revolution in Africa/ Programa por la


Revolución Verde en África

PRSC Poverty Reduction Social Credit/ Crédito Social para la


Reducción de la Pobreza

PVDs Países en Vías de Desarrollo

RFA Renewable Fuels Association/ Asociación de Combustibles


Renovables

RFS Renewable Fuels Standard/ Estándares de Combustibles


Renovables

SRI/SIR system of rice intensification/ sistema de intensificación del


arroz

SSM special safeguard mechanism/ mecanismo de salvaguarda


especial

SSNC Swedish Society for Natural Conservation/ Sociedad Sueca para


la Conservación de la Naturaleza

TLC Tratado de Libre Comercio

TLCAN Tratado de Libre Comercio para América del Norte

UE Unión Europea
ACRÓNIMOS 219

UNCTAD United Nations Conference on Trade and Development/


Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
 
UNEF United Nations Energency Force/ Fuerza de Emergencia de la
ONU

UNICEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

USAID US Agency for International Development/ Agencia para


Desarrollo Internacional de EUA

USDA US Department of Agriculture/ Departamento de Agricultura de


los Estados Unidos de América
Glosario
agrocombustibles combustibles biológicos producidos en una escala centralizada
e industrial principalmente para usarse como combustible líquido para vehículos. Se
pueden hacer de maíz, soya, azúcar, canola, jatrofa, aceite de palma o de cultivos
llamados de “segunda generación” como pasto varilla, Miscanthus, árboles y caña
de maíz. El término se contrasta con “biocombustibles”, el cual se refiere a los
combustibles de una naturaleza similar pero que se producen localmente, de
manera descentralizada, en pequeña escala y por agricultores para uso local.

agroecología la ciencia de la agricultura sostenible; una disciplina científica que


usa la teoría ecológica para estudiar, diseñar, manejar y evaluar sistemas agrícolas
productivos que conservan los recursos. La agroecología vincula la ecología, la
cultura, la economía, el conocimiento tradicional y el manejo integrado para sostener
la producción agrícola y los sistemas alimentarios y agrícolas sanos.

Agroforestería un sistema ecológico de manejo de los recursos naturales que, a


través de la integración de árboles a tierras de cultivo y de pastoreo, diversifica y
sostiene la producción para obtener mayores beneficios sociales, económicos y
ambientales. i

Aldeas del milenio aldeas seleccionadas en África que reciben inversiones para la
agricultura, la salud, la educación y la infraestructura para mostrar distintas maneras
posibles de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Archer Daniels Midland ADM es el segundo mayor comercializador de granos en


el mundo, un importante procesador de comida y ahora el productor más grande de
etanol en EUA. El conservador Instituto Cato ha dicho que ADM es el “mayor
receptor de asistencia corporativa en la historia de EUA”.

asociaciones públicas-privadas un servicio gubernamental o una empresa


financiada y manejada de manera conjunta por agencias gubernamentales y el
sector empresarial.

Canasto una unidad de medida en la que frecuentemente se vende el maíz y otros


productos. Un canasto de maíz = 56 libras o 25.4 kg.

Cargill el comercializador de granos más grande del mundo y la compañía privada


más grande de EEUU.

cobertura un mecanismo para reducir el riesgo del precio cambiante de un activo.


(“hedging” en inglés).

Comisión Blair para África una iniciativa del gobierno británico para incitar el
desarrollo en África.

complejo industrial de agro-alimentos describe la torcida estructura de poder del


sistema alimentario mundial actualmente dominado por los grandes
comercializadores de granos, las compañías de químicos y de biotecnología, los
GLOSARIO 221

procesadores de alimentos transnacionales y las cadenas de supermercados


internacionales, en perjuicio de los pequeños agricultores que producen la mayoría
de la comida del mundo.

condicionalidad en referencia a los préstamos de instituciones financieras


internacionales, es un grupo de estipulaciones que un país debe cumplir para
calificar para la asistencia financiera. Frecuentemente los préstamos están
condicionados por ajustes estructurales y la liberalización de mercados.

consejo de comercialización es un órgano independiente de gobierno que


comercializa y regula el precio de diferentes cultivos.

consejo de cultivos es un órgano de gobierno independiente que comercializa y


regula el precio de cultivos.

consejos sobre políticas alimentarias es un grupo de gente que examina cómo el


sistema alimentario local está funcionando y desarrollan propuestas para arreglarlo.

dumping la exportación de materias primas sobre-producidas y/o subsidiadas,


frecuentemente en los países industriales del Norte, distribuidas usualmente en los
países del Sur a precios menores a su costo de producción.

economías emergentes usado para describir a una nación que está viviendo un
proceso de crecimiento industrial rápido, como por ejemplo China, India y Brasil.

fondo soberano de inversión un fondo del estado compuesto de activos


financieros como acciones, bonos, bienes raíces u otros instrumentos financieros
financiados por activos de divisas. Estos fondos tienden a tener un mayor nivel de
tolerancia al riesgo que las reservas tradicionales de divisas.

futuros acuerdos legales estandarizados para hacer transacciones en un producto


físico en algún momento designado futuro.

Grupo de Evaluación Independiente del Banco Mundial la organización de


evaluación interna y responsabilidad dentro del Banco Mundial.

hipermercado un minorista grande que combina un supermercado y un


departamento o una tienda de mercancías generales debajo de un mismo techo,
frecuentemente cubriendo 14,000 m2. Los hipermercados como WalMart, Carrefour,
Target, K-mart, y Cosco sobreviven de la venta en grandes volúmenes y de bajos
márgenes de ganancias y suelen llevar a los negocios locales a la bancarrota.

Informe sobre el Desarrollo Mundial un informe anual de economía del desarrollo


publicado por el Banco Mundial.

ingeniería genética tecnologías experimentales o industriales usadas para alterar


el genoma de una célula viva para que produzca más moléculas o moléculas
diferentes de las que está programada a producir.ii
GLOSARIO 222

instalaciones industriales para el engorde de ganado un tipo de cebadero para


animales confinados, en donde se engorda a los animales con granos y con soya
antes de matarlos.

invasiones campesinas de tierras una forma no violenta de acción directa usada


por grupos de campesinos en la que se toman tierras de élites o de corporaciones
de manera pacífica como una forma de protesta.

justicia alimentaria un movimiento que intenta resolver el hambre abordando los


elementos que subyacen la disparidad racial y de clase, así como las desigualdades
del sistema alimentario correlacionadas a las desigualdades del poder económico y
político.

Ley Nacional de Relaciones de Trabajo también conocido como la Ley Wagner.


Esta ley federal estadounidense de 1935 protege los derechos de los trabajadores
del sector privado a organizarse en sindicatos, a participar en negociaciones
colectivas, hacer huelgas y a defender sus intereses. La ley creó la Junta Nacional
de Relaciones de Trabajo.

Maseca el productor de tortillas y de harina de maíz más grande de México.

mejoramiento de cultivos participativo programas para el mejoramiento de


variedades de cultivos en donde los agricultores tienen algún nivel de participación
en la selección de rasgos.

monocultivo la práctica de cultivar una única variedad de plantas genéticamente


uniformes en un área agrícola grande.

Objetivos de Desarrollo del Milenio una serie de ocho metas elaboradas en la


Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas en el 2000 a ser alcanzadas para el
2015: terminar con la pobreza y el hambre, lograr la educación universal, lograr la
equidad de género, mejorar la salud de los niños, mejorar la salud materna,
combatir el SIDA, trabajar por la sostenibilidad ambiental y fomentar una asociación
global.

OGM acrónimo para los organismos genéticamente modificados, una planta o un


animal con material genético modificado permanente y artificialmente. En referencia
a la agricultura, se refiere a las variedades de cultivos modificados patentados.

países del Sur antes llamados países del “tercer mundo,” las naciones de África,
Centroamérica, Sudamérica y gran parte de Asia, con relativamente poco poder
económico.

pequeño propietario pequeño productor, un agricultor con relativamente pocos


acres sembrados y que depende especialmente del trabajo de miembros de su
familia.

policultivo la práctica de cultivar muchas especies diferentes o diferentes


variedades de cultivos en el mismo espacio, modelando la diversidad de los
ecosistemas naturales.
GLOSARIO 223

programas de asistencia alimentaria suplementaria beneficios alimentarios


subsidiados por el gobierno, como los cupones alimentarios en EUA.

reservas de granos granos almacenados en años de buena cosecha para tener


granos en caso de escasez y para regular la volatilidad de precios.

Revolución Verde financiada principalmente por las Fundaciones Ford y


Rockefeller, la Revolución Verde se refiere al proceso de industrialización de la
agricultura que empezó en los 1950s y 1960s con el desarrollo y la adopción
generalizada de variedades de alto rendimiento, fertilizantes sintéticos, herbicidas y
pesticidas químicos.

Ronda de Doha la ronda actual de negociaciones de la Organización Mundial del


Comercio que empezó en Doha, Qatar en el 2001. Las negociaciones se han
paralizado por desacuerdos en torno a las reglas de importaciones agrícolas.

sector informal actividad económica no monitoreada por el gobierno y que no paga


impuestos.

seguridad alimentaria según la FAO, “la seguridad alimentaria existe cuando todas
las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficiente
comida segura y nutritiva para satisfacer sus necesidades dietéticas y sus
preferencias alimentarias para una vida activa y sana.”iii

seguridad alimentaria comunitaria una condición en la que todos los residentes


de una comunidad obtienen una dieta segura, culturalmente aceptable y adecuada
en términos de nutrición a través de un sistema alimentario sostenible que maximiza
la auto-suficiencia comunitaria y la justicia social. iv

siembras intercaladas un técnica utilizada en la agricultura tradicional y


agroecológica que involucra la siembra de múltiples variedades y cultivos en un área
agrícola.

soberanía alimentaria un derecho de todos y todas las personas a los alimentos


más saludables y culturalmente apropiados producidos a través de métodos más
ecológicos y sostenibles, además de su derecho a definir sus propios sistemas de
alimentación y agricultura; la democratización del sistema alimentario está a favor
de los pobres.

transgénico un organismo que contiene genes que han sido movidos a través de
diferentes especies a la línea germinal de un huésped.v

variedades autóctonas una población de plantas, típicamente heterogéneas


genéticamente, comúnmente desarrolladas en la agricultura tradicional por muchos
años, hasta siglos, de selección dirigida por agricultores y específicamente adaptada
a condiciones locales. vi Las variedades autóctonas son una reserva de diversidad
genética agrícola.
GLOSARIO 224

Vía Campesina un movimiento internacional de organizaciones campesinas que


aboga por la soberanía alimentaria.

violencia estructural una restricción al potencial humano debido a fuerzas políticas


o económicas. vii Las fuentes de la violencia estructural pueden incluir el acceso
desigual a recursos, poder políticos, educación, alimentos y asistencia médica así
como racismo, sexismo, discriminación y otras formas de opresión. La violencia
estructural frecuentemente conduce a actos físicos de violencia.

inversor índice (“index investor” en inglés) un tipo de especulador que busca


inversiones a largo plazo atesorando contratos de futuros de materias primas por
largos periodos de tiempo y apostándole al continuo aumento del precio de la
materia prima.

Notas
i. Definición del Dr. Robert Leakey en Leaky, R. 1996. Definition of Agroforestry
Revisited. Agroforestry Today 8(1).
ii. Definición tomada de Altieri, Miguel. 2001. Genetic Engineering in Agriculture.
Oakland: Food First Books.
iii. http://www.fao.org/spfs/en/.
iv. Definición de Mike Hamm y Anne Bellows. www.foodsecurity.org.
v. Definición tomada de Altieri, Miguel. 2001. Genetic Engineering in Agriculture.
Oakland: Food First Books.
vi. Definición tomada de Altieri, Miguel. 2001. Genetic Engineering in Agriculture.
Oakland: Food First Books.
vii. Adaptada de la definición de Johan Galtung en Galtung, J. 1969. Violence,
Peace and Peace Research. Journal of Peace Research 6(3): 167–91.
Bibliografía Comentada
___________________________________________________________________
Altieri, Miguel. 1987. Agroecology: The Scientific Basis of Sustainable Agriculture.
Boulder CO: Westview Press.
Agroecology explica los principios fundamentales de la agricultura sostenible y da
algunos ejemplos de prácticas de manejo que realmente funcionan. Usando
estudios de casos de desarrollo rural sostenible, Altieri ofrece una visión de cómo
una verdadera agricultura ecológica es sostenible y puede resolver el problema de
hambre en el mundo.

Altieri, M., Peter Rosset y Lori Ann Thrupp. 1998. The Potential of Agroecology to
Combat Hunger in the Developing World. Oakland: Food First.
La agroecología—el estudio de sistemas agrícolas utilizando principios ecológicos––
es presentada como una manera de resolver el hambre, la desigualdad y el
desarrollo sostenible en el mundo en desarrollo.

Altieri, M. 2001. Genetic Engineering in Agriculture. Oakland: Food First Books.


El aclamado agroecologista Miguel Altieri responde las preguntas importantes en
torno a los cultivos genéticamente modificados, explicando qué exactamente son los
cultivos transgénicos, a quién benefician y qué podemos perder a partir de su
adopción generalizada.

Bello, Walden. 2001. The Future in the Balance: Essays on Globalization and
Resistance. Oakland: Food First.
Colección de ensayos del activista académico tercermundista Walden Bello sobre
los mitos del desarrollo como los presenta la Organización Mundial del Comercio y
otras instituciones, y sobre la posibilidad de otro mundo basado en la equidad y la
justicia.

Borras Jr., Saturnino M. 2004. La Vía Campesina; An Evolving Transnational Social


Movement. Amsterdam: The Transnational Institute.
Enfocándose en la campaña mundial a favor de la reforma agraria, Borras examina
el desarrollo de La Vía Campesina, sus programas, alianzas, estrategias y la
responsabilidad ante la gente directamente afectada.

Bunch, Roland. 1985. Two Ears of Corn: A Guide to People-Centered Agricultural


Improvement. Oklahoma City: World Neighbors.
Un manual clásico para el desarrollo agrícola sostenible.

Cook, Chris. 2004. Diet for a Dead Planet. New York: The New Press.
Mother Jonnes llamó al libro "una toma a largo alcance de la industria alimentaria de
América” el cual describe la forma en que la desregulación, el control empresarial y
los subsidios están destruyendo el sistema alimentario americano.
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA 226

Daño, Elenita. 2007. Unmasking the Green Revolution in Africa: Motives, Players
and Dynamics. Penang, Malasia: Third World Network.
Haciendo la pregunta si la Revolución Verde de África es en realidad una estrategia
para encubrir los intereses corporativos, Daño explora las fuerzas detrás de la
Revolución Verde africana y presenta soluciones alternativas para la seguridad
alimentaria y las necesidades de desarrollo en las zonas rurales de África.

De Schutter, Olivier. 2008. Building Resilience: A Human Rights Framework for


World Food and Nutrition Security. Promotion and Protection of All Human Rights,
Civil, Political, Economic, Social and Cultural Rights, Including the Right to
Development. Ginebra: Human Rights Council, United Nations: 43.
De Schutter analiza la crisis alimentaria actual desde una perspectiva de derechos
humanos. Explorando los riesgos y oportunidades de la crisis alimentaria, presenta
la razón por la cual un enfoque de derechos humanos debe ser adoptado para
responder a la seguridad alimentaria.

Desmarais, Annette. 2006. Via Campesina: Globalization and the Power of


Peasants. Halifax: Fernwood Publishing.
Desmarais, un ex-agricultor de granos y miembro de La Vía Campesina desde hace
mucho tiempo, explica el desarrollo del movimiento revolucionario de campesinos
para mantener sus tierras, su cultura y su comunidad alimentaria.

Edwards, Michael. 2008. Just Another Emperor? The Myths and Realities of
Philanthrocapitalism. Londres: Demos and the Young Foundation.
El mundo de ONGs está utilizando cada vez más los modelos y métodos del sector
privado. Edwards analiza este nuevo fenómeno, cuestiona los motivos y los
resultados detrás del sector filantrópico estadounidense.

Evans, A. 2009. The Feeding of the Nine Billion: Global Food Security for the 21st
Century. Londres: Royal Institute of International Affairs at Chatham House.
http://www.chathamhouse.org.uk/files/13179_r0109food.pdf (accessed 5 May 2009).
Evans presenta diez medidas que considera necesarias para evitar precios aún más
elevados en el mercado alimentario global y propone poner la crisis alimentaria
mundial en la vanguardia de la agenda política internacional.

Funes, Fernando, Luis García, Martin Bourque, Nilda Pérez, Peter Rosset. 2002.
Sustainable Agriculture and Resistance: Transforming Food Production in Cuba.
Oakland: Food First Books.
Después de la caída de la Unión Soviética, los fertilizantes, la maquinaria agrícola,
los plaguicidas y los combustibles desaparecieron prácticamente de la noche a la
mañana del campo cubano. En este libro los autores cubanos cuentan la historia de
la transformación de la agricultura cubana de la agricultura industrial hacia el líder
mundial en la agricultura sostenible.
Gliessman, Stephen R. 1998. Agroecology: Ecological Processes in Sustainable
Agriculture. Chelsea: Ann Arbor Press.
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA 227

Goldman, Michael. 2005. Imperial Nature: The World Bank and Struggles for Social
Justice in the Age of Globalization. New Haven: Yale University Press.
Goldman analiza el “neoliberalismo verde” que es la base del los proyectos
ambientales del Banco Mundial.

Halweil, Brian. 2004. Eat Here: Reclaiming Homegrown Pleasures in a Global


Supermarket. Nueva York y Londres: Norton y Worldwatch.
Halweil comenta sobre el creciente movimiento de alimentos locales que está
"redescubriendo los placeres de la comida hecha en casa" y cambiando la forma en
que nos alimentamos.

Harvey, David. 2003. The New Imperialism. Nueva York: Oxford University Press.
Harvey analiza los modos y mecanismos mediante los cuales los países
industrializados dominan los países del Sur. El libro enfrenta la tradición imperial de
EUA, el militarismo, las políticas nacionales, la economía decaída, la guerra en Irak
y la lógica del poder.

Havnevik, K., Deborah Bryceson, Lars-Erik Biregard, Proper Matondi y Atakilte


Beyene (eds) 2007. African Agriculture and the World Bank: Development or
Impoverishment? Uppsala: Nordic Africa Institute.
Una exploración del impacto de la combinación de las políticas de ajuste estructural
y los proyectos de desarrollo del Banco Mundial en la agricultura africana.

Holt-Giménez, Eric, Miguel Altieri y Peter Rosset. 2006. Ten Reasons Why the
Rockefeller and the Bill and Melinda Gates Foundations' Alliance for Another Green
Revolution Will Not Solve the Problems of Poverty and Hunger in Sub-Saharan
Africa. Food First Policy Brief No. 12. Oakland: Institute for Food and Development
Policy.
Un informe sobre los efectos potenciales de la Alianza para una Revolución Verde
en África, sostiene que, además de las consecuencias a largo plazo de la
Revolución Verde, las injusticias de hambre y pobreza en África que no pueden ser
resueltas con otra "Revolución Verde". Las diez razones ilustran el desarrollo de la
Revolución Verde, sus impactos negativos en las comunidades agrícolas locales,
así como su rechazo a las alternativas viables para afrontar el hambre y la pobreza
en África.

Holt-Giménez, Eric. 2008. The World Food Crisis—What’s Behind It and What We
Can Do About It. Food First Policy Brief No. 16.Oakland: Institute for Food and
Development Policy.
Impulsado por la actual crisis alimentaria, este artículo cubre los múltiples factores
que han creado un injusto e infuncional sistema alimentario—desde la Revolución
Verde hasta los agrocombustibles. El informe profundiza en las causas políticas y
económicas de la crisis mundial alimentaria actual y ofrece sugerencias para la
reforma del sistema internacional alimentario para resolver definitivamente la crisis
alimentaria.
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA 228

Holt-Giménez, E. 2006. Campesino a Campesino: Voices from Latin America's


Farmer to Farmer Movement. Oakland: Food First Books.
En 1978 Holt-Giménez, voluntario dando clases de agricultura sostenible en México,
invitó a un grupo de agricultores guatemaltecos a enseñar un curso en la aldea
donde trabajaba. Este esfuerzo en conjunto con otros esfuerzos propiciaron el
comienzo de un amplio movimiento de campesinos. Escrito con docenas de
dirigentes agrícolas, este libro documenta 25 años de un esfuerzo de campesino a
campesino por difundir la agricultura sostenible en el continente.

Ishii-Eiteman, M., Molly Anderson con Phana Nakkharach y Ivette Perfecto. 2008.
‘New Era for Agriculture.’ Food First Backgrounder 14(2).
Presenta las conclusiones de los informes de la Evaluación Internacional Agrícola
del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología para el Desarrollo (IAASTD), que
sugiere la necesidad de varios cambios drásticos en el mundo internacional de
alimentos, como el desarrollo de la soberanía alimentaria y la agricultura sostenible.

Kimbrell, A. (ed). 2002. The Fatal Harvest Reader: the Tragedy of Industrial
Agriculture. Washington DC: Island Press.
Brinda una perspectiva de nuestro sistema agrícola actual destructivo y da una
perspectiva de un sistema más saludable para la producción de nuestros alimentos
en una colección de ensayos de escritores y académicos como Wes Jackson,
Wendell Berry, Vandana Shiva, Jim Hightower y Gary Nabhan.

Lappé, Frances Moore, Joseph Collins y Peter Rosset. 1998. World Hunger: Twelve
Myths. Nueva York: Food First.

Revela los mitos en torno a las causas reales de la hambruna, la pobreza y la


injusticia, y pide un sentido renovado de orden público y voluntad política para
ponerle fin al hambre en un mundo de abundancia.

Mousseau, F. 2005. Food Aid or Food Sovereignty? Ending World Hunger in our
Time. Oakland: The Oakland Institute.
Analizando el actual sistema de cooperación alimentaria internacional, este informe
ofrece sugerencias para reformar el sistema alimentario hacia la soberanía
alimentaria en lugar de la cooperación, para luchar más eficazmente contra el
hambre mundial.

Patel, Raj. 2007. Stuffed and Starved. Londres: Portobello Books.


Siguiendo la cadena mundial de alimentos, expone la injusta ironía de nuestro
moderno sistema alimentario: ahora tenemos dos masivas epidemias de salud, una
de hambre y la otra de obesidad. Describe la verdad detrás de las empresas que
controlan nuestros alimentos, y ofrece soluciones para recuperar un sistema
alimentario que sea más equitativo y saludable.
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA 229

Perfecto, Ivette y John Vandermeer. 2005. Breakfast of Biodiversity: The Political


Ecology of Rainforest Destruction. Oakland: Food First Books.
Exponen las fuerzas políticas internacionales y domésticas que impulsan la
destrucción de la selva. Proponen la democracia, la agricultura sostenible y la
seguridad de tierras como una solución contra la deforestación.

Pollan, Michael. 2006. The Omnivore's Dilemma. Nueva York: Penguin Press.
Una anécdota personal del autor sobre cuatro comidas muy distintas que describen
datos sorprendentes sobre como cultivar, cosechar y comer comida.

Pretty, Jules. 1995. Regenerating Agriculture; Policies and Practice for Sustainability
and Self-Reliance. Londres: Earthscan Publications.
Provee un rigoroso informe de prácticas agrícolas sostenibles alternativas, como
medios para lograr mejoras económicas, ambientales y sociales.

Rapley, J. 1996. Understanding Development: Theory and Practice in the Third


World. Boulder y Londres: Lynne Rienner.
Narra la historia de las ideas y prácticas del desarrollo del tercer mundo de los
últimos 50 años.

Richards, Paul. 1985. Indigenous Agricultural Revolution: Ecology and Food


Production in West Africa. Londres: Hutchison.
Richards critica el modelo vertical de investigación agrícola y destaca estudios de
sistemas complejos ecológicamente sostenibles de campesinos.

Rosset, Peter. 2007. Food Is Different: Why We Must Get The WTO Out of
Agriculture. Halifax y Londres: Fernwood y Zed Books.
Expone la maneras cómo la Organización Mundial del Comercio (OMC) al promover
la globalización y el libre comercio de alimentos, destruye a campesinos y
comunidades locales, al introducir alimentos importados a precios bajos en los
mercados locales, eliminando la producción local de alimentos y la manera de vivir
de la gente local. A través de ejemplos íntimos y detalladas explicaciones
económicas, Rosset muestra la necesidad de regresar a la soberanía alimentaria
para poder combatir la destrucción de sistemas de cultivos locales y sostenibles
causada por los principios y practicas de la OMC.

Shiva, Vandana. 1991. The Violence of the Green Revolution. Londres: Zed Books.
Muestra el efecto negativo de la Revolución Verde a largo plazo en el valle fértil de
India de Punjab. Shiva describe los impactos a largo plazo de la Revolución Verde—
desde un mayor número de plagas y enfermedades, hasta la escasez de agua,
mayor desigualdad y mayor conflicto social—en combinación con una violencia
estructural en contra de la gente de Pujab y sus tierras.
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA 230

Winnie, Mark. 2008. Closing the Food Gap. Boston: Beacon Press.
Esboza una reforma necesaria a la política alimentaria para poder lograr la
seguridad alimentaria para personas de todos los niveles económicos y ofrece
sugerencias para ‘proyectos, socios y políticos’ del sistema alimentario
estadounidense.

Wright, Angus y Wendy Wolford. 2003. To Inherit the Earth: The Landless Movement
and the Struggle for a New Brazil. Oakland: Food First Books.
Repleto de anécdotas personales del Movimiento sin Tierra (MST) de Brasil,
presenta la historia, la política y la situación ambiental de la lucha y el éxito de un
movimiento de reforma agraria defendiendo más de 20 millones de acres para
garantizar la agricultura local.
Referencias

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http://www.agra-alliance.org/section/work/experts (consultado el 16 de octubre,
2008).

Alcántara, Cynthia Hewitt de. 1976. Modernizing Mexican Agriculture:


Socioeconomic Implications of Technological Change 1940–1970. Ginebra:
United Nations Research Institute for Social Devleopment.

Alexander, Nancy. 2005. The Value of Aid: A Critical Analysis of the UN Milliennium
Project's Approach to the MDGs. Nueva Delhi: ActionAid Asia.

Altieri, Miguel. 1999. Applying Agroecology to Enhance Productivity of Peasant


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Altieri, Miguel. 2000. Ecological Impacts of Industrial Agriculture and the Possibilities
for Truly Sustainable Farming. College of Natural Resource Univeristy of
California Berkeley.
http://www.cnr.berkeley.edu/~christos/espm118/articles/modern_agriculture.html
(consultado el 25 de septiembre, 2008).

Altieri, Miguel. 2004. Genetic Engineering in Agriculture: The Myths, Evironmental


Risks, and Alternatives. 2 ed. Oakland: Food First Books.

Altieri, Miguel y Elizabeth Bravo. 2007. The Ecological and Social Tragedy of Crop-
Based Biofuel Production in the Americas. Institute for Food and Development
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2008).

Asenso-Okyere, W. K. 1997. Sustainable Food Security in West Africa. Editado por


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http://www.oaklandinstitute.org/pdfs/backgrounder_uprooted.pdf (consultado el 7
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Sobre los autores


Eric Holt-Giménez es el director de Food First/Institute for Food and Development
Policy (Instituto de Investigación de Políticas Alimentarias y de Desarrollo). Es el
autor de Campesino a campesino: voces de Latinoamérica campesino a campesino
para la agricultura sustentable, un libro que analiza dos décadas y media de
movimientos campesinos de México y Centroamérica. Con formación en economía
política y agroecología, Eric ha trabajado por más de 30 años como organizador
rural, formador, investigador y profesor de estudios para el desarrollo en varios
países de América Latina, Asia, África y Estados Unidos.

Raj Patel es un activista, un académico y el autor del reconocido libro Obesos y


famélicos: el impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial. Es un
investigador honorario en la Universidad de KwaZulu-Natal y trabaja con el
movimiento sudafricano Abahlali baseMjondolo compuesto por gente que vive en
chozas. También es miembro de Food First y un profesor invitado en el Centro de
Estudios Africanos de la Universidad de California, Berkeley. Se recibió de Cornell,
la Escuela de Economía de Londres y la Universidad de Oxford.

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