Está en la página 1de 18

BREVES

COMENTARIOS
DE UNA MENTE
LIGERAMENTE
CONFINADA
Por 36 gramos
Es bueno levantarse con ánimos, con ganas de conquistar el mundo un paso a la vez. Pero ese,
para nada es mi caso, ni tampoco me acabo de levantar, de hecho, acabo de masturbarme, eso sí,
en ayunas. No sé dónde escuche, me susurraron o me gritaron, que perecemos a la generación
que se hace la paja sin desayunar, y eso mi querido lector, es lo que esta suerte de narrador acaba
poner en práctica.

Son las 11: 45 am, es temprano considerando que desde la, llamada cuarentena, da igual
levantarse a la hora que sea, no importa si es de tarde, mañana o medio día, ya bastante es con
concebir el sueño. El día no podría ser más que alguno de abril, soleado, caluroso e incómodo,
como suelen ser todos los días en la ciudad de Cartagena, si es que se le puede decir ciudad a un
corralito de ricachones y un horizonte de bastardos a los que nos llaman cartageneros.

Afortunadamente mi espacio es, aunque reducido, bastante acogedor, vivo solo, lo que me
convierte en aun más un champiñón en un lugar donde la soledad es casi una enfermedad, un
padecimiento corporal. No me da la gana de levantarme todavía ni mucho menos prender el tv,
pc, o celular, si, lo sé, suena a que soy uno de esos tipos freaks de los que no salen de su casa y
solo juegan al lol; no están muy alejados de la realidad a decir verdad, pero para ser francos, me
considero mas un geek que un freaky, pero a quien le puede importar semejante diferencia tan
poco importante.

En fin, la vida es cruel y la muerte parece coquetear con el día a día. En tiempos de pandemia, la
muerte parece acechar como cobra diario después de las 5 de la tarde. Si me lo preguntas, la
muerte no me desespera tanto como el hecho que muy posiblemente me quede seco de maría en
los próximos días, los dealers, con todo esto de quédate en casa, se lo están tomando muy
enserio, y vaya a usted a saber dónde viven. Aunque, no hace mucho, ni poco, me mande con la
moral que solo un buen piloto de aerolíneas vareteras puede tener, estamos en Colombia, eso es
así, tú sabes que es así. Voy con la moral puesta y una camisa de rappi para despistar, además de
ser una de mis fuentes predilectas de ingresos, por no decir la única. El naranja de la indumentaria
de la multinacional de domicilios, me hace parecer un blanco fácil para cualquiera que desde su
ventana intenta distraerse del aislamiento preventivo obligatorio. Solo miro sus caras e imagino
sus mentes. Llego al barrio correspondiente al punto del Frank, un old school que vende un buen
producto, sus hijos despachan. La cara de Frank, hace que ni siquiera me baje de mi bicicleta, es
oficial, hay crisis de vareta.

Me dispongo a salir del calenturiento barrio al frente de Basurto, cuando de la nada una señora
me dice que si no vivo por ahí, que mejor la despegue, están atracando como arroz partido me
dice. Solo pienso en como el hambre puede salir a relucir en una referencia como esa, arroz
partido. Sin embargo, en un movimiento circular, pero continuo, agradezco con la mano la
información de la señora. Me apresuro aún más en salir de aquel lugar, con una sensación que no
se si confundir con agradecimiento o con rabia, pues, al final, pudo haber sido peor. Sé que no
conseguí la hierba pero conserve mi billetera y celular, es una ganancia, un tanto imaginaria, pero
ganancia después de todo. Esas fueron las palabras que me trajeron de regreso a casa, como te
dije, de eso, ya hace un par de días, y la situación de la vara no ha hecho más que empeorar. Sé
que puede que estés pensando que de tantas situaciones latentes durante una pandemia, el
hecho que yo me preocupe por mi suministro de vareta, no me deja en buen lugar, pero relájate,
al final del día, cada quien vela por sus necesidades, o si no, preguntémosle a don presidente y su
manejo de la situación epidemiológica. No me quiero meter con eso, mejor relajemos, todavía no
me levanto de la cama y lo único que podría hacerlo, es la necesidad de limpiar lo sucio y secar lo
mojado. Puede esperar.

No me he presentado aún, mi nombre es Damián, mi apellido lo perdí en una mesa de póker, pero
no por apostarlo, si no que en esa mesa, mi padre me dijo un buen día, que era adoptado, vaya
situación, lo peor del caso es que, el hasta ahora mi padre, terminaría perdiendo el juego y me
cascaron junto con el por qué no traía dinero con que pagar y aja, yo era su hijo. Te preguntaras
como es que un adoptado termina viviendo solo en un apartamento modesto en la ciudad de
Cartagena; la respuesta es sencilla, fui un buen nieto con la que creía era mi abuela, madre de mi
madre, y ella, al morir, para el dolor de cabeza de muchos de sus hijos, nietos y hasta ahijados,
decidió cederme esta modesta propiedad, desde entonces, mi vida solo transcurre en buscar
cómo pagar los servicios y comprar comida, sencilla pero aligerada vida. No tengo planes ni
proyectos, no me enamoro ni me apego a nada, tenía un perro y termine asesinándolo por que se
le partió una pata cuando una moto paso por encima, una fría tarde de octubre. No miro series
porque me da pereza seguirles el hilo, pero eso sí, la teoría del big bang, me agrada mucho. Ya te
puedes burlar de mi patética vida.

Mi falta de planes y ambiciones, hacen de mí un alma libre la cual no tiene miedo a que sus días
lleguen a su fin. No me considero un discípulo de Caicedo y su cuento de los 25 años, pero el día
que la huesuda decida llegar, la estaré esperando con algo de comer y de fumar. Eso sí, espero no
venga hoy, porque me da mucha pereza levantarme de la cama, bueno, colchón sobre el piso.

Sabes, compagino mucho con el estilito del oriente, más específicamente de Japón, su
minimalismo y todo eso, pero aja, ya esa es otra historia. Hablando de historias, ya la gente parece
que no sabe que más inventar, la redes están saturadas de challenges y speudo celebridades
diciendo que nos quedemos en casa. Aunque el panorama planteado por el covid, pareciera la
excusa perfecta para procesos creativos infinitos, parece una carrera más por ver quién es capaz
de ser más viral, más “cariñoso”. Prefiero volverme a masturbar que aprovecharme de esto para
inflar mi ego de popularidad, pero ya sabes, solo digo estupideces en mi lecho, nada más que eso.

El no futuro se lo debo a Rodrigo y su película, la ganas de joder la verdad, no se a quien se las


saque, supongo que… no se me ocurre nada. Ya son más de 120 los que colgaron los guayos por
estos días gracias a china y su pandemia, aunque sería injusto culpar a una sola nación, pero estos
temas es mejor tocarlos con mucho cuidado, no se saca nada con buscar culpables a la bulla de los
cocos, es mejor concentrarse en soluciones, así sea para uno solo, porque en definitiva, mucho
ayuda el que no estorba.

A veces me pregunto si todo este revuelo propuesto por el 19, no será un grito desbordado de la
raza humana y su entrañable miedo a la muerte, al final de los días. Pueda que sí, o que no, quien
sabe, el hecho es que el pánico cunde con la misma fuerza que lo prevenía el chapulín colorado, el
problema es que, quien nos va a defender. He visto rostros de viejos a los que toda esta situación
no le produce más que resignación, se escuchan las frases de que si ya les llego el día, qué más da,
la verdad yo diría lo mismo, no me parece que haya nobleza en la vejes, uno todo viejo, arrugado,
olvidadizo y con la verga señalando al piso a perpetuidad, no me veo en ese papel. Pero también,
hay que entender a los que no se quieren ir, a los que están todavía bastante apegados a lo
terrenal y de los cuales, también sus rostros son fáciles de percibir.

No puedo creer que ya vayan a ser las 12 y media y yo no haya dispuesto a levantarme, hace un
calor de mil demonios pero para que levantarse, no encuentro motivos más que los ya
mencionados y a los cuales, no les concibo mucho respeto. La vida me pesa y la muerte me resulta
una pluma, que no se confunda con referencias a Cobain o a Hemingway, el suicidio me parece
aburrido e interesante a la vez, pero más adelante hablaremos de eso. Supongo.

El noticiero y sus verdades a medias, ya está pronto a comenzar, con que saldrán ahora, con que
los caso de contagio están disminuyendo por que no se están haciendo las pruebas, o que don
Sarmientico va hacer otro regalito de los que solo a él se le ocurren y le quedan bien, regalos que
ya se cobró por adelantado. Quien sabe con qué irán a salir, pero aja, tú y yo sabemos que por
costumbre, una pasadita por el del medio día, no esa de más, solo por curiosidad, después de
todo, soy chibchombiano nojoda.

La situación ahora es que no consigo el control del televisor, quien sabe dónde habrá terminado
cuando me dormí, quien sabe dónde lo deje, menos mal que para auto complacerme solo necesito
de la mente, si necesitara prender el televisor ya me habría pasmado. Me va tocar levantarme
después de todo, no quería pero me toco. El desayuno almuerzo al que estoy a acostumbrado, me
sacude el rostro, que hacer, que preparar, y como prepararlo con esta flojera. Yo con flojera pero
con la nevera llena y mínimo mucha gente con ganas de vivir y sin nada con que comer, solo dilo,
soy un hijueputa. Lo sé, no me culpes me declaro culpable.

En fin, unas arepas con algo de perico caerán bien, pero no es ese periquito que te estas
imaginando, ese, dejémoslo para cuando se acabe la cuarentena. No me gusta el café, por eso
tomo té helado en las mañanas, tardes y noches, mejor dicho, me gusta el té helado como al
gobierno subcontratar en tiempo de crisis, qué más da, cada quien con sus viajes. ¡Sí o no?

En mi regreso del baño y tenue recorrido por la cocina, un relámpago de luz cruza por mi aun, no
despierta mente, como si se tratara de un dejavu en forma de comic, el recuerdo de donde deje el
control remoto es más que claro, sobre el escritorio debajo “del asesinato considerado como una
de las bellas artes”, libro en el cual, irónicamente tomas de Quincy me hace sentir más vivo. Por
qué, no sé, pero lo que si se, es que prenderé el televisor para escuchar compañía mientras cocino,
y si, no es lo único que prenderé. Escuchar música en estos momentos ya se ha convertido en un
repetitivo cliché, mejor improvisar un poco con las falacias gustosas de Juan Diego Almira.

El marco de la puerta de mi habitación hace las veces de peaje gratis en mi trascurrir de ida y
vuelta hacia la cocina, mejor mantenerlo en silencio no va y sea que Sarmiento se apodere de él.
Sé que sonó mamerto pero aja, algo fresco de vez en cuando no cae mal, además, que cae mal en
cuarentena, donde ya hasta las conversaciones random ya no son tan random. La cocina me
saluda con aire de madre pero, el carácter del calor, me recuerda a los gritos del vecino cuando
encuentra a su hija fumando vareta, es curioso, la pelada es todo bien, hemos compartido par de
veces, pero como siempre el mismo dilema, que la oveja negra, que el zángano que yo no sé qué.
La sociedad cartagenera suele ser muy frustrante en ese aspecto, con una mente tan reducida
como el tamaño del centro histórico.
Te pido calma si te acaloro con mis sutiles pertinencias de carácter dispar, pero me gusta hablar
así, como quien no quiere la cosa, porque en este país hablar o actuar explícitamente además de
ser poco creativo, es nocivo para la salud, sino que lo digan los muertos de la UP o garzón. Ahora
que menciono la UP, se me viene a la cabeza el color amarillo, indudablemente el polo
democrático también se entremezcla en mis pensamientos, pero ese no es el caso, el caso es que
al abrir la nevera, contemplo un pimiento de características bíblicas, amarillo, hermoso, reluciente
y como este relato, un tanto chocante. Pimientos, tomates, algo de cebolla morada y huevos, los
huevos, esos mismos huevos que le falta a…. Te lo dejo a tu imaginación. El desayuno, como por
arte de magia ya se encuentra sobre mis piernas, esta tibio, nada de cosas calientes, ya suficiente
hace con la temperatura y el clima político nacional. El medio día ya no es tan medio, ya empieza a
descontar tarde, yo simplemente me atraganto, como un indolente solitario de las bochornosas
calles cartageneras.

El noticiero ya lleva bastante ventaja, las noticias más relevantes, o más convenientes, ya se
emitieron, los portarretratos en los habitáculos de los presentadores más familiares, ya fueron
sutil, pero pícaramente exhibidos, no crean que no me doy cuenta, ahora simplemente contemplo
una propaganda, propaganda de algo simple, sencillo, normal. Un avance con la hija de Ernesto
McCausland, me devela el mundo de los famosos, y de otros no tanto, pero que pagan bien por la
publicidad. La emisión da rodeos pero ya comienza al fin, yo, con aproximadamente el 85% del
desayuno ya en mi estómago. Quien sos y por qué venís, frase al aire con la que una simpática y
contundente corresponsal desde Cali, narra un altercado de desenlaces violentos protagonizado
por una pareja, o mejor dicho por el marido, porque ya saben, en estas historias, el macho, por
decantación divina, siempre, escúchese bien, siempre, resulta ser el culpable, así no lo sea.

La narrativa violenta da paso a una narrativa un poco más pausada a la vez que más alegre, se
trata de los deportes, esquicitos, sobrevalorados, opiáceos, virales y costosos. Mi pregunta es la
siguiente, si en cuarentena no ahí deportes, que están haciendo los que así se hacen llamar
periodistas deportivos, o mejor dicho, para no desprestigiar a tal magnánima profesión, que será
la vida de los comentaristas de futbol, si esos, que como que no se han enterado que en los
canales, hacen repeticiones en vivo, no sé por qué no pierden la bendita costumbre de repetirme
lo que acabo de ver, como si uno fuera caído del zarzo o cristiano. Al asunto al que voy sin duda no
es más que el de cuestionarme que será de la vida de esos manes que se montan en una película
de 35 milímetros en donde, según ellos, el futbol es cultura y ellos son unos ilustrados, unos
eruditos.

Las noticias deportivas empiezan con una retahíla más inflada que los reportes contables de Beti la
fea. Que el ciclista Gaviria regresa sano y salvo de los emiratos, ósea, no es que me caiga mal el
esprínter, de hecho, es uno de mis ciclistas favoritos, con Nairo y patrocinio Jiménez, pero haber,
seamos realistas, que tan importante es dar esa noticia como primicia. Intuyo un sazón de
improvisación y a la vez rebusque por parte de los que al deporte narran. Seguramente lo hacen
con el único objetivo de salvar sus contratos, no los culpo, en su lugar aria lo mismo, pero estos
sones de improvisación e imaginación desbordada, me conducen a una nueva pregunta, es el
periodismo deportivo, periodismo de verdad o adulamos en exceso al deporte, al punto que
necesitamos una dosis diaria de él. Para ser más específicos, hablemos de futbol, más
específicamente, de cristiano Ronaldo, más específicamente, de las cejas de cristiano, más
específicamente, de sus 30 millones al mes. Qué lindo que es el futbol.

Me siento en un mar filosófico y eso que el trip no me ha hecho efecto.

Cristiano y sus millones, Kylian Mbappé con su precocidad tanto en resultados como con sus 300
millones de valor de traspaso, bueno, eso era hasta antes del corona, porque según, los manes
bajarían su valor antes el impacto económico de la pandemia, pero de eso hablaremos más
adelante, supongo. Más bien, escuchare otra brillante e interesante noticia, notición deportivo.

José legra, leyenda del boxeo, ingresado por coronavirus. Primero que todo, la verdad no conozco
mucho del tipo, al parecer, el puma de Baracoa, como es conocido en el bajo mundo, fue campeón
de Europa en el 67 hasta el 73, hace rato, pero al parecer, en tiempos de pandemia, es muy útil
para la raspada de caldero noticioso de la sección deportiva. Espero hayas entendido lo del
caldero.

Qué curioso que en estos momentos se acuerden de las viejas glorias, de las viejas glorias del
deporte, esas que , como los perros de paja utilizados en ceremonias de la antigua china, eran
venerados hasta el éxtasis, antes de su único momento de gloria, para después ser arrojados al
fuego. Así mismo parece comportarse la industria deportiva con sus principales personajes,
porque no solamente es la radio o la televisión la que se da el cruel lujo de la adulación pre
indiferencia, también lo son los distintos clubes, manejadores o representantes, que al ver que ya
su cliente no es el mismo de su época dorada, se ven reducidos a insensibles frases de despedida o
al indiferente abandono.

Para ponerte un claro ejemplo, con el único fin de no aburrirnos y estrechar aún más, este
inexistente lazo entre escritor y lector, la historia de un tipo que pese a que jugaba en un club que
para nada es de mis aprecios, debo reconocer que su vida, mucho que me llama la atención, en
ese orden de ideas, será perfecto para ejemplificar de lo que estoy hablando.

Su nombre es Víctor Valdés, mítico portero del fc Barcelona aunque reconocido por mucho como
una tanga rota con suerte. Veras, nunca he sido un hincha acérrimo de esos que solo hablan de su
equipo, conocen las vicisitudes más recientes y también las más antiquísimas de sus escuadras, de
los que simplemente aman y viven por la camiseta, de esos no. Nunca he sido así, pero debo
reconocer que en una época de mi vida, el futbol estaba muy cercano a mí, y como no, era la
época del colegio y el tocar un balón con clase u ofrecer toque por banda, era el interés de la
mayoría de muchachos que cursábamos en ese patético colegio de monjas y curas avariciosos,
pero eso, eso es otra historia.

Éramos una generación que no conocíamos ningún triunfo importante de la selección Colombia,
para el 5 a cero con la argentina, no habíamos nacido y para el falso campeonato americano del
2001, éramos todavía unos bebes. Nos tocó crinarnos con las esperanzas puestas en Wuazon y
Rodallega, lo cual, como todos saben, no era garantía ni para comprar 3 frías. Eran épocas donde
el futbol ya empezaba a apoderarse de una manera monopólica, de todo el entorno deportivo, si
no es que lo había hecho ya. Quizá por la falta de triunfos nacionales, la presencia de una liga local
un poco más paupérrima que la de nuestros días, donde Galván rey, era, el rey; un día cualquiera,
al llegar sudoroso a una clase después de un gran picadillo, como le solíamos decir a los partidos
improvisados por la gaseosa, me presentaron una cosa que en el momento me cautivo más su
banda sonora que como tal el acontecimiento que representaba. Ese fue el día que conocí lo que
era la champions league.

De Europa solo conocía pocos equipos, algunos de la liga italiana y otros de Inglaterra, además
claro, de los dos de España, el real Madrid y el Barcelona. Mis conocimientos en futbol europeo
venían inspirados más que todo por la fructífera carrera del negro Asprilla, un tipo al que cualquier
colombiano conoce por sus goles y la libertad de su envergadura. Como te dije, no estamos
hablando que acababa de descubrir un universo en el cual refugiarme de por vida, pero sabía que
había encontrado algo interesante para aquel entonces.

Los días pasaban y algo llamado internet, hacía que mis compañeros más acomodados
económicamente hablando, todos los días llegaran al aula de clase con noticias nuevas acerca de
sus equipos y todo lo que tenía que ver con el futbol europeo. Yo simplemente me dejaba llevar
por la curiosidad y el efecto rebaño. Los días de Ronaldinho, Etto, e Ibrahimovic, parecía ser
notablemente opacados por un pequeño al que llamaban la pulga y el cual, todos los días, se
robaba, tanto titulares como las portadas. Había nacido una estrella y el periodismo deportivo,
recién potencializado por canales de televisión especializados, portales de internet en auge y
revistas habilidosas, estaba totalmente al tanto, lo único que restaba era sacarle jugo a este
fenómeno.

Es así, como mis ojos se centraron en ese equipo del que todos hablaban, donde Ronaldinho le
había cedido la corona de rey del futbol a un argentino de metro con sesenta. Eran una máquina
de ganar y hasta Carles Puyol figuraba entre las nuevas pop star. Pero había un personaje del cual
poco se hablaba y la verdad, jugaba casi todos los partidos sin excepción, el buen Víctor. En
aquellos días, mi mejor amigo era un gordillo con talento e intereses por los tres palos, enamorado
del futbol de casillas y del real Madrid, quienes ya no eran tan galácticos. Cada vez que tenía
oportunidad, despotricaba sin censura a los del Barcelona, más específicamente al que según él,
era una completa tanga rota y no se explicaba cómo es que era el arquero de un club como el
Barcelona, que malo bueno, iba a por el título local y europeo.

Para ser franco, en ocasiones si se notaba un leve desequilibrio en la seguridad del arquero, pero
para nada que me hiciera pensar a mí, un completo ignorante del futbol, que el tipo era un balde,
un Valdés. Los días pasaron y las leyendas de messi y el Barcelona, se coronaron reyes del futbol
europeo y hasta mundial, por mi parte, termine la escuela y el mundo siguió, pero no podía negar
que de esos días, había heredado una cierta afinidad por un club inglés, el Manchester united, del
cual, todavía se puede decir que soy un feliz simpatizante.

El futbol, según Albert Camus, es el único lugar donde se metaforizan las relaciones de poder de
los seres humanos, pues vemos gente de distintos colores, distintas clases sociales, converger y
compartir un rato dinámico y agradable detrás de una pelota, con responsabilidades específicas y
la gloria compartida. Se establecen relaciones de poder y como en la misma vida, a veces hay
momentos rudos y a veces momentos de infinita gloria. Ya el Barcelona había alcanzado la gloria,
ahora le tocaba experimentar la cruel rudeza.

Los momentos de gloria como un campeonato, un gol o una clasificación, son compartidos entre
todos, pero el errar un penalti, un autogol o la más ruin, la lesión, se suelen llevar en el silencio
de la soledad del jugador que solo, en un camerino, se siente más pequeño que una gota de sudor
en el campo de juego. Es así como cualquier día, más bien noche, en un encuentro disputado
entre el fc Barcelona y el celta de Vigo, minuto 20, marcador uno cero a favor del barca, Víctor
Valdés con unos botines Adidas naranjas, salta a por el balón proveniente de un tiro libre, pero en
cuestión de segundos, de fracciones de segundos, su vida nunca volvería hacer la misma, su rodilla
se salió de su lugar y a diferencia del incidente de Ronaldo con el inter de Milán que hasta en los
Simpson tubo su episodio, el desenlace de Valdés, para nada sería motivo de risas póstumas. Los
paramédicos vestidos con chaquetas deportivas y linimentos térmicos, partieron las gramillas del
camp nou en busca de socorrer al, para aquel entonces, portero titular del Barcelona. El mejor
equipo del mundo.

Desde los 8 años jugaba para ese club, era un canterano que por no haber renovado su contrato
antes de la lesión, se quedó sin equipo. El tipo, al parecer se había pre comprometido con el
Mónaco, pero con una rodilla fuera de su lugar, niel barca, ni el Mónaco ni ningún otro equipo te
quisiera tener entre sus filas. Mucho menos los periodistas hablar de ti o si quiera, preguntar por
ti, en esa época que se podía y que se vanagloriaban de ser unos eruditos e intelectuales del
deporte. Payasos convenientes de risas compradas.

Con el tiempo, por mi cercanía con el glorioso Manchester united, me entere por publicaciones en
instragram muy seguramente, que Víctor Valdés militaría en este equipo después de su
recuperación en Alemania. No sé si el Manchester es un equipo con alma, o si siente cierta
afinidad por las segundas oportunidades, por que casualmente también le daría la oportunidad a
Falcao que también con una rodilla fuera de su lugar, pasaría por el old trafford para ofrecer
futbol. A diferencia de falcao, la carrera de Víctor el Valdés pronto tocaría fin, no sé si fue lo mejor
para él, en múltiples entrevistas el campeón del mundo con la selección España, manifestó que no
se sentía infeliz con su vida, así que quizá esa rodilla anómala resultaría una oportunidad
disfrazada de tragedia. Víctor vivió en carne propia el ser arrojado al olvido como persona por
parte de la industria deportiva, dice, se convirtió en una persona común y corriente después de
ese acontecimiento, reconoce que el futbol es una burbuja de excesos, vanaglorias, adulaciones y
falsas sonrisas, al final del día son solo fichas de un gran juego orquestado por multimillonarios
que se divierten viendo como personas viven y mueren por una pelota, sin importarles para nada
los efectos secundarios de su imperio del futbol equilibrado y buen trato de la pelota.

Que es el futbol, es un juego, el deporte rey, la excusa para que todos lo que lo practican hablen
igual, de la misma forma, o un lugar donde las personas pasan a ser piezas de un juego que
entretiene al mundo e incentiva a los ricos a invertir, quien puede tener la respuesta a esta
incógnita, no sé, pero estoy seguro que cualquiera la pudiera tener, después de todo, el futbol es
el opio de la posmodernidad, todos somos piezas en este inmenso juego que pone a unos a correr
detrás de una pelota, a otros a pagar por ver y a otros a hablar mierda de lo que ven. Todos
estamos en la misma posición después de todo.

Hablo de futbol por que con eso me crie y a eso le encuentro gracia, más que todo al jugar al FIFA
en mi pc, ya ha pasado mucho que no toco un terreno de juego ni ofrezco buen futbol, ha pasado
mucho ya desde que definí con clase a un costado del arco por ultima vez, pero de cualquier
manera, la ausencia de la práctica no me hace menos, de hecho, considero que juego más ahora
que estoy encerrado que en los días que podía salir, bondades de la era digital. No puedo estar tan
alejado de la realidad al hacer esta comparativa, puesto que James Rodríguez se corona como uno
de los más tesos en la improvisada copa de play station organizada mundialmente por efectos del
coronavirus y que agrupa a mucha gente famosa, más que todo jugadores y demás pop stars, a
jugar a distancia unos picadillos de futbol para recaudar fondos.

Mi reflexión es la siguiente, James como no va ser uno de los mejores con tanto tiempo libre que
tiene, por lo menos en el play puede jugar este millonario con horario de trabajo reducido.

No falta que dentro de poco, a estos compromisos deportivos de internet, e-sports, se le sumen, si
no es que lo han hecho ya, analistas, comentaristas y locutores, gente que la verdad, yo quisiera
saber cuál es su función utilitaria en este mundo. Tu estarás pensando que me la llevo mal con
ellos o que me caen mal, no puedo decir que sea así ni mucho menos, pero si, quisiera saber que
son. No entiendo, por qué ahora solo presencio maratones de acontecimientos del pasado que
llegan a nosotros en formas convenientes y que tú y yo sabemos, su utilidad y contribución para
con la sociedad y el óptimo desarrollo de la especie humana. Basura, no sirve pa´ un culo como
diría el buen y octogenario Fernando vallejo.

De cualquier forma, quisiera entenderlo, quisiera poder comprender cuál es la función del
comentarista deportivo, del analista, como para no meternos, con él, según ellos, corresponsal
presentador, miembro ilustre del comité periodístico colombiano y mundial, con esos no me
meteré, porque aja, todo bien. Te estarás preguntando por que con tanto en que pensar, yo esté
pensando en cuál es la utilidad de los ya antes mencionados ilustrísimos bagazos. Por mi parte,
solo te puedo decir que no hay momento más propicio para esto, están como marijuano en sus
titulares, en el aire. Analizando todo el panorama propuesto por el ya famoso y mortal corona, su
impacto en las distintas industrias y sus ecos a esperarse en la economía mundial, no es tan
arbitrario, pensar en las posturas de Milton Friedman, si, ese mismo, el de los chicago boys, quien,
en su teoría de la doctrina del shock, plantea, que en ocasiones catastróficas, donde ejemplos
como finales o inicios de dictaduras, guerras, desastres naturales o en este caso, pandemias, se
crea un impacto social, que no solo se ve reflejado en los índices económico ni en los precios,
también se trasmuta al cambio, al superar etapas para, mediante al efecto del shock, de la tensión
ejercida por un acontecimiento en específico inesperado, se produce un reajuste, se reconfigura el
panorama en general, causando cambios contundentes en hábitos y sistemas pre establecidos. La
muerte del hoy, le da vida al mañana.

Con todo esto en mente, analizando primordialmente el fenómeno que aqueja al futbol como
máximo representante de la industria deportiva, porque el público así lo decidió, se está viendo
drásticamente afectado y para nadie es un secreto. No solo sus cifras astronómicas parecen
descender con los días, como queriendo acompañar a las cifras del petróleo, sus modelos de
negocios se ven amenazados por el no contacto, el aislamiento y la prohibición del espectáculo
masivo. Su imaginativo cuerpo periodístico de análisis y conjeturas se dice a sí mismo, que no son
un producto banal de los medios masivos de comunicación y el raiting, mismo que al haber
ausencia de materia prima para la creación de contenidos, se esfuerza por tampoco acompañar a
las cifras del petróleo en su imparable descenso, nadie se quiere pegar a ese tren en caída libre.
Por improvisar repeticiones y trasmisiones desde las casas de los actores principales de la ilusión
del entretenimiento deportivo, “analistas del buen juego”, los contratos de publicidad y nomina,
tienen un aliviado respiro. Me llama mucho la atención como, estos actores políticos de la
caprichosa, hacen intentos por lucir intelectualoides con bibliotecas a sus espaldas en las
trasmisiones en vivo, como queriendo confirmar su imaginario estatus de ilustrados. Como las ves
ah.

Al ver todo esta bochornosa escena, escuchar a los empresarios dueños de clubes o marcas,
cubrirse ante cualquier eventualidad, a los deportistas bajarse los sueldos, los canales
improvisando con el pasado, los datos irrisorios disfrazados de primicia, el tino Asprilla cantando la
canción de la esperanza. Me pregunto con afán de respuesta. ¿Estaremos ante la muerte de la
industria deportiva como la conocemos?. ¡Tú qué crees el mío!.

Así como a Víctor Valdés su carrera se le acabo con un tiro libre, este jugador con corona y con el
19 a sus espaldas, le dio el tiro de gracia al futbol como lo conocemos.

Para dejar tanta preguntadera y reconociendo mi condición de millennial, mi estómago lleno, un


par de plones que hacen que mi reducido capital varetero aun sea más reducido, y como no, mi
cuerpo perezoso y sin ganas de nada, me dan una grata idea. San google, santo patrono de todo
curioso y curiosa, para este momento, invoco tus poderes reales, no como los del santo papa,
esos, esos no sirven pa´ un culo. Tras una búsqueda no muy profunda, no muy leve, encuentro
mucho material que me da indicios de lo que me pregunto, de lo que me está mortificando sin
necesidad o quizá, con mucha necesidad, supongo. Para google y su enorme base de datos, no hay
nada imposible o al menos eso nos ha enseñado desde que existe, no voy a mencionar los datos
que encontré en orden o mucho menos detalladamente, mi única misión en este momento
además de matar la náusea producida por la cuarentena y mis aguadas reflexiones, es
simplemente intentar depositar un par de dudas, no deudas, en ti; después de todo, la duda, es la
madre del mundo. Plantearte estas maricadas te concederán, o al menos eso espero, una visión
más cínica del panorama nacional. Lo cual, merece un aplauso, un plon y 2 botellas. ¡De lo que
tengas sirve butarelli!.

Al parecer, toda esta recochita comenzaría hace mucho tiempo, los deportes y sus especiales
pasiones, vienen desde mucho atrás, mejor dicho, junto al periodismo informativo, o como lo
conocemos hoy, noticieros, el periodismo deportivo fundo la maña de escuchar la radio al
desayunar, y por ende, estableció una relación estrecha entre locutores y oyentes, no solamente
en nuestro país, en todo en globo.

Desde aquella historia referenciada por muchos, entre ellos Matt Groening, las hazañas de Orson
“peligro” Welles, quien adapto y escenifico una invasión alienígena basando su relato radial en las
palabras leídas de una novela de ciencia ficción, los medios de comunicación se han encargado de
no solo contar la verdad si no también la ficción, de manera tal, que la frontera entre ambas,
parezca necesariamente difusa. Es así como, desde la invención y puesta en marcha de los
sistemas radiales como medios masivos de comunicación, gracias al transistor, el hombre ha
estrechado sus lazos con el día a día, bien sea, narrado, escrito o televisado, bien sea para
informar o entretener.

A Colombia, que todo le llega tarde pero le llega, también le llegaría su tiempo en el que la radio y
sus novedosos sistemas, eran lo último en guaracha. Nunca nos hemos quedado atrás, aunque nos
salga caro a unos y a otros, le lluevan las regalías, por que sí. El hecho es que los primeros
vestigios de la narrativa radial en nuestro país, datan de antes del 9 de abril o, incluso antes de los
desfiles de Christian Dior en el hotel Tequendama. Debo reconocer que hasta el momento, he
direccionado mi pregonar hacia la crítica en contra de los comentaristas deportivos y sus
funciones, pero en algún momento, he de reconocerlo, estos, eran lo más cercano a un pop star
que se podía tener en la tierra del café de Juancho y el periquito de Pablo.

Por allá por los tiempos en que las huellas del fascismo hasta a Colombia llegaron y donde se
consideraba que la única música digna de trasmisión nacional era la música clásica, puesto que
nuestra música raizal, era considerada una cosa de gente salvaje. Se empezaba a dilucidar en que
se iba a convertir el panorama radial en Colombia, y lo más importante, cuál sería su aporte a una
sociedad tan complicada en muchos aspectos como lo es la nuestra.

Los primeros grandes acontecimientos narrados por las hondas persianas de la radio nacional, en
cuanto al deporte se refieren, fueron los juegos bolivarianos de cuya fecha, no me acuerdo. La liga
profesional de buen futbol que para entonces ya existía, además de otros eventos sin mucha
trascendencia. Todo parecería una historia completamente normal por los días donde era más fácil
hablar de la guerra con el Perú, que de la reforma agraria que todavía estamos esperando.

Cualquier día, no muy caluroso, no muy fresco, más bien templado, se trasmitiría un evento que
marcaría un antes y un después en la historia tanto nacional, como radial en nuestro país, estoy
hablando de la vigésimo sexta vuelta a Colombia, narrada por aquel entonces, con lo que había, la
radio. Para que todo el pueblo colombiano estuviera al tanto de cómo era y por donde iba la
vuelta, se comenzó en Cúcuta y se terminaría en la montaña, Medellín. Este evento, no solo
emocionaría a los colombianos gracias a las peripecias experimentadas por los protagonistas en
sus caballitos de acero, sino que además, le enseñaría a los colombianos de la época, más
geografía nacional que en el colegio.

Era la época de muchas viejas glorietas del ciclismo nacional, pero no los nombrare más que por
respeto, porque no encontré muchos nombres, y la verdad me da pereza seguir buscando. Sin
embargo, para que no digas que soy un flojo de capa caída o sub- presidente de ministros amigos,
te contare una tanto más de lo sucedido en aquel entonces, cuando ni el ciclismo, ni los medios de
comunicaron ni el país, volverían a ser los mismos.

Los piñones engrasados, las caramañolas llenas y los bocadillos empacados, eran algunos de los
cuadros que se veían y se siguen viendo en esa, la que, para ser francos y realista, es la mayor
expresión deportiva y representativa tanto del deporte nacional, como la idiosincrasia del
colombiano, como tú o como yo, a menos claro, que seas venezolano. En fin, Imagínate que si
todavía hay vías en mal estado en el país, con todo y eso que según, se vendió hace ya un ratico
largo, isagen, supuestamente para hacer las vías 4g, y sabemos que seguimos vueltos mierda;
ahora, solo ponte a pensar, como seria en esos días, donde todavía las diferencias latentes entre
azules y rojos no se terminaban de saldar, el país era más un pueblo grande que otra cosa, un
terruño casi bucólico como dice el de “la mala hierba”. No existía la seguridad democrática y
Gabriel García, apenas se estaba acostumbrando a una nueva ciudad, fría, distante y sin mujeres.
Te puedes imaginar cómo era la Colombia que esos cerca de 100 corredores valientes intentaban
cruzar. La línea era recta, el alto de la mona era chiquito, suma no tenía paz, las letras eran
números y el cañón de chicamocha no era cañón, era carabina. Eso tuvo que ser un circo de
características bien chibchombianas. Que orgulloso me siento de ser un buen chibchombiano…
Solo ponte a imaginar cómo serían las vías, si por esos días, en los cuales, el magdalena era
navegable, y tú y yo sabes que en este país una sola cosa puede funcionar bien, pero dos al mismo
tiempo, no. Además, al demonio que le llamaban tren, y que se encontraba en santa Marta,
también era otra fuente de trasporte, mejor dicho, ya quedo claro que las vías estaban en un cruel
e infinito estado de malparidez, como ahora, pero más llenas de tierra.

Se dice, que los locutores con sus voces fuertes sus retahílas dinámicas y mordaces, además de sus
pasaportes sellados como era el caso del costa rícense Carlos Arturo Rueda, a quien, en vista de
que en ocasiones se tenía que parar la carrera por que no había vía, o se encontraban con un
panorama al que ya estamos acostumbrados en esta republiqueta, grupos al margen de la ley que
no daban paso, el astuto narrador y para algunos, padre de periodismo deportivo en Colombia, se
inventaba unas epopeyas igual o más apasionantes aun que las radionovelas y sus casos de la vida
real. En pocas palabras, si Orson Weelles convenció a los gringos que los alienígenas los estaban
invadiendo, el viejo caliche nos convenció que en la Colombia de esa época, se corría la valida de
ciclismo más espectacular y fantástica jamás presenciada por el ser humano hasta el momento. A
vaina el Carlos…

Este tipo fundo los primeros cimientos para la construcción de la escuela deportiva nacional que
más tarde terminarían de forjar personalidades del balón pie, pero hablado evidentemente.
Diversos personajes de toda índole, han heredado esa escuela como lo son, el peleonero de
Carlos Antonio Vélez o Cesar “país de mierda” Londoño, exquisitos. A propósito, nuca entendí por
qué a Carlos Antonio Vélez le decían doctor Carlos Antonio Vélez, como si el tipo fuera pues una
entidad de la salud, o en el peor de los casos, hubiera cursado un doctorado en algo, pero en que,
en pelioneria será, por que no le encuentro más lógica al asunto.

Hablando de peleoneros, hubo otro evento del deporte nacional, que marcaría tanto al país, como
a la narración y televisación deportiva. Diez años más tarde que la selección de futbol visitara por
primera vez un campeonato mundial, un negro palenquero lustrador de zapatos al que apodaron
kid “mucho jab” pambele, bueno, así le digo yo, tipito que en 1972 no solo le dio el primer título
mundial a Colombia en algo, sino que además, le dará y daría, mucha tela para cortar al
periodismo nacional, tanto informativo como deportivo, mismo que cuando el pobre pambe cayó
víctima de las circunstancias de ser un ignorante de muchas cosas por falta de oportunidades y
pertenecer a la Colombia del 80% de la producción de cocaína a nivel mundial, lo condeno como
si el negro les hubiera hecho algo malo, cuando al contrario, les dio que comer. Ya nacía el
periodismo deportivo como lo conocemos hoy, oportunista, hipócrita y vendido al mejor postor.
Tú sabes que es así.

Pero como lo mencione antes, a estos tipos, unas vez héroes, una vez estrellas de cultura popo,
solo les interesa, o parece interesarles, una sola cosa, el futbol, por más que cochice partiera
records, o el lucho nos regala con sangre en la cara, que para ser detallados, no fue el único
corredor en pintarse la cara color sangre ese día, una vuelta a España demostrando que en
Colombia lo que hay es verraquera y escarabajos. Todavía es la hora en que sin importar cuantas
veces pierdan los 11 petardos de la selección colombiana de futbol, el periodismo deportivo
nacional los ensalza y adula como si no hubiera un mañana. Como si tuvieran una cuenta
insaciable de segundas oportunidades. Discúlpame la expresión, ¡pero que es esa monda!, no
entiendo, ¿tu si?.
Todos nos acordamos del ya clásico gol que Fredy “dame dos bailes” Rincón, le hiciera a los
alemanes en Italia 90, ese empate mítico que yo no sé qué demostró, pero que todos los
colombianos lo recuerdan con mucho orgullo de patria, como si empatar fuera motivo de orgullo
para alguien. Pero como lo vemos aquí, se trata de no perder. Que hijueputas…

El hecho, es que para que ese gol se diera, tuvieron que pasar muchas cosas, muchos
acontecimientos sistemáticos, para que la mediocre selección Colombia que siempre nos ha
representado en ámbitos futboleros, clasificara a un mundial, después de 1000 años de ausencias.

Uno de los acontecimientos necesarios a suceder, fue el milagro de la repesca, del repechaje, que
junto a la selección de Israel, se disputo, para definir los últimos cupos al mundial de la toscana.
Para ese partido, disputado si mal no estoy, en la ciudad de Bogotá o quizá en Barranquilla, el
héroe, para ese capítulo no sería más que otro negro de raíces llevadas por la llevadera, al que
llamaban el palomo Usurriaga, tipo de metro con 90 de zancada amplia, peinado ambicioso, y
atracción desmedida por el oro, un niche con clase y buen futbol, buen trato de la pelota. El que,
más tarde cediera su símbolo al tino Asprilla, en ese momento, fue el héroe de la clasificación
después de mucho tiempo de los cafeteros a un mundial con su calidosa anotación recostada al
piso. Lo curioso, pero normal en este país, es que el palomo se quedó por fuera de la convocatoria
del equipo mundialista, pero como si fuera poco, cuando el palomo, tipo que nos diera tantas
alegrías y que por cuestiones de la vida misma y sus sutilezas nocturnas, cayera en el perplejo
mundo del periquito de Cali, como ejemplificando una metáfora de nuestro país por esos días, y
por estos también, otra vez el dedo acusador y de dictador del periodismo deportivo nacional, no
salió más que a terminar de hundir la carrera, imagen y vida de aquel niche autor intelectual de la
narración mítica del gol de rincón. Pero esos son los ilustres periodistas deportivos, no lo digo yo,
lo relata la historia.

Pero bueno, eso es normal como te lo acabo de mencionar mi querido Watson, son de perros de
paja de los que estamos hablando, así, que hasta cierto punto nadie tiene la culpa, después de
todo, nadie se acuerda de los olvidados. ¿ O tu si?.

De los días de las bicicletas en los hombros por que no había vía, solo quedaron los recuerdos, y la
tradición de una carrera que convierte a campesinos, a guerreros, en campeones de tours de
Francia, giro de Italia o vuelta a España, en pocas palabras, se le agradece al periodismo deportivo,
por de alguna manera, contribuir con la divulgación de uno de los deportes que más alegrías le ha
dado al pueblo colombiano. En este orden de ideas, el que peca y reza empata, que hijueputas…

En la década de los 80, muchas cosas pasaron, muchas. A tal punto, que el deporte era el único
respiro de gloria que nos quedó como nación. Casos como los de gabo, son contaditos con los
sucios dedos. Por esos días, el país, presencio, la toma del palacio de justicia, la avalancha de
armero, la desaparición de la up, la muerte de 4 candidatos a la presidencia en un mismo periodo
electoral, la bomba al das, entre otros incidentes, que lisiaron de por vida al país del sagrado
corazón del niño Jesús. El panorama era más oscuro que los mismos apagones de la época, es
apenas normal que los periodistas, en general, fueran los encargados no solo de documentar la
historia, sino de acomodar el presente para que la gente no enloqueciera. Es entendible.
Fueron días complicado, y ellos hicieron una grande labor, negarlo sería una idiotez, por eso, al
separar la información del entretenimiento, los deportes, los comentaristas y los analistas recién
copiados de la argentina, fueron a parar a un solo sitio, a una misma mazmorra. Antena 2, la
primera emisora netamente deportiva de divulgación nacional. Solo me quiero imaginar el
panorama por esos días. Sin manera de confirmar la información por parte del oyente porque no
había internet, los periodistas deportivos con la presión de distraer a la gente del conflicto eterno
de nuestra patria de bombas, y por si fuera poco, con ese legado de concepto de radio novela
deportiva propias de esas complicadas pero valerosas vueltas a Colombia, eso tuvo que ser un
festín para la banalidad y la redundancia argumentativa típica de los narradores del gol. Pero
necesarias al fin.

Pero como lo mencione anteriormente, no todo es malo, debo reconocer que a pesar de todo,
distraer o intentar convencer a un país que ha visto con ojos de normalidad fenómenos como
Pablo Emilio Escobar Gaviria, Gonzalo Rodríguez Gacha, la familia Ochoa, Kiko Moncada, los
Galeano, Ledeher, don Gilberto rodríguez Orejuela, su hermano además de su buen e íntimo
amigo Ernesto Samper, la muerte de Galán, la muerte de Pizarro, las bombas en el DAS, el avión de
Avianca en llamas, la tragedia de Popayán y Armero, el algún día recién nacido fenómeno del niño,
la masacre de Segovia, la masacre de Matiripan, la toma de Mitú, las autodefensas unidas de
Córdoba, las autodefensas unidas de Colombia, don Berna, el bloque centauros, Mancuso, Fidel
Castaño, Martin llanos, Garavito, la muerte de Cano, chupeta, rastrillo, rasguño, el ajuste de
cuentas de Lara Bonilla, los torcidos de Serpa, las convivir, los desaparecidos de Soacha, el baile
rojo, los secuestrados, Bojaya y su masacre, Pastranita y el Caguan, chiquita brands, la muerte de
Abel Antonio y hasta las filosofías derrotistas de Maturana, por no extenderme en la lista.

En cualquiera de los casos no ha de ser una tarea para nada fácil, en ese orden de ideas, supongo
que los periodistas deportivos y su selección de futbol oníricamente perfecta, merecen un poco de
gratitud por parte del público. El problema es que el tiempo pasa y a uno se le olvidan esas cosas y
mucho más cuando el exceso de información al que estamos a acostumbrados en el hoy, nos
facilita esa tarea. Ósea, gracias, todo bien, pero quítate tú pa¨ ponerme yo.

En pocas palabras, no son buenos, no son malos, pero hay peores. No tengo nada en contra de
ellos, pero no sé cómo procesar su accionar, en muchas situaciones donde un comentario, un
titular o un simple reportaje me hacen cuestionarme hasta donde es capaz la naturaleza humana
de doblegarse por el poder del dinero. Hay que relajarse. Saco prendo pero no me sorprendo. Me
ásaro.

Sé que suena un poco rebuscado lo que digo, es fácil que pienses que soy un resentido por un
pasado frustrado en el área del deporte, pero no es así, amo el ciclismo pero el ciclismo no me
ama a mí. Después de todo no puedes ganar la vuelta a Colombia fumando maría cristina,
imagínate, eso sería algo inaudito, por eso digo que no me veo, ni nunca me vi en instancias
deportivas importantes, el placer que me genera sobrepasar los carros con sutileza y agresividad
en las inmediaciones estrechas de la vía pedro de Heredia, no me lo quita nadie, es hermoso, casi
orgásmico, y eso que ni te cuanto lo que siento cuando en un semáforo saco la pipa y prendo de la
manera más petulante posible, la gente me mira y me da risa, aunque acepto que como un pavo
real me explayo entre las cebras y celebro mi irracional irreverencia; porque para los demás es
más fácil normalizar carros bombas, mafias políticas o reformas tributarias, que aceptar que detrás
de ese tipo que sin camisa prende un poco de MARIHUANA en un semáforo después de haberte
adelantado en una fixie, se esconde un mercado totalmente legal y regulado que mueve muchos
millones de dólares al año, con los que pudiésemos, fácilmente, construir más escuelas,
bibliotecas, espacios de coworking, entre otros lugares para dar y recibir conocimiento, para ver si
así podemos construir un futuro con más pelad@s que quieran ser literatos, filósofos o científicos,
y menos, delanteros volantes de marca o lo que es peor, si son malos para jugar al futbol,
convertirse en comentaristas deportivos.

Sentado en mi escritorio porque ya la rabia me espanto la pereza, solo algo me viene a la cabeza,
además de mi reducida reserva hierba y la latente epopeya de salir a comprar. Cuando digo me
viene, suena grotesco, crudo, pero así es que me viene. Sin necesidad de evocar conductas
nostradamtescas, o quizá creerme una suerte de profeta, psíquico o Walter mercado, me atreveré
a lanzar la siguiente hipótesis, palabra que me recuerda al colegio, sus monjas y también como no,
sus torcidos.

Si a ese que le llaman covid-19, no mata la industria deportiva como la conocemos, brindando así,
la posibilidad de más cultura y menos distracción, por muy hijueputa que esto suene, no sé qué lo
podrá hacer. Don duque nariz de ya sabes que, “porque eeeee eso es todo amigos”, anoche, como
todas las noches desde la cuarentena, me lanzo y le lanzo a todos los colombianos un petardo
bastante contundente del cual no sé si mofarme, celebrar o guardar un minuto de silencio. No
puede haber futbol después del confinamiento, palabras del sub- presidente. Por más que este le
rindiera un homenaje al futbol, con su estrategia de alargue de la cuarentena hasta el 11 de mayo,
le dijo que no al buen trato de la pelota corta, los esquemas físico tácticos y esquema técnicos,
además claro, de las indicaciones del profe. No puede haber futbol dice el sub - presidente, es un
deporte de contacto y todos debemos reconocer, que nada nos va a pasar si no vemos futbol.
Cosa que ni win sports, ni fox sport, ni el gol caracol han podido asimilar a plenitud. Ahora
pretenden no solo, retrasmitir partidos del 74, con cabellos largos y pantalonetas cortas, sino que
además, nuestros hermosos e entrañables del gol caracol, optaron por volver a pasar el mundial
del 2014, como si estuviéramos ante una necesidad intrínseca del ser humano por ver a 22
hombres de sueldos abultados y camisas sudorosas, ofrecer un espectáculo con un pelota. Debe
ser que ellos comparan al futbol con el aire será.

No me cabe en la cabeza como se vende la necesidad de buen juego y como se compra con tanta
normalidad. No es por nada, pero no me parece tan normal esa actitud. Ya sé lo que puede decir,
así como a mí no me cabe en la cabeza la sed de futbol, ellos tampoco entenderán mi sed por la
vareta. Es comprensible además de ser un gran aporte, sabía que estaba en presencia de alguien
con mucha categoría. Si te suena algo extraño lo que acabo de decir, es porque acabo de prender
y apagar mi fiel compañera, la pipeta, otra vez, que hijueputas, esto se está poniendo bueno.

En fin, el hecho es que si nos ponemos en esos términos estamos jodidos, porque tampoco puedo
entender la sed de carrasquilla por tumbar al pueblo colombiano, esta vez no solo con bonos de
agua, tampoco logro entender la sed de plata del gobierno de Arauca y sus latas de atún a 20
Lucas, tampoco entiendo la sed de los concejales en Cartagena por seguir robando la ciudad, el
confinamiento y esta actitud repetitiva y mafiosa, puso al viejo Dau a correrle la madre a esos
hijueputas corruptos, bien hecho caballero. No puedo entender mucho la sed de los demás, pero
todos podemos entender la sed y el hambre de la gente en la guajira, putumayo o choco, pero nos
hacemos los maricas porque es más fácil entender la sed de futbol o de vareta que esos
acontecimientos deplorables. Ves que no es tan fácil como parece.

Estarás pensando, cual es mi verdadera función con este comentario acerca de la muerte de la
industria deportiva como la conocemos, soy víctima, culpable, acusador o sapo. Estarás
concluyendo después de mí, hasta ahora contradictoria narración, que soy un flipao como dicen
los españoles, pues, no soy un flipao, es que vacilo mucho…

En ese orden de ideas, solo puedo decirte que todos esos y más calificativos, me caen como anillo
al dedo, porque el que cree que con el simple hecho de divulgar los hechos perjudiciales para la
sociedad, está contribuyendo a la solución del problema, no es más que un ser equivocado. Hay
que proponer alguna mierda. Por eso actuó desde las sombras, algún día, sabrás de mí, o quizá yo
sepa de ti, quizá un comentarista nos presente, o mejor aún, compartamos un picadito de buen
futbol. Esas cosas pasan.

No se Ernesto no sé, como decía el cacique, ya el hambre que no da espera, me empieza a tocar la
puerta del estómago, efecto de la vareta, como es normal, lo dejo pasar. Al mismo tiempo me
pregunto cómo estará haciendo aquel que no quiere dejar pasar al hambre a sus entrañas, porque
no tiene nada que ofrecerle a la visita, porque déjame decirte algo, los comentaristas, los analistas
y los periodistas deportivos, por muy irrisorios y banales que sean, siempre han estado bien, están
bien ahora y lo estarán muy posiblemente mañana, eso, si mis postulados no cruzan la barrera de
la realidad y se cumplen al pie de la letra. Ponte a pensar lo siguiente mi querido acompañante o
acomañantesa, el futbol mueve mucha plata, mucha, es una industria multimillonaria de millones
de euros, dólares y yenes, pero de toda esa plata, nunca un pobre, el motor de sus finanzas, recibe
ni medio céntimo, es decir, cuales son los trabajos formales que genera el futbol para su público
más fiel y por el cual, el futbol y las sociedades, son lo que son. Es decir, en la escala de la industria
deportiva, para que un pobre, reciba un ingreso o se lucre de algo que el ayuda a construir, tiene
que ponerse a vender camisetas, o cosas así, el resto del pastel se lo reparten sociedades, clubes,
bancos, marcas, cadenas etc. Siempre me he preguntado cual es el retroactivo que le da el futbol a
la sociedad. Ni se te ocurra decirme que el lavadero de plata de UNICEF es tu mejor respuesta. No
la vengas a cagar a esta altura del partido.

Quien soy y por qué se la tengo velada a algo que la mayoría de las personas aman con ferviente
pasión, la respuesta es fácil, no soy nadie, pero soy mucho, no soy poco, pero tampoco exceso.
Soy simplemente un tipo que en pandemia no tiene más que hacer que ponerse a pensar en
maricadas que muy posiblemente no sucedan, pero ante una situación nunca antes percibida por
la humanidad en su historia moderna, me da la leve sensación que quizá si pudiera llegar a
suceder, que quizá, todo esto sea una señal para que el mundo cambie por efectos del shock,
como lo dice don Milton. Quizá sea tiempo de que ya dejemos la maña de distraernos con balones
de toda clase, no solamente de futbol. Quizá sea tiempo de darle la misma importancia al niño que
quiere ser escritor o artista, que al niño que quiere ser futbolista o beisbolista, y no empezarle a
decir que eso de las letras no da plata o que se yo. Mientras papa lleva religiosamente todos los
domingos a las 6 de la mañana, al nene a ofrecer buen juego y recomendarle que sea delantero
porque ese es el que más plata gana. Eso tiene que morir, el deporte, aunque lo respeto, admiro y
quiero, no debe sobreponerse a la cultura, la investigación y el cuestionamiento, y mucho menos
por el accionar de gente que se la pasa hablando de lago que en la mayoría de los casos, no
practican y si practican son malos, por eso son comentarista. Basta ya de tanta hipocresía, al país
no le cabe ya más hipocresía moral. Que nos diga que los negros solo sirven para delanteros o
para cogerse a puños con otro, o para correr más que los demás y no para llenar laboratorios de
investigación o bibliotecas de interrogantes, es algo a lo que condenó a muerte. Pero como
condenarlo, si en el choco no hay investigación ni cuestionamiento, solo hay canchas y más
canchas.

El presidente dice que no va haber futbol, y la dimayor propone jugar con tapabocas, que es esto,
un circo acaso, o más bien la presión de los extranjeros propietarios de win sports, quienes tienen
todos los derechos de transmisión del futbol colombiano, y por él, pagaron mucho, crearon un
canal que no lo quiere nadie, y ahora están repitiendo los mejores goles de cristiano y messi una y
otra vez, están afanados por recuperar su inversión, hay que entenderlos. Pero como vivimos en el
país en el que vivimos, es más fácil ver a jugadores ofreciendo futbol con tapabocas, que menos
trapos rojos en los barrios más populares de la inmensidad del territorio nacional. Tú sabes que es
así.

Este es el país que me tocó vivir, no me quejo, que me voy a quejar si conmigo ha sido una
chimbita, que me voy a quejar, si de los partidos de la selección Colombia me gustan las botellas
llenas y las mujeres vacías, dime, que voy a decir, de este país, que me ha beneficiado como a
muchos, a veces legal, a veces ilegalmente. No soy nada, no soy nadie, pero alguien tiene que
decir algo con toda esta mierda en la que estamos metidos hasta la coronilla, Colombia está casi
muerta y no la están matando la clase dirigente y sus negocios millonarios, canales, equipo de
futbol, plan antidrogas, compañías de servicios públicos, licitaciones oscuras, reformas tributarias
sin reformas agrarias previas, latifundistas… esto esta vuelta mierda y ni que pensar de lo que se
viene, hay que empezar a barajar posibilidades, no solo quedarse en el tema, o como mejor lo
saben hacer los que se dicen así mismos, creadores de contenido, que solo exponen por fama y
popularidad, alguna mierda hay que hacer y tú y yo sabes que es así.

Si has llegado hasta acá, es porque la mierda que aquí quedara escrita para la posteridad, la
concibes como mierda de peso, interesante o no tienes nada mejor que a hacer por tu vida. En
cualquier caso, te propongo algo, algo sencillo, algo a lo que tú y yo estamos acostumbrados como
colombianos, un asesinato, un muerto, un muñeco. Así de simple, normal como los tumbes en la
tragedia de Mocoa y de los cuales todavía no aprendemos, así de normal. El asunto es breve,
tenemos que matar la necesidad de nuestro país de distraerse y de no generar cambio, tenemos
que matar de tiros de gracia a los argumentos vacíos de los que todavía quieren seguir llevando a
Colombia por la senda de la exclusión, el clasismo y la picardía. Tenemos que matar a tantos bares
con pantallas gigantes que reflejan a una selección de futbol fracasada y que nadie quiere aceptar,
un bar es para pasarla bueno, no para aplaudir derrotas.

Tenemos hacer que florezcan más bibliotecas, más laboratorios, más estudios de diseño, más
salones de programación, más talleres de robótica, más teatros de sueños, mas casas de lecturas.
Como lo vamos hacer, sencillo, dándoles una cucharada de su propia medicina. A Colombia lo
cartelio el cartel, pero al cartel lo cartelio la política colombiana y tú sabes que es así, resulto más
vivo Samper que don pablo, don Gilberto y don Miguel, para ponerte uno de tantos ejemplos. Nos
ha tocado venerar a una selección de futbol mediocre para creernos la ilusión que vivimos en un
país próspero, sofisticado y bueno, eso se llama pajazo mental, lo peor del caso, es que los que
nos dan las verdaderas glorias van en bicicleta y no en deportivos como james “rrrrrepito”
Rodríguez.

Lo que tenemos que hacer, como generación que aprende y no repite, es optar por algo que nos
dé un respiro económico en estos tiempos de pandemia y su futuro eco. Te voy hablar claro, con
contundencia y directo al grano. Imaginemos, no a un mundo, a un país, que siguiendo el ejemplo
de Uruguay, el cual, confió este inspirando a la Argentina también, legaliza el cannabis como
industria tanto medicinal como recreativa, cachetea al narcotráfico en sus arcas y no pide permiso
para hacerlo, sería un país hermoso, con recursos, generación de trabajo y potencializacion de la
agro industria, país al que tenemos que apuntar de alguna manera. La política antidrogas es un
absurdo que tenemos que pagar los latinos para que estados unidos justifique invasiones
comerciales, aprovechamiento de recursos naturales, y sumisión, además de no tocarles el motor
de liquidez a Wall Street, que por si no lo sabias, funciona en gran parte con dinero calientes. Es
por eso, que nos llaman, el patio trasero de los estados unidos, welcome sur américa.

Sé que puedes pensar que toda esta retahíla es para concluir con que legalicen el porro, para que
no se me acabe y me martirice, pero por un minuto piensa que sería de la vida de miles de
campesinos de zonas complicadas que, con una buena política agraria, pudieran vivir de un
mercado próspero y en auge. Evidentemente nos falta mucho como nación para llegar a ese
punto, pero confió que tú al igual que yo, dos colombianos activos y con ganas de vivir, como toda
nuestra patria, podemos sembrar la semilla del cambio, que más vamos hacer, necesitamos
soluciones eficientes y eficaces, necesitamos más gente trabada dentro de bibliotecas o espacios
de trabajo colaborativo, creando, proponiendo soluciones digitales para nuestra muy boba patria,
y para el mundo, necesitamos menos gente borracha ilusionándose con una selección que nunca
nos ha dado, ni nos dará nada, ni siquiera triunfos, lo único que nos da son los comentarios del
calvo Vélez y los coloridos gritos del cantante del gol. Esa, sí que sería una muerte que valdría la
pena, tenemos que matar las falacias del presidente duque y volverlas realidad, como así que
Bogotá es el silicon valley de sur américa y su merced fue hasta la china a vender frutas como si se
tratara del siglo 18, belleza de presidente. A pero cunado Petro dijo que nos introdujéramos en la
industria cada vez más creciente del aguacate, ese era un loco guerrillero que nos quería llevar al
castro chavismo. Esta mierda no es tarea fácil, pero se puede.

Nos falta mucha cultura para empezar alcanzar esos objetivos, pero no es más, que cuestión de
propósito para empezar, aquí hay que tomar medidas drásticas, vuelvo y desempolvo las palabras
del economista Milton Friedman, nobel de economía, “los acontecimientos contundentes
experimentados por una sociedad no son más que una oportunidad para el cambio” , doctrina de
shock. La cuarentena me pone a pensar maricadas y mira hasta donde llegue, pero bueno, como
decía el cacique, te la dejo hay, de cualquier manera, me voy a poner a jugar FIFA un rato en el pc.
¡Todo bien!.

También podría gustarte