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Trabajo de Lengua Castellana
Trabajo de Lengua Castellana
GRADO 10°2
2021
LA BELLEZA DE EXISTIR
Existe un mundo superficial: nada es lo que parece y nadie es lo que dice ser.
A este, el papa Benedicto XVI denominó “el sexto continente”; hablamos de las
redes sociales, del mundo digital. Hoy día, es cada vez más normal que un niño
tenga un dispositivo electrónico, teniendo acceso a infinita información, tanto
constructiva como de alto riesgo para su vida, y entre esta última, nos
encontramos con una tendencia que amenaza aun la existencia de los jóvenes: los
trastornos alimenticios.
Resulta descabellado pensar que las redes sociales tengan influencia sobre la
conducta psicológica de las personas e, incluso, sobre su alimentación. No
obstante, es una realidad: las redes sociales afectan negativamente a la
población, sobre todo a los adolescentes.
Por otro lado, hoy por hoy, sucede que el valor del like se asemeja al de ser
reconocido y aceptado socialmente. Impresiona totalmente la importancia que
tiene para un joven esa sencilla acción. Luego de realizar una publicación, siente
la necesidad de, periódicamente, revisarla nuevamente, observar los nuevos
comentarios, cómo crece, poco a poco, la cifra de “me gusta” obtenidos. Se vuelve
una obsesión, algo enfermizo. Sin embargo, si solo ese fuese el problema, la
solución resultaría sencilla: podríamos dejar las redes sociales por un tiempo; no
hay mejor manera de aprender a usarlas que dejándolas a un lado, pues desde la
distancia se usan mejor. Pero ese no es el único inconveniente, dado que, a pesar
del esfuerzo que hacen muchos psicólogos, padres de familia y docentes, los
jóvenes han encontrado en estos trastornos cierto placer, logrando crear, dentro
de las mismas redes sociales, cadenas de perfiles que comparten y, de cierta
manera, que tratan de normalizar esta patología. Solo en Instagram hay 5,8
millones de fotos publicadas con la etiqueta #anorexia, lo cual, la aplicación ha
tratado de controlar y de ayudar a quienes realizan búsquedas relacionadas a
estos desórdenes, con un mensaje de apoyo, pero que no cuesta nada ignorar y
continuar con lo que se quiere, por lo que, a mi juicio, no es suficiente, ya que no
está en juego solo un plato de comida, sino que se encuentra en riesgo la vida
misma. Asimismo, para evitar infringir las normas de estas plataformas de
comunicación, se han utilizado otras alternativas para etiquetar estas
publicaciones, como el hashtag #mia, que se refiere a la bulimia, o el hashtag
#ana, que se refiere a la anorexia, y de esta manera hablar sin filtro de estos
trastornos, dándose consejos acerca de cómo engañar a los padres para que
ignoren su problema, intercambiando tips para soportar el dolor, el hambre o la
llenura, de forma sencilla. Del mismo modo, cada vez son más comunes los retos
que tienen como finalidad la promoción de la delgadez extrema, como
#A4Paperchallenge, que anima a publicar una imagen que demuestra que nuestra
cintura es más estrecha que una hoja DIN A4 o el #iphone6challenge, para probar
que nuestras dos rodillas juntas no miden más que el modelo de móvil en cuestión
(13,8 cm). ¿Hasta dónde hemos llegado? ¿Dónde iremos a parar? Lo peor del
asunto es la poca atención prestada a este tema, el tabú que representa y el
silencio agonizante que guardan quienes padecen, a la sombra, cualquier tipo de
trastorno alimenticio.