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https://habitualmente.com/pasos-para-
cambiar-de-habitos/
https://www.asivivomejor.com/como-
tener-el-habito-de-ahorrar/

Normas de convivencia
¿Qué son Normas de convivencia?
Las normas de convivencia son un conjunto de reglas establecidas en un grupo
social a fin de orientar y facilitar las relaciones entre los sujetos y garantizar el
buen desarrollo del trabajo y la vida cotidiana.

Por esta razón, las normas de convivencia se basan en valores como la tolerancia,
el respeto mutuo, el cumplimiento de los deberes y derechos y el respeto de los
derechos ajenos.

¿Para qué sirven las normas de convivencia?


Las normas de convivencia ayudan a prevenir conflictos entre los miembros de un
grupo o comunidad, pues estos, al sembrar la hostilidad, amenazan el bienestar
de la vida cotidiana, dificultan el desarrollo de las metas sociales y pueden,
incluso, propiciar desenlaces trágicos e irreparables.

El cumplimiento de las normas de convivencia favorece la promoción de un


ambiente pacífico, la buena comunicación y la asimilación de los valores de
respeto, tolerancia, solidaridad y compañerismo.

De esta forma, las normas de convivencia coadyuvan en la transmisión de hábitos


saludables en los individuos, en el trabajo productivo y en la construcción del
sentido de pertenencia.
Características de las normas de convivencia
 Varían de acuerdo al contexto, el tipo y la función de la comunidad (académica,
laboral, ciudadana, etc.).
 Expresan los valores del grupo social.
 Son flexibles, es decir, se adecúan a las transformaciones históricas.
 Son puntuales.
 Son de fácil asimilación.
 Pueden transmitirse mediante la costumbre, la tradición oral o la escrita.
 Cuando las normas son establecidas por instituciones formales como escuelas o la
municipalidad, incorporan sistemas de sanciones.
Ejemplos de normas de convivencia
Las normas de convivencia difieren según los contextos, por ejemplo, en la familia,
la escuela, la iglesia, el lugar de trabajo, la comunidad, la ciudad y, hoy por hoy, el
ciberespacio.

Normas de convivencia
¿Qué son Normas de convivencia?
Las normas de convivencia son un conjunto de reglas establecidas en un grupo
social a fin de orientar y facilitar las relaciones entre los sujetos y garantizar el
buen desarrollo del trabajo y la vida cotidiana.

Por esta razón, las normas de convivencia se basan en valores como la tolerancia,
el respeto mutuo, el cumplimiento de los deberes y derechos y el respeto de los
derechos ajenos.

¿Para qué sirven las normas de convivencia?


Las normas de convivencia ayudan a prevenir conflictos entre los miembros de un
grupo o comunidad, pues estos, al sembrar la hostilidad, amenazan el bienestar
de la vida cotidiana, dificultan el desarrollo de las metas sociales y pueden,
incluso, propiciar desenlaces trágicos e irreparables.

El cumplimiento de las normas de convivencia favorece la promoción de un


ambiente pacífico, la buena comunicación y la asimilación de los valores de
respeto, tolerancia, solidaridad y compañerismo.

De esta forma, las normas de convivencia coadyuvan en la transmisión de hábitos


saludables en los individuos, en el trabajo productivo y en la construcción del
sentido de pertenencia.
Características de las normas de convivencia
 Varían de acuerdo al contexto, el tipo y la función de la comunidad (académica,
laboral, ciudadana, etc.).
 Expresan los valores del grupo social.
 Son flexibles, es decir, se adecúan a las transformaciones históricas.
 Son puntuales.
 Son de fácil asimilación.
 Pueden transmitirse mediante la costumbre, la tradición oral o la escrita.
 Cuando las normas son establecidas por instituciones formales como escuelas o la
municipalidad, incorporan sistemas de sanciones.
También te puede interesar ¿Qué es la Convivencia?

Ejemplos de normas de convivencia


Las normas de convivencia difieren según los contextos, por ejemplo, en la familia,
la escuela, la iglesia, el lugar de trabajo, la comunidad, la ciudad y, hoy por hoy, el
ciberespacio.

Normas de convivencia escolar

Entre algunas de las normas de convivencia más importantes en el ambiente


escolar, podemos señalar las siguientes:

1. Ser amable con compañeros, maestros, personal administrativo y de limpieza.


2. Practicar las normas del buen hablante y del buen oyente.
3. Mantener una buena higiene.
4. Vestir apropiadamente.
5. Asistir regularmente y con puntualidad.
6. Llevar a clase todos los materiales necesarios.
7. Ayudar a mantener la escuela limpia.
8. Mantener el área de trabajo ordenada.
9. Dejar los juegos electrónicos en casa.
10. No agredir verbal o físicamente a ningún compañero (cero bullying).
Normas de convivencia familiar en el hogar (niños y adultos)

Algunas de las normas de convivencia del hogar pueden ser las siguientes:

1. Practicar las normas de cortesía: saludar a diario o corresponder al saludo, pedir


permiso, agradecer, etc.
2. Hablar con amabilidad
3. No gritar.
4. Solicitar y permitir la opinión de todos los miembros de la familia en asuntos de
interés común.
5. Participar activamente en las tareas del hogar según las capacidades de cada
quien.
6. Compartir lo que se tiene y negociar el uso de áreas y equipos comunes cuando
sea necesario.
7. Respetar el espacio de los demás así como los horarios de descanso.
8. Destinar un tiempo específico para el encuentro familiar.
9. No usar el móvil durante las comidas familiares.
10. Avisar o solicitar permiso antes de llevar visitas.
Normas de convivencia en el trabajo

Entre algunas de las normas de convivencia elementales en el trabajo tenemos:

1. Practicar la cortesía: saludar, despedirse, agradecer, pedir permiso.


2. Usar un vocabulario respetuoso, decente y apropiado.
3. Mantener una comunicación asertiva con los miembros del equipo.
4. Atender llamadas personales en privado para evitar distraer a los demás.
5. Escuchar música con audífonos para no molestar a los colegas.
6. Mantener limpia el área de trabajo.
7. Comer en los lugares destinados para ello y no en el escritorio.
8. Consultar con el equipo antes de alterar las condiciones físicas del ambiente
(alterar la temperatura del aire acondicionado o de la calefacción, cambiar los muebles de
lugar, hacer alguna actividad ruidosa, etc.).
9. No repetir chismes ni crear rumores.
10. Llamar a las personas por su nombre.
Normas de convivencia ciudadana

Sea en la comunidad de vecinos o en la gran ciudad, estas pueden ser algunas de


las normas de convivencia más importantes:

1. Practicar la cortesía: saludar o corresponder al saludo; pedir permiso; dar las


gracias; ceder el paso, etc.
2. Hablar respetuosamente y en un tono de voz tranquilo.
3. Hacerse responsable de los daños ocasionados a terceros.
4. Cuidar los espacios comunes.
5. Mantener el frente de la casa limpio.
6. Botar la basura en los lugares destinados para ello.
7. Tener especial consideración por niños, ancianos y discapacitados.
8. Mantener los equipos de audio en un volumen moderado y bajarlo durante las
horas de descanso.
9. Evitar realizar trabajos ruidosos durante las horas de descanso (taladrar, martillar,
aserrar, etc.).
10. Respetar las leyes.
Normas para convivencia en WhatsApp
A diferencia de redes sociales como Facebook o Twitter, donde muchas veces la
gente no se conoce, en WhatsApp hay, en teoría, una relación real entre los
contactos. Sin embargo, los chats grupales se han convertido en caldo de cultivo
de auténticos conflictos.
En efecto, cuando no se respetan los protocolos en los grupos de WhatsApp se
crean enormes problemas por pequeños malentendidos, y estos ponen en riesgo
la convivencia en los ambientes reales, al punto de ser causa de rompimientos y
enemistades.

Por eso, en lo que a los grupos se refiere, conviene recordar que, por virtual que
sea el medio, la socialización grupal requiere de normas de convivencia. Entre
algunas de ellas, podemos sugerir las siguientes.

1. Respetar el objetivo para el que fue creado el grupo.


2. No abordar asuntos personales.
3. No establecer conversaciones con un único miembro del grupo.
4. No responder a todo, excepto a lo que sea solicitado.
5. Ser breve y puntual en los mensajes.
6. Mantener un lenguaje adecuado y amable.
7. Evitar temas polémicos, sobre todo si no tienen que ver con el objetivo del grupo.
8. No alimentar discusiones.
9. Tomar en cuenta el horario antes de mandar un mensaje, es decir, no enviar
mensajes en la madrugada.
10. Evitar el envío de cadenas, especialmente si se trata de archivos que pongan en
riesgo el rendimiento de los equipos.

https://www.universia.net/es/actualidad/empleo/reglas-convivencia-ambiente-laboral-
1143300.html

https://www.significados.com/normas-de-convivencia/#:~:text=Las%20normas%20de
%20convivencia%20son,trabajo%20y%20la%20vida%20cotidiana

Hábito (ciencias de la salud)


El hábito es cualquier comportamiento aprendido (no es innato, no nacemos con ningún hábito)
mediante la repetición, que se realiza de forma habitual y automática sin apenas pensar en ello.

¿Cómo se forman los hábitos?


Nadie nace con ellos, se adquieren, no suceden sin ser ocasionados. Cada persona suele
moldear continuamente su forma de ser y de actuar, de acuerdo a las influencias que recibe
del medio que la rodea; en la casa, en la escuela, en el trabajo, con los amigos, con todo esto
vamos construyendo nuestra identidad, estilo de vida, y construimos así nuestro sistema de
creencias y valores, el cual define la actitud que tendremos ante la vida y el rol que
ocuparemos en la sociedad, mismo que estará presente en toda situación o actividad y puede
ser modificado por las exigencias del medio.
Los valores, ideas, sentimientos y experiencias significativas definen los hábitos de cada
persona. Por tanto, los hábitos se crean, no se obtienen por herencia, se pueden volver
necesidades y nos llevan a realizar acciones automatizadas.
Tipos de Hábitos.
El hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o
ningún raciocinio y es aprendido, más que innato.
Algunos hábitos pueden desperdiciar importantes procesos mentales que bien podrían
aprovecharse en tareas más exigentes, pero otros fomentan prejuicios o son perjudiciales
(como el vicio).
Hábitos Físicos:

Se trata de hacer algo que mejore tu salud física. Es decir, en lugar de pasar dos horas viendo la
televisión o revisando tus redes sociales, podrías tomar un paseo de 30 minutos o hacer ejercicio.
Una opción es caminar o usar una bicicleta en lugar del coche para ir al súper, o subir las escaleras
en vez de usar el elevador.

Hábitos Afectivos:

Cuando tienes que querer a alguien, sea por lazos de sangre, costumbre o porque la sociedad lo
manda, como en el matrimonio que ha durado mucho tiempo. El afecto pierde espontaneidad y se
convierte en algo habitual.

Hábitos Sociales:

Son cosas que no haces habitualmente en tu vida diaria, pero si cuando estás en una reunión de
amigos..Lo que se hace porque el resto de la gente lo hace, es decir se hace por costumbre o para
encajar mejor en una parte de la sociedad, a eso se le llama habito social.

Hábito Moral:

Es el tipo de hábito que nos hace sentir bien, son diversas y se nos presentan en el día a día como
el tráfico, las fechas de entrega y la gente difícil. Por ello debes intentar rodearte de personas que
te inspiren y mejoren tu humor, y no de aquellas que te depriman o te hagan sentir mal.

Por ejemplo, si un locutor de radio te molesta, no lo escuches. Debes aprender a identificar las
malas influencias e intentar deshacerte de ellas.

Hábito Intelectual:

El habito intelectual es el cumplimiento de un deber y de ser mejor persona. Además de adquirir


ciertos conocimientos, el alumno debe potenciar y afinar sus capacidades intelectuales, y lograr
aquellas disposiciones u hábitos que harán del estudiante una persona intelectualmente madura.

Hábito Mental:

Es cuando se intenta aprender algo nuevo todos los días. No importa que sea algo chico o algo
grande; puede ser desde el nombre de alguien hasta una historia que siempre has querido
aprender o un instrumento musical que siempre has querido tocar.
Habitos de Higiene:

Los buenos hábitos de higiene son esenciales para mantener la buena salud. Puede parecer una
tontería, pero así es: la higiene previene de muchas enfermedades causadas por virus y bacterias,
aunque lo cierto es que no siempre se toman las medidas necesarias.

Cambiar de hábitos es un trabajo arduo, especialmente los hábitos del pensamiento. Los
pensamientos que frecuentamos a diario sobre cualquier cuestión se convierten en nuestra forma
natural de reflexionar, porque demanda bastante menos esfuerzo para el cerebro pensar siempre
igual sobre la misma cuestión ya aprendida. Al principio debemos mentalizarnos del esfuerzo
necesario que supone tener que concentrarnos en reestructurar nuestros pensamientos
automáticos negativos, pero sabiendo que si lo hacemos a menudo y de forma constante (sin
permitirnos ninguna excepción) nuestras neuronas empiezan a relacionarse entre ellas, creando
conexiones sinápticas más dinámicas y entrecruzadas en nuestro cerebro para preparar a nuestra
mente a que asimile lo que hemos trabajado intelectualmente. Así se transmite ese nuevo estado
mental a nuestra conciencia. Cuando tenemos la firme decisión de que ha llegado el momento de
cambiar nuestra forma de pensar, por ejemplo de que es necesario dejar de pensar
recurrentemente en la vergüenza o en el resentimiento que podamos tener hacia otras personas o
hacia el mundo, requiere la misma fuerza de voluntad que la decisión de dejar de fumar o de
empezar a hacer una vida sana mediante ejercicio físico y una alimentación saludable.

Lo seres humanos tenemos la facultad de renovarnos a nosotros mismos, poseemos el potencial y


la aptitud para transformarnos en la persona a la que aspiramos mentalmente, empleando de
forma consciente las mismas herramientas con las que elaboramos de forma inconsciente nuestro
antiguo Yo.

-Hábitos de higiene: Es la realización, con frecuencia, de acciones concretas referidas


a la higiene, tanto personal como la del entorno en donde vive. Estos hábitos suelen ser
enseñados o no desde niños y están compuestos de acciones como el mantenimiento
de limpieza general diaria del cuerpo, el cepillado de dientes, lavado de las diferentes
partes del cuerpo, lavado de manos antes y después de cada actividad cotidiana,
mantener la limpieza de las prendas y la vestimenta a utilizar, mantenimiento de la
higiene de los diversos ámbitos en donde uno se encuentra, habitación, cocina, baño,
etc.
-Hábitos Afectivos: Estos hábitos tienen que ver con los sentimientos de una persona.
Frente a determinadas situaciones uno puede ir adquiriendo el hábito de sentir
diferentes cosas, por ejemplo, si repetidamente nos encontramos frente a una
situación de riesgo y otra persona nos advierten, o castigan o repelen ante esa
situación, en nosotros se creará un hábito de temor frente a las situaciones de riesgo.
Lo mismo pasa en situaciones afectivas, en cuanto a relaciones personales. Crear
hábitos afectivos puede tener que ver con estar predispuesto a entablar lazos con
otros sujetos, sean de amistad, de amor, de compañerismo, etc.
-Hábitos Cognitivos: Tienen que ver con las ideas y conceptos que crea un sujeto y la
manera que tiene de formularlos. Es decir, formular creencias y adoptar las ya
existentes mediante el uso de la racionalidad, creer en algo que pueda suceder o que
sucede a través de un proceso intelectual, es un hábito prácticamente inconsciente
que realiza el ser humano desde que empieza a tener capacidad de pensamiento
autónomo.
-Hábitos de Lectura: Este tipo de hábito, tal como los hábitos de Higiene, o de
Alimentación por ejemplo, están encuadrados dentro de lo que algunos autores llaman
“buenos hábitos” y están referidos a aquellas buenas costumbres que hacen al
desarrollo de un individuo. Por lo tanto, cuentan con una gran carga de contenido
subjetivo y son susceptibles a diversas refutaciones o variaciones. El hábito de la
lectura es aquel que tiende a estimular el ejercicio de leer. Para ello, es necesario el
acostumbramiento y el esfuerzo diario y repetido de dicha actividad hasta que la
misma deje de ser una pesada carga, en caso de que lo fuera, para convertirse en
una placentera actividad.
-Hábitos de Alimentación: La manera en que determinados sujetos o sectores sociales
tienen de alimentarse, pudiendo estar condicionado por factores económicos, religiosos,
culturales, etc., genera diversos hábitos de alimentación. Esto quiere decir que el
acostumbramiento o la práctica repetida de alimentarse, por ejemplo, solo de un
determinado tipo de comidas. Existen personas que solo comen comida rápida, o al
contrario sectores o familias o individuos que prefieren solo la comida casera. Algunos
hábitos están condicionados no por los alimentos en sí, sino por diversas cuestiones,
como los horarios de comidas o diferentes rituales a la hora de comer.

https://www.tipos.co/tipos-de-habitos/

http://trabajosmds.blogspot.com/2015/03/tipos-de-habitos.html

https://es.wikipedia.org/wiki/H%C3%A1bito_(ciencias_de_la_salud)

https://www.psicoadapta.es/blog/que-es-el-habito/

El apego es un lazo afectivo especial que se genera con personas significativas del entorno. Este
lazo afectivo es muy importante, porque influye sobre la construcción de nuestra personalidad, de
nuestra forma de ser. Va a condicionar, de alguna manera, cómo seamos en la etapa adulta.
El apego, en la etología, es una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular,
que se desarrolla y consolida entre dos individuos, por medio de sus interacciones recíprocas,
y cuyo objetivo inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de
amenaza, ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección.

La Teoría del apego de John Bowlby

Fue el psiquiatra y psicoanalista infantil John Bowlby el primero en formular una teoría del
apego, al estudiar la relación y el vínculo que se establecía entre un hijo y su madre,
concluyendo que, tanto la capacidad de resiliencia de los menores, como su conducta y
desarrollo emocional posterior estaba directamente relacionada con el tipo de vínculo que los
niños establecían con sus progenitores en los primeros años.

Los 4 tipos de apego

A continuación, veremos en qué consiste cada uno de los tipos de apego propuestos por Bowlby,
así como algunas manifestaciones en niños y adultos.
1. Apego seguro

Este tipo de apego está caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe que su cuidador no va
a fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. De acuerdo con Bowlby, este tipo de apego
depende en gran medida de la constancia del cuidador en proporcionar cuidados y seguridad.
Debe tratarse de una persona atenta y preocupada por comunicarse con el recién nacido, no sólo
interesada en cubrir las necesidades de limpieza y alimentación del bebé. Desde luego, el
inconveniente es que esto supone una entrega casi total de parte del cuidador o cuidadora, lo cual
puede resultar complicado para algunas personas.

Los niños con apego seguro manifiestan comportamientos activos, interactúan de manera
confiada con el entorno y hay una sintonía emocional entre el niño y la figura vincular de apego.

No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las personas y no les provoca miedo el abandono.
Es decir, pueden llevar a una vida adulta independiente, sin prescindir de sus relaciones
interpersonales y los vínculos afectivos.

2. Apego ansioso y ambivalente

En psicología, “ambivalente” significa expresar emociones o sentimientos contrapuestos, lo cual,


frecuentemente genera angustia. Por eso, en el caso de un apego ansioso-ambivalente el niño no
confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad, de que a veces sus
cuidadores están y otras veces no están, lo constante en los cuidadores es la inconsistencia en las
conductas de cuidado y seguridad.

Las emociones más frecuentes en este tipo de apego, son el miedo y la angustia exacerbada ante
las separaciones, así como una dificultad para calmarse cuando el cuidador vuelve. Los menores
necesitan la aprobación de los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les abandonen.
Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse demasiado de la figura de
apego.

De adultos, el apego ansioso-ambivalente provoca, una sensación de temor a que su pareja no les
ame o no les desee realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les gustaría con
las personas, ya que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Un
ejemplo de este tipo de apego en los adultos es la dependencia emocional.

3. Apego evitativo

Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo
cual les provoca sufrimiento. Se conoce como “evitativo” porque los bebés presentan distintas
conductas de distanciamiento. Por ejemplo, no lloran cuando se separan de cuidador, se interesan
sólo en sus juguetes y evitan contacto cercano.
Lo constante han sido conductas de sus cuidadores que no han generado suficiente seguridad, el
menor desarrolla una autosuficiencia compulsiva con preferencia por la distancia emocional.

La despreocupación por la separación puede confundirse con seguridad, en distintos estudios se


ha mostrado que en realidad estos niños presentan signos fisiológicos asociados al estrés, cuya
activación perdura por más tiempo que los niños con un apego seguro. Estos menores viven
sintiéndose poco queridos y valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de
los demás y por lo mismo evitan las relaciones de intimidad.

En la edad adulta, se producen sentimientos de rechazo de la intimidad con otros y de dificultades


de relación. Por ejemplo, las parejas de estas personas echan en falta más intimidad en la
interacción.

4. Apego desorganizado

Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta comportamientos
contradictorios e inadecuados. Hay quienes lo traducen en una carencia total de apego.

Lo constante en los cuidadores han sido conductas negligentes o inseguras. Se trata del extremo
contrario al apego seguro. Casos de abandono temprano, cuya consecuencia en el niño es la
pérdida de confianza en su cuidador o figura vincular, e incluso puede sentir constantemente
miedo hacia ésta.

Los menores tienen tendencia a conductas explosivas, destrucción de juguetes, reacciones


impulsivas, así como grandes dificultades para entenderse con sus cuidadores y con otras
personas.

Evitan la intimidad, no han encontrado una forma de gestionar las emociones que esto les
provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter negativo que impide la
expresión de las emociones positivas.

De adultos suelen ser personas con alta carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece
que rechacen las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo. En otros casos, este tipo de
apego en adultos puede encontrarse en el fondo de las relaciones conflictivas constantes.

La importancia de un apego seguro


La calidad del apego determinará tanto el modelo mental del adulto, como sus
relaciones con los demás, sus miedos o la gestión emocional que haga.
Si de niños desarrollamos un concepto positivo de la figura de apego y de
nosotros mismos, los sentimientos que experimentaremos serán de seguridad,
confianza, alegría y bienestar, mientras que, si el modelo mental es negativo,
nuestros sentimientos serán de inseguridad, desconfianza, ira y miedo.

Es por ello, que resulta de suma importancia prestar atención a los primeros años
de vida de los niños, estableciendo vínculos fuertes y una relación segura en la
que ellos puedan sentirse cuidados y protegidos.

A pesar de ello, el modelo de apego, aunque con dificultad, puede cambiar en la


edad adulta mediante nuevos vínculos basados en relaciones sanas de amistad,
pareja, laborales etc.

https://abaterapia.com/maternidad-y-paternidad/tipos-de-apego/

https://www.mentesabiertas.org/articulos/publicaciones/articulos-de-psicologia/tipos-de-apego-
y-sus-implicaciones-psicologicas#:~:text=Seg%C3%BAn%20L%C3%B3pez%20(2009)%2C%20el,en
%20mantener%20un%20contacto%20privilegiado.

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