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My Side - Tara Bronw
My Side - Tara Bronw
Staff 2
Traductoras
Milita87 Esther Maslow
Taly Fabi
Playlob Ksteff15
Ctt Koyashii
Correctoras
Taly Faby AriannysG
Revisión Final
Taly Fabi
Diseño
Taly
Índice 3
Erin Benson se sentía como si hubiera ganado la lotería cuando llegó desde Dakota
del Norte con las llaves de su primer apartamento en la mano.
Entre el aerosol de pimienta y unas esposas, ella descubre el terrible error que ha
cometido.
Con las emociones a flor de piel, Erin decide que aguantará hasta que pueda
encontrar una solución.
¿Qué pasa cuando las cosas que quieres no son las cosas que consigues?
Capítulo 1 5
L
os nervios no se retorcían en mi estómago cuando el avión aterrizó. No
me sentía tan emocionada como había pensado que me sentiría. Había
un nivel de libertad, mezclado con mis emociones, que estaba
controlando todo lo demás y dándome una sensación de paz dichosa.
—Puedo cargar eso por ti. ¿Darte un paseo a dónde sea que vayas?
Le sonreí.
Él hizo un gesto con la cabeza hacía el baboso de mediana edad con el gordo,
sudoroso y repulsivo rostro oculto detrás de un pilar.
Tal vez, podría vencer a este tipo. Era delgado y más como un despreocupado
estudiante hipster que el baboso y acosador con traje de piel. De cualquier manera,
había pánico e inseguridad dando vueltas en mi cerebro. Tuve que respirar
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profundamente.
Sonreí.
—¿Estudiante?
Él sonrió.
—Leyes.
—Amiga, tengo una hermana. Si alguna vez recibe miradas lascivas de algún
gordo de mierda como ese, lo estrangulo.
—¿Conoces Boston?
Él me miró de reojo.
—Lisa. Es una perra total. Tiene dieciséis años y controla por completo toda la
casa. Volví a casa durante una semana y estaba dispuesto a matarla. —Él se echó a
reír entre dientes—. Lo siento. No soy... un asesino en serie o algo así. ¡Ajá! Lo peor
que se puede decir a una chica desconocida.
Reí nerviosamente y miré mi reloj, sólo iba a llegar un par de minutos más
tarde de lo que esperaba. Mi mapa de Google en mi iPhone nos mostró casi allí.
—¿Cuál es la dirección?
No era exactamente cerca de allí, pero era mejor que terminar en un traje de
piel.
Él conversaba y yo miraba hacia la cuenca del río. Era increíble. Mucho más
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sorprendente que Grand Forks en el estado de Dakota del Norte. El viaje terminó
exactamente en catorce minutos. Fue más rápido de lo que el mapa nos
proporcionó durante el tráfico regular de la tarde.
Se detuvo frente a Cappy’s. Los edificios de ladrillo rojo por todas partes eran
impresionantes. La calle era antigua y tranquila, pero con toques modernos, de
alguna manera encajaba. Me sentí pequeña y, sin embargo, de alguna manera
poderosa en medio de todo. Yo sería, oficialmente, una estudiante de leyes en un
par de semanas. Eso era poderoso.
Le sonreí.
La tarde caía, pero el tráfico no estaba tan mal. Extendí el asa de mis maletas y
comencé la corta caminata hasta el apartamento de la calle Hemenway. El edificio
era de ladrillo blanco y limpio. Suspiré, observándolo. Se veía como la imagen en
Internet. Si el interior era lo que yo había visto en las fotos, estaría en el cielo.
Saqué la llave del bolso y acarreé todo hasta la antigua puerta marrón de madera.
Realmente, la puerta debía de ser más antigua que cualquier cosa que hubiera
tocado alguna vez.
Toqué la madera tallada y traté de calmar el impetuoso entusiasmo de mi
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interior.
Estaba sudando y preparada para dejar las maletas en los peldaños inferiores,
cuando sólo vi la antigua escalera.
No había ascensor.
Hice una mueca y comencé el gran ascenso por las escaleras. Valía la pena la
subida. Era mi primera casa, mi primera posición como adulta. Todo estaba
encajando dentro del plan de manera perfecta. Menos el ascensor. Eso me puso
nerviosa. Las cosas nunca salían a la perfección.
Crucé los dedos mientras llevaba todo hasta el apartamento 521. Me temblaban
las manos cuando puse la llave en la cerradura. Todo era demasiado perfecto hasta
ahora. Me preparé para lo peor.
La habitación era un poco pasada de moda, pero estaba vacía. Suspiré y cerré
la puerta.
Hice lo mismo en el baño, pero de nuevo, estaba vacío. Los nuevos azulejos de
vidrio y el hermoso juego de baño de cuatro piezas me hicieron feliz. Pero el
sonido de personas gimiendo y de mujer riendo no lo hacían.
Salí del baño y camine hasta el final del pasillo, donde se encontraba el último
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cuarto. Agité el aerosol cuándo escuché el sonido de nuevo. Me aferré a este y al
pomo de la puerta. Giré el pomo lentamente, abriendo la puerta sólo un poco.
Dos personas se manoseaban una a otra, frotándose entre sí. Un fuerte cuerpo
masculino con tatuajes y músculos esbeltos martilleaba contra una mujer delgada,
demasiado bronceada y con el pelo decolorado.
Mi corazón se sentía como que iba a explotar. Saqué mi móvil y marqué el 9-1-
1 mientras comencé a rociar.
Unos gritos se elevaron desde la cama mientras yo los rociaba con el aerosol.
Empezaron a golpear la puerta con las manos. Los chillidos, gritos y pisadas
por todas partes, hacían el pequeño cuarto de baño tan estrecho que parecía un
ataúd. Cerré los ojos. Se llamaban por los nombres, se gritaban frases, pero yo no
paraba de balancearme y aferrar el aerosol. La puerta parecía que iba a ser
arrancada de las bisagras.
Miré mi teléfono. Yo quería a mis padres. Quería a Danny. Quería alguien que
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resolvería el dilema e hiciera que todo esto desapareciera.
Mi cerebro se burló de mí. Casi se echó a reír de lo acertado que había estado.
De cómo había cometido semejante error. Que yo no era fuerte.
Me estremecí, pero entonces los escuché, los sonidos de rescate. Los sonidos de
personas gritándoles que se posaran en el suelo. Comencé a llorar; las lágrimas de
alegría corrían por mis mejillas.
Un hombre me gritó:
—Noooooo.
Le permití que abriera la puerta por completo y me arrojé entre sus brazos.
El tipo se volvió. Tenía la cara hinchada y roja por el aerosol. Él tenía la mirada
llena de furia.
La chica estaba llorando en el suelo, sin blusa, y sus tetas obviamente falsas la
sostenían en el aire, como si estuviera haciendo «la postura de la cobra» sin manos.
Miré mi reloj, eran las 5:00, yo no estaba según lo previsto, la forma en que yo
quería estar. Quería estar corriendo y desempacando para las 5:30.
Capítulo 2 16
Compañeros
M
e sentí mucho peor cuando el chico tatuado sacó un contrato de
alquiler, idéntico al mío, de un armario. Él despotricó y me señaló y
bramó una sarta de maldiciones cuando los policías les quitaron las
esposas a él y a la chica. Ellos trataron de calmarlo, sacudiendo la cabeza y
murmurando:
Me sentí enferma. Todo mi plan estaba dando un giro enorme por un camino
para el que no estaba preparada. El policía negó con la cabeza.
—Bueno, ahora que hemos determinado que este es nuestro piso, ¿pueden salir
todos y dejarnos a ella y a mí solucionarlo, antes de que nos desalojen? Y me
gustaría ponerme mi camiseta.
—Estaré bien.
El chico salió de la habitación y regresó con una camisa. Se frotó los ojos.
Todavía sonaba molesto, pero capté algo, un acento en la forma en que dijo
cerveza. Todavía podía ver la hostilidad en sus ojos. Eran más que expresivos.
Asentí con la cabeza y me senté en el sofá. Enfurecerlo no ayudaría a la
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situación. Me apreté el puente de la nariz y respiré hondo. Cuando me sentí mejor,
miré hacia él.
—Ya que también es tu casa, lo siento mucho por rociarte con el aerosol. —Sin
embargo, realmente no lo sentía. La chica parecía una prostituta. No quiero putas
en mi casa. La sola idea me daba ganas de limpiarlo todo. ¡Puaj! A mi madre le
hubiera dado un ataque.
—A eso le llamo una puta mentira. Apuesto que te sentiste muy bien
rociándome con eso. Parecías disfrutar de ello.
Fruncí el ceño.
Pasé mis dedos por mi pelo y bebí un pequeño sorbo de cerveza. Procesé todo
mientras limpiaba mi boca.
—¿Así que hablamos con dos personas diferentes sobre el alquiler del mismo
lugar? Evidentemente una falta de comunicación.
Él me miró.
—Evidentemente.
Me reí.
—Lo siento, tengo que decirlo en voz alta, eso me ayuda a descifrarlo. ¿Cuánto
pagaste?
—Yo también.
Me guiñó un ojo.
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—Claramente esto es un error, estoy seguro de que te van a encontrar un buen
lugar en alguna otra parte.
Bebió hasta que estuvo vacía y luego suspiró como si se hubiera refrescado.
—Por supuesto.
Él se aclaró la garganta.
—Como he dicho Erín, no tenemos nada en alquiler que se le pueda comparar.
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¿Podéis arreglaros un par de semanas hasta que surja algo? Hay dos dormitorios,
no es diferente a tener un compañero de piso.
—Tom, tienes que arreglar esto. He viajado desde Dakota del Norte. Eso es un
largo camino que recorrer para este nivel de falta de profesionalidad. Firmé un
contrato de arrendamiento por un apartamento de dos habitaciones, con vistas al
parque. Firmé para este apartamento específico. No puedes pensar que
simplemente podemos vivir juntos. —Mi corazón estaba acelerado—. Podría ser
un pervertido. No puedo compartir una casa con él. Él ya tenía una extraña mujer
aquí, creo que era una prostituta. Probablemente está metido en las drogas o algo
así.
Lochlan me interrumpió.
—Bueno, buena suerte con eso Lochlan, no es que vayas a necesitarla. Adiós
Erín, hazme saber tu decisión. —Con eso colgó.
Me quedé mirando el teléfono, preguntándome qué demonios acababa de
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suceder. Me dejé caer de nuevo en el sofá.
—Está bien, princesa. Te las arreglarás. Son sólo seis semanas, tal vez ocho
como máximo, como dijo el hombre. ¿Tan difícil puede ser? Seguramente has
tenido compañeros en Dakota del Norte.
Le gruñí:
—Supongo que me quedo con la otra habitación, dado que tú ya tenías una
amiga pasando la noche.
—Oye, también llegué hoy aquí. Ella no era mi amiga y no se quedó a dormir.
Era mi camarera. Ahora bien, puesto que tú la espantaste, yo estaría más que feliz
de dejarte ocupar su lugar. Me puedes pagar por haberme rociado. —Me guiñó un
ojo y me dedicó una sonrisa de un solo lado.
«Tengo un problema».
—¿Qué?
Él abrió la puerta.
Él me tendió una gran mano. Me di cuenta de los callos en las puntas de sus
dedos.
Su mirada se volvió sombría mientras sus ojos viajaban por todos los
contornos de mi cara. Hice una mueca, haciéndolo sonreír.
Caminé detrás de él y traté de ignorar lo alto y grande que era, o lo bien que
olía.
Lo odiaba, aunque olía bien y parecía sexo en forma de piruleta. Era alto, uno
noventa tal vez, con una complexión que hacía que su camiseta se ajustara en el
pecho y los brazos. Pero él no era corpulento, lucía esbelto y fuerte. Su pelo oscuro
estaba cortado y peinado en un fohawk2, con algunos mechones que colgaban en la
2 Fohawk: es un falso mohawk (levantar las puntas del pelo con gel)
parte posterior casi como un mullet3; pero de alguna manera en su engreído y
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atractivo cuerpo, era sexy. Me di cuenta que tenía un enorme tatuaje de un sol en la
base de su nuca, que sobresalía de la parte superior de la camisa. Su espalda se
flexionaba mientras caminaba. Me abofeteé mentalmente a mí misma. Hacía calor
en el hueco de la escalera y yo no había tenido sexo en mucho tiempo. Eso era
todo. Yo no me acostaba con cualquiera, y no lo hacía con chicos que ya lo habían
hecho ese día con otra persona. Me estremecí al imaginarlo.
Caminamos por la calle, sin hablar. Eso era incómodo y molesto. Él aminoró el
paso cuando me quedé atrás, esperándome.
—¿Tienes hambre?
3Mullet: es un peinado que se caracteriza por ser corto en la parte superior de la cabeza y largo en la
zona de la nuca.
Miré a mí alrededor mientras nos acercábamos a una mesa.
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—¿Nos acomodamos nosotros mismos? —le pregunté, un poco confundida.
Él jugueteó con los saleros, levantando la vista hacia ella a través de sus
espesas pestañas.
—¿Cuál es tu problema?
Pensé que había escuchado mal por un segundo. Todavía estaba esperando mi
menú. Miré a la parte posterior de la camarera y luego a él, y negué como si
estuviera perdiendo la cabeza.
Yo no dije nada. Era evidente que era un loco y un sarcástico y para colmo, un
imbécil titulado.
Él esperó a que yo respondiera, pero yo seguí sin decir nada, así que miré por
el restaurante, si se podía llamar así. Sonreí a la camarera cuando ella trajo las
cervezas.
—Soy yo.
Los ojos de ella se ampliaron, como si fuera a tener un ataque al corazón. Ella
gesticuló, deslizando una servilleta hacia él, dijo:
Él se rio.
—¿Cómo te llamas, cariño? —Él fue muy Tennessee cuando dijo cariño.
—Darla.
Ella se rió de nuevo. Yo observaba con horror. Pero él cogió la pluma y escribió
una especie de garabato en la servilleta.
6 Juego de palabras con cariño, que es Darling en inglés y el nombre de la chica que es Darla
Su encanto se apagó cuando él me miró. Pude ver una diferencia entre la forma
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en que me hablaba y me miraba, comparado con ella. Él asintió con la cabeza.
—Esto no va bien, quiero decir, en cuanto a cómo van las primeras citas.
Pareces muy tensa. Tal vez deberíamos tomar un par de tragos primero. —Hizo un
gesto a la camarera para que volviera—. Dos chupitos de Jack. Que sean dobles.
Ella le guiñó un ojo. Yo había pensado que estaba siendo encantador para mí,
pero después de verlo adular, me di cuenta de que la forma en que era conmigo,
era su estado natural. Con ella, él parecía estar forzándolo.
—Esto no es una cita y yo no bebo. Mira a esa chica dos reservados más allá,
ella te está mirando como si esperara que pudieras aparecer en cualquier momento
en su plato. Ella, literalmente, te vio y luego se puso lápiz labial. Invítala a esos
tragos y te garantizo, que harán que llegues más lejos de lo que lo harán conmigo.
Bastardo arrogante.
—No te vayas.
La forma en que lo dijo me hizo volver a sentarme, como si yo no quisiera. Era
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real. Estaba siendo auténtico. El encanto y la arrogancia desaparecieron. Él tenía el
efecto más extraño en las mujeres, yo incluida. Era como nuestra propia marca de
kriptonita.
Ordenó por mí, me hizo quedar, y ahora me iba a alimentar a la fuerza con
tragos. Me quedé, sólo para ver qué extraña cosa iría a hacer a continuación. Sus
ojos eran tan azules de repente, que me dejó sin aliento.
—Kriptonita —murmuré.
Fruncí el ceño.
—¿Ves? Eso fue fácil. Ahora bebe la cerveza. Jack le da un mejor sabor. Tal vez
no es vino tinto, princesa, pero es mejor que la cerveza sola.
Él me señaló.
—Es mía y te diré qué, si encuentran uno igual de bonito, en un área similar y
la misma renta, voy a ser yo el que se mude. Hasta entonces, sacaremos lo mejor de
esto y no nos arrojaremos mierda el uno al otro ni rociaremos a nadie. A menos
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que sea una chica que no quiere salir por la mañana. Puedes rociarlas a ellas. —Él
me ofreció una de sus grandes manos—. ¿Trato? Y no estoy bromeando, si termino
con alguna chica pegajosa, espero que arremetas tan duro como lo hiciste hoy. Tal
vez incluso un poco más.
—Trato, pero las mujeres pegajosas son problema tuyo. Yo podría advertirles
antes de que las arrastres por el pasillo.
Él se echó a reír.
—¿Así que estás en un espectáculo o en una banda llamada Thin Ice, o es algo
más?
Él sonrió.
Frunció el ceño.
—Si quieres, mi trabajo puede pagar todo el alquiler, y tú me puedes pagar con
masajes y trayéndome cervezas.
—Así que cantante en una banda, ¿qué te hizo decidirte por eso?
Él se encogió de hombros.
—Sí, claro.
—¿Cómo sabes que va a funcionar con esta banda, y que serás capaz de pagar
el alquiler y vivir?
Él se echó a reír.
—Soy indie, no rock. Y sí, está bien. No voy a estar allí mucho. Estamos en un
circuito. Iremos de bar en bar y tocaremos cinco noches a la semana. Además,
tengo que llegar a conocer a la nueva banda y a los fans. —Él me miró—. ¿Qué
pasa contigo que quieres ser abogada? No pareces ser el tipo.
Fruncí el ceño.
—¿Qué tipo?
—Fuerte y malo como los de CSI y UVE8. Esas son chicas perversas. Tú pareces
tener miedo de tu propia sombra. Como un perrito con un gran ladrido.
—Vete a la mierda.
Él me agarró la mano.
—Espera, eso sonó mal. Quiero decir que eres delicada, como una dama. No es
como si fueras un perro o débil. Obviamente eres formal y correcta, y criada con
8CSI (Crime Scene Investigation = criminalística) y UVE (Unidad de Victimas Especiales) son
programas de televisión, basados en estas unidades.
fiestas de jardín y club de campo. Sólo quiero decir que tal vez no deberías estar
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alrededor de criminales curtidos y cosas malas todo el tiempo.
—Tú no me conoces.
Sus cejas se entrelazaron, provocando que sus ojos hicieran esa cosa de la
ardiente oscuridad de nuevo.
Yo estaba perpleja.
—Has venido aquí porque unos tipos estaban armando una banda y buscaban
un cantante... en una banda al azar. Boston debe ser más caro que Tennessee. ¿No
te preocupa pagar la renta y esas cosas?
Él se rió de mí.
—No. Ellos estaban haciendo muy buen dinero la primavera pasada cuando
tuvieron que despedir al vocalista anterior. Es un gran riesgo para ellos, no para
mí; pero el antiguo cantante es un adicto. ¿Qué podían hacer? Era separar la banda
o encontrar un nuevo cantante. Me vieron cantar y me pidieron que me uniera.
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Empiezo esta semana con ellos. Mi primer concierto es mañana. Deberías venir.
Él se echó a reír.
—Fiscal.
—¿Por qué demonios querrías hacer eso y estar rodeada por esa negatividad?
—Los abogados son la gente que encarcela a la gente malvada. Ellos hacen una
diferencia. Tú puedes ver la parte más oscura, pero yo veo lo bueno de ello. Sin
abogados, la gente malvada no iría a la cárcel. No se aprobarían leyes. No se
podría hacer cambios.
La luz abandonó sus ojos, dejando una oscuridad que parecía sincera.
Él se encogió de hombros.
—Será divertido.
—¿Te medicas?
Él se rió.
Me encogí de hombros.
Yo me burlé.
—No creo que tengas problemas conociendo amigos. ¿Qué pasa con la chica de
antes? ¿La camarera?
Él sonrió.
—Asqueroso.
La camarera volvió y trató de ponerse en plan ramera con él. Yo había visto eso
un millón de veces con mi hermano. Él era también un artista caótico. Las mujeres
se lanzaban sobre él constantemente. Yo terminé mi hamburguesa, para su
asombro.
Casi me ahogo.
—Deja de hacer eso. No soy una de esas chicas que adulan a los chicos o se
dejan llevar por los elogios. Sólo hará que me sienta incómoda y entonces no
podremos ser amigos.
Él me señaló a su vez.
—Eres tan molesto. ¿Tienes un filtro o simplemente dices cualquier cosa que
quieres?
—¿Necesitan la cuenta?
—Eres despreciable.
—Te he invitado a cenar. Cuando dije que quería que me debieras algo, no me
refería a odio y amargura. Estaba pensando más bien en que me hicieras el
desayuno en algún momento o me frotaras la espalda en la ducha, ya sabes, cosas
de compañeros de piso.
¡Ye! Costco
N
os instalamos en una rutina. Él dormía desde las cuatro de la
mañana hasta el mediodía, sorprendentemente, siempre solo. Yo
hacía el desayuno y me iba a correr, tratando de aprender dónde
estaba todo antes de que comenzara la facultad, siempre durante el día y siempre
con mi aerosol. La ciudad comenzó a volverse agradable, más acogedora. Pasé
menos tiempo preocupándome por donde estaba, y más tiempo disfrutando de mí
misma.
Tom y Leslie me enviaron dos correos electrónicos dejándome saber que nada
nuevo había surgido.
Lochlan venía conmigo a todas partes. Comenzó siendo molesto, pero después
de un tiempo, noté que él me estaba mostrando cosas que había descubierto. Me di
cuenta que su mirada lasciva había sido reprimida un poco. Quería atribuirme el
mérito por eso. En el fondo, yo quería que fuéramos como una novela romántica
que había leído en la que unos compañeros de piso se enamoraron. Mi principal
problema era su trabajo. El cantante principal en una banda al azar de Boston, no
era exactamente como me imaginaba que iba a suceder una historia romántica.
Esto era más bien cómo pasé las vacaciones la primavera pasada...
—¿Te has levantado temprano y no pudiste limpiar tú mismo? Te pedí que por
favor no dejaras mierdas por todas partes.
Agarré el zumo de naranja de la nevera y bebí del envase. Era mi peor hábito.
Él no hizo ninguna mueca ni se quejó. Se acercó a mí, casi tocándome, lo cogió de
mis manos y bebió un buen trago. Él me lo devolvió, pero negué con la cabeza. Mi
nariz se arrugó.
Él ladeó la cabeza.
Él se echó a reír:
Él sonrió.
—A veces voy a yoga caliente9, tienes que venir. Parece que te vendría bien un
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estiramiento en los tendones. ¿Por qué no te inclinas y me dejas estirarte por
detrás?
—¿Quieres ir a Costco?
—Yo la tengo.
Él se echó a reír.
Salimos del apartamento una hora más tarde. Él tenía una mirada arrogante en
su rostro, como si hubiera sabido que yo iba a tardar. El coche que estaba enfrente
era bonito, era un Audi negro de cuatro puertas con una pinta fabulosa.
—¿Esto es tuyo?
9
Yoga caliente - Es una modalidad de alto rendimiento, que se practica dentro de un salón a 42
grados. Una clase equivale a correr 10 kilómetros, pero advierten que puede producir mareos,
náuseas o taquicardia.
—El batería, Gerry, viene con nosotros —dijo mientras entrábamos. Nos
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dirigimos a unas pocas manzanas, deteniéndonos en el exterior de un pequeño
edificio de ladrillos, nada agradable como el nuestro. Un chico delgado, con buen
estilo, el pelo rubio oscuro y demasiado arreglado, caminó hacia nosotros.
Él se rió.
—Gerry. —Tenía su pelo rubio oscuro cortado como Justin Bieber. Llevaba una
camisa de rayas blancas y azules. Sus pantalones eran color borgoña y llevaba unos
mocasines muy lindos. Era gay. El tipo de gay que me hacía querer al INSTANTE
ser su falsa pareja como fachada o su mejor amiga.
Sus manos estaban limpias y bien cuidadas y tenía poros diminutos. Se hacía
faciales y manicura con regularidad. Sin embargo, no era totalmente delicado, era
fuerte y guapo, pero de una manera femenina, como un modelo. Él me dirigió una
mirada evaluadora.
Me señaló.
Fruncí el ceño.
Lochlan me miró.
—¿Eres gay?
Gerry se rió.
—¿No es obvio? Aunque tengo que decir que nunca me lo habían preguntado
tan groseramente.
—Eso es enfermizo. ¿Cómo se puede juzgar a alguien por ser quiénes son? —
me lanzó una mirada y continuó conduciendo.
De alguna manera yo resultaba ser el tipo malo a los ojos de Lochlan. ¿Había
juzgado a alguien además de él? Él se merecía cada pizca del juicio que tenía.
Lo miré de nuevo.
Él me sonrió.
—Yo a la perfección.
Sonreí.
Le di un empujón a Lochlan.
—Lo dijiste.
Fruncí el ceño.
—¿Tú no crees que estaría bien con un hermano gay, o simplemente crees que
miento mucho? —Su tono tironeó de mí.
Le respondí casualmente.
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—¿Qué? No... Nunca quise decir eso. Pensé, que tal vez estabas siendo de
mentalidad abierta... o tratando de hacer que él se sintiera bien, con lo de ser una
estrella de rock y... nada —me detuve. Estaba empezando a sonar prejuiciosa o
tolerante, lo que no soy. No creo en la tolerancia. Eso significa que ves la diferencia
entre otra persona y tú.
Sonreí.
Me burlé y crucé mis brazos. Él continuó leyendo hasta que finalmente tuve
que decirlo:
—No soy una de esas personas. Eso salió mal. No creo en la tolerancia.
—¿Quieres esto? Es para las mujeres que intentan perder algo de peso. La chica
de los anuncios está tonificada.
—Parece un pene. Todo el mundo verá a Gerry con sus pantalones de color
borgoña, luego a ti con la polla-aerosol, y van a pensar que todos somos gays.
¿Cómo se supone que voy a conquistar a alguien con todo eso?
—Lo hice una vez para Halloween con mi hermano, él quería realmente
vestirse como una chica, y si yo lo hacía, nadie se metería con él. Así que lo hice y
déjame decirte que... —Su sonrisa creció—. Fue realmente malo. Era como
patizambo, peludo, con un desfavorable tatuaje-en-el-bíceps. Me parecía a Wesley
Snipes en A Wong Fu. Alex, mi hermano, se parecía a John Leguizamo. Era sexy
como el infierno y yo era todo músculo y parecía una puta mierda.
Me gustó este lado de él. No lo veía a menudo situando a alguien por encima
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de él. Frente a otras personas era tan engreído, pero en ese momento, Alex era más
importante.
Mirando más allá de él, me pareció ver a alguien conocido. Miré al chico e
incliné mi cabeza un segundo. Él se volvió hacia mí, pero no lo conocía. Miré de
nuevo a Lochlan para decir algo. Era tan guapo y divertido. Tuve que
concedérselo. Las semanas que habíamos pasado juntos no habían sido en
absoluto, como yo esperaba que fueran. Justo cuando una leve sonrisa se dibujaba
en mis labios, lo atrapé inclinando la cabeza, mirando el culo y el tatuaje en la parte
inferior de la cintura de una chica de mi edad. Sus cejas se levantaron mientras ella
se inclinaba para recoger algo.
10Del dicho: Comer galletas en la cama. Lo cual significa tener sexo (sin sentimientos de por medio)
divertirse mientras dure, pero luego tener que lidiar con ello. Por lo tanto en el texto indica que no
Tiré mis verduras en el carrito.
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Él me miró.
—¿Estás bien?
Cogí algo con una cubierta atractiva de la mesa y leí el dorso del libro.
Instantáneamente intrigada, lo arrojé al carrito. Él me miró.
—Sí, claro.
—Habla mierdas sobre mí y luego se acuesta con todo lo que ve, no gracias.
—Tal vez se acuesta con ellas para darte celos y no habla mierda. Habla de lo
inteligente, limpia, y organizada que eres, y Erin dice esto, y Erin dice lo otro. A
Erin no le gustan las setas a menos que estén picadas en pedazos muy pequeños, y
Erin cree que es tan valiente, pero veo la forma en que desliza la mano por su
aerosol. Le gustas. Debes darle una oportunidad. Él es dulce cuando no está
deberá lidiar con ello ya que encontrará la diversión con un personaje de ficción (libro) no con una
persona real.
tratando de ser el cantante principal. —Sus palabras me quemaron por dentro con
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aleteos y la esperanzadora posibilidad.
Gerry se burló.
Cogí mis cosas del carrito de Lochlan y las metí en el carrito de Gerry. Le pasé
el dinero en efectivo.
—Tengo que ir al baño. —Él me miró, pero lo ignoré. Me alejé y esperaba que
Lochlan llegara a casa con la chica del tatuaje en la parte baja de la cintura.
Justo estaba girando la cerradura cuando dos chicas empezaron a hablar desde
los otros compartimentos.
—¿Has visto que Lochlan Barlow está aquí? Está con Gerry Ronson. ¡Oh Dios
mío!
—Oh Dios mío, chica, lo sé. Estaba tan sexy en America’s Most Talented Stars.
En serio. Voté por él todas las noches. No lo podía creer cuando lo echaron del
programa.
¿Había estado yo bajo una roca? ¿Él había estado en un programa? Así fue
como lo conoció todo mundo.
Continuaron la charla.
—Él le dio una paliza de muerte a un tipo entre bastidores una noche.
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—No me importa una mierda, eso lo hace más caliente. ¿Qué estaban
pensando? Él es sexy y rebelde. He escuchado que está soltero. Estoy tan contenta
de que se haya unido a Thin Ice.
—Lo sé, ¿verdad? Él ha estado con ellos un par de semanas. Tenemos que ir
una noche a uno de los bares. Mi prima Mandy fue y dijo que Lochlan la besó
después de una actuación.
Mis entrañas ardían. Sentí náuseas. Él era tan cerdo, ¿Por qué les importaba lo
que él haría? Perseguir celebridades no tenía sentido para mí. No eran más que
personas. Por lo general, malas personas.
Si lo era, eso significaba que era su primera vez en una banda porque era un
cantante real... que podría hacer la actuación solo. Él era famoso y yo me estaba
burlando de él constantemente y llamándolo artista muerto de hambre. Oh Dios.
¿Cómo no lo sabía?
No odiaba a nada más que a los realitys de televisión. No había visto nada de
eso desde la primera temporada de The Bachelorette. Me gustan más los dramas
criminales. Me lavé las manos y miré la apariencia perpleja en mi rostro.
Cuando regresé a donde estaban Gerry y Lochlan, la chica sexy se había ido y
Lochlan tenía una extraña expresión en su cara. Él me frunció el ceño y empujó el
carrito hasta el coche. Miré a Gerry pero su expresión no ayudó tampoco.
Permanecieron en silencio.
¿Yo había hecho algo?
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Fuimos en silencio. Ni siquiera me atreví a intentar entablar una conversación,
evidentemente algo había salido mal.
—Lochlan, la llave extra está escondida en el buzón. —Se volvió hacia mí—.
Fue un placer conocerte. ¿Supongo que entonces nos veremos en una actuación?
Abrí la boca para decir que no, pero no pude. Quería verlo. Asentí con la
cabeza.
—¿Tienes hambre?
—No, gracias.
Cuando aparcó fuera de nuestro apartamento, me horrorizaba arrastrar todo
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por las escaleras pero él cargó la mayor parte. Agarré un par de cosas, corrí y
mantuve la puerta abierta para él. Estaba a medio camino en el segundo tramo de
escaleras, cuando una sandía comenzó a escaparse de entre sus manos. No me di
cuenta hasta que él la tenía clavada en la pared y no caminaba.
—Coge esto.
La saqué con seguridad, y rápidamente subí corriendo las escaleras con mis
brazos ahora llenos.
¿Olió mi cabello? ¿Qué fue eso? ¿Estaba activando los encantos? Mierda... oler
el cabello era muy caliente. A menos que él haya pensado, «¿Qué es ese mal olor?»
y olió mi cabeza. O él era un loco acosador, eso no era caliente. Mierda, ¿mi cabello
apestaba?
Solté las bolsas y le abrí la puerta. Ni siquiera me dio las gracias. Arrojó todo
sobre el mostrador y comenzó a sacarlo todo.
—Me parece que las niñas buenas no suelen ser honestas con ellas mismas. Se
esfuerzan tanto por ser normales, que se olvidan de divertirse. Cuando consigues
que se relajen, son como el oro brillante.
Tragué saliva.
—Tienes solo una oportunidad en la vida para hacer algo especial. ¿Por qué
malgastarlo en la mediocridad? Seguro y fácil es para maricas. Hay que ser
increíble y diferente. Ser agradecido por la singularidad en ti mismo.
—Gracias, Tony Robbins. —Yo quería ser su amiga, pero burlarme de él era
más seguro.
Él soltó un bufido.
—Así es como quiero vivir mi vida. Nunca se sabe cuándo la elección segura te
va a impedir ser increíble. —Levantó mi nuevo libro—. Aligerando el tono, ¿Los
Hermanos del Condado De Claire? Tal vez no eres una buena chica, después de
todo. Tal vez eres una niña traviesa. —Sus ojos ardían.
Alargué la mano para coger el libro, pero él lo levantó. Terminé parada con el
pecho contra el suyo tratando de alcanzarlo. Lo bajó con una mirada de suficiencia.
Se lo arrebaté de las manos.
61
—Me gusta la lectura. Las chicas buenas leen. —Me dolía el estómago. Quería
ser una «chica mala». Su discurso de motivación me hizo pensar en las cosas que
me estaba perdiendo, como él.
Él me miró.
Me agarró la mano y vi el cambio. Pasó de bromear conmigo por ser una buena
chica, a tratar de quitarme los pantalones. Se apoyó contra mí, empujándome hacia
la encimera. Inclinó la cabeza, miró hacia abajo a la parte superior de mi blusa, y
luego puso sus manos a cada lado de mí, atrapándome.
—Mi hermana los lee. Los llama lecturas de una sola mano.
—Sí, así es como todas las chicas los llaman. Las chicas buenas simplemente no
lo dicen en voz alta. Son mejores que la cosa real. Los Hermanos del Condado de
Claire no dejan su mierda por todas partes o tienen cambios de humor. No se fijan
en otras chicas. Ellos me producen orgasmos y desaparecen, y no necesito vacunas
y chequeos periódicos.
Él me agarró del brazo, pero dejé caer mi libro y fui por mi aerosol. Él se quedó
perplejo, soltando su agarre.
—No iba a hacerte daño. Nunca lo haría. Pensé que estábamos jugando un
poco.
No quería que él lo viera. Fui fuerte una vez. No necesito ayuda. Tenía que ser
fuerte.
Di vuelta en la cama una vez más hasta quitarme la última sábana de encima.
Mi camiseta sin mangas y mi bóxer se sentían como una sudorosa trampa mortal.
Incluso con las ventanas abiertas, el calor era intenso. Gruñí, saliendo de la cama, y
tropecé en el pasillo hacia la cocina. Abrí la puerta doble de la nevera y dejé que el
aire fresco me envolviera. Suspiré, echando la cabeza hacia atrás. El calor era
demasiado.
Eché un vistazo al envase de leche de almendras por la que él había soltado
63
tacos y la cogí de la nevera. Estaba fría y húmeda en mis manos. Sostuve el frío
envase contra mi pecho. Me levanté la camisa, la puse bajo mis senos, y agarré otro
envase. Lo sostuve contra mi estómago, girándolos cuando se calentaban por el
sudor de mi cuerpo. Cerré los ojos y gemí.
—Mmmmm.
Él se apoyó en la encimera, llevando sólo unos bóxers. Apenas podía ver sus
tatuajes en la habitación tenuemente iluminada.
—Lo siento. —La cocina estaba casi a oscuras con la nevera cerrada.
Rodeó la encimera, su calor hizo que mi piel estallara en una nueva capa de
sudor. Él llegó a mi lado, rozando su brazo velludo contra mi muslo, tirando del
cajón del congelador. Sacó una bolsa de frijoles de soja que conseguimos en Costco,
y me los ofreció. Los cogí y sonreí.
—¿Qué tal el libro? —Su tono estaba cargado de lo absurdo.
64
Me eché a reír.
—Sip. —Cogió una bolsa de guisantes e hizo lo mismo—. ¿Así que te gusta lo
predecible? —me preguntó, mientras abría la nevera y me pasaba una botella
parecida a una de cerveza pero no lo era.
—Eres tan crítica. ¿Es que acaso nunca has echado un polvo por el simple
placer de echar un polvo?
—Bueno, supongo que no. Tal vez deberías probarlo, en lugar de sólo leerlo
todo el tiempo. Estás demasiado tensa, princesa. Puedo ayudar a relajarte, si
quieres.
Yo jadeé.
—No lo estoy. ¿Por qué? ¿Porque no quiero entregarme a todo aquel que
conozco? Tengo más respeto por mí misma como para dejar que alguien como tú
me toque.
—Si te toco, te gustará. —Él bajó su cara hasta la mía—. Si yo quisiera besarte,
princesa, lo haría y te encantaría y rogarías más. —Él permaneció quieto.
Mi molestia fue silenciada por los intensos instintos animales que recorrían mi
cuerpo. Él sonrió y se echó hacía atrás.
—Necesitamos las ventanas y puertas abiertas para que la brisa entre. Confía
en mí, los norteños no tienen ni idea de cómo enfriar una casa. Entiendo de esto.
Mi atracción era innegable. Como lo era su capacidad para acostarse con todas
con las que hablaba. Eso tenía que ser un elemento de disuasión, pero no, mi
cuerpo lo deseaba y mi cerebro estaba a bordo. ¿No me importaba que se acostara
con todas las chicas con las que hablaba?
No estaba segura de que eso fuera acertado. Probable ni siquiera tenía que
hablar. ¿Me habría besado en la cocina? yo lo habría hecho. Habría saltado a sus
fuertes brazos y le habría permitido poseerme en la encimera.
Sostuve la botella cubierta de condensación en mi frente y respiré hondo.
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Agarré mi teléfono y le mandé un correo electrónico a Tom para ver cómo iba la
búsqueda de apartamento. Lochlan y yo habíamos sido compañeros de piso
durante un par de semanas, y yo estaba dispuesta a hacer cosas que no había hecho
en mucho tiempo.
Cosas que no había hecho nunca con alguien que apenas conocía.
—Te lo dije.
Suspiré.
Él se cruzó de brazos.
Me reí.
Tuve que forzar a mis ojos para que ni siquiera trataran de echarle un vistazo a
sus bóxers a la luz de la luna.
—Esta es una mala idea.
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Frunció el ceño.
—¿Cuál?
Lo señalé a él.
—Oh, yo puedo.
Él sonrió.
Mi mirada se estrechó.
—Del tipo en el que quien ceda a la evidente atracción entre nosotros, se muda.
Me reí.
—Pero lo que olvidas es que puedo tener a la chica que quiera, cuando quiera
y en el lugar que quiera. Tú, por el contrario, vas a obtener artritis en tu mano
derecha de tantos sueños despierta que vas a tener sobre mí, mientras lees tus
libros. —Me guiñó un ojo y me soltó. Ni siquiera me di cuenta de que mis manos
se clavaban en sus redondos hombros, en lugar de alejarlo. Él se rió y salió de la
habitación, de nuevo en un movimiento fluido.
—Espera.
—¿Sí?
—Entonces el acuerdo tiene que ser más estricto. Nada de sexo para ninguno
de los dos... con nadie.
Fruncí el ceño.
—¡Puaaaj!
Él se echó a reír, pero no era la risa divertida de antes. Era tensa, como si fuera
a echarse encima de mí en cualquier momento. Yo esperaba que lo hiciera. Me
gustaría conseguir el orgasmo casi pulsante que estaba a punto de ocurrir por su
toque. Sinceramente, estaba a unas diez caricias de distancia con mi vibrador.
Sonreí imaginándolo, yo me correría y él se marcharía por hacer el primer
movimiento.
—Ya empezó.
—Estupendo.
—Bueno.
—Bien.
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—Excelente.
Todo lo que podía hacer era rezar para que Tom y Leslie consiguieran algo
antes de empezar las clases el lunes. Yo no necesitaba una distracción de este
tamaño.
Capítulo 4 72
M
e acurruqué en la sala de estar con Persuasión de Jane Austen. Nada
restablecía mi incapacidad para controlarme a mí misma como
Austen. Excepto que de repente, veía mucha más tensión sexual de
lo que recordaba. No estaba segura de si estaba realmente allí, o si estaba tan hecha
un manojo de nervios, que la estaba poniendo en la historia.
—¿Leyendo de nuevo?
Me pasó una tarjeta de visita, rozando sus dedos contra los míos mientras me
la pasaba. Me eché a reír, debido a los nervios.
—Eres un idiota.
Él se encogió de hombros.
—Tú me deseas.
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Entré a la cocina a buscar algo frío. Estaba pensando en conseguir un poco de
hielo para poner en mis bragas, cuando lo sentí detrás de mí. Se puso de pie
demasiado cerca cuando abrí la nevera. Inclinó la cara en mi nuca e inspiró
largamente.
—Sabes a correrse.
Él susurró:
—Nunca hemos dicho ni una sola cosa sobre tocar. Dijimos mantener nuestros
pantalones puestos. Nada sobre contacto de piel con piel, es lo que yo entendí que
era.
—Así que, ¿quieres jugar conmigo al juego de quien puede ser más seductor?
Él sonrió.
—Sip.
Fruncí el ceño.
74
—Tú vas a perder. Soy una chica.
Inclinó la cabeza.
—¿Crees que las mujeres son más seductoras que los hombres?
Había sentido su erección rozando mi culo, así que hice lo más audaz que
podía y me mentí a mí misma diciéndome que todo era para conseguir el
apartamento. Deslicé mi mano por el bulto en sus pantalones.
—Lo triste es, que ni siquiera tengo que tratar de ser seductora, vosotros los
chicos sois tan fáciles.
Le devolví el guiño que siempre me estaba dando, y pasé por delante de él. Mi
corazón latía y sentí ganas de vomitar, pero mantuve la calma.
—Nosotras también.
Yo no era una de las chicas populares en la escuela, el ser una chica guapa me
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ganó la tolerancia. Las chicas malas me aceptaban en las fiestas, cuando tenían que
hacerlo, pero mi gente eran los nerds de Star Trek. Corría a casa todos los días para
verlo. Danny se burlaban de mí por ello, hasta que vio al Doctor Who y decidió que
la ciencia ficción era genial.
Cuando llegamos al pub, la chica que me había hablado saludó con la mano
mientras entraba.
—Disfruta la actuación.
Le devolví el saludo.
—Tú también.
—Te lo dije.
Él habló rápidamente:
—Shiraz11 de la casa.
Me guiñó un ojo.
—Lindo sostén.
Yo sonreí.
Me reí.
Negué con la cabeza, bebiendo el vino. Era sorprendentemente bueno. Sus ojos
se volvieron divertidos otra vez.
Yo sabía que él estaba jugando conmigo, iba a por el golpe bajo, el compromiso
era un anzuelo para las chicas, seguro. Parpadeé hacia él.
—Ahora no puedo.
Él me dirigió una mirada mortal.
79
—No, no como amigos con derecho, y te lo dije, no tengo hepatitis C. Jesús.
Soy más cuidadoso que eso. Nunca he ido al descubierto, te lo haría saber.
—Todos los tipos famosos dicen eso y luego, de repente, Pamela Anderson está
como OMD, yo también la tengo. No puede ser Tommy. No, él nunca lo haría.
Él resopló:
Mi mirada se estrechó.
—Fabuloso.
—Podrías haber dicho que estabas saliendo con él. No nos hubiera importado.
Levanté la mirada para ver a una de las chicas con las que había caminado
80
hasta allí.
—Hola.
—No.
Ella miró a su alrededor. Seguí su mirada y lo vi. Era una realidad. Cada chica
estaba esperando el momento en que la banda subiera al escenario. Eso me hizo
sentir sucia y mi vestuario no ayudaba.
Las luces se atenuaron, aún más de lo que ya lo estaban, y las luces del
escenario se encendieron. La banda salió. Él buscó entre la multitud hasta que llegó
a mi cara en la mesa. Me guiñó un ojo y me dedicó su sonrisa de un solo lado. Yo
ni siquiera sabía que la multitud había estallado en algo equivalente a un caos
total. Todo lo que vi fue a él. Parecía incomodo hasta que posicionó la guitarra en
sus manos. Él toco un par de suaves notas antes de abrir la boca.
Camiseta ajustada con tatuajes que sobresalían de los bordes de sus mangas.
Pantalones vaqueros ajustados con botas negras y pura arrogancia sureña. No
tenía el sonido del campo. Era una mezcla entre pop e indie. Él era increíble. Todos
ellos lo eran.
La canción terminó. Tragué saliva. Sus ojos se encontraron con los míos y yo
quedé congelada.
La siguiente canción era realmente animada, era una canción para bailar. Su
voz era alta y todo el mundo estalló en la pista de baile.
Él bailó como nunca me hubiera imaginado que fuera capaz. Yo no sabía nada.
Eso estaba claro. Mierda, él tenía razón otra vez.
Él había ganado.
La multitud se volvió loca otra vez cuando volvió a beber. Sostuvo el vaso por
última vez.
No podía respirar.
Sus dedos se movieron tan rápido que mi visión borrosa no podía mantener el
ritmo. Cuando su voz estalló por encima de la guitarra, todo el mundo se volvió
loco. La multitud comenzó a cantar con él. Ellos sabían la canción. Yo nunca la
había oído antes. Él empezó a pisar fuerte con su bota en el escenario, mientras
tocaba y cantaba.
Era como si yo nunca lo hubiera visto. La canción no era rápida, y sin embargo,
85
la multitud se movía con él. Su pisoteo con la bota y sus ocasionales gritos aquí y
allá, los movían. Los brazos se sacudían en el aire mientras gritaban las notas altas
con él. Sonaba como una especie de canción de taberna.
Me levanté y salí del pub. El pisoteo y los gritos me siguieron todo el camino
desde el pub hasta la calle.
Apuré el paso. Estaba cerca de casa cuando sonó mi móvil. Lo saqué, viendo
un número extraño. Respondí, preguntándome si era Danny.
—¿Hola?
—¿Por qué?
—Oh, Lochlan, vamos. No estoy a la altura. —Doblé en la esquina de nuestra
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casa. Me eché a reír más fuerte por lo que acababa de confesar. Yo estaba
demasiado borracha y sabía que tenía que colgar, pero no podía detener las cosas
que quería decir. Caminé y grité:
—¿Quieres que te desee? Pues tú ganas. Te deseo. Te deseo ahora mismo. Tal
vez deberías dejar esa actuación, volver a casa y mostrarme lo que me estoy
perdiendo por ser una niña buena. Me rindo. Voy a entregarme a ti, libremente, y
luego me mudaré. Nada de lo que haga va a superarte. Nada se va a comparar
contigo. —Dejé de caminar, al darme cuenta de lo que estaba diciendo. Me pasé las
manos por el pelo. Estaba herida y ni siquiera sabía por qué, pero mis palabras se
convirtieron en un susurro—. Eres algo real. Me dejaste creer que eras un
estancado cantante sureño de bar. Tú eres una estrella. Eres esa persona increíble y
sorprendente que quieres ser. Yo soy la chica segura y normal. Tú eres fantástica
grandeza y yo no —susurré, apoyada contra el edificio de ladrillo.
Lo interrumpí.
—Mierda.
—Erín, ¿qué mierda? No puedo escuchar nada más de lo que dices. ¿Qué está
pasando? ¿Por qué suenas asustada? No me importa que hayas dicho esas cosas.
Yo sólo quiero tener esta conversación contigo. Quiero verte, cuando te diga las
cosas que quiero decir.
No podía colgar, necesitaba que estuviera allí todavía, así no estaba sola.
Estaba a punto de convertirme en un saco de piel y la última cosa que había dicho,
era una confesión a un hombre sobre él siendo más que yo, incluso en mi propia
mente.
—¡ERIN!
Cogí el teléfono.
—¿Hola?
Él volvió a gritar:
Yo grité en respuesta:
—¡Estoy en casa!
—Por el amor de Dios, ¿dónde está el tipo que te sigue? ¿Está en la casa?
Gemí.
—Princesa, te juro por Dios, que vas a ser mí muerte. ¿Qué demonios? ¿Hay un
hombre o no?
Gemí.
Me di cuenta de repente, que él estaba sin aliento y el ruido del pub había
desaparecido.
Fruncí el ceño.
—Sí.
—¿En serio? ¿Corrí como cinco manzanas para llegar hasta aquí, y esto era una
trampa? Así que todo eso de «Lochlan eres el mejor, no puedo competir contigo —OMD
un hombre me está siguiendo», ¿era pura mierda?
Incluso elevó su tono para imitar mi voz, pero en realidad sólo sonaba como
un personaje de dibujos animados.
—¿Cómo llaman los chicos a eso? —Golpeteé mi uña contra mi mejilla—. Oh,
sí, ¿no odies al jugador, odia el juego?
—Me dejaste creer que eras un loco pueblerino del sur que estaba haciendo un
intento de ser una estrella de rock. —Mis palabras sonaban un poco arrastradas—.
No me dijiste que eras una estrella famosa.
Su mirada se estrechó.
Di un paso atrás.
—No es nada.
Mi espalda se presionó contra la pared junto a la puerta del baño. Él se acercó
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más, poniendo sus brazos a cada lado de mí.
—Puedes decírmelo.
Me arrodillé junto a la taza, dándome cuenta de que él había corrido tan rápido
como pudo para venir y asegurarse de que estuviera a salvo.
El Nuevo Trato
M
e desperté con un sobresalto y un grito ahogado. La cabeza me
daba vueltas. Gemí, haciendo una mueca ante las malas
sensaciones que me cubrían. Estaba en mi cama. No recordaba
mucho. Todavía estaba en mi ropa interior cola-brasilera de encaje y el sujetador
push-up. Me lo quité y me puse una camiseta y unos pantalones. Hacía frío en la
habitación. Había una nota, un vaso y una pequeña caja con algo en mi mesita de
noche.
Princesa, bebe esto y tómate estas pastillas y ven a despertarme. Date prisa. L
Me estremecí, mirando a la caja. Era agua de coco. Metí las pastillas en mi boca
y vertí el líquido de aspecto turbio en el vaso y bebí. No fue tan malo. No con tanto
sabor a coco como imaginé que sería.
—Hola.
Él sonrió.
—¿Cómo estás?
—Deja de gritar.
—Déjame en el suelo.
—No bebes, ¿verdad? —Me pasó mis zapatos. Me los puse, tratando de no
vomitar.
—¿Confías en mí?
Lo miré y con todas mis fuerzas traté de decir que no, pero no lo hice. El
asentimiento fue casi involuntario. Abrí la puerta del coche y él estaba allí,
sosteniendo una mano hacia mí.
Retrocedí.
Sus ojos azules brillaban. Él ni siquiera sabía que lo estaban haciendo. Gemí y
dejé que me sacara del coche. Eructé. Él me dirigió una mirada de preocupación.
Me reí.
—No hay nada más. Lo saqué todo anoche.
96
Él colocó mi mano en su brazo y cerró la puerta.
Me reí.
—Lo recordaré.
—Confía en mí.
—¡Oye tú! —El hombre lo miró. Era del tamaño de un Honda Civic con
tatuajes y una gran barba. Tenía el aspecto de motero, pero no del tipo caliente. No
del tipo de las novelas que me gustaba leer.
—Será mejor seas más que agradable con él más tarde —dijo con una voz
grave. La camarera lo golpeó en el brazo y limpió las cenizas.
Una morena con rizos, mascando chicle, con su propio estilo de motera y
demasiado escote, se paró junto a nuestro reservado. Ella estalló el chicle hacia mí.
Yo fulminé a Lochlan con la mirada.
Él indicó.
—Empieza a hablar, y no acerca de la comida. A no ser que sea por eso que
llevas el aerosol a donde quiera que vayas.
Suspiré.
—¿Él te lastimó?
Él levantó mi barbilla para que mirara hacia sus ojos azules intensamente
oscuros.
—Cuéntame la historia.
—Yo vivía en las residencias de la UND12. Mis padres están en Grand Forks,
pero yo quería la experiencia universitaria completa. Salí con un chico el primer
semestre. Nos conocíamos desde hacía años, íbamos juntos en la escuela media. Al
primer mes de relación, él me propuso matrimonio.
Me hizo reír.
Él me guiñó un ojo.
12
UND: Universidad de Dakota del Norte
Él resopló. Le lancé una mirada. Él asintió con la cabeza.
100
—Continúa.
Yo suspiré.
Me burlé.
—Eso es todo.
Mi garganta estaba seca, por suerte la camarera trajo los cafés. Le eché crema y
la removí en el café. El color blanco se disolvía lentamente en un patrón de giro,
hasta que se mezcló completamente.
—Necesito saberlo.
—Está bien. —Asentí con la cabeza—. Me atacó una noche. Fue unos cinco
meses después de que la «Orden De Alejamiento» estuviera en vigor. Me golpeó en
la cabeza con algo y me llevó entre dos edificios. Él me estaba sacudiendo
violentamente y golpeándome, cuando llegó una chica. Ella estaba caminando por
ahí, ocupándose de sus propios asuntos. —Esta era la parte de la historia que se
sentía como un demonio arrastrándose dentro de mí con las garras afiladas. Tomé
101
una respiración y un sorbo de café—. Ella lo atacó. Creo que me desmayé, pero
cuando recuperé la conciencia, él la estaba golpeando. Ella había tratado de
ayudarme y él se volvió contra ella. Agarré una enorme roca y la estrellé en la
cabeza de él. Llamamos a la policía y lloramos abrazándonos. Fue increíblemente
aterrador.
—Ella, más que yo. Terminó muy magullada y golpeada. Yo estaba mejor que
ella. La visité en el hospital, se veía tan mal. Me sentí enferma.
—Sip. —La palabra salió fuerte. Yo sabía que era mi autodefensa activándose,
apagando el temor que estaba recordando.
—En prisión.
—Es mi favorito. Este lugar hace su propia salsa holandesa y las patatas fritas
caseras son la bomba.
—Gracias.
El primer bocado fue increíble. Sin embargo, mi pobre estómago no estaba tan
seguro de eso. Comí lentamente, en caso de devolverlo, lo que dio lugar a que él
me robara mis patatas fritas caseras.
—Mi madre siempre hacía los huevos benedict para Navidad, Pascua y Acción
de Gracias. Eran las únicas ocasiones en las que estaban permitidos. Mi padre tiene
problemas de colesterol.
Me reí.
—Mi padre es lo contrario. Nunca comería algo como esto. Corre maratones.
Por eso escogí Boston. Vinimos aquí en el 2008 para que él corriera una maratón,
antes del divorcio.
—Caramba.
Él se rió.
—Sólo dilo, di que yo tenía razón, ¿y que esta es la mejor mierda que alguna
vez has comido?
Él se echó a reír.
Cerré los ojos y mastiqué. Disfrutando del sonido de su voz y del sabor en mi
boca.
—Ahora que ya estás toda dichosa y feliz, hay algo que quiero hablar contigo.
—¿Qué?
Él bebió un largo trago de café.
104
—Quiero que estemos juntos. Olvídate de la apuesta, olvídate de la mudanza,
y la búsqueda de apartamento. Sólo seamos compañeros de piso.
—Está bien. —Él me hacía sentir segura. Por mucho que me quemara, me
gustó.
Mi ojo palpitó.
—¿Te preocuparías por mí? —Traté de sonar sarcástica, pero no fue así.
—¿Así que vamos a ser compañeros de piso? —Las palabras se sentían mal y
escasas, pero me obligué a sonreír.
Yo sería etiquetada como la novia que le haría menos atractivo para las
mujeres del mundo, y él sería el tipo en el que nunca confié y que arruinó mis
calificaciones. O peor aún, dejaría la facultad y lo seguiría en sus giras. La idea de
él con otras mujeres me hacía sentirme enferma. Lo señalé:
—¿Podemos acordar que nada de citas en la casa? Si las chicas y los chicos son
compañeros de piso, es mejor no hayan relaciones sexuales en la casa.
Bromance
M
e apoyé en el mostrador, balanceándome al ritmo de los Beats13 que
le había robado de su habitación. Él tenía los mejores auriculares
del mundo. Me sentí como si estuviera en el concierto de Imagine
Dragons. No es que yo tuviera idea de quiénes eran. Él estaba abriendo mis ojos a la
música, siempre llenando el iPod que me compró. No lo oí llegar a casa. Cogí las
fresas en el mostrador y leí el texto de la clase que había dejado. Algo se movió en
mi periférica. Miré hacia arriba para ver como una tarta con cubierta de crema
batida se deslizaba por el mostrador hacia mí. Me quité los auriculares. Él me
entregó un tenedor.
—¿Qué es esto?
Él se rió.
—Hemos estado viviendo juntos durante un mes, sin peleas, sin sexo, sin
problemas. Merece una tarta.
Yo fruncí el ceño.
Fruncí el ceño.
—Ohhhh, Dios mío. —Se lamió los labios y yo clavé mi vista en la tarta.
Algunas cosas era más seguro no verlas. Yo no había estado en una actuación,
desde la primera. Eso también era mejor no observarlo. Verlo tan vivo me ponía
caliente. Claramente tenía problemas con los chicos sexys y el autocontrol.
Sus brillantes ojos azules se encontraron con los míos, pero su mirada se volvió
seria como su tono.
—No.
Di otro mordisco.
—Muy bien. —Me comí el bocado, pero no pude seguir. No tenía más ganas de
comer. Dejé mi tenedor—. Gracias por la tarta.
Me agarró la mano.
109
—No te enfades.
—Tus expresiones son tan raras a veces. Puedes oscurecer tu cara, te lo juro.
Él se echó a reír.
—¿Va a venir tu hermano? —Él siempre estaba ignorando las cosas que no
quería escuchar.
—¿Qué?
—¿Hermano?
—Sí. Mañana.
—Genial.
Me encogí de hombros.
***
Esa noche yo estaba estudiando cuando llegó. Miré hacia arriba sonriendo y
me concentré en nuestra zona de amigos.
—Estuvo genial. Luego escuché, que algún representante venía a vernos tocar.
Podríamos recibir ofertas de interés.
Fruncí el ceño.
—¿Qué? Felic…
—Lo siento.
—No lo hagas.
Casi corrí cuando llegamos al aeropuerto. Necesitaba estar lejos de él. Cuando
miré hacia él, sonreí por el hecho de que todavía llevaba sus gafas de sol. Su
situación de fama no estaba mejorando. Se quedó parado, con aspecto de Lochlan
Barlow, pero en gafas de sol. Necesitaba la barba de Pitt Mitch y la ropa de un
vagabundo. Las chicas lo señalaban y se desmayaban. Le di un codazo.
Yo me reí.
—Estúpido.
—¿Qué?
—Tienes algo mejor que los Beatles, amiga. Sólo tú puedes dejar de mencionar
que estabas saliendo con una celebridad.
Le di una mirada.
Lochlan se rió.
Danny suspiró.
—¿Qué?
—Deberías venir al pub esta noche. Estamos tocando en uno bueno. Los
viernes estamos en los mejores pubs.
Danny me miró. Estuve de acuerdo, temiendo las palabras que estaban a punto
de salir de mis labios.
—Sí. —Mierda.
14Bromance: se forma con las palabras en inglés bro, que significa hermano, y romance. Se trata de
una relación cercana no-sexual entre dos (o más) hombres, una forma de orientación afectiva.
Ellos se adularon y conversaron durante horas. Fue algo bueno. Leí e hice mi
114
tarea.
Las novelas románticas estaban empeorando mi atracción por él, así que cogí el
último de James Rollins, en vez de un romance. Lo terminé en la bañera y comencé
a prepararme. No me molesté en alisarme el pelo. Un pub en la humedad a
principios de otoño en Boston era una trampa mortal para el pelo liso. No lo había
llevado rizado desde la noche en que habíamos hecho el ridículo. Me miré y sonreí.
Tenía poco maquillaje, una sencilla camiseta azul y unos pantalones de lino.
Parecía que estaba tratando de ser casual. Él ni siquiera me iba a notar en
comparación con las chicas del pub.
Danny señaló.
—Iros al diablo.
15Un break o ruptura es una sección tocada por un solo instrumento, posiblemente de percusión,
que forma un interludio durante una canción. En algunos géneros un break es sinónimo de solo,
pero generalmente se diferencian en que durante el solo el acompañamiento sigue sonando,
mientras que durante un break no.
No me hicieron caso. La canción terminó. Lochlan sonrió.
115
—¿Sabes qué? Tienes toda la razón. La forma en que dio la pausa tras el break
fue dramática. Sentí a los latidos de mi corazón detenerse, esperando eso.
Danny asintió.
—Te extrañé.
Lochlan miró su voluminoso reloj de cuero que parecía más bien una esposa
que un reloj.
—No.
Él parecía confundido.
—¿Por qué está conviviendo contigo? ¿No os encontraron otro lugar?
116
Negué con la cabeza.
—Oh diablos, por favor, no estropees esto. Siempre quise una estrella del rock
como hermano y un cuñado es igual de bueno.
—Amigo.
—Por favor.
Se cruzó de brazos.
—Adelante.
Él sonrió.
Yo suspiré.
—Estupendo. Por favor, no se lo digas. No quiero que venga aquí y también
117
me avergüence.
Me hizo un guiño.
—Yo sé que vas a hacer lo correcto. Cuando llegue el momento, saldrás con él.
Él me miró.
Yo murmuré:
Él bajó las escaleras casi corriendo. Era como un niño que iba a ver a Santa. Yo,
por el contrario, estaba horrorizada. Lochlan no necesitaba ser una estrella más
grande en mi mente.
El pub era uno diferente al que yo había estado. Danny le mostró al portero
una tarjeta y entramos. Miré hacia la cola en la puerta, que seguía alrededor de la
manzana.
—¿Loch?
—No puede ser. El mejor siempre será Rick Allen de Def Leopard.
—Lo sé ¿verdad? Con un solo brazo y aún le da una buena paliza a esa batería.
—¿Cómo te va?
—Genial.
Él se echó a reír.
119
—¿Un poco de vino?
—¿Él te lo dijo?
Se echó a reír y se sentó junto a mí, mientras Danny fue a atacar al bajista,
Mike. Nos habíamos conocido brevemente una vez.
El estómago me dolió.
Los dos vimos como Danny acorralaba a Lenny, el otro miembro de la banda.
Gerry se echó a reír.
—Todo el mundo lo está. Por eso le pedimos que se uniera. Es brillante con los
negocios y un cantante increíblemente talentoso. Mientras mantenga su
temperamento bajo control, él nos llevará a la cima.
Levanté la cabeza.
—¿Él es inteligente?
Gerry se echó a reír.
120
—Eres una idiota. Sí, tiene un MBA 16
de la Universidad de Tennessee. Es
inteligente. Él ya nos consiguió un agente y algunos conciertos para los meses de
invierno. Tuvimos una gran oferta hace un par de días, pero nos dijo que la
rechazáramos. Estamos a la espera para ver si ese movimiento valió la pena.
Él se echó a reír.
—Les dije que no puedes tener más de tres de estos o vas a ser su problema.
—Imbécil.
Él se encogió de hombros.
Danny se sentó.
—¿Sí?
—Por supuesto.
Lochlan siguió mirando hacia mí. Incluso cuando un grupo de chicas se acercó
con cosas para que él firmara.
Suspiré. Danny sonrió como un niño en una tienda de dulces y Gerry me miró
con una mirada de suficiencia.
Mike se acercó.
—Hola, Erín.
—Hola.
—No, Lenny sí. Soy de Maryland. Contesté un anuncio, como estos chicos.
Lenny y Vic son de Boston. Tenían una banda antes, pero hacían conciertos de
poca monta una vez a la semana en un pequeño bar. La banda se separó y
decidieron intentarlo de nuevo.
Mike asintió.
Mike asintió.
El pub se volvió negro, a excepción de una luz azulada que brillaba hacia abajo
en donde Lochlan estaba de pie, en el centro del escenario.
Comenzó a cantar en voz baja. Sostuvo el micrófono tan cerca de su cara que
sus labios lo acariciaban cuando cantaba. Las manos de todo el mundo estaban en
el aire, balanceándose con las suaves letras que provenían de él.
17Mosh pit: hacer slam, hacer pogo. Saltar y empujarse al ritmo de la música; generalmente se hace
en los conciertos de rock.
Lochlan sostuvo una larga nota, llevándola más y más alto. El resto de la
125
banda explotó, mientras las luces iluminaban el resto del escenario. La canción
repuntó y la multitud estalló. Mi corazón estalló con el impacto del dramatismo.
Nos quedamos en silencio y sin aliento, esperando que tocaran de nuevo. Las
luces se encendieron en la parte de atrás, mostrando a Gerry dando ligeros golpes
a los platillos. Lochlan comenzó a cantar desde algún lugar en la oscuridad.
Su voz hizo que cada vello de mi cuerpo se erizara. Ni siquiera podía nombrar
los sonidos que escuché.
La banda estalló de nuevo con las luces. Los destellos de las luces coincidían
con los movimientos de la banda.
Me movía con la multitud, que se movía con él. Era el maestro de las
marionetas.
—Eso fue jodidamente loco. Notaste las pausas dramáticas, eso es de lo que él
y yo estábamos hablando.
—Gracias.
—Voy al baño —le grité a Danny. Estaba en medio de una conversación con la
camarera y me despidió. Necesitaba hablarle de lo de nuestra casa sin sexo.
Caminé por el pasillo oscuro hacia el baño. Las chicas formaban una enorme
127
fila. Me quedé en la parte de atrás durante un segundo, pero se abrió una puerta al
final del pasillo. Gerry entró y fue abordado por las chicas. Él me señaló.
—¡Eh! ¿Ayuda?
—De ninguna manera, arréglatelas por tu cuenta; pero gracias por despejarme
el camino al baño.
No importa.
Me dirigí de nuevo hacia la mesa, pero Danny asintió con la cabeza y señaló
hacia el escenario. En un rincón oscuro vi a Lochlan. Él me saludó, tratando de no
llamar la atención de nadie. Me acerqué hasta allí de esa manera.
—Tenemos que salir por la parte posterior. Está demasiado loco ahora. —gritó
hacia mí.
Él luchaba contra algo y yo pude ver en sus ojos cuando perdió la pelea. Bajó la
cara, presionando sus labios contra los míos.
Fue como el momento en que se encendieron las luces en el escenario. Fue una
129
explosión de luz y sonido.
Sus suaves labios contra los míos eran abrumadores. Sus manos recorriendo mi
cuerpo, trazando mis brazos desnudos con suavidad. Me estremecí, pero lo dejé
pasar.
Entonces, como si fuera una segunda explosión de luces y sonidos, me uní a él.
Envolví mis brazos a su alrededor, tirando de él hacia mí. Gimió en mi boca
mientras su lengua acariciaba la mía.
Sus manos ahuecaron mi culo, me levantó en sus brazos. Olía a sudor y sabía a
cerveza.
Se echó hacia atrás, dejando que me parara por mi cuenta, alejándose de mí.
—Está bien.
—Estoy de acuerdo. —Abrí la puerta, dejando que las fans entraran—. Nos
vemos en el apartamento.
D
anny me pinchó de nuevo con su tenedor.
—¿Qué?
Él miró a Mike y Lochlan firmando los pechos de las chicas en la calle fuera de
la cafetería.
Él me dio un puntapié.
Le dirigí una mirada similar a la que Danny había conseguido, antes de que él
se marchara para ver los senos.
—Él está firmando los pechos de una chica en el lado de la carretera de Salem.
132
Eso no es material de novio.
Gerry se rió.
Sonreí.
—Lo sé.
Fruncí el ceño.
—¿Quieres que considere salir con él para ayudar a Thin Ice?
133
Él se encogió de hombros.
—Los dos sabemos que te gusta, y si él lo pierde, como hizo antes, podría
arruinar su carrera entera. Las superestrellas no llegan a tener rabietas al principio.
Ellos tienen que ganarse su derecho a ser un artista loco.
No dije nada más. Si salía con él, no sería por esa razón.
Me reí.
Él sonrió.
—Supongo. —Era una cosa de ramera mezquina que hacer, contemplar lo que
no podía tener, y decir que sí a alguien que realmente no quería. Al instante negué
con la cabeza—. En realidad, no.
Él parecía confundido.
—¿Cómo es eso?
—Me gustaría ir a comer contigo, pero sólo como amigos. No quiero ser la
chica que separó a Thin Ice, porque salí con el bajista y viví con el cantante.
Entonces el bajista y yo terminamos y el cantante se puso de mi parte. O peor aún,
se puso de tu parte y terminaré sin hogar. ¿Sabes lo que estoy diciendo?
Estuve de acuerdo.
—No es gracioso.
Fruncí el ceño.
—Fue amable de su parte invitarme a salir a cenar. Le dije que sería incomodo,
ya que soy tu compañera de piso. Podría terminar mal.
—Tú dijiste que fue un error. Estuve de acuerdo. ¿Pasó algo más de lo que no
he estado al tanto?
Se sentó en el asiento.
Abrí la boca para pedir un cubo de basura, pero Lochlan agarró mi mano y
levantó el pastel hasta su cara. Se lo comió de mis dedos. Hice ese ruido extraño
que siempre parecía hacer con él.
Él lamió mis dedos y disfruté eso más de lo que estaba dispuesta a admitir.
Pensé en el aerosol en mi bolsillo, pero él me empujó hacia un pasillo lleno de
gente. El olor de las hierbas y velas estaba por todas partes.
Bajó la mirada hacia mí, pasando sus manos por mis mejillas.
Me eché a reír.
Sus ojos no tenían ningún humor en ellos, él rozó su pulgar por mi labio
inferior. Lo reemplazó con su boca, chupando mis labios. Los dos sabíamos a
pastel. El beso fue lento e intenso.
—Pero vivimos juntos. Tenías razón. ¿Has pensado en lo intenso que sería?
Unos compañeros de piso saliendo juntos es demasiado.
Él tragó saliva.
—Te deseo.
Me mordí el labio por temor a devolver lo que él había dicho, o subir la
137
apuesta y decir algo mucho peor.
—Quise decir que besarte detrás del escenario con groupies por todas partes,
como si estuviéramos escondidos en un rincón, fue un error. Yo nunca te trataría
como si fueras sólo una chica. —Me besó otra vez—. Sal a cenar conmigo.
Me reí, empujándolo.
—En primer lugar, le dije que sí como un amigo y en segundo lugar, yo sabía
que le ibas a decir que no y me evitarías ir a cenar con él. No quería herir sus
sentimientos, así que deje que tú lo hicieras. Lo siento por eso.
—Me enfadé, porque aquí hay algo que no puedo evitar. Tengo que ver si es lo
que creo que es.
Cerré los ojos y forcé las imágenes de las otras chicas, la firma de los pechos, y
los rebaños de mujeres. Tragué saliva.
Levantó mi cara bruscamente. Abrí los ojos para ver una mirada que nunca
había visto antes.
—Mentira. —Él estaba vibrando y sosteniendo mi rostro. Miré a mí alrededor
138
en la pequeña tienda y el viejo refrán del toro en una cristalería comenzó a ser una
posibilidad.
—Oye, cálmate. —Lo miré a los ojos—. No eres tú. Es lo que haces. A ti, es lo
que quiero más que a nada. Quiero que robes mi comida, que te acurruques
conmigo en el sofá, o que me acompañes a ver vestidos como hicimos la semana
pasada. El cantante con las chicas colgándose por todo el cuerpo y totalmente
famoso, no quiero eso. No quiero que la gente me mire o piense mal de mí, solo
porque te desean.
—Loch, me estás asustando un poco… habla. Di algo —le susurré con calma.
Confiaba en él. No confiaba en la mirada en sus ojos. Yo lo había llevado
demasiado lejos.
Tomó un par de respiraciones profundas y plantó sus labios en los míos otra
vez.
—Tienes que darme una oportunidad. Estás asumiendo que voy a ser ese
novio malo estrella de rock y lo juro, no lo haré. —La mirada oscura había
desaparecido cuando él se irguió.
—Lo siento.
—Lo sé. Lo siento. Tuve que ir a control de la ira después del programa. Ellos
me dijeron que detuviera todo un poco y tomara respiraciones.
—Lo sé.
—¿Y Danny?
—Le pediré a Gerry que lo lleve a hacer algo. —De nuevo inclinó su cara hacia
la mía—. Lo siento, me enfadé cuando Mike te pidió que fueras a cenar con él.
—No, ni siquiera debería haber contemplado la idea de cenar con Mike. Eso
fue mezquino. Estaba enfadada contigo por todo lo del beso de anoche.
Me reí.
—Lo sé. —Me tomó la mano y me llevó hasta la puerta. Caminamos por la
acera, cogidos de la mano. Él me miró—. ¿Por qué una tienda de magia?
—Tú tienes que mirar a mis ojos y ver a la persona que estoy viendo. No habrá
jamás nadie más que tú allí. Cuando me ves en una actuación o firmando
autógrafos, ese no soy yo. Este justo ahora, contigo, soy yo. —Se detuvo, tirándome
entre sus brazos—. Siempre he sido yo, contigo.
Estaba en lo cierto. Cuando observé sus ojos azules, puede verme a mí misma.
Lo atraje hacia abajo, presionando mis labios contra los suyos.
Lo que fuera.
Oí sus pasos sobre el suelo de madera y cerré los ojos. Giró el pomo de la
puerta.
—¿Erin?
Dejé de respirar.
—¿Estás bien?
—Déjame entrar.
Yo susurré:
—Princesa, ¿recuerdas cuando te dije que yo podría tener a cualquier chica que
quisiera?
Arrugué la nariz.
—La recuerdo.
Él suspiró.
—Soy normal y sencilla, y tú eres la luz que puede iluminar todo el cielo. Tú
eres demasiado grande, y sé que vamos a arruinarlo, y no puedo aceptar estar sin
ti, incluso como amigos. —Estaba agradecida por la puerta. Nunca podría decirle
nada de eso a la cara.
—No.
Él me miró.
—¿Es nuevo?
—No.
Era una pequeña barra negra a través del pezón. Hice una mueca.
Él aspiró.
—Ya no más.
Sonreí y levanté la vista hacia él, mis manos fueron hasta su cinturón de cuero
146
con tachuelas de metal por todas partes. Lo desabroché, sosteniendo su mirada.
Parecía como si estuviera listo para saltar, pero negué con la cabeza. Quería
verlo.
Tiré del cinturón de sus pantalones, luchando con las tachuelas. Lo dejé caer al
suelo y sumergí mis dedos en la parte delantera de sus pantalones. Él se sacudió,
como si no estuviera preparado para ello. Cogiendo su botón entre mis dedos,
sonreí mientras lo desabrochaba y bajaba la cremallera.
—¿Estás bien?
Caí de rodillas, arrastrando sus pantalones vaqueros al suelo. Sus piernas eran
gruesas y fuertes. Desaté sus botas lentamente, sabiendo lo cerca que estaba mi
cara de su ingle. Su ceñida y blanca ropa interior tenía una gran banda con Calvin a
través de esta. Levanté la vista hacia su pronunciada erección, que se marcaba
detrás del algodón blanco. Quería liberarla, pero supuse que sería demasiado para
él. Ya estaba demasiado alterado.
Sus pantalones eran difíciles de quitar, pero cuando los saqué, me senté y lo
contemplé. Los calcetines negros estaban destruyendo la imagen. Levanté sus pies
uno por uno y se los quité. Entonces me senté e hice una imagen mental. Yo quería
147
que esta fuera la forma en que siempre lo recordaría.
Él se rió entre dientes, lamiendo de nuevo, pero esta vez él deslizó su dedo
dentro de mí. Las lamidas y las succiones, se combinaron con el movimiento, y
sentí a mi cuerpo estallar en una descarga.
Me besó la mejilla.
—Te sientes tan bien como sabía que lo harías —susurró en mi cuello.
Nunca antes había tenido un orgasmo con el sexo real, más allá de mi vibrador,
así que cuando la acumulación comenzó, sentí que mis ojos se abrían. Él aumentó
la velocidad.
Alargué las manos por encima de mí, agarrando los barrotes que conformaban
la cabecera. Los usé para obtener el ángulo que necesitaba. Yo ni siquiera sabía que
lo necesitaba, hasta que mi cuerpo se empezó a levantar y aferrar. Él me dedicó su
arrogante sonrisa de un solo lado cuando lo sintió. Traté de seguir observándolo,
pero mi cuerpo estaba en llamas. Me concentré en el azul de sus ojos y lo oscuros
150
que se habían vuelto. Pude ver a los demonios arremolinándose en el interior de la
oscuridad de sus ojos. Mi cuerpo se tensó y se convulsionó y mis ojos se cerraron,
con la intensa expresión de su rostro grabada a fuego en mi memoria. Era la misma
que tenía cuando cantaba.
Él se rió.
Él no necesitó nada más que eso. Me levantó aún más arriba y se introdujo en
mí interior como el animal que sabía que iba a ser. Ya no fue lentamente. Agarró
mis muslos con tanta fuerza que estaba segura que tendría moretones.
Yo cubría mi boca para ahogar los gritos que escapaban de mis labios, cuando
151
su cuerpo se tensó y lo sentí acabar dentro de mí. Él se sacudió y se derrumbó
sobre mí, aplastándome en el buen sentido.
Todo cambió, y recé para que esto no fuera incómodo como el culo.
Capítulo 8 152
El contrato de grabación
N
o salimos de la cama durante veinte horas, probablemente asustados
de lo que deparaba el mundo real. Dormimos, tuvimos sexo
nuevamente y hablamos. Él cortó en trozos queso y fruta en un
plato, y trajo un paquete de galletas, cuando el hambre fue demasiado. Comimos
en mi cama, lo cual me hizo reír. No lo estaba sacando a patadas de la cama por las
migajas de galleta. Sin embargo, yo estaba cambiando mis sábanas.
Parecía herido.
—Quiero estar ahí, pero no quiero observarte firmando los senos y los brazos y
el estómago de chicas.
Él se echó a reír.
—Bastante justo. Firmo papeles también, ¿sabes? Quizás como una de cada
veinte chicas pide una firma en el cuerpo y también se lo piden a los otros chicos.
Aparté eso de mi mente y señalé la enorme pila de libros en el rincón.
153
—No quiero hablar de ello, y de todos modos, tengo deberes.
—Síp.
Él se encogió de hombros.
Le guiñe un ojo.
—Pero comes una tonelada. Ya sabes, eso va a pasarte factura. Estarás en los
ciento treinta y seis kilos cuando tengas cuarenta.
—Si quieres que te deseé dentro de veinte años, entonces será mejor que aún te
sigas pareciendo a David Beckham.
Él se sonrojó.
Me encogí de hombros.
—Un poco. Los tatuajes, el pelo, la mirada intensa, y el cuerpo musculoso, pero
no en abundancia. Sigues siendo esbelto. Eres guapo como él. Sí, si tuviera que
poner como ejemplo a alguien, diría que a él.
—¿Estás segura?
Él se burló.
—Quédate aquí si vas a estar enfadada contigo misma por no haber terminado
tu tarea.
Me besó una vez y eso fue suficiente. Él estaba en lo cierto. Actuando como
una psicópata, no iba a hacer más fácil salir con él.
Por supuesto eso duró alrededor de una hora. Entonces yo no pude soportarlo
más. Mis ojos no se centrarían en el libro que no estaba leyendo, y ya había visto
tres interpretaciones de él cantando en YouTube.
Corrí hacia la puerta, apenas prestando atención a algo, excepto, por supuesto,
a mi aerosol. No estaba dispuesta a dejar eso atrás. Todas las mujeres solas en una
ciudad necesitan un aerosol de pimienta, era como una religión para mí.
Corrí bajando las escaleras y seguí hasta la calle del pub. La actuación del
domingo por la noche era la menos popular. Habían estado hablando de
cancelarlo. Pero cuando doblé la esquina di un grito ahogado ante la fila.
—Mierda.
Él estaba a punto de echarse a reír en mi cara cuando Mike salió y le dio algo.
—¡Eh! Erin.
Le sonreí, aliviada.
156
—Hola, Mike. —La formación se volvió loca al verlo. Él se sonrojó e hizo un
saludo general con la mano.
Miró al guardia.
—Ella está con Lochlan. —Él levantó la cuerda para mí. La formación comenzó
a quejarse.
—Oye, sólo quería decirte que lo siento. Yo no sabía, que tú y él. Soy un ciego
idiota... evidentemente.
—No, di por hecho que nunca iba a pasar nada con él.
Él bromeó:
—Está bien. He vivido con él durante casi dos meses. He descubierto cómo es.
—Él es así para ellos. Cuando estamos solos y somos sólo nosotros los chicos,
es normal.
—Lo sé.
—Comenzamos en cinco minutos. —Él sonrió y se dirigió a la parte trasera del
157
pub.
Encontré a mi hermano sentado a una mesa con una rubia. Ella me dirigió una
mirada. Casi le doy a él una bofeteada, pero levantó la vista antes de que pudiera
hacerlo.
Ella me sonrió, a través del brillo en sus ojos. Sentí la calidez detrás de mí
mientras un beso era plantado en mi cabeza. Debería haber sabido que él estaba
allí; Gabby repentinamente tenía un aspecto de cachorro perdido en su rostro y
estaba ajustando su camisa.
—Necesitaba mi dosis.
Él me susurró al oído.
—De todos modos, te he echado de menos. Tengo algunas noticias que quiero
compartir contigo. Ven detrás del escenario después de la actuación. —Presioné mi
rostro en su beso y sentí algo deslizarse en mi bolsillo junto a mi aerosol.
—Veo que tienes a tu chiquillo contigo.
158
Sonreí.
—Siempre.
—Te veo luego, amigo. —Danny asintió con la cabeza hacía él, todavía
actuando como un fanfarrón, a pesar de que probablemente se había orinado en los
pantalones. Él se alejó sin despedirse de mí.
Las chicas lo acosaron durante todo el camino hasta la parte posterior del
escenario. Me di la vuelta y bebí mi limonada.
Me encogí de hombros.
Danny me sonrió.
Toda la luz estaba sobre los fans. La multitud rebosaba con las manos
levantadas en el aire. Ellos estaban iluminados con luces de color azul pálido y se
mecían con la canción.
Su rostro de sexo y canto, era la cosa más fascinante de ver. Me tuvo bajo su
hechizo desde el momento en que comenzó la actuación hasta finalizar. Mantuvo
las emociones y la pasión desde el principio hasta el final. Verlo cantar era como
hacer el amor con él, de verdad. Cada pecado y seducción comprometida era
traído a la vida por el movimiento de su cuerpo, aunque estuviera cantando o
follando.
La caricia de sus labios, y la bestia fogosa en sus ojos estaban allí para ambos.
Odiaba que cada mujer que gritaba estuviera obteniendo la misma experiencia
que yo. Sus pasiones eran puras y expuestas para que todos las disfrutaran.
Los chicos estaban de pie por ahí, secándose y obteniendo bebidas. Una mujer
de largo cabello rubio, con pantalones negros ajustados y una blusa de cuello
halter de color rojo estaba frotando el brazo de Lochlan. Ella lo apretujaba y le
hablaba con entusiasmo y él se lo permitió. Fruncí el ceño mientras ella abrazaba a
cada uno de los otros chicos, pero volvió a Lochlan. Ella estaba emocionada por
161
algo. Observé como él le dirigió la sonrisa de un solo lado y le guiñaba un ojo.
—Estrellas de rock.
Hice una mueca cuando Gerry se volvió para verme observando. Su mirada
instantáneamente se desvió hacia la mujer que unía su brazo al de Lochlan. Ella
presionó sus tetas en su brazo y le plantó un beso de color rojo brillante en la
mejilla. Él se sonrojó, mirando hacia abajo.
¿Por qué lo había hecho, si él sabía que yo vendría detrás del escenario?
¿Quería que lo viera o simplemente lo había olvidado? ¿Por qué estaba dejando
que los fans lo tocaran de esa manera?
Esta siempre iba a ser mi realidad. Él quería que yo fuera el mundo real para
él, y yo quería que él fuera la fantasía, pero sólo para mí.
Arrastré las maletas por las escaleras y en la calle. Fue brutal, acarrearlas hasta
lo de Gerry. Era un paseo de cinco minutos, pero una caminata de una hora con las
pesadas maletas. Comencé a sollozar mientras palpaba bajo el buzón de correo
buscando la llave escondida, me acordé del viaje a Costco.
—Nunca des por sentado que los chicos han madurado. Erin, él te ama. Puedo
verlo. Él nunca te engañaría.
—No importa. No puedo estar a gusto con ello. Ella lo besó y lo acosó, y él se
quedó allí y lo aceptó. A pesar de que me pidió que fuera detrás del escenario.
Sabía que yo iría. Sabía que iba a ver eso. Tenía que correr ese riesgo.
—Felicitaciones. Lo siento. Me alegro por ti, Ger. —Tenía que alegrarme por
Gerry. Su sueño acababa de hacerse realidad. Era enorme y yo estaba siendo
quejumbrosa. ¿Era mejor que detuviera la llorona o peor que no estuviera
deteniéndome a mí misma?
Me encogí de hombros.
—Sólo necesito un día. Estaré bien. Nunca dejé ir esto tan lejos. —Él me dirigió
una mirada dudosa. Yo sonreí débilmente—. Es verdad, sólo me dejé caer ayer.
Simplemente no sabía hasta qué punto la caída lo implicaba a él.
—¡ERIN!
—Basta.
—No creo que sea una buena idea. Ella está molesta.
Gerry se ablandó.
Él rugió.
—¡NO!
—Lo sé.
Parpadeé alejando las lágrimas de mis ojos, para poder ver de nuevo.
Parecía asombrado.
Me crucé de brazos.
—No puedes hacer esto y no hablarme. Esto también es acerca de mí. —Las
venas de sus brazos estaban hinchadas, como si acabara de ejercitarse. Ellas
hicieron sus tatuajes más siniestros.
—Lo entiendo.
Él parecía inseguro.
—Yo veo que no lo entiendes. Esto no es justo, Erin. Tienes que darme un
maldito descanso. Acabo de ganar la jodida lotería para los músicos. Estás
haciendo esto acerca de ti. Nunca ves mi lado.
Él se enloqueció al instante.
—¿Sucedió eso? Ese maldito pub es un pozo. No quiero que vayas más allí. De
todos modos, no vamos a tocar en clubes por mucho más tiempo.
Él suspiró.
Lo perdí, el chasquido en mi cerebro fue tan fuerte, que pensé que él debió
haberlo oído también. Estaba respirando como si el fuego estuviera a punto de salir
de mi boca en cualquier momento.
Él se echó a reír, dejando caer las maletas. Dio un gran paso hacia mí,
acunando mi rostro entre sus manos.
—Mírame a los ojos, princesa. No hay nadie más que tú. Estás celosa de ti
misma. No hay nadie más en mis ojos. —Él presionó sus labios contra los míos,
pero lo único que hizo fue sellar el destino de nuestra relación de un día. El beso se
sintió como un adiós. Él también lo sintió. Trató de forzarlo para que fuera algo
que no era.
—Me entró el pánico. Pensé que ese tipo de Dakota del Norte vino a por ti.
Pensé que yo te había dejado vulnerable y no contestabas el teléfono. Así que sí,
me enfadé —murmuró—. Regresé al pub para averiguar quién te había visto por
última vez. Jimmy, el guardia me dijo lo que pasó.
—Lo siento.
—Yo lo siento. No debería haberte dicho toda esa mierda. Te estoy haciendo
sentir insegura. —Llevó mis cosas hasta la habitación y volvió a salir, mientras yo
cerraba la puerta de entrada con llave. Él parecía serio.
—Voy a dejarlo.
Me reí al borde de las lágrimas.
171
—¿Dejar qué? ¿Dejar de ser tú?
—No puedes dejar de ser tú. Ese eres tú allí arriba en el escenario, guiñándole
el ojo a las mujeres y divirtiéndose. Allí arriba estás vivo. Soy yo la que está
teniendo algo asombroso y excepcional y lo está echando a perder. Es como salir
con un Dios. Te estoy hundiendo a mi nivel, con mis problemas y defectos y
arruinándote.
Yo suspiré.
—Loch, tuvimos sexo y vivimos juntos. ¿Tiempo para qué? La jodimos, tal
como dije que lo haríamos.
—No.
—Así es.
Suspiré.
—Yo también.
Capítulo 9 173
Pies fríos
L
as clases se prolongaron. Siempre quería mandarle mensajes de texto.
Peor aún, yo quería que él me enviara mensajes de texto, pero él había
hecho esa cosa de la amistad a la perfección. No había sobrepasado sus
límites ni una vez. Era peor que antes.
Todo lo que podía hacer era preguntarme si se estaba tirando a otras chicas
cuando no estaba en casa, o si el motivo por el que su mirada no se encontraba con
la mía, era por remordimiento. Él firmaba pechos y besaba mejillas cada vez que
salíamos de la casa. Posaba para las fotos. Yo llegué al punto en que nunca salía de
la casa, excepto para ir a clase y a la tienda de comestibles.
Él actuaba como si fuera normal que lo único que hacíamos era pasar el rato en
el apartamento, viendo series completas en Netflix.
Salí de clase y me dirigí al Starbucks que había cerca de casa. Gerry iba a
reunirse conmigo. Él estaba preocupado por mí. Yo también lo estaba. No era más
feliz con él siendo Lochlan Barlow y soltero, de lo que fui cuando tenía a mi Loch.
Eché a andar notando el frio cortante. A finales de octubre hacía frío, en
174
comparación con el sofocante calor de septiembre. Me ceñí el suéter un poco más a
mí alrededor y caminé rápidamente.
—¡Erin!
Miré hacia atrás para ver a uno de mis profesores. Le saludé con la mano.
—Hola, Dean. —Él insistía en que lo llamara por su nombre. Era el profesor
guay.
Él se acercó sonriendo a trote ligero. Era guapo y sólo tenía unos treinta y cinco
años, como máximo, por lo que era el típico profe sexy.
—Quería hablar contigo sobre el trabajo de los derechos civiles que entregaste.
—Él respiró profundamente mientras me alcanzaba. Su encantadora sonrisa se
desvaneció en una mirada seria. Arqueó una ceja y se pasó la mano por el cabello
corto y castaño—. No ha sido tu mejor trabajo.
—Lo siento. —Yo no tenía tiempo para preocuparme por ello y tampoco de mi
tarea de Responsabilidad Civil.
—¿Qué?
—Sin endulzarlo.
Yo bajé la mirada.
—Lo sé.
Él me miró de reojo.
—He oído que Lochlan Barlow ha roto contigo. En cierto modo supuse que
estaba directamente relacionado.
Yo jadeé.
—¿Qué?
Él se ruborizó.
—En un blog que sigue a la banda. Dijeron que fue visto con otras chicas y tú
ya no estabas en la foto. —Casi vomité.
Yo suspiré.
—¿Eres un fan?
Él se echó a reír.
—Mi padre es un fanático y casi tiene sesenta, la edad no tiene nada que ver.
—Es un cantante increíble. El batería es muy hábil. No son más que una de
esas bandas reales que tiene talento natural. Los vi en directo un par de veces en
los bares y te cambia la vida. Muy franco y conmovedor. Les encanta lo que hacen.
—Algo por el estilo. —Yo permití que Lochlan rompiera conmigo. Dejé que
fuera verdad, porque era un problema para mi carrera.
—A Starbucks.
Él sonrió.
—Yo también. Te acompaño.
177
Una sonrisa se dibujó en mis labios.
—Está bien.
—Entonces, ¿viste el video de anoche sobre el caso que ocurrió en Los Ángeles
con la madre que mató a sus hijos?
Él se mofó.
—No está loca. Es egoísta. Puedes ver los pecados de la gente en sus ojos.
Observa los suyos, no se inquietan como lo haría una loca. Ella está cuerda. Tiene
remordimientos y sus demonios están ahí dentro. La culpabilidad es imposible de
ocultar en los ojos. Si tú eliges la defensa como carrera, tienes que asegurarte de
inspeccionar los ojos de cada cliente potencial. Dicen que los ojos son la ventana
del alma, y cuando se trata de emociones apasionadas como el odio, el amor, la
culpa y el dolor, eso es cierto.
Yo sabía que era verdad. Había visto los demonios liberando a la bestia en
Lochlan. Sus demonios se arremolinaban en sus ojos.
—¿Qué te traigo?
Él sonrió.
—Por supuesto que sí. Te acabo de aburrir como una ostra con mi discurso
178
visual. Ahora dime para no pedir algo equivocado.
Mi pecho ardió al instante. Lochlan siempre pedía por mí, contra mi voluntad.
Abrí la boca para decir un Caramel macchiato, pero lo único que había era:
—Soy vanilla latte, por favor. —Era la bebida que Lochlan siempre pedía para
los dos, independientemente del hecho de que no me gustaba mucho la leche de
soja. Yo conseguí una mesa y me senté. Me aseguré de tener una con unas cuantas
sillas. Sabía que Gerry vendría en cualquier momento.
—Así que, ¿te dije la clase de broma que mi abuela me escribió en un e-mail
esta mañana? —Él bebió un sorbo de su bebida.
Él se echó a reír antes de decirme la broma, haciéndome reír. Eso hizo que el
hombre maduro y atractivo pareciera ingenioso y adorable.
Él se tranquilizó.
—Bueno, ¿por qué los abogados varones normalmente suelen llevar los cuellos
de las camisas y las corbatas ajustados? —Soltó una risita. Yo me encogí de
hombros. Él se esforzó por dejar de reír—. Mantiene sus prepucios estirados hacia
arriba y cubriendo sus caras.
Me reí más fuerte, pero Dean se detuvo. Miró hacia arriba, con la cara
enrojecida al instante. Me volví para ver a Lochlan que se cernía sobre mí con una
mirada feroz en sus ojos. Yo sonreí.
—Hola.
Sus ojos nunca abandonaron los míos. No había visto ese rostro desde que
habíamos dejado a Gerry esa noche. Me ponía nerviosa ver a la bestia tan cerca de
la superficie en una cafetería. Yo le aclaré:
Lochlan no me quitaba los ojos de encima. Miré detrás de él hacia Gerry que
estaba en la caja. Él cogió las bebidas y se acercó de prisa. Yo le señalé.
—Encantado de conocerte.
Yo incliné la cabeza.
—¿No has besado a ninguna chica o follado a alguna extraña? —Sus ojos se
movieron nerviosamente por esa culpa de la que Dean había estado hablando.
Asentí con la cabeza—. Me lo imaginaba. —Yo estaba temblando por dentro, pero
mantenía la calma en el exterior—. Ese es mi profesor. He hecho lo imposible para
asegurarme de mantener tu calma. Hago todo lo que puedo, para no hacer una
escena por ti y tu reputación. ¿Tú no puedes tener la misma gentileza hacia mí?
—Sip.
El cambio fue rápido. Su rostro se oscureció. Sus manos se elevaron con los
puños cerrados. Yo lo empujé hacia atrás, como una idiota y volví a alejarme. Él
me agarró del brazo y me dio la vuelta.
—Él es gay, idiota. Te lo he dicho para fastidiarte, para que sepas cómo se
siente al estar celoso e inseguro. Sé lo que has estado haciendo desde... antes de
que... tú y yo. Sin embargo, lo divertido es que ya sabes lo que se siente.
Evidentemente, él es gay, así que no es que vaya a conseguir nada, pero al menos
ya sabes lo que se siente. Y eso me hace mezquina y rastrera pero feliz. —Me cubrí
la cara con las manos, sacudiendo la cabeza.
—Este es mi lado. Quédate en tu parte. De todos modos, todas tus cosas están
allí. —Y así era. Sus vaqueros, latas de refresco, botellas de agua y envoltorios de
comida fueron apartados a un lado de la habitación. Mi lado estaba impecable. El
divisor era una línea gruesa y negra pintada en la pared y el suelo. Una cinta
183
adhesiva trazaba la línea en el sofá.
Él me miró.
—Me estás volviendo loco. Yo era un tipo divertido antes de conocerte. Rara
vez perdía mi encanto o me preocupaba lo que pensaban o hicieran las chicas.
Tenía relaciones sexuales, bebía, cantaba y me gustaba mi vida. Me estás matando
y enloqueciendo. Estoy haciendo cosas que le provocarían un ataque al corazón a
mi instructor de control de la ira.
Yo me encogí de hombros.
—Entonces creo que estaremos chalados. Nadie sale cuerdo de este jodido
apartamento. —No me importaba. Ya no más. Se había tirado a otras chicas, yo lo
sabía. Prácticamente las podía oler en él.
Él cruzó la línea. Salté del sofá, sosteniendo mi aerosol de pimienta hacia él.
—Lo siento.
Lo miré.
—En primer lugar, te puntuaré por ser ingeniosa, pero yo soy el cantante no el
batería. En segundo lugar, no he tenido relaciones sexuales desde que estamos
juntos tú y yo.
—Veo la culpa.
Él suspiró.
Yo señalé la pantalla.
—Te has perdido algunas cosas picantes que han ocurrido unos diez minutos
antes de que llegaras a casa. Un poco de romanticismo por la puerta de atrás.
Yo me reí.
—No importa. En el sur, por la puerta de atrás significa dar por el culo.
—¡Puaaaj!
***
Lo único que lo salvaba era que él viajaba mucho con la banda. Ellos se habían
marchado a Detroit el día anterior para un concierto. Era su primer concierto
televisado desde que había sido expulsado del programa. Miré mi teléfono para
ver si él me había enviado un mensaje o no. La chica que estaba en la silla junto a
mí me dio un codazo.
—No.
Se inclinó hacia otra chica y le susurró mi respuesta. Miré a la chica y le sonreí.
187
Era Lise la del bar. Ella me saludó con la mano. Yo le sonreí. ¿Cómo no me había
dado cuenta de que ella estaba en mi clase?
—Caramba.
—Da igual, ¿así que has estado en esta clase todo el tiempo? —¿Cómo no la
había visto?
—No. Me cambié para librar los viernes. Es la misma clase y rogué y supliqué
para que me dejaran. Tenía que conseguir un trabajo y ahora trabajo los viernes,
sábados y domingos.
—Impresionante, ¿dónde?
Ella resplandecía.
—En el bar donde toca Thin Ice los viernes. Puedo hacer quinientos en
propinas esos tres días.
Me quedé boquiabierta.
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—¡No me digas!
—Claro que sí. No tengo nada más después de las once los viernes, estoy libre
desde el almuerzo.
—Llama a este número y pregunta por Brian y le dices que eres mi amiga.
—Gracias, Lise.
La multitud estalló.
—Él ahora dice esa cosa de Dakota del Norte cada noche —murmuró Danny.
—Excelente.
Lochlan saludó y bajó del escenario. La cámara se acercó a él. Los
190
presentadores estaban hablando, pero yo sólo veía cómo sacaba su teléfono.
«¡Sip!»
Yo sonreí.
«¿Cuál?»
«Sip».
—Hola.
Él se echó a reír.
—¿Erin?
—Gracias. ¿Puedo verte la noche del viernes? ¿Te gustaría que saliéramos
juntos como antes? ¿Tal vez ir a cenar?
—¿Tienes un trabajo?
—Sí. Mi amiga Lise me consiguió uno en ese bar que vosotros siempre tocáis
los viernes. Empiezo allí este viernes. —Él no habló. Aparté el teléfono de mi cara
comprobando la señal—. ¿Hola?
Él parecía enfadado.
—No puedes trabajar allí. Brian es un cerdo y trata de acostarse con todas las
chicas que trabajan allí. Él es famoso por su entrevista de trabajo.
Yo fruncí el ceño.
—Ya tengo el trabajo. No necesito una entrevista. Y tú trabajas allí, ¿qué más te
da?
Su tono no mejoró.
—No puedes trabajar allí.
192
Yo suspiré.
—Está bien, podemos hablar de ello cuando llegues a casa el viernes. —Odiaba
estar en la cuerda floja con él por el bien de Thin Ice. Si tentaba a la suerte, él
arrasaría una habitación de hotel o le daría una paliza a alguien. Sólo Dios lo sabía.
Yo suspiré.
—Tienes mierda por hacer. Deja de ser un grano en el culo. Qué tal esto, no
trabajaré un turno hasta que hables con Brian y le garantices que voy a quedarme a
trabajar y no a ligar.
—De acuerdo.
Otro acuerdo.
—Lo sé. —Yo sabía que él pensaba que lo estaba, pero parecía más como ser
controlada y yo no quería nada de eso.
—¿Tú crees que parece como que no podamos volver atrás porque se supone
que debemos seguir adelante? No como pasar de página, ¿sino estar el uno con el
otro?
Yo quería gritar que sí, pero contuve la respiración hasta que pude mantener la
calma, mi corazón estaba en juego no el suyo.
—No. Creo que si alguna vez avanzáramos, sería en una situación diferente.
En este momento, estoy bastante segura de que mi promedio de nota está
recibiendo un duro golpe y tú tienes que centrarte en la banda. Ellos te necesitan y
tú los necesitas a ellos.
Él suspiró.
Yo no quería decir que no, porque eso no era del todo cierto y yo nunca
mentiría.
—Nunca le dije a nadie que ibas a dejar a la banda. No creo que sea posible.
194
Eres un gran trabajador y una estrella. Creo en ti.
Estaba a punto de decir adiós cuando oí el tono del teléfono, como si hubiera
perdido la llamada. Me quedé mirando el teléfono en blanco y luego me fui a la
cama. Dormir era mejor que pensar constantemente en él. Pero mi sueño me
traicionó. Soñé con él.
Yo estaba en mitad del sueño cuando sentí que algo frío me estaba tocando y
me desperté. Me di la vuelta casi saltando de la cama para coger mi aerosol de
pimienta, pero me di cuenta de que era Lochlan. Su perfume y olor estaba en el
aire a mí alrededor.
Señalé la puerta.
Él rozó sus labios contra los míos, muy ligeramente, acariciando con la lengua
mi labio superior.
—Lo superarás.
Yo me reí.
195
—¿Por qué estás en casa? —Él siempre ignoraba las partes que no quería oír.
Besó mi cuello y me atrajo hacia él con tanta fuerza, que estaba segura de que
volveríamos a ser una sola persona.
—No puedo vivir sin ti. No lo haré. Soy tuyo, en cuerpo y alma, y he
terminado fingiendo que podemos ser amigos.
—Muy bien.
Me volví hacia él, presionando mi rostro lleno de lágrimas contra el suyo. Mis
lágrimas se mezclaban con nuestro beso, pero no me importaba.
Él deslizó mis pantalones cortos hacia abajo y luego los suyos. Me quité la
camiseta. Mi calidez y su frescura se mezclaron como mis lágrimas y nuestro beso.
Nos aproximamos uno al otro, acariciándonos, pero yo estaba impaciente. Me metí
196
debajo de él, forzándolo entre mis piernas. Me besó en la garganta mientras se
presionaba contra mí.
—¿Por qué? —Sus palabras eran jadeantes mientras su cuerpo entraba y salía
de mí.
Me aferré a él.
—Quiero asegurarme de que estoy despierta, creo que estoy soñando todavía.
—Él no sólo acababa de decir que me amaba. No hice caso de las palabras y dejé
que todo fuera el sueño que había estado teniendo.
Sencillamente Incorrecto
D
esperté con el olor del tocino. Sonreí y salí de la cama. Los pantalones
de él y la camiseta estaban en el suelo. Me los puse y salí a
trompicones de la habitación. Todavía tenía un nudo en el estómago.
No sabía lo que significaba, lo que éramos. Esto se sentía demasiado grande para
tratar de resolverlo. Él había dicho que me amaba. Yo no quería pensar en eso. Me
gustó el hecho de que había volado a casa para verme. Eso era en todo lo que iba a
centrarme, eso y el tocino.
Pero cuando llegué a la cocina, era Danny quién estaba friendo el tocino. Él me
dirigió una sonrisa.
Eché un vistazo a Lochlan limpiando la pintura del piso. Parecía molesto. Corrí
hacia él.
Danny me miró.
—Llamó papá.
Fruncí el ceño.
—Bien.
—Él nos quiere en casa para Acción de Gracias o van a venir aquí, juntos.
Me estremecí.
Era horrible. Dos vuelos en dos meses, sería definitivamente exagerado para
mí.
—¿Lo llevarás a conocer a los viejos? —Él sonrió como si supiera que sería un
desastre.
Miré hacia atrás a Lochlan recogiendo la cinta adhesiva del sofá, y sonreí
200
cuando maldijo y reunió los trozos de la cinta. Sus ojos se clavaron en los míos. Yo
negué con la cabeza.
—No lo creo.
Lochlan me señaló:
—Tú y yo no hemos terminado con la conversación que tenemos que tener por
toda esta mierda.
—Sip. Él ya ha reservado los vuelos. Primero irá a Nueva York para pasar el
martes y el miércoles, y luego se reunirá con nosotros en GrandForks la noche del
miércoles. También reservó nuestros vuelos.
—¿Estás seguro de querer venir para Acción de Gracias? Tienes mucho que
hacer durante esa semana.
Él frunció el ceño.
—¿No quieres que vaya?
201
Me encogí de hombros.
Él parecía herido.
—¿Cómo es que puedes decir mierdas como esa y ser yo el idiota en esta
relación?
—No te enfades, Er. Él tiene razón. Es dulce contigo y tú eres siempre una
idiota con él.
—No quiero que vengas. Quiero ver dónde estamos, antes añadir a otras
personas.
Él se encogió de hombros.
202
—Voy a ir.
—Tú me quieres. Quieres estar conmigo, pero es como si sólo quisieras eso
aquí, en el apartamento. ¿Por qué?
—Me aterro de ti ahí afuera. —Aparté mis manos y lo miré—. Tengo miedo de
verte ser ese tipo. No quiero compartirlo con el mundo. Sólo quiero que sea mío. —
Su rostro era estoico, así que continué—. Sé que es algo de egoísta de mierda
decirlo, pero cuando yo era una niña y soñaba con la vida que tendría, no era esto.
Algunas chicas sueñan con hombres famosos y cosas extravagantes. Yo soñaba con
mi propio apartamento en Manhattan, zapatos elegantes y cosas que me compraba
yo misma, una exitosa carrera como abogada en una firma en Nueva York, y un
BMW. Siempre quise un BMW.
Su mirada se ensombreció.
—Te compraré un jodido BMW mañana. Pero no puedes elegir cómo van a
resultar las cosas. Tienes que lidiar con los golpes y tratar de tomar la vida con
calma.
—Lo dice el tipo que le dio una paliza a la competencia, que estaba ganando en
el programa, y consiguió que lo expulsaran por ello.
Los demonios ganaron la batalla de la oscuridad y de la luz en sus ojos. Se
203
inclinó hacia mí.
—Tú no sabes una mierda. —Se levantó y se fue. Me mordí el labio, presa del
pánico y sin saber que decir o hacer. Lo había empujado demasiado lejos. El
portazo de la puerta hizo que mis ojos se abrieran por completo.
—Hola, nena.
Grité al teléfono:
Él suspiró.
—Maldita sea. Erin, estamos a dos semanas de las jodidas actuaciones de Late
Night y After Hours. Dos semanas.
—Deja de joder con él. Jesucristo. Tú eres su novia o te vas. Eso es todo. Lo
estás volviendo loco como una cabra. Él solía ser normal.
Yo le grité en el teléfono:
Él me lanzó una loca mirada. Nos sumergimos durante una hora y las
visitamos todas. Él no estaba en ninguna parte que pudiera encontrarlo y el viaje
me costó doscientos dólares. No sabía dónde más buscarlo. Tamborileaba los
dedos contra la ventana mientras él me dejaba en mi casa.
Incliné mi cabeza.
¿Cómo disponía de tanto dinero? ¿Por qué no se compraba ropa más bonita, en
vez de sobornar a los encargados de los alquileres?
—Sí, bueno, él está chiflado. —Sacudí la cabeza mientras subía las escaleras—.
Necesito uno. Sólo de un dormitorio, amueblado, no me importa dónde. Me
gustaría cerca de la facultad, pero aceptaré lo que sea.
—Mierda. —Tenía una clase. Corrí con mis libros, apenas lográndolo.
Teníamos un orador invitado. Una señora con el pelo brillante y un rostro severo.
Dean me observaba desde un lado de la habitación mientras ella hablaba.
—Buenas tardes. Mi nombre es Donna King, yo trabajo para la oficina del fiscal
del distrito. He sido fiscal durante quince años. —Ella tomó un sorbo de agua—. Al
igual que muchos de ustedes, siempre he querido esto. Encuentro que los
abogados son como los médicos; ellos querían eso desde una edad temprana y sin
mirar atrás. La gestión del tiempo, la dedicación, las horas extraordinarias y las
tendencias de adicción al trabajo, son muy similares en ambos grupos. —Se acercó
a una mesa—. Estadísticamente hablando, trabajamos más horas y más duro que
los cirujanos. Nos dedicamos al trabajo, hasta el punto en que la mayor parte de
206
nosotros nunca se casan o tienen hijos. —Sus ojos se posaron en Dean. Él sonrió
ampliamente. La clase se echó a reír, pero había una tensión en todos nosotros. Ella
estaba poniendo sobre la mesa el defecto en el trabajo que se convertiría en el
defecto en nosotros.
—Nunca tendré hijos, pero observo a los niños que he salvado de las calles o
de la violencia doméstica, y veo eso como un papel importante. ¿Podría tener hijos
y hacer este trabajo? Absolutamente, pero se necesita una clase especial de pareja.
Es necesario el apoyo de una persona con un horario regular y un corazón
comprensivo.
Permanecí sentada y a la deriva, hasta que ella terminó. Aplaudí, junto con
todos los demás, pero yo estaba afligida. Escapé del aula antes de que Dean
pudiera acorralarme. Gerry, sin duda, le había hablado de lo malo que yo había
hecho.
Hice mis maletas, necesitaba largarme antes de que él llegara a casa, odiándose
por lo sea que hubiera hecho cuando estaba enfadado.
El botones agarró mis cosas y las llevó dentro. Conseguí mi habitación y seguí
a mi equipaje hasta el ascensor. Era como si con cada paso que daba, pedacitos de
mí se desplomarán sobre el suelo brillante. En el momento en que entré en el
ascensor, estaba completamente entumecida y totalmente vacía.
T
enía todo trazado para el proyecto. Asentí con la cabeza cuando vi
como lo había razonado todo. Yo estaba de vuelta en la cima. Mis
escritos de los agravios estaban hechos. Mi proyecto estaba completo.
Tenía mi debate sobre pantanos pulido y memorizado.
Por supuesto, tuve que apagar mi teléfono, prohibir cualquier llamada que
viniera hasta mi habitación, ignorar a mi propio hermano, y no ver ningún tipo de
medio de comunicación para hacerlo. Me recosté y sonreí, cruzando los brazos
sobre la bata y suspiré. Era una maravillosa especie de paz, estar lejos de él.
—Erin, soy Gerry. Date prisa. —Miré hacia mi proyecto y luego a la puerta. El
pánico en su voz me reclamaba. Corrí hacia la puerta y la abrí.
Él parecía serio.
—¿Estás bien?
—¿Es él?
Mi mandíbula cayó.
Tragué saliva.
—Sé agradecida. Él estaba destrozado. Estaba tan enfadado contigo, pensé que
iba a destruir la casa. Vino a mi casa, creo que esperaba que fueras allí. De todos
modos, Danny llegó y fue maravilloso. Es un tipo increíble. La mitad de nuestro
éxito es de Danny. Él mantiene tranquilo a Lochlan y asegura que se centre en la
música, ¿sabes?
—Oh, Dios mío. Está en Grand Forks, con Danny. ¿Sabes lo que significa esto?
—Puedo hacer que Dean lo recoja en mi casa, tiene una llave. Él incluso podría
estar todavía allí.
Me reí amargamente.
—Por supuesto que sí. Dios, ¿dime que es aún más sexy bajo la ropa?
Él habló efusivamente:
—Es tan dulce y lleva esos suéteres de profesor con los parches en los codos.
Oh, Dios mío. Levanta pesas y corre y juega al tenis. Es tan atlético. Sus amigos son
increíbles y divertidos. Son amantes de la cocina y les encanta el vino y la música.
Ellos piensan que él es el afortunado. Él también lo cree. Cree que tiene suerte de
estar conmigo. —Sonaba tan perplejo, me encantó.
—Él es el afortunado.
—Lo necesitaba. —Él me abrazó—. Tú y Dean sois iguales. Tú eres tan limpio y
puritano, y no ves lo increíble que eres.
—Él no puede vivir sin ti, Erin. No puede. Nadie puede vivir la vida de estrella
todo el tiempo. Necesitan la otra mitad. —Yo quería estrangularlo. Quería que mi
trabajo fuera lo más importante, pero ambos sabíamos la verdad.
Yo dije efusivamente:
—No quiero traer mala suerte a esto, ¿de acuerdo? ¡Así que para!
Cuando llegamos al aeropuerto, corrimos tan rápido como pudimos para coger
el vuelo. Incluso el viaje en el avión, no me impidió obsesionarme. Llegamos a una
turbulencia y yo apenas pestañe ante eso. No hice mi numerito habitual de la bolsa
de papel o cualquier otra cosa.
—Loch está allí. ¡uf...! Erin, soy delgado por naturaleza. Realmente no hago
toda esta cosa de correr.
No hice caso de su lloriqueo sudoroso. Mis ojos siguieron su dedo puntiagudo.
214
Lochlan estaba rodeado por un grupo de chicas. Él no me vio. Él no se
esperaba todo este jaleo en el aeropuerto al ir a recogerme. Estaba abrumado.
Él pasó un papel a la chica que estaba dando saltos y levantó la vista. Dejó de
hacer lo que estaba haciendo y se abrió paso a través de ellas. Lo siguieron pero él
no les hizo caso. Caminó lo más rápido que pudo hacia mí, acogiéndome entre sus
brazos.
Él me sonrió.
—Deja de hacer todo tan difícil. —Me besó en la mejilla y me dejó sobre mis
pies. Me agarró la mano y le dio unas palmaditas en el hombro a Gerry—. Hola
amigo. Gracias por conseguir que viniera aquí. —Mi estómago se hundió. Me
había manipulado. Joder, de mi hermano… lo esperaba, ¿pero Gerry? Le dirigí una
mirada diabólica, pero él fue atrapado por chicas que estaban gritando. Se abrió
paso entre ellas, hasta que finalmente logró llegar a donde estábamos. Corrimos
hacia la camioneta de mi papá. Lochlan saltó dentro, bloqueando las puertas a
medida que nos metíamos.
Él me sonrió.
—¿Estás bien?
Fruncí el ceño.
—No lo sé.
Él se rió y palmeó mi pierna.
215
—Te acostumbraras a esto. —Él arrancó como alma que lleva el diablo. Yo
estaba aplastada entre él y Gerry. Gerry me sonrió. Yo negué con la cabeza.
—Estabas actuando como una loca, tan enfadada y rara. Pensamos que esto era
mejor que tú volviéndome loco y yo asesinando a alguien por el simple hecho de
hacerlo. Me imaginé que estarías mejor en casa, más normal para los dos.
Suspiré.
—No, no lo harás. Llamé a Brian y le dije que si un solo bar en Boston incluso
pensaba en contratarte, nosotros romperíamos el contrato.
—¿Estás loco? ¿En serio acabas de tomar una decisión por mí, y sin
preguntarme? —Negué con la cabeza—. Sabes que me sigo sintiendo mal por lo
loca que he estado, pero no soy yo. Eres tú. Tú me estás volviendo loca. ¿Crees que
fuiste el único normal antes de que nos conociéramos?
Miré a Loch cuando giró por la carretera que iba hacia la casa. ¿Sabía el camino
hasta la casa de mi padre?
Danny estaba en el jardín rastrillando las hojas, eso por lo menos calentó mi
216
corazón. Hizo un gesto hacia mí, pero yo salté de la camioneta y me dirigí
directamente a la parte trasera de la casa. Nuestro padre mantenía la casa como
cuando éramos niños. Él trabajaba como abogado en la ciudad, pero nunca le
molestó viajar. Le encantaba la sensación del campo, más que el costoso campo de
golf donde vivíamos. Cada uno tenía generosos acres de patio trasero y casas de
lujo. Mamá adoraba la limpieza de la ciudad. Le gustaban las líneas ordenadas y el
pavimento. Cuando se divorciaron, ella se trasladó al centro en un condominio.
Era agradable y limpio. Se pasó a una empresa de bienes raíces muy exitosa. Papá
hizo todo el trabajo legal para ello... aun así.
—Todo el mundo sabe que eres mi chica. No puedo exponerte al público, sobre
todo en un pub como ese. Tengo que mantenerte a salvo de todo eso. No te quiero
en medio de todo eso conmigo. Quiero que seas el hogar que tengo en el mundo
real.
—Ya estaba allí cuando me conociste. Sigo siendo el chico que amas, Erin. —
Rara vez decía mi nombre. Agarró el columpio, me detuvo y caminó hacia el
frente. Se puso de rodillas entre las hojas—. Así es, yo sé que me amas. No lo dices,
pero yo lo sé. Estaba cantando y te vi enamorándote de mí. La diferencia entre tú y
las fans, es que tú conoces a la persona que soy. Tú lo has visto todo.
Tragué saliva.
217
Él negó con la cabeza.
—No tengas miedo, no voy a ser nunca Lochlan Barlow contigo. Yo siempre
seré simplemente tu Loch.
—Te necesito. Te necesito conmigo para ser el triunfador, que quiero ser. Eres
la música para mí.
Mi labio temblaba.
—Te amo.
M
amá sirvió la ensalada de frutas en cuencos con helado.
—Jane, por favor. Entonces, hummm ¿eso debe de ser bastante entrenamiento?
Danny le guiñó un ojo a él.
220
—Tiene manos fuertes. —Gerry se sonrojó y trató de tragar el bocado. Lochlan
luchó contra su risa, fingiendo estar masticando, cuando yo sabía que él ya lo había
hecho. Nadie masticaba la fruta y el helado tanto tiempo.
Su rostro enrojeció.
—Sabes que me encanta esa ciudad. Y realmente queremos ver a Thin Ice en
vivo en un entorno pequeño e íntimo, antes de que sólo toquen en lugares como
Madison Square Garden y The Fargodome.
—Oh, Dios mío, me encanta Fargo. Sabía que tu acento me sonaba familiar.
Suspiré.
Él se rió.
—¡Oh rayos! ¿Fargo está en Dakota del Norte? —Él se golpeó la cabeza con la
mano—. Espera, ¿cuál era esa frase que siempre decían? —Sus ojos se abrieron de
par en par—. ¿Qué diablos quieres decir? —Parecía que podría saltar sobre
Danny—. Dilo.
18Habla de la película de Fargo en la cual se popularizó la ciudad de Dakota del Norte (Fargo) The
heck do ya mean? Es la famosísima frase del personaje JERRY LUNDEGAARD. En vez de
pronunciar ¿What the heck do you mean? ¿Qué diablos quieres decir? Lo dicen todo rápido sin el
what y con ya en vez de you.
The heckdoya mean? ¿Qué diablosquieres decir?
—¿Qué diablosquires decir?
222
Asentí con la cabeza y miré a Lochlan. Él sonrió ampliamente.
—Hay tantas cosas que se explican en una sola comida. —Le di un manotazo.
Él cogió mi mano y la besó.
Pero continuaron.
—OhhhhMuuuuyyyBiennnn.
—Siiiiiiiiiiiiip.
Su calor me envolvía.
—Es gracioso.
—Me siento mal, son mi familia, pero son un desastre total. Ella está saliendo
con hombres más jóvenes todo el tiempo, y él está tratando de ser el hombre más
joven.
—Princesa, ellos viven en un campo de golf, tienen cosas de lujo, y se ven muy
respetables. Si yo los viera en la calle, supondría que tienen un montón de dinero.
Esta casa es muy costosa e impresionante. Confía en mí, cuando vengas a conocer a
mis padres, ya verás algo de mierda para la cual tú tampoco estás preparada. Los
tuyos están haciendo toda eso de la mediana edad... —Su cara se ensombreció—.
Los míos no lo hacen.
—¿En serio?
—Hijo, no seas loco. Somos liberales. Sé que tú estás comprometido con mi hija
y ya vivís juntos.
Me cubrí con las mantas, apagué la luz, y cerré los ojos. Cuando escuché sus
pasos, sonreí.
—Eres un perdedor.
Él hizo un sonido que no reconocí. Abrí los ojos para ver un destello de algo a
la luz de la luna. Era muy brillante, centelleaba.
Fruncí el ceño.
—¿Qué es eso?
—No puedo aceptar algo así de ti. ¿Son diamantes? ¿Es la primera vez que
tienes dinero?
Él se echó a reír.
—A veces eres tan mala persona. Son zafiros blancos, así que no digas alguna
mierda, como: yo no puedo aceptar eso de ti, y esta es la primera vez que tienes dinero.
Él me miró.
—Mentiroso.
—Quiero decir, las cosas que le cuento realmente. Estoy seguro de que no tiene
deseos de enterarse de los actos al azar de.... lo que sea. Si alguna vez me pregunta
si te falté al respeto... —Él me dirigió una mirada sincera—. Yo no le miento a mi
madre. Ella es una santa.
—Eres tan raro. —Yo ya estaba tocando el anillo, rodándolo hacia adelante y
hacia atrás. ¿Cómo conocía mi tamaño? ¿Cómo lo supo, yo habría dicho todo eso?
¿Cómo me conocía tan bien? Pensé en las cosas que había imaginado de él, no
había muchas cosas de las que estuviera segura. Por supuesto, yo era previsible y
él era caótico, eso no me ayudaba—. Creo que estás siendo dramático. Hemos
tenido sexo y ninguno de nosotros es inocente de nada. —Sostuve mi mano en
alto—. Y me diste un anillo.
Me besó en la mejilla.
—Apestas. Para con el odio a Fargo. Esa película ganó una gran cantidad de
premios. Estaba bien hecha, y sí, hablamos de forma graciosa si relajamos nuestro
control en el acento.
—Yo tampoco. —Puse los ojos en blanco y apagué la luz—. Mi pago, señor.
Él encendió la luz.
—Quiero verte.
—Nada de luces. —Cerré los ojos, pero él me mordió el brazo. Yo jadeé—. Ay.
Él inclinó la cabeza.
Gemí:
—Dos.
—¿Quieres que te folle así? —Sus dedos empujaron más rápido. Di un grito
ahogado, pero luego cambió de movimiento—. ¿O quieres que masajee el punto G?
—Punto G.
—¿Qué te está poniendo tan mojada? ¿Lo que ves o lo que sientes?
Gruñí:
—Todo.
Tragué saliva.
—Jódete, Erin.
Él se rió, algo así como lo haría el chico malo de una película. Era oscuro y
siniestro. Deslicé su camiseta de la forma en que él lo había hecho con la mía, por
lo que sólo se mostraba su boca. Su nariz y sus ojos estaban cubiertos por la
camiseta por encima de su cabeza. Me incliné hacia delante y chupé su labio
inferior, mordiéndolo. Rastrillé mis uñas por su pecho tatuado y dejé caer mi boca
sobre el piercing barra en su pezón. Lo moví rápidamente con mi lengua mientras
mis manos fueron a su cinturón. Deshacerme de sus pantalones era difícil, estando
encima de él y manteniéndolo presionado. Él estaba tratando de luchar con su
camiseta.
—La broma se acabó. Esto es exactamente lo que quiero, pero, vamos, no aquí.
233
Se lo prometí a tu padre, nena.
Me bajé de encima de él, cogí un par de bufandas del estante en la pared y salté
de nuevo sobre él, justo cuando él estaba apartándose la camiseta y me dirigió una
mirada malvada. Empujé su cabeza hacia atrás y envolví una bufanda alrededor de
su muñeca.
—Oh, quieres jugar este juego ¿verdad? —Una sonrisa oscura cruzó sus labios.
Trató de apartarme con la otra mano, pero empujé sus brazos hacia abajo con mis
piernas. Mi coño desnudo estaba cerca de su rostro. No estaba segura de cómo me
sentía por eso. Bueno, yo estaba segura, pero no me estaba permitiendo pensar
acerca de eso, o lo que yo quería hacer al respecto.
Retorcí mis labios y volví a mirar la enorme erección que lucía. Me levanté y le
quité los pantalones y los calcetines. Le bajé los bóxers y lo miré. Deslicé mis
manos por sus muslos, clavándolas fuertemente. Él era suave conmigo, tal vez
demasiado suave. Yo no iba a serlo. Rastrillé mis uñas hasta la cara interna de su
muslo y agarré su piel. Él inhaló.
Besé su muslo, junto a sus bolas. Yo no tenía ninguna charla obscena, así que
tenía que trabajar más duro que él. Su forma de cantar y hablar sucio era la mitad
del orgasmo para mí.
Succioné una de sus bolas en mi boca. Se quedó sin aliento de nuevo,
234
haciéndome sonreír. Besé al lado de su polla, deslizando mi lengua a lo largo del
eje. Él estaba retorciéndose.
—Ponla en tu boca.
Había visto pornografía, tenía alguna idea de qué hacer. Había dado una
mamada antes, pero no a alguien como él. Me senté entre sus piernas y agarré su
erección. Era sólida y gruesa. Me incliné hacia delante y lamí la parte superior. Él
se sacudió. Agarré su piercing de nuevo.
Él sonrió.
—Mámala.
Me eché a reír. Me gustó el tono de su voz y lo que decía. Me incliné más hacia
adelante y puse la cabeza de su polla en mi boca. Pasé mi lengua por toda su
longitud, humedeciéndola. Él gemía y empujaba por su cuenta cuando lo tuve en
mi boca. Pude tragar la mitad. No era una estrella porno, sólo una Googleadora
porno. Lamí hacia arriba, reduciendo el movimiento y lo puse mi boca otra vez,
tanto como pude. Le acaricié la parte que no podía caber en mi boca. Él estaba
cogiendo el ritmo y pude sentir su polla empezar a tensarse de una manera
sospechosa. Me detuve un instante. Él trató de empujarla hacia mí.
Giré mis caderas, deslizando mi coño húmedo de arriba abajo por su dura
polla. Él negó con la cabeza.
—Di mi palabra.
—No creo que lo hagas. —Pasé mis dedos por su pecho, trazando sus tatuajes
y riendo en voz baja.
Sus embestidas eran bruscas y furiosas. El sexo era colérico. Me incliné hacia
atrás y él me empujó sobre mi espalda. Se impulsó dentro de mí, hundiéndose
profundamente y con fuerza. Ubicó su cara en mi cuello y gimió entre mi cabello
cuando se corrió. Al instante cogió mi mano y la metió entre mis piernas.
—Sí, señora.
—¿Qué?
Él se rió.
Él se rió.
—No eres una chica buena, y sólo quiero destacarlo para que conste, Su
Señoría, que lo dije desde el principio. No eres una chica buena, sino una chica
traviesa.
Me eché a reír y me sonrojé.
238
—Vamos a tomar una ducha, y puedo decirte todas las cosas que no hiciste tan
bien como Los Hermanos Del Condado De Claire. —Agarré su mano y lo arrastré
hacia mi baño.
—Yo dejaría que esos hermanos te follaran, sólo para ver hacerlo mejor que
eso. Eso fue algo de sexo caliente.
Lo miré dudosamente.
Él vaciló.
Abrí la ducha.
—¿Qué?
Sonreí.
Él soltó un bufido.
Vida Nocturna
E
l bar estaba lleno. Le fruncí el ceño a Danny.
—Los deportes de invierno son algo importante por aquí. Tenemos un montón
de entusiastas de motos para la nieve. Los llamamos slutters20, en lugar de
sledders21 pero ya tienes la idea general. Ellos se quitan los anillos, y son solteros
durante el fin de semana.
Él se rió.
—Es como Las Vegas para los tipos a los que les gustan los deportes de
invierno. Tienes universitarias y hombres cachondos con dinero en efectivo.
20 Slutters: Mujeres que tienen relaciones sexuales con cualquier hombre que encuentran. (Puta.
Zorra. Perra)
21 Sledders: Conductores de trineos. (Motos para la Nieve)
—Sí, pero menos como Las Vegas de lo que te imaginas.
240
Él resopló.
El bar era agradable, para ser Grand Forks. Había estado en Big D's en Fargo y
fue lo mismo. Nos sentamos en la cabina y comimos las patatas fritas de Danny. Él
me frunció el ceño.
Hice una mueca y le lancé una mirada a Danny. Danny se encogió de hombros.
—Probablemente.
—Pareces el único chico gay aquí, eres como una mina de oro.
—Tienes que firmarme esto, por favor. Casi me da un ataque desde el otro lado
de la barra, cuando vi que erais vosotros.
Yo indiqué:
22Deliverance: es una película de 1972 sobre 4 personas de la ciudad que van en un viaje de pesca
en el campo y están aterrorizados por unos locos locales.
Lochlan suspiró y la firmó, deslizándola hacia Gerry.
241
—Mira amigo, sólo estamos tratando de tener una noche tranquila.
Le guiñó un ojo.
—Seré una tumba. No voy a decir una mierda. Gracias chicos, soy un gran fan.
Conduje todo el camino hasta Boston para veros actuar, dos veces. —Él estaba
radiante.
Gerry sonrió.
—Así que estaba pensando que tal vez, si hacemos un par de conciertos
benéficos para empezar con la humilde onda U2, la gente tendría esa impresión de
ti. Podría ayudar a superar la expulsión de Loch del programa. Ya sabes, los chicos
malos del rock and roll están como pasados de moda. Las chicas piensan que es
sexy cuando el cantante tiene un perrito y abraza a su abuela, ¿sabes?
Gerry se rió.
—Idiota. No voy a ser el niño del cartel para los músicos gays; Elton John tiene
242
eso acaparado.
—Lo digo en serio. Todos tenéis que decidir en qué dirección queréis que vaya
esto. Lenny, Vic y yo estábamos hablando de ello. Quiero mantener este tipo
positivo de percepción pública.
Yo señalé:
Danny sonrió.
—Y es guapo.
Danny se sonrojó.
—En cualquier caso, preferís el SIDA o los niños de África, los huérfanos de
Rumania, ¿o qué?
Lochlan suspiró.
—Él nunca quiso esto. Le gustaba que fuera una pequeña banda de Boston.
Está empezando una empresa y dejará la banda. Él iba a decírtelo todo cuando
volviéramos. Me escribió un mail ayer. Es demasiado.
—De ninguna manera, amigo. Has sido lo mejor que le ha pasado a Thin Ice.
Mike y yo queremos que esto sea grande. Te cazamos por una razón. Si tenemos
que acabar contratando a un teclista y un guitarrista, entonces que así sea. De
todos modos, un batería, un cantante, un bajo y una guitarra son lo más
importante.
—Déjame salir.
Pareció confundido, pero se hizo a un lado. Besé su mejilla.
244
—Volveré en un minuto. —El hablar de trabajo era aburrido, y de alguna
manera me sentía como que podría ser la culpable. Lochlan había estado de mal
humor desde que me había conocido. Empujé eso a la parte posterior de mi mente
y caminé hasta la chica al otro lado del bar.
—Hola Serena.
Me encogí de hombros.
—Eso es grandioso.
—Nunca había visto que te dejaras el cabello rizado de esta manera. Siempre
tuviste un aspecto elegante.
Agarré un rizo.
245
—Oh, sí. —Soné como si fuera de Dakota del Norte. Me aclaré la garganta—. A
mi novio le gusta rizado.
—Sí.
Me reí.
—Síp.
—¿Así que te dice cómo llevar el cabello? —Era una putada decir eso y mi
rostro la hizo dar marcha atrás—. Me refiero a que es raro. Siempre fuiste tan
fuerte y no te importaba lo que pensaba la gente. Eras independiente y libre.
Siempre pensé que eso era genial. —Ella usó el término como si esa parte de mí ya
no existiera.
—Todavía lo soy.
Lo ignoré.
Ella sonrió.
—Es fantástico que a las dos nos esté yendo tan bien. —Atrapé su mirada
viajando a la mesa otra vez—. Dile hola a Danny por mí.
Ella sonrió.
—Sí, igualmente. —La abracé de nuevo y se alejó—. Hasta luego. —Ella saludó
con la mano. Una canción pop comenzó a sonar muy fuertemente. Ya eran las
once, la hora del baile mágico. Las luces se apagaron mientras la pista de baile
empezó a llenarse. Caminé hacia el baño, zigzagueando entre la multitud.
El cuarto de baño estaba casi vacío. Me lavé las manos y me miré a mí misma.
Me veía diferente. Me sentía diferente. La forma en la que había soltado lo de la
Facultad de Derecho se sentía falsa, al igual que lo que quise decir sobre lo que era
Lochlan. Quería que ella supiera que yo estaba saliendo con él. Fue por razones
247
mezquinas. Las otras chicas habían seguido en grupo. Yo nunca había tenido un
grupo. Nunca había hecho amistad con nadie, que hubiera mantenido.
Salí del baño de damas, y me detuve en seco por la mirada que recaía sobre mí.
—Te extrañé.
Él se echó a reír.
—¿Vas a sujetar ese trozo de papel que tienes, para evitar que te vea?
—¡AYÚDENME!
Cerré los ojos y volví a marcar. Se fue al correo de voz de nuevo. Hablé al
teléfono:
Él gritó:
—¡TE AMO! ¡PERRA DESAGRADECIDA!
249
Asentí con la cabeza.
—Lo sé. Yo también te amo. Vamos al coche. No quiero estar más en el cuarto
de baño. Por favor —supliqué a través de las lágrimas—. Yo también te amo.
Grité de nuevo:
Danny gritó:
—¡Consigue que lo saquen fuera de mi vista, o voy a terminar con esa mierda!
Maldito, te acercas a mi hermana de nuevo y te ma... —Puse mi mano sobre su
boca.
Caminé lentamente hacia él. Tomé su cara y centré sus ojos oscuros en los
míos.
—¡Oye! —Vio mi cara y se sacudió con rabia, pero lo apreté con fuerza—.
Detente. Piensa en la banda, y en la prensa, y el hecho de que si lo matas, te echaré
de menos mientras estás en la cárcel. Necesito que te quedes conmigo. No me
dejes.
Él estaba temblando con furia salvaje, pero dejó de luchar contra los guardias.
251
Miré al tipo robusto a mi lado.
—Sácalo por la parte de atrás… rápido. —Lo arrastraron por el pasillo. Los
seguí, arrastrando a Danny conmigo. Gerry pasó un brazo a mí alrededor.
—¿Estás bien?
—Lo sé. —Él levantó mi cara, pero la bajé hacia su pecho de nuevo—. Espera,
amor. La ambulancia está en camino y me limpiarán y estaré mejor. No mires.
Yo estaba confundida.
—Realmente no hay algo como la prensa aquí. Esto es Dakota del Norte. —Él
252
me lanzó una mirada. Me di cuenta de que estaba usándolo para que ellos se
calmaran.
Suspiré con alivio cuando los vi. Ofrecimos nuestras declaraciones, por
supuesto que ellos habían oído del caso de Mitch y yo unos años atrás. Lochlan ni
siquiera quería dejarme ir a declarar, pero necesitaban fotos de mi cara, los brazos
y la camisa.
—Si te hace sentir mejor, él recibió una buena paliza por parte de los tipos de
seguridad. Ya sabes cómo son los hombres en Grand Forks sobre golpear a las
mujeres.
Fruncí el ceño.
—El sistema de justicia no siempre es del todo fiable. A veces es necesario estar
un poco fuera del sistema, para asegurarse de que alguien pague.
Su mirada se suavizó.
—Cuando tengas hijos y sean lastimados, Dios no lo quiera, hazme saber cómo
se siente. Quebrantaré todas las leyes del mundo para procurar que estés a salvo.
Recuérdame
E
l vuelo de regreso fue incómodo. Estaba estresada por volar, pero tan
cansada que no podía darle el esfuerzo que requería. Cada vez que me
quedaba dormida, revivía la escena del baño. Así que, me quedé
despierta y escuché como las asistentes de vuelo, básicamente ofrecían de todo,
desde galletas a una mamada. Lochlan estaba en el peor estado de ánimo. Yo
llevaba un kilo de maquillaje y gafas de sol para ocultar la decoloración del ojo
negro. Me incliné hacía Lochlan.
—Sabes, esto de estar con vosotros y llevando estas gafas, parezco una groupie
adicta.
—¿Puedes calmarte, por favor? Tú no fuiste el que recibió una paliza, así que
no tienes derecho a montar esta mierda por ello.
Cuando llegamos a casa él tuvo que salir corriendo y tratar con los negocios de
la banda. Yo tenía prohibido salir del apartamento, y él ya había llamado tres veces
para controlar como estaba.
Saqué mi portátil y comencé a revisar mis correos electrónicos y otras cosas al
255
azar. Tenía notificaciones a cerca de ser etiquetada en fotos. Hice clic en el enlace.
Mi mano se disparó hacia mi cara. Serena y las chicas malas me habían etiquetado
en una decena de fotos. En cada una de ellas estaban Lochlan, Gerry y las chicas.
Me incliné hacia delante, hice zoom para ver que mientras Lochlan estaba
firmando los pechos de Serena, su teléfono se iluminó. Pude ver la palabra
PRINCESA en él desde el ángulo en que la foto fue tomada.
Busqué en Google Lochlan Barlow e hice clic en las imágenes. Me quedé allí en
un momento de debilidad y desplacé hacia abajo las imágenes, una tras otra, él
firmando autógrafos, besando y haciendo estremecer a la multitud.
Yo sabía que existían, sabía cómo era esto. No tenía derecho a estar enfadada.
Quería dejar de mirar, pero era imposible. Busqué en Google Novia de Lochlan
Barlow. Las imágenes llenaron la pantalla. Yo sin maquillaje, saliendo a correr
toda sudorosa. El blogger en realidad tuvo la decencia de añadir que ‹‹Debe ser
capaz de chupar una sandía a través de una manguera de jardín para atrapar a un chico
sexy y malo como Lochlan» y luego pegaron imágenes perfectas de él por todas
partes. Él estaba posando y bien vestido.
Se me hizo más difícil de conseguir que el aire llegara hasta mi pecho, mientras
las fotos se ponían peor. Yo comiendo con mi traje de baño en la piscina, en el club
de campo de mis padres cuando tenía quince años, yo comiéndome un sándwich
submarino por completo en una ventana de una tienda de exquisiteces, yo
gritándole a Loch en un callejón, y mi estómago se hundió un poco más, había una
foto de nosotros saliendo de un restaurante con una leyenda que decía; «Lochlan
atrapado por el embarazo». Me atraganté. Había pocas fotos en las que tenía buena
pinta. La mayoría de ellas eran horribles. Busqué en Google mi nombre, Erin
256
Benson. Pero todas las páginas que surgieron eran sobre la novia de Lochlan
Barlow, Erin Benson.
Mis pies golpearon el pavimento con furia. Yo no era una chica fea, era una
chica normal. Mi largo y sedoso pelo rubio era mi mejor característica. Mi piel
pálida que nunca se bronceaba y mi baja estatura no eran mis mejores
características. En el ángulo equivocado mi nariz podía parecer grande y mis labios
estaban un poco demasiado gruesos para mi rostro pequeño. Pero no tenía nada
tan horrible como las cámaras sugerían, ¿o sí?
¿Era esa chica horrible del callejón, gritándole furiosa como una perra celosa?
¿No era digna de él?
Negué con la cabeza y corrí más rápido a lo largo de la Reserva del Río
Charles. Era mi carrera de cinco millas favorita, yo siempre corría hasta un parque
en el camino y volvía. Pero esta vez aminoré el ritmo, recuperando mi aliento. El
aire era frío y el día llegaba a su fin. Me senté en un banco con vistas al agua.
Subí las escaleras, un poco inquieta por lo lúgubre que estaba con las luces
encendidas, y sin Lochlan para amenizar el lugar. Respiré profundamente y llamé
a la puerta que decía oficina.
—Sí.
—¿Cómo te llamas?
Me aclaré la garganta.
—Erin Benson.
259
Sonrió hasta que el nombre lo golpeó.
—Yo no soy suya. Soy un ser humano. Él no tiene ningún control sobre mí. —
Me pasé una mano por el pelo sedoso.
Él resopló.
—¿No crees que tener a la novia del infame Lochlan Barlow trabajando aquí
ayudará al negocio? Garantizará que él esté más aquí, eso es bueno para los
negocios. Por no hablar, de que yo solía ayudar en el club de campo de mis padres
en Navidad para ganar dinero extra, así que realmente sé cómo servir. Sería útil, a
diferencia de la mitad de su personal, y traeré a Thin Ice en su tiempo libre.
Él suspiró.
Me encogí de hombros.
—Considera el beneficio que podrías tener por el tiempo que trabaje aquí.
Vendré los viernes y sábados por la noche, y no se te ocurra poner tus manos sobre
mí o Lise.
Él parecía confundido.
260
—¿Lise?
Mi mirada se estrechó.
—Claro, ella.
—La tocas y yo utilizo mi ascenso a la fama como la chica de Loch para cosas
malas. Cosas calumniosas.
Él se echó a reír.
Sonreí.
—Por supuesto.
—Las otras chicas me arreglarán, de todos modos, aquí pronto estará oscuro.
Yo suspiré.
—Lo siento. Oh, Dios mío, eso es horrible. Acabo de recordar que vi una foto
tuya y estabas muy gorda. Los medios de comunicación te odian.
—Ríete.
Me eché a reír.
—Lo estoy. —Mi teléfono sonó. Lo saqué y suspiré—. Iré a prepararme. —Ella
asintió con la cabeza. Yo respondí—. Hola.
Él sonaba aterrado.
—No te vayas. Debería habértelo dicho y lo siento. Lo sentiré durante el resto
262
de mi vida. No tenía idea de que me necesitabas. No podía oír el teléfono.
Fruncí el ceño.
Me eché a reír.
—No me voy.
—¿No te vas?
Me reí.
Me reí de nuevo.
—Sí, no está bien. Es una mierda ser yo, supongo. Es el precio de salir contigo.
—Eso estuvo fuera de lugar y amargado.
—¿Dónde estás?
Al instante, gritó:
—¿Él te tocó?
Suspiré.
—No. Tiene miedo de mí. Lo amenacé con una demanda si me toca. También
le dije que me sentía cómoda empleando vilmente mi evidente estrellato, por salir
contigo. Le dije que difamaría su bar en todos los rincones del mundo. Está siendo
un patán bueno, por ahora.
Me di cuenta de la feroz mirada en mis ojos y deseé que él estuviera allí para
verla.
—¿Es por el dinero? Puedo comprarte cualquier cosa que quieras o necesites.
Tengo dinero, princesa. Siempre lo he tenido.
Suspiré.
—También odio la forma en la que eliges no oír las cosas que digo, cuando no
te gustan. Esta es nuestra primera pelea real de pareja, Loch. Yo quiero ser la chica
que era, no la chica en que me estás convirtiendo. Quiero estar contigo bajo mis
términos, no los tuyos. Es todo acerca de ti. Estoy viviendo a través de ti, tu
carrera, tus amigos, tu éxito, tu nombre. Incluso, mi maldito nombre ya no aparece
en Google. Yo me busqué en Google y aparecía como la chica de Lochlan, Erin
Benson. Al parecer, soy fea, estoy embarazada y te manipulo. La gente piensa que
soy una zorra malvada que puede aspirar un camión. Yo ya no soy yo. Soy tuya y
264
eso no está bien para mí. Soy más fuerte que eso. Al menos, solía serlo.
Sonaba cabreado.
Serví bebidas, esquivé las manos a tientas, y sonreí hasta hartarme. Lise era la
persona más divertida con la que se podía trabajar. Ella bailó y bebió chupitos, y
me hizo tomar algunos.
Ella metía el dinero en mi ropa interior, haciendo pensar a los clientes que
estaba bien. Me pareció que el dinero fluía sorprendentemente, hasta que comenzó
la actuación, entonces se puso movido. Vi las miradas perdidas en los ojos, la
seducción de cada persona, el placer de los sentidos siendo impulsados
salvajemente. Lo vi todo. Él encendía el fuego sobre el escenario con su voz,
haciendo el amor con cada uno de nosotros. Me sorprendí a mí misma mirando
con ellos. Tuve que reprimir el impulso de quedar atrapada en él. Incluso fue su
mejor espectáculo. Su pasión era explosiva. Me estremecí, imaginándolo entre mis
muslos con ese tipo de poder, y haciendo el sonido que siempre me hacía hacer.
—Estaré allí. —Sonrió—. ¿Por qué no me traes una cerveza? —Me reí y asentí.
Yo lo miré a los ojos y también lo vi. Yo estaba allí, incluso con el pelo lustroso.
Capítulo 15 267
É
l se paseaba por la sala de estar, hablando por teléfono con no sé quién.
Yo estaba tratando de estudiar, pero él no dejaba de levantar los brazos
en el aire, mostrando el nuevo tatuaje que se había hecho en la parte
inferior del abdomen. Este se sumergía en sus pantalones y me daba ganas de
tocarlo.
—¿Podemos estar con mis padres en Acción de Gracias y juntarnos con tus
padres aquí para la Navidad?
Fruncí el ceño.
—¿Qué? —Él se iba en dos días a Nueva York y los pasajes estaban reservados.
Parecía preocupado. Me bajé de la cama, tirando de su cara hacia la mía y lo besé
con fuerza—. Sí, por supuesto. Yo me encargaré de cambiar los vuelos y toda esa
mierda.
Él suspiró.
Le di un beso.
—Deja de estresarte, amor. Lo conseguiste. Nueva York va a ser increíble.
268
Él se veía atormentado.
—No. —No me devolvió el beso cuando apreté mis labios contra los suyos. Le
acaricié la mejilla—. Tranquilo, bestia, ya no puedes mangonearme.
—Síp.
Me eché a reír. Lochlan negó con la cabeza y cerró la puerta de una patada.
—Llama a la puerta, Danny.
269
Danny le gritó desde el pasillo.
—No, estoy bien aquí. Sólo quería mencionar que tenemos que irnos.
Danny gimió.
Él me folló con más fuerza mientras me llenaba. No pude soportar por más
tiempo. Me caí hacia adelante, arrastrándolo conmigo. Se acostó a mi lado y me
besó en la nariz.
Le sonreí.
Él se rio.
Ellos estaban cantando su canción de bar, era la misma que hacia fluir las
bebidas y hacía sentir a la multitud un sentimiento de fraternidad. Me hizo sentir
de esa manera. Muy indie y libre. Era la canción que tenía más Tennessee en ella.
Era una original de Lochlan.
Siguió con su pie a la batería y mantuvo el micrófono hacia el público para que
cantaran. Todos en el espectáculo comenzaron a cantar. Ellos se sabían cada
palabra. La sonrisa en su rostro me podría haber alimentado por el resto de mi
vida. Gerry y Mike estaban radiantes. Incluso Lenny, el hombre hogareño, estaba
sonriendo de oreja a oreja sobre el teclado. Habían tomado prestado a un
guitarrista de otra banda local. Trataron de cazarlo furtivamente pero él se había
mantenido fiel a su banda. Los bostonianos eran muy leales.
—Pronto.
Nunca me respondió el mensaje. Pude ver que había sido entregado, pero no
hubo ninguna respuesta.
Me despertaron unos mensajes, unos extraños como «Hola, lo siento, hay mucho
que hacer, llamaré más tarde» y «Hola, princesa, estamos agotados por las actuaciones y
ensayos. Hablamos luego».
—Es un bromista.
—Mejor me voy. En dos horas tengo que irme a Nashville. —Pude sentir las
lágrimas brillantes comenzando a formarse.
Él tragó saliva.
—Lo siento. Supuse que no te preocupabas por el borracho divertido que era, o
no estarías saliendo con alguien como él.
Oh, Dios mío... estaba borracho en las fotos. Sólo Dios sabe lo que había hecho.
Él no había hecho nada malo. Tenía que recordármelo a mí misma, que estaba
personificando un papel. Él estaba abrazando a gente famosa y haciendo cosas que
los simples mortales nunca harían.
Él sonrió y fue una locura. Eran idénticos, pero Alex tenía mejor aspecto. Tenía
el pelo oscuro de punta, arreglado a la perfección, y la sonrisa más brillante. Él la
dirigió hacia mí y casi me desmayé. Era un Lochlan más delgado y más limpio. Y
mucho mejor vestido.
—¡Erín! —gritó él, y me aplastó; sus emociones estaban por todas partes, como
si hubieran estallado de una caja.
Le devolví el abrazo.
—Oh, Dios mío, eres una delicia. Mírate, no me extraña que él te ame.
Mi estómago ardió. Apenas había hablado con él, desde que se fue a Nueva
York. Era extraño.
Me aclaré la garganta.
—Mamá, papá y Lissie se van a volver locos. Se mueren de ganas por conocer a
la hermosa novia del imparable Lochlan Barlow, de la que él nunca para de hablar.
Le eché un vistazo.
—Es una locura que acabéis de conoceros. Parece como si él te conociera desde
siempre.
—¡Ay Dios!
Él se echó a reír.
—Oh.
Frunció el ceño.
—Debió olvidarlo.
—Sí, bueno, se le olvidan muchas cosas. Los pequeños detalles no encajan con
toda esa personalidad.
Me reí y lo señalé.
Él se rio entre dientes. Di marcha atrás al coche y comencé el viaje hacia la casa
de sus padres. Fue mucho menos de veinte minutos en un M6. Apenas tuve tiempo
de realizar los giros que me dijo que tomara.
Cuando entré en el nuevo barrio, me quedé atónita. Las casas eran nuevas y
bonitas. Era un área pequeña, limpia, con fontanería y electricidad subterránea. Era
un hermoso barrio de familia. Estaba confundida.
—¿Erín Lane?
Él se echó a reír.
—Papá lo compró hace un par de años. Es más fácil estar con mamá en un
rancho. Antes, teníamos una casa enorme, pero ella no puede moverse como antes.
Él frunció el ceño.
—Lo hizo pero era como Alex hace esto y aquello, y cuando éramos pequeños
Lissie odiaba eso, y cuando fuimos a Disney, Alex lloró porque lo obligaron a
ponerse un disfraz de príncipe en lugar de uno de princesa.
—Lo siento mucho. —Quería llorar, pero no pude. ¿Quién llora cuando conoce
a la familia de su novio?
—Está bien. Ella está muy bien y estamos bien. No le des mucha importancia.
¿De acuerdo? Ella odia eso.
—Volaran a las cinco de la mañana. Tengo que ir a por ellos. Tuvieron que
hacer cambios cuando se enteraron de que tendrían que tocar dos canciones, y el
espectáculo era más largo de lo que esperaban.
Sonreí y murmuré:
Me reí.
—Tú debes ser Erín. —Él me abrazó. No esperaba nada de eso. Era regordete y
alto. Su rostro era una versión más robusta de Alex y Loch.
Lissie apareció con el pelo de color rojo claro y los mismos ojos de color azul
brillante. Se unió al abrazo. Era alta, delgada y muy guapa. Su piel era pálida y
pecosa. Supuse que Lissie se parecía a su madre.
Alex me llevó a la sala de estar. Una mujer de pelo corto y de color rubio rojizo
y una mirada decaída en su rostro cansado, movió los ojos para mirarme.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Ella agarró mi mano con poca fuerza.
Sus ojos se desplazaban por la habitación.
281
Alex se inclinó hacia adelante.
—Así que, él nos contó la historia del aerosol de pimienta. No creo que yo
jamás haya querido a nadie antes de conocerle. Pero a ti, te adoré.
Me eché a reír.
—No, fue nuestro mejor día. Cualquier cosa que humille al súper héroe de la
familia es buena. —Le guiñó un ojo a su madre. Los ojos de ella brillaban de alegría
y orgullo.
Asentí con la cabeza. Lissie se había ido con la promesa de volver pronto para
ayudar con la cena de Acción de Gracias.
—Es mucho para asimilar al principio, lamento que Loch nunca te lo contara.
Sinceramente, no creo que se dé cuenta a veces.
—Él me trata igual que a ella y yo me enfado con él. Le dije que dejara de hacer
mis malditos platos de comida y beber de mis bebidas. Nunca supe...
Él se envolvió a mí alrededor.
—¿Cómo podías saberlo? Lo hemos visto durante casi una década. Bueno, en
cualquier caso, casi seis años. —Cogió mi mano entre las suyas y tiró de mí. Sollocé
y casi vomité. Nunca me había sentido peor en mi vida.
—Me siento tan mal.
283
Él me dio un codazo.
Fruncí el ceño.
Me reí.
Él también se rio.
—No es de extrañar que siempre trate de vivir cada día al máximo y pruebe
cosas nuevas. Está inspirado en ella.
—Lo supuse. Si todo esto es demasiado para ti, puedo llevarte al aeropuerto.
Sé que es mucho para manejar, y mi madre, bueno, es difícil de ver. Estamos todos
viéndola morir lentamente. Papá tiene problemas del corazón, colesterol alto e
hipertensión. No quieren ir a una residencia y no vamos a dejar que Loch deje su
vida por ellos. Ellos no quieren eso. Ellos quieren esto para él. Nuestra familia es
un desastre, así que si necesitas largarte, yo se lo haré entender.
—No, Dios mío no. Pero él nunca te dijo nada de esto, y puede que nunca lo
haga. Hay cosas que quizás nunca te cuente. Es algo con lo que tienes que vivir. No
es deshonestidad, él no es así. Es verdad que él ve las cosas a su manera, es terco
como la mierda y evade los defectos que lo derriban a él o a alguien más. Él
todavía cree, a su manera loca, que ella podría recuperarse. —Él suspiró—. Si
alguna vez hay algo que tengas que preguntarme, yo siempre te diré la verdad.
—Bueno, la verdad de cualquier cosa menos eso. Eso tiene que decírtelo él
mismo.
—No, Lochlan solía necesitar la música y ahora parece que sólo te necesita a ti.
La música se ha convertido finalmente en una alegría y no una liberación.
Su agarre se apretó.
—No lo está. —Su tono cambió.
286
Yo salté.
—Lo siento, estoy pensando en voz alta. Sólo quiero decir que él es como...
bueno ya sabes... la oscuridad a veces es... como un demonio.
Él me miró ligeramente.
—Erín, tienes que ver las virtudes, no las debilidades. Yo no te dije esto para
que lo juzgaras. Te lo dije para que seas justa con él y veas el cuadro completo.
Tragué saliva.
—Yo no lo estoy juzgando, lo juro. Acabo de ver que tantas cosas cobran
sentido, todo esto es sólo mi cerebro funcionando. Tengo que decirlo en voz alta.
Es mi propio ADD26. —Él me acunó entre sus brazos. Apoyé la cabeza en su pecho
y suspiré—. ¿Estás seguro de que eres gay?
Él se rio.
—Insoportablemente gay.
—No, habrá que esperar a mamá. Papá debe estar llevándola a la cama ahora.
Le sonreí.
Él me miró.
—Una taza del café que está hecho, si no te importa. Una de azúcar y una de
crema. —Judith lo miró mal. Él se rio entre dientes—. Una de leche. Nada de crema
para mí.
Deseaba que su familia fuera mi familia. Eran increíbles y dulces, todo lo que
una persona quería en sus padres. Había visto como actuaban los niños con TDAH.
No me podía imaginar ser tan valiente como para quitarle la medicación y tener la
288
paciencia para sufrir con sus clases de música. Preparé café para ambos y me senté
en el sofá. Tomé un sorbo mientras empezaba la grabación.
Al la señaló.
—Esa es Mikayla, la chica que estaba en el programa con él. Ella estuvo en
cuartos de final con él.
Me acerqué a la ventanilla, con las gafas de sol cubriendo mis ojos hinchados y
compré un billete a casa. Él estaba matando mi flujo de efectivo.
—¿QUÉ?
—Sagrada Mierda. Le pedimos a Alex que no dejara que lo vieras, hasta que
llegáramos para hablar contigo. Ella lo besó. Él no estaba preparado para ello. No
quería apartarla frente a la cámara. La besó y en el momento que estuvimos detrás
del escenario, sinceramente, tuve que contenerlo. Él estaba furioso. Intentó
llamarte, pero yo no se lo permití. Sabía que si habías visto el beso estarías como
290
loca y no escucharías toda la historia.
Suspiré.
Me subí al avión sumida en la agonía. Estaba cansada y sin emociones. Eso fue
lo único que me salvó de mi miedo a volar.
Capítulo 16 291
L
o escuché entrar en el apartamento. Mi corazón latía con fuerza, pero
no pude tomar un respiro para salvarme la vida.
Me aparté, confundida.
Él empezó a llorar.
—Todo esto es culpa mía. Debería haber ido contigo. No quiero mezclar esa
vida y esta, necesito el otro él, no la estrella.
Danny sacudió la cabeza.
292
—Es culpa de esa puta de Mikayla. Es una idiota. Él se la folló en el programa.
Está obsesionada y lo ve teniendo éxito y quiere aferrarse a la estrella en ascenso.
—Él me miró sombríamente—. De hecho, la llamé y se lo dije esta mañana. Le dije
exactamente lo que pasó y cómo fue responsable de casi matar a su madre.
—Y Mike.
—Hola.
Dejé de correr cuando respondió y dejé que Danny consiguiera los pasajes.
—Hola.
Él suspiró.
Él se detuvo un minuto.
—¿Vuelves?
Él susurró:
—No. Ella está aguantando. La tienen estabilizada y dijeron que fue uno muy
pequeño. Le darán el alta esta noche o mañana. No fue tan grave como la última
vez. Una especie de maldito milagro o algo. Depende de su padre y cómo le vaya.
Yo suspiré.
Lo miré.
Tragué saliva.
—Erin, eso es culpa tuya en parte. Tu mierda ensimismada tiene que terminar.
Él ya está estresado al máximo por la banda, el contrato de grabación, la búsqueda
de nuevos miembros y asegurándose de que estos encajen, y de repente recibiendo
toda la responsabilidad de la banda. Eres tan jodidamente egoísta y estás tan
envuelta en tus propios y pequeños problemas que nunca se te ocurre mirar hacia
295
su lado.
—No puedes mantenerlo en esta tensión. ¿Y qué mierda? Alguna zorra lo besó
en el escenario. Eso está destinado a sucederle a cualquier persona que sale de su
casa. Me pasa cada dos días, y soy yo. El jodido Lochlan ha visto a su padre
abandonar toda su vida por su esposa. Él tomó la jubilación anticipada de su
trabajo, tenía un trabajo genial. Era un controlador de tráfico aéreo. ¿No es genial
eso? Al era un tipo rudo antes de que su esposa enfermara. Ahora él es un maldito
ama de casa y un guardián, y Loch ha visto eso durante un montón de años. Para
él, el amor significa sacrificio. Nuestros padres no son como esas personas.
Ninguno estaba dispuesto a ceder, así que renunciaron. Nosotros renunciamos y la
gente como Loch es del tipo que aguanta hasta que la última gota de sangre
amarga es exprimida. Él nunca va a engañarte. Ha tenido oportunidades como un
hijo de puta. No estoy bromeando. Él tiene a chicas que le ruegan por chuparle la...
Me soltó y me señaló.
—Lo estás haciendo ahora. No puedes controlar todos los aspectos de su vida
laboral. Tienes que dejarlo salir al patio y sin la correa. Él lo necesita para no
preocuparse por ser abandonado cada vez que no te guste que una chica le dé su
número. Él nunca acepta las ofertas y ni siquiera mira a las chicas. En el momento
en que puede dejar de ser el centro del escenario, Lochlan, lo hace. Por el amor de
Dios. Acéptalo de la forma que es o déjalo ir. Y consigue un poco de autoestima.
¿Qué diablos es eso? Es muy molesto ver a una chica bonita viéndose a sí misma
como no digna. ¿Sabes lo que nos hace pensar a los hombres? que no es digna. Te
vemos, como tú te ves. Eres guapa, divertida e inteligente. Deja de ser tan
jodidamente idiota.
Miré a mi hermano, temblando y preparada para darle una fuerte bofetada. En
296
su lugar, asentí con la cabeza.
Él se echó a reír.
Abordamos el avión y tuve que pensar en todo lo que él había dicho. Eso se
apoderó de mí en el departamento del miedo. Me consumía. Yo era la perra
malvada del callejón.
Danny tenía razón. ¿Cuándo se había vuelto tan inteligente? Pensé en la niñez
que habíamos tenido.
Todo lo relacionado con la mía había sido fácil. Cada minuto que se me dio.
Incluso mi hermano mayor impidió que jamás fuera atormentada. El novio
acosador parecía como si nada, en comparación con las cosas que Lochlan había
enfrentado.
Me odiaba a mí misma más y más con cada milla que volábamos. Aterrizamos
y corrí hacia la entrada. Él estaba solo y de pie con gafas de sol y una sudadera con
capucha. Yo lo reconocí, incluso con la capucha puesta. Corrí atravesando el
amplio espacio y salté a sus brazos. Él me abrazó fuertemente contra él. Lochlan
respiró hondo en mi cuello.
Danny nos arrastró fuera, Lochlan cargándome y todo. Miré hacia arriba y
sollocé.
—No voy a dejarte. Y puedes escoger mi comida. Es raro, pero ya veo por qué
lo haces.
Fruncí el ceño.
—¿Tan pronto?
—Ella puede que no hable mucho, pero lo que comunica no se pierde. Ella
nunca va a perdonarme y quería su propia cama.
—Él nunca ha sido otra cosa más que un buen novio. Nunca me ha dado una
razón para dudar de él. —Me encogí de hombros y me apropié de la retahíla de mi
hermano—. Yo vengo de desertores. No son como ustedes. Mis padres no se
apoyan entre sí de la forma en que ustedes lo hacen. Ellos nunca entenderían su
matrimonio. O su compasión. Son personas egoístas. Yo soy egoísta y egocéntrica.
Veo la luz en el interior de Loch y sé lo grande que es. No creo ser lo
suficientemente grande para ser una parte de ella. Soy yo que no me lo merezco,
no es que él se aparte de mí. Él nunca lo haría y lo sé. Pero veo la oscuridad en él y
asumo lo peor. A pesar de que, nunca ha hecho otra cosa excepto amarme y
protegerme de todo. Es una versión defectuosa del amor porque es única para él.
Pero todo el mundo tiene las mismas circunstancias. Todos amamos algo o a
alguien de acuerdo a nuestra capacidad de amar. Loch es loco y apasionado,
extraño e intenso, y entregado y divertido. Su amor refleja todas esas cosas. Él tiene
todas esas cualidades sorprendentes de ustedes. Lo siento por los problemas que
he causado.
Él me abrazó.
—Gracias. Tú no causaste problemas, pero gracias por verlo a él. Ver su luz y
su oscuridad.
Miré a Al.
—¿Cómo?
—Lo supuse. Buenas noches y feliz Acción de Gracias por el otro día.
Al asintió.
300
—Estamos agradecidos por ti.
—No tan agradecido como lo estoy por ustedes. —Casi no los conocía, y sin
embargo, nunca me había sentido más acogida y amada.
—Tu turno.
—¿Estás bien?
Él ladeó la cabeza.
Yo suspiré.
—¿No hay un dicho acerca de cuanto más brillante es la estrella más caliente
está el fuego?
Él se echó a reír.
301
—Sí, algo así. ¿Te sientes chamuscada?
Me reí.
—Sí.
—Está bien.
—Sabes que deberíamos haber ido con mamá y papá este fin de semana. No se
habrían dado cuenta del drama.
Sonreí.
—Yo también me siento mal. Aunque me alegro de haber llamado por teléfono
a Mikayla. Ella estaba llorando a gritos y pidiendo disculpas. Fue impresionante.
Quiero mi MTV
M
e acurruqué contra él, absorbiendo su calor. Él envolvió su enorme
brazo sobre mí, acercándome a él.
Asentí.
—Más o menos.
—Te Amo.
—¿Lo haces?
Asentí.
Me reí.
—No puedo.
Volví a reír.
—Porque nos conocemos desde hace tres meses y medio. Eso es una locura.
Asentí.
—Andrew, Mikayla, Ben y yo éramos los cuatro finalistas, Ben descubrió que
Andrew era gay. Andrew estaba en el primer lugar, en cuanto a las estadísticas. Ser
gay dañaría sus posibilidades de ganar. También afectaría su oportunidad para ser
una exitosa estrella del pop. Necesitas ser como George Michael y tener fans para
luego declararte gay, aunque, tal vez no en un baño público.
—Ben acudió a mí, sin saber que mi gemelo era gay y me contó su plan. Yo
estaba empatado en el segundo lugar con Ben, no me importaba una mierda el
programa. Solo quería que terminara, lo odiaba. Eso no era arte, era drama. En
305
cualquier caso, yo le dije que no, que no lo ayudaría y si escuchaba que alguien
más decía que Andrew era gay, le daría una patada en la cabeza. —Todo estaba
empezando a tener sentido.
Lo besé.
—No es mi secreto para ir contándolo pero estoy más asustado de perderte que
de protegerlo a él.
—Nunca me perderás. Terminé con todo eso. No quiero ser como mis padres.
No quiero huir cada vez que este asustada o herida. Quiero encontrar la manera de
estar contigo y no perderme. Quiero ser parte de los dos Lochlans. Quiero ir
contigo y estar contigo.
Él frunció el ceño.
—¿Qué pasa con la facultad de Derecho? No quiero que abandones tus sueños.
306
Esa eres tú.
Me encogí de hombros.
—Tengo veintitrés años, tengo mucho tiempo. ¿Quién sabe cuánto durará esto
para ti? El estrellato es pasajero, la facultad de Derecho es permanente.
Me reí.
—Tú has estado jodiendo mis planes desde el momento en que te conocí. Se
suponía que debía desempacar en mi apartamento, ir a correr, volver y hacer la
cena en mi nueva cocina. Quería configurar mi cuenta en Netflix, comer y ver la
televisión sola. Mi plan solo me involucraba a mí. Era un plan egoísta de una
persona egoísta. Ahora quiero apoyarte. Quiero que te relajes y no te preocupes
por nosotros, y tampoco por perderme. Que esto sea sobre música. Quiero
terminar este semestre y luego tomaré un descanso.
Él sonrió y me beso.
—Quiero que vengas conmigo. Odio estar lejos de ti. —Cerré los ojos y
descansé mi cabeza en la curva de su brazo.
Danny me sonrió.
Me reí.
—Está bien. —Le serví una taza de café y miré a Al—. ¿Cómo le gusta el café?
Respiré profundamente.
—Tú.
Lo empujé.
Me reí.
—No. No creo que salgamos de la habitación si empiezas a intentarlo. Quiero
308
que te levantes porque Al dijo que tienes que hacerlo.
—Sé que lo haces, pero no cosas como estas. —Se sentó, arrastrándome con él.
Tomó un sorbo de café y asintió—. ¿Sabes cómo preparar mi café?
—Estoy llena de todo tipo de sorpresas. —Me levanté y salí del cuarto con
arrogancia—. Apúrate.
—Sí, señora.
Nos alojamos durante dos días más. Perdí mi trabajo y recibí mi primer correo
de advertencia sobre las clases perdidas. Pero me reí más fuerte que nunca. Mi
sonrisa era mayor de lo que pude haber imaginado, especialmente considerando
las circunstancias. Y me relajé en la curva de sus brazos, como si perteneciera ahí.
Danny, Gerry y yo nos quedamos con Judith, así Alex, Lisse y Loch pudieron
salir a cenar con su padre. Cuando llegaron a casa, Loch nunca se vio tan libre.
Volvimos a Boston a mitad de la tarde del otro día. Yo me fui a correr y él,
309
Gerry y Danny fueron a tratar cosas de la banda. Cuando él volvió, yo estaba
trabajando como una esclava para ponerme al día con los trabajos que necesitaba
terminar y las definiciones que tenía que memorizar.
—Muy bonito, vine a decirte que fuimos invitados para reemplazar a otra
banda y presentarnos en directo en los MTV Music Awards en Netherlands y tú
me echas.
Me quedé boquiabierta.
—¿Qué?
Él asintió.
—Cierra la puerta.
Danny asintió.
Negué con la cabeza, sintiéndome como si fuera la esposa loca con el cepo.
Él parecía divertido.
—Muy gracioso.
Sacudí mi cabeza.
Él me miró vacilante.
—No estaría de acuerdo con ella, no con esa mierda, su cerebro trabaja de
maneras malvadas.
Le di un empujón.
Él me guiño un ojo.
Él se rio.
—Bueno, esa fue la última. Lo juro. Además ella no cuenta, Gerry fue un
312
completo tonto del culo con ella. Se burló de ese adorable tatuaje en su espalda que
parecía un tiro al blanco. —Le guiño a Danny que estaba aullando y apoyado
contra la encimera.
Me estremecí.
Él se ruborizó.
—Nunca trabajé tan duro para tener sexo en toda mi vida. Me tenías
constantemente pensando en nuevas formas para impresionarte, o como podría
pasar tiempo contigo. Yo solo sabía que tenía que hacerte mía.
Cuando Loch se despertó, estaba por la escena donde el profesor estaba parado
en el cruce, mirando al niño que atravesaba la acera. Me estremecí con un sollozo.
—¿Estas llorando?
Sacudí mi cabeza.
—No.
Él limpio mis lágrimas.
313
—¿Qué pasa?
Negué de nuevo.
Él parecía horrorizado.
El Fallecimiento
T
erminé el último examen y supe que lo había jodido. La facultad de
Derecho necesitaba un compromiso serio, y yo apenas le había
dedicado el cincuenta por ciento. Si aprobaba sería una especie de
milagro. Mi teléfono vibró cuando salí del examen. Miré y era otra foto de una
enorme cerveza, y Danny fumando un gran porro. Me reí y sacudí la cabeza. Los
premios MTV music awards fueron alucinantes. El espectáculo fue una locura, y
ellos habían rockeado como si lo hubieran estado haciendo durante cientos de
años, como los Rolling Stones. Estaban hospedados en Europa durante unos días
adicionales para hacer algunas actuaciones de última hora. Me pasé toda la semana
que él había estado ausente, viendo la actuación en directo una y otra vez como un
fenómeno de circo.
Sonreí.
Él resopló.
—Por lo menos yo no estoy renunciando a mis sueños para estar con ellos.
—¿Quieres decir porque tiene TDAH y su madre se está muriendo? ¿Crees que
no hay miles como él en este estado y solos?
—Erin, tienes que tener algo que sea tuyo. Cada relación necesita eso.
Me eché a reír.
—Así que, ¿estás de acuerdo con echar a perder todo el dinero y el semestre,
porque él es una espectacular estrella de rock?
—No estoy de acuerdo con eso. Sólo quiero estar ahí para él. El año que viene
comenzaran las giras, ya están registrados en diecisiete. Eso es un montón de
actuaciones. Tres de ellos están agotados. Él va a necesitarme.
—¿Por qué? ¿Eres una píldora mágica o sólo estás tratando de convencerlo de
que te necesita, así te sientes perdonada por tus sospechas de él?
Asentí con la cabeza. Esa era la opción que yo deseaba. Si fuera honesta
conmigo misma y considerara mis opciones como el profesor, yo escogería mis
sueños, no permitiría que la culpa y la falta de confianza me derrumbaran.
—Gracias.
—Es mi trabajo.
Me fui a casa después del café y tomé un baño caliente. Mi teléfono sonó, justo
cuando me estaba acomodando. Me incorporé y me sequé la mano.
—¿Hola?
Era Alex.
—Hola, Erin.
Sonreí.
—Hola. ¿Cómo estás?
318
—No muy bien.
Él suspiró.
—No. Mamá está bien. Lo está haciendo muy bien. Es papá, si puedes creerlo.
—No me jodas.
—No estoy de broma. Ha tenido un ataque al corazón. El médico dijo que era
sólo cuestión de tiempo, y todo este año ha sido muy estresante para ellos. Él se
está estabilizando y luego le harán una cirugía.
—Sí y la presión arterial y la diabetes, y cualquier otra cosa que haya en curso
sobre la que él no nos ha advertido.
Di un grito ahogado.
—Su jodido padre está a punto de someterse a una cirugía. Él tiene que volver
a casa.
—Lo sé. Ellos se sienten como una carga y como que lo están refrenando. Y tú
319
sabes que dirá que dejó a papá cuidándola él solo, y que el estrés de su carrera, es
lo que ha causado esto.
—Lo sé. Pero ya sabes cómo es él. Dirá que es culpa suya, y dejará la música.
Erin, dejará la banda, al igual que lo hizo con el trabajo que había conseguido. —
Saqué el tapón de la bañera—. Estaré allí lo más rápido que pueda. —Llamé a mi
padre y le rogué para que reservara mi vuelo. Yo estaba casi en banca rota. Abrí el
grifo de agua; eso era relajante.
La espalda me dolía, y estaba llena de recuerdos del artículo que había leído
acerca de la radiación en los aviones. Me comí unos cacahuetes salados y bebí un
ginger ale, tratando de no balancearme y pensar en los accidentes aéreos. Al
menos, el vuelo duraba solo un poco más de dos horas.
Cerré los ojos y simplemente respiré. No sabía que decir. Mi teléfono comenzó
a sonar. Lo saqué y respondí, todavía sosteniéndola.
—Hola.
Sonreí.
—Cuéntaselo.
Le pasé el teléfono.
Me mantuve en calma.
—Estoy tranquilo.
Fruncí el ceño.
—Sí.
Él se agachó, besando su cara y luego la mía. Sus ojos estaban oscuros cuando
se levantó nuevamente y miró hacia mí.
—¿Cómo está?
Negué con la cabeza.
322
—No ha cambiado nada.
Agarró mi mano un poco más fuerte. Nos sentamos allí hasta que ella la
apretó.
M
is padres llegaron, ocupando la mente de todos.
—Mike, Gerry y el chico nuevo Leon, se están mudando. Gerry compró una
casa, y él, Danny y Mike están pensando compartirla.
Me encogí de hombros.
—Ya está hecho, nadie quiere ver a Judith en una residencia, tu padre trabajó
325
muy duro para mantenerla aquí, todos quieren estar aquí.
Le sonreí.
—Lenny envió un enorme ramo de flores con una carta, que básicamente decía
que se marchaba dejando a Thin Ice en tus capacitadas manos. Él quería que tu
madre estuviese contigo y que tú consiguieras tus sueños.
Le agarré la mandíbula.
—Mírame, Loch.
Sacudí mi cabeza.
El asintió y me miró.
—¿Han vivido en lugares nocivos? ¿Cómo pueden ser tan jóvenes y estar tan
enfermos? Mira a nuestros padres y compara.
—Lo sé. De alguna manera creo que nuestros padres han hecho algunas cosas
bien. Han sido egoístas pero cuidan de sí mismos. Sí, su prioridad ha sido ellos
mismos, pero al menos eso implica salud. Como mínimo podemos concederles eso.
Él resopló.
—Sí, la maldita línea empata allí. Mamá ha sido una completa psicópata con
Judith, incluso le habla como si Judith no hablara español. Y papá estaba charlando
con una jovencita en el camino cuando salí un momento a la calle.
Él frunció el ceño.
—Lo voy a golpear. Necesita recordar que tiene cincuenta y siete años.
Suspiré.
—Tal vez están haciendo lo correcto, actúan como jóvenes. Se ven jóvenes y
viven como jóvenes. —Lo miré—. ¿Te ves a ti mismo casándote, teniendo hijos, y
añadiendo mierda y estrés a tu vida? O ¿te ves más como papá y mamá,
simplemente disfrutando y libre de preocupaciones?
Él suspiró.
—No lo sé.
327
Me acurruqué contra él.
—Yo tampoco.
Me encogí de hombros.
—Podemos ser jóvenes y tal vez divertirnos juntos. Él puede mostrarme como.
Lochlan estuvo de pie, estoico. Él no lloró; no volvió a llorar desde el patio del
hospital. No sostuvo mi mano, ni estuvo de pie junto a mí. Me apartó, excepto en
sus sueños. Él me necesitaba entonces. Susurraba cosas como rogándome que no lo
abandonara.
Él fue madre, padre y amigo para sus hijos. Lo conocí apenas durante unas
semanas y ya lo amaba como si fuera mi familia. Sentí unas manos cálidas en mi
espalda. Me volví para ver a Gerry, limpiándome la cara.
—¿Quieres ir a caminar?
—¿Queréis verla?
Le sonreí.
Él asintió.
Sacudí mi cabeza.
—Lo mejor está en la planta baja. —Lo seguimos hasta el sótano sin terminar.
Él extendió las manos hacia los paneles de yeso y el marco.
Danny sonrió.
—Nuestro primer concierto no será hasta marzo, así que tendremos tiempo de
sobra.
Miré a mí alrededor.
Él sonrió.
Me desperté por las voces. Abrí los ojos y miré a través del patio oscuro. El sol
se había puesto por completo y la noche había reclamado el cielo. Lochlan y Alex
estaban de pie en el patio.
—Le debes más que eso —dijo Alex. Estaba a punto de salir en defensa de
331
Loch, suponiendo que eso fuera sobre su madre.
—Quiero que ella se vaya a casa. Sólo quiero que se vaya. No quiero tener que
pensar nunca más en esto
—No has cambiado nada. Todo el mundo está siempre pendiente del Pobre
Lochlan, el Valiente Lochlan, el Triste Lochlan, el TDAH Lochlan, el Exitoso
Lochlan. Todo es siempre sobre ti. —Él pasó junto a él, dejando a Loch mirando
fijamente el patio trasero.
Unas lágrimas silenciosas se deslizaron por mi cara. ¿Qué había hecho? ¿Por
qué quería que me fuera? Quería respuestas, pero podía ver la oscuridad en él
desde allí. Provocándolo parecía un... oh a la mierda con eso. Me senté erguida. Él
se dio la vuelta. Apenas podía ver sus ojos en el patio con poca luz.
—Sólo quiero que te vayas. No quiero seguir con esto. Tengo que
concentrarme en mi madre y en Thin Ice y no tengo espacio. Eres demasiado
trabajo.
—Sólo huye, como siempre haces. Esta vez te estoy dando permiso para irte.
—Necesito esto.
Me di la vuelta y salí del patio. Corrí tan rápido como pude hacia la casa de
Gerry. Llamé a la puerta. Gerry respondió, su rostro se descompuso. Me envolvió
pero yo negué con la cabeza.
—¿Cómo lo sabías?
Él me miró de reojo.
—Esperaré aquí.
Él asintió débilmente.
Él se echó a reír.
Parecía herido.
—Puedo parecerme a él, pero no soy él. —Su mandíbula tembló—. Él está
haciendo esto, te aleja, porque...
—Para. Él es un chico grande, ha hecho su elección. Tiene que vivir con ello. Ya
he terminado con él.
Él soltó un bufido.
—Ambos sois tan egoístas, es una locura. No puedes ver que él está tratando
de protegerte.
—¿Protegerme de qué? ¿De ser parte de su vida? ¿De hacer frente a las cosas
terribles que le suceden a la gente? Al diablo con eso. Me pidió que me casara con
él, eso significaría en las buenas y en las malas. ¿Sabes lo cerca que estuve de
decirle que sí? De haberlo pedido por segunda vez, habría sido un sí. Estoy en
contra del matrimonio y de dar tu vida por otra persona, me crie con eso. Pero por
él, lo entregaría todo. Ya tenía mi correo electrónico escrito para la facultad,
diciéndoles que no volvería, porque Judith me necesitaba y así él podría seguir
adelante con la gira. No te atrevas a llamarme egoísta. Vete a la mierda. Deberías
haber dejado la escuela odontológica y haber ayudado a cuidarla y Lissie también.
Ella debería haber permanecido como maestra auxiliar, pero no lo hizo. Tu pobre
padre trabajó hasta la muerte, tratando de mantenerla cómoda y viva. Solo Loch se
335
quedó y se hizo cargo de ella, vosotros dos os ocupasteis de vosotros mismos. No
nos llames egoístas.
Me mordí el labio.
—¿Esperabas que le rogara para quedarme? Simplemente tengo una pizca más
de orgullo que eso, lo siento.
—No, yo lo siento.
—De todos modos, no importa. Él nunca será capaz de hacer malabares con
Judith, su carrera, y una relación.
—Lamento haber dicho eso de ti y de Lissie. No creo eso. Creo que hiciste
exactamente lo que Al hubiera querido que hicieras. Él estaba tan orgulloso de
vosotros tres.
—E
rin, realmente creo que deberías considerar unirte a
nuestra firma para las prácticas de verano. Te voy a
recomendar. —Su rostro petulante me hizo enojar. Era tan
engreído. Yo solía pensar que las estrellas de rock eran los hombres más egoístas
del mundo... Matthew Price era el ejemplo de lo equivocada que estaba al suponer
que ellos poseían la franquicia. Era cortés, guapo, y un completo y jodido cretino.
Matthew se burló.
—Habla por ti. Estoy en mi mejor momento. —Se cruzó de brazos y le dirigió
una mirada seria a Dean—. Te asegurarás de que ella termine en mis manos,
¿verdad?
Dean tragó.
338
—Bueno, tenemos algunas plazas excelentes para los estudiantes. Estoy seguro
de que escogerá tu oficina, pero nunca se sabe.
Yo sonreí.
Él asintió.
Dean asintió.
—Lo prohíbo.
Me reí y le entregué mi trabajo con una mirada engreída. Dean sacudió la
339
cabeza.
Me reí.
—Me gustabas más cuando todavía tenía una leve esperanza de que fueras
heterosexual, y que posiblemente intentaras ligar conmigo.
—Ve, culo inteligente. ¿Nos vemos en una hora para tomar café?
Asentí.
Enero y febrero en Boston fueron fríos, pero marzo fue peor. También mi
corazón estaba más frío con el paso del tiempo. Me estaba convirtiendo
rápidamente en la reina de hielo que necesitaba ser. Gracias al chico que nunca
nombraba, encontré mis habilidades femeninas. Las utilicé para manipular como
un jefe. El apartamento se veía como yo siempre había querido. Estaba limpio,
ordenado y reluciente, como mi lustroso cabello. Cuando me miré en el espejo, no
me vi a mí misma en mis ojos. Vi a una chica que me daba miedo, pero eso era
bueno para el trabajo que quería tener.
Él entró sonriendo.
Sonreí.
Me eché a reír.
Sacó la lengua. Su acento era tan leve, nadie lo notaba realmente. Desde luego,
yo no lo noté, hasta que nos emborrachamos en Año Nuevo. Gerry le había
enviado a rescatarme, después de pasar la Navidad sola. Había estado a punto de
abordar mi vuelo a casa, cuando descubrí que Danny no iba a ir solo a casa. Había
tenido el mal presentimiento de que Danny quizá llevara a la única persona que no
podía ver... y lo había hecho. Cuando lo cancelé, Danny me delató a Gerry por no
ir a Dakota del Norte. Gerry tenía que estar con su familia en Seattle y no había
podido venir a mi rescate, por lo que envió a la siguiente mejor opción. Dean me
341
llevó a un bar gay, y puedo decir que en verdad me lo pasé genial.
Él sonrió.
Sostuve mi labio superior tieso hasta que vi la lágrima deslizarse de su ojo. Nos
enjuagamos los ojos. La voz de Dean se quebró mientras leía.
—Estoy feliz de estar en una residencia, para que mis hijos puedan vivir sus
vidas y encontrar el amor y la felicidad para sí mismos. Ningún padre quiere ser
una carga. Mis hijos son brillantes y hermosos, y es justo como dijiste, ellos aman
en su propia manera especial. Me alegro de que Lochlan te encontrara, y le pido a
Dios, que él encuentre su camino de regreso a tu corazón algún día. Gracias por
verlo y ser su refugio. —Dean se detuvo—. No puedo hacer esto aquí, joder.
Él dejó la carta.
Me encogí de hombros.
Me burlé de él.
—Preocúpate por tu propio trasero. Te olvidas de que tu novio está pasando el
343
rato con el gemelo gay de Satanás.
—Confío en Gerry. —Sus ojos se estrecharon—. Deja de ser tan perra. Además,
Alex está saliendo con alguien.
Sonrió.
Me reí.
Me dio un manotazo.
—Detente.
—Volviendo a la carta, Judith tiene razón. El amor es el amor. Solía pensar que
el amor se podía encontrar en cualquier lugar. Sin embargo, ahora veo que estaba
equivocado. Si Gerry ya no me amara, estaría muerto por dentro.
Mis lágrimas empezaron a formarse de nuevo. Conocía esa muerte.
344
Agarró mis manos.
—No existe el dejar ir, una vez que lo encuentras y es real. No hay una
cantidad fija de tiempo que se necesita para estar bien. —Él sacó un anillo de su
chaqueta.
—Lo siento si esto es un mal momento para tu corazón roto, pero el mío esta
tan lleno que no puedo contenerlo. Voy a pedirle que sea mío.
Sonreí.
—Oh, Dios mío, Dean. Lo siento mucho por bromear sobre Alex. —Agarré sus
manos y lloré las primeras lágrimas de alegría que lloré en años.
Él se echó a reír.
—Fue el momento perfecto para una deliciosa ironía. —Sus ojos brillaron—.
¿Crees que va a decir que sí?
Él se sonrojó.
Tragué saliva.
—No.
—Sí, irás. Danny, Gerry y Mike quieren verte. Voy a necesitar apoyo moral
para mi gran decisión alteradora-de-vida. Vendrás y serás mi mejor amiga. Deja de
actuar como si hubieras perdido a Gerry y Mike como los niños en el divorcio.
Están tan devastados como tú.
Suspiré.
—Me siento tan bien como puedo. Mi corazón estaba roto, no puedo negarlo.
Pero opté por seguir adelante y también lo ha hecho él, así que ahí lo tienes.
—Entonces deberías ser lo suficientemente fuerte como para estar cerca de él,
quiero decir, si estás lo suficientemente sanada.
Suspiré.
Le saqué la lengua.
Él sonrió.
—Eres un poco mala en toda esta actitud en plan de arpía. Voy a declararme en
un estado donde el matrimonio gay no es del todo legal. Tienes que ser más
divertida y de apoyo. Tienes que estar más en todo eso de ir de compras y
divertirse. Ahora estás demasiado centrada en el trabajo escolar y los plazos.
Él resopló.
Me reí y suspiré.
28Y.M.C.A es un sencillo grabado por el grupo estadounidense de música disco Village People.
Young Men's Christian Association (YMCA) es una asociación de carácter cristiano que se dedica a
la ayuda y orientación de los jóvenes, se sintió afectada porque el grupo homosexual (Village
People) le dedicara la canción.
Capítulo 21 347
Punto de partida
É
l llego temprano, el día la actuación. Me sentía miserable, tratando de
meter mis pechos considerablemente-mas-grandes en el sujetador
push-up. Se apoyó en la puerta del baño y suspiró.
Fruncí el ceño.
—Es por todo el pastel de crema de coco que compraste en ese restaurante
escalofriante hasta el culo al que me hiciste llevarte la semana pasada. ¿Te comiste
o no te comiste el pastel entero?
Gemí.
—Son cuatro kilos y medio, y esta todo en tus tetas y culo. Ponte un vestido.
Ocultará el peso.
—¿Es obsceno?
Él sonrió.
—Es perfecto. Te ves espectacular. Te acosaría si las tetas y culos fueran lo mío.
Golpeé su brazo.
—Vamos. Vestida así, vas a hacer que pague. Confía en mí, sufrirá. Se lo
merece, por lo menos un poco.
Me removí.
Me reí y sufrí a través del paseo por las escaleras. Se detuvo a medio camino.
Le di un golpe.
—Me pesé esta mañana. Sólo eran cuatro y medio. Este vestido es un seis, eso
es gordo sólo si estás cometiendo el error de ir de compras a Abercrombie y Fitch.
Se echó a reír.
—Necesito un abrigo.
—Estarás a miles de grados allí dentro, dejar de ser tan perra llorona.
Me dio un codazo.
Fruncí el ceño mientras Dean le daba un codazo. Danny se puso delante de mí.
29
Danny boy: famosa canción irlandesa. Llamándolo así es una muestra de afección de dar ánimos =
Campeón.
—Mis dos personas favoritas en el mundo entero. —Él se echó hacia atrás—.
352
¿Ya que Danny tiene que vestirse bien, entonces tú decidiste ocupar su lugar como
la puta de la familia?
—Quiero ir a casa.
Él agarró mi mano.
—¿Dónde está la mujer fuerte que conozco, y que está utilizando literalmente
unas bragas muy grandes y pateando algunos traseros en la facultad de Derecho?
—Gracias por la carta. —Estaba mareada por la noche que él iba a tener, pero
me compuse internamente y lo besé en la mejilla antes de caminar junto a él.
Agarré el brazo de Danny—. Quiero ir a la parte frontal del escenario. Mi amiga
Lise está ahí. No quiero estar aquí atrás. Ni siquiera quiero estar aquí.
Él parecía molesto.
Endurecí mi corazón.
—No me importa una mierda.
353
Asintió.
—¿Princesa?
Asentí. Quería decir su nombre otra vez. Quería oírlo deslizarse por mi lengua
o en mi mente.
Parecía que iba a dar un paso hacia mí, pero hablé rápidamente.
Asentí.
Sonreí.
Negué con la cabeza, odiando esa expresión en su rostro, pero estaba a punto
de ceder y saltar sobre él. Necesitaba estar lejos de él.
—Danny dijo que están conservando un asiento, y una chica que está gritando
ahora mismo y volviéndose loca, está ocupando tu lugar detrás del escenario.
Sonreí y asentí.
—Nos vemos por ahí. —Seguí a Dean hasta el borde de las cortinas. Me frotó la
espalda.
Lo miré a él y a Gerry.
—Creo que puedo hacer esto. Puedo verlo si tengo que hacerlo, ya sabes, por
ti, Danny y Mike.
—¡ERIN! —Me volví para ver a Mike corriendo hacia mí. Me recogió, oliendo
mi cuello—. Chica, ¿cómo has estado?
Sonreí.
—Bien. —Miré detrás de él para ver los ojos de color azul oscuro
observándome aún.
—Luces sexy.
Dean asintió.
—¿Has estado levantando pesas o algo así? —Mike sonrió, sin darse cuenta de
que Lochlan se acercaba cada vez más a sus espaldas.
Negué con la cabeza, ignorando que él se había unido a la conversación. Hablé
356
en voz baja.
—Dean dijo que has estado viviendo de pasteles de crema de coco de algún
agujero en lo profundo de la tierra, por lo que tienes un poco de chatarra extra en
tu parte trasera. Aun así, creo que te sienta bien. Ahora eres voluptuosa. Del estilo
sexy. Apuesto que ahora te ves bien en los trajes de negocios.
Mike asintió.
—Te ves bien. Los pasteles de crema de coco te están sentando bien.
Cuando volví a mirar a Mike, Lochlan estaba sonriendo detrás de él. Bajé la
mirada.
Mike me abrazó de nuevo. Mantuve mi mirada gacha, así no tendría que ver
los ojos de color azul oscuro mirándome fijamente. Saludé con la mano otra vez,
mientras me daba la vuelta y me alejé. Fui hacia donde un tipo de seguridad estaba
de pie. Él se hizo a un lado y me senté. Lise me sonrió.
—Oh, Dios mío, no pensé que vinieras. Te pregunté hace como un mes y dijiste
que no. Me encanta tu vestido.
Me reí.
—Gracias. Sí, Dean me hizo cambiar de opinión. Quería ver a todo el mundo.
Ella hizo un guiño.
357
—Tu hermano parece estar bien.
Sonrió.
—Así que la chica que tenía tu asiento es con la que él va a follar esta noche.
Suertuda, ¿eh? En cada espectáculo Lochlan escoge a una chica del público y se
queda con él entre bastidores.
Asentí.
—Eres malvada.
Me encogí de hombros.
358
—No importa. Ella consiguió ir detrás del escenario porque yo no quise estar
allí.
El acto de apertura fue bueno. Los teloneros cantaron con un estilo indie y
divertido. Las canciones provocaban que siguieras el ritmo con el pie. Hicieron una
gran actuación, pero todos sabíamos por qué estábamos allí.
Las luces parpadearon sobre la multitud. Podíamos ver el humo por encima de
nuestras cabezas.
Cuando la luz golpeó a Loch, perdieron la cabeza. Cantó suavemente hasta que
la luz giró rápidamente sobre él. Entonces comenzó a moverse. La multitud estaba
a sus pies. Fui impulsada hacia delante al instante. Mis manos se dispararon en el
aire, y aplaudieron junto con todos. La canción era intensa y rápida. Él volvió a la
vida, usando todo el escenario. Canción tras canción mi muro se derrumbaba.
359
Grité junto con los fans. Todavía eran increíbles. Su control sobre la multitud era
ridículo. Él seguía siendo el maestro de las marionetas.
Lise y yo nos aferramos la una de la otra, chillando y gritando las letras de las
canciones. La chica a mi lado lloró.
Hasta que...
—Queremos dar las gracias a todos por venir a la actuación. ¡Nos encanta
Boston! —Él lanzó una mano al aire. La multitud gritó y empujó de nuevo hacia
delante. Hice una mueca. Iba a tener moretones del escenario luego. Él saludó con
la mano—. ¡Buenas noches a todos! —Me señaló—. No te vayas.
Me eché a reír, pero la multitud empujó hacia delante de nuevo. Las luces se
apagaron y luego se encendieron. La banda se había ido.
—Ven conmigo.
Dudé, pero de nuevo me empujaron hacia adelante. Puse la mano de Lise en la
360
suya.
—Ella primero.
—¿Estás bien?
—Estoy bien.
Todos los chicos agarraron una. Él me dio una a mí y a Lise. Leon me dirigió
una sonrisa traviesa. Le fruncí el ceño. Mike le dio un revés ligero en el estómago.
Él asintió hacia el sombrío rostro acechándome como si estuviera presa.
Leon parecía confundido, y luego vi literalmente cómo se le encendía la
361
bombilla.
—Por Danny, la banda y por el gran trabajo que hacéis todos. Me siento el
hombre más afortunado.
Las copas tintinearon. Tomé un sorbo del champán. Él caminó delante de mí,
empujándome hacia atrás con su presencia.
Cogió mi champán y lo dejó sobre la mesa a nuestro lado. Agarró mis manos
entre las suyas. El aroma y la calidez eran demasiado familiar. Casi me hizo sentir
enferma. Sus ojos ardían sobre mí.
Me aparté.
Le sonreí a todos.
—¿Estás bien?
Asentí lentamente.
Él suspiró.
Fruncí el ceño.
—¿Por qué?
Se encogió de hombros.
—No creo haberlo visto nunca tan enamorado de ti. Gerry estuvo de acuerdo.
Fue lo mejor que han tocado en meses.
Él sonrió.
Estaba en la cocina bebiendo directamente del envase, cuando alguien salió del
pasillo.
—Hola.
—Oh Dios mío, amor. ¿Estás bien? Olvídalo, es una pregunta tonta. Vamos.
—No lo sé. —Llené las tazas y comencé el lavado ocular. Él se secó la cara. Yo
abrí todas las ventanas y puertas.
—Corrí una parte del camino e hice que un coche me recogiera. Sabía que os
quedaríais atascados en el tráfico. No podía dejar que te me escaparas otra vez.
¿Corrió por toda la ciudad por mí? Incluso la malvada zorra odia-hombres
dentro de mí tenía que darle a eso un poco de crédito.
—No creí que esto fuera justo para ti, la banda, y mamá. Todos me agobiaban
con la banda y el éxito de todos. Gerry compró una casa, y todo el mundo estaba
comprando coches, y no había manera de que pudiera echarme atrás. El éxito de
ellos se basa en que yo esté en la banda. Mi padre había muerto y todo parecía
demasiado grande. Mi madre necesitaba ayuda y nunca pensé en lo que ella
quería. Quería que las cosas se quedaran como mi padre las había dejado.
Me miró.
—Tú estabas riendo con un chico. Era mayor que tú. Estaba vestido como un
abogado y encajaba contigo. Parecían tan pulcros, brillantes y perfectos juntos. Él
era tu tipo de hombre. Te veías viva de nuevo. No sabía qué hacer. Te veías tan
profesional y él te rozó la mano y tú se lo permitiste. —Me lanzó una mirada—.
Pero viniste esta noche. —Bajó de la encimera—. Eso me dio un poco de esperanza
—Se acercó a mí. Casi deseé tener mi aerosol de nuevo.
—No lo hagas.
Me ignoró y caminó hasta estar contra mí. Mis pechos sin sujetador se
aplastaron contra su abdomen.
—El verte esta noche me hizo darme cuenta... —Se inclinó y besó mi mejilla,
envolviendo sus brazos a mí alrededor. Besó el otro lado de mi cara—. No tengo
que ser un cantante. No tengo que estar en una banda. No tengo que hacer nada en
este mundo. Solamente tengo que hacer que me ames de nuevo.
Sus manos se deslizaron entre mis piernas. Agarró mi ropa interior, rasgándola
y arrancándomela. Retiró el vestido y abrió la cremallera de sus pantalones
vaqueros en un solo movimiento. Yo todavía estaba húmeda desde el concierto. Se
impulsó en mi interior. Jadeé mientras arremetía dentro de mí con fuerza. No
había control en él. Estaba mucho más allá de eso. Me aferré a él mientras sus
dedos se enterraban en mis caderas. Me penetró duro y ferozmente. Sus labios
nunca dejaron los míos. Nos respiramos mutuamente, entre gemidos e
inhalaciones intensas.
Me atrajo en cada embestida, llenando cada parte de mí. Me abrazó con tanta
fuerza, que podía sentir la desesperación en sus dedos. Pude probarla en sus besos.
Me corrí con fuerza, inclinándome hacia atrás, dejándolo poseerme. Separó más
mis muslos y se corrió dentro de mí con una explosión. Jadeantes y confusos, nos
aferramos el uno al otro. Colocó besos sin aliento en mi estómago.
—Te extrañé.
Sonreí.
—Yo también.
Me levantó de la encimera.
—Vamos a tomar una ducha. Estoy sudoroso del concierto.
367
Puse una mano en su pecho.
—Espera.
Me reí.
—Te hace parecer más llena, como una mujer. —Chupó mi pezón—. Me dan
ganas de tocarte más que antes, que era mucho.
Me reí.
—Lo recuerdo.
Me encogí de hombros.
Me reí.
—Tú tienes tu trabajo y yo tengo la facultad. Por fin podemos tomar las cosas
con calma. Aceptar los viajes que haces todo el tiempo, como una forma de ir
despacio.
—¿Quieres tomar las cosas con calma? Acabamos de follar y nos hemos
duchado juntos, y estoy a punto de ir a comprarte el desayuno en ese bar de mala
muerte que abre toda la noche, donde conseguimos los huevos benedictinos.
Sonreí.
—Sí. Espero que vayas a comprarme el desayuno, y luego te irás, para que
pueda estudiar y redactar mi trabajo. También espero que me envíes un mensaje
tan pronto como llegues a dónde demonios vayas ahora, y tal vez incluso un par
de veces en el taxi y toda esa mierda.
Él besó mi vientre.
36.5 ºC
P
erfectamente normal.
Hay cosas que nunca deberías hacer sola, esta era una de ellas. Hice pis,
sosteniéndolo bajo el chorro. Lo cubrí, envolviéndolo en papel higiénico, y me lavé
las manos. Me paseé, con hambre y nauseas al mismo tiempo. Quería un poco más
de pastel. Miré el reloj, dos minutos más. Repasé las cosas en mi bolso una vez
más. Lo tenía todo. Estaba lista para irme. Esto no podía estar pasándome.
Un minuto.
Corrí al baño y lo recogí. La segunda línea era tenue. Entrecerré los ojos y
sacudí la cabeza.
—Eso no es una línea. —Por supuesto, mientras lo decía, la línea se rellenó.
370
Tiré el palito de pis y caí de rodillas. Me apoyé en el mostrador del baño, jadeando
en busca de aire.
Corrí hacia el coche y me metí de un salto dentro. Dean me dirigió una mirada
de desaprobación-de-profesor. Lise estaba en el asiento trasero, sonriendo en la
distancia.
—No podemos llegar tarde. Jesús. Es una boda, Erin. No es un día normal. De
ella, esperaba que se retrasara. De ti, no tanto.
Fruncí el ceño.
—Lo siento. —Y lo sentía. Estaba muy apenada. Ni siquiera sabía lo que iba a
hacer. Por lo menos, la boda sería una distracción increíble.
Yo estaba agotada. El cambio de horario fue mortal. Gerry, Danny y Loch nos
recibieron en el aeropuerto de Kelowna. Era un día caluroso y soleado. Miré a
Dean.
Se echó a reír.
—En serio, ¿Canadá es más cálido que Boston en mayo? Había un aviso de
helada cuando nos fuimos.
Lochlan sonrió y se quitó las gafas de sol. Verlo lo empeoraba todo. Estaba
siendo tan dulce y yo estaba en medio de atraparlo.
Fruncí el ceño.
—Hola a ti también.
—Son tan agradables. Ya sabes que siempre lo oyes, pero oh, Dios mío. Me han
dejado completamente en paz.
Asintió.
—Joder sí.
Danny ya estaba cargando las maletas de Lise y besando sus manos. Éramos
tres parejas, sí, lo sé —asqueroso, caminamos hacia la camioneta. El conductor
cogió las maletas. Me acurruqué en el brazo de Lochlan y tomé una profunda
bocanada de él.
Fruncí el ceño.
—Lo sé.
—Pareces preocupada.
Me encogí de hombros.
Me desperté más tarde con el sonido de un golpeteo. Abrí los ojos. Gerry
estaba golpeando algo sobre el escritorio.
Fruncí el ceño.
—¿Eh?
Levantó el palito.
—¿En serio?
Suspiré.
—Ya lo piensan, ¿recuerdas esa foto del día en que él apostó que no podías
comerte una pizza entera?
Gemí.
—Oh, Dios mío. ¿Tienen esa foto también? ¿Qué voy a hacer?
—Eh, no lo sé. Decírselo... puesto que es suyo. —Él me dirigió una mirada—.
Es suyo ¿no?
Sacó la lengua.
—Estaba buscando el brillo de labios. Mis labios están agrietados. Aquí hace
un jodido calor.
Le di un codazo.
Sonreí.
—Trajiste el palito.
Me reí.
Se echó a reír.
Sonrió.
—Está bien. ¡Yuuujuu! ¡Síííí!
376
Sin embargo, era más fácil decirlo que hacerlo. No dejé de pensar en ello. Me
atormentó cada segundo de mi noche. Cuando Lochlan llegó a la cama, frunció el
ceño.
Lo miré y asentí.
Él bostezó.
Sacudí su hombro.
—Necesito saberlo.
Suspiró.
—Tú y tus malditos planes. Qué tal si nos ajustamos un día a la vez, como tú
querías.
—No voy a escapar de esto sin que hablemos un momento de nuestra relación,
¿verdad?
Al instante empecé a llorar. Ni siquiera sabía por qué. Él me envolvió entre sus
brazos.
Me eché a reír y luego a llorar otra vez. Corrí al baño y cerré la puerta.
Volvió a llamar.
—Cariño, me estás asustando. Me pusiste una trampa con toda la charla sobre
nuestro futuro, y luego el palito de pis. Erin, no me hagas romper la puerta.
—Sí, señora.
—¿Qué pasa si engordo y todas las chicas te echan los tejos, y tienes que volver
a casa por una sudorosa y gorda mujer que se hace pis cuando estornuda y toda
esa mierda?
Él se echó a reír.
—Oh nena, tienes que abrir la puerta, para que pueda sentirme emocionado
por esto.
Tragué saliva.
—No lo haremos. Ya lo hemos jodido, hicimos esa parte. Ahora tenemos que
disfrutar de las recompensas de arruinarlo todo, y unirlo. Es una suerte que en
realidad estemos en la etapa de reconstrucción, tenemos un montón de flexibilidad
para un bebé. Sé que te amo. Sé que quiero estar contigo. Sé que voy a pasar el
resto de mi vida tratando de hacerte feliz, a mi manera frustrante y especial.
Besó mi vientre.
—Sólo piensa que todo el amor que nos tenemos el uno al otro, lo pusimos
379
aquí, en este lugar seguro. —Besó mi vientre de nuevo.
Me miró, sus ojos eran del azul más claro que nunca había visto en ellos.
Me reí.
Él se rió.
—Muy divertido.
—Hasta que ellos estén casados, no quiero robarles el protagonismo con bebés
y compromisos.
Me reí.
Se echó a reír.
Lo empujé.
—Lo he hecho, te lo juro. Hemos estado planeándolo. Ella me dio esto. —Sacó
un anillo de matrimonio—. Era de mi padre. Ella me dijo que te lo diera cuando
estuviera listo, y tal vez podríamos modificarlo en un anillo que me gustara.
Exhalé rápidamente.
Conejitos y brownies
E
l momento en que todo cambió, pasó delante de todos. El médico frotó
el transductor sobre mi vientre desnudo, apretándolo. El gel que había
untado allí estaba frío y pegajoso.
Alex leyó:
Cerré los ojos y sentí la mano de Loch en la mía. Él apretó con fuerza.
El médico sonrió.
—Diría que estas de unas quince semanas de embarazo. ¿Cuánto has
383
aumentado?
—Nada todavía.
Lochlan asintió.
—Los primeros tres meses, es común que las mujeres no aumenten nada, pero
de ahora en adelante, necesito que mantengas las calorías en el pedazo de papel
que tengo aquí, y asegúrate de estar consumiendo todos los grupos de alimentos.
¿De acuerdo?
—Está bien. —Yo no sabía nada acerca de los bebés y los libros me aterraban.
No podía leerlos. Realmente ya ni siquiera quería tener sexo, después de lo que
había leído en el último.
Sonreí.
—Lo estoy.
Él chinchó a su madre.
Habíamos organizado todo en las pocas semanas que teníamos. Tener dinero
ayudó mucho.
Dean me miró.
—¿Alguna vez escuchaste por qué Lochlan golpeó a ese tipo en el programa?
—Sí.
—Yo simplemente me acabo de enterar. Me dejó creer que él estaba celoso del
chico ganador.
—Guau.
Lissie asintió.
—Yo siempre pensé que lo hacía más sexy que fuera tan loco e impredecible.
Ella se sonrojó.
—Ohhhh cierto. Por supuesto que es él. ¿Cómo está el joven Gerry? —Ella
386
tenía una mirada depredadora en sus ojos. Dean dio un paso atrás.
Yo me reí.
Ella sonrió.
Sonreí.
Dean asintió.
—Sí. Es cierto.
Lise se echó a reír.
387
—Yo también pensé eso, pero luego él dijo que era normal.
Le devolví la sonrisa.
—Hola.
—¿Has comido?
Cerré la puerta con un zapato en ella, no el mío, y me senté en el pasillo con él.
Nos sentamos uno al lado del otro. Él quitó la tapa y me pasó la cuchara. La
sumergí y tomé el primer bocado. Cerré los ojos y dejé que el sabor del helado de
chocolate se derritiera en la lengua.
—Mmmmmmm. Te amo —dije con voz de niña.
388
Él se rió y cogió la cuchara.
—Lo sé.
Él se rió.
—¿Bebé conejito?
—Te amo.
Sonreí y lo dejé besar el pequeño michelín que ambos fingíamos que era un
bebé pero era más como una tarta de crema de coco que antes.
—Concuerdo.
—No. ¿Y tú?
—Aquí no.
Me besó en la mejilla.
Él sonrió.
—Estás preciosa. —Me reí y acaricié mi estómago que aún seguía siendo
bastante plano.
—¿Puedes decir que es un casamiento a la fuerza?
391
Él negó con la cabeza.
Fruncí el ceño.
—¿En serio?
—Sí. Algo acerca de visitar Nashville nos afectó a los dos. Vimos lo egoístas
que fuimos. Nos comprometimos. Los inviernos en la ciudad, los veranos en el
campo, y la primavera y el otoño dónde sea.
Me reí.
Él se echó a reír.
—No.
Besé su mejilla.
Apenas recordé las palabras que dije, sus ojos me tenían fascinada. Lo
siguiente que supe fue que él me besó. Me fundí con él. Se dejó caer de rodillas y
besó mi vientre, susurrándole cosas al mismo. Le sonreí.
Sonreí.
Él me besó en la mejilla.
Epílogo 393
T
erminé de ordenar la cocina, todo estaba donde yo quería. Me pregunté
cuánto tiempo permanecería de esta manera.
—Ven a ver.
Salí al patio y gruñí, tal vez incluso siseé como un vampiro, cuando vi lo que
quería mostrarme. Era horrible. Me tapé la boca, a punto de llorar, pero él envolvió
sus brazos a mí alrededor.
—Princesa, tienes que verlo antes de odiarlo. Hay una jodida sala de cine allí.
Incliné mi cabeza.
—Eres un mentiroso.
Su voz se elevó.
Él se rió.
—Pasitos.
Señalé la pantalla.
—Eso me gusta.
—Te lo dije. Estoy teniendo una semana fantástica. Doble Platino para nuestro
primer álbum no indie y ahora esta dulce máquina. —Puse los ojos en blanco pero
él se inclinó, rozando sus labios contra los míos—. ¿Acaso te he dicho lo hermosa
que eres y lo afortunado que soy?
—Hoy no.
Sus ojos se estrecharon, pero todavía pude verme a mí misma en ellos. Tenía la
sensación que siempre lo haría. Él elevó esa sonrisa sexy y yo negué con la cabeza
otra vez.
Él se rió.
Él me besó en la nariz.
—Un día a la vez. Tú y tus planes. Ahora entra en la casa, así puedo mostrarte
lo hermosa que creo que eres antes de que tomemos este monovolumen para dar
una vuelta.
Este es mi lado.
Fin
Sobre la autora 397
TARA BROWN
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