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José Hernández fue estanciero, escritor y poeta. Había nacido en la provincia de Buenos Aires, el 10 de noviembre
de 1834. Sólo tenía 11 años cuando Domingo F. Sarmiento escribió el “Facundo”, un polémico libro que dividió a la
sociedad rural y urbana de la Argentina durante muchos años de manera irreconciliable.

¿Por qué se relaciona el nombre de José Hernández con el Día de la Tradición”?


Por que fue él quién escribió el libro Martín Fierro, un canto que fue tomado como instrumento imprescindible de la
cultura rural, popular y tradicional, frente a la cultura comercial y pretendidamente moderna, representada por los
políticos de la época.

El Martín Fierro fue escrito en dos partes, entre los años 1872 y 1879, y se destaca no como hecho artístico, sino
como un modo de entender la forma de vida de un sector de la población rural, considerada “bárbara” por la
burguesía comercial “civilizada” de las principales ciudades argentinas.

Hernández fue quién relacionó, por primera vez seriamente, el Martín Fierro con la tradición. Su literatura se ocupó
del habitante de las pampas; el gaucho, que ya no será de utilidad en el camino hacia la modernización del país y, que
por eso se lo persigue, se lo margina y se lo extermina mandándolo a la guerra.

Para la sociedad de aquella época del siglo XIX, la civilización o la barbarie son dos
objetivos irreconciliables, ambos no pueden convivir. Es un conflicto que sólo puede terminar cuando un sector
elimine al otro. En ese contexto José Hernández escribe su obra; la historia de un gaucho perseguido.

Durante mucho tiempo “Lo tradicional” era una parte del pasado que se resistía a cambiar. Pero cuando aparece, por
primera vez el término folklore en un diario de Londres,
los científicos lo utilizaron para explicar “…las condiciones de vida del pueblo, sus tradiciones, pero también sus
modificaciones y combinaciones, con otras formas de la cultura popular”. Al presentarlo de ese modo, lo tradicional
ya no será un rasgo inmutable sino una forma flexible de análisis y comprensión de las sociedades.

Cuando Hernández, por defender al gaucho, ataca al gringo “que ni siquiera/se sabe atracar un pingo” comete un
acto de injusticia con los millones de europeos, pobres y analfabetos, que llegaban para trabajar a nuestra tierra,
con nuevas esperanzas y…nuevas tradiciones.

En un país multiétnico como el nuestro, no debemos sostener un criterio de tradición basado en la oposición entre
argentinos y extranjeros. Lo tradicional es todo lo que proviene de las culturas populares, incluyendo a los
pobladores originales y a los nuevos habitantes. Las tradiciones de unos y de otros se mezclan, se modifican y se
combinan. Será necesario, entonces, dejar de hablar de tradición, para hablar de tradiciones.

La paisanada está de fiesta. Celebramos el día de la Tradición. Y lo hacemos hoy, porque un 10 de noviembre de 1834
nacía, en el Caserío de Pedriel (hoy Partido de San Martín), quien fuera uno de nuestros mayores literatos, quizá el
mejor exponente de la poesía gauchesca, don José Hernández.

A la edad de nueve años, y poco después de perder a su madre, su padre, que era capataz en la estancias de Rosas,
lo llevó a vivir al campo por recomendación médica, ya que, a pesar de su juventud, se encontraba enfermo.

En el entorno campestre, José Hernández tomó contacto con gauchos e indios. Debido a su proximidad con ellos,
tuvo la oportunidad de conocer sus costumbres, su mentalidad, su lenguaje y su cultura. Aprendió a quererlos, a
admirarlos, a comprenderlos, y también, a entender sus dificultades en la vida cotidiana.

Inició su labor periodística en el diario "El Nacional Argentino", con una serie de artículos en los que condenaba el
asesinato de Vicente Peñaloza. En 1863 estos artículos fueron publicados como libro bajo el título "Rasgos
biográficos del general Ángel Peñaloza".
En el orden legislativo se desempeñó como diputado, y luego, como senador de la provincia de Buenos Aires. Tomó
parte activa con Dardo Rocha en la fundación de La Plata y, siendo presidente de la Cámara de Diputados, defendió
el proyecto de federalización por el que Buenos Aires pasó a ser la capital del país.
En 1869 fundó el diario "El Río de la Plata", en cuyas columnas defendió a los gauchos y denunció los abusos
cometidos por las autoridades de la campaña. También fundó el diario "El Eco" de Corrientes, cuyas instalaciones
fueron destruidas por adversarios políticos. Colaboró además en los periódicos "La Reforma Pacífica", órgano del
Partido Reformista, "El Argentino", de Paraná y "La Patria", de Montevideo.

El 28 de noviembre de 1872, el diario "La República" anunció la salida de "El Gaucho Martín Fierro" y, en diciembre,
lo editó la imprenta La Pampa. Este poema de género gauchesco se convirtió en la pieza literaria del más genuino
folclore argentino y fue traducido a numerosos idiomas.

El libro es considerado la culminación de la llamada "literatura gauchesca" y es una de las grandes obras de la
literatura argentina. En él, Hernández rinde homenaje al gaucho, quien aparece en su ser, en su drama cotidiano, en
su desamparo, en sus vicisitudes y con sus bravuras.

Su inesperado éxito entre los habitantes de la campaña lo llevó en 1879 a continuarlo con "La vuelta de Martín
Fierro", edición ilustrada por Carlos Clérice. En 1881, publicó su obra "Instrucción del Estanciero". El 21 de octubre
de 1886 murió en su quinta de Belgrano. Sus últimas palabras fueron: "Buenos Aires... Buenos Aires...".

El gran mérito de José Hernández fue el de llevar a la literatura la vida de un gaucho contándola en primera
persona, con sus propias palabras e imbuido de su espíritu. En el gaucho, descubrió la encarnación del coraje
y la integridad inherentes a una vida independiente. Ésta figura era, según él, el verdadero representante
del carácter argentino. Curiosamente, lo que no consiguió en su actividad política lo obtuvo por medio de la
literatura. A través de la poesía consiguió un gran eco para sus propuestas, y el Martín Fierro fue su más
valiosa contribución a la causa de los gauchos.

Anualmente el “Día de la Tradición” se conmemora en honor al máximo exponente de la poesía gauchesca: José
Hernández, nacido el 10 de noviembre de 1834. Su obra cumbre “El Gaucho Martín Fierro” no sólo representa
uno de los pilares máximos de nuestra identidad, sino que además ha trascendido nuestras fronteras habiendo sido
traducido a la mayor parte de los idiomas.

Para comprender la importancia del Martín Fierro, como acontecimiento fundamental de nuestra literatura, es
necesario saber que , como material “folklórico”, está en abierta contradicción con la sociedad oficial y con su
proyecto de país.

-El Martín Fierro constituye un caso brillante de nuestra literatura y un ejemplo destacado de defensa de las
tradiciones. Todos los elementos expresivos que lo componen integran el ámbito popular y reflejan claramente las
costumbres y los usos del gauchaje.

“Fue poeta, empleado de comercio, rematador, contador, taquígrafo, político, periodista, guerrero, secretario,
Ministro de Hacienda de Corrientes, revolucionario, Diputado, Senador, miembro del Concejo Nacional de Educación,
director de bancos, protector de industrias criollas y de gauchos, estanciero y orador”.
"Por asimilación, sinó por la cuna, soy hijo de gaucho, hermano de gaucho, y he sido gaucho. He vivido años
en campamentos, en los desiertos y en los bosques, viéndolos padecer, pelear y morir; abnegados, sufridos,
humildes, desinteresados y heroicos"

José Hernández, 1881

Resumen: El Martín Fierro es la pieza fundamental de la literatura argentina y de ese género único que es la poesía
gauchesca.
Por la fuerza expresiva de su lenguaje, rico en imágenes tomadas de la realidad, la historia de las desventuras de
Martín Fierro se incorporó a la tradición popular y se convirtió en el poema nacional por excelencia.
Desde su publicación en 1872, el personaje se fue transformando en un mito que encarnó el individualismo del
gaucho en la libertad de la pampa frente a la creciente urbanización del país.
Al describir la figura del matrero desertor, José Hernández se propuso denunciar los abusos de la sociedad de su
época, pero su Martín Fierro trascendió esa meta inicial para devenir un hito fundamental e imperecedero de las
letras argentinas.
Seguramente, cuando Hernández se encerró durante un mes en un cuarto del Hotel Argentino para escribir la
historia de un gaucho perseguido por la justicia rural, no sospechaba la popularidad que alcanzaría su poema.
Popularidad que derivó en once ediciones en seis años, alrededor de 50.000 ejemplares, y que lo obligó a escribir en
1879 la continuación de la historia, La vuelta de Martín Fierro.
Desde entonces el Martín Fierro ha sido leído no solo como producto estético, sino como el poema de la
argentinidad, como la historia de un gaucho pendenciero, como la ilíada argentina, como un texto de denuncia, como
una reserva de la tradición o simplemente como una novela de aventuras.

La tradición es el conjunto de costumbres, creencias y relatos de un pueblo, que se van transmitiendo de


padres a hijos. Cada generación recibe el legado de las que la anteceden y colabora aportando lo suyo para
las futuras. Así es que la tradición de una nación constituye su cultura popular y se forja de las costumbres
de cada región.
El conjunto de las tradiciones de un pueblo está integrado por festividades religiosas, ritos indígenas
relacionados con las leyes de la naturaleza, supersticiones, cánticos, bailes, vestimentas, juegos, músicas,
comidas...
El Día de la Tradición se celebra el 10 de noviembre en conmemoración del natalicio del poeta José
Hernández, autor del libro "Martín Fierro", máximo exponente de la literatura argentina.
En un mundo tan globalizado e interrelacionado, mantener las tradiciones y signos característicos de los pueblos y
las naciones no es tarea fácil.

La lengua, la vestimenta, la música, los bailes, constituyen hoy una cultura casi universal que va en detrimento de la
identidad histórica y cultural de los pueblos.
Si bien el mundo es uno, la raza humana una y los derechos comunes a todo el género humano, las diferencias que
marcan la cultura y la tradición no tienen el propósito de dividir y diferenciar a los hombres sino el de unirlos a
partir de lazos comunes. Ellas crean un sentido de pertenencia y de devoción común hacia los ancestros que fueron
moldeando el valor de una cultura.

Bueno sería por un momento reflexionar sobre qué elementos nuestra generación aporta como nuevos ingredientes
enriquecedores de la tradición argentina. A la tradicional fusión entre la cultura indígena y española se suman en el
siglo XX las dos grandes inmigraciones europeas afincadas en su mayoría en la Capital Federal y alrededores. Por
otro lado, la inmigración del interior del país hacia lo que se transformó en el conurbano bonaerense también
incorporó nuevos elementos y costumbres al vivir cotidiano, que todavía no terminaron de plasmarse en una
expresión de cultura y tradición.

El hombre de campo, el folklore, el guapo, el tango, etc. constituyen una diversidad de expresiones que dificultan
plasmar la identidad cultural de los argentinos.
¿Cuál es la identidad argentina? ¿Cuál es su cultura característica más allá de las expresiones artísticas? Son unas
de las tantas preguntas de los argentinos del siglo XXI

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