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La Revocatoria: No es el Camino

Por Lic. Anuar Cortázar Cáez

Se ha iniciado en varios municipios de Colombia, movimientos para promover


revocatorias de mandato de alcaldes; ciudades como Cartagena, Valledupar,
Medellín, Bogotá, entre otras, algunas personas creen en la necesidad de utilizar
esta herramienta contemplada en el numeral 4 del artículo 40 de nuestra
Constitución Política, y en el artículo 103 constitucional, figura reglamentada en la
Ley 134 de 1994, contemplada en su artículo 6 y del artículo 64 al 76 de la misma
ley de naturaleza estatutaria

Es inaudito que, en una democracia como la nuestra, así sea imperfecta, sigue
siendo democracia, existan personas con clima inhumanos, con el afán de figurar
en los medios, promoviendo esta clase de iniciativas. No dimensionan el daño que
le hacen a la sociedad, a la administración y, por qué no, a ellos mismos.

A la sociedad, porque la distraen con otras cosas que no son de su cotidianidad y


le hacen perder de vista los objetivos que tenía ya marcados de tiempo atrás. Es,
como dicen nuestros abuelos, echarle más leña al fuego, como si no estuviéramos
conformes con tantos problemas que estamos viviendo en plena pandemia.

Cuando las circunstancias actuales nos exigen más solidaridad, más aportes para
solucionar la crisis de desempleo, de inseguridad y otros males, vienen unos
pocos personajes, que viven de espaldas al país o a su ciudad, a crear caos y
distracciones estériles como promover revocatorias.

A la administración., porque los alcaldes y su grupo de colaboradores tendrán que


redoblar esfuerzos, primero en realizar sus tareas habituales de gobierno y,
segundo, en salir a la plaza pública a explicar punto por punto lo que se está
haciendo y se va hacer, para que los ciudadanos de a pie no pierdan la confianza
en sus instituciones.

A ellos mismos, estos promotores deben ser díscolos, porque en vez de crear
empresa, promover el emprendimiento para su familia y entorno social, están
buscando el rechazo de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Ellos no sopesan
el enorme costo social y económico que esto implica. Nadie sabe cuánto le puede
costar a la Registraduría tener que emplear a sus funcionarios en otras actividades
que no son de vital prioridad, como es organizar nuestro complejo sistema de
elecciones de cuerpos colegiados y presidente. Como, tampoco sabemos a cuánto
asciende el despilfarro de recursos que salen de nuestros impuestos.

Aunque la revocatoria es un mecanismo serio sustentado en la democracia


participativa, como se cataloga la nuestra, que le concede ciertos derechos y
facultades al ciudadano para tener incidencias en temas políticos

El propósito de proponer una revocatoria debe estar fundamentada en que se


presente una crisis profunda con rasgos desestabilizadores en lo político, en lo
social o en lo económico. Y no de opositores políticos. Los problemas que tiene
nuestro municipio son heredados y no fueron atendidos en gobiernos anteriores.

La revocatoria no es el camino, es aportar propuestas, proyectos, cooperar y


contribuir a buscar las alternativas de soluciones que presentan las ciudades.

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