Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tu Ausencia: - Ricardo A
Tu Ausencia: - Ricardo A
-Ricardo A.
08/10/2020
Por la mañana…
-Ricardo A.
08/10/2020
Siempre tú
-Ricardo A.
10/10/20
No sé si te has dado cuenta, pero
eres la única que me escribe, eres
la única que me llama, eres la
única que pregunta cómo han sido
mis días. No se cómo interpretar a
eso, si lo haces por mera cortesía o
signifique algo más allá que la
amistad. Por más que intento no
me atrevo a preguntarte por miedo
a ser rechazado. No sé si te has
dado cuenta, pero me empezaste a
gustar desde el día que te conocí.
-Ricardo A.
10/10/20
.
10/10/20
BANCA
-Ricardo A.
Siempre tú
-Ricardo A.
10/10/20
Qué tan difícil puede ser aterrizar a ti y caer,
no de espaldas ni de lado, sino de frente y
perderme en el brillo de tus ojos.
-Ricardo A.
10/10/20
Como todos los días, ya es menester escribir
para ti, te alegrará saber que estoy escuchando
la misma canción que ponías mientras
caminábamos a contemplar la puesta del sol.
Recuerdo vívidamente la expresión en tu
rostro cuando intentaba cambiar tu canción
favorita; siempre te molestabas y
refunfuñabas, la verdad, te veías tan tierna
haciéndolo y desde ahí me acostumbré a
interrumpirte cada vez que reproducías aquella
canción. Ahora que no estás, te confieso que
ya no es igual mirar un atardecer, es
completamente triste y vacío, ya no lo disfruto
como cuando estabas tú.
Cuando salgo por las noches a observar las
estrellas tu música me acompaña. Anhelo que
estés conmigo y seas tú quien intente
cambiarla, mientras yo te lo pida a gritos que
no lo hagas porque se ha convertido en una de
mis canciones favoritas…
-Ricardo A.
10/10/20
Te alegrará saber que
ahora miro la Luna
con gran desprecio
-Ricardo A.
25/10/20
COSAS QUE NUNCA TE DIJE
-Ricardo A.
25/10/20
Era cariñoso, atento, detallista, lo daba todo por amor.
Sí, tenía todas las características de un hombre
enamorado, pero hacía la persona incorrecta.
-Ricardo A.
25/10/20
Corría en el abismo presuroso en tu
auxilio.
Al llegar, me decías: “guarda la
calma”, mientras pisoteabas con
gran ímpetu mis ilusiones y
esperanzas de estar contigo. Me
sentía devorado sin piedad alguno.
Delirando entre tus manos; tan solo
pedía eso, desvanecerme ahí a tu
lado.