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RESEÑA

BEAST OF NO NATION, es una película del director Cary

Fukunaga fue realizada en el país de Somalia y su estreno se

realizó el 16 de octubre de 2015, esta película que a la misma ves

da impresión que fuera también un corto visual es desarrollada en

un país africano occidental no especificado, a la que sus habitantes

se refieren como la "zona de amortiguación", termina con el

bosque, al que se refieren como la "selva “.

Tiene lugar durante un estallido de la guerra civil, la aldea de

Agu es forzada por el "ecomod", un grupo de tropas, Agu, que se queda huérfano después de que

su padre y su hermano sean asesinados y su madre junto con su hermanita sea enviado lejos en

medio de una guerra civil en la "Zona de Amortiguamiento". Pronto es adoptado por un grupo

rebelde de niños soldados dirigido por un hombre llamado Comandante. Rápidamente pierde su

identidad civilizada y se convierte en un producto de su entorno, convirtiéndose en una

autoproclamada "Bestia". La historia se desenvuelve desde la mirada de Agú, un niño de tan solo

12 años de edad, que en cuestión de poco tiempo le roban su inocencia, y lo obligan a matar. Agu

sufre el dolor de la guerra, en medio de decepción, violaciones, sangre, consumo de drogas.

Estos rebeldes toman la decisión de entregar las armas y dejar solo al comandante, es ahí donde

llegan al campamento de unos soldados de las Naciones Unidas. Luego los llevaron a una

escuela y les dieron un hogar junto.

El estado del pueblo de Agu se aminoro debido a la guerra. El valor del dinero ha bajado por

la caída del gobierno, por lo que todos los recursos naturales de la aldea y sus alrededores están

siendo aprovechados.
Beasts of No Nation es una gran película, que mueve fibras muy sensibles, con una historia

conmovedora, esta película no está tan lejos de la realidad que en alguna época tuvimos que

vivir, algo que pasó en muchas regiones de Colombia en las que guerrilleros y paramilitares

entran a esparcir caos, robarse niños, matar personas y violar mujeres, despojandos de su

inocencia, destrozando familias completas, dejando a su paso desolación y miedo. Una terrible

pandemia social vivimos hace más de 50 años, donde los menos escuchados han sido los niños,

el grito silencioso de muchos inocentes, todavía sigue inmune ante la indiferencia de un gobierno

sordo, que no ha hecho valer sus derechos en todo el esplendo de la dignidad humana.

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