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Diario de Campo Suplemento No 23 Juventudes Culturas Identidades y Tribus Juveniles en El Mexico Contemporaneo
Diario de Campo Suplemento No 23 Juventudes Culturas Identidades y Tribus Juveniles en El Mexico Contemporaneo
© Federico Gama.
© Federico Gama.
Índice
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Presentación
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Juventud y antropología: una exploración de los clásicos
Maritza Urteaga Castro Pozo
29
Las cuatro grandes transformaciones históricas de la condición juvenil
José Antonio Pérez Islas
37
Jóvenes y datos. Panorama de la desigualdad
Mónica Valdez
41
Jóvenes imaginados: la disputa por la representación (contra la esencialización)
Rossana Reguillo
51
Juventud rural. Entre la tradición y la cultura
Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara
61
De los gruperos a los chalinillos, o cuando el narco toca
a la puerta de las culturas juveniles
Antonio A. Guerrero
69
Investigación social sobre juventud en el sureste de México
Angélica Aremy Evangelista García,
Rolando Tinoco Ojanguren y Esperanza Tuñón Pablos
81
Los jóvenes y el poder. Tres botones de muestra en Jalisco
Rogelio Marcial
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A la orilla de la ley: los jóvenes invisibles y las violencias evidentes
Luciana Ramos Lira y Carlos Zamudio Angle
© Federico Gama.
Presentación
Maritza Urteaga Castro Pozo
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Maritza Urteaga Castro Pozo
logías interpretativas surgidas entre 1950 y 1960 poderosamente el papel de niños y jóvenes como
dio importancia al contexto y adquisición de los objetos centrales del análisis; sin embargo, sólo
significados por parte de actores sociales creati- algunos investigadores (Caputo, 1995; James,
vos, permitiendo a los niños y jóvenes un rol más 1995) incorporan en ellos “las culturas de los
activo en la constitución de la sociedad humana. pares en sus propios términos”, lo que significa
En el contexto de los años ochenta, el desarro- situarse en las prácticas y visiones que los acto-
llo de los estudios culturales impulsa un traslado res –en interacción social con los adultos, los
de conceptos –de adolescencia a juventud– entre jóvenes y niños– construyen sobre sí mismos y
investigadores de lo juvenil. Se trabaja y plan- su entorno, esto es, sin perder de vista los aspec-
tea un concepto socio-cultural de juventud que tos más relevantes y particulares de sus vidas que
permita acercarse y priorizar como ángulo de ellos mismos ponen por delante.
mira un sujeto/actor juvenil altamente complejo Esta perspectiva subraya el rol participativo
y diverso en sus prácticas y percepciones sobre que tienen niños y jóvenes en el diseño de su
la vida. Dada las dificultades para definir a la experiencia cotidiana y en los resultados de sus
juventud contemporánea en una forma general, estatus como categorías, rechazando la pasividad
investigadores como Deborah Durham (2000) de los roles y modelos funcionalistas. Los relatos
proponen aplicar el concepto jackobsoniano de contemporáneos sobre el “hacerse ser social” –o
shifter a la categoría de juventud. Se trata de un alcanzar la “completud social” atribuida antes
término y/o palabra cuya referencia varía según sólo a los adultos– enfatizan que los jóvenes están
los contextos en que se usa; gran parte de su activamente comprometidos en la construcción
significado depende de la forma en que se le uti- y determinación de sus propias vidas, las vidas
liza y no tiene significado por sí misma, sólo el de quienes los rodean y de las sociedades en que
contexto le otorga rostro. Juventud, en ese sen- viven (James, 1995: 45). Y esto último remite a las
tido, es un concepto relacional y vacío fuera de culturas juveniles y a la construcción de identida-
algún contexto histórico y sociocultural (Valen- des y tribus juveniles.
zuela, 2009). Su función referencial no puede ser El proceso de constitución del sujeto joven en
determinada por adelantado, sino en contextos México tiene algo más de un siglo. En su con-
relacionales específicos en los que toma signifi- formación han jugado un papel importante las
cación concreta, mientras simultáneamente hace representaciones juveniles de las escuelas teóri-
referencia y conforma entramados múltiples con cas que intentaron explicar desde el siglo xx la
referentes diversos –clase, género, etnia, sexua- emergencia de esta nueva realidad y las idealiza-
lidad, urbano, rural, región, global, migración, ciones –temores y esperanzas– que las institu-
generación, nacionalidad, política, moda, gustos ciones posrevolucionarias proyectaron sobre sus
musicales y otros–, a través de los cuales es invo- jóvenes en cada momento histórico. Por lo menos
cada/creada y ella misma es creadora de entrama- hasta mediados de los años ochenta la construc-
dos culturales (Bucholtz, 2002; Urteaga, 2007). ción académica de lo juvenil estuvo fuertemente
De ahí que se haya elegido el término juventudes imbricada a las preocupaciones institucionales,
para este número especial del Suplemento Diario de políticas e ideológicas de la sociedad mexicana.
Campo, pues revela con mayor claridad los múlti- Durante ese tiempo, el concepto de adolescencia
ples referentes con los que se construyen los jóve- y variantes de las teorías del desarrollo humano y
nes actuales (Amit Talai, 1995). la socialización influyeron fuertemente las mira-
Como clasificador/organizador social, juven- das científicas, institucionales y de sentido común
tud no es una categoría neutra, conforma un tipo hacia los jóvenes. El punto de ruptura entre pen-
específico de diversidad y/o desigualdad que es samiento académico e institucional se producirá a
producto de relaciones sociales y de poder his- mediados de los años ochenta, con la emergencia
tóricamente constituidas en cada país y región, masiva de bandas y clicas. Ellas capturarán la aten-
la cual es usada como herramienta para regular ción de algunos investigadores, que por primera
y normar asimétricamente las relaciones entre vez se preguntaron por la condición juvenil de
generaciones. Es una construcción socio-cultural estas y anteriores formas agregativas juveniles.
que refuerza otras jerarquías de poder, asignacio- En sus intentos de explicación, los investigadores
nes de status o diferencias de ingresos –como las parten por dar a los jóvenes el estatus de sujetos
de género, étnicas, sexuales y de clase–, y que de indagación social y emplazar sociológica e his-
mediante complejos sistemas de diferenciación tóricamente a la “juventud”.
cultural parecen justificar constantemente la sub- Desde entonces, la construcción del campo
ordinación y marginalidad de todos aquellos que interdisciplinario de estudios sobre la juventud
no sean hombres adultos de nivel socioeconómico en México ha pasado por diversos momentos teó-
medio y alto: mujeres, indios, jóvenes y quienes ricos y metodológicos, generalmente producidos
no se ciñan a la heterosexualidad normativa. por la emergencia de nuevos actores juveniles y
Los enfoques constructivistas e interpreta- de novedosas y heterogéneas formas de expresión
tivistas de la década de los noventa impulsaron colectivas e individuales, las cuales han inten-
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Presentación
tado ser comprendidas culturalmente usando y/o (Urteaga, 1998) refiere, por un lado, al conjunto de
creando nociones como banda, identidades, cul- experiencias sociales expresadas colectivamente
turas y tribus juveniles. Ellas no sólo pertenecen a por los jóvenes mediante la construcción de esti-
distintos dominios conceptuales, sino también se los distintivos, localizados fundamentalmente en
corresponden con los diferentes momentos de la tiempos y/o espacios no institucionales; por otro
investigación social en torno a lo juvenil colectivo. lado, a la aparición de microsociedades juveniles con
El término banda refiere a una forma agregativa grados significativos de autonomía respecto de
juvenil emergida en contextos urbano populares las instituciones adultas, que se dotan de tiem-
de finales de los años setenta y principios de los pos y espacios específicos. Con mayor o menor
ochenta; en la década siguiente, el concepto de éxito, desde hace veinte años todas estas nocio-
identidades refiere a la puesta en escena de diver- nes han permitido hacer audibles las voces de los
sas representaciones sociales emergidas en los segmentos juveniles marginados de la investiga-
espacios juveniles, que reclaman para sí formas ción social, revelar su heterogeneidad cultural,
autónomas de definirse e impugnan la forma de sus múltiples referentes, esto es, su complejidad,
representación institucional hegemónica sobre pero sobre todo reintroducir al sujeto joven como
lo juvenil; el periodo de fin de siglo ve surgir la creador y participante en el diseño de la contem-
noción de tribus urbanas o tribus juveniles, relativo a poraneidad mexicana.
nuevas formas de agregación y socialidad al inte- Juventudes, culturas, identidades y tribus juveniles en
rior y entre los grupos juveniles, más efímeras, el México contemporáneo es un número especial del
flexibles y sobre todo estéticas, que se estructuran Suplemento Diario de Campo que recoge una serie de
de manera significativa en emociones, afectivida- estudios teóricos y etnográficos, algunas reseñas
des, poniendo en juego el sentido de pertenencia y reflexiones que dan cuenta de los nuevos retos
y solidaridad de los mismos grupos a partir de intelectuales y los intentos metodológicos por
la “potencia de estar juntos”. La noción de culturas dar respuesta a los mismos que viene realizando
juveniles, impulsada de manera simultánea por el buena parte de los/as investigadores de diferentes
antropólogo catalán Carles Feixa (1998) e investi- disciplinas dedicados al estudio de las juventudes
gadores mexicanos como J. M. Valenzuela (1988), contemporáneas. Se trata de quince textos y cerca
Rossana Reguillo (1991) y quien esto escribe de 200 fotografías del conocido etnofotográfo
© Federico Gama.
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Maritza Urteaga Castro Pozo
© Federico Gama.
Federico Gama, las cuales tienen la intención de Otra revisión crítica de la literatura especia-
invitar a la reflexión y estudio de estas temáticas a lizada, aunque con un fin diferente, es la plan-
lo(a)s antropólogos(as). La gran mayoría de textos teada por José Antonio Pérez Islas en “Las cuatro
trata temáticas vividas por los jóvenes mexicanos transformaciones históricas de la condición juve-
fuera de las fronteras entre modernidad y tradi- nil”, donde problematiza de manera novedosa el
ción, y por ello no pueden ser explicadas con las proceso estructural de constitución de la condi-
herramientas conceptuales gestadas por las epis- ción juvenil moderna. El autor plantea que ésta
temes del siglo xx. Su explicación e interpretación es producto de tres transformaciones históricas
exigen la construcción experimental de nuevas que han presionado al marcar y demarcar sus
lentes teóricas que muchas veces implican revisar fronteras: la constitución del individuo como
críticamente la manera en que disciplinas como unidad económica básica y no lo comunitario;
la antropología, la sociología, la comunicación, la la especialización de las esferas familiar, escolar
psicología o la ciencia política han concebido y y productiva, cuyas interrelaciones en ocasiones
estudiado a los jóvenes. han sido muy escasas o difusas; y la centralidad
Este es el caso del texto inicial, “Juventud y del empleo asalariado como forma fundamen-
antropología”, donde Maritza Urteaga realiza un tal, si no decisiva, de su integración/inserción
recorrido crítico sobre las formas en que la antro- social. Estas tres construyen la categoría moderna
pología clásica ha tratado la edad, y particular- de juventud; sin embargo, observa el autor, una
mente el tema de lo juvenil entre las sociedades cuarta transformación está en curso y se expresa
primitivas y las sociedades urbanas. El interés a través de tres rupturas –en la toma de decisiones
por escarbar en el conocimiento antropológico y la construcción de la acción juvenil; en el pro-
sobre los jóvenes se originó a partir de una pri- ceso de emancipación juvenil; y en el proceso de
mera revisión de las tesis de licenciatura, maestría reflexividad y planeación del futuro por parte de
y doctorado a propósito del tema o sobre alguna los jóvenes– que pueden modificar drásticamente
temática juvenil durante los últimos doce años, este concepto de juventud y de su transición a la
encontrándose que en realidad esas treinta diser- vida adulta. Dos estados de la cuestión –el escrito
taciones no hacían referencia a la literatura clásica por Angélica A. Evangelista, Rolando Tinoco y
sobre nuestra problemática. También se encon- Esperanza Tuñón, “Investigación social sobre
tró un uso mayoritario del concepto psicológico juventud en el sureste de México”, y el de Rosario
de adolescencia, y que al aplicarse a la evidencia Román, Ma. José Cubillas y Elba A. Valdez sobre
etnográfica termina por desdecirla. La pregunta “Educación y juventud en Sonora: paradigmas,
esencial consiste en determinar el aporte de la enfoques y realidades”– terminan la zaga de revi-
antropología al conocimiento sobre lo juvenil, y si siones críticas respecto al pensamiento que piensa
este conocimiento es pertinente para comprender y aborda a los jóvenes mexicanos de fin de siglo.
a las juventudes actuales. El primero aborda una década de investigación y
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Presentación
encuentra un predominio de los estudios sobre la discusión actual en torno a la inclusión juvenil
la sexualidad juvenil, comprendida dentro de los o su participación en un escenario contemporá-
temas embarazo adolescente y el inicio sexual, neo, caracterizado por el colapso social y exclu-
en el cual sobresalen temáticas locales como la sión mayúscula de numerosos actores juveniles
vulnerabilidad de género –abandonos, falta de de los espacios clave para la reproducción social,
poder para negociar métodos de cuidado y anti- la autora percibe “una tensión interpretativa”
conceptivos, etcétera–. El segundo, ubicado en las entre dos posturas: “la instrumental” y la “desdra-
relaciones jóvenes/educación, se propone revelar matizada”. La primera configura un pensamiento
y analizar el perfil del educando de nivel medio normativo preocupado por producir estrategias
superior sonorense, y cómo la política educativa y respuestas para contrarrestar la exclusión, así
actual del estado aborda las complejidades de la como por intervenir los imaginarios juveniles,
educación que demandan los nuevos escenarios y ella postula la incorporación juvenil a como dé
paradigmas globalizadores y atiende las caracte- lugar. Mientras la segunda, la “desdramatizada o
rísticas locales de la población. La fuente princi- del sujeto feliz”, se acerca a las expresiones cultu-
pal de este artículo son dos encuestas nacionales rales juveniles centrando su atención en una “per-
de la juventud realizadas en 2000 y 2005, mismas formatividad juvenil” que interpreta como parte
que son interpretadas a la luz de datos construi- del actual nomadismo: prácticas que no parecieran
dos por los investigadores a lo largo de quince tener otra razón de ser que la perpetuación indefi-
años de estudios sobre el tema. nida del goce sin tiempo ni espacio. Para la autora
Quiénes son los jóvenes de los que estamos ambas posturas construyen al “joven imaginado”,
hablando en términos de cifra exacta, empleo, atrapándolo en una disyuntiva que no admite
ingresos, escolaridad, salud y género es el tema negociación ni resistencia juveniles o una exterio-
abordado por Mónica Valdez, quien analiza la ridad que se resiste a reconocer la capacidad de
desigualdad juvenil contemporánea en “Jóvenes agencia juvenil y a leer en su performatividad los
y datos. Panorama de la desigualdad”. El primer signos de su crítica. Discutiendo con ambas desde
nivel de la desigualdad refiere a la profundidad, la teoría crítica, postula la construcción de un
variabilidad y costos sociales de la misma; sólo pensamiento sobre lo juvenil que se aleje de estos
en el nivel de ingresos, los jóvenes mexicanos lugares comunes y atienda el desafío de inser-
ganan en promedio 2.7 salarios mínimos al mes; tarse en los procesos que modelan y modulan la
este dato, leído desde el contexto de las jerarquías condición juvenil para reconocer lo que tienen en
existentes entre las distintas categorías sociales, común de cara a los procesos de la globalización,
ubica laboralmente a la mayoría de la población y lo que tienen de específico de cara a la densidad
juvenil entre los peor pagados, y a una minoría de memorias y culturas locales.
entre los profesionistas, directores, coordinadores Por su parte, en “Juventud rural: entre la tra-
y supervisores. El segundo nivel se refiere a la per- dición y la ruptura” Lourdes Pacheco propone
cepción de sus diferencias en la sociedad, y resalta novedosas formas de abordar la heterogeneidad
la aparición de desigualdades dinámicas, producto juvenil rural, producto de situaciones sociales
ya de la desocupación y/o evolución de las con- amplias y profundas que han cambiado el ámbito
diciones de vida. La última década es escenario del campo en los últimos años y actúan como
de tal cantidad de desigualdades e inequidades sus factores diferenciadores. Hoy, sostiene la
en los accesos juveniles a la educación, el empleo, autora, los territorios rurales se articulan a través
los servicios de salud, niveles de alimentación de diversas actividades económicas, procesos de
adecuados, medios de comunicación, espacios de control autoritarios y organizaciones familiares
participación y esparcimiento, a la tecnología, y que si bien todavía se asientan en la agricultura,
que en conjunto están construyendo una pobla- “poco tienen que ver con las necesidades locales
ción juvenil inmersa en un empobrecimiento de la producción”. Después de décadas de cam-
profundo y sistemático, del cual no se ve salida bios sistemáticos, se ha convertido a los jóvenes
sencilla ni expedita. La variable género recrudece rurales en herederos de la pobreza, habitantes
esta situación entre las jóvenes mujeres. Realidad de localidades abandonadas, portadores de derro-
que nos confirma, de mala manera, cómo la con- tas generacionales, guardianes del autoritarismo,
dición juvenil, y genérica, son usadas no sólo para reproductores de la microviolencia genérica, des-
regular y normar asimétricamente las relaciones terrados en sus propias comunidades y refugia-
entre generaciones, sino también como reforza- dos en el espejismo de Estados Unidos vía la
doras de otras jerarquías de poder –como las dife- migración. Pensar y abordar a los jóvenes rurales
rencias de ingresos. implica un doble movimiento analítico: analizar
En “Jóvenes imaginados: la disputa por la la estructura social, y particularmente los térmi-
representación (contra la esencialización)”, Ros- nos de la participación social y de desarrollo de
sana Reguillo nos ubica en los debates/tensio- la juventud rural, para hacerla visible dentro de
nes conceptuales recientes sobre lo juvenil en el una estructura social que la esconde. De manera
campo de estudios de la juventud latinoamericana. En interesante, en su investigación de larga data
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Maritza Urteaga Castro Pozo
sobre la constitución contemporánea de lo juvenil tinuación se presenta una reseña escrita por Maya
rural articula las dimensiones analíticas estructu- Lorena Pérez Ruiz sobre su propio libro publicado
rales y culturales, lo cual le permite señalar que en 2008: “La investigación sobre los jóvenes indí-
la nueva generación de jóvenes campiranos no es genas. Avances y aportaciones del libro Jóvenes
reemplazo de la anterior, sino ante todo un media- indígenas y globalización en América Latina (ver la sec-
dor generacional, cuyas prácticas articulan tanto ción Reseñas en Diario de Campo), donde discute
el conocimiento heredado y aprendido formal, algunos problemas epistémicos y metodológicos
experimental, informal y mediáticamente, y que en torno a la construcción de lo juvenil indígena
en ello radica su potencial liberador. en la contemporaneidad latinoamericana.
Esta zaga sobre las juventudes rurales conti- De manera similar, en la propuesta de Enedina
núa con el artículo de Antonio Guerrero, “De los Ortega y Paola Ricaurte en “Jóvenes nativos digi-
gruperos a los chalinillos, o cuando el narco toca tales: mitos de la competencia tecnológica”, y de
a la puerta de las culturas juveniles”, una etno- Mauricio Sáenz en “Géneros difusos” (ambos en la
grafía que a partir de una diversidad de fuentes sección Reflexiones de Diario de Campo), los temas
–documentales, orales, musicales, visuales y de lo juvenil étnico, de las generaciones juveniles
virtuales– revela una imagen de los chalinillos de socializadas en el espacio virtual entendido como
Tepic, Nayarit, que abre la posibilidad de discutir extensión del espacio real y donde adquieren
en torno a la constitución de estilos, identidades habilidades para su buen desenvolvimiento social
y culturas juveniles en contextos rurales enrai- y de la articulación conceptual entre juventudes,
zados a entramados sociales y culturales vincu- géneros y sexualidades pertenecen a una zona
lados a la “cultura del narcotráfico”. Guerrero se teórica fronteriza –a decir de Renato Rosaldo–,
interna en el espacio social de esta identidad o conformada por diversos entramados culturales
estilo juvenil “grupero” en el norte del país, que que tornan más complejo el análisis de lo juvenil
se construye a partir de procesos de hibridación contemporáneo, y en ese sentido son retos inte-
cultural y económica en las fronteras de lo legal lectuales que deben asumirse a partir del empleo
y lo ilegal, ya sea local o trasnacional, en tanto de nuevas herramientas que iluminen parte de
forma parte de los espacios urbanos juveniles la comprensión hacia las segmentos juveniles o
transfronterizos. Si bien existen segmentos de la aspectos de sus prácticas culturales y tecnológi-
identidad grupera involucrada en el consumo y/o cas hasta hoy no explicadas por los análisis de lo
distribución de droga, que tiene entre sus valores juvenil.
más preciados la ostentación de la ilegalidad y el La temática de violencia y jóvenes es plan-
uso de la violencia física o el miedo que siembran teada en dos artículos; en “A la orilla de la ley.
en los demás, para el autor los chalinillos formarían Los jóvenes invisibles y las violencias evidentes”,
parte de este escenario juvenil grupero jugando a Luciana Ramos y Carlos Zamudio penetran los
ser chicos rudos, poderosos y triunfadores. A con- mundos juveniles del comercio informal o ambu-
lante, de los microbuseros y de cha-
vitos de la secun que se pelean afuera
de la escuela, de quienes “perrean”
con el reggaetón y otros sectores
juveniles vinculados a la violencia
pero aún marginados de la investi-
gación social. En el texto se discuten
varios conceptos y niveles de apre-
hensión de este fenómeno en los lin-
deros de la informalidad e ilegalidad
urbanas, además de reflexionar en
torno a la marginalidad simbólica,
la violencia pública por el reconoci-
miento, la violencia institucional y
la violencia en conflicto con la ley.
Cierra el tema de violencia y jóvenes
una reseña sobre 25 artículos escri-
tos sobre el tema elaborada por Perla
Medina, “Referencias documentales
sobre jóvenes y violencia” (ver Rese-
ñas en Diario de Campo). Con ellas el
lector puede empezar sus explora-
ciones del tema.
Por último, dos artículos muy
© Federico Gama. diversos entre sí cierran este número
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Presentación
Bibliografía
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© Federico Gama.
Juventud y antropología:
una exploración de los clásicos*
Maritza Urteaga Castro Pozo**
as nociones de “joven” y “juventud” son epistémicas con mayor espíritu crítico– acerca de
relativamente recientes. En México, ciertas temáticas constitutivas de lo juvenil o se
como en otros países, el proceso de constitu- ha permitido iluminar aspectos de la vida coti-
ción del sujeto joven tiene poco más de un siglo. diana y extraordinaria de los jóvenes, en este afán
La idea que hoy tenemos de juventud no es la holístico de registrar y comprender la diversidad
misma que se tuvo en otros momentos de la his- cultural.
toria. Más bien, a través del tiempo se ha confor- Este texto introductorio busca seguir las hue-
mado en contextos concretos donde se gestaron llas de un primer itinerario antropológico sobre
las condiciones sociales que permitieron el surgi- juventud –aunque sería mejor usar el término de
miento de una realidad empírica diferenciada de adolescencia–. Teniendo claro que las nociones y
la niñez y la adultez y ciertas “ideas” que dieron conceptos tienen eficacia social y deben formar
cuenta de ella. Entre las ideas circulantes sobre parte de lo que hay que investigar (García Can-
el sujeto joven –imágenes y representaciones sociales clini, 2004: 35), focaliza su atención en las temá-
de la sociedad adulta y de los propios jóvenes–, ticas que, sobre todo en la primera mitad del siglo
los discursos científicos gestados en las corrientes teóri- xx, provocaron ciertas construcciones/conceptua-
cas occidentales han jugado un papel definitivo en lizaciones/representaciones antropológicas sobre
su constitución. lo joven, identificando en su constitución las bases
El conocimiento científico sobre los jóvenes teóricas y de sentido común subyacentes.
es uno de los escenarios más importantes en la
construcción de lo juvenil, es un campo de dis- Antropología y juventud
puta teórico entre plataformas epistémicas muy En antropología el estudio de la juventud puede
diferentes. Entre finales del siglo xix y gran parte ubicarse en el marco de un campo mucho más
del xx la predominancia de las miradas “biológi- amplio denominado antropología de las edades. La
ca-médica-psicológica” en la definición/represen- edad, así como el sexo, ha sido reconocida desde
tación de juventud y adolescencia fue profunda. los primeros estudios en las sociedades primiti-
Los modelos del desarrollo humano y la socializa- vas como un principio universal de organización/
ción proveyeron armazones para las miradas a diferenciación social, uno de los aspectos más
la juventud en diferentes disciplinas, entre ellas cruciales de la condición humana. Si bien referida
la antropología. Ambos modelos promueven la normalmente a la llamada “edad cronológica” o
visión de que niños/as y jóvenes son parte de un número de años de vida –concepción muy ligada
proceso donde el conocimiento y las competen- a la “edad biológica” o edad natural–, las aproxi-
cias sociales son impartidas para ellos/as por los maciones antropológicas a la edad han priori-
adultos, y en el que paulatinamente los jóvenes zado fundamentalmente una significación socio
serán transformados en adultos maduros. En cultural diferente para las diversas culturas, aun
general, el tratamiento a los jóvenes o adoles- cuando, como veremos más adelante, los prime-
centes en la antropología ha sido irregular, si no ros acercamientos a la edad –y particularmente
menor, pues aparecen vinculados a otros temas a la juventud– no han estado exentos de ciertos
“más serios” como la sexualidad, afectividad o los obstáculos epistémicos que hoy es necesario
ritos de paso, grupos y clases de edad en socie- subrayar. Entre ellos se encuentra la concepción
dades sin estado, o delincuencia y desviación en moderna-occidental de juventud esbozada en el
entornos urbanos. En las etnografías en que apa- siglo xviii por Jean-Jacques Rousseau, legitimada
recen niños y/o jóvenes éstos son representados académicamente siglo y medio después por el psi-
básicamente como receptores pasivos de la cul- cólogo Stanley Hall.
tura adulta. Sin embargo, la disciplina también Con Emilio o la educación (1762) se identifica a
ha reflexionado –a veces, y según las tendencias Rousseau como el constructor del moderno con-
*
El presente texto forma parte del Proyecto “Culturas juveniles en la sociedad mexicana contemporánea”, apoyado por el Sistema
de Proyectos inah 2008 y 2009. Agradezco en especial a Claudia Jiménez L., quien participó activamente en una primera versión
del texto.
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Profesora e investigadora del Posgrado en Antropología Social en la ENAH. maritzaurteaga@hotmail.com
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Maritza Urteaga Castro Pozo
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A su vez, ésta se fundamentaba en la propuesta teórica del naturalista alemán Ernst Haeckel (1834-1919), conocida también
como “ley biogenética”. Poco tiempo después, otros científicos demostraron que esta teoría era completamente falsa, aunque
sirvió de base en el desarrollo de teorías que fueron pilares del conocimiento en el siglo XX (Cruz Santacruz, 2005).
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Juventud y antropología
estaban en boga entre educadores y científicos a otras culturas. Encuentra “que aspectos de la
sociales occidentales hacia 1928, cuando inició el conducta que estábamos habituados a considerar
interés antropológico en la juventud. Éste emerge como complementos invariables de la naturaleza
en dos escenarios diferentes: el debate naturaleza- humana, aparecieron uno a uno como meros resul-
cultura en las sociedades primitivas y la cuestión de las tados de la civilización, presentes en los habitantes
nuevas patologías sociales en las sociedades urbanas. de un país, ausentes en los de otro” (Mead, 1979:
25), refiriéndose a sus hallazgos sobre el carácter
La juventud en las sociedades primitivas relajado de la sexualidad, el afecto y el comporta-
miento social de los y las adolescentes samoanos.
La adolescencia de la escuela de cultura Concluye que en esa cultura “la adolescencia no
y personalidad representaba un periodo de crisis o tensión sino,
Cultura y naturaleza 1: contextos culturales por el contrario, el desenvolvimiento armónico de
diferentes conciben y producen diferentes for- un conjunto de intereses y actividades que madu-
mas de adolescencia. En este escenario, el interés raban lentamente” (ibidem: 153-154). Sin embargo,
por los aspectos de la infancia y la adolescencia gran parte de sus hallazgos serían cuestiona-
puede rastrearse en los trabajos de dos exponen- dos por Derek Freeman en 1985, suscitando un
tes del denominado culturalismo estadounidense famoso escándalo antropológico.
planteado por Margaret Mead y Ruth Benedict Otra de las exponentes más conocidas de la
–discípulas de Franz Boas, la figura más impor- escuela de cultura y personalidad fue Ruth Bene-
tante de la antropología cultural estadounidense dict, quien enfatiza el papel de la cultura en la for-
entre 1890 y 1920–. Boas coincidió con Stanley mación del comportamiento humano. En un texto
Hall en la década de 1890 y polemizó con él sobre decisivo, y recién traducido al español (Benedict,
la relación entre naturaleza y crianza (Feixa, 2008), elabora una propuesta más amplia sobre la
1996: 322), para luego promover estudios sobre edad y resuelve el conflicto naturaleza/comporta-
la adolescencia y la infancia entre las sociedades miento humano al proponer la existencia de una
primitivas. serie de mediaciones influenciadas por la cultura,
Una de las primeras antropólogas en cues- en las que surgen contrastes y diferenciaciones que
tionar el etnocentrismo subyacente en la teoría ayudan a conformar los roles de los individuos. La
psicológica de Hall sobre la adolescencia fue Mar- autora encuentra grandes diferencias en la manera
garet Mead. Gran parte de su trabajo de investi- en que son tratados los niños en las sociedades
gación sobre las adolescentes en Samoa en 1925 primitivas y en las modernas. En la relación entre
estuvo dirigido a argumentar con información niños y adultos destacan tres pares de oposiciones
etnográfica que los rasgos caracterizados por Hall esenciales: responsabilidad/no responsabilidad,
como definitorios de la adolescencia en la socie- dominio/sumisión y el rol sexual contrastado.
dad estadounidense –como una etapa natural de Al organizar la abundante evidencia etnográfica
“tempestad y estímulo”– no podían generalizarse de muchas sociedades primitivas alrededor de
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estas oposiciones, Benedict revela que la infancia para imponer la supremacía masculina en el con-
es concebida y vivida de maneras diferentes a la texto de un matriarcado prístino. Tiempo des-
infancia occidental. Sin embargo, observa que pués encontraron sistemas de clases de edad en
estos pares de oposiciones no son universales y sociedades patriarcales, en ellas encontraron cla-
que prácticas culturales precisas dependen de con- ses de edad formadas por mujeres que jugaban un
diciones particulares. En un texto más conocido, rol marginal, aunque de existencia paralela a las
Patterns of Culture, Benedict analiza las múltiples clases formadas por hombres. Sólo recientemente
variaciones en la continuidad y duración de los el rol de las mujeres en las organizaciones de edad
ritos de paso, en tanto suponen un reconocimiento se ha convertido en un área separada de análisis.
de la pubertad social y no solamente de la puber- Paul Spencer (1996) sostiene que la edad era un
tad fisiológica. Las variaciones se dan en función factor moderador importante en las discrepancias
de las obligaciones que definen las prerrogativas que pudieran suscitarse al interior de la familia
de la edad adulta. Así, la iniciación en una tribu en las sociedades primitivas, pues determinaba el
guerrera podrá ser más larga y con características estatus/posición de sus miembros. En el caso de
totalmente diferentes a la de una sociedad donde muchas sociedades de África del este la edad era
la condición adulta permite el privilegio de bailar un principio importante de organización social y
en una representación de dioses enmascarados. era contada a partir de la iniciación de los grupos
Benedict constata que las prerrogativas adultas de de adolescentes varones. En la medida en que la
los varones son mucho más importantes que las clasificación por edad se controlaba por fuera de
de las mujeres, y por ello las sociedades tienden a los lazos familiares, inhibía la competencia entre
dar mayor importancia a la adolescencia entre los varones y, según la perspectiva estructural funcio-
hombres (Benedict, 1967: 37). nalista, moderaba las tensiones de edad generadas
El desafío de Mead a la concepción de adoles- al interior de las relaciones familiares. La organi-
cencia como universal cultural –resumido en las zación por edad era un principio que, de alguna
interrogantes: ¿puede considerarse la juventud manera, estructuraba las anomalías generadas,
como una condición natural? ¿Pueden genera- mas no atendidas, en el sistema de parentesco.
lizarse a otras culturas los rasgos de la juventud En la investigación y comparación analítica
occidental contemporánea?– sigue vigente en de las organizaciones por edad en las socieda-
nuestros días, particularmente como puerta de des primitivas se ha producido una terminología
entrada a los estudios de gran parte de las juven- propia que provee de instrumentos metodológi-
tudes emergentes en muchas regiones y países cos a este campo de estudio. El término sistema
–como en el caso de la reciente formación y el de edad refiere a la estructura general de todo el
reconocimiento dentro de las etnias mexicanas rango de formas sociales e instituciones vincu-
de un grupo de edad que puede ser denominado ladas a la edad. El término grupo de edad refiere
juventud–. Es indudable que a la obra de ambas a la agregación o conjunto de personas formal o
antropólogas debemos el considerar a la juven- informalmente basado en la edad; grupo de edad
tud como una categoría cultural cambiante en el (age set) también es utilizado como sinónimo de
tiempo y el espacio; sin embargo, ninguna de las clase de edad o como referencia a una de las sec-
dos problematiza la arbitrariedad de los paráme- ciones menores de la clase de edad. El conjunto
tros con que se construyó el concepto de socializa- de individuos formando un grupo o una clase en
ción subyacente a sus indagaciones, tales como la ocasiones puede ser descrita como una “cohorte”,
pasividad e incompletud social asignada a niños término demográfico referido a todos los indivi-
y adolescentes. duos de una comunidad dada nacidos durante un
periodo definido, quienes por esta razón pueden
Los grupos, clases y grados de edad considerarse a través de su vida como un grupo
del estructural funcionalismo corporativo. El término clase de edad refiere en
Cultura y naturaleza 2: la socialización en las general al grupo de individuos formalmente ini-
clases de edad como transiciones formalizadas ciados durante un mismo periodo al interior de un
al estatus adulto. Mientras algunas tendencias sistema de edad (Bernardi, 2002; Spencer, 1996).
antropológicas se concentraron en el estudio de Algunos autores prefieren usar grupo de edad y clase
la infancia o en las transiciones de una edad a d´age para referir a todos aquellos que se han iniciado
otra en términos de estatus –como en los ritos en su juventud durante un tiempo definido y que,
de paso–, se desarrolló una literatura en torno como grupo comparten ciertas constricciones y expectati-
a los sistemas y clases de edad principalmente vas por el resto de sus vidas (Spencer, 1996: 7-8).
encontrados entre las sociedades de pastores de Por último, grado de edad (échelon d´age) indica
África oriental. Bernardo Bernardi (1985; 2002) la posición o estatus obtenido por una clase de edad
observa el marcado sesgo de género en el desa- (set o cohorte) en la escala de promociones de
rrollo de esta temática. Bajo la influencia evolu- un sistema específico. Cada grado es un acuerdo
cionista se pensó que las clases de edad formadas institucionalizado gobernado por un conjunto de
por varones eran cierto tipo de asociaciones secretas reglas explícito (Bernardi, 2002; Spencer, 1996)
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y puede ser homologable al concepto de rol. Los través de varios grados de edad y deberían ser tra-
hombres pasan a través de grados (rangos) de tados propiamente, según Bernardi (1985), como
edad como cazadores, guerreros o viejos. Cada formas de gobierno por clase de edad, las cuales no
una de estas divisiones de edad o grados envuelve deben ser pensadas en términos de concentración
ciertas tareas y derechos y un estatus de prestigio del poder en una sola clase, “la clase en el poder”,
en relación con otros grados. La extensión exacta sino como estructuras sociales y políticas cuyos
de la edad y las actividades de los grados de edad grados expresan una ordenada división de poderes. En
varía en cada una de las sociedades; no obstante, el pasado de la sociedad Massai del este de África,
al margen de donde éstas ocurran, hay un punto considerada modelo del sistema de clases de edad
en donde los jóvenes adquieren el estatus pleno basado en la iniciación, sus miembros se movían
de adultos (O´Donell, 1985: 3). en busca de pastos y se las arreglaban para cuidar
Los Nuer tenían clases de edad (age sets) en las del ganado y de sus formas de vida local. Su orga-
que los muchachos eran iniciados, pero no grados nización social se reflejaba en las tareas personales
de edad. En esa sociedad de pastores, los principios y las prerrogativas definidas por los conjuntos y
básicos de organización son el sistema de linajes miembros de las clases de edad. Los varones pasa-
y el de las clases o grupos de edad. A diferencia ban por cinco estadios a lo largo de su vida: niños,
de otras sociedades en las que la clase de edad de guerreros, jóvenes adultos, mayores y ancia-
los jóvenes coincide con el estatus guerrero, con- nos, cada grado tenía un nombre y una función.
firiéndole a este grupo una identidad específica; Después de su iniciación, los jóvenes Massai eran
entre los Nuer no hay diferencias fundamenta- agregados con fines específicos: la defensa de las
les entre los miembros de los diversos grupos de personas y el ganado como guerreros (Il murran) por
edad –muchachos, guerreros y ancianos–, pues un un periodo aproximado de quince años hasta que
muchacho iniciado a la vida adulta permanece en fueran sucedidos por otra clase de edad. Habiendo
esa categoría durante el resto de su vida. Si bien el accedido al grado superior como hombres casados
paso de la niñez a la vida adulta supone un cam- (Il moruak), se dedicaban a atender sus asuntos
bio repentino en la posición, las formas de com- familiares y domésticos, entre ellos incrementar
portamiento que diferencian ambas categorías no su ganado. En el siguiente grado de edad, como
distinguen un grupo de edad de otro, “pues los padres (Il piron), se les investía con el poder de deci-
miembros de todos los grupos disfrutan por igual sión en las asambleas locales, donde se realzaba su
de los privilegios de la vida adulta” (Evans Prit- posición de autoridad. Finalmente, en el siguiente
chard, 1997: 272). Spencer (1996) observa que en grado podían retirarse como ancianos (Il dasat), alta-
nuestra sociedad tenemos grados de edad relati- mente respetados como portadores del poder sim-
vos a la infancia, la escolarización, la adultez y el bólico y ritual. Según Bernardi (1985: 147), este
retiro; sin embargo, escuelas aparte, no tenemos esquema ideal guiaba, por lo menos como ten-
clases de edad. Los miembros pasan por estos dencia, el accionar de cada clase como cuerpo
grados sucesivos de sus vidas como individuos, corporativo y aseguraba a todos sus miembros
no como grupos. individuales oportunidades equitativas.
En los sistemas más formalizados de organi- Sin embargo, éste y otros esquemas ideales
zación de la edad, ambas instituciones existen y de inspiración estructural funcionalista –que
los miembros de una clase de edad pasan juntos a enfatizan el carácter igualitario, equitativo, si no
armónico, en las relaciones entre las
edades– han recibido muchas críti-
cas por parte de otras corrientes
antropológicas. Spencer propone
una interpretación intermedia: la
existencia de una organización por
edad tiende a balancear la estructura
de poder entre los hombres, entre los
jóvenes que han alcanzado la madurez
física y los viejos, cuya experiencia y
amplia influencia son sus principales ven-
tajas. Spencer interpreta esto como
un balance entre naturaleza y cultura
que se refleja en mucho el simbo-
lismo asociado a la organización por
edad, el cual a menudo enfatiza la
depravación de la juventud y el res-
peto que debe tenerse a los hombres
más viejos, e impone la circunci-
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lectores nómadas que habitan en la selva de Ituri suerte de etapa liminal. En esa línea, Levi y Schmitt
(Zaire)– que el rito de Elima celebra el fin de la (1996: 8) observan que la característica que dis-
infancia. En el caso de las muchachas, cuando tingue a la juventud moderna de otras edades es
aparece la sangre menstrual son separadas en una su situación liminal: su ubicación entre los márgenes
casa especial y después de un mes de cánticos y fes- movedizos de la dependencia infantil y la auto-
tejos, y algunas actividades extraordinarias como nomía adulta. Para Urteaga (2004) esta liminali-
atacar a los muchachos, se reintegran a la vida del dad tiene como origen la aceptación social de la
grupo y se les considera mujeres ya maduras. En adolescencia como estadio inevitable del desarrollo
el caso de los varones, los cambios de la pubertad humano y como etapa de moratoria social y de cri-
no son tan evidentes ni instantáneos, deben demos- sis desde fines del siglo xix. Allí, la juventud asume
trar su virilidad con una de las muchachas recluidas un carácter de “preservación” o segregación en un
en la cabaña del Elima, matar/cazar un animal periodo de libre flotación/turbulencia emocional,
“auténtico” (grande) y demostrar que no sólo son situación que conlleva el hecho de que deba adqui-
capaces de alimentar a su propia familia, sino tam- rir calificaciones para la vida adulta en un contexto sepa-
bién de ayudar en la alimentación de los ancianos rado de la vida adulta (las escuelas) y en condiciones
del grupo. Ciertos antropólogos han señalado la de subordinación y dependencia jurídica, moral y
enorme diversidad de estos ritos de paso, tanto en económica.
su duración como en el contenido de las pruebas En las extensas actividades rituales por las
de iniciación a la adultez masculina o femenina, a que pasaron hombres y mujeres jóvenes en África
las que son sometidos los y las jóvenes segregados Central para marcar su iniciación a la adultez,
en espacios liminales al grupo. Algunos focalizan las observaciones de Victor Turner enfatizaron la
la crueldad y el sufrimiento físico en las pruebas negación a las normas y a la jerarquía social de la
por las que deben pasar los varones jóvenes para fase liminal y revelaron la emergencia de lo que
demostrar su virilidad, mientras otros destacan denominó communitas, o el sentimiento generalizado
la diferencia de funciones entre las iniciaciones de comunidad –de existencia de lazos sociales eternos–
masculinas y las femeninas. que se suscita entre los participantes de un ritual
Esta línea de investigación se mostró fructí- de transición en el momento en que se sienten/se
fera al revelar, mediante descripciones densas, viven bajo el control y la autoridad de la comuni-
cómo los cuerpos de los muchachos eran interve- dad. El communitas trasciende la estructura social
nidos por los adultos involucrados en el ceremo- en la medida en que hace sentir su autoridad a los
nial para ser modificados mediante inscripciones, participantes del ritual, lo cual es representado en
escarificaciones, pinturas, tatuajes, perforaciones
e implantes que marcan y revelan para su reco-
nocimiento por toda la comunidad, su cambio de
estatus y posición social. Sin embargo, la mayoría
de los ritos de paso estudiados por antropólogos
focalizan su atención en cómo los adultos guían
a los adolescentes hacia la adultez en su cultura o
comunidad, silenciando las voces y experiencias
de los jóvenes protagonistas.
Los primeros intentos por empoderar esas
voces/sujetos recién se realizarían en la década de
1960, con la emergencia de los jóvenes en la escena
pública. De Martino compara los acontecimien-
tos de violencia protagonizados por bandas de
jóvenes suecos en el centro de Estocolmo con los
ritos de pubertad Kwakiutl y las saturnalias roma-
nas, donde los adultos estimulaban a los jóvenes
a explotar y, al mismo tiempo, les dotaban de un
esquema mítico y ceremonial que los transfor-
maban en símbolos de la adquisición de nuevos
roles sociales en el marco de una renovación de
la comunidad. Observa que la carencia de estos
ritos en las sociedades modernas ha impulsado a
los jóvenes a inventar “nuevos ritos y nuevos sím-
bolos capaces de llenar este vacío y de orientarles
en la construcción de una identidad social” (Feixa,
1998: 46). Esta hipótesis es reforzada por Victor
Turner (1979), quien en su observación sobre la
cultura juvenil hippie convierte a la juventud en una © Federico Gama.
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la inversión simbólica de los roles y acciones de los gación sobre juventud. En México, por ejemplo,
participantes. Contrario a la postura que observa funge como detonador de una nueva conceptua-
en el ritual una representación de la estructura lización de juventud, permitiendo reintroducir a
social (Durkheim), Turner observa en estos ritos los jóvenes como agentes culturales y sujetos
el poder simbólico emergido del communitas en la fase sociales (Urteaga, 1996; 2007). Diversos autores
liminal, y en esa medida sostiene que esos lazos han ilustrado el espectacular crecimiento de Chi-
trascienden la estructura social. Esta propuesta cago en el siglo xix y principios del xx. Conver-
fue muy atractiva entre antropólogos, y dio paso tida en gran metrópoli, su acelerado crecimiento
a muchos estudios sobre cómo los adolescentes urbano y desarrollo industrial arrastró un aba-
alrededor del mundo asumían nuevos roles cul- nico de problemas sociales vinculados al arribo
turales que hacían reconocer mediante acciones de grandes oleadas de inmigrantes europeos que
ritualizadas que dramatizaban la liminalidad de generalmente no hablaban inglés y parecían soca-
la juventud (Bucholtz, 2002). var la vida urbana con sus costumbres, ideologías,
Monod (2002), quien estudia a los barjots, expectativas de trabajo y riqueza. Los jóvenes hijos
subcultura juvenil parisina en 1968, observa un de inmigrantes, a medio camino entre la sociedad
conjunto de prácticas culturales, algunas muy estadounidense y la cultura de sus padres, creaban
ritualizadas, a través de las cuales los jóvenes crean bandas (street gangs) en ciertas zonas de la ciudad.
su presencia y se hacen visibles ante la sociedad Bajo denominaciones tan sugerentes como Baldes
adulta, pero sobre todo ante otros jóvenes tam- de Sangre, Los Rudos de Hawthorne o las Vampiresas
bién adscritos a subculturas juveniles con las cua- Gimientes, los jóvenes pandilleros suscitaban la
les mantienen relaciones de oposición constante. preocupación de las instituciones por su aparien-
Esta perspectiva se mostró exitosa en los acerca- cia extravagante, sus actividades presuntamente
mientos que realizaron algunos investigadores delictivas y su resistencia a la autoridad.
a prácticas culturales y sociales marcadamente En el Departamento de Sociología de la Uni-
ritualizadas entre las bandas juveniles mexicanas, los versidad de Chicago, emerge la primera gran escuela
punks y rockers de los años 80 y 90 (Valenzuela, de sociología estadounidense, la escuela de Chicago,
1988; Reguillo, 1991; Urteaga, 1998, Feixa, 1998; la cual conjunta diversas tradiciones investigati-
Marcial, 1996; Piña M., 2004), y continúa dando vas y usa métodos etnográficos, documentales
luces en los acercamientos a las maras y cholos de y estadísticos en la construcción de un corpus de
este siglo (Valenzuela, Nateras y Reguillo, 2007). investigación social sobre la ciudad. Ella se ocu-
En los últimos años esta perspectiva en el trata- paría de asuntos hasta entonces no considerados
miento de los ritos de iniciación a los mundos juveniles se dignos de atención académica como la pobreza,
ha ampliado a diversos aspectos ligados a la cons- marginación social, la delincuencia, el crimen,
trucción de la masculinidad. Por ejemplo, Abarca la enfermedad, el desempleo, la prostitución, las
y Sepúlveda (2005) exploran las relaciones entre pandillas o la vida bohemia.2 Esta escuela alimen-
masculinidad, violencia y territorio en jóvenes de tará de manera fundamental a la categoría juven-
un asentamiento urbano popular, miembros de tud tal como se conoce hoy día: si bien aborda
las “barras bravas” del futbol chileno, con especial por primera vez el tema con criterios científicos
énfasis en los ejes centrales de la vivencia juvenil frente a las aproximaciones moralizantes o psico-
barrista: las categorías de aguante y piño de choque, médicas predominantes, también es responsable,
valores de la cultura masculina juvenil local-te- en gran parte, del establecimiento de la ecuación,
rritorial, en la que viven, expresan bravura, devo- actualmente familiar, entre la adolescencia como pro-
ción carnavalizada, juerga, pasión, trascendencia. blema social y psicológico de una intensidad particular
En esta cultura de género local domina el afán de y el delincuente juvenil como víctima de las situacio-
afirmación y preeminencia. nes materiales, culturales, psicológicas o morales.
En relación con las bandas callejeras, teóricamente
Juventud, patologías sociales se sostiene que la causa de la degeneración de las
y sociedades urbanas bandas juveniles es la anomia moral existente en
algunas regiones de la gran ciudad, producto de
Los etnógrafos de la escuela de Chicago la desorganización social y de la desaparición de
Desde el sentido común, el término bandas juveni- los sistemas tradicionales de control informal.
les epitomiza el lado oscuro, inestable, impulsivo, Aplicando esta propuesta a lo que se conside-
desenfrenado, si no delictivo, de la representación raba como desviación juvenil, ésta no sería un fenómeno
moderna de juventud. Sin embargo, este tema patológico sino el resultado previsible de un determinado
también ha tenido otros caminos en la investi- contexto social. Estos planteamientos constituye-
Ulf Hannerz observa que al interior de esta escuela se fueron desarrollando dos tipos de estudios urbanos: uno se volvería más
2
“sociológico” y el otro más “antropológico”. Éste “sólo por adopción puede formar parte de la ascendencia de la antropología
urbana” (Hannerz, 1986: 41).
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los college boys: capacidad del líder de representar acaparar la atención de intelectuales como Luis
el grupo hacia fuera, etcétera. Entre las conductas Buñuel (Los olvidados, 1950), Oscar Lewis (1986)
de la pandilla que los asistentes sociales muni- y de la policía (pachucos, tarzanes). Será hasta la
cipales no entendían, estaban el que algunos de década de 1980 cuando las bandas juveniles se
sus miembros traficaran en circuitos ilegales y el conviertan en objetos de indagación académica, 3
rechazo de la mayoría de ellos a asistir al “hogar pero esta discusión la dejamos para otra oportu-
juvenil”. Whyte denuncia la miopía de las insti- nidad.
tuciones que califican con sus propios valores los
comportamientos de los jóvenes y la construcción Notas sobre Jean Monod
institucional de estereotipos desviantes de la cultura y la escuela de Birmingham
juvenil, al etiquetar como desviado todo intento por parte Una obra que continúa la tradición de Chicago es
de los sujetos de regular su tiempo libre, producir sus pro- Los barjots. Etnología de bandas juveniles del antropó-
pios valores y formas de conducta y formas de liderazgo logo francés Jean Monod, discípulo de Levi Strauss
estable. que decidió acercarse a los blousons noirs o bandas
Entramados culturales propios, que incluyen de jóvenes parisinos que habían proliferado desde
formas de liderazgo y regulación de su tiempo los años 50. En términos teóricos, el autor con-
libre en la calle, a la que conciben como una esfera tinúa el traslado del “eje interpretativo desde el
de libertad y emoción opuesta a las aburridas y pesadas concepto de desviación al de subcultura”, se pasa
esferas de control social (Thrasher, 1927), entrarán a de su comprensión como fenómeno de anomia o
formar parte de los elementos definitorios de la de patología social a uno de creatividad simbólica
cultura juvenil en general, aunque los autores de y resistencia cultural. Monod revela etnográfica-
Chicago centraron su atención en los que consi- mente cómo las bandas crean cultura articulando
deraron jóvenes “desviados”, “problemáticos”, los estilos distintivos a través de comportamientos,
que se salían de “la normalidad” o evidenciaban vestimentas, gustos musicales, lenguajes y repre-
la existencia de una patología social que debía sentaciones del espacio y el tiempo. En términos
reformarse. metodológicos, la obra sienta bases profundas
Este fue el inicio del debate antropológico en el trabajo de campo en los espacios públicos
sobre juventud en ámbitos urbanos. En México, y juveniles (Feixa, 1993; 1998). Sin embargo, fue
también serán los jóvenes en la calle, agregados una obra solitaria en la etnología urbana francesa,
en las palomillas, gavillas o pandillas los primeros en aunque muy recurrida en los ámbitos iberoameri-
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Un estado de la cuestión respecto a la temática de las agregaciones juveniles, y en particular de las pandillas y bandas juveniles
en México, puede verse en Urteaga (1996).
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canos antropológicos que incursionaron en este más favorecidos, fueron el análisis textual de los
tema durante los años setenta. medios y el análisis semiótico de las formas cultu-
La perspectiva de Chicago también tuvo rales. Sin embargo, sus preocupaciones teóricas a
impactos significativos en los trabajos produ- menudo ensombrecieron los detalles etnográficos
cidos por los fundadores de los estudios culturales en tales investigaciones. Entre los trabajos de corte
o la denominada escuela de Birmingham de los etnográfico más importantes están Aprendiendo a
años setenta. Al asumir Stuart Hall la dirección trabajar o cómo los muchachos de clase obrera obtienen
del Centro de Estudios Culturales Contemporá- trabajos de clase obrera (Willis, 1988); Subcultura. El
neos (cccs), impulsa los estudios de las subcul- significado del estilo (Hebdige, 2004), pero ante todo
turas juveniles británicas de la posguerra. En este la primera compilación de estudios sobre subcul-
breve espacio sólo se resaltan algunos puntos res- turas juveniles británicas, realizada por investi-
pecto a esta corriente: comparte con Chicago su gadores de diferentes disciplinas y cuyo mérito
interés por las clases trabajadoras, pero ubica a la principal estriba en la construcción colectiva de
juventud tanto en la esfera material como en la conocimiento (Hall y Jefferson, 1975). 4
simbólica. Su atención se dirigió principalmente a Con estas escuetas referencias a la corriente
las prácticas culturales juveniles. Algunos miem- teórica que permitió el giro teórico y metodo-
bros del cccs rechazan totalmente el concepto de lógico más importante en el pensamiento que
juventud, reemplazándolo por el de subcultura, tér- piensa a la juventud, se cierra este pequeño reco-
mino que consideraron enfatizaba mejor la posición rrido antropológico clásico sobre las edades y la
de clase de tales formaciones culturales. A diferen- juventud, quedando pendientes las discusiones
cia de la escuela de Chicago, el cccs no se casó con contemporáneas respecto al sujeto joven en una
los métodos etnográficos, los otros métodos, algo multiplicidad de contextos, incluido el mexicano.
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27
© Federico Gama.
Las cuatro transformaciones históricas
de la condición juvenil
José Antonio Pérez Islas*
omo bien dice John R. Gillis (1974), de” (aprendizaje, crecimiento, experiencia, etcé-
la historia social de los jóvenes no tera). De ahí que comúnmente se traslapen dos
puede separarse de la historia de los contextos actitudes desde las miradas institucionales y sus
y de sus instituciones que la produjeron; y esto agentes adultos: la formación y el control. De ahí
es un asunto elemental que muchas veces se ha que la condición juvenil posea en sus entrañas
soslayado al abordar los temas juveniles. Es la un sentido jerárquico, es decir, de relaciones de
sociedad la que produce y reproduce a sus nue- poder, como ya decíamos en otro momento: lo
vos miembros, no sólo en el ámbito de lo material joven adquiere desde la institución, un estatus
sino de lo simbólico, y a partir de las condiciones de indefinición y de subordinación; a los jóvenes
objetivas y las representaciones que se construye se les prepara, se les forma, se les recluye, se les
se genera lo que se denominará “juventud” con castiga y, pocas veces, se les reconoce como otro.
todas sus particularidades, en función de las pro- En el mejor de los casos, se les concibe desde el
pias relaciones sociales de desigualdad y diferen- mundo adulto, como sujetos sujetados, es decir, con
cia en que se organiza la sociedad y que adoptan posibilidades de tomar algunas decisiones, pero
los diversos grupos juveniles en función de su no todas; con capacidad de consumir pero no de
sexo, clase, etnia y de la especificidad local. producir, con potencialidades para el futuro pero
No obstante, está muy lejos de nosotros inten- no para el presente (Pérez Islas, 2000).
tar aquí la realización de un estudio detallado y La combinación de estos significados han
concreto de cómo se han desarrollado estas histo- provocado –según el historiador italiano Mauro
rias en casos como el mexicano, por ejemplo; pri- Bini (1981: vii-viii), parafraseando a Marx– que “la
mero, porque en otro lugar hemos planteado una historia de la juventud aparezca como la histo-
propuesta en este sentido (Pérez Islas y Urteaga, ria de una clase peligrosa –objetivamente primero,
2004), y segundo, porque este objetivo rebasa en subjetivamente después– que al confrontarla, la
mucho la intención del presente escrito. Lo que sociedad de los adultos genera instituciones tran-
nos interesa aquí es más bien delinear a grandes quilizadoras que la puedan transformar en una
trazos una historia compartida de Occidente que clase trabajadora”. La importancia de esta premisa
nos permite colocar suficientes postas para ver tiene que ver con el desarrollo de las condiciones
la manera en que, desde la modernidad, la pro- de producción y de las fuerzas productivas, que
ducción social de lo que se llama juventud está a su vez deben reproducir, material y simbóli-
relacionada con el desarrollo y transformación de camente, a sus agentes sociales (Morch, 1996).
tres instituciones sociales: la familia, la escuela El contexto es la transformación del proceso de
y el trabajo, las cuales formarán un espacio para producción de mercancías (con su fabricación
construir dicha categoría, para finalmente rea- física, su valoración, así como la reproducción
lizar una propuesta sobre la generación de una del capital que le da origen) que involucra una
cuarta transformación que en la actualidad se modificación de relaciones sociales articuladas
está gestando y que, según nuestra hipótesis, a su alrededor. A partir de estas consideraciones
puede modificar drásticamente nuestro concepto conceptuales veamos las tres profundas transfor-
de juventud. maciones sociales que han sido el generador de la
En este proceso relacional, una de las condi- juventud que conocemos en la modernidad.
ciones que persistentemente ha estado presente
en la historia de la categoría juventud y sus La transformación de la unidad familiar
innumerables equivalentes (Gillis, 1974) es una El proceso de transición de la producción agraria y
representación que aglutina dos significados: una artesanal a una economía industrial basada en la
clasificación dentro del sistema social de edades máquina y en la fábrica genera una notable exten-
(ser niño, ser joven, ser adulto y sus fronteras), sión de dominio del trabajo y su separación de la
y una función de jerarquización/subordinación vida familiar, que en un momento dado impone
donde lo juvenil siempre se concibe “en proceso una calificación cada vez más especializada de
*
Sociólogo. Coordinador del Seminario de Investigación en Juventud de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam).
(email: perezislas@yahoo.com)
29
José Antonio Pérez Islas
la mano de obra, lo cual finalmente se concreta dades, la manufactura doméstica y del comercio
en la constitución de un sistema escolar que con internacional.
el tiempo se volverá obligatorio y, a la vez, una Esta institución familiar del periodo prein-
privatización de la familia y su aislamiento del dustrial concentraba todo el poder decisorio y
control social de la comunidad, transformaciones organizativo en el pater familiae, quien finalmente
siempre “fijadas” por las legislaciones (mayoría de regulaba las uniones, la reproducción, los apren-
edad, derecho de propiedad y de herencia, nor- dizajes y los proyectos a futuro. Por su parte,
matividad laboral, derecho civil). Así, “cuando las familias artesanas se convirtieron en el cri-
cambian las condiciones de reproducción de los sol donde entraría el trabajo industrial, destino
grupos sociales y, por lo tanto, las condiciones de muchos de sus miembros jóvenes. “En esas
sociales y materiales de producción de nuevos ‘familias-talleres’, donde la vivienda y el lugar de
miembros, es cuando se producen diferencias de trabajo eran la misma cosa, la prelación en el naci-
generación; los nuevos miembros son generados miento determinaba el porvenir de los hijos, ya
de manera distinta” (Criado, 1998: 83). que lo esencial era continuar con el oficio. Chico
Así, la primera transformación radical se o chica, el primogénito “pasaba a empuñar el
produce en la época preindustrial, cuando la timón” y los siguientes por lo general emprendían
unidad productiva que es fundamentalmente estudios” (Perrot, 1996).
la familia –donde sus diferentes miembros “tra- Conforme avanza el modo de producción capi-
bajaban” como un solo cuerpo por el bienestar talista mediante los procesos de modernización,
colectivo– es transformada por un capitalismo urbanización e industrialización, las familias
que rompe con esa articulación de producción- sufrirán un cambio paulatino pero definitivo al
reproducción-consumo y transforma en unidad reducirse, como ya se dijo arriba, su papel a lo pri-
económica básica al individuo, quien a partir de vado; la paulatina separación infanto-juvenil de la
entonces será quien deba vender su fuerza de tra- familia –al irse a vivir a otras casas como sirvien-
bajo para poder sobrevivir (Pahl, 1991). Así, la tes, aprendices, frailes o monjas, o como estudian-
construcción social de lo juvenil surge en para- tes en localidades lejanas a la casa paterna– va a
lelo con la aparición industrial de los significados convertir la total dependencia que se tenía de los
de trabajador y asalariado, que se generan en la saberes cotidianos, de los conocimientos produc-
transición de lo feudal al sistema de producción tivos y de los afectos en una condición juvenil con
capitalista, junto con el surgimiento de las ciu- un estatuto de semidependencia (Gillis, 1974).
© Federico Gama.
30
Las cuatro transformaciones históricas
La formalización
de los conocimientos
La segunda gran transformación se produce
por la especialización de los espacios pero
también de los tiempos, separándose el
lugar y los horarios de trabajo de la vida do-
méstica (des y reterritorialización), donde
lo laboral queda fuera definitivamente de
la esfera privada (Prost, 1991). Las reper-
cusiones son muy fuertes para niños y
jóvenes, pues el espacio disciplinario cam-
bia para ellos: anteriormente el taller o la
granja familiar reunían en un mismo espa-
cio, y con una misma autoridad, diferentes
actividades, pero al fragmentarse el tér-
mino “disciplina” cambia de significado, © Federico Gama.
pues de considerarse un proceso de “apren-
dizaje” que adquirían los descendientes, se
transforma en un proceso de “regulación”, cuyo (Musgrove, 2008: 239); después hubo un repunte
sentido se retoma de su aplicación en las fuerzas de la instrucción en casa a quienes podían pagar
armadas (Giddens, 1998). al maestro particular; para finalmente imponerse
De la disciplina ejercida por el padre, y aun por la necesidad de una escolaridad obligatoria, exi-
algunos patrones y dueños de granjas y talleres, giéndose a la fuerza laboral alguna acreditación
que finalmente era una combinación de autoridad formal como requisito al empleo (Gómez Campo,
y afecto (Prost 1991), se pasa a la disciplina ejer- 1982); la escuela consiguió la autoridad moral
cida por un profesional de su aplicación: el maes- para ser considerada un valor en sí mismo, incre-
tro. Esta especialización de las instituciones de mentando su alumnado y las unidades escolares
socialización (la familia y los afectos, la escuela (Ariés, 1987). Pero he aquí la otra consecuencia
y los saberes, el trabajo y las actividades produc- de la segregación escolar organizada por edades
tivas) es un paso decisivo para la generación de (que se produce muy posteriormente a la consti-
lo juvenil en la modernidad, porque se empieza tución de la escuela): la oportunidad de convivir,
a distanciar el aprendizaje por “familiarización” experimentar y comprender que se les da a niños
(donde se aprehende “casi” sin sentir lo que se vive y jóvenes, donde se encuentran con otros “pareci-
en el hogar y esferas cercanas –barrio, amigos, dos a mi”, con quienes se puede establecer relacio-
parientes–) del aprendizaje por medio del “tra- nes, estrategias, aspiraciones, es decir, generar las
bajo pedagógico técnico”; distancia que desde ese identidades y solidaridades pertinentes que harán
momento va a marcar el destino a los jóvenes ori- posible la generalización de lo juvenil.
ginarios de las diferentes clases sociales cuando Los espacios de diferenciación entre la fami-
menos en dos líneas divergentes de adquisición lia y la escuela que generó la representación de la
de cultura: niñez a partir del siglo xviii (Ariés, 1987) se subdi-
vide en una nueva distinción durante el siglo xix
El aprendizaje total, precoz e insensible, efectuado y principios del xx: la separación entre la forma-
desde la primera infancia en el seno de la familia ción y el salario, lo que es un nuevo impulso a
y prolongado por un aprendizaje escolar que lo la construcción de lo juvenil: “El imperativo de la
presupone y lo perfecciona, se distingue del apren- juventud, por consiguiente, es el de obtener califi-
dizaje tardío, metódico y acelerado, no tanto por caciones para habilitarla en la transición de la vida
la profundidad y durabilidad de sus efectos, como privada familiar a la vida productiva aplicable a su
lo quiere la ideología del “barniz” cultural, como clase social” (Morch, 1996: 100).
por la modalidad de la relación con la lengua y con
la cultura que además tiende a inculcar (Bourdieu, La transformación del trabajo en empleo
2000a: 63). La tercera transformación decisiva en la categoría
de juventud se da con la sustitución que se hace del
Pero la constitución de la escuela como espa- concepto “trabajo” por la hegemonía del “empleo
cio especializado de formación no se produjo asalariado”, producto del éxito de los procesos de
mediante un tránsito suave y tranquilo, las innu- industriales tayloristas y fordistas, volviéndose
merables resistencias que se dieron mostraron las central la preocupación de que la población juve-
diferencias de clase: en un principio sólo quienes nil tuviera un empleo, como “el mejor camino”
no eran sujetos de herencia debían asistir a la para accesar al soporte privilegiado de inscripción
escuela pública: “era una bodega para un grupo de en la estructura social, que permitirá tener no
extraños, desviados en potencia y revolucionarios” solamente una retribución puntual, sino derechos
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José Antonio Pérez Islas
ciudadanos, seguridad social, emancipación de la Como hemos visto, no existe “el surgimiento
casa paterna y hasta tiempo libre (Castel, 2004). de lo juvenil” como concepto homogéneo y uní-
Pronto se fue tomando conciencia de las fragilida- voco, sino que –retomando la propuesta de Morch
des que representaba apostar a esta sola forma de (1996)– “el secreto está fuera, en la sociedad”; en
incorporación a ocupaciones subordinadas: el pri- este sentido, es menester analizar la forma en que
mer empleo, el desempleo, el salario mínimo, el en ese espacio social multidimensional se desarro-
subempleo. Pero en la práctica todas las políticas llan lógicas y luchas por la apropiación de bienes
gubernamentales de desarrollo de lo juvenil se escasos, los cuales se generan por la distribución
concentraron en posibilitar la incorporación a la de diversas formas de capital: el económico por
condición asalariada: así la educación construyó supuesto, pero también el cultural, el social y el
sus programas teniendo como eje central su per- simbólico, desde donde construyen y reconstru-
cepción de que estaba formando “empleados”; las yen sus representaciones, saberes y motivaciones.
acciones de capacitación sólo se preocupaban por Con base en lo anterior, los individuos se distri-
cómo incrementar la “empleabilidad” de los inem- buyen de acuerdo con tres dimensiones: por el
pleables; las políticas de vivienda y de salud se volumen global de todos los capitales que posee;
basaron fundamentalmente en atender a los que por la composición de su capital total (de acuerdo
tenían ingresos salariales; las estructuras sindi- con el peso específico de los cuatro tipos de capi-
cales o gremiales más importantes, conformadas tal); y, por la evolución en el tiempo o trayectoria
por asalariados industriales o de servicios, fue- de las dos anteriores dimensiones. Así las distan-
ron perdiendo su impacto social ampliado para cias hacen las diferencias; a su vez, las diferencias
volcarse a la defensa de sus propios intereses. En hacen las distancias que se llevan inscritas en el
síntesis, lo que estaba detrás de esta concepción, cuerpo y conllevan una pluralidad de visiones y
al igual que en el proceso de producción fordista- prácticas (habitus), que producen una elasticidad
taylorista, era la normalización y estandarización semántica (Bourdieu, 2000b).
de lo juvenil.
La condición juvenil se vinculó entonces a la ¿Hacia una cuarta transformación?
posibilidad o no de tener un empleo como fron- Una hipótesis
tera de inserción o exclusión de los beneficios de Como proceso para dar sentido a situaciones
la sociedad y la ciudadanía, la diversidad socio- concretas, con pertenencias y memorias colec-
cultural de la que está formada pocas veces se tivas, con signos, modelos de comportamiento
contempló en esta concepción, perdiéndose las y estilos de vida compartidos, estas subjetivi-
identidades concretas y las posibilidades de crea- dades generan identidades para la acción (De la
ción de los sujetos sociales. Garza, 1997), sobre todo porque propongo la
Hasta aquí espero se pueda apreciar cómo la hipótesis de que una cuarta transformación está
condición juvenil es producto de tres transforma- en curso (llámese crisis de la sociedad salarial,
ciones históricas centrales que han presionado precarización del empleo, tercerización o sub-
marcando y demarcando sus fronteras: la cons- contratación, tecnologización, informatización,
titución del individuo como unidad económica flexibilización y todos los pos–fordismo, taylo-
básica y no lo comunitario; la especialización de rismo, neoliberalismo–) y afecta directamente a
las esferas familiar, escolar y productiva, cuyas la condición juvenil contemporánea. Esta nueva
interrelaciones en ocasiones han sido muy esca- modificación de la condición juvenil estaría mar-
sas o difusas; y la centralidad del empleo como cada por tres rupturas o transformaciones gene-
forma de integración social. radas de manera complementaria y que describo
Cada una de ellas en su momento ha influen- muy someramente:
ciado la forma hegemónica de vivir la juventud,
sin con ello pretender que sea la única -no debe La ruptura/transformación de la toma de decisiones
olvidarse que siempre se han producido “formas” y de la construcción de acción
alternativas de generación de juventud-; al contra- Se ha dicho que los jóvenes cada vez toman
rio, esta visión estaría incompleta sin vincularla menos decisiones, pues tienen pocas opciones
con los sujetos portadores de dicha condición. sobre las cuales actuar; en ese sentido son, como
De esta manera lo juvenil adquiere sentido y en algún momento lo señalara Maritza Urteaga,
concreción en los afectos, preocupaciones, acti- “hijos de la necesidad” y no “hijos de la libertad”
tudes, prácticas, interpretaciones y experiencias, como propone Beck (1999); pero poco se sabe
que producen su praxis diferenciada: “su distinción acerca de cómo se produce esta construcción de la
social está en función de esta praxis. Si los jóve- acción en los jóvenes, donde se mezclan tradicio-
nes no logran singularizar su comportamiento, nes, racionalidades, afectos, valores; sobre todo
no podrán adquirir una significación como suje- en condiciones de crisis económica, social y en
tos sociales. Su praxis los ‘hace’, los distingue y proceso de profundo cambio cultural, donde las
les confiere un significado en la sociedad” (Brito, instituciones sociales, entendidas como reglas y
1998: 11). recursos, cada vez tienen menos coherencia con
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Las cuatro transformaciones históricas
© Federico Gama.
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José Antonio Pérez Islas
el entorno que les rodea, dejando a los individuos horizonte de futuro, donde lo más distante a pla-
a su suerte. near será lo que pueda hacerse la próxima semana.
Lo anterior implica una implosión que des-
La ruptura/transformación del proceso de emancipación carte procesos reflexivos y compromisos sociales
Se dice que las limitaciones del mercado laboral o comunitarios que impidan construir acciones
para los jóvenes está convirtiéndose en un obs- colectivas y participación en proyectos políticos
táculo para que puedan lograr la emancipación y transformadores; en cambio, los jóvenes deberán
convertirse finalmente en autónomos financiera y aceptar proyectos de riesgo como única manera
territorialmente; los bajos ingresos y los empleos de incrementar el valor de su fuerza de trabajo,
inestables hacen que permanezcan por más donde al no tener nada que perder se busque las
tiempo en el hogar de origen, rompiéndose la sin- ganancias inmediatas y sin esfuerzo. Como afirma
cronización entre la función para lo cual fueron Giddens (1996: 92): “Es preciso tomar decisiones
preparados (es decir, ser adultos ciudadanos) y el basándose en una reflexión más o menos conti-
acontecimiento real. En este sentido, habría que nua sobre las condiciones de la propia acción”;
preguntarse si ello implica una modificación del es decir, con intencionalidad y racionalidad, que
significado social de la edad y de las representa- en muchos casos en los jóvenes se ve limitada u
ciones que lo acompañan. Sobre el “ser joven” y el opacada por la falta de opciones y de motivacio-
“ser adulto”, ¿podríamos pensar en una juventud nes; por tanto, su nivel de agencia (sus destrezas)
cuasi permanente para aquellos que solo tienen –entendida como la capacidad que tiene el actor
como opción estancias acotadas y discontinuas de hacer cosas, no sólo la intención de hacerlas–
en el empleo?, ¿cómo vivir una adultez cuando es muy bajo.
nunca se va a tener la posibilidad de poseer una Por todo esto, y a manera de hipótesis por
autonomía plena de recursos para la propia manu- comprobar, puede ser que estemos ante un cam-
tención? Son cuestiones entre otras, necesarias de bio del sentido de la condición de lo juvenil, con
indagar y resolver. procesos que puede alargar en el tiempo esta
categoría o compactarla a situaciones especiales
La ruptura/transformación del proceso de reflexividad y como la permanencia en la escuela. En cualquier
planeación del futuro caso estaríamos frente a un replanteamiento de
Las pocas probabilidades de obtener una ocupa- los conceptos de juventud y de transición hacia
ción permanente y estable que tiene un gran sector la vida adulta, por lo que habría que repensar lo
de jóvenes hace que cada vez sea más difícil pen- juvenil en el contexto de una crisis económica que
sar en construir un proyecto a largo plazo, pues se puede transformar la hegemonía que hasta hace
corre el riesgo de sufrir una frustración continua poco tiene el empleo remunerado por un nuevo
por las limitaciones a su desarrollo, lo que implica contrato social que incidirá de manera directa en
vivir en un constante visión del presente sin las nuevas generaciones.
© Federico Gama.
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Las cuatro transformaciones históricas
© Federico Gama.
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35
© Federico Gama.
Jóvenes y datos.
Panorama de la desigualdad
Mónica Valdez*
*
Seminario de Investigación en Juventud de la unam.
1
Por ejemplo, como ya vimos, se consideraban homogéneas ciertas posiciones en el mundo laboral, pero hoy existen empleos de
asistentes del asistente, o de ayudante de mesero, o de auxiliar de vendedor (Fitoussi y Rosanvallon, 1997: 73-74).
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Mónica Valdez
© Federico Gama.
México se ha incrementado de manera sostenida; ni-ni, los que no estudian ni trabajan. En ese sen-
en 1990 el promedio de escolaridad era de tan sólo tido, 22 por ciento de la población joven afirma no
seis años, ahora es de más de 10 grados de estu- estudiar ni trabajar (Encuesta Nacional de la Juven-
dio (nivel medio superior). Sin embargo, a pesar tud, 2006): los hombres suman casi 1.5 millones,
de este logro para el país también existen resulta- pero las mujeres representan más de seis millones.
dos adversos que cuestionan la calidad educativa. Este fenómeno de vuelta al hogar de las mujeres
Pruebas internacionales como la del Program of jóvenes, porque simplemente se encuentran fuera
Internacional Student Assesment (pisa), auspicia- de otro ámbito institucional, tienen costos perso-
das por la Organización para la Cooperación y el nales y sociales. Los primeros quedan inscritos en
Desarrollo Económico (ocde), e incluso las prue- el escaso bagaje cultural que son capaces de repro-
bas aplicadas por el Instituto Nacional de Evalua- ducir, y por tanto ahondan las incertidumbres de la
ción Educativa, han demostrado que la capacidad desigualdad; el segundo costo está ligado a la capa-
de aprendizaje y síntesis de la información, o cidad de la sociedad por fortalecer su capital cultu-
manejo lógico en matemáticas y habilidades de ral, social y económico, pues el hecho de que más
lecto-escritura están muy por debajo de los están- de una tercera parte de la población juvenil feme-
dares internacionales, por lo que tenemos cober- nina quede expuesta a la televisión como único
tura pero sin impacto real en el aprendizaje de medio de comunicación e información, cuestiona
niños y jóvenes. gravemente las condiciones de las políticas sociales
Si a lo anterior se suma la cobertura real del para la inserción plena de las jóvenes.
sistema educativo, ello nos coloca en un escena- En este complejo escenario de inequidades, no
rio problemático, pues sólo dos jóvenes de cada faltan las voces y discursos que hablan sobre las
10 niños que ingresan al nivel básico lograrán “salidas fáciles” que los jóvenes encuentran en la
ingresar al nivel superior, y en éste los alcances delincuencia. Lo cierto es que los datos no hablan
de la deserción escolar representan más de 30 de sencillez, sino de un panorama de sobrevi-
por ciento de la población estudiantil. En conse- vencia. Los registros de 2008 permiten constatar
cuencia, la apuesta familiar por la educación para que, del total de presuntos delincuentes del fuero
lograr resarcir el daño de las crisis económicas federal, cuatro de cada diez tenían entre 18 y 29
no encontrará resultados alentadores, sobre todo años de edad, mismo dato para los sentenciados.
cuando más de la mitad de la población juvenil Es decir, 60 por ciento de los delincuentes son
ocupada se encuentra desempeñando actividades adultos. Sin embargo, los delitos del fuero federal
sin relación directa con su área de estudios. que más comenten los jóvenes tienen que ver con
No podemos dejar de lado la existencia de la narcóticos y el uso de armas de fuego; en el fuero
variable de género, y en especial para la revisión común, el delito más cometido por los jóvenes es
de algunos datos relativos a la llamada población el robo. Es decir, si bien no es posible ligar el dato
38
Jóvenes y datos
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39
© Federico Gama.
Jóvenes imaginados:
la disputa por la representación
(contra la esencialización)
Rossana Reguillo*
n el contexto de los cambios sociales representativas del problema que representa abor-
derivados de la llamada crisis de dar en el marco del colapso social la participación
la modernidad, que de manera sintética puede juvenil.
entenderse como el quiebre o desdibujamiento de
la institucionalidad y de los relatos que han dado La incorporación y su otro
cohesión y sentido al pacto social, la pregunta En primer término, resulta imposible soslayar las
por los jóvenes se vuelve cada vez más compleja evidencias de una exclusión mayúscula de (cier-
en la medida en que los acercamientos a la reali- tos) numerosos actores juveniles de los espacios
dad empírica demandan una “toma de posición” definidos como claves y sustantivos para el
frente a esa crisis, en el sentido de la necesidad ámbito de la reproducción social. Los índices de
–no siempre asumida– de construir una postura desempleo, la deserción escolar o la franca impo-
frente al conjunto de estructuras, representacio- sibilidad de acceder a los espacios formativos, el
nes, modos de interacción, entre otros elementos, endurecimiento de las políticas punitivas de los
que se encuentran en acelerada reconfiguración. gobiernos de un lado, y de otro la distribución de
El repliegue del Estado benefactor, la fuerza culpas a los jóvenes, a quienes se acusa de manera
creciente del mercado, la irrupción de los medios general de hedonismo, renuencia al compromiso,
de comunicación, el descrédito de las institucio- y falta de interés y de “banderas defendibles”, tien-
nes y actores tradicionales (partidos, iglesias, sin- de a configurar un pensamiento “normativo”, muy
dicatos), la globalización, la migración, la fuerza preocupado tanto por producir estrategias y res-
del narcotráfico y del crimen organizado, cons- puestas para contrarrestar la exclusión como por
tituyen no solamente un escenario sino un en- intervenir los imaginarios juveniles.
tramado complejo, sistémico, multidimensional, El núcleo de este pensamiento se articula a la
una dimensión constitutiva en la cual los jóvenes discusión en torno al quiebre de los espacios “tra-
–como categoría socialmente construida, situada, dicionales” de participación-inclusión juvenil: la
histórica y relacional– se configuran como actores escuela, el mundo del trabajo y la política formal.
sociales. El contexto, deviene así “texto” fuerte; y Sin desconocer que hasta “nuevo aviso” el tra-
no es posible eludir la relación entre inclusión y bajo y la escuela siguen siendo instituciones cen-
acción, juvenil y estructura (sistema) social. trales para la producción-reproducción de la vida
En la literatura especializada en torno a los social, y que la democracia electoral es una pla-
jóvenes se percibe hoy una tensión interpretativa. taforma importante para el impulso de la trans-
Sin pretender agotar la complejidad de esta ten- formación de nuestras sociedades, se percibe una
sión, lo que me parece clave para colocar la dis- tendencia a colocar estas tres dimensiones como
cusión alrededor de lo que se considera como “el un dato dado, desplazando todo el peso del análi-
problema de la inclusión juvenil” en el escenario de sis (o de la intervención) hacia lo que llamaré pro-
las sociedades contemporáneas, es el desencuen- visoriamente “la incorporación a cómo dé lugar”,
tro entre lo que llamaré “la postura instrumental” que termina por pactar con el modelo o proyecto
y la “postura desdramatizada”, como discusiones de sociedad que ha provocado la exclusión y la
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Profesora-investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales, iteso. Email: rossana@iteso.mx
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adhesión itinerante a causas y procesos sociales, como significante mucho más que como signifi-
se inscriben, al igual que otro conjunto de prácti- cado.
cas más “tradicionales”, en un contexto de acción “Yo, de lo que tengo miedo es de tener un
y en un universo simbólico; como he señalado en hijo”, me dice un joven piquetero de la Corriente
otra parte, una característica de las culturas juve- Clasista y Combativa, al alumbre de un mate que
niles es la de sus compromisos itinerantes y un espanta los fríos del invierno en su casita de car-
fuerte interés en participar más que en organiza- tón y al lado de su compañera con 20 años a cues-
ciones, en causas (Reguillo, 2002). Ello significa tas, una morocha hermosa y elocuente.
que ninguna práctica está “fuera de lo social”, lo “Yo, de lo que tengo miedo es de que la policía
que en términos de análisis debiera traducirse en me ponga una retroputiza una noche en el barrio”,
la capacidad del analista de ubicar el conjunto de me dice un joven grafitero que se acerca a los 20,
expresiones, procesos, acciones, objetos que estu- una tarde en que todos gozamos del concierto de
dia, en el entramado de las gramáticas que los rock en la ciudad de México.
hacen posibles o los obstaculizan. “Yo, de lo que tengo miedo es del desamor”,
En tal sentido, considerar que las expresiones me confiesa la universitaria de 22, enfundada en
juveniles pueden sustraerse al análisis sociopolí- sus jeans y lista para el siguiente reventón, con-
tico de la sociedad en que se inscriben es asumir, dones incluidos.
de un lado, una posición de exterioridad (jóvenes El “sujeto feliz” se desvanece en el aire y sólo
más allá de lo social) y, de otro, una comprensión puedo retener la incertidumbre sorda que habita
bastante estrecha de lo político (reducido a sus a estos jóvenes que al tomar posición, participan,
dimensiones formales, más bien “la política”). comunican el agotamiento de un proyecto y de un
La desdramatización de las expresiones juve- modelo cuya profundidad no puede ser captada
niles –a las que llamaré de aquí en adelante perfor- negando el polemós, lo político, el antagonismo y
matividad juvenil– provoca una sobreatención de las el conflicto, como bien señala Mouffe (1999: 14).
dimensiones tribales: códigos, emblemas, valores La performatividad es una clave de lectura funda-
y representaciones que cohesionan al grupo, en mental, pero ello no significa, no puede significar
detrimento de las dimensiones institucionales eludir el drama en que estos “nómadas” constru-
y del papel del mercado como rearticulador de yen cotidianamente, cuesta arriba, sus opciones.
los sentidos de pertenencia y ciudadanía (García Proyectar nuestras propias fascinaciones sobre un
Canclini, 1995), y generarían especialmente una nomadismo romantizado, un tribalismo radical (el
invisibilidad analítica de lo que Chantal Mouffe nosotros ensimismado), atribuirle a los jóvenes el
(1999) ha denominado “los antagonismos políti- deseo libre, el gozo momentáneo e inconsciente,
cos”, el conflicto. Al clausurar la dimensión del puede fortalecer un “mundo múltiple de mosai-
conflicto, las perspectivas “desdramatizadoras” cos, de fragmentos aislados y autoreferenciales “y,
se colocan en el mismo plano que las posturas peor aún, un mundo en el que ‘el esencialismo y
instrumentales, al negar a los jóvenes -por vías el endurecimiento de las fronteras’ entre los gru-
diferentes- capacidad de agencia y al colocarlos pos obstaculizan la permeabilidad y la contami-
ya no en la posición de aceptación-negociación nación mutua, y facilitan el separatismo al crear
implícita o explícita con el sistema, sino en una mundos encerrados en sí mismos” como apunta
posición más vulnerable aún: la exterioridad, por Ardite (2000). Desde otra perspectiva, he venido
muy gozosa que ella pudiera resultar, quizás más sosteniendo los riesgos implicados en la frag-
para el analista que para los propios jóvenes. mentación creciente de las identidades juveniles
Las canciones, el no a la política, el (aparente) (Roffo, 2000).
desentendimiento del mundo, el instante que se
fuga, el uso del cuerpo, no pueden dejar de expre- ¿Falsos dilemas?
sar performativamente una posición sobre la socie- Con la agudeza que lo caracteriza, Zygmunt Bau-
dad en que se vive. La cultura anarco-punk, la rave man ha señalado que “apartar la culpa de las ins-
o electrónica, la gótica y sus constantes réplicas, tituciones y ponerla en la inadecuación del yo,
expresan de otra manera el mismo malestar que ayuda o bien a desactivar la ira potencialmente
los movimientos juveniles anti-globalización: perturbadora o bien a refundirla en las pasiones
una crítica sorda, un malestar que se disfraza de de la autocensura y el desprecio de uno mismo, o
ironía, una angustia afásica travestida de gozo. incluso a recanalizarla hacia la violencia y la tor-
En este momento estoy re-mapeando la produc- tura contra el propio cuerpo” (Bauman, 2001: 6).
ción de grafiti en varias ciudades de la región Las dos posturas que he tratado de esbozar
y puedo sostener que éste ha ido “perdiendo” como ejemplo de las tensiones analíticas en el
espesor comunicativo y se ha fortalecido en sus campo de estudios de la juventud se intersectan
dimensiones irruptivas y cifradas. Cuando hablo en lo que Bauman denomina la “inadecuación del
metafóricamente de la afasia en algunas expresio- yo”, es decir, la insuficiencia biográfica, la narra-
nes juveniles, no me refiero a una “pérdida” del tiva precarizada de la propia vida, la sensación de
lenguaje, sino a un silencio voluntario que actúa ser culpable de algo inaprensible.
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Por distintas vías se dibuja un actor juvenil lación es una lucha continua por resituar prácticas
“inadecuado”, herencia quizá de las teorías metro- dentro de un campo de fuerzas cambiante, por
politanas de la desviación social. Desde el lado redefinir las posibilidades de vida redefiniendo
instrumental se enfatiza en lo que Beck llamaría el campo de relaciones –el contexto– dentro del
“la solución biográfica a las contradicciones sisté- cual se localiza una práctica”.
micas” (Beck, 1998), el deslizamiento hacia la res- Si se acepta que “lo joven” es una construc-
puesta y la responsabilidad individual. Del lado ción social vinculada a ese contexto del que habla
desdramatizado se enfatiza en el derecho a no Grossberg y que líneas arriba llamé “texto fuerte”,
saber, a la inconciencia –también individual– que se habrá avanzado, me parece, en la desenciali-
autoriza un placer sin consecuencias. zación del concepto “juventud” y se habrá dado
El joven imaginado –en el sentido dado a esta espacio analítico al conjunto de fuerzas que ope-
expresión por Benedict Anderrson (1983)– por el ran y luchan en ese contexto para “redefinir las
pensamiento que lo piensa se ve atrapado así en posibilidades”. En este sentido, tal vez podríamos
una disyuntiva entre una inclusión que no admite acordar, sin demasiadas complicaciones, que el
negociación ni resistencia o una exterioridad que objeto en disputa es el “cuerpo joven”, y que ade-
se resiste a reconocer su capacidad de agencia y más del mercado y del Estado, las ciencias socia-
a leer los signos de su crítica. Como en los efec- les, las humanidades y sus practicantes estarían
tos diversos de las drogas, en un caso se trata de operando como “fuerzas cambiantes” que luchan
agudizar la “responsabilidad” biográfica del joven, para rearticular el significado de “ser joven”.
y en el otro de silenciar o atenuar esta responsa- Así, tendríamos en este falso dilema una rear-
bilidad. Pero me parece que al tornar invisible “el ticulación de corte más tradicional que maxi-
proyecto” se abren las puertas para instalar en la miza el valor productivo del cuerpo joven como
discusión un falso dilema: el de la representación clave de la inclusión/participación, y de otro lado
legítima (unívoca) de lo que significa “ser joven”. una rearticulación, que se asume posmoderna,
“Ser joven” no es un descriptor universal ni que estaría maximizando el goce como clave para
homogéneo, tampoco un dato dado que se agota redefinir al cuerpo joven y a sus portadores. Nada
en la acumulación biológica de años. “Ser joven” nuevo bajo el sol, trabajo y placer como categorías
es fundamentalmente una clasificación social y escindidas en la definición de lo humano. Cada
como toda clasificación supone el establecimiento una apostando a su definición unívoca, a su inter-
de un sistema (complejo) de diferencias. La articu- pretación correcta.
lación de esas diferencias es lo que otorga carac- Pero quizá lo sustantivo en este momento de
terísticas precisas, contenidos, límites y sentido rearticulaciones –he intentado ofrecer un balance
al continente “ser joven”. Y vale la pena quizás, de las articulaciones dominantes en torno al “ser
recordar lo que significa “articulación”: se trata, joven” a partir de 1950, y de manera especial a
señala Grossberg (1992; Anderson, 1983) de la partir de la revolución mundial del 68, en Regui-
“construcción de un conjunto de relaciones a par- llo (2001)– no estaría centrado tanto en la genera-
tir de otra; muchas veces supone desarticular unas ción de pensamiento en torno a los jóvenes, sino
relaciones con el fin de rearticular otras. La articu- precisamente en dos fuerzas que las más de las
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veces logran pasar inadvertidas por su capacidad brecha entre las ofertas (infinitas) y las posibili-
de desplazar hacia la “inadecuación del yo”, la dades reales de acceso y elección para millones de
factura del quiebre social que enfrentamos. Me jóvenes en la región.
refiero al Estado y al mercado. Con Foucault sabemos que el significado más
En el caso de América Latina, cuya pobla- acabado de disciplina es el de la optimización
ción menor de 24 años representa alrededor de de las capacidades del cuerpo en función de un
30 por ciento, la pregunta fundamental, creo, proyecto, y seguimos aquí trabajando a favor
es cuál es la “articulación” que ha producido el de cuerpo joven más disciplinado en aras de un
Estado, en los años del aceleramiento de la cri- Estado cada vez más débil en el ámbito de la legi-
sis, a la clasificación “ser joven”. Se habla con bas- timidad –pero no en el ámbito del control–, que
tante tranquilidad del “bono demográfico” de la pretende salvarse a sí mismo escapando de su res-
región, expresión que siempre consigue ponerme ponsabilidad como garante de la sociabilidad la
nerviosa en tanto indica que los jóvenes son sociedad estructurándose.
considerados como una especie de “premio extra”, Por su parte, travestido de gozo y de incon-
cuya fuerza está disponible para los momen- ciencia feliz, el mercado avanza, arrasando a
tos de mayor oscuridad productiva. Lo que su paso los más elementales sentidos de sociabi-
resulta paradójico es que esta conceptualización lidad –la sociedad haciéndose–, escondido en la
no logre expresarse en las políticas cotidianas y fascinante, y poderosa, sensación de indepen-
lo que sea posible de retener en el transcurso de dencia que los consumidores de estilos y de looks
los tres últimos lustros sea la contradicción más creen conquistar con su performatividad alterna-
flagrante entre los cuerpos jóvenes como “bono” tiva, dura, “mala”. Circuitos underground, piratería,
y esos cuerpos como enemigos o, peor aún, como resistencia pasiva o desentendimiento del mundo
cuerpos prescindibles. La retórica de la inclusión que sucede, nada ni nadie está a salvo del control
sigue elevando a eslogan publicitario “su amor panóptico de un mercado que ha descubierto en
por los jóvenes”, que puede resumirse en “jóvenes el “bono demográfico” un espacio inagotable de
más educados para mejores trabajos”, mas por la opciones: manantial de la juventud, eterna fuente
vía de los hechos avanza el cierre de espacios y para perpetuarse en el giro que se presume des-
–de manera más preocupante– el aumento de la dramatizado. El nómada feliz, y a veces enojado,
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de las narrativas que hacemos venir para pensar múltiples repercusiones no cesan de expandirse
que todavía es posible mantenerse al margen. y desplegarse a través de sistemas y subsistemas
La cuestión de fondo se sitúa más allá de la enteros”.
disputa por la representación legítima de lo que “Ser joven” no es “estar joven”. Ser joven alude
hoy significa e implica ser joven. a complejos procesos de construcción sociohis-
Territorio fértil para desplazar los miedos y tórica, a sistemas de clasificación. Por tanto, “ser
las esperanzas de la sociedad, las culturas juve- joven” no puede agotarse ni ser contenido en
niles, los jóvenes, se han convertido en receptá- la univocidad de una interpretación. El desafío
culo y contenedor de la impotencia social frente estriba en atender los procesos que modelan y
al avance inexorable de un modelo debilitado por modulan la condición juvenil para reconocer lo
un cuestionamiento creciente, a veces ruidoso, a que tienen de común –de cara a los proceso de
veces silencioso. globalización–, y lo que tienen de especificidad
Pensar a los jóvenes en el contexto del “texto -de cara a la densidad de las memorias y culturas
fuerte” desafía las facultades del lenguaje; ni locales-. Así, a finales del siglo xx los jóvenes ame-
héroes alternativos ni soldados, los jóvenes narran, ricanos se volvieron visibles en el espacio público
todavía, el declive de una sociedad a la manera de como “identidades problemáticas”: pibes chorros
Mathieu Kassovitz, director de La haine (El odio), (jóvenes ladrones de las villas miseria de la Argen-
quien hace decir a uno de los protagonistas, en tina), bandas (agrupaciones juveniles de los barrios
tono de burla frente una sociedad que se precipita marginales en México, Estados Unidos y Centro-
hacia abajo y ante la caída sólo puede acotar, que américa), sicarios (jóvenes al servicio del narcotrá-
“hasta aquí todo va bien”, anticipando “juguetona- fico en Colombia) y de manera más reciente las
mente” –lo que no significa sin dolor ni miedo– el maras (pandillas centroamericanas conocidas por
colapso final. Romper el estribillo de “Jusqu’ ici à tout su extrema violencia y crueldad). La irrupción de
va bien” del suicida que se lanza al vacío desde un la categoría “jóvenes” (y las narrativas dominan-
rascacielos –y sabe que inexorablemente se estre- tes sobre ellos), se produce en el marco de la cri-
llará contra el piso– es quizá el desafío por venir. sis estructural por la que atraviesa la región, lo
No todo va bien, y llegados a esta orilla de que no es gratuito, ni espontáneo. Las repercu-
la historia quizá valga la pena echar mano de siones del pensamiento que piensa a los jóvenes
la idea de Rosenau (1990) acerca de las cascadas, se despliegan y se expanden en un mundo cada
como “secuencias de acciones en un mundo mul- vez más agotado y más perplejo, que se resiste a
ticéntrico que de pronto ganan fuerza e impulso, asumir que quizás, pese a sí mismos, los jóvenes
pierden velocidad, se detienen, revierten su curso operan como signos de lo político y, a veces, de
o vuelven a suceder nuevamente mientras sus la política.
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Juventud rural:
entre la tradición y la ruptura
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Doctora en ciencias sociales. Investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit. Email: lpacheco_1@yahoo.com
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produjo mayores rangos de salarización temporal con mayores ventajas en la búsqueda de oportu-
de los pobladores agrícolas y creó nuevas formas nidades de empleo en medios no urbanos, mas no
de inserción de la mano de obra campesina a los para desarrollar sus potencialidades en el campo.
esquemas globales, donde el trabajo se organiza a
partir de las agroindustrias como agentes centra- Ámbito del trabajo y uso de tecnología
les de la economía rural. Juventud rural y trabajo. Al trabajo se le ha asignado
la función de construcción de significados para los
La ruptura individuos y los grupos. En los estudios socioló-
Generalmente se está de acuerdo en que incluso gicos, la ocupación, el lugar en el trabajo, definirá
en las zonas más empobrecidas los pobladores identidades. Se convertirá en la variable indepen-
rurales, y en especial los jóvenes, tienen caracte- diente para elaborar opiniones, comportamien-
rísticas socioculturales y demográficas diferentes tos, tendencias religiosas, participación política,
a sus progenitores; características que no siempre preferencias electorales, formas de consumo, esti-
se convierten en ventajas respecto de las genera- los de disfrute de tiempo libre, prácticas cultura-
ciones anteriores. Entre ellas se cuentan mayores les, subjetividades, etc. El trabajo se ha convertido
grados de escolaridad, cambios en la estructura en la forma ética de ser adulto, de estar integrado
familiar, acceso a medios de comunicación y sen- a la sociedad. Es un fin en sí mismo, dado que es
tido de pertenencia a una sociedad más allá del la expresión del ser productivo.
lugar de la sociabilidad. Este conjunto de carac- El trabajo, como un fin social, otorga identi-
terísticas habían sido asociadas a lo urbano, pero dad a los varones. Por extensión, el trabajo otorga
hoy se encuentran en lo rural, aunque la forma identidad a las esposas, hijas y madres de los varo-
como se apropian y viven esas características se nes trabajadores. En la juventud rural se observa
realiza a partir de un proceso diferente de sub- un contacto más temprano de los jóvenes varones
jetivación respecto de los jóvenes urbanos. El eje con el mundo del trabajo. La edad de entrada al tra-
de subjetivación en lo rural es la relación con los bajo es menor en las economías campesinas y de
ciclos de la naturaleza. organización comunitaria, y mayor en contextos
Los cambios en los jóvenes rurales pueden de economías agrarias capitalistas. El proceso es
agruparse en tres ámbitos: el personal-familiar, el diferencial para varones y para mujeres. Mientras
del trabajo y uso de tecnología, y el ámbito de la las economías rurales tienen mayores posibilida-
socialización. des de emplear a los varones en tareas rutinarias
y no calificadas; sin embargo, las mujeres se ven
Ámbito personal-familiar excluidas de los procesos agrícolas tradicionales
Los cambios en la familia se refieren a menor número y por ello se ha observado una fuerte emigración
de hijos por familia y a los roles que cumplen los (de jóvenes rurales mujeres) a localidades urba-
diversos miembros. La mayoría de los jóvenes rura- nas, donde pueden insertarse en los mercados
les tiene menos hermanos comparado con la gene- laborales, en especial en el trabajo doméstico.
ración anterior, una mayor esperanza de vida y, Sin embargo, el proceso de instalación de for-
potencialmente, mejores oportunidades de edu- mas fabriles en el campo agrícola ha descubierto
cación. Al mismo tiempo, para gran número de a las mujeres jóvenes como mano de obra barata,
ellos se han cancelado las posibilidades de here- cuya flexibilidad les permite insertarse en esque-
dar la tierra y otros recursos del campo, por lo que mas de maquilación dentro del campo. La des-
el empleo deberán buscarlo como jornaleros agrí- ocupación de las jóvenes rurales no las convierte
colas o emigrar a otras zonas agrícolas o urbanas en desempleadas, sino que las devuelve al ámbito
(Durston, 1997). Estas posibilidades se presentan de los quehaceres del hogar.
de manera diferenciada para pobladores hombres Cada vez más disminuye la importancia de la
y para las mujeres. Para estas últimas el mayor posesión de la tierra como factor definitorio de
control familiar impide la posibilidad de empleo, relaciones laborales en el campo. Por tanto, las
debido a los requerimientos de trabajo intensivo antiguas clases del mundo rural, estructuradas
por parte de las agroindustrias, por lo que las a partir de la tenencia de la tierra, han perdido
mujeres jóvenes tienen mayores posibilidades de posibilidad de direccionar los procesos de produc-
realizar trabajos vinculados a las actividades agrí- ción en el campo y, por consiguiente, han perdido
colas tradicionales y a nuevos empleos no vincu- posibilidad de control de las relaciones sociales.
lados con la agricultura. Actualmente el campo latinoamericano es el
El aumento de los niveles de educación de los jóvenes lugar donde convergen formas diversas de trabajo
rurales es resultado de la expansión de los servi- y de organización laboral. Además de la presencia
cios educativos en el territorio nacional. Se regis- de las agroindustrias, las unidades campesinas
tra un aumento del número de años cursados en tienen al menos las siguientes características: 1)
educación formal en comparación con la genera- sistemas de producción agropecuarios con baja
ción anterior. El mayor número de años cursados utilización de insumos y tecnología, 2) diversifi-
puede preparar a los pobladores para presentarse cación de las actividades económicas, vinculadas
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De los gruperos a los chalinillos,
o cuando el narco toca a la puerta
de las culturas juveniles
Antonio A. Guerrero*
n este artículo se hace referencia a una ner en ello. Simplemente retomo la experiencia
de las culturas juveniles gruperas acumulada para hablar sobre un tipo particular
emergentes, la de los chalinillos, para lo cual se de jóvenes gruperos: los chalinillos, muchachos de
puntualizan en primer lugar algunos aspectos de la los que tuve conocimiento en Tepic, Nayarit, hace
cultura grupera, para luego dar una semblanza de siete años. A mis notas de campo le he agregado
los chalinillos. En la segunda parte se da cuenta del la revisión de varias páginas en internet.
debate entre vaqueros clásicos y chalinillos mediante Tal como he señalado en otro lugar (Castro y
la revisión de algunos chats. Por último se hacen Guerrero 1997; Guerrero, 1999), el de los gruperos
algunas reflexiones sobre los jóvenes, la cultura del es uno de los estilos juveniles más importantes,
narcotráfico, y el uso de internet entre aquéllos. por su magnitud y presencia en buena parte del
país, principalmente en el norte. Los gruperos
Lo grupero como parte son eclécticos, resultado de su constante ir y venir
de las culturas juveniles entre países y regiones, entre lo rural y lo urbano.
En nuestro país existe desde hace décadas una Los gruperos combinan en su música géneros tan
rica tradición en materia de estudios sobre cultu- disímbolos como la música de banda, la cumbia
ras juveniles: rockeros, cholos, chavos banda, ska- colombiana, el corrido norteño, el pasito duran-
tos, góticos, darketos, grafiteros; en general, dichas guense y la balada romántica, entre otros; y su
culturas juveniles tienen un perfil contestatario, vestimenta, que de entrada es vaquera, incorpora
rebelde, vinculado al mundo del rock (no es el libremente variantes: ropa holgada, ombligueras,
caso de los cholos) y además urbano. playeras, cachuchas, coletas, colguijes tipo rasta,
Autores como Francisco Gomezjara, Fernando tatuajes, crucifijos, cadenas, hebillas con símbo-
Villafuerte, José Manuel Valenzuela, Rossana los rockeros, etcétera.
Reguillo, Rogelio Marcial, Maritza Urteaga, Car- En el entorno de las culturas juveniles, los gru-
los Mario Perea, Carles Feixa, y José Antonio peros no son rebeldes y contestatarios, ni se plan-
Pérez Islas (el gran promotor y articulador de los tean la ruptura generacional, aunque tampoco son
estudios juveniles en México), entre otros, han integrados o tradicionalistas, como lo muestra su
abordado (o promovido el estudio de) las culturas fuerte apego al alcohol (y en un sector de ellos, a
juveniles desde una perspectiva crítica y multidis- las drogas); manifiestan una sexualidad más libre
ciplinaria. que la de sus padres, una temprana autonomía
Los estudios reconocen el papel activo de los económica de éstos, incluso superior a la de los
jóvenes y han dado particular importancia a los rockeros (Guerrero 2004) y una escasa vinculación
elementos simbólicos y de consumo que dan sen- con la escuela. Son chicas y chicos trabajadores,
tido e identidad a sus culturas o estilos juveniles: que gustan socializar con sus compañeros de
la música, el lenguaje, la vestimenta, los acceso- edad, para lo cual acuden a antros, bailes popula-
rios, el tatuaje, los fanzines, los grafitis o placazos, res, plazas públicas y rodeos, donde el baile es un
además de que también se han estudiado sus for- elemento fundamental de identidad.
mas de organización, ya sea en bandas y pandillas, Pero no todo es vida y dulzura en lo grupero,
o en instancias de socialización institucionales pues –como bien se ha documentado– el mundo
(la escuela, por ejemplo) o más difusas como los del narcotráfico se mueve en sus aguas, como
antros. Adicionalmente se han abordado temas ocurre también en el caso de la música vallenata y
relacionados, como la violencia, la drogadicción, la cumbia, música preferida de los jóvenes regio-
el empleo, el tiempo libre, la familia y la política. colombianos o cholombianos, como ha escrito para
Maritza Urteaga (2007) ha sintetizado muy bien el caso de Monterrey el periodista Lorenzo Enci-
estos esfuerzos. nas, entre otros.
Esa perspectiva de análisis se retoma aquí, Así como el rock ha dado cuenta del consumo
mas por motivos de espacio no me voy a dete- y los consumidores de drogas, lo grupero ofrece
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inegi. Email: aaguerrer@hotmail.com
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hombres que cuando pierdo no lloro”), de la vida Los chalinillos son parranderos y desmadrosos, y
como riesgo (“A lo que yo me dedico traigo cer- muchas veces andan chuecos. Viven la vida loca a
quita la muerte”), de los valientes que no huyen su modo. Mafioso83 lo señala claramente, para-
a las afrentas. Una de sus canciones más famosas fraseando a los rockeros: “puro sexo, drogas y rock
era el “Nocturno a Rosario”, del poeta decimonó- & rol! No es cierto: nomás sexo, coronas y puros
nico Manuel Acuña. También fueron famosas el corridos pesados! Ja ja já”(www.chalino.com/
himno de los chalinillos: “Las nieves de enero” (“Ha foros).
llegado el momento, chatita del alma, de hablar Los chalinillos están por fuera de las institucio-
sin mentiras…”) y “El pávido návido”. nes: no van a la escuela, se mueven entre el tra-
Los chalinillos se reúnen en los antros a tomar bajo formal e informal, se apegan a la familia pero
cerveza y bailar, son vaqueros que usan cadenas la tienen dividida por la migración. Siguiendo
ostentosas y anillo de oro (si pueden), su lenguaje una clasificación propuesta por Rossana Regui-
es áspero y machista, reivindican el terruño y el llo (2000), no son alternativos o disidentes, pero
origen rural, hablan con afecto de su familia y tie- tampoco parecen estar integrados, pues se mue-
nen fuerte apego a los amigos y a cantantes en la ven por fuera de las instituciones y en la frontera
línea de Chalino, como su hijo Adán Chalino Sán- de la legalidad y la ilegalidad.
chez (también ya fallecido, en accidente de trán- En su acepción más conocida chalinillo es un
sito), el As de la Sierra, Jessie Morales, El Original vaquero ligado a las drogas, si bien no todo cha-
de la Sierra, Jorge Morales, El Jilguero; Saúl Viera, lino gusta de ellas; también hay que señalar otros
El Gavilancillo, ya fallecido, e incluso Valentín Eli- significados: el chalinillo como referencia estigma-
zalde (para variar, ya fallecido). Este aspecto es tizadora hacia el vaquero sinaloense migrante,
importante, pues a diferencia de la mayoría de aunque más ampliamente pudiera decirse que
los gruperos, prefieren al cantante solitario que al es un joven del noroeste del país y el suroreste
grupo. de Estados Unidos; también se entiende como
A los chalinillos les gusta la ropa vaquera, pero vaquero pocho y acholado, aunque entre el cholo y
de gala, lo que los distingue del resto de vaque- el chalinillo en realidad hay distancias culturales
ros, que sólo la usan en momentos especiales. pero no siempre, pues El Jilguero, cantante chalini-
Algunos andan rapados como Lupillo Rivera y llo por excelencia, incluye en su repertorio oldies
acostumbran usar crucifijos que acompañan su cholas); o el chalinillo como vaquero norteño ya
camisa vaquera de seda. urbanizado.
La camioneta, o troca es un elemento impor- Igualmente se autodenominan chalinillos aque-
tante en su vida. Tiene que ser de buena marca, llos chicos y chicas que simplemente participan
con vidrios polarizados, rines ostentosos y lista en chats, aunque su vestimenta no sea vaquera, ni
para correr. Con la camioneta dan arrancones, estén vinculados al mundo de la ilegalidad: única-
vueltas eternas por el barrio o el pueblo, pistean, mente forman parte de una comunidad virtual en
pasean con los compas o con la morra, o sustitu- la que buscan divertirse, sobreactuando su papel
yen el motel. de rudos.
© Federico Gama.
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Antonio A. Guerrero
En este último caso, se trata de jóvenes ya no se ve ni madres pa’ dentro, es casi casi como la
urbanizados que forman parte del circuito de la de un negro rapero.
migración (al igual que sus padres y paisanos), Estos gueyes le ponen a las trocas calcomanías
hacen vida en grupo, comparten intereses –ligar, con el nombre del pueblito del papá: “Santa María
pasar el rato, hablar de trocas o de accesorios, del Oro, Durango”, “Parral la capital del mundo” “El
etcétera–, gustos musicales, y tienen como lugar Sauzal”, “Zacatecas”, pendejadas así y por supuesto
de encuentro los chats (www.chalino.com) o los no puede faltar el rosario de madera colgado en el
espacios gruperos de socialización y recreación. retrovisor de la ranflota, o las calcas de caballos,
Así, en un sitio grupero se afirma que “Un cha- toros, herraduras, etcétera.
lino es un ranchero (...) no necesariamente porque Por supuesto en su vida se han subido a un mal-
viva en un rancho, sino porque tratan de emular dito caballo, era muy peligroso y la “mom” no los
el estilo, la moda y el outfit de la gente oriunda del dejaba cuando iban pal’ rancho con “el tío Many”
campo. Este universo comprende: vestir de botas que por cierto hace la mejor sopa de tortilla del
y sombrero, traer troca, usar grandes cadenas de rancho, eso dicen, ya que están acostumbrados a
oro, escuchar narcocorridos, hablar cantadito y tragar pura Maruchan.
tener como aspiración en la vida ser narco”. Los chalinillos son seudo vaqueros. Si algún día
se llegan a topar con uno de ellos pregúntenle ¿dis-
Vaqueros contra chalinillos culpa, alguna vez has estado cerca de un animal
Nunca ha sido fácil para las culturas juveniles de campo que no sea en el circo? Cuestiónenlos
ganarse un lugar en el espacio público, como lo con preguntas obvias para un vaquero, pregúntenle
muestran los recientes ataques y amagues que a qué hora se levantan los hijos de la chingada, si
recibieron los emos en varias ciudades del país, o alguna vez han agarrado la pinche pala y recogido
como antes lo vivieron los punks o los góticos, por kilos y kilos de mierda, acarrearla en una carretilla,
no hablar de la irrupción de los rockeros. En todos llenarse las botas de estiércol, si se han quedado a
los casos, los principales enemigos de los jóve- dormir en el campo a la luz de la luna entre coyotes
nes que adoptan una cultura o estilo juvenil son de verdad, no como los que cruzaron a sus padres
otros jóvenes, aunque en el terreno de la opinión y familiares, que si en verdad usan el sombrero de
pública sean los periodistas quienes emiten el jui- diario para cubrirse de los rayos del sol o sólo lo
cio inquisidor contra los revoltosos, los rayado- usan para aparentar que son muy chingones […]
res, los rebeldes sin causa, los nacos, o los narquillos,
según sea el caso. Por su parte, los chalinillos no se quedan atrás y
Los chalinillos no son la excepción, y sus princi- le responden airadamente al Vaquero Afamado:
pales críticos son los muchachos que tienen refe-
rentes comunes, como lo fueron los darketos con Seguramente un rancherote de verdad no estaría
los emos; en este caso, los vaqueros y gruperos son perdiendo su tiempo haciendo estas chingaderas,
los primeros que buscan descalificar y etiquetar a criticando a los demás, porque un ranchero es noble
los chalinillos. y respeta a todo mundo, y tú estás criticando en
Un ejemplo claro lo proporciona el Vaquero vez de estar dándole pastura a las vacas o capando
Afamado, que desde su sitio en internet (laca- marranos, lazando toros, yo qué sé. No seré tan
cadechango.worldpress.com) trata de describir vaquero pero mi familia lo es y eso no me va a
a los chalinillos y termina haciendo juicios contra impedir vestirme como de donde vengo, como mis
ellos: raíces pendejo, y no me vayas a salir con que a poco
un ranchero no puede usar la computadora, wey, si
Los chalinillos […] se visten con traje vaquero de fueras vaquerote de a madre no creo que estuvie-
marcas de reconocido diseñador […] Estos tipitos ras aquí diciendo todas esas porquerías de la gente,
suelen ser muy sentimentales, suelen sentir que wey, eh, no todos tenemos que ser igual que tú […]
todos son hermanos del rancho “u know ése?”… Comentario de David Serrano, febrero 6, 2009.
[traen] su cabeza afeitada y sombrero de fieltro
ladiado (un ladiado muy peculiar), no es un som- Y luego viene la respuesta de un defensor del
brero cualquiera, es una tejana de fieltro costosa, Vaquero Afamado: “Va uno al baile y ve puros pin-
muy bonita. Sus botas son de igual manera que en ches pendejitos de estos. Ah, y en tiempo de frío
los narquitos, de pieles exóticas pero sin punta, con no les faltan las gabardinas negras de piel, ¡como
horma normal […] Cargan accesorios de un costo si se creyeran que están en la pinche Ranchero-
más alto [del normal en los vaqueros], celulares Matrix! ¡El sabado y domingo, a madres la musica
costosos, joyería discreta pero cara, cadenas, ani- duranguense, creyéndose cabezas de cárteles y la
llos, etcétera. chingada, y el lunes a chingarle a lavar trastes
Otra de las características de estos pendejetes al Burger King!” (comentario de Lalo, febrero 21,
es su ranflota, su papá les compró una Navigator 2009).
del año, le pusieron sus rinesotes de 24” con spiners Por su parte, el sitio chalino.com muestra otra
dorados y un sonido tremendo, polarizado del que realidad: la de los chalinillos que comparten un
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De los gruperos a los chalinillos
© Federico Gama.
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Antonio A. Guerrero
espacio virtual, a veces para intercambiar infor- música como elemento aglutinador; el lenguaje
mación sobre solistas y grupos musicales de la tan básico (con enormes faltas de ortografía, hay
línea Chalino, o grupera en general, pero también que decirlo) y prosaico de las muchachas y los
platican y se dan tips sobre carros, películas, o muchachos, muchas de las veces agresivo, de ata-
programas de televisión, o colocan para conside- que; la combinación del español con el inglés, lo
ración de los demás un poema, o alguna idea que que muestra que estas comunidades se mueven
va desde el romanticismo más ramplón hasta el entre Estados Unidos y México; la descalificación
ataque verbal a alguien, o simplemente a la enun- del otro por aspectos como la vestimenta, el lugar
ciación de algunas “loqueras” de la vida diaria. de origen territorial y étnico, la marca y el año del
Ahí también se observan interesantes debates auto o la troca, o la preferencia por alguno de los
entre regiones (michoacanos contra sinaloenses, géneros gruperos. Ahora sí que la música grupera
por ejemplo), donde se discute quién es más perrón ha tenido la cualidad de unir regiones y gustos,
para esto o lo otro, quién tiene más dinero, o se pero las comunidades virtuales muestran cómo
descalifica al otro con adjetivos como “indio”, también entre los jóvenes hay una necesidad de
“marica”, etcétera. desmarcarse de los otros, de priorizar la diferen-
ciación sobre la identidad.
Observaciones finales En estos debates hay libertad de pensamiento,
Llama la atención que las culturas juveniles grupe- ahora sí que alguien tira la piedra y se aguanta
ras se articulan no sólo mediante la comunicación con la respuesta, de manera que más allá de la
interpersonal, como la que se da en antros y bai- jugarreta o el encono verbal, hay democracia en
les populares, sino también mediante los medios las comunidades virtuales.
de comunicación (canales de radio, programas de Y también hay anonimato, pues cada quien
televisión, revistas) y a través de la creación de puede nombrarse de la manera que quiera y ello le
comunidades virtuales. Tal vez cuando se habla permite borrar algunas mediaciones que impone
de rockeros esto no sorprenda para nada, pero sí el lenguaje formal, pues el destinatario anónimo
llama la atención que en los jóvenes gruperos los no tiene ataduras y puede entonces escribir con
chats, blogs y páginas en internet también mues- sinceridad, o incluso jugar a que es un rudo.
tran esta realidad, que deberá estudiarse con Otro aspecto al que invita a profundizar el
mayor detenimiento. tema de los chalinos es el del atractivo del narco-
De entrada sorprenden algunos aspectos tráfico. Diverso trabajos muestran cómo éste es
de estas comunidades virtuales: el papel de la resultado tanto de factores de exclusión –la falta
66
De los gruperos a los chalinillos
Bibliografía
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www.aquisuena.com www.lacacadechango.wordpress.com
www.chalino.com http://narco-cultura.blogspot.com
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© Federico Gama.
Investigación social sobre juventud
en el sureste de México
Angélica Aremy Evangelista García*, Rolando Tinoco Ojanguren* y Esperanza Tuñón Pablos*
*
El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
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Angélica Evangelista, Rolando Tinoco y Esperanza Tuñón
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Investigación social sobre juventud
1
Se trata de enfoques sociológicos que muestran la existencia de una multiplicidad de trayectorias vitales en situaciones sociocul-
turales particulares; en clara contraposición a las perspectivas sociodemográficas clásicas interesadas en estudiar el inicio sexual
como un evento en sí mismo (ocurrencia, calendario, intensidad) (Mora y Oliveira, 2009).
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Angélica Evangelista, Rolando Tinoco y Esperanza Tuñón
Otros estudios permitieron evaluar los cam- que muestran l@s adolescentes para, por un lado,
bios en las trayectorias de vida que enfrentan las identificarse y reconocerse como sujetos de deseo
y los jóvenes ante el embarazo, así como la mayor y, por otro, para armonizar y cumplir con el man-
o menor vulnerabilidad genérica en que se colo- dato de las normas hegemónicas de género asig-
can unas y otros a raíz de la resolución dada ante nadas y asumidas (Tuñón y Ortega, 2003).
un eventual embarazo. Al respecto, existen claros Los jóvenes varones desarrollan rituales de
comportamientos diferenciados para cada uno de iniciación sexual socialmente organizados, tanto
los géneros que se traducen en prácticas y análi- por la presión social que ejercen los pares y deter-
sis específicos acerca del inicio de la vida sexual minados miembros de la familia (padres y her-
activa, la experiencia de embarazo, la asunción manos mayores) como por los propios procesos
de maternidad-paternidad y la conformación de estructurales y personales implicados en el desa-
familias nucleares o integración a familias de rrollo de las identidades masculinas, y las edades
corte extenso que presentan l@s adolescentes de púberes y juveniles. En segundo lugar, la hetero-
la región. De esta manera, las adolescentes tien- sexualidad se ve revestida de un carácter social-
den a constituir familias nucleares con la excep- mente compulsivo, lo cual conlleva a la necesidad
ción de las jóvenes madres tabasqueñas, que de reflexionar sobre la dominación heterosexista,
mayoritariamente contribuyen a formar extensa visible en las historias de los jóvenes varones
su familia de origen (Tuñón, 2006). (Ayús y Tuñón, 2007).
Cabe señalar que la escolaridad tiene un mayor
El inicio sexual efecto en la edad de inicio de relaciones sexua-
La adolescencia 2 es considerada por la sociedad y les entre mujeres que entre varones; en ambos la
por los mismos jóvenes como una etapa privile- escolaridad resulta significativa en relación con
giada para la definición de la preferencia sexual, las uniones tempranas y el uso de métodos anti-
cuyos procesos pueden describirse como un juego conceptivos; y en ningún caso existe una relación
de profundas tensiones, donde se ponen a prueba entre el nivel de escolaridad y la probabilidad de
no sólo la capacidad de decisión de l@s adoles- embarazo (Tuñón y Nazar, 2004).
centes frente a su entorno familiar y social, sino Un punto de coincidencia en varios de las
también la vigencia culturalmente arraigada de investigaciones revisadas es el significado del
las normas de género. Entre estas normas, cobran trabajo sexual comercial (tsc) para la iniciación
especial relevancia los rituales de iniciación sexual, sexual de los hombres jóvenes y para la exten-
y mientras para unos es la prueba de ingreso a la sión de la infección del vih /sida. En este sentido
masculinidad y el rito de paso a la vivencia sexual Evangelista y Kauffer (2007: 78) señalan que “en
adulta, para otras implica enfrentarse al des- el Estado de Chiapas, a diferencia de otras regio-
tino manifiesto de la maternidad impuesto a las nes del país, la primera relación sexual de jóvenes
mujeres por la visión hegemónica de la cultura de varones con tsc sigue siendo una práctica común
género dominante (Tuñón y Ayús, 2004). incentivada por amigos y familiares. Según datos
El inicio de la sexualidad entre adolescentes de la Encuesta Nacional de la Juventud 2000
mujeres y hombres, urbanos y rurales, del sureste (Villers, 2003), 45.7 por ciento de los jóvenes en
de México, está constituido por un conjunto de Chiapas se inicia sexualmente con tsc, seguido
representaciones sociales. Así encontramos que el por los de Tabasco (11.3 por ciento), Yucatán y
período menstrual se relaciona en el imaginario Campeche (ambos con 9.4 por ciento) y Colima
colectivo con fertilidad. Viven la práctica de la (9.3 por ciento).
masturbación con una gran confusión permeada Las autoras atribuyen a las normas hegemó-
por la presencia de la doble moral, ya que por un nicas de género que rigen el ejercicio de la sexua-
lado es reconocida como fuente de placer sexual, lidad para hombres y mujeres la imposibilidad
pero al mismo tiempo como perversión y con la para ambos de tener relaciones sexuales entre
representación afectiva de culpa y pecado. El ini- contemporáneos/as, 3 y acudir con tsc con fines
cio de la actividad sexual coital gira de manera de iniciación o para el ejercicio de su sexualidad
predominante alrededor del matrimonio, y de parece constituirse en la única opción de los hom-
manera aún más acentuada entre las jóvenes. Lo bres jóvenes para tener relaciones sexuales antes y
anterior nos refiere a las dificultades puntuales fuera del matrimonio.
2
Concepto médico biológico psicologista, y hasta del sentido común, que define el “periodo de transición que media entre la
niñez dependiente y la edad adulta y autónoma. Psicológicamente, es una ‘situación marginal’ en la cual han de realizarse nuevas
adaptaciones; aquellas que, dentro de una sociedad dada, distinguen la conducta infantil del comportamiento adulto” (Muuss,
2004: 10).
3
Para las autoras, el término contemporáneas se refiere “a aquellas personas ubicadas dentro del alcance de la experiencia directa
de los jóvenes, compartiendo tiempo y espacio; es decir, amigas, novias, vecinas o conocidas que no necesariamente tienen la
misma edad” (Evangelista y Kauffer, 2007: 78).
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Investigación social sobre juventud
© Federico Gama.
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Angélica Evangelista, Rolando Tinoco y Esperanza Tuñón
En sus narrativas, las jóvenes entrevistadas los, con las trabajadoras del sexo comercial y está
por Evangelista y Kauffer (2007) justifican este muy relacionada con la migración”.
ejercicio sexual premarital con tsc como parte de Investigaciones en materia de vih /sida docu-
los comportamientos hegemónicos de la mascu- mentan el surgimiento de relatos de mujeres y
linidad; de igual manera, las mujeres esposas de hombres sobre el sida como un virus y/o enfermedad
migrantes, aceptan que los hombres tengan otras mortal, que se transmite por vía sexual, principal-
parejas sexuales durante la migración, ya que “por mente a través de las relaciones sexuales que la
naturaleza” no pueden tener tiempos prolongados población masculina migrante tiene con trabaja-
sin vida sexual (Evangelista, Tinoco y Martínez, doras sexuales de las ciudades. En este sentido,
2007). En este sentido, se acepta que los varones Reartes (2008) señala el surgimiento de un imagi-
pueden tener una vida sexual más libre, fuera de nario entre l@s jóvenes de que no se corren riesgos
la pareja: “él sí me dice que va a ir con las muje- al tener relaciones con jóvenes de la comunidad, a
res a Comitán, y pues ni modo. Yo creo que él diferencia de lo que ocurre al tenerlas con quienes
no usa condón, ¡acaso le gusta!” (Castañeda et al., son de la ciudad o migraron a la misma.
1997:69). Evangelista y Kauffer (2007: 91) refieren la
Varias investigaciones coinciden en señalar que ausencia de estudios que den cuenta de las condi-
el acceso de los hombres jóvenes al trabajo sexual ciones en las que se da el trabajo sexual comercial
comercial se da en el contexto de la migración en Chiapas y del uso de condón en esta activi-
económica o por razones de estudio (Castañeda dad; en este contexto, llaman la atención sobre
et al., 1997; Cabral y Flores, 1999; Evangelista y la situación de vulnerabilidad a que se exponen
Kauffer, 2007; Meneses et al., 2007; Reartes, 2008). los jóvenes usuarios “en la medida que se trata de
Así, por ejemplo, Meneses et al. (2007: 106) seña- una práctica que en sí misma conjuga factores que
lan que “los jóvenes indígenas que han migrado a los rebasan y limitan, pero sobre todo interfieren
San Cristóbal con el propósito de estudiar o aque- en la toma de decisiones para tener una relación
llos que cuentan con facilidades para desplazarse sexual protegida: múltiples parejas, alcoholismo y
desde su comunidad, suelen ser parroquianos violencia, por mencionar algunos”. En todo caso,
asiduos de bares y centros de table dance”; estos para los fines de nuestro trabajo importa pre-
lugares constituyen espacios de socialización guntarse cómo se ha construido este significado
masculina donde los jóvenes consumen alcohol y social –al margen de la evidencia empírica– para
sexo comercial. Este trabajo destaca la oferta del explicar la posible vía de acceso del vih /sida a las
sexo comercial por mujeres indígenas, algunas en comunidades rurales de la región.
situación de explotación sexual e infantil, y diri-
gida a consumidores indígenas. En el mismo sen- Vulnerabilidades
tido, respecto a la iniciación sexual Castañeda et Otro saber aprehendido durante esta década de
al. (1997: 72) afirman que “al hombre se le permite investigación en el sureste está relacionado con
comenzar a una edad temprana, antes del matri- las posibilidades limitadas de las mujeres para
monio. Los jóvenes reciben fuertes presiones de negociar prácticas sexuales seguras y consensua-
familiares y amigos para comprobar su virilidad. das, vinculadas estrechamente con a) la relativa
Normalmente la iniciación se da en los prostíbu- aceptación de la violencia como componente de
las relaciones de pareja, y b) la ocu-
rrencia de la violencia de tipo sexual,
que limita e incluso anula las posi-
bilidades de las mujeres para decidir
sobre su vida sexual reproductiva y
su cuerpo, y que incrementa, entre
otras cosas, el riesgo de transmisión
del vih /sida hacia ellas.
Por otro lado, para el caso de los
hombres jóvenes, y a partir de varios
de los estudios revisados, nos pregun-
tamos por qué en Chiapas acuden con
tsc para fines de iniciación e incluso
de ejercicio sexual, mientras obser-
vamos una disminución del uso del
sexo comercial asociada a la posibi-
lidad de tener relaciones con mujeres
contemporáneas, sean éstas amigas o
novias, en otras partes del mundo y
de nuestro propio país (Bozon, 1993;
© Federico Gama. Rodríguez y Keijzer, 2000; Guionnet
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© Federico Gama.
4
La entidad se caracteriza por la elevada dispersión de su población, pues existen 19 455 localidades de las cuales 99.2 por ciento
no rebasan los 2 500 habitantes (inegi, 2003, citado en Sánchez, Martínez y Tinoco, 2007: 125).
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Angélica Evangelista, Rolando Tinoco y Esperanza Tuñón
das para los varones. Al respecto, Castañeda et al. bres tienen otras parejas sexuales, incluyendo
(1997) y Evangelista y Kauffer (2007) documentan tsc (Castañeda et al., 1997; Cabral y Flores, 1999;
que las mujeres jóvenes que migran generan sos- Evangelista y Kauffer, 2007; Evangelista, Tinoco
pechas sobre su comportamiento sexual, en tanto y Martínez, 2007; Sánchez, Martínez y Tinoco,
que “cuando una mujer soltera migra, el ‘cuidado’ 2007).
no puede realizarse” (Castañeda et al., 1997:79), Las entrevistadas coinciden en señalar que
es decir, el resguardo familiar y social de la virgi- prefieren que sus parejas les confiesen cuando
nidad como atributo que debe mantenerse hasta hayan tenido relaciones sexuales no protegidas,
el matrimonio. En Tziscao, por ejemplo, los auto- para así entonces usar condón. De no darse esta
res documentaron que se denominaba “viudas” a confesión, asumen que si bien la pareja pudo
las “jóvenes solteras que alguna vez vivieron fuera haber tenido otras parejas sexuales, se protegió.
de la comunidad y regresaron sin pareja, porque También se observa el surgimiento de “alternati-
se supone que tuvieron vida conyugal pero fue- vas” poco viables material y culturalmente, tales
ron abandonadas o se separaron, aun cuando esto como someter a las parejas a revisiones médicas
nunca haya ocurrido” (Evangelista, et al., 2001: e incluso pruebas de laboratorio para detectar la
155). presencia de anticuerpos al vih /sida (Evangelista y
La vigilancia de la familia y la sociedad sobre Kauffer, 2007; Sánchez, Martínez y Tinoco, 2007;
la sexualidad de las mujeres no sólo se ejerce Evangelista, Tinoco y Martínez, 2007).
cuando son solteras. Evangelista, Tinoco y Mar- Otra situación que imposibilita la negociación
tínez (2007) encontraron que para garantizar la del uso del condón es la violencia sexual. Para
fidelidad de las mujeres, los esposos exigen la las mujeres entrevistadas por Sánchez, Martí-
suspensión temporal del método anticonceptivo nez y Tinoco (2007) hay violencia sexual cuando
durante la migración; además de que la comuni- se da la violación por un desconocido, se abusa
dad vigila que su comportamiento cotidiano no sexualmente de menores o hay relaciones forza-
ponga en entredicho su fidelidad conyugal. Lo das dentro del matrimonio. Sin embargo, también
anterior orilla a las mujeres, durante las pláticas documentan una relativa aceptación de la violen-
que imparten los servicios de salud, a no demos- cia como componente de las relaciones de pareja,
trar interés en la información sobre el uso del noción moldeada por su condición y situación
condón. Por otro lado, Meneses et al. (2007) docu- en el orden genérico. 5 Así, Evangelista, Tinoco y
mentan una fuerte vigilancia social en Chamula Martínez (2007) encontraron dos mujeres cuyos
para evitar que las esposas de migrantes “incu- esposos les han “propuesto” nuevas prácticas
rran en prácticas sexuales extramaritales durante sexuales (sexo anal específicamente), aparente-
la ausencia de su cónyuge”, expresada ésta en el mente aprendidas durante la migración, a pesar
hecho de que 39.2 por ciento reside en casa de sus de que ellas han manifestado rechazo a estas
suegros durante la ausencia del esposo, 25 por prácticas.
ciento retornan al resguardo de la casa paterna y En ese mismo estudio las mujeres que se que-
sólo 35.7 por ciento permanecen en su propia casa dan mencionaron que su condición de mujeres
junto con sus hijos. solas, ante la migración de sus parejas, las expone
La vulnerabilidad de género se manifiesta de a violencia sexual en la comunidad, sobre todo
manera dramática en la imposibilidad de negociar cuando son jóvenes y su esposo tiene varios años
relaciones protegidas. Así, aunque l@s jóvenes migrando; también reconocen que esta circuns-
reconocen la infección al vih como parte de los tancia las expone al vih /sida.
riesgos al tener relaciones sexuales no protegidas
con tsc, algunos de ellos dicen delegar la respon- Consideraciones finales
sabilidad del uso del condón –incluida su coloca- La revisión de las investigaciones realizadas sobre
ción– a la tsc (Evangelista y Kauffer, 2007). Ellas jóvenes en el sureste del país a lo largo de una
(solteras y casadas), por su parte, temen proponer década permite aseverar que las decisiones que
el uso del condón porque demuestra desconfianza l@s jóvenes construyen a partir de situaciones
y sobre todo porque supone aceptar explícita- vivenciales asociadas a la entrada a la vida sexual
mente que la pareja tuvo otras parejas sexuales, activa, a las diversas vulnerabilidades que enfren-
a pesar de que se asume de manera más o menos tan y a sus condiciones materiales de vida, se
generalizada que durante la migración los hom- encuentran intersectadas por las diferencias y des-
5
Los autores refieren estudios previos sobre violencia de género en la región fronteriza de Chiapas que dan cuenta de “la distinción
local entre ‘pegar de balde’ y ‘pegar con razón’. La primera se refiere a los actos violentos sancionados por la población, como
cuando el esposo violenta estando alcoholizado y se establece un mecanismo de sanción comunitaria al varón; la segunda se
relaciona con usos de violencia para fines normativos avalados socialmente, por ejemplo penalizar la no fertilidad adscrita a
las mujeres” (Glantz et al., 1998, 2000, 2004; Rivera y Tinoco, 2003; Pérez, 2001, citados en Sánchez, Martínez y Tinoco, 2007:
122).
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Investigación social sobre juventud
© Federico Gama.
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78
Investigación social sobre juventud
79
© Federico Gama.
Los jóvenes y el poder:
tres “botones de muestra” desde Jalisco
Rogelio Marcial*
Hay que hacer valer, en el secreto y brutalidad del discurso del derecho, el hecho histórico de la dominación y
demostrar no sólo cómo el derecho es el instrumento de la dominación sino también cómo, hasta dónde y en qué
forma el derecho trasmite y hace funcionar relaciones que no son relaciones de soberanía sino de dominación.
Michel Foucault
*
El Colegio de Jalisco. Email: rmarcial@coljal.edu.mx
81
Rogelio Marcial
tar muchas de las implicaciones. Una estimada las velas como recordatorio de la pérdida de un
amiga, Ana María de la O Castellanos, oriunda de ser humano, de un paisano, de un joven de veinte
Unión de Tula, investigadora universitaria y que años, de un ser querido. Muchos jóvenes se coor-
descansaba durante el “puente vacacional” con su dinaron para realizar una marcha de protesta en
familia, me contó con detalle el suceso. Se sabe la plaza y se dirigieron al palacio municipal. Con
que los jóvenes se divertían y condujeron sobre la mucha improvisación, se acompañaron de pan-
plaza, como hacen tantos jóvenes de “la Unión” cartas y algunas personas se unieron a la cara-
cuando hay motivos para festejar —sobre todo vana. Al llegar a la sede del gobierno, a alguien se
quienes regresan del “norte” y sus paisanos com- le ocurrió gritar “¡justicia!” y pronto se le unieron
prenden sus formas de celebrar—. Un grupo de los demás. La máxima autoridad los recibió y dia-
tres policías les “marcaron el alto”, hubo disparos, logó con los jóvenes, de entre 17 y los 25 años de
la camioneta chocó con una banca de la plaza y el edad y de distintos estratos sociales. La plática se
conductor del vehículo, Mauricio Saldaña, yacía llevó a cabo entre conocidos, exigiendo seguridad
muerto en el piso. Su compañero trataba inútil- y el castigo del responsable. Además, se cuestio-
mente de “despertarlo” y preguntaba la razón de naba la nula formación profesional de la policía
semejante reacción policiaca. Los policías, por local, la necesidad infundada de que los policías
su parte, intentaban “tranquilizarlo” (acallarlo) a portaran armas de alto calibre para “vigilar” a una
golpes; afortunadamente, un vecino del lugar se comunidad donde todos se conocen, y la posibi-
acercó y separó al joven de los policías. Tal vez lidad de que pudo haber sido cualquiera de ellos,
si no hubiese sido así, Unión de Tula estaría llo- incluso el presidente municipal en turno, quien no
rando no a uno, sino a dos de sus jóvenes habi- llegaba a los 35 años de edad. La autoridad no se
tantes. La intranquilidad despertó a más vecinos comprometió a nada, pero eso no fue lo peor. Se
y los policías difundieron la versión de que las mencionó que quien no quisiera tener “bultitos”,
lesiones del copiloto y la muerte del conductor se pues mejor que no saliera en la noche. Se insistió
debían al “accidente vehicular”. Un médico llegó en “lo grave” de la acción de los jóvenes al subir
al lugar, los policías se llevaron a quien disparó a su camioneta en la plaza, debido seguramente a
las orillas del pueblo para que se subiera en el pri- la influencia negativa de quienes emigran a Esta-
mer autobús y luego regresaron. Mientras tanto, dos Unidos en busca de dólares, y las autoridades
quien salvó la vida al copiloto mencionó que al decidieron “levantar la sesión” aludiendo que ni
llegar al lugar el joven gritaba: “¿por qué lo mata- esa plática podía revivir a Mauricio. El caso fue
ron?” y entonces la revisión fue más cuidadosa. atendido por la Comisión Estatal de Derechos
El médico detectó la entrada del proyectil en el Humanos y toda la comunidad estuvo al pen-
cuerpo del joven fallecido. La indignación de los diente de lo que sucedería, pero no ha sucedido
familiares evidentemente explotó. Sin embargo, nada. Lo que sí, efectivamente, nada le devolverá
había pasado lo más grave, pero las injusticias la vida a Mauricio.
no terminaron allí. De forma natural, muchos
jóvenes de “la Unión” comenzaron a reunirse en Bailando en la gran ciudad
el lugar del acontecimiento al día siguiente. Se En Guadalajara, los festivales de música elec-
organizaron turnos para mantener encendidas trónica — conocidos en sus inicios como fiestas
rave— empiezan a ser comunes a
mediados de los años noventa, y
algunos DJs tapatíos llegan a ser tan
famosos como los de Tijuana y el
Distrito Federal —los DJs o disc joc-
keys son quienes amenizan las fies-
tas “mezclando” la música, llegando
a crear sonidos y composiciones
propias—. Sin embargo, las posibi-
lidades de realizar estas fiestas cada
vez se ven más reducidas. En primer
lugar por la insistente desconfianza
por parte de la sociedad tapatía
hacia los espacios impulsados por
los propios jóvenes para expresarse
y divertirse; y en segundo por las
implicaciones fiscales que este tipo
de eventos conlleva en el sentido de
su reglamentación, en tanto se trata
de eventos lucrativos en los que se
© Federico Gama. cobra el acceso, y la negación por
82
Los jóvenes y el poder
1
De las personas detenidas, sólo cinco jóvenes quedaron a disposición de las autoridades: tres mayores de edad: Abraham Spra-
gue, Juan Ramón Reyna y Christopher Cuéllar Pegueros, trasladados a una cárcel de máxima seguridad conocida como el Centro
Federal de Readaptación Social de Puente Grande, y dos menores trasladados al Consejo Tutelar para Menores Infractores.
2
Los reporteros se presentaron con los agentes policiacos a petición del gobierno de Jalisco, para “documentar” la lucha de las
autoridades en contra del narcotráfico. Como un “tiro por la culata”, los reporteros en realidad documentaron la brutalidad
policiaca, la irregularidad de los procedimientos administrativos y la violación de los derechos humanos a miles de jóvenes
asistentes.
83
Rogelio Marcial
3
Lectura de las demandas al inicio y terminación del festival de protesta, por parte de sus voceros. De la misma forma, estas
demandas estaban impresas en volantes que se repartieron durante el festival.
4
Así, Arte Libre inicia actividades buscando su registro legal como Asociación Civil y el diseño de un portal propio en internet
para publicitar eventos culturales, brindar información certera sobre las manifestaciones culturales en Jalisco, debatir sobre
políticas culturales y dar seguimiento a los casos que se presenten de autoritarismo y represión por parte del gobierno local. El
portal de Arte Libre se puede consultar en http://www.artelibre.org/.
84
Los jóvenes y el poder
© Federico Gama.
85
Rogelio Marcial
© Federico Gama.
derechos humanos le tienen sin cuidado, porque al lugar, y las fotografías en los periódicos pronto
tras esa “excusa” se ocultan los delincuentes, con desmintieron esto, evidenciando que iban fuerte-
ello de antemano el gobernador declara culpables mente armados. Se dijo que se contaba con una
a los quejosos; d) a la ciudadanía la protege el mal- orden de cateo que nunca fue expedida por el juez
trato de 1500 jóvenes para terminar con la captura correspondiente, y al confirmarse su inexistencia
de cinco, dos de ellos menores de edad; e) Franca- se intenta argumentar falazmente que en tales
mente, no tiene el gobierno de Jalisco dónde aplicar casos resultan innecesarias. Se dijo que cinco jóve-
la cero tolerancia (Monsiváis, 2002: 32). nes habían sido identificados como distribuidores
de drogas, cuando los testimonios y fotografías de
Grave resulta también que con esa declaración los medios demuestran que la droga incautada se
el gobernador de Jalisco califique de sexualmente amontonó en cajas y al llegar a las oficinas de la
promiscuos a los miles de jóvenes que gustan PGR se asignaron al antojo de los comandantes
acudir repetidamente a los festivales de música policíacos. Se dijo que los elementos de la policía
electrónica. Si cada uno de estos festivales es una actuaron conforme a derecho y “condujeron”, mas
“verdadera orgía”, habrá que ver qué opinan los no maltrataron, a los asistentes; sin embargo, exis-
jóvenes sobre la implicación de ese calificativo que ten cientos de jóvenes golpeados, mujeres “mano-
estigmatiza su conducta sexual. Por cierto, tam- seadas” y muchos más amagados y maltratados
bién habría que considerar la opinión de las madres verbalmente. Sin más, el gobierno está preocupado
y los padres de que el gobernador evalúe a sus hijas por “hacer pagar a los culpables” y no ha tenido la
e hijos desde esta visión moralista y se entrometa responsabilidad ética de explicar por qué los fun-
en sus vidas privadas (Reguillo, 2002; Pettersen, cionarios recurrieron a estas mentiras.
2002; Preciado, 2002; Bravo, 2002). Además, gra-
ves también resultan las mentiras que sucedieron al Creyendo aún que
acto represivo, declaradas por diferentes funciona- “otro mundo es posible”
rios incluyendo al gobernador. Se dijo que se actúo El 28 de mayo de 2004 se reunieron en la ciudad
por una llamada telefónica que nunca existió. Se de Guadalajara 58 representantes de gobiernos en
dijo que los policías habían llegado desarmados la III Cumbre de América Latina, el Caribe y la
86
Los jóvenes y el poder
5
El parque Juárez, en frente del parque Agua Azul y a un lado de la Biblioteca Pública de Jalisco, ha sido un lugar emblemático
para las expresiones juveniles alternativas, debido a que cada sábado se instala allí el Tianguis Cultural de Guadalajara.
87
Rogelio Marcial
ten y anteponen una valla humana para impedir al estilo punk, con tatuajes o perforaciones—, y
el paso de la policía. Entonces la policía, al mando por andar cerca del centro de la ciudad, aunque
de Leobardo Treviño (subsecretario de Asuntos estuvieran cenando o realizando compras en los
del Interior) y Gerardo Solís (procurador de Jus- comercios cercanos. También se detuvo a decenas
ticia) del gobierno de Jalisco, decide mantener el de extranjeros, algunos sacados a golpes de hote-
cerco, secuestrando por siete horas —de las 8 de les y restaurantes, sin saber si habían estado pre-
la noche a las 3 de la mañana— no sólo a quienes sentes en las manifestaciones —muchos de ellos
acampaban allí, sino a manifestantes de países fueron deportados a sus países de origen—. Otros
España, Australia, Italia y Estados Unidos, así tantos que estaban siendo atendidos en hospitales
como a transeúntes atrapados dentro del cerco —por las heridas causadas por la policía— fueron
policiaco. El cerco se levanta en la madrugada, sacados a golpes y remitidos a los “separos” poli-
gracias a la intervención de sindicalistas y ele- cíacos sin asistencia médica alguna. Toda la noche
mentos de organizaciones internacionales en pro fueron torturados, acusados de ser “chilangos”
de la defensa de los derechos humanos. o de “obedecer a los chilangos” y amenazados
Al día siguiente, el 28 de mayo a las 14 horas, con ser acusados de delitos como “terrorismo”,
se realiza la marcha más importante de la jor- “motín”, “asociación delictuosa”, “pandillerismo”,
nada de protesta. Elementos de seguridad a nivel “resistencia a la autoridad”, “ataque a las vías de
municipal, estatal y federal intervienen a partir de comunicación”, “lesiones”, “robo” y “daños a las
cercos en puntos estratégicos de distintas calles cosas”. Algunos fueron acusados así.
y avenidas, destacamentos que rodean y golpean Pero la represión no sería el “acto final” de la
a los manifestantes, infiltrados que agraden a los intervención del gobierno. Las cosas no cambian
policías antimotines de las vallas para provocar la mucho con respecto a los otros dos casos en los
intervención inmediata de agentes armados. Los que las autoridades de Jalisco violentaron los
jóvenes punks, como tantos otros manifestantes derechos humanos de los jóvenes. Es conocida
que gritaban “otro mundo es posible”, fueron bru- también la declaración del gobernador Francisco
talmente reprimidos y arbitrariamente detenidos; Ramírez Acuña sobre la pretendida excusa para
se calculó un saldo de 50 heridos y más de 110 reprimir “el mal que viene de fuera para dañar a
detenidos. Torturados en instalaciones carcela- Jalisco”: “No vamos a permitir que se convierta a
rias, incomunicados, amenazados e incrimina- Guadalajara ni a Jalisco en un lugar donde ven-
dos con “confesiones” sacadas mediante tortura. gan a hacer desbarajustes. Si están acostumbra-
Decenas de jóvenes fueron detenidos durante la dos a hacerlo en el Distrito Federal, sabrán que
tarde y la noche de ese 28 de mayo —la orden fue en Jalisco es diferente (…) Jalisco no es el Zócalo
detener y llevar a los “separos” a cualquier joven de la ciudad de México, donde los manifestantes
con aspecto “sospechoso”, que vistiera de negro, pueden levantar sus carpas y sus casas de cam-
con el cabello largo, muy corto o con peinados paña” (El Occidental, 2004a). Hay que enfatizar
© Federico Gama.
88
Los jóvenes y el poder
que el mismo argumento de que “el mal viene de cimiento de esa diversidad social y cultural, con
fuera” fue base en las declaraciones del presidente la necesidad de defender a ultranza las raíces tra-
municipal de Unión de Tula en el caso ya referido. dicionales de lo que es hoy Jalisco. Sólo puede
El funcionario declaró que lo de subir los vehí- ser positivo el reconocimiento de esa diversidad
culos a la plaza de la localidad “era una costum- si en ello está implícito un conocimiento previo
bre de fuera que traían los jóvenes migrantes”, y de la variedad de manifestaciones y expresiones
que de ninguna manera “se permitirá en Unión culturales en todo el estado y por parte de todos
de Tula”. los sectores que conforman la sociedad. Mien-
La intolerancia motivó muchas de las reac- tras las políticas culturales sigan rechazando las
ciones de la autoridad estatal, al crear un clima novedosas manifestaciones de la población civil
negativo después del acto de represión. No debe en su diversidad, resultarán escuetas propuestas
olvidarse que la primera respuesta del gobernador que la mayoría de las veces ni siquiera sirven para
ante las acusaciones de violación de los derechos que algún grupo social se vea identificado con
humanos de los manifestantes fue premiar a los los programas de gobierno en materia cultural.
policías represores en acto público, acto al que asis- La cultura de una sociedad no es algo muerto e
tió el presidente municipal de Guadalajara, Emi- inmutable.
lio González Márquez. Además, las declaraciones Es muy valioso lo que se preserva, pero es
intimidatorias fue otra de las respuestas del ejecu- igualmente valioso lo que se añade. En los años
tivo estatal (Martín, 2004; Chávez, 2004; El Occi- próximos la flexibilización de la idea de México
dental, 2004b; Público, 2004). Leobardo Treviño, hará que los indígenas, los pobres, los desahu-
subsecretario de Gobierno, afirmó que estaba ciados de la prosperidad, vamos, incluso los
“cerrada la posibilidad de liberar a los detenidos” analfabetas funcionales —tecnócratas, políticos
y que “aquellos que tengan dinero que paguen su y empresarios incluidos—, hagan suyas las ven-
fianza y los que no, que lo paguen con la cárcel”. tajas imponderables de la cultura que les ha sido
Héctor Pérez Plazola, secretario de Gobierno de negada o ante la que han sido indiferentes [...]. Si
Jalisco, afirmaría un mes después, ante la cámara se da en la organización comunitaria un mandar
local de diputados, que “nunca existió una repre- obedeciendo, en la cultura debe instaurarse un
sión indiscriminada” y que en todo momento “se preservar ampliando (Monsiváis, 2001: 94).
respetaron los derechos humanos de los manifes- El compromiso de quienes administran la cul-
tantes”. José Armando Espinoza, juez noveno de tura los obliga a conocerla en sus diversas mani-
lo Penal, consideró “legales las detenciones debido festaciones. Pero además, los obliga a tener la
a que se realizaron en flagrancia de delitos come- sensibilidad y astucia suficientes como para saber
tidos”; y el juez quinto de Distrito afirmó que “de administrar la diversidad, y así poder gobernar
ninguna manera se acredita la tortura ni la inco- realmente para todos y para todas: mujeres, ancia-
municación, ni mucho menos hay indicios que nos, niños, jóvenes, minusválidos, homosexuales,
la confesión fue arrancada”. Por su parte, el car- indígenas, pobres; y no sólo para los hombres, los
denal Juan Sandoval Iñiguez, arzobispo de Gua- ricos y los adultos.
dalajara, presente en el acto cívico
de condecoración de los policías,
justificó la actuación de las autori-
dades y reclamó que se respetaran
más bien los derechos humanos de
los agentes policíacos; a su vez, la
Cámara de la Industria Metálica
de Guadalajara reconoció la labor
de la policía y pidió que se aplicara
“todo el peso de la ley” en contra
de los manifestantes detenidos.
89
Rogelio Marcial
90
Los jóvenes y el poder
significativa de la noción de ciudadanía, al menos que “atentan” en contra de ese bienestar. Ecolo-
para muchos jóvenes que están reinventando gía, seguridad física y social, democratización de
formas de expresión y diversión alternativas. Se la sociedad civil, ataque frontal al narcotráfico,
consideran “peligrosos” los espacios en que esto exterminio de la anarquía y el caos sociales; son
sucede. Se les fiscaliza a grados ridículos con el las evocaciones que ocultan la insistente labor
argumento de una lucha en contra del narcotrá- para lograr mantener, acrecentar, extender y repro-
fico, como si únicamente los jóvenes estuvieran ducir el control material y la presencia simbólica
implicados en la venta, distribución y consumo de por parte del poder institucional; para que éste,
sustancias prohibidas. Pero en realidad, más allá aunque no siempre esté visible, sí esté presente en
de un control sanitario, hacendario o para evitar los espacios más reducidos de la vida social.
la delincuencia, se busca erradicar estos espacios Estas acciones desde el poder dejan la ense-
juveniles del escenario tapatío porque contradi- ñanza de que somos los ciudadanos quienes
cen directamente el sistema de valores morales debemos seguir exigiendo justicia. Habrá que
prevalecientes en las instituciones gubernamen- insistir en que eso es “lo que todos tenemos
tales y que tratan de ser impuestos, a rajatabla, al derecho a esperar de la justicia: justicia, simple-
total de la población como si ésta fuese homogé- mente justicia” (Saramago, 2002). De nuevo toca
nea. Evidentemente existen muchos jóvenes que a la sociedad dejar claro que la intolerancia no es
no se identifican con tales valores y buscan otro el camino que pretendemos transitar de forma
tipo de relaciones entre ellos, con los adultos, con comunitaria ―ya los jóvenes de Jalisco se han
las autoridades y, en general, con su entorno. Mas expresado al respecto―. Pero sobre todo, toca a las
para las autoridades no existe cabida para valores autoridades dejar la represión, las mentiras y las
morales distintos a los que como personas ellos estigmatizaciones como “instrumentos de diá-
se identifican, y no como representantes de la logo democrático” hacia el sector juvenil, y mejor
sociedad, de toda la sociedad. Ese poder autori- dedicarse profesionalmente a implantar políticas
tario, que llama al “orden” en pro del bienestar de apoyo a las manifestaciones juveniles, antes de
social, trata a muchos de sus jóvenes como “hijos” que no haya forma alguna de entablar un diálogo
a los que hay que separar, con toda la fuerza de constructivo con la juventud. Eso ya ha pasado en
la autoridad paternal y civil, de los espacios y las otros países, y ni siquiera por ello se aprenden las
prácticas que considera “peligrosas”, “desviadas”, lecciones.
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91
© Federico Gama.
A la orilla de la ley:
los jóvenes invisibles y la violencias evidente
Luciana Ramos Lira y Carlos Zamudio Angles*
ste número está dedicado a las cultu- miento, detentan una apariencia sospechosa por
ras juveniles, a los colectivos que de su color de la piel y una clara filiación a las clases
alguna manera se han hecho visibles por manifes- sociales no privilegiadas.
tar mayor o menormente sus adscripciones identi- Son quienes se encuentran en un espacio cer-
tarias de maneras diversas. Estos grupos parecen cano a la ilegalidad, y en ocasiones a la violen-
generar una fascinación particular por ser ubica- cia y al delito. Son principalmente varones, no
dos como expresión de estilos de vida, manifesta- porque no haya mujeres en esta condición, sino
ciones estéticas y prácticas que se “salen” de unas porque ellos ocupan en mucha mayor medida
normas sociales cada vez más ambiguas y difíci- los ámbitos públicos. No son glamorosos, no son
les de ubicar. contestatarios, no se visten de maneras excéntri-
Sin embargo, existen otros jóvenes que por cas y vanguardistas, no marchan con orgullo por
su apariencia, y por su manera de ser y estar en su imagen y apariencia, no suelen manifestarse
la cotidianidad, suelen pasar desapercibidos o en mítines, y tampoco son necesariamente con-
formar parte de colectivos que más bien pueden siderados, desde un rigor académico, una “tribu
llegar a ser detestados. Hablamos de los hombres urbana”. Parecen ser vistos como una especie de
y mujeres dedicados al comercio informal –entre amenaza a nuestras comodidades y a nuestro
ellos quienes abordan el Metro para vender cds transitar por esta urbe magnífica y contrastante,
piratas de todo tipo de música, desde Kapaz de la en la medida en que están dispersos en múltiples
Sierra hasta Vivaldi en formato mp3–, de los micro- lugares; sin embargo, están y no están porque no
buseros, de chavitos de secundaria que se pelean son mirados, de modo que cabe considerárseles
afuera de la escuela o de los que se reúnen en en la categoría de la “marginalidad”.1 Son objeto
parques y esquinas de ciertas colonias, perfecta- tanto de una discriminación abierta, que se refleja
mente localizadas en el imaginario como “zonas en el lenguaje que hace referencia hacia ellos,
peligrosas”; de quienes ya han entrado en “con- como de una serie de dispositivos que dificultan
flicto con la ley” o delinquido, de varios que sue- su inclusión en una sociedad que ellos a su vez
len “perrear” al ritmo de reggaetón, de otros que rechazan, reproduciendo identidades marginales.
han sido anexados por chemos; en fin, de aquellos Así pues, son los jóvenes que están en el mar-
que independientemente de cualquier comporta- gen, en la orilla, jóvenes invisibles que otorgan a la
*
Instituto Mexicano de Psiquiatría. Email: ramosl@imp.edu.mx
1
Cortés (2006) hace una revisión que aclara mucho los conceptos de marginación, marginalidad, marginalidad económica y
exclusión; “… la marginación en su versión más abstracta intenta dar cuenta del acceso diferencial de la población al disfrute de
los beneficios del desarrollo […] Debe notarse que la marginación afecta a las localidades y no necesariamente a las personas que
viven en ellas” (p. 75). Por su parte la marginalidad en su versión más “abstracta”: “remite geográficamente a las zonas en que aún
no han penetrado las normas, los valores ni las formas de ser de los hombres modernos”, habiéndose dirigido muchos análisis
a la marginalidad urbana, con una concepción claramente opuesta a la marginalidad económica planteada desde el marxismo,
entendida como el lugar “… que ocupaban las relaciones sociales de producción respecto al modelo de acumulación; éstas podían
ser centrales o marginales”. En la Francia de los 60s, la marginalidad se refería a los individuos no integrados “en las redes de
riqueza y de reconocimiento social”, pero sin que se hiciera una equiparación de este concepto con de exclusión. Así, la exclusión
es principalmente un concepto descriptivo que implica la inclusión/exclusión en términos de derechos políticos (ciudadanía
formal y participación ciudadana), económicos (empleo y protección social) y sociales (acceso al capital social) (Minujin, 1998,
citado por Cortés, 2006: 75-77).
93
Luciana Ramos Lira y Carlos Zamudio Angles
La marginalidad
en el sistema simbólico
La marginación ha sido conceptua-
lizada y evaluada principalmente en
términos económicos y materiales,
pero la marginalidad también hace
referencia a la cultura y puede impli-
car la fractura de redes y relaciones
familiares y comunitarias que sir-
ven de apoyo en momentos críticos
de la vida personal (Lomnitz, 1977:
1994). Incluye además elementos
sociales, pues implica que las per-
sonas están limitadas en sus posi-
© Federico Gama. bilidades de desarrollo personal y
ciudadano (Wacquant, 2001). En
este último sentido, abundaremos
violencia un sentido en sus rutinas cotidianas, con- en la marginación que, en tanto derivada del entorno
virtiéndose en parte importante de su identidad.2 material, limita y reformula la expresión de los elemen-
Dado que el imaginario social los representa tos simbólicos del que disponen los jóvenes como colectivo
como emisores de violencia, se han ocultado las pudiéndolos ubicar en la categoría de “marginales”.
agresiones de que son objeto, lo cual ha derivado Los jóvenes actuales, que han crecido en un
en la vulneración de sus garantías y en la falta de periodo de continuas crisis económicas y reduc-
políticas públicas para ofrecerles posibilidades de ción de posibilidades de emancipación, han
inclusión y disminuir los índices de violencia, fundado su identidad en un sistema simbólico
que hacen de ellos tanto las víctimas como per- caracterizado por limitantes materiales y sim-
petradores más frecuentes. 3 bólicas derivadas de la inequidad con que el
Así pues, son discriminados por institucio- Estado cubre las garantías civiles proclamadas en
nes sociales, educativas y judiciales; con ello no la Constitución y en otros convenios y tratados
sólo se replican situaciones de vulneración a sus internacionales, como la Declaración Universal
derechos similares a las vigentes hace más de 30 de los Derechos Humanos; garantías entre las que
años (Gomezjara et al., 1987; Chávez et al., 1990), destacan, para el caso de los jóvenes, los derechos
también se pierde de vista la violencia ejercida en al trabajo, la educación y la justicia.
su contra no únicamente por actores institucio- En cuanto al trabajo, actividad primordial de
nales (Leyva, 2003; Brocca y Tovar, 2007), sino los seres humanos, gran parte de la población
además de familiares y comunitarios. Aunque sea nacional ha sido marginada del sistema laboral
de manera inconsciente, esto contribuye a la dis- formal. Según la ocde, 60 por ciento de los mexi-
criminación de los jóvenes marginales, y al vol- canos cuenta con una fuente de ingresos infor-
verse parte de su identidad y elemento central de males, tal es el caso de la población marginada
su sistema simbólico esa discriminación genera de la ciudad de México que trabaja en el comercio
2
Un estudio sobre violencia juvenil elaborado por la Red de Información Tecnológica Latinoamericana (Ritla, 2008) mostró que
en América Latina los jóvenes de entre 15 y 24 años corren más peligro de ser asesinados que en otro lugar del mundo, inclu-
yendo África, donde los homicidios son ante todo producto de los conflictos armados dirigidos por adultos. El rasgo distintivo
de las muertes de los jóvenes latinoamericanos es que son resultado de la violencia de otros jóvenes.
3
Aunque no es objeto de este estudio vale la pena señalar que estas políticas, si existen, pueden estar guiadas por paradigmas
subyacentes sobre la juventud divergentes y hasta contrapuestas (cepal, 2008): a) el que la ve como fase de transición y prepa-
ración a la adultez; b) el que la ubica como etapa problemática (de riesgo y transgresión); c) el que la concibe como una etapa de
desarrollo social: la juventud ciudadana, y d) el que considera a l@s jóvenes como actores estratégicos para el desarrollo.
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ambulante, en tianguis u otros espacios, o en ofi- ha insertado en el sistema simbólico de los jóve-
cios —albañil, plomero y mecánico— practicados nes que habitan colonias marginadas de la ciudad
por cuenta propia, sin seguridad social y sin adop- de México. En este contexto es válido preguntar
tar medidas anti-riesgo. La informalidad laboral si los jóvenes son violentos o violentados; mejor
cobra relevancia en la interpretación de las violen- dicho, ¿qué tipo de violencia padecen los jóve-
cias públicas debido a que en la población carcela- nes y qué clase de violencia practican? ¿Pueden
ria, conformada en su mayoría por jóvenes, “uno ubicarse ambas en el mismo nivel y equiparar la
de cada tres internos comenzó a trabajar antes violencia que ejercen los jóvenes con aquella que
de cumplir 12 años, y uno de cada dos antes de padecen?
cumplir 15 años. (…) no es la falta de trabajo, sino Con base en esta argumentación, analizare-
su mala paga, lo que parece haberlos inducido a mos la participación de los jóvenes en tres tipos
la delincuencia” (Bergman, Azaola y Magaloni, de violencia pública, corriendo el riesgo que se-
2006: 10). ñala Bourgois de contribuir a una pornografía
En el caso de la educación, es necesario desta- de la violencia que o los ubique en una especie de
car que en la Delegación Iztapalapa, donde reali- idealización o les estigmatice todavía más: 1)
zamos el trabajo de campo, sólo 36.8 por ciento la violencia por disputas de territorios locales;
de la población de más 15 años cuenta con edu- 2) la violencia de actores institucionales, y 3) la
cación media superior o superior, en comparación violencia delictiva en sus varias modalidades;
con 45 por ciento de la población de más de 15 del todas ellas, aunque se entrelazan en la realidad, se
Distrito Federal (inegi, 2003). Esto es, sólo uno de abordan por separado para una mejor compren-
cada tres contaba con estudios posteriores a los sión. Para cada una presentamos datos etnográ-
secundarios, situación de gran importancia por- ficos derivados de un proyecto realizado en una
que evidencia las menores posibilidades de estos colonia de Iztapala, el cual no sólo permite evi-
jóvenes para contar con vínculos formales con denciar su vida y relaciones cotidianas, también
el Estado, lo cual puede “orillarlos” a establecer ayuda a interpretar la relevancia de la violencia en
mayor contacto con instancias informales donde el sistema simbólico de estos jóvenes. 5
la violencia puede ser un elemento
importante de su propia existencia.
En términos de justicia, esta falta
de relaciones formales con el Estado,
evidenciadas en el menor nivel de
educación, determinan la violencia
social; tres de cada cuatro reclu-
sos del DF y Estado de México (74
por ciento) no tienen estudios poste-
riores a la secundaria y 55 por cien-
to eran auto empleados (Bergman,
Azaola y Magaloni, 2006). Pero ade-
más de la escasez de relaciones for-
males, en las zonas marginadas, al
igual que en el resto de la sociedad,
existen elementos simbólicos que
fundan la ejecución o no de ciertas
acciones.4
Así las cosas, la multiplicación
de las actividades informales y clan-
destinas, en contrapeso de las for-
males, han derivado en la difusión
de las violencias como mecanismo
para resolver conflictos, lo cual se © Federico Gama.
4
Vale recordar aquí que el promedio de no denuncia de delitos en general se ubica en 75 por ciento para la población nacional,
manifestando insatisfacción con el Ministerio Público 68 por ciento ( onu e icesi, 2008). Por su parte, el Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal (tsjdf) y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (cdhdf) avalan encuestas en las que
40 por ciento de los ciudadanos del país piensa que es mejor “arreglarse” que cumplir con las leyes y otro cifra igual considera
que vale más tener dinero que tener razón (tsjdf, 2007: 3; cdhdf, 2008: 416). Son elementos que conforman el sistema simbólico
de los marginales y, además de fundar las identidades juveniles, propician el uso de la violencia como parte central de sus diná-
micas, al desconfiar de las instituciones que deberían de monopolizarla.
5
Proyecto “Exposición a la violencia y abuso y dependencia a sustancias en jóvenes hombres y mujeres”, financiamiento Conacyt
4134.
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de ello es el conflicto entre jóvenes del pueblo y una necesidad en caso de ser atacados por grupos
de la Unidad Habitacional, barrios cuyos morado- contrarios. De este modo, al asumir que pueden
res se confrontan entre sí a partir de un conflicto ser atacados los jóvenes marginales tienden a ir a
generado con la creación de la Unidad Habita- fiestas en grupos que permanecen juntos hasta el
cional en terrenos expropiados al pueblo, y con regreso, pues quedarse sólo o con pocos amigos
la adopción del nombre de éste. Dicho conflicto en una colonia ajena implica el riesgo de ser agre-
permea la identidad de los jóvenes, muchos de los dido.
cuales se enfrentan a los habitantes de “los otros” En otras palabras, la disputa por el territorio es
barrios ya no por los motivos que originaron el uno de los elementos que conforma su identidad
conflicto, sino porque se ha generado una espiral barrial y no sólo reproduce las agresiones, sino
de violencia donde las venganzas y desquites con- también la identidad compartida por parientes
tra “los otros” conforman parte de su identidad y vecinos, quienes también participaron de con-
barrial. flictos entre barrios cuando fueron pandilleros o
Otras riñas frecuentes por conflictos territo- chavos banda.
riales ocurren entre grupos de jóvenes de distin-
tos barrios; son características de las noches de La violencia institucional
viernes y sábados, casi siempre influidas por el En este apartado analizamos los actos violentos
consumo de alcohol y otras drogas –sobre todo que muchos actores institucionales propinan a
inhalables–, así como en el marco de fiestas y jóvenes marginales, y que se convierten así en
reuniones sociales, especialmente cuando éstas parte de su sistema simbólico. Es importante
se realizan en espacios públicos, en parte debido notar que, a diferencia de la violencia antes deta-
al poco control de los asistentes. Esta situación ha llada, en este tipo de agresiones los jóvenes actúan
derivado en una mayor preferencia por el uso de como víctimas antes que como ejecutores. Al vio-
salones cerrados para dichos eventos sociales, en lentar las garantías de los individuos, los actores
lugar de espacios públicos. A decir de varios re- institucionales no sólo actúan contra las perso-
ggaetoneros, las peleas que se generan en sus fiestas nas, sino también contra las instituciones para las
se producen por rencillas entre jóvenes que tienen que laboran y, con ello, contra el Estado.
conflictos previos, ya sean personales o colectivos. Un caso común en la zona de estudio son los
Estos conflictos influyen en que muchos jóvenes abusos policíacos padecidos por los jóvenes, quie-
marginales estén en guardia constante cuando nes al sentirse en una relación desigual con las
asisten a territorios ajenos, además de asumir en autoridades no pueden sino acatar sus mandatos
su sistema simbólico que la reacción violenta es y, posteriormente, transmitir la experiencia a sus
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Lo relevante es que, sin importar el contexto, tes con una zona, la atracción de las ocasiones de
la violencia institucional cobra importancia en delinquir y las probabilidades de ser descubiertos
tanto agrede la identidad de los jóvenes al excluir- y detenidos” (Rutter, Giller y Hagell, 2000), pro-
los de vínculos formales con las instituciones, lo babilidades que son menores cuando las víctimas
cual no sólo debilita los vínculos entre el Estado y “se dejan”.
los jóvenes marginales, sino que a partir de modi- Es así que una buena cantidad de jóvenes
ficar su sistema simbólico y su identidad, favorece forma una franja que, sin ser agresores ni agre-
la creación de un “ejército de reserva” para las ban- didos, permite la reproducción de la violencia.
das del crimen organizado, siempre en necesidad En ese sentido, los jóvenes atraen a sus simila-
de remplazar los muertos y encarcelados deriva- res para formar grupos identitarios: los violentos
dos de sus actividades clandestinas.6 se juntan con violentos para formar pandillas,
mientras los que “se dejan” son segregados y
La violencia delictiva o “en conflicto con la ley” limitados a juntarse con sus iguales, forzándolos
El objetivo de este apartado es mostrar la manera a prolongar su victimización, o bien se acercan a
en que los actos que pueden categorizarse como los violentos para ser protegidos, como forma de
delitos ganan importancia en el sistema simbólico sobrevivir y transitar en la escuela y los espacios
de los jóvenes marginales, tanto por su frecuente públicos.
repetición en zonas marginadas cuanto por las En el caso de los jóvenes considerados vio-
conductas involucradas. A diferencia de los tipos lentos, o reconocidos por saberse defender, las
de actos violentos anteriormente analizados, en relaciones con sus pares suelen contener dos
los delitos locales los jóvenes participan más como aspectos: en uno son reconocidos como parte de
agresores que como víctimas. Como víctimas, los un grupo con prestigio; y en otro se da el some-
jóvenes marginales participan de actos delictivos timiento a una banda con estructura jerárquica,
desde temprana edad, no sólo por las golpizas de donde deberán ganarse el reconocimiento de sus
las que pueden ser objeto, sino también por los mayores mediante la demostración de su valor,
robos y/o asaltos propinados por jóvenes mayo- lo cual condiciona su participación en peleas por
res o de pandillas. Por ello su participación como el grupo y, eventualmente, su participación en
agresores, debe ser vista como posterior a padecer otros actos delictivos. En este sentido, al querer
violencia, en tanto resultado de un proceso colec- mantener la identidad social deseada los jóvenes
tivo y no como producto de motivos personales o se pueden sentir comprometidos a no defraudar a
características individuales. otros jóvenes con quienes se relacionan y demos-
Como agresores, los jóvenes marginales lle- trar que es un compañero confiable, incluso en el
gan a participar principalmente en delitos con- delito. Esta situación ha derivado en que muchos
tra la integridad personal o contra la propiedad. jóvenes marginales acepten realizar actos delicti-
Para la zona de estudio, entre las primeras des- vos, a veces sin saber el riesgo que corren y otras
tacan las agresiones físicas, incluyendo en caso desafiándolo, a sabiendas de que muchos de ellos
extremo los homicidios; entre las segundas des- hayan sido detenidos. En los reclusorios de la ciu-
tacan los asaltos a peatones y el robo de vehícu- dad de México la gran mayoría de internos son
los. En términos de tendencia, y utilizando una jóvenes provenientes de familias pobres (Berg-
línea temporal como guía, las primeras violencias man et al., 2003, 2006).
en que participan los jóvenes son las riñas con Si bien la línea temporal trazada es sólo un
sus pares estudiantes. Como dijimos, en estas modelo teórico de lo que sucede en la trayectoria
peleas los jóvenes reconocen a los otros por cómo de jóvenes que participan de delitos, es impor-
actúan respecto a la violencia: son agresores, son tante tomarla en cuenta para las políticas públicas
víctimas que se defienden o son víctimas que “se de los jóvenes y poder contener el crecimiento de
dejan”. Reconocimiento que es utilizado por los todas las formas de violencia, no sólo la delictiva,
jóvenes agresores para decidir a quién agredir, ya pues ya hemos visto que se concatenan. Especial-
no sólo por el reconocimiento de sus pares, sino mente requerimos tomar en cuenta que la reno-
ahora por dinero, ya sea a través de talonear a los vada presencia del crimen organizado ha servido
más jóvenes, actuando en grupos de presión, o como catalizador de las pandillas, sirviéndoles a
incluso robando a los que “se dejan”. En otras pala- éstas como fuente de recursos, con lo cual hace
bras, “la elección de los objetivos de los delitos posible que los jóvenes ya no tengan “nada que
está influida por la familiaridad de los delincuen- pedirle a la sociedad” (Perea, 2007).
6
Por ello sigue sorprendiendo que se reaccione contra la violencia y delincuencia en lugar de que se prevengan, y se responda
inmediatamente con leyes destinadas a encarcelar a los transgresores. “Los políticos no captan la lógica de que quien está dis-
puesto a arriesgar su propia vida en peleas o tiroteos, no será disuadido con amenazas, cárcel y, en algunos casos, la pena de
muerte (…) El resultado final es que la violencia continúa victimizando a hombres y mujeres jóvenes, así como a niños” (Waller,
2008: 69).
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Bibliografía
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