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PONENCIA

Guía: Todos en acción por una cultura de paz

Integrantes:
María Arias #02
Natalia Barrios #03

Presentado a:
Yudis Samper
(Maestra encargada)

I.E.D. Escuela normal superior María Auxiliadora


Integración curricular grado 11
Asignaturas: Lengua castellana, inglés, Religión y
filosofía.
Modalidad distancia
11- C

Santa Marta
Febrero 2021
Formación ciudadana: Herramienta para la construcción
de una cultura de paz
Buenos días estimada maestra y jóvenes del grado undécimo, somos Natalia Barrios
Mercado y María Victoria Arias, estudiantes del grado 11°C de la IED Escuela Normal
Superior María Auxiliadora. Agradecemos la oportunidad dada para participar en esta
actividad y exponer nuestra postura frente a una de las problemáticas más grandes que
azotan al territorio colombiano. “La educación liada a una buena formación es el arma
más poderosa para cambiar el mundo.” Frase citada por Nelson Mandela ¿Cuánta razón
no tendrá esta sencilla oración? ¿Cuántas personas la han escuchado y se han dado
cuenta de la veracidad de estas palabras? ¿O cuantas pensaran que no es así? La
formación claramente se recibe en el hogar, los valores, la honestidad, la manera de
comportarnos, lo modales como dar las gracias o pedir disculpas, el respeto a los
mayores y las relaciones con personas que se encuentran fuera o dentro de nuestro
círculo social. ¿Y quiénes son los responsables de educarnos de tal manera?
Principalmente las personas que nos acompañan desde el momento en el que nacimos,
nuestros padres, abuelos, o cualquier adulto que asuma esta tarea, para luego proceder a
recibir una mejor enseñanza e instrucción en nuestras escuelas, y llevar todo lo
aprendido, tanto teórico como ético, al mundo laboral en el que permanecemos el resto
de nuestras vidas. Entonces, como no nos damos cuenta que la formación integral para
una sana convivencia es lo que conforma el horizonte de toda la sociedad y lo que
realmente garantiza la paz en las naciones, la paz en Colombia. Es una herramienta
esencial, y es la única que asegura un entorno de ciudadanía democrática, y tolerante
para todos.

Un problema muy común actualmente es que los colombianos creemos que los
conflictos, ya sean sociales, políticos, económico e incluso armados, iniciaron hace
pocos años, y en momentos hemos llegado a pensar que tales desacuerdos solo se dan
cuando no hay un arreglo o un acuerdo entre el estado y el pueblo. ¿Cuántos de nosotros
no hemos pensado de la misma manera, o hemos fijado los conflictos en Colombia
como algo momentáneo? Resulta que realmente los conflictos en Colombia llevan
aproximadamente 60 años de haber iniciado, y lastimosamente no han acabado en
ningún momento hasta este día. Pero no estamos hablando precisamente de los mal
entendidos entre el pueblo colombiano y el gobierno, eso no es lo que define un
conflicto ni mucho menos un problema en nuestro país, sino las adversidades que
vivimos cada día, en nuestro hogar, en nuestra escuela, en las calles de la ciudad y en
cualquier sitio en el que podríamos estar, aunque fuera el menos pensado.

Es evidente que no existe una paz en su totalidad entre los Colombianos, y es aún más
evidente que ni el estado, ni quienes dirigen la nación pondrán fin a los conflictos entre
los ciudadanos. Y es en este preciso momento donde nace la herramienta que puede
detener la lucha y la desavenencia permanente en Colombia, no es un arma, mucho
menos un acuerdo de paz firmado, se trata de la formación ciudadana liada a una buena
educación, sencillamente es el artefacto más poderoso capaz de construir una cultura de
paz. Es irrefutable ante cualquier otra opción nefasta.
La formación integral responde a este interés de formación humana, por ello se
convierte en propósito de la educación en muchos países, como es el caso de Colombia (
Ley 30 de 1992 ; Ley 115 de 1994 ), no solo para la educación preescolar, básica y
media, también para la educación superior, información obtenida de análisis arrojados
por la universidad pedagógica y tecnológica de Colombia. Por otro lado, el filósofo
Orozco (1999) defiende este pensamiento: su trabajo se centra en describir la
responsabilidad que tiene la educación superior frente a dicha tarea. Considera que en
este espacio se consolida el carácter, la personalidad, la ética y el pensamiento crítico.
Somos conscientes que si buscamos crear una cultura de paz, debemos contar con
condiciones de justicia y equidad, y es por esto que es necesario fomentar los procesos
de formación ciudadana en la educación y competencias de dialogo, empatía
cooperación y construcción de acuerdos, pero ¿Cómo conseguimos esto? No hace falta
decir que un buen ciudadano no nace de la noche a la mañana, es un camino largo que
parte desde la forma de crianza en los hogares hasta la manera de educarnos en la
escuela. Desde el momento en el que nacemos nos rodeamos de las personas que
tomamos a lo largo de nuestra vida como figura ejemplar, de hecho, durante los años
que desarrollamos nuestras habilidades motrices seguimos un patrón de movimientos
reflejados en aquellos que vemos de nuestros padres, la forma de caminar, de tomar las
cosas, de reír o hablar. Es por esto que los principales responsables de nuestra
formación y desarrollo como seres humanos, son quienes nos acompañan desde el día
que llegamos al este mundo.
La formación ciudadana es un proceso que forma parte de los individuos, cuyo
propósito es la educación en valores sociales que permite una sana convivencia entre
todos. Es un proceso formativo, que después del hogar da paso a la escuela y a los
personajes que forman parte del ambiente educativo, quienes se convierten en los
segundos responsables del desarrollo y aprendizaje de los individuos. Si bien sabemos,
la escuela cumple un papel importantísimo en la sociedad, es decir ¿qué sería de
nuestra vida sin los años que pasamos en ella? Pero ¿Qué sentido tiene todo lo que
aprendemos teóricamente si no aprendemos a formarnos integralmente como personas y
ciudadanos? Puede que cualquiera de nosotros cuente con un amplio conocimiento, y
sea considerado incluso un genio, pero sobra decir que sin cultura y principios su
conocimiento no lo llevará muy lejos. La formación ciudadana es esencial no solo para
una buena convivencia, sino también para entender los escenarios actuales que son
altamente cambiantes y diversos.
La Unesco reconoce que el proceso de formación que se brinde en la educación superior
debe ser integral, tal como lo plantean Remolina et al. (2001) , Orozco (1999) , Campo
y Restrepo (1999) , Ruiz (2002) y Pérez (2011) . Las IES son concebidas como el medio
donde se pueden encontrar soluciones a los diversos problemas de la humanidad,
presentes y futuros. Por ello, invita a trabajar en la formación de personas sensibles a las
condiciones que dificultan el progreso y bienestar del mundo.
Para que las personas se conviertan en seres humanos capaces de ejercer la paz como un
hábito es preciso conocer las características de los procesos de formación de las
escuelas en su contexto particular, desde la eficacia de sus métodos de evaluación de
conducta hasta las formulaciones teóricas y la práctica concreta. Puedo asegurar que
muchos de los presentes han leído o han observado alguna vez, documentales o videos
de jóvenes que rescatan el verdadero deber de los maestros como formadores y
educadores para la vida. No quiero decir con esto que se desenvuelven mal en su papel
como docentes, pero se ha deteriorado la búsqueda por formar estudiantes capaces de
que fomenten acciones de convivencia en su entorno familiar y sociocultural. Un buen
aprendizaje debe estar acompañado de una buena reflexión, que poco a poco permita
fluir en cada quien la necesidad de ser un profesional dotado de inteligencia y formado
en valores y competencias ciudadanas que construyan una cultura de paz, desde los
hogares hasta cualquier sitio con cualquier grupo de individuos. Aprender que obtener
un cargo político no es solo una ganancia económica para el estado y un prejuicio para
el pueblo, o que abusar de la autoridad no nos hace más exitosos y respetados, y que el
incumplimiento de los derechos humanos solo causa cada vez más muertes e
inseguridades en las calles, es tan importante como aprender el valor de x o aprender a
crear un texto argumental, o la ley de la termodinámica. Solo con la educación tomada
de la mano con una formación ciudadana aceptable para la sana convivencia, garantiza
que vivamos en un país en donde se sabe respetar las opiniones, se valoran ambos
géneros de igual manera y se busca un bien colectivo para todos y cada uno de los
habitantes de Colombia.

Es claro que lograr una cultura de paz y un desarrollo sostenible que prevengan los
conflictos es complejo, y en ocasiones lo consideramos como algo imposible de
alcanzar, pero basta con compromiso y una buena formación de ciudadanos íntegros
para conseguir que nuestro propósito se cumpla. Formar para la paz, la convivencia y la
ciudadanía democrática significa formar en el conocimiento y la comprensión de los
derechos humanos, de los principios y valores universales que los sostienen y de los
mecanismos que los protegen. Luchemos por una Colombia en paz, por la construcción
de una cultura de paz, pero ante todo, entendamos que el cumplimiento de este sueño se
encuentra en nuestras manos, en cada persona, nuestros padres, nuestros maestros,
directores, jefes y nosotros mismos. Porque somos luz, y somos seres racionales y
comprensibles capaces de formar y formarnos para cambiar el presente y crear un
mañana mejor.

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