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Upenski, Leonard - Teología Del Ícono
Upenski, Leonard - Teología Del Ícono
DEL ICONO
Leonid A. Uspenski
V
V
V
LEONJD USPENSK Y
TEOLOGÍA
DEL ICONO
EDICIONES SiUUEME
SALAMANCA
2013
Para mi mujer y colaboradora,
Lydie A. U spenski
ISBN: 978-84-301-1829·8
Depósito legal: S. 87-2013
Impreso en España/ Unión Europea
Imprime: Gráficas Varona S.A.
CONTENIDO
Índice de ilustraciones .... ............... ................. ........ .... .... ... ...... ..... 557
PRESENTACIÓN
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Presentación
l. QUÉ ES UN ICONO
l. Ireneo de Lyon, Contra los herejes, 111, l O, 2. citado por Juan Pablo n, Carta
apostólica Orientale lumen (1995_), 6.
2. Esta es una de las premisas de la legitimación del arte sagrado y su veneración
en la que insiste el autor y a la que también recurren Juan Pablo II (Carta apostólica
Duodecimum saeculum, en el XII centenario del II Concilio de Nicea, 4.12.1987, n. 9)
y Benedicto XVI ( Catequesis sobre san Juan Damasceno, 6.5.2009).
3. Benedicto XVI, Catequesis sobre san Juan Damasceno.
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Presentación
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Presentación
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Presentación
10. Benedicto XVI, La libertad religiosa, camino para la paz, Mensaje para la
XLIV Jornada Mundial de la Paz (l.1.2011 ).
11. Germán de Constantinopla, citado por Juan Pablo II, Duodecimum saecu
t
lurn. 9.
12. !bid., 11.
13. Sobre el catolicismo oriental, cf. C. de Francisco Vega, Las Iglesias orientales
católicas. Identidad y patrimonio, San Pablo, Madrid 1997.
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Presentación
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Presentación
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Presentación
20. Uspenski afirma en otro lugar que «lo que nos separa de la Iglesia católica es
que, aunque durante el periodo iconoclasta la lucha haya sido común, la Iglesia ca
tólica ha reemplazado defacto la veneración de los iconos por la veneración del arte
como tab� (citado en N. Ozoline. Compte-rendu de la soirée L. Ouspensky, en Dossier
L. Ouspensky. Théologien de J'icóne: Me ssager del'Église orthodoxe russe 7 [2008] 9).
21. Para una panorámica de las tendencias más recientes, cf. M. Tarruella Oriol,
Arte cristiano en vanguardia: Palabra 579 {octubre 2011) 8-12.
22. A modo de ejemplo. cf. la oración de la bendición e imposición de meda
llas de Caballeros y de la Corte de honor de Ntra. Señora del Pilar de Zaragoza:
«Omnipotente y eterno Dios. que no repruebas que las imágenes de tus santos sean
esculpidas o pintadas. para que, cuantas veces las veamos con los ojos corporales,
tantas fijemos los ojos de nuestra mente en sus obras y santidad, para imitarlas)).
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Presentación
23. Juan Pablo II, Duodecimum saeculum, 11. También Benedicto XVI se dirige
a los artistas conminándoles del siguiente modo: <<No separéis jamás la creatividad
artística de la verdad y de la caridad ... haced que la verdad resplandezca en vuestras
obras» (Discurso a los artistas, Roma 4.7.2011; et: también su discurso a los artistas
del 21.11.2009). Ya Pablo VI se dirigía en 1964 a un grupo de artistas italianos dicien
do: «Hemos sido siempre amigos. Pero como sucede entre los parientes, como sucede
entre amigos, estamos un poco disgustados. No hemos roto, no hemos alterado nues
tra amistad. ¿Nos permitís hablar con franqueza'? Vosotros nos habéis abandonado
un poco, os habéis ido lejos, a beber a otras fuentes, con la intención legítima de
expresar otras cosas, pero ya no las nuestras ... ¿Hacemos las paces? ¿Hoy? ¿Aquí'?»,
citado en J. Plazaolaza, El arte sacro actual, BAC. Madrid 1965, 538-539.
24. Para un acercamiento comparativo a la manera de hacer teología en estas
dos tradiciones, cf., desde una perspectiva ortodoxa, V. Losski, Teología mística de
la Jglesia de Oriente, Herder, Barcelona 2009, 7-18, y desde la visión católica, Y. M.
Congar. Cristianos ortodoxos, Barcelona 1963, 60-67.
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Presentación
4. CONTEXTO HISTÓRICO
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Presentación
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Presentación
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Presentación
33. Cf. un estudio en inglés, francés y ruso, con cuidadas imágenes de estos
frescos, algunas lecciones de Uspenski y comentarios de la liturgia de las fiestas en
Théologie en cou!eurs. Lesfresques desJetes en la Cathédrale des Trois Saints Hiérar
ques a Paris. Cerf, Paris 2007.
34. N. Losski, Compte-rendu de la soirée, en Dossier Léonide Ouspensky, 9, al
.:omentar el volumen (la tridimensionalidad) de la escultura de la cruz sobre la tum
b.;;. de su abuelo, Nicolas O. Losski.
':5. �icc,Jas üzoline, en ibid., 6.
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Presentación
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Presentación
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Presentación
6. LA TRADUCCIÓN
Será dificil ver un icono con los mismos «ojos» después de leer
esta Teología. Su objetivo es que aprendamos a mirar la imagen no
con la actitud con que vamos a un museo o estudiamos un manual
de arte, sino con la que entramos en una iglesia, también ella icono
23
Presentución
del reino de los cielos. Viene en nuestra ayuda Juan Pablo 11: «Fijar
los ojos en el rostro de Cristo, descubrir su misterio en el cami
no ordinario y doloroso de su humanidad, hasta percibir su fulgor
divino manifestado divinamente en el Resucitado glorificado a la
derecha del Padre, es la tarea de todos los discípulos de Cristo; por
tanto, es también la nuestra. Contemplando este rostro nos dispo
nemos a acoger el misterio de la vida trinitaria, para experimentar
el amor del Padre y gozar de la alegría del Espíritu Santo»".
La lectura de este libro supone una extraordinaria oportunidad
para valorar la presencia de la imagen en la práctica de la fe per
sonal y en la liturgia comunitaria. Asimismo, supone la ocasión
de compartir y participar del clamor de Cristo al Padre por la uni
dad de los cristianos y de responder adecuadamente a ese mismo
llamamiento hecho por la Iglesia, en particular, a la «formación
ecuménica», al <<fraterno conocimiento recíproco» y a la <(oración
en común»43 .
Dejémonos, pues, asombrar por la «apacible y extraña atrac
ción» del icono, porque «es necesario asombrarse de todas las
obras de la providencia, alabarlas todas y acogerlas todas ... acep
tando que el proyecto de Dios va mucho más allá de la capacidad
de conocer y comprender del hombre, ya que sólo Él conoce nues
tros pensamientos, nuestras acciones e incluso nuestro futuro» (san
Juan Damasceno).
42. Juan Pablo 11, Carta apostólica Rosarium Virginis Afariae (2002), 9.
43. Concilio Vaticano 11, Decreto Unitatis redintegratio, 8-10; CIC 821. Cf. tam
bién Orienta/e lumen. En este contexto ecuménico se entiende bien la invitación de
Juan Pablo II a <<respirar con los dos pulmones}, ( Ut unum sint, 54).
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TEOLOGÍA DEL ICONO
INTRODUCCIÓN
27
Introducción
fiestas, los ayunos, información hagiográfica, etc. Los «Servicios Divinos» se dividen
en la Iglesia ortodoxa en tres ciclos: diario, semanal y anual. El ciclo diario comporta
los nueve Servicios Divinos que se realizan a lo largo del día: vespertina, nocturna,
medianoche, maitines, hora prima (7:00h), hora tercia, hora sexta, hora nona y la
Divina Liturgia (o liturgia eucarística). Estos nueve Servicios han sido unificados en
tres: vespertino, matutino y diurno. El vespertino incluye los de hora nona, vesperti
na y nocturna (en vísperas de una festividad se celebra la «Vigilia nocturna)), que uni
fica vespertino, matutino y prima). El matutino comprende medianoche, maitines y
hora prima. Y el diurno abarca hora tercera, hora sexta y liturgia. La Divina Liturgia
(con comunión) se celebra en los monasterios todos los días y en las parroquias todos
los festivos. Las celebraciones de las festividades se dividen en grandes, pequeñas y
medianas (por ejemplo, Pequeñas vísperas), y las festividades-como en el catolicis
mo- en fijas (de fecha fija, por ejemplo la :,.Jatividad del Señor, el 7 de enero) y móviles
(por ejemplo, las correspondientes a la Cuaresma) [N. del T.].
2. Versos o estrofas (originalmente de los salmos y semejantes a las antífonas del
rito latino) que, en el rito bizantino, conforman un tipo de himno que se intercala
entre los dos últimos versos de los salmos o tras la lectura del evangelio en las víspe
ras y en el matutino. Las estijiras hacen referencia a la festividad o al santo del día.
El número de estijiras (entre 4 y 11) depende de lo solemne que sea la festividad. Las
estijiras se cantan en uno de los ocho tonos del canto litúrgico bizantino (N. del T.].
3. Esta fecha-y otras que irán apareciendo- se rige por el calendario eclesiástico
ortodoxo, «calendario juliano» o «viejo calendario (o viejo estilo)», adoptado en
Rusia tras la aceptación del cristianismo en el siglo X. Se diferencia del calendario
gregoriano o «nuevo calendario (o estilo)» establecido por el papa Gregario XIII
(1572-1585) en 1582 y que es el universalmente asumido en el ámbito civil en nues
tros dias. Entre ambos calendarios existe un desfase de 13 días. Así pues, este 16 de
agosto se corresponde con el 29 de agosto del calendario gregoriano. Hay que tener
en cuenta que la Iglesia ortodoxa rusa, entre otras, sigue manteniendo el calendario
juliano. En consecuencia. celebra la Navidad -como festividad con fecha fija- el 7
de enero. También la <<Revolución de octubre» de 1917 es «de octubre» sólo según
el calendario juliano (Rusia tampoco reconocería en el ámbito civil el calend¡rio
gregoriano hasta 1918 ). pero según nuestro calendario gregoriano o civil actual tuvo
lugar el 7 de noviembre. En todo caso, los textos y calendarios ortodoxos suelen
especificar si una fecha pertenece al «nuevo» o al «viejo» calendario [N. del T.].
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Introducción
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1
EL ORIGEN
DE LA IMAGEN CRISTIANA
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Teología del icono
2. E. Gibbon, Hi.,wria di! la det·adencia y caida del Imperio romano, RBA, Bar
celona 2005.
32
...
El origen de la imagen cristiana
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Teología del icono
6. T. Klauser, Die Á·usserungen der a/ten Kirche zur Kunst, en Gesammelte Arbei
t,,n zur Liturgie-Geschichte, 334.
7. Ciertamente, la ciencia moderna tiende a no seguir la datación de los expertos
del pasado, sino a datar de nuevo los frescos de las catacumbas en función de su pro
pio instrumental científico. Klauser, por ejemplo, considera que hay que modificar la
datación para adaptarla a las teorías que él mismo desarrolla. Eso es lo que se hace
en la actualidad. C(, por ejemplo, la revista Les Dossiers de l'Archéologie 18 (1977),
donde se atribuyen los mismos frescos al siglo II o al IV, dependiendo de los métodos
científicos de los autores.
34
El origen de la imagen cristiana
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Teología del icono
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El origen de la imagen cristianu
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Teología del icono
12. Juan Damasceno, Segundo tratado en defi?nsa de las santas imágenes, XVI, en
PG 94. 1301 C.
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El origen de la imugen cristiana
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Teología del icono
13. ld., Primer tratdtÍ(), VlIJ, en PG94, 1237 D- 1240 A; y Tercer trutudo, VUL
en PG 94. 1328 D.
i4. Id .., Segundo tratarlo, VIII, en PG 94, 1321.
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El origen de la imagen cristiana
del futuro, ya que «la ley no era una imagen -dice san Juan Da
masceno-, sino como un muro que ocultaba la imagen. Porque
el mismo apóstol Pablo dice: 'La ley ... presenta sólo una sombra
de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas' (Heb
10, 1)» 15• Dicho de otra forma, el Nuevo Testamento es precisa
mente la imagen misma de las realidades.
La prohibición de hacer imágenes de las criaturas que Dios
impuso a Moisés tiene una sola finalidad: impedir que el pueblo
elegido adore a la criatura y le rinda culto en lugar de al Creador.
«No te postrarás ante ellos ni les darás culto» (Ex 20, 5 y Dt 5, 9).
En efecto, habida cuenta de la propensión del pueblo a la idola
tría, la criatura -y toda imagen de la criatura- corre el riesgo de
ser divinizada y adorada. Desde la caída de Adán, el género hu
mano se encuentra sujeto a la corrupción, y con él todo el mundo
terrenal. Por esta razón, una imagen del hombre -o de cualquier
ser terrenal- corrompido por el pecado no podía acercar al hom
bre al único Dios verdadero, no podía llevarlo más que en sentido
opuesto, es decir, a la idolatría. Esa imagen era impura y no podía
ser constructiva. Había que abstenerse por todos los medios de
una imagen concreta.
Dicho de otra manera, una imagen de la criatura no puede
reemplazar la imagen de un Dios al que el pueblo no había vis
to cuando el Señor habló en el Horeb. Por ello, crear cualquier
representación supone para Dios una iniquidad. De ahí las pa
labras: «Tened mucho cuidado, ya que no visteis figura alguna el
día que os habló el Señor en el Horeb, de en medio del fuego, no
sea que os pervirtáis, fabricándoos ídolos, cualquier clase de fi
gura: figura masculina o femenina, figura de animales terrenales
o de pájaros ... » (Dt 4, 15-16).
Pero esta prohibición es claramente un mecanismo de protec
ción vinculado al ministerio específico del pueblo elegido, lo que
se desprende de la orden dada por Dios a Moisés de construir, se
gún la imagen mostrada sobre la montaña, el tabernáculo y todo
su contenido, incluidos los querubines cincelados o bordados en
oro (Ex 25, 18; 26, 1.31). En primer lugar, este mandato indica la
posibilidad de expresar con medios artísticos la realidad espiri-
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Teología del icono
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El origen de la imagen cristiana
18. Juan Damasceno, Segundo tratado, XX, en PG 94, 1305-1308. Cf. también
Id., Tercer tratado, XTI, 1333.
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Teoloiía del icono
19. Biblia hebrea, Sal 48, 9. Las citas bíblicas están tornadas de la versión de la
Septuaginta. (Para esta versión castellana, se toman las citas de la Sagrada Biblia de
la Conferencia Episcopal Española, BAC, Madrid 2010 [N. del T.]).
20. Juan Damasceno, Primer rratadu, XVI. en PG 94. 1245 (traducción de la
versión oficial en español del Catecismo de la Iglesia católica, 1160 {N. del T.]) .
21. Ibid.XXll,enPG94, l.1256A-B.
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El origen de la imagen cristiana
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Teología del icono
�4. Juan Damasceno, Terar tratarlo, VIII, en PG 94, J 328. (La palabra «ayo>,
o ,{pedagogo" -según la traducción- «no significa aquí maestro, se refiere al esclavo
que acompañaba al niño a la escuela; y la escuela a la que la tey conducía a los
judíos era Cristo. La ley en :m total realidad condujo a los .iudios efectivamente a
Cristo)): F. J. Sheed, Teología y sensatez. Herder. Barcelona 1972, 198 f.\l'. deJ T.l).
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El origen de la imagen cristiana
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2
LOS PRIMEROS ICONOS
DE CRISTO Y DE LA VIRGEN
49
Teologia del icono
sanarle. Como Hannan era pintor, Abga.r le encargó que., en el caso de que Cristo no
accediera, pintase su retrato y se lo llevara. Hannan encontró a Cristo rodeado de una
multitud y se subió sobre una peña para verlo mejor. Intentó hacer su retrato, pero le
fue imposible <<por 1a gloria indescriptible de su rostro. que se transformaba en la gra�
cía». Al ver a Hannan intentando pintar su retrato, Cristo pidió agua, se lavó el rostro
y se secó con un pafio. quedando sus ra&gos impresos en él (el ,,Mandyliom)). Entregó
d paño a Hannan. para que se lo l1evt1ra junto con una carta a quien lo había envia�
do. En su carta, Cristo declinaba ir a Edesa, pero le promctia a Abgar que enviaría a
uno de sus discí;>ulos cuando su tnisió:1 hubiese 11egado a su fin. Al recibir el retrato.
Abgar se curó de lo más grave de su enfermedad, aunque conservó algunas marcas
en su rostro. Después de Pentecostés, el apóstol san Tadeo, uno de !os setenta, fue a
Edesa, completó la curación dd rey y lo convirtió, Abgar hizo retirar un ídolo que se
encontraba sobre una de las puertas de la ciudad y colocó allí la santa imagen. Pero su
bisnieto retornó al paganismo y quiso destruirla. El obispo de la ciudad hizo empare
dar la imagen no sin antes colocar ante ella una lámpara encendida en el interior de la
hornacina. Con el paso del tiempo, el cst.:ondite fue olvidado. pero seria redescubierto
durante el asedio de la dudad por el rey de los persas., Chosroes, en el año 544 o 545.
La lámpara permanecía encendida ante la imagen. Y ésta no sólo estaba intactaj
sino que habfa quedado impresa sobre la 1..-ara interior de la teja que la cubría. Corno
recuerdo de este suceso. disponemos en la actualidad de dos tipos de iconos del Santo
Ro,tro: uno en el que se representa la faz del Señor sobre un paño, y otro en el que
no existe paño, sino el Santo Rostro tal como-quedó impreso sobre la teja o cerámica
(kemrnion; en ruso. chrepie). Todo lo qoe se sabe de este icono sobre 1.na teja es- que se
hallaba en Hlerápolis (Mabbought en Siria, y et emperador Nic-.éforo II Focas (963-
969) lo habría trasladado a Constantinopla en el año %5 o 968. (Menaión, térmíno
griego que significa f<libro dei mes}>, también llamado ltfcnologto o Mineu, Libros
litúrgicos que recogen las partes variables •·troparios, kondakíos- de las festividades
fijas del año litúrgico. La Alinea puede ser de tres tipos: «mensuah, ---doce libros,. uno
para cada mes det año-< ({general» ---contiene los servidos «dpcm de cada festividad,
según sea de un mártir, apóstol, ángel, (<loco de Cristor;, profeta. de la Virgen, de Ja
cruz, con espacios en blanco para los nombres propíos-: y <,de la5 festividades.>>, que
rixoge los. textos de las grandes festividades del Señor o de la Virgen del ciclo «:fijo}>.
El término Menaiim tamhién se utiliza para denominar los iconos que, a modo de
<•calendario,,, representan los santos y las festividades de cada dia [N. del T.]).
4. Evagrio el Esoollistico, Historia Hclesiástica, IV, 27, en PG 86, 2745w2748.
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Los primeros iconos de Cristo y de la Virgen
5. Más adelante, a partir del año 843, esta festividad coincidiría -incluso en Ede
sa-- con la del Triunfo de la Ortodoxia.
6. Mansi, XIII. 169.190ss. A. Grabar, El Santo Rostro de la catedral de Laon,
Seminarium Kondakovianum, Praga 1930, 24 (original en ruso).
7. Nos referiremos aquí sólo a los iconos cuya fiesta litúrgica celebra la Iglesia
en la actualidad. Sin embargo, las fuentes históricas mencionan varios iconos del
Santo Rostro que durante los siglos VT y VII jugaron un papel muy importante,
sobre todo en la guerra de Bizancio contra los persas. Algunos de ellos incluso
reemplazaban al estandarte llamado lábaro (crismón) fcf. A. Grabar, L"iconoclasme
byzantin, Paris 1957, 30ss; versión cast.: La iwnoclastiu bi::.antinu: dossier arqueoló
gico, Akal, Madrid 1998). Hoy existe un icono del Santo Rostro pintado al encausto
en Georg ia que se remonta a los siglos VI o VIL cf. Ch. Amiranachvili, Historia del
arte georgiano, Moscú 1950, 126 (original en ruso).
8. En el sig lo XV surgió la leyenda de santa Verónica, que corresponde a la sex
ta estación del vía crucis. Una de las versiones más conocidas cuenta que una mujer
llamada Verónica secó, camino del Gólgota. el sudor de Jesús con un paño en el q ue
quedó impreso su rostro. Cf. P. Perdrizet, De la f/t'ronique et de sainte Véronique:
Seminarium Kondakovianum 5 (Praga 1932) 1-15.
51
Teología del icono
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52
Los primeros iconos de Cri.'ito y de la Virgen
10. Breves textos del Antíguo Testamemo cantarlos en las vísperas [N. del T.j,
l J. Tomamos estas lecturas del;\ Biblia y no de la Mlnea. donde han sido abre�
viadas y omitidos algunos pasajes importantes para el sentido de la imagen.
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Teología del icono
54
Los primeros iconos de Cristo y de la Virgen
12. El tropario es una estrofa o himno corto cantado. En la actualidad. este con
cepto hace referencia a la festividad que se celebra. La oda (o canto) es cada una de
las partes (entre dos y nueve) del canon. Cada oda contiene un hirmós introductorio
y entre cuatro y seis troparios (excepcionalmente. en las odas de algu nos cánones
como el Gran Canon de san Andrés. puede haber hasta treinta troparios). En sen
tido litúrgico bizantino (tiene significado distinto en el ámbito eclesiástico o en el
iconográfico), el término canon hace referencia a una composición musical dedicada
a la festividad que se celebra. El canon se divide habitualmente en odas o cantos ex
traídos de las Escrituras (el número de odas varía entre dos y, habitualmente, nueve).
El canon se canta en uno de los ocho tonos. (Lo que la Iglesia latina entiende por
«canon», es lo que se llama en la ortodoxia �<anáfonrn) [N. del T.].
13. El paréntesis corresponde a un añadido en algunos manuscritos. Según ex
plica en la nota a Le 9, 55 la Biblia de Jerusalén, Bilbao 2009, se trataría de una
lectura sospechosa de origen marcionita [N. del T.].
55
Teología del icono
primeros paremios, por otro. Si antes era: «No veáis figura algu
na», ahora es: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros
veis!», es decir, que ven «la imagen del Dios invisible»: Cristo. Por
ello, las últimas palabras del texto evangélico se dirigen única
mente a los apóstoles. En efecto, no sólo los apóstoles, sino to
dos los que lo rodeaban, podían ver a Jesús hombre. Pero tan sólo
los apóstoles veían en este Hijo del hombre, en su «condición de
esclavo», al Hijo de Dios, «resplandor de la gloria del Padre». San
Juan Damasceno -ya lo hemos explicado- entiende estas últimas
palabras del evangelio como la abolición de la prohibición bíbli
ca, abolición cuyo aspecto visible es para nosotros la imagen de
Cristo que celebramos. «Antes habías sido visto por los hombres,
ahora apareces en tu Imagen no hecha por mano de hombre»
(Segundo tropario de la primera oda del canon).
El primer pasaje del evangelio (Le 9, 55-56) subraya lo que
distingue a los apóstoles del mundo, es decir, aquello que dis
tingue a la Iglesia del mundo: un espíritu y unos métodos que
le son propios, que no son los del mundo (recordemos que esta
diferencia es lo que determina los medios de acción de la Iglesia
y, en particular, su arte). Si los paremios presentan la finalidad
de la prohibición de la imagen, el evangelio, por el contrario,
revela la función de esta imagen. Señalemos también que esa di
ferencia entre el espíritu y los métodos de los apóstoles y los del
mundo la manifiesta el mismo Cristo justo antes de su entrada
en Jerusalén. Si comenzamos por los paremios y seguimos por
las lecturas neotestamentarias, observamos algo parecido a una
evolución de la revelación: el Antiguo Testamento es una prepa
ración del Nuevo Testamento; la Tierra Prometida a la que se
dirige el antiguo Israel es imagen de la Iglesia neotestamentaria.
El Nuevo Testamento supone la realización de estas prefigura
ciones preparatorias. Pero el Nuevo Testamento no es el objetivo
último, sino la siguiente etapa del camino hacia el reino de Dios.
En el Antiguo Testamento, la confesión del Dios verdadero y la
ausencia de su imagen eran condiciones esenciales para que el
pueblo pudiera entrar en la Tierra Prometida y poseerla. Por su
parte, la confesión de Cristo y de su imagen en el Nuevo Testa
mento -y nuestra profesión de fe a través de esta imagen- desem
peña una función análoga: también es condición esencial para
56
Los primeros icemos de Crisw y de ta Virgen
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Teología del icono
58
Los primeros iconos de Cristo y de la Virgen
18. Entre las reproducciones antiguas de la Virgen del tipo Umile.nie, tenemos
conocimiento de alguna que se remonta más allá del siglo X íe-n la iglesia real de
Kilise (963-%9]; cf. V N. Lázarev, Historia de la pintura hizantina t MoscU-LeninM
grado 1947, 125. original en ruso). Respecto al tipo Odegetria, los prototipos que
conocemos se remontan al siglo VI (Evangeliario de Rábula: d N, P. Kondakov,
lconogr«lia de la Afadre de Dios I, 191�192. original en ruso).
59
Teología del icono
19. Oraciones de súplica durante las vísperas de las festividades con la solemne
bendición de cinco panes, trigo, aceite y vino. Este concepto también hace referencia
a las estijiras cantadas durante una procesión [N. del T.].
60
los primeros iconos de Cristo y de la Virgen
20. N. P. Kondakov, lconografia de la /o.1adre de Dios JI, Petro grado 1915, 154
(en ruso). El conocido escrito en defensa de los iconos dirigido al emperador Cons
tantino Coprónimo -atribuido a Juan Damasceno--- también habla de una imagen de
la Virgen pintada por san Lucas. Este texto, según la ciencia historiográfica actual,
pertenece a un autor desconocido y se compone de sermones del Damasceno, de san
Jorge de Chi pre y de san Juan de Jerusalén. Cf. G. Ostrogorski, La relación entre Ja
cuestión de los santos iconos y la cristología dogmática en las obras de los apologe
tas ortodoxos del primer periodo iconoclasta: Seminarium Kondakovianum 1 (_Praga
1927) 35-48 (original en ruso ); Id., Histoire de !'État byzantin, Paris 1956, 179.
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Teología del icono
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3
EL ARTE
DE LOS PRIMEROS SIGLOS
63
Teología del icono
3. En las catacumbas aparecen desde los siglos I y lI una serie de temas del
Antiguo y el Nuevo Testamento. En el primer siglo, el Buen Pastor, el Arca de Noé,
Daniel en la fosa de los leones o la escena del banquete. Del siglo II nos han llegado
numerosas imágenes del Nuevo Testamento: la Anunciación, la Natividad de Cris
to, su Bautismo y otros muchos temas. Las pinturas de las catacumbas tratan fre
cuentemente de remas inspirados en el evangelio de Juan: la resurrección de Lázaro
(53 veces), la curación del paralítico (20 veces), etc. Algunas pertenecen a la segunda
mitad del siglo 11 (c( Jrenikon 2 [1961) 244-246: recensión de F. M. Braun, Jean le
ThéoloKien et son évangile Dans l"Eglise ancienne, Paris 1959).
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El arte de los primeros siglos
4, Cirílo de Jerusalén, Catequesis, VI, 29, ed, J. Sancho, Ciudad Nueva1 Madrid
2006, !56; PG 33. 589.
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Teología del icono
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El arte de los primeros siglos
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Teología del icono
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El arte de los primeros siglos
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Tevlogia di!l icono
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El arte de los primeros .üglos
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.1Colog{a del icono
!4. En el siglo VI aún vemos en los mosaicos de San Vital de Rávena Ia reprt--sen•
lllCiaa de la adoración de ios Reyes Magos bordada en la ropa de la emperatriz Teo
-M!ll,;L�mente en la escena donde aparece con el emperador Justin1ano rea1izando
J11itu:fx2da a la Igk�ia. La pareja imperial repite asi et gesto de !os Reyes de Oriente,
... iuíio=tt una ofrenda a Cristo en nombre de su pueblo,
72
El arte de los primeros siglos
ñalar que esta mujer con un niño era la Virgen, hubo que recurrir
a signos externos: un profeta bíblico a su lado y una estrella sobre
su cabeza. Se aprecia el mismo principio que en las mencionadas
imágenes de la eucaristía: para indicar que la escena representada
(un banquete, la consagración, o sólo el vino y el pan) significaba
el sacramento central del cristianismo, se añadía un signo exte
rior, un símbolo eucarístico: el pez. Este detalle trasladaba el sen
tido de la imagen a un plano distinto, iluminándolo con un conte-
�".,1._,,.
La Virgen con el Niño y con un profeta.
Fresco de la catacumba de Priscila, siglo 11.
73
Teología del icono
74
El arte de los primeros siKla::,
15. Conviene recordar aquí que esta postura de los brazos elevados no es espe�
cíficamente cristiana. De hecho. ya se conocía en el mundo antiguo y en el Antiguo
Testamento, donde los salmos la evocan en repetidas ocasiones.
75
Teología del icono
actividad como tal; los oficios, por ejemplo. Así, vemos a una ven
dedora de hierbas en su puesto, a un barquero cargando ánforas,
a un mozo del muelle descargando un navío, a un panadero, un
,iñador, un auriga o unos toneleros en plena faena.
76
El arte de los primeros siglos
77
Teologia del icono
lb. Cf. por �jemplo, M. Ochsé, Lo. nouvelil! querelle des images, Pari.s 1952, 41;
T. �r. Die AusserungeN der altf!n Kirche wr Kmm en Gesarnmehe Arbeiten :::ur
�tli'•Ge;'Áclud1te. Münster 1974, 339.337,
78
El arte de los primeros siglos
tal. Sus rasgos esenciales han sido descritos por André Grabar
al describir un templo pagano de esta misma ciudad: «Espacio
reducido, figuras planas con siluetas pegadas entre sí, cuerpos
isocéfalos sin volumen ni peso, personajes que se adelantan vol
viendo la cabeza hacia el espectador. En resumen, un arte expre
sivo que no busca imitar la visión óptica ni crear la impresión de
una realidad material»". Estos rasgos del arte oriental serían am
pliamente utilizados por el cristianismo. Algún otro monumento
y ciertos indicios nos permiten afirmar que el arte sagrado no se
encontraba menos desarrollado en la parte oriental del Imperio
que en la occidental. En todo caso, cuando Constantinopla fue
fundada en el año 330, el arte cristiano de Roma y el de Oriente
ya tenían mucha historia.
79
4
EL ARTE SAGRADO
EN LA ÉPOCA CONSTANTINIANA
81
Teología del icono
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La época constantiniana
83
Tt?ologia del icono
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La época constantiniana
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Teologia del icono
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La época constantiniana
87
Teología (U?/ icono
88
La época consrantiniana
que habían tenido lugar los relatos evangélicos. Del arte helénico
rechaza una iconografía algo idealista, pero mantiene su belle
za armoniosa, el sentido del ritmo y ciertos elementos, como la
denominada «perspectiva invertida» 17 • Para la imagen de Cristo
rechaza la iconografía helenística que representaba al Señor con
los rasgos de un joven dios, al estilo de Apolo, imberbe y elegan
te, y adopta la iconografía palestina del hombre de barba oscura
y pelo largo, de tipo realista, propia de un retrato majestuoso.
Lo mismo sucede con la Virgen: el arte helénico aportó la túnica,
el peinado e incluso a veces unos pendientes de aro, al estilo de
las grandes damas de Alejandría y Roma. El arte de Jerusalén la
envolvió en el largo velo de las mujeres sirias, una prenda que cu
bría el cabello y caía hasta las rodillas. La Iglesia también acogió
en su arte litúrgico la ornamentación rítmica y a menudo simétri
ca de Oriente, así como otros elementos de diversas culturas que
convergían en Constantinopla. Con todos estos ingredientes de
extrema variedad, la Iglesia de Constantinopla crea una forma
de arte que, desde la época de Justiniano ( siglo VI), representa
un lenguaje pictórico claramente definido.
La absorción por la Iglesia de elementos diversos y su integra
ción en la plenitud de la revelación se extiende a todos los aspec
tos de la actividad humana, incluido el arte, ya sea la creación
literaria, ya sean las artes plásticas. Esta creación se santifica al
participar en la construcción del reino de Dios que la Iglesia lle
va a cabo en este mundo; puesto que la razón última de la exis
tencia del mundo reside en la construcción del reino divino. Y,
a la inversa, la razón de ser de la Iglesia en el mundo es hacerle
participar de la plenitud de la revelación. Por tal motivo, esta se
lección y agrupación de elementos que comenzó en los primeros
siglos del cristianismo constituye una actividad ordinaria y per
manente de la Iglesia, sin que este proceso quede restringido a
una u otra época de la historia. En su actividad de construcción
y síntesis, la Iglesia continúa y continuará, hasta el final de los
siglos, tomando de fuera de ella toda realidad que sea auténtica,
aunque se presente incompleta o insuficiente, para integrarla y
hacerla partícipe de la vida divina.
17. Cf, P. Florenski, La perspectiva invertida. Siruela, Madrid 2005 [N. del T.].
89
Teología del icono
90
La época r:onstantinümu
i8. Con este objetivo, adem:ís. el arte oficial rccunia a menudo en sus temas a
elementos cristianos. Por ejemplo, para mostrar que el poder imperial era dado por
Dios, se representaba al emperador y a la emperatriz c°.ron�dos ror Cristo. . ,
19. Un retrato del emperador presentado por ,m tuncmnano del Estado s1gm
:ficaba que este funcionario actuaba �ten nombre}) y i{por poder;¡ del emperador. La
imagen del emperador pisando a un enemigo bárbaro significaba la invendbílidad
del Imperio, etc.
91
5
EL CONCILIO QUINISEXTO
Y SU ENSEÑANZA SOBRE EL ICONO
93
Teología del icono
94
El Concilio Quinisexto
95
Teología del icono
6. La versión de los textos litúrgicos y b[blicos rusos es mits intensa; (('que carga
sobre sí' ( W!ruschi na sehiá) los pecados del mundo»; como 1 Pe 2, 24: «El llevó nues•
tras pecados en su cuerpo hasta el leño>) [N. del T.].
96
El Concilio Quinisexto
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Teología del icono
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El Concilio Quinisexto
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Teología del icono
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El Concilio Quinisexto
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Teología del icono
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El Concilio Qu.inisexto
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6
EL PERIODO PRE-ICONOCLASTA
106
El periodo pre-iconoclasta
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Teología del icono
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El periodo pre-iconoclasta
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Tevlogia del icono
110
-
El periodo pre-iconoclasta
111
7
BREVE HISTORIA
DEL PERIODO ICONOCLASTA
113
Teología del icono
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El periodo iconoclasra
ll5
Teo!ogia del icono
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El periodo iconoclasta
117
Teología del icono
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El periodo iconoclasta
119
Teología del icono
120
El periodo icur;oda.,r...-
18, La doctrina promulgada por este segundo concilio iconoclasta se dio a co
nocer a través de una carta del emperador Miguel a Luis el Piadoso ( 4_ fonsi. XIV.
417-422), de las Refutaciones Je san 1eodom el Eswditu y, sobre todo. de la re.,¡pue,
ta que elaboró, citándola ampliamente, el patriarca san �JCéforo.
J9. G. Ostr?gor5ky, Studien 2ur Geschichte des By::;antinischen Bilderstrei!e:r, 51.
y Histoire de l'Etat bJ;;antin, 232.
20. Así. el gran defensor de tos iconos.. san Teodoro el Estudtta. fue trasJadado
de una prisión a otra y golpeado hasta tal punto que su carne maguilada se llegó
a pudrir. y su fiel díscipulo, san Nicolás el Estudita, se vio obligado a quitarle esa
carne necros.ada con un cuchilló.
12]
Teología del icono
21. Esta es la época de los sufrimientos del monje iconógrafo san Lázaro. Tras
haber sufrido una cruel paliza y quemaduras en sus manos, se arrastró desde su lugar
de tortura a la iglesia de San Juan Bautista y comenzó a pintar su icono. Los eruditos
Teodoro y Teófano, quienes a petición del patriarca de Jerusalén habían elevado su
voz contra la iconoclasia, fueron brutalmente golpeados en varias ocasiones y les
grabaron con un hierro ardiente una inscri¡x:ión insultante en sus rostros. Por ello la
Iglesia los venera con el nombre de santos Teodoro y Teófano, los Marcados.
22. La celebración de los domingos de Cuaresma sigue este orden en el calenda
rio litúrgico bizantino: 1) Domingo de la Ortodoxia; 2) Domingo de san Gregorio
Palamás; 3) Domingo de la Santa Cruz; 4) Domingo de san Juan Clímaco; 5) Do
mingo de santa María <(la Egipcia»; 6) Domingo de Ramos.
122
El periodo iconoclasta
y flores. Con este mismo gusto decoró las iglesias". Cuando hizo
retirar las imágenes sagradas de todo lugar, fue para reempla
zarlas por pájaros y animales. Constantino Coprónimo supuso
para él un ejemplo impresionante: en la iglesia de Blanquerna
había mandado destruir un ciclo de imágenes basadas en temas
evangélicos y reemplazarlas por «flores, pájaros y otros animales
rodeados de vegetación por la que correteaban grullas, cuervos y
pavos reales». Se acusaba al emperador de transformar la iglesia
en un «vergel y en una pajarera» con tales imágenes". En el lugar
de un fresco que representaba el VI Concilio ecuménico, Cons
tantino hizo colocar el retrato de su cochero preferido.
En Occidente, durante el segundo periodo iconoclasta, los pa
pas Pascual I y Gregorio IV 25 siguieron defendiendo y propa
gando las imágenes sagradas. En el año 835, es decir, en plena
persecución de Teófilo, Gregorio IV decretó que la festividad de
Todos los Santos instituida por Gregorio III fuera celebrada en
toda la cristiandad el I de noviembre. Por lo general, la violencia
de los iconoclastas exaltó el culto a los santos y a sus reliquias
no sólo en Roma, sino en todo Occidente, particularmente en
Francia. Durante esta época de la iconoclasia fueron trasladadas
a este país las reliquias de numerosos santos, como por ejemplo
las de san Vito en el 751, las de san Sebastián en el 826 a la igle
sia de San Médard a Soissons, y las de santa Helena en el 840 a
Hautevilliers, cerca de Reims 26 •
Como vemos, la Iglesia de Roma no cedió a la tentación de la
iconoclasia. Muy al contrario, se mostró firme en la veneración
de los iconos, de los santos y de sus reliquias frente a la iconocla
sia de la Iglesia de Bizancio.
123
8
LA DOCTRINA ICONOCLASTA
Y LA RESPUESTA ORTODOXA
125
1t'ología del icono
126
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
3. Jb;d., 44 (nota).
4. Germán de Constantinopla, en PG 98, 151-193 y 80 A.
127
Teología del icono
128
La doctrina iconoclasta y la respuesta vrtodoxa
129
Teología del irnno
ble para los ortodoxos. Los Padres del VII Concilio ecuménico
respondieron a este razonamiento diciendo que «ni el Señor, ni
los Apóstoles, ni los Padres han denominado jamás 'imagen' al
sacrificio no sangriento presentado por el sacerdote. Siempre lo
han denominado el mismo Cuerpo y la misma Sangre»'. «Para
los ortodoxos. el icono no sólo no era consustancial (omoousion)
o idéntico (tauton) a su prototipo -como debía ser para los ico
noclastas-. sino que. por el contrario, si seguimos a los apologe
tas ortodoxos, el concepto mismo que corresponde a la palabra
'icono' (eíkón) contiene una diferencia esencial entre la imagen y
su prototipo»'; «porque uua cosa es la imagen, y otra distinta la
persona representada», explica san Juan Damasceno'. Por esta
razón, el patriarca Nicéforo encuentra esta teoría de la imagen
consustancial con el prototipo «descabellada y ridícula» w. «La
imagen (artificial)" es una semejanza del prototipo ... , o una imi
tación del prototipo y su reflejo. Pero se distingue de su prototipo
en virtud de su esencia (naturaleza) (le ousia kai to hypokeimeno).
La imagen (artificial) se asemeja a su prototipo en virtud de la
perfección del arte de la imitación, pero se distingue de su proto
tipo por su esencia (naturaleza). Pues si en nada se distingue de su
prototipo, no es una imagen, sino el prototipo mismo12•
San Teodoro el Estudita se expresa con mayor crudeza: «Na
die será tan insensato como para pensar que la realidad y su som
bra ... , el prototipo y su representación, la causa y la consecuencia
son de idéntica naturaleza (kat ousian)» ll . «El patriarca Nicéforo
captó ciertamente el fondo de la cuestión cuando, tras señalar la
diferencia entre la imagen y su prototipo, afirma que quienes no
acepten esta diferencia, quienes no la comprendan, podrían ser
llamados idólatras con razón» 14• En efecto, si el icono se iden
tificara con la persona a la que representa, la veneración de los
130
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
131
Teología del icono
una cuarta persona en la Santa Trinidad 16. Por tanto -al parecer
de los iconoclastas-, puesto que un icono no puede expresar la
relación que existe entre las dos naturalezas de Cristo, resulta im
posible hacer un icono, representar a través de los medios huma
nos a Dios-hombre. Justamente por ello, la eucaristía es el único
icono posible del Señor. «Resulta curioso -escribe Ostrogorski
que ciertos estudiosos modernos -teólogos protestantes, princi
palmente- consideren que estos razonamientos, además de estar
bien fundados, son incluso irrefutables, sin darse cuenta de que se
encuentran, simplemente, fuera de contexto»".
Como estamos viendo, los iconoclastas quisieron situar su ar
gumentación bajo el ámbito del dogma de Calcedonia. Pero el
vicio de su razonamiento -que los defensores de las imágenes no
tardaron en revelar- consistía precisamente en que no entendían
la base del dogma de Dios-hombre. El dogma de Calcedonia re
quiere, ante todo, distinguir muy claramente entre la naturaleza,
por una parte, y la persona (hipóstasis), por otra. Esta claridad
es lo que le falta precisamente al pensamiento iconoclasta. En
la imagen del Dios-Verbo encarnado, los iconoclastas sólo ven
dos posibilidades: o bien al representar a Cristo estamos repre
sentando su naturaleza divina, o bien al representar al hombre
Jesús estamos representando su naturaleza humana separada de
su divinidad. Una y otra son heréticas, y para ellos no habría una
tercera posibilidad.
Pero los ortodoxos, plenamente conscientes de la distinción
entre naturaleza y persona, apuntan precisamente a esa tercera
posibilidad que deshace todo el dilema iconoclasta. El icono no
representa la naturaleza, sino a la persona: «Perigraptos ara o
Christos kat' hypostasin kan te Theoteti aperigraptos», explica
san Teodoro el Estudita 18 • Al representar a nuestro Señor, no re
presentamos ni su divinidad ni su humanidad, sino a su persona,
en la que une de forma inconcebible sus dos naturalezas sin confu
sión ni división (según los términos del dogma de Calcedonia).
16. Resumen del horas del concilio iconoclasta. Cf Ch. J. Héfélé. Histoire del
Conciles, Paris 1910, 697-703. (Se entiende por horas la declaración final de un con
cilio: definición, decisión, decreto [N. del T.)).
17. G. Ostrogorski, Fundamentos de la querella sobre los santos iconos, 50, pri
mera nota.
18. Teodoro el Estudita, Tercera re/Utación, XXXIV, en PG 99, 405 B.
132
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
19. Juan Damasceno, Exposición de lafe, III, 6 (50). p. 168-172; PG 94, 1004 A.
20. La palabra «persona:,> (hypostasis) tiene en la ortodoxia un sentido totalmen
te distinto al del lenguaje corriente, donde es sinónimo de individuo. Para profundi
zar en la enseñanza ortodoxa sobre la naturaleza. la persona y la gracia, cf V. Losski,
Théologie mystique de l'Église d'Orient. Cerf, Paris 1944.(versión cast.: Teología mís
tica de la Iglesia de Oriente, Herder, Barcelona 2009) y A /'image et a la ressemblance
de Dteu, Aubier-Montaigne, Paris I967.
133
TeoloJ?ia del icono
134
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
135
Teologia del icono
27. II Concilio de Nicea (VII ecuménico), Sexta sesión, en }Jansi, XIII, 268ss.
28. lhid, 269 D.
29. Teodoro el Estudita, Primera refutación, X, en PG 99,340.
30. Juan Damasceno, Segundo tratado, XIV, en PG 94, l, 1300.
31. Tanto la acusación iconoclasta como la respuesta ortodoxa demuestran que
en la época del VII Concilio ecuménico no existía el rito de la bendición de los iconos.
Esto tiene para nosotros un gran interés, habida cuenta de la práctica que existe en
!36
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
nuestros días de bendecir los iconos. Lamentablemente, hay que reconocer que los
fieles ortodoxos no siempre comprenden correctamente este rito. A menudo llevan a
la iglesia cualquier pintura de temática religiosa que en ningún caso puede ser califi
cada de icono, y piensan que la bendición del sacerdote hará de ella un icono. El rito
de la bendición no es una fórmula mágica que pueda transformar un objeto en otro
distinto: una imagen que no es un icono no se convierte en tal por ser bendecida.
32. ll Concilio de Nicea (VII ecuménico), Sexta sesión, en Mansi, XIII, 268 B-C.
33. Teodoro el Estudita, Primera refutación, l. X, en PG 99, 339 D - 340.
34. 11 Concilio de Nicea (VII ecum�nico), en Mamá, XIII. 169.
137
Teología del icono
138
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
139
Teologia del icono
37. Advirtamos que, entre los escritores occidentales, sólo el papa san Gregorio II
recurriú en su apología de la imagen a1 dogma de la Encarnación. Aunque de origen
romano, este Papa había recibido una importante influencia oriental,
38. Cf. G. Ostrogorsky. Rom und Byzanz im Kamp/é um die Bilderverehrung; Se
minarium Kondakovianum 6 (Praga 1933} í3-87.
140
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
141
Teología del icono
142
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
40. Citado por G. Florovski, Las das de la teología rusa, Paris 1937 (en ruso).
41. Cf. el artículo de V. Losski en Der Sinn der lkonen. Bem 1952,
143
Teología del icono
42. Juan Damasceno, Exposición de /aje, IV, 16 (89), p. 273-276, aquí 276; PG
94 1173 y 1176. A esta referencia a san Pablo que hace el Damasceno puede aña
dirse que, si el cristianismo se limitara a la Santa Escritura, habría que llegar a la
conclusión, manifiestamente absurda, de que la gran mayoría de los apóstoles no
cumplió con el mandamiento supremo del Señor: «Id al mundo entero y proclamad
el evangelio a toda la creación>> (Mt 16, 15). Efectivamente, además de los doce
apóstoles, Cristo tuvo otros sesenta y seis. ¿Y qué queda de esto como documento
escrito? Cuatro evangelios, algunas cartas y los Hechos de los apóstoles. Lo que no
ha sido fijado por escrito continúa igualmente vivo en las tradiciones eclesiásticas,
en la liturgia y, en particular, en la iconografía.
43. 11 Concilio de Nicea (VII ecuménico), Sexta sesión, en Man.si, XIII, 252.
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La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
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Teología del icono
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La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
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Teologia del U:ono
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La doctrina iconoclasta}' la respue,'>fa ortodoxa
50. «Esta distinción nunca llegará a ser bien comprendida en Occidente),, se
ñala J. Meyendorff en Le Christ Dcms la théologie byzantine. y añade: <.<El mismo
Tomás de Aquino admite una 'adoradón relativa' (lmria) de las imágenes: a consew
cuencia de esto la Iglesia latina fue acusada de idolatría por el Concilio ortodoxo
de Santa Sofia en 1450 {Manst, XXXlL 103) y mas tarde por los reformadore�» (l
MeyendortT. Le Christ Dans la tliéologie hy::amine, 251),
51. Ch. J. Héfélé, Histotre des conciles III, 2. Letouzey, Paris 1907, 1073.
149
Teología del icono
52. Libri carolini. II, XXVI, tomado de Ch. J. Héfélé, Histoire des conciles, 111,
2, 1073.
53. P. Evdokimov en L'art sacré 9-10 (Paris 1953) 20.
150
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
151
Teología del icono
152
La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa.
]53
Teología del icono
61. Citado por G. Ostrogorski, la, relación entre la cuestión de los santos iconos
y la cristología dogmática en las obras de los apologetas ortodoxos del primer periodo
iconoclasta: Seminarium Kondakovianum l (Praga 1927) 46.
154
La doctrina iconoclasta y la respuesfa ortodoxa
62. G. Florovsky, Ori¡;en, Eusebius und the lconoclastic Conrrm'ersy: Church His
tory 2 (]une 1950) 5. Cf. igualmente G. Ladner. Der Bilderstreit und die Kunstlehren
der byzantinischen und abendliindischen Theologie: Zei1schrift für Kirchengeschichte
B. 50 (1931); Id., Origin and significance of the hy=antine iconoc!astic controversy:
Medieval Studies II (1940); P. Lucas Koch, Zur Theologie der Christus-Jkone: Bene
diktinische Monatschrift XIX (Beuron 1937) 11 / 12; ihfd., XX ( l 938) l / 2, 5/ 6, 7 / 8.
63. Ch. Schónborn, El icono de Cristo. 119. Así hay que entender la verdadera y
profunda afirmación de los Padres del VII Concilio ecuménico tan comentada-aun
que de diferente manera-, según la cual el arte sagrado depende de los santos Padres
y sólo el aspecto artístico depende de los artistas (Afansi, XIII, 252 C).
64. G. Ostrogorski, Las obras de los apologisras vrtvdoxos, 36.
155
Teología del icono
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La doctrina iconoclasta y la respuesta ortodoxa
157
9
SENTIDO Y CONTENIDO
DEL ICONO
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Tealógia del icono
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Se,uido y contenido del icono
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Teología del icono
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Sentido y contenido del ícono
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Teologia del icono
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Sentido y contenido del icono
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Teología del icono
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Sentido y contenido del icono
12. Esta palabra, creada en la época de los santos Cirilo y Metodio (siglo IX)
para traducir el término griego osios, indica la adquisición por el hombre de la se
mejanza divina. No existe ninguna expresión que se le corresponda en otras lenguas.
Sin embargo, la palabra y la idea contrarias -la «no semejanza», la «no similitud>)
pueden encontrarse hasta en una época muy antigua. Platón emplea este término en
sentido filosófico (anomoietos pon ton 011 topon) en su Política para expresar la no
correspondencia del mundo a su idea. San Atanasio el Grande ya lo usa en un sentido
cristiano: «El que ha creado el mundo, viéndolo sucumbir a la tempestad y en peligro
de ser engullido en un espacio de 'desemejanza', tomó el gobierno del alma y vino en
su ayuda corrigiendo todas las transgresiones». San Agustín dice en sus Confesiones:
«Advertí que yo estaba lejos de ti, en la región de la desemejanza (et inveni me longe
esse a Te in regione dissimilitudinis)» (VII, 10).
167
Teología del icono
13. Filareto de Moscú, Homilía l2, en Obras completas, Moscú 1873. 99 (origi
nal en ruso).
14. II Concilio de Nicea. Sexta sesión, en Mansi, XIII, 321 C-D.
15. Gregorio Palamás, en PG 150, 1232 C.
168
Sentido y contenido del icono
169
Teología del icono
18. Versos. casi siempre de los salmos, cantados antes de la epístola u otra lectu
ra bíblica. Existen el <,pequeño prokímenon)) (dos estrofas) y el «gran prokímenon»
(cinco). El canto de ambas estrofas se alterna entre el celebrante y el coro [N. del T.].
19. Pseudo-Dionisio Areopagita, Los nombres de Dios, IV, 7, en Obras comple
tas, BAC, Madrid 1990. 301; PG 3 701 C.
20. San Germán, en PG 98, 157 BC.
21. II Concilio de Nicea (VII ecuménico), Sexta sesión, en Mansi, XIII, 344.
170
Sentido y contenido del icono
22. Teodoro Estudita, Siete capítulos contra los iconoclastas l, en PG 99, 488.
23. Gregorio el Teólogo. Primera carta a Clidenius contra Apolinario, en PG 37,
184 AB.
24. II Concilio de Nicea, Sexta sesión, en lvfansi, Xlll, 244 B.
171
Teología del icono
172
Sentido y contenido del icono
25. Documento sinodal. En general, este concepto hace referencia al del conci
lio del año 843 [N. del T.].
26. El texto más antiguo que ha llegado hasta nosotros de este sinodikón es una
copia realizada en el siglo XVI de un texto del XL Este texto --también llamado «de
Madrid»-- fue p ublicado por T. U spenski en 1891 en ruso (Apuntes sobre la cultura
bizantina, San Petersburgo 1891, 89). Sus siete parágrafos sintetizan toda la enseñan
za dogmática sobre el icono. Al final de cada uno hay una proclamación de memoria
eterna a quienes confiesan la ortodoxia. Como contrapunto, otros cinco parágrafos
revelan errores confesionales y anatematizan a quienes desnaturalizan la verdadera
doctrina. En la Iglesia rusa del siglo XVII, este sinodikón se modificó hasta tal punto
que su contenido dogmático relativo a la imagen desapareció, lo cual modificó por
completo su sentido. La expresión de la enseñanza ortodoxa se reemplazó por afir
maciones de orden general, por e jemplo, la adhesión al VII Concilio ecuménico, etc.
Este texto dedica a la imagen un solo parágrafo sin interés, pues se limita a rechazar
la acusación de idolatría. Este parágrafo se asemeja a la paráfrasis de una regla del
Concilio de Trento (1563).
173
Teología del icono
174
Sentido y contenido del icono
27. A veces se oye decir a los heterodoxos-e incluso a algunos ortodoxos- que,
si la imagen occidental -la de la Iglesia romana- tiende al nestorianismo, el icono
ortodoxo tendría por el contrario cierto matiz monofisita. Lo que ya hemos dicho
sobre el contenido del icono nos permite tachar de absurda esta acusación. Si bien
175
Teología del icono
ción a los santos y a los iconos. Por eso en las confesiones que han
renunciado al culto� los santos tampoco existe la imagen sagrada
(protestantismo), y en las que el concepto de santidad difiere de la
ortodoxia, la imagen se aleja de la tradición.
176
Sentido y contenido del icono
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Teología del icono
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Sentido y contenido del icono
179
Teología del icono
35. Simeón el Nuevo Teólogo, Traités Théologiques et étiques II, 94s. (Cf. F. M.
Fernández, El humanismo bizantino en san Simeón el Nuno Teólogo, 215 [N. del T.]).
36. !bid.. 96-99.
180
Sentido y contenido del icono
37. Simeón de Salónica, Diálogo contra las herejías, XXIII, en PG 155, 113 D.
38. Juan Damasceno, Primer tratado en defensa de las santas imágenes, XXIII, en
PG 94, 1231-1240.
181
Teología del icono
39. Festividad del Santo Rostro (6 de agosto), glorificación y oda 7 del canon.
40. Filareto de Moscú, Sermones 111, Moscú 1874 (original en ruso). Aquí, Ser
món 57 en la festividad de la Anunciación.
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Sentido y contenido del icono
41. Juan Damasceno, Homilía sobre la Transfiguración. 13, 43, en Homilías cris
tológicas y marianas, ed. G. Pon s. Ciudad Nueva. Madrid 1996, 41; PG 94, 3, 545-
546. Cf. B. Krivochéine, La doctrina ascética y teológica de san Gregario Palamás:
Seminarium Kondakovianum 8 (Praga 1936) 99-151; aquí, 135 (original en ruso).
42. l. GoraYnofT, Serajin de Sarov, 141-171.163.
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Teología del icono
43. No podemos determinar a qué responde esta luz de los paganos. Por un
lado, la Iglesia reconoce una revelación parcial fuera de ella, y podría concluirse
que el misterio de la luz increada podría haber sido en cierta medida revelado a los
paganos. En todo caso, saben que la divinidad está ligada a la luz. Por otro lado,
los escritos de los Padres nos revelan que el fenómeno de la luz también puede tener
un origen demoniaco, porque el demonio mismo se reviste a veces con los rasgos del
ángel de la luz.
44. Algo muy distinto es un tipo de nimbo cuadrado que puede verse en algu
nas imágenes. Era una manera de indicar en el pasado que el personaje había sido
representado en vida.
45. l. Brianchanínov, Ensayos a.scéticos, en Obras 111, San Petersburgo 3 1905
(origina l en ruso).
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Sentido y contenido del icono
46. La. Filocalia III, Moscú l888, 397 (original en ruso); versión cast.: Abate
Filemón, Discurso utilísimo sobre el abate Filemón, en Nicodemo el Hagiorita - Ma
cario de Corinto, Filocalia IJ, 367.
47. Pseudo-Dionisio Areopagita, La jerarquía eclesiá.1·1ica, 11, lll, 7, en Obras
completas, 205; PG 404 B.
48. La Filocalia I, Moscú 1877, 192 (original en ruso).
49. Citado por G. Florovski, Los Padres de los siglos !Vy V, Westmead 1972.
171 (original en ruso).
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51. Catequesis atribuida a san Simeón el Nuevo Teólogo, Catequesis 15, Moscú
1892, 143 (edición en ruso).
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Teología del icono
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Izquierda: icono ruso del siglo XVI; derecha: la Madonna del Granduca, de Rafael (h.
1505). Idéntica iconografia, la misma pose, los mismos gestos, incluso iguales pliegues del
manto. En ambas imágenes se observan los mismos sentimientos: el cariño y amor mater
nal. Sin embargo, en una se aprecia la enseñanza ortodoxa sobre la Maternidad Divina y
la Encarnación de Dios y en la otra una interpretación particular del artista.
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Teología del icono
58. Gregorio Palamás, Carta a la monja Xenia, sobre las virrudes y las pasiones,
en La Fiiocalia V, Moscú 1889, 300-301 (original en ruso).
59. Por eso el problema de la representación del cuerpo hwnano jamás se ha
planteado en la ortodoxia. como sí se ha planteado en el catolicismo romano después
192
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de la decisión del Concilio de Trento (25ª sesión, Decreto sobre la invocación, la ve
neración y las reliquias y sobre las imágenes sagradas, 3 de diciembre de 1563); «En
la invocación de los santos, en la veneración de las reliquias y en el uso sagrado de las
imágenes, deberá ser rechazada cualquier superstición, eliminada toda torpe búsque
da de dinero y finalmente evitada toda indecencia» (H. Denzinger - P. Hünermann,
El Magisterio de la Iglesia, Herder, Barcelona 1999, 554-556). Esta «indecencia» que
había que evitar era el cuerpo humano. Lo primero que hicieron las autoridades ecle
siásticas romanas fue prohibir la representación del cuerpo desnudo en el arte reli
gioso. Comenzó una auténtica caza de los desnudos. Por orden del papa Pablo IV se
cubrieron las figuras del Juicio final de Miguel Angel. El papa Clemente VIII quiso
ser más drástico y borrar todo el fresco, pero ante las súplicas de la Academia de San
Lucas dio marcha atrás. Carlos Borromeo, quien encarnara el espíritu del Concilio
de Trento, hizo desaparecer todo desnudo que encontraba y destruir los cuadros y las
estatuas que le parecían poco púdicas (cf. M. Male, L'art religieux apres le Concile de
Trente, Paris 1932, 2). lncluso los pintores quemaban sus propias obras. En la Iglesia
ortodoxa, el carácter mismo de su arte excluía una situación igual.
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Teología del icono
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60. Esto se destaca en particular en algunos iconos que revelan el sentido cós
mico de la imagen sagrada; por ejemplo, el «Que todo aliento alabe al Señor», o el
«Oh Llena de gracia, en Ti se recrea la creación entera».
61. E. Trubetskói, El sentido de la vida, Berlín 1922, 71-72 (original en ruso).
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Teología del icono
62. Por ejemplo, san Isaac el Sirio, santa María la Egipcia, san Sabas el Consa
grado, san Sergio de Rádonezh, san Serafín de Sarov o san Pablo de Obnorsk.
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19. !bid.
20. Filareto de Moscú, Homilía con motivo de la dedicación de una iglesia con
sagrada al Santo Rostro (17 de noviembre de 1855). en Sermons IIL Paris 1866, 232.
Comprobamos que Filareto explica el alcance y la acción de la imagen sobre el fiel
en el siglo XIX en el mismo contexto que san Juan Damasceno.
21. En este sentido se concibió el canon 7 del concilio: ,(Realizar los santos y pre
ciosos iconos, lo mismo que enseñar al prójimo los preceptos de la sabiduría divina
y humana, es de gran utilidad. No está bien que se haga por personas indignas. Por
esto no autorizamos en ningún caso que quienes hayan sido anatematizados pinten
iconos en las santas iglesias y. por la misma razón, que en ellas enseñen hasta que
no corrijan su error. Si después de esta decisión que tomamos alguien pinta santos
iconos en una iglesia, si es clérigo, que sea depuesto. y si es laico, que sea separado
de los divinos Misterios» (Mansi, XVI, 402).
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28. Daniel-Rops, Devant les icónes: Ecdesia 34 (Janvier 1952) 10. Daniel-Rops
llega a una conclusión válida; sin embargo. como católico romano que es, educado
en una concepción falsa de la imagen, comete un grave error al no atribuirle impor
tancia al «derecho a representar a Dios y a los santos»; éste era precisamente uno
de los «los fundamentos más profundos de la fe» y «la realidad inefable» de la que
habla y que, precisamente, no puede manifestarse sino por la realidad histórica.
29. O. Demus, L'art byzantin dans le cadre européen, en Catalogue L'art byzan
tin. Atenas 1964, 93-94.
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El periodo post-iconoclasta
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Teología del icono
3L /bid.. 192.
33. El mosaico restaurado en la catedral de Ja Donnición de Nicea siendo obispo
san Teófano el Marcado, confesor {fiesta: l l de octubre), ofrece un ejemplo caracte-
rístico. La cruz del ábside fue reemplazada por una imagen de la Madre de Dios con
el Niño: por encima de ella salen, de un cie)o simbólico, tres rayos y una mano, En
la caracola de encima se sitúa una imagen slDlbólica de la Trinidad: un trono con cl
libro de los: evangelios y una paloma; y a lo largo del borde de1 ciclo una inscripción;
<(Yo te he engendrado antes de la aurora>> (Salmo 110). Como sucede en la liturgia
de Navidad, aquí obseriramos contrapuestos los dos nacimientos del Señor: la gene
racíón a partir del Padre antes de los tiempos. inefable y por tanto irrepresentable, a
la que sólo se hace alusión con un texto; y 1a representación del nacimiento humano
a partir de la Virgen. Cf. V. Láz.arev, quien data este mosaico a finales del siglo Vlll
{inmediatamente después de 787), Historia de la pintura bizantina l, Moscú 194?, 69
(original en ruso). A. Grabar y Fmlovlo fechan después del 843.
34. Los cuatro patriarcas ortodoxos defensores de los iconos están representa�
dos, por ejemplo, en una sala contigua de Santa Softa., junto a los apóstoles.
35. Por ejemplo, el salterio de Jloudov, del monte Athos (Panrocrator, n. 61);
o el salterio del museo Británico. A. Grabar. L'iconodasme byzantin, 61, 196, 202:
ilustracíonc, 141, 143, 144,146,152,155,157.
36. Esto puede contemplarse en el mosaico de Nicea (cf nota 33) y con poste
rioridad: por ejemplo, en la iconografia de la Transftguración, en la que durante los
siglos XII1�XIV y siguientes. en respuesta ta1 vez a una exégesis simbólica de este
acontecimiento --en particular de Ja montaña--, se introducen escenas de Cristo as
cendiendo y descendiendo de ta montaña con sus discípulos.
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El periodo post-iconoclasta
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Teología del icono
las iglesias de tipo cruciforme con una cúpula (es decir, el tipo
de iglesia cuya arquitectura se basa en un cubo rematado por
una cúpula)42 . Este edificio es la perfecta expresión arquitectó
nica de los principios del pensamiento litúrgico ortodoxo43 • En
contraste con la arquitectura clásica, que parte del exterior y va
hacia el interior dando un contenido a una forma. la arquitectu
ra ortodoxa parte del contenido para darle una forma, yendo de
este modo del interior hacia el exterior44 • Una iglesia cruciforme
con cúpula, con su decoración. permite manifestar con mayor
claridad y relieve su significado simbólico y, en la medida de lo
posible, la doctrina ortodoxa de la iglesia. Esta arquitectura se
adoptó como base para todo el mundo ortodoxo, modificándo
se y elaborándose según los gustos locales y recibiendo así una
nueva expresión estética. Hubo algunos lugares en los que se
elaboraron variantes en su composición, nuevos procedimientos
para su construcción y decoración que se reflejarían después en
la arquitectura del mismo Bizancio45 •
Parece ser qne uno de los primeros ejemplos de este cambio en
la decoración fue una iglesia de Constantinopla construida por el
emperador .Miguel IIL Se tiene conocimiento de esta decoración
por la homilía que pronunció san Focio con motivo de su consa
gración (hacia el año 864)46• En la cúpula, la imagen de Cristo47
42. Este tipo de iglesia existia en Bizancio desde finales del siglo V. Se sabe de
una iglesia de �ste tipo en Salónica que data de siglo V. y en Edesa del VI. La capilJa
de San Zenón en Roma, del siglo VIII, consta también de un cubo rematado por
una cúpula. Ct: A. Grabar, Byzance, 90�92.
43. K. Onash. lkvnen, Berlín 1%1. 85.
44. P. Michelis., Esthélique de l'arr hJ•zantin. Flammarion, Paris 1959, 62.
45. R. A Kátsnelson, L-a cuestíón de la relación entre la arquitectura de los eslavos
de Orieme y los del sw: Vizantiski Vrémcnnik 12 (Moscú 1957) 242-262 (original en
ruso), Del mismo autor, la recensión de N, Mavródinov, lA arquitectura bizantintr.
Vizantiski Vrémennik 14 (Moscú 1958) 277•283 (original en ruso).
46. No se sabe con precisión de qué Iglesia se trata. V, Lázarev (Los mosaicos de
Santa Sojia de Kíev,f 35) y R. J. Jenkins •CA. Mango (The Date and Significance of
the Tenth Homi/y o Photiu;;; Dumbarton Oaks Papers 8 [1956] 123-140) apuntan a la
iglesia de la Madre de Dios de Pharos.. A. Grabar (L'icanoclasme byzantin, 183-184)
se inclina por el monasterio femenino del Odigón.
47. Antes de la iconodasia, a Cristo se le representaba en el tlbside, como se
observa, por ejemplo. en la iglesia de San Cosme y San D.amián en Roma. o en la de
San Vital en Ritvena. En Egipto y en Armenia, las iglesias y captUas de los siglos VI
y VII ofrecen multitud de ejemplos de esta lconografia. En Occidente se mantuvo
este uso desde la Edad Media hasta .nuestros días. Sin duda este era asimismo el
caso entre los cristianos de Asia. Dentro de las regiones bajo dominación bízanti•
na, y concretamente en Asia Menor (en Latmos, cerca de Smirna y en Capadocia),
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56. Id., L'iconoclasme byzantin, 223. En el año 863, los santos hermanos Cons
tantino (Cirilo) y Metodio fueron a Moravia. Tras su muerte, sus discípulos, perse
guidos por el clero alemán, huyeron a Bohemia y, a través de Serbia, a Bulgaria. Cf.
P. L'Huiller, Les relations bulgaro-byzantines aux IX-Xe siéc/es, Tessalonique 1966,
222-223. En el año 867, en su carta a los patriarcas de Oriente, san Focio habla de la
conversión del pueblo de la Rus {primer estado medieval surgido en el siglo IX en tor
no al principado de Kíev, en el que encuentran su origen las actuales Federación de
Rusia, Bielorrusia y Ucrania [N. del T.]) y del envio de un obispo a esta nación. Gre
gorio (Etudes sur le IXe siecle: Bizantion VIII [1933] 553-538) cree que este obispo del
que habla el patriarca Focio fue enviado a Kíev, y no a Crimea o al Cáucaso. (Cirilo
y Metodio -los santos isoapóstoles- son santos reconocidos por la Iglesia ortodoxa y
por la católica. Juan Pablo II los nombró patronos de Europa en 1980 [N. del T.]).
57. Durante los siglos IX y X se reconquista Asia Menor, Siria e Italia del sur.
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Elperiodo post-iconoclasta
58, Es diftcll considerar con seriedad que (<los predica.dures del crisüanlsmo
persiguieran habitualmeme fines políticos disimulados bajo la apariencia de ins�
trucción religiosa>), y que �da Iglesia fuera lo suficientemente capaz de imponer al
pueblo, como garantía para su seguridad, el sistema feudal establecido supuesta�
mente por Dios. mismo>; (G Dombrovski, Los frescos de Crimea en la Júlwi Media.
Kíev 1%6, 6; original en ruso). Afirmaciones categóricas de este tipo no surgen de
hechos históricos confirmados, sino del temperamento del autor, haciéndole sobre
pasar no sólo eJ marco de la ciencia. sino a veces también el del simple decoro (cf.,
por ejemplo, il,kf,. 101),
59. A. Grabar, Byzance. 122. Por el contrario, las diferencias en la fe quedan
claramente reflejadas en el arte de naciones que están incluso étnicamente relac10�
nadas o politicamente vinculadas.
223
Teología del icono
ahora hacían suya. Por eso la respuesta que la Iglesia había dado
a estas herejías se adoptaba siempre como antídoto contra un
renacimiento -siempre posible- de estos errores bajo una u otra
forma. Por esta misma razón, cada pueblo que accede a la Iglesia
aporta sus rasgos nacionales particulares, en ella se desarrolla y
madura conforme a su propio carácter, tanto en lo que se refie
re a la santidad como en su expresión externa: el arte sagrado.
Cada pueblo acoge el lenguaje pictórico de la Iglesia de modo
creativo, no pasivo, incorporando sus tradiciones artísticas lo
cales. De este modo, sobre una base común, cada nación elabo
ra su lenguaje artístico haciendo realidad la multiplicidad en la
unidad. La originalidad del arte de los países ortodoxos se debe,
en particular, al hecho de que en la Iglesia ortodoxa la unidad
de la fe y de los sacramentos no sólo no excluye la variedad en
las formas del culto, en el arte y en otras manifestaciones de la
vida eclesial condicionadas por las características nacionales y
culturales, sino que promueve dicha variedad, ya que implica la
experiencia vivida, siempre renovada, de una tradición, necesa
riamente original y creadora. En contraste con Roma, la ortodo
xia siempre ha desarrollado la dimensión nacional de la Iglesia
de cada pueblo'° . Los misioneros ortodoxos no sólo no imponían
su lengua, sino que creaban un alfabeto y una gramática cuando
esto era necesario para traducir la Santa Escritura y la liturgia
a las lenguas locales. La base del lenguaje artístico de la Igle
sia permanece inmutable, y cada pueblo elabora sobre esa base
su lenguaje sagrado pictórico, mediante una experiencia directa
de la verdad que abraza61 • La santidad y la imagen se recrean so
bre una base aceptada por todos. Y la santidad y la imagen reci
ben una forma y un carácter nacionales, porque son el resultado
de una experiencia vivida. Así es como aparece, por ejemplo, el
tipo específico de santidad rusa, serbia o búlgara, y el tipo espe
cífico de icono con el que se corresponde.
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El periodo post-iconoclasta
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El periodo post-iconuclasl'1
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11
HESICASMO Y HUMANISMO
EL RENACIMIENTO DE LOS PALEÓLOGOS
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Hesicasmo y humanismo
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Hesicasmo y humanismo
de encuentro entre eslavos y griegos en los. siglos XIV y XV (D, S, Lijachov, Cuhura
de la Rus, Moscú-Leningrado, 39; original en ruso}. ,,Bulgaria representaba en el
siglo XIV un inmenso centro por el que la influencia bizantina pasaba a Serbia y a
Rusia» (ibid. ). Las estrechas relaciones entre Valaquia y el monte Athcs aseguraron
igualmente la propagación del hesicasmo en Rumania. donde ,�afianzó la jerarquía
eclesiástica» (A. Elian, Byza11ce et Ja Rournanie).
13. B. Krivochéin� Les rextes symbnlt(/ues duns f'Ef{llw: arthodoxe: Messager de
J'Exarchat du Patriarche russe en Europe occi<lentale 48 ( l 964) 214. nota 36.
14. lbíd., 216.
15, V. Lossld, Vúion de Dieu, 129.
235
Teolotia del kono
17. J. MéyendorfT, Carta de san Gregario Palamás a Acindino enviada desde Te
salónica antes de la condena conciliar de Barlaán y Acindino: Pravoslávnaia Mysl X
(1953). Cf. el texto griego en Teología (Atenas 1953).
18. B. Krivochéine., La doctrina ascética y teológica de san Gregorio Palamá�·, 139.
19. El Concilio de 1352 incluyó entre los anatematizados del Triunfo de la Or
todoxia a aquéllos que afirmaran que el nombre de Dios sólo se aplica a la esencia
divina y no a las energías (B. Krivochéine, La doctrina ascética y reológica de san
Gregario Palamás, 119).
20. En la las enseñanzas de Barlaán sobre la gracia creada, san Gregario Pa
lamás ve una relación directa con la doctrina latina del «Filioque». ,,¿Por qué -se
pregunta- ha puesto este hombre (Barlaán_) tanto interés en demostrar que la gra
cia deificante del Espíritu era creada? ... Efectivamente, entendemos que el Espíritu
es dado por el Hijo, y que se derrama sobre nosotros por mediación del Hijo. Por
otra parte, Basilio Magn9 dice: Por su Hijo, Dios ha derramado sobre nos9tros el
Espíritu en abundancia. El (Cristo) lo ha derramado, pero no lo ha creado: El lo ha
entregado, pero no lo ha creado; Él lo ha dado, pero no lo ha hecho (Basilio Magno,
Contra Eunomio, V, en PG 29, 772 D). Si escuchando todo esto quedamos persuadi
dos de que la gracia es algo creado, entonces ¿qué es lo que creemos que será dado,
entregado y derramado por mediación del Hijo?¿Verdad que el mismo Espíritu que
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Teología del icono
actúa por Ia gracia, puesto que diríamos que Él es el único sin principio, mientras
que toda en�rgia que de Él proviene es creada, como afirma este nuevo teólogo? Pues
bien, ¿no estamos llegando de este modo directamente a la idea de los latinos por
cuya causa han sido expulsados del ámbito de nuestra Iglesia? No es la gracia, sino
et mismo Espíritu Santo el que es a la vez enviado del Hijo y se derrama por el Hijo,,
(Gregorio Palamás. D#fense des $aims hésyr:hastes. Troisíime triade, l, 3, 560-562).
21. Gregorio Palamás, Déjense des saints hésychastes. Premiáe triade, 5, 114.
22. Nicéforo Grégora� en PG 149. 357 A-B.
23. N. Cabasilas, La vida en Cristo I, Rialp, Madrid 4 1999, 37. P. A. Cheriómu�
jin. Enselfan::a sobre la consirucción de la salvación en la teología bizantina.
238
Hesicasmo y hwnanismo
239
Teologia del icono
25. Gregorio Palamás, Déjense des saints hésychastes. De:uxit?me triade, 2, 9, 334.
26. V. Los5ki, Vision de Dieu, 136.
2í, 8, Krivochéine, Ladoctrinaaschicayteoiógicadesan GregorioPalamás, 103.
240
Hesicasmo y humanismo
28. Cuando fue designado para encabezar su Iglesia. san Sava invitó a iconó
grafos de Constantinopla y encargó iconos a los mejores pintores de Tesalónica. Cf.
S. Radojéié, lcónes de Yóugoslavie du XJ!C O lafin du XV!IJ siecles, en !crines, Paris
Grenoble 1966, 60.
29. J. Meyendorff, lntroduction a l'étude de GréJ?oire Pulumus, 205.
30. Gregorio Palamás., Déji!nse des saints hésychastes. Deuxieme triade, 2, 24. 370.
31. Esto se observa de modo particular. por ejemplo. en el iconógrafo Teófano el
Griego (cf. N. K. Goleizovski, Apuntes sohre la obra de Teófano el Griego: Vizantiski
Vr6mennik 24 {Moscú 1964] 139-149, aquí 145) y en Panselinos (cf. A. Procopiou,
La cuestión macedoniana en Ja pintura bizantina, Atenas 1962, 45).
241
Teología del icono
32, A. Grnbar, BJ'Wnce, Paris 1963, 70: V N. Lázarev, Historia de la pintura bi•
zantina J. 224.
33. O. Clé:-nenc By::ance et le chrisllanisme, Paris 1964, 75
242
Hesicasmo y humanismo
34. Cf. nuestro artículo en francés L'lconostase: Contacts 46 (Paris 1964) 83-125.
35. En el siglo XIII, el motivo de Cristo en la patena representando la liturgia
se extendió ampliamente, sobre todo en Serbia. También se encuentra en pinturas
de Mistra, de Trebisonda, en Bulgaria, en Rusia y en el monteAthos (cf. V. Lázarev,
Frescos de la antigua Ladoga, Moscú 1960, 25; original en ruso). Este motivo hizo
su aparición ya en el siglo XII; el ejemplo más antiguo que conocemos se encuen
tra en la iglesia de San Jorge en Kurbinovo (Macedonia). Igualmente en Nerezi
(cf. ibid., 24). En una bandeja para el «artos1> (cf. infra) del siglo Xll o comienzos
del XIII proveniente del monasterio de Xiropotamou (cf. V Lázarev. Frescos de la
antigua Ladoga) se muestra al Niño Jesús muerto sobre el altar y con el libro de los
evangelios sobre su pecho. A cada lado del altar. Cristo (adulto) está representado
como un «gran jerarca,>. Es una ilustración directa de las palabras: <<Tú eres el Sa
crificador y el Sacrificado», que estuvieron en el centro de las disputas en el concilio
de 1156-1157. El Niño Jesús es el Sacrificado y Cristo jerarca el Sacrificador. En el
monasterio de Peribleptos (Mistra) se representa sobre la prótesis a Dios Padre en
el lugar que corresponde a la Santa Trinidad. ¿No será un eco de las disputas sobre
la cuestión de a quién se ofrece el sacrificio de Cristo: a Dios Padre o a la Trinidad?
(El «artos» es un pan con levadura bendecido en la noche pascual. Este pan que
da expuesto durante la Semana de Pascua -Semana de la Luz- simbolizando la
resurrección de Cristo; se utiliza para las procesiones pascuales y se consume en el
domingo de Tomás., esto es, el domingo después de Pascua. Simboliza el cordero que
los judíos sacrificaban en la noche pascual [N. del T.]).
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Teología del icono
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Hesicasmo y humanismo
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38, Gregorio Palamás, Déjense des saints hésychastes. Premiere triade, 36s: y 56s.
246
Hesicasmo y humanismo
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248
Hesicasmo y humanismo
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249
Teología del icono
46. Esta es la razón por la que el resto de nuestra exposición se dedicará esen
cialmente al arte sagrado en Rusia. En efecto, por estas razones históricas -y tam
bién por las herejías en el seno de la Iglesia rusa-, allí es donde se decidirá el destino
del arte sagrado ortodoxo.
47. S. RadojCié, Icónes de Yougoslavie du XI/e a la.fin du XVI/e siecles, 71.
250
12
EL HESICASMO Y EL FLORECIMIENTO
DEL ARTE RUSO
251
Teologia del icono
3. V Lázarev, Los mosaicos de la iglesia de san Afiguel, Moscú 1966, 9 (en ruso ).
4. B. L. Grékov, La Rusia de Kiev, Moscú 1953, 497 (en ruso).
5. Género literario ascético con lecturas de sentencias, dichos y hechos de los
santos [N. del T.].
252
El hesicasmo y elflorecimiento del arte mso
253
Teología del icono
10. V. N. Lázarev, Andréi Rubliov y su escuela, Moscú 1966, 60; Epifanio el Sabio,
Vida de san Sergio, en Monumentos de la literatura y el arte antiguos LVIII, San Peters
burgo 1885 (originales en ruso). Resulta llamativo que la mayoría de los monasterios
vinculados de alguna forma a san Sergio estuvieran consagrados a la Santa Trinidad
(G. Fedótov, Los santos de la antigua Rusia. Paris 1931, 154; original en ruso), antíte
sis de la <<odiosa discordia de este mundo».
11. En ochenta años (1420-1500) murieron y fueron canonizados a continuación
cincuenta santos. El aumento del número de monasterios resulta también caracte
rístico de la época: Rusia contaba con cerca de noventa entre los siglos XII y XIV,
llegando a ciento cincuenta en el siglo siguiente (1340-1440). En vida de san Sergio,
sus discípulos fundaron cincuenta nuevas comunidades monásticas.
12. E. Trubetskói, Una teologia en imágenes, Paris 1965, 135 (en ruso).
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El hesicasmo y elflorecimiento del arte ruso
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Teología del icono
14. Las decisiones del Concilio de 1341 de Constantinopla, que aprobó la en
señanza de san Gregorio Palamás y condenó la herejía de Barlaán, fueron enviadas
al metropolita de Rusia, san Teognosto (conmemorado el 14 de marzo). Su sucesor,
san Alexis (1298-1378; conmemorado el 12 de febrero), era buen conocedor de la
doctrina dogmática palamita, ya que había vivido en Constantinopla durante los
años 1353-1355, es decir, inmediatamente después del concilio que había conde
nado a Barlaán y Acindino. Los santos metropolitas Cipriano (conmemorado el
16 de septiembre; durante su pontificado Rusia adoptó la festividad litúrgica de
san Gregario) y Focio (conmemorado el 2 de julio) también fueron firmes partida
rios de la enseñanza de Palamás. El mayor representante del monaquismo ruso, san
Sergio Rádonezh (conmemorado el 25 de septiembre), mantuvo contactos con los
patriarcas Piloteo y Calixto de Constantinopla, ambos representantes del hesicas
mo. El sobrino de san Sergio, san Teodoro (obispo de Rostov; conmemorado el 28
de noviembre, reconocido iconógrafo al que la tradición le atribuye el primer ico
no de su tío), visitó Constantinopla en varias ocasiones. Cuando fundó el monaste
rio de San Simón, cerca de Moscú, solicitó y obtuvo del patriarca de Constantino
pla el «privilegio estauropégico}); e( M. V. Lévchenko, Notas sobre la historia de las
relaciones ruso-bizantinas, 532. (El «privilegio estauropégico}) es un estatuto que
se concede a ciertos monasterios, lavra o iglesias orientales por el que se les otorga
cierta autonomía respecto del obispo del lugar y pasan a depender directamente del
patriarca o del sínodo fl". del T.]).
15. «En la segunda mitad del siglo XIV existían en Constantinopla y el monte
Athos colonias de rusos que vivían en los monasterios y se dedicaban a copiar libros,
a traducir y a comparar los libros litúrgicos rusos con los griegos>, (D. S. Lijachov, La
cultura dt> Rusia en tiempo de Andréi Rublim, y de Epifanio el Sabio, 30). Además de
los libros litúrgicos y de las «vidas de santos)), se trndujeron al ruso las obras de Ba
silio Magno, Isaac el Sirio, abbas Doroteo, Dionisia Areopagita, Gregario el Sinaíta,
Gregorio Palamás, Simeón el Nuevo Teólogo, Juan Clímaco, Juan Crisóstomo, el
patriarca Calixto, Eutimio de Tirnovo, Máximo el Confesor, etc. (ibid., 33-34 y 85).
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16. V. N. Lázarev, Teófano el Griego y su escuela, Moscú 1961. 113 (en ruso).
17. José de Volokolamsk, Respuesta a los curiosos y hrere noticia sobre los santos
Padres que vivieron en los monasterios de la tierra rusa, Gran Minea del metropolita
Macario, 1-15 de septiembre, San Petersburgo 1868.
18. N. K. Goleizovski, El« Mensaje a un iconógrafiJi> y el eco hesicasta en la pin
tura rusa entre los siglos XV y XVJ: Vizantiski Vrémennik 26 (Moscú 1965) 220�238,
aquí 237 (original en ruso).
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Teología del icono
19. Asimismo hay que reconocer que el renacimiento de la santidad y del arte
rusos contrastó con una penosa realidad no sólo en el ámbito civil, sino a menudo
también en el eclesial, cuya paz se vio interrumpida en ciertos periodos de confusión.
Así. en los siglos XIV y XV, la Iglesia rusa se encontró dividida en dos ocasiones: en
la primera, el patriarca pro-latino de Constantinopla, Juan Kalekas, separó la me
trópoli de Gálich del conjunto de la metrópoli rusa, lo que desembocó en un cisma
en su seno. La unidad fue restablecida en 1347 por el patriarca hesicasta Isidoro. En
1416, cediendo a la presión del príncipe lituano Vitovt, un sínodo de obispos convo
cados por él mismo -en vida del metropolita san Focio-- (�entronizfo> en su lugar a
un tal Gregario Tsamblok, que había sido depuesto de Constantinopla. En la sede
metropolitana de Moscú, los santos se alternaron con personajes indignos, como
Demetrio (conocido por Mitiái), Isidoro o Zósimo. Por otra parte, sabemos por las
acusaciones formuladas por las autoridades eclesiásticas que el clero y los monjes no
siempre -ni en todas partes- estuvieron a la debida altura moral, lo cual favorecía la
propaganda de los herejes. En las regiones occidentales, limítrofes con el catolicismo
romano, muchos de los principios disciplinares y normas establecidos por la Iglesia
fueron violados. Así. por ejemplo, se introdujo el bautismo por aspersión, e incluso
en ocasiones el empleo del santo crisma latino, en Pskov en particular.
20. Al margen de estas características negativas, ignoramos los aspectos positi
vos de la doctrina de los strigólniki, los orígenes de esta herejía y de su nombre. Unos
ven en ella un eco de la tradición secreta bogomila, ya que las ideas antieclesiales de
los bogomilos penetraron en Rusia a partir del siglo XI desde Bizancio y los Balca
nes., hallando adeptos entre los líderes del paganismo. Otros atribuyen esta herejía a
la influencia occidental, y otros ven en ella incluso un movimiento político y social.
21. I. N. Chabatin. Algunos detalles sobre la historia de la lglesia rusa: Messager
de l'Exarchat du Patriarche russe en Europe occidentale 51 (1965) 192 (en ruso).
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22. A. l. Klibánov, Los movimientos refOrmista.1· en Rusia di!! siglo XJVa comien
zos del XVI, Moscú 1960, 205 (original en ruso).
23. N. K. Goleizovski. El<< Mensaje a un iconógraf0J) y el eco hesicasta en la
pintura rusa, 220.
24. Textos publicados por N. A. Kazakova - Y. S. Lourié, Los movimientos he
réticos anti�feudaies en Rusia del siglo XIV a comien::,0_1· del XVI. Moscú 1960, 205
(original en ruso).
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38. En la pintura rusa de los siglos XIV y XV se precisan dos corrientes repre
sentadas por el arte de Teófano el Griego y de Andréi Rubliov. Entre las distintas
opiniones existentes sobre la relación entre ambos, predomina la teoría que ve en
Rubliov, si bien no a un discípulo directo de Teófano, sí al menos a un pintor que se
formó bajo su influencia. Más aún, Rubliov habría heredado de Teófano «la penetra
ción hesicasta del sentido de los fenómenos y la capacidad de traducir lo espiritual
por medio de imágenes sensibles>> (N. K. Goleizovski, El« Mensaje a un iconógrafo))
y el eco hesicasta en la pintura rusa, 233). Pero, a nuestro parecer, estas afirmaciones
son discutibles, tanto más cuanto que no están fundamentadas ni en hechos ni en
obras que pudieran mostrar la dependencia de un pintor con respecto al otro. Estas
afirmaciones se basan en su colaboración para decorar la catedral de la Anunciación
(en 1405), asi como en el modo en que Epifanio el Sabio describe la personalidad
de Teófano y su ascendencia sobre los pintores rusos. Consideramo� que la entu
siasta apreciación de Epifanio hay que valorarla con mayor reserva. El fue un gran
admirador de Teófano y, en casos así, es dificil eludir exageraciones. «Filósofo muy
sabio>>, Teófano el Griego fue a juzgar por sus obras- el típico representante del
renacimiento de los Paleólogos. en el que se observa una mezcla de pensamiento
ortodoxo tradicional e ideas de la época propias de muchos hesicastas. La tensión
dramática que caracteriza la pintura de Teófano, «la pasión y el patetismo lleno de
dramatismo,> de los santos (V. N. Lázarev, Teófano el Griego y su escuela, 41), su
tensión interior y ausencia de serenidad, no provienen sólo de los rasgos personales
de su carácter, sino también de las características del renacimiento de los Paleólogos
que se manifiestan asimismo en los temas de los frescos que pintó en la iglesia de la
Transfiguración de Nóvgorod (siempre y cuando las suposiciones de los especialistas
sean ciertas): estaríamos hablando de «La adoración de la Víctima», <<El árbol de
Jesé». «La Sofia», etc. (ninguna de las cuales se conserva). No cabe duda de que
Teófano ha dejado una profunda huella en el arte ruso. Sin embargo, su forma de
crear y de pintar contrastan con el equilibrio sereno y la paz en la contemplación que
c;iracterizan el arte de Andréi Rubliov. Nos encontramos ante dos vías espirituales
muy diferentes. Aunque Rubliov no se formara posiblemente en el mismo centro del
hesicasmo ruso-el monasterio de la Trinidad de San Sergio--, lo hizo en todo caso en
el círculo de los discípulos inmediatos y en el entorno de San Sergio. De ahí proviene
su carácter hesicasta. esa «penetración del sentido de los fenómenos» que con tanto
relieve caracterizan su vida y obra. Este medio que rodeaba a Rubliov poseyó-somos
conscientes un nivel espiritual tan elevado y tal fuerza que su influencia debió ser
decisiva. pudiendo dificilmente ser contrarrestada por la de Teófano. Por el contra
rio, a juzgar por el cambio sobrevenido en el arte de Teófano durante los años que
pasó en Rusia, quizás fuera él mismo el que experimentara el influjo de los hesicastas
rusos., y esto siempre y cuando pudiera llegar a demostrarse que los iconos de la ca
tedral de la Anunciación que se le atribuyen salieron realmente de sus manos (cf. A.
Grabar, Apuntes suelros sohre el arte de Teófano el Griego: Trudy Otdela drevneruskoi
literatury XXII [Moscú-Leningrado 1966) 86, en ruso).
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41. En las iglesias de los primeros siglos del cristianismo, el santuario se encontra
ba separado de la nave por una barrera o un velo, o incluso por una columnata sopor
tando un arquitrabe. <(El uso de velos parece más antiguo que el de barreras. Los velos
se mencionan ya en los primeros siglos de la liturgia cristiana>> (G. Filimónov, La
cuestión de lafOrma primitiva del iconostasio en las iglesias rusas, Moscú 1859, 29, en
ruso. En las iglesias armenias y etiopes se sigue usando el velo). En cuanto a la barrera
y la columnata. el testimonio escrito más antiguo se remonta a Eusebio de Cesarea
(para la primera, cf. su Historia eclesiástica, X, 4, en PG 20, 846; para la segunda,
Vida de Constantinv, 111, 38, en PG 20, 1097-1100). El desarrollo de los temas icono
gráficos de la barrera y su transformación en iconostasio comenzó muy temprano. Al
principio, el arquitrabe tenía una cruz, sobre él mismo o esculpido en la piedra. Pero
en el siglo VI, Justiniano, al colocar en Santa Sofia de Constantinopla doce columnas,
hizo instalar sobre el arquitrabe representaciones en relieve de Cristo, la Virgen, los
ángeles, apóstoles y profetas. Esto es cuanto sabemos sobre el contenido iconográfico
de la barrera del altar antes de la iconoclasia. Después de ésta comenzaría un nuevo
periodo para el iconostasio. En el siglo XI parece que ya existían los iconostasios de
dos filas en Bizancio (K. Weitzmann, Byzantine miniature and iconpaiming in the 11th
cenrury: 13th International Congress of Byzantine Studies. Main Papers VII [Oxford
1966] 17). Con esta forma y este significado litúrgico la barrera pasó a Rusia. Su
función fue explicada por los Padres no como separación, sino como unión entre las
dos partes de la iglesia . Escribe Simón de Salónica: «En el kosmitis (arquitrabe) que
se halla sobre las columnas., en medio de los santos iconos, se representa al Salvador
y, a sus lados, a la Madre de Dios y al Precursor, a los ángeles, a los apóstoles y a los
demás santos. Con esto se nos enseña que Cristo se encuentra, a la vez, en el cielo con
sus santos y aquí y ahora con nosotros., y que todavía ha de venir» (De sacro templo,
en PG 155, 345). Rusia haría algunas modificaciones a la barrera, multiplicando las
filas de iconos, sus dimensiones y su distribución. Resulta significativo que en la evo
lución del marco del culto cristiano no se haya mantenido en ninguna parte la barrera
del santuario en su forma primitiva: o se desarrolló como en la Iglesia ortodoxa, o
desapareció como en Occidente. Cf. L. Uspensky, La cuestión del iconostasio: Messa
ger de l'Exarchat du Patriarche russe en Europe occidentale 44 (Paris 1963), en ruso;
en inglés en el St. Vladimir's Seminary Quarterly 4 (New York 1964).
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42. Estas dos filas superiores reproducen el ciclo litúrgico de antes de Navidad
o, más exactamente, de los dos domingos que preceden a la festividad, consagrados
a la memoria de los Patriarcas y de los Padres. Sin duda, el interés por una mejor
expresión visual hizo que los temas se distribuyeran en patriarcas y profetas., pero en
los iconostasios de poca altura se representan en la misma fila.
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Iconostasio.
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48. Según A. Grabar, desde los siglos V y VI ( Un portillon d'iconos tase sculpté au
Musée de Be/grade: Institut d'Etudes byzantines 7 [Beograd 1961] 16).
49. A veces es posible ver puertas reales con imágenes de numerosos santos.
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54. El hecho de que san Pablo compare la carne de Cristo con la cortina o velo
del templo es lo que podría haber llevado ciertamente a colocar un velo en el lí
mite del Santo de los santos en las iglesias. Con posterioridad, esta analogía en su
s�ntido más ple�o se extendió a la barrera del altar (en san Sofronio de Jerusalén, por
e.1emplo, el arqmtrabe), y más tarde a todo el iconostasio. La analogía del iconostasio
con el catapetasrnos (velo) veterotestamentario rasgado en el momento de la Crucifi
xión permanece viva en la conciencia de la Iglesia.
55. J. Meyendorff, Introduction a l'étude de Grégoire Palamas, Paris 1959, 255.
56. Id., Le Christ dans la théologie byzantine, Paris 1969, 260.
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57. Oración de san Basilio Magno {que cita la advertencia de san Pablo en
1 Cor 11, 29: <{Quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su condena
ción>> [N. del T.]).
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58. J. Walter, The Origins of the Jconostasis: Eastern Churches Review 3 (1971)
261, 266-267.
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LOS CONCILIOS MOSCOVITAS DEL
SIGLO XVI Y SU RELEVANCIA
PARA EL ARTE SAGRADO
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2. El inicio de este proceso -..que toma forma definitiva en ei siglo XVII y con
cluye con Pedro I� se remonta a finales del siglo XV, al reinado de Iván H I { 1 462-
1 505). Cuando éste contrajo matrimonio con Sofia Paleólogo -educada en la Igle
sia romana-- , la corte principesca conoció un verdadero entusiasmo por Occidente.
A finafos del siglo XV, cuando Gennadi, arzobispo de N6vgorod, emprendió una
nueva traducción de la Biblia, dirigió los trabajm un monje dominico llamado Ben
jamín, quien utibzó la Vulgata como referencia para la traducción. También apa
recieron en Nóvgorod distintas traducciones tle literatura espiritual occidental --{lel
alemán y del latín-- hechas «en la casa arzobispab, (G, Florovskí, Sobre la veneración
de la So(ia. Sahiduría divina. en Bi=ancio y en Rusm, en Trudy V siezdá rúskij aka
demicht!sk{i orga!li:::atsi za granitsci l, Sofia 1932, 497; original en ruso). Tambien Ja
lucha contra las herejias denota en esta época !a impronta de métodos occidentales.
Por fo que se refiere a la lucha contra el latinismo, aunque fue uno de los fenómenos.
característicos de esta época, conjugaba bien con esta inclinación hacia Occidente,
La-, influencias occidentales se incrementarían, representando un fenómeno muy
compk:jo del :-.1glo XVL Fn Occidente, en la época del Renacimiento, las ciencias
y las artes se entreme?claban con la magia y el ocultüimo. Extranjeros como el ca
tó1íco romano Nícolás el Alemán --médico personal del gran príncipe- importaron
en Rusia la astrología. la fe en la Fortuna y s.u rueda y otras supersticiones que san
Máximo el Grlegü, eximio defensor de la verdadera fo. .:a lificaba de mezcolanza de
«doctrinas gríegas. calde-as y latinas•> . A esta mixtura malsana habria hecho falta
oponer la vigilancia y sobriedad de mente y corazón que ofrecia el hesicasmo, pero
para entonces ya :-;e enl'.ontraha dehilitado en Rusia.
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Los conrilios moscovitas del siglo XVI
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Y la respuesta:
Los iconógrafos deben pintar los iconos según los modelos an
tiguos; como los pintaron los iconógrafos griegos y como pintó
Andréi Rubliov y otros renombrados pintores. Escribid «Santa
Trinidad», y que los pintores huyan de su propia fantasía»'.
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,,.
. lt. :.
11. El estudio de la decisión conciliar sobre este tema llevado a cabo por N.
Pokrovski contiene una inexactitu d: habla del nimbo crucífero como un atributo de
la divinidad (Monumentos de la iconografia y del arte cristianos, 353). En realidad, la
cruz en el nimbo es un atributo que pertenece exclusivamente a Jesucristo, e indica
el sufrimiento que ha padecido en su humanidad. En cuanto a la inscripción «ó 6n»,
«El que es» (ó, artículo, y ón, participio del verbo «sern), indica su divinidad. Este
«Hijo del hombre» representado en el icono es el mismo Dios que habló a Moises en
el Antiguo Testamento (Ex 3, 14). «Este nombre �xplica san Gregorio el Teólogo-
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20. Por ejemplo. l. N. Jdánov sostenía que Macario no ejerció una gran influen
cia en las decisiones del concilio. Cf. N. Andréiev, El metropolita Afacario y el arte
religioso. 239, nota 59; también G. Ostrogorsky, Les décisions du Stoglav au sujet de
la peinture d'images et les príncipes de l'iconographie byzantine, 402.
2 l. M. Duchesne, Le Stoglav ou les Cent chapitres, 107, 118 y 133-134.
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26. También hay que advertir que ningún manual es capaz de preservar al pintor
de las alteraciones si su creación se desvía de la tradición eclesial.
27. Teodoro el Estudita, Monialihus, en PG 99, 1176.
28. Similar a un código canónico [N. del T.].
29. El capítulo del que tomamos este pasaje presenta una analogía casi completa
con las decisiones del Concilio de los Cien Capítulos sobre los iconógrafos (estatura
moral, etc.). El texto del Pydalión del que se sirvió el concilio era un texto manuscrito
compuesto por el metropolita Macario inmediatamente antes del concilio. Los capí
tulos referentes a la iconografia no se introdujeron en la edición impresa del Pyda
lión, pero figuran en el manual iconográfico (pódlinnik) de Bolchálov, que vio la luz
bajo la dirección de Uspenski en 'Moscú en 1909.
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30. Nótese que los expertos actuales han llegado a tener del canon una idea bas
tante original, que no se corresponde ni con su destino ni con su función. Ahora bien,
como inevitablemente siempre van a enfrentarse a unos hechos que contradicen su
concepto, explicarán esos hechos como «desviaciones» («a pesar del canon»), como
una oposición a la «función de freno de la Iglesia», etc.
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34. N. Kondakov, El icono ruso, Primera parre, Praga l931, 44 (en ruso).
35. J. Vladímirov, Simeón de Polotsk o el zar Alexis, como veremos. En tiem
pos de Pedro I, escribió l. T. Posochkov: ((Con estricto rigor y desde ahora hay que
prohibir que los campesinos analfabetos pinten iconos sin haber recibido previa au
torización escrita),. Y tras describir el bajo nivel de la iconografía, termina: <<Es más
necesario establecer una rígida vigilancia en esta disciplina que en otras artes), (Libro
sobre la pobreza y la riqueza, Moscú 1951. 146, en ruso).
36. N. K. Goleizovski, El «1.'vfensaje a un iconógrafo» J' el eco hesicasta en la
pintura rusa en los siglos XV-XVI, 225.
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37. El Stoglar adoptó medidas análogas para el canto litúrgico. También en este
ámbito. como para el resto de la vida eclesial, el concilio se refiere -en los mismos
términos- a la práctica existente, admitiendo así todos los errores que existían en su
época (e[ N. D. Cspcnski, El arte del canto ruso antiguo. Moscú 1965. 204, en ruso).
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49. El tema iconográfico de Dios Padre será estudiado aparte en relación con su
veto por el Gran Concilio de Moscú. Nos limitaremos aquí a un breve análisis de la
argumentación de ambas partes.
50. O. Bodiam,ki, Lecciones de la Sociedad Imperial de Historia y de la Antigüe
dad de la Universidad de lvfoscú, 14 (las dos citas).
51. G. Florovski, Las vías de la teología ru.m, Paris 1937 (original en ruso).
52. O. Bodianski, Lecciones de fa Sociedad Imperial de Historia y de la Anti
güedad de lu Universidad de Moscú, 7. Es cierto que las revelaciones del Antiguo
Testamento -aun cuando, como la del profeta lsaias, revisten formas concretas- no
son visiones de la esencia, sino de la gloria divina: (íVj al Señor sentado sobre un
trono alto y excelso ... He visto con mis ojos al Rey, Señor del universo>> (Is 6, 1.5).
Cristo mismo explica esta revelación como una visión de la gloria divina: «Esto dijo
Isaías cuando vio su gloria y habló acerca de él» (Jn 12, 41).
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