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Presenta el significado de la Pascua.

 Enséñale a tu hijo que la Pascua es la


fiesta cristiana más importante (sí, más importante que la Navidad) e involucra
mucho más que solo conejos, huevos y chocolate. El Domingo de Pascua
celebra el regreso de Jesús de entre los muertos. Los conceptos de
resurrección y vida después de la muerte son fundamentales para la fe
cristiana, así que preséntalos a temprana edad.[3]
 Diles a los niños pequeños que toda la celebración alrededor de la Pascua debe
recordarnos la alegría de saber cuánto nos ama Jesús y que nos mostró el
camino a la vida eterna.
 Entonces, la Cuaresma es un tiempo de reflexión y concentración, de tal manera
que los fieles puedan estar verdaderamente preparados para comprender el
poder y la gloria del Domingo de Pascua.

Explica el Miércoles de Ceniza. La Cuaresma comienza con el Miércoles de


Ceniza que, para muchos creyentes, incluye un dibujo simbólico de una cruz
con cenizas en la frente. Las cenizas están destinadas a recordarnos la
mortalidad humana (es decir, “del polvo eres y al polvo volverás”), pero no es
necesario forzar demasiado esta idea en los niños pequeños. Sé objetivo con
respecto a la tradición.[4]
 Si te sirve de ayuda, habla menos sobre la muerte y recalca que el dibujo de la
cruz supone un recordatorio del enfoque principal de la Cuaresma: Jesús.

Resalta la importancia de los 40 días. Dile a tu hijo que la Cuaresma


dura 40 días ya que este es el tiempo que Jesús deambuló en el desierto,
ayunando, mientras que resistía las tentaciones de Satanás. Explícale que
tiene una oportunidad, durante los 40 días de Cuaresma, para ser como Jesús.
Él también puede resistir las tentaciones y usar este tiempo para acercarse a
Dios.[5]

 La Cuaresma no es simplemente una “cuenta regresiva” o algo que “superar”; es


una oportunidad de dejar a un lado las distracciones y concentrarte en tu
relación con el Señor.
Honren la Semana Santa juntos. Tu hijo debe entender que la última semana
antes de la Pascua es especialmente importante. Asegúrate de que tu hijo sepa
que esta última porción de la Cuaresma conduce a la celebración de la Pascua.
[6]
 Menciona que el Domingo de Ramos marca la entrada de Jesús a Jerusalén ante
una multitud entusiasta, pero que dentro de unos días muchas de estas mismas
personas se pondrían en su contra. Explica que esto muestra cuán rápido
podemos sucumbir a las tentaciones del mal y darle la espalda a Dios.
 Usa el Jueves Santo para contar la historia de la noche en la que Jesús murió y
cómo eligió pasar su última cena con su “familia” de discípulos. Considera
hacer una comida familiar como equivalente.

Destaca el Viernes Santo. El día que Jesús murió es un día triste para los
cristianos, pero aún puedes hacer que resuene en un niño. Habla sobre los
detalles de la crucifixión de forma apropiada para su edad y concéntrate en el
sacrificio que Jesús hizo por todos nosotros y la gloria que supo que vendría
después.[7]
 Pinten huevos juntos, pero señala que no solo son para el conejo de pascua. Los
huevos representan la promesa de vida nueva y los creyentes pueden enfocarse
en la próxima resurrección de Jesús incluso mientras conmemoran su muerte.

Termina la Semana Santa esperando la alegría de la Pascua. Explícale a tu


hijo que el sábado normalmente no hay liturgia (a excepción de las vigilias
nocturnas de Pascua en algunas tradiciones), con el fin de que los fieles
puedan enfocarse completamente en la Pascua. Habla sobre la Pascua con
alegría y entusiasmo, y explica el simbolismo de los huevos pintados y el
milagro de la resurrección, salvación y vida con Dios después de la muerte.[8]
 En algunas tradiciones, el Sábado Santo es un día de ayuno y el sacerdote
bendice las canastas con los alimentos a prepararse el día siguiente.
 Recibe el Domingo de Pascua con alegría desenfrenada. Reza. Canta. Celebra.
Ve a la iglesia. Pasa el día con tus seres queridos.

Explica el ayuno. Durante la Cuaresma, los cristianos “ayunan” en varias


formas para relacionarse y honrar a Jesús, quien ayunó por 40 días en el
desierto. Menciona que, durante la Cuaresma, el “ayuno” podría no siempre
involucrar comida. Existen otras maneras para practicar el sacrificio y
esmerarse por acercarse a Dios.[9]
 No tienes que esperar que tu hijo realice un gran sacrificio simbólico por 40
días. Pero definitivamente puedes enseñarle el concepto y animarlo a probarlo,
tal vez dejando los dulces o los videojuegos.
 Este periodo de ayuno también es un buen momento para mostrar solidaridad
con las personas que no tienen suficiente comida. Lleva a tu hijo a donar a un
banco de alimentos o a servir comida en un albergue.
 Para los niños católicos romanos, las reglas del ayuno (antes de los 18 años) y la
abstinencia a la carne (antes de los 14 años) normalmente no se aplican;[10] las
reglas son más estrictas (y potencialmente variables) para las tradiciones de las
Iglesias católicas orientales [11] y la Iglesia ortodoxa [12] .

Fomenta el arrepentimiento. Enséñale a tu hijo que arrepentirse por sus


pecados lo llevará a tener una relación más cercana con Dios. Al principio
quizás no entienda el valor de buscar perdón. Sin embargo, al alentarlo a
admitir y pedir disculpas por sus travesuras (pelear con otro niño, decir malas
palabras, esconder dulces), puedes ayudarlo a que sea una persona más
madura.[13]
 Menciona que usualmente se siente bien sincerarse después de ocultar la verdad
o decir mentiras para cubrir mentiras. Este mismo sentimiento de alivio y
conexión puede ocurrir cuando admites tus faltas a Dios y pides perdón.

Enséñale a tu hijo sobre la importancia del agua. El agua es fundamental


para la vida humana, pero también representa el bautismo y la limpieza del
pecado. Coloca un símbolo, tal como una botella de agua, en tu casa y anima a
tu hijo a pensar y hablar sobre su importancia.[14]
 Señala que, así como el agua corriente puede limpiar el cuerpo, Jesús es el “agua
viva” que puede purificar el alma.

Haz hincapié en mantener una relación cercana con Dios. La vida eterna de
los cristianos depende de lo que crean y hagan en el presente. El Señor inspira
a las personas a tener fe y espera que sean buenas con sí mismas y con los
demás. Es fácil olvidarse de ello, pero la Cuaresma sirve como un recordatorio.
 Sugiere que tu hijo piense en la Cuaresma como una forma de acercarse a Dios.
Señala que Jesús usó sus 40 días para alejarse de las distracciones y conversar
con Dios. Él también puede beneficiarse de la Cuaresma haciendo a un lado por
lo menos algunas de las distracciones del mundo.[15]

Experimentar la Cuaresma juntos


1.

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Den las gracias juntos por sus bendiciones. No tienes que sermonear a tu hijo sobre el
tema, pero definitivamente menciona, de forma natural, que ambos tienen ciertos lujos
que otros no tienen. Recuérdale a tu hijo que nadie debe tomar los lujos por sentado.
 Señala que tu familia puede renunciar a algunas cosas no esenciales
durante la Cuaresma ya que todos han sido tan bendecidos por Dios; y que
pueden honrar a Dios dándoselas a quienes las necesitan.[16]
2.

3.

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